Los "felices años veinte" La reactivación iniciada en Estados Unidos en 1922 (tras la crisis de 1921) fue algo más tardía en Europa (1924). Abrió las puertas a una etapa expansiva de la economía mundial que propició un clima de euforia y ciega confianza en el sistema capitalista.
Se pusieron en marcha las transformaciones heredadas de laSegunda Revolución Industrial: Desarrollo de nuevos sectores de la producción (químico, siderúrgico, alimentario, automoción).
Empleo de nuevas fuentes deenergía: electricidad y petróleo.
Introducción de nuevas formas deorganización del trabajo: taylorismo, estandarización, fordismo.
Concentración de capitales en torno a grandes corporaciones (trust, cartel, holding), especialmente en USA y Alemania.
Cadena de montaje
Mapa de carreteras
Los Estados Unidos se convirtieron en la locomotora de la economía mundial. El modelo de vida americano fue exportado por todo el mundo.
Automóvil Ford T
Se trataba del "American way of life" que rápidamente sedujo a los europeos, cimentado en el consumo individual de bienes (automóviles, teléfonos, electrodomésticos), impulsado por lapublicidad y sostenido por un crédito fácil y lasventas a plazos.
Los espectáculos de masas (cine, deportes, cabarets, teatro), el interés por
M. Mouse. The Opry House. 1929
la alta costura, las nuevas corrientesmusicales (jazz, charleston, blues) se convirtieron en objetos de consumo y alimentaron a toda una industria que hasta entonces no había sido significativa (Hollywood, discográficas, moda, etc.). La prensa conoció un gran esplendor, proliferaron las revistasespecializadas, las deportivas, las dedicadas a la mujer. Fenómeno destacado fue el de la radio, cuyas ondas se difundieron por campos y ciudades y comenzó a utilizarse como excelente instrumento de publicidad. Al final de la década existían casi 14 millones de receptores en Estados Unidos.
Publicación de radio
Receptor de radio
Coco Chanel
La América opulenta se The Kid. Charles Chaplin
reveló a los ojos de todo el mundo como el paradigma de laslibertades, de las posibilidades de enriquecimiento y el bienestar. Los valores que la impulsaban eran los del éxito, la iniciativa y el esfuerzo individual.
Por contra la pobreza y el fracaso fueron considerados signos de pereza, falta de inteligencia, debilidad e incompetencia.
El país se exhibió como en un escaparate donde toda iniciativa conducía al éxito, se proyectó a través de los medios los medios de comunicación de masas(cine, publicidad, etc.) como la Meca soñada para los que iban en busca de la fortuna.
Valla publicitaria
Inmigrantes eslavos
Una fuerte inmigración comenzó a afluir desde todos los rincones del mundo (Alemania, Polonia, Italia, China) en busca de oportunidades, agolpándose en las ciudades en barrios abarrotados de extranjeros donde reinaban lapobreza y la exclusión.
Pero esos inmigrantes eran portadores de lenguas, religiones, costumbres y diferentes ideales políticos, de modo que en no pocas ocasiones chocaron con los valores de los ya establecidos, que reaccionaron aferrándose a los conservadores ideales del modelo "WASP" (blanco, anglosajón, nativo y protestante).
Desfile del K.K.K.
La percepción de la "otra América", la de los que llegaban, se convirtió en un grave problema social, político y moral.
Control de la inmigración
La istración conservadora republicana optó por una política de control de la emigración (Leyes de 1921) y desde postulados racistas prohibió la entrada de individuos de origen asiático restringiendo asimismo la entrada de europeos -especialmente deeslavos y latinosmediante leyes como laImmigration Act de 1924 (también conocida como "Johnson-Reed Act").
Desde una mentalidad puritana, se difundió la opinión de que el país estaba siendo corrompido por ideas y modos de vida extraños y se identificó a los inmigrantes con la ingesta de alcohol. El gobierno prohibió su consumo, fabricación y venta ("Ley Seca"), fomentando con ello la creación de bandas organizadas que ejercieron el control de un florecientecontrabando y mercado negro, favoreciendo indirectamente el fenómeno de las mafias y el gansterismo (Al Capone y otros).
Ley seca
Mujer con petaca
Ficha policial de Al Capone
Este optimismo que en Estados Unidos impregnó a las clases altas y medias fue menos intenso en el resto del mundo, reduciéndose a los sectores más acomodados, aquellos con suficientes recursos para imitarel modo de vida americano.
Escenas de los años 20
El ciclo expansivo fue interrumpido bruscamente a raíz de la crisis desencadenada por el hundimiento de la Bolsa de Nueva York en octubre de 1929. En su lugar se instalaron en el ambiente el pesimismo y la desesperanza que caracterizaron el período de los "Treinta". http://www.claseshistoria.com/entreguerras/periodofelices20.htm
1. La inmediata posguerra, 1919-1924 Como resultado más o menos directo de la Gran Guerra (destrucciones físicas de campos, fábricas, ciudades e infraestructuras de transporte y comunicaciones, financiación del esfuerzo bélico, reorientación del aparato productivo en función de las necesidades militares, etc.), la economía europea se encontraba en un estado de postración cuando, en 1918, finalmente concluyeron las hostilidades. La cooperación económica pública y privada norteamericana con Europa, aunque mucho menor que la que seguiría a la segunda guerra mundial, no fue despreciable, unos 1.750 millones de dólares, y consistió principalmente en alimentos y ropa para aliviar situaciones de extrema emergencia. Quedó, sin embargo, bastante por debajo de las auténticas necesidades inmediatas de la población más perjudicada por la guerra. Los recursos imprescindibles para la reconstrucción a largo plazo de la maltrecha economía europea eran mucho mayores todavía. Probablemente, la confianza de los dirigentes económicos occidentales en el modelo liberal, con escasa intervención del Estado, de la preguerra, que tan bien había funcionado, y el aislacionismo norteamericano posbélico están detrás de la falta de un plan coordinado por los gobiernos y con protagonismo de los EEUU para el relanzamiento económico de Europa. La ausencia de consideraciones económicas, al margen de las reparaciones alemanas, en el Tratado de Versalles fue pronto criticada por Keynes. No sin buenas razones, las observaciones de este destacado economista inglés han sido mayoritariamente consideradas premonitorias. No faltan, sin embargo, quienes piensan que sus predicciones pecaron de excesivo pesimismo. A falta de un plan internacional coordinado, la recuperación de la capacidad productiva de las economías europeas se hizo esperar bastante más de lo que hubiera sido deseable. La combinación de graves problemas económicos, a los que, en algunos casos (por ejemplo, en Alemania, Austria, Hungría, Polonia y la URSS) vinieron a sumarse los de índole política (movimientos revolucionarios, guerras civiles, invasiones y s, ocupación del Ruhr, etc.). La manifestación más llamativa de estas dificultades posbélicas fue la hiperinflación. La alemana de 1923 se ha convertido en un ejemplo de libro sobre el crecimiento exponencial de los precios. Pero no fue la única en la Europa centro-oriental. Por su parte, en el Reino Unido, el desempleo alcanzó en 1921 el nivel más alto (11,3%) registrado hasta entonces. Entre los principales países beligerantes, sólo Estados Unidos salió económicamente bien parado
de la Gran Guerra. Así, en 1913, la economía norteamericana era algo menor que la suma de las de Alemania, Francia y Gran Bretaña. Por el contrario, en 1920, las había superado. Frente a la debilitada economía de los grandes países europeos, la de Estados Unidos norteamericana entró en la década de los veinte con gran dinamismo. Nueva York desplazó a Londres como capital financiera del mundo. Durante la guerra, la reorientación de la economía de los contendientes hacia fines bélicos trajo consigo un permanente exceso de importaciones sobre exportaciones (déficit comercial). De acuerdo con la reglas del patrón oro, la salida de grandes cantidades de ese metal hacia los países neutrales y los Estados Unidos. En 1913, este último país acumulaba el 26% de las reservas mundiales de oro monetario, mientras que, en 1918, ese porcentaje se elevaba al 39%. Además de reducir sus reservas de oro, los países tuvieron que acudir al endeudamiento para poder seguir importando. A la finalización de la contienda, las deudas comerciales interaliadas ascendían a 23.000 millones de dólares. El endeudamiento entre aliados acabaría estando indisolublemente unido al de las reparaciones de guerra y complicando las negociaciones del Tratado de Versalles. El principal acreedor neto era Estados Unidos (unos 12.000 millones de dólares), cuyas autoridades insistieron en la liquidación de la deuda. El Reino Unido estaba endeudado con Estados Unidos (unos 4.700 millones), pero, si conseguía cobrar a sus países deudores (Bélgica, Francia, Grecia, Italia, Rusia, Serbia, etc.), podría no sólo saldar sus compromisos con los Estados sino también obtener una posición excedentaria (unos 6.400 millones). Pero tanto Francia, con una deuda neta de 3.500 millones, como los restantes aliados deudores no podrían hacer frente a los pagos debidos si no recibían las reparaciones de guerra alemanas. De ahí una de las razones de la intransigencia sa en el asunto de las reparaciones. A los muchos y graves problemas existentes en Europa, se añadió otro: la fragmentación del espacio económico como consecuencia de la aparición de nuevos países. La reordenación del mapa político no siempre fue bienvenida por todas las partes implicadas ni impulsada por cosmopolitas. Más bien al contrario. Por ello generó un intenso nacionalismo económico. De ahí que tuviera consecuencias negativas sobre la integración económica europea en forma de medidas tendentes a “perjudicar al vecino” o simplemente a crear nuevos impedimentos a la libre circulación de bienes, servicios, personas y capitales. Sirvan de ejemplo la desarticulación de las redes de transporte y comunicaciones, la separación entre productores y consumidores o la proliferación de monedas, aduanas y de disposiciones legales diferentes en materia económica en espacios antes bien integrados y que dejaron de estarlo como consecuencia del nuevo mapa político en la Europa central y oriental. Estas nuevas tendencias antiglobalizadoras y desfavorables para el crecimiento económico europeo vinieron a superponerse a las que ya se habían adoptado desde el comienzo de la contienda y no habían sido aún desmanteladas: regulaciones de los mercados, control de las transacciones comerciales exteriores, restricciones a los movimientos de capital, abandono del patrón oro, etc. En un panorama como el descrito hasta aquí, nada tiene, pues, de sorprendente que, todavía en 1924, muchas economías no hubieran recuperado el producto per capita de preguerra. La Primera Guerra Mundial impidió a varios de los principales países exportadores de productos industrializados mantener su tradicional presencia en los mercados mundiales, pues sus sectores agrarios e industriales se supeditaron a las necesidades bélicas de bienes finales (uniformes, armamento, municiones, medios de transporte terrestre, marítimo y aéreo, etc.) e intermedios (minería, siderurgia, transformados metálicos, productos químicos, etc.). La interrupción del flujo de exportaciones industriales desde Europa permitió a Estados Unidos y a algunos países “periféricos” –europeos (Suecia, España, etc.) o no (Japón, Argentina, Chile, etc.)- encontrar una oportunidad para, según los casos, expandir o incluso crear sus propios sectores industriales. Con la paz, estos países se enfrentaron a la caída de la demanda de sus productos industriales y a la consiguiente contracción del nivel de actividad en el sector secundario. Para frenar los efectos negativos, muchos recurrieron al proteccionismo, reforzando así las tendencias antiglobalizadoras en este
período. Algo semejante, sobre todo en cuanto al resultado, ocurrió también con la producción agrícola y minera. El aumento de las importaciones por parte de los países beligerantes europeos de algunos alimentos y materias primas estratégicas estimuló su producción de otras partes del mundo. Finalizada la guerra, la demanda de algunos de esos productos también cayó, al tiempo que los productores europeos recuperaban los niveles de actividad de preguerra. Así, se produjo un exceso de oferta que motivó una caída tendencial de los precios mundiales de la larga duración. En respuesta, algunos gobiernos, europeos o no, protegieron sus mercados frente a la competencia exterior con impuestos a la importación o a sus productores mediante la acumulación de la producción no vendida. Las conferencias de Bruselas (1920) y de Génova (1922) enfatizaron la importancia de un rápido retorno al patrón oro para la estabilización de precios y tipos de cambio necesaria para relanzar el crecimiento. En la mente de las elites políticas y económicas, la vuelta al patrón oro se consideraba algo así como una condición necesaria para la recreación de la añorada belle époque prebélica. Sin embargo, algunos cambios políticos y económicos debidos a las tensiones y exigencias en el seno de unas sociedades sometidas al gigantesco trauma representado por la Gran Guerra se encargarían de impedir el retorno a la “normalidad” anterior a 1914. Entre ellos, cabe destacar los siguientes: 1) la generalización del sufragio universal y la plena integración de los partidos de izquierda en el sistema político; 2) la revolución soviética y el consiguiente miedo a la extensión del bolchevismo; 3) retroceso del laissez faire en favor de la planificación y el control estatales de las actividades productivas para reorientar las economías nacionales hacia fines bélicos; 4) el
creciente papel económico y político de la mujer. Todos ellos fueron cambios de gran calado a largo plazo que impidieron que, pasado el “chaparrón”, las “aguas volvieran a su cauce”.
2. Los “felices veinte” Con tal término se designa en Europa occidental a la segunda mitad de la década de 1920 y en EEUU a toda ella. Fueron años de crecimiento económico y de transformaciones políticas, sociales y culturales. El crack bursátil de Nueva York de 1929 y el inicio de la crisis de los treinta pudo un abrupto final a esos “felices veinte”. El Plan Dawes permitió la reestructuración de los pagos en concepto de reparaciones de guerra por parte de Alemania, aliviando su carga anual. Al fortalecimiento de las finanzas públicas alemanas, condición necesaria para la estabilización y el relanzamiento de la economía alemana, contribuyeron también los préstamos norteamericanos comprometidos en el Plan. Si Alemania pagaba las reparaciones, aunque en condiciones más favorables, el problema de las deudas
interaliadas entraba en vías de solución. La economía norteamericana, ahora la más grande y la más rica en términos per capita, se encontraba inmersa en una fase expansiva como consecuencia de la difusión generalizada de las innovaciones resultantes de la Segunda Revolución Industrial a la producción (acero barato y de calidad, electricidad, maquinaria agrícola e industrial autopropulsada, etc.) y al consumo de las familias (automóvil, electrodomésticos, teléfono, etc.). En buena medida, los “felices veinte” norteamericanos anticiparon pautas de consumo que veremos extenderse, primero, por Europa occidental en la “Edad de oro” del crecimiento económico de la segunda posguerra mundial (19501973) y, más tarde por el resto del mundo. El dinamismo de la sociedad norteamericana es también perceptible en otras manifestaciones (cultura, costumbres, etc.). Pasados los peores años, la República de Weimar se caracterizó también por una gran creatividad intelectual. A fines de 1924, no faltaban, pues, motivos para un cierto optimismo. De hecho el crecimiento económico de la segunda mitad de los años veinte no se circunscribió a Estados Unidos. En este contexto más favorable, en unos algunos países se comenzó a considerar seriamente la posibilidad de abandonar los tipos de cambio flotantes –es decir, no fijos- y retornar a ese símbolo de un pasado mejor representado por el patrón oro. Anticipándose a la Conferencia de Bruselas (1920), Estados Unidos, junto a un grupos de países especialmente integrados en su economía (Cuba, Filipinas, Nicaragua, Panamá) ya había dado ese paso. Pero otros países carecían de las reservas de oro necesarias para seguir ese ejemplo. A fin de evitar los problemas que podrían derivarse de ello cuando por fin se hiciese realidad la ansiada recuperación económica, en la conferencia de Génova (1922), convocada por la Sociedad de Naciones, se adoptó por primera vez en la historia un sistema monetario internacional negociado entre numerosos países. Se trataba de una versión algo modificada del patrón oro clásico. Consistía en itir como base monetaria no sólo el oro, sino también divisas convertibles en oro. En la práctica, éstas fueron la libra esterlina y el dólar. También se permitía a cada país que adoptase el patrón cambios oro cuando y al tipo de cambio que estimase oportuno. Esto es, de manera descoordinada. Los efectos económicos del retorno al patrón de cambios fijos dependieron crucialmente del tipo establecido. En otras palabras, si se correspondía o no con el de mercado No en todos los casos las decisiones fueron suficientemente realistas. En el Reino Unido, se estableció una paridad idéntica a la de preguerra. Ello no fue ajeno al intento de recuperar para la City la condición de capital financiera del mundo gracias a una divisa fuerte. Sin embargo, como los precios británicos se habían elevado respecto a 1913, la nueva paridad sobrevaluaría la libra y haría que sus exportaciones dejasen de ser competitivas en los mercados exteriores. Para que lo fueran, como nuevamente anticipó Keynes, sería necesario un reajuste a la baja de precios y salarios. Y así ocurrió. La adopción de la paridad de preguerra, en 1925, no tardó en ser contestada con la huelga general de 1926, la primera de la historia británica. Además, el desempleo se instaló en la economía británica e hizo necesario una ampliación del subsidio a los desocupados, lo que aumento el gasto público y forzó al Estado a endeudarse. En Francia, las cosas transcurrieron de modo bien distinto. Retornó al patrón de cambios fijo en 1926, pero a una paridad muy inferior a la de preguerra. Con una divisa claramente infravaluada, las exportaciones sas crecieron, efectuando el consiguiente efecto de arrastre sobre el conjunto de la economía sa y favoreciendo el aumento de las reservas de oro. En 1930, casi la totalidad de países con economías de ciertaimportancia habían retornado al patrón oro. Una importante novedad político-económica de los años veinte es el creciente papel económico del Estado respecto a la época del laissez faire prebélico. Anticipando lo que ocurrirá en versión ampliada en la segunda posguerra mundial, el gasto público tendió a aumentar, particularmente en sus capítulos más sociales (pensiones, desempleo, salud, educación y vivienda). En una muestra en la que figuran las economías más avanzadas, el gasto público pasó de representar el 11% del
PIB en 1870 al 13% en 1913 y 1l 23% en 1937. El relanzamiento de la actividad económica en la segunda mitad de los veinte tuvo lugar en un contexto internacional menos proclive a los intercambios que el del período 1870-1913. Esta orientación desglobalizadora del período de entreguerras incluso en su fase de “normalización” se observa en las cifras del comercio internacional: éste, en 1913, había crecido al 3,4%; en 19261929, lo hizo al 2,2%. La drástica contracción de las migraciones desde 1914 no deja de ser otra manifestación de una economía internacional menos globalizada. Sin embargo, no por ello ésta dejaba de depender del flujo de capitales desde los Estados Unidos a Europa y, especialmente, a Alemania. Dichos flujos alcanzaron magnitudes considerables. Los países de Europa central y oriental también se beneficiaron de ellos, aunque en menor cuantía. Inglaterra y Francia también invirtieron en el exterior, pero, a diferencia de los que había ocurrido hasta la Primera Guerra Mundial, mucho menos que Estados Unidos. Otras áreas del mundo, el Imperio Británico y América Latina, seguían a cierta distancia a Alemania y a Europa central y oriental como destino de los movimientos internacionales de capital. El entramado trabajosamente construido durante la difícil posguerra comenzó a resquebrajarse cuando, desde 1928, los inversores norteamericanos, atraídos por la burbuja financiera que estaba expandiéndose en la Bolsa de Valores neoyorquina, comenzaron a dejar de invertir en el exterior.
La mayor crisis económica de la historia del capitalismo no tardaría en hacer sentir sus efectos.
3. La Gran Depresión Es común situar el inicio de la Gran Depresión en el “jueves negro” de octubre de 1929 de la Bolsa de Nueva York. Ese día se produjo el primer hundimiento de la principal bolsa de valores del mundo. Habría otros posteriormente. No hacía mucho, el 3 de septiembre, el precio de los valores negociados alcanzaba su máximo histórico. Las cotizaciones llegaron a su mínimo en 1932, para entonces se habían reducido en casi un 90%. El nivel de anterior a 1929 no se recuperó hasta 1954. El colapso bursátil tuvo graves consecuencias en la economía real norteamericana: creó expectativas pesimistas respecto al futuro que comprimieron el consumo y la inversión; destruyó el ahorro de muchas familias y las empobreció; interrumpió la financiación de unas empresas que se enfrentaban a una demanda declinante; perjudicó a la viabilidad de instituciones financieras que habían prestado a los inversores institucionales y particulares para comprar valores, etc. Pero no fue la única causa, tampoco la principal, de la Gran Depresión de la economía internacional durante los años treinta.
Una crisis de tal intensidad y duración carecía de precedentes. Afectó principalmente a los países más avanzados económicamente y, en particular, a sus sectores industriales y exterior. Aunque no todos ellos se vieron afectados en la misma medida, ninguno escapó a ella. Paradójicamente, los países menos desarrollados –con un peso mayor del sector agrario en sus estructuras económicas, por tanto- y más cerrados a las transacciones internacionales -esto es, con un grado menor de globalización- salieron no tan perjudicados de la crisis, lo que no equivale a indemnes. Los hasta entonces desconocidos niveles de desempleo en los sectores industriales y exportadores que acompañaron a la Gran Depresión constituyen también una de sus manifestaciones más llamativas. En 1932, la producción industrial del mundo no llegaba a los dos tercios de la de 1929, pero, mientras que la de Europa había caído algo por debajo del 75%, la de Estados Unidos apenas superaba el 50%. La producción de alimentos apenas experimentó cambios. No así la de materias primas, que se contrajo en medida sólo algo menor que la de productos industriales. En 1934, el valor del comercio mundial era poco más de un tercio del correspondiente a 1929. No llegaba todavía al 50% en 1937. El desempleo alcanzó cifras record. Especialmente en Estados Unidos y Alemania. En el primero de estos países, el desempleo pasó del 3% en 1929 al 25% en 1933. En el segundo, se elevó desde el 4,3 al 30,1% entre 1929 y 1932. La contracción del producto per capita fue también significativa. Aunque no todos los países se vieron afectados en idéntica medida ni lograron salir de la crisis al mismo tiempo. En Estados Unidos resultó especialmente intensa y duradera. En Alemania, algo menos. Suecia o Japón apenas experimentaron una suave recesión. En Francia no fue especialmente profunda, pero sí muy duradera. Países, como Argentina, cuyo nivel de actividad económica era muy dependiente de la coyuntura internacional se vieron también afectados en no pequeña medida y tardaron en salir de la crisis. Ni Argentina ni Estados Unidos se habían recuperado plenamente, y Francia apenas, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial. ¿Por qué la Gran Depresión alcanzó unas dimensiones tan extraordinarias? La respuesta a esta pregunta sigue siendo objeto de debate entre los especialistas. Un cierto consenso existe en torno a la incidencia de algunos factores. En 1930, las autoridades de la mayor economía del mundo, los Estados Unidos, aprobaron el extremadamente proteccionista arancel Smoot-Hawley, que pretendía defender los intereses nacionales norteamericanos frente al exterior. Este ejemplo de política del “sálvese quien pueda” fue rápidamente imitado por las restantes economías importantes. El resultado no se hizo esperar: una espiral a la baja del comercio mundial que intensificó la depresión. La falta de una salida colectiva negociada a los problemas internos individuales amplificó la crisis. El patrón oro fue otro factor de intensificación de los problemas. Su manejo durante este nuevo período de vigencia, en el que las condiciones políticas y económicas que lo habían hecho eficaz durante le período 1870-1914 habían desaparecido o cambiado, no estuvo exento de problemas. De hecho, se convirtió en un mecanismo de extensión de los problemas monetarios de un país a otro. Además dejaba una escasa capacidad de actuación a los gobiernos para contrarrestar la depresión. Así, el abandono del patrón oro fue una condición necesaria para la salida de la Gran Depresión. En 1931, el Reino Unido suspendía la convertibilidad en oro de la libra esterlina. De
nuevo, sin coordinación alguna entre unos y otros países, pese a estar estrechamente interconectados por relaciones económicas, su ejemplo fue emulado. En 1933, por Estados Unidos y poco después por otros países. Para 1936, cuando Francia se suma a la corrientedominante, el patrón oro había dejado prácticamente de existir. Tenemos aquí otro ejemplo de medidas adoptadas para mejorar la competitividad de cada economía frente a las restantes. La rigidez de los salarios a la baja, a la que no dejaban de contribuir los cambios institucionales (sindicatos, negociación colectiva, regulaciones salariales, etc.) experimentados por el mercado de trabajo, también ayuda a explicar por qué el desempleo alcanzó tan altos niveles mientras que los salarios de los ocupados apenas cambiaron. Los Estados cometieron repetidos errores de política económica. En buena parte, su deficiente actuación se debió a un nacionalismo corto de miras. Pero también a la ausencia de un nuevo conjunto de ideas económicas bien fundamentadas. Sin ellas, resultaba imposible interpretar correctamente las nuevas circunstancias políticas y económicas que se hallaban detrás de la Gran Depresión. En ausencia de una profunda renovación del pensamiento económico, tampoco se podría orientar adecuadamente la política para salir de la crisis. Este fue el papel de Keynes con la publicación, en 1936, de su Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero obra, una de las más influyentes, si es que no la más, en la historia del pensamiento económico. La influencia de Keynes en el cambio del paradigma económico dominante había comenzado ya antes, no se limitó a la crisis –estaría muy presente durante la “Edad de oro” de la segunda mitad del siglo XX- y alcanzó a tres aspectos fundamentales: el abandono del patrón oro interno, iniciado en por el Reino Unido en 1931; la creación de un sistema de pagos internacionales que sustituyera al patrón oro, cuya materialización tuvo que esperar hasta la conferencia de Bretón Woods, en 1944; la utilización del déficit fiscal –el exceso temporal de los gastos sobre los ingresos públicos- como arma de política anticiclíca –en este caso, para salir de la crisis-, principio que estaba detrás, por ejemplo, del New Deal norteamericano lanzado en 1933. La superación de la crisis fue lenta, difícil y, en algún caso, incompleta antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial. Por otra parte, fue muy distinta en unos y otros países. Y no careció de importantes consecuencia políticas. En Estados, el New Deal (1933-1938) impulsado porRoosevelt, candidato demócrata vencedor en las elecciones presidenciales de 1932, significó una profunda transformación en la política económica y social de un país caracterizado hasta entonces por la escasa intervención del Estado en estos asuntos. El intervencionismo estatal perseguía la recuperación de los decaídos precios industriales y agrarios y la elevación de los salarios a través de regulaciones de los mercados basadas en dos leyes de 1933 (la Agricultural Adjustment Act y la National Industrial Recovery Act) que serían declaradas inconstitucionales en 1935. La Ley Bancaria de 1933, además de otras reformas, implantó un seguro para los depósitos bancarios que redujo la desconfianza del público ante un sistema financiero en grave crisis. También consistió en reducir el desempleo mediante un programa expansivo del gasto público (Federal Emergency Relief Act) que incluyó importantes obras de infraestructuras (autopistas y embalses, principalmente). La Ley de Seguridad Social de 1935 estableció el seguro de desempleo, así como otras formas de gasto social (seguros de vejez, accidentes y enfermedad, pensiones, etc.). Ahora bien, fueron los gastos bélicos, los que finalmente lograron reducir un persistente desempleo que se mantuvo, excepto en 1937, por encima del 15% hasta 1940. Más claramente socialdemócrata fue la modalidad sueca de enfrentamiento a la crisis. En alianza con un partido moderado de base agrario, los socialdemócratas impulsaron una política económica sueca basada en el temprano abandono del patrón oro y la devaluación de la corona, en la política anticíclica mediante la expansión del gasto público y en la redistribución de la renta y la ampliación del gasto social (impuestos sobre la renta y la riqueza, segura general de desempleo, subsidios de maternidad, etc.).
Muy distinta fue la forma en que Alemania buscó la salida de la Gran Depresión: al igual que en Japón, un keynesianismo sui generis, en el que desempeñó un papel decisivo el rearme. La política armamentística fue complementada con un programa de obras públicas. El déficit público se financió con la colaboración de la banca. El intervencionismo estatal se extendió por el conjunto de la economía: desde el control de divisas al de precios y salarios. Este último fue facilitado por la eliminación de los sindicatos no progubernamentales. Se trataba de una solución económica inseparable de los objetivos políticos expansionistas del régimen nazi. El Reino Unido, pese a ser la patria de Keynes, fue el que adoptó políticas más alejadas de las ideas del gran economista británico, excepto por lo que se refiere al relativamente temprano abandono del patrón oro. Su relativamente temprana recuperación económica parece deberse a factores fundamentalmente internos que en buena medida responden al mediocre comportamiento de la década precedente: la baja de tipos de interés, que favoreció la inversión de las empresas y el consumo de bienes duraderos por las economías familiares y el círculo virtuoso de la interacción entre los comportamientos de unas y otras. A partir de 1938, el rearme alemán se reflejó en la política británica, que contribuyó a la salida de la crisis por la vía del incremento del gasto militar. En resumen, la Gran Depresión constituyó un terrible shock económico que marcó una antes y un después en la historia del mundo. Afortunadamente algunas de sus lecciones, al igual que las de la Primera Guerra Mundial, fueron bien tenidas en cuenta después de la Segunda, al fin de cuya
inmediata posguerra se inició un período de características económicas muy distintas: la “Edad de oro” del crecimiento y de la cooperación e integración económicas internacionales.
http://www.historiasiglo20.org/HM/3-3.htm
ESTADOS UNIDOS ENTRE GUERRAS (1919 - 1941) Retrato de una época donde el Asueño
americano@ se hizo realidad, donde la AAmerican Way of Life@ estuvo al alcance de todos y donde un hombre Ase hacía a sí mismo con el puro esfuerzo personal@ hasta que se produjo la caída más absoluta en el Acrack@ bursátil de 1929 que abocó al país a la más terrible de las pesadillas...
Auge, Caída y Recuperación económica A partir de la primera guerra mundial, la vida política y social estuvo dominada cada vez más por consideraciones económicas, contemplándose el período como un ciclo completo en este sentido. La depresión posbélica fue seguida de una fase de prosperidad en la década de 1920, con una sociedad de consumo de masas en pleno crecimiento. Pero a partir de mediados de 1929, el país se sumió en una crisis económica de una gravedad devastadora. La producción industrial descendió constantemente a lo largo de cuatro años y las quiebras y el paro crecieron proporcionalmente derrumbándose el sistema financiero. Millones de personas pasaron a depender de la caridad mientras hombres y mujeres morían de hambre en las calles de Nueva York. El proceso de recuperación iniciado en 1933 fue lento, alargándose hasta el estallido de la segunda guerra mundial, cuando el país pasó a ser otra vez el Aarsenal de la democracia@. La consecuencia de esta amarga experiencia fue el cambio de mentalidad en las relaciones Estado-Economía. En la década de 1920 parecía que el Estado y sus mecanismos de control eran superfluos, confiando en el poder de autorregulación de la economía. Esta fe elemental no pudo sobrevivir a la depresión, como tampoco sobrevivieron los valores individualistas, la idea de que los hombres únicamente podían prosperar en virtud de su esfuerzo personal. Tras la depresión vino la política del ANew Deal@ de Roosevelt, en la que no sólo el gobierno federal intervenía en casi todos los aspectos de la
vida americana sino que la mayor parte de la población esperaba que aquél garantizase su nivel de vida.
Los problemas al final de la guerra Al término de la primera guerra mundial, los Estados Unidos se habían convertido en la primera potencia económica y, aunque el país siguió una política aislacionista no interviniendo activamente en la política europea, era evidente su influencia en los asuntos económicos de ésta. La economía americana se había desarrollado rápidamente bajo el estímulo de los altos precios creciendo la producción en un 37%. Las deudas de guerra con los Estados Unidos se cifraban en 7000 millones de dólares, a los que se añadieron otros 3000 millones destinados a la reconstrucción de Europa. Esta enorme deuda y el hecho de que la balanza de pagos fuera favorable a los Estados Unidos, dificultó enormemente el proceso de recuperación europea. Por otra parte se inició una época de aislacionismo. Los americanos no deseaban tener o con la política y los problemas europeos. De hecho reaccionaron violentamente contra aquellos rasgos de la sociedad americana que se consideraban foráneos. Esto afectó, entre otros, a los nuevos inmigrantes procedentes de la Europa meridional y oriental que no daban el aspecto de ser americanos al ciento por ciento con sus diferentes creencias religiosas, costumbres y fidelidad hacia el país de origen. Ya estaba en vigor una legislación restrictiva en materia de inmigración, pero las cuotas impuestas a los nuevos inmigrantes en 1921 se redujeron en 1924. Como resultado, la inmigración entre 1920 y 1924 cayó por debajo de la mitad de la que se había producido entre 1910 y 1914. Esta política nacionalista se dirigió también contra los políticos radicales y los militantes sindicalistas. Estos grupos eran básicamente urbanos y formados en gran parte por inmigrantes que eran, consecuentemente, Apoco americanos@. Las principales huelgas tuvieron lugar en 1919 y principios de 1920 en las minas de carbón y en la industria siderúrgica debido a la subida de los precios. En el mes de enero de 1919 se produjo en Seatle una huelga general de cinco días de duración. El alcalde, que consiguió terminar la huelga denunciando el radicalismo político de sus dirigentes, recibió una bomba por correo poco tiempo después. Otras diecisiete fueron enviadas a destacados financieros y anti socialistas. Pero la más grave amenaza contra el orden fue la huelga de la policía de Boston en 1919 y, aunque no hubieron pruebas de motivación política alguna, 19 agentes fueron cesados por pertenecer a un
sindicato. Se solicitó la mediación del gobernador de Massachusetts, Calvin Coolidge, cuya respuesta telegráfica ANadie tiene derecho a ir a la huelga contra la seguridad pública@ le valió la fama de ser el hombre que acabó con la huelga y le aseguró su designación como candidato a la vicepresidencia. A partir de entonces todas las huelgas y todo aquello que no encajara con la idea estereotipada del americano cien por cien fueron consideradas como una amenaza a la Constitución. En nombre de la libertad les fue negada la protección de Ala ley@ a los radicales, desde los marxistas revolucionarios hasta los reformistas más moderados. En Chicago se produjeron motines raciales. El Ku Kux Klan se puso nuevamente en marcha, sobre todo en el Medio Oeste, donde sus víctimas más frecuentes eran los judíos y los católicos. El ARed Scare@ (miedo a los rojos) de 1919 fue manifiestamente exagerado. El número total de afiliados a los partidos comunistas apenas llegaba a los 75.000 de los cuales había pocos activistas. No había posibilidad alguna de una revuelta revolucionaria, pero un importante sector de la población sucumbió al rumor y a la histeria. Cuando el pánico cedió a mediados de 1920, al hacerse evidente el fracaso del bolchevismo internacional, las secuelas legales permanecieron y los juicios contra revolucionarios siguieron sin ser imparciales. La población americana estaba harta de luchas políticas y cuando Warren Harding, el candidato republicano y un perfecto desconocido fuera de Ohio, propugnó en su campaña electoral una política de Anormalidad@, A...lo que América necesita no es heroísmo sino curar sus heridas, normalismo y no panaceas ...@ se ganó al electorado siendo elegido presidente en las elecciones de 1920. Fiel a sus propósitos fue el presidente más ineficaz de los tiempos modernos dejando que sus conciudadanos se dedicaran a la tarea que él consideraba más adecuada: ganar dinero.
El auge económico (1920 - 1929) Durante la década de 1920 la economía experimentó un desarrollo casi ininterrumpido, salvando una breve recesión entre 1920 y 1921. Esto fue consecuencia de unas inversiones masivas basadas en una fuerte demanda de artículos duraderos como los automóviles y los aparatos eléctricos y en una expansión acelerada de los sectores de la construcción y servicios. De estas inversiones una gran parte se dedicaban a la mejora de los procesos de producción con lo que se consiguió implantar la fabricación en cadena y
aumentar la producción por cápita. El más famoso exponente, aunque no su creador, fue Henry Ford, quien aplicó las ideas sobre Agestión científica@ de Frederick W. Taylor en la fabricación de los Ford modelo T en su planta de Dearborn. Pero más revolucionaria fue su decisión de implantar el salario de 5 dólares por día en una época en la que sus competidores pagaban mucho menos. La publicidad experimentó una gran difusión debido a la introducción de los periódicos Atabloides@ y a la radio. Los programas comerciales hicieron su aparición en 1919 con el fin de estimular las ventas. En dicho año funcionaban 606 estaciones de radio, todas ellas dependientes de la publicidad para su financiación. Al principio la publicidad se limitaba a informar al consumidor sobre nuevos productos, pero a medida que la economía se expansionaba se utilizó como mecanismo diferenciador. Ello refleja el problema de la producción en serie: la reducción de los precios depende de la fabricación de un producto estandarizado pero el mantenimiento de la demanda a largo plazo depende de la mejora del mismo a fin de atender las demandas cambiantes del mercado. Por eso cuando se presentó el nuevo Ford modelo A en 1925 los salones de exposición fueron prácticamente asaltados por la muchedumbre que la policía pudo apenas contener. El país gozaba de prosperidad y muchas personas que sólo disponían de medios de fortuna moderados comenzaron a pensar que cualquiera que tuviera unas dotes y energía suficientes podía enriquecerse rápidamente. Además se pensaba que la economía americana era lo suficientemente fuerte como para auto regularse por lo que el gobierno federal tuvo escasa participación directa en la prosperidad de aquellos años. Su volumen de gastos era muy bajo y no se hizo ningún intento en fortalecer el empleo o la inversión. De hecho, la totalidad de los hombres de negocios pensaban que ellos gastaban el dinero de forma más productiva que el gobierno. No resulta, pues, sorprendente que los presupuestos federales se cerraran con superávit, que la presión fiscal fuera débil y que a los hombres de negocios se les dejara tranquilos. Los agricultores, en cambio, se enfrentaban al problema de su exceso de producción. Para ellos era más fácil aumentar la producción que restringirla ya que los productos eran cultivados por un gran número de agricultores de forma que ninguno de ellos podía influir en su precio de venta. Frente a la caída de los precios reaccionaban a menudo produciendo más. Pero la caída de los precios no llevaban aparejada un aumento de las ventas ya que el crecimiento de la población era lento comparado con la época de preguerra. La guerra había supuesto un aumento de la demanda que los agricultores habían suplido aumentando el área cultivada. Pero al finalizar ésta y normalizarse el mercado hacia 1920, los precios bajaron debido a la disminución de las exportaciones.
La política de los tres presidentes republicanos de ésta década fue prácticamente la misma. Como dijo uno de ellos: A...el negocio de América son los negocios...@. El primero fue Warren Harding. A favor tenía su aspecto físico, que coincidía con el concepto que tenía Hollywood de un presidente. Su principal defecto fueron sus amigos, viejos camaradas de Ohio, ya que resultó que entre ellos había, además de incompetentes, algunos corrompidos. En 1923 se supo que el secretario del Interior, Albert Fall, había empezado a vivir fastuosamente en su rancho de Nuevo México. Pronto se descubrió que había convencido a la marina para que entregara el control de sus dos gigantescas reservas de petroleo de Elk Hills (California) y Teapot Dome (Wyoming) a su propio departamento. Inmediatamente las reservas fueron arrendadas a dos compañías petrolíferas a precios bajísimos y sin licencia y él recibió donaciones y créditos por valor de medio millón de dólares. Resultó fácil demostrar que era un caso de corrupción. Pero ese sólo fue uno de otros muchos casos. La muerte de Harding en 1923 llevó a la presidencia al austero y distante Calvin Coolidge. En Washington era como el Apuritano en Babilonia@, pero no era un necio, ni mucho menos. El lema electoral de 1924 fue AKeep cool with Coolidge@ (manténte sereno con Coolidge), sinónimo de pocos cambios y de ningún aumento en los gastos federales. Herbert Hoover (1929-1933) fue el más capaz de los tres presidentes republicanos. Durante la primera guerra mundial dirigió con éxito la organización de la ayuda a Bélgica y regresó a Versalles rodeado de fama y popularidad. Encarnaba el sueño americano de éxito de los capaces pero le tocó una mala época de gobierno.
La Caída: la quiebra de la bolsa y la crisis económica (1929 - 1933) El auge económico culminó en una orgía especulativa. A partir de marzo de 1928, las acciones de las principales compañías como la General Motors, Radio Corporation de América y United States Steel, subieron rápidamente de valor. Al cabo de veinte meses el índice de cotizaciones casi se había duplicado. De hecho en la década de 1920 las emisiones de valores habían constituido una importante fuente de capital inversor y consecuentemente de crecimiento económico pero jamás habían subido tanto las cotizaciones en un periodo tan breve ni se habían lanzado al mercado
tantas nuevas acciones. Parecía imposible que pudiera perderse dinero en la Bolsa, lo que acabó por convertir a cada pequeño inversor en un especulador. La quiebra de la Bolsa tuvo lugar en octubre de 1929, de forma sorprendentemente repentina. Durante la primera semana de septiembre se había producido ya una caída de las cotizaciones, pero los especuladores la aprovecharon para hacer algunas ventas escogidas y el mercado se recuperó. El 23 de octubre fue vendida la cifra récord de seis millones y medio de títulos. Al día siguiente el caos y el pánico se apoderaron de la Bolsa neoyorquina. Veamos cuales fueron los factores que favorecieron este fenómeno: - La inseguridad: cuando el inversor acudía a su agente para que le informara de la situación de sus acciones, el teletipo mostraba la pérdida en una semana de las ganancias de meses. Pero la realidad era que el teletipo llevaba un retraso de dos horas sobre el desarrollo de las operaciones. Cada diez minutos se procedía a anunciar desde el parquet unas pocas cotizaciones sensiblemente más bajas que las registradas por el teletipo. El accionista daba orden de venta con la esperanza de que al final de la operación sus pérdidas fueran soportables. - Las transacciones a crédito: muchos de los títulos habían sido comprados a crédito a los agentes. Dichos créditos habían de financiarse con las ganancias en las cotizaciones. Cuando las cotizaciones cayeron, desapareció esta posibilidad y el comprador hubo de pagar con efectivo procurado mediante la venta de una parte de sus acciones. - Los rumores: Circulaban toda clase de rumores, entre ellos que la Bolsa de Chicago había cerrado y que varios destacados financieros se habían suicidado arrojándose de las ventanas de los rascacielos. Ambos eran falsos. A primera hora de la tarde, el vicepresidente de la Bolsa de Nueva York, se presentó en el parquet y adquirió títulos por valor de 240 millones de dólares. Los principales bancos y entidades financieras actuaron de acuerdo para intentar cortar el pánico, lo que consiguieron temporalmente. n el momento de cerrar las operaciones el número de ventas era ya mucho menor y el día siguiente transcurrió con relativa tranquilidad. Parecía que la debilidad había sido superada pero en la tarde del lunes 28 comenzó una nueva oleada de pánico. Nueve millones de título fueron vendidos. Al día siguiente se alcanzaría la asombrosa cifra de dieciséis millones y medio. Por entonces las cotizaciones habían sufrido una bajada del 40 por 100, si bien todavía se
mantenían por encima del nivel de marzo de 1928, momento en que se inició la subida. Cuando la caída de la Bolsa se detuvo definitivamente en el verano de 1933, su nivel había bajado un 80 por 100 respecto a 1929. El derrumbamiento de la Bolsa se produjo porque las cotizaciones habían dejado de reflejar la marcha de la economía. La mayor parte de los recursos financieros utilizados con fines especulativos procedía de los elevados beneficios de las grandes compañías. La fuerte subida de la Bolsa hacía que a los empresarios les resultara más ventajoso prestar el dinero en efectivo a los especuladores que emplearlo con fines productivos. Esto significaba que financiaban la especulación de sus propios valores sin que hubieran tenido incrementos de producción que justificaran el alza de las cotizaciones. Otro factor importante era la compra de valores a plazos: el comprador solo tenía que pagar al contado una parte del precio de las acciones; el resto podía pagarlo más tarde con la garantía de los beneficios del valor en cuestión A partir del momento en que el alza de las cotizaciones dejó de tener relación con la marcha de la industria, era solo cuestión de tiempo que el mercado se viniera abajo. El motivo podía ser cualquier suceso sin importancia. La depresión subsiguiente fue la peor de la historia americana. La economía se hundió hasta el punto de que en la década de 1930 los Estados Unidos experimentaron una depresión más profunda que cualquier otro país industrial. El número de parados se cifraba en 8 millones en 1931. En 1932 el producto nacional bruto había descendido en un 27 por ciento respecto a 1929, la producción industrial sufrió una contracción del 50 por cien, la inversión ni siquiera alcanzaba para el mantenimiento de las instalaciones existentes. Bajo estas presiones el sistema bancario se derrumbó. Los bancos no tenían prácticamente sucursales, cada pequeña ciudad tenía el suyo y se apoyaban en unas pocas industrias locales lo que les hacía muy vulnerables. Las quiebras de bancos fueron uno de los rasgos característicos de la vida americana. La primera oleada de bancarrotas del invierno de 1930-1931 afectó únicamente a bancos pequeños. Una excepción fue el Bank of the United States de Nueva York, la mayor quiebra de todos los tiempos. La segunda oleada en 1931 afectó cada vez más a las grandes instituciones. En el invierno de 1932-1933 algunas regiones llegaron a utilizar moneda canadiense o mexicana, e incluso moneda de fabricación local. El día de toma de posesión de Roosevelt, el 4 de marzo de 1933, cerca de la mitad de los estados habían cerrado sus bancos por
disposición legal, y de los que permanecían abiertos muchos no disponían de dinero.
La lenta Roosevelt
recuperación:
El ANew
Deal@ de
Era obvio que algo extraordinario flotaba en el ambiente a partir del momento en que Roosevelt pronunció el discurso de toma de posesión A... de lo único que hemos de tener miedo es del miedo mismo ...@, el sábado 4 de marzo de 1933. Inmediatamente decretó unas vacaciones de cuatro días para la banca y convocó para el lunes siguiente una sesión extraordinaria del Congreso. A lo largo de los siguientes 100 días, como se conoce a este período, el Congreso aprobó una avalancha de leyes sobre fondos asistenciales para los parados, precios de apoyo para los agricultores, servicio de trabajo voluntario, proyectos de obras públicas en gran escala, reorganización de la industria privada, creación de un organismo federal para salvar el valle del Tenessee (la Tenessee Valley Authority), financiación de hipotecas para los compradores de viviendas y para los agricultores, seguros para los depósitos bancarios y reglamentación para las transacciones de valores. El compromiso financiero del gobierno federal no tenía precedentes en tiempos de paz. El problema más acuciante era la quiebra total del sistema bancario de tal forma que, el día de la toma de posesión, era prácticamente imposible cobrar un cheque. Después de las vacaciones bancarias, en la primera de sus Acharlas junto al fuego@ en que se dirigía a la nación en un tono hogareño, Roosevelt informó a 60 millones de radioyentes que los bancos abrirían al día siguiente porque no corrían riesgo alguno si depositaban en ellos su dinero; y así lo hicieron. La crisis bancaria que era esencialmente una crisis de confianza se solucionó fácilmente. Otro de los problemas acuciantes de 1933 era la ayuda a los parados. La primera medida en ese terreno fue la creación del Civilian Conservation Corps. En los parques nacionales y en otros sitios semejantes, se crearon campamentos de trabajo donde los parados de 18 a 25 años efectuaban tareas de conservación de la naturaleza. Pero el principal intento de ayudar a los parados fue la Federal Emergency Relief Act de mayo de 1933. Esta institución se encargaba de pagar a los organismos locales de ayuda a los parados para que pudiesen incrementar sus prestaciones. A comienzos de 1934, el número de familias que estaban recibiendo ayuda ascendía a 8
millones y el número de personas asistidas a 28 millones. El desempleo había bajado hasta los 1,5 millones. Pero no todo había de ser un camino de rosas. Hacia 1935 el ritmo de recuperación se había detenido. Parecía que las medidas de los primeros cien días sólo podían llevar al país hasta un punto sin ser capaz de ir más allá y los empresarios empezaron a desertar de la coalición. Hasta los sindicatos sentían suspicacia por algunas de las legislaciones ya que consideraban que eran utilizadas contra ellos. De todas formas Roosevelt no tenía rival y ganó las elecciones de 1936. En su segundo discurso de toma de posesión habló de A...la tercera parte de la nación mal alojada, mal vestida y mal alimentada...@. El mensaje estaba claro: había tomado partido. Los empresarios habían de ser considerados como enemigos porque podrían frustrar el cambio social. Fue también por esta época cuando muchos negros empezaron a apoyar a Roosevelt. El gobierno anunció la próxima promulgación de una ley sobre la vivienda, la puesta en marcha de la seguridad social y el propósito de crear organismos de planificación regional al estilo de la Valley Authority. Y lo que fue más importante: los sindicatos recibieron un amplio respaldo federal de forma que fueron reconocidos en 1937. La forma en que eran llevados los asuntos exteriores era una fuente adicional de descontento ya que la opinión pública seguía considerando que la entrada de América en la primera guerra mundial había sido innecesaria salvo para llenar los bolsillos de banqueros e industriales. Hasta 1939, los dictadores europeos no eran vistos por la opinión pública como una amenaza. Es más, para los liberales y aislacionistas sus reivindicaciones territoriales constituían una expresión legítima del principio de autodeterminación nacional. Aunque existían pequeños grupos fascistas americanos, éstos eran insignificantes y el comité de actividades antiamericanas de 1938 centró su atención en los comunistas. Cuando estalló el conflicto en 1939 surgieron dificultades con la ley de neutralidad, que tenía que ser derogada para que Gran Bretaña y Francia pudieran adquirir armamento en los Estados Unidos. Lo fue, pero en términos muy desfavorables ya que ingleses y ses estaban obligados a pagar al contado aquéllos suministros que no pudieran ser transportados en barcos americanos.. La derrota de Francia a manos de Alemania transformó radicalmente la situación. La guerra relámpago y el aparentemente inminente derrumbamiento de Gran Bretaña pusieron de manifiesto la debilidad militar de América, pues a nadie se le ocultaba que si los alemanes ponían pie en México, grandes zonas del Medio Oeste quedarían a merced de los bombarderos. La aprobación
de una asignación de 12.000 millones de dólares para la defensa supuso la creación de dos millones de puestos de trabajo tan sólo en 1940. En septiembre del mismo año fue establecido el servicio militar obligatorio. La derrota sa permitió a Roosevelt ocupar por tercera vez la presidencia, fenómeno sin precedentes. En la crisis los votantes se agruparon en torno al presidente. Al amparo de la ley de préstamo y arriendo de marzo de 1941 le fue concedido a Gran Bretaña un crédito ilimitado y la marina americana empezó a escoltar los convoyes. En Otoño de 1941 existía ya una guerra naval no declarada entre Estados Unidos y Alemania. Por último, en diciembre de 1841, los gobierno japonés y alemán evitaron la decisión a los americanos de declarar la guerra. A primera hora del domingo 7 de diciembre de 1941, los aparatos de los portaviones japoneses atacaron y destruyeron gran parte de la flota americana estacionada en Pearl Harbour, en las islas Hawai. Este ataque ha suscitado una considerable polémica ya que el servicio secreto americano había descifrado el código japonés y la actividad diplomática era intensa. )Acaso expuso Roosevelt a la flota americana a un ataque por sorpresa, convencido de que América debía entrar en la guerra?. No existen pruebas que abonen esta suposición y lo ocurrido puede atribuirse a simple incompetencia militar. El 8 de diciembre de 1941 el Congreso aprobó la declaración de guerra a Japón con un solo voto en contra. Alemania e Italia declararon la guerra a los Estados Unidos, como habían estipulado y los Estados Unidos volcaron la totalidad de los recursos de su economía y de su sociedad contra las potencias del Eje.
La crisis de 1930 en la Argentina Autores: Mariana Noce y Enrique C. VázquezCoordinación: Enrique VázquezResponsable disciplinar: María Ernestina AlonsoÁrea disciplinar: HistoriaTemática: Historia argentina. Período 1930-1943. La crisis de 1930Nivel: Secundario, ciclo orientadoSecuencia didáctica elaborada por Educ.ar
Propósitos generales Promover el uso de los equipos portátiles en el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Promover el trabajo en red y colaborativo, la discusión y el intercambio entre pares, la realización en conjunto de la propuesta, la autonomía de los alumnos y el rol del docente como orientador y facilitador del trabajo. Estimular la búsqueda y selección crítica de información proveniente de diferentes soportes, la evaluación y validación, el procesamiento, la jerarquización, la crítica y la interpretación.
Introducción El “crac” financiero de la bolsa de valores de Wall Street en 1929 impactó sobre el sistema capitalista internacional. La grave crisis económica que sobrevino afectó tanto a los países centrales como a las economías periféricas que demandaban productos manufacturados y exportaban materias primas y alimentos. Durante los primeros años de la década de 1930, la sociedad argentina sufrió las consecuencias del reordenamiento de las relaciones económicas internacionales. El tradicional modelo agrario exportador entró en crisis y los sectores dirigentes, que ocuparon el Estado tras el golpe militar de septiembre de 1930, tomaron decisiones que favorecieron el desarrollo de un proceso de industrialización limitado a sustituir algunos bienes industriales que hasta entonces se importaban.
Objetivos específicos de la secuencia didáctica Que los alumnos:
Comprendan el impacto de la crisis económica de 1930 en la economía argentina.
Caractericen el momento inicial del proceso económico denominado “industrialización por sustitución de importaciones”.
Analicen las transformaciones sociales y económicas que se registraron en la década de 1930 a partir del desarrollo de la industrialización para sustituir importaciones.
Identifiquen los grupos sociales con intereses económicos en pugna en la Argentina en la década de 1930.
Fase 1: Presentación del problema Les sugerimos que antes de comenzar a trabajar el tema los estudiantes revisen las características de la organización de la economía argentina entre 1880 y 1930, denominada “modelo agrario exportador” o “economía primaria exportadora”.
Actividad 1 1) Miren el siguiente video titulado “La época de Justo”, en el que se explica la crisis que atravesó el sistema capitalista mundial en la década de 1930 y su impacto sobre la economía argentina. Dura un poco más de 8 minutos. 2) Mientras observan las imágenes y escuchan el relato del locutor, tomen notas con el procesador de texto disponible en sus equipos portátiles y registren datos útiles para responder las siguientes preguntas:
¿Cuáles fueron las consecuencias de la crisis económica mundial?
¿A qué se denomina “sustitución de importaciones”?
¿Con qué objetivos y de qué manera intervino el Estado en la economía?
¿El gobierno argentino implementó políticas para superar la pobreza? ¿Por qué?
¿El gobierno argentino implementó políticas para mantener el vínculo económico con Gran Bretaña? ¿Por qué?
Actividad 2 1) Lean el texto “El proceso de industrialización por sustitución de importaciones” en el que se analizan las medidas que tomó el gobierno argentino frente a los efectos de la crisis económica mundial. 2) Copien el texto en el escritorio de sus equipos portátiles con la herramienta que les permite crear un archivo PDF. Luego, marquen las siguientes palabras: divisas – exportaciones – importaciones – países periféricos – hacendados invernadores – división internacional del trabajo – devaluación 3) Con algunos compañeros definan con la mayor precisión posible el significado de cada uno de esos conceptos. Pueden consultar con el docente de Economía / Contabilidad o alguna materia afín, si lo consideran necesario. 4) Apliquen los conceptos definidos y respondan las siguientes preguntas: a) ¿Por qué, según algunos sectores de la elite conservadora, el crecimiento de la actividad industrial solucionaría los problemas de la economía argentina luego de la crisis de 1930? b) ¿Por qué los empresarios industriales aceptaron hacer un “sacrificio” para superar la crisis? c) ¿Cuál fue la acción que realizaron, en el mismo sentido, los empresarios rurales? 5) Con algunos compañeros, discutan la validez de la siguiente afirmación: “Durante la década de 1930 el Estado intervino por medio de medidas regulatorias sobre la economía. Esto significó el fin de la economía liberal, pero no una modificación de la distribución de la riqueza ni de la posición de privilegio de los sectores empresarios.” Presenten argumentos a favor y en contra y redacten una conclusión que exponga los distintos puntos de vista.
Fase 2: Presentación y búsqueda de nueva información y presentación de nuevos conceptos Actividad 3 1) Algunos artistas plásticos y letristas de tangos aportaron, a través de sus obras, miradas particulares sobre el impacto de la crisis de 1930 entre los sectores populares. Conéctense a Internet y visiten el siguiente sitio. Si en la escuela no tienen conexión a Internet, tal vez puedan hacerlo en una biblioteca pública u otra institución oficial en la que esté disponible el servicio de wi-fi.
Luego, busquen en la página de inicio el enlace “Antonio Berni. Retrospectiva”. Allí encontrarán un recorrido cronológico de toda su obra. Observen, en particular, las producciones realizadas durante la década de 1930. Entre ellas, observen en detalle dos cuadros del año 1934: “Manifestación” y “Desocupados”. 2) Con algunos compañeros reflexionen sobre las siguientes cuestiones:
¿Qué muestran estas obras de Antonio Berni y con qué recursos expresivos?
¿En qué escenario están presentados los personajes?
¿Quiénes son y qué hacen?
¿Qué sentimientos trasmiten las obras?
¿Los colores o los rostros se relacionan con ese sentimiento?
¿Qué intencionalidad pudo haber tenido el autor al elegir esos temas?
3) Lean las letras de dos canciones muy difundidas durante la década de 1930: .“Dónde hay un mango”, con música de ranchera de Francisco Canaro y letra de Ivo Pelay, y .“Yira, yira” , un tango compuesto por Enrique S. Discépolo. 4) Con algunos compañeros reflexionen sobre las siguientes cuestiones:
¿Qué información dan las letras de estas canciones sobre la situación social, política y económica en la Argentina de la década de 1930?
¿Qué sentimientos transmiten?
5) Escriban un comentario sobre alguna de las pinturas de Berni empleando palabras o frases de las canciones analizadas.
Fase 3. Favorecer la reorganización de los esquemas de conocimiento de los estudiantes Actividad 4 1) Lean el texto “La crisis y la desocupación según el dirigente sindical Ángel Perelman” e identifiquen las consecuencias económicas, sociales y políticas que presenta el autor del testimonio. Recuerden que pueden copiar el texto en el escritorio de sus equipos portátiles con la herramienta que les permite crear un archivo PDF. Luego, pueden hacer marcas y comentarios mientras los leen. 2) Con algunos compañeros analicen el texto y discutan sobre las siguientes cuestiones:
¿Qué aspectos del testimonio de Perelman llamaron más su atención?
¿La situación que describe el autor derivó en conflictividad social? ¿Por qué?
¿Qué tipo de intervención del Estado menciona Perelman en el contexto de la crisis?
Fase 4: Difundir / dar a conocer por medio de la publicación de producciones propias Actividad 5 1) Entrevisten a personas adultas cercanas a ustedes -familiares, vecinos, amigos, docentes y otros trabajadores de la escuela- e indaguen sobre sus recuerdos respecto de haber vivido situaciones de crisis económicas. Pregúntenles si alguno de ellos recuerda haber escuchado algún comentario sobre la crisis de 1930 y qué saben sobre este tema. Si los entrevistados están de acuerdo, pueden utilizar grabadores para registrar las voces o sus celulares para tomar imágenes. Y si no fuese posible, tomen notas por escrito. 2) Editen los materiales y con autorización de los entrevistados publíquenlos en el blog del curso o de la escuela. También pueden crear un blog dedicado a “Temas de la Historia Argentina contemporánea”. Recuerden invitar a la comunidad educativa y local a visitar el blog y dejar sus comentarios.
http://www.educ.ar/sitios/educar/recursos/ver?id=14738
Síntesis del período 1930-43 en Argentina La década de 1930 fue un período en el que se produjeron importantes transformaciones en nuestra economía y sociedad. La crisis económica mundial de 1930, entre otras cuestiones, desorganizó la circulación de dinero, el comercio y la producción internacional y esto afectó la relación que Argentina, como país exportador de materia prima e importador de industria y capitales, mantenía con los países industriales (en especial con Gran Bretaña). El descenso de la economía provoca deterioro en los niveles de vida de los sectores populares, desempleo y reducción de salarios. En este contexto, la burguesía agraria vinculada con el mercado externo tuvo que emprender una serie de ajustes en el sector primario exportador y en la organización de la economía argentina en general. Para ello se utiliza al Estado ocupado a través del golpe de Estado de 1930. El Estado asumiría un nuevo papel , interviniendo cada vez más en las cuestiones económicas para buscar soluciones: en un primer momento asegurando márgenes de ganancias para el sector terrateniente, luego desarrollando políticas que indirecta o directamente posibilitaron la producción en el país de industria. La expansión paulatina de esta actividad produjo el surgimiento de una nueva clase obrera. Estos trabajadores eran consecuencia de las migraciones internas, al traslado de poblaciones de origen rural a las grandes ciudades en búsqueda de trabajo ante la caída de la producción en el campo y la posibilidad de una vida mejor en la ciudad. La veloz afluencia de estos contingentes llevó al surgimiento de asentamientos irregulares o villas de emergencia en los alrededores de las ciudades de destino. El 6 de septiembre de 1930, el general retirado Uriburu realiza un golpe de Estado que derrocó al gobierno democrático de Yrigoyen. Se establece un gobierno de facto (de hecho), sin respetar los procedimientos de al poder y prácticas del mismo, así como los derechos y garantías, establecidos en la Constitución y las leyes. De esta manera comenzó una extensa etapa de la historia argentina caracterizada por la presencia periódica de militares en el gobierno. Los golpes de Estado generan gobiernos que restringen en forma violenta la participación de la mayoría de los ciudadanos en la toma de decisiones. En el corto plazo fue una reacción de la burguesía terrateniente argentina ante la amenaza de perder poder económico en un contexto de crisis.
Los nacionalistas Una de las consecuencias más importantes de la crisis de 1930 fue el profundo cambio que se produjo en los sistemas ideológicos y en las creencias dominantes en la Argentina. Se produce un desgaste del pensamiento liberal. Este
secaracterizaba por: A) la confianza en el progreso continuo del país, que acompañaba al progreso general de la civilización, cuyo ejemplo era Europa. B) en lo político, la defensa de la democracia republicana C) en lo cultural, la adopción de pautas culturales europeas, preferentemente sas e inglesas D) en lo económico, el libre intercambio de bienes y capitales a nivel local e internacional E) en lo social, la movilidad de las personas en cuanto a la posibilidad de ascenso en los niveles de vida. En el plano de las ideas y de los movimientos políticos, el fenómeno más saliente fue el surgimiento de distintas organizaciones nacionalistas que nunca llegaron a ponerse de acuerdo y unirse en un único movimiento. Los nacionalistas restauradores rechazaban los principios de la Revolución sa y afirmaban como valores la patria, la religión, la tradición, la familia, la raza. Proponen un orden social jerárquico, pensaban que la sociedad debe ser guiada por una minoría seleccionada y apelaban a la figura del jefe o del caudillo de masas. Incluso llegaron a organizarse en cuerpos armados, como la Legión Cívica. Habían tendencias de las mas diversas: elitistas, antidemocráticas, católicas, hispanistas, pro fascista y pro nazis. Muchos de sus líderes y propagandistas estuvieron ligados al gobierno de Uriburu.
Antiimperialismo Otra vertiente nacionalista, de menor peso en la década de 1930, fue la del nacionalismo popular. Para estos el actor central debía ser el "pueblo", entendido como la gran mayoría de la población. También centraban su denuncia en el papel que el imperialismo inglés tuvo en los problemas argentinos aliados a la rapacidad de una clase dominante nacional rapaz (burguesía terrateniente). Uno de los núcleos que alcanzaría mayor influencia era la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA), un grupo surgido de la UCR que contó entre otros, con Jauretche, Scalabrini Ortiz y Manzi.
ECONOMÍA El impacto de la crisis mundial en Argentina El desarrollo de la política y de la economía argentina durante la década infame guarda estrecha vinculación con la crisis mundial. La producción disminuyó y el comercio internacional se redujo. Cayeron también los precios de los productos. No se pudo contar con préstamos, refinanciaciones, ni inversiones extranjeras para contrapesar las pérdidas (ya que los países centrales estaban también en crisis). Frente a la crisis, los países centrales disminuyeron sus compras de materias primas y alimentos a los países periféricos. No teníamos suficientes compradores para nuestras materias primas (carnes y cereales). Argentina vio cómo disminuían los precios de sus exportaciones, se cerraban los créditos, se agotaba el dinero disponible para pagar las compras y la deuda externa (porque no había dinero), y se reducían los ingresos del Estado, que dependían, en gran medida, de los impuestos al comercio internacional. La situación provocó el deterioro del nivel de ganancia de los terratenientes, ya que eran los propietarios de aquellos productos primarios que se vendían al exterior. Al paralizarse la actividad económica la consecuencia fue desocupación y miseria
La intervención del Estado Frente al conjunto de factores externos e internos que originaban la disminución de la ganancia de los capitalistas agrarios, los sectores dirigentes políticos y económicos del país se propusieron profundizar, a partir de la década del 30, la intervención del Estado en la economía. Esta intervención estatal observada a través de la toma de decisiones tuvo como objetivos centrales corregir los problemas originados por la crisis yproteger a los sectores económicamente dominantes del país,
El Pacto Roca Runciman Gran Bretaña, principal comprador de cereales y carnes argentinos, redujo sus importaciones y en 1932 estableció acuerdos preferenciales con sus colonias para las compras de materias primas y alimentos, excluyendo así a Argentina. Esta decisión afectaba a los poderosos ganaderos locales. El gobierno en su representación el pacto Roca-Runcirnan con Gran Bretaña en 1933. Los principales puntos de la convención y del protocolo sobre intercambio comercial estipulaban: 1. Gran Bretaña aseguraba a la Argentina la compra de carne.
2. El dinero que Gran Bretaña paga por compras a Argentina, podía volver a aquel país como pago de la deuda externa. 3. La Argentina tendría con las empresas británicas "un tratamiento benévolo ", por ejemplo con las compañías inglesas de tranvías y ferrocarriles ingleses. 4. Gran Bretaña permite solo un pequeño porcentaje de venta de carnes en manos de frigoríficos siempre que fuera transportado y comercializado por ingleses; el resto sería contratado a los frigoríficos británicos. 5. La Argentina no cobra impuestos al carbón y demás mercaderías que se importaban de Gran Bretaña. Además debe comprar a dicho país el total del carbón que consumía. 6. Argentina se comprometía a no aumentar los impuestos aduaneros a las mercaderías inglesas. Los productos iban a pagar un impuesto más bajo que la que pagaban los productos de otros países. Además este pacto incluía claúsulas secretas que también beneficiaban a los británicos En 1936 se realiza el pacto Eden-Malbrán, que ratifica el anterior y otorgaba a los británicos: la opción de aplicar impuestos extra a las carnes argentinas, el aumento de envío de dinero a Londres, y el monopolio del transporte. Fue un tratado muy beneficioso para los ingleses y los dueños de las mejores tierras argentinas. Los principales partidos de la oposición (demócrata-progresistas, socialistas y comunistas) calificaron al pacto como un acto de sometimiento frente al imperialismo inglés. El acuerdo comercial con Gran Bretaña provocó un debate entre la dirigencia política. En 1935-36 estalló un escándalo por el negociado de las carnes. La denuncia de corrupción la realizó Lisandro de la Torre en el Senado. Allí sostuvo el acuerdo del gobierno con los frigoríficos extranjeros y los grandes ganaderos para llevar a cabo una estafa en perjuicio de los pequeños productores y del Estado. La denuncia involucra a Pinedo, ministro de Hacienda, y Duhau, secretario de Agricultura y Ganadería y a su vez miembro de la Sociedad Rural. Los principales frigoríficos mencionados en la maniobra eran: Anglo, Armour, La Blanca y Wilson. La maniobra habría consistido en exportar carne de primera, pagándola a los pequeños y medianos productores como de segunda y haciéndola figurar como tal en los registros aduaneros, para disminuir los impuestos correspondientes. Los frigoríficos extranjeros evadían impuestos nacionales. Responsabiliza al gobierno argentino corno cómplice de esas irregularidades. La Cámara de Senadores, conservadora en su casi totalidad, apoyó al gobierno y obstaculizó el avance de la investigación. Estas denuncias llevaron a un acalorado debate en el Parlamento. El escándalo culminó cuando Enzo Bordabehere (senador nacional por Santa Fe yamigo de de la Torre) fue asesinado en el mismo recinto de la Cámara en plena sesión (con dos balazos destinados, en realidad, a de la Torre). El asesino fue apresado (ex comisario de policía y matón al servicio de los conservadores), pero sus mandantes no. El debate quedaría así sin resolución continuando las irregularidaddes.
Reorganización financiera Se creó el Banco Central en 1935, para regular la cantidad de dinero que podía circular y controlar-respaldar a losbancos privados. Su capital era integrado por el Estado y por capitales en su mayoría extranjeros lo cual demuestra la tendencia de defensa sectorial que esta institución podía tener.
Reforma del sistema impositivo El Estado creó nuevos impuestos como, por ejemplo, el impuesto a los réditos o rentas(1933). Esto se hacía paracompensar la caída de fuente de ingresos del Estado (impuestos a la importación) y tener recursos para sostener los gastos del mismo. Se unifica el régimen impositivo a través de la creación de la Dirección General Impositiva (DGI), que será el ente recaudador.
Juntas Reguladoras El gobierno creó entes reguladores: la Junta Nacional de Granos, la de Carnes, la del Algodón, la de la Yerba Mate,la de leche, la del Vino, la Corporación Argentina de Productores de Carnes (CAP), etc. Su función era estabilizar el mercado, controlando el impacto de la crisis sobre los sectores productores. Intervenían en las actividadesproductivas en beneficio de los principales y más poderosos grupos agropecuarios, asegurándoles precios beneficiosos. El objetivo es lograr un clima propicio para la producción y sostener al sector económico primario.El Estado intervenía dando créditos para financiar la producción, fijando un precio mínimo y
comprando lo que no se vendía.
Obras públicas Para reactivar la economía, el gobierno de Justo encaró un programa de obras públicas, tanto de grandes edificios para la istración pública como de la infraestructura necesaria para el transporte y comercialización agropecuaria: rutas, para el creciente tráfico automotor, la Avda. Gral. Paz y 9 de Julio en Buenos Aires, y elevadores de granos.. Se construyó el Colegio Militar de El Palomar, el Hospital Militar de Campo de Mayo, la Escuelas de Aviación de Córdoba y demás edificios militares, confirmando a su vez el papel de las Fuerzas Armadas en la sociedad.
Surgimiento del Modelo económico de industrialización por sustitución de importaciones El Pacto Roca-Runciman no logró resolver los problemas económicos. La Argentina tenía desarrollado su sector primario (ganadería-agricultura) que servía para exportación a la vez que importaba entre otras cosas, industria. La crisis produce la caída de esta estructura de comercio. La suspensión de las importaciones (compra del exterior de bienes industriales) por la crisis promovió su sustitución (reemplazo) por las industrias locales, o sea la producción de bienes terminados, industriales. Poco a poco grandes terratenientes y comerciantes exportadores —nucleados en la Sociedad Rural Argenti na (SRA)— terminaron por coincidir en sus orientaciones económicas con los grupos industrialistas — nucleados en la Unión Industrial Argentina (UIA)—: ambos aceptaron el desarrollo de la actividad industrial como una solución para los problemas de la economía nacional. Estos grupos económicos impulsan a sus sociospolíticos del gobierno para iniciar un proceso de sustitución de importaciones de manu facturas industriales.
Tipo de Industria predominante Se desarrolla la industria alimenticia: panificación, envasados y conservas en general: (harina, aceite, cerveza, vinos, azúcar, molinos harineros y envasadoras y empacadoras de frutas y conservas importadas,etc.) La industria textil comenzó su desarrollo. La expansión de la industria textil se vio favorecida también porque nuestro país contaba con las materias primas agropecuarias necesarias como insumos: lana y algodón. Esta industrialización se localizó sólo en determinadas áreas: la zona metropolitana de Buenos Aires (integrada por la Capital Federal y alrededores), Rosario y Córdoba. En otras regiones no hubo desarrollo industrial. La industria local proveyó en definitiva los bienes industriales de consumo necesarios, pero con falencias. Una de las falencias fue la ausencia de una industria pesada: aquella que produce los bienes indispensables para el funcionamiento de otras industrias -por ejemplo, bienes de capital, siderurgia, petroquímica. Las maquinarias para que funcionen nuestras fábricas tuvieron que ser importadas. Existe además un proceso de concentración de las industrias. Las grandes empresas eran la mayoría. Las fábricas estaban principalmente en manos de extranjeros o hijos de extranjeros. La industria demanda mano de obra. A partir de 1935, la desocupación en los grandes centros urbanos bajó notablemente debido al empleo de una gran cantidad de mano de obra por parte de las industrias que comenzaron a desarrollarse. La mano de obra era abundante y también barata. Se incorpora fuerza laboral encondiciones de transitoriedad, inestabilidad. Si bien a partir de 1935 los capitalistas lograron una creciente acumulación de ganancias, para los trabajadores no hubo redistribución de ingresos ni estabilidad laboral.
Los capitales que financiaron la expansión industrial Durante mediados de los 30, el grupo más poderoso de los capitalistas agrarios argentinos vinculados al capital extranjero comenzaron a diversificar (acaparar rubros derivados de su actividad originaria) sus inversiones de capital. Estos capitalistas, nacionales y extranjeros, fueron conformando grupos económicos (uniéndose, fenómeno denominado concentración), cuyas empresas se dedicaron tanto a las actividades características de la dinámica agroexportadora -—la producción agropecuaria, la comercialización y las finanzas— como a las nuevas actividades económicas: la producción industrial y la construcción. Por ejemplo las poderosas firmas exportadoras de grano, como Bunge & Born (Bélgica) empezaran a pensar que no sólo el campo sino también la industria podía ser un buen negocio. Bunge & Born fundó Grafa, una fábrica de telas, y Alba, una fábrica de pinturas. Además de las inversiones de los grupos económicos diversificados, el desarrollo de la industrialización estuvo financiado también por nuevas inversiones realizadas por capitales extranjeros. Estas inversiones llegaron desde Estados Unidos, Alemania, Francia e Inglaterra.
Algunas de las empresas extranjeras fueron: en el rubro alimentos y bebidas, Nestlé (1930, Suiza), Suchard (1933, Suiza) y Ginebra Bols (1933, Holanda); en el rubro textil, Anderson Clayton (EUA, 1936), Sudamtex (EUA, 1934) y Ducilo (EUA, 1937); en metales y maquinarias, Olivetti (1932, Italia), Hierromat (1933, Francia) y CAMEA (1934, Francia); en maquinarias y artefactos eléctricos, Phillips (1935, Holanda), Osram (1934, Alemania), Philco (EUA, 1931) y Unión Carbide-Eveready (EUA, 1937); en productos químicos, Duperial (1935, Gran Bretaña) y Electrocolor (1936, Gran Bretaña) ; en productos derivados del caucho, Good Year (EUA, 1930) y Firestone (EUA, 1931); y en productos farmacéuticos y de tocador, Johnson y Johnson (EUA, 1931) y Pond's (EUA, 1939). Estas empresas, debido a que el gobierno eleva impuestos a productos extranjeros, instalan en el país las fábricas sucursales para así no tener que pagar impuestos produciendo dentro para los consumidores locales.
Petróleo y siderurgia El presidente Justo (1932-38) encargó al general Savio la organización de la industria siderúrgica, área estratégica cuyo desarrollo reclamaba el ejército: es importante para este ya que es base de la industria armamentística. En el área petrolera 1932 se exceptuó a YPF del pago de impuestos sobre los equipos que importaba a cambio de contribuir con un 10% de sus ganancias para el Estado. En 1935 un impuesto semejante se aplicó a las compañías extranjeras.
Transporte terrestre Norteamericanos y británicos competían. Si bien los acuerdos con Gran Bretaña favorecían a los ferrocarriles y a la Corporación de Transportes en manos inglesas, el transporte automotor, controlado por los nortea mericanos, se desarrolló. Creció la presencia de Ford en nuestro país y la General Motors presentó sus Chevrolet, mientras la Firestone fabricaba cubiertas. No sólo los automóviles ampliaron el mercado automotor: los colectivos se multiplicaban y empezaban a competir con los tranvías. Justo apoyó con entusiasmo el programa de extensión de la red vial, financiado con un impuesto al combustible; para manejar los fondos y organizar el sistema creó la Dirección Nacional de Vialidad. Entre 1934 y 1943 se construyeron 11300 kilómetros de caminos.
La industria Argentina estimulada durante la 2ª Guerra Mundial Muchos fabricantes locales avanzan en la inversión industrial ya que las potencias estaban en guerra y destinaban todos sus esfuerzos en lograr la victoria. SIAM, la fábrica de heladeras, nunca daba abasto y la gente esperaba durante meses que le tocase el turno de comprar una. La industria dio un paso adelante y aumentó el número de obreros.
SOCIEDAD Repercusiones de la crisis en la sociedad Los primeros años de la década del '30 estuvieron marcados por el desempleo, la miseria, la reducción de los salarios y la disminución del consumo familiar, secuelas de la crisis económica. La crisis afectó tanto a los trabajadores rurales como a los industriales que fueron despedidos o vieron disminuir sensiblemente sus salarios. En los grandes centros urbanos, como Buenos Aires y Rosario se formaron grandesvillas de viviendas precarias, construidas con latas y cartón, en las que se asentaron muchas familias empobrecidas, provenientes del campo y de la misma ciudad. Junto a las condiciones de marginalidad a las que eran empujados los sectores populares urbanos, en las grandes ciudades se incrementó de manera notable la criminalidad. Además de la delincuencia individual fueron tomando auge importantes bandas organizadas al estilo de la mafia italiana. La ciudad de Rosario, que había atraído a un gran número de inmigrantes mostró la acción de grupos cuyos principales negocios eran los secuestros extorsivos, la prostitución y el juego clandestino. La delincuencia también estaba asociada al poder político. Algunos dirigentes utilizaban pistoleros tanto para controlar sus negocios clandestinos particulares como para manejar a su antojo los actos comiciales fraudulentos. El más célebre de estos pistoleros fue Juan Ruggero, alias Ruggerito, que trabajaba para el caudillo de Avellaneda Alberto Barceló. La recuperación económica, manifiesta desde 1933, fue acompañada por un descenso del desempleo y un crecimiento de las migraciones internas.
Migraciones internas Se comenzó a despoblar el campo. Muchos pobladores rurales de la región pampeana y de otras provincias interiores abandonaron sus lugares de residencia ante la falta de trabajo o la reducción de los salarios para trasladarse a la ciudad. Además, la ciudad (conocida desde el campo por medio de la radio), con su gran actividad, atraía como un imán. Vivir en la ciudad podía ser mucho más excitante y se podía elegir entre gran variedad de oficios. Se instalaban en Rosario, Córdoba, pero sobre todo en Buenos Aires, ciudades donde se concentrarían las industrias con la consecuente demanda de mano de obra. Este fenómeno alteró la vida y el espacio urbanos de ciudades no preparadas para recibir un aumento explosivo de población. A la ciudad tradicional la fue rodeando un cinturón cada vez más espeso de viviendas precarias, muchas veces apenas de chapa y cartón donde los recién llegados se iban mezclando con los antiguos trabajadores empobrecidos por la crisis, ya más arraigados. En las villas de emergencia las condiciones de hacinamiento eran graves, los servicios públicos (luz, transporte, agua corriente, pavimento) tampoco estuvieron a la altura de las necesidades de los nuevos contingentes urbanos.
La clase obrera La clase obrera creció, siguiendo el avance de la industrialización. La afluencia de una gran cantidad de trabajadores de origen rural a la actividad industrial provocó un profundo cambio en la composición de la clase obrera argentina. Los nuevos obreros, provenientes del interior no tenían experiencia gremial y política. Se mezclaban con los viejos obreros, en su mayoría de origen europeo, que si estaban organizados en sindicatos y muchos participaban en partidos políticos. La situación de los trabajadores no varió demasiado. Las condiciones de trabajo eran fijadas por los patrones. No había convenios de trabajo, por lo que los empresarios podían manejarse con arbitrariedad . A partir de 1935 se podría decir que había más fábricas, más actividad, más empleos... pero los salarios seguían muy bajos. Los obreros, ya más seguros de sus puestos, protestaban por medio de huelgas. Pero los empresarios, apoyados por el gobierno conservador, no hacían concesiones. Poco a poco, los obreros iban teniendo más y más claro qué era lo que necesitaban y cuáles eran las grandes injusticias, y de esa manera volvían a fortalecerse los sindicatos. Especialmente la Confederación General del Trabajo (CGT), creada en 1930 y reorganizada en 1936, donde se agrupaban sindicatos tradicionales, como el de los ferroviarios y otros más nuevos, como los textiles o los de la carne. En 1930, el movimiento obrero se diferenciaba en dos sectores. Por un lado, el sector apolítico (que se apoyaba en los sindicatos y que no creía en la eficacia de los partidos obreros), representado por sindicalistas y anarquistas. Y por otro el sector político, que sostenía la necesidad de organizar partidos obreros para luchar por la defensa de los intereses de los trabajadores, representado por socialistas y comunistas. El derrocamiento de Yrigoyen y la instauración de la dictadura militar de Uriburu (que reprimió con dureza a las organizaciones obreras) plantearon asus dirigentes la necesidad de unificar el movimiento obrero. La dictadura tuvo un fuerte impacto negativo sobre el movimiento obrero. Los anarquistas y los comunistas fueron víctimas de una represión feroz y hasta entonces desconocida y que obligó a los militantes a vivir en la clandestinidad. Los anarquistas nunca pudieron recuperarse y su influencia comenzó a declinar cada vez más. Los comunistas retomaron su actividad sólo después del alejamiento de Uriburu. A pesar de sus diferencias ideológicas, en 1930 la COA (Central sindicalista) y la USA (Central socialista) se unificaron y organizaron la Confederación General del Trabajo (CGT). Frente a los problemas sociales los gobiernos oscilaron entre la represión y la indiferencia. La persecución política y sindical fue la primera reacción frente a las demandas de los trabajadores. Se produjeron numerosas deportaciones de obreros extranjeros, y los encarcelamientos y la tortura fueron prácticas habituales. La ley marcial (mediante la cual se aplicaba la pena de muerte), el estado de sitio (suspensión de las garantías constitucionales) y una política de represión generalizada fueron el signo político de estos tiempos. Las actividades sindicales eran vistas como hechos delictivos peligrosos para los intereses del Estado.
Cultura y sociedad en la década del 30 Quedaron atrás los años de prosperidad y expectativas. Había que convivir con la crisis y la depresión económica, la interrupción del proceso democrático, el fraude electoral y los negociados. Para muchos, como los sectores medios y obreros, fueron años de desesperanza y escepticismo. Escritores, artistas plásticos e intelectuales en general, reflejaron en su obra los sentimientos de una época sentida por muchos como una de las más difíciles y sufridas de nuestra historia. El tango fue una de las manifestaciones de la cultura popular que mejor expresaron estos cambios.
POLÍTICA El primer golpe de Estado en Argentina Los militares y civiles que llevaron adelante el golpe de 1930 compartían, ante todo, la oposición a Yrigoyen y a su partido. ¿Quiénes fueron los organizadores?¿Quiénes se beneficiaron con el cambio? Los organizadores salían, sin lugar a dudas, de la clase alta de la sociedad. Sentían un fuerte rencor contra las instituciones democráticas, que les habían dado más participación en el poder político a la gente común, a los hijos de los inmigrantes y, de ese modo, les habían quitado a ellos -a los dueños de la tierra y de los buenos negocios- el privilegio, que siempre habían tenido, de manejar a su antojo las riendas del país. El golpe de Estado resultaba el atajo para llegar al poder. Para golpear tuvieron que contar con dos cosas: con algunos del Ejército dispuestos a empuñar las armas contra el gobierno y con la indiferencia del pueblo. Hubo además grupos nacionalistas que apoyaron las acciones. Se integraban por jóvenes hijos de familias distinguidas. Esos grupos nacionalistas proporcionaron la influencia ideológica a Uriburu.
Principios de los 30 Pronto, la alianza que llevó adelante el golpe se dividió en dos líneas. Una, encabezada por el general Justo, congregaba a los partidarios de una restauración del orden político anterior a 1916. El presidente Uriburu, acompañado por un núcleo nacionalista buscaba transformar el orden político, de acuerdo con las ideas de los regímenes fascistas queestaban creciendo en Europa. En 1931 se realizó una elección para gobernador de Buenos Aires. Según las expectativas del gobierno, debía triunfar el Partido Conservador de la provincia, lo que mostraría la popularidad del presidente. Sin embargo, se impuso elradicalismo. El gobierno no podía aceptar el triunfo y anuló la elección. Dada la carencia de apoyos, Uriburu buscóretirarse de la presidencia: el resultado electoral frustró el proyecto de Uriburu. En adelante, la línea política fue marcada por Agustín P Justo, quien al frente de la fórmula oficialista de la Concordancia -alianza integrada por conservadores, socialistas independientes y radicales antipersonalistas- y con la adhesión del Ejército, triunfó en las fraudulentas elecciones y gobernó entre 1932 y 1938. Esta alianza representaba los intereses de la burguesía agraria.Para estas elecciones se prohíbe la participación de la UCR.
El fraude patriótico Lo ideal era los conservadores era volver a un sistema que se pareciese a la demo cracia, pero sin correr ningún riesgo recurriendo incluso a la trampa. Se organizó el llamado "fraude patriótico", definición creada desde el poder. Significaba que el objetivo de salvar a la patria justificaba el uso de métodos ilegales.Pensaban que la gran mayoría del pueblo era demasiado ignorante para saber elegir, de modo debía "simular la participación en la elección de autoridades". Los que tomaban decisiones desde el gobierno entonces obtienen y mantienen el poder solamente a través del engaño. Los dueños del poder tenían un sistema de líderes locales que les "hacían" las votaciones. Barceló, el intendente de Avellaneda, y su hombre fuerte Ruggeri -Ruggerito, como lo llamaba todo el mundo- fue ron tal vez los más famosos. Eran dueños de la municipalidad, de la policía, de la Justicia, de los clubes de fútbol, de las casas de juego, de los prostíbulos. Cambiaban votos por empleos públicos, por regalos, por mirar para otro lado cuando se cometían robos, hasta por camas de hospital. Coleccionaban libretas de enrolamiento, no había muerto que no votara y pedían que el voto fuera "cantado". Las libretas de enrolamiento eran retenidas por los patrones y usadas por gente de su confianza; se daban las papeletas del partido en sobres cerrados a los votantes, quienes a la salida del comicio debían entregar como prueba el sobre que les entregaban en la mesa electoral. El otorgamiento de "favores", la simple "invitación" a un almuerzo de empanadas y vino antes o después de la votación, o la tradicional intimidación eran prácticas habituales que iba a costar mucho desarraigar de las costumbres electorales. Y, si alguien se oponía había de matones a sueldo para torturas, asesinatos y castigos variados.
La oposición Partido socialista y Partido demócrata progresista El Partido Socialista y los demócratas progresistas (muy fuertes en Santa Fe) se constituyeron en la principal oposición de los conservadores. Los socialistas fueron oposición en un régimen fraudulento. Ambos partidos
aumentan su caudal electoral al no participar de elecciones la UCR. La mayor parte de las leyes sociales propuestas por los socialistas en el Congreso no fueron aprobadas debido a la oposición de los conservadores que eran mayoría.
La Unión cívica radical En 1935, los radicales, dirigidos por Marcelo T. de Alvear decidieron presentarse en elecciones. Sabían que había fraude y que de ningún modo iban a poder ganar pero les pareció que podía valer la pena conseguir algunos diputados y concejales. Alvear prefería llegar a un acuerdo con los conservadores antes que enfrentarlos. Eso hizo que muchos militantes radicales perdieran confianza en su partido; no les parecía bien esa especie de negociación. La política conservadora y en particular la firma del Tratado Roca-Runciman en 1933 revitalizaron las corrientes nacionalistas en el radicalismo, a la vez que se oponían al liderazgo de Alvear. En este contexto surge FORJA. Las posiciones políticas se centraron en: a) la denuncia del imperialismo británico —criticaron duramente el Pacto RocaRunciman— b) se opusieron al fraude c) hasta 1940, FORJA intentó cambiar la orientación alvearista del radicalismo desde adentro, pero finalmente se apartaron de la UCR d) mantuvieron una actitud neutralista frente a la Segunda Guerra Mundial. Hacia 1945, muchos de sus integrantes se incorporaron al peronismo.
El Partido Comunista Fueron duramente perseguidos y reprimidos en toda la década, por lo que su labor política se vio muy dificultada. No participó en las elecciones de este periodo, ya que fue declarado ilegal por los gobiernos conservadores.
El poder del ejército e iglesia El Ejército se fue robusteciendo y finalmente hizo su entrada en la política con el golpe de 1930. A partir de 1930 el Ejército estaba envalentonado. Con la 2ª Guerra Mundial había en el Ejército diferencias. Estaban los "nacionalistas" que simpatizaban con el Eje (Alemania, Italia y Japón), y los "liberales" con los Aliados (Francia e Inglaterra). La Iglesia era el otro gran grupo de presión. En él había ideas encontradas, por un lado monseñor De Andrea, por ejemplo, que se ocupaba por el bienestar social y por otro la Acción Católica, donde militaban jóvenes ultranacionalistas.
Los gobiernos de Ortiz y Castillo Roberto Ortiz fue elegido presidente por la Democracia Nacional (conservadores) en nuevas elecciones fraudulentas. Intentó acercarse a algunos sectores del movimiento obrero, a la UCR y poner límites al fraude en provincias del interior. Su objetivo es ampliar la base de apoyo suya y de los conservadores, pero debió enfrentarse a la oposición dentro y fuera de su partido. Ortiz sufre una enfermedad lo cual lo obligó primero a pedir licencia y luego a renunciar en 1940. Murió poco después, y fue reemplazado por el vice. Ramón Castillo se oponía a los objetivos de Ortíz. Con él, el fraude no sólo continuó sino que se intensificó escandalosamente. Es cierto que Ortíz y Castillo había tenido el apoyo de fuertes grupos de poder pero había desacuerdos. Ortiz, el sucesor de Justo, había hecho un intento por volver a la democracia sin fraude (para eso tuvo que intervenir la provincia de Buenos Aires, gobernada a su antojo por Fresco, el del "voto cantado") y eso había disgustado a los conservadores. En 1940 a todos les pareció bien que Ortiz, que estaba enfermo, dejase el gobierno en manos del vice, Castillo. Este dio marcha atrás con el tema de las elecciones libres, y en eso contentó a los conservadores, pero, en cambio, como era partidario del neutralismo, no le dio el gusto de alinear al país con los Aliados, como le pedían. Y también a él le dieron la espalda. Elige a su sucesor en la presidencia: Robustiano Patrón Costas, representante del conservadurismo salteño en oposición a la opinión del Ejercito que no veía con agrado a ese candidato.El 4 de junio de 1943 un golpe militar puso fin al gobierno presidido por Ramón Castillo y marcó el fin de una etapa. Mientras tanto la guerra en Europa venía siendo el tema obligado de todo el mundo y se seguían con interés las noticias. Estaban los que querían que el país se definiera en favor de los Aliados o en favor del Eje, y estaban los que querían seguir siendo neutrales. Desde afuera también había presiones: a los ingleses lo que más les convenía era el neutralismo, que les permitía seguir comerciando y recibiendo los alimentos. Los norteamericanos, en cambio, querían que la Argentina y todos los países latinoamericanos entraran en la guerra con ellos. Losciudadanos discutían, los políticos hacían discursos y el gobierno titubeaba.
Los gobiernos conservadores de Justo y Ortiz apoyaron a los aliados; en cambio, al gobierno de Castillo se le cuestionaba una simpatía hacia los nazi-fascistas. Los problemas nacionales e internacionales se entremezclaban y la política nacional era vista como reflejo de las posiciones enfrentadas en el conflicto mundial. Por esta razón, existió una asimilación entre los partidarios de los aliados y los defensores de la democracia constitucional, por un lado, y los simpatizantes del Eje y los partidarios del gobierno de Castillo, por otro. Uno de los temas más discutidos fue la posición argentina frente al conflicto mundial. El gobierno de Ortiz había optadopor la neutralidad. El mantenimiento o abandono de la neutralidad dividía a las fuerzas políticas, más después del ingreso de los Estados Unidos. Los opositores al gobierno de Castillo eran partidarios de los aliados y proclives a abandonar la neutralidad. Acusaban al gobierno de que la neutralidad escondía una preferencia por la causa del Eje, debida a la germnanofilia del sector nacionalista del Ejército que apoyaba a Castillo. Algunas medidas de Castillo parecían dar razón a la oposición. Sin embargo, el sentido de la neutralidad no puede entenderse apelando solamente a la simpatía del gobierno por Alemania. La decisión de optar por la neutralidad favorecía a los intereses de Gran Bretaña, de los estancieros y de los exportadores argentinos. Si la Argentina hubiera adoptado una actitud abiertamente hostil frente a Alemania, el abastecimiento de alimentos para Gran Bretaña se habrían visto perjudicados (ya que los barcos de guerra alemanes hundían a barcos de cualquier bandera que comerciara con Inglaterra y los aliados). Los militares percibían que la Argentina era débil en su equipamiento y armamento. La inquietud aumentó cuando Brasil se convirtió en el aliado militar de los Estados Unidos en la región, situación que avivaba el viejo recelo de los militares argentinos ante su vecino. En este mismo período continuó y se aceleró el proceso de industrialización y crecieron las exportaciones argentinas. Sin embargo, esta bonanza económica no llegaba a la mayoría de la población -desde 1939, el salario real no crecía-. A medida que la guerra avanzaba, estas preocupaciones militares se generalizaron, al tiempo que empeoraba la relación del Ejército con Castillo. La muerte imprevista del general Justo (1943) abrió paso a la acción política de nuevos grupos militares, que plantearon la necesidad de una intervención más directa de las Fuerzas Armadas en la política nacional.
El golpe del GOU: 1943 El régimen había nacido con un golpe de Estado en 1930 y se había sostenido gracias al fraude. En medio de tanta corrupción y tanto engaño, los ciudadanos comunes cada vez se entusiasmaban menos con los discursos; volvían a desconfiar de sus políticos y, poco a poco, se iban desentendiendo de los asuntos de interés general. Castillo se reunía dentro del Ejército lo cual aceleró la tendencia a involucrarse más abiertamente en la política nacional. Mientras tanto se creaba en el ejército el GOU (Grupo de Oficiales Unidos) el 10 de marzo de 1943, integrado por oficiales entre los que se encontraba Juan D Perón. El grupo era nacionalista y en un principio parecía no tener un programa para tomar el poder. Su protagonismo se aceleró cuando el presidente Castillo advirtió los manejos del general Ramírez (hombre del GOU), su ministro de Guerra, para ser nominado candidato a la presidencia por los radicales, en oposición a la designación de Patrón Costas. Castillo se propuso destituir a Ramírez. El golpe estalló el 4 de junio de 1943.
https://sites.google.com/site/e518historia4/decada-infame/argentina-1930-43 ENSAYO: “PARTICIPACION DE ESTADOS UNIDOS DE AMERICA EN LA PRIMERA Y SEGUNDA GUERRA MUNDIAL”
Primera Guerra Mundial: Estados Unidos entra al conflicto en el último año de la guerra y solo lo hiso después de estar seguros que la guerra les iba a afectar si no actuaban inmediatamente. Además su ejército no estaba preparado militarmente para enfrentarse al poderoso ejército alemán. Su ayuda fue más bien financiera a los
países que luchaban contra Alemania, aunque también ayudo con unos 2 millones de soldados, aunque la mayoría de ellos no vieron acción. Al estallar la guerra en Europa el presidente Wilson proclamó formalmente la neutralidad de Estados Unidos. Con objeto de evitar que llegaran a Gran Bretaña alimentos, municiones y otros suministros, Alemania declaró zona de guerra las aguas que rodeaban a Gran Bretaña e Irlanda, ordenando a sus submarinos que hundieran todos los buques enemigos. En mayo de 1915 un submarino alemán torpedeó sin aviso previo un buque de pasajeros, el Lusitania, frente a las costas irlandesas; murieron 1.198 personas, de las cuales 128 eran estadounidenses. Las autoridades alemanas aseguraron que el Lusitania transportaba municiones a Gran Bretaña, pero la presión de la opinión pública estadounidense obligó a que el Departamento de Estado consiguiera la promesa alemana de adoptar precauciones para garantizar la vida de civiles. A pesar de esas promesas, en marzo de 1916 un submarino alemán hundió un ferry de vapor en el canal de la Mancha, el Sussex, en el que murieron dos ciudadanos estadounidenses. A finales de enero de 1917 Alemania declaró la guerra submarina sin restricciones en una zona mayor aún de la que había establecido en 1915. El 3 de febrero Estados Unidos rompió relaciones diplomáticas con Alemania. Los nuevos ataques submarinos contra barcos neutrales y el descubrimiento de un plan del ministerio de Asuntos Exteriores alemán según el cual Alemania, Japón y México se unirían contra Estados Unidos si este país entraba en la guerra, hicieron que Wilson pidiera el 2 de abril de 1917 al Congreso que declarara la guerra a Alemania. El presidente Wilson desempeñó un papel destacado en la Conferencia de Paz celebrada en París en 1919 tras la derrota de Alemania. Su intención de restablecer la paz sobre la base de su programa conocido como los Catorce Puntos, quedó frustrada por la diplomacia de las otras potencias aliadas que deseaban imponer duras sanciones a Alemania. El único punto importante del programa de paz de Wilson que quedó reflejado en el texto del Tratado de Versalles fue la creación de la Sociedad de Naciones. http://www.buenastareas.com/ensayos/Participacion-De-Estados-Unidos-DeAmerica/5152425.html Estados Unidos y la Primera Guerra Mundial.Parte 1. Woodrow Wilson.
El presidente estadounidense Woodrow Wilson jugó un papel muy importante para los Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial. La importancia de del papel que Wilson jugó no solo fue durante la Primera Guerra Mundial, sino también antes de la misma por los logros que obtuvo en su mandato y que le permitieron a los Estados Unidos poder enfrentar esta guerra.
Durante la istración Wilson se modificó la política, tema delicado, puesto que no se había producido una verdadera alteración en el sistema proteccionista desde la Guerra Civil. También se realizó una reforma completa del sistema bancario otorgándole el control del sistema a la recién creada Reserva Federal, gracias a este nuevo esquema Estados Unidos logró hacer frente a distintas etapas económicas difíciles. La política exterior estadounidense durante este periodo fue la de intentar buscar la paz en los distintos escenarios mundiales. Esto quedó demostrado con el embargo de armas impuesto a México durante la revolución, que desencadenó la incursión de tropas norteamericanas en el puerto de Veracruz. Asimismo al iniciar las tensiones previas a la Gran Guerra de 1914 el gobierno estadounidense se ofreció para arbitrar entre las partes confrontadas, con escasos resultados puesto que el estallido de la guerra fue inminente.
En 1914 al estallar la guerra en Europa, Estados Unidos se declaro neutral, aunque intervino con grandes cantidades de dinero y créditos para con Inglaterra y Francia. La industria estadounidense creció sobre manera una vez que Europa se enfrasco en la contienda. La demanda de pertrechos de guerra otorgó ganancias nunca antes vistas a la industria en los Estados Unidos.
En los primeros compases de la guerra el gobierno de Wilson se mantuvo neutral para 1915 Estados Unidos claramente tomo partido por la causa anglosa pero sin llegar a la intervención directa. Situación que prevaleció hasta 1917 cuando Estados Unidos decidió entrar directamente en el teatro europeo. El 6 de abril de 1917 se hizo oficial el estado de guerra entre Estados Unidos y las potencias centrales. Las primeras acciones tomadas llevadas acabo por el presidente Wilson fue la de subordinar a toda la industria americana hacia el esfuerzo bélico, también se procedió a la conformación de un ejercito preparado para las acciones de guerra, puesto que durante esta etapa Estados Unidos no contaba con un ejercito tan grande y preparado como fue el caso de la Segunda Guerra Mundial y hasta la actualidad.
El primer contingente estadounidense desembarcó en Francia en junio de 1917, aunque para fines prácticos este contingente hizo acto de presencia meramente simbólico por lo reducido de su tamaño, puesto que los contingentes mayores aun no se encontraban listos para entrar en acción en el frente europeo. http://casusbellimx.blogspot.com.ar/2009/05/estados-unidos-y-la-primeraguerra.html Al igual que ocurrió en Europa, el estallido de la Primera Guerra Mundial cogió por sorpresa a los estadounidenses. Muchos de ellos, imbuidos por la imparable prosperidad técnica y el aparente progreso ilimitado que prometía el nuevo siglo, habían pensado que el arbitraje civilizado y la diplomacia habían sustituido a la guerra como forma de solucionar las disputas de las naciones. En todo caso, la guerra empezó muy lejos y no parecía amenazar, en principio, ninguno de los intereses norteamericanos. Como expresó Woodrow Wilson, con esta guerra “no tenemos nada que ver, sus causas no nos conciernen”. Como es sabido, casi todos los americanos eran favorables a la neutralidad en 1914. La permanencia al margen de las disputas europeas había sido una política de estado durante toda la historia de los Estados Unidos. Sin embargo, hubo excepciones. Como no podía ser de otra manera entre una población formada por procedencias tan diferentes, el grupo inmigrante germánico-estadounidense alzó la voz para que su país abrazara la causa alemana. Y no obstante, la opinión generalizada mostraba una mayor simpatía hacia los aliados, sobre todo con Gran Bretaña, Francia y Bélgica, ya que muy pocos lazos unían a americanos y rusos. Sí existía un sentimiento más o menos generalizado de afinidad cultural con la madre patria, Inglaterra, que era más notorio en la Costa Este. Aunque la anglofobia no había desaparecido, la historia había terminado por cerrar las heridas de las viejas luchas y ya había germinado, a principios de siglos, una suerte de vinculación y de solidaridad entre los anglosajones. A su vez, seguía existiendo un sentimiento de apego hacia la Francia revolucionaria, y de solidaridad hacia ese país por la ayuda prestada durante la Independencia. Por el contrario, el militarismo de los prusianos y su forma de gobierno parecía amenazar los ideales democráticos tan fervientemente defendidos por los Estados Unidos. Alemania era vista como una amenaza internacional, como un peligro, y esta concepción se agravó cuando la guerra submarina empezó a golpear contra intereses americanos.
A medida que avanzaba el conflicto, se hacía cada vez más patente que la neutralidad americana no lo era tanto. Como en todo conflicto bélico, las normas internaciones de comercio marítimo se vieron puestas en disputa, y Estados Unidos vio como descendieron gravemente sus intercambios comerciales con ambos bandos. Sin embargo, y a pesar de que los británicos sometieron a un estricto bloqueo a los barcos americanos, el gobierno de Wilson terminó cediendo a sus intereses y asumiendo unas normas marítimas decididas, casi unilateralmente, por el bando aliado. Además, el aumento del comercio de guerra con los aliados proporcionó una razón más para que los intereses norteamericanos coincidieran con este bando. Ya en 1915 se agravó esta tendencia, a la vista de que los aliados, cuyo ingente nivel de compras no dejaba de aumentar, dejaron de disponer del líquido suficiente para hacer frente a las compras. Aunque la política oficial había sido prohibir al sector privado la concesión de préstamos a países beligerantes, la postura pro-aliada de Wilson se vio de nuevo confirmada cuando permitió a los bancos conceder enormes préstamos al bando aliado. La propia Alemania denunció en varias ocasiones estas posturas como una violación de la neutralidad, a lo que Estados Unidos siempre se opuso argumentando que si vendían más armas al bando aliado no era por simpatía, sino por que Gran Bretaña ejercía un absoluto dominio del mar. En cualquier caso, la decisión de entrar en el conflicto ya tenía a su favor un “casus belli” que esgrimir desde 1915. El 7 de mayo de ese año, un submarino alemán hundía, junto a las costas de Irlanda, el barco de lujo inglés RMS Lusitania, en el que viajaban 123 estadounidenses. Si Estados Unidos no entró inmediatamente en el conflicto fue porque hubo de hacer frente a la formación de un ejército lo suficientemente poderoso como para decantar la balanza a su favor. La entrada de Estados Unidos en el conflicto, el 2 de abril de 1917 -aunque sus efectos no se empezaron a notar hasta 1918- sólo vino pues a confirmar lo que desde un principio había quedado patente: pese a mantenerse, por tradición, al margen del conflicto europeo, los Estados Unidos siempre se sintieron más identificados con la causa aliada.
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El conflicto, nacido en 1914, se había extendido a todo el planeta, convirtiéndose en Guerra Mundial y obligando a los beligerantes a apelar a todas las actividades de la nación. La tradicional repugnancia de un gran sector estadounidense a intervenir en cuestiones europeas (opinión aislacionista) mantuvo al país momentáneamente alejado del sangriento conflicto. La guerra naval, salvo una sola y descomunal batalla, evoluciono hacia una obstrucción del trafico marítimo, seguida de un contrabloqueo en que los alemanes emplearon la flota submarina y los aliados tuvieron a su servicio la mayor parte del poder naval existente, obligando a colaborar con ellos a los vecinos neutrales de Alemania. A consecuencia de la distribución de fuerzas, la guerra llegó a un punto indeciso que vino a resolver la entrada en la guerra de Estados Unidos, al tercer año del conflicto. La política de neutralidad estadounidense quedó modificada cuando Alemania anunció en enero de 1917 que a partir del 1 de febrero recurriría a la guerra submarina sin restricciones contra la flota británica y todas las embarcaciones que se dirigieran a esta nación. Los expertos civiles y militares alemanes habían calculado que esta estrategia provocaría la derrota de Gran Bretaña en seis meses. Estados Unidos ya había expresado su fuerte oposición a la guerra submarina sin restricciones porque violaba sus derechos como potencia neutral, e incluso había amenazado a Alemania con la ruptura de relaciones diplomáticas si se llegaba a aplicar esta estrategia, de manera que interrumpió sus gestiones en favor de la paz. El presidente Wilson había ofrecido al mundo que al reestablecerse la paz se instituiría una organización internacional que a su juicio sustituiría al desacreditado sistema del equilibrio de poder, en cuanto instrumentos para impedir las guerras. El 3 de febrero, Estados Unidos rompió relaciones diplomáticas con Alemania; varias naciones latinoamericanas, entre ellas Perú, Bolivia y Brasil, secundaron esta acción. Estados Unidos declaró la guerra a Alemania el 6 de abril de 1917. Algunos dicen que su causa al haber ingresado a la guerra fue por dos motivos:
Motivo aparente: voladura del Lusitania. Motivo real: las colonias del pacifico. Firmada la paz, Wilson, eterno idealista, fracaso en la Conferencia de Versalles (1919). El fracaso de Wilson constituyo un triunfo de los republicanos partidarios del aislacionismo. El 25 de agosto de 1921, se firmo por separado la paz con Alemania, y durante los mandatos de los presidentes republicanos Harding, Coolidge y Hoover sólo ocasionalmente adquirió compromisos internacionales.
En el plano económico se produjo una etapa de prosperidad que, naturalmente, tuvo sus inconvenientes. La crisis económica mundial de 1929 trajo consigo la perdida de un nivel de bienestar nunca alcanzado hasta entonces. Desarrollo. La intervención americana fue un verdadero golpe teatral. A fines de 1916 nadie imaginaba que el pacifista Wilson iba arrastrar a su país a la guerra. Desde 1914 había multiplicado los esfuerzos por poner fin al conflicto y representaba el papel del profesor de moral. Y así había condenado sucesivamente todas las violaciones cometidas por los beligerantes, fustigando a los alemanes cuando habían invadido Bélgica, a los ingleses cuando habían establecido el bloqueo y violado los derechos de los países neutrales, y de nuevo a las potencias centrales con ocasión de la guerra submarina. “El torpedo que echo a pique al Lusitania ha hundido también a Alemania en la opinión mundial.” Las simpatías de Wilson iban de uno a otro campo. Parecía que el interés del país había de reforzar las convicciones pacifistas del presidente. Wilson tenía miedo de que estallase el melting - pot americano si los nacionalismos tradicionales resurgían con ocasión de una guerra que destruyese la cohesión de Estados Unidos. Losamericanos de origen alemán o irlandés, hostiles a Inglaterra, eran muy numerosos. Su anglofobia se manifestó con violencia cuando las tropas británicas reprimieron la insurrección de Dublín en 1916. Una alianza de Estados Unidos con Gran Bretaña podía comprometer, por tanto, la unidad de la nación. Además, muchos intereses americanos fueron lesionados por la política de bloqueo instaurada al principio de la guerra, ya que ésta restringía las ganancias con que podían contar los exportadores de la extensión de los intercambios con las potencias centrales, complementarios de las ventas concertadas con los aliados. Parecía aún más inverosímil una alianza con las potencias centrales a pesar de todos los motivos de queja abrigados contra Inglaterra, puesto que eran muchos los lazos económicos y sentimentales que ligaban a la mayor parte de la población con los aliados. La intervención parecía, por tanto, una inconsecuencia aun cuando, con la proclamación de la guerra submarina, los intereses y la vida de los ciudadanos americanosse encontraban directamente amenazados. 1915 y 1917 multiplicaron los ofrecimientos concretos para “una paz sin vencedores ni vencidos”. Intentaron incluso imponer su mediación a los beligerantes amenazándoles con intervenir contra aquellos que rechazaran sus planes. Todas estas tentativas fueron rechazadas tanto por los aliados como por las potencias centrales. El interés de los industriales y de los granjeros americanos era continuar entregando material y productos agrícolas a los aliados. Los ingleses habían ofrecido comprar igualmente la parte de las exportaciones destinadas a las potencias centrales y que el bloqueo detenía en ruta. Así losamericanos no dejarían de ganar.
La Guerra Mundial significo para Estados Unidos, rupturas bien definidas. La vida política y social estuvo dominada por consideraciones económicas, y este periodo se contempla generalmente como un ciclo económico completo. La profunda depresión posbélica fue seguida de una fase de prosperidad en la década de 1920. Con el entusiasmo colectivo, los americanos partieron a la guerra con la “flor en el fusil”, como los ses o los alemanes. Gracias a la “cadena” cinematográfica Hearst, conocían perfectamente la guerra y sus horrores, pero preferían ignorarlos y la propaganda se encargó de hacérselos olvidar con rapidez. Así, diez millones de americanos pacifistas y pacíficos se convirtieron en diez millones de bélicos y patrioteros. En pocos meses logró equipar cuatro millones de hombres, de los cuales 1.850.000 partieron para Europa. En noviembre de 1918 disponía ya de 3.200 aviones de combate, mientras que su flota mercante aseguraba el relevo de los navíos ingleses en el Atlántico. Así, América revelaba los gigantescos medios que disponía su economía y la flexibilidad de su estructura. Consciente de que se estaba deteriorando la base social de su política exterior y de que el Senado ocurriría otro tanto, Wilson emprendió en septiembre de 1919 una gira propagandística para ganarse a la población. En las elecciones presidenciales de 1920 venció el republicano Warren Harding, opuesto a toda reforma, cuyas promesas electorales consistían en la vuelta a la “normalidad”. La sociedad americana de la década de 1920 fue la primera sociedad de consumo de masas, con todas sus virtudes y defectos. La importancia del consumidor no fue manifiestamente mayor en la economía de aquella década de lo que había sido antes. Durante largo tiempo los Estados Unidos habían disfrutado de alimentos baratos y de una mano de obra escasa. En aquella época ningún otro país, alcanzo esta situación económica y los europeos miraban a los Estados Unidos con una mezcla de incredulidad, iración y envidia. Al termino de la “gran guerra”, Estados Unidos se había convertido en la primera potencia económica y de haberse prolongado el conflicto también como potencia militar. Las deudas de guerra con Estados Unidos era aun mas evidente en el terreno económico. La economía se había desarrollado rápidamente bajo el estimulo de los altos precios de los productos alimenticios y de las materias primas, la producción industrial había aumentado en un 37 por 100. El único daño fue la perdida de comercio con Alemania y Austria. Las deudas de guerra se cifraban en 1918 en 7.000 millones de dólares. Ese año América paso de ser un país deudor a convertirse en el principal acreedor del mundo. El hecho de que se convirtiera en país acreedor tendría efectos negativos sobre el comercio y las finanzas de la posguerra.
Estados Unidos no había logrado eludir su participación en la guerra. Pero tan pronto como concluyo se puso de manifiesto que la mayor parte de la población americana deseaba tener el menor o posible con Europa y los europeos. Estaba en vigor una legislación restrictiva en materia de inmigración, pero al resultar insuficiente, las cuotas impuestas a los nuevos inmigrantes en 1921 se redujeron en 1924. Entre 1920 y 1924 la inmigración cayo por debajo de la mitad de la que se había producido entre 1910 y 1914 y a finales de la década alcanzo el índice mas bajo. Este violento nacionalismo era anterior a la reanudación de la inmigración en gran escala. Durante este tiempo se produjeron muchísimas huelgas en todo el país, y amenazas a dirigentes políticos. Expansión industrial. Durante la década de 1920 la economía experimento un desarrollo ininterrumpido como consecuencia de unas inversiones masivas que a su vez se basaban en una fuerte demanda de artículos de consumo, que duraran muchos años, como automóviles y aparatos eléctricos, y una acelerada de los sectores de construcción y servicios. Tras veinte años de prosperidad, especialmente en el sector agrícola, la población estaba en situación de comprar productos mas elaborados y complejos, y fue precisamente en la década de 1920 cuando la industria estuvo en condiciones de producir masivamente estos bienes, su fabricación implicaba conquistas tecnológicas. Muchos de estos avances se lograron durante el periodo bélico. Los trabajadores podían producir mas y consecuentemente ganar mas, y reducir los precios al consumidor. La publicidad experimentó una gran difusión debido a la introducción en EE.UU. de los periódicos “tabloides” y a la radio. Los programas comerciales hicieron su primera aparición en 1919 con el fin de estimular las ventas de aparatos de radio. La principal novedad de la década de 1920 fue la aparición de las cadenas de almacenes especializados en la venta de productos alimenticios y farmacéuticos. A lo largo de la década estas almacenes fueron elevando sus ventas. A principios de la década el mercado del automóvil había experimentado profundas modificaciones. Las principales ciudades estaban unidades por carreteras asfaltadas y rodeadas de zonas residenciales suburbanas dependientes del automóvil. El público exigía ya vehículos mas potentes y mas cómodos que todavía no se fabricaban. Los efectos de la producción automovilística se extendieron por toda la economía. Gracias a esta industria se levantaron carreteras asfaltadas y permitió a millones de personas de huir de la congestión de la ciudad. Se vendió gran cantidad de lugares para levantar residencias veraniegas y otros atractivos.
En la prosperidad de la década de 1920 influyeron otros factores. La construcción de viviendas particulares hasta mediados de la década y de locales comerciales. La única interrupción importante en el crecimiento sostenido de la economía desde antes de la Primera Guerra Mundial fue una breve recesión de 1920 a 1921, que obedeció a factores totalmente excepcionales. El crédito era fácil de conseguir y la demanda de productos americanos procedente de los países europeos seguía siendo elevada. Pero en la primavera de 1920 la situación cambio, la producción descendió y el desempleo creció. Tan pronto como se efectuaron unos reajustes en la economía, las fuerzas que permitían la expansión cobraron de nuevo vigor y el crecimiento se mantuvo como antes. Hubo muchos problemas agrícolas, que el estallido de la guerra contribuyo a exacerbarlos. Pero no a todos les fue mal, los cultivadores de agrios, productos hortícolas y frutas y los ganaderos especializados en productos lácteos se beneficiaron del aumento de las rentas de la población urbana. A partir de 1925 la situación empeoro y los ingresos agrícolas no aumentaron en absoluto, nadie podía imaginar hasta que punto se iban a deteriorar las cosas durante la década de 1930. Para resumir, en esta década la industria del automóvil, la energía, el surgimiento de almacenes, el buen momento de algunos agricultores, etc. iban viento en popa, pero luego todo se iba deteriorando
http://html.rincondelvago.com/entrada-en-la-i-guerra-mundial-de-eeuu.html Guerra mundial.
Primera Guerra Mundial (1914-1917)
Soldado inglés descansando entre las ruinas después de un bombardeo. A comienzos del siglo XX, el mapa político mundial se encontraba casi completamente dominado por los imperios. En Asia existían el Imperio Chino y el Imperio Otomano, mientras que en Europa estaban el español, portugués y holandés, que se remontaban al siglo XVI, y el británico, francés, austriaco, alemán e italiano, que habían alcanzado su apogeo a mediados del siglo XIX. La Primera Guerra Mundial, que estalló en el año 1914, puso fin a un período de paz que se había extendido por casi medio siglo, tiempo durante el cual Europa había logrado gran poder y riqueza, convirtiéndose en el centro del mundo. Sin embargo, este conflicto cambiaría el
escenario mundial al trasladar la supremacía a dos nuevas superpotencias: Estados Unidos y Rusia. El inicio del conflicto La Primera Guerra Mundial fue el resultado de una suma de causas. Si bien durante el siglo XIX el nacionalismo se había convertido en el impulsor del desarrollo de países como Italia y Alemania, a la vez había generado una fuerte competencia entre las naciones. Francia no podía olvidar la guerra contra Alemania (1870-1871), que le significó la pérdida de territorios como Alsacia y Lorena. Y Alemania, por su parte, quería ocupar ya no solo un lugar destacado dentro del panorama europeo, sino también convertirse en una gran potencia naval, lo que provocó descontento e inquietud en Inglaterra. El nacionalismo, por otro lado, empezó a ser cada vez más fuerte entre los pueblos de Europa centrooriental: polacos, checos, eslovacos, croatas y eslovenos, sometidos a grandes imperios, como el de Rusia y el Austro-Húngaro. La competencia que se suscitó entre los Estados se tradujo en una feroz carrera armamentista, en la que las naciones luchaban por mejorar e incrementar su potencial bélico. Con el fin de aumentar la seguridad de sus naciones, los gobiernos buscaron el apoyo de otros Estados, y Europa quedó así dividida en dos grandes bloques: la Triple Alianza y la Triple Entente. La Triple Alianza estaba compuesta por las tres potencias de Europa central, es decir, Alemania, Austria-Hungría y el Imperio Otomano. La Triple Entente la formaban Francia, Rusia e Inglaterra, más Bélgica, Serbia, Montenegro y Japón. Tras la paulatina disolución del Imperio Otomano, Austria-Hungría y Rusia se disputaron el predominio en la península de los Balcanes (sureste de Europa). Esta zona en sí tenía escaso valor económico, pero era considerada hacía mucho tiempo como la frontera entre los intereses de los tres grandes imperios. Históricamente, las potencias europeas lograban acuerdos cuando algún hecho amenazaba con dividirlas. Una de las crisis por los Balcanes fue resuelta en 1870 por el Congreso de Berlín, presidido por el canciller alemán Otto von Bismarck. En 1912 resurgió el problema por esta península y las potencias se reunieron en Londres para tratar de buscar una solución común. No obstante, hubo dos factores que se opusieron a esta modalidad de resolver los problemas: por un lado, la formación de bloques (Triple Alianza y Triple Entente), y por otro, la creciente debilidad interna de dos de los imperios, Rusia y Austria-Hungría, cuyos intereses resultaban muy afectados por el tema de los Balcanes. Como ya dijimos, estos dos imperios peleaban por extender su dominio sobre los Estados que conformaban los Balcanes. Uno de estos estados era Serbia, que quiso agrupar dentro de sus
fronteras a todos los eslavos del sur, y como en Austria -vecina a Serbia- vivían numerosos serbios, las relaciones entre los dos Estados comenzaron a tornarse hostiles.
La paz armada A excepción de la península de los Balcanes en el Mar Mediterráneo, la paz reinó en la mayor parte de Europa entre los años 1871 y 1914. De hecho, este período ha sido denominado por los historiadores como paz armada, ya que entre las naciones europeas existían muchas rivalidades, tanto en materia económica como colonial, donde sus pretensiones muchas veces se veían interferidas. Además, el auge de los sentimientos nacionalistas en diversas regiones contribuía a acrecentar este sentir. En los siglos XVII y XVIII, el escenario europeo había tenido cuatro protagonistas: Inglaterra, Francia, Austria y Rusia. Pero en la segunda mitad del siglo XIX se habían incorporado otros dos actores, que comienzan a tener gran preponderancia en el orden europeo. Se trataba de Italia y Alemania, que lograron en corto tiempo un espectacular desarrollo. Sin embargo, esta situación no fue del agrado de las potencias tradicionales, que no querían ver disminuida su posición.
Países implicados En agosto de 1914 se enfrentaban las potencias centrales (Alemania y AustriaHungría) a los aliados (Serbia, Bélgica, Rusia, Francia e Inglaterra). Al bloque aliado se sumaron luego Italia (1915), Rumania (1916), Portugal y Grecia (1917). Las potencias centrales aumentaron su poderío con la incorporación a su causa de Turquía (1914) y Bulgaria (1915). Estados Unidos decidió intervenir en el conflicto en apoyo de los aliados, lo cual, como veremos, rompería el equilibrio de las fuerzas. Por consiguiente, sólo permanecerían neutrales Suiza, los países escandinavos, Holanda y España. La contienda se extendió más allá de los territorios europeos, pues las colonias respectivas de los países implicados colaboraron con combatientes o sirvieron de escenario secundario de operaciones
El asesinato del archiduque
Archiduque FRancisco Fernando al momento de su muerte. El 28 de junio de 1914, el nacionalista serbio Gavrilio Princip, preparado por la organización anarquista Mano Negra, asesinó en Sarajevo, capital de la provincia de Bosnia, al archiduque Francisco Fernando, heredero del trono austríaco, y a su esposa, Sofía. Las autoridades austríacas decidieron iniciar una tercera guerra de los Balcanes -anteriormente, se habían producido otras dos, una en 1912 y otra en 1913- con el fin de castigar a los serbios. Sin embargo, lo que en principio se pensó sería un conflicto breve, se convirtió en uno de los detonantes de la Primera Guerra Mundial. Así, el 28 de julio, un mes después del asesinato del archiduque Francisco Fernando, AustriaHungría declara la guerra a Serbia; el 1 de agosto, Alemania declara la guerra a Rusia, y el 3 de agosto a Francia. El 6 de agosto, Serbia declara la guerra a Alemania y Austria-Hungría a Rusia. En una semana, las grandes potencias se encontraron enfrentadas en un conflicto que, además del hecho mencionado, tuvo entre sus causas la excesiva desconfianza entre los países involucrados, la falta de convicción de que el conflicto se podría haber evitado, pues ninguna nación quería renunciar a sus intereses; el desarrollo de una carrera armamentista y la rivalidad económica e imperialista.
El plan Schlieffen
Alfred Schlieffen fue el creador del plan El plan Schlieffen consistía en sobrepasar rápidamente a las tropas sas por el norte, mediante un ataque rápido a través de los Países Bajos (Holanda), antes de que Rusia -aliado de la Triple Entente- pudiera movilizar sus tropas y pasar a la ofensiva, obligando a Alemania a combatir en dos frentes. El plan pretendía sorprender por la espalda a la mayor cantidad de soldados del ejército francés, para dejarlos atrapados en Lorena (al este de Francia). Lo aplicó con éxito el sucesor de Schlieffen, Helmuth von Moltke, quien mantuvo algunas fuerzas de reserva en caso de que los ses atacaran el sur de Alemania; luego tuvo que hacer retroceder parte de su ejército, pues Rusia se movilizó antes de lo esperado. El resultado para Alemania fue desalentador, ya que no pudo efectuar un ataque decisivo. A orillas del río Marne el general francés Joseph Joffrel ogró detener el avance alemán cuando sus tropas contraatacaron a solo setenta kilómetros de París. Entre el 5 y el 10 de septiembre, la batalla del Marne obligó a los alemanes a replegarse hasta el río Aisne, poniendo un final definitivo al plan de Schlieffen. Después de la ejecución de este plan se inició otra etapa del conflicto, conocida como guerra de trincheras, que estancó la guerra por tres años a partir del invierno de 1915.
Etapas del conflicto
En el frente occidental, los ses desarrollaron el combate principalmente en las trincheras. Durante la primera etapa de la guerra se abrieron en Europa dos frentes: el occidental en Francia y el oriental en Rusia. La estrategia militar alemana se basaba en el Plan Schlieffen, que consistía en un ataque rápido contra Francia en dirección hacia el oeste. Sin embargo, en la batalla del Marne, librada entre el 6 y el 9 de septiembre de 1914, las tropas sas –dirigidas por el mariscal Joseph Jacques Joffre– detuvieron el avance sobre París de las tropas alemanas, a cargo del general Helmuth von Moltke. Asimismo, los aliados resistieron una serie de ataques alemanes contra frentes como Calais, Boulogne y Dunkerque, con los que se pretendía detener la llegada del apoyo inglés. El frente quedó estabilizado desde Flandes en el canal Yser, hasta la frontera suiza, a lo largo de unos 800 kilómetros. Mientras tanto, en el frente oriental las tropas alemanas –a cargo del general Paul von Hindenburg– vencían a los rusos del general Alexander Samsonov, en Tannenberg. Pero también el ejército austrohúngaro era derrotado en Lemberg teniendo que retirarse de Polonia. La segunda etapa de la guerra fue la de posiciones. En un principio se pensaba que este conflicto iba a ser de rápida solución, pero en el transcurso del mismo se vio que las fuerzas estaban demasiado equilibradas como para prever un desenlace. Por lo mismo, se empezaron a emplear nuevas estrategias militares a través de acciones como la utilización de gases venenosos, el bloqueo comercial, los submarinos y la creación de nuevos frentes de guerra. Durante los años 1915 y 1916 la guerra se estabilizó debido a la construcción de trincheras. Esto se mantuvo hasta que el alto mando alemán, decidido a terminar con ellas, inició una ofensiva contra Verdún. Las tropas sas –encabezadas por el mariscal Henri Petain– lograron resistir diez meses; pero la lucha dejó enormes pérdidas para ambas alianzas y terminó sin un vencedor.
En el frente oriental la ofensiva austroalemana quedó detenida por la victoria de Rusia en Tarnopol, en septiembre de 1915. No obstante, aparecieron nuevos frentes para romper el estancamiento, que se ubicaron en los Dardanelos, el Cáucaso y Macedonia.
La guerra de trincheras
Manifestación pacifista contra la guerra en 1914. Durante esta etapa, el uso de elementos como gases asfixiantes, ametralladoras y alambradas provocó una gran cantidad de muertos. A fines del invierno de 1916, los alemanes concentraron todo su poder bélico en el frente de Verdún, el bastión más poderoso de la defensa sa. Se sucedieron cuatro meses de ataques ininterrumpidos, pero los ses resistieron los embates hasta que el ejército alemán decidió poner fin a la ofensiva. Por desgracia, para ese entonces ya habían muerto 275 mil soldados ses y 240 mil alemanes. En el verano de 1916, los aliados volvieron a atacar en una contraofensiva a lo largo del río Somme. No obstante, a pesar de haber introducido el tanque como nueva arma de combate, no pudieron romper las filas enemigas. Así, la guerra de trincheras se transformó en una matanza que solo en los primeros 16 meses costó a Francia cerca de 600 mil hombres, y no se vislumbraba una pronta solución.
Las batallas más importantes Cuatro fueron las principales batallas que se libraron durante la Primera Guerra Mundial:
Batalla del Marne: se produjo en 1914, cuando el ejército alemán llegó cerca de París. El general francés Joseph Joffre dispuso sus tropas para realizar una contraofensiva a lo largo del río Marne. El retiro del ejército alemán hasta el río Somme, marcó el fracaso del plan Schlieffen o guerra relámpago, ideado por esta nación. Batalla de Jutlandia: enfrentamiento naval entre la flota inglesa (Jellicoe) y alemana (Scheer) en la península de Jutlandia (parte peninsular de Dinamarca) en 1916. Inicialmente, la contienda fue favorable a Alemania, pero en el choque frontal la potencia inglesa se impuso, confirmando su superioridad. Batalla de Verdún: luego de un fuerte bombardeo, el ejército alemán inició una ofensiva contra los ses en Verdún, pero fue contenido por el general Henri Pétain. Si bien se logró frenar el ataque alemán, ninguno de los dos bandos se impuso, pues ambos sufrieron grandes pérdidas (más de 700 mil muertos). Batalla de Caporetto: se produjo en 1917, cuando el ejército austríaco rompió el frente italiano en Caporetto, lo que significó la retirada de las tropas italianas y un número cercano a los 400 mil soldados muertos.
El frente oriental
Afiche que convocaba a alistarse en el servicio aéreo En el frente oriental, Rusia tuvo que afrontar las peores condiciones de la guerra, esto debido a la mala preparación de su ejército, a la ineficiencia del gobierno y a la escasez de armas y provisiones. Al comienzo de la guerra, la Rusia zarista no se encontraba en condiciones de enfrentar un conflicto de gran envergadura.
Inicialmente, las tropas rusas pudieron penetrar en Prusia oriental, pero fueron vencidas en la batalla de Tannenberg por el general Paul von Hindenburg. Con posterioridad, las tropas alemanas y austríacas pasaron a la ofensiva y expulsaron a los rusos de Galitzia y Polonia. En el año 1914, el Imperio Otomano entró al conflicto al lado de las potencias centrales, cerrando paso a los aliados en el estrecho de los Dardanelos (canal marítimo que separa a la Turquía europea de la asiática y une el mar Egeo con el de Mármara). Las tropas inglesas trataron de abrir nuevamente este paso a través de un desembarco en Gallípoli (Turquía) pero fracasaron. Sin embargo, lograron ocupar Palestina e incitar a los árabes a levantarse contra los turcos. En 1915, Italia, desconociendo anteriores compromisos con Alemania y Austria, se unió con los de la Entente, que le ofrecieron como retribución territorios en África y Australia. Con su ayuda, los aliados obtuvieron el control del Mediterráneo.
Ingreso de Estados Unidos y fin de la guerra
Estados Unidos se había declarado neutral frente al conflicto europeo. Pero casi abandona esta decisión en 1915, cuando un submarino alemán hundió el Lusitania, trasatlántico inglés en el que murieron más de mil personas, muchas de ellas ciudadanos estadounidenses. El pueblo de EE.UU. pidió declarar la guerra a Alemania, pero el presidente Woodrow Wilson sólo protestó. Alemania se comprometió a no hundir más barcos mercantes, pero como no cumplió este acuerdo, Estados Unidos le declaró la guerra en abril de 1917. La ayuda estadounidense entró en juego cuando más se la necesitaba. Los alemanes, al mando de los generales Von Hindenburg y Erich Ludendorff, desentendiéndose del frente ruso, volcaron la mayor parte de sus tropas al frente occidental, tratando de obtener una victoria decisiva antes de que llegaran los refuerzos americanos. Los imperios centrales tuvieron algunas victorias entre marzo y junio de 1918, pero ninguna fue definitiva. En julio,
cuando comenzaron a llegar los contingentes de ultramar, la suerte se volvió en contra de Alemania. Las tropas de la Entente empezaron a presionar en todos los frentes. Las plazas conquistadas, que tanto esfuerzo habían significado a los alemanes, cayeron una a una en manos de sus adversarios. Los países que apoyaban a Alemania comenzaron a desmoronarse; Bulgaria, Turquía y Austria capitularon. Los primeros días de noviembre, los mismos alemanes pidieron un armisticio. El 10 de noviembre, el emperador Guillermo IIde Alemania huyó a Holanda y poco después abdicó. El 11 de noviembre de 1918, Alemania firmó el armisticio. Con el triunfo de las potencias aliadas, concluía una de las más mortíferas guerras de las que tenga conocimiento la historia.
http://www.icarito.cl/enciclopedia/articulo/segundo-ciclo-basico/historiageografia-y-ciencias-sociales/epoca-contemporanea/2009/12/86-6071-9-7primera-guerra-mundial.shtml
¿Qué impacto tuvo la Primera Guerra Mundial en los Estados Unidos? Estados Unidos ingresó a la Primera Guerra Mundial en 1917 de forma tardía, ya que las naciones aliadas habían estado luchando desde 1914. En 1917, los aliados estaban disminuyendo rápidamente su cantidad de tropas y recursos. El seudónimo "la guerra que termina con todas las guerras" demostró no ser cierto en la realidad. La guerra tuvo muchos impactos negativos; sin embargo, algunos aspectos positivos también se desprendieron de la situación.
¿Por qué Estados Unidos no se unió a la Primera Guerra Mundial al principio? Cuando la Primera Guerra Mundial comenzó en 1914 en el oeste de Europa entre los Aliados y los Poderes Centrales, la política extranjera de los Estados Unidos fue no intervenir y promover la paz. A pesar de su posición, los Estados Unidos lo dio un poco de apoyo a Gran Bretaña durante el período de tres años de neutralidad antes de que finalmente le declarase la guerra a Alemania en 1917.
Política de neutralidad
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Con el comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1914, el presidente Woodrow Wilson declaró la neutralidad y mantuvo una política extranjera oficial de no intervención. Wilson consideró a los Estados Unidos "muy orgulloso como para pelear" y esperó a que se produjera una solución pacífica entre los países en guerra. De acuerdo con el sitio Web Chronology Project (Proyecto Cronológico en la Web) "la política extranjera de aislamiento fue encarada por las aprehensiones del Congreso sobre abrir políticamente a otros países la puerta de entrada de las políticas y las culturas de los Estados Unidos y que estos se mezclaran con la población estadounidense".
Ayudar a Gran Bretaña
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Aunque los Estados Unidos fue oficialmente neutral, dio apoyo a Gran Bretaña mandando provisiones y materiales de guerra en buques. Cuando el Lusitania, un transatlántico británico, fue hundido por un submarino alemán en su camino de Nueva York a Gran Bretaña, 1.198 pasajeros, de los cuales 124 eran estadounidenses, murieron. En verdad, de acuerdo al libro "A People’s History of the United States" (La historia de las personas de los Estados Unidos), el trasatlántico estaba "fuertemente armado", pero Estados Unidos ayudó a cubrir esto con declaraciones oficiales que hicieron parecer al incidente como un acto de violencia sin sentido.
Entrando en la guerra
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Los Estados Unidos finalmente entraron a la guerra como aliados de Gran Bretaña en abril de 1917, luego de que Alemania anunciara que todos los barcos que llevaran provisiones a sus enemigos serían hundidos por los submarinos alemanes, los cuales ya habían hundido varios barcos comerciales. Wilson dijo que la declaración de querra se hizo para proteger los derechos de los estadounidenses de navegar en buques
comerciales a la zona de guerra. No obstante, de acuerdo al sitio Eye Witness to History (Ojo testigo de la historia), la guerra estaba saliendo mal para los aliados y con la campaña submarina alemana irrestricta, parecía que Gran Bretaña caería "en cuestión de meses".
¿Qué impacto tuvo la Primera Guerra Mundial en los Estados Unidos? Escrito por Natalia Elias | Traducido por Mike Tazenda
La Primera Guerra Mundial fue la primera guerra grande del siglo XX. Photos.com/Photos.com/Getty Images
Estados Unidos ingresó a la Primera Guerra Mundial en 1917 de forma tardía, ya que las naciones aliadas habían estado luchando desde 1914. En 1917, los aliados estaban disminuyendo rápidamente su cantidad de tropas y recursos. El seudónimo "la guerra que termina con todas las guerras" demostró no ser cierto en la realidad. La guerra tuvo muchos impactos negativos; sin embargo, algunos aspectos positivos también se desprendieron de la situación.
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Crecimiento económico y empleo
El crecimiento económico que la guerra produjo benefició ampliamente a la economía de Estados Unidos. La producción se disparó, ya que los esfuerzos de la guerra aumentaban la demanda. Luego de la guerra, varios oficiales militares y del gobierno luchaban para anular contratos, dejando sin empleo a miles de trabajadores y llevando a la quiebra a muchas empresas durante la siguiente década. Los sindicatos y las leyes se desarrollaron rápidamente durante este período para proteger a los trabajadores. El nombramiento del financist Bernard Baruch en el Consejo Laboral a cargo del Presidente Wilson forjó los lazos entre las corporaciones y el gobierno que persisten hoy en día.
El rol de las mujeres Con la mayoría de los hombres en edad laboral en la guerra, las oportunidades para las mujeres en la industria se abrieron. Permitir que las mujeres trabajaran era necesario; sin embargo, también amplió las estructuras mentales permitiendo que ellas tuvieran mayor libertad laboral. Esta idea no había sido fuerte antes de este momento. Luego de la guerra, las militantes finalmente lograron lo que querían, el derecho al voto, que ocurrió cuando se promulgó la 19va enmienda en 1920.
Las minorías Durante la guerra, cientos de hombres mexicanoamericanos y afroamericanos se unieron al combate. Miles de afroamericanos migraron de los estados del sur hacia los centros industriales para llenar las vacantes laborales que se creaban. Los esfuerzos de la guerra ayudaron a integrar a las distintas culturas en las áreas urbanas, al menos por un período corto de tiempo.
Tecnología La Primera Guerra Mundial se convirtió en un valle fértil de armas militares e innovación tecnológica. Se crearon armas y artillería más seguras y eficientes. Se fabricaron tanques, lanzallamas y armas químicas; los científicos e ingenieros prosperaban para lograr la cúspide de sus carreras. Los vehículos motorizados y otras formas de transporte se mejoraron para abastecer de suministros al frente de forma más rápida, y esto aportó un gran paso hacia adelante para la industria automotriz. Los aeroplanos también jugaron un rol importante en la guerra por primera vez, con diseños avanzados que llevaron al hombre ordinario a los aires.
Cautela por otra guerra La Primera Guerra Mundial no fue muy popular entre algunos estadounidenses. Luego de esta guerra, el gobierno se volvió muy cauteloso de ser parte otro conflicto, especialmente en cualquiera que involucrara al territorio europeo. Este punto de vista llevó a un reticente Franklin Roosvelt a involucrarse en la Segunda Guerra Mundial
sólo luego de que Pearl Harbor fuera atacado en diciembre de 1941, en lugar de unirse al inicio en 1939 Las causas de la entrada de Estados Unido en la Primera Guerra Mundial en 1917 fueron variadas, destacando: La política alemana de volver a atacar con submarinos y sin aviso buques estadounidenses. El caso más fragante de hundimientos de barcos se había perpetrado en 1915, cuando un submarino alemán disparó torpedos sin avisar al RMS Lusitania, un barco británico dedicado al transporte de pasajeros. A consecuencia del ataque, que se produjo frente a las costas irlandesas, perecieron 1198 personas, muchas de ellas estadounidenses ya que el buque hacía la ruta Nueva York-Liverpool. Las protestas públicas en Estados Unidos fueron fortísimas y, a consecuencia de ello, los alemanes decidieron parar los ataques en 1916. Pero el hudimiento nunca fue olvidado y pesó en el ánimo de los americanos para apoyar dos años más tarde la entrada en la guerra frente Alemania. A pesar del fuerte rechazo que había provocado esa política alemana en 1917 Berlín anunció públicamente que los ataques continuarían pero esta vez se centrarían en buques mercantes. Detrás de esta política estaba la creencia de que el Gran Bretaña capitularía si lograban aislarla de los suministros que le llegaban procedentes de EEUU. Esta decisión llevaría a la ruptura de relaciones diplomáticas entre ambas naciones el 3 de febrero. Los intereses económicos de Estados Unidos con los países aliados, especialmente Gran Bretaña pero también Francia. También influyeron las noticias en los medios americanos sobre presuntos comportamientos crueles por parte del ejército alemán, que predispusieron a la poblacion a entrar en guerra del lado de los aliados. Por último, destacar el jugado en el asunto por el telegrama Zimmerman. Al reanudar los ataques de submarinos sobre mercantes estadounidenses el gobierno alemán creía que podía provocar como consecuencia la entrada americana en la guerra del lado de los aliados. Ante esta eventualidad, el gobierno de Berlín consideró como una buena idea que en ese caso México atacara los EEUU para abrir un nuevo frente. Con este fin el Secretario de Asuntos Exteriores de Alemania Arthur Zimmerman envió un telegrama a sus embajadores en Washington DC y México DF indicándoles que buscaran un acuerdo con México para que este país atacara a los Estados Unidos. A cambio Alemania prometía una sustancia compensación económica y la devolución a México de los territorios perdidos durante la guerra mexicanoestadounidense de mitad del siglo XIX (Texas, Arizona, Nuevo México y parte de California). Cuando se le hace la oferta a México al gobierno de Venustiano Carranza éste contesta muy educadamente que no está interesado puesto que el plan no tiene ni pies ni cabeza. Pero
mientras tanto el telegrama había sido detectado y descifrado por los británicos durante su transmisión a Estados Unidos por una línea diplomática. Pero como los británicos no querían reconocer que habían violado el secreto de las comunicaciones de un telegrama enviado a EEUU ni que tenían la capacidad para descibrar los códigos alemanes inventaron la historia de que habían conseguido robar una copia ya descifrada del telegrama enviado a México por línea comercial. Cuando la prensa estadounidense publicó el telegrama a principios de marzo la opinión pública definitivamente se inclinó a favorecer una posible entrada en la guerra en contra de Alemania. Finalemente, el 4 de abril de 1917 se produce la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial. Qué opinaban los estadounidenses de la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial Las causas de la primera guerra mundial eran muy distintas desde el punto de vista de los europeos y la de los americanos. Ante esas circunstancias un buen número de estadounidenses se mostraban partidarios de la neutralidad cuando estalló la Gran Guerra, pero con el paso del tiempo y la sucesión de los acontencimietos, especialmente a partir del hundimiento del Luisitania, la opinión pública se mostró favorable a intervenir del lado de los aliados. Puede decirse que nadie apoyó entrar en guerra del lado alemán-austríaco, ni siquiera los descendientes de inmigrantes alemanes que constituían un buen número de americanos. Este grupo, así como los descendientes de los inmigrantes escandinavos, se mostraban partidarios de la no intervención. Si bien no fueron los únicos, destacando en esa posición los irlandeses-americanos que se oponían a tener como aliados en una guerra a los británicos y también buena parte del movimiento feminista se mostró partidario de la no intervención
http://historiausa.about.com/od/IGM/a/Causas-De-La-Entrada-De-EstadosUnidos-En-La-Primera-Guerra-Mundial.htm
PRIMERA GUERRA MUNDIAL: CONSECUENCIAS
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MAPAS
Las onerosas compensaciones impuestas después de la Primera Guerra Mundial, junto con un período inflacionario general en Europa en la década de 1920 -- otro resultado directo de una guerra catastrófica en términos materiales -- provocó una espiral hiperinflacionaria del reichsmark alemán en 1923. Este período hiperinflacionario combinado con los efectos de la Gran Depresión (que comenzó en 1929) verdaderamente socavó la estabilidad de la economía alemana, liquidó los ahorros personales de la clase media y estimuló el desempleo masivo. Semejante caos económico influyó de manera decisiva en el aumento del descontento social y desestabilizó a la frágil República de Weimar. Los esfuerzos de las potencias europeas occidentales por marginar a Alemania debilitaron y aislaron a sus líderes democráticos y acentuaron la necesidad de devolverle el prestigio a Alemania a través de la remilitarización y la expansión.
La agitación social y económica que siguió a la Primera Guerra Mundial desestabilizó fuertemente a la incipiente democracia y dio lugar al surgimiento de muchos partidos de extrema derecha en la Alemania de Weimar. En relación con las duras disposiciones del Tratado de Versalles, fue particularmente perjudicial la convicción cabal entre muchos integrantes de la población general de que Alemania había sido "apuñalada por la espalda" por los "criminales de noviembre": aquellos que habían contribuido a formar el nuevo gobierno de Weimar y a mediar por la paz que los alemanes querían tan desesperadamente, pero que había finalizado de un modo tan desastroso con el Tratado de Versalles.
Muchos alemanes olvidaron que habían aplaudido la caída del káiser, que inicialmente habían recibido con agrado la reforma democrática parlamentaria y que habían celebrado el armisticio. Recordaban solamente que la izquierda alemana -- socialistas, comunistas y judíos, en el imaginario común -- había entregado el honor alemán en favor de una paz ignominiosa cuando ningún ejército extranjero ni siquiera había tocado territorio alemán. Esta Dolchstosslegende (leyenda de la puñalada por la espalda) fue iniciada y propagada por jefes militares alemanes retirados de la época de la guerra quienes, totalmente conscientes de que en 1918 la guerra se había vuelto insostenible para Alemania, le habían aconsejado al Káiser que buscara la paz. Esto contribuyó a desacreditar más a los círculos socialistas y
liberales alemanes que estaban más comprometidos con el mantenimiento del frágil experimento democrático alemán. Los Vernunftsrepublikaner ("republicanos por razón"), personas como el historiador Friedrich Meinecke y el ganador del premio Nobel Thomas Mann, que al principio se habían resistido a la reforma democrática, ahora se sentían obligados a apoyar a la República de Weimar como el mal menor. En ese sentido, trataron de alejar a sus compatriotas de la polarización de la extrema derecha y la extrema izquierda. Las promesas de la derecha nacionalista alemana de revisar el Tratado de Versalles por la fuerza, si era necesario, ganaban cada vez más aceptación entre los círculos respetables. Mientras tanto, el fantasma de la inminente amenaza comunista, después de la Revolución Bolchevique en Rusia y la corta duración de las revoluciones o los golpes comunistas en Hungría (Béla Kun) y en la propia Alemania (por ejemplo, el levantamiento espartaquista), inclinó el sentimiento político alemán decididamente hacia las causas de la derecha. Los agitadores de la izquierda política cumplieron duras sentencias en prisión por inspirar el descontento político. Por otro lado, los activistas de extrema derecha como Adolf Hitler, cuyo Partido Nazi había intentado deponer al gobierno de Bavaria y comenzar una "revolución nacional" en el Putsch de la cervecería de noviembre de 1923, solo cumplieron nueve meses de una sentencia de cinco años de prisión por traición, que era un delito capital. Mientras cumplía sentencia en prisión escribió su manifiesto político, Mein Kampf (Mi lucha). Las dificultades impuestas por el descontento social y económico tras la Primera Guerra Mundial y sus onerosos términos de paz, así como el miedo irracional que sentían las clases medias alemanas a que los comunistas tomaran el poder, socavaron las soluciones democráticas pluralistas en la Alemania de Weimar. También aumentaron el anhelo público de una dirección más autoritaria, un tipo de liderazgo que los votantes alemanes finalmente por desgracia encontraron en Adolf Hitler y su Partido Nacionalsocialista. Por condiciones similares también se beneficiaron los gobiernos autoritarios y totalitarios de Europa Oriental, comenzando con los perdedores de la Primera Guerra Mundial, y a la larga se elevaron los niveles de tolerancia y consentimiento del antisemitismo y la discriminación de las minorías nacionales de toda la región.
Finalmente, la destrucción y las catastróficas pérdidas de vidas durante la Primera Guerra Mundial condujeron a lo que se podría describir mejor como desesperanza cultural en muchos países que habían combatido en la guerra. La desilusión respecto a la política nacional e internacional y un sentimiento de desconfianza respecto a los líderes políticos y los funcionarios de gobierno impregnaron la conciencia de un público que había sido testigo de
los estragos de un devastador conflicto de cuatro años. La mayor parte de los países europeos prácticamente había perdido una generación de hombres jóvenes. Mientras algunos escritores como el alemán Ernst Jünger glorificaban la violencia de la guerra y el contexto nacional del conflicto en su obra de 1920, Tormenta de acero (Stahlgewittern), fue el relato vívido y realista de la guerra de trincheras descrita en la obra maestra de 1929 de Erich Maria Remarque, Sin novedad en el frente occidental (Im Westen nichts Neues) la que captó la experiencia de las tropas en el frente y expresó la alienación de la "generación perdida" que volvió de la guerra y descubrió que no se podía adaptar a los tiempos de paz y que resultaba trágicamente malinterpretada por una población del frente nacional que no había vivido personalmente los horrores de la guerra. En algunos círculos, esta distancia y desilusión con respecto a la política y al conflicto fomentó un aumento en el sentimiento pacifista. En Estados Unidos, la opinión pública estaba a favor del regreso al aislacionismo. Ese sentimiento popular estaba en la raíz de la negativa del Senado estadounidense a ratificar el Tratado de Versalles y a aprobar la pertenencia de Estados Unidos a la Liga de Naciones propuesta por el presidente Wilson. Para una generación de alemanes, esta alienación social y desilusión política fue captada por el autor alemán Hans Fallada en ¿Y ahora qué? (Kleiner Mann, was nun?), la historia de un alemán común y corriente, que es alcanzado por la agitación de la crisis económica y el desempleo, y es igualmente vulnerable a la atracción peligrosa de la política de extrema derecha y extrema izquierda. La novela de Fallada de 1932 retrata con precisión a la Alemania de su tiempo: un país inmerso en el descontento económico y social y polarizado en los extremos opuestos del espectro político. Muchas de las causas de este desorden tenían raíz en la Primera Guerra Mundial y sus consecuencias; y el camino tomado por Alemania conduciría a una guerra aún más destructiva en los años siguientes.
Consecuencias económicas La guerra supuso una destrucción material extrema. Francia y Bélgicafueron los países más afectados pues los combates más violentos se desarrollaron en su territorio. Igualmente fueron duramente Puente de Lieja arruinado castigadas Rusia y la región fronteriza entreItalia y Austria. Los campos de cultivo, la red de ferrocarriles, puentes, carreteras,
puertos y otras infraestructuras fueron devastados. Se perdieron barcos, fábricas, maquinaria. Numerosas ciudades y pueblos fueron total o parcialmente arrasados. La riqueza de los estados sufrió un dramático descenso: Francia perdió más del 30%, Alemania cerca del 25 %, elReino Unido el 32%, Italia el 26%.Estados Unidos se vio menos afectado y su economía se colocaría a la Ciudad de Lille. Ruinas cabeza del mundo.
Al término de la guerra fue necesario reconvertir las industrias que habían estado destinadas durante años a la producción de guerra. El proceso fue lento y se vio entorpecido por una crisis que se alargó hasta 1924. La"economía de guerra" dislocó el sistema productivo y eliminó de la política económica los principios del liberalismo. La tendencia se consolidó durante la posguerra fruto de las políticas de los gobiernos de izquierda, especialmente los socialdemócratas. El intervencionismo económico del Estado fue la pauta seguida durante el período de entreguerras salvo en el caso de Estados Unidos, hasta la llegada a la presidencia de F. D. Roosevelt.
El gasto bélico se financió en parte acudiendo a las reservas de oro y al endeudamiento mediante la emisión de deuda pública, complementado con el recurso a créditos exteriores, especialmente de origen estadounidense. Se recurrió a la fabricación del papel moneda, lo que provocó una fuerteinflación, agravada en la posguerra por el desequilibrio entre demanda y producción.
Sin embargo hubo países a los que la guerra benefició económicamente. En primer lugar aquellos que habían permanecidoneutrales durante el conflicto y se habían convertido en proveedores de materias primas y alimentos para los contendientes, casos de Brasil, Argentina y España. Pero fundamentalmente la guerra consolidó el crecimiento de dos grandes potencias: Estados Unidos y Japón cuyo comercio experimentó un aumento sin precedentes en detrimento de las potencias tradicionales de Europa, que perdieron sus mercados exteriores y vieron cómo su espacio económico se fragmentaba. Estados Unidos prestó importantes cantidades de dinero a los aliados y les suministró abundante material bélico, bienes de equipo y víveres. Se convirtió en el mayor acreedor (más de 250 mil millones de dólares) de los países europeos, que en adelante entraron en una estrecha dependencia de los créditos norteamericanos
para hacer frente a la reconstrucción económica. El dólar se convirtió junto a la libra esterlina en el principal instrumento de cambio en las transacciones internacionales y la bolsa de Nueva York consiguió el liderazgo mundial.
http://www.claseshistoria.com/1guerramundial/consecuenciaseconomicas.htm