Analisis Cuento La Forma De La Espada 121b4m

LA FIGURA DE LA TRAICION SE CONFUNDE CON LA DEL NARRADOR

Dos elementos determinan la identidad de John Vincent Moon: su sobrenombre y su cicatriz. En ambos se cristaliza la marca de su traición. A tal punto que en el momento que Moon tiene que narrar la “historia de su cicatriz” lo hace apoderándose de la voz del héroe, identificándose con el héroe. Se presenta a él mismo como héroe. Esta es una de las dos voces de la historia que es narrada en el cuento. La historia contada oralmente por un conspirador que traiciona a su nación y en esa traición mata el anonimato de una persona para, de esta manera, convertirla en héroe. El héroe es una figura necesaria para una nación. Jorge Panesi dice que “el espíritu nacional debe formarse a la medida de un sujeto, debe personificarse”. Traidor y héroe son dos mitades que se necesitan recíprocamente, son figuras necesarias para constituir una nación. El uno limita las fronteras, el otro las expande. Las identidades nacionales se construyen por luchas, por guerras, por “traiciones” y como consecuencia de esto, se mezclan y se refunden diferentes culturas. Los grandes segmentos de civilizaciones desaparecidas ejercen sobre el presente una acción que solo puede aprehenderse en forma de huellas o vestigios que permanentemente son recombinados. La hibridación de culturas deja huellas. No es casual que Moon cuente la historia (“Mi propósito es referir la historia de esta cicatriz que me afrenta” “ le contare la historia de mi herida…”) de la marca de su cara, de su identidad, alternando “el ingles con el español, y aun con el portugués”. No es casual que al irlandés lo confundieran con un inglés.

Tampoco es casual que su cicatriz haya sido producida por un alfanje, sinónimo de cimitarra, especie de sable curvo usado por los pueblos orientales: “cimitarras de Nishapur, en cuyos detenidos arcos de círculo parecían perdurar el viento y la violencia de la batalla” y que esta cicatriz sea un semicírculo oblicuo que le atraviesa la cara al modo de la hoz de la bandera de la U.R.S.S., (Moon era comunista). En la identidad de Moon (luna, esfera, círculo), en esa “media luna de sangre”, queda el sello de una confluencia de culturas y a la vez el sello de la traición. Queda escrita la marca de la infamia. Queda detenido uno de los arcos del círculo. Esta huella es producida por “esa medialuna de acero”, por ese símbolo de la lucha de naciones. En las cimitarras “perdura el viento y la violencia de las batallas”, además “detrás de las cuchillas –jugando con el doble sentido de la palabra-…urdía otra tormenta”. Las tormentas de las guerras. Moon, traidor, es vivido como una amenaza a la identidad nacional y en realidad no es otra cosa mas que un héroe que sacrifica su identidad, quedando condenado a vivir en el anonimato del extranjero, con la única función de generar reacciones defensivas para así fortalecer los lazos subjetivos que unen a las comunidades imaginarias nacionales consolidándose así, una identidad nacional, y al mismo tiempo posibilitando la figura de un héroe. Moon pasa al anonimato para que su patria fortalezca su identidad. Ambas medialunas, la traición y la guerra, forman la identidad de Moon., se unen y completan la esfera. Moon es mitad héroe y mitad traidor y queda habilitado para tomar la voz del héroe confundiéndose con este. Pero Moon no solo toma su voz, sino que la usa para narrar oralmente la historia (de su marca, que es la de las culturas) robándosela a los “…libros

controversiales e incompatibles, que de algún modo son la historia…”. Libros escritos.

Aquí es donde se relaciona la figura del narrador Borges. En el cuento Borges también oficia de héroe y de traidor. Es vivido, de algún modo, por el lector como el héroe del cuento desde el momento que logra arrancarle la confesión a Moon de las causas de su herida y consecuentemente develar su identidad que nadie conocía ya que era apodado como el Ingles y la historia de la cicatriz era secreta. Traiciona a Moon al contar la historia (al lector) que este le confía (la historia era secreta), denuncia al hombre que lo amparo porque una crecida del arroyo lo obligo a parar en La Colorada y Moon le dio cena y rom (al igual que Moon, que en su confesión dice: “yo he denunciado al hombre que me amparo). Pero al mismo tiempo, de algún modo, se transforma en el héroe de Moon al develar su identidad

y dejarla escrita, libera a Moon de su

anonimato. También lo traiciona cuando en el cuento le da la voz y se la da en castellano cuando Moon alterno tres idiomas para referir su historia. Cuenta en forma escrita lo que Moon cuenta en forma oral. Este juego de darle la voz al personaje pero dándosela a medias, a su modo, este artificio de Borges, no es un artificio en vano. Usa este artificio para crear en el lector un efecto de verosimilitud, traicionando (engañando) esta vez al lector, haciéndole creer que reproduce tal cual Moon le refirió la historia. También lo traiciona al lector cuando dice, en la primer parte del cuento “ Su nombre verdadero no importa” siendo que el nombre del personaje es el que determina el final del cuento. En este contar, al lector la historia le llega de forma escrita y contada por Borges, un traidor. Lo más interesante de este

juego es que Borges elimina un lector pasivo y construye un lector activo que no puede confiarse del narrador y de esta forma tiene que investigar en detalle cada uno de los datos que este le da. En este trabajo que le toca, el lector se pasea por hechos históricos de diversas culturas y naciones, entra en o con “lo otro” y con “el otro”, amplia, enriquece y expande las fronteras de la tradición y la cultura. Moon lleva “escrita en la cara la marca de su infamia”, de su traición. Borges lleva la marca de la traición en las palabras escritas de su narración.