Samuel E. Waldron
Exposición de la Confesión Bautista de Fe de
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Evangelical Presa
e E V ANGELICAL PRESS 1989 Título origíoaJ de la obra: A modern expositíon of the 1689 Baptist Confession of Faith Primera edición en español: 1997 © EVANGELICAL PRESS. 1997 para la versión española Traductor: Demeirío Cánov,is Moreno BA = Oíblia de las Américas NVI = Nueva Versión Internacional ISBN O 85234 396 S
lm¡,r.,.ión: IMPRESOR/\ SALA DIN. C. por A. República Douumeana Pnnted i11 Domuncan Rublic
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A mi esposa Charlene, mís hijos y mi iglesia
Una palabra de reconocimiento
Una gran parte de la honra por cualquier valor que tenga este manuscrito debe darse a tres panes. Sin las grandes, luminosos y bíblicas ideas de los ancianos de la Iglesia Bautista Reformada de Grand Rapids y de mi muy estimado copastor, el Sr. Jim Hutstetler, esta obra probablemente nunca habr' a sido concebida. Tambisn estoy agradecic.lo por la laboriosa dedicación en la tarea de redacción de la secretario de nuestra iglesia, la Sra. Jane Borduin, y mi copastor, el Sr. David Merck, Sam Waldroo
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Indice
Prólogo a la edición españolu Introducción: La Ieguimidad y uso de las confesiones 1. De las Snnms Escrirurus 2. De Dios y de lu Sarna Trinidad 3. Del decreto de Dios 4. Dela creocién 5. De la divina providencia 6. De la Calda del hombre, del pecado y su ensugo 7. Del pacto de Dios 8. De Cristo el Mediador 9. Del libre albedrío l O. Del llamamiento eñcaz 11. De Ia justlficacién 12. De la adopción 13. De la sanllficación J 4. De la fe salvadora 15. Del arrepentimiento para vida y salvación 16. De las buenas obras 17. De la perseverancia de los santos l 8. De lu seguridad de la gracia y de la salvación 19. De la ley de Dios 20. Del evangelio y del alcance de su gracia 21. De la libertad cristiana y de la libertad de conciencia 22. De la adoración religiosa y del día de reposo
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Exposición de la Confesión Bautista de Fe de /689
23. 24. 25. 26 27. 28. 29. 30. 31.
De los juramentos y votos lícitos De las autoridades civiles oer matrimonio De la Iglesia De la comunión de los santos Del bautismo y la Cena del Señor Del bautismo De la Cena del Señor Del estado del hombre después de Ju muerte y de la resurrección de los muertos 32. Del juicio final Apéndice A: Las fuentes de la Confesión Oautista de 161\9 Apéndice B: Visión de conjunto y desarrollo de la Confesión de Fe
l689 Preguntas para estudio Referencias
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Prólogo a la. edición española.
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Así dice e! SEÑOR: 'Paraos en los caminos y mirad, y preguntad por los senderos antiguos cuál es el buen camino. y andad por él; y hallaréis descanso para vuestras almas. Pero dijeron: "No andarernos." -Jeremías 6: 16 (La Biblia de las Américas) Considero un gran privilegio el escribir este prólogo a la primera edición ca$tellana de A Modem Éxpositlon of rlie 1689 Baptis: Conf'-s.iion of Faitll del Pastor Sam Waldroo. Las escrituras registran el hecho de que hay ciclos de progreso espmrual y declive espiritual entre el pueblo de Dios. Estos ciclos se ven tanto en 111 comunidad del Antiguo Pacto como también en la comunidad del Nuevo Pacto. Los períodos de declive son siempre un llamado a la humillación, al arrepentimiento y a la oración por una intervención divina. Esln$ disciplinas espirituales tienen que ser seguidas por una intensa labor de reforma (véase el libro de Nchernías como un ejemplo vívido de este patrón). Los períodos de avivamiento, reforma y progreso de la causa de Dios en la Tierra son un llamado a la acción de gracias, la alabanza y la dedicación renovada a propagar y preservar estos nuevos progresos espirituales. 'Hay evidencias abundantes de que Dios está llevando a muchos en nuestros días a un redescubrimiento del rico entendimiento doctrinal y práctico de las Escrituras compartido por nuestros antepasados espirituales. Solamente tal clase de regreso a 'los senderos antiguos· habría producido tanto la demanda por el libro del Pastor Wakíron como un autor de la estatura del Pastor Waldron. Sin embargo. es motivo de intensa alabanza a Dios que este
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Exposicion de la Confe.riónBautista de Fe de 1689
regreso a los 'senderos antiguos' no sólo va ocurriendo en el mundo de habla Inglesa, sino que Dios está llevando ¡¡ muchos dentro del mundo hispano a apreciar 'los senderos antiguos' también. Nos ha sido de gozo el tener alguna participación en la nutrición y el desarrollo de una iglesia de habla hispana en nuestra área que está comprometida sin reservas con la Confesión de Fe de 1689 como su norma doctrinal. Esta asamblea concreta, la Iglesia Bautista RefotTMdadeNorth Bergen, New Jersey, bajo el liderazgo del Pastor Eugenio Piñero, ha sido a su vez usada grandemente por Dios en la labor de transmitir esta rica herencia doctrinal a otras congregaciones de habla hispana, tanto mediante la difusión de literatura como por el ministerio viviente de la Palabra de Dios. Ha.~ido motivodegozo para rnJ y para algunos de mis coaocianos el presenciar personalmente eongregucione.qen el mundo hispano en que las verdades incorporadas en la Confesión de Pe de 1689 son tiernamente amadas y fervorosamente propagadas por hombre& de Dios, hombres que manifiestan lai; vlrrudM y los dones requeridos paraaquellosquevcrdaderamentesonlosdonesdelCristoascendido a su Iglesia (véase Efesios 4:8-11 ). Ademas, estas verdades van foMT1ando las vidas de estas iglesias concretas en t6rminos de su adoración, prcdicaci6n, ev11Dgeli~mo y vida congrcgacional. Personalmente sé de una iglesia en la Repüblíca Oorninicanaen que aproximada.mente 150 personas se han reunido una veza la semana durante un alloeotcro para estudJar Ju Confe.•iónde Fe de J 689 como panc de los requisitos y la prepan,ctón para la isión como miembro de la Iglesia. El I ibro del Pastor W aldron ~singularmente apto para tal uso en particular. Su presentación se presta naruralmcntc aJ estudio individual o por grupo. Su texto impreso de la Confesión de Fe, su claro bosquejo de las secciones pertinentes de la Confesión, y su sélída exposición bíblica e histórica del contenido de la Confesión proporcionan uno hcrrarnieota ya preparada para enseñar la Confesión en el contexto de un aula o predicarla como parte del ministerio regular de nuestro pl11pito. Quisiera instar vehementemente a cada lector a considerar cuidadosamente el contenido de la intrOducción del Dr. Roben Paul Martín, en que presenta algunas perspecr¡ vas vitales concerniellles al lugar de las confesiones de fe en la vida de la Iglesia, y en que responde a algunas de las objeciones más comunes al uso de una confesión de fe.
Pr6/ogo a la ediciñn española
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Los editores deben ser elogiados por su visión al emprender la tarea de preparar este libro para su uso en el mundo de habla hispana. Que la gran Cabeza de la Iglesia use e~te libro poderos:ameme para el progreso de su reino en esta generación y en las subsiguientes, en caso de que nuestro Señor demore su venida. ~on or~ción encomendamos este Libro a la bendición de Dios y el ennquecrrmento de su pueblo que, cuando lee la., Escriturasen el idioma español y lee libros que, como éste, exponen la enseñanza bfblica claramente, está oyendo a Dios hablarle: a cada uno en su propia lengua (Hcn. 2:8). Albert N. Martin Pa~tor de In Trinlty Baptlst Churcb Montv!Ue, New Jersey, EE.UU. Agosto de 1992
lntroducc:íón: LA legitimidad
Introducción
La Iegidmidad y uso de las
confesiones
El allo 1989 marca el 300 aniversario de la publicación de la Segunda Confesión de Londres (también conocida como In Confesión de la Asamblea o La Confesión Bau1ista de Fe de 1689. Si bien fuc escrite y publicada anénlmarnente en 1677, tras la ascensión deGuillcnno y María al trono de Inglaterra y la Ley de Tolerancia, los bautistas particulares de Inglarerra 11e reunieron en asamblea pública, firmaron la Cu11fcsión y la volvieron a publicar para la consideración del péblícocristiano. LaConfesión de Westminsterde 1647 fue utilizada como Ju esuuetura básica de In Segunda Confesión de Londres, si blen con modificaciones. Algunas de estas modííicaciones fueron obra de los que redactaron la confesión; otra,; se adoptaron a partir de la Declaración de Sahoya publicada por los independientes en 16S8 y de la Primera Confesión Bautlsta de Londres de 1644. El propósito de este método fue mostrar, siempre que ruera posible, la continuidad de la fe que exísua entre los bautistas particulares y sus otros hermanos rcfonnados en Gran Bretaña, en la actualidad, los bautistas reformados tienen en alta estima la Segunda Confesiéu de Londres y muchas de las iglesias contínüan considerándola como su declaracíon oficial de fe. Blencusiasrnoquc muchos sienten hacia las grandes confesiones reformadas, sin embargo, no es compartido por tocios. Por desgracia, vivimos en una era que no tiene en cuenta los credos o que cslá aun en contra de los mismos, y que está marcada por el relativismo existencial, el anti autoritarismo y el aislacionismo histórico. Muchos cristianos profesantes consideran los credos y las confesiones de fo como tradiciones humanas, preceptos de hombres, meras opiniones religiosas. Hablando acerca de su tiempo, Horatíus Bonar dijo: 'Cada nueva expresión de escepticismo, especialmente sobre temas
y uso de las confesiones
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religiosos, y por parte de hombres nominalmente "religiosos", es saludada como otro bramido de esa tormenta que ha de enviar todos los credos al fondo del mar; se observa el flujo de la marea no por la aparición de la verdad por encima de las aguas, sino por la inmersión del dogma. Nada se ohjcta a cualquier libro o doctrina o credo que deje a los hombres en libertad de adorar el dios que quieran; pero a cualquier cosa que determine su relación con Dios, que infiera su responsabtlidad por su fe, que implique que Dios ha anunciado autoritatívamenre lo que se ha de creer, se objeta con protestas en nombre de la libertad injuriada' (' ). Nos preguntamos qué diría Bonar hoy. Aquellos que de tienden a conciencia las grandes confesiones reformadas son considerados como anacrónicos, si no como enemigos de la fe y de la Iglesia. En algunos cfrculos somos censurados y evitados: y si intentamos convencer a otros de los beneficios de un cristianismo confesional y de los peligros del latitudínarisrno doctrinal, se nosesligmaliza como si estuviéramos infectados de 'credísmo' progresivo, el equivalente teológico y ecleslásticude la lepra, Bu semejanteclirna, es Importante que los que amamos las confesiones reformadas tengamos ideas claras acerca de la legitimidad de las confesiones y de sus muchos usos beneficiosos. A. La legltlmldad de IBS conreslones Lu Biblia dice que la Iglesia es 'columna y baluarte de la verdad'(! Ti. 3: 15). El térm.inor1ulos (columna) se refiere a una columna que sostiene un edificio: y hedraioma (baluarte) se refiere a la base o fundamento de una csuucrura. La 'verdad' a que se refiere el texto es la revelación que Dios hizo a los hombres. esto es, esa revelación especial que comenzó en el F.dén y que concluyó con el establecimiento del Nuevo Pacto, esa revelación que tiene como su centro focal 'el misterio de la piedad', el evangelio de Jesucristo (1 Ti. 3:16). Al llamar a la lglesia 'columna y baluarte de la verdad', la Biblia nos enseña que la revelación que Dios ha dado para la salvación de los hombres ha sido confiada a la Iglesia, esto es, a una institución quefue designaday planeada por Dios para conservar pura la verdad, para defenderla contra el error y contra los ataques de sus enemigos, y encomendarla, sin diluir ni adulterar, a las generaciones futuras. La Iglesia fue creada como una sociedad humana ordenada por Dios
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Exposicion de la Confesi'ónBautÍlla tk Fe d,, 1689
para el sostenimiento y la promoción de la verdad revelada en el mundo. Esto, desde luego, hace que la Iglesia sea indispensable, tan indispensable como In columna o fundamento de una casa. En el desempeño de su deber (tan LO hacia los que están dentro de la Iglesia como hacia los que están fuera) como 'columna y baluarte de la verdad', entre otras cosas, la Iglesia ha publicado confesiones de fe, una actividad que histéricamenre ha considerado como un medio legítimo para el cumplimiento de su deber. Pero siempre que la Iglesia ha publicado tales normas confesionales, se han levantado voces que han cuestíouado la legitimidad de haberlo hecho. Se han suscuado dos objeciones básicas. 1. Algunos arguyen contra la leglumidadde la.~confcsiones sobre la premisa de que las confesiones de fe minan la sola autoridad de la Biblia en asuntos de fe y pracríca. Se oye con frecuencia el clamor: 'Ningún crednsino ta Biblia.' En algunos casos. esta añrmaclén es digna de respeto, pues algunos parecen estar genuinamente motivados por el reconocí miento deque la Biblia ocupa un lu¡¡ar singular en la regulación de la fe y vida de la Iglesia. Sin embargo, es Ingenuo creer que la Iglesia cumple plenamente su deber corno columna y baluarte de la verdad proclamando que cree en la Biblia. La mayoría de los herejes están dispues100 a decir lo mismo. Un escruor proclama: 'Para alcanzar la verdad, uebemos desechar los prejuicios religiosos ... Debemos dejar que Dios hable por si mismo ... Apelamos a la Biblia para la verdad.' El problema de esta declaración, por supuesto, es que está tomada de Sea Dios veraz, publicado por los Testígos de Jehová('). En el mismo sentido, consideremos las observaciones de Sa.muel Miller sobre el Concilio de Nicea: 'Cuando el Concilio comenzó a examinar el tema [de la idea de Arrío sobre la divinidad de Cristo), resultó extremadamente difícil obtener de Arrío UJJa explicación satisfactoria de sus ideas. No sólo estaba tao dispuesto como el teólogo más ortodoxo allí presente a profesar que creía en la Biblia, sino que se declaraba dispuesto a adoptar, como suyo, todo el lenguaje de las Escrituras, en detalle, conccmieote a la persona y el carácter del bendito Redentor. Pero cuando los del Concilio quisieron averiguaren qué sentido entendía ese lenguaje', evidenció una disposición a evadir y equivocar y, de hecho, du.rante bastante tiempo, dificultó los intentos de los más ingeniosos de los ortodoxos por especificar sus errores y sacarlos a laluz, Declaró que
Introducción: la legitimidad y
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de las confesiones
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estaba completamente dispuesto a emplear el lenguaje popular en el tema de controversia; y quiso que se creyera que difería muy poco de
la generalidad de la Iglesia. Por consiguiente, los ortodoxos examinaron los distintos títulos de Cristo que expresan claramente la divinidad, tales como "Dios" - "el verdadero Dios", la "imagen misma de Dios", ere- cada uno de los cuales Arrío y sus seguidores suscribieron de buena gana: reclamando el derecho. sin embargo, de poner su propia construcción sobre los tirulos híblicos en cuestión. Tras emplear mucho tiempo e mgeniosidad en vano, procurando sacar a rastras a este habilidoso ladrón de. sus escondrijos, y para obtener de él una explicación de sus ideas, el Concilio se dio cuenta Je que sería lmpMihle cumplir su objetivo tanto en cuanto le permitieran atrincherarse 1.rns una mera profesión general de fe en la Biblia. Hicieron, pues, lo que el sentido común, al igual que la Palabra de Dios. había ensenado a hacer a la Iglesia en todos los tiempos anteriores, y lo único que puede cap,icitllJ'la para delectar al habilidoso defensor del error. Fxpresaron, en su propio lenguaje, lo que suponían ser la doctrina de 111 Escritura concerniente a la divini(lad del Salvador; en otras palabras.redactaron una Confesión de Fe sobre este tema, que invitaron a Arrío y a sus discípulos II s,¡scrlbir. Los herejes rehusaron hacerlo: y se les hizo reconocer prácticamente que n(t entendían las Escrituras como el resto del Conc iJio las entendla y. desde luego, que la acusación contra el los era
correcta' (').
Una confesión de nuestra lealtad a la Biblia no es suficíente. Las negaciones más radicales de la verdad bíblica coexisten frecucmementecon un profesado reconocim.ientodela autoridad y el testimonio de 111 Biblia. Cuando los hombres utilizan las palabras mismas de la Biblia para promover la herejía, cuando la Palabra de verdad es pervertida para servir al error, nada menos que una confesión de fe sirve públicamente para trazar las líneas divisorias entre la verdad y el error. Si les concediéramos a nuestras confesiones un lugar igual al de la Biblia en autoridad, socavaríamos la sola autoridad de la Biblia como reguladora de la fe y la práctica de la Iglesia. Este, sin embargo, no era el propósito de los que trazaron las normas reformadas. Ellos reconocieron el lugar único de la Biblia, reconocieron ser hombres falibles, y reflejaron estas perspectivas en la.~ confesiones mismas. Nótense las declaraciones de la Confesión Bautista de 1689: 'La Santa Escritura es la única regla suficiente, segura e infalible de todo
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Esposiciér: ,k la Confuión Bautista d. Fe de 1689
conocimiento, fe y obediencia salvadores' (1: 1 ). 'Todo el consejo de Dios tocante a todas las cosas necesarias para su propia gloria y para la salvacién del hombre, la fe y la vida, está expresamente expuesto o necesariamente contenido en la Santa Escritura; a la cual nada, en ningün momento, ha de añadirse, ni por nueva revelación del Espíritu, ni por las tradiciones de los hombres' (1 :6). Las grandes confesiones reformadas no pretenden convertir en verdad algo que no fuera verdad anteriormeme: ni se proponen obligar a los hombres a que crean algo que no estén ya obligados a creer sobre la base de la autnridnd de la Escritura. Un credo ocont esién es simplemente una declaración de fo(cl'edo significa 'creo'); y como tal no disminuye más la autoridad de la Biblia que decir: 'Creo en Dios,' o 'creo en Cristo,' o 'creo la Biblia.' Losquedicen no confeserotrocredoque la Biblia.en realidad tienen un credo, aunque no esté escrito. El profesor Murray argUfo: 'En la aeeptacién de la Escritura como la ralabra de Dios y la regla lit: fe y vida, se halla la declaración confesional incipiente y bá.dca ... [puesto que excluye] todas las demás normas de fe y conducta, Pero ¿por qu6dcberfo mstringirsc la declaración eonfealonaí 1t I• doctrina de lo E11eritura?' ('). Si los ndhcrcntcs a las doctrinas y prácticas heréticas y sectarias '14111 c~cluidoR do In lista de de una iglésia local, si tos oílcinlc.• y deben sos1cncrcierta~ductrinas como verdad, c11tonce11 l¡1.1·11J11,·10 existe un credo comúnmente reconocido. Eo todru1 Ion ifllo.•íus, el credo ca tan real como si cada miembro tuviera un ejemplar impreso. Sin embargo. seg~o los principios no eonf eslooules, todos deberían ser recibidos ~in discrírnínacién, tanto en cu,11110 puedan decir: 'Creo la B1b1Jn.' La verdad es que los que más vigorosamente se oponen a las confesiones de fe utilizan sus credos no publicados en sus procedimientos eclesiásticos y son exactamente tan 'confesionales' como los confesionalistas a quienes arengan. Thomas y Alcxruider Campbell pensaron poder eliminar los males de lo que ellos dcoorninaba.n 'sectarismo· congregando una comunión cristiana sin un credo humanamente construido, sin ningún vloculo excepto la te en Jcsú$ como Salvador y una profesada determinación a obedecer su Palabra. Argüían que el problema de la Iglesia visible era que estaba dividida y que lUIS credos y confesiones eran la causa. Los frutos de sus esfuerzos, las así llamadas 'Iglesias de Cristo', están entre las congregaciones más sectarias y 'confesionales· que se hallan en cualquier lugar.
Introduccián: La legitimidad y uso de las confesiones
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A los que están preocupados porque las confesiones minen la autoridad de la Biblia. les decimos sin reservas que la base final de la fe y prácticacrístianas es la Biblia, no nuestras confesiones de fe. Pero esto no significa quesea i legftimo para los que están de acuerdo en sus juicios en cuanto a las doctrinas de la Biblia el expresar ese acuerdo de forma escrita y considerarse comprometidos a caminar seg,ín la misma regla de fe. Como A.A. Hodge observó: 'La verdadera cuestión no es, como se pretende a menudo, entre la Palabra de Dios y el credo del hombre, sino entre la fe probada y comprobada del cuerpo colectivo del pueblo de Dios, y el juicio particular y la sabiduría aislada [sin ayuda externa! del que repudia los credos' ('). 2. Otros arguyen comra la tegnimldad de IIL~ confesiones sobre la premisa de que las confesiones de fe son inconsccuemes con In libertad de conciencia delante de Dios. Dos clases de personas arguyen de esta manera. En primer lugar, algunos de los que dicen esto consideran toda autoridad, tanto bíblica como confc&ional, como perjudicilll en cuanto a la libertad de sus conciencias. Habiéndose rebelado contra la norma superior de la Biblia. no es un misterio que se irriten por c~t.ar bajo la autoridad inferior de una confesión; habiendo escupido el camello, no es asombroso que se libren del 1lll1squit11 con Ullltll facilidad. Tales personas consideran la 'libertad de pensamiento' y la "libertad de ínvesugacién' como su derecho de primogenitura. Sin embargo. en lugar de desear ser libres paraque sus conciencias sigan la Escritura (que es lo que añrrnan como su motivucién), realmente quieren ser libres de las restricciones de la Biblia ea cuanto a la formación y propagación de sus opiniones religiosas. Shedd llamaba a tales personas 'fanáticos latitudinarios', quienes en realidad odian la precisión. no aman la libenad, y que desean imponer a todos su funutismo latitudinario (•). MiUer observaba: 'Siempre que un grupo de personas comenzaba a deslizarse, con respecto a la ortodoxia, generaímeme intentaban romper, si no ocultar. su calda, despotricando contra los credos y las confesiones' ('). Al comienzo de sus protestas, tales personas generalmente profesan lealtad a las doctrinas de la confesión pero no al principio de las confesiones. El uempo generalmente pone en evidencia su hipocresía. 'Loshombrcsraramentescopooenaloscredoshastaque los credos se oponen a ellos' ('). Con respecto a tales personas, sólo
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Exposición dt la Confts/6n Bautlsta de Fe de /689
podemos decir que, tanto en cuanto sus conciencias no estén ligadas por la Palabra de Dios, una confesión de fe no les hará ningún daño, ¡excepto denunciarlos como hipócritas o herejes! En segundo lugar, para otros, la objeción basada en una apelación a la libertad de conciencia es meramente un corolario a la objeción anterior, es decir, IA preocupación por la autoridad de la Escritura. Estas personas parecen sinceramente estar procurando defender la premisa de que la conciencia ha de estar ligada únicamente por la autoridad de la Palabra de Dios. A los tales les decimos que la confesión recouoccque sotamente Dioses el Señordc la conciencia: 'Sólo Dios es el Señor de la conciencia, y la ha hecho lihre de los manda miemos y doctrinas de IM hombres quesean en alguna manera contrarios a su Palabra o que no estén contenidos en ésta. A~( que, creer wlefi doctrinas u obedecer tales mandamientos por cnusa de la conciencia es traicionar la verdadero libertad de conciencia, y el requerir una fe implícita y una obediencia ciega y absoluu, es destruir In libertad de conciencia y también In razón' (21 :2). Los temores con respecto u tu libcrtnd de conciencia estarfen JU$tilicados si se requiriera suscribir una confesión sin que quien lo hiciera pudiera examinar los artículos de fe, o 3i se hiciera bajo la presión del cnstigo civil. Pero si alguien csu1 persuadido de que el contenido de In confesión es bíblico y lo suscribe voluntariurncnte, entonces unn confcsién de fe no hace injurfo a la conciencia. Un h11111brc tiene libertad en cualquier momento para renunciar a la conl'e.~ión de In Iglesia si no puede ya suscribida con una buena conclencia. Y tiene la libertad de unirse a una congregación donde pueda tener comunión con una buena conciencia. Millcr arguye correctamente que negar a un grupo de cristianos el derecho ü trazar una confesión de fe y el derecho a suscribirla seña negarles In verdadera llbertad de conciencia: 'Simíuda, nadie puede negar que un grupo de cristianos tengan derecho, en o país libre, a asociarse y andar juntos según Los principios que escojan acordar y que no sea inconsecuente con el orden público. Tienen derecho a aconíar y declararcémoentíenden las Escrituras; quéaruculosen las Escrituras concuerdan en considerar como fundamentales; y de qué maneraquíeren que se conduzcan su predlcacién y políl ica públicas, para la edifícación de sí mismos y de sus hijos. No tienen derecho, ciertamente, a decidir y a juzgar por otros, ni pueden obligar a nadie a unirse a ellos. Pero es, sin duda, su privilegio juzgar por sí mismos; acordar el plan de su propia asociación; determinar sobre qué
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lturoduccion:Lo legitimidad y uso de las confesiones
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principios recihirán a otros en so fraternidad; y establecer una serie de reglas que excluyan de su grupo a aquellos con quienes no pueden andar en armonía. La cuestión no es si hacen en todos los casos un uso sabio y bíblico de este derecho a seguir los dictados de lacoociencia, sino ~i poseen el derecho en absoluto, Son, ciertamente, responsables por el uso que hagan de la misma, y solemnemente responsables ante su Señor en el cielo; pero, sin duda, no pueden ni dehen ser obligados a responder anre el hombre. Es asunto de ellos. Sus semejantes no tienen nada que ver con ello, tanto en cuanto no cometan ningún deliro contra la paz pública. Decidir lo contrario sería ciertamemeun atropelle comracl derecho al juicio privado' ('). En principio, cualquier aberración doctrinal o morul puede lntroducirse en la lglcniu bajo pretexto de la libertad de conciencia. Andrew Fullerdeclaré: 'Hay una gran diversidad de sentimientos en el mundo con respecto a la moral idad al igual que con respecto a la doctrina: y, si es una imposición unliblblicn ncr.ar cualesquiera arncutos, [también) debe serlo excluir a alguien por inmoralidad, o aun amonestarle por ello; pues sepodrfa alegar que él sólo piensa por sí mismo, y aclda en consececncia. Tampoco acaba ahí la cosa: ca.\i toda clase de inmoralidad ha sido defendida y puede diRfrazarse y. aM, bajo pretexto del derecho al juicio privado, In Iglesia de Dios se volverla como la madre de las rameras: "habitación de dernomos y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de roda ave inmunda y aborrecíbte.:" ('º). De manera similar, B.H. Carroll argUla: 'Una iglesia con poco credo es una iglesia con poca vida. Cuanta.\ má., doctrinas divinas pueda acordar una iglesia, tanto mayor será su poder y más amplia su utilidad. Cuan lo menos sean sus artículos de fe, tanto menos serán sus vínculos de unión y cohesión. El clamor moderno: "Menos credo y má$ libertad," es una degeneración de los vertebrados a las medusas, y significa menos unidad y menos moralidad, y significa más herejía. La verdad defrnlliva no da lugar a la herejía: solamente la denuncia y la corrige. Si se deja íucra el credo, el mundo cristiano se llenará de herejía insospechada y sin corregir, pero sin embargo, mortal' (11).
Sencillamente expresado, las objeciones a la legitimidad tic los credos discutidas en las páginas anteriores están infundadas. Las confesiones son un medio legítimo para que la Iglcsiucurnplasu rarea como 'columna y baluarte de la verdad'.
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Exposición de la Confesión Bautista de Fe de /689
B. Los usos de las ccnfeslcnes
1. Una confesión es w1 medio útil para la dectaractnn y defensa públicas de la verdad La Tglesia hado retener 'la forma de la$ sanas palabras' (2 Ti. 1: l3}, contender 'ardientemente por la fe que ha sido una ve». ciada a los santos' (Jud. 3), y estar firme 'en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio' (Fil. 1 :27). En el cumplimiento de esta tarea. una confesión es una útil herramienta para distinguir la verdad del error y para presentar sucintamente las doctrinas centrales de la Biblia de forma íntegra y en lns debidas proporciones. En primer lugar, una formulacilin confesional es parte de la tarea pública de enseñanza de la Iglesia. U na confesión de fe es una definición pública para los que están fuera de nuestras iglesias de IM cuestloncs centrales de nuestta fo, un testimonio al mundo e la fe que sostenemos a diferencia de los do más. En segundo lugar, unn confesión de fe es un ínseumento 1ltil en la instrucción p1lhlica de In congregación. Una confesión es un tratado breve de teología que puede utillZal'&e para dar a nuestra congregación una ampli11 exposición o la verdad, asl como una cerca contraet error. Facilita grandementela pmmocióndcl conocimiento cristiano y unu fe discriminadora(") entre el pueblo de Dios y otros que asisten al ministeno pübhco de nuestras iglesias. siendo asimismo una ayuda 6tíl para el pueblo de Dios en la instrucción de sus hijos. Además, una confesténde fe sirve como marco, dentro del cual nuestra congregación puede recibir con conoclmícnto lo prcdlcaclón de la Palabra, asl como para alertarla contra lo novedoso y lo erróneo. dondequiera que lo confronte. 2. Una corfesténsirve de normapública de comunlány dlscipliru: La Bfbliaconsidera la iglesia local nocomounauniénde aquellos que han acordado diferir, sino un cuerpo caracterizado por la paz. y la unidad. La Iglesia hade 'guardar la unidad del Espíritu en el vinculo de la paz' (Ef. 4:3). Sus han de ser 'unánimes', es decir, de un corazón, alma, espíritu, mente y voz. (Ro. 15:5,6; 1 Co. 1: 1 O; Fil. 1:27; 2:2).' Una confesión ayuda a proteger la unidad de una iglesia y a preservar su paz. Sirve como base de comunión eclesiástica entre los que están tan casi de acuerdo como para poder andar y trabajar juntos en armonía, Congrega a los que sostienen una fe común y los une en una comunión.
Introduccion: La legitimidad y uso de las confesiones
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Jesú5 dijo: ' ... toda... casa dividid:i contra sí misma, no permanecerá' (Mt. 12:25). ¡,Pueden los calvinistas, los arrninianos, los pclagianc:rs y los unitarios oras, trabajar, tener comunión y adorar juntos en paz y con provecho, mientras que cada uno sostiene y promueve sus propias nociones de la verdad'! ¿Quiéndlrigiráel culto o predicará? ¿Pueden tosquecrcenque Iesüs es Dios orar con los que consideran ese culto una idolatsi'á? iPueden los que profesan ser justificados por la feen Cristo solamente tenercomunión con los que creen lo contrarío? ¿Pueden sentarse juntos a la misma meso sacramental? ¿Pueden los que creen en la inspiración verbal y plenaria compartir el púlpiro con IM que niegan esa doctrina? La única manera en que los que difieren en asuntos esenciales pueden habitar juntos en armonio es imponer una moratoria a la verdad; do lo contrarío, convcrtíran ciertamente 'la casa de Dios en una triste 13al>cl' ("). Como notamos anteriormente, todas IM iglesias tienen un credo, ya sea escrito o entendido por sus . Y muo hombre sabio, antes do unirse n una iglesia, dcsc11tá saber cuál es ese credo. Tieue derecho a saber loquecree la iglesia y la iglesia tiene derecho a saber lo que 61 cree. Ahora bieu, tener un credo no publicado como prueba de comunión es un desorden, por no decir una deshonesudad. Se deja que cada uno descubra el credo de la Iglesia por~, mismo. Y la iglesia misma no tiene una manera fácil de díscerntr si los que sollcltan la lista de están en armonía con la feC<J111u.ndcsus . puesto que lo esencial de su común fe no se paniculariza en níngün lugar. Una confesión publicada focilit.i grandemente la e valuación de La posición doctrinal de la iglesia por parte de un posible miembro, y viceversa. Una confesión de fe publicada provee también una norma doctrinal concisa para ser utilizada en la disciplina de la Iglesia. Hemos de fijarnos • en los que causan di visiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéiR aprendido, y que os apartéis de ellos' (Ro.16: 17). Hemos de excluir a los que perturban la paz de la Iglesia mediante la falsa doctrina: 'AJ hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación, deséchalo' (Tit, 3: 10). Con objeto ele cumplir su papel de guardar la pureza de su lista de , lá Iglesia debe tener una norma doctrinal, y esa norma debe publicarse abiertamente, pues los hombres tienen derecho a saber por qué particularidades serán juzgados. Requerir que la Iglesia ejerza disciplina contra el error doctrinal sin unaconfesión de fe publicada es requerir hacer ladrillos sin paja.
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&po.rici6n de la 1
Confesión Bautista de Fe de· 1689
Nada menos que upa confesión de fe satisface las demandas legítimas de una iglesia y sus miernbrosentre sí. Cornocbservó Jarnes Bannerman: 'Es el deber de la Iglesia ... mediante una declaración formal y pública de su propia fe. dar a sus la certeza de la ortodoxia de su profesión, y recibir la certeza dela de ellos' ("). Una iglesia sin confesión de fe podría ígualmcnte anunciar que está preparada para dar cabida a 1oda clase de herejía que lleva a la condenación y serterreno para ros que son dados a cultivar la cosecha de lo novedoso. Una iglesia sin confesión de fe tiene el equivalente teológico y cdc~iástico del SIDA, sin inmunidad alguna contra los vientos infecciosos de In falsa doctrina. Y lo que es cieno de la vida dentro de la iglesia local es también cierto de la comunión entre iglesias locales.¿ Qué iglesia, que valora la preservación de su propia pureza doctrinal.as! como ~u propia paz y unidad, podría tener unu comunión segura con otra entidad, sin .~abcr nAdn de su posición en cuestiones de verdad y error? Sin una política o fe definidas, tal iglesia no confesional podrfn ser fuente de contaminación en lugar de edificación. Bajo tales circunstancias, no podrfarnos abrir nuestros pülpüos o fomentar la comunión entre la:t congregaciones con una conciencia limpio("). Antes de dejar el tema de los credos como normas de comunión y disciplina, hace falta decir una palabra por si algunos lectores sacan la conclusión de que esto significa que cuda míembro debe tener opiniones avanzadas de la doctrina bíblica con objeto de obtener y mantener la listi, de en una iglesia confesional. Nótese la observación de Andrew Fuller: 'Si una comunidad religiosa acuerda especificar algunos principios importantes que consideran derivados de la Palabra de Dios, y juzga que creerlos es necesario para que cualquiera pueda llegar a ser u continuar siendo miembro de la misma, no se deduce que esos principios deban ser entendidos igualmente, o que todos los hermanos deban tener el mismo grado de conocimiento, ni tampoco que no deban entender ni creer ninguna otra cosa. Las posibilidades y capacidades de distintas personas son diferentes: una puede comprender más de la misma verdad que otra, y puede ampliar sus puntos de vista mediante una grandísima variedad de ideas afines; y, sin embargo, la sustancia de lo que creen pueden ser aún la misma. F.I objeto de los artfculos (de fo J es distanciar no a los débiles en la fe sino a sus enemigos declarados' (16).
Imroduccion:La legitimidad y uso de las confesiones
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3. Un credo sirve de normn concisa mediante la mal evaluar a los ministros de la Palabra los ministros ele la Palabra han de ser 'hombres fieles' (2 Ti. 2:2), retenedores 'de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza' (Tít. 1 :9). Hemos de estar en guardia contra los falsos profetas y apésroles. Hemos de 'probar los espfritus, si son de Dios' ( 1 Jo. 4: 1). No hemos de recibir a un hombre infiel en nuestros hogares o darle un saludo fraternal, para no ser partfcipes de sus malas obras (2 Jn. 10). No podemos obedecer estas amonestaciones recibiendo simplemente la confesión de que alguien cree la Biblia, Debemos saber lo que cree que la Biblia enseña acerca de l,IS grandes cuestiones. Una confesión de fe hoce relativamente fácil pMa la Iglesia inquirir acerca de la ortodoxia doctrinal de una persona en el amplio campo de la verdad bíblica. Sin una confesión de fe la evaluación que hace una iglesia de sus ministros es fortuito y superficial en el mejor de los casos; y la iglesiaestarácn gran peligro de imponer las manos u neófitos y herejes, todo porque no mide a los candidatos ul ministerio por una norma amplia y profunda. Y lo que es cierto en el recouocimiento que hace la Iglesia de sus minístros es doblemente cierto cuando reconoce a los profesores apartados para preparar hombres para el minísterio. No se puede sobrestimar el daño infligido a las iglesias por la negligencia al colocar hombres en la enseñanza teológica y d11tlcs Ju oportunidad de moldear la.~ maleables mentes y almas de jóvenes candidatos al
ministerio.
4. Las confesiones contribuyen a un sentido de continuidad
histórica
¿Cómo sabemos que nosotros y nuesuacongregación no somos una anomalía histórica, que no somos los ónicos en la historia que han creído de esta manera? Nuestras confesiones nos atan a un precioso patrimonio de fe recibido del pasado y son un legado por el que podemos transmitir a nuestros hijos la fe de sus padres. Esto, desde luego; no es una cuestión secundaria. Un sentido de continuidad histórica contribuye grandemente a la estabilidad de una iglesia y al bienestar personal y espiritual de sus ,
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Exposición de la ConfesiónBautista de Fe de 1689
ObservacionesrmaJes l. El cristianismo moderno está inmerso en una inundación de relatividad doctrinal. A Satanás y sus huestes les agrada la imprecisión y la ambigUedadqueestán rampantes en nuestro tiempo. Spurgeon observó: "El archienemigo de la verdad nos ha Invitado a allanar nuestros muros y a eliminar nuestras ciudades amuralladas' ("). Nos preguntamos quédirfa Spurgeon si viviera hoy y pudiera ver hasta qué punto hu avanzadn el declive, Aquello» de nosotros que amamosestas antiguas normas tenomos el deber de conrender 1trdien1cment.e por la fe una vez. dada a los santos. No deberíamos rendir nuestra confesiones sin luchar. Como dijo Spurgeon, hablando de In importancia de las confesiones: 'LM armas <¡ue son ofensiva~ para nuestros enemigos no debería permilir~que se oxidaran' ("). Las grandes confesiones refonnada.s fueron forjadas en el yunque del conflicto por In fe y hon ondeado como estandartes dondequiera que se ha librado In batalla por ta verdad. Donde tos hombres han abandonado estas declaraoioncs de la religión bíblica, donde las opiniones latitudinarias han reinado. la causa de Dios y la verdad ha sufrido grandememe. Una reticencia a definir con precisión In fe que profesa creer es síntoma de que oigo va terriblemente mal con una iglesia y su liderazgo. Es imposible que tal iglesia funcione corno 'columna y baluarte de la verdad', pues no esll1 dispuesta a definir o defender la verdad que profesusostener, La realidad de la situación actual es que no son tanto las confesiones sino las iglesias J,c¡ que están siemlu probadas en nuestros días. 2. Periódicamente puede ser necesario revisar las grandes confesiones de re. No deberíamos, sin embargo, revisarlas por cada capricho o con cada cambio de la moda teológica. Estos documentos no se produjeron precipitadamente y no deberían revisarse precipitadamente. Sin embargo. nuestras confesiones no son inherentemente sacrosantas 1li están por encima de la revisión y la mejora; y, desde luego, la historia de la Iglesia no se detuvo enel siglo XVII. Actualmente somos confrontados por errores por los cuales los que redactaron las grandes confesiones no fueron enfrentados y a los que no se refirieron explícitamente en las confesiones. Así pues, puede juzgarse necesaria la revisión, pero es una tarea a realizar coa extremo cuidado.
Introduccián: La legittmidad y uso de las confesiones
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Si en nuestro tiempo nos encargamos de la revisión de nuestras confesiones, de hemos estar
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Exposieián de la Confesi6n Bauti.rta de Ft de 1689
verdad puedan aprovecharse de la oportunidad para calumniar y despotricar. es sin duda mejor y más veraz que el que la iglesia continúe en la hipocresía. Y lo que es cierto de la vida coleen va es también cierto de la honestidad personal. Samud M iller argüía que suscribir un credo es una transacción solemne 'en laqvcdcbemoscmbarcarnos con mucha y profunda deliberación y humilde oración; y en la cual. si el hombre está obligado a ser sincero en algo, está obligado a ser honesto para con su Dios, honesto para consigo mismo y honesto para con la iglesiaalaqueseune' ("). Millerconcinúadlciendo: 'Encuanto a mí, no conozco ninguna transacción en que la insinceridad es máq [ustamcntcculpablcdel terrible pecado de "mentir al EspírituSanto" que ésta' ("). Para rermlaar, debo apelar a los pastores. 1 .a mayorr. de nosotros afirmarnos adherimos a una confesión anto,q de imponérscno» tas manos. Hermanos, tenernos lasolemneobUgaclón ante Dios de andar en la unidad de la re en la congregación en la t111e trabajamos. Si no podemos hacer c~IO honestamente, .•i nuestro3 puntos de vista cambian, deberíamos apartarnos y buscar un grupo al que podamos unimos sin hipocresía. Si no estamos dispuestos a hacer esto, no somos irreprenRit>lcs e irreprochables; y, por tanto, estamos descalificados para el ministerio. Robcrt Paul Martin Bl Df. Rol>
logla B!blica en la Tri11ity Ministtrial Academy. Aoo.1alroente es pastor de la
Iglesia Bautista Bmmanuel en Sea Tac, Wa.
l.
De las Santas Escrituras
1, La Santa Escrituru es la únlc.a regll• suficiente, segura e Infalible de todo conocimiento, fe y obediencia salvadores.' Aunque lo luz de l• naturaleza y las oeres de la creacíén y de I• provideucin manifiesUID de tal manera 1• bondad, sabidurlo y poder de Dios que dejan a los hombres sin excusa.? no son. sin embargo. suficiente! parn dar aquel conocimiento ele Dio, y de su voluntad que es necesario para la salvación.' Por U\lltO, agradó al Señoe, en distintas épocas y de diversas maneras, revelarse a sf mismo y declarnr su vnluntad a su Iglesia;• y posteriormente, ¡,t11u conservar y lllOpa¡iu mejor la verdad y pura un e,Utblcdmlemo y consueto más se¡uroij de la Iglesia contra la corrupcién de In carne y la mlllicia de Sauinás y del mundo, to agradó poner por escrito esa revelación en su tOlalldad, lo cual hace • les Santas Escrltul'll8 muy necesarias.' bobieodo cesado ya aquellas muneras unteriores por las coales Dios reveló su voluntad a su pueblo." t. 2. 3. 4. 5.
2 TI. 3;1S·l7; Is. 8:20; Le. 16:29.31: Ef. 2:20 Ro. 1:19-21,32; Ro. 2;12A,l4,lS; Sal. 19: 1-3 Sal. 19:1-3 con vv, 7-11: Ro. 1:19,21: 2:12".14,lS con t:16,17 y 3:21 He. l:J,2a Pr. 22:19·21: Le. l:l-4: 2 P. 1:12-IS; 3:l: Dt. 17:18,;s.; 3l:9 ..1.. 19ss.: I ce, lS:l; 2 Ts. 2:1,2,15; 3: 11: Ro. 1:8-IS; G4. 4:20; ~:11; 11'1. 3:14ss.: Ap. 1:9.19: 2:l. etc.: Ro. 15:4; 2 P. 1:19-21 6. He. 1:l,2a; Hch, 1:21,22: l Co. 9:l; 15;7,8; Ef. 2:20
2. Bajo el nombre de In Santa Escritura, o la Palabra de Dios escrita, están ya contenidos todos los libros del Anllguo y Nuevo Testamcolo. que son éstos: LA cootinuación están los nombres de los treinta y oueve libros del Antiguo Testarreruo y los veintisiete del Nuevo.] Todos ellos fueron dndos por inspiración de Dios para ser la regla de fe y de vida.' l. 2 TI. 3:16 con I Ti. 5:17,18: 2 P. 3:16
3. Los libros coménmente llamados Apócrifos, no siendo de inspiración
divina, no forman parte del canon o reglo de la E'.scritura y, por tanto, no
Expos/ci6n de la Conf,si6n Bautista de Fe de /689
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tienen autoridad para la Iglesia de Dios. nl deben aceptarse ni usarse excepta de la misma manera que oeos escritos humanos.' I
Le. 24:27,44;
Ro. 3:2
4. La autoridad de la Santa Escritura, por la que ésta debe ser creída, no depende del testimonio de ningün hambre o rglesia,' sino enteramente de Dios (quien es IB verdad misma), el autor de eíla: par tanto, debe ser recibida porque es la Palabra de Dios.' l. Le. 16.27·3 I: 04. 1 :8,9; Ef. 2:20 2. 2 Ti. 3:IS: Ro. 1:2: 3:2; Hch. 2:16; 4:2$; ML 13:JS; Ro. 9:17; os. 3:8: Ro. JS·4; 1 Ca.10:11:Mt 22:32; Lc. 16:17; Mt. 22:41ss: Jn, 10:3S; Qá. 3: 16; Hch. 1: 16: 2:24s<; 13:34,3$; Jn. 19:34-36; 19:24: Le. 22:37; ML 26;$4; Jn. 13:18; 2 TI. 3: 16; 2 P. 1: 19·21. ML S: 17, I H; 4: t. 11
5. El testimonio de la Iglesia de Dios puede movemos o inducimos • tener una alln y revereoie eitimo por la~ Santas Escrituras;' y el carácter celestial del contenido. la eñcacía de la doctrina. la maje.srad del esulo, la armonía de todas li,s ¡111rte,. el ñn que se propone alcan,ar en todo su conjunto (que es el de dar toda I• ¡¡loria a Dios). lu plena revelación que dtln del único camino de snlvnclón para el hombre, y muchas ollas incompurnbles excelencias y plenas perfecciones de les núsmas. son argumentos por los cuak~ dan ubundame evidencia de ser la Palabro de Dio, 1 A pesar de ello. sin embargo. nuestro plena persuasión y ceneza de su verdaa infalible y su u1ttoridad divina provlencn de la ohm lntemn del E!ijpfriru Sumo, quien da 1eslimonio en nuesrros corazones por medio de la Palabra y con din.' l. 2 Ti. 3:14,IS 2. Jer. 23:28.W: Le lh:27-~1; Jn. 6:6): 1 P 1 :23·2S: He. 4:12.13; Dt. 31:11·13; Jn. 20.31: Oá. 1:8.9: Mr. 16:IS.16 3. "1t. 16: 17: l ce. 2:14ss.: Jn. 3:3: 1 ce. 2:4,S: l To. 1 :S.6: 1 Jo. 2:20,2 con v 27
6. Todo el consejo dt Dios tocante a rodas las cosas necesarias para su propítt gloria. la salvación del hombre, la fe y la vida. está expresamente expuesto o necesariameme coutenido eu la Santu Escritura; a la cual nada, eo ningóo momento, ha de añadirse, ni por nueva revelación del Esplritu ni por las tradiciones de los hombres.' Sin embargo, reconocemos que la iluminaci6n interna del Espíritu de Dio¡ es necesaria para un entendimieoto salvador de aquellas cosas que esráo reveladas en La Palabra,' y que. hay algunas circunstancias tocanees a la adoración de Dios y al gobierno de la Iglesia. comunes a las acciones y sociedades humanas, que bao de determinarse conforme a la luz de la naíuraleza y de lu prudencia cristiana, según las normas generales de la Palabra, que han de guardarse siempre.'
De las Santa., Escriturar
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l. 2 Ti. J:15-17: Dt. 4:2; Hch. 20:20,27; Sal. 19:7: 119:6,9,IO-l,12H 2. fo. 6:45; 1 Co. 2:9-14 l. 1 ce, 14:26.40
7 No todas ías cosas contenidas en las Escrituras son igualmente claras en sí mismas' ni soo igualmente claras para todos:" sin embargo, las cosas que necesariamente han de saberse, creerse y guardarse para salvación, se proponen y exponen tan claremenre en uno u otro lugar de la Escritura que no sólo los eruditos, sino los que no lo son, pueden adquinr un entendimiento suficiente de taíes cosas por el uso adecuado de los medios ordinarios.' t. 2 P. 3:16 2. 2 Ti. 3: IS-17
l. 2 Ti. 3:14·11: 5'11. 19:7,8: 119:lOl: 2 P. 1:19; Pr. 6:22.23: Ot 30:11-14
8. CI Antiguo Testamento en hebreo (que era el Idioma nativo del pueblo de Dios antlaunmeme),' y el Nuevo Tesmmento en griego (que en el ucmpo en que fue escrito cr• el idioma má.< gcncrulmcntc conocido entre las naciones), siendo lnsplrndos inmediatamente por Dios y mantenidos puros a lo largo dé todos los tiempos por su especiw cuidado y providencia, son. por 1an10. auténlicos:' de tal forma que, en toda conecversia religiosa. la 1s1esio debe apelar a ellos en ultl ma insu1ncla.' Pero debido a que estos idiomas originales no son conocidos por todo el pueblo do Dles. que t icnc derecho a las F.scrlturns e inu:ris en los mismas, y se le mand4 leerlas16 y cscudriftarlas'eo el temor de Dios, se sigue que hunde rruducir.e a la lengua vulgar [es decir, comün] de toda nución a la que sean Uevada.s,'para que morando abundantemente la Palabra de Dios en todos. puedan 11llor11rle de manen, aceptable y pnra que, p(',r In paciencia y consolación de tas Escrituras. tengan esperanza," l. Ro. 3:2 ML S:18 3. Is, 8:20. Hch, 1 S: 1 S: 2 Ti. 3: 16.17: J11. l0:'.34,36 4. Ot. 17:18-20: Pr. 2·1-5; 8:34; Jn. S:39.46 S. 1 Co. 14:6.9.11.12.24.28 6. Col. J: 16; Ro. 15:4 2.
9. La regla infalible de intcrpretacrón de la Escritura es la propia Escritura: y, por consiguiente. cuando surge una dudo respecto al verdadero y pleno sentido de cualquier Escritura (que no e, múltiple, sino tlnico), éste se debe buscar por medio de otros pa.1ajes que hablen con más claridad.' l.
Is. 8:20. Jn. 10:34,36: Hch. 15:15.ló
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Exposición de lu Cunf•aión Bauti.,ta de Fe de 1689
JO. El juez supremo, por el que deben decidirse todas las controversias religiosa.<, y por el que deben examinarse todos los decretos de concilios, las opiniones de autores antiguos. las doctrínas de hombres y espírítus paniculares, y cuya sentencia debemos acatar. no puede ser otro sino la Santa Escritura entregada por el Espíritu, A dicha Escritura ast entregada,
De le1s Santa.'iEscrituras
s
B. Con nosotros (o la autenticación de su autoridad divina) t. La naruruleza Je la evidencia La evidencia externa del testimonio de la Iglesia La evidencia interna de lax excelencias de la F.~critura 2. 1~, eficacia de la evidencia ('de la obra interna del Espíritu Santo ... ')
6
rv.
se reduce nuestra fe en última. instancia.' l. Mt. 22:29,31.32: Ef. 2:20: Hch. 28:23-2$
Bosqul!jo del capítulo(')
Pros. 1
l. Su necesldBd (o lndlspemabllldad)
2-3
D. Su Identidad
2
A. Definida positiva o inclusivamente: 'todos los libros del Antiguo y Nuevo Testwneoto' B. Definido negativa o exclusivamente: no los Apócrifos
3 4-5
m. Su autoridad
4
A. En sí misma (o el hecho de su autoridad divina)
Su sunciencia
A. La declaración de su suficiencia
A. La esfera de su indispensabilidad: 'todo
conocimiento, fe y obediencia salvadores' B. La base de su indispensabilidad t. Debido a la Insuficiencia de la revelación gene mi Lo que hace la revelución genernt Lo que la revelación genero! no puede hacer 2. Debido a la escrituracién de la revelación especial El trasfondo de la escriecraclén: revelación redentora La descripción de la escrituracién (a) Su período; (b) sus propósitos; (e J su extensión El impacto de la cscriruraci6n
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1. El alcance de su suficiencia 2. El modo de su suficiencia 3. Las trnplicecícnes de su suficiencia B. Los matizaciones de su suficiencia · l. En cuanto a 111 i111min11ci6n llel Espíritu 2. F.n cuamo ol sentido común santificado
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V. Su claridad A Su mauzacíén
B. Su articulacién Vl.
Su disponibilidad
A. El hecho de su disponibilidad: su conservación B. La necesidad de su disponibilidad: su traducción 1, La necesidad de su traducción 2. La garantía de su traducción 3. La extensión de su traducción 4. Los propósitos de su traducción
11·10
Vil. Su finalidad
9 10
A. Para la interpretación escriruraria en particular B. Para cuestiones religiosas en general
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Exposicián de lo Confesión Bautista de Fe tk 1689
A lo largo de estos estudios en la Confesión, repetidamente necesitaremos recordarnos a nosotros mismos que sus aseveraciones se forjaron en el fuego de las controversias históricas. F!.sto es particu larmente cierto tocante al capítulo 1. Cada una de sus siete aseveraciones principales (aruculadas en el bosquejo anterior) contradice el dogma católico romano correspondiente. Además, en dos casos al menos (píos. l y 6) se niegan las pretensiones radicales anabaptistas en cu unto u revelaciones directas y el don de la profecía. Esuis consideraciones histéricas no significan, sin embargo, que In Confesión sea anacrónica. Por el contrario, sus reflexivas y fervientes respuestas n los errores que enfrentó en sus tiempos iluminan cuestiones básicas de I¡¡ fe hasta el presente. El tener en cuenta tales consideraciones his16ricas servirá pum guardarnos de malentender las aseveraciones de lu Confesión. Es imposible agotar la abundancia de perspicacia que contienen los diez p~rr~fos del capitulo 1. Procuraremos simplemente eluborur brevemente la base escrituraría para los principales auibutos de lu t!-.critura 11sociudo~ con íu tradicién de la Reforma: su necesidad, su nutcridad, su suflc reucia y su claridad. Nótese que existen sólo unas pecas diferencias secundarias entre la Co11fosió11 lle 1689 y tu de Westrninster. Los autores de la Co11fcsión de 1689110 díferfan de la tradición de la Reforma en cuanto a la doctrina de la Escri1uru.
l. La 1111c~sldt,d de la Escritura A. La base de esta necesidad
La Confesión nos recuerda que la necesidad de las Escrituras está arruigadu en la necesidad de la propia revelación redeutorn, 1 al '1111.
de lu naturaleza' (etc.) 'no son. sin embargo, suñcierues para dar aquel conocnniento ... que es necesario para la salvación', Por tanto, la revelación redentora es necesaria para la salvación. La necesidad absoluta de. la revelación rede niora para la salvación matiza y requiere la necesidad de las Escrituras. Los hombres han sido salvados sin las Escrituras, pero no sin una revelación redentora. Esto significa que no se puede hablar sin matizaciones de la necesidad de las Escrituras. Estas no son absolutamente necesarias como lo es la revelación redentorn, Esto queda claro en la Confesión. El lenguaje utilizado es comparativo: 'mejor', 'mayor'. Al mismo tiempo. la absoluta necesidad de la revelación
ne las Satttas Escrituras
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redentora requiere la necesidad (matizada y derivada) de las hscrituras. La Confesión nos recuerda que la revelación redentora I ieneun propósito redentor, Los hombres deben ponerse en o ron el la para que cumpla su fin. Como medio necesario para este fin necesario, las Escrituras mismas son necesarias. 2 Thnoteo 3: 15 11íil'll1a, por ejemplo. que la sabiduría que conduce a la salvacién se da a través de los escritos sagrados. 11. La presuposíclén de su necesidad
La aseveración de que la escriturncián es el medio necesario para
poner a los hombres en e con la revelación redentora presupone algo que la Confesión hace explícíro. Presupone que han 'cesado yn aquellas maneras amcriores por In, cuales Dios reveló su voluntad u su Iglesia.' Si el Cnsto estuviera nctn entre nosouos o sus 11póstoles inspirados aún anduviernn en la Tierra. entonces tus l'scriluril.\ no serían 1110 necesartas. De hecho. fu~ la insistencia de .,lguao, en que los modos amenores que tuvo Dios de revelarse así ,nismo no hubíancesado lo que provocó la insi~tencla de la Reforma en lu necesidud de la Escritura. Tanto los caiélrccs. con su papa e ,~ksiu infuliblcs, como ulgunos de los rerormadores radícnles. con ,11 prctcnsién de presentar revelaciones del Esphilu. negaron o dcwinuaron In necesidad de las Escrituras. Hebreos 1 :l .2 contiene mochosconnnsteserurc las dos maneras cnqueDíos habló. perohny 111 menos un punto de continuidad. Las dos están completas. F.s1a observación viene confümudu por el hecho de que los upóstoles invpirados. los únicos representantes lnsplrados del Hijo de Dios. ya 11<1 undan en la Tierru (Hechos 1 :2 i,22: 1 Co, 9: 1; l 5:7 ,8). Este no e, lugar para dar un tratam lento exhnusti vo a las pretensiones del movimiento carismático. Debe observarse, sin embargo, que las pretensiones de una re-velación continua entran en conflicto con las un nnaciones claras y rundamentales de la Confesión y del cristianismo reformado y puritano cuya epítome constituye.
C. Las razones de su necesidad lll primero de los propósitos u razones para la necesidad de la F,critura es el mas crucial.
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/{rpo.,iciñ11 de
la Confesión Bawisra de Fe de 1689
J. Conservucién La conservación de la revelación redentora nos lleva de nuevo a su propósito redcnror. La sal vación de los hombres depende de que ellos estén en posesión de un registro fiable, de la revelación redentora. La Confesión dice que la verdad 'que es neccsarilal para la salvación' fue puesta 'por escrito' 'para conservar ... mejor In verdad', con el fin adicional de ser 'para un establecimiento y consuelo mas seguros de la Iglesia contra la corrupción de la carne y la malicia de Satanás y del mundo', Así pues. fue para la conservación de la verdad de la corrupción de la C111ne -la debilidad humana- y la malicia de Satanás y del mundo-la iniquidad humana- por lo que Dios nos dio las Escrituras. Tenemos indicaciones de este propósito en las Escrituras mismas. El propésho de tas F.$Crltur-<1s fue la certeza en cuanto al contenido exacto de la revelación divina. La escritura em necesaria pum la ccnezadebido a la debilidadtf .c. 1: 1-4; 2 P. 1: 12-15; 3: 1; DL. 17: 18· 10; 31:9-13) y ta iniq,,idnt1 (1 cs. 15:l; 2 rs, 2:1.2,lS; 3:17) de un mundo caldo.
2. Pulllicació11 La Confesión menciona tamblén el • propagar mejor la verdad'. Los
upóstolcs inspirados, aun cuando CSU1h11.n vivos. no podían estar presentes al mismo tiempo. Por consiguiente, escribieron cartas para la mejor publicación de la verdad que enseñaban (Ro. l:8-15; Oá. 4:20; 6:11; 1 Ti. 3:14,15; Ap. 1:9,19; 2:1, etc.), 3. Selección Es bueno intercalar aquí un tercer propósito para la escrirurucién que no se menciona en lu Confesión. Kloosrer nota: 'Se observa que la escrituracién cumplió el propósito del Espfrítu Santo al seleccionar de.entre laabundanterevelaciónespecialoriginlll solamenreaquello que cumplía el propósito de Dios en In escríturacion. La escrituracién proveyó una selección inspirada .. .' (') (nótese Jn. 20:30,31; 21:25; Col. 4:16; 1 ce. 5:9,10). La Confesión parecería contradecir esto cuando dice que a Dios 'le agradó poner por escrito' la revelación redentora 'en su totalidad'. La claridad de la evidencia bíblica es tal que los autores no pudieron. ciertamente. pretender enseñar que toda la revelación redentora fue dejada por escrito. No es que todo lo revelado
l>e fr,s Santas Escruuras
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untcriorrncntc esté escrito, sino que todo lo ahora revelado está escrito. La revelación redentora contenidaen la Bibliaes un epítome exacto y suficiente de toda la revelación redentora. I>. La Implicación de esta necesidad
l ,a necesidad de las Escrituras implica un acto especial adicional de Dios en relación con las Escrituras. Si el propósito soberano de Dios es sal vara los hombres a través de la revelación redentora que El ha dudo, y si esta revelación redentora debe ser escriturada para ser conservada en un mundo caído, entonces puede también suponerse que este mismo propósito soberano y redentor asegurará que estas l .scrituras, al estar· inspirad[a]s inmediatamente por Dios'. también scran 'mantenldlas] pur{u]s u lo lar¡¡u de todos los tiempos por su especial cuidado y providencia' (pfo. 8). Por ser estrictamente necesario, la rcveluciéu redentora, una vez que sea escriturada, será protegida de la corrupción por la especial providencia de Dios, Para los que entienden esto. no es sorprendente que, de hecho, un examen de tu historia del teXll• Je la Biblia y el esrudio de la crüícu textual revelen que el texto de lu l:l iblia es mcccstionablemente el mejor conservado de todas tas obras cl~sicas. Tampoco e.~ sorprendente que ni una sola verdad del mensaje de la Escriium se ve afectada por los estudios de la critica textual. Tampoco es sorprendente descubrir que la ciencia de la critica textual utilizada con justicia y fe puede resol ver la mmensa mayorla de las diñcultades textuales con un alto grado de ceneza. 11. Su au1orldad BI desarrollo de pensamiento en los párrafos 4 y ~ hace uso de la drtsica distincic\n teológica entre la autoridad de la Palabra misma (quoud se) y su autoridad con nosotros (quo1ufoo.t). Esta distinción teológica se basa en la diferencia entre dos preguntas que pueden hacerse acerca de la uutoridad de la Biblia: • ¿Porqué tiene autoridad la Biblia?' y '¿Cómo sabemos que la Biblia es la Palahra de Dios y que, por tanto, tiene autoridad?' Mientras que, como veremos, estas dos preguntas y sus respuestas están íntimamente relacionadas, son Iógicamente distintas. Mientras que el párrafo 4 no dice nada acerca de nuestra
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Exposicián de la Confesián Bautista de Fe de 1689
confianza en la Biblia, sino que sólo habla impersonalmente de la autoridad de la Biblia en sí misma. el párrafo 5 enfatiza repetidamente nuestro reconocimiento personal de la autoridad de la Biblia: · ... puede movemos e inducimos a tener ... una alca y reverente estima ... nuestra plena persuasión y certeza de su verdad inf3!ible ';' provienen de la obra interna del Espíritu Santo, quien da resnmomo en nuestros corazones por medio de la Palabra y con ella.' El párrafo 4 es objetivo en su énfasis, míentras que el párrafo 5 es subjetivo. Al exponer los verdades aseveradas en estos dos párrafos. se utilizará el bosquejo presentado anteriormente. A. El hecho desu autoridad divina (pfo. 4) La autoridad divina de la Biblia significa su absoluta autoridad. su inspiración verbal y plenaria. La inspiración verbal y plenaria es la ensenan.t:a de que tas palabras de la Biblia -iodas las palabras de la Biblia· son los productos de una lníluencla directa y sobrenatural del EspfriLu sobre los hombres que fueron sus órgrutos o instrumentes. Es completamente inerrunte, Esta es. como se argüirá mus adelante. la propia implicación de la Confesión. Al considerar la evidencia de la eutoridud absoluta y divina de In Bsctitura, es imoortamccomenxar notando que la Biblia nunca se crlclca a sí misma adversamente. La Biblia nunca afirma de otra declaración en ta Biblla que escé en error. Esto es tan evidente en sr mismo que no necesita defensa. Examinaremos primeramente la evidencia de la autoridad del Antiguo Testamento. Se pueden enumerar dos clases de evidencia de la autoridad del Antiguo Testamento: el testimonio que el Antiguo Testamento da del Antiguo Testamento y el testimonio que el Nuevo Testamento da del Antiguo Testamento. Et testimonio que el Nuevo Testamento da del Antiguo Testamento deja muy clara la autoridad del Antiguo Testamento como un todo orgánico. El argumento para la autoridad de la Biblia comienza, por tanto, con su doctrina de la autoridad del Antiguo Testamento que se halla en el Nuevo Testamento. 1. El Antiguo Testamento es sagrado (2 Ti. 3:15) y santo (Ro. l :2). Al igual que el templo (nótese la relación de ambas palabras con el templo), el Antiguo Testamento está peculiarmente asociado con Dios. Los escritos del Antiguo Testamento son los escritos de Dios.
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2. Los escritos del Antiguo Testamento son los oráculos de Dios (Ro. 3:2; Hch. 7:38; He. 5:12). Como Warfield ha mostrado en de.talle('). la palabra traducida por 'oráculo' designauniversalmente una declaración divina. Romanos 3:2 (BA) se refiere a la lncerporacién escrita de estos oráculos, como indica el que fueran 'confiados' a Israel. 1. Dios es el orador y autor final y determinante del Antiguo Testamento (Hch. 2:16.17: 4:24.25; Mt. 13:35). 4. Por esta ra1.lln, las frase.~ 'ríice Dins' y 'dice la F.scri1um' son equivalentes. F.n Romanos 9: 17 y G~l:1t11s 3:R, lo que Dios dijo en el Anuguo Testamento se atribuye a la Bscrirura, mientras que en Mateo 19:4.5, lo que la Escrirura dijo en el Amigue Testamento se atribuye II Dios. Esta santa confusión sólo puede explicarse sobre la ~u¡10sición de que u la 6scrituru se la considera como el hublur nusmo de Uios (').
S. Puesto que Dios es el autor de la.~ Escrituras, ésta~ pueden estar, y de hecho están, escritas con el futuro lejano en mente (Ro. t S:4; 1 Co. 10: l l). Nótese la implicacién de la inspiración plenaria del Anliguo Testamento en Romanos lS:4.
6. Puesto que Dios es el autor de la Escritura, ésta no sólo esl.á investida de la autoridad plenaria: tiene autoridad en los detul les. Se construyen argumentos sobre la forma misma de una sola palabra (MI. 22:32: Le. 16:17; Mt. 22:41-46; Jn. 10:35; Gá. 3:16). 7. Puesto que la Escritura es divina, es, por as( decirlo, la transcripción del decreto divino de Dios. Una necesidad divina demanda su cumphmiento (Hch. 1:16; 2:24-36; 13:34,35; Jn. 19:34·36,24; Le. 22:37; MI. 26:54; Jn. 13:[8). 8. Quizá los cinco pasajes clásicos que enuncian la autoridad divina del Antiguo Testamento son 2 Tirnoteo 3:16; 2 Pedro J:19·21; Mateo 5:17.18. Juan 10:34-36; Maleo 4:1-11. Afirman que el Antiguo Testamento, como un Lodo orgánico y en detalle, está espirado por Dios, es el resultado de un origeo y determinación
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Exposlcuin de la Confesión B,llllisra de Fe de IM9
directos y divinos. permanente e inquebrantable en todas sus aseveraciones y, como est,i escrito, M perfectamente autoritativo. Este examen de la evidencia para laauroridad divinadel Antiguo Testamento como un todo y en detalle nos recuerda las palabras de Warfield; 'El esfuerzo para soslayar hábilmente el testimonio que da la Biblia a su inspiración plenaria nos recuerda a un hombre que se encuentra seguro en su laboratorio y explica elaboradamcnte posiblemente con la ayuda de diagramas y fórmulas matemáticascómocada piedra en unaavalancha sigue una senda definida y puede ser fácilmente evitada por alguien con una mente alerta. Puede que sonemos con el triunfo de ese fñvolo tan elaborador al analizar la avalancha en cuanto a las piedras que la constituyen, y demostrar cómo piedra tras piedra sigue una senda definida y lirnituda y que puede ser fácilmente esquivada. Pero las avalanchas. desafortunadamente, no se nos vienen encima piedra a piedra. una cada vez, dándonos conésrneme la oportunidad de apartarnos de la senda de la destrucción. De la misma manera, podemos soslayar hábilmente uno o dos textos que ensenan lu inspiraclén plenaria. para nuestra mas íntima saustaccíou. tratando cada uno sin referencias su relación con los otros: pero estos textos nuestros. de nuevo y desafcrtunadamente. no se nos vienen encima en este aislamiento aniñcial: tampoco son pocos en numero. Hay veintenas, eternos, de ellos: y se derraman sobre nosotros en una masa sólida ¿Soslayarlos hábilmente? Tendríamos que soslayar hábilmente codo el Nuevo Tcstumeruc' ('). F.I argumento puru lu mnoridad del Nuevo Testamento es una in fcrencia de la doct rina neotestameruaria de In autoridad de las Escrituras del Anuguo Testamento. Necesitamos, simplemente, establecer que en principio ~J Nuevo Testamemo posee la misma autoridad (espirada por Dios) que el Antiguo('). Los comentarios de John M11m1y sobre este punto son convincentes: 'I.a unidad orgánica de los dos Testamentos es la presuposición de la apelación a la autoridad del Antiguo Testamento y la alusión al mismo en que abunda el Nuevo Testamento. Este hecho de la unidad orgánica atañe muy directamente a la cuestión de la inspiración del Nuevo Testamento. Pues si, como hemos hallado, el testimonio autoritativo del Nuevo Testamento corrobora el carácter inquebrantable e inerrante del Antiguo, ¿cómo podría aquello que forma una unidad orgánica con el Antiguo tener un carácter
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las Sonsas Escrituras
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totalmente diferente tocante a la naturaleza de su inspiración? Cuando se aprecian plenamente las implicaciones de la unidad or¡\ánica. se hace imposible creer que la divinidad del Nuevo l'cstamento pueda estar en un plano más bajo que la del Antiguo: Sin duda, pues, si el Antiguo Testamento, según el testimonio que en este asunto tiene la mayor relevancia o autoridad. es inerrante, el Nuevo Testamento debe también serlo' ('). La presuposición y base primaria para extender la autoridad del Autiguo Testamento al Nuevo es la relación específica de unidad orgñnica que existe entre ellos. El carácter profético del Antiguo Testamento demandaba un Nuevo Testamento. El Nuevo Tcstumento proclama ser él mismo ese cumplimiento. l:n el desarrollo orgánico de la historia redentora debe, por tanto. existir ul menos en el mismo plano que el Antiguo. l:.st.e hecho demanda que se atribuya una autoridad e lnspiraeién iguales a los escritos del Nuevo Testamento. tos pasajes ctaslcos que ensenan lo unid11d orgánica del Antiguo y Nuevo Testamentos son Hebreos 1: 1,2 y 2 Connllos 3: 10, l l. Los paMjcs específicos que enseñan la igualdad lle la autoridad del Nuevo Testamento son aqueííos iex tos que ensenan la igualdad de autoridad de Ias autoridades personales del Nuevo Pacto (Ro. 16:IS.2S; 2 P. l:16-21; 1 14:37; IS:3-11; 2 P. 3: 1.2; Jn. 2:22) y aquellos que enseñan la igualdad de autoridad de las autoridades escritas del Nueve Pucto (2 P. J: 16; 1 Ti. 1: 18). No se pueden tratar aquí todas las objeciones hechas contra la autoridad divina e merrancla de la Biblia. La objecrón contra esta doctrina basada en la humanidad de lu Biblia merece, sin embargo, rrararse. La objeción es que la Biblia fue escrita por hombres. Los hombres son libres y falibles. La Biblia debe de contener error, por canto. Que la Biblia fue escrita por hombres y es, por llanto, un libro earuo humano como divino no puede ni debe negarse. Dos consideraciones, sin embargo, manifiestan la falsedad de la co_nclusión que se deduce de este hecho por esta objeción. La primera es el paralelo con la doctrina de la persona de Cristo. La humanidad de Cristo no mitiga o niega ~'11 plena deidad. con todas sus implicaciones, Asf también. Ju humanidad de la Biblia no significa que sea falible. Jesús fue un verdadero hombre sin ser falible. Así también, la Biblia es un libro humano sin ser falible o menos divino. La segunda es la doctrina reformada de la inspiración
ce.
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lfrposicíón de la Conjesion Dautis1a de Fe de 1689
orgáruca, Este concepto niega cualquier idea mecánica o de dictado de la inspiración. en que se suspende la humanidad del autor humano. Enseña la plena humanidad de la Biblia, es decir, que los personalidades propias y la libertad de los escritores humanos eran plenamente operativas. También enseña la divinidad completa y detallada de la Biblia, es decir, es precisamente Dios hablando sin distorsión humana. Dios hizo las bocas de estos hombres -mcdiante la providencia general y la graciaespeclal-creando los instrumentos precisos que deseaba. La inspiración orgánica presupone el concepto reformado y bíblico de que la misma actividad puede ser y es umto divinamente ordenada como el resultado de la Libre agencia humana. Así pues. la Biblia puede ser el producto de seres humanos que escriben y aculan libremente, rmcntras que al mismo tiempo es divinamente inspirada e inerrante. La implicación es que los que rechazan los puntos de vista reformados en cuanto a la soberanla divina y, sin embargo, encienden la humanidad que se aprecia en toda la Biblia deben rechazar. l6gicameme, la completo inerrancln de la Biblia. Esto ha ocurrido, de hecho, en el CH~O ~iculc de u11 leólo¡¡o evangélico muy conocido. Aunque c11 tiempos fue defensor de IH autoridad bíblica. este Leólo80 ác.lopló ideas anniuianas. Cousiguieutcmente, e11 un libro reciente sobre la Biblia, ha negado la inerrancia ilimitada de 111 Biblia("). 8. La 11utenllC11ci6n de su uutorldad dlvlm1 (pío. 5)
8l párrafo 5 estaba dirigido contra el catolícisrno romano. El catolicismo romano afirma que la Iglesia puede dar un tesumonlo infalible de la Biblia. Cualquier concepto que reviste a la Iglesia de una autoridad infalible debe ser inaceptable para los protestantes, pero los reformadores tuvieron que enfrentar un dilema. Si rechazaban el extremo opuesto, los anabaptistas radicales y sus pretensiones en cuanto a revelaciones directas, ¿de qué manera pedían autenticar la Hiblia 7 Su dilema les llevó a La Biblia y a la articulación de una penetrante perspicacia en cuanto a su autenticación. Mientras que reconocían que el testimonio de la Iglesia tenía un cierto valor, eran las excelencias divinas de la Escritura misma aplicadas por el Espíritu Santo al corazón las que constituían la autenticación genuina y eficaz de la Escritura.
D» JaJ Santas Escrill4ras
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Ensenaron. por tanto, que las Escrituras se autentican a si mismas. El concepto reformado de la autoautcnticación (o autopistia) de las Escrituras sólo puede entenderse propiamente como una trilogía de doctrinas reformadas. Además, una profunda apreciación de la tuerza de la evidencia bíblica para la solución reformada sólo se consigue considerando esta trilogía de doctrinas al mismo tiempo. l. él carácter de la revelación general como que se aurentica a si
misma
Quiul nadie en ningún lugar ha afirmado más incisivamente la significación del carácter de autoautcndcacion de esa revelación nutural hechu a todos los hombres en general mediante la creación que Cornclius Van Til cuando dijo: 'Los más depravados de los hombres no pueden escapar totalmente a la voz de Dios, Su mayor iniquidad no tiene sentido excepto si se presupone que han pecado contra la autoridad de Dios. Los pensamientos y hechos de la máxima perversidad son de, por si reveladores, esto es, en su anormalidud misma, El hombre natural se nc11s11 o bien se excusa a ~r mismo sólo porque su propia consciencia totalmente depravada conunüa apuntando hacia el cstade crigmal y natural de las cosas. hl hijo pródigo nunca puede olvidar la vez del padre. Es el albatros alrededor de su cuello' ('ºJ. Según el concepto bíblico de la revelación natural, el hombre es siempreinmediatanicnteconfrontadocon la revelación divina, Dios en su revelación se uutenucu incesumerneme ante el hombre. La criatura jamás puede escapar del Creador. La revelación natural o general se autentica a si mismu porque es la revelación del Creador a lu criatura hecha a su imagen. La evidencia bíblica puede resumirse brevemente aquí. El Salmo 19 afirma que lu creación tiene una voz. Fue creada por la Palabra de Dios y ahora habla uno palabra a los hombres. Con su voz declara en al1a voz, clara. abundante, incesante y universalmente la gloria del Dios viviente. Romanos 1:18-32 reflexiona sobre este salmo. Continúa afirmando que tul revelación deja a los hombres sin excusa porque realmence les imparte un cieno conocimiento de Dios. Por el la. lo que se conoce de Dios se hace evidente en ellos va ellos. Su poder eterno y su naturaleza divina son vistas y· entendidas claramente por los hombres. De esta manera. el apóstol puede afirmar que los hombres, en cieno sentido, conocena Dios. conocen
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Exposición de la Co11fesi611 Bautisu: de Fe de 1689
sus leyes y conocen la ordenanza de Dios de que aquel los que quebrantan la ley dehen morir. Aunque detengan la verdad, si poseen la verdad. Este concepto de las cosas está claramente corroborado por el resto de las escrituras, que rehüsan fírmemente uulizar una argumentación racional para probar la existencia de Dios. Aun en Hechos 17, donde Pablo encara a personas totalmente paganas, la existencia de Dios y los atributos de Dios se aseveran, se suponen y se declaran, en lugar de probarse o argüirse, Cuando Pablo cita a los poetas paganos para corroborar su testimonio, está claro que supone que aun aquellos que están privados de la luz de la revelación redentora poseen un cieno conocimiento reprimido de Dios que se expresa distorsionadamente en su pensnrmento sistemático. Quede claro cuál es ta fuerza del testimonio de la Escritura. No es que los hombres puedan conocer a Dios; ni que potencialmente conozcan a Dios y vayan a venir u El si utilizan correctamente su razón, No es que los hombres, medinnte ta revelación natural tengan unacierta noción vaga de una deidad indefinida. Es. porclcontrurio. que los hombres son confrontados lnmcdlutumente con una revelación clara e inevitable del Dios vivo y verdadero, LJ.1 evidencia para lo uutenueucién que las Escri1.un,~ hueco de sí mismas nunca tiene su verdadero peso npurte de este Lelón de fondo (11), Si la rcvclucién general se autenuca a sí misma, cuánto más se uutenticará la revelación especial como está cscrn urudu en la Biblia. Pues el hecho es que la gran diferencia entre la revelación general y la especial es que In revelación especial tiene un carácter mucho mñs directo y personal que la revelación general, En la revelación general, la creación nos hublu de Dios. En la revelación especial, Dios mismo se aproxima u nosotros directa y personalmente, hublúndonos en patabras. Si entonces la comparativamente Indirecta e impersonal revelación general se autenticé a sí misma ame los hombres como una revelación divina, cuánto más el hablar directo y personal de Dios a los hombres en la revelación especial demandará reconocimiento al autenticarse a sí misma (11). 2. El carácterde las Escrlt..ras como que se autentican a s!mismas Aquí llegamos al verdadero corazón de la solución reformada al problema de la autenticación de la Biblia. La Biblia afirma en codas panes que las Escrituras nunca deben considerarse corno letra
De las Sarrtas Sscrtturos
4.5
muerta, sino como la Palabra viva de Dios (Jer. 23:28,29; Le. 16:273 l ("); Jn. 6:63; 1 P. I :23-25; He. 4: 12,13). Como la Palabra viva de Dios, las Escritums en y por sí mismas demandan ser creídas y obligan a todo el que las oye a creer. Sin disertaciones razonadas o argumentos externos añadidos a las mismas, las Escrituras son suficientes para justificar la confianza en su veracidad que se requiereparalafesalvadom(Dt. 31: 11-13; Jn. 20:'.l l; Gá. 1 :8,9: Mr. 16:15,16). Si no afinnrunos claramente que las Escrituras son suficientes para demandar fe en y por si mismas, minamos gravemente la doctrina do la suficiencia de los Escnturas, Calvinopruoba et punto claramente: 'En cuanto u lo que preguntan que cómo nos convenceremos de que la Escritura procede de Dios si no nos atenemos a lo que la Iglesia hu determinada, esto es como si uno preguntase cómo sabrramos establecer diferencia entre la luz y las tínieblas, lo blanco y lo negro. lo dulce y lo amorgo. Porque la Escritura no se hace conocer menos que la~ cosas blancos y negras que muestran ~u color. y lus dulces y amargas que muestran su sabor' ("). 3. El tesümonio qui: tia ti Espfri111 Sa11111 de las escriruras Ahora es posible ver el verdudero significado de la doctrina reformada del testimonio del Espíritu Santo. No es una apelación subjeuva o mística o unu luz interior. Tiene su base objetiva en la autenticación que la E:,crituru huce de si misma, Cal vino vio esto claramente: 'Considérese, pues, como unu verdad innegable que los que han sido enseñados interionnentc por el Espíriru sienten una total aquicscenciu en lu Escritura, y eso se autentica a s( mismo, conllevando su propiaevidenciu, y no debe convenlrsc en objeto de demostrucióny argumentos racionales: sino que consigue el crédito que nos merece por el testimonio del Espíritu' ("). Puede, sin embargo, suscitarse la cuestión: 'Si las Escrituras se autentican a sf mismas, ¿cuál es la necesidad del testimonio adicional del Espíritu Santo?' Más aún, si se autentican a si mismas, iqué de la incredulidad o negación con que tantos las tratan? Esto nos lleva a tratar la necesidad del testimonio del Espíritu Santo. La causa o necesidad del testimonio es, en una palabra, el pecado. La depravación humana pervierte el esfuerzo intelectual humano. Hace.que los hombres detengan la verdad y, de esa manera, Ioscíega a la luz de la revelación divina (Ro. l :21; Ef. 4:17-21: 2 Co. 4:3.4).
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Espusicián de Ju Co11fesión
llaurisra de Fe de /6/W
El testimonio del Espfñtu Santo, por tanto, tiene por naturaleza la remoción de esa disposición ética malvada que ciega a los hombros a la luzde la revelación divina. El testimonio es, pues, una operación ética. No consiste en alguna nueva revelación además de la contenida en las Escrituras. La realidad del testimonio del Espíritu puede demostrarse mediante dos lineas de argumentación bíblica. En primer lugar, la Biblia enseña que si alguien ha de pensar correctamente, debe estar bien éticamente (Sal. 111:10; Pr. 9:10; 1:7: 15:33; Jn. 3:19-21; 7:16,17; 2 Tí. 2:25: 3:7; Jn. 10:26,27). La fe, el temor, el hacer la voluntad de Dios. el arrepentimiento: todas estas cosas son producidas en los pecadores por la obra regeneradora del Esplritu Santo. Los pa~ajes que apoyan esta nseveracíon son bien conocidos y no hace falta cuartos aquí. En segundo lugar, hay un numero de pasajes que afirman directamente que es el Espfritu Santo quien nos capacha para ver y entender la verdad espiritual (MI. 16:17; 1 Co. 2: 14-16; Jo. 3:3-8; 1 Co. 2:4.S; 1 Ts. 1 :5,6; 1 Jn. 2:20,21,27) (16). Estos pasajes dejan claro que es el Espíritu Santo quien crea fe en
las Escrituras,
Es importante notar, en conclusión, que todo el esfuerzc para descubrir algün tesumonlo externo de la Biblia es erróneo. ya sea que ese testimonio se busque en una iglesia infalible o en un experto histdrleo, F.s1oes así por varías razones. En primer lugar, puesto que Dios hn hablado y 111 Biblia misma es la Palabra viva de Dios. el más elevado testimonio posible es el tesumonio que da la Bibhp de sr misma. En segundo lugar, suponer que sea necesariaunarevelación divina subsiguiente para atestiguur la revelación blblíca requeriría que esta verificación divina subsiguiente fuera atestiguada por una tercera revelación y asf ad infinnum. Si la Biblia, como la voz de Dios desde el cielo, no se atestigua u sí misma. ninguna cantidad de voces desde el cielo será jamás suficiente para atestiguarla (17). En tercer lugar, la entidad o lo que se apela para atestiguar la Biblia tiende a reemplazar la Bibliu como nuestra autoridad práctica. En otras palabras, aquello a lo que se apela para atestiguar la Biblia tiende a convenirse en el verdadero canon de los que apelan a ello, en detrimento de la Biblia. Esta observación es ciertamente confirmada por la apelación del catolicismo romano a la autoridad eclesiástica. La historia de ese movimiento muestra que su apelación a la Iglesia para atestiguar la autoridad de la Biblia
l lt• las Santas Escrituras
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erosionó la autoridad de la Biblia. Esto es así porque encada una de tules apelaciones la Biblia deja de ser la norma absoluta. En cada una, la Biblia ha de ser atestiguada mediante una apelación a una norma o canon más elevados. De esta manera, cada una de las respuestas propuestas es prácucamente una negación de la autoridad ubsoluta y divina de la Biblia. Por tanto, si bien es útil distinguir l~g,camente entre la autoridad de la Biblia para con nosotros v su autoridad en sí misma, debe recordarse siempre que en ambos c~os deriva su autcridad de una sola causa: es 'la Palabra de Dios' (pfo, 4). JI/. La suficiencia de las Escrituras (p.f<>. 6) i\,
La suficiencia de la Escritura
l.11 doctrina de lu Conf esión sobre la suficiencia de la Escritura debe
definirse primero. Nóteseen primerlugurlo que no se uñrma en esta defimcicn: lo que Ju suficiencia de la Escritura no significa. Está claro que la suficienciude la Ese r itura uo significa, en primer lugar. que lodo lo que necesitamos saber acerca de los asuntos mencionados en In Coufcsién se menciona explícitamente en la hscritura o. podemos añadi r, literal menee. La f rase 'necesariamente ccruenldo en la Santa Escritura es equivalente a la frase en la Confesión de Wcstminster que busca clarificar: 'o se puede deducir de etlas por buenay necesariaconsecucnciu'. Lo que puede en buena lógica deducirse de la Escriruru, es decir, lo que está necesariamente contenido en ella. tiene la autoridad de la F.scriturn misma. Es evidente, en segundo lugar, por Jo deñnicién de la Confcsién, que la suficiencia de la Escritura no implica su 'omnisuficiencia'. La suficiencia debe definirse siempre con referencia a algún propósito. l .a primera pregunta en esta cuestión debe ser siempre: 'Suficiente ¿para qué?' Mientras que la cuestión de la naturaleza exacta del propósito con que las Escrilurns son suficientes se ampliará más adelante. debe quedar e laro que la suficiencia de la Escritura está definida muy cu_idad~samenre. La Biblia no es todosuficiente para to~o _propósito mrnginable. Las Escrituras, por ejemplo, no son suhc1~ntescomo libro de texto de matemáticas. biología o español. La suficiencia de las Escrituras no significa que sean todo lo que necesitamos con el propósito de aprender geometría o álgebra. Los
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Exposicián de la Corifesi(ltl Baulista de Fe de Jf,89
teólogos de Westminstcr confesaron su fe en la suficiencia, pero no en la omnisuficiencia, de la Escritura. ¿Cuál es, entonces, el propósito con que las Escriíuras son suficientes'? La suficiencia de las Escrituras no es ni más ni menos que su suficiencia para conseguir el propósito de la revelación redentora. Sin duda. esto Jo aclara la matización de la Confesión: 'todas las cosas necesarias para su propia gloria, la salvación del hombre, la fe y la vida'. Se dice con frecuencia que las Escrituras son suficientes para mostrarnos el camino de la salvacién. Esto est.~ expuesto a ser malentendido en la actualidad debido o lo mentalidad minimizante que hay por ahí que está empeñada en reducir el camino de la salvación a su mínima expresión. Debe quedar claro, sin dudo, que Ull entendimiento de la suficiencia de lo Escritura es una desviación del entendimiento histórico de la Reformo mticulrido en lo Confesión de Wesuninster. 'Todas las cosas necesarias paru su propia gloria, la salvación del hombre, la fe y la vida' es mucho más que la~ 'Cuatro Leyes e~pirhuale~ '. No es nada menos que lo suficiencia para lo redención del hom bre tanto individual como colectivamente en todu lu esfera ética y religiosa de Ju vida lo que se asevera. Debemos reflexionar en la amplitud de esta aseveración. Cuundo recordamos que el área de Ju religión y la euca es lu esferu supremo de In vida y el conocimiento humanos, podemos volvemos crecientemcntc conscientes de lu mugniiud y valer de esta doctrina de la suficiencia de las Escrituras. Aunque no es uuaaseverucién de Ju omnisuficiencia de las Escrituras, está diciendo que son suficientes para ser la base y el puntode partidadetodo otro esfuerzo científico. Las Escrituras no son un libro de texto de biologíu, pero son suficientes para proveer lus perspectivas éticas y religiosos básicas para cualquier ciencia adecuada de lu biologfu. La Biblia no es suficiente para todo lo que hacernos. pero si habla a todo Jo que hacemos suficientemente en cuanto a la gloria de Dios, el camino de la salvación y la senda del deber. Podemos tomar como ilustración un martes úpico en la vida de Chris College, un estudiante universitario especializándose en ingeniería. Su Biblia es insuficiente como libro de texto para sus clases de cálculo, biología y francés; pero sí Je muestra la senda del
{), tos Sanra., Escrituras
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deber a Jo largo de ese martes upíco. Le enseña a orar y a leer su liil>lia por la mañana. a ser diligente y juicioso en sus estudios, y a des':·urr los OJOS c_uando la t~ntadora del colegio anda por la l11bhoiec:a cuando el e.,rá estudiando. Le provee de un testimonio infalible de la creación y IB historia redentora. Este testimonio establece ciertos linderos o I ímites que le gufun en su estudio de biologf~ e historiA. Cualquier teoría de historia o biología que ccntradice las declaraciones históricas de la Biblia él justamente la rechaza, Asf, mientras que laesferaético-religiosadelconoclmiento humano es distinta de otras esferas. es básica en cuanto a todas ellas. Otra observación más debe recalcarse con referencia a la suflciencia de las Escrituras. Es. históricamente, la mM básica. La ,uficiencia de la Biblia significa su sola suficiencia. Es suficiente pura alcanzar el propósito de la revelación redentora sin ser su plementada con nuevas revelaciones (pretendidas por algunos ,rnobopliSt.lS y otros) o por las tradiciones de los hombres (como esos rradiciones extrabfblicas pretendidas por la Iglesia co.tólico
romana).
Hs este y no otro concepto de la suficiencia de las Escrituras el que debe ser ahora demostrado. La revelación redentora dada originalmente por Dios debe, sin duda, considerarse como suficiente para los propósitos para los que fu.e dada. Pensar cualquier otra cosa es impugnar la sabldurlo de Dios. A este argumento teológico deben añadírse los datos específicos de la Escritura que afirman claramente que en la revetucíon redentora escriturada poseemos una revelación suficiente de la voluntad de Dios. No es sorprendente que la aseveración clásica de la suficiencia de las Escrituras se halle en un pasojecrucial paro otros u tributos de las Escnturas (2 Ti. 3: 15-17). Huy tres aseveraciones en estepaseje que son importantes en relación con la cuestión que estamos considerando. Hay la aseveración del versículo 15: 'las Sagradas escnruras, las cuales te pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación ... • (BA). He aquí la aseveración explícita que las Escrituras contienen toda la sabiduría necesaria para nuestra salvación. Hay la aseveración del versículo 16 'Toda la Escritura es .... ú.til para enseñar, pan, redargüir, poro corregir, para instruir en justicia.' El término traducido 'útil' significa útil, beneficioso, provechoso. La cuádruple utilidad de las Escrituras enumerada aquí
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Exposición de la Confesión Bautisw de Fe de 1689
por el apóstol implica, sin duda, que las Escrituras constituyen un manual suficiente para el joven pastor Ti moteo. Este enfrentaba un despliegue desconcertante de necesidades en Éfcso que, a su vez, demandaba muchas clases de ministerio. Con frecuencia debe de haberse preguntado: '¿Cómo puedo hacer frente a estos múltiples retos?' La aseveración de Pablo viene a decir que las Escrituras pueden equipar a Tirnoteo para cada ministerio que se le requiera ejercer. Tenemos la aseveración del versículo 17: 'a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra'. Esto nos asegura que las Escrituras no son meramente moderadamence üules para el hombre de Dios, sino plenamente suficientes pura todas sus necesidades como hombre de Dios. Una observaclen adicional es necesaria pura completar este tratamiento del pa'Ulje clásico sobre el tem11 de la suficiencia de 11\S Escrituras. F.n prtmer lugar.debeídrse que el énfasis primordial de Pablo es que los R~rlrura~ son suficientes pW'U 'el hombre de Dios'. Como se argUirá más adelante. cuando se considere la claridad de las !;~crlturas, esta frase no desíKnH u todos los cristianos. sino especialmente al que está acargo de la proclamucién de la Palabra de Dios. Este hecho no menoscaba el testimonio de este pasaje en cuanto a la suficiencia de las Escrituras para los crisüanos en general. Por el conirano, In destaca. Sin duda. sí las Escrituras son suñcreutes pura los deberes mu 11.ifacfticos del hombre de Dios. deben ser suficientes para mostrar al cristiane ordinario la senda de su deber. Además. las Epístolas Pastorales condenen abundante evidencia ele que el cnstiano ordinario tiene una provisión suficiente para reahzar toda buena obra (J Ti. 5: JO; 2 Ti. 2:21: Tít. i: 16; 2; 14;
3:l}.
Muchos otros textos de la Escritura dan testimonto de la suficiencia de la revelación redentora escriturada (DI. 4:2; Hch. 2:20, 27; Snl. 19:7; 119:6, 104, 128). Es importanteen este momento dar varias advertencias para que no se deduzcan falsas inferencias de la suficiencia de las Escrituras. Esto lo hace In Confesión. En opinión del autor, estas advertencias son particularmente necesarias en estos tiempos de intensificado individualismo. La suficiencia de la Escritura no niega la necesidad de la diligencia del individuo. Esta doctrina no es excusa para la indolencia mental.
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las San1as Escrituras
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La Confesión ( 1 :7) enfatiza la importancia del 'uso adecuado de los medios ordinarios' iPr. 2:4). 1 ~ suficiencia de la Escritura no niega la necesidad dela enseñanza del Espíritu. Esta doctrina no es excusa para el orgullo intelectual. 1 ,as escrituras no son suficientes o claras para el que está carente del P.sríritu. La Confesión asevera: · Sin embargo, reconocemos que la iluminación i nterna del Espíritu de Dios es necesaria paru un entendimiento salvador de aquellas cosas que están reveladas en la l'.alabra.,.' (1:6: et, 1 Co. 2:14). La suficiencia de la Escritura no niega la necesidad del scnudo común La razón natural se da por supuesta en aquel los a quienes se dirigen las Escrituras. Tal razón es de por sí lacreacién de la Palabra de Dios. La C.:onfesión da esto por supuesto cuando en 1 :6·reconoce 'que hay algunas circunstancias tocantes a lu udorecion de Dios y al ¡¡ohiemo de la Iglesin, comunes a las acciones y sociedades humnnns, que han dedete.rminnrseconfonne a la luz de la naturaleza y de Ju prudencia cristiana, según las normas generales de la Palabra, que han de guardarse sie.mpre.' IV. ÚI claridad de la Escritura (pf!I. 7)
l .u definición de la Confesión de Fe puede exponerse mediante el uso de tres sencillas aseveraciones. ta Bi/Jlia es clara. Hay qce enuncinr primero los argumentos para ha claridad de la Escritura. En primer lugar. puede argüirse que la cluridud de la Escritura es parte de su suficiencia (2 Ti. 3: 16. 17). Es ridículo decir que las Escrituras son acl~uadas pura equipar al hombre de Dios para toda buena obra si no son suficientemente cluras para que las entienda. Tales escritos no serían suficientes en manera alguna. En segundo lugar, la claridad de la Escritura se presupone en su capacidad para producir convicción (2 Ti. 3: 14). El verbo traducido 'te convenciste' en la BA significa sentirse confiado, convenció. Está claro por la conexión con el versículo 15 que las Escnturas son la fuente de esta convicción. La cuestión es que una persona nunca se convence de algo hasta que se ve claramente que es cieno. Aun la verdad no produce convicción y confianza sí se presenta oscuramente. Puesto que la Escritura había producido no meramente nociones sino convicciones en Tirnoteo, debe de haber
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€.1poslciú11 de la Confesián. Bautista de l''e de 16119
sido clara. En tercer lugar, la claridad o perspicuidad de la Escritura seafirmaenmuchosorroslugarcs(Sal.19:7,8; 119:105;2P. l:19; Pr. 6:22,23; Dt. 30: L l -14). La extensión de la claridad de la Escritura puede tratarse aquí también. 1 .a Confesión habla de esto como 'las cosas que necesariamente han de saberse, creerse y guardarse para salvación', De nuevo, esio no se propone Ji mirar la claridad de la Escritura a unas pocas verdades sencillas del Evangelio. Tal mentalidad minimiza.nteera ajena a estos teólogos. Por el contrario, la evidencia citada anteriormente muestra que laclaridad de In Escritura no ha de limltarse tan severamente. Las cosas necesarias para conseguir la salvación en las menees de los teólogos de Westrninsrer deben de haber incluido al menos los deberes centrnles de la vida cristiana y las buenas obras. Tales deberes conforman ,:1 <:amino(ML. 7: 13.14) que conduce a la vlda. La 8i(,lia no es tguatment« clara e11 todossus ¡,11rt1.S._Cienamente, el pasaje clásico pertinente a este punto es 2 P. 3: ló. Aquí Pedro (quien escribió él mismo unas cunn1ns cnsas difldles de entender) asevera que en los escritos de Pnbk> huy cosas difíciles de entender. Debe notarse que Pedro matizn cuidadosamente esta aseveración .. Sólo algunas cosas son difíciles de entender, Sólo los indoctos y los i uconsrumes tuercen estas cosas para su propia destrucción. A conunuación, Pedro añade, a manera de matización adicional, que estas personas realizan esta clase de distorsión con referencia al resto de las Escrituras también. Esto, desde luego, enfatiza lu idea de que la falta en 1.aJ dlstorslón no resíde en los puntos oscuros de los escritos de· Pablo, sino cu los indoctos y los inconstantes. Está claro que la presencia de tales dlficultades no niega la suficiencia prüctíca y la claridad de la Palabra para su propósito redentor. La Biblia nn e.t igualmente clara para todos. De nuevo, en este punto. 2 Timoteo 1: 15-17 ilustra esta cuestión. El versículo 15 asevera que las Escrituras son suficientemente claras para dar a un niño la sabiduría que conduce a ta salvación. Esta es la implicación de la declaración de Pablo de que 'desde la niñez' (lit. la infancia) Timoteo había conocido los escritos sagrados que podían durle la sabiduría que conduce a la salvación. Esto es, desde luego, una hipérbole. Los infantes no saben nada acerca de escrito alguno, menos aún de escrítos sagrados. Pablo quiere decir, sin embargo, que tan pronto corno Ti moteo conoció algo, conoció las Escrituras,
l)t las Santas Escriturus
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y las conoció exactamente como un conjunto de escritos que podían
hacer sabio para la satvaclon aun a un ruño como Tunoteo. El versrcuto 17 añrma que las Escrituras son suficientemente claras pura equipar al hombre de Dios para toda buena obra (BA). Puede que haya un contraste intencional entre el niño del versículo 15 y el hombre de Dios del versículo 17. En cualquier caso, es instructivo observar lo que Pablo menciona tocante al hombre de Dios. Nos vemos confrontados inmediatamente con la cuestión: '¿ Quién e, c,I hombre de Dios?' La evidencia idenufica o.l hombre de Dios no como cualquier creyente, sino más bien a alguien con una posición de ministerio entre el pueblo de Dios. El hombre de Dios c.• el hombre a quien Dios mismo confía una posición especial de liderazgo en la Iglesia. Es el hombre de enu-e_el pu.eblo de Dios 9ue cs16 de manera especial asociado con Otos o ideruiñcado con Dios, Tres argumentaciones convergen para justificar esta conclusión. 1. Hsu! el uso del Antiguo Testamento. Está claro que en el Antiguo 'l'estameruo esta designación no se utilizaba en relación a lodos los ,sratJit¡¡s piadosos sino que se reservaba pum quienes los conducían. 2. Hsui el uso de J Timoteo 6: 11. Parece claro que en todo .este comextc f'ablo está pensando acerca de Timoteo en su capacidad ministerial oficial. ( 1 Ti. 1: 18; 5: 17-25; 6:2, l4, l7, l8,20). J. Está el contexto (le 2 Timoteo 3: L 7. En el versfculo precedente, Pablo esta pensando sin duda en el ministerio. Las Escrituras son provechosas (como traduce la NV!) para enseñar, par~ repre!1der, para corregir y para educar: diferentes rae.et.a.~ del muusteno de 'l'imotco y de todo verdadero pastor. En los siguicmcs versículos, el énfasis continúa estando en el ministerio (2 Ti. 4: 1-5). El hombre de Dios no puede equivaler simplemente 11 todo verdadero creyente. Portante, es correcto ver en 2Timo.t~ 3: 15-17 una reflexión de Pablo sobre la idea de que la Bihliu no es igualmente clara para todos. Es suficiente.mente clara como para iluminar aun a un niño en cuanto al cammo de la salvación. Es suficientemente clara como pura iluminar al hombre de Dios con referencia a toda la gama de sus deberes,
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Exposición de la C<>rifeoi6n Bautistade Fe de 1689
La suficiencia y claridad de la Escritura no niegan, por tamo, la necesidad del ministerio dela Iglesia. fata advertencia es necesaria al máxi_mo ~n nuestrn ti~mpo. En el pasaje clásico, es la claridad y la sufic1:nc1a de la l:iscntura para la obra del pastor-maestro lo que se enfauza específicamente. Este hecho en sí debería refutar In presuntuosa independencia del ministerio de la Iglesia que a menudo se deduce de la suficiencia de la Escritura en nuestro tiempo (véase también Hch. 8:30,3 l; Ef. 4: 11-13). Las siguientes conclusiones están justificadas por estos pasajes. Estos pasajes recalcan claramente la autoridad única y suprema de la Escritura. No existe una autoridad sacerdotal investida sobre el ministerio que hace a los pastores cualitativamente diferentes de otros cristianos. Estos pBSajes también enseñan la necesidad práctica del hombre de Dios en lo vida del pueblo de Dios. Aunque nose puede aseverar que el ministerio de lo Iglesia es absolutarncmc cruclul en la conversión de cada persona, sin embargo tul ministerio es. a menudo, el medio de la conversión. Má.~ importante, el pastor-maestro es crucial para la vida continua de la Iglesia. Se puede hablar de una necesidad general y prácticu del ministerio de cnseñunzn. Finalmente. estas verdades tomadas en su conjunto ensenan claramente la funcion complementaria de la Palabra de Dios y el hombre de Dios. Las Escrituras no nos permiten despreciar ni descuidar ni uno o la otra. H<1y varias implicaciones prácticas. Debemos rechazar el índividualismo moderno. Necesitamos guía.~ en la Escritur11. Debemos mantener actitudes dóciles y humildes hacia nuestros insuucrores en la fe. Debemos recibirsu i nstruccién y escudriñar las Escrituras. No debemos permitir que nada disminuya innecesariamente el beneficio que obtenemos del ministerio público de la Palabra, Debe ser una prioridad para cada cristiano ponerse a s.í mismo y a su familia bajo un ministerio fiel de la Palabra. Varias conclusiones prácticas de gran significado se deducen de la perfección. es decir, la suficiencia y claridad, de las Escrituras. La primera es la centralidad de las Escritura, en la orientación cristiana. Las Escrituras proveen la clave. o secreto del descubrimiento de la voluntad ele Dios para nuestra, vidas. Pueden hacer esto porque constituyen una guía suficiente y clara para la totalidad de la voluntad precepli va de Dios para nosotros. La sabiduría comenida erara y completamente en las Escrituras nos capacita para ordenar
IJr las Santo . .s
tscruvros
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nuestras vidas de una manera sabia y agradable a Dios. A la luz de tus Escrituras y su sabiduría, aun decisiones tan complejas como las rocame al colegio, L1 vocación y el matrimonio, se clarifican. Es a íus Escrituras, por tanto, a las que debemos dirigir a aquellos que necesitan la orientación divina prometida en las mismas Escrituras (SuL 25). La perfección de la Escritura debe rnmbién erradicar todo cinismo "escepticismo tocante al significado o la interpretación correcta de tns Escrituras. Aun los cristianos profesantes dirán a veces: 'Los grandes hombres de Dios han diferido entre sí, así pues, ¿cómo puedo yo esperar estar seguro en cuanto al significado de la F.scritura en este punto?' Con cuánta frecuencia se suscita la objeción: '¡E~a ,·» sólo ru interpretacién I' Tales objeciones presuponen e Implican lu insuficiencia y de la Escritura. Son una negación de lo perfección de la Escritura. Constituyen una aseveraciónde que cuando Dios hnbló, murmuré, tartamudeó o tropezó. Tales ideas est~n clarumente orro.igada~ en la rebelión contra el Dios de ln Escntura. Son contradichas por la suficiencia y claridad que la Biblia se atribuye a sí misma. La perfección de lus Escrituras significa que la fuente del error en asuntos de fe y vida es el pecado. Esto no quieredecirquetodoerror es sola o igualmente causado por el pecado. Significa que los hombres, si no hubieran crudo. no serían culpables de pecados de ignorancia en cuanto u lo que creyeron o practicaran. Cuando se suscita la objeción deque 'los gmndeshombres de Dios han diferido entre sí.' debe darse la respuesta de que, en cualquier caso, eran pecadores, y pecadores con áreas oscuras causadas por el pecado que quedaba en ellos. La suficiencia y claridad de la Escritura deben ser las presuposiciones con que hacemos frente a toda cuestión de fe y vida. Es nuestro deber y nuestro privilegio esperar que nuestro deber acerca de cualquier asunto de fe y vida será suficiente y claramente revelado en JaEscriturn. Cualquieraproximaciónal estudio práctico dela Biblia no arraigado en tal perspectivaes impropio y debe tender a ser ineficaz porque entristece al Espíritu que espiró las Escrituras. Cuestiones como el día de reposo cristiano. el bautismo de ere yentes y otras -tan desconcertantes como pueden a veces parecer- no deben ser consideradas como insolubles. Puesto que son claramente asuntos del deber, debemos considerar las F.scritura.s como lo bastante suficientes y claras para resolverlos.
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Exposición dt la Co,ife1i6n Bautista de Fe de /689
¿Apoya este capítulo la doctrina de la inerrancia ílimitada de la Escritura? Con la frase 'la inerrancia ilimitada de la Escritura' me refiere, a la noción de que la Escritura es sin error en todo lo que afirma, Esto se ufirma en contra de aquellos evangélicos profesantes que han optado por una idea de la Escritura que ha sido descrita como 'infalibiLidad en vez de inerrancia' o 'inerrancia limitada'. Tales ideas han sido adoptadas con objeto de acomodar una posibilidad de errores en las aseveraciones históricas o científicas de la Biblia. Es dificil ocuparse pacientemente de unas fónnulas tan patentemente ccruradlctorias como 'infalib1hdad en vez de inerrancia' o 'inerrancia limitada'. Raramente se ha utilizado el lcngusjc tan deshonestamente. Lo siguiente da por supuesto un uso md.~ directo del lenguaje humano. Uno lectura ingenua de este capítulo debe conducir u Ju conclusión de que sus autores habrían apoyado la inerrancia ilimitadll si hubieran participado en el debate moderno. Paro empezar, hablan de que las Escrituras han sido dadas 'por inspiráción de Dios', son 'de inspiración divina' y, finalmente, fueron 'inspirud[a]s inmediatamente por Dios' ( l:2, 3, 8). Además, a lu manera más conservadora, no tienen duda acerca de la exclusivo canonicidad de los sesenta y seis libros del Antiguo y Nuevo Testamemos (1:2, 3). También, a la manera más conservadora posible. aseveran simplemente que la Escrituro es 'la Palabra de Dios' (1 :4). Aún más, hablan de 'la anuonía de todas los partes', 'muchas otros incomparables excelencias y plenas perfecciones' y 'de su verdad infalible' (1:5). Claramente, no podrían haber creído que ws Escrituras se contrudíjerun enrre sí o que sus useveraciones lustóncus o científicas no fueran fiables. Más uün, u lu rnuneru más conservadora posible, la Confesión distingue entre los originales 'inmediatamente inspirados', que son la corte suprema de apelación, y las necesarias, aunque humanas, traducciones ( 1 :8). Además, en los párrafos 9 y I O, la Confesión subraya la absoluta finalidad y supremacía de la Escritura. La Escritura es la 'regla ... infalible' para decidír cuestiones de interpretación y el 'juez supremo' para todas las demás controversias religiosas. Un entendimiento tal no permite en absoluto cuestionar la, declaraciones de la Escntura sobre la base de los dictámenes de la
n,, las Santas Escrituras , rcncia moderna o la investigación histónca. Claramente,
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si hubieran deelegirentre las declaraciones de la ciencia moderna o las nseveraciones de la Biblia, estos autores estarían a favor de laB iblia en cada caso. Tul enseñanza equi vale a una inerrancia üimuada, Finalmente, si se requiere más evidencia, el lector puede consultar lo, capítulos 4: 1-3; 19: 1 y 22:7 de la Confesién, donde, según una lectura ecuánime del texto, se supone una idea de la creación y de Génesis t -3 que hoy en todas partes se asocia con tu ideu más estricta de la inerrancia bíblica. Claramente, no hay justificación pum la idea de que las Confesiones de Londres o de Wcsrminstcr toleren desviaciones de lu inerrancia ilimitada. Es necesario, sin embargo, un comentario má..s. Es el propósito de los credos, como la Confesión, excluir el error. Existen ahoru errores y herejes que, si bien ilegftimumcnte, pretenden sostener la posición confesional sobre la Escrituro y aun udopta.n un venerable lenguaje teológico en que cxpresarsu errónea enseñarua (11). J:{ay herejíus sutiles que hacen a[l!ITecer su posición plausible a los incautos. El desarrollo del error en la historia y el progreso del entendimiento y capacidad de la Iglesia para expresar claramente la verdad en palabras requiere ocasionalmente que IM fón11ulos que fueron en tiempos suficientes para excluir el error se fortalczc,m y clarifiquen. ;,No hay lugar para ampliar la Confesión cu este punto e incluir una adopción explfcita de la posición de que Ju Biblia está inspirada verbal y plenariamente y una declaración utlnada de que la Biblia es inerrante en todo lo que afirma?
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De Dios y de la Santa Trinidad
2.
De Dios y de la Santa Trinidad
lll. S~ño~ n~cstco D!os ~s un Dios ünico, vivo y vcrdadcro;'cuya sub~1~t.enc1! está en Él .nusmo y es de ÚI mismo. infinito en ser y perfecciént? cuya c~en~1a no puede ser comprendida por nadie sino l.
por É( nusmo;'cs~.~píntu purísimo, invisible, sin cuerpo, ? pas1o~es, el ú,uco que tiene inmortalidad y que habius en luz inaccesible:' es . 1nm~table, inmenso, eterno, incomprensible, t1>d?p\1d~roso,. inflnito en todos los sentidos, sanuslmo, sap,enlís.,mo. libérrimo, absoluto;' que hace todas las cosas según el consejo de su 1nn:iutnble y justlsima voluntad, para su propia gloria;• es amanuslrno, benigno, nlcordloso. lvn¡¡án.imo, abundante en bondad y verdad. perdonando la iniquidad. lu tr~nsgre~1ón y el pecado:" galardonador de los que le buscan con diligencia, y sobre todo justlsuuo y terrible en sus juicios, que odia todo pecado Y que de ninguna manera \lará por inocente aJ culpable.!
l. 01. 6:4; rcr, 10: IO, 1 ce, 8:4.6: 1 Ti. 1 :9 2. Is. 411: l 2
3. Ex. J: 14; Joh 11:7,8: 26: 14: Sltl. 145:j; Ro. 11:33.34 4. ~';¡.f'24: I Ti. 1:17: Dt. 4:15,16; Le. 24:39: Hch. 14:J l.lS; Stg. 5. Mal. 3:6; s,g. 1:17; 1 R. 8:27; Jcr.23:23,24: Sal. Y0:2; 1 Ti. 1:17; Gn. 17:1; Ap. 4:8: Is. 6:3: Ro. 16:27;Sal. 115:3; Ex. 3:t4 6. IU.1:ll;ls.46:IO;Pr.16:4:Ro.11:36 7. fa. 34:6,7; 1 Jn. 4:8 R. He. 11 :6; Nch 9:32.33; Sal. 5:5,6; Nali. 1 :2,3: Ex. 34:7
2. Teniend.o Dios en sí mismo y por sí mismo toda vida, gloria, bo~dad Y bienaventuranza. es todosuficiente en sí mismo y respecto ; sr m,s"'.º• no 1~mendo necesidad de ninguna de las criaturas que El ha hecho •. m den v.indo. ninguna gloria de ellas, sino que solamente manifiesta su propia gloria en ellas, por ellas, hacia ellas
y sobre ellas;' f\l es la única fuente de todo ser, de quien, por quien y para quien son todas las cosas, teniendo sobre todas las criaturas el más soberano dominio para hacer mediante ellas, para ellas y sobre. ellas todo lo que le agrade;' rodas las cosas están desnudas y abiertas a sus ojos; su conocimlento es infinito, infalible e imlepcndien1c de la criatura. de modo que para él no hay ninguna cosa continzente o incierta:' Es santísimo en codos sus consejos, en todas sus obras y en iodos sus mandatos;' a Él se le debe, por parte de los ángeles y los hombres, toda adoración, servicio u obediencia que como criaturas deben al Creador. y cualquier cosa adicional que a Él le placiera demandar de ellos.' l. Jn, S:26; Hch. 7:2:Sal. l<~:13; 119:68: 1 Ti. 6:15; Job22:2,3; ~lch. 17:24,25 2. Ap. 4:11; 1 Ti. 6:15; Ro. 11:34-~6; Dn. 4·?.S,34.35 ). lle. 4:13; Ro. 11:)),3•; ~111. 147:5; Hch. 15:18: l;t., IU 4 Sal. 1-1~: 17; Ro. 7:12 s. 1\p, 5:12·14
3. En este Ser divino e inlinito hay tres subsistencias, el Padre, el Verbo o Hijo y el Esplriru Santo,' de una sustancia, poder y eternidad. teniendo cada uno toda lo esencia divina, pero la esencia lndiviso:'el Padre no es de nadie, ni por generación ni por procesión: el Hijo es engendrado eternamente del Padre, y el Esplrin1 Santo procede del Padre y del Hij\l;'1odoscllos son infinitos.sin principio y, por tamo.son un solo Dios.que 11ohadeserdividióocn naturaleza y ser, sino distinguido por varias propiedades relativas peculiares y relaciones personales: dicha doctrina de In Trinidad es el fundamento de toda nuestra comunión con Dios y nuestra consoladora dependencia de Él. l. MI. 3: 16.17; 18:19; 2 ce. 13:14 2. El<. 3:14; Jn.14:11; 1 Co. 8:6 3. Pr. 8:22-31: Jo. 1:1-1,14.18:
3:16:
I0:36: 15:26; 16:28; He. 1:2;
I Jn. 4: 14: U(I. 4:4~6
Bosquejo del capitulo l'fos. l
l. Los atributos de Dios A. Singularidad B. Independencia (existencia propia, ascidad) C. tncornprcnslbilioad (misterio)
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Exposición de la Confesión Bauri.
D. Espiritualidad E. Infinitud F. Soberanía l. Su extensión 2. Su gobierno 3. Su meta O.Amor H. Justicia 1. Descrita positivamente: recompensa a los que le buscan 2. Dcscnta negutivamente: castiga al culpable 2
11. Las retaclones de Dios (con ~us críaturas} 1\. Su independencia presunmosa tocante a ellas lil. Su dominio soberanosobre ellas
C. Su conoci miento absoluto de elln• D. Su santidad total ante ellas E, Sus derechos intrínsecos sobre ellas 3
lU. La triunidad de Dios A. Su afirmación l. La unidad de las tres personas 2. Las distinciones entre las tres personas B. Su explicación C. Su pertinencia (1)
Este capítulo declara la doctrina ortodoxa de Dios y
De Dios y de la Santa Trinidad
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Estas doctrinas, sin embargo, han sido tratadas irable, frecuente y extensamente en muchas obras clási.cas ('). No se har:I ningún esfuerzo, por tanto. para dar una exposición consecu_11va de este capítulo. rn limitado espacio disponible aquí se dedicará a comentario, selectivos sobre el páJ-rafo 3 y la doctrina de la Trinidad. El párrafo 3 es interesante porque combina declaraciones de la Primera Confesión Bautista de Londres, la Confesién de wesuntnster y la declaración de Saboya, De esta_ ~rmero., proporciona una declaración más dctul lada aceren ~e la Trinidad que cualquiera de ellas. Quizá la tendencia de los bautistas gcn~ra~es en Inglaterra durante el siglo XYU (asl llamados por su arrmmamsrno, y especíñcarnente por su creencia en una expiación generall a caer en la herejía del unitarismo hizo que tales detalles parecieran ünportantes a tos autores. !lay tres partes básicM en la doctri ni1 histórica y bíblica de In Trinidad. Las tres preguntas que tretan de la Trinidad en un catecismo para niños muy conocido las identifican muy adecuadamente: ¿H•Y más dioses que uno? No, sólo hay un Dios. ¿En cuántas personas existe este único Dios'! En trc~ ¡,er!IO~as. ¿Quiénes son? El Padre.el Hijo y el í:!~pú-itu Santo:' Hay un_ Dios, que existe en tres personas. cada una de las cuales t1enecuru1dudcs personales distintivas. . . Esta doctrina de la Trinidad es y debe ser por siempre un misterio dlvmo. Es un malentendido de los credos de la lglesia (que se resumen en este párrafo de la Confesión) pensar que tenían el propósito de explicar este misterio. Históricamente, era realmente lo contrario. En la herejía rnonárquica (también conocida como sabeliana o modalista), se le ofreció a la T glesia la opción de explicar el misterio diciendo que Dios era. en última instancia, sólo_ una persona en tres modos de existencia sucesivos. En la_ herejía ~~mna, se le ofreció a la Iglesia la opción
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Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689
u-ascienden la razón humana y contradicen la sabiduría carnal (nótese, por ejemplo, el capítulo 3: 'Del decreto de Dios' y el capítulo 8: 'De Cristo el Mediador'}. Tales misterios deben ser aceptados con humildad y reverencia mediante un intelecto apartado de la nocién arroganre y necia del racionalismo deque debe o puede comprender al Ser divino (Sal. 131). Un lugar en el que la doctrina históric& de la Trinidad está en peligro por parte de tal racionalismo en nuestro tiempo es una duda muy extendida entre maestros evangélicos tocante a la doctrina de la generación eterna del Hijo y la procesión eterna del Espíritu. Esta dudase debe probablemente u la uparen te contradicción de aseveras que el Hijo es Dios aurocxistente y, sin embargo, generado eternamente. La Confesión Bautista, en armonía con la Confcsién de Wcstrrunscer y la Declaración de Saboya y todos tos credos históricvs de la lglesla, nos advierte contra In aceptacién de tales Iluda, sobre este terna. Se piensa a menudo que la doctrina de la gcneracién eterna implica subordloacionismo. Se deben dístingutr tres tipos de suhor
De Dios y de 111· Santa Trinidod
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cuanto a su esencia, menos Dios que. el Padre y esencialmente menos trascendentes. La subordinación hipostática y la subordinación económica no son, por tanto, subordinacionismo. La evidencia bíblica en favor de la generación eterna del Hijo se puede resumir como sigue. 1. La economía de la redención es la de la creación (Jn. 1: 1-3; He. J :2; 1 Co. 8:6). Es, sin duda, extraño que tanto en la economía de In creación como en la economía de la redención se mantenga el mismo orden, si esca subordinación económica no refleja una cierta subordinación hipostática en la Trinidad misma, 2. La Biblia enseña explícitamente que el Hijo es engendrado o, a.l menos.derivado (Jn. l: 14, l 8). La traducción de la palabro clave es, stn embargo. objeto de dispuiu, Algunos In traducen u la rnuncra tr•dicionnl, 'unigénito', mientras que otros prefieren lo 1.ruducci6n '1lnlco'. Hasto cierto punto, este problema de rruduccién se relaciono con una cti rnologfa que es objeto de disputa. Algunos derivan la palabra del verbo que significa 'engendrar' y otros, del verbo que significa 'llegar n ser'. Cualquiera de estas posibles crnuologjas contiene la idea de derivación (eterna). J. Proverbies 8:22·3 l también contiene enseilanur cxplíciu,. con este resultado si se ~plica al Hijo de Dios. El Nuevo Testamento mismo parece hacer la auíicacién (Col. 2:J; 1 Co. 1 :24,:10; Le. l l :49). Nótese también Mlqueas 5:2.
4. Se ha argüido a veces que la designación 'Hijo' no se utiliza nunca acerca del Cristo preencarnado. Poniendo por caso que permitimos esta interpretación de estos términos. ello no explica el uso del término
'Padre'. Este término se aplica claramente a la primera
persona de la Trinidad como descripción ríe su relación con la segunda ames de. la encamación (Jn. 10:36; 16:28; 1 Jo. 4: l4). Es imposibtc desvinculereste término de la irlea de Unnquees la causa, el origen o el que engendra. El Padre es el Padre precisamente del Hijo (Jn. 15: 18; Col. 1 :3; Ef. l:3; 2 C,>. 1 :3; 2 Co. 1 :3; l Co. 8:6). .5. El argumento de que el término 'Hijo' nunca se usa del Cristo preencarnado no convence (Jn, 3:16; Gá. 4:4; 1 Jn. 4:14).
64
Exposicion.de la Cnnj,sión Bautista de Fe de 1689
6. El argumento de queel término 'Hijo' no significa sino igualdad no es convincente. Que denota igualdad es algo que, por supuesto, no negarnos. Sin embargo, decir que sólo denota esto parece oponerse abiertamente a todo lo que conocemos no Mio acerca de la palabra 'padre', sino también acerca de la palabra 'hijo'. 7. Se puede conseguir· má.~ evidencia para la doctrina de la generación eterna a partir de lo que podemos llamar la doctri na de la c,n,si6n eterna. La otra designación clara del Hijo prccncarnado es el Verbo. Sin duda, esta designación da a entender una relación de subordinación entré la persona designada como Dios y la persona designada como el Verbo en Juan l: l. En cuanto a su esencia, ambos son Dios, deidad sin restricciones. 'El Verbo era Dios.' En cuanto a sus personas, sin embargo, uno es llamado 'el Dios' y el otro es namado 'el v erbo• de Dios.
8. Sin una generación eterna y una procesión eterna y Indoctrina de la sut,ordinncióu híposuuca, es imposible distlnguir las diferentes personas de la Trinidad. No hay relaciones o cualidades personales reveladas. Aun una terminologta como la Primeen. In Segunda oJa Tercera Persona de la Trinidad se vuelve ilcgúirna. Se nos deja con tres personas incoloras, sin vnriacién e indistinguibles en la Trinidad. Éste resultado huele a la esterilidad detnfilosoflahumana. no a la riqueza de la revelación bíblica. 9. Finalmente, la supresión de una paternidad real y· eterna y de una filiación real y eterna empequeñece la gloria del amor redentor. ¿No es empequeñecida la gloria del Padre al dar a su Hijo para nuestra redención si limitarnos la idea de la filiación en esta frase a una mera igualdad? 81 rcsottado es que una persona divina neutralizada da otra persona divino incolora. Según esta idea, ¡,dónde está la gloria del sacrificio del Padre? i. Drindc está la gloria de la obediencia filial del Hijo? La tendencia a dudar la generación eterna y la procesión eterna disminuye la gloria del Evangelio.
3.
Del decreto de Dios
1.
Dios, desde toda ta etemidad, por el snpientfsimo y santísimo consejo
ole su
1iro11Ja voluntad,
ha decretado w,.,.,
en sí mismo,
libre e
la., todo lo que sur.e.de;'~i n embnrgo, (le tal 111nnem que por ello Dios ni es autor del pecado ni tiene comunión con nudie en el rnismo;'nl se hace vlolencta a la voluntad de la criatura. ui se 411it• la libertad o conttngencla de las causas sccundllli••· sino que más bion •e las establcco;• en lo cuw se munifio•ta su sabldurfQ en disponer •od•s Ju,; cosas, y su poder y fidelidQd en efectuar su decreto.! innttaabkmentc.' wda•
l. t>r. 19:'ll; 1$. 14:24·27; 46:IO,ll; Sal. 115:3; 135:6; Ro. 9:19 2. Dn. 4:34,35; Ro. 8:28; 1 t :36; l!f. 1: 11 J. o». t8:2S: Sr¡¡. 1:13; l Jn. l:S 4. 011. S0:20: 2 S. 24:l; b. 10:5·7; Mt. 17:12; Jn. 19:11; Hcb. 2:23; 4:27,2K 5. N m. 23: 19; Ef. 1 :3·5 2. Aunque Dios sabe todo to que pudiera o
pne
coudicioucs que se puedan suponer.' sin embargo nada ha decretado porque lo previera corno futuro o como aquello que habla de suceder en dichas condicioncs.?
l. 1 S. 23:11,12;
2. Is. 40:13,14;
Mt. 11:21,23; Hch. 15:18
Ro. 9:11-18;
l 1:34; 1 Co. 2:16
J. Por el decreto de Dios. para la manifestación de su gin.ria. algunos hombres y ángeJe~ son predestinados, o prcordcnados, a vida eterna por medio de Jesucristo, para alabanza de la gloria de su gracia; 1 a otros se les deja actuar en su pecado para su justa condenación, para alabanza de la gloria de su justicia." l. 1 Ti. 5:21: Mt. 25:34; Ef. 1:5,6 2. Jn. 12:J7-40; Ro. 9:~24: 1 P. 2:8-10; Jud. 4
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Exposició11 dé. Ju Confesión Bautista de Fe de /689
Bosquejo del capitulo
4. Estos ángeles y hombres asf predestinados y prcordenados están designados particular e inalterablemente, y su número es tan cierto y defleido que no se puede, ni aumentar ni dlsmínuír.' l. Mt 22:1-14; Jn. 13:18; Ro. 11:5,6; l Co. 7:20-22; 2 Ti. 2:19
5. A aquellos de la humanidad que están predestinados para vida. Dios (anees de In fundación del mundo, según su propósico eterno e inmutable
y el consejo secreto y beneplécito de su volumad) los ha escogido en Cristo paro gtol'i9 eterna, meramente por su libre gracia y amor,' sin que ninguna otra cosa e:n IA criatura, como condición o causa, que le movlera
Píos. l-2
1
a ello.' 1. Ro. 8:30: Et. l :4-6,9: 2 Ti. l :9 2. Ro. 9:11·16; 11:5,6
6. Asl como Dios ha designado u los clcgidM po,·~ la gloria, de la mismo manera. por eJ propósito eterno y libérrirno de su voluntad, ha preordcnado tocto, los medios P"'" ello:' por tanto, los que son elegidos, habiendo caldo en Adán,"''" rerll 111idos poi Cristo.'eficnimentc llamados a la fe en Cristo por su E.,prritu obrando n su dchido tiempo, son justificados, adop1edos.~a111i(jcudu,' y ¡¡ull!'dados por su poder. mediante In fo, para salvación:• tampoco es nadie m~s rediuaido por Crtsto, o eñcazrnenre llamado, justir.cndo. ndopt•do, santificado y setvado, sino solamente los elegldos.' t. l P. 1:2; 2 Ts. 2:13; f,r, 1:4; 2:IO 2. l Ts. S:9.10: rn. 2: 14 3 Ru. 8:30: Bf. l:5: 2 Ts. 2:13 4 1 I'. l :5 5. Jn. 6:64.65, 8:47; 10:26; 17:9; Ro. 8:28: 1 Jo. 2:19
7. La doctrina del profundo misterio de la predestinación debe tratarse con especial prudencia y cuidado,' pura que los hombres. al atender a la voluntad de Dios revelada eo su Palabra y, ,J prestar obediencia a la misma, puedan. por la certeza de su I lamamiento eficaz. estar seguros ele
su elección cterna.tde este rnodu, esta doctrina proporcionará motivo ue alabanza, reverencia y adrniración a Ojos/ y Je humildad.vdillgencia' y abundante consuelo'> a. todos los que sincernmente obedecen al evangelio,
l. Dt. 29:29: Ro. 9:20: 11:33
2. l rs, 1:4,5: 2 P. 1:10 3. Rf. 1:6; r
t::n
6. Le. 10:20
67
Del decreto de Dios
2
r.
El decreto general de todos los acentecímienros
A. Su universalidad 1. Claramente afirmada 2. Cuidudu,ame11ce guardada De impugna,· la sanndad de Dios De i mplicar el error del faralismo 3. Considerada en la práctica B. Su incondicicnalidad
J.7
11. F.t decreto espeefñco de la predesünaelén a vida
J-4
A. Sus mrihutos principales
3 4 S-6 s 6
7
J. Su selectividad distintiva 2. Su particularidad inmutable a. Su resu liado posi 1.I vo: la elección oc los µrede.stinados l. L¡i base clemente de la elección 2. u, ejecución eficaz de la elección (pfo. 6): sus medio Su dcsiguacién divina Sus Identidad exacta Sus objetos exclusivos C. Su manejo prudente
Nótese que el movimiento general del pensamiento en este capítulo es desde to general a lo específico. Se trata el decreto general de todos los acontecimientos, a continuación se trata una parte cspccffica, si bien central, de ese decre(O gen~rat_, la predescinación a vida. La elección para salvación de ciertos individuos t,e~e lugar según el decreto de la predestinación. Nótese que la predestinación se utiliza aquf por parte de la Confesión tocante a esa parte del decreto de Dios que concierne los destinos de los hombres y los ángeles. La estructura de estecapñulo implicaquccl contexto, telón
Expr,.,ici6nde la Confesión &utistade Fe de 1689
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de fondo y marco de la doctrina de la elección es el decreto exhaustivo de Dios en cuanto a 'todo lo que sucede'. Cuando se enseña la elección, no debe olvidarse este marco. La exposición que aquí se proporciona no se dará en forma de comentarios consecutivos de la Confesión como se bosquejó anteriormente. Por el contrario, se ha considerado bueno proporcionar si rnplcrncntc una exposición de sus principales aseveraciones. La razón de este es quccicrtus partes de estecapítulo, especialmente el párrnfo 6. se cxponurán plenamente en otro lugar de la Confesión. Se seguirá, sin embargo. la doble división general de la Confesión. l. El decreto de todos ws acontecimiento« (pfo.1. l-2)
A. El argumento blhlico para la doctrina del decreto de ta Confesión l. Nada rrll!ltra el decreto de Dios l)ios tiene una voluntad dccrcuva (a veces llamada su volunmd secreta o soberana) que no puede ser resistida y que. sin duda, logra todos sus propósitos (Pr. 19:21; Is. 14:24-27;46:10,l 1; Sal. 115:3; 13~ :6; Ro. 9: 19).
Del decreto de Dios
69
4.
Cosas que ocurren 'por azar' (1 R. 22:2R-34; Job 5:6; 36:32; Pr. 16:33; Jon. 1:7).
5.
Los detalles de nuestra vida (Job 14:5; Sal. 139: 16; Mt
10:29.30; Stg. 4:15). 6.
tos asuntos de las naciones (2 K. 5: 1; Sal. 75: 1-7; Pr. 21 :31; Dn. 2:21).
7.
La destrucción final de los inicuos (1 S. 2:25; Pr, 16:4; Ro.9: 17; l P. 2:8; Jud. 4).
J. Nada c:ond.iclona el decreto de Dios (excepto, por supuesto, Dios mismo).
l~sto se prueba medianee varias consideraciones. La naturaleza de lu situación No había nadie, no e>tisún nada, cuando Dios decretó. Por tanto, Dios no tomó en consideración nada excepto su propia voluntad cuando decrct.ó todas las cosas.
2. Nada escapa al dccrew de Dio~
Las afirmaciones de la Escritura La Escritura añrma que nadie aconsejó a Dios cuando Él decretó (Is. 4:13,14; Ro. 11:34; 1 2:16).
Todo In que ocurre eslú incluido en el decreto de Dios. Hay dos argumentos para ésta asuvcraclón. En primer lugar. la Bihlla afirma generalmente que el decreto lle Dios es universal (Dn. 4:34,35; Ro. 8:28; 11:36; Ef. l: 1 l ). En segundo lugar, la Biblia enseña específicamente que en el decreto de Dios se incluyen todas clases de acontecimientos.
La inferencia d, .,·u universalidad Ya hemos probado que el decreto de Dios es absolutamente universal o exhaustivo. El decreto determina todas las cosas, pero si determina todas las cosas, entonces no es determinado por ninguna de aquellas cosas que determina.
ce,
1.
Acontecimientos buenos y malos (Is. 45:7; J\m. 3:6; Job 1:21;Jcr. 15:2).
B. Una controversía reciente sobre de la doctrina del decreto de la Conl'esiún (1)
2.
Acciones pecaminosas (Gn. 50:20; 2 S. 16: JO, 11; 24: l; cf. 1 o. 21 :1; Job l:11,12; Le. 22:22; Hch. 2:23; 4:27,28). Las acciones libres de los hombres (Pr. 16:1,9; 21:l; Ro.
En 1924, el Sínodo de la Iglesia Cristiana Reformada formuló los tres puntos de la gracia común('). Esto condujo al éxodo de Herman Hocksema y de aquellos que formaron con él la Iglesia Protestante Reformada. La controversia no acabó allí, sino que originó un cfohatc continuo sobre el tema de la soberanía de Dios.
3.
8:28,35-39).
70
Exposici6n de Jo Cor,fesión Oautisra de Fe de 1689
Comelius Van_Til estaba de acuerdo con los tres puntos, pero sintió que la decisión del Sínodo era parcial. Había tratado la interpretación fatalista del decreto que hacía Hoekscrna, pero no habfa tenido en cuenta a otros dentro de la Iglesia Cristiana R:!omtad~ que estaban limitando el decreto de Dios y que así estaban yendose al error opuesto. Tanto el fatalismo como el amtinianismo. subrepticio'. en opinión de Van Ti 1, significaron el fin del .. pensamiento bíblico y del verdadero cristianismo. Adicionalmente, ambos se apartaron del calvinismo de las Confesiones reformadas, La Confesión afirma ianro la soberanía absoluta de Dios como lu reulidud do la libertad humana. Si se niogu o mitiga cualquiera de estas verdades, el cristianismo calvinista se secara y morirá. Así pues, hay dos extremos racionalistas que matan el calvinismo bíblico dondequiera que surgen. · 1. C!xi$te la mini rnizacién o negación de la rualic.luc.l de la libertad humana en l11ter6., de preservar In soberanía de Dios. &lll conduce a.un hipercalvinísmo rlgido y. por así decirlo, congela el a¡;ua de vida.
2. Blli~te la minimización de la suberanfa de Dios para preservar la libertad humana. Esto conduce al armtntamsmo y a la 'evaporación' del agua de vida. El presupuesto soberanía mconsecuentes expresada por
!ª
común de ambos extremos es que, de alguno manera,
divina y la libertad humana son principios y muruemcnte exclusi vos. Esta falacia está bien Rushdoony: 'A Dios y at hombre se los coloca en compartimentos estancos, ele manera que la actividad de Dios no puede ser simultánea y coexiensiva con la del hombre y al mismo tiempo determinante' ('). Al gobernar su pensamiento esta falsa alternativa, un bando escoge resolver el problema negando la ~-dtdad d~ la ht,cr1a(I humana. Hoeksema dijo. por ejemplo: Siempre digo. amado: dame a Dios, si debo hacer una elección. Si debo hacer una elección entre perder a Dios o al hombre dame a Di?s. Déjame perder al hombre. Está bien para mí: no ha; peligro ahí. ¡Dame a Dios! ¡Eso es reformado! ¡Y eso es especialmente reformado protestante!' (').
Del decreto de Dios
71
Al mismo tiempo, el otro bando escogía circunscribir la soberanía de Dios y, por a~í decirlo. perdían a Dios. James Daane y mros optaban por limitar el decreto de Dios con objeto de preservar la genuina libertad humana. Un bando escoge a Dios para resol ver el problema. El otro escoge ul homhoe. [Pero ambos escogen y ese es su error! Van Til, sm embargo, con las Confesiones reformadas, enseña que la libertad de Dios y la libertad del hombre no están en conflicto. Ninguna de las dos uene quc scr li111i1ada con objeto de hacer hueco para la oíra. La libertad del hombre 110 es In libertad de Dios. La libertad humana no -upone un reto para la libertad d1 v ina, sino que coexiste con ella. El núsmo acon1ecimiento. ,cgúu dijo Van Til y ames que él las ('onfesiones refonnadas, puede ser ranto el resultado de la libcrrad human11 como la determinación de la sobernnía divina. E!,1a es, sin duda, la verdad bíl;,lica del asunto. La lección es evitar los 11ltcrnaliva.~ racíonaüstas del hipercalvinismo y el arminianismo y someter nuesiras mentes a la clara eni;c~an,.ade la Palabrade Dios. C. V nria~ cuestiones serlas reluti vas a In doctrina del decreto de la Confesión
l. El decreto de las acciones pecumlnosas
La objeción más comün que se suscita contra la enseñanza de la Confcsién con respecto itl decreto de Dios es ésta. ¿No hace esto a Dios el autor del pecado? SI no lo hace, entonces ¿~obre qué base alinna la Con lesión que aunque Dios ordene todas las cosas, no es, sin embargo. el autor del pecado? Aunque la Confesión enseña que Dios decrete el pecado, niega que Dios sea ~I autor del pecado. Esta negación ha de justificarse sobre la base de la 'libertad o contingencia de las causas secundarias' mencionada en el primer párrafo. Dios no es el autor del pecado. porque no hace que ocurra mediante su propia causalidad inmediata, Es la re~ponsabilitlad de las causas secundarias que voluntariamente se implican en él. Esto se ilustra en el caso en que Dios decreté que David contara pecaminosamente a Israel (2 S. 24: l ; 1 Cr. 21: 1 ). Del último pasaje aprendemos que este decreto no se llevó a cabo mediante el Espfriru Santo moviendo a David. sino mediante Satanás. OIIO pensamiento que ayuda a aliviar este problema puede entreverse en los pasajes que hablan del decreto de Dios en cuanto
72
Expasici6n de la (.'Qnfesión Bautista de Fe de 1689
a las acciones pecaminosas (Gn. 50:20; 2 S. 24: 1; Hch, 2:23). En cada uno de estos pasajes está claro que la razón fundamental de Dios al decretar el pecado fue completamente pura. En "1 primero y el tercero, su mouvación es clementemente redentora. En el segundo, es justamente retributiva. 2. La libertad de las causas secundarias Es bastante obvio que la definición de la lihcnnd implicada en su uso por parce dc_la Confesión es diferente de la idea de la libcrtmf que muchos sosucnen, Esta es una libertad que no es contradicha por el hecho de estar completamente sujclll a I decreto di vino. Williamson proporciona una definición bíhlicn rte 'la libertad de las causas secundarias' que es consecuente con el uso que de ella hace la Confesión: 'La libertad puede definirse como "la ausencia de c~acci
permisiva
Los cooctos (le 'decreto permisivo' o 'voluntad permisiva' se usa o a menudo con relación a una consideración del decreto divino. ¿P.s válido cualquiera de estos dos conceptos?¡ Habla la Biblia de una voluntad divina permisiva? ¿Pernúte Dios ciertas cosas? ¿Permitió Él que José fuera vendido o que Cristo muriera? Como se afirmó anteriormente, es indudablemente cierto que Dios no está implicado activamente en la realización del pecado del hombre. de la nusma manera en que está Implicado en la realización de la justicia y la salvación. En este sentido, podemos hablar del permiso divine, de ciertas acciones. . Por o~ lado, jamás podemos hablar de un mero permiso, involuntario o forzado con respecto a Dios. Dios sólo permite en la historia lo que ya ha decretado antes de la historia que ocurra con
Del decreto de Dios
73
certeza. Como se probó anteriormente, nada hay que condicione el decreto de Dios. El concepto de permiso, sin embargo, da por sentado que hay una voluntad opuesta. Puesto que. tal voluntad no esraba presente cuando Dios decretó todo lo que debía ocurrlr, es absurdo hablar de un decreto permisivo. El decreto de Dios es, por definición, no permisivo, simplemente porque no es condicional ni está condicionado. 4. La naturaleza d« la presciencia divina No es especulativo suscitar la pregunta: • ¿Puede Dios prever que ocurrirá algo antes de que él decrete que ocurra?' La respuesta directa a esa pregunta es: '¡No!' Sólo aquello que ha de ocurrir con certeza puede ser previsto o preconocido. Prever algo es tener la certeza ele que ocurrirá. Puesto que, sin embargo. es el decreto de DioA lo que hace que lodo ocurra con certeza, nada puede preverse que vaya a ocurrir con certeza hasta que Dios decrece que ocurra. La idea de que alguien pueda eludir los problemas relacionados con el decreto divino recurriendo a la presciencia divina no tiene fundamento. La presciencia da por supuesto que un acontecimiento futuro va a ocurrir con certeza, Queda la pregunta: '¿ Qué hízo que ese acontecimiento ocurriera con certeza'?' La única respuesta posible CA el decreto de Dios. lin la Biblia. las profecfns y predicciones de acomecimlentos futuros no se consideran como basadasmeramente en la presciencia divina.sino como basadas en el decreto divino (ls.46:IO; Heh. 3:18; 4:27,28; 15:15·18). La profecía de. la Escritura se considera, por tanto, por así decirlo, la transcripción no de 1() que Dios prevé, sino de lo que Dios decreta (Mt. 26:54: l.c. 22:37; Jn. 13:18; 19:24,34· 36; Hch. 1:16; 2:24-31; 13:34.35). 11. El decreto espec(frco de fa predestínací6na vida (pfos . .l-7) A. Las caraclerfsticas bíblicas de la doctrina de la elección Su selectividad: elecci6n distuuiva (pfo. 3) Si bien algunos teólogos que profesan ser reformados lacucstionan, hay evidencias concluyentes de la doctrina de la reprobación. La doctrina híblica de la elección, como acto de selección, presupone e implica un acto de rechazo (Ro. 9: 11). S,; pueden presentar los siguientes argumentos para la selectividad de la elección y contra la idea de que todos están elegidos en Cristo.
l::Xpos1ci6n de la Conf,sión Bautista d• Fe de 1689
74
l. Las palabras utilizadas para la elección implican la idea de selección (Sal. 147:19,20; Arn. 3:2; Dt. 7:7,8).
2. Los pasajes bíblicos que enseñan la reprobación implican la idea de selección (Jn. 12:37-40; Jud. 4).
3. Los pasajes bfhllcos que contrastan a los elegidos con los no elegidos implican la irle¡, de selección (Ro. 9:6-24; l P. 2:l!-LU).
Su parttcularidad:la elecr.i6n personal (¡,fo. 4) 'El pforrafo 4 enfatiza esto al hablar de la inmutabilidad y la rani_c,~ Inri de la predcsunaciór, de Dios. Esto suscita lo pregunta: '¡,Bh¡¡,ó Dios solamente naciones o grupos? Es decir, ¿tiene que ver Romanos 9 solamente ~on la elección do naciones? ¿Clscogió Dios simplemente a 1(1 Iglesia como un todo?' Unu respuesta positiva o taíes preguntas ,ería ilógica y antibfblica,
dad
l. Sería Ilógica. Si Dios sólo eligiera grupos, pero no individuos, todos los del grupo podrían apartarse y perderse. De esa manera, todo el grupo elegido por Dios podría perderse. En otros palabras, si la ~al vacíén de algunos es cierta, ¿cómo puede asegurarse esto sin la elección de ciertos individuos?
ce.
2. Scrlaamiblblica(Jn. l3:18;Ro. I J:5,6; 1 7:20·22;2Ti.2:19). Nótese en relación a I Corintios 7:20·22 que el llamamiento es el índice histórico o desarrollo de la elección (R..,. 8:30: 1 Co. J :2631). Si el llarnamicntc es individual, personal y específico, entonces debe serlo también la elección de la cual es la manifestación histórica. Su causa: la eleccián incondicional (pfo. 5) Con frecuencia se suscita la pregunta: ¿No eligió Dios simplemente a los que previó que se arrepentirían, creerían, serian recti vos, o santos o perseverarían? Las siguientes consideraciones demandan una respuesta negativa. 1. La presciencia presupone el decreto de Dios, como ya hemos visto anteriormente.
Del decreto de Dios
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2. La presciencia significa preordenación. El Standard Greek l.exicon de Baucr, Amdt y Gingrich afirma que la palabra 'presciencia' significa p,·eordenación en aquellos pasajes que con más frecuencia se utilizan para probar que la elección es sobre la base de cualidades previstas(•). EsLC léiticoafirmaque el significado de esta palabra en Romanos 8:29 y Romanos 9-11 es 'escoger de antemano' y en I Pedro 1 :2, 'predestinación'. Es crucial notar que en estos pasajes no es algo acerca de los elegidos lo que se conoce de antemano. sino que es a ellos mismos a quienes se conoce de antemano. Aquí recordamos que el término 'conocer' en la Biblia conlleva frecuentemente la idea de amor. Asf, la presciencia en estos pasajes contiene la idea de un amor distintivo. 3. La iden de que Dios nos escoge por algo bueno en nosotros es negada cvt,ig11ricamentc en la Biblia (Ro. 9: l l • 16; ll:5,6). 4. La idea opuesta (que no somos escogidos por onda bueno en
nosotros) se afuma cspecfflcarnente (Et'. I :4-6,9).
5. La fc,elarrepentimlento. la perseverancia y lu receptividad -todes las cosas buenas que se supone que Dios prevé en nosotros- son todas ellas frutos de In elección. Como frutos de la elección, no pueden ser sus condiciones previas. B. Las preguntas apremiantes relacionada~con IB doctrina de la elección
¿Puede salvarse alguien aparte de los elegidos?
La respuesta a esta pregunta, según el párrafo 4, es: 'No'.
La razén de esto. sin embargo, no es que Dios impida activamente que se salven, sino que solamente por la gracia preordenada para los hombres en el propósito electivo de Dios vendrá jamás alguien a buscar la salvación. En otrns palabras. fuera de la misericordia electiva, nadie quiere ser salvo (véase el capítulo 6: 'De la Caída del hombre, del pecado y su castigo').
¿ Q11é diferenciau los que Dios ordena a vida de los que deja morir 1 Seg,ln los párrafos 3 y 5 (véase la exposición ofrecida anteriormente), la diferencia la hacen la elección y la gracia de Dios. Debido al pecado original, Lodos los hombres están igualmente
76
Exposición de la Confesión Bautista de fe de 1689
expuestos a la ira de Dios. Nada en cuánto a ellos condiciona la e~ección q~e Dios h~ce de ellos o les recomienda a la gracia de Dios. Es ~a elección de Dios In que hace la diferencia, pues, entre los que sera~ salvos y los que- serán abandonados a sí mismos en pecado original para llevar a cabo su propia destrucción. La distinción entre los elegidos y los no elegidos la hace la soberanía divina no la justicia divina. '
¿Cómo podemossaber si somos elegidos?
Podemos saber que somos elegidos observando los ínuos de la elección en nuestras vidas (nótese el párrafo 6). Si vemos fe en Cristo, santificación, perseverancia en la vida cristiana en nuestros propios casos, éstas eslán presentes en nosotros sólo por la gracia electiva. Sólo los elegidos poseen tales cosas. De esta manera si éstas son posesión nuestra, podemos estar seguros de que so,,;os
ctcgidos.
·
¿ Ha ele ser obedecido el 'consejo secreto y benepláctto de su voluntad'? La voluntad de Dios en la Escritura puede referirse a dos cosas distintas. La frase 'consejo secreto y beneplüclto de su votuntad' es una clara referencia a lo que puede llamarse la voluntad decrenva ele Dios (también ccnocida menosclararnentecomo la voluntad secreta o soberana de Dios). Las demandas éticas de Dios sobre nosotros. su ley. pueden llaniarse su voluntad preceptiva. Estos dos aspectos de la vohmtad divina son claramente distintos. La voluntad decretiva es lu que Dios ha determinado hacer. La voluntad preceptiva es lo que Dios ha mandado que el hombre debe hacer. La b•8'.l. bíbhca_ para esta dlsríncién se encuentra expresada con la máxima claridad quizá en Deuteronomio 29:29: 'Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas tas reveladas son para nosotros Y para nuestros hijos para siempre. para que cumplamos todas las palabras de esta ley.' Esta distinción se implica también en Génesis 50:20. Ahí está claro que los hermanos de José cumplieron la voluntad decretiva de Dios al vender a José para Egipto. Sin embargo, al hacer esto pecaron y violaron la voluntad preceptiva de Dios. La votumad decretiva de Dios no es la regla de nuestra conducta. Aunque en algunas situaciones la providencia de Dios pueda tener un impacto indirecto en nuestra responsabilidad ética, nunca es la regla de nuestra conducta. De hecho, es correcto decir
77
Del decreto de Dios
que, desde. una perspectiva, la voluntad decrctiva de Dios es irrelevante para mstrutrnosen cuanto a nuestro deber para con Dios. Laregla para nuestra conducta es la ley de Dios, su voluntad preceptiva. . Esta distinción es absolutamente crucial, si hemos de evitar los caprichos del hipercalvinismo. A menudo, por ejemplo, se ha negado que la fe en Cristo sea el deber de todos los hombres, porque Dios no a elegido dar a lodos la fe. Es10, sin embargo, es convenir el propósito electivo de Olos, su voluntad dccretiva, en la regla de nuestra conducta. Esto es un error capital. La fe es el deber de todos los hombres sin tener en cuenta sl son elegidos o no. ¿ Es cierto decir que tos elegidM serán salvos sin importar lo que
hagllll? ¿Dep,mden los acon1ecimiP.nt1>.1 predeterminad<Js de las acciones humanas y otros acontecimientos htstártcos para que ocurran? La respuesta a estas preguntas está contenida en parte en el parrare
t y en parte en el párrafo t:::11 respuesta a la segunda pr~¡¡unm. se debe responder que, si, los neontectmíeruos predctenulnados dependen de las acciones humanas y otros acontecímlemcs. Se¡¡úu el párrafo 1, 'ni se quita la libertad o contingencia (el hecho de que sean las condiciones de acontecimientos ulteriores] de las causas secundarias'. Como deja claro el párrafo 6. si Dios ha prcordenado el fin, 'bn prcordenado todos los medios para ello'. De esta manera, los elegidos no serán salvos sin importar lo que hagan. Serán salvos en la manera que Dios ha preordenado y no otra. Sólo esto hoce que tenga sentido la declaración de Pablo de que 'todo lo soporto por amor de los escogidos, para que el los también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús .. .' (2 Ti. 2: 10). Pablo sabia que si Dios ha preordcnado el fin, 'ha preordcnado todos los medios para ello'. Siempre debe recordarse que la elección y el decreto de Dios son simplemente el plan de Dios. Los planes, a pesar de lo cierto de su curnpiimíeato, deben aún llevarse acabo. El plano no es lacasa, aun sies el plano de Dios. El decreto de salvar a los elegidos es una cosa. Su salvación misma es otra, Efesios J:4 enseña que 1,, elección es algo que ocurre antes de la fundación del mundo. La salvación, si.n embargo, es algo que ocurre durante la historia del mundo. ó.
78
Exposicián de la Confesi6n Bautista de Fe de 1689
La declaración co11t~iuoal de la doctrina de la elección El párrafo? del capítulo 3 de la Confesión de Fe de Westminster ha sido omitido en la Confesión Bautista. El desarrollo de pensamiento en la Confesión de Fe de Westminster depende de este párrafo que falta. Ha abierto las dos caras del decreto: salvar en los párrafos 3. 6, reprobaren el pám1fo 7. La emisión del párrafo 7 de la Confesión de Westminster sirve para debilitar el testimonio de la Confesión Bautista a la doctrina de la reprobación. En la única declaración de nuestra Confesión, esta doctrina se expresa de forma endeble. Compárese. el párrafo :1 de la Confesión de Londres con el párrafo 3
4.
De la creación
~;"3
1. l!,n el principio agradó a Dlos Padre, Hijo y Esp~·itu S•n10.' In n»nifcsrnclón de la gloria de su poder, sabiduría y tx,ndad eternos. crear o) hacer el mundo y tQdos los cosas que en él hay, ~·. ~cwt visibles o ¡,1vi$ibles.'cn el lapso de seis días,•y todas muy buenas. 1. He. 1:2; Jn. 1:2,3; Gn, 1:2; Job 26:1); 33:4 . 2. Ro. J:20; Jcr. 10:12; Sal. 104:24; '.13:5.6; Pr. 3:19; 1-lch. 14.15,16 3. Gn. 1:1: Jn. 1:2: Col. 1:16 4. Gn. 1.:1-3: ll~. 20:8·1 I ~- ún. 1:31; i::c. 7:29: Ro. 5:12 2 Ocspué~ que Dios hubo creado t•Jdas In• demás crlaturus; creó :ll h~mbro, varén y hembra, con almas racionales e inmortalc», hnc,1ndolos aptos para aquella vida para con Dios para la cuul fueren crcad?s: siendo
hechos a unagcn de Dios. en cou~in,icnt<>. juslic.!in. ~ san1.1dad ~e 1a verd·,d:'renicndo la ley de Dios escrua en SIL~ corazones. ~ el pode: para cumplirla y. sin embargo, con la ¡,osibiliruid de transgredirla, por ~aber sido dejados a la Jit><:nad de su propia voluntad, q110 era mutable: I On. 1 :27; 2:7; Stg. 2:26; ML 10:28; F.c. 12:1 27·• S·t-'.l· 9·6· Ec. 7:29: 1 Co. 11:7; Stg. 3:9; Col. 3:10; Ef. ,a. • • • , •• 2 .. O,n. 1·ry6 4:24
3. Ro. 1:32; 2:12a. 14.15: oe, 3:6; ec, 7:29; Ro. 5:12 3. Atlc,nás de la ley escrita en sus corazones, recibieron un 1n~ndato de mal; y, mientras no comer d t 1 ¡1árbol del cooocintientu del bien y del . · d · lo · guardaron, fueron felices
sobre las criaturas.' J. Gn. 1:26,28; 2:17
e,, su comunión con 0H)S Y tuvieron
onuruo
80
Exposición de
u, Confesión Bautista de Fe de 1689
Bo.tquejo del capítulo l'f~. 1
l. Visión de conjunto de In creación A. El tiempo de la creación: 'en él principio' B. El Autor de la creación: 'Dios Padre, Hijo
C. D.
E. t-'.
2
y
Espíritu San lo' El propósito de In creación: 'para la manifoAtación de lo gloria de su poder, sabiduría y bondad eternos' La extensión (u objeto o csferu) de la creacíon: 'el mundo y todas las cosas que en él hay, ya sean visibles o invisible.f La duración de lo creación: 'en el lapso rlc seis días' El resulrodo de la creación: 'mdus muy buenas'
U. La cwnbrc de la creución A. La constitución del hombre B. La identidad del hombre
C. La integridad del hombre 3
IU.
El punto de apoyo de la creación(')
IJn cierto número de cuestiones tratadas en este capñulo se consideran más plenamente en otro lugar de la exposición de la
Confesión('). En este capítulo, se desarruUarán las cuestiones del relato de la creación en seis días, la constitución del hombre como cuerpo y alma y la identidad del hombre COJIJO imagen de Dios.
l. t:I relato de la creación Si alg.o . resulta evidente, es que este capítulo supone un entendimiento muy literal de Génesis l y 2. Se hacen referencias repetidas y explícitas a los acontecimientos de esos capítulos en cada párrafo, de una manera que deja claro que los autores de la Confesión los entendieron de la forma más literal e histórica.
Dt la creaéión
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Cuatquier otra cosa, por tanto, que pueda decirse acerca de las muchas teorías que se están proponiendo y que se apartan de tal lectura de Génesis, éstas oo encuentran apoyo alguno en la Confesión Bautista. Sin embargo, la cuestión fundamental es, desde luego: i.qué enseña la Biblia? La Confesión cs. una vez más en este terna, una guía segura y exacta al significado de la Escritura, Para expresar el asunto sucintamente, la única ímerpreración sana de la Biblia es la que entiende que ésta enseña que Dios, realmente, hizo el mundo en una <emana literal de creación. Dos clases de intérpretes se han apartado de ésta, que es la posición histórica de la Confesión. l>ccsta manera, han intentado acomodar la Biblia a la gran antigüedad de la Tierra propocsta por la ciencia moderna. Son los teóricos del día-era. Estos intérpretes han aflnnado que el término 'día' que se utiliza en Génesis l y 2 tiene el significado figurado de 'era'. Hay u.na segunda clase
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Exposición de la CQn[e.ri6n Bauti$ta
,k
Fe de 1689
de Génesis 11: 10-32 es, además. idénlica en estructura a la que se encuentra en Génesis 5. La genealogta de Génesis 5 comienza, sin
embargo, con Adán y Set De esta manera, una estructura y género literario de una pieza une a Abraham con Adán. Si Génesis L-11 es un género literario radicalmente diferente del de Génesis 12 en adelante, la transici6n del uno al otro es, extrañamente, imperceptible. Además, si Génesis 1-11 es una clase de literatura que no tiene el propósito de ser tomada literalmente, es deseoncertanre la impresión constante de pura historicidad que dan estos capítulos. Se describe en detalle la uhicación específica del hueno del Edén {On. 2:8-17). Se ofrece la gcntmlogía de Caín y se incluyen muchos nombres específicos sin ninguna diferencia perceptible entre esta genealogía y otras repartidas por la literiuura narrativa del Antiguo Testamento (Gn, 4: 16-24). Se proporcionan las gcncaloglas de Set {Gn. 5) y No;! {On. l 0.11 ). Se las trata como historia ordinaria en l Crónicas y Lacas 3:2~-38. Se da en det11lle la cronología exacta del diluvio, corno aslrnísmo las dimensiones exacw del arca. El relato en Génesis I O de lns generaciones de Sem, Cam y Jafct. cuya prole llenó la Ticmi eras el diluvio, pretende proporcionar los trasfondos hlstóricm de los naciones que rodceban a Israel en Oriente Medio. Las nucioncs que se mencionan uJU son claramente naciones literales en todos los demás lugares de las narraciones históricas del Antiguo Testamento, El capítulo term.ina con la declaración: ' ... de éstos se esparcieron las naciones en la tierra después del diluvio' (Gn. 10:32). S, tal lenguaje no tiene la finalidad de ser tomado literalmente, entonces parece imposible saber ooa certeza lo que la Biblia se propone dar a entender literalmente y lo que no. Se pondría fin entonces a cualquier aseveración válida de claridad o autoridad bíblica. En segundo lugar, podemos tratar la idea más radical de que muchos de los detalles históricos de Génesis 1-1 1 son simplemente un envoltorio y no una revelación divina. La doctrina neotestamentaria de la Escritura no permue la posibilidad de que algunas partes del Antiguo Testa memo sean un envoltorio. En Juan 10:35, el Señor Jesús afirma su convicción de que 'la Escritura no puede ser quebrantada'. Tres veces en Mateo 4, Él fundamenta la autoridad de sus respuestas al Maligno simplemente en el hecho de que 'escrito está' (Mt. 4:4,7,IO). Tal lenguaje es totalmente incom¡>alible con la i
/),; ta creación
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t )tra objeción a la idea del 'envoltorio' debe dirigirs~concra el u_so cspccííico que se hace de la rrusma en relación con Génesis 1: 1-2.3. Según esta idea, la estructura de los sict~ días deGénes_,s l: l_-2:3 es meramente el elemento de la historia, el marco literario, del 'verdadero mensaje'. Sería de esperar, por tanto, que en el resto de lu Biblia se lo relegaría a la insignificancia. Es interesante, sin embargo, que en vez dccsto.cncontramos que "In semana de creación se le atribuye un significado continuado y ampliado. Jehová mismo en nada menos que los Diez Mnndamientos atribuye significado precisamente a los siete días de lu creación. El día semanal de culto judío, el sábado, ha de ser el ,éplirno día porque. dice Jehová: ' ... en seis días hizo Jehová los ,·iclns y la tierra, el mar y todas las cosas q~.e en ellos hay, y reposó ,·11 el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el dla de reposo y lu ,1111titicó' {C!x. 20: 1 1 ). Jehová insiste que lo hizo codo exacia11'.e11te ,·n seis días. Esto es una sencilla declaracíéu de hechos históncos. Más aün, si la estructura de siete díus de la sc~unu de creación es un mero marco tlrererio, ¿por qué Jehuv& nusmo le utribuye tal signlficado? Un problema relaciona?º con esto es que Jehová identifica el ~óptimo d.ú1 de Ju creación como día de reposo. La segunda parte del versículo 11 es una ~ita o paráfrasis )', de esta 1111\llera, es una int.crprctación de Génesis 2:3. El punto de máximo interés es que en éxodo 20: l. l Jehová llama ál séptimo día de la creación 'dfadereposo·. El significado de 'día de reposo en Éxodo 20: 11 no es disputable. El dla de reposo en este pasa¡e es un dfa tircral, Signilicacada séptimo dla de lasemana literul y constanre r'). Debe tambié» mencionarse otro aspecto unportanu; del u~o
!•
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Exposicián de la ConfesiónBautista de Fe de 1689
Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesé y reposó.' La celehración del día de reposo se identifica en estos versículos como una señal y un pacto. ¿Porqué? El día de reposo es una señal y un pacto que atestiguan el hecho de que el Dios de lsrael ie.q el Dios que hizo el mundo en seis días y reposó en el séptimo! Al observar el día de reposo, Israel proclamaba que adoraba aJ Dios que hizo el mundo en seis dias y reposó el séptimo. Lo que queremos saber es c6mo alguien puede negar esto y aún pretender adorar al Dios que creó el mundo en seis días y reposó el séptimo. Otro argumento devastador contra esta idea es el frecuente uso literal de las personas y aconrecimieruos de Génesis 1-11 en el Nuevo Testamento (Me. 19:4·6: 24:37-39; Mr. 2:27,28; 10:6; Le. '.\:23-38: 17:26-32; Jn. 8:44; Ro. 5:12-19; 1 Co. 11:7-12: 1.'.1:21,22,44-49: Ef. 2:3: 5:31; 1 Ti. 2:13.14: lle. 11:3-7; Stg. 3:9; 1 P ..1:20; 2 P. 2:5; 3:5,6; l Jn. 3:R.12; Jud, 14,15). El hecho es que no se puede sacar ingcniosumente Génesis 1-11 clel organismo bíblico. No es como quitar íos andamios de un edificio después de terminar de pintarlo. Es má.s bien como arrancarle la cabeza a un animal vivo. La cabeza puede dcsaperecer, pero toda clase de tendones, huesos y sangre chorreando aJcstiguan que no era una parte opcional del organismo. De forma parecida, Génesis 1-11 oo puede ser arrancado de In Oibliu sin dejar el organismo de In autoridad bíblica rezumando pruebas de la violencia de tal acción, No puede arrancarse del resto de la Biblia sin perder la autoridad bíblica y la religión bíblica. La idea del 'envoltorio' ha adoptado sunlmente el uniformismo de la evolución. El uniformismo es la idea deque la uniformidad de las causas naturales para el mundo físico nunca es interrumpida por lo sobrenatural. Así, lo milagroso es imposible en un mundo uniforme. Con esta adopción del uniformlsmo viene la burla hacia el concepto de 'apariencia de antigüedad', la idea de que Dios creó algunas cosas de forma que desde cierto punto de vista parecen más antiguas de lo que realmente son. Dos cosas hacen tales perspectivas bíblicamente inisibles. La Biblia repudia explícitamente el concepto de un mundo co que las causas naturales son uniformes y afirma explícitamente el concepto de una historia mundial interrumpida por ecoutecimientus que trascienden los procesos y leyes del mundo como fue creado por Dios. Los milagros no se conciben aquí como si Dios rasgara la tela
Dt la creacion
85
de las leyes y causas naturales ajenas a Él mismo oque existen aparte de Él. Las leyes naturales son simplemente aquellas maneras en que el Dios fiel de la creación ha escogido operar normalmente en el mundo. Lo único que estamos diciendo es que Dios, que creó tales leyes naturales y que está personalmente activo en los procesos naturales que éstas gobiernan, no está aprisionado para obrar de esas maneras. Dios tiene libertad para trascender tales leyes naturales y hacer cosas de una manera diferente calculada para manifestar su gloria y trascendencia a los pecadores. El pasaje clave que añrma esta libertad de Dios es 2 Pedro 3:113. Nótese el rechazo del unitormísmo en el pasaje. El concepto de la uniformidad de las causas naturales se expresa con rotal claridad en el versículo 4. Se lo ve como 11Jg1) que requiere léglcamenre y resulta de hecho en la ncgaci6~ di) la Segunda Venida de Cristt). En el v'crsfculo 3 se le atribuye n los burludores cuyos patrones de pcnsarnicnto y estilo de vida son dictados por sus concupiscencias. C!n el versículo 5, este concepto es calificado como ignorancia basada eo dat04i insuficicmcs o parciales. Nótese también la afirmación acerca de una historia mundial interrumpida por acciones de Dios que trascienden los procesos normales del mundo. No tales procesos, sino la Palabra soberana de Dios. dice el apó3tol Pedro, son los responsables de la existencia misma del mundo (v. S). Más aún, la misma Palabro soberana y mediadora de Dios ha interrumpido lá pasada historia física del mundo con una destrucción universal en forma de diluvio (v. 6). Tales acontecimientos no nos conducen a negar. sino má3 bien a esperar, el regreso sobrenatural de un Salvador sobrenaturalmente vivo para hacer muchas cosas que no pueden ser explicadas por el patrón evolucionista coherente que los adherentes del uniformlsmo aman tanto(vv. 7-13). La Biblia registra acontecimientos que obligan a todo cristiano genuino a aceptar de alguna manera y en algún punto el concepto de nniigüedad aparente. Citaremos dos acontecí mientos de esta índole. Génesis 2:6 registra la creación del hombre. 131 sexto día, cuando Adán y Eva fueron creados, ¿qué celad le parecerían tener a un cienúfico moderno'! Indudablemente, ¡mucho mayores que un dial Juan 2:1-11 registra cómo Jesús convirtió en vino el agua. Este vino tenía ciertas características físicas que fueron comentadas por el maestresala de la ñesta (v. 10). Uncienúfico y aun un nocientüico. especialmente un catador de aquellos ciempos. habría encontrado
Exposici6n de la C,mfesi6n Bautista tk Fe tk 1689
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sin duda en este vino bastantes cosas que indicaban una solera de much? más de di~z minutos. El catador podría aun haber podido especificar ~ué ~mas y variedades de uvas habían proporcionado el trasfondohistórico de este 'buen vino'. Pero todas esas indicaciones de historia eran meramente aparentes sin base alguna en la historia
real.
La idea misma de lo milagroso y lo sobrenatural requiere la idea de antigUedad aparente. ~urlarse del concepto de antigUedlld apai:nte es b~larse de lo milagroso. Por otru lado, la aceptación de lo m!lagroso. Juntamente con el concepto de antigüedad aparente, cxphc~ ~uchos de los problemas planteados por la ciencia evolucionista al concepto blbUco. 11. La con$tiluci6n del IU>mbr~ En el ~pftulo 31, donde se examina In doctrina del estado intermedio, se presenta con la máxima claridad IR evidencia de la doble constitución de la humanictacl como cuerpo y alma. E.q en la separación del cuerpo y el alma en la muerte y el estado intermedio cuando se da la má.q clara evidencia de la constitucién doble del hombre. Pero esto es muy significativo. Si solamente la horrible aoormal.idad de la muene separa el cuerpo del alma se nos recuerda que el cuerpo no es marginal en cuanto a la etiste~c,a humana. BI hombre es cuerpo (Gn. 2:7; 3: 19; Sal. 90:3; ML 28:6; Le. 24:7; Jo. 5:28; 6:39,40; Hch, 2:31.32; 24:15), aunque el hombre no es sólo cuerpo (Mt._10:28; 26:~I; l ce. 7:1,34; 2 Co. 12:2; Stg. 2:26). H:'Y var1!s conclusiones prácucas que se desprenden de la doctrina bíblica de la doble constitución del hombre. l. Muestra la diJ~renciacn~ la dicotomía bíblica entre el cuerpo y el alm~ y la dicotomía gnega. Para loo griegos, el cuerpo era enel ~Jordcloscasosdcsprcciable y,enel peor, esencialmente pec_anunoso. El espíritu. porotro lado.era casi (o realmente cea) divino y eterno. 2. Muestra una dificultad insuperable con la tricotomía. Durante el estado intermedio, el hombre es desgarrado en los dos elementos que lo componen y va a dos (no tres) lugares específicos. (En el caso del justo, el cuerpo va a la tumba y el alma va al cielo, 2 Co. 5:6-8.) La tricotomía (la idea de que el
De la cr~acit>n
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hombre se compone básicamente de tres elementos: cuerpo, alma y espírilu) es incompatible con la doctrina bíblica del estado intermedio porque da a entender que el alma es un tercer elemento distinto y (tUC requeriría un tercer lugar para su morada en el estado intermedio. 3. Manifiesta el peligro del concepto holístico o monác.lico del hombre. Este concepto se ha vuelto crecientemenie popular aun entre los evangélicos. Reconociendo la falsedad de la dicotomia griega entre el espíritu y la carne, ha enfanzado la imponancia del cuerpo y la unión Intima de los aspectos corporales y espirituales de la naturalc,.a humana. Ha negado, sin embargo, la constitución doble de la humanidad. Esto ha conducido naturalmente a una tendencia a negar el estado intermedio y la existencia separada del alma en ese estado. Por el contrario, la doctrina del estado intermedio que se ensena claramente en el Nuevo Testamento es la objeción concluyente contra el concepto boH~tico o monédieo. 4. Vindi.ca la legitimidad y la bondad de las funciones y deseos corporales, Resiste toda~ las 1endencias al asce1ismo enraizadas en la dicotomia griega del espíritu y la carne y el desprecio del cuerpo. 5. El concepto correcto de la constitución del hombre indica la acción coojunra(Gn. 3: 1-6; Ro. 10:9) y la interacción (Pr. 17:22; llS:14) del cuerpo y el alma. Eltiste una relación Intima y misteriosa y una influencia mutua entre el alma y el cuerpo.
6. La quinta conclusión buce pensar en la IICXIA: la necesidad de
un ministerio doble tanto a las necesidades espirituales como corporales de los hombres. Si queremos ministrar a las almas de los hombres. no podemos ignorar sus cuerpos. 7. Esto hace pensar además en la necesidad de un concepto equilibrado y realista de muchos problemas humanos que evitarán las respuestas simplistas qae atribuyen estos problemas exclusivamente ya sea a causas físicas o espirituales.
88
Exp0sición de la C,infe..riónBautista de Fe dé 1689
~· Finalmente, esto hace pensar en él carácter antinatural y Justamente desagradable de la muerte y de la existencia extracorpórea (véase el capítulo 31).
De UJ creacián
89
('). Un estudio de los datos blblicos sobre la imagen de Dios puede resumirse bajo los dos siguiemes epígrafes(').
El término 'imagen' significa réplica (Nm. 33:52; 1 S. 6:5, l l; E2.. 7:20). El término 'semejanza', al estar derivado de un verbo que siguifica comparar, designa algo que se parece a otra cosa (2 R. 16:10; 2 Cr. 4:3; Is. 13:14; Ez. 10:1). Bn ambas palabras se.da a entender la idea compleja de parecido visible. El concepto del hombre como la imagen, la réplica visible, de Dios es interesante, particulannentc a Ja luz de la frecuente condenación de ciertas otras imágenes y semejanzas de Dios en el Antiguo Testamento (Ex. 20:4-6; Dn. 3: 1-18). Una característica prnrnincntc y detestable de dichas imágenes era su carácter muerto y sin vida (Sal. 115:3-8). Esto nos indica la singularidad del hombre corno la imagen de Dios. Él es la réplica visible, animada o viva de Dios.
El concepto híl,lico de la Imagen de Olo,,
n. r A( ohservacl11ne.( teológica~ de la imagen de Dios
111. La identidad del hombre La Confesión se refiere en este capítulo al hecho de que el hombre está creado a imagen de Dios. Este hecho ha sido muy debatido en la historia de la Iglesia, y justamente así, pues es un concepto bíblico enormemente importante. Mereci
¿Cómo se relaciona el hombre con 111 imagen de Dios? No hemos de pensar en la imagen de Dios como un apéndice o atributo del hombre. No deberíamos siquiera hablar del hombre corno si poseyera la imagen de Dios. Pues la imagen no C$ algo que el hombre posca. Bs algo que el hombre es. fil hombre es la i rnagen de Oios. . Las preposiciones hebreas utíllzadas en Génesis l:26 (' a nuestro imagen, contormc ,¡ nuestra.~emejanza')sc invierten o intercambian ~n Génc~is 5:3 ('a su semejanza, conforme a su imagen'). La Impíícación es que tienen el mismo significado. Entre el número de SÍb'llil)cados que ambas preposiciones poseen, sólo huy un significado que tengan en común. Este es la identidad. El sentido de ambas preposiciones, pues, es igualar al hombre con la imagen O semejanza de Dios. Él es la imagen, él es la semejanza de Dios. fata interpretación es respatdada en I Corintios I l:7, donde se dice que el hombre 'es la imagen ... de Dios'. ¿.Qué signitkim los términos 'imagen' y 'semejanza'? No ha de hacerse ~na distinción importante entre 'imagen' y 'semejanza'. Ambas tienen el propósito de transmitir un concepto. Esto lo respalda el hecho de que sólo una de las dos palabras puede emplearse para transmitir un solo concepto. Por ejemplo, en Géncsi5 1:27 sólo se utiliza 'imagen'; en Génesis 5:1 sólo 'semejanza'; en I Corintios 11:7 sólo 'imagen', y en Santiago 3:9 sólo 'semejanza'.
¿En qué consiste. por tanto, h1 imagen de Dios'! F!stA cucsuon se relaciona con otras cuestiones que son ohjeto de debate. ¿E.,tán hechos los ángeles a imagen de Dios? ¿E.\tá incluido el cuerpo del hombre en el hecho de ser la imagen de Dios? El concepto bíblico explicado anteriormente requiere la idea (le que todo In que hace al hombre la réplica visible y vi va
90
&posicitm de la Co,ifui6n &uái.rta tk Fe tk 1689
Por el contrario, la cuestión debe expresarse de lasiguiente manera: '¿Es el hombre caído una réplica exacta de Dios? ¿Es una imagen buena o distorsionadade Dios?' La respuesta es, claramente, que es una imagen muy distorsionada de Dios, una réplica muy inexacta. Esa imagen. por tanto, necesita ser renovada en la redención de 1-0s hombres (Col. 3: 10; Ef. 4:24). El hombre es la imagen de Di0$. Puede ser una imagen buena o mala, pero debe permanecer siendo siempre la imagen de Dios. Puesto que la identidad del hombre es la imagen de Dios, esto significa que permanece $icmpre relacionado con Dios íntima e indisolublemente. Como imagen de DiO!l, el hombre tiene une relación tnn fntirna con Dios que no puede cesar de conocer u Dios. Si se conoce a sí mismo, debe conocer a Dios (Ro. 1:18-21,32; 2: 14, IS). Como imagen de Dios. todo el deber del hombre es ser la imagen de Dios, o re.flejarle o rrcsenlarle en la Ticrru. Nuestro deber moral es ser como Dios. seguir su ejemplo (nótese, por ejemplo, G~nc.sis 2: 1-3). Al ser el hombre la imagen de Dios, su pecado es siempre W1a representación falsa de Dios. El pecador representa pcrversamcnle a Dios. Nuestra rrcsenlación de Dios es
o bien exacta o bien calumniosa. pero nunca moralmente neutral.
Siendo esto así, Dios nunca puede ser indiferente a la conducta inicua. Él cstal.comprometido a vindicar su buen nombre y vcng1ne de los que persisten en repeesentsrte falsamente.
5.
De la. divina providencia
1. Dios. el buen Creador de todo.' en su inlinit? poder y ••bidurla.' susticric. dirige, dispoue y gobierna• a codas las c~oatu~• Y cos~ dc.sde la mayor hasta ta mb pequeña.• por su sap1cntfsuna y sanús,~a pmvidencia, • con el finpara el cual fue~n creada.s.'se~n su preli<:.~enc,a infalible, y el libre o inmutable con.<eJO de .su p~p,a voluntad. para alabanza de la gloria de su sabiduría. poder. ¡usc,c,a. ln/lnlt.a hnndad Y
misericordia,• l. On. 1:31; 2:18: Sal. 119:68 2 Sal 145:11: Pr. 3:19: Sal. 66:7
3: He: 1:3:b.46:IO,ll;On.4:34,3S;Sal.13S:6;Hcb.17:2S·28;Job384. S. 6. 7. 8.
41 Mt. 10:29-31 l'r. 15:3: Sal. 104:'24; 14.~:17 Col. 1:16.17; Hch. 17:24-211 Sal. 33:10.11: sr. 1:11 J.s. 63:14: sr, 3: 10: Ro. 9:17; Gn. 45:7: Sal. 145:7
•!
2. Auru¡uc en relación a ta presciencia y de<;teCO de Dios, la causa. primera, todas la,¡ cosas suceden inmutable~ mld!blc~te. de modo que nada ocurre a nadie por az.ar o sín su providencia;' sin embargo, por la
misma providencia. las ordena de manera que ocWTan según I• ru,twale";' de las causas secundarias. ya sea necesaria, libre o conungentemeote. 1. Hch. 2:23; Pr. 16:33 5 H h 2 . .C,n. 8:22; Jer. 31:35: Ex. 21:13; Ot. 19:5; Is, 10:6.7; Le. 13:3. :. e · 27:31: Mt.5:20.21: Fil.1:19; l'r. 20:18; Le. 14:25ss.; Pr. 21:31, l R. 22:28.34; RL 2:3
3. Dios. en su providencia ordinaria, ~ace uso de medios;' sin C.O:barg~o> Él es Ubre de obrar s.in ellos.' por encima de ellos' y contra ellos, segun le plazca.
92
Exposición de la ConfesiónBautista de Fe de 1689
93
De la divina providencia
l. Hch. 27:22,31.44: Is. 55:10,11; Os. 2:21,22 2. Os. 1 :7; Le. 1:34,35 3. Ro. 4:19-21 4. ex. 3:2,3; 2 R. 6:6; Dn. 3:27
4. Dt. 2:30; 2 R. 8: 12, 13 5. Sal. 81:11,12; 2 rs. 2:10-12 6. Ex. 7:3; 8:15,32; 2 Co. 2:15,16; Is. 6:9,10: 8:14; 1 P. 2:7; Hch. 28:26,7.7; Jn. 12:39.40
4. El poder omnipotente, la sabiduría inescrutabley la bondad infinita de Dios s~ uutnilics~ en su providencia hasta tal punto que su consejo determinado se exuende aun hast• la primera Caída y a todas las demás acciones pecaminosas, tanto de los ángeles como de los hombres' (y eso no por un mero permiso), las cuales El snpientísima y poderosamente lin.tit.11: y lts~mis~~ ordena y gobierna de múltiples maneras para sus santl!onlO< tones:· Stn embargo, de tal modo que la pccaminosidad de sus acciones procede sólo de las criaturas, y no ele Dios. quien siendo ju,tí,iono y sant lsimo, no cs. ni puede ser, autor del pecado ni 1,1 aprucha.! l. Ro. 11:32·34; 2 S. 24:1: 1 Cr. 21:1; l R. 22:22,23; 2 S. 16:IO: llch. 2:23: 4:27 .28 2. Hch. 14:16; 2 R. 19:28: Cu. 50:20; h. 10:6,7, 12 3. Stg. 1:13,14,17; l Jn. 2:16; So.J. 50:21
7. Del mismo modo que I• ¡,rovidencia de Dios alcanza en general a todas las criaturas, a.e:( también de un modo n1á~ especial cuida de, su íglesia 'i dispone todas tas cosas para el bien de In misma,1 l. Pr. 2:7,8; Am. 9:8,9: 1 Ti. 4: 10; Ro. 8:28; EJ. 1: ll .21; 3: 10,11,21; Is. 43:~-5. 14 Bosquejo del capfiulo
Pfos. t
A. El Autor de la providencia: 'el buen Creador' B, El fundamento de la pmvi,lcncia: 'su inñnlro poder y sabiduría' C. La esencia de la providencia: 'sostiene, dirige, dispone y gobierna' D. LO$ ohjetos de la providencia: 'todas IM criaturas y cosas, desde la mayor hasta la rnñs pequeña' E. Ln naturaleza de la providencia: 'por su sapicntísirna y santísírna providencia' F. La compatibihdad de la providencia (con su creación): 'con el fin para el cual fueron
S. El D.i<>• saplentíslmo. jususlmo y clcmcntíslmo a menudo deja por
algdn tiempo a sus propio• hijo, en diversas teutl!Giunes y en las oorrupc1one.• de ses propios corasones, a fin de discipllnru·los i,or sus pecados anteriores o p(lro revel11tle~ la fuerzn oeului de la corrupción y el engaño de sus corazones. para que sean humillados; y para I levarlos a un• de{,endencia de Él más íntima y ccnstante para su apoyo; y para hacerlos rnás vi¡ilruites contra toda., los ocasiones fururas de pecado, y para otro, fines santos y justos.' Por consiguiente, todo lo que ocurren cualquiera de sus elegidos es por su designio, para su gloria y para el bien de ellos.' l. 2Cr. 32:25,26,31; 2 S. 24:1; Le. 22:34,35; Mr. 14:66·72: Jn. 21:1517 2. Ro. 8:28
6. En cuanto a aquellos hombres malvados e impíos a quienes Dios. como juez justo. ciega y endurece a causa de su J)Ccado anterior,' no ~ó,lo les niega RU gracia, por la cual 131 podría haber iluminado su emendhniento y obrado en sus corazones.! sino que también algunas veces les retira los dones que tenían,' y los deja expuestos a aquellas cosas que su corrupción convierte en ocasión ríe pecado:' y a la vez, los entrega a sus propias concupiscencias. a las tentaciones del mundo y al poder de Satanás. spor lo cual sucede que se endurecen bajo los mismos medios que Dios emplea para ablandar a otros.' l. Ro. 1:24-26,28; 11 :7,8 2. Ot. 29:4 3 Mt. 13: 12; 25:29
t. La declarMci6n resumida de la doctrina
creadas' G. Las causas determinantes dé la providencia de Dios: 1. La mente de Dios: 'su presciencia infalible' 2. La voluntad de Dios: el 'libre e inmutable consejo de su propia voluntad' H. La meta de la providencia: 'para la alabanza de la gloria .. .'
z.7
11. Las principules preocupaciones acerca de la
2-3
A.
doctrina
ta relación medios
de la providencia con el uso de
94 2(a) 2(b)
3
4-6 4 5
6 7
Exposición de la ConfesiónBautista de Fe de 1689
1. Una concesión 2. Una afirmación 3. Una salvedad B. La relación de la providencia con el hecho del pecado l. El pecado en general 2. El pecado en sus hijos 3. El pecado en los impíos C. La relación de la providencia con el cuidado de la Iglesia(')
La doctrina de la providencia, como se desarrolla en este capítulo, se relaciona estrechamente con la doctrina del decreto que se halla en el capítulo 3 yesularraigadnenella. Et decreto es el patrón o plan. La providencia lleva a cabo el patrón o plan guiando el curso mismo de la historia. El decreto tiene lugar en la eternidad. La providencia tiene Jugaren la historia. Puesto que ese capítulo hMicJo yu expuesto y supuesto que el texto de IK Confesión de 1689 difiere sólo li¡¡era111e11tc ele 111 ele Westminst.er y la de Saboya ('), la exposición dada aquí será breve y se centrará en la doetrino de este capítulo en cuanto a lo. relación de la providencia con el uso de medios y con el cuidado de la Iglesia. J. El uso de m,dios Como se observa en el bosquejo.hay unaconcesién, una afirmru:i6n y una salvedad, que juntamente componen la declaración de ta Confesién acerca del uso de medios. La concesión o reconocimiento es que 'en relación a la presciencia y el decreto de Dios, la causa primera, todas las cosas suceden inmutable e infaliblemente, de modo que nada ocurre a nadie por azar o sin su providencia('). La realidad e importancia de los medios en el mundo que Dios ha hecho 110 niegan la realidad e inmutabilidad de su decreto eterno. El fatalista y el arrniniano arguyen que, si Dios ha ordenado todo, nada de lo que nosotros hagamos hace diferencia alguna. La Biblia razona de forma totalmente contraria, Puesto que Dios ha ordenado todas las cosas, los medios que ha ordenado sí hacen diferencia. La prueba de esto consiste en una comparación de los textos ya citados en el capítulo 3 con los citados más adelante sobre la importancia y necesidad del uso de medios,
De la divina pr0Yide11CÚ2
95
La afirmación de la Confesión es que 'por la misma providencia, tas ordena de manera que ocurran según la naturaleza de las cosas secundarias, ya sea necesaria, libre o contingent.ernenie.'. Aquí se expresa una tensión. Se dice que una marcha do .los acontcc'_ffilentos que consiste en una serie de acontecimícntos libres y contmgen.tes produce un resultado predeternúnado. La prueba de esta afirmacién son los muchos lugares en los que las acciones libres o casuales son 1:•~ condiciones necesarias para aconi.ecimientos divlnamcnte determinados (Le. 13:3.~; Hch. 27:23,24.31; Mt. 5:20; Fil. 1:19; Pr. 20:18; Le. 14:'25-33). La victoria en la guerra c.,tá predeterminada (Pr. 21 :31 ), pero se recomienda una preparación cuidadosa de los ¡,ertrechos(Pr. 21 :31) y una gnía sabia(Pr. 20: 18). ElcJispnrocasunl del arquero sirio fue el medio para llevar a cabo la muerte pl'edcLCrminuda de Acab (1 R. 22:2RJ4). Rut fue un don del Señor • Booi (Pr. 19: 14 ), pero ella le encontró por una coincidencia (Ru; 2:3). l!I emcnder que Dios controla el mundo a través de medios Jcherfa guardnm<)S de tres cosas. 1, Una de$Cllchada ansiedad y qufja., acerca de h• ,Ida
Todo está bajo el control del Dios viviente. Si lo creemos. ello nos librará de 111 ansiedad y las quejas que hocen desdichada nuestra vida. 2. Un falallsmo paroU:umte ¿Qué difereocia hace el uso de medios? Toda la diferencia del mumJo, porque Dios ha ordenado los medios.
3. Una pn:t.nsióo ruinosa No pretendamos que vamos a ver los rcsultudos y el fin sin utilizar los medios. No esperemos que Dios vaya a sal var a nuestros seres queridos a menos que oremos por ellos. No esperemos estar seguros a menos que tomemos precauciones. Los medios para la salvacrón son el arrepentimiento y la fe. El medio para la ganancia es. el trabajo. El camino al cielo es la santidad y andar por el cammo estrecho. L..1s salvedades necesarias para esta declaración acerca de la importancia y necesidad de los medios se dan en el párrafo 3.
96
Exposición dP. la Confesión Bautista de Fe. de 16119
Este párrafo habla de la capacidad de Dios para obrar milagros. Dios no es esclavo de los medios que Él ha ordenado. Es una presunción esperar milagros para librarnos del fruto de nuestra irresponsabilidad, pero sin embargo, Dios no e.~rA alado por sus medios. Dios ha obrado sin medios. El nacimiento virginal de Cristo fue logrado sin padre y sin esperma (Le. 1 :34.35). Dios ha obrado por encima de los medios. La concepción cte Isaac se logró cuando Abra.ham y Sara habían superado la edad ordinaria para tener hijos (Ro. 4: 19-21 ). Los medios ordinarios fueron revitalizados milagrosamente. Dios ha obrado en contra de los medios. Nótese que la zarza no se consumió (Ex. 3:2.3), el hierro lloró (2 R. 6:6), el horno no quemó a los siervos de Dios (Dn. 3:27). Dios es libre para obrar en contra de los meclios. 11. BI cuidadu de fil lgusia
La pruvidencia significa cuidado o atención dados a algo de
antemano. La Confesión deja clan) en el párrafo 7 que el objetivo especial del cuidado y arencién de Dios en su providencia real y universal es su pueblo, la lglcsin (Pr. 2:7 .8; Is. 43:3-5, 14; Arn. 9:8,9; Ro. 8:28: Ef. 1:11,22: 3:10,11,21; l Ti. 4:10). · ¿Quién, en cualquier caso, disfruta del cuidado especial de Dios? 1.Son los famosos, los grandes. los líderes políticos, los judíos?¡ No! Es la Iglesia. Este es un hecho velado a menudo, pero muy consolador. ¿Dónde está el punto focal de la providencia
10 embebamos la mentalidad secular en cuanto a lo que es importante en la vida. Es por causa de la Iglesia por lo que ocurre todo en la vida.
6. De la Caída del hombre, del pecado y su castigo
1. Si bien Dios creó al hombre recio y perfec10, y le dio una ley justa, que hubiera sido par• vida si la hubiera guardado: y amena,~ con 1• muerte
su rran~sre~ión, ~in cnibargfl O(') pcrmanccié mucho tiempo en este honor,' usando s,,tant\s J1;1 s~atilcii, de ht s~rpicrue para suhyugar a F..va Y
entonces a través de ella seducieado a Adán, quien sin ninguna coacción. deUberadrunenlti aansgrodló la ley bajo la cual hablan sido y rnmbitn el manduro que le• hohla sido dudo. al comer del íru10 prohibido.' lo cual agradó a DIO$, conforme a ,u sabin y sanco coosejo, permitir, habiéndo,c pr(lpuo•u> disponc:tlO prirn su propia glorin.' l. E<:. 7:29; Ro. 5: 120. 14.15; Gn. 2:17; 4:25·5:3 2. Gn. 3:1-7; 2 ce. 11:3; 1 Ti. 2:14 3. Ro. 11 :32·34; 2 S. 24: 1; 1 Cr. 21: 1: 1 R. 22:22.23; 2 S. 16:lO: Hch. 2:23: 4:27,28 2. Por este pecado, nuestros primeros padre., cayeron de su justicia original y de su comunión con Dios. y nosotros en ellos, por lo que In muerte sobrevino a todos; 1 viniendo a estar todos los hombres muertos en
pecado, y 101alme.nce corrompidos en codas tas fAc\1lmc1es y partes del alma y del cuerpo.' l. 8.
De Cristo el mediador l. Gn. 3:22,24: Ro. 5:12ss.; ICo. 15:20-22: Sal. 51:4,5; 58:3: er 2: 1-3; Gn. 8:21: Pr. 22:15 2. ün. 2: 17; Ef. 2: 1; Tit. 1: 15; Gn. 6:5; Jer. 17:9: Ro. 3:10-18: 1:21: Ef. 4: 17-19: Jn. 5:40: Ro. 8:7 3. Siendo ellos la rafa de la raza humana, y estando por designio de Dios en lugar de toda la humanidad, la culpa del pecado fu<· impucada y la
naturaleza corromoída transmitida a su posteridad descendiente de ellos
mediante generación ordinaria, siendo ahora concebidos en pecado, y por naturaleza hijos de ira, siervos del pecado, sujetos a la muerte y a rodas
98
Exposici,!n de la Confesión Bautista dt Fe de 1689
las demás desgracias -cspirituales, temporales y cternas-, a no ser que el
Señor Jesús los libere.' l. Ro. 5: 12ss.: 1 Co. 15:20-22; Sal. 51:4,5; 5!1:3; Ef. 2: 1·3: Gn. 8:2.1; Pr. 22:15; Job 14:4; 15:14
D« la Caída det hombre, del pecado y su castigo
2-5
II. El resultado de la Caída
2 3
A. Pecado representativo R. Pecado original l. Su transmisión: 'Siendo ellos la rafz .. .' Su doble base Su doble esencia Sus receptores definidos 2. Sus resultados: 'siendo ahora concebidos .. .' C. l'ccado actual 1. Su fuente: 'De esta corrupción original' 2. Su clima: 'enteramente iocllnados n codo
estamos completamente impedidos, incapaces y opuestos a todo bien y enteramente inclinados a
4. De. esta corrupción original, por la cual
todo mal.' proceden todas las transgresiones en si.' 1. Mt 7: 17,18; 12:33·35; Le. 6:43-45; Jn. 3:3,5: 6:37,39,40,44.45,65; Ro. J:I0-12: 5:6; 7:18: 8:7,8; 1 Co. 2:14 2. Mt. 7:17-20: 12:33-35; 15:18-20 5. La corrupción de la naturaleza permanece durante esta vida en aquellos que son regenerados: 1 y, aunque sea pcrdunadu y mortificada por medio de Cristo. sin embargo ella misma y sus primeros impulsos son verdadera y propíamcme pecado. 2 l. 1 Jn. 1 :8· 10; 1 R. 8:46; Sal. 130:3; 143:2; Pr. 20:9; lle. 7:20; Ro. 7: 14·
4
mal'
5
1, El origen del pecado: la Caída
Bosquejo l Tema: úi Cafda 1
O. Pecado permanente 8osq11ejo2 Tema: el pecado
25: St¡¡. 3:2 2. Sal. 51:4.5; Pr. 22: 15; Et'. 2:3; R
Pf0$.
99
A. Su marco general B. Su descripción particular
l. La naturaleza de la Calda
2-3
11. La soílduridad e11 el pecado
A. El marco general de la Calda: 'Si bien Dios
z
3
A. Su realidad 13. Su transmisión
4.5
DI.
4 5
A. Su reinado en los no regenerados generalmente 13. Permanece en los regenerados particularmente (1)
creó ... en este honor' l. lntegridad 2. Contingencia 3. Brevedad
B. La descripción particular de la Calda: 'usando Satanás .. .' l. La ocasión de la Caída 2. La. manera de la Caída 3. La esencia de la Caída 4. La sustancia de la Caída 5. El permiso de la Caída
Los efectos del pecado
Existe una estrecha relación entre los capítulos 4. 6 y 9 de la Confesión. Se anima al lector a consultar esos capítulos si un tema de su interés no se trata en este capítu lo. Aquí se tratarán dos temas estrechamente relacionados: el 'pacto de obras· o adrni nistración adámica y la doctrina hfhlica del pecado (').
100
Exposición de la Conf•sión Bautista de Fe de 1689
J. El 'pacto de obras' o istración adámica. Una Lectura superficial de Gcocsís 2 y 3 podría ver allí sólo una sencilla historia bíblica para niños acerca de un hombre, una mujer y una serpiente, y cómo Di(>S los castigó por ser traviesos en su huerto. llna valoración más reflexiva comienza a notar caractcrísricas de significado cósmico en este relato. La Biblia confirma esto y considera el relato de Génesis 2 y 3 como básico en cuanto a todo su entendimiento del mundo y la redención. Los puritanos, juntamente con muchos otros teéíogos reformados, reconocieron este significado singular y englobaron estos capítulos de Génesis en la formulación teológica 'el pacto de obras'. Muchos de sus herederos teológicos han rechazado lu designación 'el pacto de c)hra~ ~ o tenido serias reservas acerca de la misma, Se ha pt!n>:o.do que entre ellos se encontraban los autores de la Confesión de l689. La ocasión para tal conjetura es que el uso que hace la Declaración de Suboya de lu fruaet1logín del 'pacto de obras' en el primer párrafu de su vcrijión de este capítulo es completamente pasada por alto por los que confeccionaron la Confesión 13aucisca, aun cuando en otros puntos adoptaron la fraseclogfa de Snboya. Esta tendencia teológica parece confirmarse cuando los mismos términos que se utilizan en J9s pá1Tafos 7:2 y 19:1 de la Confesión de Wesuninster y la Declaración de Saboya no se adoptan en los lugares paralelos en la Confesién de 1689. El problema con esta conjetura es que tanto en el pálTafo 19:6 como en el 2: 1 la Confesión Bautista retiene la frase 'pacto de obras'. Una interprctacién de esca aparente ambivalencia en las mentes de los hombres que la redactaron sería concluir que los autores de In Confesión de 1689 tenían ciertos recelos acerca de la terrninologfn y, sin embargo. estaban de acuerdo con mucho de lo que popularmente significaba. Y o mismo me encuentro bastante en la misma posición y, por tanto, tal interpretación me acrae.. . Uno de mis estudiantes, sin embargo, ha dado una evidencia persuasiva de que tal interpretación está equivocada. El ha descubierto una evidencia considerable de que muchos de los más importantes signatarios de la Confesión Bautista aprobaban el uso del término 'el pacto de obras' ('). Consideraciones de redacción, arguye, condujeron a la desaparición de la frase en 6: l , 7 :2 y 19: l. En el capftulo 7, por ejemplo, el título en singular · El pacto de Dios' es extrañamente contradicho por la mención de dos pactos en las otras confesiones. Así, la Confesión Bautista menciona sólo un
lJe la Caida del hombre, del pecado y su castigo
101
pacto: el pacto de gracia. En 19: 1, parece estar en jueg? otra consideración de redacción .. La revisión que de (ª Confesión de Wesrminster hace la Declaración deSaboya es seguida muy de cerca pur la Confesión Bautista en su totalidad y esto es especialmente evidente en el capítulo 19. La lectura de la Saboya al conuenzo de 19:2 es áspera y un poco confusa. El tema del párrafo_! en la Sat>oya es el 'pacto de obras'. El párrafo 2, sin embargo. comienza más bien abruptamente con la,; palabras: 'Esta ley, así escrita en el corazón ... ' La impresión inintencionada que se da es que la ley esenia ~~ el co razón es el pacto de obras. Con obj~IO de s.11a~izar esta 1111~s1c1ón más bien abrupta y confusa. los bautistas eliminan la mención del pacto de obras en el párrafo l. y co,nien~n el párrafc 2 con las ¡,1,lnhras: 'La misma ley que primeramente t.ue c,scnt.a en ~I ~razón ,lcl hombre, continuó siendo una regla perfecta Lle justlcia. No huy. por tanto, ninguna razón pum creer que los autores d':' la Confesión sintieron ambivalencia alguna acerca del uso del término teológico 'el pacto de obras'. Comoquiera que nos sintamos acerca tlr. esto, lo que la Confesión no rechazó y lo que nosotros no debemos ni podernos rechazar es el si¡¡nifi~o cósnúc~ del contenido de Génesis 2 y 3 y los arreglos especiales entre Dios y Adán elll registrados. Estos arreglos los titula John Murray provcchosamenre: 'La ndminis1111clc\~ adámica' ('). Ex1ui1i~1are1~os aquí In meta, tos medios y el significado de la lnistrucíén adámica. A.
Su meta
La meta de la istracic\n adámicu era conducir a Adán u una existencia superior a aquella en la que fue creado. A pdmera vista. tal pensamiento puede parecer extraño y aun perructoso. ¡,Qué podría ser mejor o superior que ser 'recto y perfe~to"1 Se podría hacer una pregunta más seria: '¿Se está calumniando la buena creación de Dios?' Tales preguntas requieren t¡,11: se ofrezca una prueba sustancial para la añrmaciéu anterior. Génesis 2: 17 es central para tal prueba, Algunos han leído ese texto y llegado_a la conclusión de que, si bien hay UD mandato y una amenaza aqui, no hay promesa de una existencia superior. Tal lectura de Génesis 2: l 7 es refutada por las siguientes consideraciones. 1. ¡,Con qué propósito Sé habrían hecho lo.s arr~glos especiales, si no hubiera habido una meta en mente? Si había una meta tal en
102
Exposición de la Confesión Bautista de Fe dé 1689
mente, parece impugnar el carácter di vino llegar a la conclusién de que la mera era meramente negativa. 2. La relación del árbol de la vida con el árbol de la prueba (Gn. 2:9; 3:3) nos permite inferir esta meta positiva. Esa meta habna sido ta vida eterna que el árbol de la vida podía conferir (Gn. 3:22). Algunos han pensado que Adán ya estaba comiendo del árbol de la vida antes de la Calda. V arias objeciones a Ull interpretación se presentan de inmediato. La relación del árbol de ta vida con el árbol del conocimiento del bien y del mal creada por estar colocados juntos en medio del huerco (Gn. 2:9; 3:3) hace aruinatural pensar que Adán y Eva estuvieran comiendo de él. Antes de sucumbir a la seducción dc laserpiente, Eva manifestó la mayor aversión aun a la proximidad ñsica al fruto del árbol (Gn. 3 :3). Además, en ese versículo cllH habló de un solo árbul en medio del huerco. Pinnlmerne, la idea de que Adán estuviera ya comlenrto del árbol de la vida fuerza un significado muy antlnaturalsobreGt!ncsis 3:22-24. Si tras la Ca(d11, Adán hubiera vivido para siempre si huhi
ne la Caída del hombre. del pecado y su castigo
103
representativa y que la obediencia completada con éxito tiene com_o resultado la justicia, la justificación y la vida para todos los que El representa ( l Co. 15:22). Así pues. un período de obediencia completado con éxito por Adán debería haber conseguido la vida eterna para todos los representados por él ('). Dadas la perfección y bienaventuranza de la condición en que Adán fue creado, ¡,en qué podía haber consistido una condición superior? No podta haber consistido en la ausencia del pecado, la maldición o la muerte, pues Adán ya gozaba de estas bendiciones. Em más bien una confirmación en la justicra. la libertad de la posibilidad misma de la muerte y ta comunión más libre y amplia con Dios que las bendiciones anteriores proporcionarían y en las que unbrta consistido tal condición superior. Finalmente. las bendiciones del cuerpo gluriflcado y transformado de las que se ltablu en I Corintios 15 hubieran llegado a ser posesión suya y de su
ruza,
Sus medíos Dios utilizó un periodo de prueba intensificado y concentrado con Adún. 111 cabeza de la raza, centrado en la prohlblclén de comer del ~rb~1I del ccnoclmlenro
104
E.,:¡,osició11 de la C()tifesinr1 Bautista de Fe de 1689
designado para conducir al hombre desde la infancia espiritual a la hombría espiritual. Génesis 3:22 deja claro que lo haría tanto si se obedecía la prohibición como si no. Para bien o para mal, el árbol sería un instrumento de maduración ética ('}. La madurez en la maldad o la madurez en lajusticia era el resultado necesario del árbol del conocimiento del bien y del mal. C. Su significJtdo Estas perspccuvas proporcionen un entendimiento de la meta origmul de Di
< en la creación y especialmente en la creación del hombre. Esa meta era conducir al hombre al estado de vid11 eterna y justicia inmutable. Esto, a su vez, proporciona un entendimiento de la naturaleza de lo redención como la restauración y consecución de 111 meta original de la creación medlante le obre de Cristc. Éllogra lo que el primer Adán no logró. Esta es la razón por la que u la obra de Cristo se leda un aigniñcado cósmlcc en la Biblia. Dios no se cJa por vencido en su propósiio en la creación y sigue una meta diferente en la redención. (Esto implicarla que el propósito de Dios en la creación se había visto frustrado.) Por el contrario, cumple la meta de la creación mediante el segundo Adán. L.a creación. la Tierra y la humanidad son redimidas en Cristo. rn resultado Je la redención e.;, una ca¿a r.:1límiJa y una Tierra redimlda (Ro. 8:19-23). A,lcrná.~. como el ültimo Adán, Cristo trastoca las consecuencias del fracaso de Adán y completa con éxito el período de prueba, obteniendo así la vida cternu para sí 111is111u y para su pueblo. Su acto único <Je obediencia (Ru. 5: 12-2 l) puede considerarse pasiva mente como la expiación del pecado y activamente como la obtención de la justicia, es decir, la culminacién con éxito del período de prueba, La obediencia activa y pasiva uc Crisi», pues, 110 son dos actos diferentes o una división uc la obra Je Cristo cu dos partes, sino un acto de obediencia visto desde dos perspectivas diferentes: la perspectiva de dar satisfacción por lo que hizo Adán (sufriendo por el pecado) y la perspectiva de hacer lo que Au,ín no hizo (cumpliendo toda justicia). J .a doctrina bíblica del pecado Al resumir la doctrina bíblica del pecado, la Confesión nos servirá deguía. Seguiremos la senda general indicada en el primer bosquejo mostrado anteriormente.
l>r ltJ Ca(da del hombre, del pecado y su castigo
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IA naturaleza d.e la Caída revela claramente la esencia o dclinici6n del pecado. El primer pecado consistió en la transgresión de 111 ley. Según la Confc~i6n, Adán violó tanto las obligaciones en !(eneral de la ley escrita en su corazón y el mandnco específico y especialmente revelado con respecto al árbol cuando cayó. Esto hace pensar mucho en la definición de que el pecado es rebelión contra la ley de Dios y transgresión o desobediencia de la misma. E&ta idea es confirmada por el cesio de la 8scrirura (Ro. 2:12-15; 4: IS; 5: 13; 1 Jn. 3:4). La definición clil•ica del Catecismo Menor (Preguma y Respuesta 14) está. pues, plenamente justificada: 'El pecado es cualquier falta de conformidad a la Ley <Je Dios, o la trunsgrcslén de la misma.' Esta definición del pecado da n entender varias observaciones prácticas m~. Si el pecado es (negativnrnenre) 1.ransgresión dela ley divina, entonces puede describirse (positivamente) como nutonornfa, es decir, ser o desear ser ley para uno mismo. e~ dar por supuesto o desear lo independencia de Dios y de su ley. No es necesario que sea una rebelión consciente contra Dios. Puede ser la presunción de que en cualquier área de la vida puedo hacer lo que me plazca sin tener en cuenta norma alguna aparte de mi~ propios deseos. La mentatidad antiley y las actitudes anuautoridad de nuestro tiempo son la esencia de lo que es el pecado. 61 pecado es el deseo de vivir sin tener en cuenta una autoridad fuera de mí mismo, canto si esa ley es la ley de Dios mismo o lus leyes de los representantes que Él ha designado en el Est1do. la Iglesia y la familia. La actitud moderna que idolatra la libertad está muy préxima al culto a la esencia misma del pecado. Si la deflnlciéu del pecado que aquí se ofrece es correcta, entonces cualquier otra definición popular del pecado no puede ser correcta. Se dice a menudo que el pecado puede deletrearse y-o. ¿Es el pecado amor propio, egoísmo? Agustín mismo dijo: 'La primera ruina del hombre fue su amor a sí mismo' ("). Tales sentimientos tienen, desde luego. un elemento de verdad en sí mismos, pero son tan ambiguos y confusos que tanto lógica como prácticamente forman una definición muy mala del pecado. El hecho es que ex istc un runor propio verdadero. La Biblia manda a todos amar a xus prójimos como a sf mismos y manda a los maridos amar a sus esposas como a sus mismos cuerpos porque al hacerlo se csrarsn amando a sí mismos (Mt, 22:39; Ef. 5:28). Nuestro interés propio más alto y verdadero es siempre consecuente con la gloria <Je Dios. Las
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&posici6n de /,i ConfesiónBautista de Fe de 1689
definiciones del pecado como amor propio tienden a separar la gloria de Dios y nuestro bien y a conducir ast a la confusión moral en las vidas de los creyentes. Les roban las motivaciones bíblicas para hacer lo recto y servir a Dios. La Biblia entera, de principio a fin, atestigua la verdad de que servir a Dios es normalmente en nuestro bien temporal, y es siempre en nuestro más alto interés y así una expresión de verdadero amor propio. Si bien no es absurdo hablar de estar dispuesto a morir para la gloria de Dios (Job 13: 15}, es absurdo hablar de estar dispuesto a ser condenado para la gloria de Dios. Dios jamás mandó a nadie que fuera condenado para su gloria. Los que buscan su gloria jamás son condenados y siempre hallan que fue por su mejor interés. La defi niclén del pecado que aquí se oüece es liberadora. La ley de Dios es una ley de libertad (Sol. 119:45; Stg. 1:25: 2:12). Si el pecado es sólo lo transgresión de la ley de Dios, entonces no es la transgresión de lo que mi amigo piensa y no es amarme a nú mismo. ¡Qué concepto um liberador para nucsuas conciencias! No he pecado meramente por haber violado los deseos de u11 hermano. ni meramente pcr haber actuado por mi propio interés. Hay un Seilor y un legislador. Ante ese Maestro y Señor solo soy responsable (ls. '.12:22; Ro. 14:4; Seg. 4: 12). Elprtmer resuuadode la Cafda,especlñcado en la Confesión en el párrafo 2. es el pecado representatlvo. Este es el concepto de que hubo solidaridad en el pecado entre Adán y todos los que descienden de él por generación ordinaria. As(, cuando él pecó. nosotros pecamosen él. Bsm verdad e& c11si comraria 11 la subidurla camal. No $Ól<1 en,;e~a 4ue somos hásicamcnte matos, si no que hemos nncido asr, y que nacimos malos dchidn a lo que hizó otro muchos mltes de años antes de que nosotros naciéramos. l::s natural, por tanto, pedir una buena prueba para tal doctrina. Dicha pruebaescorno sigue. l!nprirnerlugar, las 1::striturascnseñan explícitamente que caímos en i\dJin (Ro. 5: 12-21; 1 Co, 15:20-22). En segundo Jugar, la obra representativa y sustitutiva de Cristo depende de la analogía con el pecado representativo de Adán (Ro. 5:14-21; 2 Co. 5: 14-21), En tercer Jugar, hay muchos ejemplos en la Escritura de acciones de líderes que influyen en las vidus de aquellos a quienes gobiernan. Padres, reyes y pastores influyen profundamente en sus subordinados para bien o para mal. Aunque no las mismas en ciertos sentidos, estas relaciones son analogías ilustrativas de la jefatura representativa primera y original dada a
De la Caída del hombre, del pecado y su castigo
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i\dán. En cuarto Jugar, la enseñanza bíblica de que los hombres son concebidos y nacidos en pecado sólo puede explicarse sobre la base de la doctrina de la solidaridad en Adán o pecado representativo (Sal. 5l:4.5; S8:1; Ef. 2:J-3; Gn. 8:21: Pr. 22:15). ¿Porquédererminó Dios que Adán actuara por todos nosotros? Sunplernenre pnrque así Je agradó. Alguien puede responder: '¡Pero eso no es justo!' Podemos responder,en primer lugar:' ¡,Quién eros tú para decirle eso a Dios?' F.n segundo lugar. podemos preguntar: '¡,fa Justa la justificación por la sola fe y Cristo solo'!' La justificación ei:Lá construida en el mismo prlncipio lle solidaridad, el uno actuando por los muchos. ¿Es eso Justo'? Si no es Justo que Adán se ponga en Jugar de toda la hu manldad, entonces no es justo tJUC Cristo se ponga como sustituto en nuestro lugar. Todo esto nos conduce a la cuestión delpecatlo original. La base bíblica Je esto se ha presentado en la prueba del pecado representativo. El único pu1110 que se enfoti1.ará aquí es que la Confesión afirma que hay una base doble para la 11ansmisi
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Exposlcián de la Confesión Bautista de F. de 1689
porque somos básicamente malos. Los pecados actuales no son errores o acc idcntcs. Son las manifestaciones de nuestros corazones que son fundamentalmente malvados (ML 7: 17-20; 12:33-3.5; 15: 18-20). Utilizando la analogía de una manzana, las pequeñas magulladuras en la superficie de nuestras vidas no son inconsecuencias menores en una manzana básicamente sana. Son las manifestaciones de que la fruta está podrida hasta lu médula. El segundo hecho que se menciona acerca del pecado actual es su clima, medio o conrcxro. Rso clima es la incapacidad toUJI, Esta verdad hlbl ica se tratará en el capítulo 9, P.l ,íllimo pñrrafo afirma la realidad del pecado pennanerue, la verdad etc que el pecado permanece en cada creyente. En el proceso afirma, ademas, que la corrupción original de nuestras naturalezas es realmente pecado en sí misma. Esto se enseña en muchos de los textos 1111e prueban el pecado original (Sal. 51:4,5; Pr. 22:15; Ef. 2:3). También se desprende de la definición del pecado dada antenormerne. Cualquier falta de conformidad u la ley de Dios es pecado. A.A. Hodge dice: 'Por su esencia misma, la ley moral demanda una perfección absoluta del carácter y lo disposición tanto como de la acciéu ... Dios requiere de nosouos que seamos santos tanto corno que actuemos rectamente.' Finalmenre, el t6rmino 'carne' en la Biblia se utiliza a menudo con relacíén a la naturaleza humana caída. E.~r.a es descrua como pecaminosa (Ro. 7: 17, 18,25; 8:3-13; 011. S:17-24). Si nuestras naturalczaa corrupias son pecaminosas, entonces, por supuesto, aun sus 'primeros impulsos' son también pecaminosos (Gn. 8:21; Pr. l5:26; 21 :4; Mt, 5:27,28). Lo que se destaca específicamente en el párrafo es, sin embargo, ' que las corrupciones de los creyentes son pecaminosas. Esto se afirma. probablemente, en contra de aquellos conocidos en tiempos de los puritanos como 'aminorruanos'. Uno de sus rasgos era enfatizar la gracia e interpretar la doctrina de la justificación hasta el punto de negar que los cristianos pequen o tengan una naturaleza pecaminosa. 81 pasaje clésico sobre este punto es I Juan l :8-10. El contexto general enseña que los cristianos andan en comunión con el Dios que es luz (v. 5). Esto significa, desde luego, que sus vidas difieren radical y précticamente de las de aquellos que andan en tinieblas (v. 6). Significa también que se caracterizan por un trato honesto de su pecado permanente al ser éste expuesto continuamente por la luz en la que anclan (vv. 7-10). En este punto, Juan se está refiriendo
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D, lt, Calda del hombre, del pecado y su cosliflO
.:,pccílicamente a las pretensiones del gnosticismo cristi~zado, el muinomianismo de su tiempo. Sus promotores pretendían haber superado el pecado. La observación de Juan es que ta)es pretensiones en sí mismas manifestaban que aquellos que las tcruan no eran salvos. Una marca del cristianismo auténtico era la confesión y limpieza continuas del pecado. Dos cosas dejan clara la pertinencia indiscutible d_c estos versículos para los crísuanos. en primer lugar, las declaraciones de los versículos 8·10 se hacen en la primera persona del plural. El r>mnnrnhrc tic la primera persona del plural ('nQsnLms') ~ ~Liliza r rece veces en estos eres versículos. Pucsco que Juan está escribiendo II los cristianos como apóstol de Cristo ( 1 Jn, 1: 1-3), debe de estar reñríéndose, por tanto,,, J1r¡1n mismo y a sus lecwres cribti~nos: En segundo lug .. r, IM Afirmaciones acerca de la confesión y la tímpíeza ,1c1 pecado en estos versículos están en ucmpo prese~te. No ~ublan ,le experiencias pasadas de Juan y sus tectores crlsilanos. smo de realídades presentes y couéianas en sus vidas. El versículo 9, por ejemplo, hicn se podría iraduclr: 'Si continuarnos confesando nuestros pecados, él es fiel y ju&IO para continuar per~on_ll~do'.1os nuestros pecados y limpiándonos de todas nuestras mJusucut~. Un ,1Himo punto interesante en este pasaje es que Juan refuta tanto 111 pretensión de e.star sin una naturaleza ~caminosa (v. 8) como la pretensión de no cometer ~cciones pecanunosas (v. t.a ense~uoza de este flllSüjc está confirmada por el resto de la P.scmura (1 R. 8:46; Sal. 130:3: 143:2; Pr. 20:9; Ec. 7:20: Ro. 7:14-25; Stg.
1or
3:2).
.
La enseñanza de este úllimo párrafo es una unportantc salvaguardia contra dos errores: el perfeccioni~m? y el fariseísmo. Muestra que si bien la norma de la conduela cn~r ,ana sigue s1en~o ta perfección (l P. 1: 15.16; 2:21,22; 1 ~n. 2: 1 ), s111 embargo ~t~gun cristiano alcanza esa norma en esta vida. P.~10 guarda al cnsuano humilde contra la esclavitud de. sentir que porque aún lucha contra el pecado, es un cristiano de segunda categoría o. <Jui,á, no es cristiano en absoluto. También denuncia el fariseísmo que se concentra en la conformidad externa a la ley de Dios y asr evita realmente encarar su propia y profunda d<;pravación. La ley de Di~s regula nuestras naturalezas nusmas asi como sus mouvos mas internos y fundamerualcs y sus primeras acciones.
Del pacto de Dios
7.
Del pacto de Dios
111
Bosquejo del capitulo Pfos, I 2
l. La necesidad general del pacto de gracia
n.
El carácter esencial del pacto de gracia
11. Su dimensión universal B. Su dimensión particular 3 1. La distancia entre nin• y In crlnmra es tan grande que aun cuando las críaruras racionales le deben obediencia como a su Creador, sin embargo tstas nunca podrfnn haber logrado la recompensa de vidu a no ser por alg11na condescendencia voluntaria pnr parte de Dios. que n ÚI le ha placido expresllr en forma de pacro.' l. Job 35:7,8; Sal. 113:5,6; Is. 40: 13-16; Le. 17:5-10; Hcb. 17:2,1.25 2. Adenu\s, habiéndose el hombre acarreado la muldlcllln de la ley por su C•lda, agradó ul Señor hacer un pacto de gracla.' en el que grot11itamcntc ofroc,; a los pecadores vida y salvación por Jesucristo, rc,quiri6ndolcs 1• fe en t1 pnm que puedan ser s1dvos.'y prorneúcndodar su Espfritu Santo u tc.><Jos aquellos que cst.6.n ordenado, para vida etemu, o fin de darles disposición y capacidad para creer.' 1. Gn. 3: 15; Sal. 110:4 (con He. 7: 18-22; 1 O: 12-18): l:!f. 2: 12 (con Ro. 4: 13-17 y Gá. 3: 18-22): He. 9: 1 S 2. fo. 3: 1 s. Ro. 10:6.9: Gó. 3: 11 J. Ez. 36:26,27; Jo. 6:44,45 3. Esre pacto se revela en el evangelio; en primer lugar. n Adán en la promesa de salvación a través de la simiente de la mujer, y luego mediante
pasos ndicionnles hasta completarse su plena revetacíén en el Nuevo Testamento;' y está fundado ea aquella transacción federal y eterna que
hubo encre el Padre y el Hijo acerca de la redención de los elegidos;1y es ~n.icameute a través de I• gracia de este pacto como todos los descendientes del Adán caldo que son salvados obtienen vida y bendita inmortalidad, siendo el hombre ahora totalmente incapaz de ser aceptado
por Dios bajo aquellas condiciones en las que estuvo Adán en su estado de inocencia.'
l. Gn. 3:15; Ro. 16:25-27: Ef. 3:5; Tit 1,2; He. 1:1,2 2. Sal. 110:4: Ef. 1:3-11: 2 Ti. 1:9 3. Jn. 8:56; Ro. 4:1-25; Gá. 3:18·22; He. 11:6,13,39,40
lll. Las earacterfstícas ~ig11iticativas del pacto de graciu A. Su revelación progresiva B. Su fundamento eterno C. Su provisión exclusiva
Introducción A. La corrección leulúglcu del 'pacto de gracia' 111 aproximarnos a este capftulo. venimos a un temaque es aJ mismo 1ic111¡x, 111uy difícil y muy importante. Algo de la dlflcultad de este lema esiá inc.licatlu por las amplias desviaciones ele la C'.onfMión de Wcsnninstcr incorporadas en el texto de la Confesión Bautlsla. La unportancia de este tema para los ha111 is tus también está indicado por estas amplias revisiones. Los ternas más apremiantes que nos confrontan en la exposición de este capítuln se relacionan con la frase 'él pacto de gracia' ('). Estamos confrontados por preguntas como las siguientes. ¿Hay un pacto de gracia" ¿.Habla la Biblia de 'pacto de gracia'? Si lo hace, ¿dónde'/ Si no lo hace, ¿es válidaesta terminologfaf Tales preguntas son particularmente importantes debido a que en tiempos recientes no pocos han rechazado esta terminología como antibfblica, Por olio lado, el rechazo de esta terminología es considerado por algunos en la tradición reformada come¡ evidencia suficiente para dejar a alguien convicto de dispensacionalismo. Al intentar responder estas preguntas y descubrir la base bíblica para las declaraciones de este capftulo, debemos, a man cm de introducción, considerar el significado y la corrección de esta terminologfa,
112
Exposici6n de 1,, Confesi6nflautista de Fe de /689
Es apropiado hacer varias observaclones preliminares. Eo primer lugar, debernos guardarnos de disputar acerca de mera terminología. 1 .o importante no son las palabras que utilizamos, sino si estamos de acuerdo con los conceptos detríts de esras palabras, En segundo lugar, debemos guardamos de recnnzar engreída y prematuramente los venerables conceptos reológlcos. N uestros padres en la fe, tanto presbiteriano, como bautistas, consideraron 'el pacto de gracia' corno un concepto teológico crucial y ese término está incrustado en sus confesiones. Debemos tener cu idado antes de mostrar desacuerdo con ellos y rechazar I;, frase. Bn tercer lugar. debemos guardamos de pensar que la t.erminologlo no es importante. Las palabras con que expresamos nuestros conceptos pueden o bien expresar con exactitud la verdad y nuestro entendimiento de la misma o llevar o conclusiones errénea« a otrus. 'El pueto de gracia' es considerado en este cupüuto como el fundamente de lo salvación del pecador, dcRde la Caída de Adán en adelante, Esto está impl icado por la añrmacién del pñrrato 2 de que fue hecho tras la caída de Adán. Se atirma explícítamcntc en la ascvcracíén del párrafo 3 que 'es únicamente a través de la graciade este pacto como todos los descendientes del Adán caldo que son salvados obtienen vida y bendita inmortalidad.' Lu Biblia, sin embargo, nunca utiliza la palabra 'pacto' para referirse a un pacto de gracia que abarque toda la historia humana. Cada uso del término referido a un pacto di vino en la Biblia se refiere ¡¡ un pacto hecho por Dios en alguna época histórica específica. Ninguno de estos pactos puede equipararse simplemente con lo que la Confesión describe como 'el pacto de gracia'. L-0s presbiterianos han hablado a menudo como si el pacto con Abrabam fuera el pacto de grucia. pero esta idcnuficaclén ignora sus elementos típicos y su principio en la vida de Abraharn, no i nmediutarnente después de la Caída (nótese el capítulo 29). El Nuevo Pacto ha sido a veces equiparado con el pacto de gracia. Como observa la Confesión, 'la plena revelación' del pacto de gracia se completó 'en el Nuevo Testamento'. Sin embargo, está claro que el Nuevo Pacto fue inaugurado en Jo:.; acontecimientos
que rodearon
el
primer
advenimiento de Cristo (Jer. Jl:31; He, 8:13). ,\sí, es crucial mantener una clara distinción entre el pacto de gracia y los pactos bíblicos divinos. Los pactos divinos sugirieron, sin duda, esta terminología, pero ninguno de ellos debe ser equiparado con él.
/)(/ paao de Dios
113
l(Rt:i innegable realidad exegética ha sido u1ili1.mla corno base para rerhazar el uso de la frase 'el rac10 ele gracia'. Tal rechazo es i11lumla1ln.
Otros términos
tcoMgicns íililes
y necesarios (pnr
ejcmpto, los términos 'Trinidad' e 'inerrancia') no tienen un preccdcrue bíblico explícito. Si bien puede itirse que el uso de un término bíblico para describir algo aparte de lo que describe en la llihlia C$ de alguna manera motivo de confusión, sigue siendo cieno que la frase 'el pacto de gracia' se refiere a una verdad bíblica. Adcmá.s. se refiere a una verdad bíblica Intimnrnenre relacionada son los pactos divinos. Esa verdad es que el camino o plan de la •11lvación ha sido uno y el mismo en todas las eras del mundo. Bn In revelación de este plan de salvación, todos los pactos divinos 1·su1b1m implicados. Estos eran sus istraciones histéricas. l'odñu ser deseable (!UC existicru una termlnologfa mejor parn dcscriblresra realidad. Ninguna terminología así ha conseguido, sin embargo, la aceptación general o el impulso hlstérico de la desi¡,rnnción 'e! pacto de gracia '. A continuncién se presentnn! el upoyo paro lo verdad híblícu que este término incluye. Este apoyo ha ele hallarse en la unidad de los pactos divinos mencionados anteriormente, Esta cuestión debe tratarse abore directamente observando la unidud orgánica y In unidad temática de lu:1 pactos. La unidad orgdnico de los pactos significo que dependen y surgen los unos de los otros. Los pactos divinos no son entes Independientes. Son todos foses en el crecimiento de In misma planta, El pacto con Noé proporciona el contcxtc estable en que puede trazarse el propósito de Dios expresado en los pactos posteriores (Gn. 8:20-9:7). El pacto mosaico es orgánicamente dependiente del pacto con Abraharn. Las bendiciones especí.ficas del pacto con Abreham (Gn. 12:1·3; 15:1·7,18·21; 17:1·8) comentaron a cumplirse bajo el pacto mosaico (Ex. 1:6,7; 2:23·25; 6:2-8; DI. 1 :8-11 ). La misericordia de Dios para con Israel se debió al pacto con Abraharn (Ilx, 32: 12, 13). A la inversa, las bendiciones del pacto abrahámico dependían de la obediencia al pacto mosaico (Dt. 7:12,13; 11: 13-17). Las bendiciones mencionadas en estos pasaJes fueron prometidas originalmente en el pacto abrahanuco, pero posteriormente dependen de la obediencia al mosaico. ¡ Qué imposible es llamar al pacto con Abraharn un pacto de gracia, y al pacto mosaico un pacto de obras! Son inseparables.
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Exposicíén d, la Contesié« Ba111is1a de Fe de 1689
El pacto con David está orgánicamente relacionado con los de Abraham y Moisés. Deuteronomio 17:14-20 enseña que la monarquía davídica está estrechamente relacionada con los pactos mosaico y abrahárnico. l Reyes 2:2-4 indica que la obediencia al pacto mosaico era necesaria para alcanzar las promesas a David. 81 Nuevo Pacto está orgánicamente relacionado con todos los pactos precedentes (E.1.. 37:24-28; Le. 1 :72,73; llch. 13:32-34; He. 8: 1 O). La unidad temática de los pactos significa que tienen un soln terna o propósito final. lll texto que representa y resume este punto es Efesios 2: 12, que traducido litcralmeute habla de 'los pactos de la promesa'. No eslá claro qué promesa específica puede haber tenldo Pablo en mente, pero esta claro que todos los pactos eran el desarrollo de una sola promesa, no muchas promesas. Esta unidad temática puede verse en una repetida frase o tema clave que aparece en los pactos divinos: 'Yo seré vuestro Dios y vo~11ros seréis mi pueblo' (Gn. 17:7,8: Ex. 25:8; 6:6,7; 2 S. 7:14; 2 Cr. 23:16; Jcr. 31:33; Ap. 21 :3). La gran promesa de todos los pactos se cumple en Cristo y en el Nuevo Pacto (Jn. 1: 14: M1. 1 :22,23). Ahora, enfáticameme, Dios está con el hombre. La referencia en Efesios 2: 12 a 'los pactos de la promesa' es crucial. Afirma que todos los pactos divinos se relacionan con el desarrollo lle una sola promesa de salvación. Si P11blo se está refiriendo específicamente u In promesa de un Redentor hecha inicialmente en Génesis J: 15. entonces el siguiente (muy breve) estudio de los pactos dlvl nos manifiesta su relación con la promesa. El pacto con Noé se da en un marco en que la creación será preservada por la gracia común hasta el cumplimiento de la promesa. El pacto coa Abraham inicia formalmente aquella comunidad a través de la cual vendrá el Redentor prometido. El pacto mosaico proporciona la necesaria regulación y legislación para aquella comunidad en el tiempo en que ha dejado de ser una familia y se ha convertido en una nación. Al hacer esto, Dios proporciona también una revelación plena de la naturaleza y necesidad de la respuesta debida a su gracia del pacto. Un el pacto davídico, al gobierno de Dios sobre su pueblo le es dada una manifestacién concreta. Al hacerlo, se especifica el liuujc mediante el cual vendría el Redentor. En el Nuevo Pacto,el Redentor aparece y consuma la redención, cumpliendo así todos los tipos y predicciones de los pactos anteriores. Él inaugura la forma final de la comunidad del pacto.
ñrt
tacto de Dios
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l::il punto crucial en todo esto para nosotros es que la promesa de 1111 Re(lenlor está íruimameme relacionada con el carruno o plan de lu salvación, La salvación es por la promesa. Es decir, es por gracia 111cdiunte la fe en el Redentor que ha de venir (nótese la exposición d<1I capítulo 20: 1). Este camino único de salvación ha operado y se ha revelado progresivamente en cada era de la historia humana (Ro. .J 13-17: Gñ, 3: 18-22). Todos los pactos precedentes eran típicos y prarntorios. Su eficacia para salvar vino solamente a través de la obrn anticipada de Cristo (He. 9: 15 ). Es La obra de Cristo (la única fuente de la sal vacién en todas las rru.,) está arraigada en la relación de pacto entre Cristo y Dios el l'11drc. Hav un pacto hecho por Dios el Padrc ccn Cristo el Redentor. ll n pacto, como se mostró anteriormente, es un promesa jurada, 111111 promesa ligudu • un juramento (IX 4:31; 7: 12; Os. 10:~; Ez. lh:11: 17: 13-19). La Escritura enseña en el Salmo 110:4 que D10HI l '11dr e ha hecho a Cristo la promesa jurada do que 01 sería el S11,·erdote-Rey de su pueblo para su setvaclon. Es huereseute que en 11,•hreos hay repetidas citas y alusiones a este salmo, donde se cneueruran más de In rnired de las referencias a un pacto en el Nuevo 1'1·•111111ento. Bs 1,ur ~Le pacto con Cristo por el que son salvos todos lo~ que jamá., hao siuv ~alvu~. l!slc pacto entre Dio~ el Padre y Crlsto el Redentor está plt•11111nente revelado en la Nuevo Pacto (lle. 7: l 8·22; 10: 12-18). (Nút~se la ulusión al Salmo 11 Oen los versículos l 2, 13 y la manera ru que se relaciona con Jeremías 31.) et sacerdote del Salmo l 10es rl m,ccrdote del Nuevo Pacto. La sangre del Nuevo Pacto es la sangre uhcdda en el pacto del Salmo 110:4. As!, existe la relación más ímimacnt.reel camino de la salvación, el pacto del Padre con Cristo y el Nuevo Pacto. · Desde IJl les consideraciones exegéticas como éstas hasta el 11111crptn reológicc de un solo pacto de gracia en todas las eras, 1•• l•te la senda más natural. Es correcto, por tanto, hablar de un solo 11,1c1n de gracia. Si se utiliza esta terminología teológica, sin ~mt>nrgo. debe ser guardada cuidadosamente de dos maneras. l'firncro, la'distinción entre los pactos divinos y el pacto de gracia d~hc mantenerse celosamente. Segundo, cuando se sacan deducciones teológicas de este concepto teológico. la revelación nt11111ativa para nuestra comprensión del pacto de gracia debe seguir alrntlo el Nuevo Pacto. La declaración de la Confesión Bautista ea d párrafo 3 ha sido completamente vindicada por las
116
Expostcián de la Confesión Ba111is1a de Fe de 1689
consideraciones examinadas anteriormente. 'Hase a completarse "u plena revelación [del pacto de gracia] ... en el Nuevo Testamento.' Es s~lo porque el paidobautista persiste en definir el pacto de gracia en térnunos de los pactos preparatorios y lipicos del Antiguo Testamento por lo que piensa que le será de ayuda al defender el paidobautismo. Cuando entendemos que el pacto de gracia está plena y claramente revelado sólo en el Nuevo Pacto, entonces es imposible pensar que los infantes están incluidos en él. Esta unidad orgánica y temática de los pactos contradice la popular esrructurución dispcnsacional de la Ilscrirura. En lugar de distini.us dispensaciones con diferentes personas y diferentes pruebas. existe un propósito progresivamente revelado y un puchlv de redención progresivamente revelado.
o.
J..,11s presenteclones opuestas del 'pacto de gracin'
A11tes de dirigir nuestra atención a la presentación del 'pacto de gracia', ~ebc encenderse el contraste entre las versiones bautista y presbiteriana de este capítulo. Un bosquejo comparativo de las Confesiones de Londres y de Wcsuninster nyudanl n clarificur este eonvasrc (véase la página).
117
/M pacto de Dios
El pacto de Dios WESTMfNSTER
1689
l'lo. 1 - Su necesidad general
Pfo. l - 'El pacto de gracia': su necesidad general (El lenguaje es casi idéntico al del parraío 1 de la Westminster.)
l'fo. 2 • Su primera expresión: el pucto de obras: su naturaleza
(Este párrafo se omite en la Confesíón de Londres. Nótense íos comentarios en el capítulo 6 sobre el pacto de obras).
l'l'o. '.l - Su segunda expresión: 'El pacto de gruciu': su enrácter rsenciul
Pfo, 2 - 'el pacto de gracia': Su cnrácrer esencial (El lenguaje
Su
párrafo 3 de In Westminster.)
ca rile ter
(Los párrafos 4-6 de la Wcstminstcr se omiten en la de Londres.)
l'l'os. 5. 6 • Su udrninistracién
Pfo. 3 'El pacto de gracia': sus caractcrfsticas significativas. (Este párrafo es paralelo u Los párrafos 5 y 6 de lu Westrninster en cuanto a que trata del desarrollo histórico del pacto de gracia.)
l'fo.4 tcHtamcntario
l. Ln 11ectsldad general del pOJ;w de gracia Tan Lo la Co11 Cesión de Westminster como la de Londres comienzan con la misma nota y coinciden casi palabra por palabro en su lenguaje. Existe un completo acuerdo sobre la necesidad general del pacto. Ambas confesiones fundamentan In necesidad del pacto en In distinción Creador/criatura. Así, la necesidad del pacto va rnás allá del pecado y la redención. Lucas 17:5-10 enseña que Dios nunca e$lá en deuda con nosotros. Jesús no dice que somos siervos inútiles porque hayamos fracasado miserablemente. Dice que somos siervos inútiles aun cuando hayamos hecho lo que Dios ha mandado. Así, la conducta de los que obedecen a Dios no debería ser el orgullo. o la actitud de que Dios les debe algo. Si ha de haber tal cosa como una recompensa por nuestra obediencia, debe haber un pacto. Debe haber condescendencia por parte de Dios. Es en esta gran realidad en la que reside la necesidad de los pactos de Dios. m pacto de Dios es cuestión de condescendencia voluntaria con objeto de conceder una recompensa clemente (').
aquí es ca.qi idéntico al del
doble
11. El carácter esencial de! pacto de gracu: lll contenido del párrafo 2 es el corazón de lo qui, la Confesión Bautista tiene que decir acerca del pacto de gracia. Cuando se define el pacto de gracia, la definición que se da es la misma que la que se encuentra en la Confesión de Westrninstcr. En esta definición hav dos partes. Primero, existe la dimensión universal. Este es il
118
Exposición de la ConfesiónBautista de Fe de 1689
ofrecimiento gratuito e indiscriminado de misericordia en el Evangelio. Segundo, existe la dimensión particular. Esta se refiere a los elegidos solamente. El pacto de gracia tiene, por tanto, dos lados: el ofrecimiento de misericordia y la promesa de regeneración. Es tanto universal como particular. Tiene un lado indiscriminado co el ofrecimiento de misericordia. Tiene un lado particular en la promesa de regenerar a algunos para fe. Varios problemas surgen cuando comparamos esta definición con las Escrituras. Prnnero, esta definición no es una definición de un pacto bíblico. No es siquiera, hablando con propiedad, una dcñnicíén del pacto de gracia. Por el contrario, esta definición se refiere al método por el que se establece la relación
11et pacto de Dios
119
,e considera en los capítulos 3 y LO. En este capítulo se enfatizará In dimensión universal. Mientras que el terna de la gracia común se
trata en el capítulo 3, el tema del ofrecimiento graíuitodcl Evangelio se u·a1ará al final de este capítulo. Mientras que en algunos círculos calvinistas una fraseología como 'el ofrecirníenro gratuito del 1,vangelio' y 'gracia común' se considera arrniniana, wl rrnseología se utiliza sin vacilación en la Confesión ('). Más aún, la frase el 'ofrecimiento gratuito' se utiliza para definir nada menos que el pacto de gracia mismo. Nada podría indicar más fuertemente el ilc.~cquilihdo y extremismo de los que convienen lu negación del ofreci 111 iento gratuito en el sello de la ortodoxia calvinista. Estos se ha11 apartado de la corriente histórica de la teología reformada. ///. La coroaensticaprincipa! del 'p11c111 de gracia' El pñrrafo 3 de la Coníesién Bautiste es una dc-clarución irable, Elénrasisdelu Confesión de wcsunínsrcrcsraeo la unidad del pacto de graciu. Sólo sus ordenanzas o sacramentos externos se camblan bnjn el Hvnn!lclio. l .n Cnnfesi6n Bautista no limita artlflcialmcnce el desarrollo del pacto de gracia a meros cambios en su nrlmi,1iscración o sacramentos externos. Más aün, no limitu su consideración de la revelaclón del pacto de gracia a una presentación doble (y algo estrecha) de las istraciones que hncen et An1iguo y el Nuevo Pacto del pacto de gracia, Por. el comrariu, in1ro(l11ce la idea de revelación progresiva, comenzando con · Adñn", uvanz:inclo mediante 'pasos adicionales hasta completarse' la 'plena revelación' del pacto de gmcia en el Nuevo 'tcstamcnte. La presentación de la Confesión de 1-'e de Weslminstcr tiende a minimizar la diversidad del proceder de Dios en los pactos y pierde de vista el progreso en las características de la comunidad del pacto. La presentación de la Confesión Bautista. con su uso di: la idea de revelación progresiva, proporciona un equilibrio entre la unidad y la diversidad y una perspectiva más amplia del proceder de Dios en los pactos.
Dos r1Uimo., estudios A. El siwimcado de 'padu' en la Biblia La palabra 'pacto' es una de las palabras mas importantes en la Biblia. El numero mismo de veces en que aparece lo demuestra. El
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Exposición
ele la Confesión Bautista de fe de 1689
hebreo beritñ se usa 275 veces. Dituheke, el término griego, se usa treinta y nueve veces. Los pactos divinos son el marco de la historia de la redención y aun proporcionan la estructura básica de la Biblia misma. (El término 'te_stamento' en los nombres del Antiguo y Nuevo Testamentos es simplemente una traducción alternativa de la palabra 'pacto' en los idiomas originales de In Bíblia.) Nuestra salvación nos lleguen el marcodeunpacto(Lc. 1 :72;Jer. 31 :33.)4). Finalmente, In institución més básica de la vida humana el matrim~nio, es un pacto (Pr. 2: 17; Mal. 2:14). Una de las pregu;,tas más básica~ que podemos hacer acerca de la Biblia es: '¿Qué es un pacto?' La palabra española 'pacto' se define normalmente como un convenio, contrato o acuerdo legal entre dos partes. Además. tal contrn!o se considera normalmente como el resultado <,J., regateo o discusión mutua. Un sindicato, por ejemplo, regatea con una cmprc~a con objeto de llegar a un acuerdo o pacto coutractual. Este concepto popular de la palabra ha in011iúo en mucho pensamiento teológico. Muchos de los primitivos te6logos del pacto operaban con este entendi miento ('). Esta concepción del pacto contiene elementos, sin embargo. que hsn distorsionado fácil y frecuentemente las consideracionesdel si¡¡nilicudo del pacto en la Diblia. Pues en la Biblia. un pacto divino jamás es un convenio resultante de negvciaciún o discusión mutua. Si bien la idea contractual de un pacto no es tolulmente errónea, lo que da a entender de un convenio resultante de discusión mutua es erróneo. Un pacto divino es siempre unilateral, una imposición de una parte. Se pueden mencionar varias indicaciones de este significado. 1. El primer pacto divino que se menciona en la Biblia, el pacto con Noé (Gn. 6: 18: 9:8-17). es claramente unilateral en su imposición. Algunas de las cosas en estos versículos que indican que este pacto es un arreglo unilateral son la repetición de 'estebleceré'. la señal del pacto que Dios concede soberana y espontáneamente, el hecho de que el pacto se hace con toda vida en la Tierra, tanto hombres como animales y, linalmente, el hecho de r¡uc no se expresan condiciones del pacto. 2. Jeremías 33:20,25 utiliza el ténnino para designar las leyes fijas de la creación.
121
Del pacu: d, DiQS
.l. Pacto se: utiliza también como sinónimo de estatuto, ley u ordcoan1,a(Lv.26:15;Jos. !{. 17:15; 1 Cr. 16:15-17).
7:11;24:25;Jue.2:20;
1 R. ll:11;2
4. El idioma
griego tenía una palabra que significaba específicamente un convenio entres dos partes (su111fleke), pero 1/iatht!ke (que se utilizaba con frecuencia en relación con una ñltlma voluntad y testamento o disposición de bienes) se utiliza uniformemente para comunicar el significado de pacto en el Nuevo Testamento (He. 9:16,17).
.5. El pacto mosaico en particular parece estar cstrecbameme relacionado en su l'omia con los tratodos impuestos en este periodo ( 1200· 1400 a.C.) en Oriente Medio sobre las naciones conquistadas por un rey vencedor. Estos tratados Uanuu.Jos. de ooberaníao pactos tienen claramente el carñcterde imposiciones unilaterales; no de contratos negoeíauos.
en la l!iblía no son acuerdos o conuatos, sino que tienen un carácter unilateral (1 S. 18:3; 20:ij). Es decir, son compromisos más bien que contratos.
<>. Aun IM pactos humanos
rn significado
de pacto en la Biblia nos dice que la redención $C origina en la actividad soberana de Dios. La actividad redentora de Dlos es unilateral. No es el resultado de una petición o halago humano. Procede de la actividad libre y espontánea de Dios. Además, si la salvación es mediante pacto, esto significa que somos salvos sometiéndonos -dando nuestra conformidad- a los arreglos soberanos y salvadores de Dios. Dios no va a entrar en trueques o debates con el hombre. Él impone su pacto a los hombres. Habiendo visto que el término 'pacto' no se refiere a un convenio mutuo, sino que, por el contrario, es algo que se istruo impone soberanamente, debemos buscar ulgunadefinicién más cxuctade un pacto. La mejor definición breve de un pacto es que consiste en una promesajurada: un compromiso certificado por un juramento. Hay dos clcrncntosbasicos en esta definiciún. l. Un pacto c:i una promesa (Gn. 9:11; 15:18; 17:3-8; DL 7:9; 1 R.8:23; 2Cr. 6:14; Nch, 1 :5: 9:32; Sal. 89:28; 106:45; 111 :9; Ef. 2:12).
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Exposición de In Confesión Bautista de fe de 1689
2. (J n pacto es más que una promesa. Es una promesa jurada. Esté certificada por un juramento. Bs una promesa asegurada I egalmente por un juramento formal (Gn. 21:22-32; 26:28-31; 31:44-54; r», 4:31; 7: 12; 8: 18; 29: 12-14; los. 9: 15; 1 Cr. 16: 15. 17: Sal. .89:3; 105:8,9; Ez. 16:8.59; 17:13-19; Os. L0:4).Lo queconvierte la prorncsaen un pacto ese! juramento. La promesa legalmente asegurada, formalmenre certificada, públicamente escriturada es un pacto. Así, leemos acerca de pactos acompañados por juramentos, testigos, dádivas, sacrificios y señales del pacto. Todos tienen el propósito de confirmar el carñcter público, legal, seguro, formal, certificado, escriturado de la promesa del pacto. Quiul la mejor ilustración lle esto es Génesis 15:9-17. La mejor Interprctacíén de este pasaje es que se trata de un juramento de automakhcíén. Dios está diciendo: 'Muera yo si no guardo mi promesa certific11d11 mediante [urarnento a ti. Abraham. •
No debemos perder de vista ta maravllln y 1¡, gloría del hecho de que Dios haga pecios. Dios no necesita hacer pactes con nosotros o hacernosjuC111nentos. Sus promesas no necesitan couflrmncién: sin cmb_:lfgo, Dios condesciende a prestar un juramento conlumár11osl11s. El hecho de que lo hace muestra que Dios buce un gran esfuerzo para asegurar a su pueblo la plena certidumbre de sus promesas,de su fidelidad, de la plena seguridad de ellos en su u mor Y gracia, A algunos les gustu que hagamos continuas conjeturas. Dios no es así. Fil quiere que tengamos piona certeza de la seguridad de nuestra relación con l:I (2 IS. 23:S; He. 6:13-20). Hasta ahora, nuestro estudio ha puesto el énfasis en la actividad soberana y unilatcrul de Dios en sus pactos. Este énfasis debe ser ahora equilibrado notando que los pactos de Dios demandan frecuentemente una respuesta por parle de sus receptores('). Ahora debernos examinar seis hechos concernientes a la respuesta requerida por el proceder de Dios para con los hombres ,11 sus
para
pactos.
1. Los pactos divinos condicionan sus bendiciones espirimafes a la respuesta requerida. En el pacto con Abraham es prominente la respuesta requerida (Gn. 17: 1.9 .14). El pacto mosaico pone tal énfasis en la respuesta requerida que algunos lo han llamado un
Del pacto de Dios
123
pacto de obras y lo han contrastado con los otros pactos. Debemos recordar, sin embargo, que el pacto mosaico no es único en requerir obediencia. Esta respuesta que se demanda no es diferente en principio del pacto con Abraham. John Murray observa: • Debemos recordar de entrada que la idea de un cumplimiento condicional no es peculiar al pacto mosaico. Nos hemos visto intensamente confrontados con esta misma cuestión en relación con el pacto Ahrahámico ... Lo que ahora debe enfatizarse es que el pacto mosaico con respecto a la condición de obediencia no está en una categoría diferente del abrahámico' ('). El pacto mosaico es, sin embargo, la más plena revelación de la respuesta que demandan los pactos divinos. Aquí esta respuesta se.enfauza de forma singular(Ell. l 9:5,6; 24:7,8). Los Diez Mandamientos se llegan a denominar el pacto (Dt. 4:13; 9:9, 1 l, 15: 2 Cr. 6: 11). Bsros resumen los requisitos que demanda III promesa juradn de Dios a Israel y son la condición de recibir la bendición del pacto (ex. 1\1:5,6; Lv, 2(); DL 28). t::n el pacto con David, ol énfasis se vuelve a la gracia soberana del pacto, pero no sin un énfasiscontinuado en sus demandas (2 S. 7:14; Sal. 89:30,31). El Nuevo Pacto es el pináculo de la revelación de la gracia divina en cuanto al pacto (Jcr, 31 :33,34; 32:40; cf. lle. 10: 19,2.1 con los vv, 16.18). Aun aquí, en el pináculo de la gracia divina en cuanto al pacto. la respuesta n la gracia del pacto no es desechada o soslayada. Aunque la respuesta misma es concedida por gracia, esto recalca canto más notablemence su necesidad. 2. La respuesta requerida no es una condición pum la creación o establecimiento de los pactos divinos. Nuestra obediencia es la respuesta a un pacto ya establecido. no un requisito previo para et establecimiento del pacto. Esto parecería ser contradicho por Génesis 17: 1,2 y Éxodo 19:5,6. En realidad, un examen más detenido muestra que Génesis 17:1 tiene lugar después de la "creación del pacto en Génesis 15 y anticipa las transacciones adicionales del pacto de Génesis 17. Éxodo 19:5,6 también manda a Israel que guarde el pacto. Esto da por hecho una relación de pacto ya existente. Más aún. el resultado de la obediencia no es el cstahlccimienro del pacto, sino por el contrario, que las bendiciones prometidas en el pacto llegan a
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&posición de /a ConfesiónBautista de Fe de 1689
ser, de becho, nuestra posesión. Murray observo adecuadamente: 'El pacto es realmente presupuesto en su observancia' ('). No es el pacto lo que esrJI condlcionado u la obediencia de Israel, sino las bendiciones que ofrece y el cumplimiento que contempla. 3. La respuesta requerida 111) hace insegura Ju realización o el cumplimiento de_ los pactos. di vinos. Podría pensarse que la respuesta requerida harían inseguros el cumpluniento y la recepción de las bendiciones del pacto debido a que el cumplimiento y las bendiciones dependen de la obediencia hu'!'ª~ª· No es éste el caso. Qui~.á la certeza y seguridad sin paliauvos de las promesas del pacto de Dios se ejemplifican mejor que mida en el pacto con David (2 S. 7:J4,15; Sal. 89:30· 36). Sin embargo, aun en el pacto mosaico no se da consideración a la posibilidad de que el propósito divino se vea fruw•tlo (E~. 6:2-8; D1. 30; I • 1 O). Es cieno, desde luego, que alguno, ca aquel pacto, por causa de su desobediencia, no gozaro» de sus bendiciones y cumplimiento. Al final sin emtmrgo, Dios lleva A cabo su propósito haciendo un N~cvo Pacto con la casa de Israel y la casa de ludá (Jcr. 31 :31 ·34). 4. Lu respuesta requerida es el corolario inevit~ble de las promesas de D,_os en cuanto al pacto. l:s la respuesta Incvnable a la gracia de Dios. Hablando de la elevada espiritualidad del pacto con Abraham en contraste con el de Noé, Murruy observa: 'La espiritualidad del pacto abrahémico en contraste con el noeleo consiste en el hecho de que el abrahámico tiene que ver con la relación religiosa al más alto nivel, unión y comunión con Dios. Donde hay una relación religiosa, hay reciprocidad y donde hay una relación religiosa al má$ alto nivel concebible allf III reciprocidad en el plano más alto de espiritualidad debe prevalecer. Esto quiere decir, simplemente, que debe haber una respuesta por parte del beneficiario y una respuesta al más alto nivel declcvoción religiosa. La observación del pacto. por tamo. lejos de ser incompatible con la naturaleza del pacto como ~d~stración. de gr~cia ... es una necesidad que surge de la intimidad y espiritualidad de la relación religiosa implicada' ('). Se demanda gratitud. Esta forma parte, realmente de In bendición de un pacto que tiene como su mayor privilegio la
D•I pacto de Dios
125
comunión con Dios. Sin fe, confianza, gratitud y obediencia, no
puede haber un disfrute de tales bendiciones del pacto. Esto es cierto, en primer lugar, porque la primera bendición del pacto es la comunión con Dios. que consiste parcialmente en estos cosas.
5. La respuesta requerida es la condición de la consecución personal del cumplimiento del pacto. Esto es cierto de los pactas con Abraham (Gn. 17:14), Moisés (Ex. 19:5,6), Noé (Gn. 6:18; He. 11 :7) y del Nuevo Pacto (Jer, 3 L :33,34; 32:40}. ~o lle contempla nquí, sin embargo, ningún mérito. El pacto es totalmente clemente en su Iniciación y cumplimiento. La respuesta es, simplemente, la condición o actitud necesaria para gozar de la bcnd icién misma que se pro me le en el pacto.
6. La respuesto requerido es la consecución singular del Nuevo
Pacto, En el Antiguo Pacto, la posición dentro del pacto se confcrfo sin tener en cuenta los requisito~ espirituales. De esta mnnera, la bendición del pacto pod1a perderse y se perdía (Heb. 3:25, cf. v. 23; Dt. 5:2,3,27-'.29: Jcr, 31:31.32). En el Nuevo Pecto. J~ concesión y consiguiente posesión de la posición dentro del pacto usegura el otorgamiento de la respuesta requerida (Jcr. 31 :33,34; 32:4(); 2 Co. 3: J -9). Pablo no está diciendo en 2 Corintios 3: 1·9 que el Antiguo Pacto sea un pacto de obras. Está diciendo que no confería eficazmente la vido y la justicia a sus beneficiarios. Muchos de los que estaban en la posición del Antiguo Pacto no alcanzaron la respuesta requcrídu y quedaron destituidos de la bendición prometida. El Nuevo Pac..10 confiere la respuesta requerida a todos los que son incluidos en el mismo. Su tenor es: 'Ellos me conocerán.' La posición dentro del Antiguo Pacto no aseguraba la vida: en el Nuevo Pacto, sí (2 Co. 3:3). A menos que estemos dispuestos a decir que la vida y la justicia constituyen la posesión segura e inalienable de todos los hijos de los creyentes, no podemos decir que el Nuevo Pacto se haga coa los creyentesy su simientefísica. Esto es así porque la única ultcrnativa sería enseñar que la posición dentro del Nuevo Pacto. aunque se posea por un tiempo. puede perderse. Esto no sólo es contrario a la clara y persuasiva evidencia bíblica; es arrninianismo. En última lnsrancia, el pnidobautismo es
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Exposicián de la Confe.ri6n Bautista de Fe de J 689
inconsecuente con la idea del Nuevo Pac10 como una istración soberana de gracia que asegura las condiciones que requiere. B. J;;I ofrecimiento gratuito en la Biblia · Pero yo no rccib? tes ti moniodehornbre alguno; mas digo esto, pura que vosotros seáis salvos' (Jn, 5:34). Este texto resume la clave del ofrecimiento gratuito. Esa clave es el deseo indiscrirnmado do Dios porla sa!vaci6n de los pecadores. F.f 'esto' del WAIO se refiere al lCShmomoque da Juan el Bautista a 111 dignidad mesianica de Jesús (Jn. 5:'.l~.35,36). ~ frase 'para que vosorros seáis salvos' expresa el objetivo de Jesüs al mencionar el testimonio de Juan. Clsta cláusula Co11Uen1.1, con una de las palabras griegas más imp(>rtantcs que cxp;esan propósito. Su verdadero propésito 111 aludir al 1estimomo de Juan no es defenderse a M mismo, sino snlvar u sus <>yen~cs. El pronombre 'vosotros' clurifica quiénes son los Ol\jctos de la '.ntcnc,ón salvadora de Jesüs, 1'.~te pronombre en este contexto se refiere claramente a los 'Jullfos • (cf. Jo. 5: 18,J 9,33 con 1 : 19-24). ~n todo este Evangelio, esta designación se refiere a los lideres Judíos (5: lO.lS, 16,18; 1: 19-24; 9:22). El caréeter de estos 'jucllos' es abunclanlementc claro. Eran aquellos que, aunque bendecidos con una gran luz (5:35), hablan rechazo.do Onahnemc aquella luz (5:3~-4 7). Bstos hnmbres no eran pecadores ordinarios, sino asesmos que querían llevar a cabo la muerte de Jesós (5:16,18; 18: 12.14,31,16,38; l 9:7,12,38; 20:19). El destino de al menos muchos de ellos era morir bajo la ira de Dios (Jn. 8:21.24; ML 12:24,3 l; 24: 15·28; Le. 21 :20-24; 1 Ts. 2: 14-16). La palabra 'digo' enfuuzaque era nada menos que el Hijo eterno de Dios (J n. 1: 18: 5:18-26) y el Verboetemode Diosquicnexprcsóes1os sentimientos (Jn. 1: 1; 5: 19.43). Dado este énfasis del Evangelio de Juan, debemos reconocer que Jesús revela aquí el corazón y la voluntad de Dios (Jn. 12:49,50; 14:10,24; 17:8). La. doctrino de este texto, que Dios desea fervientemente la salvación d~ todo hombre que oye el Evangelio y, por tanto, les ofrece" Cristo, se confirma en él resto de la Escritura La Biblia enseña que· tos buenos dones que Dios otorga ,i los hombres en general, incluyendo a los no elegidos, son mru1ifostaciones del amor general de Dios y la gracia comón hacia ellos (Mt, 5:43-48: Le. 6:35; Hch. 14: 17). Si bien sirven para aumentar la culpabilidad de
Del pacto de Dios
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aquellos que los utilizan erróneamente, ésta no es la única intención de Dios hacia los noelegidos al darsclos. Las Escriruras enseñanque Dios desea el bien aun de aquellos (JU<: nunca llegan a experimentar el hlen que Dios les desea (Dl. 5:29; 32:29:Sal. 81: 13-16; Ts.48: l8). Lis Escrituras también enseñan que Dios amaba de mi manera los pecadores que en la persona de su Hijo llora por la destrucción que ellos mismos se. acarrean (Mi. 23:37; r.c. 13:34; 19:41-44). Dios expresa enfáticameute su deseo de 1¡11e se arrepientan alguno_s que no se arrepienten (Ez. l8:23.32: 33: 11; Ro. 1 O: 11). Las Escrituras enseñan un llamamiento evungélico en general que llega a los ..yentes del Evangelio indiscriminadamente y que puede ser, y a 111enudo es. resistido (Pr, l:24; 8:4: h. 50:2; 65:12; 66:4 Jer. 7:13,I~; 35:17; Mt. 22:14). Este testimonio biñ lico no echa por tierra la enseñanza bíblic~ de 111 elección incondicional y la gracia irresistible. Cuando nuestras mentes finitas contemplen la gloria del Dios incomprensible revelada en 13.q Escrituras, seremos a menudo incapaces de entender completamente cómo verdades aparentemente contradictorias pueden reconciliarse. Este testimonio debería. sin embargo. librarnos de todo vucilacién en cuanto a llamar a los hombres npasionadu, libre y nutoritativarnentc a abrazar a Jesucristo como es .,rrecido libremente en el Evangelio.
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De Cristo el Mediador
8.
De Cristo el mediador
l. Agradó A Dios,' en su propósito cremo.' escoge. y on.lenar al Señor Jesüs, su unigénito I lijo. conforme al pacto hecho entre ambos," µ•r• que Ibera el metlianor entre Dios )' ti hombre: prufcto, sncerdcre, y rey; cabeza y salvador de In Iglesia, el heredero de iooas las coses, y juc, del rnundo;• a quien dio, desde coda la ctemlnnn, un pueblo para que Fuera su simlente y p~•·n que • su tiempo lo redimiera, llamara, justificara, ;.antilicaro y glorificara.' l. ls.42:l;Jn.3:16 2. 1 I'. 1:19 3. Sal. l 10:4; Ho. 7:21,22 4. 1 T1. 2:5; Hch. 3:22; He. S:S.6; Sol. 2:(i; l.c, l:33; Ef. 1:22,23; 5:23; He. 1:2; llch. 17:31 S. Ro. 8:30: Jn. 17:6; Is. 53: IO; Sal. 22:30; 1 Ti. 2:6; Js. SS:4,5; 1 Co. l:30 2. F.I llljo de Dios, la segunda personu en lo Sn1110 Trinidad, ,siendo verdadem y eterno Dios, el resplandor de lu ¡;lorin del Padre, consustancial con aquel que hizo el mundo e igual a GL. y quien sostiene y gobierna 1odas las coses que ha hecho.' cuando llegt'> la plenitud del tiempo,' tornó sobro sí lu naturaleza del hombre. con todas sus prlcdades e.sencüUt.~1 y con sus debilidades ccncumitanres," aunque sía pecado:' siendo concebido por el Espíritu Santo en el vientre de la Virgen María, al venir sobre ella el E!splritu Sanco y cubrirla el Altísimo con su sombra: y a.sí fue hecho de una mujer de la tribu de Judá, de la simiente de Ahraham y David según las Escritums;''de manero que, dos naturalezas completes, perfectas y distintas se unieron inseparablemente en una persona, pero sin conversión, composícíón o confusión alguna lista persona C!; verdadero Dios? y verdadero hombre," aunque un solo Cristo, el ünico mediador entre Dios y el hcrnbrc,? l. Jn. 8:58; JI. 2:32 con Ro. 1 O: 13; Sal. W2:2.5 con lle. J: 1 O; 1 P. 2:3 con Sal. J4:8; Is. 8: 12,13 con 3:15: Jn. 1: 1; 5: 18; 20:28; Ro. 9:5: Tic. 2: 13; He. 1:8,9: Fil. 2:5,6: 2 P. 1, 1: 1 Jn. 5:20
2. Gá. 4:4 " ¡3 3. He. 10:5: Mr. 14:8; Mt. 26: 12,26; Le. 7:44-46; Ju, 13:23; MI. 9: ro- ; l l: 19; Le. 22:44; He. 2: 10: 5:8; 1 P. 3: 18; 4: 1: Jn. 19:32-35; Mt. '26:36-44; Stg. 2:26; Jn. 19:30; Le. 23:46; Mt. 26:39; 9:36; Mr, 3:5; 10:14; In. ll:35; Le. 19:41-44; 10:21; Mr. 4:1 11; He. 4:15 con Stg. l:13; Le. 5:16: 6:12; 9:18,28; 2:40,52; He. 5:8,9 4. Mt. 4:2; Mr. 11:12; ML 21: 18; ln. 4:7: 19:28; 4:6; Mt. R:24; Ro. 8:3; lle. 5:8; 2: 10,18; Gá. 4:4 ~. 1,. 5'.\:9; Le. 1:35: Jn. 8:46; \4:30; Ro. K:3: 2 Ca. 5:21; He. 4: 15; 7:26: 9: 14; l P. l:19; 2:22; 1 Jn. 3:5 6. Ro. 1 :3,4; 9:5 l. Ver reí. l arribo K, Hch. 2:22; 13:3K; 17:31; 1 15:21; 1 Ti. 2:5 ~ Ro. 1:3.4: Gá. 4:4,5; Fil.
cs.
zs-u
1 El Seftor reses, en su nareraleza humana asr unida a la divina, en In persona del Hijo, fue senuflcado y ungido con el l;spfr!m Santo sin 111<:tltdu, teruendo en $1 iodos los tesoros de lo 1<0b1du~u Y <\el
conoclmlento, en quien agradó ni Pndrc que hub1!Wie toda _Plenuud, a hn do que aiendo unto, inocente y sín mancha, y lleno de, gnic,a y ele verctnd. fuese del tOdo apt-0 para dcsempc~ar el oficio lle mediador y íl«dor;' el ,·un! 110 tome\ para •í, ~ino que fue llamado pera el mismo por su Padre, quien tambitn puso en sus manos todo poder y juicio. y Je ordenó que lo cuiupliera.2 J Sal. 45:7: Col. 1:19; 2:'.\; He. 7:26; Jn. 1:14: lleh. 10:38; He. 7:22 2. He. 5:S; Jn. S:22,27; Mt. 28:18; Hch. 2:36
~ J?.1 Scnor reses 9Slimlcl de muy buena voíuntad este oficio.' y para 1lcsempeílarlo. nació bajo la ley.' la cumplió perfcctametue Y sufrió el i.:.nsligo t¡uc uu.s correspondía a nosotros, el cual deberíamos haber llevado y ,,11frido.' siendo hecho pecado y maldición por nosotros;'w~ortando las 1nás terribles aflicciones en su alma y los más dolorosos sufrimientos en s11 cuerpo:' fue crucificado y murió, y permanecié en el estado de los muertos. aunque sin ver corrupción.! Al tercer día resucitó de entre los rrn1cr1o~·con el mismo cuerpo en que sufrió,·1 con el cual también ascendió ni ciclo•• y allí está sentado a la diestra de su Padre iutercediendo.! lffy n,gresará para juzgar a los hombres y a los á11geles al final del mundo. l. Sal. 4-0:7'.8 con He. l0:5-IO; Jn. l0:18: ru. 2:8 2. Gá. 4:4 3. Ml. 3:15; 5:17 4. ML 26:37,38; Le. 22:44; Mt. 27;46 5. MI. 26-27 6.
ru. 2:8;
Hch. 13:37
l30
Exposiclén de la Co11fesi6n Bautista de Fe de 1689
7. Jn. 20:25.27 8. llch. 1:9-11 9. Ro. 8:34; He. 9:24 10.Hch. 10:42; Ro. 14:9.10; Hch. 1:11;
131
n, Cristo el Mediador
,der sabiduría,'de tal manero y forma que sea ims de acuejo con su ~ard,,ft1os.a e inescrutable dispen~.c16u~' y todo. por
ML 13:40-42; 2 P. 2:4; Jud. 6
:S. f--'.I Señor Jesús. por su perfecta obediencia y el sacriñcio de ,:i mismo'
que ofreció a Dios una solo ve:, por el f\srfritu eterno,' na satisfecho plenamente la justicia de Dios.' ha conseguido la rcconciliaciérr' y ha comprado uun herencia eterna en el reino de los cicloi-:s para todos
aquellos que el Padre le ha dado.• l. Ro. 5:19; Ef. 5:2 2. He. 9:M.16; 10:10,14 3. Ro. 3:25.26; lle. 2:17: 1 Jn. 2:2; 4:111 4. 2 ce, :i: 18.19; Col. 1:20-23 5. He. 9:15; Ap. 5:9.10 6. Jn, 17:2
6. Aun cuando el precio de h1 redención no fue r~I mente pa11ado por Cristo hasta después de su encnrnncióo. sin embargo fa virtud, la eficacia y los bcnefieics de la misma fueron oornunicodo• a los elegidos en todas las épocas trnn5eurridfl> desde el principio del mundo.' en las promesas, upos y sacrl ñclos y por medio de los mismos, en f1,s cun les fue revelado y seílul•d<>como la simiente que herirla la cabe.ta de fa .,crplonce.1y como el Cordero inrnolodo desdo la fundación del mundo," siendo et mismo ayer, hoy y por los ~lglos.• l. Oá. 4:4,5; Ro. 4: 1-9 2. Un. 3: 15; f P. 1: 10.11 3. Ap. l'.l:8
4. He. 13:8
7. Cristo, en la obra de rncdiacién, actún conforme a UJnbus naturaleza .. "I, haciendo por medio de cada llitluraleta lo que es propio de ella; aunque, por ratón de la unidad de fo persona, lo que es propio do una naturaleza algunas veces se le atribuye en la Escritura a la persona denominada por la otra naturalez ..1.1
l. Jn. 3: 13: llcb. 20:28
8. A todos ;,14uc1Jo¡; para quienes Cristo ha obtenido eterna redención, cierta y eñcazmente les aplica y comunica la misma.' haciendo intercesión por ellos.iuniéudoles a ~í mismo por su Espíritu.'3revelándoles en la Palabra y por medio de ella el misterio de la salvacién," persuadiéndoles a ercer y obedecer," gobernando sus corazones por su Palabra y Espíritu.! y venciendo a todos sus enemigos por su ornnipotente
s;1 ~ra~1:' libre
:ihs.oluUi, S.Jn prever ninguna cond1c16n en euos para granjear . I Jn.6:37,39; 10: 15.16; 17:9 J. 1 Jn, 2: 1.2: Ro. 8:34 l. .i
Ro. 8.1.2 Jn. 15:13,15;
17:6; Ef. 1:7-9
:.· ]/\¡t~ He. 12:2; Ro. 8:9.14: 2 Co. 4:n: t. Sal.
co, 15:25,26; Col. 2:15
110:1; ¡
M sr, 1 :9· 11 ., f Jn 3:8·.
y
F.r.
R<>. 15: 18.19; Jn. 17: 17
1 :8
1 'ste oficio de mediador entre Dio< y el hombrees pr~rio súlo de ~i
º!ºs:
~en porcial o totalmente. ser uunsferldc de él u nmgun otro, 1
1 Ti. 2:5
111 l'
'~"'."ª
J-•;•.:~"y'\
Bosquejo del capitulo l'fos. l
l. Su ordenación al oficio de mediador A. El Autor de la ordenación B. El tiempo de la ordenación C. El marco de la ordenación D. El carácter de la ordcnació_n E. El propósito de la ordenación
-132
2
Expo.,ici6n de la Confesión Bautista de Fe de /689
ll. Su encarnacíén para el oficio de mcdlador A. El sujeto de la encarnación B. El tiempo de la encarnación C. La esencia de la encamación D. El modo de la encarnación
E. El resultado de la encamación l. Su plena deidad 2. Su verdadera humanidad 3. Su personalidad singular
3
HL Los requisitM para el oficio de mediador A. la unción del Espíritu Santo U. La comisión de Dios el Padre
4-10
4
s
6 7 8 9
10
IV. IM ejecución del oficio de mediador A. Su dcsoripcióo hbtórica
B. Su operación central C. Suij comunicaci<>nes en In a111i¡;Oedacl D. Su comunión misteriosa l:i. Su aplicación eficaz F. Su posesíén inulienable G. Sus funciones necesarias
Este capítulo es casi idéntico a la Confesión úe Wcstminsler en sus primeros ocho párrafos: los dos últi.Jnos párrafos, que no se c,n~uen~an en la Westrninstcr, son una ampliación ele la Primera Conles16n de Londres hecha por los autores de la Confesión de 1689. Aunque ~¡ glorioso tema de Cristo, el mediador, podría :Iabo.rursc a~plJomente, el espacio sólo nos permíte tratar las cuesuones mas imponames suscitadas en este capítulo. l. La persona de Cristo La doctrinad~ la persona de. Cristo dominó la atención de la Iglesia durante sus ~nm:r?s och~ siglos. i Esto muestra cuán importante es para la lgles,a.cnstlan~! Lnacazón por laque.requirió tanto tiempo el que la Iglesia formulara claramente la doctrina de In persona de
D« Cristo el Mediador
133
Cristo es el hecho de ser uno de los misterios de la fe. Un cristiano puede no dar una respuesta sencilla a la pregunta: '¿Quién es Jcsucrisw?' Debe decir que es Dios; pero no sólo debe decir eso. Debe decir también que es hombre. Pero no sólo clehc decir que CriSIO es Dios y hombre. Debe decir que es Dios y hombre en IIM naturalezas distintas y. sin embargo, sólo una persona. Ese es el mislcrio ('). A. Su plena cteidnd l l11y muchas pruebas difcrcmcs de la deidad de Cristo contenidas en lu Biblia, Se podrfa mostrar quc la adoración divina, títulos divinos, ubrns divinas y atributos divinos le son todos dados a Cristo por el Nuevo Testamento. En Juan 8:58 se le atribuye a Cristo el atributo de la erlstcncla e tema. A Cristo se le aplican repctidamcme pasajes llcl Antiguo Testamento que utilizan el t!rulo divino 'Jehová' o 'Ynvé' (que ha,bla de Dios como el Señor que existe por sí mismo, clgrnn'Yosoy')(J1.2:32;conRo. l0:13;$al.102:25conHe. l:lO; I I'. 2:3 con Sal. 34:8; u, 8: 12,13 con 3: 15). La prueba más cluru es esa erase de pasajes que de forma simple y directa llaman al Scñoe Jesús 'Dios' (Jn. 1 :1: 5: 18; 20:28; Ro. 9:5; Tit. 2:13; He. 1 :8,9; Fil. 2:5,6; 2 P. l:l; I Jn. 5:20. B. Su verdadera
humanidad
l luy siete argumentaciones paru la verdadera humanidad de Cristo
t¡ue dejan claros su base y carácter bíblicos.
J. la promesa de 11n hombre Las predicciones y profecías del Antiguo Testamento prometían que el Mesías de Israel serían un hombre (Mi. 5:2; Is. 7:14; 9:6,7; Go. 3: 15; l 7: 17; Ts. 52: 13-53: 12; Jer, 23:5,6).
2. La designacién de "" hombre
Hechos 2:22; 13:38; 17:31; l Co. 15:21; 1 Ti. 2:5 afirman claramente que Cristo fue hombre. Puesto que la mayoría de estos textos están hablando de Cristo en el presente, como resucitado, dejan claro que sigue siendo hombre tras su resurrección y así para siempre.
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Exposicion de la Confe.rión Bautista de Fe de 1689
3. La consciencia de un hombre No tueron simplemente sus discípulos u ctros quienes pensaron que Jesús era un hombre y lo describieron así. Jesús mismo pensó y hab.ló de. sí mismo como un hombre (Jo. 8:39,4-0). De hecho, su designacion favorita de sí mismo era el tí rulo 'Hijo del Hombre'. Él utilizó este título para referirse a sí mismo unas ochenta veces. 'El Hijo del Hombre', dijo, 'es Señor del día de reposo' {Mt. 12:R). En Otra ocasión afirmó: 'El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se habla perdido' (Le. 19: l O). 4. La apariencta de ,m hombre Juan4:29; 7:46,5 l ; 9: l J, 16,24; 10:33: l J :47,50; 18:14,17,29; 19:~ elejan claro que Jesüs pnrecfa un hombre. Sin embargo, Jesüs no sólo aparemaba ser un hombre. GI era totalmente un hombre. Debernos recordar que, si hubiéramos vivido en lü Tierra con Jesüs, Él no habría parecido muy diferente u nosotros. 5. El cuerpo de '"' hombre ~~s de los pdmcros errores que atacaron a Ju Iglesia argOían que el Cristo-cspírin, celestial no podía ser carne, si no que ~ólo aparentaba ser un hombre. Las frecuentes añnnaciones bíblicas de que f¡ poseía un cuerpo real contradicen c~to (He. 10:5; Mr. 14:8; Mt. 26:12,26: Le. 7:44-46;Jn. 13:23: Mt. 9: I0.11; 11 :l!I; Le. 22:44; He. 2:10; 5:7,8: 1 P. 3:18;4:I; Ju. 19:32·35. 6. él alma de "" hombre El sufrimiento de Jesús implica el importante punto de que Jesús poseía un alma genuiuamente humana. Ciertamente, el sufrimiento en el huerto fue principalmente espiritual más bien que físico (Mt. 26:36-44). La muerte de Jesús da por supuesto claramente que él poseía un ulrna humana, pues la mu ene se define en la Biblia como la separación tlel alma y el cuerpo (Stg. 2:26). La muerte de Jesús ocurrió cuando Él liberó su espíritu (Jn. 19:30: Le. 23:46). Esta verdad queda ilustrada tambiénconcl hecho de que Jesús poseía una voluntad humana (Mt. 26:39). Además, Jesús tenía sentimientos y emociones humanos. Dios también ti~n': sentimientos y emociones. pero a menudo pensamos en los sentnmentoscomo algo ,nuyespecialmentehurnano. Muchas veces El experimentó el sentimiento de la compasión (Mt. 9:36). Se enojó {Mr. 3:5; 10:14), y también se entristeció tamo que a veces
,
De Cristo el Mediador
135
suspiré (Mr. 8: 12), ha veces lloró en silencio (Jn, 11 :35), y a veces se lamentó (Le. 19:41-44). P0r otra parte, El sabía lo que era regocijarse y alegrarse en el espíritu (Le. 10:21 ). Jesúsexperimentó, sin embargo, algunas emociones que Dios no puede experimentar. Experimentó temor y el anhelo de comprensión que éste produce (Mt. 26:36-39). Que Jesús tuviera un alma humana también lo requería el hecho de que fue tentado(Mt.4, 1-11; He. 4: 15). Puesto que Dios no puede ser tentado. esto significa que Jesús poseía un alma humana. Además, Jesús fue sostenido en la tentación J>Or el poder del Uspfri ru Snnto en conjunclén con la oración (Le. 10:21; ne. 9: 14; Mr. 1:35; t.c. 5: 16: 6: 12; 9: 18.28). Lademostrnción más notable del hecho de que Jesús poseía un alma humana es la referencia repetida al hecho ,IL' que, experimentó un proceso de desarrollo espiritual y moral (Le. 2:40.52; He. 5:8.9).
7 I as limitactones de 1111 hombre
Jc,ús cxpcdmcntó muchas Iimíiacioncs humanas que Dios no cxperlmenta ni puede expcrlmcnrar. Tuvo hambre (Mt. 4:2: Mr. 11: 12; Mt. 21: 18). pero Dios no tJene hambre (Sal. 50: 12). Tuvo sed (Jn. 4:7; 19:21\). aunque Dios nunca tiene sed. Se canso (Jn. 4:6), uunque Dios nunca secansa (Is. 40:28). Se durmió (Mt, 8:24). pero mos nunca duerme (Sal. 12 t ,4). Finalmente. Y. quizá lo más sorprendente, Jesús confesó que habla cosas que El no sabfu (Mr. l'.1:32). C. Su per,ionalídnd ~ingulllr l lay tres punto, que deben enfatizarse aquí. En primer lugar, Cristo es una persona. l:isto,e ve en el hecho de que para refenrse a HI se utilizan pronombres singulares. nunca plurales. Aun en pasajes en que se hace referencia a ambas »nturalczas, queda claro que sólo hay una persona (Ro, 1 :3,4; Gá. 4:4.5; Pil. 2:5-ll). En segundo lugar.esa persona es el Hijo eterno de Dius (Jn. 1 :14: Ció. 4:4; Jo. 5:18; He. 1:2,8; Jn. l0:29-37). En tercer lugar, la personalidad singular no da como resultado la confusión o mezcla de las dos naturalezas de Cristo para formar una naturaleza compuesta. La Confesión habla de 'dos naturalezas completas. perfectas y distintas ... sin conversión, composición o
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Exposícián de la Confesión Bauti,·u, de F, de 1689
confusión alguna'. Cualquier. mezcla de las dos naturalezas de Cristo daría como resultado una tercera naturaleza entre medias o la absorción de una u otra de las naturalezas de Cristo. Los pasajes citados antcnormenre sobre la plena deidad y verdadera humanidad de Cristo muestran que la encamación no dio como resultado bien la disminución de la deidad de Cristo o la absorción de su naturaleza humana. Él permaneció siendo al mismo tiempo 'Dio, sobre todas las cosas, bendito por los siglos' (Ro. 9:5), y el hombre que ignoraba el día y la hora de su regreso en gloria (Mr. 13:32). D. Su integridad
sin pecado
!Zn íux palabras 'con sus debilidades concomitantes. aunque sin pecado.' la Confesión enseña que la humanidad de Cristo estaba sujela a los efectos do la muhlición (Ro. 8:3; He. 5:8; 2: 10,J 8; Gá. 4:4) con In importante salvedad de que la humanidad de Cristo era y continuó siend() impecnble (Is. 53 :9; Le. 1 ::15; Jn. 8:46; 14:30; Ro. 8:3; 2 Co. 5:21; He. 4: 15; 7:26; 9: 14; l P. 1: l 9; 2:22; 1 Jn. 3:S). La doctrina de estos pasajes es que Cristo eeaabsclutnmente i rnpecable según la norma perfecta de la santa ley tic Dios. As(, 1an10 en pensamiento como en pnlabra, obra y naturaleza, Él permaneció sin ser manchndo por el pecado. Al intentar resolver el misterio de lu persona de Cristo, la sab1du1·fa humana ha inventado muchas enseñanzas falsas. El docetismo negaba que Cristo fuera reahneníc un hombre, El arria afamo negaba que Cristo fuera realmente Dios. El apollnarismo negaba que Cristo tuviera una alma humana, enseñando que el ~ e.rbo tomó e! lugar del alma humana. l'll nestorianlsmo negaba que Cristo fuera solo una persona, enseñando que. puesto que r,osefa dos naturalezas, debía constituir dos personas. B1 euuquíanlsmo, la herejía monofisita, negaba 4uc Cristo tuviera dos namralezas distintas, enseiiamlv que Él sólo tenía una naturaleza compuesta por una mezcla de deidad y humanidad.La verdad divina sobrepasa toda sabiduría humana semejante. Los intentos para explicar el misterio, para resolver la tensión. han dado siempre comoresultado la herejía. ~os credos de la Iglesia en los que tal hercj í;, ha sido rechazada son simplemente cercas construidas por la Iglesia para impedir la profanación de este santo misterio por parte. de la 1·111.ón humana. Una gran prueba del origen divino del cristianismo es que sus doctrinas trascienden la razón humana. Sio embargo, aunque tales
137
D« Cristo el Mediador
doctrinas trasciendan la razón humana. sólo esta doctrina de la persona de Cristo puede satisfacer la necesidad humana. Sólo uno que es tanto Dios como hombre puede ser sustituto de l?s h(>mb.res y en unas pocas horas en ta cruz satisfacer la ira de un Dios infinito.
tt. Cur Deus Homo:
la necesidad de In expiaci6n
Después que comenzara a asentarse el polvo de. las conirovc.rsias mencionadas anteriormente, la Iglesia podo hacer 1.a s1g111eme ¡1reguuL8 lógica. La maravillosa realíd~u es que 01\>S se hizo hombre. Tal realidad dcmandab» una explicación. Así, Anselmo en el siglo XI escribió el tratado que hizo época ¿Cur Deus Homot (¡ Por qué Dios se hizo homhrc'I) El propósito de An~etmo era 11;osuar que Dios se hizo hombre porque era necesario para el propósito de salvar a los pecadores. Rcsponde.re~os cuatro ¡iregu11tas básicM en cuanto a 111 necesidad de la exp!ac1ón. ¡J,ra nece.,¡uri11 la expiaci
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&po.
Hay tres conceptos erróneos que deben ser corregidos si ha de e~tenderse la propiciación. !:!o primer lugar, amar a alguien no es Jo rrusmo que ser pmpido a esa persona. Dios ama a personas con quienes está airado (Jn. 3:36; Ef. 2:'.l; cf. 1 :4,5). Dios no puede negarse a sí mismo. No puede salvar a los hombres sin ser propiciado. En segundo lugar, la propiciación no convierte a un Dios de ira en un Dios de amor ( 1 Jn. 4: 1 O). La propiciación no consiste en un Hijo amante que calma u 1111 Padre airado. F..n tercer Jugar, la propiciación no detrae del amor y la misericordia de Dios. Por el contrario, muestra cuán costoso cs. cuán decidido está, cuán glorioso es, cuán seguro cs. Dios ama aun a costa de su propio J fijo, pero no ama n costa Je su justicia. A.,í es de seguro su amor. La justicia no puede cambiarlo. ¿Cómo se propicia la ira de Dios y se Yt1ti.rfa1:,.lajusticia d« Dios m~tUa111e la muarte de Cristo? Cristo satisliin lu justicia de Dios sufnendo re:tlmcnte en nuestro lugar. llevando rrese,rn,tivarnentc y como susL1!\lto I~ pena o castigo que Dios, en su justicia, demanda de los pecadores. Esa pena era la muerte (Ro. 6:23), el emblertu1 físico del ubandonc divino. El infierno es 111 lugar donde Dios abandona totalmerue a lo~ pecadores. Cristo fue ahandonudo por D,?s en la_ ~rui (Mt. .27:46). Algunos de los pasajes que enscñtm que Cristo sutr16 el casugo de uuestros pecados como nuestro su~titur.o son Gálatus 3: 13: 2 Corintios S:21; Romanos 5:6-8: P:fesios 5:2; Romunos 5: 12, 15-19; 1 Corintios l .'í:22; 2 <.:orinr.ios S: 14; Efesios 1 :4; 2:4·6: Colosenses 2: 13; Gálatas 2:20; Romanos6:5 8; Hebreos 2:J 1-14; 5:1; 7:24. 111. /;/ alcance de la expiaculn ¿Por quiénes murié Cri•10? Son necesarias varias observaciones aclaratorias en cuanto a lo que no es la cuestión, No es: •·Para beneficio de quiénes murió Cristo'!' Muchos que se beneficia~·dc la muerte de Cristo no son elegidos. Hay muchos beneficios de la gracia común que fluyen de la mue-ne de Cristo. Hay muchos beneficios temporales IJUe llegan a los no elegidos como resultado de la muertede Crísm. Nocs: '¿Es la expiación limitada?' Tocios los <:_ristianú.s evangélico~ que creen que sólo algunos hombres serán finalmente salvos por la muerte de Cristo tienen una expiación limitada. Los arminianos limitan su eficacia diciendo que el hombre, por su libre albedrío. puede limitar los efectos de la
139
l>r Cristo el Mediador
expiación. Loscalvinistas limitan s,., alc~ce. _La_cuestión no es, por 1111110, si la expiación es limitada, sino ~· es ltmllad'.t en su alcance O en su eficacia, Lacuestión es ésta: '¿F.o lugar de quiénes fue Cristo sustituto?' A. Consi¡:nac:ión de las pruebas de la redención part.ieular 1 ;o naturaleza de la expiación demanda una redención particular .. La uaturnleza de lo expiación consistió en llevar la maldición snstitutivamcntc. Cuando decimos que Cristo murió por los pecadores, damos a entender que realizó la obra,. de 1.lcvar la maldición sustitutivamenre por los pecadores. S, Cristo fue realmente mi sustiruto y llevó la maldicién por mis peciid\>~, ¿cómo puedo llevar yo jamás esn maldición? ¡,Castigará ~n Dios Jus.t~ los m,sin<>s pecados dos veces? ¿Realmente redimió, reconcilié Y propició Dios en Cristo su ira contra nosotros en lu cruz? (Nótese t\p. 5:9: cf. 2 Co. 5: 14 con Ro. 6:5,8). . . • . Las decleracloncs específicas y explícitas de la Brblta referidas naquellos por quienes munó Crísro exigcn uno redención pnrticulur (Jn. 1 :15.26: 6:37-40; 15: 13,14; 17:9: Gf. 5:25). . . Los efecto~ de la expiación demandan una redención part,~ular. l.n Biblia ensena que la expiación va m:i.\ allá de hacer posible o proveer la salvación. La asegura y la garantiza (Ro. 8:28-39). I il contexto de la expiación demanda una redención parclculai:- El p,1c10 está en el contexto de la obra de Cristo. La sangre de Cristo es la sangre del pacto. Esta es una de las verdades mas lrecuentemente expresadas en el Nuevo Testamento (Mt. 26:28; Mr. 12:24; Le. 22:20; 1 Co. 11 :25; Ef. 2: 12.13; He. 10:29; 13:20). No todos los hombres están en el pacto. Además. el pacto asegura lnsalvaciónde los que estánen él (Jer. 31 :31-34). Si todo el contexto de la expiación tiene que ver con e_l pacto, entonces su alcan~e de~ ser tan amplio, pero sólo tan amplto, como el pacto. F.sto exige una redención particular. ll. Consideración de los prohlemas relacionados redención particular
con la
t.as di ficulrades que se suscitan contra la redención prutic~lar no pueden ser objeciones a la doctri na. No ~1enoscabán ."' s,qwera loman en consideración toda la clara evidencia bíblica para la
140
de Fe de 1689
Exposíción de lo Confesión Bautista
red~nci6n partic~lar. Mientras esa evidencia sea clara e incontm· vertible, la doctrina permanecerá en pie. En el mejor de lo. pues, ~slos argumentes son dificultades relacionadas s caso( redención particular. con a h· tli,ficultad. más co.mún se deriva de esa clase de pasajes que n::Ui~ en cérm,.n?s universales de aquellos por quienes Cristo . . Los arnumanos y otros que arguyen contra la redención particular creen que tales términos universales incluyen a iodos y c~da. uno de los individuos de la rata humanu Tenemos I s1gu1.en1~ ó?jeciones concluyentes a esu, idea. En primer lugar, 1~: términos unrversalcscstán a menudo restringidos por su contexto e la B1bloa (Le. 2:1; ML 2:3: 3:5; 20:22; 21: 1 O· Mr. i·5· I e 16· I"'· J n 3·26· f 10 , 1 l,12,13,14yl7e11clmismnconrexto·1 • · • • · · "· · n. •· ' lle · 2·9 · ,c.vv. Co. 15:22; cf. v. 23 en el mismo contcxro: 1 Jn 2·2· cf •·19· ¡' I L ·5 1 52) E d • · · · · .r, , n. n segun o lugar, los térnoinos universales se dirigen 8 ~ienu o contra el cxclus(vismo judío. 1:;1 Nuevo Testamenrc está cnfutizendo que la salvación de Dios se ha amplradn ~ toda nacío Y cl~se. Cuando el Nuevo Testamento dice, por tanto que Cri~t~ mun6 porrodo el mundo, significa fn:cucnce111en1ejudl~s Y gentiles igulll_mcntc. Los términos 'todos los hombres' Y 'm~ndo' son términos colectivo~ (Jn. 1 :29; 6:33.51; 1 4·1í: Ro. 11: 15). So terce~ lu~ar ': el uno~crsahsrm1 del Nuevo Testamento no es un wuvc~s~lisrno pro.v1.slo11ttl u potencial, sino un universalismo profélJ~o. Los armnuanos enseñan un universalismo provisional O potencial. -todus los., hombres•. di,ceo- est .., · · 1 El mundo . provrsrona mente redimido. El mundo es potencialmente salvo por la '.'1uerte, de Cristo. El universalismo bíblico). sin ernbar O es un wuvcr~alismo profético. Los profetas profenzaron que .:nundo sería •ciertamente salvo, El bíblico uue ne quo ver con • • universalismo . , , ce~~r.as. no c~u potencialidades (Sal. 22:27-29; 72:8- l l, l?-Jg; 86.9._ Is. 2.2-4, Jer. 3: 17; JI. 2:28: Zac. 14:9: Is. 66:23.24. Nótese también Jo. J2:32;Ro.5:18·2Co.5·J9· Ap 21.124) L .6 es simple t é , .' · · · · a cuesu · n ruco e sta: slla Bo blia dice que Cnsro muri6 por el mundo o todos los hombres, entonces el mundo será salvo. Un m d0 salvado será el resultado dela muerte de Cristo. Esto nore · un .. embargo, .q,uc lodos y cada uno de los individuos se sar!~~rc,sm d O~adificu!tad q~e se suscita contra la redención particular se enva .. del olr~1~e~10 gratuito Evangelio. La pregunta aprerruante aquí es. ,,Cómo podemos invitar y llamar a lodos y cada uno de los hombres a que sean salvos, si Cristo no murió por todos
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IJ• Cristo ti Mediador
141
y cada uno de los hombres?' Esta es una pregunta diffcil que implica
profundos misterios, pero hay suficiente claridad para eliminar las dificultades inmediatas. El problema no se resuelve negando el ofrecimiento gratuirn del Evangelio. E.~ta idea ha propagado que la redención particular hace 11ue se niegue el ofrecimiento gratuito. Esto es falso. La mnyorfa de los que creen en la redencióu particular creen también en el ofrecimiento gratuito. El ofrecimiento gratuito del Evangelio no requiere de nosotros que digamos a los hombres que Cristo murió por ellos. Si el oircci miento gratuito del Uvangcliosigniticíl!adecira los pecadores luconversos: 'Cristo murió por vosotros', entonces la redención punicular:scoía lnccnsccuentc con el ofrecimiento ¡:ratuiro. Pero en mngún lugar de la Biblia se proclama el Evangeli11 diciendo a los mconverscs que Cristo murió por ellos. ¡Nuncn hacen esto los 111J6s1oles en el libro de Hechos! Predicar el Evangelio no es, en primer lugar, proclamar por quiénes murió Cristo. El Bvangeli11 es proclamar a Cristo mismo como el Salvador suficiente de los pecadores (Mt. 11 :28-30; l ích. 4: l2; S:28-31). Puede que no 110
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Expo.,lciónde la Confesiún Bautista de Fe de /689
10:29 habla de 'la sangre del pacto en la cual fue santificado'. Aqul ta sangre de Cristo es pisoteada no por todos, sino por uno que era un cristiano profesante. No tiene sentido considerar este pisoteo corno un agravante del pecado de un cristiano profesanie, si Cristo murió absolutamente por todos. En tercer lugar, la mayoría de los que se oponen a la redención particular en nuestros días creen en la seguridad eterna. Para los tales, estos pasajes prueban demasiado. Si interpretamos estos pasajes como ellos, éstos no sólo refutan la redención particulnr, sino también la preservación de los santos. Hebreos 10:29 esul hablando no sólo de aquel por quien Cristo murió, sino de uno que estaba santificado. 2 Pedro 2: 1 está hablando de uno que fue comprado no sólo en cl sentldo lle que Cristo murió por él, sino también en el sentido de la conversión (2 P. 2: l, 17-22; Jud. 4,S). En cuarto lugar, aquellos que se mencionan en estos pasajes son descritos según su profesión espiritual y privilegios externos y visibles. no según la realidad interna y espiritual (1 Co. 8: 11; Ro. l 4: 15) (2), Si estos pasajes implican que un hermano puede perecer, el tales descrilo~ólo en cuanto a su profc~ic'\n visible, pues un verdadero hermane no puede perecer (Ro. 14:4). 2 Pedro 2: 1 habla de uno comprado por el Señor que se acerrea una desuuccién repentina. Aquellos que son verduderamente comprados o redimidos, sin embargo, no pueden perccer(Ap. 5:9; 14:3,4). Según la realidad interna, estos falsos maestros son perros o cerdos (2 P. 2:22). predestinadus a ser condenados (Jud. 4; 2 P. 2:3). Hebreos 10:29 habla de uno santificado por la sangre de Cristo. Los c¡ue son verdaderamente sanüñcaoos, sin embargo, han sido perfeccionados para siempre mediante la muerte de Cristo (He. lO: 10-14), y gozan de las bendiciones dd Nuevo Pacto (He. 10: 15·18). Los que se mencionan en Hebreos 10:29 son sólo santificados, por tanto, en términos de su unilln externa al pueblo del pacto por quien Cristo murió.
9. Del libre albedrío
I o· 0 ha dotado la voluntad rlel hombredeunu llbcrtad uamral y de poder piirn1 n~luitr por elección propia. que no es fvrtadoni determinada a hacer hien o mal por ninguun uecesidad de la nar.urolczu.' 1. Mt. 17:12; Stg. 1:14: Ot. 30:19
2. El hombre. en su e;todo de tnoeencia •. ,.e~lu Ub<:t1M Y í';"ltr para <¡u~":r y h.,cer lo que cm bueno y ~gradohl• • í>ms, pero era mudable Y podfacacr d< u1cM estado.' I F.c. 7:29 l. Gn. 3:6
l. CI bombrc, por su Cnlda en un estado de P"".•do, ha. perrllrln <'umpletnmcnte toda capncidud p~a ~uercr cualqu lcr bien .csp,rttunl que 1tcompailé a la salvación: por consigureme, como hombre natural 4uó C$lll entcrnmente opuesto n ese hicn )' muerto en el pecado, no puc~e por su.s . 111,,pia!'o tuerzas convertirse a sI mismo u prepararse para ello.
I
Ro. 6: 16.20; ¡ 11. 8:31-34: Ef. 2: 1; 2 Co. 3: 14: 4:3,4: Jn. 3:3: Ro. 7: 18, 8·7· 1 Co. 2:14; Mt. 7:17,18; 12:33-37; Le. 6:43-45; Jn. 6:44; Jer. 13:23; Jn. 3:3.5: 5:40; 6:37,39.40,44,45,65: Hch, 7_:51: ~~- ~:10:12: Stg. 1:18: Ro. 9:16-18: Jn. l:12,13: Hch. 11:18; P,I. 1:29. Ef. 2.8.9
·1 Cuando Díos convierte a un pecador y lo traslada al estado de g,:ada. lo hbra ce"' servidumbre natural bajo el pecado y, ~r su sola gracia. I~ 1.:.IP.UCitnpara querer y obrarlibremente lo que es es_p1rllua1mcnie bu~no, Kln. embargo. por m1.ó11 de la corrupción qu~ todavía le q.uc
144
Exposicián de la Confesidn Bautista de Fe de 1689
5. Esta volumad del hombre es hecha perfecta e inmutablemente lihre sólo para el bien, ünicameme en el estado de gloria,' l. Ef. 4: 13, He. 12:23
Bosquejo l Pfo,¡, l
L La definición cJe la liberlud humana
2-S
U. Los estados de la lib•rúd humana
2 3 4 5
A. El Libre albedrío en el estado de inocencia B. tll libre albedrío en el estadn de. pecado C. El libre albedrío en el estado de gracia D. El libre alhedrfo en el estado de gloria
Borqut}o 2 1
l. Su libertad natural
2
n. Su lotstabUldad original
3
m. Su ioca¡>acidad cafd11
4
JV. Su capacidad renovada
5
V. Su inmuuihllidnd flnnl
Ladoctrinadel libre all>cclrlo i.lel hombrees teológica y prácticamente fundamental. Los falsos conceptos de la misma han pervertido todo el sistema de la verdad cristiana. El nnti¡,~•o teólogo crisuano Ongcncs e~ I~ más clara ilustración de esto. Orígenes te dio al Ubre atbcdrío un creciente lugar promineme en su modo de enfocar el cristianismo. Kcll y puede decir: 'Ciertamente, la idea. del Libre al bcdrfo proporciona 111 clave para todo el sistema de Orí genes. · Esto es literalmente cierto. En primer lugar. Orígenes fundamenta la pecaminosidad humana en las caídas individuales de cada alma humana en Wl estado preexistente. Sóloestoexplica launi vcrsalidad del pecado humano de fonna consecuente con el libre albedrío. En segundo lugar, el alma humana del Dios-hombre mereció esta
Del libré albedrlo
145
posición como la única alma que no pecó. En tercer lugar, las posiciones diferentes que ocupan los hombres en el m_und? y sus
diversas vicisitudes son resultado de su grado de pecaminosidad en este estado preexistente. En cuarto lugar, puesto que los hombres siempre retienen su libre albedrío, todos serán finalmente salvados mediante su purificación en los fuegos purganvos del ínñerno. De esta manera, el universalismoy el purgatorio e.~tán fundamentados en la doctrina del libre albedrío. Aun el diablo puede ser restaurado. En quinto lugar, puestoque los hombres retienen su librealhedrío, no es seguro qué su estado en el ciclo sea pennanente. Finalmente,!ª obra de Cristo, por tanto, podría ser sólo la de maest.ro-e¡empl~ { /· El ejemplo de Orígenes nos advierteque?º traigamos a la Biblia nuestras suposiciones naturales acerca del libre albedrío. También indica In importancia de este capítulo de In Confesión ( '). Ante~ de concentramos en ladoctriM de la Confesión acerca dela lncapacidad LOtal como se expresa en el párrafo 3, es apropiado hacer varios
comentarios preliminares. La Co,¡Jesiónafirma y define el libre aibedrto. 81 homb~e tiene una libertad 11aturat. l!s ta capacidad de acruar según se escoja. fls la
libertad de escoger como se desea. independientemente de las cirounstancias externas o factores ambientales que rodeen a una persona en ese momento (MI. 17:12: Srg. 1:14; DL :m:19). La voluntad humana noc~ 'forzada ni determinada a hacer bien o mal, por ninguna necesidad de la naturaleza'. Cu~ndo, por tanto, en otro sentido el calvinismo bíblico rechaza el libre albedrío. no esUI adoptando el conductismo o algunn otra forma de determinismo físico o químico. La voluntad humana no está sujeta a ninguna necesidad física. Los hombres son libres. Sus elecciones no están determinadas por factores externos a sus identidades libres Y personales y sus naturalezas morales. No podr!a haber la responsabilidad humana que la Biblia enseña cltlfamente, a menos que fuera éste el caso (Pr. 1 :24-33; Jn, 3: 18,19). ne este modo, la Confeswn limita y matiza cuidadosamente el libre albedrio. El libre albedrío no consiste en w111 incertidumbre total. La libertad humana no es final. Estaba bajo el control de la soberana voluntad de Dios aun en el estado de inocencia (nétense las afirmaciones de Ia Confesión en 5:4 y 6:1). La tibe(U).d divioa(la voluntad soberana y decretivade Dios) y la libertad bu mana no están en conflicto. Por el contrario, es solamente porque nuestras
146
Exposición de la Confesión Bautista de Fe de /689
voluntades están hechas a la imagen de la libertad de la voluntad suprema de Dios por !oque nuestras voluntades deriva das son I ibres, La libertad humana está arraigada en ta libertad soberana de Dios. Nuestras voluntades está" controladas por nuestra disposicián éticay nuestranaturalcm moral. Et Libre albedrío no es la capacidad de querer to contrario. como si tos hombres pudieran hacer el bien o el mal imprevisiblemente (ML 7: 17·20; l 2:33-35). Et párrafo 3 afirma que los libres albedríos de los inconversos son incapaces de hacer 'cualquier bien espiritual'. Et párrafo 5 afirma que los libres albedríos de los hombres glorificados. si bien son perfecta y gloriosamente libres, están inmutablemente determi na dos para hacer el bien en el estado de gloria (Ef. 4: 13; He. 12:23). lll I ibrc albedrfo no es, por 1.anto. una esrcci1, de facultad inmutable pura tomar decisiones al azar, Estando unido a to naturaleza hu muna, exlstecn diferentes CSUidc.>S porque líl nan,raleui humana ex istc en difererucs estados. La estructura misma de lo Confesión ilustra esta verdad. El primer p~rmfo define et libre all>cdrlo. Los ¡1árt11fos 2-5 tratan de los difcrcnle.s estados en que existe. Estos van desde el estado de Inocencia, donde cst4 caracterizado por la tncstabilidad, al estado de gloria, donde csUI caracterizado por ta inmutabilidad. Como seres linitos y éticos, experimcnuunos un desarrollo moral y ético, C.risto mismo, como hombre. experimentó un proceso de maduración ética. Desde luego, esto no fue un cambio clel pecado a ta justicia, sino un cambio de justicia ética inmadura a .
f rel="nofollow">(I libre aibedrto
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eternamente. Clamemos. por tanto. por esa gracia que necesitamos y empleemos tadisciplina que debernos antes que nuestros caracteres morales queden fijos para siempre. La doctrina de la incapacidad total de los pecadores expresada en i·l párrafo 3 debe ser examinada ahora. Lo haremos bajo tres rpígrafes: su definición, su defensa y sus negaciones. l. ta definición de la incapacidad '" corriente hablar de In depravación tolnl y de la Incapacidad tt:wl como sr no hubiera diferencia entro ambas, Esto ha ocurrido probablemente porque In doctrina de la depravación tola!, definida r111 recta e hi.,t6rica111en1e, implica realmente la incapacidad 1,1wl. l lny, sin embargo, una distinción que ha de montene.r~c. La ,kpruvnci611 to1nl es la corrupción de todn tnc.uhnd o capucidad del hombre, ladepravacién del homhrccn su totalidad. L..aConfes,.Snen 11;2 nflrma que los hombres estan 'totalmente, co"':1mp,do~ en todas las racuuades y partes del al 111a y del cuerpo . La incapacidad roml M" menciona en el capítulo 6. párrafo 4: 'estarnos completamente h111>ccJ1dos. incapaces y opuestos ~ todo bien y enteramente l11d lnudos a todo mal.' La Incapacidad total significa que el hombre ,·N l11capa1. Je querer cualquier cosa espiritualmente buena. La rxpr~slc\n definitiva t.lecslll doctrina vieneeuel párrafo 3 del presente rnpltulo. Consiste en una afirmación: 'El hombre ... no puede po.r sus propius fuerzas convertirse a ~r mismo o prepararse para ello; 11. IA defensade la incapacidad toral IJ1 evidencia para esta verdad puede resumirse en cinco categorías. 1. La Escritura afirma que los hombres en su condición natural r,1án esclavizados, muertos y ciegos. La esclavitud. la muerte y la ¡ c1111et¡1 son tres imágenes de la incapacidad total (Ro. ó: 16,20; lo. K:H-.14; El'. z.r. 2 Co. 3:14; 4:3,4: Jn. 3:3). . 2. La Escritura afirma clara y explícitarneme que el hombre ha Jli'Hlido la 2apacic.lad ele agradar a Dios, hacer la vol unt_ad de Dios o ¡,¡·r~ihir y recibir las cusas de Dios (Ro. 7: 18; s:7; _1 co, 2: 14.; Mt. 1.17,18: 12:33-37; Le. 6:43-45; Jn. 6:44; Jer. 13:23; J~. 3:3,)}. J Nadie quiere jamás recibir u Cristo o ir a Dios si El no le trae (Ju ~:40; 6:37,39.40,44,45,óS; Hch. 7:5 l; Ro. 3: 10-12).
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Exposicián de la ConfesiónBausista de Fe de /689
4. La voluntad del hombre nocs la fuente oel factor determinante en la aplicación de Jasalvación (Stg. 1: J 8; Ro. 9: 16-18; Jo. l: 12,13}. 5. El arrepentimiento y la fe. esos deberes cruciales impuestos al pecador en el Evangelio, son dones de Dios (Hch. 5:31; 1 l: 18; 2Ti. 2:25,26; Fil. l :29; Ef. 2:8.9). fil. Las negaciones de la incapacidad total A. Es lncensecuente con 10!< mandatos de la Biblia La premisa que subraya esta objeción es que si Dios manda a los hombres que se arrepientan. crean o vayan a Cristo, deben ser capaces de hacerlo. En otras palabras. la responsabilidad presupone la capacidad. Hay varias respuestas concluyentes que pueden darse a esta nc¡¡ación de la incapacidad total. 'l. Su premisa es contradicha por la clara enseñanza de la Escrimra. Dios manda n los hombres que crean, pero la Biblia enseña que no pueden (cf, Hch, l6:31 con Jn. 6:37,40,44,6S). Dios manda a los hombresque se arrepientan, pero la D ibliaenseña que no pueden (cf, Hch. 2:38 con 2 Ti. 2:25,26). Dios manda (t los hombres que se hagan un nuevo corazón, pero la Biblia ensena que no pueden (cf. ll.z. J.8:31 con ll:19). 2. Su premisa, si fuera correcta, irnplicaría la incapacidad humana total para cumplir todos los mandatos de Dios, esto es, para prestar una obediencia perfecta y perpetua a L\Wa la ley y la Palabra de Dios. Sabemos que esto nadie lo ha hecho ni In puede hacer (ver pfo. 6:5 de la Confesión). 3. Su premisa confunde dos cosas muy diferentes: la capacidad física y la capacidad moral o espiritual. La Confesión distingue la libertad natural (pfo. l} de la libertad moral (pfos. 3 y 4). El hombre no carece de voluntad, mente ucorazén. Nu carece de las emociones del amor, la confianza o la tristeza. El hecho de que los hombres no puedan creer no se debe a ninguna limitación inherente a la humanidad del hombre. Desde luego, sería erróneo mandar a un niño que sal tara un muro de quince metros. Eso sería injusto. cruel y u uro. El ni iio no tiene la capacidad metafísica para hacer lo que se Je manda. Ese no es el caso aquí. La incapacidad total no es una cuestión rnetañsica. E.~una cuestión moral. Es rnáscomopedirle a alguien que nos odia que nos haga un favor. Nos odia y, _por tanto, no puede.
Del libre albedrio
149
Aun en nuestra experiencia común, no siempre decimos que la responsabilidad implica capacidad. El ejemplo del conductor borracho muestra que la premisa es ridícula, Él no puede mantener su automóvil en el lado derecho de la calzada. No puede obedecer el código de circulación. ¿Podemos i1_naginamos que las a~toridadesle excusen sobre lu base de esto? Existe tal cosa como la incapacidad inexcusable. Los hombres no pueden arrepentirse. Pero esto es porque están demasiado borrachos con el vino embriagador de su rebelión contra Dios. 4. Su premisa malentiende las implicaciones de los mandaros y condiciones de la Biblia. Los mandatos de la ley no pueden ser cambiados. Las condiciones de la snlvación deben guardarse. Esre cumplimiento de los mandatos y condiciones de la Biblia es por gracia, pero eso DO quiere decir que no sea absoh1mmcn1e necesario ('). B. ~ laconsceuente 0011 la.1 realidades de lo vida humana Las doctrinas de la depravación total y la incapacidad total pueden, desde cierta perspectiva, parecer ser un concepto irreal e indebldarru:nu; severo de la humanidad calda. Puede preguniarse: • ¿No son algunos inconversos mejores que otros? ¿No hacen cosas justas los ínconvcrsos?' , . . La respuesta a tales preguntas es: '$( . En c1e110 sen u do, algunos de los nosalvcsson mejores que otros no salvos. Debemos distinguir, sin embargo. entre la justicia civil y la justicia espiritual, entre la gracia coman y la gracia salvadora En el sentido de la justicia civil, en la Biblia se atribuye el bien a hombres que no son salvos (2 R. 10:29,30; 12:2: Ro. 2:14). Esta distinción bosquejada anteriormente es necesaria, sin embargo, porque las Escrituras también enseñan claramente que los no regenerados no pueden agradar ni agradan a Dios (Ro. 3: l 0-12: 8:7,ll; He. ll :6: 2 Ts. 3 :2) ('). La depravación Y ta incapacidad totales no significan que los hombres sean tau malos como puedan llegar a ser. u que sean demonios. Si¡,'llifica que están tan malcomo pueden estar. incapaces por naturalcz~ de hacer o~da para salvarse a sí mismos o preparars<;: para la sal~ac"ln. Entendida de esta manera, la distinción entre la depravación absoluta y la depravación total es bíblica (').
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Exposiclán de la ConfesiónBautista de Fe de 1689
C. E.~ Incousecuente con las necesidades prácticas del pecador y produce desesperanza y desesperación Triste es decir, hay quienes profesan creer esta doctrina que han abusado de la docrrina de la incapacidad y han enseñado ¡1 los hombres a Ser indif eremcs y no hacer nada. Correctamente cntcndidn, sm embargo. esta doctrina no tiende a producir retraso y desespcracíón. Deben decirse tres cosas. Bn primer lugar, la desesperanza y .la desesperación presuponen una cierta disposición ? ser s~lvo. Simpíemcrue, no es cierto que In doctrina de la I ncapacidad tot~J ensc~e quealgunosestén muy dispuestos, pero sean incapaces de ir .ª Crisro. Es lo contrarío. La incapacidad total significa que nadie está, opuede estar, dispuesto hasta que Dios obre en él. En segundo lugar, lo desesperacién en cuanto a los recursos hurnnno.s es, de hecho. la pro";tción ncccsuria pru·a el Bvangetio, Ils la doctrina opuesta de la suficiencia humana la que constituye el verdadero obstáculo(•). Si se comparo ol pecador con u11 hombre en ~naca"'! incendiada con lo llave de ta puerta en el bolslllo,scmcjnnte iJustracró~ sólo sirve pum producir retraso. engreimicnro y autosuficiencia en el pecador. Pero si lo compara mus con un hombre ~n t~na ca,1sai ncendhiada que no tiene llave, ¿qu6 producirá eso? ¡,Qué ara cu~ qu,cri:ec u mano normal'/ Clamará por ayuda. La doccrina de lu incapacidad está calculada para prut.lucir urgencia no indiferencia, en cualquier pecador que se preocupe. '
O. F_q incénsecueate con la si11ccrld11d de Dios La cuestión es: /,cómo puede Dios ofrecersincerarneute misericordia a los hombres caldos cu anuo sabe que a menos que tos traiga nunca vendrán? Aquí hay una verdadera dificultad. La Biblia enseña claramente que Dios ofrece rnisericordía mdiscriminadamcme a los inicuos. Porotro lado. la Biblia enseña claramente que los hombres son incapaces de venir. Este prohlerna lo causa la Biblia. No es un sist~ma teológico el que nos acosa con este problema. Estamos haciendo trente a un problema ele proporciones similares al que se enfrema enel problema del mal. Este problema sereducealatensión fundamental entre los dos aspectos de la voluntad única de Dios: la decreuva Y la preceptiva (nótese el capítulo 3). En el caso del pecado, Diosdecreta que el pecado ocurra ciertamente y entonces nos dice
Del libre albedrío
151
que no debernos hacerlo. Aquí tenemos cxactamcn.te el problema inverso. Di"s manda que los hombres crean, pero Dios decreta que no se haga. fl.xis1e una rensión entre et dccr~to secreto de Dios Y ~u voluntad preceptiva. La presencia de mi uusteno no refuta mngun lado de la tensión. Debemos estar dispuestos a someter nuestras mentes a toda la revelación del Dios íncomprcnsible. Esto es humildad crísuana (Sal. 131 ). Los hombres son incapaces de hacer algo para prepararse para la salvación, según la Confesión y la Rihlia. Bsre tratamiento de la incapacidad total debe, por. tanto, conc)11ir lndict!ml'.' qu~ esta doctrina destruye toda forma de preparacromsmo . El pruracionismo es cu;1li.¡uierenseñanza o ,encienda que dice u. los hombres que deben hacer sigo antes de creer en Cristo y arrepcnt,.rsc de su pecado. Esta ha sido la inferencia natural que han deducido ulgunos de la incnpacidud total. Puesto que los hombre~ no pueden ira Cristo y Dios debe doria gracia, han concluido que a los ho~nbrcs hay que dccírles que hagan oigo pnrnero. Tales personas dicen a menudo ¡1 tos hombres, porejemplo, que oren por ~n nuevo corazón. No sólo son ilógicu~ tales conclusiones. sino que mmanel Evangelio. Si los hombres no pueden hacer nodn e~piriruolmcnte bueno ~ntes de ser ~¡1 lvos, e monees cualquicrcosa que hagan comparable a ajustarse a tus demandas iniciales del evangelio no es buena. El pri.mer bien cspldrual que Dios capacita al hombre para hacer ¡amás os arrepentirse y creer el Evangelio. Por tanro. decir a los hombres que hagan algo para su salvación además de '[arrepentíos y ~reed en el evangelio!' no es el Evangelio bíblico. sino un f alsificación.
153
Del Uamámitnto efica: t. 2 Ti. 1:9: Tit. 3:4,5; Bf. 2:4,5,8.9; Ro. 9: 11 2. 1 ce, 2:14: Ro. 8:7; F..f.1:5 3 . .f'.f. 1:19,20; Jn. 6:37; Ez. 36:27; Ju. 5:25
10.
Del llamamiento eficaz
3. Los niños elegidos• que mueren ':'. la infancia son regenerados y salvados por Cristo por medio del Espíritu, quien obra cuando, donde Y como quiere;' así Jo son también todas las pcrso_nas elegidas qu~ sean incapaces de ser llamadas extemamenlor el rmmsterro de la Palabra, • EleRido.,,no aparece en alguna.~ediciones de la Confc•ión, pero si en la
original l. Jn. 3:8 l. A aquello• a quienes Dios' ha predestinado para vlda.' tiene a bien en su tiempo .se~alado y aceptado,• ll•mar efic01.men1e' por su Pulttbra' y Espíritu,• así sacandotos del estado de pecado y muerte en que cs1án por n•turaleu y llevándolos n la gruein y la salvación por Jc.,ucrisio;' ilurnlnando de modo espirllual y salvador sus mentes, a fin de que compre11dan la.< cosas de D,os;' quirondolcs el cora,.ón de piedra y dándoles un corazón de carne," renovandosus voluntades y, por su poder omnipotente, inducl~ndoles a lo quo es bueno, y llevándoles eflcaxrnente a Jesucristt>;'º pero de modo que van con loro! Libertad, habiendo recibido por la gracia de Dios lo disl'l0sici6n paro hacerlo." l. Ro. 8:28,29 2. Ro. 8:29,30; 9:22·24; 1 Co. 1 :26-28; 2 Ts. 2: 13.14: 2 Ti. 1 :9 3. Jn. 3:8; Ef. 1: ll 4. Mt. 22:14; 1 Co. 1:23,24: Ro. 1:6: 8:28; Jud. 1; S:d. 29;Jn. 5:25; Ro. 4:17 5. 2 Ts. 2: 14: 11'. 1:23-25; S1g. l: 17-25: 1 Jn. 5: He. 4:12
6. 7. 8. 9.
t-s. Ro. 1 :16,17;
10: 14;
3:3,S,6,8; 2 Co. 3:3,6 Ro. 8:2; l Co. 1:9; Ef. 2:1·6; 2 TI. 1:9,10 Hch. 26:18; 1 Co. 2:10.12: Ef. 1:17,18 B,. 36:26 10.n1. J0:6; Ez. 36:27; Jn. 6:44,45; 81'. 1:19; fil. 2:13 u.su. l l0:3: Jn. 6:37: Ro. 6: 16-18 Jn.
2. Este llamamiemo eficaz proviene solamente de la gracia lihre y
especia) de Dios, no de ninguna cosa prevista en el hombre, ni por ningún poder o instnunentalidad en la criatura, 1 siendo el hombre en esto enteramente pasivo, al estar muerto en delitos y pecados, hasta que es vivificado y renovado por el Espírit.u Santo;?es capacitado de este modo para responder a este llamamiento y para recibir la gracia ofrecida y uansm.nida en él, y esto por un poder no menor que el que resucité a Cristo
de los muencs.'
7
4 Otra$ personas no olegida.s, aunque ,sean 11:tm.~dMpor el mi11lste~i~ d I~ Polabro y lcns•• algunas de IM operacíonescomunes. del nru: como no son efica:unente traídas por el Padre, no quieren n, pue()~n ucbo verdaderamente a Cristo y, por Jo uinu¡, 110 pu~d~n ser s~lvas, mue o meno• pueden ser salvos íos que no reciben la rchg,ón crlst1ana, por muy dlligcoies que s~un en ajusw sus vida.- a la luz de la naturelezay a la ley de la religión que profcsen.1 l. ML 22:14; MI. 13:20.21; He. 6:4,S; ML 7:22
a,p
2. Jn. 6:44,45,64-66; 8:24 3. Hch. 4:12; Jn. 4:22; 17:3
Bosquejo dtl cap(tulo
l'fos. 1
L La visión general de ooajunlo llamamiento eficaz
dI e
A. Sus receptores: 'aquellos a quienes Dios ha predestinado para vida' B. Su autor: 'Dios' (el Padre) , C. Su ocasión: 'en su tiempo señalado y aceptado D. Su etícacia: 'llamar eficazmente' . , E. Sus medios: 'por su Palabra y Espfritu P. Su transición: 'sacándolos del estado de pecado y muerte en que están por natural:~ Y llevándolos a la gracia y la salvación por Jesucristo' G. Su operación: 'iluminando ... quitándoles ... renovando... de modo que van con total libertad .. .'
154 2-4
2 3-4
3 4(a) 4(b)
f:xposicwn de la Confesiór,Bautista de Fe de 1689
U. Las cue.Wone11 espedficns acerca del llamanúe1110 eficaz
La cuestión relacionada con sus medio, B. Las cue.~liones relacionadas con su in strumcntalidad l ~ .a instrumenta lidad de la Palabra y los incapacitados memalmen1c 2. La instrumenialidadde la Palabra y sus oyentes no elegido, 3. ~' inscrumentalicJad de la Palabra y lo¡¡ paganos O 1gnornntes A.
l. fj,I prn~lemaacuciante dt los infames que mueren en fa
tnkmcia
La Confesít\n, e~ los párrafos 2-4, se ocupa de varias cuestiones especlficus rclac,onadus con su visión de con1un1<> del llnmamicnto ~ficu~ en ~1 ¡~rra~o 1. Esta~ cuestion~$, como muestra el bosquejo anterior, se rclac,oonn con los mec.ltos y la mstrumentalldad del llamamiento eficaz. EsllJs cucs1Jo11es se suscüan por la utlrmución ~el párralo I de ~ue el. Uamamieoco cñcaz es por medio de la Palabr~ Y Espíritu de Dios, El párrafo 2 afirma que el medio en el l lumarruen10 eficaz es mc,nergfstico (e~ re>,lizado por el Rolo poder de Dios). Los párrafos 3 y 4 se ocupan de tres cuesuones relaciou.adas con In inslnlmcntalltlad de la Palabra en ;I llumamiento, eficaz. Si el llamamicnlo eficaz es por ta '."s~mentalidad de la Palabra, entonces se suscitan tres cuestiones: ¿Que pasa con los que son mentalmente incapaces de entender Ja ~alabra'!', ·.~Qué pasa con los que oyen la Palabra, pero no son elegidos? ¿Qué pasa con los paganos ignorantes que nunca oyen la Pal~~ra?' La segunda ríe estas cuestiones se responde en la expos,c~ón del capftulo J de la Confesión. La tercera se trata en ta exp~s1~1ón del capítulo 1, párrafo 1 (nótese también el capítulo 20). Es la pr'.".'era de estas_c.ucsuones de la qu_c debemos ocuparnos aquí, Antes .de tratar la cuestión de la pos1c1611 bíblica de la afirmación d~l párrafo J. debemos descubrirexaclll.lllentc qui; es lo que afirma. La frase que menciona a aquellas personas que son 'incapaces de ser llamadas externamente por el ministerio de la Palabra, · se refiere
Del Llamamiento eficaz
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indudablemente a 1<>$ extremadamente disminuidos mentalmente. Las cuestiones sobre el significado de la frase 'los niños ... c.¡ue mueren en la infancia' son un poco más complicadas. [Algunas ediciones modernas de la Confesión Bautista de 1689 omiten la palabra elegidos; ésta, sin embargo, estaba ,pres~ntc en la. versión original de In Confesión de 1689.] La frase los niños elegidos que mueren en la infancia' es bastante indefinida. No afirma que sólo algunos de los infantes qui; mueren en la infancia sean e!egido~. Tampoco afirma que todos los infantes que mueren en la infancia sean elegidos. Sí da por supuesto que al meno, ulguuos de los infantes que mueren en In infancia son elegidos. Bso es todo lo que puede deducirse con propiedad de esta frase ambigua. El apoyo btblico para esta afirmación. que citan tanto la Confesién de Wcsunins1er como la de 1689, es Juan 3:8. Este pnsnje, sin embargo, si bien añrma ctummeme que Dios puede regenerar " quien quiere, no dice nnd11 en c11an10 a si regenerará a algunos o a lodos los infantes que mueren en la Infancia. Los CftSOS de Juan el Uauústa (Le. 1:44) y Jeremías, el profeta (Jer. 1:5), se citan como prueba de esta afirrnacién. Aun dejando u un lado las importantes cuestiones en cuanto al significado de estos pasajes, sigue habiendo el problema deque ni luan ni Jeremías murieron en la infancia. Muchos han recurrido a la declaración de David tocante a su hijo infante muerto en 2 Samuel 12:23: 'Yo voy a él, mas él no volverá u mi'. Lu suposición en este recurso es que Oavld se refiere al cielo. Los pusujcs paralelos en el Antiguo Testamento dan a entender convincentemente que David se refiere al Seo! o el sepulcro (Joh 7:8-10; Ec. 3:20). David irá al sepulcro, al Seol, pero el bebé no regresará del sepulcro a David. No se puede entresacar uo apoyo seguro para la doctrina que aquí se afirma de un pasaje que tiene otra i ntcrpretaciéu que es mucho más probable. El hecho es que la Biblia guarda silencio en cuanto a esta cuestión. Hubiera sido mucho mejor, por tanto, que la Confesión no hu bicra dicho nada simplemente sobre esta cuestión. Pues eso, estoy convencido, es precisamente lo que hace la Biblia. Sin embargo. ésta es una cuestión que muchos han enfrentado a la muerte de sus propios ni ños o los de otros. Si la Biblia no dice nada acerca de esta cuestión directamente, hay perspectivas bíblicas generales gue deben gobernar nuestro pens_amiento sobre la condición de los infantes que mueren en la infancia. Hay tres
)56
Exposiciónde la Confesión Bautista de Fe de 1689
grandes verdades que nos proporcionan conocimiemo para guiamos y consolamos en este asunto. Nuestro conocimiemo del carácter de Dios, su misericordia y bondad, su jugticia y rectitu~. su poder y soberanía, deberían guiarnos. Sabemos que, cualquiera que sea lo que Dios hace con los infames, hará loquees bueno y justo (Gn. 18:25). Sabemos también que nada le impedirá hacer lo que le agrada. Él no es incapaz de sal val' a nuestros infantes que en la infancia (Jn. 3:8). Nuestro conocinuenro de la culpa y la condición pecaminosa de los infantes debe guiarnos. La Biblia enseña que esa culpa es real ~S~. 51:~,5; 58:J; Pr. 22: 15; Ef. 2:1-3; Jon. 4:1-11). No hay Jusulkac16n bíblica parn la noción de una edad en que se es res~o~sable o para la idea de que los hijos de los creyentes, por nacnmcnto, e.~t~n menos depravados que otros. La Biblia también ensena. sin embargo, que esta culpa es limitada (Le. 12:47,48; Stg. 4: 17; 2 Co. 5: 1 O, 1 1 ). De esta manera, si algunos infantes llegar, a ir al infiemo, su castigo debe ser bastante menor que el de otros. Nuestro conocimiento del propósito lle Dios debe también guiarnos. Sabemos que los presitos misericordio.qo~ generales de Dios paro con sus hijos incluyen beneficios temporales y aun espíríreeres para sus hijos colectivamente o como un todo (Pr. 20:7; Sal. 112: 1,2; 115: 14, l 5). Debemos ser cautos aquí, pues l!stas son solamente promesas generales y condtciooalcs. Noes, sin embargo, erróneo deducir de tales pasajes que Dios ama tanto a sus lujos que frecuentemente incluye a los hijos de ello, en sus propósitos salvadores. Tules consideraciones como éstas, si bien no son aptas para satisfacer la curiosidad camal o el dolor rebelde, son aptas para calmar el corazón dolorido del hijo de Dios enlutado pero sumiso. //. El apt,yo bfblico para la doctrina del llamamiento efica: A. Su instrumeolalidud Cuando venimos a considerar los medios del llamamiento eficaz, venimos a considerar un tema que a menudo está vitalmente relacionado con toda la cuestión de la salvación infantil. Muchos están dispuestos a sacar una deducción mala e innecesaria de ta doctrina de la salvación infantil. Su razouarníenro discurre más o menos asf: Losi11fantcssonregenerados y salvos. Si los infantes son
Del llamamiento eficaz
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regenerados y sal vos, no puede ser por medio de la Palabra de Dios. Por tanto, los infantes son regenerados, llamados, salvados sin el medio de la Palabra, por la mera obra del Espíritu. Los adultos, por tamo, no son regenerados por medio de la Palabra. Se han deducido varias inferencias peligrosas de esta doctrina. Se ha dicho que muchos son salvos años antes de oír el Evangelio, que muchos son regenerados años antes de oír el Evangelio, que muchos son regenerados y, no obsiarue, viven en pecado, y que puede haber un largo intervalo entre la regeneración y la conversión. El problema de esta argumentación es que la Biblia no afirma en ningün lugar que los infantes son regenerados. No está claro que Jeremías J :5 o Lucas 1:44 (loscasos dt: Juan y Jeremías) se refieran en absoluto o la conversión infantil. Además, si los infantes son regenerados, la Biblia no nos dice cómo. Si es posible que Dios cambie los corazones de lo~ infantes, ¿por qué no es posible que Dios les dé la capacidad de abrazar $U Palabra en fe? Más aún. si los infon1es son regenerados sin la Palabra, no se deduce que los adultos sean o puedan ser regenerados sin la Palabra. Fi11alme111c. c~Ut argumentación a partir de una premisa espcculatlva da co,110 resultndo una patente comradlccién de la clara enseñanza ue la Bibliu. El llamamiento eficaz y la regeneración ocurren por medio de la Palabra (21's. 2: 14: 1 P. l :2:l-25: Stg.1:17-2.5: 1 J,1. 5: 1·5: Ro. 1: 16, 17; 1 O: 14: He. 4: 12). Sacar de una especulación acerca de la regeneración de los infames una deducción que se opone abiertamente a la Escritura es un proceder totalmente injuijtificable.
B. Su objetividad Existe un llamamiento diferente del llamamiento general del Evangelio (Mt. 22:14; 1 Co. 1:23,24: Ro. 1:6; 8:28; Jud. 1). Los llamados 110 son todos los que. oyeu el Evangelio, sino sólo los salvados mediante él según estos pasajes. C. Su prioridad Este llamansieruo eficaz es anterior a cualquier respu~I" humana. Es, por tanto. precedente (2 Ts. 2: 14; Ro. 8:29,30; 1 Co. 1 :9,25-30). Si bien el llamauuento es anterior a 1,, fe, no hay un intervalo de tiempo. Los que son llamados creen inmediatamente. John Murray,
158
Exposicion de la Conjesi6nBautista de Fe de 1689
comentando Romanos 1:16,17, observa acertadamente: "Esto nos informa que la salvación no se logra aparte de la fe. Por tamo, IA salvación de que Pablo va a tratar en esta epístola no tiene realidad, validez o significado aparte de la fe ... No se debería permitir que Ja prioridad del llamamiento eficaz y la regeneración en el ordo sal utis prejuiciara esta verdad bien en nuestro pensamiento o en la predicación del Evangelio. r:s verdad que la regeneración es causalmentc anterior H la fe. Pero es sólo causalmente anterior, y la persona adulta que es regenerada siempre ejerce fe. Por tanto, la salvación que es del Evangelio nomen es nuestra aparte de la fe... La persona qui; es meramente regenerada no es salva, por la sencilla razón que 110 existe tal persona. f .n persona salva es siempre llamada, justificada y adoptada' ('). D. Su eñcacla
La eficacia del llanu,mientocfic11ise dernuestra pcr el hecho deque
lodos los llamado.~ son salvos. Véase arriba la objetividad del llamamiemo eflcaz. Se demuestra también por su relación con la elección (Ro. 8:29,30; 9:22-24; 1 Co. l:26-28). El Ilamemiemo es el resultado de la elección (Ro. 8:28; 2 Ti. 1 :9). La elección es el modelo del l larnarníento. Se demuestra también por su enorme poder. l .a voz de Dios es poderosa en la naturaleza (Sal. 29), y tamhién en laredención (Jn. 5:25: Ro. 4: 17). Tal llamamiento debe crear infuliblemcnte In respuesta que requiere.
E. Su individualidad El llamamiento eficaz no es meramente colectivo. Es personal e individual (1 Co. 7: 18·24: Jn. l 0:3). No podemos restrin¡;iral grupo o a la Iglesia la efectividad del llamamiento eficaz. mientras negamos el llamamiento irresistible del individuo.
11.
De la justificación.
,
/1
quienes
• ,•tifics gn1tuitan1entc..' . o·os llama cflcnzrneme, tnm biéI n Jl" 1•
• , •• rdonándules ,us pecados. Y no infundiendo jusucia en ellos Sl~~:ni:.t·,s·l i\O por nada obrado en
1.
contando
y nctundo sus Jlt~sonu~ e
J
' .• l'
causa de Cris,o~' no
elln• o hecho por ellos, ,1110 ,-1fa,n~n1.t lpo n' nin•uM otra . 1 1 f n isma ni la acción ce creer. t e linpu16nd<> es a e "' · . . .· lO imputfadoles fa obediencia obediencia evangélica como ¡usuc~~·"' ··o pa•iv• en su muerte para la activn lle C~s~o ª.'~~/:,~:Y0ri;~r~rlu'~:.'i~cuut ti~ne,; norlcsí mismos; comptera y umca ,11 , es don de Dics.' 1. Ro. 3:24; ~:30 2. Ro. 4:5 8: 1.>f. 1 :7 3 1 Co. 1 :30.3l: R<>. S: 17•19 . n 3·22 28· Jer 23:6· ' ' ' 4.• F'I1 • 1·9· ~ • ' lil '2:7.8: 2 co. S:19-21; r,1. 3:5.7; «e, · I tch. 13:38.39 ¡ 'be Cristo y descansa en 1::1 y en su justicia es el único 2. La fe que as re~, .• · : ., .·· , no está sola en fa persona i11,1nimcn10 de la ¡11s~1fie•c1.ón, ~tn e,:~ºpor todas tas demás virtudes justificada, sino que s1en1_pre va a~o~lp a ra salvadoras, y no es una lt', muerta sino que ob
po
r el
amor."
l. Ro. 1: 17: 3:27-31; Fil. 3:9; Gá. 3:5
2. Gá. 5:6; Stg. 2: 17,22.26
. muerte, sald6 to1almen1e la den da
.
.
.
3. Costo, por su ~be?tcnc,a .~
y su ~bcdienci~t y satisfacción fueron acd·~vuH:aslelons u::¡·~stiÍlcaci6n ~ t ítamcnte y no por na a en e , , . y :unb as gra ut ( t , ·• • .. de ue tanto lo precisa justicia como la solamente
·fi
rica gracia de Dios fueran g on ic
pecadorc.S.5
Exposicián de la Confuwn Baulista de Fe de 1689
160 l. 2. 3. 4. 5.
Ro. 5:8-10,19; 1 Ti. 2:5.6; He. LO:I0,14; Ro. 8:32 2 Co. 5:21: MI. 3:17: Ef. 5:2 Ro. 3:24: F.f. 1:7 Ro. 3:26; F.f. 2:7
e1,1n1in1fa perdonando los pecados de aquellos que sun .~ aunque ellos uuncu pueden caer del estado de Ju•11ficac1ón, 1."'" cmb11tgo pueden. por sus oecados, caer en el desagrado
S. ~íos
¡ustifi~odos.
po1ernnl de Dios: Y, en csu condicién, no suelen tener la lu,. de su rostro ";llaurudn sobre ellos. husta que se humillen, confiesen sus pecados, pidan pcrlllln y renueven su fe y arrepemímtento.' l. M1. 6: 12: l Jn. 1 :7-2:2; Jn. 13:3· I I
2. Le. 22:32: Jn. 10:28: He. l0:14 3. Snl. 32:5: 51:7·12; Mt. 26:75: Le. 1:20
6. La Jus1ifiC.t1ción de los creyentes bajo ol Antiguo Testamento fue, en todos estos scnudes, uno y lo misma que la justificación de los creyentes bajo el Nuevo Testameuto.' l. Gá. 3:9: Ro. 4:22·24 Bosquejo del capfhl/o Pfos.
1
2. Positivamente:sino de Cristo de la justiñcación: imputación l. Negativamente:no imputándonos la fe misma o la obediencia evangélica como nuestra justicia 2. Positivamente: sino imputando la obediencia activa y pasiva de Cristo
C. El método
Ls. 53:4-6,10-12
4. Desde I~ eternidad._ Dios decreté justificar a iodos los elegidos: 1 y en el _cu~1pJ1111,emo de_l 1,~mpo,_ C'!sto_ murió por los pecados de ellos, y resucitó para su [usuñcacién:' sin embargo, no son justificados J>C';íonulmentc hasta que, a su debido tiempo, Cristo les es realmente n1>locodo por el Espíritu Santo." 1. J r. 1 :2.19,20; Gá. 3:8; Ro. 8:30 2. Ro. 4:25; Gá. ·1A; 1 Ti. 2:6 3. cor, 1:21,22: rn. 3:4·7: Gá. 2:16; E:í. 2:1-3
J. Detlnición de la naturaleza de h1 justificación
A. La esencia de la justificación: perdón y aceptación l. Negativamente: no es una transformación
moral 2. Positivamente: es una transacción legal B. La base de la justificación l. Negativamente: no de nosotros
161
De la justifictu::ú!n
2
JT. Medioo Instrumentates de la justificación A. La singularidad de In fe B. El ncompailamiento de la te
3
m. El designio regulador de la justilicaclñn
4
(V.
S
V. La equlllbrndo realidad de lo justlfie11cl6n
6
VI. Lo unifomúdad Inmutable de la
La ocnslón específica ele la justlncocl6n
Justificación
El texto de este capüulo de In Confesién es casi idéntico al de 111 Confesión de wesnnlnstcr. (Los únicos cambios son unas pocas y breves interpolaciones introducidus a partir de la Declaración ele Saboya, pero estos cambios secundarios no afectan su sustancia.) Este hecho recalca el completo acuerdo de sus autores con la doctrina de In justificación sostenida por Lutero y toda la Reforma protestante, Ell espacio sólo nos permite concentrar nuestra atención en cinco de las cuestiones má.~ importantes relacionadas con esta doctrina crucial. l. Su necesidad La doctrina-de la justificación nos lleva a la pregunta central de la religión. ¿Cómo puedo reconciliarme o ser justo ante Dios'! No apreciaremos la justificación hasta que apreciemos los problemas
que implica esa pregunta. ¿Es Dios majestuoso en santidad y
162
Exposició• de la Confesi6n Bautista de Fe de 1689
justicia? ¿.E.~ t1_aqucl que no tiene por inocenre al culpable' ¿Son un~ realidad su intachable pureza, su resplandeciente santidad y su ardiente ira? Por otra parte, ¿somos nosotros pecadores viles y c~lpables? ¿Merecemos plenamente In paga del pecado, la muerte? S, hc11;os hecho y respondido con serir,Jad tales preguntas, entonces aprcc1a~ernos realmenre la pregunta: '¿Cómo podemos reconciliamos con Dios?' La Biblia nos confronta con esta pregunta de la manera más explícita (Sal. 130:3; 143:2; Ro. 3:19 20· Dt. 25: 1 ). Un juicio injusto es una abominación para Dios. !li e~cl Juez Y debe jui¡:M justamente. Siendo éste el caso. ¿cómo escaparemos de esta condenación eterna? (').
Su 11geme
11.
El autor o agente de nuesua [ustificacién es Dios el Padre (Ro. ~:2~.26: 8:33). Jnmás debemos pensar. por tanto, que debemos justiflcarnos a lo~ ojos de Dios medinnte nuestras disculpa,i por el pecado, excusas u obras. Sólo Dios puede justificar('). 111.
Su significado
A. Su uso famlUar y cotldlano Nos vemos forzados a examinar este punto por el catolicismo romano, que enseña que justilicar es hacer a alguien una buena persona, darle una naruraleza santa, [una disposición ética amante! Aun el uso co!uún de la pal~bra 'justificar' o 'justiflcacién · se opone con frecuencia a este significado, En el lenguaje común, cuando nos jusuflcamos. no nos estamos haciendo buenos. sino d_eclarándonos o pronunci{mdonos justos ('). Esce mismo significado se refleja en su utilización en las Escrituras con referencia a asuntes cotidianos (Dt. 25:1; Pr. 17:15; Le. 7:29; Ro. 8:33,34). lo que confirma esta forma de entender la palabra uulizándola como lo comrario de condenación. Condenar, desde luego. nos_ignific.i hacer a alguien inicuo, sinopronuncüttodcclarar que 1!S nucuo. Además, Romanos 3:33,34 se encuentra en un conre_x10 judidat. Nótes~ la frase: •¿Quién a_cu.~ará a los escogidos de Dios? La justificación no es un cambio en nosotros. Es un
Dt
{a justificación
163
veredicto acerca de nosotros. En el acto de la justificación. Dios actúa como un juez, no como un cirujano.
B. Su sígnificado singular y redentor Sí 'juslificar', sin embargo, significa declarar justo, la cuestión suscitada anteriormente se vuelve aún más emotiva: ¿cómo puede Dios justificar al injusto? (Dt. 25:l; Pr. 17:lS.) No obstante, la Biblia declara que Dios, ciertamente, justifica al impío (Ro. 3: 1924: 4:5). Sin embargo, no es injusto al hacerlo (Ro. 3:26). ¿Qué e~ lo que le capacita pam ser justo cuando justifica al injusto? Cuando Dios justifica a un pecador, no sólo declara a un hombre justo, sino que también le constituye justo de forma ~ue_ ~uedo justamente declararle justo (Ro. 5: 19). Elste es el s,gn1bcado singular y redentor de lo justificucién. Es necesario tener cuídado aquí, sin embargo, pues Pablo no quiere dec,ir que un hombre_ es hecho una buena persona con los términos hecho o constituido juste'. Quiere decir que Dios le ha puesto en lu categoría judicial de ser justo. l.a razén por que decimos esto es porque la justicia que Dios c~Lá contemplando cuando justifica no es la nuestra sino la de otro. Cuando Él justifica, no es por una justicio que hayamos acumulado por nuestra obediencia, sino por la obediencia de Cristo (Ro. 5: 17-19). Este punto nos lleva a la base o fundamento de la Justificación. IV.
Su bas«
Dios nos declara justos. Pero ¿:,obre la base de qué lo hace? ¿Cuál es la justicia que toma en consideración cuando dice que somos justos'? Algunos han entendido Romanos 4:3-5 ~omo que cns~ña que Dios contempla nuestra fe o nuestra. obediencia evangélica como la base de su veredicto de que somos ¡ustvs. La verdad es que tal interpretación es una traición radical a la doctrina bíblica de la justificación. A. Su prueba bíl>lica Las siguientes consideraciones vindican la verdad mencionada antes. En primer lugar, la fe deque está hablando Pablo en Romanos
164
Ex¡,o$ición de la Confesión Bautista de Fe de 1689
4:5 no es la fe en sí misma, sino la fe que posee a Cristo. Hablamos de que un anillo vale una gran cantidad de dinero, si bien no es la banda lo que es tan valioso, sino el diamante mcrustado en el anillo. De la misma manera, Pablo hablade que lafe es contada por justicia porq~e es. la te la que posee a Cristo. En segundo lugar, nuestra obe~1encoa noes perlecta y, así, no cumple la norma perfecta de Dios en cuanto a la JUS!Jcta. Además, aun si fuera perfecta, no podría obtener el per~ón .de pe~ados que es parle de la justificación. En ter~ei: '.ugar, la justiñcacién noes por nuestras obras (Ro. 3:20; 4:2; 10.3,4, Gá. ~; 16; 3: lJ; 5:4; Fil. 3:9). En cuarto lugar, la justificación es por gracia. No es una recompensa por cualquier cosa que hag~~os (Ro. 3:24-28; 5: 15 2l). En quinto lugar, lajustificación es en Cristo (Hch. 13 :38,39; Ro. 8: I: 1 Co. 6: 1 1; Gá. 2: 17). 1:Js en u n.ión ~on. Cristo, n~ en nuestras acciones o méritos, en lo que somos J~Slalicados. En.. sexto lugar, es por la justicia de Dios (Ro. 1: 17: 3.21,22; 10:3; f<1I. 3,:9). ~s ,~on exuana intcrpretacién, ciertamente, la que define 1~ glor1osa,ust1e1u de Dios mencionada en estos textos ~o~o nu~Lru fe o nuestra obediencia evangélica ('). rinalmcnte, la justificación está basada en la justicia de In obediencia de Cristo (Ro: S:1?·19). Por todas estas razones, la base de nuestra justiflcacién, la que tiene Dios cu mente cuando nos declara justes, debe ser solamente la obediencia de Cristo. B. Su carácter doble: ebedíencla activu y pasiva El párrafo L de la ~onfe.si(,n enuncia In clásicadisti nción protestante c~t.ru.lu obediencia activa y pasiva(') de Cristo. Esta distinción ha sido cotcod!dn popularmente como si implicara una di visién lle la obra. de ~nsto en dos .divisiones o partes. La vida perfecta de obed.1enc1a a la ley de Dios hasta la cruz, peru sin incluirla, ha sido considerada como la obediencia activa de Cristo. Su sufrimiento en la cru~ ~a sido. considerado como su obediencia pasiva. Tal entendimlento, sm embargo, no tiene apoyo bíblico. La obediencia actl~a Y pasiva ~e- Cristo no su~ dos partes separadas de la obra de ~nsto, smo SU UOaCa Ob'.·a COIISJl~Crada lle dos maneras. filipenses •. 8. por ejemplo. describe a Cristo como haciéndose 'obediente basl~ la muerte, y muerte de cruz'. En muchos lugares, la cruz es considerada como la actividad culminante en la obediencia a la voluntad del Padre (Jn. 14:31: 15:10· ' Ro. 5: 17-19· • ~,e 10). r ...S·ºn, 9·' 10·5 .•
De la jusrijicoción
165
Si la obediencia de Cristo no está di vi elida en dos partes separadas, ¿por qué es esta distinción necesaria? La respuesta es que nosotros teníamos una necesidad doble si habíamos de heredar la vida eterna. Nec.esitábarnos, en primer lugar, el perdén de la" culpa de nuestros pecados. Esto es provisto por la obediencia pasiva de Cristo, el hecho de sufrir Él el castigo de la ley. En segundo lugar, necesitábamos el don de una justicia positiva. Esta es provista por la obediencia activado Cristo. su obediencia a los preceptos de la ley de Dios y todas las demás dimensiones de In voluntad preceptiva del Padre para Él. El ejemplo de Adán ayuda a clarificar esto. Cristo es el Seg~ndo Adán, pero su misión se ve complicada por el frac~so del pnn1¡r Adán. ¿Qué tenía que hacer Adán para heredar la vida eterna? C ). NeccSiLaba, simplemente, obedecer la ley escnta en su corazén Y el precepto especial que Dios le había dado. /,Qué tenía que hacer Cristo si nosotros habíamos de heredar la vida eterna? Tenla que deshacer lo que Adán hizo, enfrentar nuestra culpa y hacer lo que Adán no Mio: proveer la obediencia positiva que Adán no prestó. Lo primero es provisto por el sufrimiento de Cristo u obediencia pasiva. Lo segundo es provisto por la justicia de Cristo u obedlencla activa. La gloria del Segundo AdáJ1 excede con mucho la del primero. tanto en las circunstADcias de su obediencia como en las demandas hechas ~obre la misma, El Primer Adán tenla que obedecer en el huerto del [l(lén. mieotrCIS que el Segundo Adán tenía que morir en el madero, la cruz, No te mires. cristiano, a ti mismo para ganar la sonrisa de Dios. Mira ,óloaCristoco1110 In razén por la que Dios habóadejustifícur. Regoeíjate cola justificación: perfecta. gratuita e irreversible: Gloríate en la obra de Cristo por ti: su plenitud y perfección.
V. Su instrumento A. El hecho establecido
Es sólo la gracia de la fe la que constituye el instrumento o medio
de la Jµstificación. F.sto queda establecido por un cierto número de Bscrituras en que se enfatiza la fe corno el medio de la justificación y se rechazan inequívocamente las obras de la ley como tal medio (Ro. 1: 17: 3:27-31; Fil. 3:9; ca. 2: 16). El éntasis de estos pasejes
166
Exposiciónde la Conf~iónBtuaillá de F, de 1689
es c~rroborado por el énfasis general y la centralidad en las Escrituras de. la. fe y la ausencia de cualquier otra gracia que sea hecha el medio instrumental de la justificación.
B. El hecho explicado
fo
¿Por qué es 1~ y no alglma otra gracia la que Dios ha seleccinnado como el medio ms~mental de lajustificación? La razón no es que la fe sea el don de- _D,os. Todas las gracias son dones de Dios y, no obstante, sólo la fe es el medio Instrumental de la justificación. ~Omllllos 4: 16 y I Corintios J :29·3 l indican que la fe es el instrumento porq_ue la fe ejemplifica el hecho de que la justificación ~s sólo por gracia sobre la base de la justicia de otro. Dios nos JUSt1_fica por la fe para que sepamos que la salvación es sólo para su gloria, sólo por gracia. sólo a través de Cristo. La fe es la mano vacía que a¡;WTu a Cristo. Es tomar, recibir, mirar, La fe justifica, por tanto, porque concentra toda la atencíén en Cristo y o.parta ¡11 oúrada de sí misrua pura dlrl¡irln u Crlstn.
C. El hecho guardado ¿Es posible que una persona crea y continée viviendo una vida inicua 'I La declaración básíca de la teología reformada sobre este punto se encuemra en le párrafo 2. Somos justificados por ta sola fo, pero no por una fe que está sola (Gá. 5:6; Stg. 2:17,22,26). La verdadera fe produce una vida piadosa. Lajustificaci6n f)()r la sotafe J la unidt¡d eclesi4$tka Se ha notado ya que la Confesión de 1689cs totalmente uoa con toda la Reforma protestante sobre el tema de la justiflcación. Más aün, en m~chos puntos s~s afirmaciones contradicen explícitamente las doctrinas del catolicismo romano. Tan vehemente es su hostilidad !1acia_ el catolicismo romano que en 26:4 el papado es inclusive 1den11ficatlo como el Anticristo. Es, desde luego, ante todo en su doctrina de la justiñcación en la que los refonnadores consideraron ~slata al catoli_cismo romano. Puesto que el catolicismo romano Jamás ha renunciado a los errores del Concilio de Trente sobre el tema de la justificación, no hay razón para pensar que su doctrina
De la justificación
167
sobre el tema haya cambiado en absoluto desde entonces. Además,
los errores del Concilio de Trente constituyen no sólo una grave desviación de la doctrina de la justificación, sino una completa contradicción de toda su tendencia religiosa (7). Como tal, la doctrina de la Reforma sobre este tema resumida en la Confesión de 1689 jamá.~ puede reconciliarse con la del Concilio de Trente. La única cuestión que requiere aquí nuestra atención se relaciona con la cuestión de cuán importante o central es la doctrina de la justificación para la fe cristiana. O. para expresar el asunto más gráficamente, ¿es legítimo en algún caso cooperar con propósitos religiosos o evangclísticos con los católicos rumanos? Es ciertamente legítimo cooperar con otros cristianos con quienes podemos diferir sobre ciertas cuestiones con présuos religiosos. Esto es así, desde luc¡¡o, porque muchos puntos doctrinales no son fundamentaks o centrales en cuanto a la fe cristiana. Con respecto a los mismos, los hermanos cristianos pueden acordar diferir, mientras que a~n se consideran mutuamente como cristianos genuinos. La cuestión m1ur en su conjunto concierne, pues, o lo importancia relativa de la justificación para la unidad cristiana. Sin embargo, la Biblia no permite ninguna incertidumbre sobre esw cucstién, El apóstol Pablo, en las dus canas suyas en que trata extensamenre la doctrina de la justificación, deja muy claro que es una doctrina central del Evangelio. Esto está claro en Romanos. En R,1manos 1:16. Pahlo identifica el Evangelio como 'el poder de Oi1)s para salvación'. En el siguiente versículo. Pablo explica la razón para esta eñcacia salvadora del Evangelio. Dice: 'Porque eo el evangelio la justicia de Dios se revela.' Esta afirmación ~igni fica que la doctrina de la irnputació» de la justicia de Dios a los hombres es central en cuanto a la etlcacia salvadora del Evangelio. Esto se vuelve aún más claro cuando, tras una larga exposición de la completa desesperanza del mundo en su pecado, Pablo revela la única fuente de liberación de 1.a ira de Dios . Esa fuente de liberación es la revelación de lajusticia dé Dios (Ro. 3:21), que Pablo conrinüa exponiendo como la doctrina de la justificación por la sola fe en la clásica declaración tic esa doctrina en la Biblia (R(I. 3:21-5:21). Mientras que Romanos deja clara la centralidad de esta doctrina en declaraciones teológicas sosegadas y comedidas, Gálatas deja clara su naturaleza esencial mediante el incenso calor de la índignacióo apostólica. Pues aquí, en respuesta a la amenaza de los
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Exposición de la Conft.rión Baiuísta de Fe de 1689
judaizantes, Pablo pronuncia terribles maldiciones sobre cualquiera que transforme el Evangelio en un sistema de salvación mediante obras y ceremonias (Gá. J :8,9; 3:JO; 4:30; 5:12). La declaración clásica sobre la centralidad de ladoctrina de la justificación se halla, sin embargo, en Gálatas 5:4: 'De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.' Aquí Pablo deja claro que una desviación en este tema constiluyeuna apostasfa de Cristo y la pérdida de esa gracia sin la cual no pueden ser salvos los hombres. La doctrina cató! ica romana de la justificación no es, por Lamo. un mero error o aun un grave error. Es herejía, un error que concierne al fundamento, acerca del cual ningún cristiano puede, con buena conciencia, acordar estar en desacuerdo. No puede haber cooperación religiosa con los que sostienen la herejía.
12.
De la a.dopci6n
· ·r, ad '0' . se dignó 'cnsu ünioo Hijo ~º' 1 ' . ;5'\ :~nce~f~s ;~~rcipcs
0
. b ellos, d ocíon por la cual son me u, os e ª¡o~,n º•-de ·sus lloorta:cs· Y/r,v.•6 · ile~1\;nco ·05 tiencnsunombreescr,1<1.so re " al tmnn de la ¡racio con
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reciben el c.sp{nlu e opc. ciomar· .. Abba. Padre.'? se le• ccmpadece, confüuu.a. se les capoc. ta para .... ro nunca se les desecha, ee y comge como por un· "u·•e WQ, •· protege, prov I d(a de la re
r3:1124:2R6o.M5;\.:io'32· i P He. 12:6: Is. 54:8,9; Lm, Sal. 103: 13; · : : · · • ' ' ' '
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3:31:
Er. 4:30
7. Ro. 8: 17; lle. 1: 14; 9:15 Bosquejo del capflulo
Pfo. l
l. Rl fundamento de la 11dopci60 A. Sus receptores: 'A todos aquellos que son justificados' , B. Su fuente: 'Dios se dignó. ( 1) .. C. Su fundamento: 'en su ún;co Jesucristo y por amor
!°"Jº
170
Expc.,ición tk /,, Conf,siónBa,,tista de Ft de 1689
De la adopción
11. Las bendiciones de la adopción (')
l. La adopció11 en la historia Je la redencwn
A. Incorporacióna la familia de Dios 8. Recepción de una disposición filial C. Experiencia del tratamiento paiernal de Dios D. Recepciónde la herencia promeuda
A. La posiciónoriginal de la filiación: la rwndónde Adán
Los textos probatorlos y el bosquejo para este capítulo ofrecidos anteriormente proporcionan la base para un estudio tópico de la adopcién. En la exposición que sigue, nos referiremos n un nürncro de cuestiones bíblicas y pracricas más profundas bajo el epígrafe general de la doctrina hílllica de 1!1 adopción ('). He escogido estructurar este estudio bajo Jo, ,Jc,N principales epígrafes: 'La adopclon en la histeria de la redención' y 'La adopción en la aplicación de la salvacién ·. Esta estructura merece un breve comentario. Los rcólugos distinguen coménmcrue y muy apropiadamente la his11.11fa de la redención, la historia salutis (la historia de Ju salvación), de lu aplicación de la salvación, el ordo saluus (el ordende la salvación). Bajo la historia salutis, se incluyen _ los grandes aconteclmicntos centrales y objetivos de la historia redentora que hacen referencia ni pueblo de Dios como un todo colectivo (la encamación, la cruci liltión, la resurrección,In venida del Espíritu el dfa de Pentecostés). Bajo el ordo salutis, se estudian los aconteclnuentos que componen nuestra expericocia personal e individual de la salvación (larcgcneracién, ln fe, lojusLifíciwión) con especial referencia al orden lógico y causal en que ocurren. Es bastanteevidente que estas dos áreas de estudio son ambas distintas y, sin embargo, están estrechamente relacionadas, formando la historia de la redención el telón de fondo para el estudio de la aplicación. La estructura de esta exposición suponee implica que la adopción halla un lugar significativo en estas dos áreaq i.11: estudio. Estosignifica, además, que la enseñanza de la Biblia en cuanto a la adopción en la historiade la redención es indispensablepara entender su enseñanza en cuanto a la adopción del individuoen la aplicación de la salvación.
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La palabra bíblica para adopción (que se utiliza ~ólo ei1_,~~ ~eces ~~~ la l:,scrituraysólocnelNuevoTcsuunento: Ro ..8.15,2~. ~.4, G_á4.. , Ef. ¡ :5), significa, literalmente, poner como hijo. Ast pues, ning.6n estudio de la adopción que no tome en cuenta la enseñanza bíblica más amplia sobre el tema de la tiliación es completamente exacto.' Esta enseñanza comienza, ciertamente, con la ícea de que Adán era originahncntchijode Dios. flsto se afirrnaexplíc1mnc11te enLu~s 3:23 y 38. Se implica también en uoa comparación de Génesis ¡ :26 27 con Génesis 5: l ·3, donde la idea de llevar la lma¡;~n se rela:iona cst:rechamentecon In de filiación. Este óltimo pe~a!mento revela que el concepto de filiaciéu no cRtá limitado.a la pos1c16n .º la relación legal. La posición es. desde lu~go, elénfas¡~de laudopcién. La filiu~i6n, sin embargo, también ,mphca el concepto de una naturaleza compartid• (Jn. S: 18-23; 8:33-47 ). El icsumonlo del relato oc Génesis (<:Jn: 2: l 7; 3_:~4 l: Y en v~rdad de toda la Biblia, es que esta relación original de f,hac,ón a Dios se perdió cuando Adán cayó. Asl, subsiguicntemcnre a la ~~
De la adopci6n 172
Exposiciónde la ConfesiónBautista de Fe de 1689
B. La posición típica de la filiación: la adopción de Israel U~a _de las ~inco ocasiones en que se menciona la adopción en Ja Biblia des':nbe la adopción nacional de Israel (Ro. 9:4 ). AJ hacer Pablo u,.ia lista de los grand~s privilegios que la nación típica de Israel había d1sfru~1do, habla pnmer de 'la adopción'. La presencia del artículo manJfiesta que e.sea adopción era un hecho concreto y bien con?Ctdo. Israel es descrito frecuentemente como hijo de Dios en el Antiguo Testamento (Ex. 4:22; De. '.12:5,6.18-20: ls. 45:9- J I: Jer. 3 1 :9: Mal. 2: l 0). Se hace especial referencia, sin embargo, a los pasajes que hablan de la redención de Israel de la esclavitud Juntamente con la filíacíún de Isrncl (Ex. J 9:5: Dt. 7:6-8; 8z. J 6: l • 15; Jer, 3: 1-22). Estas referencias a lil adopción de Israel seüelan el hecho d~ ser escogido por su Padre adnprívo, su condición desvalida ycsclaviruden su estado anterior y su redención de esaesclavirud por parte de Jehová con su resultante cuidado de ~I como un Padre. füte cn~ndinlienco de la adopción de Israel indica claramente su carécterupico, La esclavltud en Eglpro y la redención de Bsiplo, que forman el marco en que. se presenta su adopción. son ambas clpicBS. Indican la verdadera e~Javitud de los hombres en el pecado y su redención de esa esclavitud rnedínnte la obra de Cristo. Esto queda muy claro por todo el contexto de la referenciade Pablo a Jo adopcién do Israel. En el punto ~smo en que Pablo habla de dicha adopción, su cor~ó.n se llena de tristeza por su rechazo de Cristo y su condición d~p.cr<:11c1ú11 (Ro. 9: 1-3: 10: 1-3). Sstáclaroqueéslllesunaadopción d1s1JnL1vamentc diferente de aquella que constituye u los hombres 'coherederos con Cristo' y asegura su salvación final (Ro. 8: 15· 17.23). Está claro que es una adopción diferente de la que se mcncíonaenfuan 1: 1 l-13. En Juan J: 1 1 sedescribealsraclcomo ·10 suyo [de Cristo 1 '. Rsla es una referencia clara a Ju posición especial de Israel en cuanto al pacto, que se describe frecuentemente en términos de filiación ene) Antiguo Testamento. ElnJuan 1: J 2 13 no obstante, la ñliación se restringe a 'los que le recibieron, a l~s que creen en su nombre .... los cuales no son engendrados de sangre, ni de v?lunlad de carne, n, de voluntad de varón, sino de Dios'. Ambas dimensiones de la filiación redentora son observables en estos versículos. ~c.r nacidos de Dios y, de esta manera. compartir la º.ªt~alezaclivma, ese) enfoque del versículo 13. En el versículo 12, sin embargo, la frase 'les dio potestad [o autoridad] de ser hechos
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hijos de Dios' hace referencia claramente a la posición legal de la filiación adoptiva. Así, implícitamente en Romanos 9:4 Y explícitamente en Juan 1: 11-13, hay un cl~o ~ontraste ent.re. la filiación ápicadcl Antiguo Testamento y las filiaciónreal, sustancial y anlit(pica del Nuevo Pacto. . Este contraste no debeser olvidado por aquellos que, en tn!erés de argüir a favor del bautismo infantil, tienden a allanar la ~e!cnc,a entrccl Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. La fllrn~16n del Antiguo Pacto y la filiación del Nuevo Pacto están relac,on~das típicamente; no son la misma cosa. Escicrt.?. que tan'.º en el ~nuguo Pacto como en e.l Nuevo Pacto, todos los hijos de Dios debían estar marcados por la señal del pacto. Así. en el Antiguo Pacto, todos.los hijos de Dios erun circuncidados. En el Nuevo Pacto! todos los hijos de Dios deben ser baurizados. Sólo que no debe olvidarse que ':'n el Nuevo Pacto tal posición no es otorgada sobre la base del Antiguo Pacto de ser nacido de sangre, de carne o de la voluntad del hombre (literalmente, un marido o varón adulto). En el Nuevo Pacto la 'pote•taddeserhechosh.ijosdc Dios' csotcrgadasolarncnte e los que reciben a Cristo.
c. La ¡,o.qclón su.,tanclal rle la filiación:
111 udopclón de la Iglesia
Si bien la adopción colectiva de la lglesi~. ~I Israel del Nu~vo P~to, está implicada en Romanos 8: t ~.23 y Etcstos J :5. es la referencia de Gálata• 4:5 a la adopción la que con más claridad se n:fi~r~ a la adopción colectiva de la Iglesia como un acontecimiento históricorredentor. Todo el contexto de Gálatas 4:5 apoya esta afirmación. La idea clave de Gálataij es la refutación de (os judaizantes. quienes argüían ser necC;Sario observar las .cei:e~noruas relacionadas con Ja ley (la clrcuncisién, las leyes dic1ét1cas, el calendario religioso) para ser justificado. La respuesta ~e Pablo a este argumento no es simplemente exponer la d~trrna de le justificación por la fe sola. Es, por el contran.o, argmr que toda la economía a Jaque los judaizantes atribuían una ímportanctasuprema era meramente temporal. De esta manera, todo el fundameruo del argumento juclaizante<¡ucdabadestruido .. F.
174
Ex¡,osici6n de la Confesión Bautista de Fe de 1689
aparcceGáJatas4:5 está dominado por laconsideracién de la historia redentora. Gálatas 3 habla de cómo la promesa abrahámica precedió a la ley mosaica tanto en la historia como en importancia. Gálatas ~:23 habla del período 'antes que viniese la fe', yel versículo 25 del tiempo de 'venida la te'. Cualquiera que sea el significado más exacto es_tas frases, ciertamente deben entenderse no en un sentido 1nd1VJdu~I, sino histórico. Pablo, en otras palabras. no está hablando dela v~n,dadela fea un individuoensuconversión, sino dela venida d? la _te al mundo mediante su revelación en el acnntecimienio h1Slónco del advcnimien!o de Cristo. Así, en Gálatas 4:4 dice: 'Pero cuando vino el cu1~plJrn1cnto del tiempo, Dios envió a su Hijo.' Él con~asta la u~opc1ón resultante (v, 5) con el pertodc anterior a la venida de Cristo, cuando los hijos pequeños de Dios estaban 'en esclavi\ud baj? los rudimenu.rs del mundo' (v. 3). t::.sta ad1)pción de la Iglesia mediante la obrn redentora de Cristo implica bendiciones que .exceden con_ much~ los privilegio.• te111porules otorgados m~•?ntc _In adopción nacional de Israel. Según Gá.latus 4:6,7, esta filruc1ón imparte las bt:ndi_cl_oncs de la rnoradll del Espúitu y lo bereoc.ia eterna. !3stas bendiciones no pertenecían II la condición de esclavitud Y servidumbre en que se encontraba el Israel nacional con todos sus privilegios (Gá. 4: 1·3.5,7) . • Se hace necesaria una breve explícacién aquí. No se está aflnnando. por supuesto, que los individuos bajo el Antiguo Pacto no poseyeran e~ nuigún caso Ias hcodiciones de la morada del Espíritu Y la herencia eterna. Los individuos poseían, ciertamemc, tales bendiciones. Sólo se cst~ afirmando que tales bendiciones no penenecl~ •! Israclcomo un todo en virtud de su adopción nacional. Tale~ bendiciones si pe_rtcnecen a Ju Iglesia como un todo colectivo en virtud de su adopción porque la Iglesia se compone sólo de aquellos que han recibido a Cristo. (Nótese la exposición de los capítulos 11:6 y 2J: 1 de la Confesión.)
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ll. La adopcúSn en la aplicación de la saivació11 Si Gálatas 4:5 es el texto clave para la adopción colectiva de la Iglesia, Romanos 8:J5 y 23 deben considerarse los textos críticos para '.luestra ~ocmna de la adopción individual de los cristianos. (Efesios 1 :5, ~1 bien es muy importante, es mucho menos definitivo en su referencia a la adopción.) Quizá lo más sorprendente acerca de
175
De la adopci6n
estos dos rextos son sus referencias dístintivarnente diferentes al tiempo. La referencia de Romanos 8: 15 a la recepción pasada y la posesión presente del Espíritu de adopción se refiere claramente a la adopción que tiene lugar en la conversión (~). La referencia en Romanos 8:2.1 a esperar 'la adopción, la redención de nuestro cuerpo' habla de una forma igualmente clara de una adopción que tiene lugar en la resurrección. fütadohle perspectiva se explica mejor como fundada en las costumbres y leyes romanas en cuanto a la adopción. Parece ser que las adopciones romanas se componían de una cercmonla privada ante testigos, en que el hijo adoptado era legalmente transferido desde la autoridad Je su padre natural a la del padre adoptivo, y una ceremonia pública, cu que el hijo adoptado recibía la solemne declaracién de ser el hijo del padre. Si bien no había a menudo un largo período do tiempo entre estos dos aconrecimientcs, estas costumbres explican cómo Pablo puede t.rasladarse tan l'llcilmcnte desde una referencia ul tiempo pasedo a una referencia al ucmpo futuro. Además. da a entender que Pablo no está pensando en dos adopciones dlstintas, sino, por el contrarío. en una adopción poseída ahora legalmente. pero que ha de ser reconocida püblicnmentc en un tiempo fururo.
A. Ladeflnlcióodela odopct6n Con este material que se halla en Romanos 8 delnntc de nosotros ahora y con el telón de fondo de la adopción como 11n acontec(miento hístóricorredcmor ya examinado, estamos en condiciones de mtentar una definición de esa adopción que es parte de los privilegios individuales y espirituales de todo cristiano. La adopción es un cambio en la posición legal(') de esclavo~ la de hijo de Dios (7) que tiene lugar por en el momento de la un'.ón con Cristo í'), pero que se revelará públicamente en la resurrección ('). Es un acto de la libre gracia de Dios quefluye del amor electivo dd Dios y Padre en la eternidad ('º) y del poder regenerador del Espíritu Santo en el tiempo (11), y que confiere inmediatamente el Espfritu de adopción (12) y el privilegio de ser uno de los herederos de Dios (''). al igual que olios privilegios, obligaciones y responsabilidades I").
fo
• 176
&posición ck ID Con/t.,iñn Bauristo dt Fe dt 1689
B. La relacíones de la adopcl6o Si la definición de la adopción expresada y apoyadaantcriormentees correcta, entonces se desprenden varias consecuencias doctri nales y prácticas. Descubrimos, en primer lugar, que la adopción ocupa un lugar bien definido en la aplicación de la .alvación. La adopción es precedido lógica y causalmentc (aunque 11u crnnológlcarnente), en primer lugar, por el llamamiento y la regeneración. l!I texto clave aquf esJuan 1: 12, 13.Aquíqucdaclaroquelosquccreencnelnombre de Cristo y así tienen el derecho de u~gar a ser hijos de Dios son aquello~ que 'son engendrados ... de Dios'. F.I tiempo verbal du a entender que ser engendrado de Dios precede ltlgicamentc u creer y recibir el derecho de llegar a ser hijos de Dios. fütll relación es contirmada por Juan '.l:3-5, donde el nuevo nacimiento se dice que imparte la capacidad de 'ver' y 'entrar' en el reino de Dios: un lenguaje que se refiere a lo fe. Juan 1: 12, l:l también deja claro que creer (recibir a Cristo) precede ló¡¡ica y cuusalmente o la adupción. (Los que reciben a CriMo red ben el derecho ... ) l:.sta relación de lo fe con la adopcién esconñrmada porOáluw.\ :l:26: "!'ocios sois hijos de Dios por la fe en Cristo JesOs.' Es más difícil dercrrulnar la rclacic'ln causul cxucta entre lo justificación y lo adopción y hay menos en juego equí, La iniciación divina de la salvación (el tlamamlento y la regeneraciérúclnrnmente la precede . La respuestu humana (111 fe, el arrepentimiento) claramente la precede. La adopción es unn de esas bendiciones que se dan en respuesta a nuestra obcdlencía o las demandas del 6vangelio. As!, cx.iste una rehtción Mg1ca más estrecha entre ~ta y lns otras bendiciones queso reciben medlante nuestra respuesta de fe al Evangelio. Hay buenas razooes para pensar, sin embargo, que la justificación precede a In adopclon. Hay una r111,óo má., excgé1ica para argüir que el don del E.,púitu es lógica y causalrnente subsigulenre a la adopción. BI don del E.~píritu no debe coníundtrsc con In obra del Esplritu en la regeneración, puesto que es dado lógica y causal mente de forma subsiguiente (1( ejercicio oc la fe (Pr. 1 :23; Jn, 7:37 39: Hch. 2:38; Gá. 3:2). Más a\111,"" lógico pensaren este don del Espíritu como lo mismo que el Espíritu de adopción (Ro. 8: 15: Gá. 4:5). Se nos dice explícitamente en Gálata~ 4:6, no obstante, que es porque somos hijos de Dios por lo que Dios envía su espíritu a nuestros corazones,
1?7
De la odopci6n
Es {ri dcadopción~dar'tetitimonioaouestro Además.laobnulcl P.~. . ,, (Ro 8:16). Esta obra da por espíritu, que somos h1JOS de D1~\1cn•.:.•dalógicoqueyasomos sentado,sinc:mbargo,comosupun hijos adoptivos de Dio~. . . t0del ordosalutis. h bre 11•yunaimponanteunphcac1óncocStCcOncep ~ . ñoso ofrecer a los om s .,.,h',enes teológica y pn\ct1c1uocnteenga . bedi ic'a " ¡ · como respuesta a su o ,e, 1 laregeneru¡;lónoelnuevu nac nuento . ·r, '6 la clio es correcto ofrecer a los hombres la justi ,cac1 n, y del Espíritu, s_i sólo sbrazan Cr\sto~¡;~,:: . i·h en el Evan•etio. Podemos. por tan o, . ofrecido I cemente ., . ,ados a vivir la v1d11 hombres que deben pensar que son 111111 • d ben venir a . tualcs Por el co111rnr10. e erisüana con suq recursos ac · . ·b· c1c'l11odoloquc . d pobres ydesvabd~ y reci ar "' Cnst~como~a :s la 'edad Hunclet'CCibirdcCrlstomcdiante necesnan para n vi Y P' · bendiciones de lajustií,cación, la I mimo ~acla de 111 fe ras enonnes . • . r, d :dopción y el don del Espírltu. Como. hijoij de D1tos )~~11 ~e~;:· llenos de poder han de vivar entu1ices a v1uo cns . ~~~~~fciones tan trernc;1c\o~ hemos de ofrecer II los hombres en el Evangelio de Cristnl
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~d!;\~~ ¡1 don º"
ª
13. De la santi.fkación
fJt la sontificacián
179
evangélica a todos los mandatos que Cristo, como Cabeza y Rey, les ha
prescrito en su Palabra.' !. Ro. 7:23 2. Ro. 6:14; 1 Jn, 5:4: EL 4:15,16 1. 2 !'. 3:18; 2Co. 7:1; 3:18; Mt. 28:20
Bo.fqrujo del copmdo
pfo,¡, t
l. Aquello, que son unldos a Crisio, llamados elicamicme y regenerados, teniendo un nuevo corll7.ón y un nuevo csplritu, creados en ellos en virtud de la muerte y I• l'CSUITCCción de Cristo,• son aún mili s11ndílcados de un modo real y pe111onnl,' mediante la mismo virrud,'por su Palabru y BspCri1u que moran en ellos;' el dominio del cuerpo entero del pecado es destruido, y lns diversas concupisccncillS del 1nismo Ron debilitodns y mortiliC11daN más y más, y ellos son más y más vlvifiCAdos y fort11lccldos en IOdu las virtudes <11lvudoras, para 13 prdcticn de IO
. 6:1-11 2. 1 Ts. 5:23; Ro. 6: 1'1.22 3. t Co. 6: l 1; Hch. 20:32; Fil. 3: 10; Ro. 6:5,6 4. Jn, 17:17; Et. 5:26: 3:l(í.J9; Ro. 8:13 5. Ro.6:14;Gd.5:24; Ru.8:13: Col. l:11:Ef.3:16-19; 2Co. 7:1; Ro. 6: 13: Ef. 4:22-25; Gá. 5: 17 6. He. 12: 14
2. F.sta sru,tificación <e efectüa e11tndo el hombre, aunque es incompleta en esta vida; todavía quedan algunos ren1ar1c,ntes de corrupción en todas partes, 1 de donde surge una continua e irrecoaciliablt guerra:' la carne lucha contra el Espíriru, y el Espíritu contra la camc.! l. 1 'fs. 5:23: 1 Jo. 1:8,10: Ro. 7:18.23; Fil. 3:12
2. 1 Co. 9:24-27; 1 Ti. 1:18; 6:12: 21'i. 4:7 3. Gá. 5:17; l P. 2:11
3. En dicha guerra, aunque la corrupcién que aún quoda prevalezca mucho por algún tiempo,' la parte regcnernda triunfa a través de la continua provisión de fuerzas por parte del Espíritu santificador de Cristo;' y a.sí los santos crecen en la gracia, perfeccionando la santidad en el temor de Dios, prosiguiendo una vida celestial, en obediencia
r. La descrípcién
·<
de ht santificac,nn
A. Su comienzo en la sanuficacién definitiva O. Su aumento en la santificación progresiva • I Su carácter: 'de un modo real y personal 2: Su origen: 'mediante la misma virtu.d' .(') 3. Sus medios: 'por su Pnlabra y Bsplr,tu 4. Su sustancia:
Negativamente, el pecado es debllitado Y mortificado Positivamente, la gracia es vivificada y
fortalecida 5. Su necesidad: 'sin fu cual nadle verá al Señor'
2.3
O. Las caracl.erí~tlcas dlstintivas de la suntificación
2
A. Lucho con el pecado l. Las raíces de esta lucha 2. La naturaleza de esta lucha 3. Los combatientes en esta lucha
J
B. EJ progreso en la gracia
1. La dificultad de este progreso
2. La certeza lle este progreso
3. La calidad de este progreso
l. Su definición 'Santificar' en la Riblia es apartar del uso común par~Dios. Cuando nlgo es santificado, se convierte en la posesión especial de Dios. En
180
Exposición de. la ConfesiónBautista de Fe de /6119
el lenguaje popular y teológico, el ténnino 'santificación' se utiliza en cuanto a apartarse en la conducta práctica del pecado a la justicia de forma progresiva en la vida cristiana. Este uso popular del término para describir el crecuuíento progresivo y continuo del cristiano en santidad es legítimo (Jn. 17:17.l9; 1 Ts, 5:23; Ro. 6:19,22; l Ts. 4:3,4,7; He. 12:14), pero no debe oscurecer la enseñanza bfblica de que, en la conversión. el cristiano es, utiliza11r.fo la frase de John Murray, dclinltivarnen1esantificado (1). La.-ealidad de este acto inicial desamificación es1á implicada en el párrafo len las palabras 'son aún rnás santifícados'. Su carácter f undame11tal se ve en la afinnución de fu Confesión de que sello u<¡uellos que 'son unidos a Cristo, llamados elica1rnemc y regenerados, teniendo un nuevo corazón y un nuevo espúuu, creados en ellos' 'son aún m~s santificados'. //. Su iniciacwn La $Untilicación dcliniriva es simplemente Olía manera de referirse a ese carnbio básico y radical que tiene lugar en la condición moral y ética de un pecador cuando es unido a Cristo en el llamamienro eficaz y la regcneruci,Sn. Nos recuerda el hecho de que la santificación progresiva nu tiene lugar en un veero. P1·csupooe el flamumicnto eficaz. lu regeneración, la unión con Cristo y aun la justificación. L• regeneración, al igual que In santificación, cfect1l11 un cambio en nosotros, es decir, en nuesteo cnrácter moruJ (Jn, 3:38; 1 Jn. 2:29: 3:9,JO). Inicia el cambio moral que la santificación progresiva amplía y continüs. Cuando pensamos en la santificación, fa moyorio de los veces en lo que pensamos es en la santificacMn progrcsí va o continua.Simplemente en términos de más f recuencía, sin embargo, esta palabra se refiere a la sunlilicación definitiva más frecuentemente que a la snntiticación progresiva. El uso de esta palabra como adjcli vo. verbo y sustantivo apoya esta afirmuci6n. El adjetivo 'samo: en su forma plurulsc utiliza muchas veces en el Nuevo Testamento en cuanto a los crisLi>mos. Los cristianos son 'santos ·, como a menudo se traduce esta palabra. Puesto que todos losdef pueblo de Dios son santos, no sólo unos pocos seleccionados, el uso de este nombre para los creyentes implica que cada uno es hecho santo en la conversión, es definitivarnentc santificado (Ro. 1:7; 1 Co. l:2: 6:1; 2 Co. l:I: Fil. 1:1; Col. 3:12). El verbo 'hacer
ne la santijicar.i6n
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santo' 0 'santi ficar' se uti I iza a me-nudo en cuanto u la santificación definitiva (Heh. 20:32; 26:18; Ro. 15:16; 1 Co. l:2; 6:U). Es intercsamc que en cada uno de estos versículos el ver?oes el mismo, aoristo pasivo. Esto nos dice dos cosas. En pnmer lugar, la sannficación tuvo lugar en el pasado. En segu.ndo I ugar,h, pers~na santificada fue santificada por algún otro. Dios la snn1~~c6. D10s estaba activo y el hombre estaba ra;~ivo en e~te a to san.l'.hc.ant:,. El ·, uanuvo traducldo a menudo s.mtidad o santiticación , se sus ' también • utiliza en cuanto a este acto (l Co. 1:.,'O; 1 ·1·s. 4: 7 ; 2 T's. 2:13; 1 P. 1 :2). · L LOs usos de 111 palabra requieren dos _ccmclus1oncs. a sanulicacién implic,1, en primer lugar, un ~amh,.., moral y 1uco en nuestro corazón y conducta. Produce, por ejemplo, fe, obediencia Y 1,urc,.,.. ~<>X ual, Es una operacíén del 8.spírilu ( l Co. 6: 11; Ro. l 5.: 1.6), y a~í e$ mr.s que un mero cambio en nuestro estado legal o posición espiritual. Implica una renovación éticu. (1 Ts. 5:.~3; ~f.5:~6; Ap, 22: l I J. en segundo lugar, la santificücién deflnitiva 1111ph_ca más que un cambio aislado de corazén, Produce una comhc.aón o situación espiritual totalmente nuevo (l Co '. 1:2,30; 6:11). Este es el significado del uso peculiar de la santiflcacién en lo 1Zpís1~lu a Hebreos (l!e. 2:ll; 9:13; 10:10.14,29; 13:.12). La santlf,cac_ión implica una nueva situación espiritual. Consiste en est~ en Cn~lo Jesús, con todo lo que eso significa en térmlnos de gracia, perdón, poder y recursos espirituales. . . ., . La suntiflcacién definitiva refuta una santificación me1amente posicional. Los quo enseñan la santificación posiciunal qu1ernn decir a menudo que la santificación que ticn_clugaren la ~u!1vers160 consiste en ser legalmente apartado para Dios en su pos1c1ón: Esto es falso. La santificación definitiva significa una ruptura ra~1cal Y práctica con el pecado en la conversión. La snntificac1_ón definitiva también refuta una santificación meramente progres,v~. Algunos parecen considerar la vida cristiana como algo que ~onucnza en la justificación, pero que no implica un cambio rad1c~J en nuestro carácter moral. Entonces, _comenzan,do a partir de__l~ J"_st1ficac1ó: los creyentes son progresrvamerue sHntíflcados. Esto implica, n obstante. que la santiflcación progresiva conuen~a en e_l pu oto cero. Esto es falso. Solamente aqucltos que son básica e lllJCl~me_ntc santificados están en la posición de experimentar la santificación progresiva.
7
!os
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Exposición d,. la Coofesión Bautista de Fe de 1689
El pasaje clave para entender la santificación definitiva es Romanos 6: 1-11. La pertinencia tlel pasaje en cuanto al tema de la santificación se encuentra en los versreutos I y 2. Pablo se está refiriendo cspecíficameute al tema de la santificación cuando hace la pregunta: '¿Continuaremos pecando?' Se eslá refiriendo especfficamence al tema de la santificación definitiva cuando observa: 'Hemos muerto al pecado.' La relación del pasaje con el argumento anterior de Pablo en el versículo l es importante. Pablo ha argüido que no somos justificados por obras, sino por la sobreabundante gracia de Dios. Anticipa la objeción de que tal doctrina nos perruite continuar pecando para que abunde In gracia. Pablo, al refuwr esta objeción, argumento. que la lihre Ju~tilicación, lejos de permitir una vida de pecado. garanliui una nueva vida de justicia para el creyente('). La idea clave del pasaje se encuentra en el versículo 2. La respuestutlePabtoa lapreguma ·¿Perseveraremos en el pecado'!' no es meramente que 110 debemos continuar pecando, ni que nos hayamos comprometido a no continuar pecando, ni es que tenga111us la más alta motivación para no continuar pecando, ni es aun que contradiría nuestra profesión conllnunr pecando. Todo esto puede ser cierto. pero no es la respuesta de Pablo. La respues1a de Pablo es que no es posible que un hombre justificado continúe pecando. 'Los que hemos muerto al pecado, ¡,cómo viviremos aún en él?' La palabra 'cómo· implica fa imposibilidad de que. un cristiano viva aün en pecado. La tesis del pasaje se elabora en los verstcutos 3· 10. Se resume en las palabms 'los que hemos muerto al pecado.' Y arias preguntas deben ser respondidas en cuanto a esta afirmación. ;.Cómo morimos al pecado? Morimos al pecado en la muerte del Señor Jesús aJ pecado. Morimos al pecado mediante la unión con Cristo en su muerte al pecado (vv. 3,4.5.6.8). El bautismo se menciona en el versfculo J porque es el stmboto ne la unión con Cristo que se inicia en la conversión. ¿Qué significa morir al pecado? No significa que muramos a la práctica del pecado. Los cristianos pecan aún, No puede: significar esto porque Cristo nunca practicara el pecado, sino porque murió al pecado [vv. 8-10). Morir al pecado afecta nuestra práctica del pecado, pero no es eso Ju que es. Sí significa morir ar reinado del pecado. Cristo estuvo bajo el reinado del pecado (v. 9). BI pecado
De la santificaci6n
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es considerado aquí y en este contexto como ?º rey o un amo. de esclavos (5:21; 6:6,9,12,14). No somos más ciudadanos del remo del pecado. 1.Cómo nos libra del reinado del pecado el ?ech? de que Cristo quite el castigo del pecado? La respuesta se implica en l Corintios lS:56, donde se nos enseña que 'el poder del pecado [es] la ley'. . , · · d John Brown enuncia claramente la relación: El plan cnsuano e ta transformación espiritual es el único que hace fren~, o que ciertamente aun contempla, las dificultades del caso. Com~enzo por el principio. Hace provisión para l81 cambio en las relac,o.nes del hombre así como pone un fundame~to sóhtlo para u:1 cambio en su carácter ... Al trastocar la scnrencia de condenación, suelt~- las cadenas de la depravación, consigue una influencia para saruíñcar que es superior en poder a la influencia ya sea desde dentro~ tlc~e fuera para depravar. y proporciona motivos adecuado ~ar;i inducir al hombre u mortificar el pecado y cultivar la santidad ( ). La culpa es la cadena que nos manuenccn el pecado y nos separa del poder santificador de Dios. ¿Cuándo morimos al pecado? Morimos ~I pecado una ~e_z para siempre en la conversión, l:!I tiempo aonsto que se uuh1.a en Romanos 6:2, 'hemos muerto al pecado'. y en el verslculo 6. 'nuestro viejo hombre fue crucificado', se refiere en este contexto "una acción pasada completa. La relación de los versículos I O Y ~ 1 requiere también este pensamiento. El versículo I O afirma que Jesüs murió al pecado una vez por todas. El vcrsfculo 11 manda a lo~ cristianos: 'Así también vosouos consideraos muertos al pe~do. , Cuál es el resultado de morir al pecado? U na nueva vida de justicia práctica es el resultado inevitable (vv. 4-5i, l 7. l8,22; 7:4-6). La conclusión del pasaje se encuentra en el verslculo 11. Este es un versículo dificil porquesuscira un cierto número de preguntas: S1 verdaderameme he muerto al pecado. ¿,por qué necesita ser tenido esto en cuenta o considerado así? Por otra parte, si no he muerto al pecado, ¿cómo puede considerarse así? . Este mandamiento de consideramos a nosotros mismos ~orno muertos al pecado no es pensamiento positivo. E.1 pensamiento positivo enseña que considerándonos o teniéndonos co~o muertos al pecado. podemos hacer que así sea. Este mandato, ~in emb~rgo, se basa en la realidad de que hemos muerto al pecado. Esta realidad, noobstante, no es cuestlón de vista. No es tan evidente externamente que no necesite ser considerada así. El haber muerto al pecado es
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Exposición de la Confesión Baurista tú Fe de 1689
cuestión de fe. De ahí que haya la necesidad de que lo consideremos asf. Pablo exhorta a los creyentes romanos a mantener semejante actitud, porque es un perspectiva básica para la búsqueda de la santidad en la vida cristiana.
lll.
Su proucución
¿Qué hay que hacer pata proseguir la tarea de llegar a ser santo? ¿Qué se hace para ese fin? Los siguientes comentarios tienen el propósito de responder a esa cuestién. A. Su mareu clemente Aquí reanudamos el tema de la sanuñcaclén definitiva en el punto
en que lo dejamos. La tarea de la santificación no tiene lugar en un vacío. Da por supuesto y se basa en la actividad de la gracia soberana en nuestras vidas como cristianos. Los teólogos llaman a esto la relación entre lo indicativo y lo imperativo. ¡,Qué es un indicativo y qué es un imperativo? La declaración: 'Sois ... nación santa' es un Indicativo ( 1 P. 2:9). 61 mandato: 'Sed santos' es un imperativo (l P. l: IS). En el Nuevo Testamento estas d9S clases de declaraciones coexisten. (Compárese Ro. 6:2 con el v. 12; Col. 3:3 con el v. 5: Ro. &:2,9 con 12·14; Gá. 5:24 con el v. 25: Ef.4:21-23 con el v. 25; Col. 3:!0conel v. 9; Oá. 3:26-29con Ro. 13:14.)
Nótense dos cosas aceren de estos pasajes. En primer Jugnr. la relación no es reversible. 81 inllicmivo es siempre primero. después et imperativo. El imperativo siempre se basa en el indicativo. La relación no puede trastocarse (FiL 2:12,13). La santificación es cuestión de gracia. Se ha de proseguir sobre la base de la acción clemente de Dios en nuestras vidas. No es cuestión de añadir nuestras obras a la gracia de Dios. Sólo aquellos que tienen buenas razones para pensar que son cristianos deben ser exhortados a ocuparse en la santificación, En segundo Jugar, el imperativo no es opcional. No hay indicativo sin obediencia al imperativo. La obediencia al imperativo muestra que el indicativo es una realidad
en nuestras vidas (Col. 3: 1: Gá. 6:7-10). ¡Esto no trastoca el orden! Sólo significa que el indicativo y el imperativo son inseparables. Nadie puede decir: 'Estoy santificado', si no se ocupa en morir al pecado y eo ser santificado.
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De lu santificación
B. StL~ actlvídades básicas La cuestión de [as actividades básicas implicadas ~n proseguir la santidad suscita un terna que ha sido objeto dediscus,~n~s repetidas enfáticas entre los evangélicos durante el ültirno siglo. i:>eclaracioncscomo la.~siguientcs no son i,.1usuales: 'Comoa.lgu,en di' 0 una ves. en la Cunvenclón de Keswick. tcdos los cnsuanos ~mos que somos justilicados por fe, .pero de ~guna manera tenemos \a idr,a cte que. para la sant1hcac1ón, debemos remar en nuestra propia canoa. A labado se~ Dios,, no tene~~s qt'.e rem~r en nuestra prvpia canoa para cualquier cosa que ofr~~e la grac,a de Dios ... Hablamos de la gracia de Dios, pero ol v1da111~s que la victoria nos es dada. No tenernos que U'abaj ar para conses.u1.r un don. tenemos parte en comprar un don. Todo nos es dado Mil nuestros 111 csfucr,.os y trabajo' ('). . 0110 maestro de lo 'vida victonosa' hace estas ob~rva~:ones
!~
parecidas:
'lPregunta alguien: "Cémo puede hacerse esto ? L-a
respuesta es sencilla. Se encuentra en Romanos 6: l 0-18. Se ~esume en dos palabras: "consideraos" y ·'pre11enwos". Cons~deraos muertos a cualquier pecado que os esté tcruando, y cons'.dera~s vivos ¡,ara Dios. Entonces presentaos. según. os con~1dcré1s. presentaos a Dios y no al pecad~··· Sí, queridos amigos. es justamente así de stlnci.Jlo. Con~1dcraos muertos Y entonces presentaos a vuestra co11s1derac1ón ("). . Tales ohservaciones están calculadas para suscuar preguntas tates como éstM: • · Somos santificados por la sola fe? lO de"".mos trabajar en nucs1ra"santificaci(ln'I ¿Somos s«ntificadosde la '!''sma manen, en que SOJllOSjUStificados? ¿Hay lugar para el trabajo Y esfuerzo en la vida cristiana? lSe agota nuestro deber considerándonos y presentándonos?' Tal~s p~eguntas serán respondidas por et siguiente examen de la ev1deo:ia bíblica. Las actividades básicas que la Pal~bra ~e D,os ~cmanda de nosotros en la prosecución de la s~1Jfic~~16n connnua pue~~n resumirse bajo dos epígrafes: cons1dcrac1on confiada Y trabajo vigoroso. u, primero que debemos hacer es c.onsiderar confiadarnente que lo que Dios dice haber ocurrido en la vida de ~u pueblo escíerto para nosotros. Debemos examinar con fe lo que Dios ha h~ho y hará por nosotros en Cristo. Romanos 6:11 es el pasaje clásico aquí. John
:l.
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Exposición de la Cofl/ulón Bautista de Fe de 1689
Murray explica muy provcchosalll
: Pil. 2:12,13). Este trabajo tiene repclidamente en Ju Escritura una doble dirección. Corno indica la Confesión, el pecado ha de ser mortificado y la gracia ha de ser cultivada (Ro. 6:13; 2 Cu. 7:1; Ef. 4:22-25). Esto nos enseña el principio cólico de la sustitución espiritual (Gá. 5: 17). Los hábitos del viejo hombre deben ser sustituidos por los del nuevo. ¿Por qué es tau apremiante este principio? Porque sólo tales esfuerzos en dos direcciones pueden tener éxito. Las varias formas que nuestro esfuerzo debe tornar también se indican en las Bscrituras. Romanos 13: 14 implica la necesidad de la previsión, hacer planes para evitar la& ocasiones de pecar. Romanos 12: 1,2 indica la importancia de aprender, leer. escuchar y estudiar. Hebreos 10:25 muestra la necesidad de congregarse con el pueblo
De In santificación
187
de Dios en las asambleas de la Iglesia. Mateo 26:4 t nos insrruir~~: la im rtancia de velar y orar. Otros esfuerzos espec P? la vida cristiana se podrían multiplicar fácilmente. neceSsar,os en tificados po~ la sola fe? 1 O hay que añadir obras a la sann 1 • • ñad' b . la fe Es f. ? ¿Laomos res uesta es que no es cuestión de a . ir o ras a . . c~i~stión que Ja fe obre (Gá. 5:6). Somos santificados por Fe, no meramente por una foques~ apoya en las p~om~as, ~m~.'.~~amos por una fe que obra según las directrices de Dios. uan o • 1 de la sola fe normalmente pensarnos en una fe que se apoy~ en das prom~sasd;Dios. (:'.saeslamuncracnqueunpcoad~r~&~
d~
bi;~
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De la fesalvadora
14. De la fe salvadora
(como lo es toda otra gracia salvadora) de la fe y la gracia común de aquellos creyentes que sólo lo son por un tiempo;' y consecuentemente, aunque muchas veces sea atacada y debilitada, resulta, sin embargo, victoriosa' creciendo en muchos hasta obtener la completa seguridad' a través de Cristo, quien es tanto el autor corno el consumador de nuestra fe.'
J. Mt. 6:30; 8: 10,26; 14:31; 16:R; Mt. 17:20; He. 5: 13,14; Ro. 4: 19,20
2. Srg. 2: 14: 2 P. 1: 1: 1 Jn. 5:4
3. Le. 22:Jl,32: cf. 6:16: 1 In. 5:4,5 4. Sal. 119:114: He. 6:11.12: 10:22.23 5.
l. La gracia de la le, por la cual se capacltn a loselc¡¡i
He. 12:2
1Josq11ejo del capfh1/o Pfos.
l
A. El medio personal implicad"
B. El medio instrumental implicado
1 P. 1:2
2. Ro. 10:14,17; Le. 17:,: Hch, 20:32; Ro. 4:ll; 1 P. 2:2
2
2, Por osu, fe, el cristiano cree que es verdadero todo Jo revelado en In Palabro por la autoridad do Dios ulisrr1<1, y también percibe en ella una excelencia superior • to
y ahra_z~dolas promesas de Dios prua esta vida y para I• venidera:' pero las prmcípaíes acciones de la fe salvadora tienen que ver directamente
con Cristo:.ncept:"le, recibirle y descansar sólo en ~I J)nta la justificación, samificacién y vida eterno, en virtud del pacto de gracia.' l. Hch. 24:14; 1 Ts. 2:13; Sal. 19:7-10; 119:72 2. In. 15: 14; Ro. 16:26 3. Is. 66:2 4.
1 Ti. 4:8; He. 1 1 :13
5. la. 1:12; Hch. 15:11:
16:31;
cs. 2:20
3: Esta fe. aunque sea diferente en grados y pueda ser débil o fuerte, • es, sin embargo. aun en su grado mínimo. diferente en su clase y naturaleza
l. El origen de la re salvadora
ll. Los actos de la re salvadora A. La fe salvadora abraza la infalibilidad y la excelencia de tas Escrituras B. La fe salvadora responde adecuadamente a todo lo que hay en las Escrituras C. La fe salvadora (principalmente) confía sólo en Cristo pilla la sulvucióu del pecado
3
lll. La caracterízacíén de In fe salvadora A. El hecho de su caracterizacién
1. rn hecho especificado 2. El hecho enfatizado 8. El fruto de su caracterización
La Confesión Bautista en este capítulo, sigue una vez más de cerca la revisión hecha por Saboya de la Confesión de Westminster. La única desviación significativa de la Declaración de Saboya se halla en el párrafo 2, donde se considera la aprehensiónpor parte del~ fo de la excelencia de la Escritura. Existen muchos y buenos estudios
190
Exposición de la Confesión Bautista de Fe tú 16119
del tema de la fe salvadora. La exposición que aquí se proporciona es, por tamo. selectiva. Trata de la naturaleza, la inslrumentalidad y las relaciones de la fe salvadora. l. La IUJIUraltt.a de la fe En la Escritura, la fe se concibe desde dos perspectivas complementarias, La siguiente consideración de la fe. salvadora está, por tanto, estructurada alrededor de esta doble perspectiva de la Escritura. 1~1 fe, en primer lugar, es convicción de la verdad del Evangelio. La fe SJt]vndora es la convicción de que el Evangelio es verdad. l .a fe salvadora consiste en reconocer la objetividad del mensaje proclamado por los predlcadores del Eva11¡:clio. Esta descripción puede verse clanunente en la palabra del Antiguo Testamento 'aman', que significa considerar nlgo como verdadero o flahle. Se suscita en los cientos de lugares donde se describe la fe salvadora como 'creer que'. La fe salvadora implica 'creer que' (He. 11 :ti). 8s saber que algo es verdad (Jn. 6:69; 10:38; 12:46; 1 Jn. 4:16). Es que nuestros ojos sean abiertos a la realidad (Jn. 12:38,39). Este es el tema principal de lac.Jcfinición bíblica clá.qicn de la fe salvac.Jora (He. 11 :1). Las dos dcscrtpcíones clave de 111 fe en este texto denotan claramente la idea de que la fees convicclón. l,¡i primeen palabraque describe la fe en este texto puede traducirse por lu palabra 'certeza •. Es 111uy similar en su significado a lo palabra del Antiguo Testamento ¡,ara fe, aman. Los léxicos griegos dan los significados de 'contiunza,convicción,ccneza' .o 'firmeza' para esta palabra.La segunda palabra utilízada en este texto puede traducirse por la palabra 'convicción'. Los léxicos griegos ofrecen las traducciones de 'prueba o convicción· (Jud. 15; Tit. l :9). Se ha enseñado popularmente que la Biblia utiliza 'ercer' para designarunaf(: falsa. mientras que 'creer en' se utiliza para designar una fo verdadera Esta noción es falsa. Encontramos que algunos que creen en Cristo tienen una fe falsa (Jn. 2:23; 8:31}. Algunos de los que meramente se nos dice que creyeron el Evangelio o a sus mensajeros son tratados como verdaderos creyentes (Hch. 8: 12). La fe, por otra parte, es un compromiso con el Cristo del Evangelio. El compromiso significa aquí el acto de confiarnos a Cristo. Las excelentes observaciones de John Murray resuelven el asunto: 'La fe debe elevarse a la confianza, y a una confianza que
D• la ]« satvadora
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consiste en confiarse a Él. E:n la fe se da el compromiso de una persona con otra persona en el m?vimiento interior del hombre '?tal para recibir y apoyarse en Cristo solamente para I~ salvación. Significa el abandono de la confianza en nuestros propios recursos o los de otros en un acto tot.11 de compromiso con Cristo' ('). La fe es el abandono, motivado por In fe, de nosotros mismos a Cristo en todas las cuestiones. La fe es el abandono, motivado por la fe, de toda esperanza y la entrega de ~o nuestro destino en~ mano de Jesucristo. Cuatro consideraciones indican que la fe significa compromiso. 1. El uso de la palabra griega que se traduce generalmente 'creer' con el significado de encomendar o cornpromete.rse indica que creer implica un acto de cornpronuso. Nú1.cs.c, p~r ejemplo, el juego de palabras que hay en Juan 2:23,:~· El s1gru!1cado de ~ste j uego de palabrM puede verse i:n ta frase: Ellos ~~e yero~ en Cristo, pero ~I no creyó en ellos.' La misma palabru seutillzaencl versículo 23 con el significado de 'creer', y en el versículo 24 con el significado de 'confiarse'. La idea de algo que bu sido conñano está presente en 2 Timoteo l: 12. . , • . 2. La frecuencia con que aparece la frase creer en transmite la idea de compromiso (Jn. 2:11; 3:16.18,36; 4:)9; 6:29). ~~ray observa que esút frase 'conlleva la noción de "movimíento hacia'"('). Warficld dice: 'En cualquier caso, I? que expresan estos pasajes es una transferencia absoluta ere confianza de nosotros a otro, una total entrega propia a Cristn'("). 3. La frecuencia con que aparece la frase 'creer a'. (le. 24:25) transmite la idea de dependencia y, así, del compronuso confiado que supone apoyarse en Cristo. La perturbaci~n de ~lma experimentada por los discípulos se contrasta 'con c.reer a los profetas en tucas 24:25. Es Jo contrario de la dependencia sosegada que tal fe les habría proporcionado. 4. Las analogías o ilustraciones utilizadas paralelamente.al cr~er muestran que es más que una mera persuasión dela verdad e un.plica un 'acto de la voluntad. En Juan 1: 12, creer es paralelo a recibir a Cristo v se contrasta con el rechazo de sus pretensiones (cf, v. 11). En J~, 3:36, creer es lo contrario de rehusar escépticamente obedecer" Cristo y permitir que sus pretensiones gobiernen nuestra vida. En Juan 6:35,64,65, creer es venir a Cristo, apropiándonos de la provisión hecha por Él para nosotros y nuestra salvación. En Juan 6:47-51,53, creer es comer el pan de vida y beber su sangre. Es así
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E.rposicitln de la Confesián Flautista de. Fe de 1689
una apropiación personal de la provisión hecha por Cristo para nuestras necesidades espirituales. El elemento común a cada una de estas analogías es que creer implica un acto de la voluntad. Es recepción, obediencia. venida, apropiación. La fe es una convicción que nos mueve a una respuesta adecuada. No es meramente una persuasión pasiva de nuestro intelecto. No es un mero asentimiento a ciertas doctrinas. Bs una convicción de toda el alma de la verdad que conduce a un compromísc con el Cristo del Evangelio. La relación de estas dos descripciones de la fe debe examinarse ahora. Si la fccs un compromiso con Cristo (y nada menos qui; eso), ¿cómo puede describir la Biblia a veces la fe salvadora como una convicción de la verdad? Por otra parte, si la fe M convicción, ¡,por qué la describe u veces la Bihlia como un comprornlso de la voluntad? La fe salvadora se concibe a veces como una simple convicción de la verdad porque la Biblia presupone que si estamos realmenee convencidos de la verdad de algo, responderemos adecuadamente. Presupone que coda convicción verdadera implica compromiso. La couviccién de que el cdUicio en que nos encontramos se ha incendiado conducirá. si es gcnu.inn. al compromiso de escapar del mismo. La fe salvadora se conci be n veces como un compromiso porque huy quienes dicen estar convencidos de ciertas cosas pero no actüan adecuadamente. estos necesitan saber que la fe implica compromiso. La clase de conviccióo nominal que no nos lleva a uulízar la salida de emergencia de un edificio en llamas no es una re salvadora, Hay varias lecciones prácticas importantes que pueden deducirse ele esta exposiclñn de la naturaleza de la re. El énfasis bíblico en la fe salvadora como 'creer que' es un sano antfdotocontru la tendencia que tienen algunos de convertir la fe en un asunto muy subjetivo y mtstico. La re salvadora es. simplemente, la convicción de ,¡ue el Evangelio es verdadero. Por otra parte, el énfasis bíblico en la fe salvadora como 'creer en o a' nos guarda de la tendencia de otros a reducir la fea un mero asentimiento mental a lo que la Biblia propone. La convicción es la prueba del compromiso, Hay muchos en nuestros días que se suponen ser 'cristianos comprometidos", los cuales no creen en las grandes verdades del cristianismo: la creación. el pecado, el infierno, o la deidad.cxpíación o resurrección de Cristo. El compromiso de tales personas es falso y no puede
De laf• salvadora
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conducir a un andar válido. duradero y verdadero en el camino de Cristo. El compromiso es la prueba de la convicción. Si alguien dice creer en la Biblia, su vida debe ser radicalmente alterada por sus verdades. Estas conducirán a un compromiso de toda el alma con Cristo como Salvador y Señor. Si no es así. su fe C-\ una farsa. La verdad es central en la fe salvadora. La re es considerar algo como cierto. No se puede creer aquello de lo que no se es consciente. No se puede continuar comprometido con aquello de lo que no se está convencido. La fe implica un acio de la voluntad. Escritores muy conocidos y aparentemente reformados han en se fiado que la fe es una persuasión pasiva de la mente y que es legalisrno concebir la fe como un acto de la voluntad. La Biblia enseña claramente, sin embargo, que la fees un rnovtmtcnto de la voluntad hacia Cristo, así como u na percepción ele la mente acerca de.Cristo. La fe Implica una apropiación (l(lrsonal de Cristo. No es suficiente oler. irar o hablar nccrcade la comida del Bvangclio. Debemoscomerlu, de otra manera no no~salvnrá. La fo rambién implica una relación personal con Cristo. Es confiarnos a otra persona. Es confiamos a la protección y li,lera1.go de Cristo.
11. IA lnstr11mentalidail ti~laft salvadora La Biblia confirma abundantemente l1t dectaración de que lu fe en
(:ri$LO es el medio instrurnentul de la salvación. Ensei\a clarameute que la fe ocupa un lugar e.wal.égico y central en la economta de la salvación. Sornes salvo~ por la fe (Ro. 1:16,17; 10:19: Ef. 2:8). Seremos salvos por la fe (1 P. 1:8.9; He. 10:38.39). Recibimos la vida eterna por la fe (Jn. 20:31 ). Vivimos por la fe (Gá. 2:20: 3:11). 'rodos los componentes de esta salvación o vida eterna son nuestros por la fe: justificación, perdón (1 [ch. 10:43; 26:18), adopción (Gá. 3:26; Ro. 4:14,16), recepción del Espíritu (Gá. 3:2,5, 14,22; Ef. 1: 13;Jn. 7:'.WJ y perseverancia (He. 4:3; 6: 12; 10:39; 1 P. 1:5). Está claro que la fe ocupa un lugar central y estratégico en la economía de la salvación. Esta es la razón porque esta palabra aparece bastante más de 6()0 veces ea el Nuevo Testamento. ¿Por qué es, sin embargo, la fe el medio instrumental de la salvación? Negativamente, no es debido a que sea un don de Dios, pues también lo son el amor, el arrepentimiento, la esperanza, la obediencia y toda otra gracia. Más bien, la fe ocupa este lugar estratégico de instrumentalidad en la econonúa de la salvación
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Exposicián de la ConfesiónBautista de Fe de 1689
porque recalca e indica el hecho de que la salvación es por la gracia libre y soberana de Dios. Minimiza el peligro de que la condición que a Dios le agrada requerir de los hombres pudiera detraer de la gloria de la gracia de Dios u oscurecerla. Todo está calculado para alcanzar ese fin grande y singular en la economía de la salvación (1 Co. l:29,31; 2 Co. 5: 18). Puesto que la salvación está calculada o concebida paraalcanzar esta meta, es por fe(Ro. 4: 16; 4:2,5,20,21 ). La fe deja claro el carñcter clemente de la salvación. Su esencia consiste en confiamos humildementeaotro. Un puritano ha llamado la fe una 'gracia autovacianre' y la ha descrito como 'una gracia que qui tu al hombre desr rni~mo, y da todo el honor a Cristo y a la 1IIJ1·e gracia'. Otro ha utilizado la palabra 'extraspectiva' para describir la fe, buscando indicar así que mira fuera de sf misma hacia otro. La fe está concebida para ser el medio instrumental de IH salvación por la misma razón que el ejército de Gedeón se redujo a 300 hombres. La fe es como los 300 de Gedeón. ¡,Por qu6 le dijo Dios a Gedeón que despidiera a los 22.(X)(J y después uun u los 10.000? Jueces 7:2 proporciona la respuesta: '61 pueblo queesré contigo es mucho para que yo entregue a In~ rnadianitas en su 111u110. 110 scu que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado.' La fe es el medlo porque no es nada c11 sí uusrna. Es sólo la mano vacín que toma 11 Cristo. el plato vacto que contiene la comida del Evangelio. Si el arrepcntirniento, el amor, las buenas obras, la ohedicnci11 fueran el medio de recibir la salvación de Dios, algunos pensarían que sus ohrus merecen Iu salvación. r:stascosus dirigen la atención hacia sf 111is111as. J...;1 fe dirige toda la atención a Cristo y la gracia. /11.
Las retacumes de la/e
Bajo este epígrafe, nos ocuparemos de varias cuestiones específicas acerca de la relación lle 111 fe con otros asuntos importantes. A. La (e y la seguridad de la salvación La seguridad de la salvación puede definirse corno saber o creer que se tiene la vida eterna y se entrará a la vida eterna en el último día. Hay dos afirmaciones necesarias que deben hacerse acerca de la relación entre la fe y la seguridad. !,a fe no es seguridad. La tcrrninologfa bíblica para la fe distingueclaramcmccntrc 1.a fe y la seguridad. Hay palabras bíblicas
D
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que incluyen fa idea de seguridad personal: confianza y esperanza. l .a Biblia no utiliza tales palabras como las palabras centrales para c1csignM la fe salvadora. La fe, por un lado, y la esperanza y la confianza, por el otro, son familias de palabras distinras que, evidentemente, no son intercambiables. Estas familias de palabras son distintas tanto en el idioma hebreo como en el griego. Cuando la Septuaginra traduce estas dos fomilias de palabras del hebreo al griego, se man1ieneclaramcnwcs111demarcación ('). La base bíblica de la fe es siempre la Palabra de Dios. Esto muestra clnramenteque In fe noes seguridad. Las Escrituras no afirman en ninguna parte que Sarn Wnldron posee la vida eterna, Si así fuera, entonces tener certeza sería un acto de fe pare mr. Pero las Escrituras nunca afirman que alguno de nosotros, por nombre, sea cristiano. Mí pues, la fe no es seguridad. La re. como hemos visto, es convicción de la verdad del Ev11ngcli(1 y un compromiso con el Cristo del Dvangcl ío. Esta no es, evídeniemenre, la definición de seguridad. La seguridad cssabcr por nosotros mismos que poseemos la salvación. La fe es el medio instrumental de In salvación. Decir que la fo rrnplica seguridad es decir que una persona debe creer que es salva pura ser salva. Esto es una Ct)ntradicción légica. Un pecador va a Cristo porque cree que no es ,;al vo, no porque cree serlo. Es mediante la fe como recibirnos la salvación, la fe no puede ser la seguridad tic que sumos salvos. Todas estas conslderncíoecs nos fuerzan a tli~Lin¡¡uir muy claramente entre la fe y la seguridad de la salvación, pero esto nos proporciona una verdad equilibrarta. La/e es lnsenarobte de la seguridad. La semilla de la seguridad ha sido sembrada en el campo de todo corazón creyente. Esto CR así porque la fe ejercida en ta con versión recibe al Espíritu de ad?pci6n (Gá. 3:2; 4:6). El Espfriru ele adopción, sin embargo, proporciona la semilla de la seguridad. pues mediante la misma los adoptados claman: 'Abba, Padre' (Ro, 8:15; Gá, 4:6). Esto también puede verse en el hecho de que todo creyente se caracteriza por la grncia de la esperanza (J Ts. 1:3,4; J P. l :3). La seguridad es la esencia de la espcranw y (el concepto Intirnamente relacionado).'ª confia_nza. Se puede definir bíblicamente como una expectación confiada personal, purificadora y positiva, dirigida hacia el invisible futuro, basada en Dios yen su Palabra(Sal. l l9:74,8 l, l 14;Hch. 24: 15; Ro. 8:24,25; Fil. 1 :20; He. 3:6; 6:19; l Jn. 3:1-3).
L96
Exposicián de la Cnnfesión Bautína de. Fe. de 1689
Varias lecciones prácticas se desprenden de la relación entre la
fe y la seguridad de la salvación. Estas perspectivasnos lihran de una fuente innecesaria de conflicto acerca de la seguridad. Si alguien realmente cree que la fe es esencialmente seguridad, entonces cada vez que lucha con la seguridad, esto de por sf tenderá a rohar IA seguridad de esa persona. El hecho mismo de que a veces cuestione su salvación se convertirá en otro argumento para decir que no es salvo. La doctrina de que la fe es seguridad es un obstáculo a los santos débiles que luchan con la seguridad. Estas perspectivas nos libran de consejos inservibles y enguñosos acerca de luchas sobre la seguridad. El Sr. Evangélico Típico le dice a menudo a un alma atribulada en cuanto a la seguridad: ·¡ l)cja de dudar de Dios! ¡Confía sirnplerncnteen Dios!' Si la fe fuera seguridad, tales exhortactones serian universalmente apropiadas. A veces, sin embargo. In persona no duda tanto de Dios como de s( misma, Esta., perspectivas nos libran de lu mentalidad que se opone a todo autoexemcn y al uso de evidencias en cuanto a la seguridad de la salvación. Esta mentalidad es común entre los que cree u que la fe es seguridad, Si la fe es seguridad, entonces todo lo que mina la seguridad es malo y legalista. Buscar evidencias de la gracia es malo. El eutocxamcn es malo. La predicación escrutadora es mula. La fe, sin embargo, no debe cquipnrarse a la seguridad. Lo que es malo para la seguridad de salvación de algunos puede no ser malo para ellos mismos. Estax perspectivas proporcionan a todo verdadero creyente la esperanza de que la seguridad puede incrementarse. Puede incrementarse porque es el resultado y subproducto inseparable de la fe en Cristo. La semilla de la seguridad está ya presente en el Espíritu de adopción y en la gracia de Ju esperanza y la seguridad de la salvación. Podemos conocer más del Espíritu de adopción. Una fe más fuerte. una fe más activa, es una fe más segura. A la inversa, una fe débil y vacilante tenderá a tener luchas en cuanto a la seguridad de la salvación. Las luchas con la seguridad que los receptores de I Juan expcri mentaban (5: 13} se debían a las dudas suscitadas en sus mentes por la herejía gnóstica que causaba estragos en sus iglesias (2: l 8-27; 4: 1 ). De esta manera, fueron las luchas con la fe las que produjeron sus luchas con la seguridad, La manera de incrementar la seguridad es actuar y ejercer fe en Cristo. Es la fe que se apoya en Cristo y obra por el amor (Gá. 5:6) la que conoce medidas crecientes de la gracia de la seguridad (2 P. 1 :5-1 O).
D, la f• salvadora
197
n. La fe y la fe falsa La existencia de una re falsa se revela claramente en las Escrituras. Existe tal cosa como la fe falsa (Jn. 2:23-25; 8:30-33; Hch. 8:13). Al revelarnos en su Palabra que existe tal cosa como la fe falsa o contrahecha, Dios nos confronta inevitablemente con la pregunta: '¡,Es mi fe genuina o falsa?' Si nos preocupan nuestras almas. esta pregunta no puede evitarse o evadirse. Lanaturalczadela fe falsacs.segünel párrafo 3dc la Confesión, no sólo diferente de la fe genuina en duración, sino también en clase y naturaleza, Esta es Iaenscñanza de la Escritura (Sig. 2: 14¡ 2 P. l: 1; l Jn. 5:4). La fe falsues diferente de la fe genuina no meramente en durnción, sino en clase y naturaleza. Una de. las principales l'lifercncias entre la fe verdadera y la fe íalsa es que la fe falsa es temporal. Esa no es, sin embargo, la única diferencia. Si ésa fuera la única diferencia. se derivarían varias consecuencias. En primer lugar, no podrf~ haber seguridad de salvación hasta que una persona huhiera perseverado. Si es sólo perseverando como podernos saber si nuestra fe es genuina y no falsa. no pudría haber seguridad de la vida eterna. F..sto contradiría la enseñanza bíblica sobre la 1-ealidad de la seguridad. En segundo lugar, el creyente que lo es por un tiempo sería temporalmente justificado. advptadc, y perdonado (Heh. l0:43; Ro. 1: llí). Si la fe que duro sólo por un tiempo es la misma en naturaleza que la fe verdadera, entonces el creyente que lo es por un tiempo habría cumplido la condición de la salvación. Por tanto, Dios estaría obligado por sus promesas a salvar temporalmente a un creyente que lo es por un tiempo. No es posible ser justificado, adoptado o perdonado por un tiempo. Eso es armíuianlsmo. Elcarácterdc la fe falsase nota por la ausencia de irescualldades que distinguen a la fe salvadora. l. En la fe salvadora, la unión suprema con Cristo tiene prioridad sobre todos los demás compromisos y uniones. (Esta es la raíz de otras marcas.} La fe falsa se caracteriza por sus convicción y compromiso somero y superficial (Le. 8:13; Jn. 2:23-3: 1). La fe genuina se caracteriza por la supremacía de su convicción de la verdad del Evangelio y el compromiso con el Cristo del Evangelio (Stg. 2:20-24; Gn. 22:12-18; Le. l4:25-35; i P. 2:7; Jn. 6:68¡ Mr.
8:34-38).
198
fu.posición tk la Conf,siún Bauilsta de Fe de 1689
2. La santidad universal también caracteriza a la fe salvadora. La santidad universal no significa santidad perfecta. Significa que no elegirnos entre los mandatos de Cristo. La obediencia universal signiñca que no hay una negativa consciente e impenitente a obedecernlguoodelos moodatosd~Ct·isto. Hay un deseo y esfuerzo sincero de guardarlos todos (In. 6:60,68). La fe verdadera reci he todas las pa labras de Cristo como verdaderas y se somete a todos los mandatos de Cristo como rectos. Abraham creyó la palabra más difícil de l)ios y se sometió a sus mandatos más diffciles (Seg. 2:913; Hch. 3:22,23). El Salmo 119 ilustra de rnancrn muy hermosa este rasgo de la fe (Sal. 119:6, 13, 66, 80, 86, 101, 104, 128, )60, 172). 3. La fecundidad perseverante
también carncreríza la fe salvadora. Lu fe falsa se revela a menudo por su tempornlidad (Le. 8: J3). A veces, sin embargo, una fe u ortodoxiacstérll o int'n,ctffora puede continuar (Le. 8: 14; Se¡¡. 2: 19). 1...., 1~ genuina se caracteríza por RCr permanentemente fruct ífcrn
G,t 5:6; Le. 8: 15).
Dios y la Biblia tienen interés en la pregunta: ·¿Qué clase de fe tienes?' Sólo la fe salvadora da derecho a las promesas de Dios. Ilxiste una diferencia total entre la fe falsa y la verdadera. Si se está dispuesto o. saber, se puede saber sí se tiene o no una fe salvadora.
C. La re y el arrepentimiento No hay pl'egunta más importante que: '¿Qué debo hacer para ser salvo?' Sin eruburgo, la Biblia parece contradecirse al dar dos respuestas diferentes a esta pregunta. Compárese Hechos 2:37,38 con Hechos 16:30,3J. Es la respuesta a la pregunta '¿qué debo hacer para ser salvo?' 'arrepiéntete' o 'cree' ,1 ambas cosas? El libro de Hechos es un excelente ejemplo de las dos respuestas de la Biblia a esa pregunta. Para la respuesta 'arrepiéntete', ver Hechos 3: 19; 5:Jl; 11: 18; 17:30. Para la respuesta 'cree', ver Hch. 8:12,13; 10:43; J 1:17: 13:39. Si la respuesta es 'arrepiéntete', ¿por qué dice la Biblia solamente 'cree' en algunos lugares? Si la respuesta es 'cree', ¡,por qué menciona la Biblia solamente c:I arrepentimiento en algunos l ugares? Si ambos son necesarios, ¿,por qué no se mencionan ambos siempre?
De la fe salvadura
199
Sólo hay una solución a esta dificultad que. sea ló.gi':ament_e consecuente y en consonancia. con lo~ daros bíblicos. S1 .b,en la fe v el arrepentimiento son gracias distintas, están tan Intimamente relacionadas que una nunca existe sin la otra. El arrepentimiento y la fe son distintos. Alguien pens~a: 'La solución es que el arrepentimiento y In fe son dos n<>ml>resd., ferentes para la misma cosa. Son sinónimos.' Esto ~ríu una c,~nc.lus,ón falsa. pues los datos bíblicos no lo pernutcn. El '.''":pco1,m,cnl.o Y la fe describen realidades diferentes. El arrepcnumrcnto se expresa con dos palabras griegas. Una significa un cambio de mente acerca de Dios y del pecado. La otra sigmfica volverse del pecado ap,os. La fe es una convicción de la verdad y un comprormso con Cristo, algo Intirnarnente relacionado pero distinto, Uf arrcru i miento y la fe se dirigen u objetos diferentes (Hch. 20:21). El an·epemim.ien_to s,e centra en l)ios y su ley. La re se cenu·~ en Cristo y su ir~cm. ~1 arrepentinucmo y lu le juegan papeles distlntos en I~ !alvnc,óo. L,, Biblia, por ejemplo, nunca afirma que seamos justificudos ll".r, el arrepemimlento. La fe hace destacar Ju grucia que obru lu sal~uc,vn. 81 arreperuimieruehacedestacurel camb104ucobr~ lasalvación. E.\ la respuesta necesaria de un alma regenerada a Dios y al pecado. Por otra parte, el urrepcntímícnto y la fe está11 tan emechament~ relacionadus q1111, el uno n11 puede exlstir sin la otra (llch. 10:43 el. 11: 17, I K; 17::10,:14). No nos podemos arrepentir a menos que creamos. No podemos creer a menos que nos arrepim~os,. Toda fe verdadera es penitente, Todo verdadero arrepentmucnto . es creyente. Así, tanto la fe como el 11ITepent1":",ent(> son necesarios para sel' salvos. En cierta situación se puede mxtar a los ¡,c~ado'.cs en cuanto a uno solo porque. verdaderamente el hacer lo uno, rnpl rea hacer lo otro. · . Hay varias lecciones que se deducen de este estudio de la relación entre la fe y el arrepentimiento. En primer lugar. no se puede asignara la feo al arrepentimiento una prioridad de lo uno con respecto al otro en cuanto a la lógica o el tiempo. En segundo lugar, el arremimicnto cs una marca de la fe salvadora. En tercer lugar, se debe sostener un énfasis cqu il ihrado en cuanto a estos dos deberes evangélicos. si uno o ambos no han de desvirtuarse, Finalmente?!ª verdad más adecuada debe enfatizarse en cualquier srtuacion concreta.
201
Del arrepentimíenm para vida y salvación
15.
Del arrepentimiento para vida y salvación
4. Puesto que el arrepentimiento ha de continuar 9 lo larg.o de toda nuestra vida, de.bido al cuerpo de muerte y sus inclinaciones,' es por tanto el deber de cada hombre arrepentirse especlficamcnte de los pecado, concretos que conozca? l. Ez. 16:60; ML 5:4; 1 Ju. l:9 2. Le. 19:8; 1 Ti. 1:13,15
5. Tal es la provisión que Dios ha hecho a trnvés de Cristo en e.l r•ct.o
de gracia para la preservación de los creyentes para salvación que, sl bien no hay pecado tan pequeño que no merezca la condenación,' no hay, siu embargo, pecado tan grande que acarree condenación • aquellos que se 1. A aquellos de los elegidos que se convienen en la madurez.• habiendo vivido por algún liempo en el estado natural.' y habiendo servido en el ,nisnlo a diversas concupiscencias y placeres, o;o,i, al tlamarlo« eficazmente, les dt, urrepentinuento para viJu.1
l. Tit. 3:2-5
arrepienten,
lo cual hace necesaria
la predicación
constante
del
orrepcntimiento,1 l. Sal. 130:3: 143:2: Ro. 6:23 2. Is. l:16-18; S5:7; Tlch. 2:36-38
2. 2 Cr. 33:10·20: llch. 9: 1-19: 16:29.30 2. Si bien m, lrny 11Udi~ que hagn el bien y no ¡>
delante de Dios para agradarte en todo.' l. Hch. 5:31; 11:18: ZTl. 2:25 2. Sal. 51:1-6: 130:l-3; Le. 15:17-20; Hch. 2:37,38 3. Sal. 130:4; Mt. 27:3·5; Mr. J·: 15 4. &.. 16:60-63; 36:31,32; ze, 12:10; Me 21:19; llch. 15:19; 20:21; 26:20: 2 Co. 7:l0,11: l Ts. 1:9 5. Pr. 28:13; Ez. 36:2.5; 18:30,31; Sal. l l9:59,J04,128;MI. 3:8; Le. 3:8: Hch. 26:20; 1 1 :9
rs,
Pros·, 1·2
C.
Los receptores del arrepentimiento
2
Los convertidos en su madurez especialmente B. Los creyentes en general
3
IJ, La naturaleza del urre1ienlimícnto
4
lll. La continuidad del arrepeotlmlento
S
IV. La provisión del arrepentimiento
l
A.
l. Las respuestas a preguntas acerca del capüula Este capñuki puede suscitar varias preguntas en las mentes de cristianos serios. Aquí se anticipan y se responden tres de estas
preguntas. A. ¿Solamente se da el arrepentimiento a los convertidos en la
madurez? Esta pregunta es suscitada por la declaración del párrafo L de (¡ue
202
é,q,o.
Dios da arrepentimiento a los elegidos convertidos en fa madurez, esto es, cuando son mayores. El hecho mismo de que los términos de la Confesión .susciten tal pregunta constituye un peligro. Es posible que estuviera indicada una revisión de la Confesión en este punto. Sin embargo, no debería pensarse que existe algún error real en el pensantic~to de los que redactaron estos párrafos.! .a respuesta de la Confesión a la pregunta suscitada ameriormenre es, claramente: 'No'. Tan.to el pñrrafo 2 como el 4 dejan claro que todos los creyentes se arrepienten y, así, Dios les da el arrepentimiento. Es importante 1101ar nqui que, en este capüulo, la Confesión de Londres hu adoptado 1., revisión bastanu; extensa de Ju Confesión de Wesrminster redactada por John Owen y los autores de la Deotaracién de f.'e de Saboya. Estu es una razón adiciona¡ par» no llegar a In conclusién de que IH Confesión enseña que no todos tienen que arrepe.ntirse pura ser salvos. Tales hombres sabfnn que el arrepen1Jm1cnto e~ absolutamente necesarío Ri alguien hu do ser salvo. Todo csro, sin cmlmrgo, suscirn una pregunta adicional. · Por qué hacen uno distinción In Declaración de Subo y u y la Confc~ión de Londres. que In sigue, ~•rtreel arrepentunicnto que se don tosque son ccnvcnído» en IH madurez y el arrepcntimlcnre que se da ¡;enernlmcntc a todos los creyentes? Lo ~n~csión hace esta distinción por el deseo de distinguir el arre¡~ntrn~oento comoexperiencrn crft ica del arremimiento co111u gracia ordlnaría, Todos los crcy~ates se can1ctcriz.m por la graci" ordU1ana, pero no tollos los creyentes conocen, o necesitan conocer. el nrrepcntimicato como una experiencia critica. En este ca~ítulo se mencionan tipos de tal experiencia critica. l... , Confesión se refiere, en prnner Jugar, a los elegidos que se conv,erten en la madurez, habiendo vivido por algün tiernpo en el estado nutumr '. Ejemplos bíblicos de esto son Manasés, Pablo y el carcelero de F1lrpos. En segundo Jugar, se refiere a los creyentes que 'pueden caer en grandes pecados y provocaciones'. Los ejemplos bíblicos aquí son David y Pedro. Creo que nuestros predecesores bautistas tenían varias preocupaciones prácticas al hacer esta distinción. Prmcipalmente, quería.n usegurarscrle que nadie les pudieraacusarde creer que iodos los cnsüanos deben tener una conversión crítica como la del carcelero do! Filipos. Decían: 'Aunque insistí mos eof,lticamente en la conversión personal, entendernos que la experiencia de un niño criado en un hogar cristiano puede ser muy di fe reme de lade uno que
?ºs
Del arrepentimienia para vida y satvacián
203
es convenido sin el beneficio de una crianza cristiana de niño.' Ambos convertidos experimentan el arrepentimiento, pero ambos pueden no tener una experiencia de conversión crítica. Las aplicaciones prácticas de esto son varias e Importantes. No dudemos de nuestra salvación meramente porque carezcamos ele una experiencia crítica como lude un respetable hermano o hermana en el Señor. No demandemos de otros un cieno tipo de experiencia de conversión como marca necesaria
error
se
refuta
cuando
se afirma
arrepentínuente es una 'gracia evangélica"!
Que
el
Beekhof observa: 'Los luteranos acostumbran a enfatizar que el arrepentimiento es obrado por la ley y la J'e por el evangclio'{'). El arrenumicnto, según la Confesión, no es un temor natural producido en la natura lezacaída por la ley. Esun don y una demanda del Evangelio de la gracia.
204
Exposici611 de In Co11fesió11 Bautísta de Fe de 1689
JI. Exposición del tema del capítulo
205
Del arrepentimientopara vida y salvación
Diagrama del árbol
El arrepentimiento bíblico se define de forma muy sucinta en el Catecismo Menor de la Asamblea de Westminsrer. La pregunta 87 dice: '¿Qué es el arrepentimiento para vida?' La respuestaque se da es: 'El arrepentimientopara vida es una gracia salvadora, por la cual un pecador, con un verdadero sentimiento de su pecado, y comprendiendo la misericordia de Dios en Cristo, con dolor y aborrecimientode su pecado. se aparta del mismo para ir a Dios, con pleno propósito y esfuerzo para una nueva obediencia.' Este resumen del arrepentimiento bíblico ha sido provechosamente comparado con un árbol por el pastor A.N. Martín. Puesto que la doctrina del Catecismo Menor es en este punto lu misma que la de In Confesión, se utilir.ará, junto con la analogra del árbúl, para explicar brevemente la naturaleza del arrepentimiento.
Tcn~tio -gracia salvadóra -corazéa oc.generado llch. 5:31; 11:18
2 'ti. 2:25
206
Exposición de la Confesián Bautista de Fe de 1689
A. El terreno del arrepentimiento ¿Cuál es este terreno? 'El arrepentimiento ... es una gracia salvadora.' Al llamar al arrepcntimiemo una gracia, el Catecismo Menor deja claro que es un don ele Dios. Es una planta que crece ~61o en el terreno renovado del corazón regenerado (Hch. 5:31 ; 11: 18; 2 Ti. 2:25). El verdadero arrepcntimicnro, pues, es mas que lo que la teología católica romana llama 'atrlcién'. E.~ más, o RC!l, que un desagrado por las consecuencias del pecado, un temor del infierno, o unu reforma externa de vida. El no regenerado puede poseer tales cosas (Hch, 24:24-27) pero no conocer nada del arrepentimiento para vida.
D, Las rufces del vcrdodero arrepentimiento Cuando hablamos de las raíces del verdadero arrepentimiento, ¿qué querernos decir? l ,1 función de las raíces de un órb,11 es nutrir el arbot. E.~to es e,mctamente lo que estamos pensando ahora en relación con el nrrepcmirniemu. El verdadero arrepenumleme es nutrido por dos grandes convicciones en 11n alma y surge de IHS mismas. Dos cosus deben llegar II ser realidades, aspectos vívidos de la consciencia de un hombre, si hemos de arrepentimos. Bsiasdos realidades las llama el Catecismo Menor 'un verdadero sentimiento de su pecado, y comprendiendo la misericordia de Dios e11 Cristo'. Las Escrituras proporcionan al menos dos ilustraciones de cómo estas dos realidades se apoderan del alma y producen arrepentimiento. La primera es la del salmista del Salmo 130. En los versículos 1.3 de dicho salmo, el autor inspirado describe vívidamemc su experiencia de las profundidades del pecado. F.n el versículo 4 afirma su firme convicción de que huy perdón aun para alguien como él. Claramente, son estas dos convicciones paralelas las que le llevan a Jehová en nuevo arrepentimiento. AUJ1que el salmista cm sin duda un creyente, este salmo ilustra muy claramente, no obstante, las raíces de todo verdadero arrepentimiento. La segunda ilustración es la del h.ijo pródigo (nótese especialmente Lu'-IS 15: 17 • 20). Resulta muy evidente aquí el hecho de que el hijo pródigo fue llevado a regresar arrepentido al padre por las
Del arrepensimientc para vida y salvación
207
conversación consigo mismo da por supuesto que sabía que su padre le recibirla, aunque sólo fuera como un jornalero. Habiendo notado las ilustraciones bíblicas de estas realidades paralelas que llevan a los hombres al arrepentimiento, ahora las relatamos por separado u11 poco más detalladamente.
l. · Un verdadero u111imie1110 de su pecado'
¿Quési¡,'ll.ificnesta fra.qc?Tal sentimiento de pecado es descnto por la Confesión como hacer 'consciente de las múltiples maldades de su pecado'. F..s bastante evidente que esto no es un mero asentinuento o reconocimiento intelectual. No es sirnplcrnenre una sensación del peligro y los erectos negativos de nuestros peca?os sobre nosotros. No es simplemente una sensación de la corrupción y lu culpu del pecado en general. Está claro que es un sentimiento o experiencia de lo corrupción y cul1>ahilidml de nuestros pecados note Dios. Los frases en el Salmo 130 'de lo profundo' y '¿quién ... podrá. mantenerse?' ilustran un vcrd:1.dero sen1in'.ien10 de pcc~do. Lo mismo ocurre con el clamor del hijo pródigo: Yo no soy digno de ser llamado hijo ruyo' (cf. Hch. 2:37,38; Sal. S 1: 1-6).
2. · ...y comprendiendo lo misericordiade Dios e11 Cristo' Muchos han llegado o. una experiencia personal de la culpa, corrupción y peligro de sus pecados sin llegar a saber n~du del
verdadero arrepentimiento. rn ejemplo clüsico de esta reahdad es Judas lscariote (MI. 27:3-5). Judas tenía un verdadero sentimiento de pecado, pero carecía de la segunda miz vital del verdadero arrepentimiento: comprender 'la misericordia de Dios en Cristo'. Huy que hacer dos preguntas acerca de esta segunda raíz del verdadero arrepentimiento. ¿Cuál es? Es la confianza o convicción de que si me arrepiento y vuelvo a Dios, Él me recibirá y me perdonará. Como hemos notado, esto estaba implícito en la decisión del hijo pródigo. Aún más claramente, el salmista afirma: 'Contigo hay perdón.' l Cómo sabemos que esto es una raíz necesaria del verdadero arrcntirnicnto? Pueden enumerarse vanas razones. En pruuer lugar, porque el nrrepentimiento es inseparable de la fe (Mr. 1 :15). U na comprensión de la misericonlia de Dios en Cristo es fe en la semilla. En segundo lugar, los ofreciuucntos de misericordia que Dios hace siempre acompañan sus llamados al arrepentimiento (JI. 2:12,13; Jer. 3:22; ls.55:7). En tercer lugar. porque el verdadero arrepentimiento implica volverse al Señor Jesucristo (Hch, 9:35; lJ:21).
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Exposicíon de la Confesián Bautista de Fe. de. 1689
Tal enseñanza puede aplicarse de varias maneras. ;,Has visto alguna vez tu pecado como realmente es? ¿Conoces experimentalmente algo de la corrupción, el merecido y la culpa de rus propios pecados? Si no, no sabes nada del verdadero arrepentimiento. Cuídate de un remordimiento o convicción de tus pecados que no vaya acompañado de una comprensión de la misericordia de Dios en Cristo. Cuídate de pensaren él como un verdadero arrentirnicmo. Un sentimiento de nuestro merecido y miseria. aunque es una raíz del arrepenrimicnto, no es de por si arrepentimiento. Cuídate de suprimir un sentimiento que te convenza de tu propia corrupción y culpa. Tal sentimiento de pecado no es enemigo cuyo. Por el contrario, tiene el propósito de conducine a Cristo, C. ~:1 tronco y lns ramas del verdadero arrepentimiento El Catecismo Menor, alhnblanlcl urrepentimlcntodel pecador.dice que 'con dolor y aborrecimiento de su pecado, se aparta del mismo para ir a Dios'. So11 estas palabras las que se C<'lmp,:11cli11n como el tronco y las ramas del arrepenumieuto. Lll tronco y las ramas de un árbol son sus características principales o esenciales. De la misma manera, cuando considerarnos el tronco y las ramas del verdadero arrepentimiento, estamos hablandn de su esencia, la naturaleza central del urrepentimíento. El Catecismo Menor describe el arrepentimiento como una vuelta espiritual. Esto está muy de acuerdo con lu 1rmtinolc,gfa bfblica para el arrepentimiento. Las dos palnbras má..s importantes del Nuevo Testarncmo para arrepentimiento son metanoia, que significa, literalmente. un cambio de mente y epistropheí, que significa una vuelta. Li primera de esi a, pn labras nos recuerda que, si bien esta vuelta o cambio tiene efectos y frutos externos, es ante todo una cuestión del corazón y la mente. BI arrepcntímíento no debe, por tantc.cquipararse aun ejercicio mcrumeure extcrno como el connotado en la frase 'hacer penitencia'. Cualquier vuelta, aun si es espirírual, es de una cosa a otra. El Catecismo Menor especifica claramente desde dónde es esta vuelta espiritual y hacia dónde. Es una vuelta desde el pecado con dolor y aborreciruiento del mismo. Es una repugnancia hacia el pecado que implica las actitudes de dolor-pesar y odio-abominación (Zc. 12:10; 2 Co. 7:10, l l; MI. 21:29 (4): Ez, 16:60-63; 36:3 l ,32). Tales pasajes
Del arrepentimiento para vida y satvacion
209
describen vívidamente el arrepentimiento como aflicción, tristeza. indignación contra el pecado, lamento, vergüenza y humillación. aborrecimiento, deshonra. Está claro que un verdadero cristiano ha sido humillado por su pecado y es, por tanto, alguien que puede ser exhortado y amonestado sin temor. Es volverse a Dios en su misericordia, sus caminos y su adoración. Hechos 20:21 habla literalmente del 'arrepentimiento hacia Dios'. De la misma manera que la fe es un movimiento del alma hacia Cristo, a.~fel arrepentimiento es un movimiento del alma hacia Dios (Hch. 15:19; 26:20; l Ts. L:9). Nótese especialmente Lucas 15:20. No sólo se convenció el hijo pr6digo de su propio pecado y miseria y de la misericordia del padre, sino que realmente se le vaneó y fue a su padre. Volvió a In misericordia de su padre, los caminos de su padre, las reglas de su padre, Esto da a entender In siguiente aplicación. ¡,Has vuelto tú realmente ni Padre? No es suficiente que sientas meramente tu pecado o aun que te convenzas de que Dios te, rcctbira, si nunca has vuelto realme.uc •I Pudre. D. Los frutos del verdadero arrepentimiento Aqur el Catecismo utiliza lus palabras 'con pleno propósito y esfuerzo para una nueva obediencia'. El texto clave aquf puede ser Proverbios 28: 13, que habla del arrepentimiento como que da por resultado la confesión y el abandono del pecado.
necesidad de este frut() La confesión del pecado es necesaria (Mr. l :4,5; Le. 17:3.4; Sal. 51: 1-4 ). Alguien que rehúsa consecuentemente confesar el pecado conocido en su vida no es, ciertamente, un verdadero penitente. El abandono del pecado es también necesario (Mi. 3:8; l Ts. 1 :9.10). ¿ Qué errores busca evitar esta insistencia del Catecismo en el 'pleno propósito y esfuerzo para una nueva obediencia "! La Confesión está también cuidadosamente redactada, pues habla del 'propósito e intento ... de conducirse ante los ojos de Dios en la consistencia de vida que agrada al Señor'. Al menos dos errores se evitan aquí. El primero es el error de engañarse a uno mismo. Aquí es donde alguien pretende estar arrepentido sin un abandono genuino del pecado. Debe haber 'pleno propósito y esfuerzo para una nueva obediencia'. El segundo error es el del legalismo o, quizá más exactar nente, el del perfeccionísmo, J. La
210
Exposiciónde la ConfesiónBautista de Fe de. Jt,89
Este es el error que asedia a menudo a los cristianos de tendencia introspectiva. Los tales cuestionan la legitimidad de su arrepenti,nicnto si éste produce algo menos que un perfecto abandono del pecado. Abandonar el pecado no es lograr una obediencia perfecta o impecable para siempre. Es un genuino 'propósito y esfuerzo' con este fin. Las sigu.ienrJlsEscrituras enseñan la necesidad de abandonar el pecado como cuidadosamente lo definen la Confesión y el Catecismo (Me. 3:8; Le. 3:8; Hch. 26:20; 1 Ts. J :9).
16.
De las buenas obras
2. Ias coractertsttcas de este.fruto Esta confesión y renuncia del pecado es universal. De la misma manera que In santidad universal es una marca de la fe salvadora, así el abandono universal del recado es un fruto del verdaqcro arrepentimicn10. No debería sorprendemos, pues, cuando la Biblia ensena que una caructerfalica del verdadero arrepentimiento es que renuncia a todo pecado com>eilio (Ez. :lli:25; J 8:30,31: Sal. I lli:59,l 04. 128). Con esto se quiere decir que no hay una negativa dura e impenitente o apartarse de cualquier peeacto conocido. Todo pecado es odiado y aba.ndunudo, si bien, desde luego. no perfectamente o sin repetidas I uchas. Una persona verdaderamente nrrepenlida conflcsa y renuncia a pecados privados tamo como a pecados públicos, pecados socialmente aceptables tanto como a pecados socialmenre inaceptables. Esta confesión y renuncia del pecado es continua, No es meramente una experiencía purun tiempo por parte de aquellos que tienen una conversión crítica, sino una característica y hábito de vida. ¿Por qué? Tamo en cuanto c()otinuemos siendo pecadores. debemos continuar arrinr.iéndonos. La Confesión insiste en el párrnfo 4 en el deber de que el arrepentimiento continúe 'a través de tolla nuestra vida'. Nótense las siguientes Escrituras (l Jn. 1:9, donde el tiempo del verbo es presente continuo; Ez, 16:61; Mt. 5:4). Esto puede aplicarse de la siguiente manera. 1.Es el arrepentimiento. la confesión y la renuncia del pecado, vol verte de él con r.lulor y odio hacia el mismo, tu experiencia constante y aun diaria? Si eres un verdadero cristiano, lo es. Una vida cristiana que es totalmente positiva y no sabe nada de la realidad negativa y lóbrega del pecado es ilusoria y engañosa. La tristeza y el pesar forman parte de la vida cristiana, porque forman parte del arrepennrníemo.
I Las buenas obras son solarnente aqueüas que Dios ha º'.den ad,'~en¡"u s¿nl.n ,..alahm1 y no las que, sin In autoridud d<: ésto, han 1nv~nt,~'~"~~ hombres por un fervor ciego o con cualquier prl·,te,cto e , intencione11.' ,, 16 17 l. Mi. 6:8: Ro. 12:2: lle. 13:21: Col. 2:3: 211. 3: , . . ~ . 2 MI. t5:9conls.29:l3: 1 P l:18:Ro. l0:2;Jn. l<í:2, l $.15.2l·~J. l . Co. 7:23: Oá. 5:1; Col. 2:R,16·23
º• ·sus.. hermnnos,'ndoman la profesión del evangcllO.'UlpOJI
2 Esta.< buenas obras, hechas en obedicncin n los rnandt':'"•"lO\de ·on los frutos y evidencias do una fe verdadera y vrva: y P'''. e es • · . ,,,o rt a1 eceu • su se•urid•d losros,creyentes m,mitioswn su ¡¡rnrrtlld, • ..'edifican ll 1 .
In boca ~. os adversario.si y glorifican a Dios, cuyu hecuura S:<'!'· c~cados en C11Sl~ Jesús pan olio.' para que teniendo por fruto la santrfrcacrón. tengan com fin la vida etcrna.! 1. St¡¡. 2: 1 K.22: Gá. S:6: 1 Ti. 1 :5 . 2. Sal. 116:12-14; 1 P. 2:9,12; Le. 7:36-50 con MI. 26.1-11 J. l Jn. 2·3.S; '.1:18.19: 2 P. 1:5·11
s: 6. 4
2
ce, Y:2; Mr. 5: 16
MI. 5:16; TiL 2:5,9-12; J Ti. 6:1; 1 P. 2:12 IP. 2:12,15: Tit. 2:5, 1 Ti. 6:1 i. El'. 2:JO; l'il. J:lJ; 1 Ti. 6:1; 1 P. 2:12; M1. 5:16 K. Ro. 6:22; ML 7: 13, 14,21·23
m¡
es 3 L.. .. pac \lad que tienen los creyentes para hacer buenas obra~ .. ellos a cantismos • en ninguna manera. smn . comp 1e lame 1 ue del Esafritu de de ., Cristo.- y para que ellos puedan tener es 1a· capacidad . • .además· .
nusmo EspíriLu Santo para obrar en ellos ianto el q~ererc~mo e a~:~:r su buenu vuluntad; 1 sin embargo, no deben :oJvcrsc negligentes P d , como si no estuviesen obligados u cumplir deber alguno aparte e un
212
Exp<>sición de /a Co,ifesión Bautista de Fe de 168.9
impulso especial del espíritu, sino que deben ser di tigemes en avivar la gracia de Dios que está en ellos.' 1. fu. 36:26,27; Jn. 15:4-6; 2 Co. 3:5; Fil. 2:12,13; EC 2:10 2. Ro. 8: 14; Jn. 3:8; ru 2: 12, 13; 2 P. 1: 10; He. 6: 12; 2 Ti. 1:6; Jud, 20.21 4. Quienes alcancen el mayor grado de obediencia posible en estn vida
quedan tan lejos de llegar a un grado supererogatorio, y de hacer más de lo que Dios requiere, que les falta rnuchn de lo que por deber están obligado, • hacer. 1 l. 1 R. 8:46; 2Cr. 6:36: Sal. 130:3; 143:"2; Pr. 20:9; Ec. 7:20: Ro. 3:9.23: 7:M:;.s,;Cá.5:17; 1 Jn. 1:6-10:Lc. 17:10 S. Nc>sorrn,(no podemos, por nuestras nlejoresobras, merecer el perdón del pecado o la vida eremn de la mano de Dios, a causa de la gran despruporcién que existe entre ouesuas obrasy In tlorin que ha de venir,' y por la distancia infinitf, que huy entre nosotros y Dios, a quien no podemoa heneficiur por dichos obras, ni .,ocisfocer lu Jcu
.. ~:17:
1 Jn. l:6·10
6. No obstante, por ser acepu1'.las las personas de tos creyentes por medio de Cristo, sus buenas obras también son aceptadas en E:1~· nu como si fueran en esta vida enteramente itrrocha.hles e irreprensibles a los ojus dt. Dios:~ sino que a 01, mirándolas en su Hiju, le place aceptur y
recompensar aquello que es sincero aun cuando esté acompañado de muchas <..lebilidades e imperfecciones." l. Ex. 28:38: Ef. 1 :6.7; 1 P. 2:5 2. 1 R. 8:46; 2 Cr. 6:36; Sal. 130:3; 143:2: Pr. 20:9; Ec. 7:20; Ro. 3:9,13; 7;1<1ss.; Gá. 5: 17; 1 Jn. 1:6-IO 3. He. 6: 10; MI. 25:21,23
"J. Las obras hechas por hombres no regenerados. aunque en sí mismas sean cosas que Ojos ordena, y de uritldad tanto para ellos corno para
ouos,' sin embargo. por no proceder de un corazón purificado por la re: y no ser hechas
De la buenas obras
213
pueden agradar a Dios ni hacer a un hombre digno de recibir gracia por parte de Dios:' Y a pesar de esto, el hecho de que descuiden las buenas obras es mis pecaminoso y desagradable o Dios.? i. l R. 21:27-29; 2 R. 10:30,31; Ro. 2: 14; Fil. 1 :15-18 2. Cn. 4:5 con He. 11 :4-6; 1 Ti. 1 :S; Ro. 14:23; Gá. 5:6 3. 1 C.o. 13:3: Ts. 1: 12
4. Mt. 6:2.5,6; 1 Co. 10:31
S. Ro. 9: 16; Tic. l: 15; 3:5 6. 1 R. 21:27·29: 2 R. 10:30,31; Sal. 14:4; 36:3 Bosquejodel capitulo
l. La norma de las buenas obras A. Clxpresadapositinmcnt.e ~· Expresada negati vameut.e
z
U. La Importancia de las buenas obras A. Debido a su testimonio B. Debido a sus resultados C. Debido a su papel
3
m.
La causad~¡,.~ buenu,i obras
Su afirmación enfática B. Su perversión generalizada A.
4.5
IV.
4
s
A. Las obras de supererogación son imposibles B. Las obras meritorias son imposibles
6-7
V, ta aceptación de las buenas obras
6 7
A. l .as hucnas ol>rns de los creyentes B. t.as buenas obras de los hombres no regenerados
La, llmltaclones de las buenas obras
214
Exposición de la Confesión Bautista de Fe de /689
Este capítulo es casi idéntico al do la Confesión de Westminster y la Declaración de Saboya. No hay cambio que tenga un significado teológico. La norma de las buenas obras (pfo. 1)
La regla o árbitro supremo del bien y el mal para la humanidad es la voluntad de Dios (l Ti. 6:15; Lv. 19). El conocimiento práctico u operativo de esta voluntad .~61o puede hui larse en In sao ta Palabra de Dios (Sal. 147:19.20). Tales verdades requieren de nosotros que concordemos con laatirmaci6n del párrafo 1 de que 'las buenas obras son solamente aquellas que Dios ha ordenado en su santa Palabra.' La prueba escriturarla tanto de las afirmaciones positivas como de tas negativas del párrafo I es extensa (para la alirmaci6n positiva, Mi. 6:8; Ro. 12:2: He. 13:2l; Col. 2:3: 2 Ti. '.1: l 6, 17; y para la añrmacién ncgaiivu, Mt. 15:9; cf, Is. 29:13: l P. 1: 18; Ro. L0:2; Jn. t6:2; 1 S. 15:21-2:l; 1 7:23: 5:L; Col. 2:8,16-23). Gn general. las buenus obras son las que se conforman a la ley de Dios como está revelada en las Escrituras ( véase el capítulo 19). Más cspccfficamcnte, las buenas obras son expn:sio11cs concretas de bondad y generosidad, especralrnente de lirio práctico y económico (Jn. 1:31·33; Hch, 10:38; 9:36; 2 Co. 9:8,CJ; l Ti. 5:10; 6:17.18). ¡Qué reprensión proporciona el estudio serio de las Escriruras! Nuestraanemiaespiritual ~e revela en la poca frecuencia de nuestras expresiones prácücas y econémicas Je bondad, que la Biblia llama buenas obras. Tamhién se revela la pervcrslon espiritual de muchos cristianos profesantes en nuestro tiempo. Para los judíos era una buena obra lavarse las manos cuando se comra pan. Tenían una lista de buenas obras meramente humana, Así hocen muchos hoy en df!l. Los hombres aman esta mentalidad. Tienen una vista de águila para las violaciones de su reglas, pero esran ciegos a la compasión y las buenas obras, Lo irónico es que los más críticos y miserables sobre la faz de la Tierra son a menudo aquellos que se enorgullecen de su conformidad a listas humanas de buenas obras. La ceguera espirirual de muchos cristianos profesames se revela en su violación del deher bíblico en favor de aquello que estiman ser una buena obra. [Con cuánta frecuencia han justificado los obreros cristianos una ausencia prolongada tic sus familias y el fracaso en cumplir los deberes Iarni liares u paternales más básicos con la buena obra de ser un misionero o un evangelista! ¡Con cuánta frecuencia han violado las
ce.
os.
De 1,, buenas obras
215
mujeres las Escrituras haciendo la buena obra de predicar y pastorear la Iglesia! 11. La importancia de lar buenas obras (pfo. 1} A. Debido a su testimonio Son útiles porque son los frutos y evirlcncias de una fe viva (Stg. 2: lt22: Gá. 5:6; 1 Ti. 1:5). Nuestros predecesores bauristas, con esta afirmación, se aseguran de que nos demos cuenta
216
Exposición de.la Corfesio«Bautista de.Fe de 1689
Puede que el problema que tienes con la seguridad es que estás. tan metido en ti mismoque nunca tienes tiempo para hacer algo pornadie más. No es hipócrita hacer buenas obras para reforzar la seguridad. Es bíblico. ¡ No te pongas, al resistir esta enseñanza, en la posición de ser más espírima¡ que Dios! Edifican a los hermanos (2 Co. 9:2; Mt, 5:16). Tu celo y buenas obras (o falta de las mismas) tienen un efecto directo sobre los hermanos. Edifican a vuestros pastores también. Adornan el Evangelio. Adornar algo es revestirlo y hacerlo aparecer atractivo o deseable (Mr. 5: 16; Ti. 2:5,9-12; l Ti. 6: 1 ). Glcrífican a Dios. Como explica la CMfesión, esto tiene lugar porque son la hechura y crcacién de O,os (Ef. 2: 10; 1 P. 2: 12: Me. 5:16). ¿Manific.sta la mnncra en .que vives un corazón tierno hacia Dios y el Evangelio? ¿T,cnes cuidado deque la manera en que vives no difame a Dios y el Evangelio y dé motivos a los enemigos de Dios y la verdad para blasfemar? ¿O es tu vida descuidada, perezosa, pecaminosa e indisciplinadll, una carga paraotros y ofensiva para los inconversos? Si puedes pensaren ocasiones cuando tu pecado has ido un tes ti mouio pobre y no estar dolorido, hay algo tcrribíemcmc erróneo. El cristianismo de alguien que no es sensible en cuanto a adornar el Evansclio debe ser cuestionado. C. Debido a su papel Son el camino establecido para la vida eterna (Ro. 6:22; Mt. 7: 13, 14,21-23). Son el camino. pero no la puerta. La vida cristiana no comienza con buenas obras. El Ev,uigelio no es: 'Comienza a hacer cosas buenas.' La v ida cristiana comienza con arrepentimiento y fe. La fe debe ir u apoyarse en Cristo antes de hacer buenas obras. Ill arrepentimiento debe volverse del pecado (odiarlo, abominarlo y entristecerse por él), antes de hacer obras propias del arrepentimiento.
111.
La causa de las buenas obras (pfo.3)
No sólo es crucial la gracia anterior del Espíritu, sino que también es necesariauna inftuenciaactual y real (Ez. 36:26,27;Jn. 15:4·6; 2Co. 3:5; Fil. 2:12,13; Ef. 2: 10). Dondequiera que la soberanía ele Dios manifestada en la actividad del Espíritu se afirma tan enféticarnente como la causa de. las buenas obras, el corazón depravado del hombre
De la b•enas obras
217
batá, casi autornéticamente, una deducción perversa. Razonará: 'Puesto que soy incapaz de hacer ninguna buena obra sin el Espíritu, rengo la libertad de esperar el movimiento del Espfritu anees de intentar llevar a cabo cualquier ohra buena, · ¿Qué hay de erróneo con esra deducción aparentemente lógica? Bquipara la inflnencia del Espíriru con ciertas sensaciones o sentimientos emocionales. ta Biblia no apoya tal equiparación en ninguna parre y, de hecho, la refuta(Ro. 8: 14; Jn. 3:8; Fil. 2: 12,13). Esta deducción hace de los movimientos de! Espíritu la regla de nuestro deber. ta regla de nuestro deberes, sin embargo, la voluntad preceptiva de Dios. Esta deducción contradice las aflrmacioncs de la Escritura con respecto a In responsabilidad humana (2 P. l: 10; He. 6: 12: 2 Ti. 1 :6: Jud. W.2 l).
TV. Cm limítacwn,s de las b11enas obras (pfos. 4-5) A. Las obras ,de supererogación son imposibles (pfo. 4) El New World Dictionary (Diccionario del Nuevo Mundo) de wcbsier dice que supcrerogar es 'hacer más de lo que se requiere o espera' y dice que significa literalmente 'devolver porencirna o mñs allá de lo que se debe'. Define laobrnsdesupereroguciéncomo sigue: 'Bn la lg.lcsia católica romana, obras hechas.corno en el caso de los santos, aun por encima de las que Dios manda' ('). Realizar obras de supererogación es imposible por dos razones. En primer lugar. todas nuestras obras están manchadas con el pecado. Nadie es impecable (Ro. 3:23,9; os. 5:17; Ro. 7:14-25; Sal. L30:3; 1 Jn. 1:6-10; Ec. 7:20: Pr. 20:9; l R. ti:46; 2 Cr. 6:36: Sal. 14'.~:2). La obra meritoria y
2111
&posición de la Confesió11 Bautista de Fe de 1689
B. Las obrasmeritorias son imposibles (pfo. 5)
Se dan cuatro razones para apoyar la afinnaci6n anterior. En primer lugar, .las buenas u~ra~ est.ándcsproporcio~adas con la recompensa. No existe una equivalencia entre lo que Dios requiere y lo que da a cambio. En segundo lugar, son intrru1sceodentes para Dios (Job22:3; 35:7; Ro. 4:'.\; 11:3; Le. 17:10). No pueden ser de provecho para Dios. No pueden hacer satisfacción por el pecado (Ro. 3:20). En tercer lugar, son originadas por el Espíritu de gracia. Si las buenas obras son ellas mismas los dones de lagrucia libre y soberana, no hay ciertamente mérito en ellas delante de Dios. !ln cuarto lugar, están mezcla1lns con el pecado. Son, por canto, en el mejor de los casos, obras que no alcanzan fu gloria de Dios. V. la aceptac/Qn de las buenas obras (pfos.6-7)
A. L11s buenos obras de los creyentes (pro. 6) Las buenas obras de tos creyentes son ace¡itudus sobre la base del hecho de que ellos mismos son eceptados en y medlanre Cristo (Ef. 1 :? , 7; 1 P. 2:S: EK. 28:38). Son, sin embargo, no sólo aceptadas, sino ruoompcni;adas. La recompensa es de gr•cia(Ro. 4:4), pero es una rc~?rupensa (lle. 6:10; Mt. 25:21.23). La palahra griega que sé uu hia aquí para rccompeosa significa Ji teralrnentcun pago de salario (He. 2:2; 10:35; 11:6:26). Dios. clemente y bondadosaruente, responde a nuestros esfuerzos para agradarta, a pesar de todos sus defactos, porque 110.s mira en Cristo. B. Las buenos obras de hombres no regenerados (pfo.7)
Una buena obra debe cumplir o conformarsea cuatro criterios. Debe tener la materia correcta (debe ser algo que Dios manda); la raíz correcta (debe proceder de ~n corazón purificado por fa fe); la manera correcta (la obra de Dios debe hacerse a la manera <Je Dios) yel Ílncorr~.:to(lagloriadcOiosdcbesercl propósilotinal). Sin bien se dice a menudo en la Escritura que los inconversos hacen cosas hucnas (Ro. 2:14; 2 R. 10:30,3.l; l R. 21:27-29; Fil.18), tales 'pecados espléndidos' (Lutero) no son verdaderamentebuenas obras oagradablesaDiospon1ue no tienen laraízcorrccta(Gn. 4:5; cf. He. 11:4-6; l Ti. l :5;Ro.14:23; Gá. 5:6). lamaneracorrecta(l Co. l3:3; Is. l:l2), ni el fin correcto (Mt, 6:2,5.6; 1 Co. 1:31).
De la buenas obras
219
La Confesión concluye con la advertencia de que el descuido de tales 'pecadosespléndidos' es aún más pecaminoso que no hacerlos en absoluto. Los niños que sondisuadidosde pelearse por temor a una paliza no están realizando necesariamenteuna buena obra, pero están haciendo ciertamente mejor que si no lucran disuadidos. De manera similar, se debe enseñar a los niños a orar aunque carezcan de un espíritu recto o un corazón convenido, porque descuidar la oración seria peor para ellos. No debemos cejar de requerir y enseñar a nuestros hijos q uc hagan lo que es recto porque carezcan de un espíritu correcto. pero tampoco debemos dejarle, descansar en una conforruidad puramente Formal a la voluntad de Dios.
De la perseverancia de IOJ' santos
17. De la perseverancia de los santos
221
4. He. 6: 16·20
S. 1 Jn. 2;19,20,27: 3:9; 5:4,18; Ef. 1:13; 4:30; 2 Co. 1:22: 5:5; Ef. 1:14 6. Jer. 31:33,34; 32:40; lle. 10:11·18; 13:20,21
3. Y aunque los santos (mediante la rentaclén de Satanás y del mundo, el predominio de la corrupción que queda en ellos y el descuido de los medios para su preservación) caigan en pecados graves y por algún tiempo permanezcan en ellos' (por lo que incurren en el desagrad(> de Dios y entdstecen a su Espfritu Santo,., so tes dañan su~ virtudes y consuelos;' se les endurece el corazón y se les hiere la conciencia," Aquellos a quienes Dios ha aceptado en el Amado, y hn llnrnado eficazmente y santificadn pnr su llsplritu, y a quienes ha dado la preciosa fe de .,us clegldos, no pueden caer ni tnr•I ni definitivamente del estado de smcii,, sino que clenamente perseverarán en ti basta el fin, y .seri\11 salvos por toda la eternidad, puesro que los dones y el llanuunle1110 de Dios ion irrcvoc•blc.s. por In que lll continúa engendrando y nutriendo en ellos la re. el arrepenumleoto, el amor, el gozo. lo c.'ipc1'1111.1.a y codas las vinude.< del lliplritu para inmonalidad:1 y aunque surjan y les azoten muchas tormentaS e inundaciones, nuncA podrán. sin embargo, arrancarles del funtl•mento y la roca a que por la fec.,UlnaferrAdos: a pesar de que, por medio de la iocre<Julid"'1 y lus 1.encaciones de Sa1aruls, la visión perceptible de la luz y el amor de Dios puede nublli.r:1elcs y oscurecérseles por un ticmpo.1 él, sin emhargc. es aún el mismo. y ellos serán guardados. sin duda alguna, por el poder de Dio• para snlv•ción, en lo que goillfán de su poscsi6n adquirida, al estar ellos e.sculpidos en las palmas de su• 111w1os y sus nombres escritos en el libro de la vida desde toda la eternidad.' l. In. I0:2H,29; Fil. 1:6; 2 Ti. 2:19; 2 P.l:5·10; 1 In. 2:19 2. Sal. 89:31,32; 1 Co. 11 :32; 2 Ti. 4:7 3. Sal. 102:27; Ma.1. 3:6; Ef. 1:14; 1 P. 1:5: Ap, 13:8 1.
lastiman y escandalizan n otms.1y se acarrean juicios telYl(')()rales'), sin
embargo, renovarén su arrepcnumleruc y serán preservados hasta el fin mediante la fo en Cristo Je.~ús.'' 1.
Mt. 26:70,72,74
s.1. 38:l·R:
2. 3. 4. S. 6. 7.
Is. 64:5-9; Ef. 4:30: 1 Ts . .5;14 Sal. 51:10-12 Sal. 32:3,4; 73:21,22 2 S. 12:14; 1 Co. 8:9·13; Ro. 14:13-18; 1 Ti. 6:1,2; Tic. 2:5 2 S. 12:14so.; Gn.. 19:30-38; 1 Co. li:27·32 Le. 22:32.61,62: 1 ce. 11:32; l Jn, 3:9: S:18
Bnsquejo dtl cap(tul-0 Pt:os. 1
A. Expresado l. Lo8 sujetos de la perseverancia 2. el significado de la perseverancia B. Ampliado l. La causa de la perseverancia 2. Los omtácul()
2. Esta perseverancia de los santos depende no de su propio libre albodrfo,' sino de la inmutabilidad del decreto de elccci6n,'que fluye del amor libre e inmutable de Dios el Padre. sobre la base de la eficacia de los méritos y la intercesión de Jesucristo y Ia unión con Él/
C;"!tá
en
los santos,'y de la naturaleza del pacto de gr.cia,6de todo lo cual surgen también la certeza y la infalibilidad de la ¡,en;eV<:c•ocia. l. Fil. 2:12,13: Ro. 9: 16; )n. 6:37.44 2. Mt. 24:22,24,31: Ro. 8:30: 9: 11,16; ll:2.29: El'. 1 :.5-11 3. Et'. 1:4; Ro. 5:9,10; 8:31-34; 2 Co. 5:14; Ro. 8:35-38; 1 ce. 1:8,9; Jn. 14:19; 10:28,29
l. 1<:1 hecho de la perseverancia (')
2
n. Los fundamentos de la perseverancia A. Su presuposición B. Su identidad l. La inmutabilidad del decreto de elección 2. La eficacia de la obra de Cristo 3. La perpetuidad de la morada del Espíritu
Exposicio« de laConfesián Bautista de Fe tú. 1689
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4. La seguridad del juramento de Dios(') 5. La infalibilidad del pacto de gracia C. Su resultado 3
lll.
La díñcultad de la perseverancia
A. Las diversas causas de la deserción B. Los trágicos frutos de la deserción C.:. La solución positiva a la deserción l. El hecho de la perseverancia (pfo. /)
Ill párrafo 1 ufirmnen lenguaje scocittoci significado o explicación d~ la persevcroncu~ de los santos. Dos cosas se enfatizan en esta 11lu·mac1ón:. los sujetos y In significacién, o significado, de la perseverancia. . H:•blnr de los sujetos de la perseverancia implica la pregunta: ¿Qu,én es el que persevero?' Aqucños n quienes se da el don de la p~r!
De la perseverancia de los sansos
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¡,En qué perseveran'? La perseverancia de ¡,orsí ooe~ nada. Debe ser perseverancia en algo. La Confesión nos dice que es perseverancia en un estado de gracia. El. estado de b.,acia es, objetivamente, el estado o condición de ser librado de la ira de Dios y ser llevado bajo su amor y gracia paternales. Subjetivamence, es el estado de tener al Espíritu de Dios y sus frutos en nuestro corazón. La Confesión de Londres menciona muchos de estos frutos en el p,írrafo 1. Según la Escrimra, el creyente persevera, fu11damcnLalmcnt.c.on la fe ( 1 Jn. 5: 1-5; 1 0>. 15: 1,2; Col. 1 :23; He. 10:39). pero también en arrepentimiento ( l Jn, 1 :7-9; Ez. 16:60; MI. 5:4),amur(l Jn. '.\:l4,15;Jn. J5:9),esµeranza(Ct,1. 1:23; 1 Ts. l:3). y gozo (MI. 13:44). Aunque el cristiano se puede volv~ in~~nsible a estas gracias en sí mismo y aunque puedan volverse 10v1s1bles a los demás. estas gracias jamás son erradicadas aun cuando un cristiano peque gravemente. Un argumento común contra la doctri na de la perseverancia es que produce en los que la creen una licencia para pecar. En realidad es todo lo contrario. La perseverancia es perseverancia en fe, :,rrenLimiento, amor, esperanza y gozo c11 el Bvangcl io. Aquel que no se sepa actual mente en poseslón de escas greclas di fícilmcnce puede deri var consue!o de esta doctrina para continuar en el pecado. ¿Por cuánto riem¡m pcrsever1Jn'I La Confesión expresa la respuesta: 'hasta el fin'. El significado es que perseveran hasta la muerte o ta Segunda Venida ele Cristo (Mt. 24: 13; 2 Ti. 4:7). ¿Para qut! perseveran? De nuevo la Confesión responde muy claramente que perseveran para la salvncién eterna (He. 3:b.1.4: J 0:39). 1:-'.sto debe sostenerse contra IO$ que consideran la p,.:rsev~rancia como opcional. No perseveramos solamente para unas cuantas recompensas adicionales, sino para la salvación misma. ¿Cor, qué ce11e;.a pu.feverarr? La Confesión especifica que los santos 'ciertamente perseverarán en él hasta el fin'. La pcr~cverancia de los santos no significa que la mayoría lo logrará o qué, en general, los cristianos perseverarán, sino que todo verdadero cristiano ciertamente persevera. ¡,Por qué es necesario JJtrsevttrar'1 l .a perseverancia se define en un diccionario de esta manera: 'continuar haciendo algo a pesar de la dificultad, la oposición'. La Confesión enfatiza esta implic;ición de la palabra en la segunda mitad del párrafo I y en el párrafo 3. La perseverancia es necesario porque la vida cristiana es una lucha: una
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Exposición de la c,mfe.sión Bautista de Fe de 1689
guerra contra muchos enemigos que querrían impedir que nos salváramos al final (2 Ti. 4:7). Es correr, luchar. guardar. No d~bernos .sorprendemos, o dudar que somos salvos, cuando nuestra vida ~nst.,~na parece llena de obstáculos, contratlempos y pecados. La vi.da cnsuana y la salvación final implican una perseverancia genuma.
TI. Los fundamentos de la perseverancia (pfo. 2) A. Su presuposición Nij
llca de que ,.,¡ ltbr.e albe.drfc, es decisivo en la salvación dcnlguien. Si hemos de apreciar la íuerzade la evidencia para la pcrscvernncin ele los santos esta suposición debcser examinada, rechazada y ~ustituic1a por o1r11'. De hemos entender que la perseverancia de los santos no depende c1cl hbre.albedrfo. De~mos enfocar eM.a docrrína con el entendimiento previo de que el libre albedrío no es decisivo en la salvación sino la.11 ~re gracia. La gracia mueve y precede a nuestras voluntaCl~s. J .a B•b!'ª ensena que no el lihre albedrfu, sino la gracia de Dios, es Jo dec1s1v? en la salvación (Fil. 2:12,IJ; Ro. \l:lt;,; Jn. 6:37.44). La Confes,.ón afirma: 'Bsrn perseverancia de los santos depende no de su. ~~op,o libre albcdrfo, Puesto q~e. ésta es I~ r,rcsupnsiciór ele la Escritura, ésta es la única presuposición a parnr de la cual se puede evaluar adecuadamente la evidencia bfhlicn. ne otra manera leeremos la condición del Libre albedrío en iodos l<)s pasajes. Nada
nos convencerá.
B. Su identidad l. l o inmutabílidad del decreto de eleccián Puestu que a los hombre.s se les llama y da fo debido a este decreto inmutable. se les continuara llamando eficazmente y dando fe hasta el fin (ML 24:22,24,3 l; Ro. 8:30; 9: 11; 11 :2,29; sr. 1:5-U). 2. La eficacia de la obra de Cristo La Biblia atestigua tanto la eficacia de la obra de Cristo como lo
De la persel-•er(l.ncla de los santos
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inquebrantable de nuestra unión con Cristo. La unión con Cristo en la elección (fü. l :4), la redención (Ro. 5:9, 1 O; 8:31,34; 2 Co. 5:14). y el llamamiento (Ro. 8:35-3&; 1 Co. 1:8,9; Jn. 14:19; 10:28,29)- una vc1. realizada es inalterable, inviolable. Así, por el poder viviente de Cristo en ellos, el pueblo de Cristo perseverará en un estado de gracia. 3. l .11 perpetuidad de la morada del Bsptritu Por perpetuidad se quiere decir que la idea de la morada del Espíritu no es pi.ir un tiempo, sino permanente. Los tres primeros fundamentos de la perseverancia han enfocado, de esta mnnera, la atención respectivamente en Dios el Pudre en el decreto de elección, Dios el Hijo en In ohra de la redención y Dios el Espíriru en la a¡,1 ícaclén de la redención. Ul don de la perseverancia procede de las tres personas de la Trinidad. La Confesión habla de 'lu morada de su E.spíritu' y de lo 'simiente de Dios ()UC está en IM santos'. '"sto implica (y estoy de acuerdo con 1:i impl icacióo) que la simiente de Dio• mencionada en la J:!scrirurn se refiere a la morada del Espüitu de Dios (1 Jn. 3:9). I Ju11J1 3:9 (aunque ha de entenderse la añrruación de que los uncidos de Dios no pecan) ensena enfática e inconfuncliblemcntc la perseverancia de los santos. Las declaraciones acerca de la regeneración cu I Juan afirman Jo mismo (2: J 9,20,27; 5:4,18). El Evangelio de Juan afirma claramente. desde luego, que la regenoracióu es In obra del Espíritu (Jo. 3:3-8). Otra imaginería relacionada con la obra del Espfritu contiene el mismo pensamiento. P.I füpíritu es descrito como sellando al creyente (2 Co. 1:22; Ef. l:13; 4:30). La idea griega de sellar
comunica tres ideas estrechamente relacionadas: autenticar corno genuino (Jn. 6:27), proteger de manipulación (Ml. 27:6<,) y marcar corno posesión de alguien (A¡,. 7:3.4: 9:4). Cuando se aplican al
sello del Espíritu, cada una de estas ideas conduce directamente a la doctrina de la preservación del creyente. Al Espíritu también se le describe como arras: un depósito, prenda o pago inicial (2 Co. l :22; 5:5; Elf. 1 :14). La idea de que un verdadero creyente que posee las arras del Espíritu pueda caer total y finalmente de la gracia da " entender literalmente, por tanto, que Dios puede incumplir sus solemnes compromisos. La fidelidad de Dios está, de por sí. en juego en la doctrina de la preservación de los santos y es impugnada por la enseñanza de que se puede caer de la gracia.
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Exposicitínde la CorfesiánBautista de Fe de 1689
4. La seguridad del juramento de Dios Puesto que un pacto es una promesa certificada por un juramento, la referencia que hace la Confesión al 'juramento de Dios' está estrechamente relacionada con la referencia posterior al 'pacto de gracia' ('). La alusión es claramente a Hebreos 6: 16-20. Ese pasaje se refiere al hecho de que Dios ha dado u su pueblo no soto su promesa, sino su juramento. El Dios que siempre guarda sus promesas, y de esta manera no tiene la obligación etc confirmar sus promesas haciendo un juramento -et Dios que no tiene a otro mayor que Él mismo por quien hacer un juramento- ha confirmado sus promesas haciendo un juramento por sí mismo. La ünica razón para lodo este aparentemente mnecesartocstueen y juramento superfluo por parte de Dios es el consuelo ele los verdaderos creyentes. Es darnos 'un fortísimo consuelo', unn 'ancla del alma' y una 'esperanza ... segura y firme', 5. L,¡ infi-1/ibllldad del pacto ,¡,, graciu La infalibi lidud del pacto de gracia significu que no está expuesto ni fracaso. El pucto de grací« de Dios no fracasa en cuanto asolvar o los que tienen este pacto con Él. De torma real e indefectible salva a aquellos -todos aquellos- c¡ue están en el pacto. En la Confesión. el término 'pacto de gracia' designa el singular plan, o proyecto, divino de salvación desde el principio del mundo hasta el ti n. El descuhri miento pleno del pacto de grucia se completó en el Nuevo Testamento (pfo. 7:3). Aunque el Nuevo Pacto oo es equiparado con el pacto de gracia, es bajo el Nuevo Testamento (o Pacto) donde se da la revelación deflmtiva del pacto de gracia. El Nuevo Pacto se resumo en Jeremías 31 :3 l 34. Nótese el contraste que hay allí entre el Antiguo y el Nuevo Pacto en las palabras 'no como'. El Antiguo Pacto podía quebrantarse. No aseguraba la .salvación o la perseverancia de los que estaban dentro de él (Jer, 31 :32; He. 8:7,8). Este era su 'defecto'. El Nuevo Pacto es diferente. Asegura la salvación y la perseverancia de los que estan en él (Jer. 31:33,34; He. 10:11-18; Jer. 32:40). La idea de que alguien que tenga un derecho genuino al Nuevo Pacto, que realmente esté en el Nuevo Pacto. pueda no continuar y perseverar en él y perecer finalmente, es ajena a la Biblia. La idea de que los bebés de los creyentes estén en el Nuevo Pacto requiere la noción adicional de que lodos ellos perseveraran y serán salvos. Ningún creyente paídobautísta cree eso. La afírmación enfática de
De la perseveranciade los sansos
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las Escrituras es que todos los que hayan sido introducidos en el Nuevo Pacto serán finalmente salvos. ¡ Hemos de estar personalmente seguros de nuestra perseverancia y salvación finales! La perseverancia de los santos no ha de ser simplemente una verdad abstracta, sino una confianza personal. El lenguaje implica esto. Es un sello, un ancla, un compromiso. Un cristianismo caracterizado por falta de seguridad es exactamente tan defectuoso como un cristianismo caracterizado por una falsa seguridad. C. Su resultado El resulrado de estas dimensiones principales de la verdad bíblica es hacer la doctrina de la perseverancia de los sumos ubscluramente scguru. No es necesano esforzarse en explicar cada pasaje problernético que los arminianos han utilizado para argüir contru ella. Puesto que los principales fundamenros paraesta docirina que acabamos de examinar no so11 derribados por tales pasajes problemáticos. tales pasaje» siguen siendo sólo pasajes problemáticos y no objeciones serias a la doctrina misma.
111. La dificultad de la pe~ererancia (pfo.. 1) La afir111a~ión central de esta párrafo aclaratorio puede expresarse de la siguiente munera: los verdaderos crisuanos pueden caer, y de
hecho cae 11. en pecados graves y continuaren ellos por un tiempo. El contenido de este párrafo está dispuesto alrededor de esta afirmación ccniral. A. Las diversas causas de la deserclén
La Confesión indica las tres causas del pecado con las que estamos familiarizados: el mundo, la carne y el diablo. Estas tres fuentes de tentación no pueden evitarse, pero los cristianos pueden aún ser guardados de pecados graves. La Confesión, pues, menciona una cuarta razón: el descuido de los medios de su preservación. Algunos de estos medios, según la Biblia, son la oración (Ef. 6:18: Le. 22:46), oír la Palabra (Jo. 15:5-7; Stg, 1 :21), la comunión con los ere ventes (He. 10:24-27) y la diligencia en nuestro llamamiento (2 Ts.-3:6-15; 2 S. 11:1). ¡Descuidar tales medios es una profecía de pecado grave! ¿_Es tu vida actual una profecía así?
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E:xpos/ci1fo de la Confesitín 8ou1is1a de Fe de 1689
U. Los trágicos frutos de la deserción 1. 'Incurren en el desagrado de Dios y entristecen a su Espíritu Santo' (Sal. 38:1-8; Is. 54:5-9; Ef. 4:30: 1 Ts. 5:19). 2. 'Se les dañan sus virtudes y consuelos' (Sal. 51: 1 O- 12). 3. 'Se les endurece el corazón y se les hiere la conciencio (Sal. 32:3,4¡ 73:21,22). 4. 'Lastiman y escandalizan a otros' (2 S. 12: 14; l O:>. 8:9-13; Ro. 14:13-18; 1 Ti. 6:I.2; ru 2:5). 5. 'Se acarrean juicios temporales' (2 S. 12:14-23; Gn. 19:3038; 1 ce. ll :27-32). Hermanos, 110 hay garanua de que cualquiera de nosotros no caiga en tales pecados apurre de una vigilancia perpetua. Puedes ser cristiano, pero eso no excluye la posibilidad de que condenes a rus hijos, hierus u otros, te atraigus juicio~ sobre ti mismo y tu familia, y/o se debilite ¡¡rundementc tu seguridad. ¿F.s sabio, pues. querido cristiano, continuar siendo indolente, perezoso. despreocupado, descuidado en el deber conocido? C. La solución PO.!lltlva a In d~rclón Los verdaderos cristíanos renuevan su arrepentimiento y fe en Cristo (Le. 22:32,61,62; 1 Co. J 1 :32). De la misma manera que 105 elegidos no mueren ames de ser con vcrndos, así los regenerados no mueren anees de arrepentirse. Este es un argumento vital contra el susurro de Satunñs: 'Si pecas. puedes errepenrírte,' SI, y lo harás, pero arrepentirse de verdad es vomitar el pecado. Todo el disfrute de comer el delicioso bocado del pecado está más que compensado por la uíliccién de la náusea y el vómito. [Siempre habrá más aflicción que placer en el pecado para un verdadero cristiano! l,a corriente moderna que promueve una fe fácil ha puesto objeciones a la doctrina de la perseverancia de los somos y enseñado en su lugar la doctrina que ha llegado a conocerse popularmente como 'seguridad eterna'. Si bien la Confesión enseña, en un sentido, la seguridad eterna, no enseña la idea popular de que la seguridad eterna significa que los hombres serán salvos sin tener en cuenta cómo hayan vivido y con independencia de si se han arrepentido de los graves pecados en los que caigan. Varios pasajes se presentan para apoyar esta opinión. 1 Corintios 11 :29· 32 se considera en el
De la perseverancia de los santos
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capítulo 30. Hebreos 6:4-6 y 10:265-39 tratan claramente de aquellos que se pierden al final, no de cristianos que finalmente acaban en el cielo a pesar de sus deserciones (He. 6:8,9: 10:39). 1 Juan 5: 16,17 habla del 'pecado de muerte'. El pecado de m~enc ha sido frecuentemente interpretado como que se refiere a cnsuanos que continúan en pecado y así son visitados con la muerte ffsica por un Padre apenado. Varias objeciones concluyentes pueden presentarse contra esta interpretación. En primer lugar, el tcx to dice muerte, no muerte prematura o física. Puesto que todos los cristianos mueren, la muen e t'l$ica misma no puede ser considerada como unjuicio. fln segundo lugar, nótese el contraste entre lo muerte en l Juan 5: 16, 17 y la mención de la muerte eterna en 5: 11 • l 3,20 (y el contraste similar en 1 Juan 3: 14, 15). El centraste considerado en este pasaje no es entre la vidn física y la muerte física, sino entre 111 vida cierna y h• muerte eterna. En tercer lugar, los términos '~ida' y 'muerte' en I Juan nunca se ulilitan acerca de la mera vida y muerte ífsicas .. C!n cuarto lugar, el coruexto inmediato contrasta a aquellos que han cometido el pecado de mueae con los que han uncido de Dios y afirmn que los verdaderamente regenerados no pueden cometer el pecado de muerte ( 1 Jn. 5: 18; 3:9). Finahnc1.11.C, Ju situación hisc.úrica en que se escribió 1 Juan proporciona la Jll~ta para illenLificW' u los que han corueuuo el peca.Jo Lle inuei:ic. En l Juno el autor estaba atacando a los pseucJocrlstaanosgnósticos que hab(,;n upostatadu de Cristo y eslubun condenados a la destrucción (1 Jo. 2:18-22; 4:1-6). El pecado de muerte consiste en ~c~ar el Evangelio de Cristo. como habían hecho los pscudocristianos gnósticos.
18. De la seguridad de la gracia y de la salvación
l. Aunque los creyentes que lo son por un tiempo y ouas personas no regeneradas vanamente se engaffen a si mismos con esperanras fol,us y presunciones carnales de hallarse en el favor de Dios y en estado de salvación (pero lo esperanza de ellos perecerá'), sln embargo. los que creen verdaderamente en el Seílor Jesüs y le aman con sinceridad esfo11Andosepor andar con toda buena conciencia delante de Él. puede~ en c.,ta vida estarabsolutamenre se¡11ros de hallarse en el c~Lado de gracia. y pueden regocijarse en la esperanza de la gloria de Dios; y mi esperanza nunca les avcrsonu.rá., l. Jer. 17:9; Mt. 7:21-23; te, 18: 10· 14; Jn. l!:41; Ef. 5:6.7; Gá. 6:3,7-9 2. Ro. 5:2,5: 8:16; 1 Jn. 2:3: 3:14,11\,19,24; 5:13; 2 P. 1:10 2. l.lstn ce,tew no es una mera persuasión conjetural y probable, fundlldn e11 una esperanza falible. sino que es una seguridad infalible de re• basada en la sangre y la justicia de Cristo reveludas en el ev•n~eliu;' y rambién <>11 ln evidencio in tema de aquellas virtudes del llspíritu a las cuales se les hacen prnmcsas.'y en el testimonio del llipíritu de adopción testificando con 1.1ucstro espíritu que. somos hijc,s de Dios~" y, 00010 fruto suyo, mantiene el corazón humilde y santo.' l. Ro. 5:2,5; He. 6:11,19,20; 1 Ju. 3:2,14; 4:16; 5:13,19,20 2. He. 6:17.18; 7:22; 10:14,19 3. Mt. 3:7-10; Mr. l:15: 2 P. 1:4·1 I; 1 Jn. 2:3; 3:14.18.19.24; 5:13 4. Ro. 8:15,16; 1 O,. 2:12; Gá. 4:6.7 5. 1 Ju. 3: 1-3
Dt la seguridad de la gracia y de la solvacíén
de cada w10 ser diligente paro hacer firme su llamamiento y elección; para que así su corazón se ensanche en la paz y en el gozo en el Espfritu Santo, en amor y gratitud a Dios, y en tuerza y alegría en los deberes de la obediencia, que son los frutos propios de esta seguridad: as! está de lejos esta ,eguridad de inducir a los hombres a la disolución.' l. Hch. 16:30-34: 1 Jn, 5: l 3 2. Ro. S: 15.16; 1 Co. 2:12; os, 4:4-6con 3:2; 1 Jn. 4:13: Ef. 3: 17-19; He. 6:11,12;2 P.1:5-11 3. 2P.1:IO;Sal.119:32;Ro.15:13;Neh.8:IO; 1 Jn.4:19,16;Ro. 6:1,2,11-13; M.17; Tít. 2:11-14; F.f. 5:18 4. La seguridad Je 1~ salvación de tos verdaderos creyentes puede ser, de divcrs:i~ maneras. zarandeada, dismlnuida e Interrumpida; como por la neglige1\cia en c.:onservarta; por caer en algún pccsdo especial que hiera la conclcncia y contriste al 6'!piriro,1 por •l¡¡una ten ración rt.pentina o vehetncnto/1 por retirarles Dios la 1ut de su rostro, permitlendo, aun o los que le ternen, que caminen en Lini.ebln~. y no tengan luz:' sin enjbnrgo, nunca quedan destituidos de lu si.miente de Dios, y de la vida de fe. de aquel amor de Cristo y rle los hermanos. de aquella sinceridad de com16n y cencrenciu del deber, por los cuales, mediante la 1>pcroción del Espíritu. MU• seguridad puede ser revivida con el tiempo; y por los cuales, onienrra~ tanto. los vco·daderos creyentes son preservados de caer en total desesperación." l. He. 6:11,12; 2 P. 1:S-11 2. Sol. 51:8.12.14; 4:30 3. Sal. '.\0:7; 31:22; 77:7.8; 116:11 4. ts, SO: 10 S. 1 Jn. 3:9: Le. 22:32; Ru. 8: 15,16; Gá. 4:5; Sal. 42:5.l l
sr
80.,quejo del oapU11/Q Pfos. l
l. La seguridad es posible A. El peligro de esta posibilidad B. El hecho de esta posibilidad
3. Esta seguridad infalible no pertenece a la esencia de la fe hasta tal
punto que un verdadero creyente no pueda esperar mucho tiempo y luchar con muchas dificultades ames ele ser partícipe de tal seguridad;' sin embargo, siendo capacitado por el Espíritu para conocer las cosas que le son dadas gratuitamente por Dios. puede alcanzarla.' sin una revelación extraordínaría, por el uso adecuado de los medios; y por eso es el deber
231
2
JI. La seguridad es infalible A. El hecho de su infalibilidad 1. Expresadonegativarnente 2. Expresado positivamente
Exposición de la Confesidn Bautista de Fe de 1689
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B. Las raíces de su infalibilidad l. Las promesas del Evangelio 2. Las marcas de la gracia 3. El testimonio del Espfriru C. Los frutos de su infalibilidad 3
IU.
Laseguridad es alcanzable (pfo. 3)
A. La dificultad para alcanzar la seguridad B. L:, provisión pum alcanzar la seguridad C. El deber de alcanzar In seguridad 4
IV.
La segurid,.ul es variable
A. 61 hecho de su variación B. Las razones de su variación C. Los límiLcs de su varinci6n
El origen exacto de este capítulo es la Declaración de Saboya, sustanciulmeme es WcsLminsl.Cr. en un número
lo mismo que In Confesión de de detalles significativos la fuente . inmediata de este mnierial (como e, el coso frecuentemente en la Confesión Bautista) es lo. Saboya. P.l tema definido de esta cupítulo no es la fo salvadora. Ese era el Lema del capítulo 14. (Véanse lo~ comentarios en ese cupftuto sobre In relacidn de la fe con la seguridad de la salvación.) Es una seguridad de fe infalible.es decir, una seguridad que surge de la fo. Los autores de la Confesión describen su tema como cristianos que 'pueden en esta vida estar absulutamcntc seguros de hallarse en el estado de gracia'. La seguridad de gracia y salvación no es la seguridad de que las promesas de Dios son verdad. E.~la seguridad de que son nuestras. Es saber que nosotros mismos. como individuos, somos salvos y seremos salvos. Tanto en el párrafo I comoenel2, losqueredactaron la Confesión indican que existe una fntuua relación entre tal seguridad y la gracia de la esperanza. Si bien los teólogos han debatido si la seguridad pertenece o no la esencia de In fe, no deberla debatirse si la seguridad pertenece a la esencia de la esperanza. Pues, ciertamente. pertenece a la esencia de la esperanza. La gracia de la esperanza es. bíblicamente. una expectación personal y confiada de la salvación (Ro. 5:2; Fil. 1: 19,20). Aunque
D, la se¡:uridád de la gracia y de la salvaci&n
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El trasfondo histórico de estecapítulo (al igual que gran parte d_eesta Confesión) surge de la controversia. Dios domina la coocrovers,a_con el propósito de clarificar la verdad para su Iglesia. Con referencia al terna de la seguridad, hay al menos (los errores que ~ucsuos predecesores espiriluales intentaron derribar en este c~pttulo. El primero era la negación católica romana de la seguridad de la salvación. Los católicos romanos enseñaban que la segundad sólo podía venir mediante una revelación especial a santos selectos, pero que era peligrosa para cristiru'.os ordinarios. En con~aste' con .escc error, la Confesión afirmacontmuamentcque la segundad es posible y beneficiosa. El segundo error era . el de los pn)teswntes andnorntanos. B~Ut perversión se caracterizaba por las pret~ns,.ones de una elevada scguddad de salvación sin la corrc.~ponchente santidad (le vida. Contra esto. la Confesión afirma de forma gcnerali'I.Al\a el peligro de una falsascgurid.ad y la inc~nsecuc11cia ele un e.stih1 de vida 1>ecw11inoso con lo ~cgundad genuina.
l. La seguridad es posible (pfll. t) IZl temo principal de la Conlcsión es afirmur la realid_od de que los verdaderos creyentes pueden tener seguridad en esla vida (Ro. 8: 16; l Jn. 2:3: 3:14,18.19.24; 5:13; 2 P. 1:10). Comienzn,$in embargo, con lo que se pudiera llarnur una concesión. Nótese la palabra 'aunque'. La concesión es que IM hombres no regencrad,1s pueden engañarse u ~r mismoscon falsas esperanzas (Jer. 17:9; Oá .. 6:3; _Le. 18:10-14; Mt. 7:21-23: Ef. 5:6,7; O.\. 6:7·9). Puedehaberh1pócn1.as y creyentes temporales que pr~suntuosamente c~en tW_!' cristianos. Debemos precavernos del pehgro de la presunc.160. Esto debería hacemos cautos, pero no debiera hacernos escépticos. No dcbe~os permitirque el peligro de la presunción nos haga errar en la dirección de Roma y otros que niegan la posi bi lid ad
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Exposicián. de la Confesión Bautista de Fe de 1689
equivocados, que va más allá de la mera probabilidad. E.<:to deberla reconfortar al que ~ce: 'Quiero tener seguridad, pero tengo tanto temo~ de estar equ.,vocado y engañarme a mí mismo.' Hay una se~und_addesalvac161)quepodemos tener,quenonoscngañará,que es infalible. La Confesión comienza afirmando enfáticamente, primero ncgat,vamc:nte y despuéspositivamente, el hecho de que la seguridad genuina es infalible. Este es el compromiso frecuente de la Escritura (Ro. 5:~,5; He. 6:19.20; l !n. 3:2, 14;4: 16; 5:13,19,20). Esto, desde luego, 1mpl1ea que la fe misma se apoya en el fundamento infalible de la. Palabra de Dios y es una seguridad o convicción de su veracidad. Más estrechamente relacionada con la seguridad de ~alv11ci6n es el hecho de que la seguridad surge de varias raíces infalibles. La primera raíz de esta seguridad infalible se ex presa do distintas manerasen lasCnnli:sionesdc 1689y la Wesemlnster. Los bautistas, slgutendo la Declaración de Saboya, hablan de 'la sangre y Injusticia de Cristo rcveladascn el evangcl io •. Los presbiterianos hablrui de· 1~ verdad divina de las promesas de salvación'. Esuasson, sin embargo, m~ncn,s dtsl,ntas de exim:sar lo mismo. La sangre y la justicia de Cristo ~on el contenido de las promesas. Tales promesas proporcionan una base para una seguridad Infalible aun para el primero de los pecadores (He. 6:17,18; 7:22; 10:14,19). Las promesas absolutamente gratuitas y misericordiosas de la salvación revelada en el Evangelio son la Juenteexclusiva de tal seguridad y la base central para la misma. _fatas promesas. ~unq~e ~loriosas, noson el fundamento único y s~hcientc de las':gundud mtoJiblc. 'La evidencia interna<Je aquellas virtudes del Espíritu a las cuales se les hacen promesas' es también necesarl~(2P. l :4-11; 1 Ju, 2:J; 3: 14, 18,19.14; S: 13). La razón para la n~ccs,dad de e:~to es clara. L.as promesas d~I Evangelio. aunque gloriosas y gratuitas. son también universales y condicionales. En otras palabras, son proclamadas gratuita e indiscriminadamente a todos lo~ hombrescon la condición de que se arrepíentan y crean el Evangclio(Mt. 3:7-10; Mr. l: IS). Así, nadie puede apropiarse de las promesas del Evangelio ~in el conocimiento de cumplir sus condiciones: fe, arrepenurmentoy las otrasvirtudesdel Espíritu que fluyen de aquéllas y manifiestan su autenticidad. El '71Uanentede pecado y tinieblas de Ioscreyentes cs tal que, por su propio discern,m,eoto,Jarná.<: podrían descubrir aquellas virtudes
De la seguridad de la gracia y de la satvacisn
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del Espfritu en sus almas o deducir confiadamen_tede lí!:~!1tlsmas su buen estado. • BI testimonio del Espí ri ru de adopción tesu fícandocon nuestro espfritu que somos hijos de Dios' debe hacer brill!ll el foco de su propia obra en nuestros corazones y nuestras vidas (Ro. 8: is, l6; 1 Co. 2: 12; Gá. 4:6,7). . Una objeción común a la doctrina de que hay una Sógur~dad infalible disponible para los creyentes es que .m! ,;cgundad engen.draría una terrible presunción, orgullo . e 1DJqu1dad: La Confesión afirmaque se trata de todo lo contrano. Tal segundad, 'corno fruto suyo. mantiene el corazón humilde y santo' (1 Jn. 3: 1 • 3). E.~ la idea de que tal scguridallnoestádisponiblelo~¡uerealmcnte es el enemigo de la piedad. HI que cree que, por 111uy c111dadosnmcnt.e que preste atención >1 la Palabrn de Dios. nunca puedo saber con seguridad que so halla en un estado de gracia, es. el hombre que probablemente seguirá el consejo de la desesperación y desechará aun la forma de la piedad (Jer. 2:25; 18:12). . V arias conclusiones prácticas pueden sacarse del estudio anterior. La primera es que todo cristinnn puede saber con certeza, sin temor a equivocarse. que es cristiano. Puedes saber que eres cristiano. No caigas en un letargo producto de la desesp~r9:clón. No estés satisfecho con no conocer. .Ninglln verdadero cnsuano c~u\ satisfecho con no saber que es cristiano. Cada una de estas raíces de la seguridad mencionadas aquí es crucial. Siempre que una de ellas es negada o menospreciada, el resultado es un error devastador. La devaluación de la pri~era raíz. las promesasde la salvación, convierte a la segunda en legal.,smo.La negación tic que la segunda rafa, las marcas de la gracia, tenga relación alguna con la seguridad convierte a la prim~rn y la terc~ra en una fe fácil. La negación <Je la tercera, el testirnonlodel Bspíritu. convierte a la primera y la segunda en racionalismo. JI/. 1.JJ seguridad es alcanzable (pfo. 3)
Hay· tres puntos en este párrafo: la dificult~d
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Exposición di! la Cnnfesión Bautista de Fe de 1689
muchas dificultades antes de ser partícipe de tal seguridad.' Esta frase ha sido parte integral del debate histórico en cuanto a si la seguridad pertenece a Ju esencia de la fe. El punto principal de esta frase parece ser que no todos alcanzan una seguridad infalible en el momento en que verdaderamcntecrcen en Cristo. Esto implica, desde luego, que algunos pueden alcanzar. y que algunos sí alcanzan, fa seguridad inme,liatamcnteo muy poco después de creer. Estn es una gran verdad y una de las glorias del Evangelio. Los hombres pueden arrent Irse, creer y descender a su casa sabiendo que están justificados, como muestra el ejemplo del carcelero de Pilipos (Hch. 16:30-34). Pero el punto principal de la Confesión es que esto no es la experiencia de 1,;,do cristiano. La fo salvadora y la seguridad infafi ble no .~M tan idénticas que M se pueda tener la una sin la otra. L• Bl hliíl impl ic;;1 esto cuando tr11taa lu Fe y el xaberqucse e, cristiano corno cosas diferentes (l Jn. 5: 13) y cuando se apremia u los verdaderos crisnanos a c.¡ue hagan firme su vocación y elección uñadiendo o s11 fe otras virtudes del Espíriru (2 P. 1 :5-10). I!.~ un hecho en la ex perienciu cristiana que muchos tienen rodu r:1i611 para creer que llegaron n ser cristianos algún tiempo antes de alcanzar una seguridad imperante de salvación. El autor es un cris1iuno así. El prohlcma que plantean estas 11tirm11ciones de la Confesión es 'que parecen Implicar que algunos verdaderos creyentes no tienen ninguna segundad de salvnoión y que la seguridad de salvación es cucstion 11t., lodo o nada. Como se observó anteriormente en es1a exposicíón (véascct capítulo 14, páginas). talesimplicacíones serían inconsecuentes con lri Palabra de Dios. Todos los cristianos tienen la semilla de la seguridad dentro desí(I Ts, 1 :3: l P. 1 :4: Ro. 8: 15; Gii. 4:6). La seguridad de salvación es esencial en cuanto a la esperanza ycl ministerio del Espíritu de adopción. Laseguridadcsmmhién una cuestión ele grados. Si laseguridad fueracuestiú11 de todo o nada, esto implic.uía que se trata rnés bien de algo mfstíco. misterioso e incontrolable, Si bien los asuntos físicos, emocionales y circunstanciales pueden causartluctuac ión en nuestra ex periencia de la seguridad. la seguridad aumenta al crecer nosotros en l:1 gracia y el conocimiento del Señor Jesucristo (2 P. 1:5-11; 3: 18). Debemos, sin embargo, ser cautos acerca de la intención de la Confesión en este punto. El párrafo 4 parece modificar las aparentes i mplicacíones del párrafo 3. Afirma que la seguridad puede ser 'zarandeada, disminuida e interrumpida ... [pero que los verdaderos creyentes son] preservados de caer en total desesperación'.
De la seguridad de la gracia y de la salvación
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La provisiénpara alcanzarla seguridades doble:: el Espíritu de Dios y los medios de gracia. El énfasis de la Confe~16n es que esta provisión es común a todos los creyentes. La mencionada obra del Espíritu no implica una 'revelación extraordinaria'. ~l E.spf~tu. de adopción es dado a todos los creyentes (Ro. 8: 15, 16.: Ga.4.4~6, ~.2). Los medios que se mencionan son medios ordinarios al alcance de todos los creyentes: la oración, el estudio de la Palabra, el culto colectivo, la predicación, el bautismo, la Cena del Señor Y la comunión cristiana (' ). · , d ¡ El deber de alcanzar la seguridad es. Jaconsccue~cta ética . et~. provisi<,n divina. Sehacen dos obscrvac,onesen.esta.cláusula ª.c~r:,~ de este deber: su obligación universal y sus 111011va".11m~s santas. Es l!I deber de todo cristiano alcanzar ur~a seguridad infah~le no.sólo porque tal seguridad sea alcanzable, sino porque es sanll\1cnn'.c. Un ensancbunucnre en la 'paz y en el gozo en el Espíritu Santo (~o. 15:13; Neh. 8:10), 'amor y gratitud u D!os' .(1, Jn. 4:16.19): Y en fuerza y alegría en los deberes de la obediencia .(Ro.~: 11 ), tienden todos (como t)ojan clw·o los textos cuados antcríormcnte) no ~6111 o su consuclu, ,i,;,) también a su santidad y la mayor gloria de Diesen ellos. ¡Hay muchas razones santas para tener seguridad .• No es un deseo y esfuerzo e¡¡oísta el alcanzarla. Por el contrario, es nuestro solemne cJebcr. IV. La seguridad es variable (pfn 4) Puesto que los aspectos de este párrafo ya han sido comentados, sólo exa:1unaremos las razones para estas vadacioncs en c~anto • la seguridad. Se mencionan cuatro. La negligencia en general puede viciar la seguridad. Un pecado especial puede r~barle al cr:cycnte lo ~i,guridad(Sal. 51:8.12.14; Ef. 4:30). Una tentac16n~el?"nu~apuede también interrumpir la seguridad del creyente .. Al,d1s1.tngu1r ésta de la causa anterior, los autores de la Confesión se pr~~ooc".j aparentemente. que pensemos a~ul no en ceder a la tentac1~0 Y'.' pecado, sino en una prueba o solicitación al~ r1ia.l~ad abrumadoras que por un tiempo hace estrcm~cer la coru;utuctotl emoc1omtl d~I creyente de tal maneraquecuesnona su segundad. El texto cH.tt.lo en este punto en la Confesión de 1 689 confirma esta interpre1a~1óo (Sal· 31:22; 77:7 ,8; 1 )6:11}. F,l hecho deque Dios en su~oberama171uara su favor y así produjera una falta de seguridad también lo consideraban posible los puritanos. Los autores de nuestra Con fesión estaban de acuerdo con esto.
De la ley de Dios
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verdadero Mesfas y ~nico legislador, quien fue investido con poder por parte del Padre para ese fin.' l. He. LO: l ·. Col. 2: 16, 17 2. t co, 5:7; 2Co. 6:17; Jud. 23 3. Col. 2:14,16.17; EL 2:14-16
19.
De la ley de Dios
4. Dio:,; uunbién les dio u los israelit:1..; diversas Ieye~ civiles, que expiraron juntamente con el Estado de u4uel pueblo, no obligando 11;bora a ningún otro en virtud de aquella insumcion;' solamente SU'i pnncrpms de equidad $00 uülí1.ahks en la aciuatldad.' l. Le. 21:20-24; Hch. 6:13,14: He. 9:18,19 con 8:7.13; 9:JO; 10:l 2. 1 C<,. 5:1; s.a.ro 1. Dios dio a Adán una ley de obedlencia univers•I es,:ri1n en su corazón,' y un precepto en panlculnr de no comer del fruto del árbol del ccnocuuíentc del bien y del mal;' por lo cual le obU¡\ó a él y a toda su posteridad n. una obcdicnci~ completa, exacta y perperua; promcuó la vida por •u cumpllmieoro de la ley, y wncna:r.6 con la muerte su in[raeción; y le dotó también del poder y la capacidad para gu~rctarla.> l. Gn. 1:27; Ec. 7:29; Ro. 2:12a, 14,1, 2. On. 2:16,17 3. Gn. 2:16,17; Ro. 10:5: Gá. 3:10,12
5. Lo ley moro! obli~n para siempre a todos, tan lo a losjusrificad~s como a los Jem!is, a que se lo obedezce;' y esto no sólo en cnnS1derac16n a su
2. La mi,mn ley que primcmmcme fue escritaen el cnro1.6n del hombre continuó sí~ndo un11 rcg13 perfecta de justicio despu6s do lo Cnldu:' y fue dada por 010• en el monte Sinar.•en diez mandarnientos, y escritoen dos tablas: los cuatro primeros mandnmlentos contienen nuestros deberes para con Dios. y los otros seis, nuestros deberes para con los hombres.' l. Para ~I Cuano Mnndamlenro, Gn. 2:3; Ex. 16; Gn, 7:4; 8:10,12; para el Quinto Mandamiento, Gn. 37: 10; para el Se~to MnndaJ.UicnlU, Ou. 4:3-15; para el Séptimo Mandnmieilto, Gn, 12:17; pura el Octavo Mandamicmo, Gn. 31:30; 44:8; para el Noveno Mandamiento, Gn. 27:12; para el Décimo Mandamiento, Gn. 6:2; 13: l0.11 2. Ro. 2: 12a, 14, 15 3. Ex. 32: 15, 16; 34:4,28; Dr. 10:4
6. Aunque los verdaderos creyentes no csu\n bajo la ley corno pacto de obres para ser porellajusJificaJos o condenndos.' sin cmb.rgo éslil es de gran uüliclnd tanto pura ellos como para <>U'OS. en que com_o. regla de vida les informa de la voluutad de Dios y do sus deberes. les dtt1ge Y obliga • andar en conformidad con ella, 2 les revela también la pecaminosa conunníuacién de sus naturnlezas, corazones y vidas~ de 1.11.l manera que, al examinarse a la tui de ella. puedan llegar a una cenvicción n1á$ profunda de su pecado. a ,cntir humül~ción por ~I y odio co~lr'• él: junto con una visión m:is clara de la necesidad que uenen
~™'""'
3. Además de esta ley, comüumeute llamada ley mural, agradé a Dios dar al pueblo de Israel leyes ceremoniales que contenían varias ordenanzas típicas; en parte de adoración, prefigurando u Cristo, sus v!t1t1des,. accion~s, sufrimientos y beneficios;' y en parte propcnicndo diversas msnucciones sobre los deberes rnoreles+Todas aquellas leyes. ceremoniales, habiendo sido prescritas solamente hasta el tiempo de reformar las cosas, han sido abrogadas y quítadas por Jesucristo .. el
contenido, sino t.nn,bién con respecto u lo ~ulori()ad de Dios, el Crctn1or. ~iulen ltt dio.: Tumpoco l'l'istn, cu el evungeüo, cu nJnguno n,ancnl cancelo esta oblignción sino que la refuerza con,iderablomonte.' 1. Mt. 11): ló-22; Ro. 2: 14, 15: 3: l9.2ll: Cí, 14; 7:6: 8:3; l Tí. 1 s-r l; Ro. 13:8-10: 1 ce, 7:11) con os. 5:6; 6:15; €f. 4:25-<í:4; S1g. 2:11,12 2. Stg. 2:10.l l '. t Ml. 5:17·19; Ro. 3:31: l Co. 9:21; Stg. 2:8
240 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.
Exposiciónde la Confe.,Mn Bautistade Fe de 1689
Hch. 13:39: Ro. 6:14: 8: 1; L0:4: Gá. 2:16; 4:4,5 Ro. 7:12,22,25; Sal. 119:4-6; 1 Ca. 7: 19 Ro. 3:20; 7:7,9,14,24: l!:3; Stg. l:23-25 Stg. 2: 11; Sal. ll9: 101,104, 128 lif. 6:2,3; Sal. 37: l l; Mt. 5:6; Sal. 19: 11 Le. l7:IO Véase el libro de Proverbios: Mt. 3:7; Le. 13:3,5; Hcb. 2:40; He. 11:26; l P. 3:8·13
7. Los usos de la ley )'tl mencionados tampoco son contrarios a la gr~ia del evnngello, Sino que concuerdan armoniosamente con él: p1'1es el Espíritu de Cristo subyuga y capacita la voluntad del hombre pura que ha~a libre y alegremente In que requiere la voluntad de Dios, revelada en la ley.' l. Gá. 3:2l; Jer. 31:33: E:1,. 36:27: Ro. 8:4; Th. 2:14
Rosq11ejo del capttuto Pfo~. 1
l. l,u dispensación origlnnl de la ley de Dios
2. Un precepto especifico B. Su Obligación C. Su ejecución 1. Vida por la obediencia 2. Muerte por la desobediencia lJ. Su acompañamiento 2-4
U. La codiliCHdón mosalca de la ley de Dios
2
A. La repcución de la ley moral l. El hecho de su reiteración 2. Las circunstancias de su reiteración B. La adición de la ley ceremonial 1. El propósito de la Jcy ceremonial 2. La abrogación de la ley ceremonial C. La adición de la ley judicial 1. Su antigua expiración 2. Su aplicación moderna
4
5
lll. La obligación inherente de la ley de Dios A. Su duración permanente B. Su campo de aplicación C. Su elevada fuerza
6-7
IV. Las funcione.~ especiales de la ley de Dios
6{a) tí{h)
A. Las salvedades de estas funcíones que se dan por supuesto 11. La enumeración cspecfficu de estas funciones C:. l .a operación armonios» do estas funciones
7
para los crisüaeos
1. El hecho de esta arrnonln
2. La explicación de esta armonía
RI tema de este cnpftulo hn sido objeto de controversia entre los AlgnnM han cnlilicfülc\ la Confosión de 'presbiteriana' o 'legalista' en este punto, añrmandnque sus autores buul istas ftÍeron arrastrados por las circunstancias hlstéricas para adaptarse :1 su~ hermanos presbiterianos o puritanos en esta cuestión. Tales juicios ignoran una realid11d que hu sido ya observada frecuentemente en esta exposición. Los autores de la Confesión no han temido diferir de la Confesión de Westminstcr en muchos puntos signiflcativos y han seguido en vez la Primera Confesión de Londres. Si estuvieron sutisfechos simplemente con recitar la doctrina de la Confesión de Wcsuninsteren este capítulo (1), es porque no tenían nada en contra. La patente unidad de la Confesión de Westminster, la Declaración de Saboya y la Confesión de 1689 en este capítulo manifiesta abiertamente que no habla una di f'erencia consciente entre los presbiterianos, los congregacionalistas y los bautistas particulares en cuanto u esta cuestión. Todos sostenían con igual tenacidad la doctrina puritana de la ley de Dios. No se puede intentar una exposición detallada <Je este capítulo. Más bien se tratarán cuestiones principales selectas suscitadas por el mismo. bautistas calvinistas.
A. Su sustancin l . Una ley universal
3
241
De la ley de Dios
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Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689
l. la Identidad sustancial de la leyescrita en el corazón de Adán y Ú>S Diez Manáamienros
La principal aftrmación de los párrafos l y 2 es que- la misma ley escrita en el corazón de Adán fue reiterada en los Diez Mandamientos. El texto clásico que debe examinarse aquí es Romanos 2:12,14,15. En la primera parte del versículo 12 Pablo afirma que los que están sin ley pecan y perecen. Esto suscita la pregunta: '¡,Cómo pueden pecar los hombres, y menos aún perecer, sin In ley'!' La cuestión geneml es, desde luego, In justificación de Dios para castigar a hombres que nunca poseyeron una revelación especial. Esta cuestión apremiante la trata Pablo en los versículos 14 y 15. Debe reconocerse que la cuestión suscitada anteriormente tiene una cierta validez. En Romanos mismo Pablo da por supuesto en varios lugares que el conocimiento de la ley es el requlsím previo necesario para pecar y ser cast.igarlo ptlrel pecado (Ro. 4: 15; 5: 13). La respuesta básica (le Pablo a la pregunta está contenida en la oración 'éstos ... son [la) ley para sí mismos', que contiene el ~ujcto y el predicado de In oracién contenida en los versículos 14,15. Esta afirmacién habla de la realidad de su confrontación con lo ley de Dios. Los gentiles son 11 (o para) sí mismos la ley. Es suya 'por namrareza' (v. 14), 'escrita en su conciencio' (v. 15). John Murray observa: 'La ley de Dios los confronta y se graha elln misma en sus conciencias sobre la base de lo que ellos son nativa y constnucionahnente' ('). La implicación de esto es obvia. Si los paganos sin refinar están en posesión de la ley de Dios. esto sólo puede ser porque la ley fue escrita en el corazón de Adán en la creación y no ha sido borrada ni aun por la Caída. También habla de la identidad de esa ley con la que se ven confrontados. Es evidente por el versículo 12 que la ley de la que Pablo está hablando debe ser la ley de Dios. pero el hecho de que la palabra 'ley' en la frase que se está considerando carece del artículo determinado ha confundido a algunos. Este hecho ha movido • algunos a hablar como si lo que tiene Pablo en mente fuera solamente la ley en algún sentido abstracto. Esto, evidentemente, no es el caso. El término 'ley' sin el artículo determinado se refiere frecuentemente a la ley de Dios en Romanos y así es como se traduce (Ro. 2:13,25;7:25; 13:8, 10). Además, cuando Pablo dice en el versículo 14 que los gentiles no tienen 'ley'. no quiere decir que estén sin ley en sentido abstracto. Tenían mucha ley. De lo que carecían era precisamente de la ley escrita de Dios. Finalmente, los versículos 14,15 afirman claramente dos veces que la ley con que los gentiles estaban
Ve la ley de Dios
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confrontados era la ley de Dios. El versículo 14 afirma que hacían por naturaleza 'lo que es de la ley'. El versículo IS afirma que 'la obra de la ley' está escrita en sus corazones. . La frase 'la ley' en Romanos 2 indica claramente la ley de D~os entregada a Israel en el monte Sinaí, específicamente los Diez Mandamientos (vv. 13, l 7·29). De hecho, en toda la Epístola a !os Romanos, el término 'ley· se refiere específicamente a los u,ez Mandamientos (Ru. 7:7-13; 13:8-10). Así, ni afirmar que los gentiles están eO: posesión de I~ ley. Pablo ~nseña que existe ~na identidácl sustancial entre los D1e2. Mandanucncos y la ley de- Dios escrira por creación en el corazón de Adán y todos sus descendientes. Se pueden obtener pruebas .ª~icionales de IM pnsa}c: que apoyan lo d~:l:iración de la Confest~n en cuanto a que. In ley que primen1me,n1c fue escrita en el corazou del hombre continuó siendo una regla perfecta de justicia después ~e la Caí~a' ·. Para hu1ut~rrdnd de In ley entre la CMcla y el pacto mosa1c~. los ~·surent~s pasejes son signitica1ivos: para et Cuarto Mandamiento, Génesis 2::J; Exodo 16; (.iénesis 7:4; 8:10,12; pura el Quimo Mandamiento, Gén~s,9 37: 10; para el Sexto Mandamiento, Génesis4:3-15; pata el Séptimo Mundarniento, Génesis 12: 17; pura el Octavo Mandamiento, Génesis 31:30;44:8; para el Noveno Mandamicmo,Géncsis 27:12; y para el Décimo Mandamiento, Génesis 6:2; 13: 1~. l l. La Confesión no enseña que los Diez Mandarruemos sean un tratado exhaustivo y detallado tic la ley moral. Se lo, considera como un resumen general. El Catecismo Mayor de Westnúnstcr núm. 98 y el Catecismo Menor núm. 4 l indican ambos claramente el significado de la Confesión de westmlnster .Y la d~ 1689 que la siguió. Aun el hecho de que haya diez mandamientos 111d~ea que es un resumen general. llay otras leyes que son morales o llenen una significación moral en el Antiguo Pacto (Lv. 18: 1-30).
ll. La triple c/<Jsijicacíónde la ley de Moisés La Confesión clasifica los diferentes tipos de leyes dadas a Israel en morales, ceremoniales y judiciales; enseñando que, mientras que las leyes ceremoniales y judiciales han sido abolidas, h~ ley moral continúa siendo obligatoria para todos los hombres. Qu1zi1 ninguna parce de la enseñanza de la Confesión tocante a la ley d~ Dios es más conrrnversial que ésta. Ha sido descrita como artificial. porq_ue J., Escritura no divide claramente la, leyes mosaicas en secciones
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Expmicüm de la Confesión llauristu de Fe de /689
ceremoniales, morales y judiciales. Ha sido descrita como anacrónica, porque, se dice, las disunciones entre leyes morales. judiciales y ceremoniales nunca habrían sido evidentes para los judíos ,111e vivían bajo el Antiguo Pacto. Es conveniente itir varias cosas. Ciertamente, en muchos lugares en la ley de Moisés se pueden encontrar leyes morales. judiciales y ceremoniales mezcladas. E6 también verdad que. cada clase de ley era ig11almente obligatoria para los judíos y para nosotros. La clasificacién de la Confesión, sin embargo, viene exigida por las siguientes consideraciones bíblicas. Ln Biblia dlstingue claramente entre los Diez Mandamienws y el resto de las leyes mosaicas. La posición singulareimporrnncia de. Jo~ Diez. Mandamientos viene indicada por el hecho de que sólo ellos 1'111:ron hablados por la voz de Dios. sélo ellos fueron escritos por i:I dedo de Dios, sólo ellos fueron colocados en el arca de Dios (Ex. 2S:16,2 I: Dt. 10:5: 1 R. 8:9). sólo ellos fueron acompañados por el terror de Dios en el mu11i.e Sinar y sólo ellos fueron grnbudos en piedrn. Se los distingue de los demás mandamientos, estatutos y juicios de la ley mosuica (DI. 4:12-14: 5:1-3; 5:30-6:'.l). La estructura misma de éxodo presta apoyo a esta clusificación. En t!.xodo 20 se da la ley mural; en ,;xodo 21 ·23, las leyes civiles: en éxodo 24 se ratifica el pacto: y en Éxodo 25 y los siguientes capítulos se dun leyes ceremoniates en cuanto a lu construcción del tabernáculo. Mientras que 8Ólú los Dlei Mandamiernos están escritos en piedra por Dios mismo, la ley judicial (y quizá también la ley moral y ceremonial) es escrita en un libro por Moisés (Ex. 31:18; 32:15,16: '.\4:4,28; 24:4-7). Consecuentemente con distinciones tan claras, los creyentes del Antiguo Testamento distlngufan entre la ley moral y las ordennn,.a.s civiles y ceremoniales (1 S. 15:22: Sal. 40:6-8; 51:16,17; Jcr. 7:22,23). lll.
la posici6tt actual de la ky judicla;
La Confesión hace dos observ¡1ciones equilibradusen cuanto a la ley judicial, hablando de su expiración en la anugíledad y de su aplicación moderna. t::ste párrafo (quecs esencialmente el n1is1110 en la Confesión de Westminster) está claramente basado en el estudio que hace Calvino de la ley judicial en la tnsutucion. Este estudio es muy pertinente. a luz de la idea de. la validez permanente de la ley judicial que se propugna en nuestro tiempo (').
De la ley d• Dio.<
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l .a ex¡1iración de la ley judicial se da tL enten~c,: por la destrucción de la teocracia del Antiguo Testamen10 m1c1aln1ente por Rabilonia y finalmente po,·Roma bajo el juicio de ~ios. Cuando expiró el Estadu, es razonable, según la Confesión. sacar la conclusión de que su orden civil formal expiró con él. La evidencia bíblica para esta deducción puede ~~pigars~- e~ 1_-lebreo,; 9: 19, que habla del libro del pacto quccon1cnia la ley ¡urhc,alde Israel ( ). Lo significativo acercadeesta mencióndc la ley judicial de Israel es que aparece en un contexto que la equipara con el primer o Anttguo Pacto (lle. 9: 1 R). El mismo contexto tiene como tema el pcnsamienm de: que el Antiguo Pacto está obs<)_let,, Y a punto de clcsapareccr porque fue impuesto sólo hasta un uernpo de reforma (He. 8:7,1:l; 9:10; 10: 1). Es impusibl.c c:'i~ar 111 clara ense."m11.a de Hebreo• 9: 1\1 en cuanto a que la ley judicial de Israel, al igual que la ceremonial, ha expirado. Aunque la ley judicial ha cxpirodo: sin em~arg~, . como aplicación ins¡,lrmla de la ley moral a las c1rcunstanc_1as c,:,11":~ ~le Isrue! revela muchos principios peminncntes de equ1<.1ad,JUSt1c1a, bond~d y rectitud en general. Como tal, sigu~ siendo pc~nen\e 110 sólo para los Estados modernos, sino también para las 1gles1as Y crisLiallo8 modernos (1 Cu. 5: 1; 9:1!-10). l v. La 11bligacl6n ínl1tre111e de la ley ele Dws No existe una cuestión teológica o prácticu más importante que la relación cometa entre el Evangelio de la gracia y los requisitos de la ley .Sodríaaundceirque la Refonuamisma fue en gran medida una dispuw sobre la gracia y la ley en La salvación del creyente. La posición de la Reforma protestante cm que los hombres eran justificados P<" la $0!11 gracia y la sola fe sin las obras de la ley. Esta posiciún suscitó la pregu11ta que Pablo tuvo que responder muchos siglos antes: '¿Porquéentooces la ley?' (Ro. 3:31: 5:20,21; Gá. '.\:19). La cuestión de la obligación y utilidad de la ley en la vida del creyente domina los parrafos 5- 7 de este capítulo de la Confesión. Algunos protestanres sacaron la conclusión de que puesto que los creyentes no eran justificados por las obras d<; la ley, la lev era de poca uti lidad en la vi ua del creyente. Otros decían que las per6onas justificadas no estaban obligadas a obedecer la ley. Los maestros antinomianos dedujeron esto de la doctrina de la justificación gratuita. Argüían que la juslilicación gra1u¡ta ~os liberaba complctnmeote de la esclavitud de la ley y que sentirse
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Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689
obligado a obedecer la ley era esclavitud. De esta manera, sentirse oblig~do a obedecer la ley era inconsecuente con Ia justificación gratuita. Los no salvos y los no justificados estaban obligados por In ley, pero no los cristianos. La Confesión rechaza tales posiciones. y enseña en vez tanto la obligación inherente de la ley sobre todos los hombres y la utilidad positiva de la ley en la vida del creyente. Al hacer esto, la Confesión afirma la verdad fundarnental de que la obligación a obedecer la ley es una parte inherente e inevitable de toda la existencia humana. En ouas palabras, la ley obliga a los hombres p;,ra siempre, tanto sin son justiflcados corno no justiflcados, simplemente porque, como criaturas deben uil obediencia al Creador. El Nuevo Testamento enseña muy cluramente que la ley obliga atas personas no salvas (Mt. l 9: 16-22: Ro. 2: 14, l S; '.l: 19:20; 1 C,1. 7: 19; Gá. 5:6: 6: 15; Et'. 4:25-6:4; Stg. 2: 11 .12). En Efesios 4:25-6:4, cada uno de los últimos seis de los Diez Mandamlemo« se aplica a ta Iglesia. Nótese particularmente que se da por supuesto que el Quinto Mandamiento es autoritativc al ser citado explícíiamr.nte en 6:4 (•). La Conl'esión amplía y nclara esta verdad de varios maneras en los párrafos 5-7. En p1'Ínier lugar, afinna In implicación evidente: 'Tampoco C:riAro. en el evangelio, en ninguna manera cancela esta obligación sino que la refuerza considerablemente.' Parece ser que algunos decían qu e , si bien debemos hacer lo que dice la ley en cuanto a su co~1tenido o sustancia, no deberíamos hacerlo polque fo die~ la ley: smo simplemente por gratitud a Cristo. Se pueden indicar vanos problemas graves en tal sentir. Es antibfblicc (Stg. 2:10,1 l: Ml 5: 17-19: Ro. 3:3 t. l Cu. 9:21). Esta es una forma rnás sutil del error de que las personas justificadas no están obligadas a obedecer la ley, puesto que, en úlLima instancia, no es la autoridad de la ley lo que tienen en cuenta, sino sólo su gratitud a Cristo. Su efecto práctico es comunicar a la mente popular una idea reducida de la majestad de la ley de Dios y de la necesidad seria y absoluta de guardar la ley de Dios. l lace difícil la exhortacíén fiel al deber, por,que los que sostienen esta enseñanza siempre objetan que se fes esta volviendo a llevar a la esclavitud, Si alguien hahln a tales personas del deber y la obligación, su respuesta es que tales exhortaciones son legalistas. Cristo fortalece la aumridad original de la ley. No pone el contenido o la susrancíade.laley sobre un nuevo fundamento. No elimina la obligación de obedecer a nuestro Creador, sino que añade la ohligación de obedecer con gratitud a nuestro Redentor.
De la ley de Dios
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A I comienzo del párrafo 6, la Confesión aclara cuidadosamente la obligación vinculante de la ley declarando con cuidado que los verdaderos creyentes no están l:>ajo la ley 'como pacto de ?bras'. sino 'como regla de vida'. Los que piensan en la observancia de. la ley como legal deben entender que hay una diferencia práctica y experimental enorme entre estar bajo la ley como una regla de vida y bajo ella como un pacto de obras, es decir, un método p11Ia ganar la salvacién. El creyente no está bajo la ley como un método de jus1íficación (Ro. 6:14; 10:4). 'Corno pacto de obras', es un amo estncto que paga sólo el salario del pecado (Ro. 7: 1-6; 2 Co. J:7). Como una regla ctc vida, es una ley de libertad en la que se deleita el cristiano (Slg. 2: 12; Ro. 7:25). El sentir: '¡No dejes que In ley de Dios entre en tu conciencia!' es el error que se refum 1111ul. Desde luego. ¡110 debemos dejar que la ley entro en nuestra conciencia 'cuino pacto de obras'! Pero a menos que la ley de Dios esté en nuestra conciencia co1110 una regla de vida(Jcr. :l 1 :33,34; Ro. 8:4,7,9), no tenemos parteen lasalvacién que se h(l]la en Cristo y el Nuevo l'llCl.o. Todo el párrafo 6e$tá dedicado a enumerar los usos de 1!, ley en la vida del creyente. No podemos ocupar el espacio en desarrollar cada uno de esos usos. La úlLima frase del párrafo 6 debe. sin embargo, enfatizarse en nuestroccmexto moderno. La tdeaclave de MlA frase es que no es un error obedecer la ley por temor a las consecuencias de la desobediencia, por una parte, o por el deseo de la recompensa a la obediencia, por la otra. Se dice a menudo: 'Si haces algo porque la ley promete bendición y recompensa, entonces eso es una obediencia legal.' La Biblia uuliza en todas partes tanto la amenaza como la recompensa para fomentar una respuesta adecuada a la Palabra de Dios (v.g, el libro de Proverbios; Mt. 3:7: Le. 13:3,5: Hch. 2:40: He. 11:26; 1 P. 3:8-13). El comentario final de la Confesión sobre la obligación inherente
Otl evangelio )' del alcanc• ,le. s« gracia
20. Del evangelio y del
id • dida : personas v naciones, en cuanto a su cxtensió~ o ha s' . º·ocoo~: restncci Jl. \A.,n 'granª ( variedad · , , según el consejo de la voluntad de Dios.
alcance de su gracia
1. ML 11:20
2. Ru. 3:10-12; 8:7,8
l. Hahicndo sido quebrarnsdo el pacto de obras por el pecado y
habiéndose vuelto inútil para dar vide, asl'adú
249
<1
Dios dar la promesa de
Cristo, la sifnicntc de lo n1ujcr1 corno el medie para l lauuir a lo.-. ele,¡ídos, y t.nacndrur en elloi. la fe y el Ul'Tt:pentin,iQrno. En esta promesa, el evangelto, en cuanto a <11 sustancia, fue revelado, y es en ella efica,. p,w la conversiéu y salvación de los pecadores.'
. 1 lio es el único medio externo para revelar a Crism 4.1 Aunq.ue el ~~~orageylf'>.: como ~t complerumente suficiente para este y a gracia sa v.ru , , -,, • 1 lito fin l sin cl'nbargo, para que los hombres que están muertos en sus le 1 !.; cd de nuevo ser vivificados o regenerados, es además poe an. nacerobra eficaz~ invencible del Espfricu Santo en toda el alma, neoesana unu . , , · é '1í\ ningún . 1 fi ' de producir en ellos una nueva vida csptnrua 1•. sin s ' , cnn e 11 . '6 o· ' otro medio puede efectuar su conversi na JO~.'
J. Ro. l:l6,17
2. Jn, 6:44; 1
I,
G
La illlluxuratlón de esta revclatlón
A. El maceo en que se inauguró B. La rormu en que se inauguró La funci,ln para la que se inaugur 6 D. La plenitud con que se inauguré
c.
arrentlmiento>
2
11. La necesidad de esta revelación A. La afirmación de su necesidad B. Las implicaciones de su necesidad
3
obediencia requerida en aquél, en cuanto a las naciones y personas a quienes es cuncedidn], es meramente por la voluntad soberana y el beneplácito de Dios;' no apropiandoseta en virtud de promesa alguna referida al buen uso de las capacidades naturales de los hombres. ni en virtud de la luz común recibida aparte de él, lo cual nadie hizo jaruas ni puede hacer.! Por tanto. en todas las épocas) la predicación del e ..·angclio
ce. 4:4,
Tema: la reveiaeián e5pecial dtl Evllllgtlio (')
2 .t:sca promesa rte C.:ri.iu, y la salv11ci6n por medio de ~l. es revelada. solamente por la Palabra de l)los.'Tampocn las obras de IR creación o la providencia, con la hit de 1• nuturaleia. revelan a Cristo, o la grocia que es 1>0r medio de f~I. 11i siquiera en fvnna general u oscur.a;1 mucho menos hacen que los hombres destituidos de la revelación de l'.il por la promesa. o evangelio, sean capacitados est para nlcunzar lo fe salvadora o el
~- L:1 revelación del evangelio a los pecadores (hecho. en diversos tiempos y distintas partes, con la adición de promesas y preceptos para la
l ·22-24; 2: 14; 2
no.,qu(io del cap(t,,t"
l. Gn. 3: 1 S con Ef.2: 12; Cá. 4:4; He. 11: 13; Le. 2:25.38; 23:S 1; Ro. 4:13-16; cs. 3,1s-22
l. Hch. 4:12; Ru. 10:13·15 2. Sl\J. 19; Ro. 1:18-23 ). Ro. 2:12n; MI. 28: 18,20: Le. 24:46,47 con Hch. 17:29,30; Ro. 3;9-20
ce,
m. r .a soberanía A. B.
c. 4
de esta revelación
L,.'1 afirmación de esta sobcrnn(~ La implicación de esta soberan a
El resultado de esta soberanía
IV. La sufidcncia de esta revelación 1\ .
B.
L•,. afirmación de su suficiencia • .
La mati'l.ación de su suficiencia
250
l::xposici&, de la Confe.iión Bautista de Fe de 16119
El trasfondo histérléo
El capitulo 20 es el único capítulo totalmente nuevo en la Confesión Bautista· que no en forma alguna en la Con1·es,ió n d e w, E está contenido , est?1inster. ste capitulo, ~in embargo, no tiene su origen en los bautistas. Fueron los putttanos congrcgacionalcs quienes lo escn.b1eron Y lo m~naronen la Declaración de Saboya en J 658. Los bau11st~ que ~t1l12aron h1 Declaración de Saboya y sus d~l~rnc,ones adJuntaq sobre polüica eclesiástica corno ta fuente mas 1mpor!~nte de su Confesi6n siguieron a los congrcgacionalistas m1uí .tamb,cn, m~crtru'.do e~te capíLulo en su Confesión('). La cuestión que suscita In lll~crc1ón de este capitulo es: • ¿Qué mov '6 a lns congregacional is tas y baullstas en este Jugarsolamente a inse~ar un capítulo totahncntc nuevo eu su revisión de la Confesión de Wcstmmster'I' Los congregacionalisws pn>pon:ionan una base para responder O est~ pregu.nta en ~u prólogo~ la Declaración de Sabuya: 'Pocas c?sas. hemos ad_od1do para evitar algunas o¡,iniones erróneas, que ha? sido scstcnidas más amplia y atrevidamente últimamente por q~1enes las pmpugnan, que en tiempos anteriores... _ . Tras el capltulo l 9 hemos allad.i.do un capítulo del Evangelio siendo éste un útulo que no es bueno ornltir en una Confesión de re: En dicho capítulo, lo que está disperso y se da " entender en la Confcsién de las Asambleas, con alguna pequeña a,1udiduru se Junta y amplía bajo un epígrafe'(·'). ' •. Es':' declaración <.leja claro que el propósito de este capitulo era resurrur, c?ncentrar y suplement~ l:1 enseñanza que ya se hallaba en la ~onfos!ón de Westmmstcr. S, es correcto relacionar la última dccl~ac,on con la primera, entonces la explicación de esto es la ncce.s1dad de refurur cicrtos errores que habían sido más claramente marulestad.os entre los año, l647 (cuando se escribió la Confesión de Westnunster) y .1658 (cuando se redactó Ja Declaración de Saboy.a). Parece antinatural y aun ilógico no explicar la smgula • nser~1tln de este capítu.lo haciendo referencia a algo má~ que 1:i ~ec~s,J~d de una plena s.1stemat1zac1ón mencionada en relación con la misma e~ la cita anterior. <;uando buscamos el error O errores que dieron ~otl\'O a la construcc.16~ de este capítulo, parece haber muy poca evidencia. Nos vemos limitados a deducir este error a partir del c~n1erudo <Je. est': capítulo y un conocimiento general dt.J periodo h1$16nco en que tue escrito. El contenido del capítulo indica que el
Del evangelio y del alcanc" de .,u gracia
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error que se contempla menospreciaba la necesidad de la revelación especial contenida en las Escrituras para la salvación. Un conocimiento general del periodo permite a las personas cultas adivinar que los autores puritanos habían percibido ya la tendencia intelectual que má.~ tarde daría lugar al deísmo, con su énfasis en la suficiencia de la razón humana y la revelación natural y su Op<Jsicí6n a la revelación sobrenatural y los principios distintivos del cristianismo. Tales hombres querían establecer una hase completamente racional para la existencia de Dios y la moralidad. Les desagrada ha la idea de lJUe una revelación especial dada sólo a algunos hombres fuera necesaria para adorar y servir a Dios ucep1ablcmente('). El materialismo popular y naturalista de nuestros rtras, con su rechazo de lo milagroso. tiene una tendencia sirni lar al deísmo. El énfasis, pues, de este capítulo es aún oportuno. La Confesión responde al deísmo incipiente de su tiempo con doctrina bf'hlica~ igualmente pertinentes hoy. En este capítulo afirma. en primer lugar, lo inadecuado de la revelacién nulural Y la necesicla,J rlc la revelación sobrenatural paro una reli¡¡ión verdadera y salvadora: en segundo Jugar, la prerrogativa soberana de Di~s de dar el Evangelio a quien RI quiera; y, en tercer lugar, la necesidad de la intervencién directa, divina y sobrenatural del Espíritu con poder regenerador para la salvación de la persona indlvidual. l. La inauguracíán de esta revelación (pfo.l) La afirmación fundamental de este párrafo es que, desde el tiempo de la Cuida, cuando el hombre ya no era capaz de alcanzar la vida mediante el pacto de obras, Dios ha dado a conocer el Evangelio como el medio de la salvación de los pecadores. No es dificil discernir el error a que se refiere esta afirmación. No es infrecuente que los maestros del error hayan sostenido que los hombres deben de haber sido salvos de alguna manera aparte del Evangelio en el Antiguo Testamento, especialmente en las primeras etapas. La suposición de esta afirmacién es que el Evangelio sólo estuvo disponible como camino de salvaci6n mucho después en la hlsto~ia del mundo, Aunque esto ha sido sostenido por otros, fue probablemente un argumento utilizado por los primeros deístas de mediados del siglo X V n que incorporaba su incipiente hostilidad a una revelación especial y las pretensiones exclusivas del cristianismo. Contra este error (tanto ~i es propuesto por el deísmo
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Exposición de la Confesi6,i Bautista de Fe de J 68.9
en el si.glo XVTT o por el dispensacionalismo en el siglo XX) la Co~fe.s1ón responde que, esencialmente, la promesa concerniente a la smuentc de la mujer dada irunediatameme después de la Carda en el huerto ?el Edén era el evangelio. , Génesis 3: 1 S fue, ciertamente, la promesa del Mesías. La sirn:cnte de .la mujer abarca toda la simiente justa, pero no toda la srrruente fístca (~o. 16:20; Ap. 12: 17), Aquí se enfoca claramente la obra de Cr,sto como la simienre de la mujer quien prec1111nei1temente apla~taría la cabeza de la serpiente. E.J '. Young expresa bien el asunto: 'E.~ 111 simienrc de tu rnujer,comosccntiendc en el ~cücnwr, la que asestar~ el golpe fatal' ('). fütc entend imiento de Genes is 3_: t 5 se ve confirn1Ado, en primer lugar. por el hecho de que fue l.a_pri.mcri: de una larga s~rie de prorecrus de snlvacién en y por In snruentc . En las págmns subsiguientes del AntiAUO feswmc.nlo lcc.mos acerca de 'la simiente de Abraham' (Isaac y foco~). In suruente de Judli' y la 'simiente de David'. Además, Gfcs,os 2: 12, con su referencia a 'los pactos do Ju promesa • y (iálarns 4:4,
7
Del evangelio y del alcance de su gracia
253
Juan el Bauustajel último y mayor de los profetas) se sinué confuso por el cumplimiento de las promesas de Dios (Mt, 11:1-19), no debernos sobrestimar el entendirnicnto detallado de figuras anteriores en la historia reden lora. Predicciones como Génesis 3: l 5 son como enigmas. Son fáciles después de conocer la respuesta, pero antes son difíciles y confusas. Pero aun cuando se tiene en cuenta todo esto, debe decirse que en la promesa seminal a Adán y Eva se reveló mucho mas acerca del Evangelio de lo que comúnmente piensa la gente(}. 1. S<1bfon que la ,ar vación era por la mera gracia y la misericordia soberana e ínmcrcclda de Dios. El mensaje de la salvación se 11n11nció primero no en forma de mandato, sino en Forma de predicción y promesa. Adán habín pecado. St!g1ín las condíciones de G6nesis 2: 16. l 7. él sabía que no merecía sino fa muerte (Gn. 3:710). En í\Sl.t si11111ci6n, Dios hi1.o una promesa unilateral y esponuincamcnrc. HsLo fue pura gracia. Adán. portante. po
fe.
3. Sabían que la salvación era mediante un Redentor venidero. l:!I triunfo sobre, Satanás y el pecado hahfa de venir no por sus propios esfuerzos, sino por fa victoria ganada mediante la Simiente de la mujer. G6n.:.~ls 3: 15 es la simiente de la que surgieron fob grandes lemas de la Reforma. Enseña (y ensenó u Adán y Eva) que fa salvación, según la promesa, era solamente por gracia, solamente por fe y solamente por Cristo. Así se confin na la unidad del mensaje de la salvación en todas las épocas. Los hombres han sido siempre salvos de la misma manera y por el mismo Evangelio. En el Antiguo 'l estamento y en el Nuevo Testamento se reveló ese Evangelio. Todo hombre que jumás haya sido salvado lo ha sido por medio
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Exposiciónde la ConfesiónBautista dt Fe de 1689
De. esta manera, la necesidad del Evangelio como el medio exdus,~o de la salvación es vindicado. Aquí hay que introducir una mac1z:c1ón gene~~!. En lo que estamos a punto de decir, no se tiene en mente a los nmos que mueren en la infancia y los disminuidos mentales profundos (véase el capüulo 10). En el párrafo 4 veremos que el pode~ regenerador del Espíritu es necesario además del Evangelio, s: los hombres han de ser salvos. Algunos, no obstante han _e~fatizado de tal manera el poder irresistible y regenerador ctei Espfritu que han oscurecido la necesidad absohua de la fe. en el Ev.a?g~l,o. Los tales han hablado como si el F.spíriru pudiera y 'tu,s'.~ra rcg~nerar.a. los hombres sin el Evangelio. ¡Es como si el Espíritu pudiera utilizar la lu:,;c.Je la narurateea o la mera ley de Dios para regenerar a los hombres. ¡ No es as
JI. La 11ecesidad d« esta reve/aculn (pj'o. 2) l::l páJ'l'a.fo 2 trata el te.ma de 111 necesidad de la revelación del Evru1.gela1l ,¡~e se menciona en el párrafo 1 ( véase el capitulo n. Con~e11u1 afirmand» que 'esta promesa de Cristo, y la salvación por medio de Él CS revelada sulamentc por la Palnhrn de Dios' es decir solo por la r velación especmt y rcdenlora contenida en Ía Biblia: Bsto se entanza después mencionando sus implicaciones negativas. Nos concentraremos aquí en la primera de tales implicaciones mientras que la segunda se tratará bajo el párrafo 3. " BI énf~s1s de este párrafo sobre la revelación escriturada no tiene el propó~''.º de menospreciar la claridad o alcance de la revelación general. 1 nles pasajes como Génesis 1 :31: Salmo 19: 1-6: ( lechos 14: 16, l 7: R~manos l:18-23 y 2: 12-14 declaran explícitamente que el ser: la sab~durfa, 111. santidad, In justicia. la ley, la ira y la bondad (grac'.~ común) de Dios se revelan clara y convinceutementc en la cre.acum. La bondad o gracia común de Dios 110 es, sin embargo, el Evangelio. La promesa de un Redentor no es ni podía ser revelada en un mundo no caído en ljUC todo era muy bueno (Gn. 1 :31). fübha. por tanto, afirma claramente que sólo mediante el conocumcnto de Cristo pueden ser salvos lo hombres (Hch. 4: J 2· Ro. 10: 15). Estas atrevidas afirmaciones se confirman median,¡ laconcxión entre Romanos l: J 6,17 y el siguientepasaje: 1: 18-2: 16.
7
La
lA·
T>e/ evangelio y del alcance de su gracia
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Próximas a la afirmación de que el Evangelio es poder de Dios para salvación tanto para judíos como para griegos, están las afirmaciones de que en la revelación general 'se revela la ira de Dios', que los hombres 'no tienen excusa', y que 'todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán' (1:18.20; 2:12). La declaración de 2: 12 es de particular interés. Afirma que la posesión de una revelación especial, un conocimicoto del Evangelio, no es una condición previa para perecer. Los hombres pueden perecer y perecen aun • sin ley', es decir, sin una revelación especial. Además, puesto que Romanos 3:9·20 declara en los términos más enfüticos y universales posibles que 'todos pecaron" (3:23), se deduce de 2: 12 que todos los que han vivido y muerto sin una revelación especial perecerán do hecho. Cuando Romanos3:2l afirma inmedintamcnte después, de 3:9·20: 'Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado 111 justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetaa', se im.plica claramente una vez más que sólo mediante una revelación especial se puede alcunr.ar la salvación. El Salmo 19 contiene implicaciones simllarcs. Compara la revelación natural (vv. l ·6) con la rcvelacién especia] (vv. 7 14). Los versículos 7 - l l conr ienc repetida, aflrmuciones de la eficacia salvadora de la revelación especial. Esto contrasta aeusadamentecon los versículos l·ó donde, si bien se exalta la revelación natural en cuanto a su claridad, contenido y universalidad. no se dice unn palabra acerca de cualquier efecto que pueda tener, menos aún de su eficacia sal va dora. Final mente, el mandato de predicar el Evangelio a todas la naciones debe sopesarse en este asunto (Mt. 28: 1 R-20; Le. 24:46,47). Sin duda. la urgencia y necesidad de este mandato no pueden explicarse sin la idea de que sin el Evangelio los hombres perecenln. Esca es. de hecho. la declaración explicita de la Escritura (Hch. 17:29,30: Ro. 3:9·20). Las implicaciones prácticas de esta enseñanza bíblica deben resumirse ahora. Los hombres se pierden aun si nunca oyen el Evangelio. Los hombres deben oír el Evangelio aun para tener la posibilidad de ser salvos. Los hombres no merecen tener una oportunidad para ser salvos. Dios es justo y. sin embargo •. no da a muchos hombres la oportunidad de ser salvos. Muchos uenen la suficiente revelación divina para no tener excusa. pero no la suficiente para ser salvos. tos hombres no son condenados, por tanto, sólo o meramente por no creer en Cristo. Algunos que nunca han cometido el pecado dcrechazar cl Evangelio iránal infierno por el pecado.
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Exposicton de la Confesi;,n Bautista de Fe de 1689
111. La soberanta de esta revelacién (pfo• .1) La soberanía en este contexto sigui ñca la completa independencia y libertad de Dios al otorgar la luz del Evangelio a los hombres y las naciones. Al afirmar la soberanía con que Dio~ lleva el Evangelio a los hombres, lu Confesión rechaza claramente 1J1-r11 idea sobre el tema. Esta idea se trata claramente en la afinnación de que la revelación del Evangelio no se la apropian los pecadores 'en virtud de promesa alguna referida al buen uso de h,scapaciclades naturales de los hombres. ni en virtud
Del evangelio y del alcance de .ru gracia
257
a los elegidos'. Por tanto, DO puede concebir que (os hombres se~ salvos de algún otro modo que el des.ignado por Dios, El Evangelio DO es un recurso fortuito e inferior que necesita ser_compl~mentado mediante el libre albedrío de los hombres y otros medios. Es la man.era eternamente decretada en que Dios salva ª. su pueblo elegido. Si alguien es un elegido, el calvirustacreeque Dios le puede enviar y Je enviará el Evangelio.
IV. La suficiencia de esta revilación (pfo. 4) Este párrafo hace d08 afirmaciones acerca de la suficie~cia, del Evangelio. Como 'el único medio externo para revelar a CnsLO , es 'completamente suficiente' para ~e ~ropós>~o '.En cuanto a su poder Inherente para convertir, csen última ,nstilJlcta ínadccuado, a.menos que vaya acompañado por el poder regenerador del P.sprn_tu 6:44; t Co. J :22-24; 2 Co. 4:4,6). La lámpara en nue.~1~habitaclén requiere dos cosas para iluminar. Debe tener una bombilla, pero esto solo no es suficiente. Debe estar enchufada a una fuente de energía eléc!fica. J.asolaclcctricidad puede.de por sí, ~lec!rocu!llrnos, pero no iluminará sa1isfac1oriamente ~uestra hab1ln<;16n. Requiere la bombilla para realizar esta función. Así también, el poder. de! Espíritu es necesario, pero debe obrar_cn y a U'av~s.del Evangcllo s1 el alma entenebrecida ha de ser iluminada salvlftcamel\te.
(fo.
21. De la libertad cristiana y de la libertad de conciencia
De la libertad cri.
Z59
2. Hch. 4:l9; 5:29: 1 Co. 7:23: ML 15:9 3. Col. 2:20,22,23; Gá. 1:10: 2:J-5: 5:1 4. Ro. I0:17; 14:23: Hch. 17:11: Jn. 4:22: 1 Co. 3:5; 2 ce. 1:24 '.l. Aquellos que bajo el pretexto
1. La libertad que Cristo hn comprado para los creyentes bajo el evangelio consiste en su I ibenad de la culpa del pecado, de In ira condenatoria de Dios y de la severidad y maldición de la ley,' y en ser librados de este presente •iglo mulo. de la servidumbre de Sataná; y del dominio del pecado,' del mal de lns níliccioncs, del temor y aguijón de la muerte, de In victoria del sepulcro y de In condenación eterna.'y 14mb,én eonsisre en su libre a Dios, y en rendirle obediencin a Él, no por temor servil, sino con un amor filial y una mente dispuest» ...
Todo e,10 era sustanclalmente cormln uimbién a lo., creyentes bajo la ley;' pem bnjo el Nuevo TcS1ame111u la lihcn.1d de los cristíanos se ensanch• mucho más porque están libres del yuso de In ley cerenxmial a que csUJba sujeta la lglesiajudaica, y tienen uhora mayor confianza para acercarse al trono de gracin, y experiencias más plen,c, del libre Eapíritu de Dio, que aquellas de las que ranlciparon generahnente lo. creyentes
desuuycn completamente, por ianto. el propósito de la libertad cnsuana, que consiste en que, siendo librados de las 1~:inns ~e ~~os nuestros enemigos. sirvamos al Señor sin temor. en santidad y jusucia delante Je 111. todos los días de nuestra vida.'
l. Ro. ó:1.2
2. Le. 1:74,7.5: Ro. 14:9; Gá. 5:JJ; 21'. 2:IR.21
Bosquejo del ca¡1llulo
Pros. 1
bajo la ley.• l. Jn. 3:36: Ro. 8:33: 011. 3:13
2. Gá. 1 :4; Ef. 2: 1·3; Col. 1: 13; Hch. 26: 18: Ro. 6: 14-18; 8:3 3. Ro. 8:28: 1 Co. 15:54-57; 1 Ts. 1:10: He. 2:14,IS 4. Eí. 2: 18: 3: 12; Ro. 8: IS; 1 Jn. 4:18 5. Jn. K:'.li: S:d. 19:7-9: 119: 14,24.45,47.48.12,97: Ro. 4:5· 1 r. 06. 3:9: He. 11 :27,33.34 6. Jn. 1: 17: He. l: 1.2a: 7: 19.22; X:6: 9:2'3: 11 :40: os, 2: 1 tss.; 4: 1-3: Col. 2:16,17; He. J0:19·21; Jn. 7:3K.39
B. Baj" la ley J • Su sustancia común 2. Su ampliación subsiguiente Libertad ceremonial de Ju ley Mayor denuedo en la oración Mayor provisión del Espíritu
2. Sólo Dio, e, el Señor
doctrinas y los mandamientos de los hombres quesean en alguna manera contrarios n su Palabra o que no estén contenidos en ésht.1 Así que, creer LaJ.;~ doctrinas ~1 obedecer tales mandamientos por causa de la conciencia es traicionar la verdadera libertad de conciencia.' y el requerir una fe
implfcita y una obediencia ciega y absoluta es destruir la libertad de conciencia y también la razón. 1 J. Stg. 4:12: Ro. 14:4: Gá. 5:1
T. ta composición de In libertadcristlunu A. Bajo el Evangelio J • Descrita n~gativa mente Libertad de la culpa del pecado Libertad del poder del pecado Libertad del castigo del pecado 2. Dcscritapcsinvamcntc libre a Dios Obediencia u Dios como la ele un niño
2
11. El corolario de la libertad cristiana: 111 libertad de conciencia A. Su principio fundacional B. Sus imphcaciones básicas
C. Sus requisitos necesarios De los seguidores De los líderes
Exposición de la Confe.i6n Bautista de Fe de 1689
260 3
III.
La corrupción de la libertad cristiana
A. Su esencia B. Sus frutos l. Su impacto sobre el Evangelio de la gracia 2. Su impacto sobre la libertad cristiana El totalitarismo eclesiástico, el totalitarismo civil y el 'perverso rcaccionisrno' son algunos de los factores que formaron el telón de fondo histórico de este capítulo. La Iglesia católica romana pretendía tener una autoridad excesiva sobre las conciencias de los cristianos. Demandaba que los hombres creyeran sus pronunciamientos sin verificación escrituraría y se arrogabe el derecho de hacer leyes que añadían u la Palabra de Dios. nsw era sólo parte del problcm». Las igtcsias reformadas se vieron envueltas en un terrible fuego cruzado. Hnbío un conflicto de siglos que se libraba al tiempo de la Reforma entre los que pensaban que la Iglesia era la autoridud hurnunu suprema y los que pensaban que el Bscado era la autoridad humana final. Au.n muchos de los reformadores fueron influidos por este segundo punto de vista. Para salvarse del domioi1l del pnpn romano, pusieron sus iglesias bajo lit protección y autorid1.«I de los gobernantes civilcs.Luteroen Alemania y Enrique VCII eu Inglaterra -eran exponentes de este punto ele vista, Bn contraste con ambos extremos, el cristianismo reformado insistió en la doctrina de la libertad cristiana. Enseñaron que ni la1glesiani el Estado poseían una autoridad total para el cristiano. Existía siempre. además, el peligro, y los puritano, podfo.n verlo alrededor de ellos. que los hombres, al desechar el yugo de Roma, reaccionaran con todo tipo de excesos. Esto sería igualmentecondenable. El peligro que vieron los puritanos en tal 'pcrvcrsureaccionismo' queda subrayado en un párrafo que ha sido omitido en la Confesión de 1689, pero que se hallaba en la Confesión de Westmin.ster como el párrafo4 ('). Este párrafo suprimido recalcaba el peligro del 'perverso reaccionismo' al considerar los limites de la libertad cristiana. Prohibía el uso de la libertad de conciencia que hadan algunos cristianos radicales de 105 siglos XVI y XVII. Algunos grupos marginales anabaptistas -como los anabaptistas de M unster y los Hombres de la V Monarquía ele Inglarcrra- apoyaban las políticas radicales revolucionarias y el derrocamiento de los gobiernos civiles y eclesiásticos establecidos mediante la apelación a la libertad
De la llbtrrad cristiana y de la libertad de conciencia
261
cristiana. Pensaban que supuesto que Cristo era Rey e_ iba~ volver pronto, tcníanel derecho de introducir su reino por medios violentos e insurrección. Este perverso reaccionismo fue rechazado por la Confesión de Fe de Westminst.er. También fue rechazado por la Confesión de 1689 (véase 24:3). . . Los bautistas en la Confesión de 1689, y los congregacioualistas antes que ellos en la Declaración de Fe de Saboya ~, finalmente, aun los presbiterianos a finales del siglo XVTTI, supnrmeron este párrafo porque en sus declaraciones posteriores, enseñaba que debí~ haber una sola Iglesia estatal presbiteriana ~ que el gobierno c1V1l t1e11e. el deber de reprimir la herejta. La herejía.~ definía como cual~'.11er publicación o mantenmuent.o de opimoncs que el gobierno (presbiteriano) creyera contraria:~ ª. la 1111. de la namreíeza o !os principios conocidos del cnsnarusmo. El párrafo sup~lm1do afirmaba que a los que mantuvieran la herejía a.qf deñnida se les puede procesar por la disciplina de iglesia, y por el poder de las autoridades civiles'. . AM pues, la posicién afirmada por la redacción original de la Con(cslón de Wcstminster ha sido recha211dn no sól? por lOd°. e_l conjunto de las iglesias bautistas y congcegac,onalisuis • ngtesas, s1J10 también por las iglesias presbiterianas americanas. F.qte r~haw de la reoeccién de la Westminster original debería sm:IIllos de advertencia para no actuar con un exceso de celo al hacer trente a la interpretación secular y liberal de la_separación ~ntre la lgle~l~ Y el Clstado que encaramos eo la actualidad. Los pnroeros. bautisll!S Y congrcgacionales ingleses enseñaron, creyeron y sufrieron por la doctrina de la separación entre la Iglesia y el ;Estado. Rechazaron la idea de que el Estado tuviera derecho a castigar o los homhne~ por enseñar públicamente la herejía. Los que propugm11111ucse trabaje en pro de la desaparición de la Cltenc1(m de lIDpUCS[OS parn las denominaciones libcraleso que enseñan al>tertamentcqueel gobierno debe reprimir la enseñanza pública de l.a herejía no debe~ª.º ser bienvenidos entre los descendientes doctrinales de tales antecesores. Los que se sienten atraídos por tales posidones deberían saber que fueron rechazadas firmemente por los puritanos congregacionalcs Y bautistas. . Seguiremos en general el bosquejo dado unteriormente al cltponer el contenido de este capítulo.
262
l~osici6n de la Cnnfe,itin ñasuista de Fe. de 1689
l. La compo.,ic«Snde fa libertad cristiana A. Bajo el Evangelio l. Descrita negativamente Nétense los tres 'des' en esta parte del primer párrafo.
a. libertad de la culpa del pecado Los tres primeros puntos tienen que ver cada uno con la sensación de
culpa cngen1lrn,fa p<>r el pecado (.In. 3:36: Rn. 8::\3). La fra~e 'se~cridA
libertad del poder del pet:(l(fo
Los tres puntos siguientes están todos relacionados con la liberación ~el poder e influencia prácticos del pecado sobre nosotros. Somos h!'erados de los 1.r~s agentes de este poder: el mundo, la carne y el diablo (Gá. 1:4: Et. 2:1-3: Ro. 6:14,18).
c. Liberrad del castigo del pecado
~s matizaciones deben observarse cuidadosamente. No somos
üb(udos. por ej~mplo, de los 'aflicciones', sino del 'mal de las afliccioues' .no de la 'muerte' .sino del 'tcmor yuguijénde larnucrte' etc. (Ro. 8:28: 1 Co. 15:54-57; He. 2:14,l5). '
2. Descrita positivamente El libre a Dios y la obediencia como de niño a Dios son dos de las bendiciones de la libertadcristiana bajo el 13vangelio(Ef. 2: 18; 3:12; Ro. 8:15). B. Bajo la ley 1.a segunda frase en el párrafo I contiene dos afirmaciones acerca de
la libertad cristiana bajo la ley: poseía una sustancia común con la libertad cristiana hajo el Evangelio y fue subsiguientemente
De la libertad cri.
263
ampliada bajo el Evangelio. El err.orcomún hoy en dfaesdistorsi?nar tas diferencias en el grado de libertad cnsuana entre el Anriguo Testamentc y el Nuevo Testamento hasta uevartas a un coruraste absoluto. Es común ignorar o negar la sustnnciacomún de la libertad crístiann en el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento y enfatizar tas diferencias hasta excluir la sustancia común ('). Desde ciertas perspectivas, la salvación y la experiencia de la libertad cristiana por parte de los santos del Antiguo Testamento es un tema relativamente tlifícil. Porque lo es, debemos adherimos t'irmeme.nte 11 las enseñanzas indudables y afirmaciones claras de la E.~critura de manera que no nos dcsearriemos por nuestras especulaciones. El principio director dela flscril.uraseatirmaenuno tic tos textos clá.~lcos sobre la libertad cristiana. ¿Conocían :ialvlficamcme los santos del Antiguo Tcswment0 la verdad redentora'? ¿Era esta verdad sustancialmente la misma verdad ~ue conocen los sancos del Nuevo Testamento? ¡Sii '6nt1)nces. s, la conocjan, la conocían sal vmcamonte. les liberó de la misma manera en que los sao tos del Nuevo Testamemo son hechos lihres.por ella. ¡,Tienen l<>S santos del Nuevo Tcijtamcnto una revelac,ón de la verdad ampliada, másclara, por medio de unarcvelnción pro~resivu7 ¡Sil Por esa razón. deben gozar de una muyortnedida de \3 libertad, la libertad cristiana, que imparte ta verdad. .• . E!sta verdad clara y básica de la Bscrituca nos clanf,cará y guiará en este asunto. Nos conduce a esperar que la libertad cristiana. en cuanto a su sustancia, es cornün a todos \os santos en rodas las épocas. También nos conduce H esperar que la libertad cristiana será gozada, gener4lmeot.e, en mayor medida por aquellos que gozan de la luz. más brillante del Nuevo Pacto.
1. Su su~·tancia conuú,
El error común hoy en día atribuye un sentido absolutve tales textos como Hechos 15:10, l l yGálata.~4: 1-5. Sea cual füereclsignificado de estos pasajes, no pueden significar que la ley, la revelación del Antiguo Testamento, sólo conducía a la servidumhre. 1.os santos inspirados bajo la ley respondieron a la ley corno líberadora (Sal. 19:7-9: l l 9: 14, 24, 45, 47, 4$, 72, 97). Los santos del Antiguo Testamento gozaron de la liberación de la maldición de la ley provista por la justificación (Ro. 4:S-1 l; Gá. 3:9). Triunfaron sobre el mal por fe en aqucllarevelación del Antiguo Testamento (!-le. 11:27,33,34). Fueron renovados y habitados por el Espíritu de libertad (2 Co. 3:17; Jo. 3:3,S,ú; Ro. 8:7-9).
264
Exposición de la Confesi6n Bautista de Fe de 1689
Si biea se puede argumentar a partir del Antiguo Testamento no debemos esperar afirmaciones claras en cuanto a la obra dc!Espiritu en e~l~ asunto. Bsro ~s así porque el Espíritu, como Cristo mismo y la Trinidad en su conJunto, no habíansido aún clara y definitivamente rev71ados. ¿Cómo puede hablar la Biblia acerca de regenerar y habitaren los homb.res cuando aün no ha sido clara y defini
ertad ceremonial de la ley
Dado lo que he~1os visto de la actitud de los santos del Antiguo Testamento hacia la ley, rncluyendo la ley ceremonial, .era ésta un yugo'! En caso afirmativo, ¿en qué sentido? Una ilustr:cióo puede ayud~os aquí. Normas saludables para niños - por ejemplo, acostarse a las 9 de la noche-serían una carga para un adulto. Tales re~las, sm emb~go, son fuente de libertad para los niños, es decir, la libertad de salir~irososen el colcgiocl día siguiente. En un sentido, los santos de_! Antiguo Test,m1euto eran ni ños en una etapa anterior d~ la. historia redentora y se hallaban bajo tales reglas. Leyes díctéucas, leyes tocantes al trato con los gen ti les, leyes ea cuanto a sacn ~c1os y el culto e.n_el templo: todas citas podrían ser una carga en la era del alcan';'C m,s1011er.o mun,hal a los gentiles. Esta es la razón por que Pablo insistía en la libertad de la ley ceremonial y utilizaba aquella libertad (Gá. 2: 11-21; 4: 1-3; Col. 2: 16,17).
De la libertad cristiana y dt la libertod de concíencia
265
Gran denuedo en la oración . Debido a la revelación del camino a Dios a través de Cristo, ahora pertenece a los creyentes un mayor denuedo para acceder al trono de la gracia (He. 10:19·21). UM prcw/si6n más plena del F.spfritu . . . , . Los creyentes poseen ahora mayores pamctpaciones del Espfr,ru. del libre Espíritu de Dios (Jo. 7:38,39). El lenguaje que se utillza para la nueva presencia del Espíritu -bautismo, dcrramarruento, río- hablan todos de incremento. Esto parece lógico, porque, reah1!ente, con~r ta verdad incrementada del Nuevo Pacto requiere medidas incrementadas del Espíritu. . . Guardémonos de una excesiva depreciación delos privilegios de los santos del Antiguo Testamento. l:illos conocían la verdad Y ésta les hacía libres. En cuanto a su experiencia misma y su santldad, [algunos de ellos pueden haber superado n muchos de los santos del Nuevo Testamento! Et hecho de que 'geueralmeme' Y de forma colectiva los cristianos del Nuevo Tcstrun~nto tengan mayores dotaciones de conocimíento y del Bspfnru no significa que universalmente sobrepasen a los santos del Antiguo Te~tamento en piedad prüctica o experiencia.
fl. El corolario dt la lil,trtad cristiana: la lilnrtad de concl~ncla Como se da a entender en el bosquejo al principio, la Co~fesió11 en el párrafo 2 llega 11 un corolario de libertad .cri~tlan.a, la hbei:ta~ de conciencia. Tendemos a pensaren la sustancia de la libertad cns~aoa como aquella que se menciona en el párrafo 2, no la que se menciona en el párrafo 1. Pero nótese que el párrafo J ha.hla de aquello en lo que consiste nuestra libertad. Loque llaruamcs libert.ad cnst,an.aera, en Jas mentes de los autores de la Confesión, ta práctica de la rmsrna, Debemos notar cuidadosamente su orden, La libe~ad pe11
266
Exposíción ~ la C(J11fesió11 Bautista dt Fe de 1689
declaración de este principio fundamental va seguida por sus implicaciones práclicas, que son el hecho de que Dios ha dejado a la conciencia 'libre de las doctrinas y los mandamientos de los hombres que sean en alguna manera contrarias a su Palabra, o que noe~tén contenidas enésta' (Hch. 4: 19; 5:29; l Co. 7:23; Mt. 15:9). El parra fo concluye con los requisitos necesarios de esta libertad de conciencia para líderes y seguidores. Corno aquellos a quienes se puede requerir que crean doctrina u obedezcan mandamicnros que no están en la Palabro. de Dios, no debemos hacerlo sobre ta base de la ~onciencia (C?ol. 2:20,22,23: Gá. 2:3). Como aquellos que pudieran requerrr de otros que crean doctrinas u obedezcan mandatos qu~ no estñn en la Palabra de Dios, no debernos requerir una fo irnpltcita o una obedlencla absoíure y ciega. La 'fe implícita' consiste en requerir de alguien que obedezca nuestros mandatos como si fucr~n tos mandatos de Dios mismo (absolutamente), y sin pruebas bfbllces de que lo sean (ciegamente) (Dt. 13: 1-5; I&. 8:20; Hch. 17:1 l; 1 Co. '.1:5: 2 Co. 1 :24; L P. 5:3; 1 Jn. 3:24·4:'.l) (1). ui3 afirmaciones que hace la Confesión presentan dos dificultades que deben tr~tarse ahor-~. ¡,Cómo han de reconcülarse sus aflrmacionescon el poder de las diferentes aul(Jridadcs humanas instituidas en la Biblia? ;.No es el corolario de su autoridad el dere.oho a hacer leyes o reglas no contenidas en ta Biblia? ¡,No le dice Ia Biblia a las esposas, los esclavos, Jo~ ciudadanos y los ni nos que obedezcan a sus respectivas autoridades? La clave uquí es entender li) <JUC la Confesién quiere decir con la., palabras 'obedecer ... por causa de la conciencia'. Et contexto deja claro lo que quiere decir. Quiere decir que no hemos de obedecer mandatos no conienídos en la Biblia como si fueran man
De. la tibertod crfalia,u, y de la libertad de conciencia
267
codos sus mandatos. Esto nos recuerda que la libenad cristiana no consiste tanto en to que hacemos. Es, antes que nada, una libertad interna: una cuestión de actitud miles de la acción. El otro problema concierne a los herm~osofcn~idos (.Ro. 14:21: ¡Co. 8: 13). Hay quienes leen estos pasajes como s1 ~u mera~ que los cristianos dejaran de hacer cualquier cosa que.~lgt11c~ considere errónea. Esta lectura está fomentada por la Versión Rcllla-Val.ern, que utiliza la palabra 'ofensa' o 'poner tropiezo' para traducir ta palabra clave. De esto, muchos han deducid.o que no deh<:mos hacer nada que ofenda, disgu•te o enfade a otro cnsuano. ~n pr~mcr lugar, tal interpretación $ignificaría el 1111 de ~ualquu:r libe~ad de conciencia y conduciría a una nueva esclavitud, ta esclav,tud del le mor II los hermanos. Nunca se sabría cuándo se estaría pecando ni hacer aquello que otro cristiano pienso que csul mal. .E~ segundo lugar, Cristo no practicó tal idea (MI. 15:1-14). Los lariseos eran adoradores profcsantes de Jehová. No .nabía na~a ~rr~nco en íavarse las manos. ¿Por qué Jesús, en el espíritu de 1 (.nrinuos 8 Y 9. no se hizo todas la, cosas a todos los hombres? El lo~ se ofendieron, pero Él rehusó acceder. Bn tercer lugur, tal enten,timlenlO rnaleutlende co111pleta1nente lo que la Biblia quiere decir con Iu palabra 'ofender'. La palabra que aquí se utiliza se usa frecuemementc en la Escrituru acerca de tu apostasía (ML. 11 :6: 13:21,57: ln: ~:61 ). Corno mínimo. 8C puede decir que significaconduclr a IM cm u anos débiles a seguir tu ejemplo y, de esta mane!ª• violar seriamen.te sus conciencias. Si, no obstante, no hay peligro de que el hermano 'ofendido' viole su conciencia o siga nuestro ejempto, entonces eSIV$ pasajes no son, simplemente, pert.ine111es.
111. La eorrupcién de la libertad cristiana La necedad y perversión de corromper la libertad cristiam1dc mMcra ,1ue se convierta en un criadero para nuestras concupiscencias es provechosamente ilustrada por el Exudo. El Éxodo de lsr~l desde Egipto eracl tipo del Antigu0Tc~ta.1~1ento canto de la_rc~en~tón ~o~o de la liberación. ¿Por qué liberó Dios a Israel de Egipto! El uruco propósito fue que le sirvieran. De Ja misma manera, nosotros somos liberados de la esclavitud del pecado. Satanás y los hombres, para que sirvamos a Dios sin temor (Le. 1 :74,75; Ro. 14:9: Gá. 5:13). La libertad no es el bien final. Ha (le ser límitada por valores más elevados. Hay diferencia entre la lihenad cristiana Y el culto a la
268
Exposici6n de la Confesi6nBautista de Fe de 1689
':8
~bertad. libertad no es el d~echo a hacer lo que nos agrade. l .a tbertad e~ el derecho a hacer sin te~or lo que agrada a Dios. Este cntendtm1eoto de la Libertad cristiana nos impedirá . . .
rca:nunosamente en el ejercicio de nuestros derechos y libei::-=~~: d ínembargo, no podemos renunciar a nuestra libertad hasta el punt~ e tergiversar la fo (Gá. 2:3; Col. 2: l6-Z3).
22.
De la adorocion religiosa y del día de reposo
l. La luz de la naturúlcza muestra que hay un Dios, que tiene ,enoño y soberanía sobre Lodo: es justo, bueno y hace bien• Lodos; y que. por tanto, debe ser temido, amado. alabado, Invocado, creído, y servido con toda el alma, con todc el corazón y con todas las l'ueri.ns.' ~ero el modo aceptable de ~domr ni verdadero Dios eslá Instituido por Él mismo, y es1~ de tal manera llmitado por su propia voluntad revelada que no se Jebe adorar a Olo.-coníonnc: o. las inllljlinaciones e invenciones de los hombres o a las sugerencias de Sotaná.,, ni bajo ninguna represenlación visible ni en ningún otro modo no prescrlto en lns Santas E..<eriru.ria.' l. Jer, 10:7; Mr. 12:33 2. Un. 4: i-s. Kx. 20:4-6; M1. lS:3.8.9; 2 R. 16: 10, l 8; Lv, 10: l-3; Dt. 17:3; 4:2; 12:29·32; los. l:7; 23:6°8; ML IS: 13: Col. 2:20-23; 2 Ti. 3: 15-17
2. Ln 11dnroción religiosa ha de tríbutllN
3. Siendo la oración, 0011 acción de gracias. una parte de la adoración natural, la exige Dios de 1<xlo, los hombres.' Pero para que pueda ser aceptada, debe hacerse en el nombre del Hiju,'wu la ayuda
conforme a su voluntad,' con entendimiento, reverencia, humildad. fervor, fe, amor )' perseverancia;' y cuando sebace con otros, en una lengua conocida," J. Sal. 95:1-7; 100:1-5 2. Jn. 14:13, 14
3. Ro. 8:26
270
Exposición de la ConfesiánBautista ele Fe de 1689
1 Jn. 5:14 5. Sal.47:7;Ec.5:I.2:He. 12:18:Gn.18:27;St.g.5:16; Mt. 6: 12, 14.15; Col. 4:2: Eí. 6:18 6. 1 Co. 14:13-19,27,28 4.
l:6,7:Mr.11:24:
4. La oración ha de hacerse por cosas lícitas, y a favor de toda clase de personas vivas, o que vivirán nu1.s adelante;' pero non favorde Jo~ muertos ni de nquetlos do quienes se pueda saber que han cometido el pecado de n:tucrtc.2 l. Jn. 5:14; 1 Ti. 2: 1,2; Jn. 17:20 2 2 S. 12:21-23: Le. 16:25.26; Ap. 14:13; 1 Jn. 5:16
S. Í.A lectura de las Escrituras.!. In predicación y la audición do Ju P.•hbm • )' '2 . (
.. e 1 1M. la rn~trucción y la amonestación los unos a los otros por medio de salmes. himnos y cantos cspi rituales, el cantar con gracia en el corazón al Señor,' como también la istración del bautismo' y la Cena del Senor:: toda, C$tM ~""' sun earu: de la adoración religin,n n Dios que ha d~ realizarse en obed1cnc~a a~· con cntendhu..iento, fe. reverencia y remor p,od?so; además, In hurnillacién solcnmc,'con ayunos, y las acciones de 8~'AC1t1 en oca_<.ionct especiales, han do usarse de una rnnncra ,;anta y p1adn
s.
6. Ahora, buju el evangelio. ni la omcióo ni ninguna utra parte de la adoración religiosa es_t(u, limitadas a un lugar, ni son m1ís aceptables por el lugar en que se realizan, o hacia el cual se dirigen:' sino que Dios ha de. ser adorado en todas partes en espíritu y 011 verdad;' tantu en cada familia en particular' diari amente,' oomocada uno en secreto por sí solo:' así corno
4. Me 6:11
1 P. 3:7
5. Mt. 6:6 6. !.al. 84:1,2,10; ML 18:20; 1 Co. 3:16; 14:25: Ef. 2:21,22 7. Hch. 2:42; He. I0:2'i
De IIJ adoracián retigiosa y del día de repuso
271
7. Así como es la ley de la naturaleza que, en general, una propnCl'.ión de tiempo, por designi« de Dius se dedique a la adoración de Dios, así en su Palabra. por un mandamiento positivo, moral y perpetuo que obliga a todos los hombres en todas las épocas, Dios ha señalado particularmente un día de cada siete cerno día de reposo, para que sea guardado santo para Él;1el cual desde el principio del mundo hasta I• resurrección de Cristo fue el último día de la semana y desde la resurrección de Cristo fue cambiado ni primer día de la semana, que es llamado el Día del Señor y debe ser perpetuado basra el tin del mundo como el día de reposo cristiano, siendo abolida la observancia t.lel ,lltimo din de In scmann.! l. Gn. 2:3; Ex. 20:R· II; Mr. 2:27,28; Ap. 1: IO 2. Jn. 20:1; Hcb. 2:J; 20:7; 1 Co. 16:I; Ap. 1:10; Col. 2:16,17 R. El día de reposo se guarda santo para el Señor cuando los hombre, . desputs rl~I•
8Qsqut}Q del capáulo
Pros. 1
l. Su prindpíoregulador A. El deber general ele la adorución revelado por la
naturaleza B. La regulución específica de la adoración revelada por la tiscritura
2
11. Su presentación restringid u A. Con respecto a su objeto B. Con respecto n su mediación
3.5 3-S(a)
3.4
m.
Sus elementos constitutivos
A. Sus elementos ordinarios 1. El elemento de la oración
272
Exposiciánde la Confesión Bautista de fe de 1689
5(11)
B. Suselcmentosoea;;ionales 1. Humi Ilación solemne con ayuno 2. Ocasiones especiales de acción de gracias
6
rv.
SuluRaradecuado
(1).
A. Descrironcgativamente
G.I. Williamson expresa provechosa y popularmente el principio ejemplificado en In Confesión: 'Loquesemandaescorrectu,yloque
B. Descrito posiu vurnente 7-8
V. Su dia señalado
7
A. Su ínstirución
8
li. Su santificación
~s~apítulo siguc,muy de cerco las revisiones secundarlas que hace a . taracíón de Saboya de la Confesión de Westminster BI único notable en cuanto • In de Ssbcya es la añadiduca frase .a mstru~c1ón y la amonestactén los unos a los otros por medio de salmos.himnos ycanu,.sesplrituules' encl párrafo 5. Estaakcracién, 1~;¡ru:e~e. haberse criginadc con los autores de la Confesión d1.1 . sustituye a las palabras 'de salmos' en la Confesión de Wesunins~ery la Declaración de Saboya. lndica probablcr~ente el deseo de d1~tanc1arsc de lu posición del canto excl usi vo de salmos La ate!1c1ón de este capítulo se centra en la adoración Nuev~ Pacto. Notese la frase en el párrafo 6 'ahora baio el , ., la exposlcío d f ' . v evange1.ro."º . . . ' : n. e _este cap tul o la atención se concentrara sólo entres cuesuone~ principales con respecto a la adoración del Nuevo Pacto· su pnncrpio regulador, su localización adecuada Y su día señalado,
:t~b,o
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l. Su principio regulador La ~asión hist~iiea inmediata de este párrafo fue el debate entre Pllf;lanos Y l'Ulgl1ca1_1os. El Artículo Veinte de los Treinla , Nucv Arttcu.los.de la Iglesia deInglaterra dice: • La Iglesia tiene p]de1· de.ci:etar ntos o cercmoruas y autoridad en las controversias de I~ i embargo, no es lícito que la Iglesia ordene al~oc~nirario a a abra escrita de Dios' ('). James Banncrman contrasta
l•t'"
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provechosamente la doctrina puritana sobre este asunto (contenida en nuestra Confesión) con la doctrina anglicana: 'En el caso de la Iglesia de Inglaterra, su doctrina con respecto al poder de la lglesia en la adoración a Dios es que tiene derecho a decretar todo, excepto lo que está prohibido en la Palabra de Dios. En el caso de nuestra propia iglesia, su doctrina referente al poder de la Iglesia en la adoración a Dios es que no tiene derecho a decreter nada, excepto lo que está ordenado por la Palabra de Dios expresa o implícitamente'
2. Otros elementos
S(b)
De la adaraciér; religiosa y del día de reposo
lar: f~
no se manda es erróneo' ('). La diferencia entre los puritanos y los anglicanos puede ilustrarse provechosamente por mcdin de dos connructorcsque tienen el propósito deconstruirel templo de Dios. El Sr. Anglicano debe utilizar los materiales de la Palabra de Dios. pero no tiene un patrón y puede utilizar otros materiales. El Sr. l'uri1anodebc utilizar sólo los materiales de la Palabn11le Dios y tiene un patrón. No hace falta ser un genio para discernir que los dos edificios una vez terminados diferirán enormememe, o para discernir cuál será más agradable a Dios . Ahora hay que presentar cuatro argumentos hílllicos para el principio regulador puritano de la adoractén. En primer lugar, es la prerrogativa de Dios solamentecJetcnnlnar las condiciones con que los pecadores pueden acercarse a Él en la adontci6n. Banncrman expresacstoclocuentemente: 'El principio fundamental que se halla en la base de todo el argumento es éste: que en cuanto a la ordenanza de la adoración pública, es competencia de Dios, y no competencia del hombre, determinar tanto lascondiciones como la manera de tal adoración ... La senda para acercarse a Dios fue cerrada y atrancada como consecuencia del pecado del hombre: era imposible para el hombre mismo renovar la relación que habla sido tan solemnemente cerrada por la sentencia judicial que lo excluyó de la presencia y el favor de su Dios. ¿Podr
Exposicián de la CunfesicínBautista de Fe de 1689
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muestra que también la ejerce (Gn. 4: 1-5; Ex, 20:4-6). Si Dios decretara que fuese adorado sólo por los que llevaran camisas de color naranja y corbatas verdes, tenclrla derecho a hacerlo. ¡Qué arrogancia por parte del hombre pensar que tiene la última palabra en cuanto a determinar cómo ha de ser adorado Dios! En segundo lugar, la introducción de prácticas extrabfblicascn la adoración tiende inevitablemente a anular y socavar la adoración establecida por Dios (MI. 15:3,8,9; 2 R. 16:10-18). Esta tendencia está ilustrada en iglesias evangélicas actualmente, donde los anuncios triviales o ridículos, la música especial, los tiempos para testimonios y otras cosas parecidas dejan a menudo sólo veinte o treinta minutos para la predicación. En tercer lu&ar, la sabiduría de Cristo y la suficiencia de las Escrituras se cuestiona añadiendo a la adoración ele111cn1os que no han sido designados por Dios. John Owen observa: 'Hay tres cosas a las que se apela para justificar la observancia de tales ritos y ceremonias en la adoración de Dios: C!n primer lugar. que tienden a aumentar la devoción de los adoradores:en s.:¡¡u1Klo lugar, que hacen la adoración misma atractiva y hermosa: en tercer lugar, que preservan el orden en la celebración di.: la misma, Y. por tanto, sobre =un uMr. •dieren<• enee la f0f'lll4 que tienen In. anglicanos y los puritanos de entender el principio rcgul1dor con el ~iguicntc dil•gr..m• (')
(¡J. Wil
Concepto puritano V rdndera adore ón (s rel="nofollow">IQ lo que se rna ·1)
J,'ftlsa adoración (cualquier cosa apw-1c de lo que se inunda)
Concepto anglicano
Falsa adora,_:ión
(sólo lo que esu expresamente
coodenado o prohibido por Dios)
De ta adoracián religiosa y del d(a de reposo
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esta bases. pueden ser instituidas o designadas por algunos, Y observadas por iodos· (6). Un razunamientc como el que describe Owcn impugna la sabiduría de Cristo. Con todas nuestras debilidades, pecado Y necedad, ¿nos dejará Cristo sin una guía adecuada en el importantísimo asunto de la adoración? Dice olio puritano: 'Pues Aquel c¡ue es la sabiduría del Padre, el resplandor Je su gloria, la verdadera 1111., la Palabra de vida, st, la verdad y la vida mismas, ¡,puede dar a su Iglesia (por la cual pa¡;ó el rescate ~e su ~angre) aquel lo que no ofrecería suficiente segundad para ltt rms'.na?. ('), De esa manera. tal razomuniento también impugna la suficiencia de la ~scritura (2 Ti. 3:)5-17). En apoyo de esto, el Dr. Tulloch, un oponente del principio regulador, observa: 'I ,as'fücric:uras ~risliunas son una revelación de la verdad divina y no una revelación de la pctüica eclesiástica. No sólo no trazan el bosquejo de t,11 política, sino que ni siquiera ofrecen las sugerencias ndeeua.das y concluyentes de uno'(1). 2Timo1co 3: 16. 17 demanda que suscuernos esta pregunta n los que piensan como el Or. Tulloch: '¿Es el ordenamiento de la tglesra para la glori« ele Dios una buena obra que se requiere al hombre de Dios que haga?' Lo es; y, por 1an10, las Eseriluras pueden equipar completamente al hombre de níos rara
esta tarea.
En cu11110 lugar, la Biblia eondcnaexplfcirarnente toda adoracién que no es mandada por Dios (Lv. l0:1-3; DL. 17:'.I; 4:2; 12:29-32; Jos, l:7; 23:6-8; Mt. 15:13; Col. 2:20-23). Tres de estos pasajes merecen especial comentario. Deuteronomio 1'2:29-32 en su contexto original se refiere exactamente a la cuestión de cómo debe ser Dios adorado (v. 30). La regla dada aquí en respuesta a esta cuestión es muy clara: 'Cuidarás de hacer todo lo que yo le mando; no añadirás a ello, ni deellcquimrás' (v. 32}. Esto implica claramente que es una g:ran tentación para el pueblo de Dios el ver cómo adora el mundo y permitir que eso haga un impacto formativo en nuestras actitudes acerca de la adoración. Tal actitud está explícitamente prohibida para el pueblo de Dios. Colosenses 2:23 condena lo que puede traducirse literalmente como 'culto voluntario'. llerbert Carson expresa la inevitable implicación de esta frase: 'Las palabras .. , implican una forma de adoración que el hombre idea para sí mismo'("), Levítico 10:J-3 es el relato aterrador de lo que le ocurrió a Nadah y Abiú cuando desagradaron a Dios en la manera c11 que le adoraron. ¡,Qué fue lo que les acarreó un juicio tan espantoso? El versículo 1 es explícito: 'ofrecieron delante de Jehová fuego
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Exposicián de la Confesi6n Bautista de Fe de 1689
extraño'. El significado de la frase 'fuego extraño' se expone en la siguiente cláusula. No es un fuego que Dios haya prohibido. El hebreo dice clara y literalmente que fue un fuego que 'él nunca les mandó'. El mero hecho de que se atrevieran a traer un fuego no autorizado les acarreó una muerte pur fuego. Con este amplio apoyo hílilico, ¿por qué son los hombres can indulgentes en su adoración? E.\ porque el Dios de los hombres modernos no es un Dios que ha de serie mido. Acerca de todo lo que no e,~1lí establecido por Dios en su adoración. debemos oír a Jesús decir: 'Quitad tic aquí esto.' i El hijo de Dios no responde al principio regulador como si fuera una camisa do fuerza intolerable! Por el contrario. ora: 'Oh Señor, enséñame u adorarte aceptablememe.' El capüulc l. párrafo 6 de la (;c,nfesión proporciona una clariñcacién importante acerca del principio regulador. Cuando decimos que lo que no se manda está prohibido, estamos hahlonc1odc 111 sustancia y las partes de la adoración (véanse pfos. 2-6), no de sus clrcunstancias. Hay ciertos detalles secundarios y circunstanciales que Dlos ha de,jado para que se determinen o la lu7 de In naturaleza, la prudencia cristiana y las reglas generales de la escritura. 1 Corintios l 4conl.icne
De lo ad,,,ucián religiosa y dtl dta de reposo
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típica y ceremonial y. por tanto. abolida en ~risto (Jn. 4 :21,- 23; 1 TI. 2:8; Mal. 1: 11). La adoración no dcbeestar ligada. no la santidad debe ser atribuida, a lugares o estructuras concretos en el período del Nuevo Testamento. La razón histórica fundurnentalparaestc párrafo era el hecho de que Roma atribuía una santidad especial a ciertas estructuras y lugares. v.g. catedrales, Jerusalén, Roma. La abolición de tales localizaciones gevgráticas de la adoración a Dios no significa, sin embargo, que no haya una lugar adecuado para la adoración en el Nuevo Pacto. Ese lugar no ~s ahora geográfico, sino espiritual. En un scntldo, hay una extensión de la idea encamada en el templo y el rabernáculo. Estos eran el I ugar de la adoración, porque eran el lugar de la presencia especial dé Di~s. Hay oún un lu garcn que DiosestAespeda imente presente pero, segun el Nuevo Testamento, lu Iglesia es el nuevo templo y sus asambleas son el lugar de la presencia especial rte Dios (Mt. 18:20; 1 Co. 3: 16; 14 :25; Ef. 2:21,22). Las asnmtilcasdeeste templo nuevo y espiritual han de ser apreciadas por el pueblo de ntos ~ora tanto como el pueblo de Dios en el Antiguo Testamento nprec1a.ba la adornctón_cn el templo físico. Ambos son el lugar de la presencíaespccial Je Dios (Sal. 84: l,2,10). Las asambleas públicas de la Iglesia 'no han de descuidarse ni abandonarse voluntariamente' (He. 10:25: Hch, 2:42). El principio de que la presencia especial de D.ioses el lu¡¡4!' de la adoración también tiene su aplicación, corno implica la Con fesión, a laadora1:ión secreta y familiar. Estoesa.~I porqueelcreyente mísmu escl templo de Dios (l Co. 6: l9):el lugar de la presenclaespcciaí de Dios, Su dla señala® La idea clave del párrafo 1 de este capítulo es que Dios tiene y ejerce el derechodeestablecer cómo quiere ser adorado. El hombre no tiene derecho a entrometerse con sus ideas, sus opiniones ro su autoridad en la adoración divina. Es sólo en este marco y desde esta perspectiva como podemos apreciar la enseñanza puritana y hfhlica sobre e.l día de reposo. De la misma manera que cualquier otro elemento de la adoración está establecido por Dios y no por una autoridad eclesiástica así también el dfadela adoración pública no está rlcjado a la decisió~ del hombre. Por un mandato positivo, moral y perpetuo, Dios establece el día. Ahora bien, al tratar el día señalado de la adoración, la Confesión
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Exposiciónde la ConfesiónBautista de Fe de 1689
expone: su institución (pfo. 7) y su santificación (pfo. 8). La exposición aquí tratani sólo de su institución. La Confesión menciona en primer lugar la necesidad natural de un día señalado para la adoración. l ,1Confesión enseña que la ley de la naturaleza requiere un día señalado para la adoración. Dos cosas d~hiemn ser evidentes por la luz rle la naturaleza. En primer lugar, Dios debe ser adorado publica y colectivamente por parte de los hombres. En segundo lugar, la! adoración pública y colectiva requiere tina proporción de tiempo pública y colectivamente acordada.,T:11 proporción de tiempo debe ser señalada por Dios, porque la umca alternativa (que los hombres la señalaran} violaría 185 prerrogativas de Dios en su adoración. __ A conti~u~ción se menciona la promulgucién positiva del día .~cnah,do. S, bien la '.evelac16n general (Is ley de lo naturaleza) deja claro que es necesano un día scñaludo para In adcmcién, la ley de la naturaleza no especifica ni puede cspeciflcar qué dín debería ser. Descansar pura la adoración en el sépumo día o en el primer dla no cs1~ escrito por fa creación en los corazones de lo~ hombres. Puesto que la ley de fa naturaleza no especifica la proporción correcta o la parte cspecffica de nuestro tiempo para la adoración 1>óblica, debe haber u~ ma.ndantien~o po~iti vo de ~íos paracspccíficaresetiempo. El té.~m,M positivo ut,hiado aqu, en la confesión significa algo añadido a lo ley de la naturaleza y la revelación general. El uíu señalado debe ser revelado mediante una revelación especial. Algunos han preguntado: 'SI el dfu de reposo es una ley moral, ¿por qué los gentiles s,~ r~~elación especial no son condenados por quebrantarlo en la Biblia I' Larazónesevidentc. Esun mandarníento positivo revelado sólo mediante una revelación especial. Los mandamientos positivos, como deja claro la Confesión, pueden ser también morales. De esta manera, el carácter especialmente revelado del día de reposo no significa que sea ceremonial. • P~ro no sólo se llama positivo a este mundamienro por ser algo añsdido a la ley de la naturaleza; también se lo llama moral y perpetuo. Este mandamiento de un día en siete como día de reposo puede verse que es moral y perpetuo por al menos tres buenas razones.
Fue instituid_oc_n la creación (Gn. 2:3; Ex. 20:8- l r. Mr. 2:27,28). Lo que fue 111s111u1do desde la creación tiene significado mientras continúe la creación. Así, tanto Jesús como Pablo basan el de her ético en el hecho deque algo fue instituido en la creación (MI.. 19:4-8: 1 Ti. 2:13; 1 Co. 1 l:S,9).
De la adoracián religiosa y del d(a de repuso
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Fue incluido en el Decálogo (Ex. 20:8- l l). Dios consideró oportuno incluir la ordenanza del día de repo~o en los . Diez Mandamlentos.Los Diez Mandamientos tienen una ímportanciaquc trasciende las demás leyes del Antiguo Testa memo ( véase el capítulo 19). Sólo ellos fueron hablados directamente por Dios. Sólo ellos fueron escritos por el dedo de Dios. Sólo ellos fueron colocados en el Arca del Pacto. Se dice que están escritos en los corazones de los creyentes del Nue.vo Pacto (Jer. 31 :33}. Se los cita repetidamente como leyes morales fundamentales de significado perpetuo en el NucvTestarnentc Ro, 13:8-10; Mi. 22: 1 R, l 9). La idea de que el día de reposo es una ley ceremonial y temporal contradice abiertamente estos hechos bíblicos. Continúu con el día del Señor, El día del Señor del Nuevo Pacto encamo el principio del día de reposo instituido en la creación. Esto se prueba mediante muchos parnlcliMnoscons¡iicuos entre el día de reposo y el día del Señor. 1. L.adcsignnción 'el Ola del Señor' al udc a las frasM hfblieasque describen el día de reposo: 'mi día santo', 'el día santo del Señor' (Is. 58: 13); 'el Señor del díu de reposo' (Mt. 12:8). 2. Al igual que el dla de reposo, y a diferencia ~ecualquler otra observancia religlosa.el día del Señeros lacelebrw:16ndeundíaque tiene lugarsemannlmentc. .• . . , 3. Al igual que el día de reposo, y a diferencia de cualquier otra observancia religiosa, el día del Señor presupone asf la semana de siete d(as de In creación. 4. El día del Señor es una memorial tanto de la creación como de la redcncién, Así como el día de reposo conmemoraba la primera creación y el Éxodo de Israel de Egipto, así también ~I día del Señor conmemora una nueva creación y una mayor redención. . 5. El día del Señor es un día que pertenece cspeciulmcnte a Dios. Dieciséis veces habla Dios de 'mis días de reposo'. 6. El día del Señor es un día 8a1110 y debe guardarse santo. El día de reposo era un día santo. Erasamificado y había de guardarse santo (Cin. 2:3; Ex. 20:11). El dfa del Señor es también un día santo. La patabra 'sarno' significa apartar del usocon~ún para Dios, Algo que se aparta para Dios es s11 posesión especial. V ice versa, st es la posesión especial de Dios, es santo. Ser santo y pertencci;r especialmente a Dios $011 equivalentes (Ex. 1:\:2; Nm. L6:3-7). ¿Es el día del Señor posesión especial de Dios en un sentido en que no lo son otros días? Sí. Entonces es santo y debe ser santificado.
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Exposición de la Conf•~iónBautistade Fe de /689
Debemos, pues, recordar el día del Señor, para guardarlo santo. 7. Al igual que el día de reposo, el día del Señor es un día de ador~ción _colcctiva y pública (Hcb. 20:7; 1 Cu. 16: 1,2). Pero si es un día señalado para la adoración pública, debe ser un día de descanso o reposo. Esto es por tres razones. En primer lugar, todos los dfusdeculto público y colectivo son días de reposo en IA Biblia ~n diu de adoración que no fuera un día de reposo habrta sido Incomprensible para los discípulos judíos de Jesús. En segundo lugar: el din d~I Señores un día santo y, por tanto, debe aparrarse de trab~JOS coud,~nos ~ apartarse para la adoración. Esto es Jo que requiere lasantiflcacién del día. Tal día es. sin embargo, claramente un día ?e desc~nso ', En tercer lugar, nadie puede tomar parte en la adoración públ rea sin, al menos durante una o dos horas, descansar de sus trabajos seculares. Ahoracs evidente porqué el día del Señcrdebeconslderarse como el dí~ de re(Nso cristiano. La instirución del día de reposo en la crca~1ón, _la ,nclus!ón. del día de reposo en el Decálogo y la continuacién del pnncipio del din de reposo en el día del Señor lo demanda, Eslu es la razón por la que cuando alguien dice: 'El rérmlno de reposo siempre se refiere al dfa de reposo jud(o en el Nuevo Testamento', .no. dcbe~o.~ preocupamos. P<>r supuesto, el d(u de reposucn 1~ Bibüase relcrfa al día ele reposo del séptimo dfe. Estese habí~ referido a esa ordenanza durante 4.000 años. Sobre la base de la evidencia que aca~wnos de citar, sin embargo, debemos distinguir entre la ordenanza Judía del día ele reposo, que está abolida, y el c(111~.10 del día de reposo, que continúa en el
rcmi¡aquecl d~! ºº.~ª sido ~mb1ado y que el día señalado para la adoración es aún e~ sepumo d,.ade la semana. Otros han deducido que supuesto que el día ha cambiado, no es posible que el día de reposo fuera una ley moral.
D• la adoraci6n religiosa y tkl d(ll de reposó
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La respuesta al dilema planteado por esta premisa se baila en el peculiar carácter del mandamiento del día de reposo implicado en el lenguaje que utiliza la Confesión para describirlo. Se lo llama 'un mandamiento positivo, moral y perpetuo'. Bsta ley moral en particular se compone de dos elementos distintos: la ley de la naturaleza y la promulgación positiva. La ley de la naturaleza no puede ser ni es alterada. La promulgación positiva puede serlo y lo es. Así, la alteración del día no constituye un argumento contra la moralidad y perpetuidad del mandamiento del día de reposo. En este punto puede suscitarse una cuestión adicional. El mandamiento del día de reposoes un mundanúenr.opositivo instituido en la creación. /, Cómo puede alt.crarse una ordena.nza de la creación 7 La respuesta es, desde luego, que sólo una nueva c.-cación podría alterar una ordenanza de la creación. Cristo, sin embargo, ha inaugurado unauuevacrcacién (2Co. 5:11;Gá. 6: 1 ~): Oc ahí que es de esperarse un cambio en la ordenanza de la creecién del día .de reposo. Que la observancia del ültimo d(a de tasemana esta abolida se prvcbaconCotosenscs 2:16, l7. Si bienestc textonocst.i hohlando del concepto o principio del dfo de reposo, está enseft:,nclo que la ordenanza del 'sépümodfa' de la antiguacreaeión y el Antiguo Pacto está abolida. OlMI dificultad que tiene In gente acerca de la atteraclén del día es que no pueden encontrar una mención en las escrituras de este cambio del dla. Si se ha de resolver este problema. debemos comprender primero el principio por el c¡ue se señala el dla de la adoración en la ordenanza de la creación. Debe entenderse el principio indicativo. En Génesis 2:3 dice q.ue Dios separó el sépti~o día pon¡ucdescansóendichodla. Reconoc1endoque lo que Dios hizo en la redención fue tan grande que nada menos que el concepto de nueva creación podía describirlo. debemos entender que Dios en la nueva creación u Uliza el mismo principio indicativo. El díade reposo dela nueva creación es indicado según el mismo principio que el del dla de reposo de la antigua creación, Es el día del descanso de Dios. El primer día de la semana fue el día en que acabaron los trabajos de Cristo para expiar los pecados de su pueblo y Él entró en su reposo en la gloria de la resurrección. El día del S~ñores el octavo día, el día de nuevos comienzos. Al igual que el séptimodíaestaba relacionado con la antigua obra de la creación y la conmemoraba, así el primer día está relacionado con uoa nueva creación y la conmemora.
De los juramentos y votos lícitos
23.
De los juramentos y votos lícitos
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votos mon:lsricos papistas de celibato perpetuo, pretendida pobreza y obediencia a las reglas ct:lesiásücas, distan tanto de ser grados de perfección superior que son más bien usmpas supersticiosas y pecaminosas en las que ningún cristiano debe enredarsc.3 l. Nm. 30:2,3; Sal. 7(>:t l; Jer. 44:25,26 1. Nm. '.l0:2; Sal. 61:K; 66:13,14; F.c. 5:4-6: Is. 19:21
'.l. 1 ce. 6:18 con 7:2,9; 1 Ti. 4:3; Eí. 4:28; 1 ce. 7:23; Mt. is.u, 12
8osq11ejn del capUuhl Unjurom_ento lícito es una p:111.c de la ndornci
2. Sólo por el nombre de Dios deben jurar los hombres, y al hacerlo han de usMl.o con w<.10 temor santo y reverencia. Pur lo tamo. jurar vwu, 0 tein~r.ar,amentollO'."''w nu111~110 a!otiollO y tenúble, o •implemente el j unir por cualquier otra cosa. es l>CA;'•m1no,o ~ debe aborrecerse.' Sin cmbatgo. como en a,unt~s do peso y de unportanct«, para confirmación de fa verdad y para poner t.u, a toda contienda. un juramento esl~ j11stificado por ta ~nlnhra do l?•OS,. por eso. cuando una autoridad lcgllima exíjn un Juramento trc,to para tales a,untus, este [uramemo debe bnccrse.' l. llt. li: 13: 28:58: Ex. 20:7: Jer. 5:7 2. He. 6:13·16: Gn. 24:'.l: 47:30.31; 50:25: l R. 17:1; Nch. 13:25: 5:12: Esd. 10:5; Nm. 5:19.21; 1 R. 8:31; Ex. 22:t 1: Is. 45:23; 65:16;M1. 26:62·64: Ro. l:9;2Co. 1:23; Hch.18:18 3. Todo a~ucl que haga un ¡uramento justiücsdo por la ralabra de Dios debe cuns1dera1_ senumente _la gravedad de un acto tan solemne. y no
~ficmar en el m1srn_o nada sino lo que sepa que es verdad, porque por Jur;.uuen.,o~ tcmcranos, falsos y vanos se provoca al Señor y por ra7.Ón de
ello la uerra se enluta.' J. fü. 20:7; Lv. 19: 12; Nm. 30:2; Jcr. 4:2; 23: 10
4_. Unj.ura1ncntodcbe hacerse en el sentido claro y común de Las palabras, srn equivocos o reservas mentales.' J. Sal. 24:4; Ier. 4:2
Un
voto (que no ha de hacerse a ninguna criatura, si110 sólo a Dios') ha de hacerse y cumplírse con todo cuidado piadoso y fidelidad:' pero los
5.
J>fos. t-4 1
l{a)
2(b) 3 4
[. Juramentos lícitos (11fos. 1·4) A. $udetinici6n B. Su santidad C. Suconvenie.ncia O. Su 80lemnidarl E. Su sinceridad
IL Votos
lícllOS
A. S11 receptor exclusivo B. Sucumplimienlncuidadoso C. Su perverni,~n papal La exposición de este cepítulo seguirá este bosquejo general, Como deja claro el bosquc.io que se sugiere ante.riom1cnrc. éste trntA en primer lugar de los [urarncntos lícitos y después de los votos lfcitos.
l. Jura111e111os l(cüus (pfos.J-4) La cuestión principal aquí es la licitud de los juramentos. La Confesión Bautista suaviza el ataque de IM Confesiones de Weslrninstcr y Saboya contra la negativa de muchos ,mabaptistas a tomar ningún juramento. Esas Confesiones dicen clar;,mente q uc 'es pecado rehusare I jurnmenlo tocante a una cosa que sea buena y justa, cuando sea exigido por una autoridad legítima'. Los bautistas están satisfechos con repetir meramente la afirmación (en el párrafo 2 de la Confesión de We$Uninster)de que 'cuando una autoridad tegúima exija un juramento lícito para tales asuntos, este juramento debe hacerse'. Parece probable gue esta suavización del lenguaje refleje
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Exposiciónde la Conferión Bautistade Fe de 1689
cierta C(mipreusión hacia los anabaptistas. La naturaleza de esta ~omprens1ón puede estar indicada por la afirmación derivada d~la on.fes1ón Bautista de 1_644 que se incluye en e( párrafo 3: 'Porque por Juramentos 1emer:mos, falsos y vanos, el Señor es provocado y por :azón de ello la tierra se enluta.' Aparentemente IM ·,u,tores raauusti~ de la C?n.fesión sintieron que la reacción anab;ptist~ contra , prestación de ¡uram~mos reñejaba una repugnancia legítima contra ~I a~uso de los Juramentos que tanto prevalecía en aquel entonces. S1 h1e~ ~os auto~es bautistas de la Cvnfesión simpatizaban c~n la repugnancia prscríca de los anabaptist.11s, su Confesión <Jeja claro que no estaban de acuerdo con su posiclon teológica En esto asunto, los nutores bautistas adopwn de nuevo la posición do I teología reformada. a ~xiMco los siguientes argumentos bíblicos paro la licitud de Juramentos y votos. 1. El mund.ato de no jurnr vana o falsamente en nombre de Dios presupone su licitud (E~. 20:7). . 2. El mandato de jurnr sólo en el nombre de Dios presupone su tiC1tud(Dt. 6: 13: 10:20). ' 3. F.l ejemplo de Dios mismo indica su llclrud (He. 6:l3-l6). F.I ejemplo de muchos sanros del Antiguo Testamento indica su ic,rud (Ab~o.harn, Gn. 24:3:Jacob, Go. 47:30.3 J; José, On. 5:25; Ellas, l R. 17.1; Nehemfas, Neh. 13:25: 5: 12· F.sdras Esd 10·5) Todos tomaron o prestaron juramentos. ' ' · · · 5. La91ey de Moisés requería juramentos en ciertas situaciones (N m. 5:1. ,21; 1 R. 8:31: Ex. 22:11). 6. Las predicciones de los profetas indican su licitud (Is 45·23· 65:16). · · · • . 7. Ell ejemplo de Cristo indica la licitud de los juramentos (ML 26.62-64). 8. Elcjemplodabloindicasulic)tud(Ro ' t·9·2Co 1·23·H t 18:18). .. , '· • Cl,
. t.
• réCuaJqui_eraquesealoqucCd~to y Santiago quieren decir con 'no
JU is en ninguna .manera' en Maleo 5:33-37 y Santiago 5: 12, no
~ueden que.rerdec1r que nunca escorrecro tomar un juramento. Pero iqué significan estos pasajes entonces'! Santiago 5: 12 es ev1d:ntemente ~ólo la reiteracióll por parte de Santiago de la ~~senanza de Cristo, por lo que consideraremos simplemente Mateo .33-37. Hay d~s preguntas que revelan provechosan1cote Jo que quiere decir Jesús.
De los juramentosy votos lícitos
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l. i.Qué perversión farisaica de la ley de Dios está refutando Cristo? Guillermo Hendriksen responde aesta pregunta con claridad y exactitud: 'Es evidente por las palabras de Jesús en MateoS:34-36 guetos tradicionalistas habían trasladado el énfasis, defo~q~ los pasajes del Pentateuco comenzaron a entenderse de la s1gu1ente manera:
"No juraréis falsamente por mi nombre" (Lv. 19:12). "Cuando alguno hiciere voto a Jehová tu Dios, o hiciere juramento ... no quebrantará su palabra" (Nm. 30:2). "Cuando haces voto a Jehová tu Dios, no tardes en pagarlo" (Dt, 23:21). Resumen: "No quebrantarás ru juramento, sino que guardará$ los juramentos que has hecho al Señor," 'En otras palabras. en el pensamiento de los escribas y fariseos y sus precursores, un juramento hecho "al Señor" debe guardarse: por el contrario, un juramento en relación con e) cual ~o se hab(o menclonado expresamente el nombre del Señor era de 11npo11anc1a secundaria. No era necesario serconclenzudccn cuanto a guardarlo. Y así, en la conversacién cotldíane, los juramentos comenzaron a multiplicarse "por el cielo" y "por la tierra" y "por Jerusalén" y, según Mateo 23:16.18. aun "poi' el templo" y "por el altar", Una persona, para Impresionar, podía expresar un Juramento ~r, fanfarroneando y profiriendo enormes promesas. Si la afirmacién que había hecho era mentira o si la promesa no tenla ni siq11icrn el propósito de cumplirse, ou estaba tanmal, tantoencuantono hubiera jurado "al Señor" '('). 2. ¿Qué prohíbe, pues, Cristo al decir: 'No juréis en ninguna manera'? Él condena todo uso vano o frívolo de eufemismos para el nombre de Dios en juramentos para conseguir que se dé crédito a nuestras palabras. al tiempo que evitamos la obligación de una honestidad absoluta. Hendríksen concluye: 'Lo que tenernos aquí en Mateo 5:33-37 (cf. Stg, 5:12) es la condenación del juramento ligero, profano, innecesario y a menudo hipócrita. utilizado para impresionar y sazonar la conversación cotidiana, En contraste con ese mal. Jesús manda la simple veracidad en pensamiento, palabra y obra' ('). Jesús, por tanto, no está ni siquiera hablando acerca de tomar un juramento legal o religioso en el nombre de Dios. Está hablando de juramentos informales utilizando eufemismos para el nombre de Dios. De ahí que los cuáqueros y anebapusus que rehusaron prestar juramentos o votos en los tribunales de justicia
286
Exposidñn de la CorfesionBautista de Fe de 1689
sobre la base de este pasaje lo estaban sacando completamente del contexto. Los que deducen conclusiones similares de tales pasajc8 son culpables del mismo error. H~tylecciones importantes en esta distorsión de las Escritoras. Cmdem?nos del peligro y el engaño de las interpretaciones superficiales y literales de laDihlia. ¡Cuántosuf1i111icntoinnecesario por parte de)º~ cuáqueros y oti:os causó este entemíirniento plausibtc, pero superficial, de las Escrituras! Debemos aprender de esto 11) necesidad de un estudio bíblico serio y de escuchar con cuidado ,~ enseñanza expositiva y doctrinal de, la Biblia. Debernos también apren_der I• necesidad de estudiar toda la Biblia con respecto a cada cuestión. Uno o dos pasajes .divorciados de su contexto general pueden llevarnos a conclusiones complctamenre erróneas. La teología sisu:111álica y la predicación d0<:1rinnl son neccsarías. ~ucstros hijos necesitan aprender más que vcrsrculos bfblico» 01.~la~Jos. Necesitan aprender doctrina bíblica como se resume concrsameute en los catecismos bíblicos. Hay, una cuestión práctica que se trata en la Conrcsién de Wc.stnunstor y la Declaración de Saboya pero que no se incluye en ta Confesión Bautista. probablemente para ubreviar. Ladeclaracién, que se hulla en el párrafo 4 de la Confcs.ión, es corno sigue: 'Tal jw-a111~1110 no puede obl ignr u pecar; pero en iodo aquello que no sea pecammoso, una vez .hecho, es de obligado cumplimiento, uun cuando sea en el propio daño del que lo hizo, y no debe viola™> porque se haya hecho a herejes n incrédulos.' l:ista declaración es sana y práctica. Nos enseña que algunos juramentos no son obligatorios. 'No puede obligar a pecar.· ¿Por qué? ¡Porque no es correcto pecar por 111 nguna razón y en ninguna circunstancia I t:I dar nuestro palabra no puede hacer que sea correcto quebrantar la Palabra de Dios (Hch. 23:12). G.t.. Williamson dice bien: 'Para empezar, era erróneo prestar un Juramento así. Seña doblemente erróneo cumplirlo después dedescubnrquce~d pecanunoso'P). A.A. Ho
De los juramentos}' votos Iiciuss
287
negativas para nosotros son añn obligatorios (Sal. 15:4). Enseña además que los juramentos hechos a los impíos son obligatorios (Ez. 17: 16-l 9). 11. Votos lú:itos El párrafo 5 resume los párrafos 5-7 de la Confesión de wcsumnster. Estos párrnfos de la Confesión de Westminster tratan de los votos distinguiéndolos de los juramentos. No pnrece haber en juego di fcrcncras doctrinales significati vas enet tratamiento abrevíado del tema en In Confesión de 1689. La cuestión que In distinción entre juramentos y vorossusci lll r,ara su estudio es la relación entre juramentos y votos. Hay dos grupos de palabras distintos en la Biblia que se refieren respectivamente a los juramentos y los votos en In Escritura. Estos dos grupos de palabras se utilizanjun~en Ndrneros 30:2de una manera queda a entender su similitud en cuanto a significado. Ambos son promesas solemnes. Ambos son divinamente aprobados. Así. mucho de lo q ue se ha dicho anteriormente tiene que ver mmbién con los votos. Estos deben hacerse religiosamente y cumplirse fielmente. ¿Cuál es, pues, la cJifc1·c11cia entre un juramento y un voto? Los votos son promesas svlcmnes hechas al Señor. Los juramentos son promesas solemnes hechas unte el Señor, pero a los hombres, El propósito del juramento es la confirmación. El propéslto del voto es el compromiso.
289 Bosquejo del capüul»
24.
De las autoridades civiles
Pfos.
1
J. La ordenación divina del oficio de las autoridades clvíles A. Su posici6n ordenada
B. Su prop6sito ordenado C. Su poder ordenado 2
autoridad civil
l. Dios, el supremo Señor y Rey del mundo entero, ha instituido aui:oridadc., civilos para c:starlesujei.as y gobernar al pueblo' paro la gloria de Dios y el bien pdbllco;'y con este fin, tes ha provisto con el poder de la espada, para la defensa y el ~nlmode los que llacon In bueno. y para el castigo do los mnlhcchores.'
l. Sal. 82:l; Le. 12:48; Ro. 13:1-6; 1 P. 2:13,14 2. Gn, 6: 11-13 co119:S,6; Sal.SS:1,2; 72: 14; 82: 1-4; rr. 21: 15; 24: 11, 12: 29:14,26: 31:S; E1.. 7:23; 45:9; On. 4:27: MI. 22:21: R.o. 13:3,4; 1 Ti. 2:2; 1 P. 2: 14 3. On. 9.6; Pr. 16: 14; 19: 12; 20:2; 21: 1 S: 28: 17; Hch. 25: 11; Ro. 13:4; I l'. 2:14 2. E., lícito para los crisuanos aceptar cargos dentro de la autoridad civil cuando sean llnmados paro ello;' en el dcscmpe~o de dichn< cargo,s deben n11111tcncrespecialmcnte lajusticiay la paz, segéo las buenas leyes de cada reino y Esllldo; y así. con este propósito, ahora hajo el Nue,·o Testamento, pueden hacer lfcitamente la guclT'J. en ocaslones justas y necesarias.' l. Ex. 22:8,9,28,29; Dnnicl; Nchemlas; Pr. 14:35; 16:I0,12; 20:26.28; 25:2; 28:15,16; 29:4,14; 31:4,S: Ro. 13:2,4,6 2. Le. 3:14; Ro. 13:4 3. Habieudo sido instituidas pnr Dios las autoridades civiles con los fines ya mcnciouados. se les debe rendir sujeción' en el Señor en todas las cosas lícitas' que manden, no sólo por causa de la ira sino también de la conciencia; y debemos ofrecer síiplicas y oraciones a favor de los reyes y
de lodos los que esw, en autoridad, para que bajo su gobierno podamos vivir una vida tranquilo y sosegada en toda piedad y bonestidad.? J. Pr.16:14,15; 19:12;20:2;24:21,22:25:15;28:2;Ro, 13:l-7;Til.3:l; I P.2:13,14 2. Dn. 1:8; 3:4-6,ló-18; 6:5-10.22: Mt. 22:21; Hch. 4:19,20; 5:29 3. Jer. 29:7; 1 Ti. 2:1-4
TJ. La parttcipacién del crlstlane en el oficio de A. Su conveniencia ética B. Su interés especial
C. Su prerrogutiva peculiar J
Hl.
La sujecl6ndel creyente al oficiodeuutoridad clvU
A. El deber de la obediencia a las autoridades civiles l . El fundamento do; esta obediencia 2. El alcance de esta obediencia 3. La naturaleza de esta obediencia 4. Los motivos de esta obediencia B. El deber de la oración por las autoridades civiles ¿Te sorprende que la Confesión oonl~o¡;a un capüulo sobn: el tema de 'las autoridades civiles'? ¿Te inclinas a pensar: '¿Qué llene que ver la política con Cristo'/' Si reaccionas d~ maner~ parecida, ¿me permites sugerir que eres victima de un tmsíondo ~hg,osoque se ha retraído de sus responsabilidades sociales por una idea errónea de la separación entre la Iglesia y e.l Estaclo? Tal actitud ha neg~do prácticamente la soberanía de Otos sobre todaslas áreas de la vida. Restringir el cristianismo a la esfera 'espiritual' es, en úllirna instancia, destruirlo. J.
La ordenación divina del 11frcio de autoridad civil (pfo. J)
El punto primero y central que se afirma en este párrafo es que las
290
Exposicián de la Confesión Bautista de Fe de /689
autoridades civiles son divi nameme instituidas. Derivan su autoridad de Dios. Esto golpea la raíz de un error moderno fundamcmal. A.A. Hodgcobserva acertadamente: 'Algunos suponenqucct derecho a la autoridad del gobierno humano tiene su mayor fundamento en la voluntad de 1,, mayoría, "en el consentimiento de los gobernados" o en algún "pacto social" imagmario.frcchos por los primeros padres de_ la raza all~ en el principio de la vida social. Sin embargo, es evidente que la ley divina es el origen de todo gobierno, y la obligación de ~bedeceresa voluntad que pesa sobre todos los agentes morales. la última base de todaobligación de obediencia al gobierno humano' (1 J. Corno deja claro Hodge, nosotros obedecemos porque Dios quiere, no porque vol~nt.ariamcntc nos hayamos comprometido con ciertos hombres a quienes hayamos dado autoridad. La Biblia no enseña la teoría del contrato social en cuanto ul gobierno que se nos enseñé a muchos en la escuela. Según Romanos ,13: 1,2, los emperadores romanos eran autoridndes di vinamcnte ordenadas aun cuando no derivaban su autoridad del 'consennmicruo de los gobernados'. La teorfa que dice que obedecemos n nuestras autoridades porque en 111Limu instancia ellos nos obedecen n nosotros no es bíblica. Este párrafo hace tres observaciones especificas acerca de laordeoación divina de las autoridades civiles. A. Su posición ordenada Esta se describe como 'estarle sujetas fa Dios J, y gobernar ni pueblo'. En Romanos 13:2,4,6, esta posición de autoridad se describe de varias maneras como 'lo establecido por Dios', 'ministro de Dios' (BA) y. 'servidor de Dios'. Estas descripciones resumen la declaración de la Confesión. La autoridad civil est.~ obligada a obedecera Dios en la forma en que gobierna, de la misma manera en que nosotros estamos obligados a obedecerla. Dios les ha dado roda la autoridad que poseen. 'A quien se baya dado mucho, mucho se le demandará' (Le. 12:48). B. Su prop<'.isito ordenado Esto lo describe la Confesión con las siguientes palabras: 'para la gloria de Dios y el bien público'. Este propósito también se describe en la frase 'para la defensa y el ánimo de los que hacen lo bueno, y
De las autoridades civiles
291
para el castigo de los malhechores'. Nótese también lo que dice el párrafo 2: 'mantener especialmente la justicia y íapaz'. ¡,Qué enseña
la Biblia en cuanto a la función o tarea específica de las autoridades civiles? Los siguientes pasajes tratan este tema: Génesis 6:11-13; 9:5,6; Salmo 58:2; 72:14; 82:1-4; Proverbios 21:15; 24:11,12; 29:14,26; 31:5; Ezequiel 7:23; 45:9; Daniel 4:27; Mateo 22:21; Romanos 13:3,4; 1 Tímotco 2:2; 1 Pedro 2: 14. La enseñanza de tales pasajes es que la tarea del gobierno civil es mantener la justicia y la p111 sociales ycivíles rrimlendo la violencia y la injusticia social y alahando (defendiendo y promoviendo) a lo, que social yci vilmente hacén lo que es hueno. C. Su poder ordenado l.a Confesión afirmacon referencia al poder de la autcridailci vil: 'Y con este ñn lDio~] les ha provisto con el poder <.11: la espada.' Esta declaración conñrma que la esterade acción tic lo autoridad civil e~ la esfera civil. Las espacia.\ no se utilizan para educar a los hijos o para disciplinar a íos cristianos nominales imperurentes. Son adecuadas para refrenara J.,s criminales violentos y para la injusticia püblíca. La Biblia enseña que Dios ha armado a este oficio cuu la espada (Gn. 9:6: Pr. 16: 14; 19: l2; 20:2; 21 :1 S; 28:17: Hch. 25: 11; Ro. 13:4; 1 P. 2:14). Williamson observa acertadamente: 'En nuestra nación existe actualmente una creciente tendencia dirigida a la abolición d.: la pena capital. Y muchos grupos protestantes liberales han aprobado este cambio sobre la base de que no bcneflcla a la sociedad, ni reformaal criminal ni refleja las enseñanzas humanas del Nuevo Testamento. En otras palabras. por varias razones. hoy en día se aboga por parte de amplios sectores que se le niegue al gobierno civil el poder de la espada para castigarla maldad. Tal concepto dela autoridad civil es. para no decir más, altamente antibfblica. No pensamos que se pueda probar que la pena capital no beneficia a ht sociedad. Creemos que sí, aunque no sea por otra razón que la Escritura dice que el ejercicio fiel de la justicia es un terror para las malas obras y un estímulo para el bien. Losque se oponcnalapenacapitat niegan esto, perolo niegan en vano. Puede ser cierto que la pena capital no reforme al criminal. Pero negamos totalmente que la ausencia de terror contra la maldad sí reforme al criminal. Además,nodudamosquefomenLa la maldad. Pero por encima de todo.negarnos que el poder y Iaautorídad civiles
292
Exposicl6n di! la Confe.rión Rautista de F e de J 689
hayan de reflejar las nociones modernistas de las enseñanzas "humanas" del Nuevo Testamento. La justicia noes más"humana" en el Nuevo Testamento que en el Antiguo. Y la ordenanza del gobierno civil no tiene el propésiro, dado por Dios, de enseñar al NuevoTeslarnento; tiene el propósito decastigarel crimen y proteger a los que hacen el bien. Sin embargo, dudamos que el plan de los liberales que abogan por la abolición de la pena capira! sea "humano", Creemos que muchodelcrimcn moderno se debe al hecho de que hay demasiada preocupación antibíblica por el malvado y demasiado poca prcocupaclén bíblica por los rectos' (').
JI. La participación del cristiano en cargos dentro d~ hrnutoridad civil (pfo. 2)
El punto principal de esrárraf o es, claramente. que no es ilícito que un cristíano sea una autoridad civil y cumpla coda lugama de deberes de ese oficio hMla e inctus¡ ve hacer la guerra. El ñmdamentc bíblico prua esia afirmación es diverso. En Lucas 3: 14, a los soldados que se arrepintieron a la predicación de Juno el Bautista y que deseaban vivir una vidacrisliana no se les dijo que abandonaran la milicia, aun cuando lu esencia misma de su función como solda<'los era hacer In guerra. En Romanos 13:2,4,6, esta posición de autoridad se describe de diversas maneras como 'lo establecido por Dios', 'ministro de Dios' (BA) y 'servidor de Dios'. Estas nobles descripciones presuponen claramente la licitud del oficio. Ademas, presuponen su licitud en relación directa con el poder de la espada. El uso de la espada en Romanos 13:4 se reñeredlrectarnente a acciones militares P''!~ sofocar la rebelión. Nótcnse especialmente las palabras uu bz:odns en el versículo 2. De esta manera se utiliza con respecto a una to~nw de guerra. La pena capital. si bien se presupone, no es el uso original de l,1 espada que aquí se contempla. Los ejemplos de Nebcmías, Daniel, sus eres amigos y todos los jueces justos en Israel también apoyan la afirmación de la Confesión. Finalmente la legitimidad de este oficio para los cristianos se da por sentado mediante frecuentes afirmaciones del llhro de Proverbios (14:35; 16:10,12; 20:26,28; 25:2; 28:15,16; 19:4,14; 31:4,5). Los pacifistas de todas las clases preguntan: '¿Cómo puede ser esto?'¿ Qué decir del Sexto Mandamiento y la enseñanza de Jesús en Mateo 5:38·48'1 La respuesta bíblica a cales objeciones consiste en una distinción btblica crucial. La Biblia distingue entre la vocación
De la.r autoridades civiles
293
personal y los deberes de los individuos y la vocación pübhca y los deberes de las autoridades. Mientras que el deber personal de los individuos es no tornarse la venganza por su cuenta. el deber solemne ypúblico de las autoridades esejcreer la vengan1.a de Dios contra los malhechores civiles. Nótese esta distinción implicada en una comparación de Romanos 12: 17-21 , especialmente el versículo 19, con Romanos 13:3,4. Esunerrorqueunapersonaparticularsetome la revancha. Es correcto para una autoridad pública. Maleo 5:37-48 se está refiriendo al deber de las personas privadas, node los oficiales públicos. Es sóloconestadistinciónen mente como se libera a la ley mosaica, y especialmente al Sexto Mandamiento, de un problema insoluble. Si es erróneo matar, ¿cómo puede Jehová, a través de su siervo Moisés, en cada capítulo posterior a éste en que se da este mandamiento, decir a los jueces que quiten la vida (es decir, que maten) a ciertos criminales'! Sóh) la distinción ortodoxa entre las esferas póblica y privada hace que esto tenga sentido. Dos importantes leccionessedesprendende todo esto. La primera es ética, la segunda histórica. l. Nuestro deber ante Dios depende grandemente de nuestra vocación o llamamiento. Podría ser erróneo, y en algunos casos lo sería, que tll hicieras lo que otros pueden hacer. ¿Por qué? Su llamamiento en la vida es diferente. Por ejemplo, es ciertamente correcto que yo en ciertas ocasiones le dé una paliza a mi hijo. No sería correcto que algún otro disciplinara a mi hijo sin mi consentimiento. ¿Porqué'/ La otra persona no tiene un llamamiento divino para ser el padre de mi hijo. Ese es mi llamamiento. El concepto de vocación es una parte clave de la ética bíblica redescubierta y reenfatizada por la Reforma. 2. Nuestros antepasados bautistas no eran anabaptistas, Fueron los anabaptistas los que enseñaron que los cristianos no podían ocupar el oficio de autoridad civil sin pecado. Fueron ellos quienes enseñaron que este oñcio era 'del diablo'. Es evidente que nuestros antepasados bautistas rechazaron completamente tal concepto del gobierno y el pacifismo resultante que implicaba. Se distanciaron públicamente del mismo en su Confesión de fe. Es adecuado notar ~qu( que la corriente principal de los bautistas en América desciende de puritanos que llegaron a tener convicciones bautistas, no anabaptistas. La mayoría de los modernos bautistas son históricamente calvinistas y puritanos en su origen, no anabaptistas y arminianos.
294 111.
Exposición de la Confesión Bautista de Fe de /689
La sujecúJn del creyente a la autoridad civil (pfo.3)
Aunque esta declaración está tomada al pie de la tetra de la Primera Con_fcs1ón de Londres, la enseñanza de este pán:afoestá firmemente arra1.gada en los párrafos precedentes. Nótense las palabras con que co1~1enza. La Conf<;s•ón afirma que, supuesto que la autoridad civil esta ordenada por Dios y ordenada por Dios para mantener lajusticia y la paz, se deducen dos claros deberes. A. El deber de la obediencia a las autoridades civiles Además de Romanos 13: 1-7, los siguientes pasajes enseñan clnrmnente.el deber de sometemos a las autoridades civiles, honrarlas y.por coasiguícme, obedecerlas: Proverbios 16: \4,15; 19: 12; 20:2; 24:2.1 :22; 25: 15; 28:2; Tito 3: 1; 1 Pedro 2:13,14. Este deber de la sumisión no es, desde luego, ilimitado. La Confesión expresa una clara ma~iwción: 'Se les debe rendir sujeción en el Señorea todas las cosas Itcuasque manden.' Véanse loo siguientes pasajes: OAJ1iel ¡ :8;
3:4-6,16-18; 6:S-10,22; Mateo 22:21; Hechos 4:19,20;5:29.
La obedi_encia a las autoridades es adecuada solamente 'en luda~ las cosas l~cata.\'. l,a gran pregunta es, sin embargo: '¿Qut define lo que es líc1c~'.· La respuesta debe ser: sólo la Palabra de Dios, no nuestrus opuuones, 01 nuestros sentimientos, ni nuestras tradlciones ni nuestra conveniencia. La Palabra de Dios escriie es la única autoridad para lo que es 1 (cito. Nótese que no hay precedente para que el cristiano maniñcste una actitud beligerante y rebelde hacia la autoridad civil en la Biblia. La respuesta de Pedro en Hechos 4: 19 es notablemente mansa, cuando se compara con la beligerancia lle ciertos sectores del cristianismo profosante_ en nuestro tiempo. Hay un ejemplo instructivo de tal beligerancia en Hechos 23: 1-5. Alú Pablo se disculpa prontamente, ,au~ cuando fue provocado a ello porun error judicial I Las actitudes beligerantes y la conducta deliberada e innecesariamente prov~auvanuncason adecuadas cuando tos cristianos deben rendir
obediencia.
D. 1!:I deber de la oración por las aut~ridades civiles El texto clave aquí es I Ti moteo 2: 1-4. El objetivo claro de nuestras oraciones por nuestras autoridades civiles es nuestra tranquilidad de
295
De las autoridades ci~·ills
vida con el linde la prosperidad del Evangelio. A.~{ elcarácter de estas oraciones es que han de ser 'rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias' a Dios 'por los reyes y por todos los que están en eminencia'. Hemos de orar por el bienestar de todos los hombres y especialmente por el bienestar de nuestras autoridades para que, en primer lugar, se salven y, en segundo lugar. para que su gobierno pmspere y prevalezcade manera que nos puedan proteger de aquellos que quieran perturbar nuestra líanquilidad. Esto. dcsrle luego, no significa que nunca sean adecuadas tas oraciones lmprecatnrias. Lo que significa es que nuestra acürud básica hacia nuestras autoridades. expresada en nuestras oraciones, ha de ser de apoyo. Dos estudios nnales A. Romanos 13 y el problema de h1 revolución Romanos 13: 1- 7 es el classicus locus de la Biblia en cuanto al tema del Estado. Por esta razón, y porque tiene que ver con el tema importante, pero problemlltico, de la revolucitln vi.olenta, es adceuado proporcionar aquí una , íslón de conjunto de su s1gn1ficad;>, El trasfondo de Romanos 13: 1-7 y la razón por la que Pablo rrata el terna de la subordinación a tas l:•toridades romanas es la campaña violenta y entírrcmena durante el siglo l d.C, de los judíos que luchaban por la libertad. Estos personajes violentos y revolucionarios están escondidos dclíás de muchas de las escenas del Nue· . ., Testamento. Ellos serían los responsables. unos diez años después de escribirse Romanos, de la rebelién que devastarfa a Jerusalén y el judaísmo. La comunidad judía en Roma era. muy grande, constituyendo quizá la décima parte de población y sumando 50.000. No pocos de estos judíos eran cnsnanos (véase Romanos 14). Es1oaproúm6mucho las actitudes judías a la Iglesia. La afirmación básica del pasaje es que las autoridades civiles romanas estaban establecidas por Dios. Ciertamente, dice el apóstol Pahlo, no existen autoridadesci vilescxcto las ordenadas por Dios. Tal afirmación es tanto más asombrosa a los oídos modernos por cuanto el origen de la autoridad romana era díctatorial y el carácter de la autoridad romana era corrupto y pronto sería perseguidor. De hecho, esto había sido cieno en cuanto a los tres últimos emperadores, contando al que reinaba en el tiempo en que Pablo escribía: ¡ Caljgula, Claudio y Nerón!
'·ª
296
Expmición de la Confe.ri(inBautista de F, dé 1689
. El mandato fundamental que se encuentra en este pasaje es lrecuentemente malentendido. Pablo no tiene interés en decir a tos cristianos romanos que obedezcan a SU$ dirigentes. Él no hubiera querido que obedecieran siemprea tales dirigentes. Aunque hay tres palabras perfectamentebuenas para obediencia que se utilizan en el Nuevo Testamento, Pablo no utiliw ninguna de ellas aquí. Lo que realmente dice a los cristianos romanos es que deberían 'estar subordinados', ponerse bajo la autoridad de las aumridades romanas, tomar su lugar bajo ellos como ¡:oberna,1tcs dados por Dios. Lo quequiercdecír se deti ne con mayor precisión mediante 1 ,1s palabras que utiliza al describir lo contrario de la subordinación en el versículo 2. Ambas palabras ('opone' y 'resisten') describen '"!~inal y propiamenceel uso de fuerzasarmadas contra un oponente rnilirar. Lo que Pablo quiere decir es que los cristianos no deben nunca tomar las armas contra sus auteridudes civiles. Más especíticamente, los criscinnos romanos no han de ser arrastrados al movimicnlo judío de resistencia. No hau Lle adoptar la causa de la rebelión judía ni ser parte de la misma. Han de permanecer subordinados a la autoridad romane. No han de tomar In espada contra ella y acabar sufriendo como asesinos (l P. 4:1~). Tnl ha do ser nuestra actitud hacia codas las autoridades exislentes debido a las añrmaciones de loa versículos '.l y 4. Nótese que Pablo dice que las autoridades civiles 'son' causa de temor para la conducta malvaday no meramemequc 'deben ser'. Las autoridades civiles son esto en términos de su design•ción y lcndencia providenciales, y por ello han de ser respetadas. Una interpretación que reduceel 'son' de Pablo a 'deben ser' destruye la argumentación de Pablo. Las afirmaciones de los versículos 3 y 4 tienen el propósito ele ser estímulos para el deber requerido en los versfculos J y 2, pero no es un estimulo decir que si hacemos esto. tiene que ocurrir alguna otra cosa. Si decimos a un hijo nuestro: 'Si me obedeces, debo comprarte un heh~do,' ¡~o no .sería en modo alguno un estímulo para que obedeciera! De la nusma manera, no serta un estimulo decir a los cristianos romanos: 'Someteos a vuestras autoridades, porque éstas deben ser un terror para los malhechores y una alabanza para la buena conducta.' Es evidenteque esto noes un estfmuloa la sumisión en absoluto. Si ésta ha de ser nuestra relación con la autoridad civil, no debe haber una 'revuelta contra los impuestos' o una 'actitud de revuelta' contra la misma. Rehusar pagar impuestos es una forma de rebelión incipiente.
Ch las autoridade:r civiles
297
Notense tres cosas enconclusión.Noexisteejemploderevolución autorizada contra ta autoridad civil en la Biblia. Los claros deberes que se requieren de los cristianos con referencia a la autoridadcivil son, implícita.men1e,comple1amen1econlrariosa la misma. El pasaje clásico es un rechazo sistemático de las actitudes y prácticas revolucionarias. B. El caso del párrafoque falta La observación más superficial del capfrulo paralelo a éste en la Confesión de 1-'edi.l Westminsterpone en evidencia inmediatamente que, mientras que la Confesión de westmlnster contiene cuatro párrafos, la Confcsién de Londrescontiene sólo tres. Un poco más de examen revela que tos párrafos L y 2 en ambas Confesiones son casi idénticos. El párrafo 3 de la Confesión de Londres, si bien es considerablemente diferente al párrafo 4 de la C.:onfesión de Westrninster, es aün generalmente equivalente a éste, puesto que ambos tratan de la misma cuestión, la sujeción del cristiano a la autoridad civil. El hecho es, pues, que falta el párrafo 3 de la Confesión de Wcstminste« Westminster 1 2
3
4
1681> = =
= =
1
2 ?
3
Cuando se lee el párrafo 3 en muchas versionesmodernas americanas de la Confesión de Westminster, parece haber poca razón para su omisión en la Confesión de Londres. Este párrafo, sin embargo, no estaba en la Confesión de Westrninsrer cuando los antecesores bautistas la revisaron.Este no era el texto de la edición original de la Confesión de Wesuninster. Se originó en América en 1788 cuando los presbiterianos americanos revisaron la Confesión de Westminstcr.
El texto americano es el siguiente: 'Los magistrados civiles no deben tomarparasflaínistración de la Palabra, los sacramentos, ni el poder de las llaves del reino de los cielos; ni se entrometerán lo más mínimo en las cosas de la fe. Sin embargo, como padres
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Exposiciónde la Co,ifesiónBautista de Fe de 1689
pacificadores, es el deber de los magistrados civiles proteger la Iglesia de nuestro común Señor, sin dar la preferencia sobre las demás a al guna denominación de cristianos, sino obrando de tal modo que todas las personas eclesiásticas, cualesquiera quesean.gocen de libertad incuestionable, plena y perfecta en el desempeño de cada parce de sus funciones sagradas, sin violencia ni peligro; y además, como Jesucristo ha señalado un gobierno reguiar y una disciplina en su Iglesia, ninguna ley decuerpopolfticoalguno deberá entrometerse en ella, estorbando o limitando los ejercicios debidos que verifiquen los voluntarios de alguna denominación de cristiruws conforme a su propia confesión y creencia. Es el deber de los magistrados civiles proteger la persona y buen nombre de todo su pueblo de tal manera que no se permita a ninguna persona que so pretcxtodcreligión o incredulidud haga alguna ir111ignidad, violencia, abuso o injuria a otro persone cualquiera: dcbienrlo procurar además que toda reunión eclcsíñsüea religiosa se verifique sin molestia o disturbio' (').
Williamson,
en su cxposieióu lle la Confesión de Wcstminster.
comenta el texto original de la ConJesit\n llamándolo 'una grave
dificultad' y una 'contradicclén lliree1a· ('). fil texto original de la Confoslóu de Wesuninstor dice: 'Los gobernruir.cs civiles no pueden tornur la istración de la J>alabru y de los sacramentos, o el poder de IM llaves del Reino de los Ciclos, y sin embargo tienen autoridad y es su deber hacer lo necesario para que la paz y In unidad sean mantenidas en la Iglesia, para que la verdad de Dios se mantenga pura y entera, para que todas las blasfemius y herejías sean suprimidas, todas lus corrupciones y abusos en el culto y la disciplina sean impedida.~ o sean reformadas, y todas las ordcnarri.ts de Dios sean debidamente cstablecidus, istradas y currrpLidas. Y para el mejor cumpíimíenro de todo ello I iencn la potestad lle convocar SInodos, estar presentes en ellos y asegurar que cuanto en ellos se decida sea de acuerdo con la mente de Dios' ('). ¿Por<¡ué onutieron los bmrtislas este párrafo? ¿Qué cuestión está aquí errjuego? Es la de la libertad religiosa o lo que se ha llamado a menudo 'libertad del alma'. Es10 seda a cntenderclaranien1e por In omisión parte de los bautistas de la palabra 'piedad' en el párrafo 2, donde esta ha originalmente en la Confesión de Westminster. Los bautistas fueron los primeros cristianos reformados que sostuvieron la lihertad religiosa. Casi todas las demás denominaciones reformadas en los Estados Unidos han llenado a . b
De las outorídodes civiles
299
sostener la libertad religiosa, pero han tenido que cambiar las Confesiones de Westmlnster y la Belga para hacerlo. 1,05 bautistas no tuvieron que cambiar sus ideas para sostener este gran punto. Siempre to han sostenido. . Se podrían aducir muchos argumentos en defensa de la libertad religiosa o libertad del alma Slllo dos se mencionarán aquí. Dictar las creencias v In adoración religiosas no es la tarea o función del Elstado. Está fuera de In esfera de la autoridad civil hacer esto. Ya se ha presentado la amplia evidencia bfbtica q~e e&t~blece la afirmación de que la rarea del Eswdo es preservar la justicia y la paz civiles y proteger a los hombres de violencia a sus cuerpos o sus posesiones. El punto clave a afiad ir o qui es que los hon.'bres ~u.eden diferir, y de hecho difieren, mucho en cuanto JJ creencias rclrg1osus sin perturbnr la paz civil de los demás o hacer violenciaasus personas o posesiones. Además, el urma dada a la autoridad civil con lo que hn de desempeñar su singular cometido es, como notamos arueriormemc, la espada. El hecho es que las espadas~<> son buenas armas (realmcmc son armas rnuy rnalas)paru el propésito de moldear o dominar las conciencias de los hombres. Nehenúns CJ:37 h~bla del hecho de que la autoridad civil domina los cuerpos de los hombros. La implicación parece ser claramente que la autoridad civil no ucnc el propósito de dominar las al mus o ~onciencia.\ de los hombres: Adcmá.q, si un Estado ha de dictar la creencia o adoración religiosa, esto requiere inevitablemente que.el Est.ado domine a la Iglesia o que la Iglesia domine al Estado. El prnnersisterna ~e conoce ccmoerastianisme. El segundo es el papismo. Aunque nosicmpre ha llevado a la práctica consecuentemente . sus ~ompro~sos. -la tradición reformada, comenzando con Calvino mismo, siempre ha rechazado estos sistemas y ha enseñado que la Iglesia y el Estado poseen esferas separadas de autoridad delegada directarrr~ntc u los mismos por Dios. no mediada a ellos JR•r el otro. Este sistema es claramente el bfbJ ico, puesto que Dios ha ordenado gobiernos diferentes en la Iglesia y el Estado y diferentes cometidos para los mismos (Mt. 22:21). El hecho, sin embargo, es que paraque el Estado dicte las creencias y adoración religiosas, esta separación bíblica debe ser violada. La mejor ilustración
300
Eiposícíón de la Confe.rióri Bautista de Fe de 1689
bajo Dios Y ~ioconvenir a la Iglesiaen esclava de los hombrcsj Corno los descendicntesde los autores de la Confesión han descubierto para tt,istezasuya, la •.espucstaes que el Estado no puede hacer estas cosas sm poner en pehgro la libertad de la Iglesia. Una seria obje~ión a la separación entre la Iglesia y el Estado es q~c_1a autoridad cJVJI debe gobernar conforme a la Palabra de Dios. S.1 ha degobernar así, ¡,cómo puede permitir la libertad religiosa? Por ejemplo, el Segundo Mandamiento prohibe la idolatría. 1'· No es también el deber de la autoridad civil prohibir. la idolatría? Aquí debe enu~c!arse una distinción crucial. Es realmcntccierto que la ~utondad civil esrá sometida a la Palabra de Dios, pero esto n~ significa que sea el deber de In autoridad civil hacer cumplir cada parte de la Palabra de Dios con su propia autoridad. Varias ilustraciones ,tc~Jnn esto claro. efesios.6:4 ,Hinna: ."Y vosotros. padres, no provoquéis a ira a vuestr?,s hlJOS, s_ino cr!a~los en la disciplina y amonestación del Señor, l .n autoridad civil no debe arrogarse la crianza de Jo· hii Noporqu e I a pa¡ ab r~ de o·ros no sc11 su autoridad, sino porques no •Jos. es padre. Las exhorracioncs a los pastores en I Pedro 5·2 no han de " lleva~a.~ e 1~ p~áctica por la autoridad civil por la mJs~arazón. Co~~~ autoridad civil, no es pastor. J~hn M'.1rrny dice acertadamente: 'Puesto que la autoridad civil está mv~sttda .con esta autoridad p<,r Dios y e,¡tá obligado por ¡8 or:ctenanu~ divina r~dese'.npci'lnr estas funciones, es responsable ante Dios, el unrco Dios vivo y verdadero que Je ha ordenado. El gobernantcestñ,portan!º· bajo la obligación de desempeñar el oficio que le corresponde segun la voluntad revelada de Dios. La Biblia es la revelación suprema e infalible de Ju voluntad de Dios y es tanto, I~ ?orma supr~~ e infal!ble en todos los departamemos vida. La u.utondad cm! está baJo la obligacíón de reconocerla como la n.orma infalible para e.l ejercicio del gobierno civil. . Debe rncoooce':lc· sin embargo, que es sólo dentro de su esfera restringida ~le autor_,
d~1;
del
De las ®toridades civiles
301
conciernen en otras capacidades, o las demandas de la Escritura sobre otras instituciones, serian inmediatamente culpable de violar sus prerrogativas y de contravenir los requisitos de la Escritura. · 'La esfera de la Iglesia es distinta a la de la autoridad civil. Su campo de acción ha sido definido en la primera sección de este informe. Lo que debe apreciarse ahora es que su esfera está coordinada con la del Estado. La Iglesia no está subordinada al Estado, ni el Estado está subordinado a la Iglesia. Ambos están subordinados a Dios y n Cristo en su dominio mediador como cabeza sobre todas las cosas a su cuerpo que es la Iglesia. Tanto la Iglesia como el Estado están bajo IH obligación de reconocer esta subordinación y la correspondiente coordinación de sus respectivos campos de acción en la institución divina. Cada una debe mantener y afirmar su autonomfa con referencia a la otra y preservar su libertad de intrusión por parte del ovo' (6). ¿Por qué no ha de hacer cumplir lo autoridad civil la 'primera tabla de la ley"I ¿Por no estar de alguna manera sujeto a la Palabra de Dios? 1 No! ¡ Porque no es su cometido! Hay. desde luego. limites a la libertad religiosa. Cuando la religión decualquiera perturba la] usticia o la paz civil y amenaza con la violencia a los demás, entonces debe ser refrenada. La adoración a Moloc. la negativa de los Testigos de Jehová o dar t1'1lnsfusiones de sangre a sus hijos y el aborto son varios ejemplos de 'derechos' mantenidos religiosamente que no deben pcnnitirse. Podría argüirse que Romanos 13:3,4 requiere que las autoridades civiles. para castigar lo malo. y puesto que lo malo ha dedefuúrse por la ley de Dios. que las violaciones de la 'primera tabla' de la ley debieran ser castigadas por la autoridad civil. Además de lo dicho, wn adecuados tres comentarios. En primer lugar, deben darse por supuesto algunas limitaciones del término 'malo' en Romanos 13:3,4, puesto que la auloridadcivil,cvidentementc, no hade castigar la maldad privada o la maldad del corazón. En segundo lugar, es bastante interesante que cuando Pablo pasa a hablar de la ley en Romanos 13. habla sólo de la segunda tabla de la ley. En tercer lugar, el contexto histórico de Romanos 1 3 hace increíble la idea de que las autoridades civiles hayan de castigar la maldad religiosa. Pablo no está hablando idealmente en Romanos 13, sino de la conducta de hecho del gobierno romano como gobernaba durante su vida. Sin duda. los emperadores romanos no eran motivo de temor por mala conducta religiosa (Ro. 13: J ,3,4).
De masrimonio
25.
Del matrimonio
303 Bosquejod,1 capítulo
Pfos. 1
l.
La regla monógama del matrimonio
2
n.
Los princípale.<1 propósitos del. matrimonio
3-4
01.
LU6 cónyu,:es lícitos del matrimonio
A. La regla general: la libertad
l: El matrimonlo ha de ser entre un hombre y una mujer; no es lfciLO para nin¡~n hombre tener más de una esposa, ni para ninguna mujer tener roás de un marido.' t. On. 2:24 con ML l?:S.6: l Ti. 3:2; Tit. 1:6 2. l11 matMonio fue in!tltuido paru la mutua ayuda de esposo y esposa;' para mul1l1>hcar el género humano por medio de una dc~cendencla le¡ítima' y para cvlw la lmpurc:,u.' l. On. 2:18; Pr. 2:17: Mal. 2:14 2. Gn. 1:28; Sal. 127:3-S; 128:3,4 3. 1 Co. 7:2,9 3. Pu~en caserse lícitamente toda clase de pe<11onos capuces de dar su consentimlento en so sano juicio; 1 sin embargo, es deber de los eristiállO$ casarse e11 el Señor, Y, por tanto, los que pmf e,;an In verdadera fe no deben casarse con incrtdulos o idólatras: ni deben los que son piadosos unirne en yugo dcsiguat, casaudose con los que sean malvados en sus vidas o que sostengan herejlos condenables.' l. l Co. 7:39; 2 Co. 6:14; He. 13:4: 1 Ti. 4:3 2. l Co. 7:39; 2 Co. 6: 14 4. El m~trimonio ~ debe contraerse dentro de los grados de consangu,.md~cl o afinidad prohibidos en la Palabra. ni pueden tales
rnatnmonros mcesruosos legalizarse jamas por ninguna ley humana ni
por el co.nse~timiento de las partes, de hll manera que esas pers.1~as puedan vrvrr juntas corno marido y mujer,'
l. Lv. 18:6-18; Am. 2:7: Mr. 6:18: 1 Co. 5:1
B. LM restricciones específicas 1. La restricción cristiana 2. La restricción natural Antes de comentar el contenido de este capítulo, debe decirse algo acercade toque nocontiene. Estccapltulo omite dosc~stiones clave acerca del matrimonio. Debido al deplurable deterioro moral de nuestra sociedad. esta omisión ya no es Jan inofensiva como lo era en generaciones anteriores. Ahora, má~ que nunca. las iglcsi~s y 1.M pastorc~ necesitan un claro entendimiento del tema del mammomo. La primera deficiencia en su tratamiento es la omisión de lo definición del matrimonio. e.si.a omisión es significativa, pero común. .En los acalorado$ dehates acerca del divorcio y la imnoralidadsex ual en la actualidad, se olvida a menudo esta cuestión fundamental. Si darnos por supuesto una respuesta errónea o imprecisa a esta pregunta,o ;i no Iahacernos, casi con toda seguridad el resultado será un pensamicn to erróneo, impreciso oconf uso sobre los temas de la inmoralidad sexual y el divorcio. El matrimonio es, utilizando la útil frase de.Jay Adams, 'un pacto de compañerismo' (1). Es decir, es una promesa públi~a y fonual jurada por un hombre y una mujer mutuarneme que los introduce a una unión matrimonial que tiene el propósito (le proporcionarles un compañerismo multidimensional durante toda la vida. Esta definición del matrimonio contiene una referencia al propósito predominante y la actividad constitutiva del matrimonio. El propósito predominantedel matrimonio es proporcionar al hombreo la mujer un compañerismo mutuo(Gn. 2: 18."24; Pr. 2:l?; Mal. 2: 14). Estos textos revelan que este compañerismo íntimo ha de ser sexual, vocacional, verbal y emocional. La actividad constitutiva del
304
Exposición de la Conf,siñn Bawista d« Fe de /689 De matrimonio
matrimonio es el compromiso con el pacto matrimonial y su rcalización(Gn. 2:24; Pr. 2:17; Mal. 2: 14; Cl:i. 16:8). Un pacto no es una mera promesa (He. 6:17,18). Es una promesa o compromiso certificado püblica y fonnalmente mediante un juramento (Ez. 17: 13-19; Gn. 21;22-32; 26:28-31; 31 :44-54). El carácter público y formal de tales pactos está indicado por estar frecuentemente acompañados en la Biblia por la presencia de testigos y el intercambio de señales tangibles o símbolos('). Hay varias consecuencias ímportantesquesurgende la identidad del matrimon.io. La unién sexual no constituye un matrimonio. Algunos estudiantes bfbl icos descuidados han deducido que sí de textos como I Corintios 6: 16. Esto es absurdo. El marrimonio está constituido por el pacto matrimonial. De hecho, es tanto asl el caso que, en la Biblia, dos personas estaban consideradas como casadas unte la ley aun si nunca habtan vivido juntas. En l<>s matrimonios judíos, el pacto se hacía " menudo algún tiempo antes que se consumara el matrimonio, pero tales homhre y mujer estaban cort,itlcradoscomocasados(vtasc.Dt. 22:24; ~- 2:16,19; Mt. 1 :18· 20,24). Por C$ta ra2Ai11, h, íornícaclén cometida después de los desposorios (cuando se hacia el pacto matrimoninl), pero antes de las relaciones sexuales. era tratado como adulterio (Dt. 22:22-2\1). La ceremonias rnaírimoniales públicas en que se hacen votos (juramentos).se inte.camhiananillos, hay ce~tigos presentes y Dios es reconocido no es vana tradición. Constituyenh, ceremonia en que se encama el pacto nuurimonlal. Tal pacto matrimc.mial no debe ser regulado frívolamente, hecho a la ligera o pasauo por alto casualmente. Toda relación sexual fuera
305
Confesión de Westminsteres crítica en nuestra situación moderna. La Confesión de Westminster, si bien concede que los inicuos tratarán de inventarexcusaspara el divorcio, reconoce el derecho al divorcio y el nuevo matrimonio sobre dos, y sólo dos, fundamentos: el adulterio y la deserción. La enseñanza bfblica sobre el divorcio y el nuevo matrimoniopuede resumirse alrededorde tres cuestiones: la actitud divina hacia el divorcio, la naturaleza esencial del divorcio y el fundamento correcto para el divorcio. La actitud divina hacia el divorcio puede resumirse en dos afinnaciones. Como la negación del matrimonio que Dios ordenó como una bendición en la creación, Dios odia el divorcio porque siempre es el resultado del pecado (Mal. 2: 16; Mt. 19:6). Como una necesidad en un mundo caldo bajo la maldición, Dios lo permite porque no siempre es pecado divorciarse o ser divorciado. Dios mandó una vez a ciertas personas que se divorciaran (Es. 10: 1-14). José, un hombrejusto, pensó divorciarse (Mt. 1: 18, 19). Dios mismo se divorció de Israel, después de haber entrado en un pacto matrimonial 'con él (Jer. 3:8; Bz. l 6:8,S9). La naturalezaesencial del divorciodebe entenderse a la luz de la identidad del matrimonio bosquejada anteriormente. Puesto que el matrimonio no lo constituyen las relaciones sexuales. el divorcio no lo constíruye el adulterio (Mt. 1: 18,19). Puesto que el matrimunío está constituido por el pacto matrimonial formal, el divorcio debe llevarse acabo mcdiaate un documento fomial de divorcio (Dt, 24: 14; Jer, 3:8; Is. 50: 1 ). Puesto que el matrimonio tiene como propósito el compañerismo,el divorcio repudia ese compañerismo(Dr. 24:2; Is. 50: l: Jer. 3:8). Puestoqueel divorcioes la disolución del pacto matrimonial, deja libre al creyente pura casarse de nuevo, siempre que haya un fundamento correcto para el divorcio. Esta observación de sentido común está también confirmada por la implicación de I Corintios 7:15: 'Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso: Existe un contraste entre esta afirmación y la prohibición del matrimonio en los versículos 10 y 11 en el contexto precedente, El contraste demanda la idea de que 110 estar sujero a servidumbre significa estar libre para casarse de nuevo. Este entendimiento del concepto de estar ligado está confirmado por 1 Corintios 7:3~. que equipara no estar ligado con estar libre para casarse. 1 Corintios 7:27-29afumaexplícitamentequesialguiencstálibredeuoae~posa,
306
&posicióndt. la Confesión Bautista de Fe de J 689
no peca si se llega a casar. La palabra 'libre' en el versículo 27 se roli~re claramente al divorcio. Nótcnse las frases: ';,Estás ligado a muJer'. No procures solau1e.' Mateo 19:9 también afirma que el di vorcio y el nuevo matrimonio son pecaminosos excepto sobre el fundamento de la inmoralidad sexual. Como John Murray, en su tratamrento magistral del divorcio ha probado cuidadosamente, la excepción expresada en este versículo se aplica tanto al nuevo matrimonio como al divorcio mismo ('). De esca manera. Jesús enseña aquf que el nuevo matrimonio tras el divorclo no es pecaminoso en ciertos casos. Los fundamentos correctos para el divorcio son dos y sólo dos. Puesto que el matrimonio es un pacto de compañerísmo, los únicos fundamentos correctos para el divorcio son aquellos que contradicen absolutamente su identidad como tal. Segün la Biblia, s61o la deserción y el adulterio propcrcionan fundamentos para el divorcio, La deserción es la negación absoluta de un pacto de compañerismo. Por tanto, prop?rci¡~na el derecho al divorcio (l Co. 7: 15). El adulterio es la violación absoluta del supremo privilegio y sagrado corazón del pacto matrimonial (Gn, 2:24 ). Por esta razón concede tllmbién el derecho al divorcio a la parte ofendida (Mt. 5:31.32: 19:9). No es necesario ejercer el derecho al divorcio. Puede ser imprudente ejercer tal derecho. Sin embargo, no es pecado para la parte ofendidn ejercer ese derecho. Habiendo tratado dos asuntos no contenidos en este capítulo, podemos proceder ahora a la exposición de su contenido. l. la regla mon6gama del mauimonio (pfo. J) Génesis 2:24; Mateo 19:5,6; l Timotco 3:2 y Tito 1:6 enseñan claramente qucl_a norma divina para el matrimoniocs la monogamia. Ade~ás, Génesis 2:24 y Mateo 19:5,6cnscilan claramente que ésta ha sido la norma del matrimonio desde la creación. Los casos de poligamia entretos santos del Antiguo Testamento, como Abraham, Jacob, David y otros eran violaciones dela ley di vina del matrímonío. Debido a la menor luzdcJa dispensación del Antiguo Testamento, tal poligamia no manif estabael mismo gradode dureza dccorazón como I~ haría hoy. El contra~rtales matrimonios polígamos bajo la luz del Evangelio manifestaría un grado mucho más peligroso de dureza de corazón.
De matrimonio
307
11. Los propósiú)s principales del matrimonio (pfo. 2) Los tres propósitos principales del matrimonio mencionados en el párrafo 2 indican que tener hijos, si bien es uno lle los propósitos del matrimonio, no es el único propósito del matrimonio. El catolicismo romano considera la procreación como el único propósito del matrimonio. Esro es falso, como indican las referencias bíblicas citadas bajo el párrafo 2. m sexo no debe considerarse como un mal necesario dado sólo con el propósito de la procreación. No obstante, la procreación es uno de los propósitos del matrimonio. Separar el sexo y el matrimonio de la procreación reñcja a veces un concepto antibíblico del m,1Lñmo11ÍI) y los hijos (On. l:28; Sal. 127:3-5; 128:3,4). La actitud que los considera como una maldieién está arraigada en el terrible egofsmo de nuestra sociedad moderna. La Confesión refleja claramente el concepto realista del matrimonio que se enseña en la Biblia cuando aflrma que el matrimonio 'fue instituido ... paraevitar la impureza'(1 Co. 7:2-5,9). La sclución divinamente ordenada para las luchas con la lujul'la comunes a hombres y mujeres solteros no es algo como una experiencia espiritual gloriosa y exaltada. A menudo es algo tan sencillo como el matrimonio crisuano. 111.
Los c6ny11ges ucttos para el matrlm1min (pfo~. 3-4)
A, La regla gmerul: la libcrwd
La Biblia no contiene más restricciones en cuanto al matrimonio
lícito que las mencionadas en estos párrafos. Como dice la Confesión, aparte de estas restricciones, · Pueden casarse lícitamente toda clase de personas.' Las personas mayores pueden casarse. Los minusválidos pueden casarse. Las personas de distintos trasfondos raciales pueden casarse. Toda clase de personas pueden casarse. Pero no debemos confundir la cuestión de la libertad con la lle la prudencia. Lo que no es pecaminoso puede ser imprudente ( l Co. 7:25-40). B. Las restricciones especíñcas 1. lt1 restncción cristiatia Es pecaminoso que un cristiano se case con alguien que no sea cristiano (1 Co. 7:39; 2 Co. 6:14). La obediencia a este mandato
308
Exposicié« de la ConfesiónBautistade Fe de 1689
requiere evitar I a tentación de violarlo. La obediencia a este mandato requiere, por tanto, que los solteros cristianos no busquen ese compañerismo con inconversos del sexo opuesto que frecuentemente haseducido a IOI! cristianos acasarse fuera del Señor (Sal. 1:1; Pr. 1:10; 2:20; 13:20; 2 Co. 6:14-18; 2 Ti. 2:22). La obediencia a este mandato también requiere, por tanto, que los solteros cristianos evalúen la profesión cristiana de los solteros del sexo opuesto antes dcenredarscconellos en una relación romántica. 2. La restricciónnatural Nadie puede casarse dentro de los grados de consanguinidad y afinidad prolúbidos en la Palabra de Dios. La afinidad designa una relación pormauimonio y la consanguinidad, una relación de sangre. L~ leyes de la Palabra sobre este tema están contenidas en Levítico 18:6-18. tlstas ensenan que nadie debe casarse con sus parientes de sangre o matnmcuio dentro de un cierto grado. Todo aquel que esté más cercano que un primo hermano está prohibldo. La Biblia no prohíbe el matrimonio con primos hennanos y los má~ alejados. La objeción de que estas leyes forman parce del código mosaico y, portante, ooobligan a los cristianos serespondecon las siguientes consideraciones. No son leyes ceremoniales dadas sólo a Israel. Los gentiles son juig&dos por su violación (Lv. 18:24-30), 81 Nuevo Testemeuto, ademés,considera que tiene u una valide:tcontinua (Mr. 6:18; 1 Co. 5:1).
Todo esto significa que no podemos du por supuesto simplemente que 1 .. , lcyc~ 111os a icas no nos son de aplicación. Además, significa que no sólo son para nosotros los Diez Mandamientos. La regla sobre la que opera el Nuevo Testamento en este asunto es que las leyes del Antiguo Testamento sí nos son de aplicación, a menos que específicamente o en principio sean abolidas. Hay ciertas cuestiones que se suscitan comúnmente acerca de las leyes de afinidad y consanguinidad. ¿Noseca.~aron los Jújos de Adán con sus hennanos y hermanas? ¿No se casó Abraham con su hermana? (Gn. 20:12). La respuesta a estas preguntas es, por supuesto, sí. La dificultad se resuelve si damos por supuesto que los conocidos problemas genéncos relacionados con la violación deestas leyes no surgieron basta después del tiempo de Abraham, y que estas leyes fueron instituidas (al menos parcialmente) en vista de estos problemas genéticos.
26.
De la Iglesia
l. La Iglesia ea1ólicn CJ universal,' que (con res~~.ª la obra interna del
F.
3. Las igle,ias ~s puras bajo el cielo °'Llin •ujetas a la lmp~a Y. al error.' y alsunas han degenerado tanto que han llegado a ser 110 1glcs1a, de Cristo sino sinagogas de Satanás.' Sin embargo, Cristo sicmp~ ha tenido y siempre tendrá un reino en e~te mundo, basta el fin del nusmo, compuesto de aquellos que creen en Él y profesan su nombre.' 1. 1 Co. 1:11; 5:1; 6:6; 11:17-19; 3 Jn. 9,10; Ap. 2 y 3 2. Ap. 2:5con 1:20; 1 Ti.3:14,IS;Ap.18:2 3. ML 16:18; 24:14; 28:20; Mr. 4:30-32; Sal. 72:16-18; 102:28; Is. 9:6,7; Ap. 12: t7; 20:7-9
4. La Cabw.ade la iglesia es el Señor Jesucristo, en quien. por el designio del Padre, todo el poder requerido para el llamamiento, el establecimiento,
Exposicion de la Confesión Bautista de Fe de 1689
310
el orden o el gobierno de la Iglesia, e.stá suprema y soberanamente
'?vestido.' No puede el papa de Romaser cabezade ella en ningún sentido, sino que él es aquel Anu~rmo, aquel hombre de pecado e hijo de perdición, que~ensalza en la Iglesia contra Cristo y contra todo lo que se llama Dios, a quien el Señor destruirá con el resplandor de su venida.' l. Col. 1: 18; Ef. 4: 11-16; 1:20-23; 5:23-32; 1 Co. 12:27,28; Jn. 17: 1-'.l;
Mt. 28:18-20; Hch. 5:31; fo. 10:14-16
2. 2 Ts. 2:l-9
5. En el ejercíclo de esce poder que le ha sido coofím.k>, el Scnor Jesús. a través del ministerio de su Palabra y por su flspíriru, llama a sr mismo del mundo a aquellos que lo lmu sido dados por su Padre' para que anden delante de íll en todos los caminos de la obediencia que El lee prescribe en su l'al~bra.' A los asl. lhu,~•d<>s, (\! Je; ordena andar juntos en congrel)ac!one• concretas, o iglesias, paru su edificación mutua y la debida observancia del culto público, que Él req111ere de ellos en el niundo.' l. Jn. 10:16.23; 12:32; 17:2: Hcn. 5:31,32
2. Mt. 28:20
3. Mt. 18:15·20; Hch. 14:21·23; Tit. l:S; ! Ti. 1:3; 3:)4-IG; 3:17-22 6. Los n.ii~mbros d~ !stns igle•i11;• son ~untos por su llamamiento, y en una ferrna visible manifiestan y evidencian (por su profesión de Fe y su conducta) su obediencia al llam•mlento de Cristo;' y volunwinment.e n~erdnn nndnr Juntos, conforme al designio de Cristo, dándose a sr nu~mos al Señor y muurameme. por la voluncad de Dios. profesando su¡ec,ón a los preceptos del cvangclio.? l. Mt. 28:18-20; Hch. 14:22.23: Ro. 1:7; 1 Co. l:2con los vv. 13-17; 1 Ts. l: 1 con los vv, 2· I O; Hch. 2:37 42; 4:4; 5: 13, 14 2. Heh.2:41,42;5:13.14;2Co.9:l3 7. A cada una cleei:.t.1.,igle.c.ia,; a~í reunidas, el Señor, conforme a su mente dccl:"3da en 5~ Palabra, h~ dado codo el poder y autoridad en cualquier sentido necesru:u)~ para realizar ese orden en la adoración y en la disciplina que ÚI ha lnsu~ud~ _rara q~e Jo guarden: jun\amcnlc con mandmos y reglas para el ejerciere propio y conecto y In ejecución del mencionado poder.'
l. Mt. 18: 17-20; 1 Co. 5:4,5.13; 2 Co. 2:6-8
8. Una iglesia local. reunida y completamente organizada de acuerdo a la ,~ente de Cristo. está compuesta por oficiales y ; y los oficiales designados por Cristo para ser escogidos y apartados por la iglesia (así llamada y reunida), para la particular istración de las ordenanzas y el ejercicio del poder o el deber, que Él les confía o al que les llama, para
3J I
De la Iglesia
que continúen hasta el fin del mundo, son los obispos o ancianos, y los diáconos.' l. Fil. 1:1; 1 Ti. J:1-13; Hch. 20:17,28; Tit. 1:5-7; 1 P. 5:2
9. La manera designada por Cristo para el llamamiento de cualquier persona que ha sido cualificada y dotada por el Espíritu Santo' parael olido de obispo o anciano en una Jgle.sia, e, que sea escogido para el
mismo por común sufragio de lrt iglc.~ia m.isma.1y solemnemente apartado mediante ayuno y oración con la irnposición de manosde los ancianosde la igleshl. sl es que hay algunos consiíruidos anteriormente en ella;' y para un diácono, que sea escogido por el mismo sufrnsio y apartado mediante oración y la mivrna imposición de manos.' l. [!f.4:ll;lTi.3:1-13 2. Hch. 6:1-7; 14:23 con ML. 18:17-20: 1 S:1-13 3. 1 Ti. 4;14; 5:22
ce.
4. Hch. 6:1·7
LO.Siendo la obra de 101 pastores atender constantemente al servicio de Cristo, en sus Iglesia•. en el ministerio de lo Polnbra y la orució1~. velando por su• almas, como aquellos que han de dar cuenta a ti!.' es In responsabil ldad de las igleslas a las que ello• minis1tan darles no solamente todo el respeto debido, sino compartir tambitn con ellos todns sus cosas buenas. se¡>,ún sus posibilidades.' de manera que lenxnn una provisión adecuada, sin que tengan que enredarse en activic:ID.dcs seculares.' y puedan también practicar la hospilalidnd hacia los demás.• e.,.11, lo requiere la ley de la naturaleza y el mandare expreso de nuestro Senor Jesús, quien M ordenado que los que predican el evangelio viv~n del evangelio.' l. Hcb. 6:4; l Ti. 3:2; S:17; He. 13:17 2. 1 Ti. 5:17,lij; l Co. 9:14; os, 6:6,7 3. 2 TI. 2:4
4. 1 Ti. 3:2 5. 1
ce. 9:6-14;
1 Ti. 5: 18
11. Aunquesea la responsabilidadde los obispos o pastores de las iglesias.
segün su oficio, estar constantemente dedicados a la predicación de la Palabra, sin embargo la obra de predicar la Palabra no está tan particularmente limitada a dios, sino que otros tam!>ién dotados y cualificados por el Espíritu Santo para ello y aprobados y llamados por la iglesia, pueden y deben desempeñarla.' l. Hch. 8:5: 11:19-21: 1 P. 4:10.11
12. Todos los creyentes estáu obligados a unirse a iglesia, locales cuando y donde tengan la oportunidad de hacerlo. Asimismo codos aquellos que
312
Ex¡,osición de la Confesión Ba..tista de Fe de 1689
son itidos a los privilegios de una iglesia también están sujetos a la disciplina y el gobierno de la misma iglesia, conforme a la norma de Cristo.1 l. 1 Ts. 5:14; 2 Ts. 3:6,14,15; 1 Co. 5:9-13; He. 13:17
13. Ningún miembro de iglesia, sobre la base de alguna ofensa recibida, habiendo cumplido el deber requerido de él hacia la persona que le ha ofendido, debe penurbar el orden de la iglesia, o ausentarse de las reuniones de la iglesia o de la istración de ninguna de las ordenanzas sobre la base de tal ofensa de cualquier otro miembro, sino que debe esperar en Cristo mientras prosigan las actuaciones de la iglesia.' l. Mt 18: 15-17; Ef. 4:2,3; Col. 3: 12-15; 1 Jn. 2:7-11, 18,19; Ef. 4:2,3; Mt. 2ij:20
14. Puesto que: cada i~lesiú~ y todos sus ,están ubligat.los a orar continuamente por el bien y la prosperidad de codas las iglesias de Crlsco en todos los lugares, y en 100118 las ocasiones ayudar • cada UM dentro de los límites de sus áreas y voeecíones, en el ejercicio de sus dones y
virtudes,' a.si las iglesias, cuando estén establecidas por I• providencia de Din., de mnnem que puedan gn7.arde la npmtunidad y el henefícindeelln.' deben tener comunión entre sí, para su pu. crecimiento en amor y edificación mutua.' l. Jn. 13:34,35; 17:11,21·23; Bf. 4: 11·16; 6: 18; Sal. 122:6; Ro. 16: 1·3; .3 In. 8·10 con 2 Jn. 5· 11; Ro. 1 S:26; 2 ce. 8:1-4, 16·24; 9:12-15; Col: 2:1 con 1:3,4.7 y 4:7,12 2. Gá. 1:2,22; Col. 4: 16; A¡,. 1:4; Ro. 16:1,2; 3 Jn. 8-IO 3. 1 JI!. 4: 1-3 con 2 y 3 Juan; Ro. 16: 1-3; 2 Co. 9: 12-15; Jos. 22
15. En casos de dificultades o diforencías respecto a la doctrina o el gobierno de la iglesia, en que bien lns iglesias en general o bien una sola iglc:1ia están concernidas en su paz, unióo y edificación; o uno o varios de una iglesia r.on dañados por procedimientos disciplinarios.
Bo.rquejodel capftuw Pfos. 1-4 1-2
1 2
A. Su identidad l. Como invisible
3
B. Su perpetuidad
4
C. Su autoridad
l. Su aparente improhahilídad 2. Su certeza real
t.
La verdadera cabeza de la Iglesia, el Cristo
2. Lo falsa cabeza de la lglesii,, el Anticristo 5-15
D. La
s
A. Su mandato originario l. El fundamento del rnaodato 2. Lo sustancia del mandato
lgl~ia local
O. Su lista de definida 1. Evangélica 2. Voluntaria 3. actada 7
C. Su poder autoritativo l. Susreceptores definidos 2. Su completa suficiencia 3. Su origen reiterado 4. Su propósito específico S. Su ejecución regulada
S-13
D. Su gobierno designado J. La identidad de su gobierno 2. La designación de su gobierno 3. La piedra angular de su gobierno; el ministerio de la Palabra
través de sus representantes para considerar y dar su consejo sobre los
,
l. L11 lglesia universal (pfos. 1-4)
2. Comovisihle
que no sean de acuerdo a la verdad y III orden, es conforme a la menee de Cristo que muchas iglesias que tengan comunión catre si. se reúnan a asunloN en t.lisputa, p1:1n1. informar a todas las iglesias concernidas.' Sin embargo, a los repre~cntantcs congregados no se les entrega ningún poder eclesiástico propiamente dicho ni jurisdicción sobre W iglesias mismas para ejercer disciplina sobre coalqoíera de ellas o sus . o para imponer sus decisiones sobre ellas o sus oficiales.! l. Gil. 2:2; Pr. 3::1-7; 12:15; 13:10 2. 1 ce, 7:2.5,36,4<~ 2 Ca. 1:24; 1 Ju. 4;1
313
De la Jgltsia
8 9
10-11
314
10
l1 12-13 12 13
14-15 l4(a) l4(b)
14(c) 15
&po.ricinn dé la Confesi6n Bautista de F, dt 1689
El ministerio oficial dela Palabra por parte de los pastores Sus grandes responsabilidades Su honor adecuado El ministerio auxiliar de la Palabra por parte de otros 4. El alcance de su gobierno Alcanza a todos sus Alcanza a todos sus problemas La situacién contemplada La prohibición formulada La instrucción requerida E. Sug relaciones fraternales: la comunión de iglesias loc11lcs l. Su j ustificacién divina 2. Sus limitaciones providenciales 3. Sus beneficios espirituales 4. Su ventaja especial: asambleas consultivas Sus posibles razones Su base bíblica Sus fütúu,ciuoes estrictas
El capitulo 26de la Confesión de 1689 es uno de los capítulos en que ésll• difiere rnés abiertamente de la Confesión de Fe de Wcsrm.insrer. El capüulo titulado 'Oc la Iglesiu' en la Confesión de Pe de W~Lmioster tiene seis párrafos. mientras que la Confesi6n cié 1689 tiene quince. La doctrina de la l'glcsin separa a los puritanos bautistas de los puritanos presbiterianos. Los bautistas, sin embargo, no eran los únicos que difirieron de I a Confesión de Fe de Wcsuni nster sobre esta cuestión. Muchos de los párrafos en este capítulo se derivan de declaraciones parecidas en una plataforma de política eclesiástica publicada con la Declaración de Fe de Saboya por los puritanos congregacionalistas en 1658. Las ideas que se hallan en este capítulo no son, pues, exclusivamente de los bautistas, sino ideas propugnadas por tales puritanos congregacionalistas como Thomas Goodwin.John Owen, John Couon y Jonathan Edwards, Sólo la idea de colocarlas en la Confesión es peculiar a los bautistas. Este capítulo está dividido en dos secciones claras. Los. párrafos
De la Iglesia
315
1-4 tratan de la Iglesia universal, mientras que lo~ párrafos 5-15 tratan de la iglesia local. Esia división está indicada no sólo por los énfasis respectivos de las
J. La /¡¡kriu universal como invisible (pfo. 1) este párrafo. El término 'católico' significa simplemente universal. Cuando hablamos de la Iglesia Hay tres palabras clave en
católica, queremos decir la Iglesia universal y no la Iglesia romana que se llama a sí misma universal u catélica. El término 'invisible' puede ser muy fácilmente malentendidv de la manera en que se usa aquí. Nó1ese que esuí muy cuidadosamente matizado por la Confesión: 'que puede llamarse invisible'. El témúno 'etcgidos' esla tercera palabra clave. La Iglesia universal como invisible 'se compone del número compíeto de los elegidos lJUC han sido, son y serán reunidos en uno buj(l Cristo'. Este párrafo. por medio de estas palabras clave, enseña al menos tres cosas. En primer lugar, existe una iglesia universal. En segundo lugar, la Iglesia universal se compone de lodos los elegidos. En tercer lugar, como tal, esta Iglesia universal es invisible. ¡,Enseña la Biblia que existe una fglesia universal? El Nuevo Testarnento utiliza la palabra 'iglesia' 115 veces. La mayoría de las veces en que aparece. no se refiere, de hecho, a la Tglesia universal, sino a una iglesiaoiglesias locales(2Co. 8:23,24; Gá. l :2).ElNuevo Testamento habla realmente de una Iglesia uni versal (Mt. l 6: 18; l Cu. 1.2:28; Ef. 1:22; 4:11-15; 5:23-25,27,29,32; Col. 1:18,24; He. 12:23). Tales pasajesrefutanel landmarquismo y su negación <Je una Iglesia universal.
316
E:.tposici6n de. la Confesión Bautista de Fe de 16119
¡,Enseña la Biblia que esta Iglesia universal se compone de todos los elegidos? Aquí hay una distinción crucial. La Iglesia es la expresión final, organizada y terrenal del pueblo de Dios. Debemos distinguir entre la Iglesia como institución y la Iglesia como pueblo de Dios. Tal distinción nos capacita para hacer justicia a porciones del Nuevo Testamento que son frecuentemente malentendidas. Huhoun sentido muy importante en que la Iglesia comenzó como una institución y un organismo en la complejidad de acontecimientos que rodearon el primer advenimiento de Cristo. Hubo un sentido en que, históricamente, la Iglesia comenzó en los acontecimientos del ministerio terrenal, muerte y resurrección de Cristo y el derramamiento del t:spíritu Santo. Los apóstoles de Cristo son el fundamento hist6riCt'l sobre el que Cristo está ahora cdi ficando su Iglesia (Mt. 16: 18; Ef. 2:20; He. 2:20; He. 12: 1 R-24). Al tiempo futuro en la afirmncién de Cristo: • 8dilicuré mi iglesia', se le puede, portanto.dar su fuerza natural. Aunqucfsraclcraun lipodela Iglesia (Ro. 2:28,29; 1 Co. 10: 18; Gá. 6: 16; Fil. 3:3) y aunque la Igtesta es el nuevo Israel de Dios y el cumplimieuro de la profecía (Hch. 2: l6; 15:14-18; 1 Co.10:J l;Gá.6:16;.Bf. 2:12-1!1; He. 8:7-13),escierto que la Iglesia, como institución y organismo no ex is tia en el Antiguo Testamento. Estas verdades contradicen la tendencia de algunos esfuerzos de la teología del pacto para allanar la diferencia entre la iglesia e Israel en interés del paidobuutísmo, Por otra parte, la Iglesia es la expresión terrenal culminante del pueblo de Dios. Así, se usa frecuentemente un lenguaje que equipara a la Iglesia con todos los que están unidos a Cristo. La iglesia es el cuerpo y la esposa de Cristo (Ef. 1:22; 4:l 1·16; 5:23-27,29,32; Col. 1 :18,24). Además, la esposa de Cristo se compone en el último dfa de los salvos de todas las épocas (Ef. 5:27; Ap. 21 :9-14; nótese también ML 8: 11,12; Jn. 10: 14-17; He. 11 :39,40). Así, la Iglesia se compondrá un día de todos los redimidos. Como pueblo de Dios, la Iglesia no se compone 'de todo el número de los elegidos'. Estas consideraciones refutan el dispensacionalísmo con su distinción Iglesia/Israel y su negación deque los santos del Antiguo T estamento sean parte de la Iglesia. ¿Enseña la Biblia que esta Iglesia universal es invisible? Si utilizamos el término, debemos, al igual que la Con fcsión, utilizarlo con mucho cuidado. porque no existe una Iglesia invisibledistintadc la Iglesia visible. En otras palabras, la Iglesia universal C.\! siempre una institución visible y organizada. John Murray dice: 'No hay
317
De la Iglesia
evidencia para la noción de la "Iglesia" como una entidad invisible distinta de la Iglesia visible' ('). La iglesia universal es siempre visible, aun si no es perfecta o completamente visible. La Iglesia universal mencionada en Efesios es visible (Ef. 1 :22; 3: 10,21;4:4,l l.13; cf, 1 Co, 12:28). La Iglesia universal podía ser perseguida y, paraello, teníaqueservisible(Hch. 8: 1,3; 9: 2,3 l;cf. Gá. l: 13; Fil. 3:6). Nadie puede profesar con credlbilidad ser miembro de la Iglesia visible mientras desprecia el registro de y la comunión de la Iglesia visible. ¿Enqu6scntido, pues.es In Iglesia 'invisible' 7 E., invisible porque no puede ver directamente la obra del Espíritu que une una persona a Cristo. 8,¡ invisible porque no podemos juzgar perfectamente la verdad de la gracia de otra persona. B.s invisible porque la Iglesia como un todo no es aún una real ido.d terrenal perfecta. Las iglesias visibles son sólo manifestaciones imperfectas y parciales de lo misma (').
! •.
2. La Jg/t.via universal como visible (pjo. 2) La lglesia universal no es simple o completamente invisible. BI pánafo 2 ensena que es visible. Afirma dos COSD$ acerca de esta Iglesia visible universal.3 La identidad de la Iglesia vislbl~ se
(lcscrib<: como sólo aquellos que profesan creer el Evangelio y obedecen a Cristo y que no contradicen esta profesión sosteniendo errores fundamentales o practicando la impiedad (1 Co. 1 :2; Ro. 1:7,8: Hch.11:26; ML 16:18; 28:15-20; l Co. 5:J.-9). La relación de la lglesia visible y universal con las iglesias locales es que sólo los santos visíbíes debenser micmbrosde les iglesias locales(Mt. 18: 15· 20; Hch, 2:37-42;4:4; 1 Co. 5:1-9). Si bien la Iglesia universal noes perfecta ocompletameute visible, es prácticamente visible. No existe un verdadero cristiano que no confiese el nombre de Cristo y le obedezca externamente. Cualquier profesión de fe, por entusiasta que sea, es contradicha por la impenitencia en cualquier herejía o senda de impiedad, B. Su perpetuidad (pfo. 3)
La perpetuidadde la Iglesia visihle y universal es introducida por una referencia a ciertas realidades que parecerían hacer tal perpetuidad inverosímil o dudosa. P.sas realidades son que las iglesias locales pueden pecar (1 Co. 1:11: 5:1; 6:6; 11:17-19; 3 Jn. 9,10) y aun
318
Exposicionde la Confesión Bausista de f/e de 1689
apostatar (Ap. 2:5; cf. 1:20; 1 Ti. 3:14,15). No debemos seguir ciegamente los ejemplos de cualquier iglesia o de sus dirigentes. Debemos estar cuidadosamente alerta contra cualquier pecado o apostasía colectivos. Si amas a ru iglesia, ora por tu iglesia, está alerta contra el pecado y exhorta a los que eslán en pecado. A pesar de tales realidades que pueden ocurrir a iglesias locales concretas, la Iglesia universal slempreconunuara visiblemente(Mt. 16:18; 24:14; 28:20; Mr. 4:30-32; Sal. 72:16-18; Is. 9:6,7). Tanto las Escrituras como la Confesión cstñn hablando de la indestructibllídad de la Igles ia visible y universal. 'Cristo siempreha tenido y siempre tendrá un reino ... compuesto de aquellos que ... profesan su nombre'. No necesitamos temer que el nombre y la Iglesia
C. Su autoridad (pfo. 4) Lo que quiere decir el párrafo 4 es que el Señor Jesús es la cabeza o autoridad de In Iglesia universal.Secundariamence,se deduce de esto que el papa de Roma no es en sentido alguno la cabeza de la Iglesia. Véase el bosquejo . .Muchos de los que se aferran flrmementea la Confesiónde 1689 dudandel valor desu dogmatismo referente a que el papa sea el anticristo. El autor se halla entre éstos, Esta es una de las añrmacloncsque serían justamente omitidas en una revisión de la Confesión. Tal omisión, sin embargo, debe hacerse no por un debilitamiento de nuestras convicciones acerca del estado de apostasía de la Iglesia de Roma o del carácter herético de las pretensiones del papa. sino por la convicción exegética de que ta afirmación de la Confesiones falsa o no tiene una hase adecuadar'). Se afirmarepetidamenrequeCristoes la cabeza de la Iglesia (Col. l:lS;Ef.4:11-16; l:20-23;5:23-32; 1 Co.12:27,28;Jn. 17:1-3;.Mt. 28:18-20; Hch. 5:31; Jo. 10:14-16). Alguien podría decir, sin
De la Iglesia
319
embargo: 'Todo e,~LO suena muy bien, pero ;,cómo funciona en la práctica'! Cristo está en el cielo, no en la Tierra Ninguna persona viva en la Tierra ha hablado literalmente con Él durante casi veinte siglos, ¡,Qué puede significar realmente esa jefatura? ¿Cómo se ejerce?' La respuesta a esta pregunta es realmente muy sencilla. Cristo ejerce su jefatura mediante los representantes en la Tierra designados por Él. El Espíritu Santo es el Vicario de Cristo. t:I ha sido enviado para continuar y llevar a cabo la obra de Cristo (Jn. 14:16-18.26; 15:26,27; 16:7-13: Hch. 16:6-10; 2 Co. :1:17, 18). Su apóstoles son 'supervisores universales' de la Iglesia y, mediante su testimonio, su fundamento (.Mt.. 16:16-IR; Ef. 2:19-22: Hch. 1 :20-26; Ap. 21:14). Así, In obra del Cristo ascendido se continúa mediante su 'testimonio' (Hch.S:31,32). Estos 'testigos' gobiernan aún la Iglesia de Cristo mediante sus testigosescriturados (el Nuevo Testamento). El Espíritu está presente para aplicar esa palabra hasta el fin de los siglos. Los apóstoles, los supervisores universales de la Iglesia, oo se contentaron con tener grupos locales de creyentes sin definición o I iderazgo. Ac1uí tenían, ele nuevo, la mente de Cristoque estabadando dones a la Iglesia. De ahl, la designación de supervisores locales en las iglesias individuales(Ef.4: 11; Hch. 14:23; 13:1; 20:28; 1 P. 5: !; Tít. 1 :5·9). Bscos líderes, que son llamados de varias nuwera& ancianos, supervisores o maestros, ejercen sólo una auLoridndlooul y falible en la iglesia parlicularenqueseeocucntran. En esas iglesias, sin embargo, s( ejercen la autoridad de Cristo y gobiernan su Iglesia, Si lo que hemos dichu acerca de la jefatura de Cristo y sus representantesterrenales es cieno, entonces las pretensionesdel papa son falsas y asimismo lo son las pretensiones de cualquierpersona o personas que pretendan tener autorid~c.l sobre todas o aun so~re muchas iglesias locales, El verdadero Vicariode'CnstoesclEsplntu Santo, no el papa. El papa no posee los requisitos para ser upóstol. La única sucesión apostólica genuina es la que se halla presente en los escritos del Nuevo Testamento. Los únicos representantes terrenales de la autoridadde Cristo son los supervisores locales, EsLa autoridad es estrictamente local, mientras que el papa pretende erróneamente tener una autoridad universal.
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Exposición de fu Confesión Bauiista de. Fe d« 1689
11. la igksÍil loca!
La Confesión, habiendo examinado la lglesia universal en los párrafos 1-4 y habiendo concluido ese examen mediante la afirmación de que Cristo es su cabeza viviente, viene ahora en el párrafo 5 a aplicar esto a la expresión panicular e individual de la Iglesia universal, la iglesia local. Habiendo acabado de hablar de cómo en Cristo, como cabeza de la Iglesia, 'está investida' 'toda autoridad para el llamado, el establecimiento, el orden y la gobernación de la Iglesia', la Confesión muestra ahora cómo Cristo ejerce ese poder en el origen de las ígleslas locales. A. Su mandato orig,inano (pfo. S)
Este párrafo enseña que la iglesiu local se origina en Jesucristo, su cabeza viviente y poderosa. Jesucristo origina la Iglesia mediante su poder salvador y su mandato auroriuuvo. Su T,111\lcr salvador es el fundamento de ese mandato. I. tafa11da111e1110 del manduto !ll primer paso en el origen de cualquier igl~ia local es que Cris10, de manera poderusa y eflcuz, trae a los hombres a si mismo llamándolos a través de su Palabra y Esplriru. l':ste llamamiento eficaz tiene lugar mediante la Palabra. por el poder del Espíritu y según el modelo del propositoeiccdvo de Olos ün. 10:16,27: 17:32; 17 :2; Hch. 5 :31,32; véase el capüulo 1 O). El llamado a la salvación nos llega en el contexto y marco de la Gran Comisión (Mt. 28: 18-20). Su meta, expresada en el versículo 20 de ese pasaje, que los así llamados deben ser ensenados a observar todo lo que Él mand6 a los apésurles. Nótese la alusión a la Gran Comisión en la Confes.ióo. 2. La sus101,cia del mandato El mandato de Cristo a su pueblo de andar juntos en iglesias particulares es más que simplemente otro de sus preceptos. Este precepto crea la estructura o contexto en que la Gran Comisión (especialmente la tercera parte aludida en la Confesión) se lleva a cabo. Jesús desea que sus discípulos sean enseñados a observar todo lo que El mandó. ¿Cómo se legrará esto? Mediante la creación de iglesias locales, con ancianos-maestros locales. Jesús manda tales iglesias en Mateo 18: 15-20. Si Jesús manda que las ofensas se U e ven
De lo Iglesia
321
a la iglesia y manda que la iglesia reprenda tates ofensas y, en última instancia, excluya a los impenitentes, entonces necesariamente manda la existencia de tales iglesias locales. RI propósito expreso de la iglesia en este pasaje es enseñar a un miembro errado uno de los mandatos de Cristo llamándole al arrepentimiento y, si es necesario, mediante su acción disciplinaria. Jesús da también un manda lo a tales iglesias locales mediante el ejemplo de sus apóstoles. El apóstol Pablo, representante personal de Cristo, cumplió la Gran Comisión en todas partes adonde fue formando ígtcsias locales y designando ancianos-maestros locales en dichas iglesias. Se pueden mencionar tres ejemplos instructivos de esto. En Listra, Iconio y Antioquía de Pisidia, Pablo fundó personalmente tales iglesias y designó tales maestros locales (Hch. 14 :21-23). En lus ciudades de Creta, Pablo, una vez más, estableció tales iglesias, pero parte de su o,·ganiuición se dejó a cargo de su representante, Tito (Tít. 1 :S). En Éfeso hubo de nuevo una combinacién de la actividad original de Pablo y, después, censolldacién a través de $US representantes apostólicos (l Ti. l :3; 3:14-16; 5:1?-22). ¿ Quiénes eran estos nnciunos? Erun macsuos oficiales designados para continuur la obra, especialmente la de la tercera parte de la Gran Comisión, mientras que Pablo se trasladaba a nuevos campos (l Ti. 3:2: 5:17; Tit. 1:9· u. Ef. 4: 11-13). El ministerio cerurul orientado hacia el hombre de la iglcAia local es la edificación de los creyentes en su obediencia a lodos los mandatos de Cristo. Ordinaria y normativarnente, enseñar a los discípulos de Cristo que observen todos sus mandatos demanda la existencia de ancianos-maestros oficialmente reconocidos en la iglesia local. La iglesia puede estar, pero no estar bien, sin tales pastores-maestros. Se dice con frecuencia que míentrns que una iglesia puede esta fuerte en la enseñanza de la Palabra de Dios al pueblo de Dios, otras iglesias pueden estar fuertes en música, compañerismo, preocupaciones sociales o cvangclismo. Tal razonamiento es falso. La enseñanza de la Palabra es una función orientada hacia el hombre esencial y central de toda iglesia (1 Ti. 3:15).
La necesidad de establecer iglesias como una parte esencial e integral del cumplimiento de la Gran Comisión es también subrayada por lo anterior. Se arguye a menudo, por una u otra razón, que la Iglesia no puede cumplir la Gran Comisión. De hecho, sólo la Iglesia
Esposicián de la Confe.,iónBautista de Fe de }689
322
puede cumplir la Gran Comisión, porque la Comisión da por supuesto y demanda la creación de iglesias locales. B. Su lista de definida (pfo, 6)
De todo lo que se a.caha de decir, se desprende una conclusi6n inmediata. Los de iglesias Iocalcs deben ser discípulos de Cristo que están unidos a esas igtcsias mediante el bautismo (Mt. 28:18-20;
Hch. 14:22,23; l Co. 1:2,13·17;
2:37-42; 4:4;
5: 13,14).
1 T.~. 1:1.2·10; Hch,
El discipulado, el bautismo y ser miembro de una iglesia están ínti,munenterelacionados en la Gran Comisión. El discipulado, por tanto, demanda el bautismo.ser miembro de una iglesia y la sumisión a los ancianos-meesrros de In iglesia. Ser miembro de uno iglesia presupone y demnnda un discipulado que se rnanificsta en obediencia al Señor: obediencia manifestada específicamente en los actos de bautismo y sumisi.S,1 a la Palabra en el 111i11isterio de enseñanza de la Iglesia. El bautismo no ha de divorciarse del discipulado y del ser miembro de iglesia. Una implicación udicional de todo esto es que lo~ 1fücípulo! bauüzados que dejan una igleijia por otIH no deben ser ni .dc~o esperar ser tceibidos crédula y auw,ná1ic11111cnlc por otra 1¡¡lcsu1 local. Deben proporcionar volun1ariamente a esa iglesia y a sus ancianos la prueba de su discipulado relatando verbalmente .1u experiencia de Cristo, cartas de cecomendación de su iglesia anterior y su manifiesta buenaconducta y sumisión al Señor y su Iglesia (Hch. 9:26-30; Jud. 4; Ap. 2:2.14.15) ('). C. Su poder autoritativo (11fo. 7) Está claro que el tema del párrafo 7 es el poder y la autoridad que posee la iglesia local. ":' tratar este párrafo, debet~o~ exammll:" en primer lugar la descripción de este poder en la Confesión. Los cinco puntos de esta descripción se describen en el bosquejo. La evidencia bíblica para esta descripción puede hallarse en dos pasajes que mencionan explícitamente o apoyan cada uno de los puntos de la Confesión en cuanto a este poder dado a la iglesia local (.Mt. 18: 15· 20; 1 Co. 5:1-13, especialmente los vv, 4,5). En estos pasajes, el receptor definido de este poder es la iglesia local. Aun la iglesia local en Corinto, con todos sus problemas, posee este poder. Su completa
De la Iglesia
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suficiencia es indicada por la mención de las llaves del reino en Mateo 18: 18,19. En I Corintios 5, se indica esta suficiencia mediante la afirmación deque en su asarnbleaestaba presente el poder el Señor Jesús (v. 4) y mediante el mandato de expulsar al inicuo en los versículos 7 y 13. El origen de este poder es, claramente, Cristo rrúsmo(ML 18:20; l Co.5:3-5). El propósitoespecrticodeestepodcr incluye aun la excomunión de un miembro de la iglesia (Mt. 18:17; 1 Co. 5:7,1'.\), pero también Mateo 18:20 indica la adoración. La regulación de su ejecución es indicada claramente por las detalladas rcglllsdndascn Mateo 18: 15-17 y nCorintios5:4,l l, con 2Corintios 2:ó-8. F.n las cartas a las siete iglesias de Asia en Apocalipsis 2 y J, el tema de la disciplina de iglesia es enfatizado repetidamente por Cristo, pero cada lglc~ia es hecha responsable exclusivamente por sus propios y su disciplina. Cristo nunca aflrma, da por supuesto o implica que las otras iglesias ejerzan la disciplina de iglesia interviniendo en los asuntos de otra iglesia. A las otras iglesias, por ejemplo, no se las hace responsable o se les dice que acnlcn para la disciplina de Laodicca ('). Los presbíterienos objetaJ\ a tal independencia para cada congregación local bajo Cristo sobre muchas bases diferentes. El pasaje clave y clásico, sin emhargo. sobre el que basan sus argumentos C$ Hechos 15 (º). Esencialmente, el W'g11.men10 presbiteriano se apoya en dos puntos. En primer lugar, la congregación en Jerusalén '
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Exposicíon de la Confesión Bautista dé Fe de 1689
singular en la historia redentorasin paralelo en ninguna otra iglesia. Por tanto, no puede, y sus ancianos no pueden,ser ejemplo para otras iglesias posteriores e inferiores. 1. Era la iglesia en que habitaban los doce apóstoles. Su influencia y presencia darían a sus declaraciones oficiales una gran autoridad. 2. Fue la primera iglesia madre del cristianismo. 3. Sus dirigentes (aun sin contar a los Doce) eran los disdpulvs y seguidores originales de Cristo. Ancianos corno Santiago. el medio hermano de nuestro Señor, aunque no entre los doce apóstoles originales. ejercfan, sin embargo. una autoridad que sólo puede llamarse apostólica (Gil. 2:9: 1 Co. 15:7). IMste toda razón para pensar. por canto. que la iglesia de Jerusalén ejercía 11n11 a111.orirlad singular en la Iglesia de Cristo. Un precedente para ial autoridad no sería difícil de encontrar. Su lider3zgo, 1)11i7.~ incluyendo muchos de los Setenta enviados por Cristo (Le. 10:i,17). se convertirían pronm en una especie de Sanedrln cristiano. FJcrcfa una autoridad, por todas las razones expresadas nntr.riormc111e, similar a la autoridad del Sllncdrínjudlo (el concilio de los setenta ancianos de Israel) sobre las sinagogas judías en todos los lugares. V rufas lecciones prácticas son subrayadas por todo esto: la gran autoridad de la verdadera iglesia local y e.l pri vilcgio solemne de ser un miembro de la misma y estar hajo su autoridad; la solemne responsabilidad de l:, iglesia local etc no ahusar de su pocer: Ju gloriosa libertad de 1:1 verdadera íglesia local (no existe una autoridad religiosa mayor instituldaentJ-elos hombres); el origen vital del poder de la iglesia local: la presencia especial ele Cristo. D. Su gobierno dl-signado(pío-<;. 8-13) J. la identidad de srt gobierno (pfo. 8)
El tema de este párrafo es que Cristo ha designado sólo dos oficios continuos en la iglesia local: ancianos y diáconos. Se podría decir mucho más, pero las principalespruebas decsto son éstas. En primer lugar. sólo se mencionan estos dos ollcios en los pasajes clásicos del Nuevo Testarncntosobre los oficios continuos dela iglesia local (Fil. i :J; 1 Ti. 3: 1-13). Lo que se implicaes queno habíactros otlcios. En segundo lugar. el oficio de anciano o presbítero, supervisor u obispo y pastor son uno y el mismo (l-lch. 20:17,28; TiL 1 :5-7; 1 P. 5:2; l Ti. 3:2; Ef, 4: l 1). Es común en la actualidad trazar una distinción
De 14 Iglesia
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entre pastores y ancianos. En Hechos 20:17,28 y I Pedro 5:2, a los ancianos se les manda apacentaro pastorear la iglesia. En I Ti moteo 3:2 se requiere que todos los ancianos puedan en sellar. Los pastoresmaestros de Efesios 4: 1 l son simplemente ancianos. . No hay tres oficios en la iglesia: ministro o pastor, anciano y diácono. Hay sólo dos oficios: supervisor-anciano-pastory diácono. l .os pastores y los ancianos son lo mismo. La enseñanza bíbtlca no rtcborfa ser sutilmente minada por una terrninclogía como pastor mayor o pastor asistente. La norma es una pluralidad de ancianos en cada iglesia local. Esta es la clara implicación tanto de la Bibliu corno de la Contesión. No existe ningún caso de una iglesia ncotcstamentaria con un solo anciano. Universalmente, se menciona una pluralidad de ancianos (Hch. l4:23: 20:17; Fil. 1:1; 1 Ts. 5:12; Tít. 1:5: He. 13:17; Stg. 5:14).
Debe adnuursc que la posición que aquí se afirma tocante a la equivalencia de los términos 'pastor: y 'anciano' no se afirma inequívocamente en la Confesión. Hay. ciertamente, afirmaciones que sí parecen equiparar a los pastores, ancianos y obispos. En el párrafo 8, la Confesión habla de 'obispos o anciunos' como uno de los dos oficios continuos en la iglesia. E$ta equiparucién del 'oficio deobispooai:icinno: se afüma.de nuevo en el párrafo9. Enel párrafo 11, cRta equ,parac,ón de obispos y ancianos parece extenderse claramente a los pastores cuando la Confesión habla de 'los ancianos o los pastores de ías iglesias'. Para serperfectamentejustos con la evidcncia, sin embargo, debe tenerse en cuenta el hecho de que en el párrafo I O. donde se trata el sostcntmientoeconémico de los ancianos, el térnunoque se utiliza es 'pastores'. Además, este pñrrafono ali.rmaen ningunapune que esos an.ci~nos-pastorcs que han de ser sostenidos primera y principalmente son los que 'trabajan en predicar y enseñar'. La ii:i1p_licaci60 de esto ~arecería ser que todos los pastores (aquí distinguidosde los ancianos) deberían ser sostenidos.Sin embargo. cuando el siguiente párrafo equipara a obispos y pastores. esta posible implicacién parece ser claramente contradicha. Otra posible interpretación de esta evidencia sería que los ancianosfueran predicadores de la Palabra y, por canto, sostenidos por la iglesia. Si bien esta interpretación proporciona una interpretación consecuente con la evidencia. es diffcil verla 11111 consecuente con la claraenseñanza de los párrafos8 y 9 de que, como
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Exposición de la Cnnfe.rión Bautista de Fe de 1689
norma, cada iglesia debería tener una pluralidad de ancianos. ¿Es posible que la Confesión enseñe que cada iglesia debería tener normalmente una pluraüdad de ancianos y sostener a cada uno de ellos? Parece lmprohabtc. La interprcr.ación <}•te parece hacer más justicia al lenguaje realmente equívoco de la Confesión enfatiza la frase limitativa en el párrafo 10 'según sus posibilidades'. En las pruebas bíblicas originales de la Confcsíon, se cita 1 Ti moteo 5: 17 en este punto. Quiu\ la Confcsién csic afirmando que 'idealmente' todos los ancianos deberían ser-sostenidos .según lus posibi I idades de la iglesia y según las prioridades para el sostenimienro puijtoral expresado en la Biblia. Tanto si ésta es la manera correcta de entender J Ti moteo 5: 17,18 como si no, esta interpretación proporciona un entendi miento consecuente de la Con fesién.
2. l..a desigMci6n de s11 gobierno (¡Jft!. 9)
El requisito espiritual previo puro la designación pare un oficio en la iglesiu se expresa en has pulabras 'cualquier persona que ha 8ido cualificada y dotada por el F..'.lpíritu Sunto' (Ef. 4: 11; 1 Ti. 3: 1-13). La iglesia no tiene derecho o designara un hombre para un oficio para el que Dios no le ha capacitado. Las caractcrtsrícas cscnctalcs de este designación son dos: elección y ordenación. La palabra 'elección' se utiliza, sin embargo, sólo con lo mayor reserva. Para los oídos modernos, una elección tiene varias connotaciones que se desvían claramente de la Palabra de Dios. No hay un caso bíblico en que dos o más hombres compitan entre sí por los votos para ser elegidos para un oñclo en la iglesia. No huy base para la idea de que la elección sea un acto de autoridad soberana y autonoma o que sea la fuente final de poder en la iglesia. De nuevo. esta idea es completamente contraria a la idea bíblica. No tenemos derecho bíblico a votar a quienquiera que nos plazca. [ll término 'elección' se utiliza sólo pura resumir lo que quiere decir la Confesión cuando afirma que el llamamiento a un oficio en la iglc~ia debe ser 'por común sufragio de la iglesia misma'. Nadie puede ser designado para un oficio en la iglesia sin el conscnürniento de la lgíesia misma. Los ancianos de la iglesia misma no pueden designar a un hombre para ser anciano sin el consentimiento de la iglesia. Ninguna supuesta autoridad superior puede hacer esto, tamo si esa autoridad es un obispo, una denominación o un papa. Esto es una deducción de la cnseñaoza del párrafo 7. Si Dios ha
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De la Iglesia
dado todo el poder necesario a la iglesia local paracominuar con ese orden que Él ha ordenado. y si esta autoridad se extiende aun a la excomunión de sus . y si la comunión sólo puede ser efecruadapor elconsentimiento dc la iglcsíacongregada(Mt. 18: 1517; 1 Co. 5: 1-13), entonces esul claro que ningún oficial puede ser designado sin el consentimiento de Ja congregación. Una confirmación adicional de esio procNlt~llel relato de la selección de diáconos en Hechos 6. Ese relato muestra que la autoridad de la iglesia se extiende a laelecciún d~ oñciatcs. l .aañrmacionde Hechos 14:23 puede también indicarcstc acto de elección. La palabra grir:ga utilizada aquí originalmente significaba votar extendiendo la mnno, Lucas puede haber utilizado esta palabra para indicar 'el común sufragio
Hechos 6:6
Hechos 13:J l
Tunoreo 1 :ó
/. (JU llil'1UIUltNA.l:IA '! fA)~
anciano~
Timotco Los doce apéstolos (los ancnnos de Jerusalén) IAJ~ prufcLaS y 1oac..i;U"Os (los ancianos de .<\ntioquíi.) Pahlo (apiistol)
¿!JIJIKN EllA ORílnNAD07
Tuuotco
Los OllclMOS
Siclc ,li»c1u1íl'l
Pablo y acmalx (come rni.•tionel'OS) Tlmotco
3. /..a. piedra a!lgrdar de s11 gobierno: el ministerio de la Palabra {pfos. 10·11)
La Confesión pasa ahora al ministerio de la Palabra en su tratamiento del gobierno de la Iglesia. Esto es significativo porque la Iglesia es gobernada por la Palabra de Dios. Su mayor oficio continuado tiene
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J::xposici6n de la ConfesiónBa11ri.<1a de Pe de 1689
como su singular requisito la capacidad de enseñar (l Ti. 3:2; 5: 17). Los primeros diáconos fueron designados para ser siervos de los siervos de la Palabra, de manera que esta función central no fuera descuidada ni aun con un propósito tan noble como el de alimentar a las viudas (Hch. 6:2,4). La función central de la Iglesia es la proclamación de la Palabra (1 Ti. 3: 15). De ahí que el mínisterio de la Palabra es la piedra angular de su gobierno. El minisserio oficial de la Palabra por parle de los pastores (¡,fo.
JO) La idea clave del p~rrafo LO es el sostenimiento material de los ancianos en la igle.~ia local. Así pues, quiero aislar y centrar la a1enci6n en ese. rema. Tal atención concentrada está., quiiá, jus1ifica<1a pcrque séto estc párrnfo de este capüulo parece no tener modelo en ninguna de las confesiones anteriores que utilizaron los autores. Hay, desde luego, no pocos que han negado que un anciano en la iglesiu local debaser soseenido regularmente. Puesto que tul ideo puede tener resultadcs devastadores para lü iglesia, es imporUlnte enfocar nuestra lltención en este punto. La evidencia bíblica se encuentra pnncipalmente en tres pesajes clásicos. I Timoteo 5:17, l 8 describe el sostenimiento material como 'honor'. ¡,Qué es el doble honor? 1EI honor significa sostenimiento económico! l:il honor en el Nuevo Testamcmo designa frecuentemente algo de valor material (Mr, 27:6-9; Hch. 4:34: 5:2.3; 7: 16). F.I honor se utillzacon referencia al sostenimiento material en el contexto inmediato de l 'I'irnoteo 5: 17, l 8 (cf. 3 y vv, 4-8,16). 1 Tírnoteo 5: 18 apoya la afirmación del versículo 17 (nótese 'pues') con versículos utili1.udoo e notros lugares del Nuevo Testamentopara describir el sostenimiento material {l Co. 9:9; MI. 10: 10; Le. 10:7). ¿Qué, pues, es el doble honor? Dos pistas desentrañan el significado de esta frase inusual. La primera es el uso de honrar en el versículo 3. Nótese la conexión con el vcrsfculo 17. Las viudas han de ser honradas (económicamente). L<)S nncianos han de ser honrados doblementc(económicamente). La segunda pista es el uso de 'doble' en el Nuevo Testamento (Ap. 18:6: Mt. 23:15). Doble se uliliza figuradamente para indicar amplitud o gran extensión. El doble honor, pues, es un sostenimiento material o económico holgado. ¿Quiénes han de ser doblemente honrados? Está claro que la respuesta es que los ancianos que gobiernen bien, pero especial mente los que trabajan en la Palabra y la enseñanza, el ministerio público
De la Iglesia
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de la Palabra. El pensamiento de Pablo puede ilustrarse por medio de dos círculos concéntricos. El círculo exterior abarca a todos los ancianos que gobiernan bien. El círculo interior abarca a los ancianos que (estando dotados para ello) 'trabajan en predicar y en~ñi11;'. El sostenimiento económico debe centrarse en el círculo mtenor e irradiar hacia fuera según lo hagan conveniente la necesidad y la capacidad de la iglesia. Gálaias 6:6 describe el sostenimiento material como 'hacer partícipe'. Hay quehacer, de nuevo.dos preguntas aestetexto.gQué debe compartirse? 'Toda cosa buena.' Las 'cosas buenas' del versículo 6 son claramente bendiciones materiales. El énfasi~ en 'roda cosa buena' designa una generosidad liberal. ¿ Con quién han de ser compartidas? Man de ser compartidas con el que enseña la Palabra. La palabra uaducide 'enseñado' en este versículo es una de la que se deriva la palabra espn.~oln 'catequizar'. Designa una instrucción formal, regular o sis1emát.ica (Ro. 2: 18). Las consecuencias del deber expresado en Gála1as ó:6 deben enfatizarse. Hay grandes consecuencias espirituales, para bien o ¡,ara mal, que dependen del cumplimiento de este deber'(Gé. 6:7-9). El fracasoinicuo y opresivo de la maycría delas iglesias evangélicas en cuanto al sostenimiento amplio de sus pastores está c11 la rafa de mucha de In escasez y maldición que hay en lu l.¡¡lcsia profesante de Jesucristo. Aquellos que valoran altamenre el trabajo del slervo de Dios serán bendecidos con un trabajo altamente valioso. I Corintios 9: 14 describe el sostenimiento material como 'vivir del evangelio'. Dos preguntas. una vc:t má.o;. uos permiten entender su signficado. ¡,Quiln deberla vi vir dcl Evangelio? Aquel que predica (proclamasolemnernente) el Evangelio.¿ Qué hade ganarse?La vida o el sustento. Es10 indica tal suficiencia de los bienes de este mundo como para tener una vida decente. como lo contrario a la insuficiencia que convierte la vida en una muerte lenta. Otros datos pueden hallarse en Mareo JO: 10; Lc.10:7; Fil. 4: 1020; 2 Ti. 2:4-6. Los ministros del Evangelio deben estar sostenidos de tal manera que no necesiten enredarse o distraerse con necesidades mundanas. 1 Pedro 5:2 muestra que la Iglesia primitiva se caracterizaba por la costumbre lle sostener a ~1Js maestros tan holgadamente como para dar pie a la posibilidad de que algunos
gobernaran por gauancia deshonesta (cf. l Ti. 6:5). Un número de conclusiones importantes pueden deducirse de es los daros bíblicos. La primera es que ciertos ancianos en la iglesia
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Exposición de la Conf,sidn Bautina de Fe de 16/JY
locaJ deben ser sostenidos materialmente. En estos pasajes no se encuentran distinciones nimias. La Biblia no restringe quisquillosamenteel sostenimiento slllo a ciertas clases de maestros o misioneros itinerantes. Su lenguaje es amplio. 1 Corintios 9:14 habla de 'los que anuncian el evangelio'. Gálatas 6:6 habla del que 'instruye [regularmente]'. 1 Tlmoteo 5: 17 hablade 'los ancianos que gobiernan bien'... mayormente los que trabajan en predicar y enseñar', La segunda conclusión es que el cnf oquedel sostenimiento matcnal debe estar dirigido a los ancianos que destacan en el ministerio público de In Palabra. Est<¡ recalca uno vez más la preeminencia de la Palahraen la iglesia. Latcrceraconcluslén es que el grado de sostenimiento material que la iglesia da a tales anciAnt>s debe ser generoso y holgado. Debe scrsuñcicrne para 'vivir'. y debe consistir en 'cusas buenas' y un 'doble honor' (1 Co. <J: 14: Gá. 6:6; L Ti. 5: 17), El lcn¡:uujcde tu Confesión cs lrahíc. l .as Jglesias han de d:ii:tcs 'segén ,us. posibilidades. de manera que 1eng11n una provisién adecuada, sm que tengan que enredarse en acuvidudes seculures, y puedan también practicar la hospitalidad hacia tos
demái.
El mlnl.rterlo auxiliar de la Palabra por part« d~ otros (pfo. 11)
La prohibición de predicar a los que no son ministros está generulmente relacionudu con una distinción antlbfblica entre ministros y ancianos. No hay, sin embargo, precepto alguno para prnhibir a ningún crl~tinno que predique el 1::vangelio según teogu oporrunicl:,d. Hay ejemplos de cristianos predicando la Palabro que no eran ancianos ordenados (Hch. 8:5: 11:19-21: 1 P. 4:10). Hay preceptos y principios que requieren del cristiano que evite el orgullo y se someta a la iglesia y sus supervisores en ta estimación y el ejercicio de sus dones (Ro. 12:3: He. 13:17). 4. 1::1 alr.ance de su gobierno (pfos. 12-13)
Estos párrafos tratan de ese aspecto del gobierno de iglesia que concierne la disciplina de la iglesia local. EJ término 'disciplina' requiere una explicación, ya que 110 se usa ea estos párrafos. La Biblia enseña que la iglesia local no es un club social informalmente unido, ni meramente un centro de predicación. La Biblia enseifo (JUC la iglesia local es una sociedad dedicada a enseñar a los hombres a observar lodo lo que Cristo mandó. Es, por tanto. un ordenamiento religioso caracterizado por una responsabilidad mutua. Dios ha
De la lglesia
33)
mandado a la iglesia que ejerza una cierta autoridad o disciplina sobre sus para llevarlos a la observancia de todos los mandatos de Cristo. Le ha dado a la iglesia aun el poder de censurar públicamente, amonestar y, en última instancia, expulsar u tos que impenitente o abiertamente violan los mandatos de Cristo. Es esta autoridad y estas acciones lo que comúnmente se denomina la disciplina de ta iglesia local. Los párrafr1s 12 y 13 se concentran en un punto principal: el deber de ta sujeción a la disciplina de la iglesia local. Como deja claro el bosquejo, scgúu la Confesión esta disciplina alcanza a todos los mícmbros de lu iglesia y u todos lo~ problemas de la iglesia. El párrafo 12 afirma que todos los creyentes están bajo la ohligaclón de unirse a una i¡:t.,,ia local ('cuando y donde tengan la oportunidad de hacerlo') y, cuando se unen, someterse n su disciplina. Esto se da por supuesto porque ya se ha expresado en el párrafo S. La implicación de este deber es que tos cristianos deben someterse al gobierno de sus iglesias. Hay apoyo bíbhco udi~iornd para esto en 1 'Tesalonicenses S: 14; 2 Tesalonicenses 3:6.14.15: 1 CnrintinsS:9; Hebreos 13:17. El párrafo 13 se reñere inequívocamente II uo pecado patente contra el gobierno de la iglesia que es muy cornün en la acmnlldad. La situacién que se contempla es que ciertos de la lglesle han sido ofendidos por otra persona en 111 Iglesia. 1 lan cumplido ta obligación requerida en Mateo 111:15-17. La persona no les ba satisfecho con su arrepenumiento. P.n este punto, ta Confesión no es clara. Qui1..i las personas no bun llevado aün el asumo a In iglesia. Quizá lo hayan hecho, pero la iglesia no ha actuado aún, al menos no satisfactoriamente para ellos. La Confesión da por supuesto que estas personas pertenecen a una iglesia que ha manifestado su compromiso con la disciplina de iglesia. LaConfeslón estádando por supuesto también que la iglesia está dirigida por pastores fieles, aunque, por supuesto, falibles. La gran pregunta que confronta a estas personas es qué hacer ahora. ¡La prohibición marnfestada informu a tules de iglesia de lo que no deben hacer! La sustancia de la prohibición de la Confesión es que no debe haber anarqala ni revolución contra la disciplina de la iglesia. ~o debe haber perturbación del orden de la iglesia mediante manifestaciones públicas, murmuraciones o campañas de escritura de cartas o chismes. No debe producirse la ausencia de las reuniones de la iglesiao abstinencia de las ordenanzas de la iglesia.
332
Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689
¡La instrucción requerida informa a tales de lo que deben hacer! Si no se lo han dicho a la iglesia, deben hacerlo. Si se lo han dicho a la iglesia y fa iglesia ne, ha actuado aün, deben e.~perar en Cristo mientras prosigan las actuaciones de la iglesia. Deben hacer una cosa que las personas en tal situación es probable al menos que hagan. Deben orar. Deben continuar creyendo que hay alguien por encima de los ancianosen toda verdadera iglesia ..:1 Señor Jesucristoy esperar en Cristo mientras prosigan las actuaciones de la iglesia. En nuestro tiempo, cuando la situación contemplada en este párrafo se consideraría como una clara justificación para una división de iglesia, la enseñanza de este párrafo es radical. '[Qué!', dice algui~n. '¿sólo esperar?¿ Qu6de lo ot'endidoqueestoy7 ¿Quiere usted decir que no tengo derecho n dejar esta iglesin paru ir u otro?' Tales actitudes requieren que seexnmine lajustiflcacién bíblica para las dcclaraclones de In Confesión. Debe recordarse In importanciareguludorude 10.9 instrucciones de Cristo en Mateo U!: 15· 17 para nuestra conduela en la iglcsio. Los principios que allí se enseñan se subrayan en Efesios 4:2,3; Colosenses 3: 12· l 5; 1 Juan 2:7-11,18, 19. Si runas n tu hermano, no dejarás su comunión sin el mayor dolor, renuencia y vacilación. Si cslru; procurando diligentemente mantener la unidad del &píritu. no perturbarás con una petulancia egoíslll la unidad de la iglesia. Si eres huml lde, no estarás arrogantemente seguro de que tu perspectiva de tu hermano y de la Escritura está sin defecto. Si la iglesia se refrena de ejercer In disciplina, ce reexaminarás cuidadosa y detenidamente. Recordarás 4u1:. aun si tienes razón esta vez, has tardado anteríormente en ver lo correcto. Por tanto, ejercerás paciencia y
longaníruidud,
La importancia reguJadora de la presencia de Cristo para nuestra conduela en la iglesia debe también recordarse (Mt. 28:20). Las palabrascxactas de la Confesión son que debemos 'esperar en Cristo mientras prosigan las actuaciones de la iglesia'. ¿Está Cristo presente? ¿Est~s en la verdadera iglesia con pastores cualificados? Entonces, aun si la iglesia se ha retrasado o desviado temporalmente en su obediencia a Cristo, ¿no deberías tener una postura de espera en oración en Cristo para que te vindique? Perturbar apresuradamente la paz de la iglesia y abandcnarlaprecipitadarnente son una manifestación de que estás poseído por la incredulidad. ¡Estás diciendo que Cristo no está presente en su Iglesia!
De la Iglesia
333
E. Sus relaciones fraternales: la comunión de Iglesias locales (pfos. 14-JS) El deber central que la Confesión busca exponer en su 111,ca'.niento
de tas relaciones de la iglesia local es el deber de tenercomumón con
otras iglesias. Esto se enfatiza mediante la aparición en ambos párrafos de la frase 'tener (o teniendo) comunión entre sr. expondremos estos párrafos bajo el epígrafe general del deber de tener comunión con otras igJesins locales. l. Su jusrifirrició11 divina (11[0. J4a) . . La juslific:1ción divina para este deber de IM iglesias locales en cuanto" t.enerc(nnunión entre sí tiene como su base esencial el amn,· y la unidad en s( mismo que Cristo desea para su pueblo (Jn, 13:34,:15; t7: J J ,2 l-23; Ef.4: 11-16). rn requisito clave de tal unidad y comunién la oración los unos por los otros (Ef. 6:18; Sal. 122:6). Sus preceuentes bíht leos son: sostenimiento ocas ion al do obreros <Jet Evangelio por parte de otras iglesias (Ro. 16: 1-3; 3 J~ ll-10; 2 Jn. 5· I l): benevolencia combtnada µara los santos necesitados en otras igle'sia~ (Ro. 15:26; 2 Co. 8:1-4,16·24; 9:12-15); y frecuente comunicación con otras Iglesias (Col. 2: 1; l:3,4,7; 4:7, 12). 2. Sus limitaciones pmvide11ciales (pf1.1. /4b) Parece haber ílust.radnnes b(blicas de comuniones regionate-q de iglesias locales. Tales comuniones ilusn:an tamo el de~r b_lbli~o de que tas iglesias locales tengan comunión como sus hmttuc,ones providenciales necesarias. Nótensc las iglesias do Galacia (Gé. 1 :2), las iglesias de Judea (Gá. 1 :22) y la co1111111icación entre Culosas Y Laodicea (Col. 4: 16). Posiblemente, la ilustrHción rn!ls clara de tal comunión es la de las siete iglesias de Asia (Ap. 1 :4). Los ángeles de estas iglesia.~ son probablcme.nte sus mensajeros. Nótese la acción conjunta, la cooperación y la comunicación implicadas en el hecho de que enviaran conjuntamente tales mensajeros a Juan. 3. Sus beneficios cwiriwales (pfo. 14c) La Confesión dice que estos beneficios son 'paz, crecimiento e11 amor y edificación mutua'. ¿Por qué es la comunión ne~es
334
Expnsición de la Conf,Mi{mBautista de Fe de 1689
comparado con 2 y 3 Juan muestra que la comunicación y el conocimiento son requisitos previos al amor y la edificación. La prueba debe preceder la recepción (Ro. 16: 1-3; 2 Co. 9: 12-15). Los acontecimientos de Josué 22 enseñan que la falia de conocimiento puede engendrar la suspicacia, la división y la contienda. La comunión que tiene como subproductos la comunicación y la comprensión mutuas es necesaria para evitar tales contradicciones del amor cristiano. Es, por tanto, un deber solemne. 4. Su ventaja especial: asambleas consultivas (pfo. 15) Los posibles razones para tales asambleas 800 dificultades,
diferencias yperjulcíos entre.iglesias o en una íglesla. La base bíblica para tales asambleas es la rtoetrina bfblica de buscar consejo y no ser sablos en nuestra propia orinión (Oá. 2:2; Pr. 3:5-7; 12:15; 13: 10). Tales asambleas son también requeridas por la necesidad bíblica de procurar guardar la unichod (Ef. 4: 1-3). La limitación estricta de tal asamblea es el hecho de ser meramente consultiva. El consejo en In Biblia es frecuentemente noo11toritalivo. aun si procedo de un npóstol (1 Co. 7:2.~-40). Hebreos 13:17 equiparaaloslídcrcsdelaiglcsiacon gobcmadores. a quienes seda un cargo por parte de un rey sobre una provincia de su reino. Tales gobel'nadores pueden buscar consejo los unos de lus otros, pero legalmente son responsables sólo ante el rey.
27.
De la. comunión de los santos
l. Todos los $MIOS que cstón unidos a Jesucristo,' su cebeza, ror fl E.,píritu y por la fo'(aunquc no por ello vengan n ser una per~na con Él >;
participan en sus virtudes. padecimientos, muert.c, resurrección Y gtor1~, y, cstunoo unidos unos a 01.ros en Arnor. parti~1r11n mur.uamentc de ~u~ dones y vlnudes,' y están ohligudo• ul cumplimíento de tales debc~cs. públicos y privados. de manera ordenada, que conduzcan a su rnotuo blen. tanto en el hombre interior como en el exterior," 1. Er. 1 :4; Jn. 17:2,6; 2 Co. 5:21; Ro. 6:8; 8: 17; 8:2; 1 Co. 6: 17: 2 P. 1 :4
2. Er. 3:16.17: Oá. 2:20; 2 ce. 3:17,18 3. 1 Co. 8:6: Col. 1:18,19: 1 Ti. 6:IS,16: Is. 42:8: Sal. 45::7= He. l:R.9 4. '¡ Jn. t:J: rn. l:t6; lS:1-6: Ef. 2:4-6; Ro. 4:2j: 6:1·6: Fil. 3:10; Col. 5. ;t~3:34JS: 14:15; Er. 4:IS; 1 P. 4:10; Ru. 14:7.8: 1 Co. 3:21 23; 12:7.25-27 6. Ru. 1: 12; 12: 10-13: l Ts. 5:11.14; 1 P. 3:8; 1 Jn. 3: 17,18: os. 6:10 2.
Ll>S santos, por su profesión. están obUgados a .maotenc'. entre •f un compañcrisrno y cornunión i,autus en la tu.h.>11H.:1ú11 a ~10S Y en el cumpllmiento de lo!i otros servicios espirituales que tiendan a su edificación mutua,' as( corno a socorrerse los unos a los otros en las C06L~ externas segün sus posibilidades y nece.~idadcs,2Scgú~ la normu del evangelio, aunque esta comunión deba eJetcerse. ~specrnlmen~e en. la~ relaciones en que se encuentren, yo sea en las famllias o en tas lglesias, 110 obstante, debe extenderse, segun Dios d~ la oporrunidad. a toda la familia de la fe, es decir.a todos los que en todas partes invocan el nombre del Señor Jesús.' Sin embargo, su comunión mutua como santos no quita ni infringe el derecho o la propiedad que cada hombre tiene sobre sus bienes y posesiones .., l. He. 1():24.25; 3:12,13 2. Hch. 11:29,30; 2 ce, 8,9; Gá 2; Ro. 15 .t I Ti . s.a, 16; Ef. 6:4; t Co. rl.:?.'/
336
Exposicián de la CrmftsiónBautista de Fe de 1689
4. Hch. 11:29,30; 2 ce. 8,9; Gá. 2; 6:10: Ro. 15 S. Hch, 5:4; Ef. 4:28; fü. 20: 15
Bosquejo del capítuw Pfos.
l(a)
l. Su fundamento redentor: la unión con Cristo A. Su realización l. Por su Espíritu 2. Por fe
B. Su matización C. Su alcance l(b)
lL Sudeliidci6ngcner11I A. Su urúón B. ·SuR beneficios C. Sus obligucíones
2(a)
DI. Sus cxpresiuoesespedncas
2(h)
De la comunl611 de los santos
337
unidos porque comparten el origen coman 'de tener los mismos padres. Su unión se deriva de sus padres y es mediada por éstos. En contraste, la unión entre el marido y IR esposa es directa. Puesto que la comunión de los santos se basa en su unión común con Jesucristo, es necesario saber algo acerca de esa unión antes de considerar la comunión de los santos. Asl, la Confesión comienza describiendo esta unión con Jesucristo. Antes de venir a esta descripción debemos preguntar, sin embargo, qué se da a entender la unión con Jesucristo. Hay tres afirmaciones preliminares que resultan de utilidad. l. Somos uno con Cristo en el plan de Dios (Ef. l :4: Jn. 17:2.6). Al planear salvamos, Dios nos dio a Cristo como nuestro Redentor. 2. Somos uno con Cristo ante la ley de Dios. Hodge afirma: 'Nuestro estado legul se detennina por el suyo, y sus derechos. honores y re!tlcioncs, son hechos nuestros en compañía de él' (2 Co. 5:21; Ro. 6:8; 8:17) ('). 3. Somos uno con Cristo en la vida del Espíritu. Compartimos una vida espiritual común (Ro. 8:2; 1 Co. 6:17; 2 P. 1:4). A. Su reall:r.aclón
A. Su identidad J. Servicioscspirituales 2. Servicios físicos B. Sus receptores
Aunque los elegidos son uno con Cristo en el plan de Dios desde toda la eternidad, una unión vital y salvadora con Cristo sólo se realizo en su experienci« mediante la morada del Espíritu y el ejercicio de la fe (Ef. 3:16; Gá. 2:20; 2 Co. 3: 17,18). Nadie se salva realmente aparte de la experiencia de estas dos realidades gemelas en sus vidas.
IV.
B. Su matización
Sulimitaciónnccesarla(')
La comunión presupone unión y designa alguna clase de participación basada en dicha unión. Unsinónimoes compañerismo. (Nótese el uso de esta palabracn este capitulo de la Confesión.) La alianza de la OTAN, por ejemplo, implica una comunión. El tratado crea la unión sobre cuya base hay comunión: el compartir soldados. barcos y aviones. J. Sufundame11to redensor: la unión con Cristo (pfo. la)
La comunión de los santos no es 111era,ne1JIC una alianza humana, ni tampoco es directa. Por el contrario, los santos están en comunión mediante su unión común con otro: Jesucristo. Los hermanos están
Lacláusula 'aunque no por ello vengan a ser una persona con El'. es paralela a la afirmación en el párrafo 3 de la Confesión de Westminster: 'Esta comunión que los santos tiencncon Cristo, no les hace de ninguna manera partícipes de la sustancia de ladi vinidad, ni ser iguales a Cristo en ningún respecto; el afirmar cualquiera de estas cosas sería impiedad y blasfemia.' Esta matización era muy importanteenel siglo XVTI. Diferentes sectas estaban interpretando la unión con Cristo en un sentido místico y panteísta. Es una distinción necesaria en nuestro tiempo de religiones orientales y sectas como los Mormones y el movimiento de la Nueva Era, que afirman que podemos llegar a ser dioses. Además, aun los evangélicos hablan corno si debiéramos perder nuestra identidad
338
Expn.
personal distintiva y permitir pasivamente a Cristo que viva su vida a través de nosotros. La impresión que se nos deja es que debemos con venimos en una Jloja nul ldad e integrarnos y ser absorbidos en la gran persona de Cristo. La unión con Cristo no implica que esencial o personalmente seamos deificados (1 Co. 8:6; Col. l:IK,19; 1 Ti. 6:15:16; k 42:8: Sal. 45:7; He. l:8,9).
C. Su alcance Todo lo que. Cristo hizo y todo lo que ahora posee como el Mediador nos pertenece a nosotros (!lf. 2:4-6; Ro. 4:25; 6: 1-6; Col. 3:3,4). Es esta unión gloriosa la que constituye In base de la comunión de los santos y lo que la digmfica yobligu, Si son uno con Cristo.entonces, a través de Cristo. bon uno entre si (Jn. 15: 1-6). 11. Su dsfinlci6n general (pfo. lb) A. Suu11i6n
81 verdadero amor por Cristo implica inmediatamente amor por aquellos que tienen comunión con E:t. No se puede amara Cristo y no amar su cuerpo, su esposa. su novia. Ademá.~. su nuevo y gran
mandamiento es amamos unos o otros (Jn. J 3:34,35). SI le amamos a Él, ciertamente guardaremos sus mandamientos (Jn. 14:15). B. Sus beneñclos
Como de C11sw. no existen paras( mismos, sino para Cristo y los unos para los otros (l P. 4: 1 O; Ro. 14:7 .8; 1 Co. l 2:2527). C. Sus obligaciones
Aquí se mencionan lasobligaciones en términos amplios y genéricos. Compartimos el beneficio y la influencia de los dones y virtudes mutuos. Hay tanto una participación como una obligación (Ro. 12: 10-13; 1 rs. 5:11,14; l P. 3:8; !Jn. 3: 17,18: Gá. 6:10; Ro. 1: 12).
De la comunión de Ios santos JII.
339
Sus expresiones erpecíjica.v(pfo. 2a)
A.Su identidad Nótese el énfasis 'los santos. por su profesión'. La Confesión está considerando las expresiones más Iormales de esta comunión en la Iglesia visible. Williumson comenta: 'La Confesión mantiene que el deber de mantener ..un compnñcrismo y comunión santos en el culto de Dios" es, al menos en parte, un rcsuusdo de esta unión ... Pero algunos hnn argüido que pucdco actor.ar a Dios por sí rnismo~,o al menos sin un comprometerse a ser de la lglcsin visible. Otros parecen mi sentir la obligación de asistir leal y fielmente a los cultos de adoración en una congregación especifica a las horas fij para la adoración en el Ola del Señor '". ~I que ~stá unido i, Cristo escá unido a otros creyentes. Y estar unido a Cristo implica solemnes obligaciones paracon euos' ("). Los deberes que surgen ,le nuestra comunión con los santos demandan fidelidad en cuamo a estar con ellos, especial mente e11 las reuniones públicas c:le la iglesia (He. J 0:24.25).
La mosofla popular moderna fomeni.a el ser diferente, ser uno
mismo, ser independiente, original, singular. Aun las c~nciones populares cristianas de niños cantan las alabanzas de ser dilerentc. La Biblia, si bien reconoce la diversidad de dones y temperamentos, enfatiza la neccsideddeque lcscrísnanos piensen y actúen de manera similar (Ro. 12: 16; Fil. 2:2; 1 P. 3:8; 2 Cu. 13: l l). El temor de que todos los cristianos esténenel mismo molde tiene que ver más con la filosofía popular que con luB iblia, Debemos desearactuarde manera armoniosa y unificada con los demás cristianos.
B. Sus receptores La comunión, al igual que la caridad, empiezo en casa (l Ti. 5:8,16;
Ef. 6:4; 1 Co. 12:27). Pero no ha de detenerse ahí. Nótense los ejemplos bíblicos de ofrendas dadas a otras iglesias para los
necesitados (Hch. 11:29,30: 2 ce. 8,9; Gá. 2; Ro. 15). En los esfuerzos de la iglesia para asistir (fsica oespirituahnente a los santos en otros lugares. el cristiano indi vidual no tiene.derecho a permanecer Indiferente o despreocupado. Según la capacidad de cada uno. todos los cristianos deben ser participantes interesados y preocupados.
340
rv.
Exp,¡sicMn de la Co11/esi6n Bautista de Fe de 1689 Su limitacion necesaria (pfo.2b)
La Bibliaensei\a clarameme lapecaminosidad del robo y lasanrirtad tic la propiedad privada(Hch. 5:4: Ef.4:28; Rx. 20: 15). Pero hay que responder dos preguntas. ¿Qué de la comunión de bienes practicada en Hechos 2:44;4:32'1 La respuesta de Williamson es sucinta y concluyente. 'En primer lugar, no existe ninguna indicación de que esta práctica fuera mandadapor Dios comn norma para los creyentes. en segundo lugar. hay evidencia de que. el derecho a la propiedad privada estaba reconocido por los apóstoles (Hch. 5:4). Y finalmente, este intento de propiedad común no funcionó sausfactoriamente aun en la iglesia apostólica (Hch. 6: 1 ss.)' ('). ¿Por Qué este Hmitc? Si todos somos uno, entonces ¿a qué se debe que nuestra propiedad no sea común? Debemos recordarnos a nosorroe mismos el fundamento. Somos uno en Cristo y a través de Él. No somos uno directamente. Por 1an10, nuestra propiedad pertenece en primer lugar a Cristo y sólo a través de Él a los demás cmresf. Así, por ejemplo, no tenemos derecho a exigirle el automóvil a nuestro hermano. Por el contrario, nuestra actitud debe ser de
humildad y agradecimiento por todo lo que recibimos. Debemos respetar el hecho deque In propiedadde nuestro hermano le pertenece aél como una mayordomía divina. No tenernos derecho dirc<:tamcnLC a sus bienes. No tenemos derecho • interferir con esa muyordornía.
28. Del bautismo y la Cena del Señor
1. El bautismo y la Cena del Señor son ordenanzas que han sido positiva y sobcr•muue111.eInstituidas por el Señor Je$Ó<, el único legislador,' para que continüen en su lglesia hastn el fin del mundo.' l. M1. 28: 10.20; 1 ce, 11 :24,25 2. Mt. 28: 18·20; Ro. 6:3.4; l ce, 1:13, 17; Gá. 3:27; Ef. 4:S; Col. 2: 12; 1 l'. 3:'l'I; 1 ce, 11 :26: Le. 22: 14·20
2. Estas santas in,titucione.< han de ser odmini,trodas .,olwne~~ por 1>4uello• que estén cualificados y llnmndos para ello, segén In comisión de
Cristo.'
t. Mt. 24:45·51; Le. l'2:~l-44; 1 Co. 4:1; Tít. 1:5·7
Bosquejo del capítulo I'fos.
l(a)
1.
La institución o carácter especíñco de las ordenanzas
l(b)
n.
La autorización o autor exclusivode tas
111,
(,a continuación o perpetuidad matizada de
l(c)
ordenan.zas Ias ordenanzas
2
IV.
Laistraciónoloses apropiadosde las ordenanzas
El capítulo 28 de la Confesión de 1689 difiere drás.ticamenle d.e su equivalente, el capítulo27 de.la Confcsiénde Westm,n~ter. Los cinco
342
&posici6n de la Confesi,fo Bautisu: de Fe de 1689
párrafos de la Confesión de Westminster han sido IJ:ansformados en dos breves párrafos en la Confesión de I 689. Estos cambios comienzan con el título del capítulo, que en la Westminster dice: 'De los sacramentos'. Tanto en el título como en el texto del capítulo 28, no aparece el término 'secramemo', aunque se utiliza ocho veces en el capítulo 27 de la Confesión lle Wesuninster, El término 'sacramento' procede la palabra latina sacramenrum, que significa ~implemente algo sagrado. Se ucilizó para traducir la palabra 'misterio' en In Vulgata Latina, la Biblia de la Iglesia ca1<\lica romana. La gran pregunta suscitada por la ausencia de eMa palabra en la Confesión tiene que ver con la conveniencia de utilizar esta palabra. La respuesta depende de lo que queremos decirconella, Si el término se nos asocia con un sacrumen!4Jjsmo supersticiosoqueatribo ye una eñcacía salvadora a los sacramemos, probablemente no lo u1J I izaríamos. Si sacmmcme essi mplemente una manera reverente y conveniente de hablar acoren de las dos únicas ordenanzas \le Cristo que hacen uso de emblemas físicos, cntonccspodcmoshalhtrquoes una palabra útil. Tanto en cuanto queramos decir lo que es correcto al utilizar esta palabra (o al no utilizarla), entonces no debcrlumos argUiracercadc la misma. Tales discusiones serían uno logomaquia, una lucha por meras palabras, algo condenado en la Biblin (l 'l'i.6:4; 2 Ti. 2: 14; Hch, 18: 15). Otros aspectos del tratamienLo que hace Westminster de los sacramentos. que han sido climina<.los, son los siguientes .. El párrafo 1 de la Confesión de Westminsterhasidoomitido. Enseñaba que hay unarelación entre el sacrarocnto y 'el pacto de gracia' y también entre el sacramento y la Iglesia. El esfuerzo por definir la relación entre el símbolo y la realidad simb(,Jjzada contenido en el párrafo 2 de la Confesión de Westmirrnter y la afirmación en el párrafo 3 concerniente a laeficaciade los sacramentos también están ausentes. También se ha eliminado el esfuerzo en el párrafo 5 por definir la relación entre los sacramentos del Antiguo Testamento y los del Nuevo Testamento. Mucho de este material contenido en la Confesión de Westrninster es bueno y de utilidad, o al menos Loca cuestiones que necesitan tratarse . Ha sido omitido probablemente, bien por estar cubierto en los capítulos 29 y 30 de la Confesión Bautista. o porque pareció innecesario a la luz de las convicciones bautistas de los autores.
Del bautismo y la CeM del Señor
343
l. Su institución o carácter espedfico(pfo. la) El carácter del bautismo y la Cena del Señor se describe con las palahras 'ordenanzas que han sido positiva y soberan~mente ínstuuidas'. Una ordenanza es, como to expresa el Diccionario Enciclopédico Espasa, un 'mandato.disposícíón, arbitrio y voluntad de uno' (1). El bautismo y la Cena del Señor son ordenanzas instituidas por Cristo. Pero ¿,qu~ se daa entenderexactamentecon los términos 'positiva y soberanamente'? Paraentender estos términos, debernos entender sus antónimos. La segunda definición del Diccíonorio /::nciclopédico füpasa dice: 'Aplicase al derecho o ley divina o humana promulgados, en contraposición principalmente del natural' (2). ¿Qué es el derecho natural o ley de Ju aarurateza? Romanos 2:14.15 enseña que es aquello que es ley por causa de la naruralcza de Dios y la naturaleza del hombre. Bs esa ley que debe existir por ser Dios quien es y ser el hombre to que Dios le hH hecho ser. Tal ley debe haber existido siempre y ser inmutable. Una ordenanza o ley positiva es algo adicional a la ley de la naturaleza. Es algo que la naturaleza no demanda. El bauusmo y la Cena del Scilor no forman parte de la ley de la naturaleza. Noexis1fan en el Antiguo Testamento, pero llegaron a cxístircon el Nuevo Pacto, A David no se le obligó a bauuzarse. A Abraharn no se le requirió tomar la Cena del Señor. Si hubieran formado parte de la ley de la naturaleza, habrían existido siempre. Pero no existieron siempre. Son, pues, leyes positivas, Todas las leyes de Dios son o bien positivas, o naturales, o una combinación de ambas. La Confesión habla de leyes naturales ( 1 :6; 19:1.2). leyes positivas (28:1) y leyes de Dios que son una combinación de ley natural y positiva (22:7). B Diccionario Enciclopédico Esposa también define 'ordenanza' como 'arbitrio'. Una ley de la naturaleza no es arbitraria, El carácter de Dios y la naturaleza del hombre hacen tales leyes necesarias. Cuando Dios dijo: 'No matarás', estaba mandando lo que demandaban su propio carácter yla identidad del hombre como la imagen de Dios. Era, pues, una institución necesaria, no soberana. Pero cuando Cristo elijo: 'bautizándolos' y 'haced esto', nada en eJ carácter de Dios o en la naturalezn del hombre hacían necesaria esa ordenanza o ley. En cierto sentido, tales ordenanzas eran arbitrarias. De manera peculiar, la voluntad libre y soberana de Cristo el Rey se manifiesta en ellas.
344
Exposición de la Cnnftsi6n Bautista de Fe de }689
Una cuidados~ observación de las ordenanzas 'positiva y soberanamente instituidas por el Señor Jesús' manifiestan un amor Y lealtad peculiar:s a la volumad de Cristo el Rey. Despreciar sus or~enanzas manifiesta una falca de respecto por el oficio real de Cristo. Guardar las leyes de la naturaleza puede Ouirmeramente de una conciencia iluminada. Observar correctamente las ordenanzas de Cristo maní fiesta un amor a la voluntad de Cristo simplemente porque es la voluntad de Cristo.
TI. Su autoriUlcúin o autor exclusivo (pfo. J b) &eautorcxclusivoesJcsucristo(Mt. 28: J 9; 1 Co. 11 :24,25). Somos bautizados Y comemos la Cena de Señor correctamente sólo cuando lo hacemos porque Él nos dijo que lo hiciéramos. No tiene gloria O provecho el _obscrvnrestos ri~os por tradición o porque nos parezcan una buena idea. Cuando, sin embargo, sentirnos sobre nuestros coraz_ones la autoridad de Cristo y su Palabra y respondemos a esa autoridad, entonces ¡qué gloria tienen estas ordenanzes! Hay entonce~ una n_ueva sensación de In vida viviente, la realidad y la prese~c1a de Cnstoen las ordenanzas, También hay .en la obediencia consciente a su nutoridad, una consciencia refrescante de nuestra unión vivo con Cristo. 111.
Su contínuaci6n o perpe1uidad maü:u,da (pfo. Je)
La a~rmuclón de la Confesión es que estas ordenanzas son, en cierto sentido, perpetuas. Habían de ser continuadas en la Iglesia tras la muerte ?e los 11('6s,toles y han de cesar sélo con el íin del mundo. No existe runguna insinuación de la cesación del bautismo en el Nuevo Tesr.amen_to, pero sí toda indicación de su continuacién (Mt. 28: 1820: Ro. 6:J.4; 1 Co. 1: l:1-17; Gá. 3:27; Ef. 4:5: Col. 2:12; J P. 3:21). Está_ claro q~e la Cena del Señor ha de continuar basta la Segunda Veruda de Cnsto (1 _Co. 11 :26; Le. 22:14-20). Esto reprende a los hiperdispensacionalístas que enseñan que ninguna ordenanza física ha de ser observada por la Iglesia espiritual y celestial. También enseña que las ordenanzas no sólo apuntan rctrospectivamerne a Ju autoridad viviente de Cristo, sino también prospecrivamente al regreso Y presencia .mismos de Cristo. Son cuerdas salvavidas que nos recuerdan al Cnsto viviente y su poder.
Del bautismo y la c,na del SeñC1r
345
IV. Su istracwn o es apropiados (pfo. 2) Aunque principalmente derivado de la Confesión de Wesrminster (pfo. 4), el párrafo 2 representa una idea diferente a la de la Primera Confesión de Londres y la Wesuninster. La Confesión de
Westnúllster toma la posición de que sólo un ministro ordenado puede dispensar los sacramentos. Asílo hace también In Declaración de Saboya. La Primera Confesión Bautista de Londres adopta la posición de que todos los discípulos pueden istrarlos. La declaración de la Confesión de 1689 es menos específica que cualquiera de estas posiciones. No obstante, la Confesión es restrictiva en un sentido general, diciendo que las ordenanzas 'han de ser istradas solamente por aqueltos que estén cualificados y llamados para ello, según la comlsién lle Cristo'. 1.Por qué expresaren los autores el asunto de esta maneen? Bstá claro que deseaban seguir una dirección intermedia entre el clericallsmo de los presbiterianos)' el congregacionalismo de los primeros bautistas. Aun tales restricciones como las que se mencionan en la (.;onfesióo pueden parecer «meren nuestro tiempc un tono clerical y sacerdotaí. Debemos preguntar: '¿Qu! enseña la Biblia sobre este terna? Segün la Biblia, ¿quién puede bautiutr y istrar la C~M del Señor?' V arias consideraciones nos ayudarán a definir' bfblicrunentecl lenguaje verdaderamente indcñnido lle la Confesión. Tanto la Confesión de 1689 como la wcsunínster citan I Corintios 4:1 corno apoyode sus afirmaciones. Estaes la exhortación de Pablo en cuanto a que él y sus consiervos de Cristo (Apolos y Cefas) debían ser considerados como 'es de los misterios de Dios'. Puesto que el término 'misterios' no hace referencia en este texto a los sacramentos y puesto que Pablo y Cefas al menos eran apóstoles, este texto, a primera vista, parece ser singularmente irrelevante en cuanto al tema en cuestién. Hay, sin embargo, un indicio en el mismo. Nos indica el concepto de imstrador. Mateo 24:45-51 y Lucas l2:41M dejan claro que no todos los siervos de Dios son es que tengan la autoridad y responsabilidad de dar a los siervos de Dios 'el alimento a tiempo'. Esto es paralelo a lo que I Corintios 4: 1 da por supuesto. Pero ¡,son los ancianos ordinarios es de Dios?¡Sí! Tito 1 :7 utiliza la palabra usada en Lucas 12:42 para describir al . El versículo 5 utiliza la misma palabra que se usa tanto en Mateo 24:45
346
Exposiciim d,t la Confe.vión Bautista de Fe d« 1689
como en Lucas 12:42 para describir al como designado o encargado. La aparición de estas dos palabras en este contexto deja claro que Pablo estaba pensando en Lucas J 2:42 aJ dar estas instrucciones en TiLO 1:5-7. Dios tiene aún es en su íglesía y sobre sus siervos en la actualidad en el oficio continuo de
anciano.
Son los es de Dios los que tienen la autoridad de dar de Dios. su alimento espiritual: enseñarles y ad.r~m,sr.rnrles l?s misterios de Dios. Esto, desde luego, incluye el mrnr.steno público de la Palabra de Dios, Pern supuesto que el bau_i,smo y la Cen~ del Sellor son símbolos visibles de ese alimento espiritual y esos misterios, es la prerrogutíva de lo.q istrudorcs de ?ios supervisar y ad.ministrar tales ordenanzas, ¿Es la Cena del Senor el alimento espiritual que ha de darse a los siervos de Dios? Entonces es la re$poMabiUdad espiritual de los es espirituales ·los ancianos· islrarla ('). Una segunda consideración es ésta. ¿Ad6nde nos dirigimos para hallarla autoridud básica para bautizar? ¡A la Oran Comisión! (ML 28: 16-20.) Una interprctacióo superficial de la Gran Comisión es ton prevaleciente en la actualidad que no hacemos nl siquiera ciertas preguntas cla~~ a.cercade la misms. Una de tales preguntas es: •¿A quiénes está ding1da la Oran Comisión?· La ces puesta a esa pregunta que la mayoría de los predicadores y misioneros en la actualidad dan por s.upuesto es que está llirlgida a todos los cristianos. La Gran ~omi_slón no está dltigid11, sin embargo, a cada cristiano individualmente. Los cuatro relatos paralelos de esta comisión en la B ibliadejan muy claro que esta cornisión está dirigidll a los apc\stolc,¡ de Cristo (Mt. 28:16·20: Mr. 16: 14-18; Le. 24:45-49; Hch. J: l-18). Esto no significa que la Gran Comisión fuera dada sólo a los upc\stoles. El alcance de la Gran Comisión es 'a todas las naciones' (Mt, .28:19). Puesto que los apóstoles no completaron la Gran Comisión, podcm~s suponer que continúa siendo pertinente para la Iglesia en la actual1clad. La duración de la Gran Comisión es 'hasta :1 fin del mundo' (v. 20). Puesto que los apóstoles murieron antes del fin del mundo, está claro que Cristo ni dirigió esllt comisión exclusivamente a sus apóstoles. Esto no nos lleva de nuevo adonde comenzamos. La conclusión correcta es que la Gran Comisión fue dada a la Iglesia colectivamente Y no al .cristiano individualmente. llsto es así porque los apóstoles eran eJ fund.'lmenlo de la Iglesia visible. Nopuedesercl deber de cada a lo.s . siervos
Del bautismo y la Cena de! Señor
347
cristiano individualmente ir a codo el mundo, hacer discípulos, bautizarlos y enseñarles que guarden todos los mandatos de Cristo. Tal deber es una imposibilidad evidente para la mayoría de los cristianos. Debe ser la l'glesia como un codo, edificada sobre los apóstoles, para quien la Gran Comisión es permanentemente pertinente. Cada cristiano tiene la responsabilidad, como parte de la Iglesia visible, de ayudar a la Iglesia a cumplir la Gran Comisión, pero no se nos interpela indi vidualmente en Maceo 28: 18-20. ¿Quién, pues, segón la Grnn Comisión, debe estar bautizando discípulos? Si la interpretación indivídualista y moderna fuera correcta, la respuesta sería: todo cristiano individualmente. Pero si nuestro interpretación es correcta, entonces sólo aquellos con la autoridad de la Iglesia deben bautizar. Ordinariamente, éstos serán sus ancianos. Una tercera consideración concierne la Cena del Señor y la Iglesia. 1 Corintios 1 1: 17-34 ensena que sólo cuando la iglesia está formalmente reunida debe celebrarse la Mesa del Señor. La istración de la Cena del Señor, puesto que es una ordenanza formal de la iglesia, está encomendada a la istración de los ancianos que han de presidir la Iglesia ( 1 Ti. 3:5). Los ancianos pueden delegar la real lzación ,i., lasordenanzas a un hermano fiel, pero no pueden delegar la responsabilidud. Contlnüan siendo los lnistradores tic Dios y. como tales. son los responsables de su istración (uétese el capítulo 26: 11). Si una iglesia local n.o ticncanciancs, el procedimientoseguro y sabío sería buscar la supervisión t.lt: otros pastores y Otra Iglesia y, hajo su dirección, celebrar el bautismo y la Cena del Señor. John Owen observa que el primer deber de una iglesia sin ancianos es buscar a un pastor o pastores, no buscar la istración de las ordenanzas (').
349
Del bautismo
29.
Bosqrujodel capftuw
Del bautismo
Pros.
Tem11: el bautísme
l. El bautismo es u11• ordenanza del Nuevo Testamento instituida por Jesucristo, con el fín de ser para tu perso11a bauri1.ado uno <eñnl de su comunión con Él en su muerte y resurreccíén, de estar lníe1·1ado en ~t.' de In re,.nisión de pecados? y desu emrega o Dios pormedio
2. Los que realmente profesan nrrepcmimiento paro coa Dios y fo en nuestro Scftor Jesucristo yobcdiencio 11ÉI son los únicouu,ieto< udccua
Hch. 8:36.38; 22:16
2. Mt. 28: 18-20
4. La inn,crs1ón de la persona en et agua C)' necesaria para la correcta istración de esta oroenanxa. • l. 2 R. 5:14; Sal. 69:2; Is. 21:4; Mr.
l:S,8-9; Jn. 3:23; Hch. 8:38; Ro. 6:4: Col. 2:12:Mr. 7 3.4: 10:38.39; Lc.12:50; 1 Co. 10:1,2; Ml.3:11:Hcb. 1:5.8; 2:1-4,17
J.
Susignificadoespirllmll
2
n.
Sus sujetos apropiados
3.4
JU.
Sus eíementos externos
3(11) 3{h) 4
A. Con el uso de agua B. En el nombre de la Trinidad C. Por la inmersión de la persona
Habiendo introducido,~ ordenanzas ( o sacramentos) de la Iglesia en el capítulo 28, la Confesión u-ata ahora especüicumcme et tema del bautismo, respondiendo tres importantes preguntas acer?n del mismo, ¿Qué significa el bautismo? ¿Quil!n debe ser bauu:uldo? iCómo debe realizarse el bautismo'/ Estas tres pregumas corresponden al bosquejo de tres puntos mostrado anteriormente. Ese bosquejo se seguirá de cerca en la exposición de este capítulo. J. Su signljlc4dq eipiritual (pfo. 1) A. El enfoque de su slgnflc,ido espiritual
Ese enfoque es 'la persona bautizada'. Aunque el bautismo ciertamente tiene un significado para el mundo y la Iglesia, su significado primario es paza el que se bautiza. Esto es así porque el bautismo es una transacción o ceremonia de pacto entre Dios y el individuo. Los diversos ejemplos bíblicos de bautismo que tienen lugar en un contexto privado requieren este entendimiento de su significado(Hch. 8:36·38: 9: 17-19; I0:47,48; 16:31-34). De esto se desprenden varias observaciones prácticas. Si bien hay otros casos en que el bautismo tuvo lugar en un contexto más público, y si bien es conveniente que el bautismo tenga lugar ante la iglesia (donde yaexíste una iglesia), nocsnccesarioqoc el bautisrnoserealice en la iglesia. Eneste scntidonocscomola'Cena
350
Exposición de la ConfesiónBautist« de Fe de /689
del Señor. El bautismo es una ordenanza individual, mientras que la Cena del Señor es una ordenanza colectiva. Muchos bautistas modernos han reaccionado de cal manera contra el sacramentalismo caréllco romano que enfatizan que el bautismo es una señal para el mundo y la Iglesia, pero se hace poco énfasis en su significado para el que es bautizado. Esto no está de acuerdo con la enseñanza d·c la Escritura. Si bien el bautismo no salva, sí formaliza la salvación en una transaccién o ceremonia de pacto entre Dios y la persona bautizada. Es el cuerpo cuya alma es la fe. No nos' atrevemos, por tanto, a adoptar la idea de que no tiene irnportancíu.
B. L1L~ facetas de su sig11fic11do
¿Qut signiñca el bautismo para la persona bautizada? Williamson responde adecua<111mentc: 'El bautismo ... expresa simplemente el contenido verbal del Evangelio en forma no vcrbal'{'), La Confesión enfatiz.a tres focela~ en el sigrii ficado del bautismo:u11ió11 con Cristo (Ro. 6:3-5: Col. 2:12; Gá. 3:27}: el bautismo comunica de por sí Ju idea de unión o ldcnli.ficación con alguien que tiene un lide~¡¡o sobre nosotros (MI. 28: 19; 1 Co. 10:2: l: 13-16}, que imparte remisián de pecados (Ef. 1 :7): el bautismo como lavamiente con agua simboliza este perdón (Hch. 22: 16; Mr. l :4; Hch. 2:38); y pur({ii:uci611 mora/ de nuestro corazón. /,Qué dice el bautismo a In persona bautizada y acerca de la mísma? Dice que ~lo ella está unido a Cristo, está perdonado y tiene un corazón limpio. Así, cuando los infantes son bautizados, se proclama a ellos y acerca
351
Del bautlsmo
bautismo simboliza una respuesta salvadora al Evangelio (l P. 3:121; Mr, 1 :4;.Hch. 2:'.38; Mt. 3:6-8,11). El bautismo sím!'<>liza la aceptación de las demandas del Ev:'"gelio: Por tnnt~, b~uu,ar. a los que no profesan tal respuesta es erroneo y tiende a dcjar i mprcs,one-~ contrarias al Evangelio.
ll. Sus sujetos apropiados (p/o. 2) Este parrufo en la Confesión responde a lapregunta: '¿Quié~ debe ser bauuzado?' L..• rexpuesta de la Confesión es que sólo los d,sclpul~s
profcsanres deben ser bautizados. Esta rcspuestase desarrollaré bajo
ta sítuaclén
histórica
Laevidencia bíblica para la docul na del bautismo de creyentes debe
situarso en su contexto histórico. Hay que tratar cuatro temas de
importancia fundamental.
J. LA dlstln.cl611/111ulame11ull e.11 fo lglt,.via lti.w1rlcameme • Esa distinción es entre lo,~ que han afirmado la regenerucién bautismal (kis sacrnmcnral istas) y los que la han negado. (los antisuceamenta' istas). Los sacramenralistas incluyen a los cau~l reos, los luteranos y los anglicanos, mientras que los uruisacramentallstas han mcluido a los que se hallun en Ju 1riulición reformada, los bautistas y los anabaptistas. En el párrafo 1, la Confesión se clasifica con las Confesiones antisacramentallstas dc wesrminster y Saboya. La doctrina de la regeneración bautismal requiere lógica yéúc~mente el bauúsmo infaruil.En tiempos de la Reforma, los que sosteruan esta doctrina defendían a menudo el bautismo infantil sobre la base de la tradición eclesiástica. 2. La divisiánfundamental entre los antlsacramentallstas . Después de la Reforma, surgieron dos grupos anusacrameutah~las: los bnutistas que se oponían al bautismo infantil y los paidobautistas que lo apoyaban. Los paidobautistas •. , habic~do rccltazado. el concepto catóLico romano de la regeneración bautismal y sud~trtna de la autoridad de la tradición. se vieron forzados a consuuir una razonamiento bfblico para el bautismo infantil. Es la viabilidad de este. razonamiento la cuestión fundamental en el debate entre los
352
Exp<,sidón de la Confesión Bautista de Fe de 16119
antis~ramen~alistas en cuanto a los sujetos del bautismo. No todos los pa,dobautistas son sacramentalistas. 3. El argumento fundamenrat de los paidobauüsras antisacrcune11taliJ1as John Murray compendia adecuadamente este argumento. 'El argumento para el bautismo infantil se apoya en el reconocimiento de que la acción y revelación redentoras de Dios en el mundo son en formado pacto; en una palabra, la revelación redentora es una acción de pacto y 1& revcla~ión ~'.lentora es una revelación de pacto. t?cr:ustad_o en e_sla accién ch vma de pacto está el principio de que la smu~nte 10fan11J de los creyentes está incluida con sus padres en la relac,ón Y provisión del pacto. Bs este métOdo de la istración de In gracia de Dios en 111 mundo el que debe apreciarse; pertenece t.~lo al Nuevo Testar~cnto co~o al Antiguo. C!s su presencia y s,gn,ticado l~queconst~ruyen el tundamcntodcl bautismo intantil: y es In pcrcepc1611 de su significado lo que nos ilumina el significado de esta orden1t11za • ('). . IGngd?tll'csume háhilrnenteel argumento dcMurray y lodos los pwdobauL,stas reformados. El ar~u111ento, que realmente tiene In forma de un silogismo, es claro y dírectc. l. El pacto de grncla pertenece no sólo a los creyentes sino también a sus hijw. · · 2. L;iseílal del pacto en el Antiguo Testamcntoern la circuncisión que craapl~ada u los niftos. al igual que en ciertos casos a lusadulros. 3. La sena! del pacto en el Nuevo Testamentves d bautismo, que ha rccmplaindo a la circuncisión y debe ser aplicado canto u los creyentes como a sus hijos ('). 4. l a difere11cia/unáame111alen las respuestas bauüstas a este
argu,ne,,to
Tenemos la ~espuesta bautista no reformada. Sus representantes son I~~ a11a,bapu~m.~ y men_onitas pro_cedcnt~ del siglo XVI y los ~ispe_11~ac1011<1hst1,s surgidos en_ el .siglo XIX. Ambos grupos niegan la unidad fundamental de la Biblia y del proceder de Dios con su pueblo dentro dc.l pacto. Por tanto, no aprecian o afronum el argumento p,üdobautista de los pactos y consideran los datos del Nuevo Testamento corno concluyentes de por sí para el bautismo de creyentes.
Del bautismo
353
Kingdon observa correctamente con respecto a tales bautist;as: • Ahora bien la reacción de muchos bautistas contemporáneos al tipo de razonamiento aquí expuesto es descartarlo de forma simplista con una frase como enseñanzadet "Antigúo Testamento". La suposición es que resulta irrelevante en cuento al Nuevo Testamento. Cu~do se les confronta con la analogía entre la circuncisión y el bautismo, niegan que haya relación alguna entre ambas ordenanzas ... Ahora bien tal reacción por parte de los bautistas no reformados está calcelada para ganarse la burla de cualquier paidobaulista bien instruido de la tradiclén reformada, ¡y justamente así!'('), existe la respuesta de los bautistas reformados. Kingdon: 'Sin embargo, los bautistas no reformados y los paidobautistas reformados de nu,1s1rn tiempo necesitan ser conscientes del hecho de que. hiStllricamente hablando, existe una poderosa corriente de apologética bautista que, si bien fluye de la teología refo~ada. expone la debilidad del argumento del paot~ para el bautismo infantil ... Los nombres de John Bunyan. John Gill. Abraham Booth, Alexander Carson y C.H. Spurgeon son representantes de una uadlción bautista particular que es consecuente con la teología del
Dke
~~~. Los bauustas
.
.
reformados abrazan la unidad de la revel!crón híhlica y el proceder de Dios con su pueblo mediante pa~tos. Insisten, sin embargo, q11e una idea exacta del proceder de Dios médlante pactos realmente requie~e el bautismo de creyentes. La respue~~ bautista reformada ite que en la unidad del proceder de Dios mediante pactos. existe un cierto paralelismo o analogía en~ la circuncisión y el ooutismo(Ro.4: 11 ;Col.2: 11,12). Afllboseranntos o símooíos de introducción al pueblo del pacto de Dios. B. La demostrecíén bílJlico Coo estas consideraciones históricas clarificando la naturaleza de la cuestión, puede presentarse ahora h• demostración b,íhlica de la verdad del bautismo de creyentes. A menos que los paidobautistas reformados puedan establecer claramente su argumento para el bautismo infantil a partir de lacircuncisión y el antiguo pacto, sede be presuponer que sólo deben ser bautizados los discípulos profesan tes. Esto es así por dos razones. . . . . . /1 ates de la Reforma, el bautismo infantil se practicaba sobre la base de la tradición eclesiástica y la doctrina de la regeneración
354
Expo.ricitln de la Conf,sión Bautista de Fe d• 1689
bautismal. Puesto que los protestantes reformados rechazaban ambas, hubiera sido de esperar que rechazaran el bautismo infantil. Su respuesta, no obstante, fue construir un argumento para el paidobautismo apnrtirdel Antiguo Testamento, Sin este argumento, no existe justificacién bíblica para aquél. Los paidobautistas representativos lo iten. Warfield observa: 'Lajus1iíicución para el bautismo infantil no ha de buscarse en el Nuevo Testamento, sino en el Antiguo Testamento' ('). Louis Berkhof confirma este pensamiento: 'Se observará que todas estas afirmaciones se basan en el mandato de. Dios de circuncidar a loshijos del pacto, pues en úllima instancia ese mandamiento es la base para el bautismo infantil'('). El bautismo es un símbolo 1a11to de las bendiciones del Evangelio como de la respuesta salvadora al Evangelio. Simboliza el arrepentirnicruo y el perdón. Sin duda, pues. la presuposición debe ser que el bautismo ha de ser lnlstrado sólo aquellos que se arrepienten y son perdonados. Sólo el argumento más claro y fuerte basado en la circuncisión podrla siquiera suscitar cuestiones acerca de tal presuposición. Tres consíeeracíones refutan el argumento paídobauusta. l. El ,irg,.,menro paidobautista presupone /.6gicame111e 110 sólo la unidaü sino 111mbfé11 ta identidad del htwtlsmo M el Nuevo Pa,·10 y la circunclsion tn el A111iguo Pacto. i1imos que existe un cierto paralelismo o relación entre la circuoeisién y el bautismo. Los paidobautlstas van más lejos. Equiparan o identifican ambos. Por ejemplo, A.A. Hodge observa: 'La lglc~ia t.lel Antiguo Testamento es la misma que la Iglesia cristiana del Nuevo Testamento ... como la Circuncisión significaba y ligaba a exactamente lo mismo que el bautismo; y puesto que el Bautismo ha ocupadoexacramente el lugar: se deduce que la calidad
Del bautismo
355
Pacto enfatiza no su identidad, ni aun su similitud, sino su diferencia (Jer. 31:31-34). Si el Nuevo Pacto no es idéntico al Antiguo Pacto, ¡,cómo puede decirse que el bautismo sea idéntico a la circun~isión? Además, la adopción del Antiguo Pacto noequivale a la adopción del Nuevo Pacto (Ro. 9:1-5; 8:14-l7). La misma palabra griega se utiliza tanto en Romanos 9:4 como en 8: 16. La diferencia específica entre el Antiguo Pacto y el Nuevo Pacto prohibe la continuación de los .i~fantilcs en el pacto. Esa di fcrcncia específica es que el pueblo de Dios en el Nuevo Pacto no quebrantará el pacto como lo hizo Israel y también que todo el pueblo de Dios del Nuevo Pacto conocerá al Señor (Jer. 31:34). Sí. la circuncisión fue una señal de ser del pacto, como también lo es el bautismo. También itimos que el bautismo debe ser lnistrudo a todos los que son del Nuevo Pacto, a todos los verdaderos circuncldados del Nuevo Testamento. Pero ¿quiénes son éstos'! Aquellos y sóloaquellosqucconoccn ni Señor (Jcr. 31 :34), eslán csplritualmente círcuncidadostftt. 3:3) y son nacidos de Dios (Jn. 1: 12,13). pueden reclamar ser en el Nuevo Pacto yel derecho a su señal. El pueblo del pacto ya no es una nación ffslca.slnc espiritual (Mt, 21 :43). Por tanto, los linajes físicos no proporclcnan el ser en esta nación i ni permiten la participacién en sus señales del pacto! . . . El bautismo. por tanto. profesa Jo que demandaba lacircunclslén. La circuncisión demandaba cíenamcnte un nuevo corazón, pero no profesaba un nuevo corazón. El bautis.mo profesa un nue~ocorazón. Aunque existe una estrecha relación entre el .bautismo y la circuncisión, no son idénticos. El argumento paidobautista que equipara ambas ordenanzas no es, por tanto. válido. Los paidobautistas objetan: 'Ustedes nos condenan por tener de igtesíanosalvos. Sin embargo, ustedes tienenrniembros no salvos. Así pues, no son diferentes de nosotros, excepto que son inconsecuentes e hipócritas.' itimos que hay no salvos en las mejores iglesias. Esto, sin embargo, no significa que seamos inconsecuentes y prácticamente no diferentes a los paidobautistas. Esta objeción paidobautistase basa en confundir dos cosas díferentes: la realidad práctica (defacto) y la base legal (de juré). Suponte que un jefe ruso del KGB pretendiera que no hay realmente diferencia entre Rusia y Gran Bretaña o América, porque ambas tienen entre rejas a personas inocentcs.¿ Cómo responderías? Dirías que en Rusia ,·as personas inocentes están en la cárcel debido
356
Exposicián d« la Confesión Bautista de Fe de 168.9
a sus leyes. mientras que en Gran Bretaña o América están allí a pesar ~e n~estras (eyes. Existe una enorme di fe renda lega.1 (dejure) entre usia y Am~rrca. Dela rmsma manera. los paidobauristas consienten ~~ ley_ a mre~1hros de iglesia inconversos. Los bautistas no. En ültima mstancia, sí hace una enorme diferencia práctica (defactn) entre ambos sistemas.
2. El paidobautista no es consecuente al aplicar Sli lógica II la
Mesa del Señor Históricamente~ casi unánimemente, los paidobnutlstas reformadcs no h_an creído ni practicado el dar la Cena del Señor a los niños bautizados. Han argüido _que los niños están en el pacto y (fue. por tanto, se les debe istrar el bautismo, la señal del pacto. No obstante, aunquela Cena del Señores claramente una señal del pacto ( 1 Co. 11 :25), ellos no dan la Cena del Señor a sus hijos bautízados. Demandan una confesión personal de fe antes de panicipar en la Cena de_l Señor. En otrw; palabras, demandan exactamente los que los bauusta~ demandan para In participación en el bautismo. Ahora bien, en caso de que el lector no vea el problema lJUC eso conlleva, ~nnllascmccxplicarlo ló¡¡icament.e en tres afirmaciones. 1. ~a Cena d~I Scñc,.r la Pascua son, si cabe. máli paralelas que el bautismo y la circuncíaién, La Cena del Señor fue instituida en el contc~t
r
Del bautismo
357
paidobautístas demandan mucho más que esto de sus hijos en cuanto que requieren una confesión de fe personal antes de que sus hijos participen de la Cena del Señor. Además, tal entendimiento no era una condición pan participar de la comida pascual (11). Arguyen también a partir de la incapacidad física de los infantes para comer alimento sólido("'). Pero ¿qué pertinencia tiene esto? Está claro que todo israelita circuncidado suficientemente mayor para comer alimento sólido participaba realmente. No se requería una confesién de fe personal antes de que tal participación tuviera lugar. Está claro que la única posición consecuente con la lógica paidobauústa es permitir • todos los nlños bautizados tomar la comunión tan pronto como puedan comer alimento sólido. Si no es lu lógica la razón por que los paidobautistas han practicado la comunión de los creyentes. ¿cuál es la verdaderarazéu? Es que sus grandes teólogos y pastores c.-istianos saben en sus corazones que tal práctica dcslruiría efectivamente la Iglesia visible. La verdadera· conversión ya no tendría una expresión externa. simbólica y visible. Ser miembro de iglesia se convenirfa en algo puramente externo y no espiritual. Esta es la razón grande y concluyente por que los paidobautistas no se atreven II tornar la alternativa de la comunión infantil. 3. Los paidobauüstas son Incapaces de explicor /11 e"señarrza del Nuevo Testamento En el estudio anterior del paidobautísmo. e intentado afrontar seriamente el argumento bMado en el Antiguo Testamento y la circuncisión. fl.sc argumento ha sido respondido en sus propios términos. Ahora debemos volvemos al Nuevo Testamento y su concluyente evidencia contra el paJdobautismo. E!n la argumenración anterior hemos aceptado plenamente la continuidad entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, la circuncisión y el bautismo. Ahora debe enfatizarse la verdad que equilibre la cuestión. La circuncisión. la ordenanza del Antiguo Testamento, fue abolida en Cristo (Hch. 15:5,24; 1 Co. 7: 18, l 9; Gá. 2:3; 5:2-6,.11; 6:12-15). Cualesquiera paralelismos que se ita pueda haber entre la circuncisión y el bautismo, la circuncisién fue abolida. El bautismo es una ordenanza del Nuevo Testamento. Por tanto, argüimos, Iosdarosdel Nuevo Testamento deben ser, sin duda, normativos para su práctica. Al Antiguo Testamentosólo sele puede conceder un valor secundario.
358
Exposicion de la Confe,!i6n Bautista de Fe de 1689
Consideracián de la evidencia 1U!ote.,ramen1aria para el bautismo de disctpulos ¿Cuál es el precepto, la práctica y el precedente del Nuevo Testamento con respecto a la ordenanza del bautismo y sus sujetos? Aquí sólo vamos a dar una llsta de evidencias, pero su apoyo concluyente para el bautismo de discípulos profesames sólo podría exponerse con mayorexcensi6n: Mateo 3: 1-12:Marcos I :4-{í; Lucas 3:3-16; Marco 28:19,20; Marcos 16:1 5,16; Juan 4:1,2; t Corintios 1: 13-17; Hechos 2:37-41; 8: 12,13,36-38; 9:J 8; 10:47.48; 11:16; 15:9; 16: 14,15.31-34; 18:8: 19:3-5: 22: 16; Romanos 6:3,4; Gálatas 3:27; Colosenses 3:27; Colosenses 2: 12: 1 Pedro 3:21. Co,isideraci6n de. la supuesta evidencia ncotestamentaria pura el
bautismo i11fa111i/.
Marco 19:13-1~; Marcos 10:13-16 y Locas 18:15-17 se citan con frecuencia para apoyar el paidobnutísmo. Pero si los discípulos de Cristo _huhiornn creído o pracucudo el bautismo infantil. ¿es concebíbleque se hubieran componadede tal maneraque ttegaran a impedir que los bebés fueran llevados a Cristo? Hechos 2:39 es considerado por un paidobautista como un 'reconocirniento providencial del bautismo infantil al tiempo de tu fundación misma de la Iglesia cristiana'. Tal i_nterprelUclón pasa por alto
u,
D,1 bautismo
359
desde su ciudad natal y sintió la libertad, como cabeza de la casa, para invitar a hombres a su hogar. Puesto que Lucas habla de que la fa mili ade. ella fue bautizada, y de la importunidad con que ella obligó a los apóstoles a quedarse con la casad.e. ella, no haciéndose mención ele su marido. la hipótesis más probable es que no tuviera marido. En cualquier caso, debe de haber habido otros adultos .en su casa criados, amigos, socios del negocio- que fueron guiados por su ejemplo a confesar su fe con ella en el bautismo'("). dice ~n Hechos 16:3 l-34 que la familia del carcelero de Filipos fue bautizada, pero también se dice en el rnis~o pasaje que crey~ Y. se regocijé. La ramilia de Bstéfonus fue bautizada según 1 Corintios l: 16; 16:15. Pero ésta también ministrabu a los santos según e.stos pasajes, Uno vez mis, la irnplicacién má.• probable de tal lcnguajc e« que los infantes no estaban incl~idos. . , Las palabras de Jeweu contienen una profunda sabiduría: El resumen del asunto es que la cuestión del bautismo infantil no puede resol verse a partir de estos pasajes. De hecho, el uso trndicionnl que de estos rcxtos hacen los paidobuutistas hu complicado el asunto ni suscitar la preguma: '¿Qué de los infantes?' Es erTón~c, hacer esta pregunta, puestoquecsros textos tienen que vcrnocon infantes, sino con la conversión y el bautismo de familias a quienes s.c ¡iroclamó el Evangelio. Que los bcutistas nieguen. o que los_bau~stas n'.trme~, <¡uc hubiera i nfuntcs en estos hogares es u nacspecie de unperuncncíe teológica. Cuando lccrncsquc Jcsús sanó al rujo del noble y q<1c1o_da sucasa crcyó (Jn. 4:53); quc Corncliocra un hombrcquc temía a Dios con toda su casa (J lch. l 0:2); o que ciertas persona~.contumaces ~uc trastornaban casas emera.v con su enseñanza (111. l: 1 l ), /,quién sutilizará acerca de los infantes?' ("). I Corintios 7:12-15 y especialmente el versículo 14 ha sido frecuentemente base de argumentaciones paidobautistas en cuanto a que los intantesdecreyentes poseen una especie desantidaddel pacto queda derecho al bautismo. Esto es leer dernasiadoen ~I texto. Puesto que el pasaje afirma que el esposo incrédulo es santificado. c.n ese caso también significaría que los esposos incrédulos también uencn derecho al bautismo. Esra interpretación también pasa por alloei contexto y el tema del pasaje, que es el matrimonio mixlo.y el d.ivorcio. Alg~nos ;nstlanos argumentaban que era correcto divorciarse de los rncredu(os. El punto de partida lógico di versículo 14 es la supuesta sanlld?d y pureza de los hijos de tales matrim.onios. La idea clave ct71 pasaJe es qu~ si los hijos de UJl matrimonio son santos, es decir, puros o
J~
360
Exposición de "1 Co,ifesi6n Bautista de Fe de 1689
legítimos, entonces el matrimonio debe de ser un matrimonio correcto. Pablo está diciendo a los corintios racicnalízadores que cu aneto estñn dispuestos a llamar a sus hijos ilegítimos, entonces pueden pensar que sus matrimonios son ilegítimos. Es ilógico, les dice, querer hijos legítimos, pero un matrimonio ilegítimo. Los términos 'santo' y 'santidad' se utilizaban con referencia a la legitimidad de un matrimonioysudescende.nciaen la literaturajudía de la época ("). F.:I pacto con Abraham y el bautlsmn infantil El pacto con Abraham es unu de las estructuras cohesivas de la Biblia. Por tanto, en su argumcntacién a favor del bautismo iufanül, a los paidobautistas les agrada dedicarle atenci6n. No decir nada especlñcamcnre acerca de) mismo podrfo considerarse como si se dejara un gran vacíoen esta argumentación contra el paidobautisme. La argumentación de los paidobauristas basada en el pacto abrahámico es la siguientes. l. Premisa mayor: El pacto nbra.hámico fue hecho con los creyentes ysu simiente . 2. Premian menor: El pacto abrahánúco fue el pacto de In gracia 3 '. Conclusión: l'.ll pacto de In gracia es hecho con los creyentes y su srrnrente. Seria suficiente probar que hay una falacia en una sola de las premisas de estesilogismo. Bn realidad, ambas premisasson falaces. La premisa mayores defectuosa. El pacto abraharnico fue hecho con Abraham y susi miente. Queci ten los paidobautisras un texto que pruebe yue el pacto abrahárnico fue hecho con los creyentes u su simiente.
La premisa menor también es errónea. El pacto ubrahámico fue una revelación sombreada del pacto de gracia, pero eso es muy diferentede ser en todos los sentidos el pacto de gracia, ¿Nos promete el pacto de gracia a todos como creyentes una uerra literal de Canaán?Lospaidobautistasdiceu: '[No!' iPeroel pactoebrahámleo sí promete tal Canaán 1 (Gn. l 7:8.) Así, los paidobauristas mismos no equiparanel pacto abrahámico al pacto de gracia. No insisten en una Canaán literal. ¿Con qué derecho. pues, equiparan literalmente el pacto abrahámico al pacto de gracia? La verdadera simiente de Abraham, según el Nuevo Testamento, no son los creyentes y su sinuente.sino Cristo mismo y iodos los que eslán unidos a Él por la fe (Gá. 3:29).
Del bautismo
111.
361
Sus elementos externos (pfos. 3-4)
A. Con el uso del agua (pfo. 3a)
El agua ha de ser usada en el bautismo (Mi. 3: 11; Hch, 8:36,38). Bl agua puede usarse para beber o regar plantas. Utilizada de esta manera. puede apagar la sed y vivificar. Si bien esto parecería un significado apropiado que dar al uso del agua en el bautismo, la Biblia nunca indica que esto sea parte alguna de su sigruficado. l.ll agua se usa, por el contrario, porque es un agente limpiador. El arrepentimiento y el perdón de pecados constituyen una limpieza espiritual (Hch, 22: 16).
B. En el nombre de la Trinidad (pCo. 3b) Maleo28: l8-201mbltt Iiterahneuíede ser bautizado 'enel nombre del Padre y del Hijo y del Esplritu Santo'. El significado de esto Cij que el bautismo era la identificación o unificación simbólica del bautizado con a4uel en cuyo nombre era baul.izado. El bautismo símbolíze unirse uno mismo a Dios mediante pacto: convírtiéndose en su seguidor o discípulo (1 C1,. 1 :12-15; 10:2). C. MedJaole la Inmersión de la persona (pfo. 4) Este es el segundo Jugarenque la Confesión de WC8Ut1in~lcry la de 1689 chocan eneste capítulo.Los presbiterianosen general no niegan que la inmersiónsea un métodoapropiadode bautismo. Simplemente insisten que la aspersión o, derramamiento, también es apropiada. Aun .~i tuvieran razón, por tanto, ello no han• mucha diferencia en nuestra práctica eclesiástica. ' La Confesión no afirma que alguien bautizado de otra manera no esté bautizado. La inmcrsi6n es necesaria solamente para la "correcta"istración. F.sto puede significar su istración 'apropiada, adecuada o idónea'. La Confesión no hace referencia a todas las posibles irregularidades. No manifiesta una fascinación rígida, externa o supersticiosa en cuando a la cantidad de agua que se utilice. La Confesión sí indícaque el modo del bautismo noes i rrelevanie. Afuma que la Inmersión se halla en el corazón del simbolismo que se implica. Está claro que los autores creían que la obediencia detallada a los mandatos de Dios es importante. y que tal obediencia implica el bautismo por i nmcrsión.
362
Exposici&i de la Cof!{esión Bautista de Fe de 16119
Habiendo situado esta cuestión en su debida perspectiva,
examinaremos un número de otras consideracione! que apoyan la enseñanza de la Confesión en cuanto a que la inmersión es cxcfusivamcnte el modo apropiado del bautismo (16). 1. Su uso literal en el griego secular confirma este significado. Su signíficado básico es sumir, sumergir, morir, zambullir, bañar. Una ilustración gráfica de su significado es que se utilice acerca del
bautismo de un buque. ¡El barco fue bautizado durante una batalla naval! 2. Su uso figurado en el griego secular también confirma el significado general. Aquí significa zambullir, sumergir. hundir (como en una inundación), en calamidades, en la ruina,en problemas, en preocupaciones, en la pobreza, en deudas, en estupor, en sueno, en ignorancia, en contaminación, etc. 3. Su uso literal en la Septuagiuta del Antiguo Testamento también confirma claramente el significado de sumergir (2 R. 5: l 4 ). 4. Su uso figurativo en la Septua¡¡inta también confirma esta idea general (Sol. 69:2; Is. 21 :4). S. Su uso literal en el Nuevo Testamento significa claramente sumergir (Mr. 1:5,8.9; Jn. 3:23; Heh. 8:38: Ro. 6:4; Col. 2:12; Mr. 7:3,4). Bautitarno si~rnifica en este último pasaje meramente lavar. Hay un contraste irnplrcuo entre íavarse o rociarse ellos mismos y el que bautizaran sus vasos de beber, jarros y utensilios de metal, 6. Su uso figurativo enel Nuevo Testamento es consecuente con la idea de la inmersión (Mr. 10:38,39; Le. l2:50; 1 Co. 10: 1,2: esto era, figurativamente.una inmersión; Mt. '.l: 11; Hch. 1 :5,8;2: 1-4,J 7). Acerca de estos pasajes observa A.A. Hodge: 'l:!J bautismo del Espíritu Santo, del cual el bautismo con agua es un emblema, nunca se representa en la Escritura comn una "inmersión", sino siempre como "derramamiento" o "rociamiento"'. Hodge está confundido. Bautizar, derramar y rociar se ur.i lizan todos en lenguaje figurado en tales pasajes. Es atroz en cuanto al léxico, determinar el significado de una palabra por su uso figurado. Es peor argüir a partir de un lenguaje figurado paralelo. El bautismo signiJica literal mente sumergir y figuradamente significa abrumar. El bautismo indica que estamos completa y espintualmentc sumergidos en Cristo y abrumados por su Espíritu. Indica la riqueza y el poder espiritual que poseemos en Cristo. Nada menos que una inmersión o un derramamiento tal que, inunda literalmente, simboliza apropiadamente esta verdad.
30.
De la Cena del Señor
1 LaCena del Sc~or Jcsüs fue instituida por Él la misma noche en que fu~ · tr .
sde la misma.'pata su alimentacién c~pm1ual y creemuentc en f:,1,ó para un mayor compromiso en lodM la, obligacl.oncs a Él.' y para ser un vlnculo y una prenda de su con1u111611 con Y ello, mutunmcnte.• 19 23 1. 1 11 :23·26; Mt. 26:20·26; Mr; 14: n-22: Le. 22: • · 2. Hcb. 2:41.42; 20:7; l Co. l l:17·2l,33,.W 3, Mr. 14:24,25: Le. 22:17·22; 1 ce. 11:24·26 4. 1 Co. 11 :24·26; Mt. 26:27.28; Le. 22: 19.20 5. Ro. 4:11 6. Jn. 6:29,35,47·58 7. l Co. 11:25
ro
que:• d:~i~
ce.
8. ICo.10:1(,,17
2. En esra ordenanza (:ri~tu no es ofrecido a .s~ Padre, n,i se h~cc
absoluto ningún verdadero sacrificio para la remisión del pecado ni~·.1e~ ~s vivos ni delos muertos: sino que :solan~cnte es un 1nc~ona)de a~ucl uiuco Irecimientu de sí mismo y por sí mismo en la cruz. un~ sola v~z para sien re I una ofrenda espiritual de toda la alabanza posible a Dios por ~I Así que el sacrificio papal de la misa, como cll~s la l~1~a~, ts sumamente abominable e injurioso para con el sacnfic10.nu~mo e .. ns o. la vnico propiciación por todos los pecados de los eleg1f ;•;4 25 l. fo. 19:JO; He. 9:25·28; JO:l
u!u,~.5
· · iros para 1. P.J Señor reses, en esta ordenanza. ha dcsig.n~do a sus m,n.1s
que oren y bendigan los elementos del pan Y del vino, Y que los ª~i'::~:n~! del uso común para el uso sagrado; que tomen y partan el pan,~
364
Exposición de la Confesión Bautista de
re de 1689
copa y (participando también ellos mismos) den ambos a los partjcipai1tc$.
1
l. 1 Co. 11:23-26: Mt. 26:26-28; Mr. 14:24,25: Le. 22:19-22
4. El negar In copa al pueblo,' el adorar los elementos, el elevarlos o llevarlos de un lu~"': a otro para adorarlos y el ).(wmfarlos para cualquier pretendido uso rchg1oso,2cs contrario o la naturaleza de esta ordenanza y • la Institución de Cristo.' l. Mt, 26:27: Mr. 14:23: 1 Co. 11:25-28 2. Ex. 20:4,5 3. Mt. 15:9 S. Los elementos externos de esta ordcnnnza, dcbidru11en1e separados para el uso ordenado por Cristo, 1 ienen u,I relación con Él crucificadv que en un sentido vcrrlnclcro, aunque en términos fi¡un,tivo~.se llaman a veces
por •1.uu~bre de las cosas que representan, a sabe,: el cuerpo y In sangre de Cnsto; no obsuinto, en sustancia y en nnnirnkza, esos elementos siguen siendo venJadcrn y ,olameutc pan y vino, como eran antes.• l. 1 Co. 11 :27; ML 26:26-28 2. 1 Co. 11:26-28: Mt. 26:29
8. Todos los ignorames e impíos, no siendo aptos para gozar de la comunión con Cristo, son por tanto indignos de la mesa del Señor y, mientras permanezcan como tales, no pueden, sin pecar grandemente contra Él. participar de estossagrados misterios o ser itidosa ellos;' además, quienquiera que los reciba indignamente es culpable del cuerpo y la sangro del Señor. pues come y bebe juicio para sí.' l. Mt. 7:6; Ef. 4: 17-24; 5:3·9: Ex. 20:7, 16; 1 Co. 5:9-13: 2 Jn. 1 O; Hch. 2:41,42; 20:7; 1 Co. 11:17-22,33,34 2. 1 Co. 11:20-22,27-34 Bosquejo del capflUfo
Tema¡ la Mesa de! Señor
Pt'os. l
3:21: 1 Cv.11:24-26:Lc.12:l;Ar.
l:20:Gn.17:I0.11;&.37:l
sí mismo en su muerte' 2. Las Intenciones secundarias
La confirmación de nuestra fe La nutrición de nuestra espiritualidad El incremento de nuestro compromiso El fortalecimiento de nuestra comunión
l;Gn.
7. Los que reciben dignamente esta ordenanza, 1 particlpando ~xte~uamcnte de ~os elementos visibles, también participan 1~tcnom1entc: por I~ te, de una manera real y verdadera, nunquc no carnal ru ~o~ral, ::.u10 ahmentá.nd~se espiritualmente de Cristo crucificado y rc<;•hrendo todos los bcnefic1.os de su muerte.' El cuerpo y la sangre de Cristo no están entonces ru carnal ni corporal sitio espiritualmente presentes en aquella ordenanza a lo fe de los creyentes. tanto corno los elementos mismos Jo están para sus sentidoscorporales.' l. 1 Cu. 1 1 :?.8
2. Jn. 6:29,35.47-58 3. 1 Co. 10:16
l. $11 ln~tllucl6n A. Las círcunstancias originales de su institución 8. La observancia prescrita de su institución l. Su ubicación C. Los propósitos múltiples de su institución 1. Su propésuo principal: 'para el recuerdo perpetuo y paro la manifestación del sacrificio de
G. Esa ~trina que sostiene un cambio de su
365
Del la Cena d.t Señor
2
11. Su n11h1 ntleza A. Descrita l. Negativamente 2. Positivamente B. Aplicada
3-4
m
3 4
A. Su celebración apropiada B. Su celebración perversa
Su celebración
366
Exposiciónde la Confesión Bautista de Fe de 1689
Del la Cena del Señor
367
V. Sus elementos
suficientemente a fondo. Así pues, haremos una exposición algo detallada de la misma.
6
A. La verdadera doctrina definida B. La falsa doctrina refutada
l. Su instltucióu (pCo. l)
7-8
V. Su recepción (píos, 7-8)
7
A. Los beneñcios de la recepción digna l. Sus medios 2. Su naturaleza 3. Su base
8
B. Las responsabllldades de una recepción indigna 1. Por los abiertameme incunversos 2. Por los aparenterneme convertidos
5-61
s
Un examen detenido del bo~ucjQ provisto arriba indica que en este capítulo hay una repetida uansición desde lo positivo a lo negativo. Bs la perversilln ca161ica romana de la Cena del Señor Jo que en casi cadu .punto requiere que los autores de la Confesión hagan una trnns1c1.ón desde.una añrmacién positiva de la verdad bíblica a una rcfutacíón negauve de la perversión católica. A.A._H~lge. hablando de la Cena del Señor, dice: 'Del hecho de que fue ins111mdu por nuestro Señor la noche que fue entregado no hay duda alguna ... permaneciendo, por 1(1 tamo, hasta el ufa de hoy como un monumento de la verdad de la historia del Evangelio con la cual está asociado" ('). Los defensores de la fe han indicado frecuenteme,nteque la Cena de 1 Señor era practicada universalmente Pº! los cns~anos desde ~I período más antiguo a que nos lleva la e~1dencia histórica. La uruca explicación racional de este hecho histérico es la que se nos da en las Escrituras del Nuevo Testamento. Un hombre real -J~sús,el Cristo~realmcntc instiruyóestaprácticaen un m.omento cuhnrn~nte en su vida como práctica perpetua para sus seguidores. La práctica continua de esta institución por parte de sus seguidores en el mundo durante casi 2.000 años señala el poder la deidad y la autenticidad de Jesús, el Cristo, ' ' _Sin atribuir una significación mágica a la misma, la Cena del Señor es aún una parte tan importante de la religión cristiana que ~u:dc haber pocas cosas más esenciales que en tender que la Cena del Señor. A pesar de ello, muchos crisuenos no la entienden
Las circunstancias originales de la institución de la Cena del Señor imparten un gran poder y patetismo a esta institución en los corazones del pueblo de Cristo. Si la petición de un querido amigo moribundo ejercería un poder especial sobre nosotros, lno debería la petición final de Jesús antes lle su muerte conmovernos mucho más? A la luz de esto, ¿has considerado adecuadamente esta institución y tu deber con respecto a la misma? ¿Estás permitiendo que el descuido de ser miembro en una iglesia local u la lucha irrazonable con la seguridad te traicione de manera que peques contra este mandato especial de Cristo? La ubicación prescrita por la Confesión para celebrar la Mesa del Señor es 'en sus iglesi11~· (Hch. 2:41,42; 20:7; l Cu. 11:1722,33,34 ). La Cena del Seftor es una ordenanze eclesiástica. No fue dada u la familia, el ESU\Clo o el indi vlduo. Sólo bajo los auspicios de una iglesia local y s61,, en la reunión de ta iglesia se observa adecuadamente. listo viene conñrmado por el hecho de que la i¡¡lesia debe regulnrquiénes son ullmi1iclos a la Cena del Señor y la manera en que es observada. Nótense los comentarios sobre el párrafo 8. TI. La 11aturalew de la Cena del seño«
A, Descrita l. Negativamente
La Confesión afirmaque en la Cena del Señor, 'Cristo no es ofrecido a su Padre, ni se hace en absoluto ningún verdadero sacrificio para la remisión del pecado ni de los vivos ni de los muertos.' Muy al principio en la historia de la Iglesia, debido a la influencia del hipcrliteralismo cristiano y el paganismo supersticioso, la Cena del Señor comenzó a adquirir un creciente misterio, reverencia y poder en la mente popular. 'Esto es mi cuerpo' se tomó literalmente y, de esta manera. cuando el pan era partido por el ministro, se pensaba <JUC se estaba realizando un sacrificio real por el pecado. Así, la Cena del Señor, habiéndose convertido en una nueva encamación de Cristo, llegó a ser un nuevo sacrificio. La Confesión. no obstante, que esto
368
Exposición de la Co'!fesión Bautista de Fe de }689
sea en manera alguna el significado de la Cena del Señor. La base bíblica para negar que haya un sacrificio expiatorio real en la Cena del Señor es Juan l 9:30; Hebreos 9:25-28; 10:10-14. 2. Positivamente La Cena del Señor no ha de considerarse, pues, de forma litcralista como un sacrificio. Debe concebirse como algo espiritual y mental: como un memorial, Lucas 22:19 y I Corintios 11:24-26 utilizan repe~d~mentc ;ales pala?ras como 'memoria y anunciáis' para dcscribírsu carácteresencial. Esrosignifica que et beneficio. él f>\Xler o la ay~1da de la Cena del Señor viene de la manera en que los n.iernonales pueden ayudar. No mágica o físicarne111c nos ayuda la Cena del Señor. srnocomo memorial: espiritual y mentalmente. Si es ésteel c~qo, tl~bemoscsw seguros deque nuestras mentes yespíritus están intencionudnmcmc ocupados cuando celebrarnos esta ordenanza ( 1 Co. 11 :27-29). Debemos, adem,ls,estarscgurusdeque nuestras mentes y espíritus están bfblicamemcocupados. Si la Cena del Seílorcs un Evangelio visible -un memorial de la obra de Cristo. entonce~ la Cena ,del S~ilor jamós debe aislarse de la prcdicución del Evangelio. Tul aislamiento de la Cena del Señor huele a una idea s~~micioso de In _Mesa del Señor que la considera como algo distinto a un memorial. B. Aplicada A la luz deesto, laC(>nfesiónafirmaquecl sacrificio papal dc larnlsa es ab<,rnmable (odioso.detestable) en grado sumo, porque atrenra el sacrificio ele Cristo, No afrenta su eficacia. l:ls1a no puede ser afrentada. Afrenl ..i su gloria. Oscurece el carécter acabado y corn~leto de la <.•.bra de Cristo y le rnba gloria al atreverse a co~s,dcrado~~t1do. La gloria de la cruz es que en la cruz Cristo satísfizo I~J usticia de Dios contra el pecado de Ludo su pueblo y I ogró su redención de una vez para siempre. El sacriflcio de la misa niega eso. _s, entendemos y creemos estas verdades. el sacrificio papal de la misa nos resultara tan abominable a nosotros como a lo fue para los autores de la Confesióu, Puede suscitarse esta objeción: '¿No es la celebración de la Cena del Señor un _sacrificio religioso'! ¿No es Dios alabado y adorado formal y püblicamcme en la Cena del Señor? i No es tal adoración un sacrificio?' Mateo 26:26,27.30 y Hebreos 13:10-16 indican que la
V.I la Cena dt:I Señor
369
respuesta a tal pregunta es: 'Sr. La Confes}ón mismaense~a_estoen su afirmación de que la Cena del Señor es una ofrenda espírituaí de toda la alabanza posible a Dios'. Hay, sin embargo, una diferencia entre un sacrificio de alabanza y un sacrificio cruento: entre nuestra respuesta agradecida y la obra de Cristo. Aun en el Antiguo Testamento se hacía una distinción entre ofrendas de grano (de acción de gracias o paz) y ofrendas por la culpa (por el pecado) (Lv. 1-7). La Mesa del Señor no se celebra adecuadamente si nos detenemos en el autoexamen y la confesión de pecado. Fue instituida en medio de acciones de gracias, bendiciones e himnos. Ha de ser una ofrenda espiritual de la mayor alabanza posible a Dios.
111.
Su ctlebracwn (pfos. 3-4)
A. Su celebrac16n apropiada (pro. 3) Segün la Conf~ión, la celebración de la Cena del Señor consist~ en ees actividades principales. El Señor Jesüs ha establecidc In t>rac,c\n, tomar el pan y tomar lo copa (1 Co. 11:23-26; Mt. 26:26·28; Mr. 14:24,25; Le. 22:19·22). Se dan tres detalles acerca de la oración. Los que ofrecen esta oración han de ser 'sus ministros', aquellos que han sido autorizados oficialmente para representar a Cristo y tornar su lugar como distribuidor de su comida para sus siervos. Como vimos en el capítulo 28, éste debe ser un anciano o un delegudo designadoporél. Ha de ser una oración de bendición (cf. Mr. 14:22 con Le. 22: 19). Una oración de bendición es una oración de acción de gracias en In que se suplica a Dios que haga el pan que se come un medio de bendición para nosotros. Toda comida ha de ser así bendecida (Mt. 14:19; 15:36; Le. 24:30; Hch. 27:35). Así, especialmente, ha de buscarse la bendición divina en la Cena del Señor. El efecto de tal oración es apartar el pan y el vino de un uso común a un uso sagrado (cf. 1 Ti. 4:4,S con Gn. 2:3). Suplicar la bendición divina sobre aquello que Dios nos ha dado en su Palabra es apartarlo. B. Su celebración perversa (pfo, 4) Cinco cosas se mencionan como características de la celebración perversa de la Cena del Señor por parte de los católicos romanos; la
370
Exposicíónde la Confe.,iñnBautista de Fe de 1689
negación de la copa al pueblo (Mt, 26:27; Mr. 14:23; 1 Co. 11 :2528), adorar los elementos, levantarlos, llevarlos de un sitio a otro para adorarlos y reservarlos para cualquier pretendido uso religioso (Ex. 20:4,5). La Confesión de Fe de Wesrrninster añadcque las misas privadas son erróneas. Los bautistas eliminaron esto, aparentemente, porque
algunos hermanos creían que llevar la Cena del Señor a los que estaban confinados en su hogar era ocasionalmente legítimo. Aunque puede haber sido cierta caridad hacia tales hermanos lo que motivó esta omisión, la prohihición de misas privadas no debería haber sido eliminada. Como afirma el párrafo I y las referencias citadas allí dejan claro, la Cena del Señor sólo debe celebrarse en 'SU$ iglesias [de Cristo]'.
TV.
Su, elementos (pfos.S-6)
A. La verdadera doctrina dennida (pfo. S) Ladocu·iuauuténticade íoselemenros utilizados en luCenadel Señor
se define por medio de una condición previa, una afirmación y una
matiución. La condición previa es que sélo mi pan y vino como el" que ha sido debidamente apartadopara el uso ordenado por Cristo está bajo consideración (nótese el párrafo 3). La afirmación es que tal pan y vino están retacionados de tal maMra con Cristo que verdaderamente, aunque de forma figurada, pueden ser llamados por IUI'> nombres del cuerpo y la sangre de Cristo. La copa, por ejemplo, es llamada a veces por el nombre de la cosa significada -el Nuevo Pacto en la sangre de Cristo- debido a la íntima relación entre el símbolo y la realidad: In unión sacramental. La matización es que la copa no se vuelve literalmente sangre. En cuanto a su composición física, los elementos continúan siendo pan y vinocomo lo eran antes. B. La falsa doctrina refutadu (pfo. 6) Elsla falsa doctrina afirma que el pan y el vino, mediante la consagración, realmente se vuelven físicament.c et cuerpo y la sangre físicos de Cristo. La transustanciación es el nombre que se le da. Reinhold Seeberg, un historiador de la Iglesia. comenta la adopción oficial de esta doctrina por parte de la Iglesia católica romana. 'La doctrina !ISÍ elaborada por los teólogos fue exaltada a la
Del la Cena del Señor
371
posición de dogma establecido por el pupa Inocente fil en el Cuarto Concilio de Letrán (1215 d.C.): "El cuerpo y la sangre están verdaderamente contenidos en elsacramento del a llar bajo las formas [speciebus] de pan y vino, el pan transubstanciado en el cuerpo y el vino en la sangre mediante el poder divino ... Y este sacramento nadie lo puede istrar en ningún caso excepto un sacerdote que haya sido propiamente ordenado"'('). La palabra "transustanciación' y la ittea que comunica constituyen el dogma oficial, y por ende infalible. de la rgtc~ia católica romana. La Confesión afirma que esta doctrina es repugnante tanto a (contrudicha por) la Escritura como a la razón. Es repugnante a la Hscritura porque la Biblia no permite que la frase 'esto es mi cuerpo' se tome I iteralrnente, sino que requiere que se tome figuradamente. La interpretación literal contradice las circunstancias histéricas en que esta frase se dijo original mente (Ml. 26:26-29). A.A. Hodge dice: 'Por otra parte, cuando nuestro Señor dijo esto y les dio acomerel pan,ÉI estaba sentado con su carne entera y sana, comiendo y bebiendo con euos • (l). También contradice la doctrina bíblica de la persona de Cristo. Cristo tomó un cuerpo humano verdadero. Aun lo tiene. U! tendrá por siempre. Ese cuerpo os limitado, finito y, durante lu era actual, ausente do la Tierra (Le. 24:36-43,SO.S 1; Jn. 1 :14; 20:26-29; Hch. L :9-11; 3:21 ). Un cuerpo ns( no podría esta presente en mil sacramentos o In vez. Además, según el testimonio explícito de la Biblia, In 'transustanciación' no puede ser cierta. La Mesa del Señor es un recordatorio, un memorial (1 Co. 1 1 :24-26) de Cristo hasta que Él venga. Esto habla de la realidad y normalidad de su cuerpo humano y de su ausencia a la Mesa del Señor. No recordamos a alguien que csl,i físicamente presente. La interpretación literal descuida el uso figurado del verbo 'ser' que se extiende por toda la Diblia. !lay un ejemplo de tal uso figurado del mismo en la Cena misma del Señor ( 1 Co. 11 :25). Jesús afirmó: "Esta copa es el nuevo pacto.' La copa es una referencia figurada al vino. otros usos figurados de este verbo aparecen en Lucas 12: 1; Apocalipsis 1 :20; Génesis 17: 10,11; Ezequiel 37; l l; Génesis 41;26,27. El contexto bíblico demanda, y la grarnatica bíblica permite, la interpretación figurada. Puesto que el único argumento para un cambio físico son ras palabras 'esto es mi cuerpo', si 01r,, interpretación fuera igualmente probable, entonces la doctrina de la
372
Exposicion ,u la Confesi6n Bautista de Fe de 1689
transustanciación tendría que ser considerada como no probada. El hecho es, no obstante, que otras evidencias de la Escritura la refutan. La razón también contradice ta transubstanciación porque dapor supuesto la validez de las observaciones probadas pornuestroscinco sentidos. Aunque la Escritura enseña que el conocimiento que puede derivarse de nuestros sentidos es limitado (2 Co. 5:7), da por supuesto en todas partes que, dentro
Del la CeM del S•lfnr
373
V. Su nupcib1t (pfor. 1-8) A. Los beneficios de una recepción digna (pro. 7) El párrafo 7 concentra toda su atención en un punto: el beneficio de recibir dignamente la Cena del Señor. Con objeto de obtener el beneficio de la Cena del Señor, debemos participardc ellacxt.emamcnte, pero también por fe. Debemos creer que los elementos realmente representan al Salvador Y que, al tomarlos como símbolos de Él, realmente nos apropiamos de los beneficios de su obra. Comer espiritualmente a Cristo es apropiarse. por fe, de ~I Y de todas las bendiciones del pacto compradas por su cuerpo partido Y su sangre derramada (Jn. 6:53-58). Las palabras de estos vcrs!~ulos no pueden tomarse literalmente por vanas ~azoncs. ~n eatendirniento literal sería., precisamente, el malentendido de los Judíos (v. 52). Es posible que Jesús se propusiera repudiar expl!cit.amentc tal entendimiento en 106 verstcutos 60-63. Ill comer de que Jes\l.s está hablando está en tiempo presente (v. 54 ). Puesto que Jesús no había instituido aóo la Ccaa del Señor, esto no puede ser comer litualmcnte del cuerpo de Cristo en la Cena del Seftor. Jesés había explicad.o repetidamente en este discurso que por comer de Él queóo decir apriarse, por fe, de Él y su salvación (vv. 29.35,47-58). Aquí se muestra, mediante lB ilustución de comer, que creer es un acto de apropiación. Al igual que el alimento aprovecha sólo al comerse, así Cristo aprovecha sólo al ser apropiado por fe. Puesto que Jesús no habla aquí para nada de la Cena del. Señor. podemos llegllI a la conclusión deque no hay nadacualitativamente diferente acerca_del beneficio recibido en la Mesa del Señor o la manera en que se recibe. Es unamanera igualmente provechosa de apropiarse espiritualmente .Je Cristo, Cada vez que ejercemos fe en Cristo, bacem_o~ lo mismo que en la Cena del Señor y recibimos las mismas bcndic~oJJcS. La presencia física de los elementos ame nuestros sentidos es una ayuda especial para el pueblo Lle Dios ~u hacer real para ellos el cuerpo y la sangre de Cristo: el precio de compra de . nue~tra redención. Así hacen presente el cuerpo de Cristo, no física sino espiritualmente. a los ojos de la fe. Lo único significativo acerca del cuerpo y ta sangre de Cristo es que. fueron el. precio ~e compra de la redención. No tuvieron ni tienen unacornposicién fis1caespecial. Por eso no habría ningún beneficio en comerlos aun si pudiéramos.
374
Exposícián de la ConfesiónBautista de Fe de /689
B. La respon.,abilidadde una recepciónindigna (pfo. 8) La Confesión h~bla en el párrafo 8 dedos tipos o clases de recepción indigna: en primer lugar, _la del abiertamente inconvcrso y, en segundo I ugar, la de cualquier otro que participe indignamente. l. Porparre del abiertamenie inconverso Las marcas que identifican al ahiertarnente inconverso se expresan en las palabras 'todos los ignorantes e impíos'. füw frase señala claramente a los que estamos considcrundo como abiertamente incon versos. Ninguna persona que sea ignorante del Evangelio y sus verdades básicas puede participar dignamente de In Cena del Señor. ¡,Cómo podrían tales individuos recordara un Cristo que no conocen? El conocimiento es esencial pura la conversión (Ef. 4: 17·21 ). Más aún. ningún impío puede participardignamcntede la Cena del Señor. Su cond~cui muestra que no tiene una meltloriu snlvudora de Cristo y que es rnconverso (Ef. 4:22-24; 5:3-9). Es~~ gran pecado que tales personas igoorantc6 e impía.~ vengan Y pan,c1pen de la Mcs,i del Señor. Viola tnnto el Tercer corno el Noveno Mandamiento en los asuntos más santos posibles. La Confesión ~o afirma simplemente que sería un gran pecado que l~s tales parncipara» de la Cena del Señor, Afirma que serra 1amb1én un gran pecado que los tales fueran itidos. Esta afirmación implica que la Iglesia tiene el derecho y el deber de guardar la Mesa del Señor y rehusar itir u la Mesa a a¡¡uellosque son indignos de la misma. La base blblica para esto es, en primer lugar. nuestro deber de impedir, si podemos, que otros pequen e incurran en culpa; en segundo lugar, nuestro deber de no tener c~m~ni6n (o comer) con los abiertamente impíos si profesan ser cnsuanos (1 Co. 5:9-13; 2 Jn. 10); en tercer lugar, el hecho de que la Mesa del Señores s61o para la Iglesia (Hch. 2:41.42; 20:7; J Co. 11:17-22.33,34). Estas verdades blblicasrequierenquc rechacemos una 'comunión abie_rt~'. Esta es la práctica de abrir· la Mesa a todos los que deseen part1c,p~. La l~les,a está obligada a guardar la Mesa de semejante profanación. Si no lo hace, está actuando injustamente. Estas verdades bíblicas no requieren, sin embargo, una 'comunión cerrada'. Esta es la práctica de permitir sólo a los de buena reputación en nui:stra propia iglesia o denominación que participar de la Cena del Señor. A menos que creamos que sólo nuestra propia
D•I la Cena del Señor
375
iglesia o denominación es una verdadera iglesia con verdaderos cristianos en la misma, entonces la comunión cerrada rechaza a los que son dignos a los ojos de Cristo. Estas verdades bíblicas sí requieren una 'comunión restringida'. Sólo a los verdaderos cristianos que sean de verdaderas iglesias se les puede permitir venir a la Mesa. La práctica fiel de la 'comunión restringida' requiere al menos dos cosas: el anuncio público de los requisitos bíblicos y la prohibición privada de los que se sabe son indignos (de quienes se piense que puedan intentar participar). 2. Por parte de los aparentementeconvertidos No sólo es posible que losnbiertameme inconvcrsos cometan un gran pecado participando de la Cena del Señor, es también posible que de buena reputación de las iglesias tomen la Cena Indignamente. Son los toles quienes son designados especrñcememe con las palabras 'quienquiera que los reciba indignamente', en la segunda mitad del pámifo 8. Tres preguntas Importantes deben ser respondidas aquí. ¿ Qué es ser culpable del cuerpo y de la sangre del Señor' 7 ( 1 Co. 11:27.) La frase 'del cuerpo .. .' es un genitiv11 de referencia. Peca contra el cuerpo y la sangre del Señor proranll.ndolos. Trata el pan y el vino que los simbolizan como allmerucs corrlemes. li\to es una violación dd Tercer Mandunuemo, tornar el nombre de Cristo en vano. Es tratar los símbolos del cuerpo y la sangre de Cristo como si fueran pan y vino corrientes y nu pensaren ellos u actuar con respecto a ellos en consonancia con su sama significación (1 Co. 1 t: 18· 22.33,34). Tal culpabilidad es muy grave y acarrea a individuos e iglesias culpables de la misma juicios temporales y aleccionadores ( 1 Co. 11 ::J0-32), pero no es imperdonable (1 Co. 11 :32). ¿Qué es participar indignamente? l .adignidad aquí nocs cuestión de mérito legal, sino de decoro evangélico. Existe 11.r cosa como la dignidad evangélica. Apocalipsis 3:4; Efesios 4: l; Mateo I O: 1 1,37 .38; H íípenses l :27; Colosenses l: l O; 1 Tesalonicenses 2;12 contienen todos la misma raíz que se utiliza en 1 Corintios lJ :27,29. La dignidad, en primer lugar, es cuestión de recordar a Cristo en nuestra participación (vv, 24-26) con fe y personalmente; en segundo lugar, examinarnos a nosotros mismos (v. 28), probándonos y aprobándonos como los que están recordando a Cristo ca la Cena y no pensando ea la Cena como alimento común.; en tercer lugar, discerniendo el cuerpo (v. 29), apreciando por fe el
376
E.xposici(Jn de la Col!{esu'm Bautista d~ Fe de 1689
santo simbolismo y la significación espiritual de la Cena, y, en cuarto lugar,juigándonos a nosotros mismos (v. 31), emitiendo juicio por no recordar a Cristo en la Cena y arrepintiéndonos de tal fallo. Si verdaderamente creemos que la Cena simboliza ta muerte del Señor y participamosde ella conscientes de esa realidad, somos dignos. La dignidad no consisteen realizar un examen morbosoy supercstrícto de nuestras vidas durante el mes anterior. Consiste en una comprensión seria y creyente de lo que estamos a punto de hacer. Consiste en ver la Mesa del Señor como la que es y tomándola como un pecador arrepentido y creyente. Pablo no anima en ninguna parte a los cristianos a que se mantengan alejados ele la Mesa. En todas panes los anima a venir de forma correcta. Manrenerse alejado sólo dlce: 'Rehúso arrepentirme de mi actitud profana hacia la Mesa del Señor.' ¿Cuál es el juicio en que se incurre? Es enfermedadternpoml y muerte (v. 30). Tales vcrslculoscorno éste han sido encajados en la Idea contemporáneade lacreencíu fácil y el cristianismo carnal. l lan sido utilizaclos para reforzar su negaclc\n de la necesidad ele lo perseveranciade los santos. en estesistema,el no persevera»da como resultado la muerte física, no la mueneespirirual. l Corintios 11:30 se utiliza gencrnlmcnte como el primer testigo. No hay razón para creer -cíertarnenre, una buena razón para no creer- que el cristiano puede ser castigado con la muerte según I Corintios 1 1 :30. Contra este uso de l Corintios 11 :30 dan testimonio dos hechos claros acerca de este juicio. En primer lugar, este juicíoescolecLivo y no merameme individual. Ciertamente, hubo de iglesia que murieron. Quizá murieron verdaderos cnsuanos. Pero el juicio deque se habla aquí es unjuicio colectivo con tra un pecado colectivo (vv. 30-32). Desde luego, hubo i11divíduosque pecaron e individuos que fueron juzgados (v. 29). El pasaje, sin embargo, no afirma que fueran juzgados. CuandoDavid pecó, no fue David sino su hijo quien murió. Dela misma manera, puede ser que aqueUosque pecaron más gravemente perdieron esposas, maridos o hijos mediante la muerte. No exíste la cene za de que ellos mismos murieran. No se afirma en absoluto que verdaderos cristianos murieran bajo el castigo divino. Easeguadolugar.eslejuicioesalcccionador(v.32).Elpropósitodel castigo se expresa claramente en este pasaje. Es salvrunos de ser condenados con el mundo. Esto suscita una pregunta: '¡,Cómo lo hace?' Lo hace llevándonos al arrepenrimiento(He. 12: I0, 11). Si un individuo es castigado, es para que se arrepienta. De forma parecida,
Del la Cena del Senor
377
si una iglesia es castigada, es para que la iglesia se arrepienta. ~tá muy claro que la implicación de este pasaje es que ao arrepenurse bajo el castigo tiene como resultado ser condenado con el mundo. Esto suscita una última pregunta. '¿C.ómo ~ a_rreplenre una persona bajo el castigo de Dios si lo mata pnmero I Si lo mata en un e.qtadoimpenitente, sólo puede esperar ser condenado con~! mundo. Castigo. arrepentimiento,no ser conde~ado 7~n el mun~: estos están inseparablemente unidos en el propésito divino. Un ttpo.de.castigo que mata a los que son objeto del mismo antes del arrepenumíentono es bíblico.
D,,I estado dél hombre despui., de la muerte y de la resurrecciá« de los muertos
31. Del estado del hombre después de la muerte y de la resurrección de los muertos
2. Ro. 8:1,ll; l C-0. 15:45; Gá. 6:8 3. 1 Co. 15:42-49 4. Ro. 8:17,29,JO; l ce. 15:20-23,48,49; Fil., 3:21; Col. 1:18; 3:4; 1 Jn. 3:2: Ap. 1 :5 Bosquejo del capítulo
T. RI estado Intermedio
A. La distinción entre el cuerpo y el alma en el estado intermedio 1. El cuerpo 2. El alma B. La distinción entre los justos y los malvados en el estado intermcdlo l. La conllición de los justos Su entrada inmediata a esta condición Su perfecta santidad en esca condición .. Sus deleitosas ctecunstanclas en esw 1:u111:hc1611 Su bendito compañero en esta condición Su glorioso privilegio en esta condición Su incompleta bienaventuranza en esta condición 2. La condición de los mal v;1dos Su ubicación Sus circunstancias
1. L-0~ cuer¡,n~ de los hombres vuelven al p(llvo dcspué.1 de la muerte y ven la cc>m,pción.' pero sus almM (que ni mueren ni duermen), teniendo una sub•i•tcncia itwwrtal, vuelven i11mcdiatamecue a Din~ que las dio.' La., almas de lo, jusros. siendo entonces hechas perfectas en .santi
379
Su expectación
3. La ausencia de alternativas 2·3
11. El La transformación final
2
A. El hecho de la transformucién final 1. Para los que estén vivos en el último día 2. Para tos que estén ya muertos en el último dla B. El carácter de la transformación final C. La permanencia de la transformación final D. El tiempo lle la transformación final
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2 2
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E. El contraste en la transformación final 1. La resurrección de lo, injustos
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Exposici6n de la Co,ifesión Bautista de Fe de 1689
2. La resurrección de los justos Su modelo Su agente Su carácter
:n
~~n loscapí'.ulos Y ~2, llegamos al tema llamado por los teólogos escatolo~fa , que significa la doctrina de las última.~ cosas. Desde la redacción de la Confesión en el siglo XVU, esre tema se ha convertido en una cuestión acaloradamente debatida. F,¡¡ interesante notar, a la lu:t.deesto, que los bautistas no vieron ninguna razón para estar en dcsa<:uerdocl>n una sola palabra de lo que los presbiterianos Y c~ngregac,onales habían adoptado antes que ellos. Hay una leccu)n en esto en alguna parte: quizá más de una. 1. F.I estado intermedio (pfo. I)
Al utilizar la terminología 'el estado intermedio', quiero decir el periodo entre la muerte y la resurrección. Cuando una persona mucre. entra en el estado interme
A. La distinción entre el cuerpu y el alma La primera distinción esencial es que los hnmbresestán constituidos por dos cosas cualitativamente diferentes: lo que. la Confesión llama un cuc'.'Po Y un ~lrna. Debido a que éstas son dos entidades cualitallv.am~nte d1fci;entes, tanto su condición como su ubicación pueden diferir entre st tras la muerte. I. El cuerpo Aquí la Confesión afirma lo que tanto la experiencia corno la Escritura dejan claro. La nada grata realidad es que nosotros,
Del estado del nombre después de la muerte y de la resurrección de los muertas
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nuestros cuerpos, morirán. Tras un proceso de descomposición • putrefacción- tú, tu cuerpo, no será sino un montón de polvo en un ataúd, en un cementerio, en alguna parte. Esto ocurrirá a los hombres en general y a nosotros en particular .~iendo las únicas excepciones Enoc, Elías y los cristianos que estén vivos al regreso de Cristo. Ocurrirá, además. debido a la maldición por la desobediencia de Adán (Gn. 2: 17; 3: 19; Ro. 5: 12-21; t Co. 15:22).
2. El alma La Confesión hace dos afirmaciones acerca del alma que contrastan
su condición en el estado intermedio con la del cuerpo. Afirma, en primer lugar, que las almas· 'ni mueren ni duermen), teniendo una subsistencia lnmonal'. Estas palabras requieren alguna explicación. especialmente la frase 'subsistencia inmortal'. El término 'subsistencia significa simplemente (segün Websicr) 'existencía, ser, continuidad'. El cuerpo se descompone. Deja de ser como tal. El alma, sin embargo. continúa existiendo o teniendo un ser tras 111 muerte. Tiene subsístencla, El término 'inmortal' es más difícil, Esto es así porque en un sentido muy importante, el alma humana no es inmortal. La segunda deflnicién de Web.1ter es la que no queremos dar a entender cuando decimos que el alma es inmortal, Esa definición es ésta: 'de seres inmortales o inmort11lidad, dlvino, celestlul'. La fllosofla griega consloerabael alma como inmortal en este sentido. La consideraban como una chispa de fuego divino. una con Dios, eterna y no creada. Esto no CR, ciertamente, lo que los cristianos dan a entender al decir que el alma es inmortal. Está claro que no es lo que la Confesión quiere decir. Los cristianos creen que el alma, como todo lo demás, ha sido creada por Dios y depende cada momento de Él para su existencia continuada. La primcrn definición de Wcbster está más próxima al significado del término 'inmortal' como lo utiliza la Confesión. Esa definición es 'no mortal, imperecedero, que vive para siempre' (1). El idioma español puede no tener una buena palabra para expresar le) que la Confesión está diciendo aquí. 'Inmortal' puede ser la mejor palabra disponible. El significado es que la muerte física no produce la cesación del alma. las almas no mueren como los cuerpos. Pueden, como parte de un ser humano, experimentar fa muerte, pero ellas mismas no resultan inactivas o descompuestas por la muerte. Como afirma la Confesión, 'ni mueren ni duermen', Es la esencia
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Exposicián de la Confeswn Bautista dt Fe de 1689
Del estado del hombre dc.,puésde la muerte y dt la resurrección de los muertos
de un alma conocer, estar consciente. Esa esencia continüa tras la muerte. Es, en ese SCDLido, imperecedera. La segunda afirmación de la Confesión acerca del alma es que, en lugar de volver al polvo en la muerte, vuelve a Dios. La idea que se propone la Confesión parece ser que el alma regresa a Dios con el propési Lo de que se le asigne su recompensa o castigo preliminares hasta el juicio final. La pregunta clave es, desde luego: ¿dónde enseña In Biblia estas cosas'! Cuando lleguemos a la segunda distinción, consideraremos muchos textos que hahlan directamente acerca de los casos de las condiciones de los justos y los malvados durante el estado incermcdio. Cada uno de tales textos sólo confirman aún más todo lo que ya se ha dícho acercadc la distinción entre el cuerpo ye! alma. En un scn1iclo, la mayor prueba paro la distinción entre el cuerpo y el alma es la ex istencía del estado intermedío. Es la anormalicl11d de la muerte la que revela con la máxima claridad la dicotomia en la constitucién del hombre. Nótese a rnunera de il11stración 2 Corintios 5: l ·8. l..11 Biblia, no obstante, enseña explícitamente que el hombre está compuesto por dos cmidades diferentes, un cuerpo y 11n alma (Gn, 2:7; Stg. 2:26; ML 10:28; Ec. 12:7). F.stos asuntos forman una in1roducci6n a la enseñanza bíblica sobre la muerte, Esta enseñan1,:1 puede resumirse en cuatro proposiciones. l. La muerte, la muerte física, ,., 111,a c1msec11e11cia penal del pecado. La prueba para esta alirrnoción ha sido dada anreriormente en la cita de Génesis 2: 17; 3:19; Romanos 5:12-21 y I Corintios 15:22. Como consecuencia penal del pecado, la muerte es una perversión del orden creado por Dios, parte de la ruina que la CM da del hombre hizo de la perfecta creación de Dios. Como tal .• es anli~a~al en el sentido más exacto lle la palabra. E,q algo penucioso. 2. La muerte, la muene Jfoc(l, es una separacián rudical y tuutnatural del alma y el cuerpo que da como resultado la pudrícián y disolución del cuerpo y la desnudez del alma. (Notense los textos citados aateriormeme.) la separación del cuerpo y el alma en la muerte está en total contradicción con sus caracteres creados. Ni el alma ni el cuerpo tenían como propósito de existir separadamente la una del otro. La creciente decrepitud que señala la proximidad de la muerte (Ec.
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12: 1-6) y la repugnante disolución que la sigue- indican claramente su carácter antinatural. 3. La muerte, la mue/Te fisicn, es una señal y sacramento de la futura muerce eterna de la raw de Adán. Esta ~ignificacíón de la muerte física es 'el aguijón de la muerte', es decir, su peor aspecto (Ap. 20: 14; 1 Co. 15:56,57; He. 9:27). ~a muerte, el acontec_:imiento ñsico más horrible que se pueda concebir.es el símbolo del inñerno, la calamidad más temible que puede ocWTÍJ' a cualquier persona. 4. El nguij,511 de la muerte ha sido quitado para qufones están unidos a Cristo. Estos no mueren en Adán. Mueren en Cristo y, por lllnto, su aguijón. su más temido significado, no existe para ellos ( 1 T,\. 4: 14; Ap. 14: 13; Ro. 8:37-39). . . . Los cristianos deben mantener un santo equilibrio al aproximarse a la realidad de la muerte, lllnto para sí mismos corno pura otros, Si lo que se bosquejó anteriormente es cierto, no necesiuunos. en verdad no debemos, intentar inducir en nosotros mismos un deleite positivo ante el pensnmiento de la muerte, ni siquiera una actimd de indiferencia. Pero cst:, sinC<:ra adn~sión del horror de la muerte lfaic11 m1 debe des1CUir una actitud equilibrada. Paca el cristiano. el aguijón de la muerte ha desaparecido. No le priva de su posesión más preciosa: Cristo. El cristiano puc<.le Y debe afrontar la muerte con un valor y una esperanza que tcsufiquen de h• verdad del Evangelio. l .os no creyentes deben recordar que la muerte no es un deporte espectáculo. Puesto que esto es verdad: e) no creyente neccsua respuestas acerca de I» muerte. Aun si t1c~c. d?das acerca del cristianismo.si no obtiene sus respuestas de la Bibha, ¿de dónde las obtendrá? ¿Puede vivir realmente sin respuestas acerca de la muerte? Si el naturalismo y el rnaterialismo que se ensena en nuestros colegios estatales y por parre de nuestros científicos populares es realmente correcto, ¿por qué le inquieta tanto el pensamiento de la muerte'! Si la muerte es simplemente parte del orden natural, ¿por qué Le parece tan antinatural. tan horrible? Si la muerte es antinatural, la consecuencia penal de la maldad y la señal de la condenación, entonces todo tiene sentido. Si, no obstante, la muerte es simplemente parte del orden natural, entonces nada tiene sentido. Los sentimientos humanos acerca de la muerte no tienen sentido. El no creyente mismo no tiene sentido. La enseñanza del cristianismo proporciona la única base intelccrual satisfactoria para entender la muerte. Si el cristianismo es verdad,
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Bxpostcton de la Cnnftsión Bautista de Fe de 1689
Del estado del hombre después de la muerte y de la nsu"ecci6n de los muertos
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entonces el no creyente necesita dejar de abrigar sus falsas
cielo. Esta ubicación nos asegura que las almas de los justos son felices en la condición a la que entran en la muerte.
B. La distinción entre los justos y lus malvados en el e~!Jldo intermedio
d. Su bendito compañero en esta condición Es también central en cuanto a la bienaventuranza de los justos en el estado intermedio su compañero. fa!J!n con Jesueristn. Como veremos, ésta es la afirmación central de la Biblia y un hecho de importancia polifacética por su enseñanza sobre el estado intermedio.
La distinción entre los justos y los malvados se desarrolla mediante lres afirmaciones. Hay una afirmación acerca de la condición de los justos, otra acerca de Ju condición de los malvados y una tercera acerca de la ausencia de alternativas. l .'1 tercera afirmación, que principalmente trata del purgatorio, no se considerará separadamente. sine., bajo la exposición de la condición de los justos.
l. La tonclidón de los JIL~to~
a.
Su inmediata entrada a esta condicián
La palabra clave en este punto en 111 Confesión es 'entonces'. Se
refiere a las 11alubrus 'después de la muerte... sus almas ... vuelven inmcdiatament.c • Dios'. · Entonces'. dice 111 Confesión, 'las alma.1 de los justo~· son 'hechas perfectas en santidad. y 'son recibidas en el Paraíso'. DI: esta manera, la Confesión ensena claramente que no hay un período intermedio entre la muerte mJsma y la enttadade los justos • la ¡¡lorla. La enseñanza de la Confesión en este punto trata de la cuestión del purgatorio. Si no hay un período intermedio entre la muerte misma y la entrada de los justos a la gloria, entonces no existe tal lugar como el purgatorio. Al tin11I del párrafo, la Confesión hace explfcita esta implicación. 'Fueradccstos dos lugares para las almas separadas de sus cuerpos, la Escritura no reconoce ningún otro.' h. Su perfecta santtdad en e.,u, condición Lo primer que se menciona entre las bendiciones que el estado intermedio proporciona a los creyentes es el ser hechos perfectamente santos. F,s decir, en cuanto a su condición moral y ética, los creyentes se vuelven absolutamente impecables. Sus almas son exactamente conformadas a la perfecta justicia de Dios, c. Sus deieitnsas circunstanciasen esta condicián La ubicación de las almas de los que han partido se dice ser 'el Paraíso'. Esto, aunque es debatido por algunos, es un sinónimo del
e. Su glorioso privikRiO e11 esto condición . La Confcsién enseña que las almas delos Justos ven a Dios. Esto es lo que ha sido llamado por los teólogos 'la visión beatífica'. En un sentido imposible para el mortal pecador, ellos contemplan, y existen en la proximidad inmediata de, la gloria manifiesta de Dios en el ciclo.
f.
Su incompleta bienaventuranza en esta condición Aunque las almas de los creyentes son perfectas en santidad en el estado intenmedio, 110 son perfectas en todos los demás se nudos. Su bienaventuranza es aún incomplc!lt. Una de las principales bendiciones que han de esperar es la 'redención de sus cuerpos'. Al intcnterexponer la base bíbhca para estas afümacioues acerca de la condición de los justos en el estado intermedio, pareció bueno organizar la euseflanza blblica alrededor de una breve serie de preguntas y respuestas que llamo: 'Un catecismo sobre el estado intermedio de lo.~ creyentes'. Pregunta l : ¿Ad,fade van los espíritus de los justos al morir? Respuesta: Van a estar con Cristo ll'il. 1 :19-24; 2 Co. 5:6-9; Le. 23:43; He. 12:23,24; Ap. 14:13). fata pregunta y respuesta se han puesto primero porque es la seguridad central de la Biblia con respecto a la muerte de los creyentes. En un sentido, esta sola respuesta es la respuesta a todas nuestras preguntas acerca del estado del hombre tras la muerte. La seguridad fundamental de los creyentes del Antiguo Testamento al comenzar Dios a revelarles los misterios de la vida tras la muerte era que la muerte oo podía romper su relación con su Dios del pacto (Gn. 5:24; Sal. 23:6; 73:24; 16:9-11; 49:15): El contenido de estos pasajes del AllUguo Testamento es muy básico.
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Exposiciánde la ConfesiónBautista de Fe de 1689
Distinguen claramenteentre el estado del hombre tras la muerte y la resurrección. La confianza básica del salmista acerca de la vida de ultratumba es, no obsianre, muy clara: el Dios del pacto de amor, a quien he llegado a conocer y que ha mostrado de tal manera su cuidado de mí en la vida, no 111e abandonaré en la muerte. Esta seguridad básica del Antiguo Testamento es llevada a una revelación plena y un nítido enfoque en el Nuevo Testamento. Al Igual que el Dios del pacto es plenamente revelado en Jesucristo. asf también la conñanza del cristiano al morir queda nítidamente enfocada en la confianza de que 'la muerte' no 'nos separará del amor
< creyentes mueren en el Señor (1 Ts. 4:14; Ap. 14:13). Es la voluntad de Cristo que donde Él esté, allí también estés u pueblo (Jn. 14:2). Por tanto, cuando mueren. parren para estar con Cristo (Le. 23:43; 2 Co. 5:6-8: Fil. 1 :2\ He, 12:23,24). I lay que bosquejar varias observaciones práctic11s sobre es 10. F.n primer lugar, una vida con Cristo y pcr Cristo es inseparahlc de la confianza al morir. Donde no hay un cc1n<>cimienm 1icrsonal, ninguna relación práctica con el Dios viviente, no puede haber una confianza bíblica al morir. l:!s razonable.• por tanto, pensar que nuestra confianza al morir estaré relacionada con nuestra proximidad al llJldar con Jesucristo. En segundo lugar, la principal bendición y la fuente de todas las demás bendiciones para los creyentes tras la muerte es estar con Cristo donde HI esté, Sólo el amor por Cristo y un deseo de estar con él hacen que la muerte nos sea deseable. Esta realidad denuncia como camal mucho del interés popular en la vida de ultratumba 4uc es tan común en la actualidad. Pregunta 2: ¿ Dónde está Cristo? Respuesta:Cristo es!Ú exaltado hasta lo sumo en el cielo (Jn. 16:28; Mt. 6:9; Hcb. 3:21; He. l:3; Ef. 4:10). Pregunta 3: ¿Qui es el cielo? Respuesta: El cielo es la morada especial de Dios, donde Él manifiesta particularmente su gloria (Sal. 23:6: 1 R. 8:27-49: Is. 63: 15; 66: 1). Aunque la palabra cielo se utiliza en la Biblia frecuentemente con referencia al universo que nos es visible, se utiliza también con respecto a aquel lugar que nos es invisible.que es la morada especial de Dios y sus ángeles.Esto ha dado lugar a la distinción popular de
Del estado del hombre después de la muene y de la 387 resurrección de los muerros tres ciclos bíblicos: el cielo aéreo (atmosférico). el cielo sideral (cclesuañy el cielo de Dios. Parece haber un precedente bíblico para tal distinción. puesto que Pablo habla de ser 'arrebatado basta el tercer cielo' (2 Co. 12:2), y puesto que los usos bíblicos de la palabra cielo pueden clasificarse fácilmente en razón a estos tres significados. El cielo de Dios puedcdeñnirseccmo la morada especial de Dios donde Él rnanlñesta peculrarrnente su gloria. l .a Bihlia enseña que aunque Dios está presente en rodas partes. está pccul larmente presente en un número de diferentes lugares o condiciones. W.M. Smith observa: 'Aunque es cierto que las J;;.sc.rírura.~ enseñan que "los cielos <Je los cielos no ... pueden contener" a Dios (l R. 8:27) y que Dios est.1 presente en todas partes en el universo, no obstante afirman claramente que el cielo es. de manera particular. la hubhncién de Dios.' Qui1.á el pasaje más importante sobre este punto es I Reyes 8. Este pa•!\ie describe la dedicuci6n del temple terrenal construido por Salomón como cusa terrenal Je Dios. Salomón, sin embargo. reflexiona repetidamente en ese lugar que es tipiflcado en la estructura terrenal (vv. 10-13, 27, 30, 32. 34, 36, 39, 43, 45, 49: nótese también Sal. 23:6; Is. 57:15; 63:15: 66:1). 61 punto que se enfatiza repetidamente en estos pasajes es que el cielo es el lugar de la presencia especial de Dios, donde su gtoria, sus mributo», son revelados con la máxima claridad, Como tal, es el lugar más exaltado y santo en el universo. Pregunta 4: ¿Es el cielo, e1111:mr,e.1, rm lugar?
Respuesta: Sí, el estado físico de Enoc, Ellas y especialmente de nuestro Señor, nos asegura que el delo es un lugar l'ísico (Gn. 5:21; 2 R. 2:°IQ-18; Le. 24:36-43: Hch. 1:1-11; Jn. 19:40-20:17; He. 12:24). ¿Qué se da a entender al decir que el cielo es un lugar? Muy simplemente, el cielo es una localidad con dimensiones espaciales. Ocupa logar. P.s una localidad tao real como Londres, Manila o la ciudad de Nueva York. L Cómo podernos probar esto? La mejor manera de probar que el cielo es un lugar que ocupa espacio es probar que hay cosas allí que ocupan lugar. Esto se prueba con el hecho de que Enoc, Elías y nuestro Señor están en el cielo en un sentido físico (Gn. 5:21 ·24; 2 R. 2:10·18).
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aposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689
La evidencia bíblica pum la presencia física de nuestro Señor es más importante y más amplia (Le. 24:36-43; Hch. l :3,4,9-12; 3:21; Jn. 19:40-20: 17; He. 2: 14-18; 4: 14, 15; 6:20; 8: 1; 9:24; 12:22-24). Pregunta 5: ¿ Hay tiempo en el cielo? Respuesta: SI, puesto que sólo Dios trasciende el tiempo, los seres creados que habitan en el cielo experimentan las limitaciones no sólo del espacio, sino también del tiempo (1 Ti. 1: 17; Ap. 6: 11: 20:4-6; Ef. 1 :20; 2:7). Puesto que Dios es ' infinito, e temo e inmurabte en su ser', no está sujeto a las limitaciones del espacio y el tiempo. Segün I Timoteo 1: 17, Eil no cst.í sujeto al tiempo. sino que es el 'Rey de los siglos'. Debido a la influencia do la ñlosoña griega y especialmente la platónica, y contra todn rnzóo bfbltca, este atributo de Dios ha sido frecuentemente transferido al cielo y sus habitantes. Sin embargo, que huy tiempo en el ciclo se prueba mediante varias consideraciones. J. Puesto que solo Dios trasciende al tiempo, la única manera posible en que cualquier criatura pudiera escapar del tiempo scrfo el scrdciñcada, LuBiblla, ncobstantc, nunca enseña esto. Es lal11:rcJfu más vil. Cualquiera que sea lo que se quiera dar a entender con la frase 'entrar o. lo. eternidad', no puede significar que lleguemos a ser eternos como Dios. 2. La Biblia enseña claramente que las almas de los justos en el cielo están sujetas a.l tiempo (Ap. 6: 1 1 ). No marcó In ascensión de Cristo al cielo una nueva era. época o tiempo en la historia del cielo? 3. El tiempo existe en el estado eterno. Ese estado es llamado el siglo o los siglos venideros (Mr. 10:30: Le. 20:34,35; Ef. 1 :21: 2:7). Esta palabra significa 'era mundial' y realmente implica que el estado eterno es tanto una existencia espacial como temporal. Puesto que la condición cetestial y el estado eterno son concebidos popularmente como intemporales, mostrar que el estado eterno no es intemporal lleva a pensar que el delo no es intemporal. 4. La idea deque no hay tiempo en el cielo o en el estado eterno se ref uerza a menudo recurriendo a Apocalipsis 10:6, que se traduce en la Versión Reina-Valera 1960 como sigue: 'que el tiempo no sería n,ás'. Es una refutación suficiente de este recurso notar que la Biblia de las Américas. la Nueva Versión Internacional, la Biblia de Jerusalén y los principales léxicos griegos entienden que esto significa que no habría más dilación en la ejecución del propósito de Dios.
/ül estado túl hombro de.,puls tú la muerte y de la resurreccián de los muertos
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Todo esto tiene por objeto recalcar un punto principal: la realidad de la gloria del ciclo. Después de la Caída, Dios sacó al hombre del Jugar de su presencia especial. Desde la Caída. Jehová_ raramente ha caminado con los hombres o mostrado su presencia entre ellos visible y externamente. Somos una raza exiliada. Aun los cristianos deben andar por fe y no por vista, y vivir en esperanza, pero no eJI la realidad. Los cristianos, además, han pensado a menudo en el ciclo en unos términos tan nebulosos e imposibles que en su mayor parte ha dejado de ser muy real para ellos. Era un mund~ ideal y espiritual con una existencia siu tiempo ni espacio. Laeternidad, por ser intemporal, era considerada, quizá, como llena de estatuas vivientes que nunca se movían. fijas para siempre en su postura reverente. Alternativamente, el cielo, de alguno manera fuera del espacio real, era considerado como uno cxistenci~ nubosa, ideal, intangible y espiritual. ¡Qué alivio abandonar tales ideas por la ~dea realista de la Biblia! En verdad, el cielo es un lugar donde viven hombres con.cuerpos: Enoc, Ellas y nuestro Señor, Si tú estuvieras 1tllí, podrías ver y tocas a tu Salvador.
Pregunta 6: ¿C6mo se describe el ele/o en la 81/Jlia? Respuesta: Se le describe como la ciudad de Dios y el paraíso de
ce.
Dios (He. 12:22-24; Gá. 4:24-31: Le. 23:43: 2 12:2-4). Alguien puede decir que esta respuesta simplemente no to~a en consideración la complejidad de la presentación bíblica del cielo. Creo, no obstante, que la mayoría de las descripciones bíblicas del cielo se resumir en las dos mencionadas en esta respuesta. Las dos descripciones mencionadas en esta respuesta son las descripciones más frecuentes de la Biblia. El cielo es ta ciudad ere Dios (lle. 12:22-24; Gá. 4:24-31 ). Como ciudad de Dios, es el lugar donde están su templo y s.u trono. Las frecuentes descripciones bíblicas como el templo de Dios y el trono de Dios se pueden subsumir bajo la descri~ión del ciclo c~mo la ciudad de Dios. La imaginería de una ciudad es muy nea en significado. Más adelante en este capítulo expondremos algo de su signñcado. Ahora es auportante notar, sw embargo, que el ciclo no es simplemente cualquier ciudad. Es Jerusalén. Jerusalén era la capital bíblica de la tierra promctída: Canaan (He.11: 16). Esto nos lleva a la segunda descripción principal del cielo. . 131 cjeloe., etparatso de Dios. La palabra designa llteralmenteun hermoso parque o huerto. La Biblia utiliza dos ejemplos para
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Exposiciánde la Confesión Bautista de Fe ,u. 1689
describir el cielo como un hennoso parque o huerto El paraís · Aoocaíí . . . del • Huerto ' o en ,. psrs. 2·7 ; es,. evo'dentemcnte, una remrmsccncía del Ecl~n. Alh estaba el árbol de vida. Allí también el hombre tenía comunión con Dios en perfecta just(cia y felicidad. El cielo, pues, e~ un regreso del Hu~rto del Edén. fnt,marnenterelacionado con este eJernpl? es el de la uerra prometida, la tierra de Canaán, el reposo prometido al pueblo de Dios (He. ll:16, cf. 3: 18-4:1; nótese también Ap. 6:ll; 14:13). El reposo deCanaán, Ja tierra que flufo lec_hc Y miel, era la gran promesa a la que miraba Israel durante los fatigosos ~ilos en el ardiente desierto. 131 cielo, pues, es la herencia a la que rruran los cristianos. Se puede entrever mucha percepción nueva de_J:~ naturaleza del _cielo mcdiuuido en esta imagine.ría. . Pero 1,1 Idea de que el ciclo es la ciudad de Dios y el paraíso de Dios ~u.$c1tn una pregunta. ¿,No se utilizan estas dos imágenes para describir el estado eterno, además del estado lntermertío? · No es el cswdo cierno nuestra hel'encia eterna de la Nueva Jerus~én y el r~p<>so de la Mayor Canaán? La respuesraes: 'SI' (nótese Ap. 21 :24, He, 13: 14: 9: 15). 13sro pone de manlfíesto un principio muy ,mpMtnme con respecto a la doctrina del estado intermedlo CJ estad_o i~termedio anticipa el estado cremo. lil cielo la antic,pac,ón actual de nuestra esperanza futura. El cristiano no tiene dos es_1'7ranzas. Sólo tiene una esperanza, Pero esta única esperanza se anucipe en la existencia cclesua] de tos espCritus de los creyentes.
e¡
Pregunta 7, l. Cuál es la bientwe111urwla condicíán tie tos esptntus de los creyentes en el delo? Respu~su,: Son hechos Inmutable y perfectamente santos y felices
en sí rmsmos (He. 1~:23: Le. 21:43: 2 Co. 5:8; Fil. 1:23; Ap. 14: 13). ~~ta respuesta afinna cuatro cosas acerca de la condición de los espintus de los creyentes en el ciclo.
1. fa inmutable. Esto se deduce del impor!anrisimo hecho de que la ~alvac1ún es el . desarrollo del propósito soberano de Dios. 1;revoc~~l~s son lo:• dones y el llamamiento de Dios' (Ro. 11 :29). ~a bendición obte1'.1da en la ciudad celestial es, pues, irreversible. S1 _el libre albedrío fuera la fuente de la salvación. entonces Orfgencs, uno de los padres de la Iglesia primitiva hubiera tenido razó,~ cuando enseñó que todos serían salvos, pero que también podrían apostatar de la glona del cielo. Puesto que, sin embargo creemos que la salvación depende en última instancia de Dios,,;
De/ estado del hombre.después de la muerte y de la resurrer.ción de los muertos
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gloria del cielo es permanente. Esto está claramente implícito en la afirmación híhlica de que esta ciudad 'tiene fundamentos' y su 'arquitecto y constructores Dios' (He. 11: 10). La ciudad de Dios es también un lugar de seguridad, c¡ue idealmente es el propósito que tienen todas las ciudades (Sal. 48:3,R). También está implícito que los espíritus de los creyentes se dicen haber sido 'hechos perfectos' en Hebreos 12:23, 1 lteraímeme, llevados a la meta. Esta meta, como meta del Dios soberano, es irreversible e inmutable. 2. Es moa condicián de perfecta santidad.Tres conslderucioncs demandan esta conclusión. En primer lugar, Ja nñrmacién explícita de la Escritura en Hebreos 12:23 demanda esta conclusión. Ese versículo habla de 'los espíritus de los justos hechos perfecros'. La necesaria implicación de cs1a afirmacién es que son hechos perfectos precisamente en su carácter como justos. Como notamos anteriormente, el términos 'hechos perfectos' signitica literalment,: 'hacer alcanzar una meta señalada' o 'completar' .La mera señaluda de los justos es, desde luego, la recompensa de la herencia eterna. La analogía de la Escritura deju claro que uno de los aspectos de la bendición de esta herencia es que los creyentes son hechos éticamente perfectos, La idea clave de Hebreos 12:23 es que los espíritus de los creyentes obtienen esta perfección ul morir. Que los ~spíritus de 103 justos son hechos perfectos en santidad es necesario, en segundo lugar, por su ubicación. E~u!n en la santa ciudad y el paraíso de Dios. Lacxisícncia allí, no obstante, requiere una santidad perfecta (Ap. 21 :27: Gn. 3). El hombre fue expulsado del Huerto del Edén cuando cayó en el pecado y no puede ser reitido en la presencia misma de Dios hasta que él mismo sea restaurado a la perfección ética. Habitar en esa ciudad que está bañada por la desnuda luz de la gloria de Dios que mora allf demanda una perfección moral (He. 12:23). ! .a perfección ética de los espíritus de los creyentes es requerida, en tercer Jugar, por su compañero. Van para estar con Cristo. Este es el principio fundamental de la Biblia. En cierto sentido, al morir ya no andan por fe, sino p.-.r vista (2 Co. 5 :6-8). Pero ver a Cristo es ser~eehocomoÉI (! Jn. 3: 1 ·3). Aunque esto se refiere a su Segunda Venida. el principio que expresa es más general, Somos hechos como Él porque le vemos. Si, pues, Je vemos al morir en nuestros espíritus, entonces nuestros espíritus, al menos, deben ser hechos como Él. 3. Es urni condicion de perfectafelicidad. Cualquiera que viva
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&pu.rición de la ConfesiónBautista de Fe de /689
en el paraíso de Dios, la ciudad de Dios y con el Hijo de Dios, debe ser perfectamente feliz. 4. Es una condición incompleta. Es sólo en sí mismos como son perfectamente felices y santos, es decir, en sus espíritus. Corno veremos bajo la pregunta I O, hay limitaciones con respecto a la perfecta fel icidad de estos espícims.
8: ¿Qt1é hacen estos espíritusen et cielo? Respuesta:Descansan en la Canañn celestial. Se comunican con sus Pregunta
conciudadanos en la Jerusalén celestial. Reinan con Cristo. Contemplan o Dios y la intercesión del Cordero en el verdadero templo donde sirven y adoran a Dios (A11. 14: 13; 6: 11; Le. 23:43; He . .1.2:23; Ap. 20:4-6, cf. 3:12.21). l. De.,'carisan•11 la Ca,radn celestia! (Ap. 6:ll; 14:13). El concepto de descanso en las Escrituras es maravillosarnenterico. No podernos examinar aqu] nxío lo que comunica esta palabra. Los pasajes que acabamos de leer dejan claro que, para los espíritus de los creyentes. el cielo es un descanso. Esto no debería sorprendernos, puesto que es la Canaán celestial. Cunaán era et descanso del pueblo de Dios: la tierra en que podían servirn Dios sin la ~presión de Paraón y sm los peligros de la experiencia del dcste~o. Descansarian,. se les haría cesar de la tribulación y el trabuJo de su expenencra a,Herlor. Esta idea de la cesación de la tribulación está claramente presente en Apoc111ipsis 14: 13. Descansan de sus trnbajvs. Nótese el plural. L11 naturaleza de estos lr'db11jok la Implica el versículo 12. En el mundo era necesario perseverar en guardar los mandatos de Dios y creer en Jesüs. Esta pelabra, 'perseverancia', implica oposición en sus esfuerzos por se~ir ª. Cristo, El contexto identi rica esta oposición como, p_nmordralment.c, el mundo y el diablo, Era tamhién su propia carne, sin embargo, lo. que h!rcía de la obediencia a Dios un trabajo. El descanso del cielo significa la cesación de tales batallas, la c~p•cidad d~ adorar y servir a Dios sin tales impedimentos y el drsfnrte prdu~1J11ar de la recompensa de Dios por sus fieles trabajos. Lo que Canaan era para Israel, lo que el día de reposo es para el cristiano fatigado. eso y mucho más será el cielo para los espfruus de los creyentes.
2. Se comunican con sus conciudadanos r.r, la ciudad de Dios.
A menudo ~e suscita la pregunta: &Nos couoccremos unos a otros y nos comun.rcaremos unos con otros en el cielo? La respuesta a esta
Del estado del hombrt dtsputs de la nu,erte y de la resurrecci6ra de los muertas
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pregunta es, claramente: 'Sí', La descripción misma del ciclo como laciudadde Dios demanda la idea de comunión y comunicación con los demás habitantes de la ciudad. Una ciudad en las Escrituras es una sociedad armoniosa. En otras palabras, es esencial para la idea de una ciudad la idcadcunasociedad. Una sociedad, por definición, implica comunicación y relaciones personales. El cielo, como la ciudad de Dios, es una sociedad así. Que conoceremos y nos comunicaremos con los demás en el ciclo se confirma, además, con la verdad básica del estado intermedio de que estaremos con Cristo. l::Ste 'estar con Cristo' o 'estar en casa con Cristo' necesita claramente la idea de conocer y comunicamos con l'.:t. Si está claro que conoceremos y nos comunicaremos con nuestro Señor, entonces es razonable pensar que conoceremos y nos comunicaremos con los espíritus de los
justos.
· 3. Rei11a11 con Cristo. Legalmente, Jo~ cristianos ya están sentados con Cristo en los lugares celestiales. Es decir, en virtud de nuestra unión con Cristo, ya participarnus en su glorioso reinado (Of. 2:6; Col. 3:1-3). Pero lo que ahur• tenemos legalmente Jo experimentaremos persoaalmente cuando al morir partamos para estar con Cristo. Entonces nuestros espíritus Irán para estar con Él donde Él reina a la diestra de Dios (Fil. 1:23). Esm no es simplemente una deducción de las verdades precedentes. Es la afirmación directa de las Escrituras en su enseñanza culmínaruecon respecto al estado intermedie (Ap. 3:21). Indudablemente. este pasaje tiene un cumplimiento. y quizá su cumplimiento final. al regreso de Cristo, cuando los santos jutgarán el mu.ndo ( 1 Co. 6:2,3 ). Pero huy tres consideraciones que confirman un cumplimiento de esta promesa en el estado intermedio. Bn primer lugar, es natural pensare o el reinado que Cristo prometió aqul como algo que tiene su comienzo al final de la vida del vencedor, cuando habrá completado la condición requerida por estas promesas. En segundo lugar, otras promesas a los vencedores tienen cumplimiento en el estado intermedio (véase Ap. 3:5; 6: 11; 2:_7: Le. 23:43; .2 Co. 12:4; Ap. 3:12; 6:11; 20:6). Bstos cumplimientos preliminares de las promesas a los vencedores en el estado intermedio atestiguan de nuevo el principio de que hay una cierta continuidad entre el estado intermedio y et estado eterno. En tercer lugar, la interpretación correcta de Apocalipsis 20:4-6 afirma directamente que existe tal cumplimiento. Eso nos lleva a la
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Exposici6n d1t le, Confesi6n Bautista de Fe de 1689
interpretación de Apocalipsis 20:2-6 y su importancia para la
doctrina del estado intermedio.
Este no es el lugar ni siquiera para un estudio breve de Apocalipsis 20. Exísren excelentes estudios que exponen la interpretación que aquí se da por supuesto (2). Baste decir que la ünica interpretación de este pasaje que es consecuente con el resto del Nuevo Testamento y el lenguaje de este pasaje es la que ve los versfculus 4-6 como una descripción de la gloriosa condicit~n de los espíritus de los creyentes, y especialmente los creyentes marurizados, durante esta era. En consonancia con esta incerprcl;lción, Apocalipsis 20:4-6 debe verse como el pasaje culminante en el Nuevo Testamento sobre el tema del estado intermedio. Tres preguntas explican la significación que- tiene cst pasaje para el estado intermedio. ¿ A q111érie.r ve Jua11? Ve almas, 'las almas de los decapitados'. Ell término 'decapüados' está en tiempo perfecto. B.1to significa que vio ulmas que hatiían sido decapitadas y permanecían en aquella condición de decapitadas. BI términos 'aln1as' puede utilizarse, por supucsio. acerca de personas vivas en lo Biblia, pero también ~ refiere naturalmente u los espíritus incorpóreos y si utiliza de esa manera en el libro de Apocalipsis (6: 11). En estos versículos, sin embargo, debe referirse a alma\ incorpóreas, puesto que las almas en lu condición de haber sido decapitadas (una traducción literal del tiempo perlecto griego) deben estar incorpércas. ¿ D6ndc están estas aforas? Están sentadas en tronos (v. 4). En cumplimiento de In promesa de Apoca! ipsis 3:21, se han sentado con Cristo en su trono en el cielo. ¿Qué csrá11 haciendo? P.stán haciendo tres cosas: viviendo. reinando y sirviendo como sacerdotes. ¡Qué e.,cc11a 11111 triunfunt«! Los romanos pensaban haber matado a los cristianos. Pensaban haber puesto fin a cualquier poder o influencia que pudieran tener. Los habían tratado como indignos de estar presentes en la sociedad humana. Pero lo único que sus más terribles persecuciones hablan conseguido era exaltarles a una vida 111ás verdadera, un reino exaltado con Cristo y un lugar de servicio sanco noen la presencia de los hombres, sino en la presencia de Dios. i Qué triunfante vindicación de los mártires de Cristo! Esto nos lleva a la cuarta actividad. 4. Contemplan a Dios y la intercesion del Cordero en el verdadero templo donde sirven como sacerdotes
y adoran a Dios
0€1 estado del hombre despuésde la mutrtt y de la resurrecciónde los muertos
'.\95
(A¡>. 3: 12; 20:6). Un puritano observa que aquí en la Tierra sólo tenemos oscuras percepciones de la intercesión de Cristo, ¡,ero que allí le veremos en su trabajo. Ciertamente, esto debe causarnos impresiones profundas y apropiadas, Pregunta 9: ¿ Cuándo entran al cielo los espiritusde los creyentes? Respuesta: Los cspíruus de todos los creyentes entran inmediatamente al cielo al morir (Le. 23:43; Fil. 1 :23; 2 Co. 5:6-8). La palabra clave es 'todos'. Esta pregunta y respuesta suscita la cuestión del purj!/•torio. llay dos argumentos que apoyan concluyentemente la respuesta dada arriba, el primero negati voy el segundo positi vo. . La doctrina dél pu,.gawrio carece totalmente de apoyo bíblico y presupone mucha; de las doctrinas falsas de Roma, ial~s como la distinción entre pecado mortal y venial('). El pu, uo perunente para nosotros es que no hay una alternativa bfblica para la morada de los espíritus de los creyentes que han partido sino el cielo. Deben ir.ª' cielo porque In Biblia no conoce nin¡¡On otro lugardond~ pucdan rr, Todo pasaje que identifica la morada de los espíritus de los creyentes que bao panldo la Identifica con el ciclo (1161.cso Luces 2:\:42,43). Alguno.~ de los que se oponen a la entrada inmediata de tos creyentes al ciclo traducen este versículo como sigue: 'v crdaderarnente te digo hoy: Estarás conmigo en el Paraíso.' Ponen dos puntos después de la palahra 'hoy', y los conectan con la frase: 'Veroaoerumente te lligo'. Hay al menos tres errores en esta traducción. En primer lugnr, hace que Jesús diga un vulgar disparate. ¡,En qué otro momento lo diría Jesús? En segundo lugar, viola el significa natural del pasaje. El ladrón le ha pedido a Jesüs que le recuerde cuando venga en su reino. La resput.~18 de Jesús es: 'l loy estarás conmigo en el Paraíso.' En tercer lugar, pasa por alto el contexto que enfatiza en los versículos inmediatamente siguientes que Jesús murió aquel mismo día (vv. 44-46). Nótese también 2 Corintios 5:6-8. Pablo afirma aquí su confianza de que su muerte significará estar en casa con el Scño_r en el cielo. Dos c~sa~ realzan Ia significación de este pasaje e implican que lo que es cierto de.Pablo es cierto
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&posición de la Confesión Bautista de Fe de 1689
las dos únicas alternativas (nótese también Fil. 1 :21-24; He. 12:23; Ap. 6:9-11; 14:13; 20:4). El ladrón en la cruz, Pablo, sus colaboradores, los espíritus de los justos hechos perfectos, los mártires, los muertos que mueren en el Señor: todos sin excepción están en el ciclo. Si todos éstos están en el cielo, si no se ha revelado otra morada para los espíritus de los creyentes, si todos los cristianos están igual mente unidos a Cristo, igualmente perdonados e igual mente coherederos de la gloria, entonces debemos concluir que los espíritus de todos los creyentes cuando mueren entran inmediatamente al cielo. Pregunta 10: ¿Es completa la bít1lll11e11111ra11ll1 de estos esptritus? Res¡n,e.,w: 1 No! En el estado intermedio, la meta de la redención no hu sido lograda. Su bienaventuranza es iucomplcta, por tanto, de cinco maneras: no han recibido la redención de sus cuerpos; sus hermanos, el pueblo elegido de Cristo, están aún parcialmente por redimir; su herencia, una creación redimida, noes aun suya; no han sido aún vindicados públicamente por el juicio ünul: sus enemigos no han sido aún juzgados (2 Co. 5:1-8; Ap. 6:11; 2L:I). Bajo preguntas anteriores hemos enfatizado que el estado intermedio es considerado a menudo en las Escrituras corno una anticipación o cumplimiento preliminar de la bienaventuranza del estado eterno. Así esla manera, hay una cierta continuidad entre el estado intermedio y el estado eterno. Sujo la pregunta 8. sin embargo. sugerí que hay una realidad equilibrada con refurencia al estado intermedio que también recibe un claro énfasis en las Escrituras. rn estado intermedio. si bien es un estado de perfecta santidad y, en un sentido, un estado de perfecta felicidad, es desde otra perspectiva un estado incompleto. En la respuesta a la pregunta 10, se mencionan cinco maneras en que 1(1 bienaventuranza del estado intermedio es incompleta. Aun un conocimiento superficial de las Escrituras es suficierue para mostrar la base para las cinco afirmaciones hechas allí, Vamos a examinar dos pasajes que intencionadamente ponen de manifiesto el estado incompleto y la deficiencia del estado intcrmedío. Alguien podría pensar que la Biblia misma nunca muestra bajo una tuz poco favorable el estado intermedio de lo, creyentes. Es importante darse cuenta, no obstante, que la Biblia nunca idealiza una condición incorpórea y que siempre sostiene como la verdadera esperanza de los creyentes una consumación histórica que es tanto terrenal como corporal.
Del estado del hombr« después de la muene Y de la resurrección de los muertos
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El primer pasaje es Apocalipsis 6:9-1 L. Aquí se revelan ~arios aspectos insatisfactorios del estado intermedio. El má.s pronuncntc es la falta de vindicación que sienten las almas de los Justos porque sus enemigos no han sido aün juzgados. Esta injusticia no resuelta hace que la bíenavenruranza de estas almas sea. incompleta. Otros dos aspectos insmisfact.orios se mencionan más irnplfcitarnente. u, descripción 'los que habían sido muertos', en el v_ersículo 9, alude a su condición incorpórea como inquietante. La men~1ón en el versículo L I de 'sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos' nos recuerda la unidad del pueblo elegido de, Oios. La bienaventuranza de los espíritus de los creyentes debe ser incompleta tanto en cuanto sus hermanos estén sometidos a la hostilidad de un mundo cruel. El segundo pasaje no se encuentra en los ''.!rededores alta.mente figurativos de Apocalipsls, sino en la atmósfera y el tenguaje mñs comunes de 2 Corintios. Este pasaje también pone de manifiesto los aspectos insntisfactorios del estado intermedio. Cuando Pablo habla aqu! de ser 'desnudados' y 'revestidos' (2 Co. 5:3,4), está alud,c,)dO al estudo imcnnedic al que se entra al morir y la condición incorpórea que conllevo. Ademés, estos versículos afirman explícitamente el deseo yuc tcnfa Pablo de no ser desnudado o revestido sino, más bien, si lucra posible revestir su cuerpo rnortal con el cuerpo trnnsforrnado. Tanto en el versículo 2 como en el 4, Pablo utiliza una forma del verbo 'revestir' que simplc~cnte significa 'poner sobre'. Noesexactamcntc el ~1ismo verbo utilizado en¡ Corintios l 5:53,54acercadc larcsurreccién de los muertos, que simplemente signitica ' ponerse'. Así, en 2 Corintios 5 está claro que Pablo considera el estado intermedio incorpóreo corno indeseable en ciertos aspectos. 2. La condición de lo:; malvados La afirmación de I.1 Confesión en cuanto a la condició.n de .los malvados después de la muerte es tanto sobria como sucmta: las almas de los malvados son arrojadas al infierno. en donde permanecen atormentadas y envueltas en densas Hni\blas, en.espera del juicio del gran día'. En estas palabras, la Confesión nos dice tres cosas acerca de la condición lle los malvados en el estado intermedio: su ubicación (el infierno), sus circunstancias (tormento y tinieblas) y su expectación (el juicio del gran día). Para apreciar
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Ex¡,Qsicitln de. la Con/tsiónBautista tú, Fe de /689
plenamente la base bíblica para estas afirmaciones debemos examinar dos asuntos: las palabras bíblicas basicas relativas a la cond.ición de los !n.aJvados; y los textos bíblicos básicos que consideran la condición de los malvados. a. las
malvados
palabrasbíblkasbásicas relativas a la condición de los
Ninguna consideración del estado intermedio de los malvados ~~tarf~ completo si no hiciera referencia al significado del término Seol en el Antiguo Testamento y su equivalente ncotestameniario • Had~s'. La in"':rtidumbre, la confusión y el error rodean especialmente el significado de Seol. ~ectas com~ los Testigos de JehMá afirman que significa el olvido o la n~ exrstencsa. ":Js suficicnterefur.ación de esto el disparate en que convierte un pa~l\Je como Deuteronomio 32:22. Los , modc'"!1istas y algunos evangélic()s influidos por el modernismo piensan que se refiere a un misterioso mundo de uhratumbn. Segtln esta idea, la idea judla de Ju vida de ultratumba fue profund11mco1e inlluld¡¡ por las naciones a su alrededor. La idea popular de nq.uel cnturices era que todos los hombres, tanto buenos como malos, iban a un somhño mundo de ultratumba. Es(lt idea se basn en aquellos textos que enseñen o dan a entender que todoilos hombres van al mismo lugar, el Seol, cuando mueren(&:. 2:14; 3: 19; ~:6; 7:2: 9:2.3.10; <Jn. 37:35: Sal. 9: 17: 2 S. l :23). Hay que ,ur que esws te~tos realmente enseñan que todos los ho,nbres van a_l .Seol cuando mueren. Sin embargo, corno veremos, la suposícíón de que Sc(II se utili,,11 pan, referirse sólo a una cosa, el mundo de ultratumba. es muy improbnble. Esta idea no hace justicia a aquellos textos que enseñan claramente que hay una distinción entre lo~JU~los y tos malvad~s cuando mueren (Pr. 14:32). Hay una ev1dei1crn clara en ~I Antiguo Testamento de que los justos experunenran una vida de ultratumba bienavenluracla, y los malvados una vida de castigo. El judaísmo intertcstamentario consideraba el Seol como un lugar que tenía dos. companimcntos diferentes. uno para los justos Y. otro para los rruusros .• Buis ofr~c.~ este relato de la idea que acah~mos de mencionar: El pnncipal desarrollo en este período proviene del hecho de que el Seo! está ahora dividido en dos comp.u11111entos: uno para los buenos, 1 Jamado Paraíso; el otro para los malvados, llamado Gehcnna' ("), Esta teoría se desarrolló probablemcnce para enfrentar el mismo dil~1113 mencionado
Del estado de/ hombre después de la muerte y de la resurreccion de los muertos
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anteriormente. El Antiguo Testamento enseñaba que todos los hombres iban al Seol, pero también enseñaba que hay una distinción entre los justos y los injustos en la muerte. La solución de los judíos a este dilema era postular la idea de los dos compartimentos en el Scol, uno de tormento para los injustos y uno de bienaventuranza para los justos. Esto ha parecido una teoría lógica a muchos desde el tiempo del judaísmo iutertestamentariu. Algunos padres primitivos de la Iglesia y los modernos dispcnsaciooali~tas adoptaron esta teoría y la desarrollaron dc,;
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Exposición de la ConfesiónBautista de Fe de 1689
Este s_ignificado general hace pensaren una analogía provechosa para clarificar el significado y uso de Seo! en la .Biblia. Si el Seo! es lo que ~st.á abajo, ¿cuál es la palabra que constituye bfblícarncnte ¡0 con1rar1? 1 Es la palabra hcbreashamayim,traducida cielo o cielos. De la misma manera que el Seo! es lo que está abajo, así también shamayim es lo que está arriba. Este contraste queda claro en Job ll:8; Salmo 139:8; y Amós 9:2). Lo que nos resulta de. interés es queshamayim también se utiliza con referencia a diversas realidades, Hay tres cielos distintos en la Biblia: los cielos aéreos, los cielos siderales y los ciclos de Dios (2 C.o. 12: 1-4). Dada la similitud conceptual de In palabra shamayin, con la palabra' Seo!', hac.epensarqueScol puede referirse a di versas ~eahdades .. Los cielos v1:••bles. son '? que está arriba. De ahí que eslé~ relacionados con Dt,?s y simbolicen el lugar de su morada y de la b1?navent11ranza. El Seol, lo que está literalmente nbajo, se relaciona, pues, con lo que es lu nnúresis de Dios y Jo bienaventuranza. Po_r tanto. simboliza el lugar de lamento y tormento que está privado de la presencia y bendición divinas. A veces, por tanto, se utiliza acerca del sepulcro, pero en otros casos, ace_roa del infierno. po~quc el sepulcro es un símbolo del juicio divino y, por tanto, del infierno, El siguiente diagrama ilustra esta am1.logru entre shamayim y Seol. 'Cielo
Tierra
Scol 'Scol de fuego'
La evidencia clave para esta interpretación de Seol es que esta palabra, de hecho, se utiliza acerca del infierno, el lugar de castigo para los malvados Iras la muerte. Hay un número de textos en el Antiguo Testamento donde este significado de Seo! se manifiesta
0.1 estado del hombre después,1,, la muerte y de la resurreccWn de los muertos
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naturalmente (Dt. 32:22; Job 21: 13; 24:19; 26:6; Sal. 9:17; Pr, 5:5; 9: 18; 15 :24; 23: 14). Las siguientes consideraciones requieren que se adopte esta interpretación de tales textos, ya que es la más natural. En primer lugar, la afirmación de Proverbios 14:32 requiere que algo más que el sepulcro esté bajo coosideraci6n. En segundo lugar, el hecho tic que aun los justos vayan al sepulcro físico parece demandar mucho más que la mera muerte física y el sepulcro como el justo castigo de los malvados en las mentes de los autores judíos de estos textos. En tercer lugar, la literatura del judaísmo mrcrtcstamentario confirma que los judíos veían algo más en tales textos que la muerte física y el sepulcro. En cuarto lugar, el uso en el Nuevo Testamento de Hades, el equivalente griego de Seol, demuestro que Seol significaba infierno para los autores inspirados del Nuevo Testamento. Este es el caso porque el uso de Hades con el significado de ínñernoen el Nuevo Testamentc es irrebatible (Mt 11:23; 16:LS: Le. 10:15; 16:23). En quinto lugar, el Antiguo Testamenm eMefta que los justos son librados del Scol, a pesar del hecho de que en un sentido los justos mueren y van al Seol, el sepulcro (Pr. l5:24: Sal. 49: 14,15). &lo requiere de nosotros que dístíngamo« entre un lugar de castigo en la vida de ultratumba, del que el justo es librado. y el sepulcro, que lo simboliza y del que los justosengeneral no son librados hastael6llimodía. De otra manera. la enseñanza de que los justos son librados del Seo! oo tcnch·Ca significado. La evidencia para la existencia del infierne oo es cuestión de dos o ucs o aun diez textos probatorios en la Biblia. La realidad del infierno como lugar de tormento para las almas incorpóreas de los malvados e.qtá entretejida en la estructura de la Biblia, pero no sólo en la estructura de Ju Biblia; está entretejida en la estructura de la existencia terrenal. Las palabras mismas utilizadas en la Bibfia para describir la condición a la que entramos al morir son palabras que nos recuerdan que la muerte es un juicio divino. Seo! pucdc significar el sepulcro, pero si&'llilica eso porque apunta a lo opuesto de todo lo que es divino y bienaventurado, y así también significa el infierno. La existencia terrenal, con sus esquelas mortuorias, funerarias y cementerios, es un constante recordatorio de que toda la humanidad vive bajo la constante amenaza de la ira divina. Nunca superamos nuestra necesidad de tales recordatorios. Por el contrario, al envejecer y convenirse la muerte en un lugar común, los necesitamos más y más.
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Exposicion de la ConfesiónBautista de Fe de 1689
b. Los teuos bíblicos básicos que tratan la condición de los
malvados
l. Lucas 16: 19-31. Se ha abusado en dos sentidos de la enseñanza la ha hecho decir más de lo que dice por parte del hiperliteralismo. Tales intérpretes han enfatizado cada detalle de esta enseñanza de Cristo, no dándose cuenta de que. al hablar de aquello que es inconcebible para nosotros, Cristo debe usar un lenguaje figurado. Se la ha hecho decir también menos de lo que dice por parte del conservadurismo que la minimiza. Algunos eruditos con~ervadores, consciente$ del primer peligro, han negado que Jesus buscara enseñar algo acerca del estado intermedio. G. E. Lndd observa: 'Esta parábola no es un comentario acerca de la vida social contemporánea, ni busca proporcionar enseñanza acerca de la vida de ultrat,~mba. No es realn~enro unu parábola acerca del rico y Lazaro, sino acerca de los cmco hermanos. Jesús utilizó material popular para expresar In sencilla verdad de que si los hombres no oyen la Palabra de Dios, un milagro tal como una resurrección no los .convencería.' ¿C4r,:io responderíamos o tal declaración? Hay vanas ~spuestas apropiadas. En primer lugar, al utilizar Jesús este 'muteru~I popular' ciertamente parece indicar que está de acuerdo con él: En segundo lugar, la interpretación de Ladd significarla que lo~ pn~c~os ocho versículos tienen simplemente un color local. Esto _s1gm(ica que casi dos tercios de la parábola son inútiles doctrinalmcnre. Esto no manifiesta un al lo concepto de la Biblia. En tercer lugar, el contexto, como veremos en breve, requiere, o al menos da a entender fuertemente, la necesidad
ruo Cristo. Se
Del estado del /wmbrr. después de la muerte y de la resurrecclén de los muenos
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fariseos. De esta manera, contrariamente a Ladd, ambas partes de esta descripción juegan un papel clave en la respuesta de Jesús a los fariseos. Además, debemos tener cuidado de limitarnos a interpretaciones y usos de estos versículos que reflejan estos dos propósitos básicos de Jesús. Está claro que la enseñanza de Jesús aquí debe aplicarse al esUttlo intermedio, puesto que los cinco hermanos del rico son considerados como viviendo aún una existencia ordinaria en este mundo. Hay dos verdades que se comunican en las palabras
acerca del estado intermedio de los malvados. En primer lugar, es una estado de tormento consciente en el Hades (vv. 23-25). En segundo lugar, es un estado de t.ormento ineludible (v. 26). Estas verdades muestran el peligro de los fariseos en su rechazo aurosuñclentc de la reprensión de Jesús. 2. Hechos l:25. Ccmparese Hechos 1:25 con mateo 27:3-10 y Hechos 1: 16-19. Este tcx1.oafümaqueJudnssc fue a su propio lugar, el Jugar peculiarmente preparado para ~I por su pecado y la justicia cleOios{Jn. 17: 12). Puesto que erael hijo derdicién, sabemos que el lugar al que fue era la p,:rdieió11, una palabra que significa pérdida, ruina y destrucción. Está claro que la doctrina que se enseña en este texto es ésta: cada hombre perdido tlene un lugar pe\:uliarn1entc preparado para ól en el infierno. al que inl cuando muera. Esto tiene varias implicaciones adicionales. La retribución de Dios es exuctu, Cada uno tiene su propio lugar peculiar. l:lsto implica diferenciación en el juicio divino. Tal diferenciación puede implicar dos idcilll disnntas: la idea de gradación o grados de tormento en el infierno y la idea de adecuación. En otras palabras, el castigo de Dios sera, precisa y aun irónicamente, adecuado a la maldad peculiar de cada uno. Todo esto implica. además, que esta vida determina la vida del más allá. El pecado de los malvados en esta vida produce. con fon ni, a la venganza de Dios, su lugar exacto en la próxima. 3. / Pee/ro 3:19. Muchos entienden guc este vr:rsículoquiere decir que, después de su muerte. Cristo descendió personalmente al infierno Y. anuncié a la salvación a los espíritus allí. Se utiliza a menudo corno un texto probatorio para la idea deque los santos del Antiguo Testamento fueron librados del Hades por la muerte de
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Exposici6n de la Cc>n/esión Bautista de Fe de l61J9
Cristo y Llevados en aquel momento desde el Hades al cielo. Ya hemos vísro que esta idea contradice la clara enseñanza de la Escritura. Además, no tiene apoyo en la enseñanza de esté pasaje, puesto que los espíritus a quienes se predica aquí no eran los santos, sino los rebeldes y condenados contemporáneos de Noé. Ciertas sectas añaden, por tanto, que esto demuestra que hay una segunda prueba tras la muerte. Esta enseñanza, no obstante, es absolutamente antitética de todo el tenor de la enseñanza bíblica. Estamos confinarlos, por tamo, a la interpretación protestante comün de este versículo. Lo que máx la favorece es uua expl icacién clara de la misma. Esto interpretación afirma que Cristo fue y predicó por su Espíritu, en tiempos de Noé y a través de Noé, 1, hnmbresque en tiempos de Pedro eran 'espíritus encarcelados'. por haber desol>edecido mientras vivían la predicación ele Noé vigtirluida por el &~píritu. Un examen cuidadoso del versículo l 8 muestra que no afirma que Cristo predicara personalmente a los espíritus cnc11rccludos, sino que lo hizo en o por su fapíritu. La instrumem:alidad de lu proclamación que hizo Noé de Ju Palabra de Dios está implfcka en el versículo 20 (nótese la palabr» 'desobedecieron' en su relación con los días de Noé) y se la menciona expffcitarnenre en otro lugar (2 P. 2:5: Gn. 6:3). En otros lugarc.Q
Del estado det hombre después tk la muene y de la resurreccíón de los muertos
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yerra aquí.El verbo que significa 'castigar' es un participio presente pasivo que debería traducirse 'mientras están siendo castigados' (nótese la traducci6n de la BA y la NVT). Literalmente, esta frase dice: 'pero los injustos para el día del juicio mientras están siendo castigados para reservar'. La enseñanza de este pasaje es que los malvados, después de la muerte y mientras están esperando el día del juicio, son reservados y castigados. Están ?uardados, lite~a(mente, por el. S~~or. hay, por tanto, cscapatona de esta condición o de este Ju1c10. Mientras están siendo guardados, son castigados, La implicación de este pasaje es que son castigados de una manera y en un lugar similar a aquel en que los ángeles que pecaron son castigados.: un lugar descrito como 'prisiones de oscuridad' (2 P. 2:4) y 'oscuridad, en prisiones eternas' (Jud. 6).
N.º
Hay varias conclusiones prácticas que se deducen de este examen de la ensenanta bíblica acerca del estado intermedio de los malvados. 1. El estado int.crmedio de los mal vados es un lugar de tormento y castigo conscientes. Este tormento se describe como estar en la oscuridad, estar encadenado, ser quemado. 2. Ell estado Intermedio de h)s 111al vados es un lugar al que entran los hombres y que esuí preparado para los hombres debido a su pecado, que se describe Je varias maneras como codicia. burla de las palabras de Jesús, desobediencia a la predicación de la Palabra de Dios. ser injustos como la generación de Noé y Sodoma y Gomorra. y vender a ksás por plata. Tan Intimamentc relacionado con la maldad de los hombros cst.1 este lugar que cada uno parece tener un castigo singular adecuado a sus pecados. 3. El estado intermedio de los malvados es un lugar del que no hay escapatoria. Esto Jo demuestra un núme~o de difcren.tes consideraciones en estos textos. Hay un gran abismo establecido para que nadie se vaya del Hades. Se le describe como una prisión en la que el Señor es el guardián. Por consigurente, º.º hay escapatoria de este lugar . Es un lugar para el hombre en la vida del más allá. Como su singular morada preparada para él, no hay escapatoria de él. Esto responde la pregunta en cuanto a si hay una segunda oportunidad para los hombres tras la muerte para ser salvos. Los malvados son guardados en esta prisión con el propósito específico
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Exposición ,1,, la Confesión Bau1fs1a de Fe de 1689
de P:•=•~los en el día del juicio (2 P. 2:9}. Además de las cons1dera~1ones. que fluy~n de los textos ya mencionados, ¡,qué ?tra.~.cons,derac,ones bfblicas demandan esta conclusión? 1 P. 3:20 implica que la paciencia de Dios acabó con la muerte de estos hombres. Hay una nota de finalidad en las palabras de Jesús en Juan 8:21,24: Morir en pecado es claramente algo temible, pero ¿por qué ~~ ~em,hle se.hay una segunda oportunidad? Nótese también que el ,1u1c10 final tiene lugar sobre la base de la vida terrena de los hombres. Hay siempre una referencia a la vida terrena de los ho1~1bre~ como la base exclusiva del juicio (2 Co. 5:10; Ap. 14:13; l Ti. 5:24,25; Mt. 10:32,33; He. 9:27). Nunca hay una referencia a cualquier posible cambio debido a la conducta en la vida en el más alld. 11. 1.a tr
rmacw11fu1aJ (pfos. 2-3) A, El hecho de la transformación Omd (p!o. 2) 1. Para los que estén vivos en el último dta 1 Tesalonicenses 4:13-17 (especialmente el v. 17): 1 Corintios 15:50-53: 2 Corintios 5:1-4 ensena que sólo los santos sobreviven fülcamente. la Segunda Venida de Cristo. Sin experimentar In muerte, reciben el cuerpo y ta existencia glorificu(los. 2. Para los que estén ya muertos e11 t.l último dta En este punto, la Confesidn enseña la doctrina de la resurrección general
Del estado del hombre despuls de la muerte. y de la resurrección de los muertos
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B. El carácter de la transformación final En las frases 'con sus mismos cuerpos, y no con otros, aunque con diferentes cualidades', la Confesión hace frente a una ímportante pregunta en fa doctrina de la resurrección. La pregunta es: • ¿Qué relación tiene la resurrección con nuestros cuerpos actuales?' Aunque la pregunta es sencilla, su respuesta implica una tensión y equilibrio bíblicos cruciales. Pues la Coníesión, paradójicamente, afirma dos cosas. En primer lugar, añrma que el cuerpo de resurrección es un cuerpo idéntico al que ahora poseemos. Es este cuerpo. En segundo lugar, que es idéntícamente este cuerpo con una dife1'Cncia. Es este cuerpo con diferentes cualidades de las que ahora posee. Como Itodgc dice. 'no se sustilUirá un nuevo cuerpo al antiguo. si110 que éste será transformndo en uno nuevo' (6). Las transformaciones. la dlscoruiouidad y las diferencias entre este cuerpo y el nuevo cuerpo de resurrección se considerarán más adelante en este capítulo, cuando pasemos a tratar el párrafo 3. Aquí queremos simplemente insistir en Ios elemenros de continuidad que permiten u la Confesión hablar propiamente del cuerpo de resurrección como que es el mismo cuerpo. ¿Quéslgnific11 esto en la práctica'/ Significnque el mismo cuerpo que mucre y es sepultado debe ser y será resucitado de entre los muertos. No huy resurrección donde el cuerpo encomendado a In tierra no surge de ella. La transformacién final no es meramente una resurrección espiritual. Cuando Jesús fue resucitado de Ios muertos, esto significó que la tumba y la mortaja estaban vacías de "se mismo cuerpo que habían contenido (Ju. 20: 1-8). Así también, cuando Jesús llame a los muertos en el día de la resurrección. esa acción implica que 'los que están en los sepulcros ... saldrán' (Jn. 5:28,29). Este mismo hecho básícose da a entender en la analogía de la semilla utilizada por el apóstol Pablo que,
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Exposici6n de la Confesi6n Bautlrtade Fe de 1689
~x_plícitamence mencionan juntas la resurrección de los justos y los injustos. (Dn. 12:2; Jn. 5:~-29; Hch. 24: 15). Es interesantísimo que cada uno de esos pasajes tienen como parte de su significado natural la 1d~a de que la resurrección de los justos y los injustos tiene lugar al nusmo tiempo. Hodge los comenta: 'En el último día habrá una resurrección simultánea de todos los muertos, de los justos y de los IDJUStos' ('). Ahora bien, soy consciente de que hay dos maneras de salvar O eludir la fuerza natural de estos pasajes. Hay, sin embargo, un punto acerca del cual no deberlahaber discusión. Es un punto que debería ser d_e mucho peso para cualquiera que tenga la tendencia a utilizar evasivas con objeto de evitar la fuerza natural de estos textos. Estos son los únicos tres textos en la Biblia que hablan explícitamenre de la resurrección de los justos y los injustos al mismo tiempo. Cada uno de ellos comunica la impresión natural de que la resurrección do los justos y los injustos ocurre al mismo tiempo. Antes que nadie conuence a ver su sistema de prof ccfo blblicaen tales textos. deberra detenerse Y preguntarse por qué 110 se encuentra al menos en uno de ellos. . Lo ~ignificativo ~s.11uc la doctrina de una resurrecclc\n general es 1mpos1blc_dc reconclüar eun cualquier forma de premilenartsrno. Si 1an10 los JUSt?S y los ~nalvutlus son resucitados y juzgados en Ju Segunda V cnida de Cristo y en ese momento. en palabras de Mateo 25:46, van 'al castigo~terno' o 'a la vida eterna'. entonces ¿quién queda para pobtar el milenio que se supone tiene lugar durante mil años tras la Segunda Venida de Cris1.o? E. El contraste en la transformación final En los tres primeros epígrafes. el énfasis ha estado en lassimilitudes en~la !esurrección de los justos y los injustos. Ahora, sin embargo, baJOCI ultimo epígrafe llegamos al contraste entre la resurrección de losj 11$108 y In de los injustos.
resurrección de los injustos La resurrección es un asunto misterioso y esto es especialmente c1e_rto en cuanto a la resurrección de los injustos, que es el terna objeto de mucho menos comentario bíblico que la de los justos. Sabemos poco más que lo que la Confesión nos dice. Daniel 12:2 habla de ella como una resurrección para vergüenza y confusión perpetua. Juan 5:28,29 habla de ella como una resurrección de juicio J. la
Del estado del hombre. de.rpués de la muerte y de la 411 resun-e<.'Ción de [.(}S mue.nos en Jugar de vida. Pone al nombre cara a cara con el juicio en sentido negativo. el juicio como lo contrario de la vida, el juicio de la ira divina y la segunda muerte. El contraste expresado en Juan 5:28,29, donde la resurrección de los injustos se contrasta con una 'resurrección de vida'. explica por qué la Biblia, al tratar el tema de la resurrección. habla tan frecuentemente sólo de la resurrección de los justos para vida. Aunque los injustos son resucitados, la suya es una resurrección extraña y paradójica. Aunque son resucitados físicamente, no son resucitados para 'vida', sino para 'muerte'. En el más elevado sentido, la suya no es una resurrección, una restauración de la vida, en ningún sentido. Los amigos inconvcrsos j:,más deberían pensar que la muerte es una manera de escapar de la ira divina. Aun 1,, muerte no refugia de Dios. Aun de allí, el poderoso brazo de la ira divina puede sacarlos y hacerlos estar delante de su terrible trono en el üttirnodía, Aunque se desmenucen a sí mismos, i Dios los rcconstiluirá para que se presenten ante su gran trono blanco I Debemos hacer un comentario adicional. F.\tO no es sólo una resurrección de juicio, sino una resurrección de vergüenza Y confusién perpetuas. ¿No implica esto que habrá aun en la apariencia física de los condonados algo que los hará objeto de confusión y deshonra? Si bien no se desea este fin a nadie. la Rihlia da a entender que Dios hará que la naturaleza fea y repugnante del pecado sea visible en los cuerpos mismos de los finnl mente impenitentes? ¿No hace Dios visible la excelencia de_los justos en la gloria del cuerpo de resurrección? ¿No es el propósito nusmo ch; la resurrección y el juicio finales revelar públicamente la verdad. el veredicto divino sobre el pecado? ¿No es una mentira, un engaño. 'una joya (le oro en el hocico de un cerdo', que ahora el corazón más vil está vínculado a la apariencia más bella o hermosa? ¿No abolirá Dios en el gran día tudas estas mentiras? Entonces, por todas estas razones. debemos pensar que los cuerpos de los condenados representarán con mucha exactitud la fealdad y la abominable naturaleza del pecado.
2. CA resurrecciónde los justos La Confesión contrasta la resurrección de los justos con la de los injustos en tres puntos. Existe un contraste en cuanto a su modelo, su instrumento y su carácter.
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Exposiciñnde la ConfesiónBautista de Fe de 1689
. Su ~e/o: 'hechos entonces semejantes al cuerpo glcrioso de Cristo . Si bien la Confesión no dice nada acerca del modelo de la resurrección de los injustos, afirma explfcilamente que el cuerpo resucitado. de Cristo es un modelo para el nuestro. Lagloria del cuerpo de resurrección consiste, en primerlugar,en esto: es hecho como el cuerpo glorioso de Cristo (Fil. 3:21; ¡ Co. 1 ~:20-23,48,49; Ro. 8: 17,29,30; Col. l :18: 3:4; 1 Jn. 3:2; Ap. t :5). Corno ya se ha dado a entender, esta enseñanza generalizada de la Escrimra significa que lo que conocemos del cuerpo de resurrección de Cristo será cierto del nuestro. Su l11S1rwne1110: 'su Espíritu'. Si bien la Confesión observa en general que los injustos son resucitados por el poder de Cristo, en claro contrasto con esto afirma que losjustos son reaucitados por su füpíritu. Ya hemos visto .q~,e cuando Pablo describe el nuevo cuerpo como un cuc~ espiritual( 1 Co. 1 S:44-46), el término 'espiritual' es una referencia al Esp(ntu de Dios. Esto hnbln, con respecto al c~erpo d~ resurrección, de unn íntima relación con el espíritu de Dios. 1:is un cuerpo gobernado, habitado y vigorizado suprernamente .J>Or el Esp.lritu de Dios. Todo esto implica claramente la instrumcmalidad del Espíritu de Cristo en ta resurrección de los justos. Muchos otros pasajes dan a entender el mismo pensamiento (Ro. 8:1-2; 2 Co. 3:18; 1 Co. 15:45; Ro. 8:23; 2Co. l:22; 5:5; Ro. 8:23; Gá. 6:8) ..La declaración clásica acerca del papel del Espíritu en la resurrección es, sm embargo, Romanos 8: 11. Cada uno de estos pasaje! habla de la instrumen!alidad del Espíritu en la resurrección ele los justos como parte esencrnl de su obra salvífica. Esta es la razón por que la Confesión a~rma 4ue los justos son resucitados por su Espíntu, 1111cntras que afirma de forma más general que los injustos son resucitados por el poder de Cristo. La resurrección de los justos es una ~arte de 1.a. salvación. de los justos, mientras que la resurrección de los injustos no nene nada que ver con su saívacíon. Su carácter: 'honra'. En este punto se menciona el contraste más explicito: los injustos son resucitados para deshonra. los justos para honra. Pablo desarrolla lo que In Confesión llama la 'honra· del cuerpo de resurrección en I Corintios 15 por medio de varios contrastes.
Ch/ estado de! hombre después de la muerte y de la resurreccián de los muertos
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El contraste de 1 Corintios 1 S entre el cuerpo actual y el cuerpo de resurrección Adán (alma viviente) 1. Terrenal 2. Anímico 3. Corruptible (Mortal) 4. Deshonra 5. Debilidad
Postrer Adán (espfrltu vivificanu) Celestial Espiritual Incorruptible (lnmortal)
Gloria Poder
La diferencia entre los dos-estados es la diferencia entre llevar corporalmente la imagen de Adán y I levar corporalmente la imagen del Postrer Adán. Puesto que los dos primeros contrastes en el diagrama de arriba están íntimamente relacionados. se los considerará juntos.
Terre 11011ce/ estial; a 11(111i co/es pi ritual
El significado tanto de los contrastes entre anímico y e,piritwil como también entre terrenal y celestial se ha mencionado ya. 81 punto ya enfatizado con referencia a tamo el término 'espiritual' como al termino 'celestial' era que cuando se utilizan con referencia al cuerpo de resurrecclon, estos ténninos no describen un cuerpo compuesto de espíritu: un cuerpo etéreo, inmaterial. El término 'espiritual' describe el nuevo cuerpo como gobernado y vigorizado por el Espíritu Santo. Oc manera similar, el término 'celestial' cuando se contrasta con 'terrenal', caracteriza al nuevo cuerpo como relacionado con Dios y reílejando virtud y poder divinos de una manera que sobrepasa el cuerpo terrenal. El contraste entre anímico y espiritual y también entre terrenal y celestial no es meramente un contraste entre el cuerpo caído de Adán y el cuerpo glorificado de Cristo. sino en realidad un contraste entre Adán en su condición antes de la Caída y la condición de Cristo tras la resurrección. Nótese que en el versículo 45 se cita un versículo que hace referencia a Adán en una condición anterior a la caída. Nótese también que no era vergüenza o depravación por pune de Adán el hecho de que fuera 'de la tierra, terrenal'. Así fue simplemente como Dios lo creó (Gn. 2:7). Esta es la pista para entender el significado y significación de estos dos contrastes. Ambos reflejan el hecho de que el hombre.
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Exposici6n de la Confesión Bautista de Fe de 1689
según fue creado originalmente, aunque inocente y justo, no había alcanzado un estado de pureza moral madura. Adán era capaz de pecar y caer del favor divino. Había una prueba que pasar, un período de prueba que completar, una ordalía que soportar antes de poder alcanzar una integridad ética perfecta. Hasta ese momento, la humanidad no podía experimentar la plenitud de la gloria y el poder y la comunión divinos. La manifestación corporal de esa condición perfecta tendría también que esperar. La condición para alcanzar la manifestación de gloria plena, externa y corporal era llevar a la humanidad a un lugar en que su lealtad a Dios fuera probada. perfecta e impecable. Esta condición se n:Oeja en el relato de Génesis 2 y '.l. Génesis 2: 16, 17 expresa la condición para una vida continuada con Dios. Génesis 3:22 implica que, para bien o para mal, la humanidad habla de alcanzar una vida inacabable. En una condición de justicia perfecta esto serla una gran bendición, mientras que en una condición de depravación madura sería una terrible maldición. Génesis 3:22 ya implica que todos los hombres serán re.,ucilados a una vida corporal inacabable y que para los injustos esa vida será una teITible maldición. Aunque, desde luego, el poder del cielo y la fue17.a del Espíritu de Dios fueron responsables de la creación original de Adán, ·el poder del cielo y la energía del Espíritu de Dios esperaban la perfecelén y madurez étícas del hombre. Esta perfección era necesaria antes que la humanidad pudiera ser dotada con la plena medida de poder y virtud que Dios tenía preparados para la r111.a humana. Cuando Adán cayó, su pérdida de inocencia y justicia éticas dio como resultado una pérdida inicialmente radical y pootcri~,:mente progresiva de aun la medida de poder y capacidad que originalmente poseía. Cuando el Postrer Adán cumplió con éxito la voluntad divina, no ganó de nuevosimplemente lo que Adán perdió: alcanzó aquella condición más elevada que Adán no llegó a alcanzar. Las ideas de un cuerpo espiritual y un cuerpo celestial, pues, describen la condición física de alguien que ha llegado a una unión ~ ~omunión completas con Dios; que ha alcanzado una perfección ética madura. y así se le ha dado la medida más plena de las operaciones sabias, poderosas y santas del Espíritu de Dios que una criatura puede conocer.
Del estado del hnmbre despids de la muene y de la resurrecciónde los muertos
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Cc,m1ptiblP.lincorruprible(manal/inmonaí)
Lo corruptible y lo incorruptible (1 Co. 15:42,50,52,53,54) contrastan aquello que está sujeto a la decadencia, el marchitamiento, la disolución, el deterioro, la destrucción y la ruina con lo que no está sujeto a tal decadencia. La carne se puede corromper (Gá. 6:8). La semilla puede deteriorarse y la hierba que surge de ella, secarse (1 P. 1:23). La belleza pucdedecaer(l P. 3:4). Los alimentos pueden corromperse y ciertamente son destruidos y consumidos cuando se comen (Col. 2:22). De la misma manera, el cuerpo actual puede dete.riorarse y se deteriorará, morirá, se pudrirá y se disolverá. El cuerpo de resurrección no está sujeto u tal deterioro. Ese cuerpo y roda la herencia futura de la que forma parte es incorruptible e imperecedera (l P. l :4; Ro. 2:7). Lo mortal y la inmortalidad (u1ili1.adas paralelamente con, las palabras anteriores en l Co. 15:53,54) contrastan lo que está sujeto a la muerte con lo que no puede morir ni inorirá. Lo que es inmortal no está simplemente vivo: es incapaz de morir. o~s/,orrrolgloria La deshorua y la gloria (vv. 43.40,41.) contrastan un cuerpo caracterizado por la deshonra y la vergUen1.a con un cuerpo que por su refulgencia, esplendor y brillantez atestigua la fama. ~·~ombre, honor y excelencia de quien lo posee. La deshonra se uuüza para describir deseos sexuales perversos (Ro. l :26). hombres con el pelo largo (1 Co. 11: 14), malo fama y ver¡¡ü.enza (2 Co. 6:K; JI :21)., uteMilios domésticos ulilizádos parafunc,ones desagradables (211. 2:20). Toda esta deshonra car~terística ~ .nuestros cuerpos acmales, queeslán sujetos al detenoro y la maldición producidas por el pecado, y de esta manera sujetos a I~ vergüenza y deshonra q~e el pecado justamente merece, será abolida para siempre por la glor~a del nuevo cuerpo. El término 'gloria' se refiere a una e~celenc1a manifiesta. El esplendor físico del nuevo cuerpo atcsllguará la excelencia y virtud del hijo de Dios y demandará la aclamación Y conseguirá la fama de su poseedor ( vv. ~0,41) .. ,El refulgente esplendor del Sol manifiesta su natu~leza; 3:'l Lamb1.cn el cuerpo de resurrección manifiesta la excelencia del h1.10 de Dios.
Debilidad/poder
.
La debilidad y el poder (v. 43) contrastan un cuerpo sujeto a la debilidad, el funcionamiento defectuoso, la enfermedad y la
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Exposicián de la Conftsi6n Bautista de Fe de 1689
manifestación final de la incapacidad corporal, la muerte misma, con un cuerpo no sujeto n tales cosas, sino capaz sin dificultad, obstáculo o fracaso de cumplir los deseos santos de sus poseedores. Véase2Corinlios 11 :23-30; 12:7-!0paraunadescripciónblblicade la debilidad. Ese nuevo cuerpo nunca experimentará la debilidad, el cansancio u la Ilaqucva que con tanta frecuencia son en nosotros una tentación y ocasión para pecar. Pablo nos dice que se regocijaba en la esperanza de la gloria de Dios. Eso es lo que deberíamos hacer nosotros en respuesta a 1.1Jes verdades. ¡Pensemos en In honra y la gloria de la vida de resurrecclon ! El nuevo cuerpo tiene gran poder. No cicne que afrontar, por debilidad, las continuas frustraciones que afrontan nuestros cuerpos actuales, debido al cansancio y las severas limitaciones. Sirve a Dios incansable y poderosamcn1e en la creación redimida. El nuevo cuerpo es un cuerpo de glnrin, La apariencia corporal misma del Hijo de Dios rosucilado es uno vinuicaci6n continua del deleite que Dios tiene en Él. A sí mismo y al universo creado, su cuerpo mismo ¡¡testigua lo excelencia de su c,uácter y cierra la boca de cunlquier oprobto o calumnia conceblbtes. El nuevo cuerpo es incorrur,1ible. Es el cuerpo de alguien cuyo carácter, por lo gracin de Dios. ha sido llevado a una suntidad y jus1icia perfccras, irreversibles y morales. Es, J)Or tanto, un cuerpo que nunca se debilita. nunca se mancha, es siempre tan poderoso y tan hermoso físicamente como siempre lo fue. Lo más dichoso de todo, quizá, es que el nuevo cuerpo es la señat y el sello de esa condición en la que la comunión con Dios ha sido hecha perfecta. Es habitado, gobernado y vigorizado al m,í~i1110 por el Espíritu <Je Dios. Su unión con Diosen Cristo, su posesi6n del más alto favor divino es invariable, inmutable, indefectible. Bs un cuerpo espiritual y celestial.
32.
Del juicio final
I Dios ha establecido un día en el cunljuzgará al mundo conjusticia po( J~su~risto, a quien iodo poder y juicio h~ sido dad~ por el Padre.' En aquc dín no •ólo los ángeles ap6s1M.as serán Ju>.¡:ndos.' smo que Mmh,6n b)dasl • . . . ccmoarccerán delante las · pcrscnas que hun v1vuJC> sCJ b re 1a 1ierra . Y""'. , I· b de . , tribunal de Cristo• paro dar cuenta de sus pensam1en1?s, pa a ms > acciones. Y para recibir confor°!e a lo que hayan hecho nuen1rns estaban en el cuerpo, sea bueno o malo. 1. Hch. 17:31; Jn. S:22,27
2. 1 Co.6:3:Jud.6 6-l6 2T J·5 I0·2P 3. Mt. 16:27; 25:31-4<,; Hch. 17:30,31; Ro. 2: : s. .o- • 3:t-13; Ap. 20:ll·IS 4. z ce, S: 10; 1 ce. 4:S: Mt. 12:36
'
2 El propósioo de Dios "' establecer este día es la manifestación de la sioria de su misericordia en la salvacién eterna de los elegidos. Y la de su justicia en lu eondcnacién eterna de los úpr
1. Ro. 9:22.23 6 14 10 11· Te 2. Mt. 18:~; 25:41.46; 2 Ts. 1 :9: He. 6:2; JuJ. ; Ap. . : . · • ' ·
3,17: Mr. 9,43,48; Mt 3:12: 5:26: 13:41.42; 24.51, 25.30
3
Así como Cristoquiere que estemos ciertamente persuadidos de qu~
h~brá un dtn de juicio, tanto para disuadí~• todos los hom:,~ d~~°;~f como ara el mayor consuelo de los piadosos en su a versi ' tambié~ quiere que ese día sea desconocidopara los hombres, para que se desprendan de toda seguridad carnal y estén siempre velando porque no
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Exposicián de la Con/e.,irfo Bautista de Fe de Jó89
D, juicio final
saben a qué hora vendrá el Señor," y c.
2. Es un consuelo en la adversidad paca los santos B. De lo que es desconocido e incierto acerca del juicio t. Vigilancia contra el pecado (Le. 12:35-40) 2. Anhelo por la venida de Cristo (Ap. 22:20)
Seno, Jesüs; veu pronto.'
Amén. l. 2 Co. 5:10,IJ 2. 2 T.,. 1 :5-7 3. Mr. 13:35-37; Le. 12:35-40 4. Ap. 22:20 Bosqu,Jn thl capft11/Q
PfOc'l. 1
;, ~I cuneepto del julrio final A. Su resumen bíblico (derivado de Hechos 17:31) 1. Su autor: 'Dios' (el Padre) 2. Su ocasión: 'h11 estahlecldo un día' 3. Su objeto: '111 mundo' 4. Su manera: 'conjuslicia' S. Su mediador: 'por Je~11cri~to' B. Su instrumcmalidnd mesíaníca (Jn . .5:21-23) C. Su universalidad absolum D. Su doble actividad: 'dar y recibir'
2
11. La mela ddjulclo nnal
A. La Identidad de la meta l. La manifestación de la misericordia de Dios en In sul vacién de los elegidos 2. La manifestación de la Justicia de Dios en la condenación de los réprobos O. La realización de la meta l. Para los justos 2. Pura los malvados 3
m.
El impacto del juicio final (práctica y
a,o;luahuenle)
A. De lo que es conocido y cierto acerca del juicio 1. Es un Í
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J. Las implicacio11t.rde un juicio xeneral
E.~te capítulo de la Contestón afirma, y la Biblia ensena. que hahrá un juicio final en la Segunda Venida de Cristo, en el que lOdos los hombres q uc hayan vi vid o jwná.~ seránjur-gndosy, porconsiguicnte, entrarán n la vida eterna o al casugo eterno. Los tres elementosclave encstaensci\an,.a acerca deljuicio general son: su tiempo: la Segunda Venida de Cristo: su nlcancc: ab,olutamentc universal: siu resultados: vida eterna o castigo eterno. La prueba de la doctrina del juicio aencral reside en la evidencia bíblica abrumadora que estos tres elementos clave coinciden en un solo Juicio. A continuación va la evidencia de siete pasajes bíblicos fund41nentrue11. Tex'to
Mateo I en Mateo 25:31·46 Hechos 17 :30.31 Romanos 2:6-16 2Tesa1011iccn~es 1:5-10 2 Pedro 3:1-13 Apocalipsis 20.11-15 (E "
Tiempo
Alcance
Rc:sultadOII
ll 1 l E E 1
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afirmación explícita que apoya la doctrina tal y corno c&ul
expresada) (1 = sólo evidencia implícita para la doctrina tal y como c.,1,
expresada)
Como deja claro el esquema de arriba, los síere pasajes examinados no contienen ninguna afirmación que contradiga la doctrina de un juicio general uil y como está expresado. Dos ele ellos contienen evidencia explícita para cada uno de los tres elementos clave. Cuatro de ellos contienen evidencia explícita para dos de los
420
Exposición de la ConfeJión Bautista de FP. dP. 1689
tres elementos claveca cada una de las posibles combinaciones. Está claro que cualquier intento de eludir la doctrina tal y como está expresada debe realizar una reinterpretación generalizada de los pasajes bíblicos fundamentales sobre el rema. El juicio final tendrá lugar en la Segunda V cnida de Cristo, alcanzará a todos los hombres que hayan vividojamás y tendrá como resultado el estado eterno de bienaventuranza para los justos y de castigo para los injustos, Si esto es a~r. sin embargo. hay implicaciones radicales. La enseñanza bíblica que allf se presenta es radicalmente diferente a la idea popular creída en muchas iglesias conservadoras en la actualidad, La enseñanza bfbl ica proporciona una crítica radical de la misma. A continuación tenemos u-es implicaciones prácticas de la enseñanza bíblicu y de esta crítica metical. l. Presenta un problema insuperable para el premilenarismo popular. Se ha notado frecuentemente que la Confesión no dice nada especifico acerca del premllenarismo. Se han ofrecido varias explicaciones en cu amo a esto. Puede scrcíerto que los autores de la Confesión no descaran denunciar explícitamente una doctrina 1so8lcnidu por algunos a quienes ellos pueden haber considerado como hermanos. Comoq~iera que fuere, es no obstanrecíerro que la d0<:tr1~ade u~a resurrecclén gen,e~al y la doctrina de un juicio genernl son imposibles de rcconcítíur con cualquier forma de premilcnarismo. Los queridos hermanos premilenaristas tienen aquí un problema. Si tanto los justos como los malvallM son resucitados Y juzgados en la Segunda Venida de Cristo y en ese momento, en las palabras de Maceo 25:46, 'irán éstos ul castigo eterno' o 'a la vida eterna', entonces ¿quién queda para poblar el milenio que se supone tendrá lugar durante mil años tras la Segunda Venidadc(ri$to'!Toclo prernilenaristaenseña quequcdan personas malvadas no resucitadas dura,iite el mílenio tras la resurrección de los justos en la Segunda V~n,iaa de Ci:isto, pero ¿cómo ruede ser eso si la resurreccién y el JU1c,o que ucnen lngar en la Segunda Venida de Cristo son univcrsatcs y generales? 2. Presenta un tJT[llimemo incomestobte contra ta popular creer1ciafádl. Se cn~eña comúnmente en nuestros días que hay al menos dos JU1c1os diferentes: uno pasa cristianos y otro para los no salvos. Los que se h~. decidido por Cristo van al juicio para cnsuanos. En este JU1c10, sus acciones no determinan si son eternamente salvos o_no, pues, se dice, la salvación es ¡,or gracia y no por obras. Sus acciones sólo determinan cuántas recompensar y
De juicio final
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coronas recibirán en gloria. De esta manera. se sostiene que nuestras acciones no tienen absolutamente nada que ver con nuestros destinos básicos. Pentccost, por ejemplo, dice: 'Debe observarse cuidadosamente que la cuestión aquf no es determinar si el que es juzgado es creyente o no. La cuestión de la salvación no está siendo considerada' ('). ¿Cuál es el error de esta enseñanza? La Biblia. en primer lagar, deja muy claro en todas partes que lo que eslJi en juego en el Juicio de nuestras acciones es si somos creyentes o no. En segundo lugar. la Biblia deja perfectamente claro en todas panes que tanto los creyentes como los incrédulos comparecen ante el mismo juicio (Mt. 25:31-46; Ro. 2:6· 16). Afirmar, como hacen muchos. que tal enseñanza es legallsmo o salvación por obras es hacer patente una ignorancia do aspectos fündarnentales del l:!vangelio mi~mo. La salvaciónnoesporobras, pero su ñnalldadesproducir obras. Donde el estilo de vida dé una persona no es radicalmente anerado, allí no ha actuado una salvación ¡,or gracia. C!I juicio se realiza sobre la base de nueWll.8 acciones. porque nuestras acciones, tomadas globalmente, manifie~1an nuestro carácter. y nuestro carécter manifiesta nuestra relación con Cn~to y la presencia o ausencia de fe en Él. 3. Presenta U11 alivio tndecibíe er1 cuanto al temor al dta del juit:io. Pero, por supuesto, no presenta ningún alivio semejante para los que no son verdaderos cristianos. El hecho, sin embargo, es que muchos verdadcroscristirulos viven con mucho temor al día del juicio corno resultado de lo idea popular que se les ha enseñado. En la idea popular, se toma 2 Corintios 5:10 como refiriéndose a un juicio cxclusi vamentedecrcycntes. Por pura lógica, los creyentes a quienes se enseña esto llegan a la conclusión de todas sus obras malus o despreciables van aserpuestas de manifiestocn el día del Juicio y que se darJ algún tipo de recompensa apropiada a su despreciable servicio. Es triste que son a menudo los creyentes más sensibles quienes sienten esto más profundamente, mientras que los cristianos carnales a quienes dicha enseñanza busca amedrentar se contentan simplemente con saber que su salvación no está en juego en 'su decisión de no servir a Cristo. El efecto total de tal enseñanza es cambiar completamente la actitud que se anima a tener a los creyentes en la Biblia hacia el día deljuicio(cf. Jo. 5:24; Mt 25:21,34;Jn. 5:29; Ro. 2:6,10; 1 Co. 4:5; 2 Ts. 1:7-10; 2 Ti. 4:8-10; 2 P. 3:13,14).
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Esposicián de ta Cmifesi6n Bautista de F, de 1689
No existe ningún texto que afirme que el cristiano tenga algo que temer en el día del juicio. H_a>: muc~os textos, por el contrario, que enseñan que el verdadero cnsuano tiene todo motivo para anhelar el día del J~c10. Es el malvado, el engañador, el engañado quien tiene todo motivo para temer y el cristiano no tiene nada que temer. Sin embargo,alguien puede preguntaracerca de2Corintios5: 1 O: '?H~bla este versículo sólo acerca de creyentes?' No, miremos los srgurentes versfculos, Lasecciones malvadasque son retribuidascon el 111111 en este texto son las acciones malvadas del inconverso. Las buc~as acciones son las acciones del crísuano, Lensky resume hñb1ln'.cnte la enseñanza de este texto: 'Todos somosjuzgados ahora y on el instante de la muerte. Este juicio es secreto. Muchos hombres muerencon respectoa los cuales estamoscornpletamente inciertos en cuanto a cómo los juzgu Cristo. Aun cuando nos sentimos seguros, sabemosque po~elll08e_,;t,U'equlvocados. F.I juicio final es püblico. Todos los veredictos son iguales. pero ahora no sólo son hechos públicos, ahora son püblicamente comprobados y establecidos ante el universo cornoJustos; véase además Romanos 2:5. Por esta razón las escrituras afirman regularmente que el jurcio en el último dlasc basará en nu~stras obras: "con objeto de cada uno pueda tener para llevarse (aoristo) las cosas (hechas) por medio del cuerpo" en su cxistenciu actual.' 'Est? no es justicia de obras. Tampoco se refiere este plural a obras aisladas. ~na aquí y otra allí. t::stas cosas hechas por medio del cuerpo (ta convierte en un sustantivo dia tou so matos) constituyen el íl;Sultado de la vida de cada persona, lo que representa su vida a los OJOS de Dios: pros a epraxen, "afrontando lo que realmente hizo". y esto será una de dos cosas: agathon, un resultado o unidad que es "bueno" a los ojos de Dios o que es phaulon, "malo". bueno para nada. Uno es un fruto de vida de una fe que estaba caracterizada y hemoseadapor la confianza en Cristo y a.~( revelaba a todos los ojus qmén era el que producía este "bien". El otro es el producto de una condición en que esta fe estaba ausente y revela al incrédulo como lo que realmente era. 'En ningún caso habra la menor duda. Así también sera la fe o su ausencia sobre lo que se basara el veredicto. pero ambas determinadaspor Ja indiscutible evidencia públ lea de las obras. Todo el poder salvador de la fe aparecerá, todo el podercondenatorio de la negativa acreer en Cristo. No se hará ningún ha lance para el creyente entre los pecados que cometió y las buenas obras que hizo como si
423
De juicio final
estas
últimas
compensaran las primeras. Todos sus pecados serán
completamente eliminados por la sangre de Cristo. tan alejados corno el este del oeste (Sal. 103: 12), arrojadosen lo profundo del mar (M,.
7: 19), borrados, sí, borrados como niebla (Is. 43:25; 44 :22), para nv
ser hallados jamás. Todas las imperfecciones de sus buenas obras serán quitadas para siempre. No se hará ni se podrá hacer ninguna invesligaciónencuantoa los pecados de ningún creyente. Ensu lugar sólo se hallará la sangre y la justicia de Cristo' ('). . El creyente no necesita temer que alguna de sus acciones despreciables sea puesta de manifiesto. Sólo el estilo de vida de justicin que vindica su fe será visible. ¡QuieraDios hacer del día del juicio In esperanza que quiere que sea para su pueblo! /l. la base bfblica para 61 tormento i11acabab/e
No menos de tres veces en el párrafo 2, la Confesión reitera su compromiso con )11 doctrina del tormento inacabable de los malvados. llablu de 'condenacién eterna', 'tormento eterno' Y 'eterna perdición'. Nadie, que yo sepa. ha cuestionado seriamente jamás si tul lenguaje en la Confosión tiene el propósito de ensenar la doctrina del tormente lnueabebte de los rnatvados. Muchos, sin embargo. han desafiado la idea de que el lenguaje bíblico del que se hacen eco tan claramente tales frases tu viera el propósito de enseñar la doctrina del tormento inacababto. 1 .a refutación mejor Y rná~ clara de tales desafíos a la doc.tnna del tormento inacabable es la ruerza naturul de la Escritura misma. El apoyo bíblico para el tormento Inacabable puede subdividirse en tres clases: sus afirmaciones positivas; sus negaciones enfáticas: sus expresiones misceláneas. A. Sus aflrmaciones posítívas Las Escrituras afuman positivamente que los sufrimientos de los condenados son eternos (véase ML 18:8; 25:41, 46; 2 Ts. 1 :9; He.. 6:2; Jud. 6; Ap. 14:10,11). Los que niegan la doctrina del tormento inacabable han puesto objeciones a la misma, arguyendo: 'Los términos traducidos por las palabras "eterno" o "perpetuo" en estos pasajes pueden indicar en algunos casos una duración finita o limitada.' A esta objeción se pueden dar vanas respues1as: 1. Si bien es cierto que en algunos casos este lenguaje puede utilizarse con respecto a una duración finita y significarsimplemente
424
&po,ició11 de la Confesión Bautista de Fe de }689
'antiguo' o algo por el esulo, es indudablemente cierto que. si los
autores híhhcos deseaban expresar la idea de duración eterna, éstas eran las mejores y únicas palabras que tenían a su alcance. Dice Hodge: 'Los términos más fuertes que el lenguaje griego presente,
~on e~pleados en el Nuevo Testamento para expresar la duración on~enrunable de lo~ tormentos penales de los que se pierden. Las m1s~as palabras (aioon, aioonios y aidics) son usadas para expresar laei<1~tenc1aetern.ad~Dios, 1 Tirnoteo 1:17; Romanos J:20; 16:26, de Cnsco,. Apocalipsis l: 18; d~l ~spíriru Santo. Hebreos 9: 14, y la duración 1~1.enrunahle de la felicidad de los santos ... ' ('). . 2. En la inmens~ m~yoríade los usos tic tal lenguaje, el significado es e! de una duracién inacabable. Cuando se utiliza acerca ele la era ~enidera y no esta era, se refiere universalmeme a una duración 1n3;ta~able. Sh:"ld dice: 'I!n un nila ncro mucho mayor
ínacababtc ... " • (').
3. El len~uaje que 6C refiere a la eterna bienaventuranza de los Justos es estnctamcnte paralelo aJ que se refiere al rnnnemoetcmo de los mal~ados. As( pues, cualquierar¡¡umentoquc niegue ha eternidad d~I castigo do los malvados tarnblén socava la duración eterna de la b1e~avcnruranza de los justos (cí. ML 25:46). fales Leorías acerca de los t6rn1inos bíblicos no constituyen un refuglo seguro ni cierto contra el castigo eterno. B. Sus negaciones enfáticas Un refuerzo adicional de la idea de que tal lenguaje indica un tormento eterno lo constituyen aquella afírmaclones de la Escritura que hablan del tormento de los malvados como inacabable O mcesante o sm fin (Le. 3: 17; Mr. 9:43.48; MI. 3: 12; 5:26).
C. Sus expresiones mísceténeas Enla Biblia se utilizan variasexpresionesquedunaemcnder la total desesperanza y perpetuidad de los tormentos del infierno (Mt. 13 :41, 42; 24:51; 25:30). Tales ex presiones consideradas j untamcnte con las solemnes advertencias para no incurrir en tal juicio hablan de la total finalidad y desesperanza del infierno. La advertencia acerca
De juicio final
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del pecado imperdonahleen Mateo 12:31,32 y Marcos 3:29 también habla de esto. Mateo 26:24 y Marcos 14 :21 comunican inevitablemente la rnismadoctrina al hablar de aquellos para quienes hubiera sido mejor no haber nacido. El estado de resurrección se considera en todas la.~ partes de la Biblia como la condición humana final y eterna, pero la Biblia afirma claramente que los malvados serán resucitados corporalmente con el propósito de sufrir la ira divina (Du. 12:l,2; In. 5:29; Hch. 24:15). Tal evidencia pone fuera de toda duda el apoyo bíblico para la docirinade los tormentos inacabables de los malvados. Dos herejías, sin embargo, han buscado desafiar esta evidencia. ns necesario mencionarlas brevemente y presentar ciertos argumentos adicionales contra las 1rús111a.~. I!I universalismo ha enseñado que todos los hombres sin excepción serán salvos un día. Contra esto está el cesúmonio uniforme de la Escritura de que hay dos destinos paralelos pero dístímos para los hombres. El universalismo uunbié11 implica el patente absurdo bíblico de que Sut.lnás mismo será salvo. (Si se niega que Sumnás será salvo y lle afirma que sólo los hombres serán salvos, entonceses necesario recordar al hcrejec¡uc 108 hombres condenados sufren el mismo destino que el diablo y sus ángeles, Mt. 25:41). El universalismo ueneque negar también la afirmación de Cristo de que para algunos hombres hubiera sido mejor si ounca hubieran nacido. Es siempre mejor haber nacido si el univcrsalismcescierte. L4 débil evidencia citada a favor del universalisrno es la nusma evidencia citada por el arminianismo para probar sus teorías de la expiación universal y la elección condicional: el lenguaje universal de la Escri1un1 ('Lodos los hombres', 'el mu ndo', cic.). l:Js refutado por las mismas consideraciones que refutan el anninianismo. Es un hecho simplequetal lenguajeeo la Escrituraoo designa acodos los hombres sin excepción, sino por el contrario a tocios los elegidos de la humanidad como un todo. l..os elegidos pueden ser salvos, y en ellos el mundo como un ludo.sin que todos y cada uno de los hombres sean salvos. El aniquilacionisrno es probablemente la herojfa más popular en nuestro tiempo. Ha siuo adoptada, o al menos tolerada. por importantes evangélicos. Enseña que en algún momento, tras un periodo decastigu enel infierno, tanto los cuerpos como las almas de los malvados serán extinguidos hasta dejar de existir. El castigo por el pecado, la muerte y la segunda muerte, es considerado como una
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15xposición de la Co,ifesíón Bautista de Fe de /689
extinción final o aniquilación absoluta. Varias consideraciones muestran la necedad de esta posición. En primer lugar, no puede reconciliarse con la afirrnacién de Cristo de que para algunos hubiera sido mejor no haber nacido. Significaría que, en última instancia, su condición será exactamente como si nunca hubieran nacido. En segundo lugar, persiste en equiparar el lenguaje bíblico de la destn1cci6n con la idea filosófica de la aniquilación. La destrucción en la Biblia, sin embargo, nunca significa hacer que algo deje cornpletaruome de existir. Significa arruinar. Finalmente. el aniquilacionismo pervierte la enseñanza bfblica acerca del castigo por el pecado. Cu anclo Jesús tomó vicaria y sustiruu vameute sobre sí mismo el castigo por nuestros pecados, Él no fue aniquilado o extinguido: fue castigado con sufrimiento y tormento tamo del cuerpo como del alma. El nniquilaci<>nismo contradice, Iégicamente, la doctrina de la expiación sustírutivn. Cualquier docirine del amor de Dios que termina por dudar o negar la doctrma del castigo eterno es una doctrina falsa. Es una doctrina que mutila a Dios subestimando su justicia perfecta y mmlrnízando el mal radical del pecado. No confuncll!.mos una flrrne insbtenci~ en ladoctrinn del castigocternocon el deleile sádico en la misma. Fue aquet que pudo decir con toda cxnctilud de sí mismo que era manso y hunulde quien advirtió en las Bscrituras con la máximo frecuencia, insistencia y viveza acerca del peligro del fuego eterno.
Apéndice
Lasfuentes de la Confesión Bau1í.s1a de 1689
Apéndice A Las fuentes de la Confesión Bautista de 1689
Introduccián
La mayoría de los modernos bautistas tendrían dificultad en hncer acopio de ennisiasmo nun para un breve estudio ele un documento de 300 affos de antigüedad. Los bautlstas calvlnístas y reformados que han surgido durante los úllimos uenua anos en países lle habla inglesa tienen buenas razones para estudiar el documento que, más que ningün otro, crisiatíza su identidad. Tales bau1íst11s debieran al menos apreciar la importancia de entender la herencia de los bautistas paniculares y su lu¡:ur en el cristianismo histórico. La Confesión Bautista de 1689 (también conocida como la Segunda Confesión Bautista de Londres)fue la norma reconocida de los bautistas particularesdurantecasi dos siglos después clesu firma. Conrinüa siendo la declaración doctrinal de la mayoria de los bautistas reforrnados en la actualidad. Adoptada por los bautistas americanos en l 742corno la ConfesióndeFedeFiladelfia, demanda justamente la atención de los bautistas de hahla inglesa a ambos lados del Atlántico (y del Pacífico)en el año de su tricentenario. Habiendo enseñado mediante la Confesión. el autorestá convencido deque tal atención mejorará tanto la unidad como la estabilidad de las iglesias bautistas reformadas, La Confesión de l689 se redactó por primera vez en 1677 (1). Si bien pretendía tener la adhesión de la mayoría de los bautistas más conocidos de aquel tiempo, parece haber sido preparada principalmente por un IJ!I Williarn Collíns, que también la firmó en 1689. El Anciano Williarn Collins es mucho menos conocido que signatarios como Hanserd Knollys (quien también firmo la Primera Confosión de Londres de 1644), William Kiftin y Benjamín Kcach (autor de varios libros que aún están disponibles), La Confesión se
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firmó en 1689,despuésque la providenciaconcedíé un ~lio !,.'fado de libertad religiosa y civil a los bautistas ingleses en el ano anterior mediante la Gloriosa Revolución. La Confesión fue adoptada en la primera asamblea general de los bautistas P.artic~laresde Inglaterra, con la presencia de representantes de 107 iglesias (:). . La cuestiónen la que quiero centrar la atención tiene que ver con el interesante tema de tas fuentes ele esta Confesión. Además de las ccntribuciones del Anciano William Collins (y de cualquiera que ucda haber trabajado con él), se pueden identificar al menos tres tentes i mponantesdistintas. Un estudio de esta.~ fuentes es.aptopara clarificar muy instructi varnente las raíces doctnnal~~ y la ídcntidad religiosa de los padres del movimiento bautistaparticular. Esto,.asu vez. no carecerá de Rignificación práctica para los bautistas ref~rmados en la actualidad. Exalllinaremos, en primer lugar, su identidad; en segundo lugar, su carácter; en tercer lugar, su uso; Y, en cuarto l~g'1t, su significación.
t. s« identidad En orden de importancia, las fuentes de la Confesién Bautista son: A. La Confesión de Fe de wesmunsrer B. La Declaración de Fe y Orden de Snboya C, La Primera Confesión de Fe de Londres
o. Los trabajos delAnciano WilUamCollin•(y otras contribuciones de la reunión general de 1677)
ll. Su carác~r A. La Confesión de Fede Westnúoster La Conlesién de Fe de Wcsl.rninster_(llamadadc aquí cnadel~ntc 'la Weslmi.nster') íuepreperada por teólogos puntanos en la Asamblea de wesumnsier y publicada en 1646. Puesto que los puntanos de
convicciones presbiterianas predominaban en aquella asamblea, aquélla reflejó las ideas presbiterianas del gobierno de . Iglesia mediante unajerarqufade presbiterio~y s.ínodos,el bautismo infantil y ta idea de una Iglesia estatal presbiteriana (l).
&posición de la Canfesi{m Bautista de Fe de 1689
430
B. La Deelaracián de Fe y Orden dt Saboya ~aDeclara~iónde Fe y Orden de Sabo_ya (llamada de aquíen adelante
la Saboya ) fue una modesta revisión de la Confesión de Fe de Westminster. A esta revisión de la Westminster se añadieron treinta breves párrafos en los que se describía el orden eclesiástico congreg_ncional. Esta revisión la hicieron en 1658 seis puritanos de convíccsones c?~gregaci~nales, entre ellos Thomas Goodwin y J ohn Owe~. revisión r~tleJnba su rechazo del gobierno de Iglesia presbiteriano, con su Jerarquía de tribunales eclesiásticos e insistía en la_ independencia de cada congregación local. Esti; revisión también reíleja.b,1 su rechazo de la idea de una Iglesia estatal y ~bordaha la. idea de la libertad religiosa. Con bastante tnconse~uenc,a, est?s congregacionaüsras insistían en que cm nece_snraa una p,·o~es16n de fe para ser miembro de una iglesia, pero continuaban practicando el bautismo infantil(').
L:ª
C. l.a Prlmeru Qinfesiónde fe de Londres ~a Pri_mera Confesión de Fe de Londres (l lamadade aquí en adelante la ~unern de Londres') fue preparada por síete iglesias l>uulisws particulares en el área de Londres en 1644. Exponía en cincuenta y dos arLículu la fecalvuiistade u~t.os primitivos bautMas particulares. Enseñaba las doctrinas de lll gracia. una idea bautista del bauusrno Y la Iglesia,_ y repudiaba explfcitsruente un nürocru de principios de los anabaptistas de los PafsesBajos y Alemania. Su utulo cnfatízaba esta ültima preocupación: U na Confesión de fe de siete congregaciones o iglesias de Cristo, que son llamadas comúnmente (pero de forma injustificada) anabaptistas. Sobre la hase de esta preocupación, esta Confesión renunciaba explícitamente al libre albedrí~ (una idea pelagiana del libre albedrío era común entre los anabaptistas) y apoyaba la ordenación divina del gobierno civil (los ~n,1?a~t1stt1~ '. en general, negaban que el gobierno civil fuera instituidodivinarnente, yen el mejor de los casos lnconsideraban un mal necesario)(').
D. L~s t~abajos del A_nciano William Collins (y otrus cnntribuciones de la reunión general de 1677) EJ /\nc.i_ano Wi!liamCollinsde la Iglesia de Peuy PrancccnLondres (y quiza otros, incluyendo los presentes en la reunión general de los
Las fuentes de la ConfesiónBautista de J 689
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bautistas de 1677) fue responsable de combinar extractos de cada
uno de los documentos citados anteriormente para formar una declaración de fe coherente .. (En otros lugares de este apéndice, esta fuente se llamará 'Collins ") De ve». en cuando en la Confesión de 1689. hay palabras, frases y a veces renglones que no se derivan de los documentos citados anteriormente. Estos puntos deben de haber procedido de Collins o de alguna otra fuente que no me consta (6). /JI.
Su uso
U.Sta referencia a Collins nos lleva al uso en sí de estos materiales en los trabajos de reducción de Collins. La inmensa mayoría de los materiales que so hallan en la Confesión de J 6R9 se derivan originalmemc de la Westminster. Esto a inducido a muchos intérpretes a dar por supuesto que la wcstmlnucr fue el aocomento directo e inmediato que Colllns revisabn. J:::n realidad, ése no era uualruentccl case. Hay evidencias concluyentes deque fue la Saboya la que constituyó el documento directo e inmediato en que ColliM trabajaba. t:ls muy probable que el lenguaje de Ju wesrmínstcr que predomina en la Confesión de l 689 procede exclusivamente, o casi exclusivamente, de la criba de la Saboya. Tras un estudio concienzudo de estos documentos no me consta ningún caso en que el lenguaje de la wcsrmínsrcr se prefiera o.J de la Saboya. Por otra parte, la Confesión de 1689 incluye el 'Capítulo 20: Del Evungeho y del ale unce de su gracia', el único capítulo añadido a la Westrninster en la Saboya, Sigue a tu Saboya al omitir el 'Capítulo 30: De la dlscipfinaeclesiésuca' y el 'Capítulo 31: De los sínodos y concilios' dela Westrninster. Lasampliasdcsviacionc~dc la Westminsterenel 'Capítulo 15: Del arrepentimiento' y el 'Capítulo 25: Del matrimonio' reflejan la adopción generalizada del lenguaje de la Saboya. El 'Capítulo 26: De la Iglesia' refleja estar tomado extensamente de la Saboya. En los párrafos l -4 de ese capítulo. se utiliza amplínmente el lenguaje del capítulo 26 de la Saboya, mientras que en los párrafos 5· IS, que tratan de la iglesia local, todos menos dos de los párrafos están tomados de la declaración sobre el ·o.den eclesiástico añadido a la Saboya. Sólo catorce de los 160 párrafos que contiene la Confesión de 1689 110 se derivan de la Saboya. Más importante aún, la estructura es la ele la Saboya y los treinta y dos títulos de capítulos son consecutiva y exactamente los de laSaboya. Lasolacxcepciónes él capítulo 28, donde hallamos que
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Exposiciónde lo ConfesiónBautista de Fe de 1689
'El bautismo y la Cena del Señor' sustituyen a 'Los sacramentos'. Noobstante, si bien es patente la iración de los bautistas hacia la Saboya y la Westminster, hay también suficientes evidencias de que no hubo una dependencia servil de aquellos documentos. Esto se manifiesta en las importantes desviaciones en cuanto a estos docu".'entos sobr~ los ternas de los pactos, el Estado y el bautismo. También se manifiesta en el uso de la Primera de Londres en un número ~e puntos. Se pueden encontrar contribuciones significativas de la Pr1111era de Londres en 2:1,3; 3:1,3; 6:1.3; 8:2,8,9,10; 10:2; 13:3; 14:2; 17:1; 24:3: 26:11. También se manifiesta en las revisiones hechas por Ccllins y sus camaradas. Se pueden encontrar revisiones significarivascn 1: l;4:2; 5:2; 6: l ;7:2,3; 8:8,9,10; 14: 1,2; 17:I ,3; 22:5; 23:3; 24:3; 26: l ,2,J0,l2.l3; 27:2; 28: l,2; 29: 1,2,3,4; 30: l,5; 31: l. Hay otros cambios sin importancia. Estos, sin embargo, no tienen extensión o significación alguna. Sólo seis párrafos con)pletos (7.:3; 26: 28: 1,2; 29:2,4) de los 160 párrafos de la Confos,ón han sido aportados por Collius. . Los resulwdo8 de este examen pueden contabilizarse de la s1gu1ente manera. De los 160 párrafos que hay en la Confesión de 1689, 1 ~6 se deri van de la Saboya (que refleja en muchos puntos la Weserninstcr), ocho se derivan de la Primero de Londres y seis de Oillins. '
ro.
IV.
Su sig11ifú;aci611
T.odo. esto puede resultar fascinante para el anticuario o el hlstoriador, pero puede parecer muy pesado para el cristiano medio. Espe~o mostrar que ~onticnc en realidad ciertas lecciones muy prácticas para los que uenen disposicién para aprender de la historia de la Iglesia de Cristo. l. Enseña que estos respetados padres en la fe no daban importMcin a la originalidad y que, por el contrario, valoraban la unidad y los senderos bien probados de la doctrina. No eran demasiado buenos o demasiado listos o tan originales que tuvieran que c,~rcsa.r su propia fe de su propia manera peculiar. No, por el contrario, deseaban mostrar su unidadcon sus hermanos reformados y ~uritanos. En el prólogo de la Confesión. cuando se publicó por vez pnmera en 1677, afuman que su propósito es mostrar 'nuestro cordial acue~do con ellos [los presbiterianos y los congregaeionalistas] en esa sana doctrina protestante que con tan clara evidencia de las Escrituras. han expresado' (7). '
Ú1.5 fuentes dt
la ConfesiónBautista de 1689
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Debemos irar la sabiduría manifestada por estos padres bautistas. Hubiera sido lo más fácil del mundo para ellos (perseguidos corno lo habían sido por muchos de sus hermanos puritanos. discrepando fuertemente como lo hacían con sus errores) reacciooa.rdistanciándosc al máximo de los congrcgacionalistas los presbiterianos. Pero no lo hicieron. Percibieron que la novedad es frecuentemente otro mero nombre para la hercjfa. Demostraron ser conscientes de que la lglcsia de Cristo es católica en el buen sentido de la palabra. Así pues, procuraron enfatizar no sus distintivos partidistas, sino su unidad con el cristianismo histórico. Hay lecciones tremendas en esto para los bautistas reformados en la actualidad. ¡ Con cuán tu frecuencia grupos pequeños, aislados y despreciados de bautistas reformados u otros cristianos reformados han reaccionado enfatizando excesivamente sus distintivos y manifestando ser vulnerables a todas clases de peculiaridades y excentricidades! Tales cosas han destruido mucho de su utilidad o toda ella. t.o que se necesita es la misma clase de catolicidad de espíntu manifestada por nuestros primeros padres. Sin traicíonar nuestras convicciones. debemos enfatizar nuestra unidad de espíritu con otros cristianos conservadores y reformados . No debemos convertir caprichos. opiniones y filosofías de esto o aquello en la norma para la ser en nuestras iglesias, sino por el contrario, requerir unidlUl en la verdad como se expresa en el resumen de verdad bíblica que se nos da en nuestra Confesión (Pil. 2: 1-4). 2. Ensena el origen reformado y puritano de los rnovimicntos bautistas particulares y reformados. Si algo deberla quedar claro del estudio anterior es esto. Tanto la Primera como la Segunda Confesión de Londres tenían el propósitode distanciar a los bautistas particulares de los anabuptistas. Los que quieran hacer remontar su linaje a los bautistas del continente europeo pueden hacerlo, pero deben estar dispuestos a renunciar a su prct~nsión de un patrimonio bautista particular. Quizá se pueda discernir una cierta simpatía hacia los anabaptistas perseguidos en ciertas secciones de la Confcsíon de 1689. Quizétarnbíén unainñuenciageneral o indirecta por pane delos anabaptistas del continente europeo animó a algunos a considerar el bautismo de creyentes. Sin embargo, las ralees inmediatas de las iglesias bautistas particulares que surgieron en Londres, y después en Gran Bretaña en general, fueron las iglesias puritanas separatistas que posteriormente llegaron a ser conocidas como independientes o congregacionales ("). Este movimiento fue
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Exposiciánde la ConfesiónBautistu de Fe de 1689
liderado por hombres como Thomas Goodwin, John Owen, Philip Nye, Willia111 Bridge y Jeremiah Burroughs. Muchos de estos hombres se sentaron en la Asamt>lea de Westminster (9) y, por tanto, su identidad puritana resulta innegable. Mucho más del noventa por ciento de los pérrafosquehay en la Confesión de 1689 se encuentran en la Declaración de Sabaya, escritos por congregacionalistas puritanos. es simplemente la Ignorancia histórica o el prejuicio teológico lo que hace que algunos nieguen que los bautistas puedan ser reformados. Tanto si esta objeción procede de los que están en denomi naciones reformadas tradicionales o de los que están en círculos, no pueden soportar la luz del examen histórico. 3. Enseñn el lugar para un juicio independiente correcto sobre la base de la Palabra de Dios ( 1 Co. 7:23). l\lgunos han deseado minar el 11Cso de la Confesión de 168!> al cristalizar la Identidad del patrimonio bautista particular. Han argüido que los bautistas particulares fueron influidos indebidamente por las circunstancias de persecución para continuar en la trndíción de la Confesión de Wesrrninster (10). So pueden dar, y se han hado, varias respuestas convincentes a esta pretensión ( 1 '), Basta decir 11qul que la Segunda Confesión de Londres, si se la compasa con la Wcstminstcr y la Saboya, manifiesta ccntinuamentc una independencia de Juicio y libenad para revisar estos documentos ('2). Sería erréneo desestimar ya sea la similitud de la Confesión de 1689 con la Suboya y la Westruinster o su independencia. Labreve lista de pá.rrafosintlui
Las fuentes de la Confesión Baurisca de 1689
435
provisión para predicadores laicos (capí~lo 26:11). Además, ei característico énfasis bautista en la Iglesia se hace ampliando el capítulo 26 hasta formar nueve. capítulos detallados [Lumpk.in ~st.á equivocado. El número es quince], Al ser la primera Confesión Bautista particular que representaba a Londres _Y los condados, cs~a Confesión fue histórica, pero su utilidad futuradiffcilmente 6C podna haber imaginado en 1677' ("). . . . . . 4. Nos enseña que los verdaderos distintivos del rnovmucnto panicular y reformado. A muchos en la tradición refo"'.'1:''fa se le ha enseñado a considerar a. todos los bautistas como anrumanos, pero escactaroqucct arminianismo no es un distintivo bautista. A algunos hautistM modernos les gustarte sacar la conclusión deque uno de los distintivos bautistas es una desestimación d71 Antiguo ~estamento Y los Diez Mandamlcntos, pero la Confcs1?11. de 1689 ofrece un testimonio elocuente contra esto. Los distintivos bau1JS1;'1• no incluyen, ciertamente, uno ideo anabaptisrn de las a~torrdadcs civiles. En común con sus hermanea reformados y puruaoos. los bautistas particulares rechazaron el arrrumamsmo, el anunomlanlsmc y el anabaptismo. Los distintivos de los bautistas particulares eran! en primer.! ug.ar, la independencia de la iglesia tocat de una autond:~d eclcs1á.st1ca jerárquica. En segundo lugar, ~reían que la l~lcs1a debía estar compucsta solamente de los que tienen una profesión de fe creíble en Jesucristo, E.~tos dos distintivos los tienen en común con los puritanos congregacíonalistas. Un te~e'. di.stintivo era, des~e lue~o, el bautismo de creyentes. Un cuarto distintivoera una doctrina chll'a y sin ambigüedades acerca lle la lib~l'tad. religiosa y la sa~ac,ón entre la Iglesia y el Estatlo. Todo esto implicaba un. quinto d1sunt1~0. Ellos sostenían una doctrina de los pactos divinos que: si bien afirmaba la unidad de los pactos divinos. no descuidaba la superioridad del Nuevo Pacto y la diversidad dentro ui;:.cstus pactos. Aun aquí, sin embargo, estaban satisfechos c.;~n definir el pa~to de gracia con un lenguaje idéntico ~I de las Confesionesde Wc~lt~unst~r Sabaya (7 :2). Son estas cuestiones principales los que distinguen ~-0nfosionalmcnte a los bautista, paniculares y reformados.
Visi6n de conjurüoy desarrollo de la Confesi6nde Fe de 1689
Apéndice B Visión de conjunto y desarrollo de la Confesión de Fe de 1689
13 14-1.8
16 17 18
c.
l
Unidad 1 -
Las Escrilurns
2-3 2 3
Unidnd2-
4-6 4
Unidad3l.
s 6
l.
o.
u.
UI.
19
o. E.
Unidad'.\-
l.
o.
La fe El arrepenumiento Las buenas obras La perseverancia La seguridad Los medios La ley de Dios El Evangelio de Dios
División 3:
Las lnstlhlclones divinas
21
Unidad l-
Las libertad de conciencia
Dios La oaturnlcm1 de Dios BI decreto de Dios
22-23 24
Unidad 2-
La creación original
25
La adoración religiosa Visión de conjunto de la adoración religiosa Votos religiosos
Providencia Pecado
26-30
Unidad 3-
Las autoridades civiles
27
Unidad4 -
El matrimonio
28-30
Unidad 5l. II.
La Iglesia Visión de conjunto de la Iglesia La comunión de la Iglesia Los sacramentos de la Iglesia
31-32
División 4:
El mundo venidero
31
Unidad 1 -
Los estados intermedie y de resurrección
32
Unidad 2-
El juicio final
Creación
Unidad 4 -
El pacto de Dios
8
Unidad 5-
Lo persona y la obra de Cristo:
9-20
Oivisi6n 2: 11plicada
Rel.igi6n experimental: 111 salvación
9
Unidad 1-
El COtltCXICl . el libre albedrío
10-18 10-13 10 11
Unidad 2l.
Las bendiciones y virtudes Las bendiciones que Dios otorga A. El llamamiento eficaz B. La justificación La adopción
c.
B.
21-30
7
12
20
La santificación Las virtudes que el hombre ejerce
A.
19-:20 Los fundamentos del pensamiento
n.
14
IS
Capítulos 1-8 Di visión 1: cristiano
D.
437
l.
n.
m.
Este bosquejo ha sido desarrollado por el Pastor Grcg Nichols y se utiliza con su permiso.
Preguntas para estudio
Preguntas para estudio
Capítulo l 1.
Bosqueja brevementeeste capítulo de la Confesión.
2.
¿Cuántas clases de revelación hay? Némbralas,
3.
¿Es claro la 'luz de la naturaleza'? ¿Es suñcícmc para la salvación? ¿Porqué o por qué no'!
4.
¿En qué sentido es necesaria la revelación escrita?
S.
Resume el argumento bíblico en cuanto a que toda la Biblia, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, es la Palabra de Dios.
6.
¿ Cómo sabemosque las Escrituras son la Palabra de Dios'?
7.
Define el término 'inspiración' según se utiliza en este capftulo (l:2.3.8).
8. ¿ Cuáles son algunas de las cosas que no significa la suficiencia de las Escnturas?
9.
¿Para qué son suficientes las Escrituras'!
I O. ¡,Cuáles la afirmación híblica clásica en cuanto a la suficiencia de las Escrituras? 11. ¿Cómo debe matizarse la suficiencia de las Escríruras?
Exposición tú la Confesión Bautista de Fe de 1689
440
Prtgunta3para es!Udio
441
12. ¿Qué tres afirmaciones acerca de la claridad de la Escritura están justiñcadas por el lenguaje de la Confesión?
8.
¿Po.r qué debemos esperar ser confrontados con el misterio al estudiar las doctrinas de la Palabra de Dios?
13. ¿Qué pasaje bíblico enseña claramente que la Biblia no es
9.
¿Cuáles son las tres partes de la doctrina de la Trinidad?
igualmente clara en todas sus partes?
14. ¿Enseña este capítulo ta inerrancia ilimitada de las Escrituras?
Apoya tu respuesta.
15. ¿Cómo podemos estar seguros de que Dios, una vez dadas las Escrituras, las preservaría por todos los siglos? 16. ¿Cuáles son 13.~ tres desviaciones secundarias del primer capítulo de la Confesión de Westminstcr introducidas en este
capitulo?
JO. ¿Qué parteestáen peligruentrealgunos evangélicos? ¡,Por qué? 11. ¿Ensena la Biblia la doctrina de la generación eterna del Hijo?
Presenta evidencia para tu opinión.
CapítuloJ l.
Bosqueja brevemente el capítulo 3.
2.
¿Cómo nos instruye el movimiento general del pcnswniento en este capitulo en cuanto al telón de fondo crucial Je la doctrina de la elección?
3.
E,.presa dos argumentos bíblicos para la aflmlllciúnconfesional de que el decreto de Dios es univeí5111 o global, abarcando 'todo lo que sucede'.
4.
¿Cuál es Ju razón lógica para la añrmacíén confesional de que ninguna parte del decrete de Dios se basa en la presciencia de
17. ¿Apoya la Confesión la idea de que una traducción concreta de
la Biblia puede considerarse como el tribunal supremo de apelación en la controversia?
t;ap(tulo Z 1.
Bosqueja brevemente los tres párrafo¡¡ del capitulo 2.
2.
¿Qué signo gramatical proporciona una pista para discernir la estructura de In Confesión?
3.
¿Clasifica la Confesión los atributos de Dios en varias categorías? ¿Es esto sabio?
4.
¿ Qué revela este capitulo acerca de la actitud de sus autores en cuanto a los credos históricos de la Iglesia 7
5. ¿Podría estar de acuerdo un arminiano con sus afirmaciones
acerca de los atributos de Dios y su relación con sus criaturas?
6.
7.
l Cuáles son las fuentes del párrafo 3? ¿Cuáles son las posibles razones para Sil inusual origen? ;.Sería correcto decir que ladoctri na dela Trinidad es irracional? i.Por qué o por qué no?
acontecímientos futuros? S.
¿De qué manera se parecen las ideas amúnianas e
6.
Sobre qué base afirma la Confesién que aunque Dios ordena todas la cosas, no es el autor del pecado? ¿Puede.~ indicar otros pensamientos que sirvan de ayuda en relación a este problema?
7.
Define brevemente la 'libertaddelascausasS<'.cundarias' de una
hlpercalvinistas en cuanto a la relación entre la soberanía divina y la libertad humana'?
manera que sea consecuente con el uso de esa fraseen el párrafo l.
8. ¿Es válido el concepto del decreto permisivo de Dios, o voluntad permisiva de Dios, a la luz de los párrafos l y 27
Exposiciár:tk la Confesión Bautistade Fe de 1689
442
Preguntas para estudio
443
2.
;,Cuál es la única manera en que este capítulo difiere de su equivalente en la Confesión de Westminster?
I O. ¿Cuál sena u.n• descripción apropiada de la relación entré la profecía bíblica y el decreto de Dios?
3.
1 l. /.Qué ar~umemos b(1:'licos_ pueden recopilarse para la idea deque la elección es selectiva e ímplíca que algunos son pasados por alto?
Nombra dos clases de intérpretes que se han apartado de la enseñanza
~-
¿Quénhjeciones pueden hacerse a la idea de que el relato de la creación es un mero 'embalaje': un marco literario sin significac.ión revela101'ia?
9.
;,P11ede Dios prever lo que no ha decretado previamente?
12. iQué pruebas puedes dar para la idea de •111e la elección es personal?
5. 1,Qu~dificulcades insuperables confronoan las interpretaciones figuradas del término 'día' en Génesis 1?
13. C1111ndo Ja Biblia aflrma que 'la elección es según la
presciencia', ¿cu~I es el significadc deta palabra 'presciencia"! Ofrece apoyo para 111 respuesta.
14. ¿Puede salvarse alguien aparte de los elegidos'! ¿Por qué o por
qué no?
6.
¿Cuál es la prueba más convincente de In doblecons1ituci6n de la naturaleza humana?
7.
¿ Qué sugiere esta prueba acerca de si es normal o bueno que el alma esté sep11rada del cuerpo?
l ~. ¿Qu6 hace ladiferenciaentre aquellos que Dios ordena para vida y los que dejo. para muerte'!
8.
16. ¿Podemos saber si somos elegidos? Si es así. ¿cómo'/
9.
blblic" de la eonstiiucién del hombre.
17. ¿Ha de ser obe_de~ido el 'consejo y beneplácito secreto' de ta voluntad de Dios I Apoya tu respuesta.
18. ¿Es cieno decir que los elegidos serán salvados sin importar to que ha~an? ¿Dependen los acontecimientos prcdctcrminadosde las acciones humanas y otros acontecimientos históricos para que ocurran?
Haz unu lista de tres conclusiones prácticas sugeridas por la idea ¿Cuál es, en una sola palahra, el slgnificadode tas preposiciones utiliwdas en relación con 'imagen' y 'scmejan2.0' en Génesis 1:26?
10. ¡,Qué significan los términos 'imagen' y 'semejanza") ¿Ha de hacerse una distinción teológica importante entre ellos? J
1. Resume en tus propias palabras Jo que significa para un hombre estar hecho 'a imagen de Dios'.
19. ¿Por qué lo~ bautistas dejaron fuera de su declaración sobre ta predestinación el párrafo 7? ¡, Cuál es tu evaluación de esta alteración?
12. ¿En qué consiste, por tanto, la imagen de Dios'!
Capítulo4
14. ¡Cuáles son alzunas de las impllcaciones del hecho de que el
l.
Sugiere dos bosquejos breves del capítulo 4.
13. ¿.E.sel hombre caído la imagen de Dios'?
I;
l;ombre.como imagen de Dios esté íntima e indisoluhlemcnte relacionado con Dios'!
Exposiciér: de la Confesi6nBautista de Fe de 1689
444
Capítulos
Preguntas para estudio
445
¿Cómo defenderías ~I pecado representativo u original ante un
7.
inconvcrso?
l.
Bosqueja brevemente el capítulo 5.
8.
2.
Expresa o ilustra la relación entre la providencia de Dios y el decreto de Dios.
¿Por qui! es apropiado que el pecado de Adán se transmita a su posteridad?
9.
¿l!n qué sentido es impreciso fa afirmación del párrafo 3?
3.
¿~s posible que un acontecimiento sea divinamente ordenado y. sin embargo, ocurra por una causa libre o aleatoria?
LO. ¿Qué se da a entender por 'transgresiones en sí' en el párrafo 4?
4.
¿Hnbln la Biblia de acontecimientos por azar? ¡,En qué sentido?
5.
¿Cuál es el valor práctico de entender lo importancia de los medios?
1 l. ¿ Cut! es el pusajeclásicn que apoya la idea de que los cristianos nunca están líbre.s del pecado en esta vida? Da otro apoyo bíblico para esto.
6. ¿Quéescl 'mero permiso'? ¿Porqu6seoponeloConfesiónala
12. Prueba por la l!iblla que la corrupcién de nuestra naturaleza es 'verdade~a y propiamente pecado'.
Idea de un mero permiso?
Capltulo7
7.
¿ Cómo endurece Dios a los réprobos?
1.
Bosqueja brevemente el capítulo 7.
8.
Puesto que la providencia de Dios es universal y misteriosa, ¿es correcto decir que todo es igualmente el punto focal y objeto de su cuidado?
2.
¿ Cu~es son las implicaciones (le las amplias desviaciones en cuanto u la Confe.~ión de wcsunínster incorporadas en este
Cap(tulo6 l.
Bosqueja brevemente el capítulo 6.
2.
¿Hay una promesa implícita en Génesis 2:177 Apoya tu idea.
3.
¿Fue creado el hombre moralmente neutral?¿ Qué revela C$tO acerca de la fuente de la rectitud ética?
4.
¿f'ue creado el hornbrcmoralmcntc maduro? Explico y apoya tu respuesta.
capitulo? 3.
¿Debe equipararse 'el pacto de gracia' con cualquiera de los pactos divinos'/ ¿Por qué o por qué no?
4.
¿Es apropiada la terminología 'el pacto de gracia'? ¡,Qué dificultadespresenta? Explica. apoya y matiza tu respuesta.
5. Explica y apoya la unidad orgánica de los pactos divinos. 6.
fa plica y apoya la unidad temática de los pactos divinos.
7.
Explica las similitudes y diferencias básicas entre la Confesión Bautistas y la Confesión de wesuaínsier.
8.
¡,Está arraigada la necesidad del 'pacto de gracia' en las realidades del pecado y la Caída?
5. ¿Cómo ayuda a entender la obra de Cristo la istración adá.núca?
6.
Da varios ejemplos bíblicos para el pecado representativo.
446 9.
Exposicián de la Conf~sión Bautista· de Fe de 1689
;.Qué dificultades presenta la definición del 'pacto de gracia' dada en el párrafo 2?
I O. ¿ Qué ventaja tiene la declaración de la Confesión Bautista en el párrafo 3 acerca de la revelación del 'pacto de gracia' en
Pregutuás para estudio
Capítulo8 l.
Bosqueja brevemente el capítulo 8.
2.
Resume en una frase la doctrina de la persona de Cristo. Mira el párrafo 2.
3.
¿Tenía Crisro un alma humana además de un cuerpo humano'!
4.
¿Cumplió el Hijo de Dios la obra de la redención con su propio
comparación con la Westminster?
11. ¿Qué consideraciones subrayan la importancia del término 'pacto' en la Biblia?
12. ¿ Cu~I es el concepto popular de pacto que abrazan muchos de los antiguos teótogos del pacto? ¿Qué caracterfstica de la definición bíblica del pacto tiende a disfrazar este concepto
447
poder? 5.
Cita cinco pruebas hílilica clásicas de la integridad impecable de Cristo.
13. Da una definición breve del significado de pacto en la Biblia.
6.
¿Enseña este capitulo que Crist.o murió sólo por los elegidos?
14. ¿Qué es lo sorprendente acerca del hecho de que Dios haga pactos? ¿Qué nos enseña esto en cuanto ni carácter divino?
7.
¿ Córn comunicaban los sacnficícs, etc.
8.
Expresa el pensamiento del párrafo 7 con tus propia.\ palabras.
16. Explica breven!entc In diferencia entre el Antiguo y el Nuevo Pacto. Proporciona apoyo bíblico para tu explicación.
9.
¿Era necesaria la expiación de Cristo? Explica y apoya tu respuesta.
17. ¿Qué se condiciona en cuanto a la respuesta requerida de los receptores de los pactos di vinos (exceptuando el pacto con Noé)'/
10. ¿Quéticneelcarúcterde Dios que hizonecesariala expiación de Cristo?
popular?
1 S. ¿Es apropiado describir el Antiguo Pacto como un pacto de
obras?
18. ¿Por qué requieren la espiritualidad y el carácter clemente mismos de los pactos divinos (exceptuando el pacto con Noé) una respuesta o el cumpl i miento de una condición por parte de sus receptores'! 19. ¿Cuál es la clave del libre ofrecimiento del Evangelio'! ¿Cuáles son algunos de los pasajes críticos que nos enseñan esta verdad
vital?
11. ¿ Cómo hace frente la expiación a las demandas de la justicia de Dios? l 2. ¿Quién escribió Cu.r Deus Horno? Explica la significación de este título?
u:
Explica el significado exacto de la pregunta: '¿Por quiénes murió Cristo?'
14. ¿Cuáles son las líneas principales de apoyo bíl>lico para la doctrina de la redención particular?
448
Exposicián de la Confesión Bautista de Fe de 1689
15. ¿Porqué las dificultades que generalmente se suscitan contra la redención particular son argumentos inadecuados contra la misma? 16. 1.Qué diñcultades principales tiene la doctrina de la redención particular? Selecciona algunas de ellas para solucionarlas. Capítulo9 1.
Bosqueja brcvcmenre el capítulo 9.
2.
¿Es correcto decir que. en un sentido, la Biblia enseña el libre albedr!o pero que en otro sentido no? Explica lo que quieres clt.cir.
3. 4.
¿Cómo dcñne In Confesión el libre albedrío? ¿Qué 'ismos' apana esta delinición de la Confesién? ¿Cuáles son 11lgunas de las limitaciones que la Biblia pone al libre albedrfo? Da apoyo bíblico.
449
Preguntas para tstudil>
13. ¿De qué manera es consecuente la doctrina de la incapacidad total los hombres para responder al Evangelio con un ofrecimiento sincero y libre de Cristo a ellos'/ 14. ¿ Qué es el 'preparaclonismo"? Explica cómo la incapacidad total refuta. en lugar de implicar, el 'preparacionismo'. Capítulo 10
l.
Bosqueja brevemente el capítulo lO.
2.
¿ Qué aspecto de la visión general de conjunto del llamamicruo
3.
eficaz desarrollan los tres ültimos párrafos del capítulo? Bxplicaelsignificadodc
laafirmaciénenel párrafo 3 deque 'los reg~necados'.
niños elegidos que mueren en la infancia son
¿Significa esto que todos o sólo algunos de tales infantes son salvos?
4.
¿Qué apoyo bíblico se ha busc~do para csa.afirmació~? ¿Es suficiente ese apoyo. o susceptible de otrasinterpretaciones?
6. ¿Qué valorprñctico tiene la idea de que estamos convirtiéndonos
S.
¡,Qué deducción peligrosa se ha.socad,>dc la regeneración de los infantes? ¿CuáleR son las fulacias de esta deducción?
7. ¿Cuáles lu relación entre la depravación tuwl y la incapacidad total? ¿Puede alguien sostener la una pero no la otra?
6.
Apoya, bíblicamente, ladistlnci6nentrc: un llamamiento general
8.
¿Cuille.s son los argumentos bíblicos para la incapacidad total?
7.
9.
¡,Cuáles son las objeciones comunes contra la incapacidad total?
¿Qué se da a entender con la afirmación de que el llamamiento eficaz es 'precedente'? Aporta apoyo bíblico para esta afirmacién.
8.
Prueba que el llamamiento eficaz es eficaz.
S.
1,Esel librealhedríos1emprelo mismo? Argumenta tu respuesta. éticamente en lo que seremos eternamente?
1 O. ¿Dala responsabilidad por supuesto la incapacidad? Explica tu respuesta y apóyala bíblicarnente? 11. ¿Hacen los inconversos algo que sea bueno o justo? Apoya tu respuesta. 12. ¿Significa la incapacidad tola! que debiéramos decir a los pecadores con interés que no deben hacer nada sino esperar a que Dios los salve?
9.
y uno eficaz.
¿Por qué es importante decir que el llaman~e~to eficaz es
personal o individual? Prueba eso por la Biblia.
Capítulo 11
l.
Bosqueja brevemente elcapftulo 11
Exposictán de lo Confe,i6n Bautista de Fe de 1689
450 2.
¿Cuál es el problema práctico que debe apreciarse si la doctrina bíblica de la justificación ha dé enfocarse adecuadamente?
3.
¿Cuál es el significado de la justificación?
4.
Explica la diferencia entre la obediencia activa y pasiva de Cristo. ¡,Por qué es importante esta distinción?
5.
¿Significa la distinción entre la obediencia activa y pasiva de Cristo que hay dos partes separadas en cuento a la obra redentora de Cristo? ¿Cuál es la base bíblica para esta
distincién?
6. Apoya lo idea de que la sola fe es el in~trumento de I&
justificación. ¿Porqué es la fecl ínstrumem» de lajustificacién?
Preguntas para estudio
451
5. ¡,Significa la distinción entre la adopción típica y nacional. de Israel y la adopción de la Iglesia que íos creyentes del Antiguo Testamento no recibieron el Espfntu de adopción?
6. ¡,De qué categoría de pensamiento más amplia forma parte la doctrina de la adopción? 7.
¿ Qué consideración nos ayuda a entender las dos referencias cronológicas distintas de Romanos !\:15 y R:23 respectivamente? ¡,Cómo?
8.
Re.sume las bendiciones comunicadas por la adopción.
9.
¿O.,ál es la relación entre la regeneración y la adopción?
7.
¡,Porqué es lajustificación 'solamente de puragracia'?(pfo. 3).
10. ¿Qué indican las primeras palabras de este capítulo en cuanto a la relación entre justificaci6n y adopción?
~-
Da varios argumentos para refutar la doctrina de la 'justificación eterna', la idea de que los elegidos han sido justificados desde toda la etcmidad.
11.
9.
Describe el problema tratado y la solución sugeridaen el párrafo 5. t. Cuál es el apoyo bíblico para la solución sugerida en este párrafo?
10. Explica con tus propias palabras cómo apoya la Biblia la enseñanzadet párrafo 6de que lajustificación es una y la misma en el Antiguo y Nuevo Testamentos. Capítulo lZ l.
Bosqueja brevemente el capítulo 12.
2.
Qué nos dice la expresión española 'se dignó' acerca de la l>endiciónde la adopción?
3.
Define la diferencia entre la historia saluus y el ordo salutis.
4.
Trata brevemente las diferentes adopciones mencionadas en la historia redentora.
t. Qué pasaje indica que existe una relación íntima entre justificación y adopción?
l2. Explica tus similitudes y diferencias
)3. ¿Qué dimensión de la doctrina bíblica de la adopción está ausente del tratamiento que hace la Confesión? 14. Define la adopción. Capítulo 13 l.
Bosqueja brevemente el capítulo 13.
2.
¿Cuál es el ~i¡¡oificado bíblico de In sanuñcación? ¿Es éste consecuente con su uso popular?
J.
¡,Qué acciones de Dios forman el fundamento para la santificación continua?
4.
.Prueba por la Biblia que los creyentes est,ln definitivamente santificados.
Exposici6nde la Conf•siónBautista dt Fe de 1689
452
5.
¿Qué dos errores son refutados por ladoctrinade lasantificación definitiva?
6.
¿Cuál es el pasaje clave con respecto a la santificación definitiva'/
Preguntas para estudio
453
6.
¿ Cuáles son los tres hechos o ejercicios de la fe mencionados en el párrafo 2? ¿Cuál es el ejercicio principal de la fe?
7.
¡,Cuál es la relación entre la fe y la seguridad?
8.
¿Cuál es la diferencia entre la fe y la falsa fe?
7.
¿Qué significación tiene la frase 'hemos muerto al pecado' en Romanos 6:1-l l?
9. ¿Qué error está siendo refutado en el párrafo 3?
S.
Bsrudia la relación entre el indicativo y el imperativo en la vida cristiana.
10. ¿Qué problema confrontamos en los datos bíblicos con referencia a la importantísima pregunta: 't. Qué debo hacer para ser salvo?
9.
Cuáles son las dosdireccionesenquccl cristianodcbecsforzarse en la vida cristiana. ¿Por qué es tan importante este esfuerzo en
dosdireccicues?
10. ¡,CuálM son las actividades básicas que Dios requiere de nosotros en la santificación continua?
11. Delineen una frase la relación entre In fe y el arrepentimiento.
12. ¿Porqu6 nodebemoodecirque lu fe precede al arrepentimiento o que c!I arrepentimiento precede a la fe?
11. ¡,Somos santificados por la sola fe?
13. ¿ Porquéseespeciñca la fe y 110 olguna otra gracia como el medio instrumental de la salvación? Explica tu respuesta Y aporta apoyo bíblico para la misma.
Capítulo l4
C11pltu10 lS
1.
Bosqueja brevemente el capitulo 14.
l. Bosqueja brevemente el capitulo IS.
2.
Cuáles son algunos de los textos de la Escritura que muestran que la fe es el duo de Dios mediante la obra del Espíritu?
2. Segün la Confesién, ¿son sólo los convertidos en la madurez a
3.
Explica que significa la afirmacíón deque la fe 'ordinarinmente se realiza por el ministerio de la Palabra'. ¿E~t.án afirmando los autores de la Confesión que puede obrarse una fe sin la Palabra de Dios?
3.
¿A quién menciona la C_o~esión en particular.como algui~n • quien le esdadoarrepentimiento? ¿Pue
4.
Define con rus propias palabras la fe salvadora. ¿Querrías añadir algo a esta interpretación de la fe?
4.
¿Hay una buena razón para que este capítulo no se titule 'Del
5.
¿Qué apoyo adicional puede aportarse para la afirmación de que la fe salvadora cree todo lo que diga la Palabra'l ¿Que pertinencia práctica posee esta afirmación para nosotros?
quienes se da el arrepentimiento? Cita pruebas para tu respuesta.
arrepentimiento salvador', de forma similar al capítulo 14, que se ürula 'De la fe salvadora'?
5. ¿Porqué babia la Confesión del arrepentimiento como una 'gracia evangélica'?
ExpO$ÍCi6n de la Corifesi6n Bautista de Fe de /689
454
Preguntas para estudio
455
6.
¿Cuáles son algunas pruebas bíblicas de que el verdadero arrepentirnieolO es don de Dios?
4.
¿Cuál es la relación entre las buenas obras y la salvación según la Confesión?
7.
¿E.\ el verdadero urrepentimiento algo más que una aversión a las consecuencias del pecado y un temor del infierno? Prueba tu respuesta bíblicamente.
5.
¡,Cuáles son los frutos beneficiosos de las buenas obras?
6.
¿Es posible que alguien tenga una verdadera consciencia de la contaminación y In culpa de su pecado y no sea salvo? Ofrece apoyo bfbl ico rara 111 posición.
¡,Contra qué falsa deducción del hecho de que el Espíritu es la causa inmediata ele nuestras buenas obras de hemos guardarnos? ¡,Por qué es falsa esta deducción?
7.
Define las obras de supererogación. ¿Qué ti ene de erróneo este concepto?
¿Cuáles son algunos ejemplos bíblicos importantes de arrope ni imiento genuino'?
8. ¿Cuáles son algunas de las razones por que no son posibles las
8.
Q.
obras meritorias?
LO. ¿Cuáles son IQ.9 palabras clave ulilizudas en la Biblia paru describir el arrepentimiento? 11.
9.
¿Por qué no debe equipararse el arrepentimiento o 'hacer
I
peniteneiu'?
12. ¿Por qué piensas que lo Confesión babla del verdadero ,UTentimicntocomoqueresultncn un 'propósitoycmpcño' andar de una manera que agrada a Dios?
de
I '.\. ¿,Es demasiado exigente y desequilibrada la Confesión cuando habla del frutodel arrepentimiento como' andar delantede Dios paru agradar le en todo' 7 Da razones bíblicas para tu respuesta. 1 ~. ;,Por qué debe continuar el arrepentimiento a lo largo de la vida cristiana? ¿Es tal arrepentimiento conunuo necesario para la
salvación?
o.
Bosqueja brevemente el capítulo 16.
2.
i. Cómo puede probarse la afirmación del párrafo l '!
3.
Aporta un ejemplo de una supuesta buena obra común en nuestro tiempo que eslá inspirada por un celo ciego.
de
¿Cuáles son los criteríos de las buenas obras?
11. ¿Por qué pueden llamarse 'buenas' en un sentido algunas de las acciones de los no regenerados? Capfll1lo 17 l.
Bosqueja brevemente el capítulo 17.
'2. Según la Confesión, ¿quién es el que perseverará con certeza? ¿Qué malentendido general de la doctrina refuta esto? 3.
¿Bn qué perseveran los verdaderos creyentes, según la Confesión? ¿Cuál es el apoyo bíbtico para esta afirmación? ¿A qué objeción común a esta doctrina responde?
4.
Enla frase 'no pueden caer ni total ni dcfinitiv,uncntedel estado de gracia', ¿qué afirma In palabra 'total'? ¿Por qué es necesario utilizar ambos términos?
5.
¡,Que presuposición fatal debe rechazarse y sustituirse si ha de apreciarse plenamente la evidencia bíblica?
Capítulol6 1.
¿Escorrecto hublardcque Dios recompensa lasbuennsobras los creyentes?
Exposición de la Confe.,iónBautista de Fe de 1689
456
6.
Haz una relación de los cinco fundamentos de la doctrina de la perseverancia dados en el párrafo 2.
7.
Haz una relación de los efectos de la caídade un creyente en un pecado grave que se mencionan en el párrafo 3.
8. ¿Se arrepentirá un verdadero creyente de continuaren un pecado 9.
PregulllaSparo estudio
11. ¿Por qué debe un cristiano luchar por alcanzar la seguridad? ,12. Identifica, explica y apoya bíblicaruente las tres causas de la pérdida de seguridad mencionadas en el párrafo 4. Capítulo19
grave antes de morir?
1.
Bosqueja brevemente el capítulo 19.
¿Cómo sabemos que los que comenten el pecado para muerte no son verdaderos cristianos?
2.
¿Qué quiere decir la Confesión con 'vida' en el párrafo 17
Capítulo 18 1.
Bosqueja brevemente el capítulo 18.
2.
¿Cuál ese! trasfondo histórico de este capítulo de la Confesión?
3.
Prueba por la Biblia que es posible tener seguridad.
4.
5.
457
3. L (:uál esel texto clave guc muestra que la mi Ama ley escrüa en el corazón de Adán fue reiterada por Dios en el monte Sinaí'I
4.
¿Qué otra evidencia hay de ,¡ue los Diez Mandamientos antecedieron su entrega en el monte Sinsl?
5.
¿Cómo'claslfica la Confesión la ley de Moisés? ¿Cuál es el apoyo híblico para esta clasificación?
¿Cuál es el peligro implícito en tul poslbi U dad?
6.
t.Qué quiere decir la Con Fcsión Cú11 una 'seguridad infalible'? ¿Es bfbl ica tal seguridad?
Prueba que la ley judlcial ha expirado en cuanto a su autoridad formal sobre los Estados y cristianos modernos.
7.
¿Cuáles son las rafees de la seguridad? ¿Cuál es la base primera y fundamental de la seguridad? ¿Por qué son necesarias cada una de estas tres raíces? ¿Por 4ué es crucial mantenerlas todas juntas?
¿Tiene la ley judicial autoridad para el cristiano? l:!xplica tu respuesta,
8.
Prueba que la ley moral continúa siendo obligatoria para los salvos y no salvos. Según el Nuevo Testamento, ¿cu1U es la ley moral?
7.
¡,Cuáles la realidad fundamental que explica la dificultad que algunos creyentes cxperunenian para tener seguridad?
9.
Es correcto decir que debemos obedecer la ley sólo por amor a Cristo? Apoya tu respuesta.
8.
¿Es posible obtener la seguridad irunediatamcn1ede.spuésdeser convertido? Apoya tu respuesta.
I O. Enumera los usos de la ley en la vida del creyente.
9.
¿Es la seguridad, según la Confesión, cuestión de todo o nada?
6.
l O. ¿Es la seguridad, según la Biblia, cuestión de todo o nada? Apoya tu respuesta y explica su importancia práctica.
11.
E.~ legalista o camal obedecer la ley por temor o un deseo de ser recompensado? Apoya tu respuesta.
12. ¿Hay una tensión bíblica entre la ley y el Evangelio? Amplía tu respuesta.
Exposición ae kt Conf,,,inn Bautista de Fe de 1689
458
Capítulo20
459
Pre¡i.i.11taspara estudio
4.
Prueba bíblicamente que la 1 ibertad cristiana era esencial mente la misma tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento.
l.
Bosqueja brevemente el capítulo 20.
2.
¿ Qué uene de singular este capítulo? ¿ Cómo se ha de explicar esta singularidad?
5.
Describe las maneras en que la libertad cristiana es ampliada en el Nuevo Testamento.
3.
¿Cuál es la triple. respuesta de la Confesión a la herejía que trata?
6.
¿Qué quiere decir la Confesión con ciega y absoluta?
4.
/,Qué error se trata específicamente en el párrafo l 'I ¿Cómo se refuta?
7.
¿Bs justo en algún caso ejercer fe implícita. y obediencia ciega
¡,Qué verdades fundamentales podemosestarscguroaquc Adán y Eva entendieron acerca de la salvación?
8.
¿Els pecado obedecer los mandatos de lc,s hombres que no se
9.
¿Es justificable en algún caso 'ofender' a un hermano haciendo algo que él considera pecamínoso?
5.
re implícita. y obediencia
y absoluta? hallan en las Escrituras'/ Prueba tu respuesta bíblicamente.
6.
¿ Córno ha sido devaluado el F.v11ngel in pnr parte de algunos
7.
¿Es la revelru:ión especial del Evangelio necesaria para la salvación? Apoya bíblicamente tu respuesta.
8.
L Qué dOR doctrinas fundamentales apoyan la soberanía de la revelación especial del E vangclio?
Capítulo22
9.
Explica porquées sélc el calvinistaqulen está inoculadocontra
1.
Bosqueja brevemente el capítulo 22.
2.
¿Cuál es la única añadidura significativa que los au1ores de h• Confesión Bautista hicieron a lu Declaración de Saboya? Describe brevemente su probable significación.
Capítulo :21
3.
Describe brevemente el trasfondo histórico del párrafo 1.
l.
Bosqueja brevemente el capítulo 2l.
4.
Describe e ilustra la diferencia entre los anglicanos y los puritanos en cuanto al principio regulador de la adoración.
2.
i.Qué tres factores históricos contribuyeron a formar el telón de fondo de este capítulo'?
5.
¿ Cuáles son algunas de las principales argumentaciones para la
6.
¿Qué importante clarificación o matización del principio
maestros ortodoxos de la gracia irresisúble?
los errores que destruyen el celo misionero.
1 O. ¡,Qué eeontcctmíemo del Antiguo Testamento proporciona una ilustración dúl del propósito o intención de la libertad cnsüana?
I O. Ilustra lu relación entre el poder del Evangelio y el poder del Espíritu en la conversión.
3.
¿Por qué la Declaración de Saboya y la Confesión de 1689 omiten el párrafo cuarto de la Confesión de Westminster?
idea puritana del principio regulador? Hez un estudio de tres importantes Escrituras que enseñan el principio regulador. regulador es expresado por la Confesión? ¿Dónde?
&i,osicit!n de la ConfesiónBautista de Fe de 1689
460 7.
¿Existe una localización específica donde Dios haya de ser adorado en el Nuevo Pacto? Explica tu respuesta.
8.
Aporta un breve bosquejo de los párrafos que tratan del día de
9.
461
3.
¿Es la enseñanza de la Confesión inconsecuente con la idea de que toda autoridad civil legítima se deriva del ·consentimiento de los gobernados'?
reposo cristiano.
4.
¿Cuáles el carácter peculiar del mandamiento del día de reposo indicado por su descripción corno un mandamiento • positivo, moral'.
¿Qué dos responsabilidades se hallan implic.itasen.la afirmación de que Dios ha instituido las autoridades civiles para estarle sujetas y gobernar al pueblo'?
5.
¿Qué prueba bíblica puedes ofrecer para apoyar esta afirmación?
6.
<,Dónde y con qué palabras habla la Confesión de la función de las autoridades civiles 1
7.
¿Cuál, según la Biblia, es la función de las autoridades civiles? Aporta apoyo bíblico para tu respuesta.
8.
¿ Cud.l es el apoyo bíblico para la afi.nnación de que Dios ha armado a las autoridades civiles con 'el poder de la espada'? ¿Cómo sirve el arma dada a las autoridades civiles para dejar claros los limites de su función y autoridad?
10. ¿Cuáles son los tres argumentos principales para probar el carácter moral del mandamiento del din de reposo? 11.
P~guntas para estudio
¿Cuáles el supuesto dilema planteado por la alteración del dJa de reposo desde el séptimo al primer día? ¿Cuál es su solucién?
Capítulo23 l.
Bosqueja brevemente el capítulo 23.
2.
Aporta cuatro argumentos blblicos plira la le¡¡ilimicfad de los juramentos.
9.
3.
Explica lo que quieren decir Mateo S:33·37 y Santiago S: 12 en sus contextos bíblicos.
I O. ¿Contra qué opinión o error religioso está dirigido
¿ Qué lecciones pueden entresacarse ele la distorsión de ese os pasajes por parte de los cuáqueros, los anabaptistas y las sectas
11.
5.
¡,Debemos cumplir siempre nuestrosjurarnentos y votos? Explica tu respuesta.
6.
Estudia la relación entre los juramentos y los votos.
12. ¿Cómo son consecuentes las afirmaciones de la Confesión con la enseñanza de Jesús en Mateo 5:37-48 y el Sexto Mandamiento?
4.
modernas?
Capftulo24 l.
Bosqueja brevemente el capítulo 24.
2.
¿Por qué es necesario incluir el tema aparcnternente secular de las autoridades civiles en un documento que trata de cuestiones espirituales y religiosas?
primordialmente el párrafo 27
¿Cómo puede apoyarse en las Escritura.\ su afumación de que es leg.ítimos para los cristianos el ocupar la posición de autoridad civil, aun para declarar la guerra?
13. ¿Qué sugiere el rechazo por parte de la Confesión del error religioso implícito en el párrafo 2 acerca de los orígenes históricos de los bautistas? 14. ¿Qué dos deberes se enseñan explícitamente en el párrafo 3?
462
Bxposicíán de la Confesión Bautista de F• de 1689
463
Preguntas para estudio
15. ¡,Dónde enseña la Biblia el primer deber?
4.
¿Cuáles la actitud divina hacia el divorcio? Apoya tu respuesta.
16. ¿Qué requicre este deber encuanto a nuestras actitudesbacla la autQriuad civil?
5.
Cita cuatro textos que requieren un matrimonio monógamo. ¿Cómo explicas la violación de la monogamia por parte de hombres piadosos en él Antiguo Testamento?
17. ¿Qué restricciones se imponen a este primer deber por parte de la Confesión?
6.
Da dos aplicaciones modernas de la afirmación de la Confesión con respecto a los principales propósitos del matrimonio,
18. ¿Cuál es el texto clave que requiere el segundo deber mencionado en el párrafo 3?
7.
EslL1
19. ¿Es consecuente In enseñanzade la Confesión con la doctrina de la revolución justa?
~.
¿Qué evidencia indica que las lcye~ de afinidad y consangutnídadcontenktascn Levúíco ·1 continúan vigentes en la actualidad? ¿Qué principio de interpretación bnilica ilustra esto?
20. ¿Cuál es el problema o cuestión específico que trata Pablo en Romanos 13? 21. ¡.Cómo puede defenderse la doctrina de la libertad rcligio,;n por IM Escrituras?
s
Cnpítulo26
1.
¿Cuál es la estructura general ele estecapñulocn sus principales divisiones? ,,Cómo lo sabes?
2.
Bosqueja brevemente la primera división principal del capítulo.
23. ¡.Cuál es la solución de esta dificultad?
3.
Bosqueja brevemente la segunda división principal del capítulo.
24. ¿Hay límites a la libertad religiosa?
4.
25. óPorqu~ deben restringirse en su significado los términos 'bien' y 'mal' en Romanos 13:3,47
¿Cómo estructura la Confesión su estudio de la identidad de In Iglesia universal?
5.
Define en unapalabrael significado de 'católica' segün se utiliza en el párrafo 1 .
22. ¿Qué objeción seria puede presentarse contra la doctrina de la libertad religiosa sobre la base de In responsabilidad de las autoridades civiles de gobernar conforma a lo Palabra de Dios?
Cupítulo25
6. ¿Cuáles son lastres palabras clave en el párrafo 1 y lastres cosas
1.
Bosqueja brevemente el capítulo 25.
2.
Define brevemente el matrimonio. Apoya tu definición con las Escrituras.
7.
3.
¿Cuál es la explicación probable de la exclusión del párrafo sobre el divorcio en la Confesión
8.
que éste afirma mediante esas tres palabras clave?
¿ Qué grupo niega la realidad de la Iglesia universal? Rcfütalos por las Escrituras. ¿Cuál es 111 disüncién crítica que debe tenerse en cuenta en el esrudio de la afirmación de que la Iglesia se compone del 'número cornpletode los elegidos'?
Exposici6n de la ConfesiónBautista de Fe de /689
464
9.
¿C.uál es el peligro implícito al enseñar una Iglesia invisible y universal? Apoya laConfesión la noción de que hav una Iglesia invisible? •
10. LCómo se relaciona el ser miembro de la Iglesia universal con el ser miembro de la.q congregaciones particulares según el párrafo
2? 11.
y la perpetuidad de la Iglesia según se las presenta en el párrafo :i. Estudia la conexión entre la impureza
12. /.Cuáles
son las dos añnnaciones relacionadas entre sí del
párrafo 4?
Pregunla.spara es1udio
465
22. ¡,Deberla utilizarse el término 'elección' para describir lo que la Confesión llama 'común sufragio de la iglesia misma'?
23. ¿Cuáles la idea clave del párrafo 1 O? 24. ¿Cuáles son los aes pa.~ajes cruciales sobre Ja cuestión del sostenimiento material de los ancianos en la iglesia tocaJ1 L Qué conclusiones requieren estos pasajes? 25. ¿Debería confinarse la predicación a los ancianos erdenados?
Apoya tu respuesta.
26. ;,Qué dos deberes están relacionados en el párrafo 121
13. ¿Qué añrmacién del párrafo 4 debería mcdiñcarse? ¿Porqué?
27. ¿ Qué principios reguladores refuerutn IM instrucciones del párrafo 1 ~ sobre cómo manejar los problemas en la Iglesia?
14. ¿Cómo ejerce Cristo prácticamente su je futura sobre la Iglesia?
28. ¿Cuáles el deberespecialqucsemandaen los párrafos 14 y 15?
IS. ¿Cómo manda Cristo a los cristianos que se unan a las iglesias locales?
29. ¿Cuáles el peligro de no fomentar euidados.imente la comunión con iglesia., hermanas?
16. ¿Con qué paste de la Gran Comisiónserelacionan especialmente las iglesias Iocales?
30. ¿Cuil.l es el principio blblico fundamental que apoya la
17. /.Cuáles son los pasajes que muestran que Cristo ha dado todo el poder necesario a cada iglesia local para conducir sus propios
Capítulo 27
asuntos?
18. ¿Cuál es el argumento crucial contra la índependencia de la iglesia Iocal? ¿ Cérno se ha de refutar ese argumento? 19. ¡,Cuáles son los oficios continuos en las iglesias locales? ¿ Contra qué errores modernos sobre este terna debemos estar en guardia?
enseñanza del párrufo 15?
1.
Bosqueja brevemente el capítulo 27.
2.
Define la comunión.
3.
¿Cuál es el fundamento de la comunión de los santos? ¿Cómo limita esto las demandas que hacemos a nuestros hermanos?
4.
¿Porqu6dice laConfesíónquelossanlos 'no ... vengan a ser una persona con' Cristo?¿ Cuál es la importancia de esta matización en la actualidad'!
20. ¿Cuál es el requisito previo crucial para ostentar un oficio en la iglesia local? 21. ¿Cuáles son los dos ele memos clave en el llamamiento de cualquier hombre para ministrar en la iglesia local?
5. Describe brevemente nuestra unión con Cristo. 6.
¿Cómo se realiza la unión con Cristo? ¿Apoya !U respuesta?
Exposición
466
d,,
la Confesión Bautista
d,,
Fe
d,,
/689
Preguntas para estudio
467
¿ Qué impacto tiene la doctrina de la comunión de Jos santos sobre eí énfasis moderno en ser uno mismo y mantener nuestra individualidad?
5.
¿Cuáles son las prioridades bíblicas para las expresiones prácticas de nuestra comunión con los seruos?
6.
¿Cuál es el argumento paidobautista reformado hásico para el bautismo infantil?
7.
¿Cuáles son las objeciones concluyentes a este argumento?
1.
Bosqueja brcvcrncruc el capítulo 28.
8.
¿Cuáles son algunos de los argumentos para el bautismo infantil deducidos del Nuevo TeMamcnto7
2.
¿Dcbcóamos utilizar la palabra 'sacramento'?
!l.
¿Cómo puede imerprelM un bautista los bautismos de familias
3.
;,Cuáles son algunos de los asuntos en la Confesión de Westminscer que fueron excluidos de la Confesión Bautista?
7.
8.
4.
¿Qu6 se da a entender con las palabras 'posítí va y soberanamente' en el pátrofo 17
S. ¡,Qué quiere decir la perpetuidad matizada de las ordenanzas? Prueba por la Biblia su perpetuidad mauzada, 6. ¿ Cómo difiere la Confesión de 1689 de las Confesiones de Westminster y Primera de Londres en cuanto al temu de la 7.
Menciona dos maneras en que la Confesión Bautista concuerda on la Confesión de Westrninstcr. Mencionados maneras en que
difiere?
del Nuevo Testamento'! 10. ¿Por qué no puede utilizar un paidobautlst« 1 Corintios 7: 14 para apoyar su argumento'?
t t. ¿Porqué no se puedeequipararel pactoabranamícocoo el pacto de gracia? 12. ¡, Cuáles son los tres elementos requeridos en la lstracién externa del bautisme?
istración adecuada de las ordenanzas?
13. ¡,Cuál es el significado de la palabra 'b,111ti1.ar·1
Apoya el concepto de que sólo los ancianos o su representantes pueden istrar las ordenanzas.
14. ¿Por qué refuta aun el uso de la palabra 'bautizar' la aspersión o la efusión como modos de bautismo? Capítulo JO
l.
l:losqueja brevemente el capitulo 29.
1.
Bosqueja brevemente el capítulo 30.
2.
¿Cuáles el significado del bautismo'! Apoya tu respuesta.
2.
¿Cómo explicas su repetido cambio de pensamiento de lo positivo a lo negativo?
3.
¿Simboliza el bautismo tanto las bendiciones como las demandas del Evangelio? Apoya tu respuesta.
3.
¿En qué ubicación debería celebrarse la Cena del Señor? Proporciona apoyo bíblico para tu respuesta.
4.
LQué impacto tieneclsignificado del bautismo sobre lacucstion de los sujetos del bautismo?
4.
i Qué ímportancia práctica tienen para el cristiano las
circunstancias originales de la institución de la Cena del Señor?
Exposición de la Confesión Baiuista de Fe de 1689
468
Pregunsaspara esrudw
469
5. ¿Por qué debe considerar abominable un cristiano bien instruido
6.
¿Qué equllibrio crucial deberla guiar al cristiano al pensar en la muerte?
6.
7.
1. ;,Cuáles son las actividades principales en que consiste la celebración de la Cena del Señor?
¿Cuál es la afirmación fundamental de la Biblia acerca del estado intennediodel creyente?
8.
¿ Cómo debe definirse el cielo bíblicamente 7
8. ¿Qué es la transustanciación?
9.
¿Es el cielo un lugar?Explicaloquequíeresdeciry pruebas blblicas para tu respuesta.
la misa católica romana?
¡,Es la Cena del Señor un sacrificio? Defiende tu respuesta.
9. ¿Por qué es irracional la transustanciación? ¿Cuál es el peligro de creer tales doctrínas Irracionales?
10. ¿Por qué es antibfblicn la transustanciación? 11.
¡,Se alimentan de Cristo los creyentes de manera singular en la Cena del Señor? Explica y defiende ru respuesta,
12. ¿Cuál es el deber de la Iglesia con respecto a 'los ignorantes e tmpros' que lnrentepnrtíclparde la Ce na del Señor? Proporcionn apoyo blbllco para tu respuesta.
13. ¿Enscl\a l Corintios 11 :29-32 que los verdaderos creyentes pueden ser castigados con lu muerte? Defiende tu respuesta.
proporciona
10. 1,llay tiempo en el ciclo? Proporciona pruebas bíblicas para
tu
respuesta.
11. ¡,Cuáles son los argumentos bíblicos para la verdad deque los esp(rirus de los creyentes se vuelven perfectamente santos cuando mueren?
12. ¿Nos conoceremos y comunicaremos mutuamente en el cielo? Apoya tu respuesta bíl rel="nofollow">licamente.
13. ¿ Cómo sabemos por la Biblia que los espCrirus de todos los creyentes entran al cielo III morir?
c..pltulu31
14. ¿Es vcrdaddecirque los espíritus de los creyentes en el cielo son perfectamente felices'! ¿Por qué o por qué no?
1.
Bosqueja brevemente el capítulo 31.
l5. Define la palabra 'Scol' como se utiliza eo la Biblia.
2.
¿Qué significa la frase 'el estado Intermedio'?
16. ¿Se refiere siempre esta palabra a lo mismo en la Biblia?
3.
¿Cuáles son las dos distinciones bíblicas clave y cruciales para un entendí miento correcto del estado intermedio?
17. ¿Cuálesson algunas ideas falsas del término? ¿Cuáleslafalacia
4.
¿Es bíblico afirmar que el alma es 'inmortal'? ¿En qué senrido?
5.
¿Cuáles el apoyo bíblico para la idea de que el cuerpo yel alma son dos cosas diferentes y que el alma continúa existiendo después de morir el cuerpo 7
18. ¿ Cuáles son los textos neorestamentaríos cruciales que hablan del estado intermedio de los malvados?
general?
19. ¿Cuál es la evidencia bíblica contra la idea de que los hombres tendrán una segunda oporrunidad de ser salvos después de morir?
Exposición tk la Confesión Bauusta tk Fe de /689
470
20. ¿ Qué pasajes bíblicos afirman explícitamente que tanto los
Preguntas para estudio
9.
justos como los injustos serán resucitados de los muertos?
471
Cita otras evidencias bíblicas para el castigo interminable que no utilicen estos términos.
21. ¿Es el cuerpo resucitado el mismo que el cuerpo actual o
1 O. ¡,Qué dos herejías han negado esta evidencia para el castigo interminable? Ilaz un breve resumen de sus enseñanzas.
22. ¡,Es el cuerpo resucitado espiritual o material? Apoya l11
11.
23. ¿Cuáles son los contrastes expresados o implícitos en la
12. 1.Quécvidcm:ia aJicional puede citarse contra el universalismo?
diferente? Apoya ru respuesta. respuesta.
Confesión entre la resurrección de los justos y de los injustos?
24. ¿Cuálcuon los contrastes mencionados en I Corintios 15 entre el cuerpo actual y el cuerpo resucitado?
Capltulo32 l.
Bosqueja brevemente el capüulo 22.
2.
¿Qu~ tcxto(s) clave alude la Confesión en sus párrafos?
3.
¿Qu~ lenguaje en la Confesión añrmu tu idea lle un juicio universal o completamente general?
4.
¿Cuáles son los siete pasajes bíblicos cruciales que enseñan un juicio absoluuuncnte uni vernal?
5.
¿Cuáles son las tres lmplicaciones prácticas del juicio general según se explican en este capítulo?
6.
¿Deberían temer en algún sentido el juicio los cristianos genuinos?
7.
Cita los lugares en que este capítulo de la Confesión enseña claramente la doctrina del castigo eterno.
8.
¿Por qué deben entenderse los términos bíblicos usualmente traducidos como 'eterno' entenderse con el significado de existencia interminable?
13.
¿Qué herejía es más popular en nuestro tiempo y ha sido adoptada o tolerada por los principales evangélicos'!
¿Qué evidencia adicional puede citarse contra el
aniquilacionismo?
Referencias
Introduc:doo
1 . Del prólogo de Bon ar a Catcchisms of the Scoa.ish Reformation,
2.
Referencias
3. 4.
S. 6. 7.
reimpreso como 'Religión withoutThcology' ,Banneroftruth, Junio 1971, pág. 37. Citadopor Keoncth L. Geotry, hijo, 'In Defenoe of Credalism', Banner of Truth, abril 1981. pág. 6. Samuel Miller, Tbe Urillty and lmportance of Creeds and Conf'tlssiom (reimpreso por A. Press, 1987), págs. 33-35. John Murray, Colltt·ted Wrirings of John Murray (Banner of Tmth Trust). vol. 1, pág. 281. A.A. Hodgc.ComentariodelaCo,iftsidndtFedt Westminster (CUE, 1987). pág. l W .G :r. Shedd,Or1/wdcxya11d Neterodoxy(Charlcs Scribner's Sons. 1893), págs. 167 -8. Miller,Utilityand lmportarn:eofCrudsandConfessions, pág.
40.
8. /bid. 9. lbfd., págs. 56· 7. I O. Andrew Fuller. Complete Works (Holdsworth & Ball, 1832), vol. 5, págs. 221·2. 11. B.H. Carroll, Colosenses. Efesiosy Hebreos en Comentario bíblico (CLCE, 1987), pág. 158. 12. John Murray observó: 'En muchos círculos hoy, existe la tendencia a depreciar, si no a deplorar. el discernimiento en la definición teológica que la Confesión ejemplifica. Esta es una actitud que debe desaprobarse. Una fe creciente fundada en la finalidad de la Escritura requiere una mayor particularidad y no puede ser consecuente con Ja.9 generaJidAdes que dan lugar al error' (Murray, Collected Writings, vol. 1, pág. 317).
&posición de la Corrfesi6n Bautista de Fe de 1689
474
13. Miller, Utility and lmponance of Creed and Confessions.
pág.10.
14. James Bannerman, 11,e Church of Christ (Banner of Truth Trust, 1960), vol. 1, pág. 296. 15. Cuando descubrimos que no hay un acuerdo absoluto entre nuestras confesiones, al menos podemos tener comunión con nuestros ojos abiertos a aquellas perspectivas que nos dividen. 16. Fuller, Works, vol. 5, pág. 222. 17. Citado por Williams Cathcart, 'Creeds, Advantageous' en The Baptis: Encyclopaedia (Louis H. Bvcrts), pág. 294. 18. /b{d. 19. J.G. Machen, 'Crccdand Doctrinal Advance' Bannerof'Truth, noviembre 1970). 20. Citado por Allan Ilarman, "The Place and Signiflcance oí Reformed Ccnfessione Today', Danner ofTrurl,,enero 1973, pág. 28. 21. Miller, Vtility and lmportanoeofCreedsandConfessions, pág.
98.
22. /IJ(d. Capftulol l. Nótese el provechoso (yen algunossentidos, diferente) booquejo lle 8.8. Wurfield. Tite Works of Benjamln Warfleld, vol. VI. (Bakcr Book House, 1981). págs. 191·2. 2. E:!tá.o ca los pá.rrufos l. 6 y 10. El último se deriva de la Declaración de Saboya. Un examen de estas variaciones muestra que sólo tienen el propósito de clarificar y no de alterar el significado de la Confesión de Westminstcr. 3. Fred. H. Klooster, lntroduction to Systematic Theology (sin publicar, notas de clase), pág. 96. 4. B.B. Warfield, Revelation and Inspiranon. (Baker Book House), págs. 335 ss. 5. lbfd. 6. /b(d. 7. Para unos tratamientos excelentes de la autoridad de las Escrituras del Nuevo Testamento, nótese el capítulo por John Murray en The InfaltibleWord, 'Toe Attestation oí Scripture', (Presbyterian and Reformed Publishing Co.), págs. 33-42, y también el libro de Abraham Kuyper Principies of Sacred Theology (Bakcr Book Housc), págs. 460-473.
Referencias
475
8. The lnfa/lible Word, pág. 34. 9. véase la recensión del libro de Clark H. Pinnock Scripture Principle, por Edward Donnelly, Banner o/ Trush; octubre 1986, págs. 27-28. LO. The/11fallible Word, Cornelius Van Til, 'Naturcand Scripture': págs. 274-5. l l. John Murray ha visto esta relación. 'Si los cielos cuentan la gloria de Dios y, por tanto, dan testimonio de su divino Creador, la Escritura, como obra de Dios, debe también tener las huellas de esta autorín • (71•• lnfalliblo Word, pág. 46). 12. Esta idea ha sido claramente afirmada por los valientes de la fe reformada. Cal vino afirmó prccisamenteesto frecuentemente en las primeras páginas de la Tnsrirr,ción. (Nótese 1 :3: 1.2.3; 1:4:1,2; 1:5; 1,2,4,l l.15; 1:6:1,2.) La afirmación de 1:5:4 es típica: 'Sienten cuán maravillosamente obra Dios en ellos. y la experiencia les muestra con cuánta diversidad de dones Y mercedes su liberalidad les ha adornado. Se veo fonados, a despecho suyo, quieran o no, a reconocer estas notas y sis nos de la Divinidad, que, sin embargo, ocultan dentro de sí mismos.' John Owen ha dejado este punto aún más claro desde un punto de vista técnico. Dice, tras citar Romanos l :19 y2: 14,lS: •y a.
476
Exposición de la Confe.,iónBautista de Fe de 1689
Catecismo Menor, donde la ocoortodox.ia y aquellos con parecidas tendencias pueden hablar cómodamente de 'la Palabra de Dios contenida en las Escrituras'. Tal terminología ao presentaba problemascuando se adoptó en un principio, pero ahora hace que a cualquier persona teolégicamenteconsciente se le haga ua nudo en la garganta. Capítulo2 1. Como nú amigo, el pastor Grog Níchots, ha indicado, es del máximo provecho al intentar bosquejar la Confesién, prestar muchísima atención a los puntos y coma. En los párrafos I y 2, el bosquejo que aquí se ofrece se ha hecho así. En el párrafo I hay siete puntos y coma y, por tanto, ocho subdivisiones, rnient:rai, que en el párrafo 2 hay cuatro puntos y coma y cinco subdivisiones. Como se observará más abajo, el pánafo 3 comblnaelememos ele tres confesiones diferentes, y creo que por causa de esto utiliia puntos y coma tanto para separar las descripcicnes de tas propiedades personales de la Trinidad como para separar la~ principales subdivisiones. Si se dejan a un ludo los puntos y coma utilizado-~ para separar las descripciones de las propiedades personales, el párrafo 3 sigue la regla mencionada arriba, teniendo dos puntos y coma y tres subdivisiones. 2. Hay pequeñas desviactones de la Confesión de Westminsteren cada uno de los tres párrafos, pero ninguna es sustancialmente doctrinal. De nuevo, los autores de la Confesión están fundamental y generalmente de acuerdo con la Confesión de Westminster. 3. Un examen del párrafo l muestra que no se ha hecho ningún esfuerzo por clasificar, porejemplo, los atributos comunicables e incomunicables. Esto tienes ventajas. Se han tratado, sin embargo, las caracterísucas similares juntamente y (como se observó arriba) divididas por puntos y coma. 4. Se recomiendas los siguientes libros: De Stephea Charnock.7ñe Existenceami Atributes of God (Baker Book House, 1979); de Hennan Bavinck, The Doctrine of God (Hodder & Stoughton) y de Stuart Olyott, Los Tres son Uno (Editorial Peregrino, 1987). El último libro, como el titulo indica, trata sólo de la Trinidad, mientras que el primero se concentra en los atributos de Dios.
Rtftrencias
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Capítulo3 l. Por este material estoy en deuda con R.J. Rushdoony ,By What Standard? (Thomburn Press, 1958), págs. 12;).-134, y especialmente a Comelius Van Til, Common Grace (Presbyterian & Reformed Publishing Co.). 2. La Confesión de 1689 utiliza el término 'gracia común' en el capítulo 14, pfo. 3. En la aparición de la frase allí, refleja la Declaraciónde Saboya. El término 'ofrecimiento gratuito' (que también se disputa en esta controversia) se utiliza en el capítulo 7, pfo. 2. Nótese la exposición del 'ofrecimiento gratuito' en el capítulo 7 de este estudio.
3. Rushdoony, 8)' Wliai Standardt
4. Ibtd. pág. 111. 5. 0.1. Willi111n.son. Th« Wt.Ylmfoster Confession o/ Faith .for Study Ciasses, ¡iág. 31. 6. W. Bauer, W.F. Amdt, F.W. Gingrich, A Greek-English Lu:icon of tñ« New Testament aruJ Otñer Early Christian Luerature (Univ1:<Sily ofChicago Press, 1952), pág. 710. Capítulo4 l. La Confesión de 1689diliei-edela Westmlnstery laSaboyasólo en hacer de la última frase un párrafo aparte. Por esta razón he optado por no hacer lus divisiones básicas de nuestro bosquejo la creación del universo en general (pfo. 1) y la creación del hombre en particular (pfo. 2). Por el contrario, siguiendo la dirección del pastor Greg Níchols, he puesto de manifiesto la intención de los autores de la Confesión haciendo el tercer párrafo una di visión aparte, Esto sirve para enfatizar adecuadamentecl pá1'!SÍO 3. La creación de Dios culminacon el hombre, pero la totalidad de la historia humana y césmica halla su punto de apoyo o gozne en la respuesta de Adán al mandato tocant.e al árbol del conocímiemo del bien y del mal. 2. El hecho de la doble constitucióo del hombre de cuerpo y alma se prueba en el capítulo 31. El libre albedrío se trata en el capítulo 9. El asíllamado pacto de obras y el paralelo entre Ad{w y Cristo será tratado en el capítulo 6. 3. Véanse estos dos métodos para evitar la intención de Génesis 111 utilizados por Howard J. Van Till, The Fourtb Oay (Eerdmans. 1986}, págs. 1-93, y su refutación ea detalle por mí mismo en A Critique of Howard J. Van Till's The Fourth ()ay (Truth for Eternity Ministries).
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Exposicion tk la Corife.si6n Bautista de Fe de 1689
4. Nótese la pertinencia de estas consideraciones contra la teoría del día-era. Es inconcebible que un hebreo que escuchara las palabras de Éxodo 20:8- l l hubiera llegado a la conclusión de que Dios estaba hablando de días figurados que realmente eran eras de millones de años. También están contra la teoría del día. era las mañanas y tardes de los seis días de la creación mencionados en Génesis 1. ¿Hemos de pensar en mañanas y tardes de eras'? Además, el significado de 'día' se define en Génesis 1 :5 como compuesto de períodos de luz y tinieblas as! como de tardes y mañanas, La idea de que tal lenguaje es 11gurutivo resulta exegéticamente increíble, Paru una refutación detaUada de 1~ teoría del dfu-era, nótese el tratamiento de Henry Moms en Sclenctífic Creationism (Crcation-Lifc Publishcrs,
1974), págs. 22 L-230. 5. Mi breve tratamiento es un epitome de una pequeña parte de las
e~celentes -pero no .publicadas- lecciones del pastor Greg Nlchols sobrc In dcctrine del hombre, de las que me beneficié en la Trinity Mini.stcrial Acadcmy, Montville, Nueva Jersey. 6. Los textos bíblicos clave sobre este concepto son, en el Antiguo Tesla.mento, Génesis 1 :26,27: 5:3; 9:6, y en el Nuevo Testamento, 1 Corintios 11 :7; Colosenses 3: t O (cf. llfcsios 4:24): Santiago 3:9. El concepto también se aplica a Cristo en l Corintios 15:49: 2 Corintios 4:4; Colosenses 1: 15. CapltuloS l. Los párrafos 2- 7 tornan en considcracíén -como Greg Nicho Is ha observado en sus cintas sobre J,. Confesión- cuestiones comúnmente discutidas suscitadas por la doctrina de ta pr.ovidcncia. ¿Qué diferencia hace lo que yo haga? (pfo. 3). Si Oros lo controla todo, ¿cómo puede Dios culparme por mís pecados? (pfo. 4). ¿Qué posible bien puede proceder de mi pecado? (pfo. 5). ¿Puede un Dios amante endurecer realmente a las persona en su pecado? (pfo. 6). ¡,Cuál es el enfoque especial de este cuidado y providencia? (pfo. 7). 2. Hay varias alteraciones sin importancia en este capítulo con respecto~ sus equivalentes en la Confesión de Westminster y la Declaración de Saboya. En el primer párrafo hay varios cambios ('buen' en lugar de 'gran' Creador, y la inserción dela frase 'con el fin p~a .el cual fueron creadas'}que parecen tener el propósito de enrauzar que la providencia es la obra del buen
Refuencias
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Creador en preservar su creación. En el segundo párrafo, se añade un rechazo explícito del azar o la suerte en las palabras 'de modo que nada ocurre a nadie por azaro sin su providencia'. En el párrafo 4, la frase 'acciones pecaminosas' sustituye a 'pecados'. Aparentemente, esto tiene el propósito de salvaguardar más aún la pureza de Dios en controlar el pecado. La última frase en el párrafo 5 se añadió probablemente a manera de aplicación. Puesto que escas alteraciones son pequeñas, pueden consultarse las provechosas exposiciones de la Confesión de Wcstminster por G.T. Williamson, Tne We.fllninsterConfession of Faitl, (for Srudy Classes) (Presbytcrian & Reformed, 1964) y de A.A. Hodge, Comentario de la Confesión de Fe de Wesuninster (CLTE. 1987}. J. Esclerto quehay unacantidaddelugarcsdondcel término 'azar' aparece en la Versién Autorizada (inglesa) de la Biblia. Un examen de las palabras así traducida., enel Antiguo Testamento (1 S. 6:9; Ec. 9: 11) muestra que se deriva de verbos que significan simplemente encontrar u ocurrir, y asl vienen a significar un encuentro o suceso inesperado, un acontecimíeuto que no estaba (humanamente) planeado. El término as! traducldo en el Nuevo Testamento (Lucas 10:31} significa Literalmente una coi ne idencia, Capílulo 6 l. Para este capitulo se han provisto dos bosquejos alternativos, puesto que, como el título sugiere, tiene al menos dos temas estrcchamentereladonados. La brevedad del segundo bosquejo puede ampliarse comparándolo con el primero. 2. Este capitulo ilustra el hecho deque los autores de la Confesión hicieron uso de otras tres confesiones al escribir ésta. Al igual que en toda la Confesión, la influencia dominante y generalizada es la Confesión de Westrninster. La influencia de la Primera Confesión Bautista de Londres es también claramente evidente en tos párrafos 1 y 3. Es muy interesante que la influencia de la Declaración de Saboya, la revisión congregacionalista de la . Confesión de Westminstcr, es claramente evidente en el párrafo 2. donde la cláusula 'y nosotros en ellos' se inserta desde la Declaración de Saboya, y en el párrafo 3, donde la fraseología de la primera mitad del párrafo es de la Saboya. 3. El nombre del estudiante es Jerry Doman. Su trabajo se titula
480
E,:posiclón de la ConfesiónBautista de Fe de 1689
Reformed Baptist Concepts of Covenant: Definltion and Covenant o/ Works-1640-1860 (Conceptos bautistas reformados del pacto: definición y pacto de obras: L640-1860). Cita evidencias de que Hansard Knollys, William Kiffen y Benjamín Kesch utilizaronel concepto yel ténuino de 'pacto de obras'. Su trabajo ha sugerido la explicación editorial de las tres desapariciones de la terminologfa en In Confesión Bautista. 4. Murray, Collected Writl,rgs, vol. U. 'The Adamic istration', págs. 47-60. 5. tu«, pág. 49. 6. tu«; pág. 47. 1. lbtd., pág. 53. Murrny, con su usual concisión y precisión, observa: 'ta prueba en la naturaleza del caso debeestar limitada en su duración. Un destino dependiente de un acontecimiento nunca puede realizarse hasta que el acontecimiento haya ocurrido.' Nótese también, de R.L. Dabncy, Lectures in Systemaric Theology (Zondcrvan, l 972), pág. 305. 8. Geerhardus Vo$ observa: 'Hacer el bien y rechazar el mal a partir de una intuición r(l2.()nada de sus resecctlvas naturalezas es algo noble, pero es aún más noble hacerlo en consideración a In naturaleza de Dios. y lo más noble de todo es In fuerza ética, que, cuando se requiere, actüa motivada por uaa adhesión personal a Dios. sin inquirir por el momento en estas razones más abstrusas, El puro deleite en In obediencia incrementa el valor ético de una elección. En el caso que nos ocupa, se convirtió en el único factor determinante, y para ello se emitió una prohibición arbitraria, de tal manera que por el hecho mismo de su arbitrariedad excluyera toda fuerza instintiva que condicionara el resultado' (Biblical 11reo/o¡,;y, Eerdmans, 1948), págs. 42-3. 9. Existe una situación similar con respecto al árbol de la vida. llabrfa conferido vida eterna, una existencia corporal permanente, aun para el Adán pecador (3:22}, pero en pecado, esto habría sido la mayor maldición. Una vida tal habría sido equivalente a la vida conferida a los malvados mediante su resurrecclén. 10.Reinhold Seeberg, History of Doctrines (Baker Book House, 1978), vol. 1, pág. 345. l l.LaaseveracióndelaConfesión(yesla misma en la Westminster y la Saboya): 'Siendo ellos las rarz de la raza humana. y estando
Referencias
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por designio de Dios en lugar de toda la humanidad', es indefinida- Bn beneficio de la precisión bfblica y teológica, debe reconocerse que sólo Adán (y noellos, como dice la Confesión) fue el representante de la raza. La afirmación bíblica clave en Romanos 5:12-21 y I Corintios 15:20-4900 dice nada de Eva, y deja claro que fue 'por la transgresión de uno' y 'por una transgresión' (Ro. 5:1.7,18 BA) por lo que cayó la raza La imprecisión en la aseveración de la Confesión surgió probablemente porque pareció duro hablar de Adán solo corno la 'raíz' orgánica y natural de la raza. Capítulo7 1. La Confesión de Westminster está estructurada en términos de un contraste entre el pacto de obras y el pacto de gracia. Los bautistas evitaron el uso de la frase 'pacto de obras'. aquJ y en otros lugares de In Confesión, aunque se retiene en l 9:6y 20:1. N6\ese la discusión de éstos en el capCtulo 6. 2. Así, cuando los teólogos de Wcstminster proceden u hablar en elpáo'afo 2desu Confcsióndclpactodeobrus, leshacemos una tremenda injusticia si les atribuimos, sobre la base de esta terminología. nociones legalistas o meritorias de nuestras obras ode lahipotl!tica obediencia de Adán. Toda recompensa, aun en el pacto de obras, habría sido, según et párrafo l, una cuestión do condescendencia clemente y divina. 3. El término "gracia común' se utiliza en 14:3, donde refleja el lenguaje de la Declaración de Saboya. El u.10 de la frase 'ofrecimiento gratuito' en 7:2 refleja tanto la Westminstercomo la Saboya, Los Cánones de Dort afirman tanto la idea del 'ofrecimiento gratuito' como la de la 'gracia común' muy claramente en el Segundo Epígrafe de Doctrina, Arúculo5, y los Tercer y Cuarto Epígrafes de Doctrina, Artículos 6-8. 4. Joho Murray, El pacto de gracia (Subcomisión de Literatura Cristiana, 1985), págs. 9 ss. 5. Cada uno de los pactos divinos que tienen que ver específicamente con la redención requiere tal respuesta. El pacto con Noé, como se observó anteriormente, no es directamente redentor. Sus promesas no están condicionadas a una respuesta por parte de sus receptores (Gn. 9_:8_-17). Es, pues, el más incondicional de todos íos pactos divinos. Sin embargo, hay mandatos relacionados con él (Gn, 6:14-22; 9:1·7).
Exposiciónde la Confe.,ión Baurista de Fe de 1689
482 6. lbíd., pág. 2 l. 7. Thíd., pág. 17
Capítulo 8 l. Unexcelentetratam.ientocootemporáneo de la personadeCristo es el de Stuan Olyott en Son o/ Mary, Son of Cod (Evangelical Press, 1984). 2. John Owen en el vol. 10 de sus Works, págs. 362 ss., establece este punto muy convincenremente. Nótese particularmente su cita de 2 Crónicas 28:23. Su tratamiento completo de esta clase de pasajes problemáticos merece la pena leerse. Capítulo9 l. J.N.D. Kelly, Early Christian Doctrines (Harper & Row,
1978), págs. 180 ss, Nótese también de Reinhold Seeberg,
2.
3. 4. S. 6.
HIStory of Doctrines (Bnker Book House), págs. 152-60. Es interesante, teniendo en mente la naturaleza fundamental de este tema, notar que no se ha introducido absolutamente nin¡:una alteración en la declaración de la Confesión de Wcstminster por parte de la Declaración de Saboya nl de la Confesión de 1689. El capítulo es idéntico en cada Confesión. Mumiy, Collected Writings. vol. pág. 86. Jbfd .• págs. 106-7. E.H. Palmer, Docrri111JS claves (Baker Book. House), 1979), pág. 11. Murray, Cotlected Writing$, vul. ll, págs. 87-8.
n.
Capitulo 10 l. John Murray, New lntemauonal Commentary on the New Testament: The 1:,"pisrle to ths Romans (Eerdmans, 1968), vol. l. pág. 27. Capítulo U l. John Murray, La redencián consumada y aplicada (Libros Desafío, Cl.JE. 1993), págs. 127 ss. 2. lb(d.. pág. 118. 3. lb(d .. pág. 119. 4. Ibtd., pág. l27. 5. El término 'pasivo'. según se utiliza aquí, denota el sufrimiento o pasión de Cristo, no $U pasividad bajo ese sufrimiento.
Referencias
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6. Nótese el tratamiento de la istración adámica en el capítulo 6. 7. Nótese la clásica denuncia y destrucción de la posición del Concilio de Tren to hecha por James Buchanan cnThe Doctrine of Justification (Baker Book House, 1977). Una versión condensada de dicha obra fue publicada por Editorial Peregrino en 1995 bajo el titulo de Absuelto. Capitulo 12 1. El corazón de esta sola y larga oración que compone este capítulosecncuentraen laspalabras 'Dios se dignó'. El ténnino en la versión original inglesa para 'se dignó' significa otorgarun privilegio especial o favor y/o conceder tal favor de manera clemente y condescendiente. La adupcióoes, por tanto. descrita como una gran bendición, como el epitome del amor condescendiente de Dios. En cuanto a la gloría, el privilegio y la intimidad con Dios transmitidos por la misma, la adopción es rnzonnblemcntc el pináculo de la bendición evangélica (l Jn.
3: 1·3).
2. Las catorce bendiciones mencionadas en la Confesión pueden ser clasificadas bajo los cuatro epígrafes mencionados en esta división del bosquejo como sígue. Las primeras cuatro tratan de ( 1) la incorporación en la familia de Dios: Ias slguientes tre6 de (2) la recepción de una disposicidn filial: las siguientes seis tratan de (3) la experiencia del trato paternal: y la última. de (4) la recepción de la herencia prometida. 3. Dcbomencionarnúdeudacondosfuentesparalaexposiciónde estctema.EnelexcelentetratamientoquehaceJohnMurraydel ordo saluns en la redención consumada y aplicada, hay un capítulo excelente sobre la adopción (págs. 142-150). Uno de mis copastores, Dave Merck. ha escrito un trabajo muy provechoso tituladoThe Bibtlca! Doctrine of Adoprion,que, sin embargo, no está impreso. 4. Murray, La redenciánconsumada)' aplicada,pág. 146. 5. En esta discusión estoy dando por supuesto, sobre lo base del paralelismo con Gálatas 4:6, que la referencia es al Espíritu Santo y no a una disposición del alma. 6. El ténnino mismo, como ya se ha mencionado, requiere que la adopción se considere exclusivamente como una transacción legal o forense. Es, desde luego, parte del tema más amplio de
Re/ere11cias Exposici6n de la ConfesiónBautista tú P, de /689
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la filiación, que implica la dimensión dela transformación ética y subjetiva de nuestras naturalezas, pero la adopción no debe confundirse con la regeneración o la santificación. 7. El cambio legal específico quesecontempla en la adopción ese! cambio que hay de ser un esclavo a ser un hijo (Ro. 8: 15; Gá. 4:3,5). Como cambio legal. está el aro que la adopción está muy estrechamente relacionada con la justificación. Al afirmar que son los justificados los que son adoptados, los autores de la Confesión han tanto relacionado estrechamente como distinguido cuidadosamente la adopción y la justificación. Estas dos grandes bendiciones son ambas trnMacciones legales una vez para siempre que tienen lu garen conex ión con la conversión. Nótese la estrecha relación entre la justificación y la adopción implícita en Oálut.as 3 y 4, y especialmente Gálatas 3:24-26. Cuando una persona cree, es justificada y adoptada. Más aun, tanto lajusli ñcacién como la adopción presuponen el contexto de un juzgado. Aquí, sin embargo, comienza laclistinclón entre ambas bendiciones, La justificación es el pecador en el juzgado de lo penal de Dios. La adopción es el esclavo en el ju,.gado de paz. De la misma manera en que hay una diferencia en nuestra socledadentreet juzgado de lo penal y eljuzgado de paz, asl hay una distinción en la Biblia entre la justificación y la adopción. La justificación tiene que ver con el pecado y la justicia. La adopción tiene que ver con la esclavitud y la filiación. 8. La adopción tiene lugar en el momento en que comienza la unJón con Cristo. Aunque nuestra filiación adoptiva debe distinguirse claramente de In filiación eterna y natural de Cristo, sin embargo.es en virtud de nuestra unión con aquel que es el único Hijo de Dios por lo que llegamos a ser hijos de Dios (Ro. 8: 17; 3:26-29; 4:6). 9. NóteseRomanos!!:23; l Juan 3: 1,2 yquiz.'\Efesios 1 :5,cf.4:30. 10. Nótese Efesios 1:5. 1 t. Nótese Juan 1:13; 3:3,5,8; 1 Juan 2:29. 12. Nótese Romanos 8:1,9,14,15; Gálatis 4:6. El Espíritu de adopción no debe confundirse con la adopción misma. Nótese especialmente el lenguaje de Gálatas 4:6: 'Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo.' 13. Nótese Romanos 8: 17; Gálatas 4:7. 14. Nótense las cosas que específicamente se mencionan en la Confesión y sus respectivas pruebas escrirurarias.
º'·
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Capítnlol3
l. La referencia es a la 'virtud de la muerte y la resurrección de Cristo'. Nótese la declaración paralela en la Confesión de Westminster.
2. Mu.rray, Cotlected Writing.1, vol. II, pág. 277. 3. John Brown,Analytical Exposltion of the Epistl« of Paul to rhe Romans (Baker Book House, 1981), págs. 85-87. 4. Brown, Analytlca; Exposiuon of Romans, pág. 89. 5. Charles Y. Trumbull, Vicrory in Christ (Christian Literature Crusade, 1972), págs. 65-6. 6. Robert T. Ketchman, God's Provision for Normal Christian living (Moody Press, 1963), pág. 15. 7. Murray, Tñe Epistle to the Romans, págs. 225-6. Capítulo14 l. Murruy, Cotlected Writing.,, vol. TI, pág. 258
2. /1,(d. •
3. B.B. Warfield, Estudios bfbllcos y 1eo/6gicos (CL(E, 1991 ). 4. En la Septuaginta (la versión griega del Antiguo Testamento), pisteuo, la palabra griega traducida de varias maneras como 'fe' o 'creer' más de500 veces en el Nuevo Testamento, nunca se utiliza para traducir batach, la palabra hebrea para confianza, Es casi universalmente la traducción de aman.
CopftulolS
1. Iohn Flavcl, Works (Banner ofTrulh Trust, 1968). vol. 4, págs. 376-77. 2. Louis Berkhof, Teologta sistemática (TELL, 1974), pág. 581. 3. lb(d. 4. Mateo21:30cnalguna.~cdlcionesdelaNewAmericllllStandard Yersion,
Capítnlol6 l.
World Dictionary of the America11 Language de Webster (World Publishing Co., 1956), pág. 1463.
fl,w
Capítulo 17 1. El párrafo l se compone de una declaración de la doctrina de la
perseverancia derivada de la Confesión de Wesrminster, y una ampliación de la doctrina de la perseverancia derivada de la
Exposición de la Confetiórt Bauti.tta di' Fe /U 1689
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Primera Confesión de Londres. Quizá se adoptó este método para enfatizar el acuerdo de la Primera Confesión de Londres con la Confesión de Weslminstcr. 2. Me he tornado la libertad ele alterar ligeramente el orden de la Confesión en mi bosquejo, por razones que explico más abajo. 3. Por ésta y otras razones, he alterado ligeramente el orden de la Confesión al tratar de la base de la seguridad. Véase el capitulo 7 para más infonnación acerca del 'juramento de Dios' y 'el pacto de gracia'.
Capítulo18 1. La Confesión Bautista, de forma totalmente injustificada, no
incluye la palabra 'ordinarios'. contentda tanto en la Confesión de Westminsterco.mo en la Declaración deSahoya. Puesto que la palabra es importante y los bautistas se propontan ensebar lo mismo que las confesiones anteriores, es tentador considerar esto como un descuido por parte de los que redactaron la Confesión de 1689.
Capitulo 19 l. El ónico cambio de importancia teológicaque puedediscernírse en la Confesión Bautista es la eliminación de la mención del pacto de obras en el párrafo l. Los bautistas adoptan la fraseología de la Declaración deSaboyaen varios lugares. Hay unos pocos )' pequeños cambios adicionales en la fraseología introducida por los autores de la Confesión de 1689, pero ninguno de ellos afecta el asunto teológico central que está en juego en este capítulo. 2. Unacuestién no tratada será la promesa de vida y laamenazade muerte mencionadas en la última parte de este párrafo, pero véase el tratamiento de la istración adámicaen el capítulo
6.
'.l. Murray, The Episrle to the Romans, pág. 79. 4. Calvino. lnstitucián, 4:20:14-16. 5. Como se observó anteriormente, el libro del pacto puede contener los Diez Mandamientos y también la ley ceremonial (Éx. 20: 18-26: 24:1-3), peru el enfoque de los capítulos 21-23 de Éxodo es en la ley judicial de Israel, No es en los Diez Mandamientos, que fueron escritos separada y exclusivamente en tablas de piedra. Esto significa que debemos distinguir la
Refert.ncia.~
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perspectiva de Hebreos, donde la ley se equipara con el libro del pacto, y la perspectiva de Romanos, donde la ley es principalmente los Diez Mandamientos. Si se equipara la ley con el libro del pacto, es apropiado hablar de su desaparición, como hace Hebreos. Si se equipara la ley con los Diez Mandamientos, el énfasis debe hacerse en su permanente validez. como en Romanos. La ley en general y como una economía ba desaparecido. La ley específicamente como los Diez Mandamientos no puede desaparecer. Todo esto. sin embargo, se propone salvaguardar Hebreos 9: 19 del mal uso. Lo que no puede evitarse en ese pasaje es la expiracién del libro del pacto y, con él, de la ley judicial. 6. Para una consideración específica de la permanente autoridad del Cuarto Mandamiento, véase el capítulo 22. CMpítulo 20 l. El tltulodccstccapítulo.si bienufinnaeltemagcnera.lquetrata, resulta algo oscuro. La clave para el tema cspccíñcc de este capítulo se encuentra en el énfasis en la revelación que hay en cada párrafo. La palabra 'revelar' se encuentra en cada párrafo de distintas maneras. En el párrafo 2 aparece dos veces. En ros párrafos I y 3 hay sinónimos. La revelacién especial del Evangelices, de esta manera, el tema especifico del capñulo 20. 2. Los bautiSta.\ han hecho un pequeño cambio en la última cláusula del primer párrafo. La Declaración de Saboya dice aquí 'era'. Algunosejemplares de la Confesión de l 689 que yo tengo dicen 'es', pero puesto entre corchetes. WilliamL. Lumpkin en su Bapti.tt Confessions of Faitl, (Judson Press, 1959). incluye una edición original de la Confesión publicada en 1677 que simplemente elimina 'era' pero que no incluye el 'es' entre corchetes. Puesto que se hace referencia a la revelación inaugural del Evangelio, el texto debería ser 'era'. 3. Phillp Schaff, The Creeds of Christendom (Harper & Bros, 1905), vol. iii, págs. 714-5. 4. Lord Hcrbert of Cherburv, reconocido como padre del deísmo, murió en 1648. Su intl~ycnte obra De rettgione Gentiliiun errorumque apud e<>S causis se publicó en Londres en 1645. 5. E.J. Young, Genesis 3 (Banner ofTruth Trust). pág. 120. 6. Véase el capítulo del que se ha tomado la cita anterior de E.J. Young. Aun un autor tan cuidadoso como Y oung amplía el signifi~ado de Génesis 3: 15 con una cierta extensión.
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Exposición de la Confesión Bautisra de Fe de 1689
Capítulo21 l. La Confesión de 1689cncstecapírulosiguedeouevocasial pie de la letra la Declaración de Fe de Saboya. Hay una pequeña variación en el párrafo 1, donde falta la referencia que hace la Saboya a 'toda la istración legal del pacto de gracia' 2. L.S. Cbafer, Systemati« Theology (Dallas Seminary Press, 1948), págs. 73-4. 3. La importancia práctica de la enseñanza de la Confesión podría ilustrarse prolijarnente. Se remite al estudiante a la l11s1i111ci6n, 3:19:7. George Whiiefleld, de Amold Dallimore (Banncr of Truth Trust), vol. l. págs. 73-76. también proporciona un material ilustrativo excelente acercade este punto, tomado dela experiencia e.le Whiteíicld antes de su conversión. Cupltulo22 l. James Bannerrnan. The Church of Christ (Banncr oí Truth Trust, 1960). vol. J, pág. 339. 2. lbfd., págs. 339-40. 3. Wllliamson, Wesrmfnster Co,ifcs;·iun [ur S111dy Classes, pág. 162. 4. lbtd.. pág. 160. S. James Bannerman, Churcb o/Christ, vol. 1, págs. 340-1. 6. Owen, Works. vol. X V. pá¡¡. 467. 7. Tire Refonnwlo11 of tlu Churcb. scleccién con oollis introductorias por Iain Mwny (Banncr of Truth Trust, 1965), pág. 75. s. lb(d .. pág. 44. 9. Herbert Carson, Tyndale New Testa111e111Commetüaries: The Episües of Paul to the Colossiuns und P/1ile111on (Ecrdmans, 1976), pág. 79. Capít.ulo 23 1. Guillermo Hendriksen, El Evangelio según san Mateo (Libros Desafio, 1994), págs. 321·2. 2. Ibtd.. pág. 123-4. 3. WiLUamson, Westmi11ster Confession for Study Classes, pág. 176. 4. Hodge, Comentario de la Confesion de Fe de wesunínster (CJ..IE., 1987), pág. 268.
Referencia.,
489
Capítulo24
1. Hodge, Comentario de la Confesión de Fe de Westminster
(CLIE, 1987). pág.272 2. Williamson, Wesrminsttr Confessio» for Stud)' Classes, pág. 242 3. Hodge, Comentario de la Confesián dt Fe de Westminstcr (CI.IE, 1987), págs. 20,275-6. 4. Williarnson, Wt.snnin.rlu Confes.rio11for Study Classes, pág. 244-5. 5. Confesi6n de F« de Westmfnsrer y Catecismo Menor (El Estandarte de la Verdad, 1988), pág. 59. 6. Murray, Collected Wrítings. vol. l. págs. 253-4. Capítulo 25
Jay Adams, Morriage. Divorce and Remarriuge i11 me Btble (PreAbyterian and Reformed. 1980), pág. 8. 2. 81 caplruto 7 también tratael significudocle un pacto en la Biblia. 3. John Murray, El divorcio (Ediciones Evangélicas Europeas, 1.
1979). págs. 43-52. C11pítulo 26 l. Murray, Collected Wrlting.r, vol. l. pág. 234. 2. Hodge, Comtntario de la Corifesl6n de P« de Westminster (CLIE. 1987), pág. 293. 3. La Confesión de 1689 no utillzu la frase 'Iglesia visible'. hablando en su lugar de 'santos vísíbles'. Sí sugiere la frase 'iglesia visible' al hablar de 'congregaciones locales' rnés adelante en el mísmopérrafo. l .osautores hanevitadoe! término 'Iglesia visible' con objeto ele no dar la impresión de que existe una Iglesia visible universal con oficiales terrenales que tienen autoridad sobre más de una congregación. Nótese la afirmación de la independencia de la iglesia local en el párrafo 7. 4. La convicción propia del autor es que 2 Tesalonicenses 2 está hablando de un individuo destruido en la Segunda Venida de Cristo, no una sucesión de papas. Por supuesto, es posible que un futuro papa sea ese individuo. 5. R.W. Oliver, en correspondencia privada conmigo, cita el apéndice II la primera edición de la Confesión y arguye persuesívamcnteque la fraseología de la Confesión en este punto deja abierta la posibilidad de que aquellos que no han sido
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Exposición tk la ConfesilJ11 Bautista de Fe de 1689
bautizados de creyentes se les pueda permitir ser en iglesias bautistas. Esto puede ser cierto, pero la 'sujeción profesada' a la ordenanza evangélica del bautismo es esencial. La libertad ~rmitida por la Confesión no se extiende a aquellos que no han sido bautizados ni de infantes ni de creyentes. 6. Nótense las observaciones de Wardlaw citadas en laC/wrchof C/11ú1 de James Bannerman, vol. TI. págs. 325-6. 7. Bannerman, Cñurch of Christ, vol. TI, págs. 325-6. Capítulo 27 l. La estructura de la Confesión sigue la de la Declaración de Saboya. que redujo los tres párrafos de la Confesión de Wesm1in$1.Cr a dos. En el proceso. e injustilicadamente, eliminaron los dos importantes requlsíros para la comunión de los santos. que estaban expresados en el tercer párrafo de la Confesión de WcstmiMter. Estos requisitos fueron restaurados por los autores de la Confesión de 1689. El resultado es que la C':onfesi6n de 16119 llene la estructura de ta Saboya. pero el contenido (sustancialmente) de la Wcstminster. 2. Hodge, Comentaria di! la Cnnft.tldnde Fe de Wesrmlnster (Cl,IB, 1987), pilg. 299. 3. Williani~on, We.rtmin.fler Confessionfor Srudy Ctasses. pág. 198. 4. lb(d. Cap{tulo28 l. Diccionario enciclopédico Espasa (Bspasa-Calpe, S.A., 1978), vol. IX, pág. 490. 2. lbfd.. vol. X, pág. 300. 3. Owen, Works, vol. XVI, pág. 79. 4. lbtd., págs. 79 ss. Capítulo29 1. Williarnson, WesnniMler Confes,·i,mforStudy Classes, pdg. 208. 2. lbtd., pág. 208. 3. John Murray, Christian Baptism (Prcsbyterianand Reformed 1962). pág. 2. ' 4. David Kingdou, Children of Abraham (Carey Publicaiions 1975), págs. 23-24. · 5. Tbtd., pág. 17.
Refeuncia,
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6. lbtd .• págs. 17-18. 7. B.B. Warfield, Studies ill 1'heology (Oxford Uníversity Press), pág. 399. 8. Berkbof. Teología sistemática ('J'SLL, 1974), pág. 763 9. Hodge, Comentario de la Confesion de Fe de We.,rminster (CLlE, 1987), págs. 321-2. 10. Berkhof, Teología sistemática (TELL, 1974), pág. 757. 11. Paul K. Jewctt, lnfant Baptism and th« Covenan: o/ Grace (Eerdmans, 1978). págs. 204-5. 12. Murray. CJ11ú1ian Bapttsm, págs. 77 ss. l '.l. 11. Paul K. Jewett, /n/llnl Baptism ana the Covenant oJ(;race (Berdmans. 1978), pág. 49. 14. lbtd., pág. 51. 15. lhíd., pág. 133. 16. Reconozcosquí el amplio uso que he hecho de la excelente obra de T.J. Conant 77,e Meaning and Use of 8<1priteln (K.regel. 1977). l 7. Hodge, ConU!ntarlo de la Confesión de Fe de Wcstmlnsrer (Cl.1'6, 1987), pág. 317.
Capítulo JO
l. Hodge, Comentarlo de la Co1ifesló11 de Fe de Wesrminsrer (CLIE. 1987). pág. 329 2. Reinold Seeberg, Hlswryof Du~1ri11cs (Bakce, 1978), vol. 2. pág. 78. 3. Hodge, Come111ario de la C"nfeslón de Fe de westminster (CLlli, 1987), pág. 333.
Capltulo31 l. Webs1er, New World Dicrlonary, pág. 727. 2. Guillermo Hendriksen, Mlfs que vencedores (TELL, 199 l ), págs. 222-4. W.J. Grier, Toe Momentous Event (Banncr of Truth Trust, 1945), págs. 116-20. 3. Loraine Boetmer, Rotnan Cathoíicism (Presbyterian and Reformed, 1962), págs. 218-34. 4 .. Harry Buis, The Doctrine of Eiema! Pu11ishrne111 (PresbyLerian and Rcforrned, 1957), págs. 18 ss. 5. Berkhof, Teologíasistemática (TELL, 1974), págs. 820-2. 6. Hodge, Comentario de la Confesión de Fe de westminner (CLIE, 1987), pág. 359.
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Kxposiéion de la Confesi6n Bautista de F, de 1689
7. Antonio A. !Toekema, l.a Biblia .Y el futuro (Subcomisión
Literarura Cristiana, 1990), págs. 281-2. 8. Hodge, Comentario de la Confesián de Fe de We.,tmi11ster (CLIE, 1987), pág. 358.
Capftulo32 l. J. Dwight Pentecost, Things ro Come (Zondervan, 1958), pág. 22. 2. R.C.H. Lenski, The Interpreuuion of I and /l Corinthians (Augsburg Publishing House, 1963). págs. l O l 5-6. 3. Hodge, Comentario de In C1mfc,i1l11 de Fe tk We.umi,wer (CLJE. 1987), p~g. 366. 4. William T. Shedd, The Dm:trint off,ntllc.,.,Puni.thrnent(Klnck . & Klock, 1980), págs. 87-8. Apéndice A 1. Debemos hacer una advertencia con respecto a ciertos detalles históricos presupuestos en este apéndice. R. W. Oliver, en correspondencia privada conmigo. asevera no haberse hall11do una finne evidencia de la composición de la Confesión en 1677. También indica que Nehemiah Coxe fue coeditor de la Confesión con William Colllns. Cita la obra deJoseplt lvimey History of lhe Engllsh Baptists para apoyar esto. 2. Lumpkin, Baptists Corifessions of Faith, págs. 235-8. 3. Corifesiór1 de Fe de Wesnnir1srer, caps. 20:4: 23:3: 28:4: y 3 t. Muchas denominaciones presbiterianas americanas eliminaron posteriormente lesdeclaraciones acercade la unión de la Iglesia y el futado de su versión de la Cor1fesiónde Wtstminster. 4. The Savoy Declaratlon ofFaltñ and Order (Evangelical Press, 1971); nétense especialmente los caps. 21:3 (págs. 31-2); 24:3 (pág. 35); 26:2 (pág. 36); 29:4 (pág. 39); Phillip Schaff, The Creeds of Cñristendom, vol. ID. págs. 707-29. 5. A Co,ifessionofFaith(BáekusBook Publlshers, 1981); nótense especialmente el facsímil de la portada y los artículos 3 (págs. 1-2); 6 (pág. 3); 21 (pág., 8): 22 (pág. 9); 23 (pág.9); 48-50 (págs. 17-19). 6. AJan Dunn, The London Baptist Confessionof 1689 with a Key to its Sources (no publicado, 1988). 7. Citado por Lumpkin, Baptists Conjessions of Faith; pág. 236. 8. Erroll Hulse, Ar, lntroduction ti, the Baptists (Carey Publications, 1973), págs. 17-18.
Referencias
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9. The New Schaff-Herzog Enl')•clopedia of Religious K,wwledxe
(Funk and Wagnalls. 1909). vol. Ill, pág. 233. Nótense también los comentarios de Williston Walker en Tne Creeds and Ptatforms of Cangregationalism (Pilgrim Prcss, 1969), págs. 340-53. 10. A CQnfession of Faiih; noiesc particularmente el 'Conternporary Pretace' de Gary Long. l l. Nótese la excelente crítica de Richard P. Belchcr y Ton y Mattia, A discussion ofrhe Seventeemh Ceruury Baptis: Confessions of Fair/1 (Richbarry Press, 1983). 12. Dunn, /,ondon Baptist Crmfesi611 of ló'fl9 with a Key to lts
Sources.
13. Lurnpkin, Boptists Confessions of Faith, págs. 237-8.