¡ESCAPA POR TU VIDA! Y fue que cuando los hubo sacado fuera, dijo: Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas. Génesis 19:17. 1. Escapa por tu vida: La destrucción era inminente y no había un minuto que perder. El tiempo era más breve de lo que Lot se imaginaba. Había llegado el momento que David describe en el Salmo 9:5: Reprendiste gentes, destruiste al malo, raíste el nombre de ellos para siempre jamás. Esa noche los ángeles tenían noticias fúnebres para la mañana siguiente: Por las mañanas cortaré a todos los impíos de la tierra; para extirpar de la ciudad de Jehová a todos los que obraren iniquidad. Salmo 101:8. Pero cuesta tanto en la mente del hombre aceptar la realidad que llegará un día que toda obra será sometida a juicio, en Génesis 19:16 se dice que Lot se detuvo y los ángeles tuvieron que asirle y apresurar su salida junto a su familia. La Biblia no especifica por qué se detuvo, es posible que pensara en sus bienes materiales o quisiera convencer a ciertos amigos para que huyeran junto a él. Quizá por simple apatía no tomó las palabras de los ángeles con la seriedad debida.-No lo sabemos, pero una cosa es cierta ¡Estaba de por medio su vida y la de los suyos! 2. No mires tras ti: ¿Por qué esta orden? Existen algunas razones: Para expresar repugnancia por la maldad de la ciudad. Esto es: El pecado de la ciudad no merecía una mirada de interés. Había llegado el momento de romper definitivamente con todos los hechos vergonzosos que en ella se cometían. Para evitar el deseo de regresar. Una mirada a la ciudad hubiera despertado melancolía. Los ángeles sabían bien que la mejor manera de abandonar algo es rompiendo definitivamente con ello. Por esta razón, Cristo le contestó a uno que le pidió que lo dejara despedirse de los que estaban en su casa: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios. Lucas.9:62. Para estimular el deseo de huir. Hay personas que no toman nada en serio a menos que se vean enfrentadas a situaciones drásticas. Si los ángeles actuaban con frivolidad, Lot y su casa no hubieran salido nunca. ¿Qué tanto miras a tu vida pasada? 3. Ni pares en toda esta llanura: Toda la llanura era peligrosa porque allí estaban las ciudades bajo juicio. La salvación de Lot no se concreta sólo con iniciar la marcha, sino llegando a la meta. Tan importante era salir rápido como no detenerse. De nada hubiera servido haber salido de la ciudad presto para detenerse en sus alrededores. Así es la vida cristiana, una marcha en la cual el creyente no se puede detener. Hallamos exhortaciones en la Biblia que sugieren el mismo planteamiento: Mateo 10:22: El que persevere hasta el fin, éste será salvo. El mismo Espíritu Santo le recordó a la Iglesia de Esmirna: Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida, Apocalipsis 2:10. 4. Escapa al monte: Sodoma y Gomorra se hallaban en la llanura del Jordán, y el monte de salvación en Moab. Mientras permanecieran en la llanura corrían peligro; por necesidad tenían que dirigirse al sitio señalado como seguro. En la Biblia se mencionan sitios de salvación: Noé: Se refugió en el arca para no ser destruido por el diluvio. Génesis 7:15. Rahab: Salvó a los suyos en Jericó, refugiándose en la casa que tenía el cordón de grana. Josué.2:18. Israel: Habían seis ciudades de refugio donde podían salvarse los que mataban accidentalmente. Josué.20. Simeí: Quién maldijo a David, pudo vivir seguro refugiándose en el sitio que Salomón le señaló. 1 Reyes 2:36. En el sermón profético, Cristo exhortó huir a los montes para escapar de la abominación desoladora, Mateo 24:16. También en el desierto, cuando las serpientes venenosas destruían a Israel, Dios proveyó un medio de salvación, Números 21:8. ¿Qué sugiere todo esto? Que no importa dónde te halles, hay un solo refugio para el alma: ¡CRISTO! 5. No sea que perezcas: La desobediencia a la orden angelical implicaba perdición. Así es con el mensaje del Evangelio: su menosprecio representa condenación. Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Hebreos 2:1. En Lucas 13:5, el mismo Señorío declara a la multitud: Si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. CONCLUSION. ¡Cuántas enseñanzas se desprenden de este texto! Así como Dios envió sus ángeles a Lot, envía ahora a sus ministros. El mensaje que éstos llevan es de salvación en medio de un mundo que está bajo condenación. La salvación consiste no sólo en empezar la vida cristiana sino en perseverar hasta el fin. Así como Lot se salvó huyendo al monte, se salvará cualquiera que se refugie en Cristo.
EL CONTRASTE ENTRE ENOC Y ELIAS Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios. Génesis 5:24. ...he aquí, un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos: Y Elías subió al cielo en un torbellino. 2 Reyes 2:11. Si se trata de escapar de un mundo en agonía bajo el peso de su propia maldad, inevitablemente hemos de considerar a dos hombres que gustaron la dicha de no morir. El fiel Enoc y el ungido Elías. En todo el transcurso de la historia humana, son ellos los únicos hombres que experimentaron la inaudita y milagrosa traslación de sus cuerpos a través de la estratosfera hasta el tercer cielo, el cielo de Dios. Este prodigio desafía la intervención de la ciencia humana o cualquier forma de transporte. Enoc y Elías fueron llevados a la presencia inmediata de Dios en el cielo, sin morir. Así como Lot contó con la ayuda de los ángeles, Hebreos 1:14 declara que también están al servicio de los creyentes en nuestros días. Pero lo más extraordinario de todo, es que la experiencia de Enoc y Elías también será la nuestra, de forma que un hecho tan trascendental merece nuestro detenido estudio, pues encierra lecciones provechosas y prácticas para cada hijo de Dios. No es un acontecimiento en la esfera espiritual sin relación con la vida material del verdadero cristiano. Por el contrario, según vivamos en este mundo físico, será la experiencia que viviremos. Si bien es cierto, hace 5.500 años que Enoc fue trasladado y 3.000 años que Elías subió en un torbellino, la esperanza del creyente en Cristo es la de ser arrebatado en las nubes a recibir al Señor. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con él a los que durmieron en Jesús. Por lo cual, os decimos esto en palabra del Señor: Que nosotros los que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no seremos delanteros a los que durmieron. Porque el mismo Señor con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero: Luego nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes a recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por lo tanto, consolaos los unos a los otros en estas palabras, 1 Tesalonicenses 4:13-18. Todos ciertamente no dormiremos (vale decir, no moriremos), mas todos seremos transformados. 1 Corintios 15: 51- 52. Además de lo notable del mismo acontecimiento, llama la atención entre ambos las diferencias existentes en las condiciones familiares, caracteres y obras de estos pilares proféticos del suceso más glorioso que tiene que ocurrir en nuestro tiempo. Primer contraste: SUS NACIMIENTOS Hallamos en Génesis 5 la genealogía de Enoc que registra los nombres de sus antepasados. Sabemos pues, como se llamaban el padre, abuelo y otros antecesores de Enoc. Además, dos pasajes del Nuevo Testamento hacen referencias a Enoc mencionando su linaje: Lucas.3:37; Judas 14. De Elías, el personaje más destacado que apareció en Israel, se dice sencillamente: Elías el Thisbita, que era de los moradores de Galaad, y nada se declara acerca de sus ascendientes. 11 Reyes 17:1. Se encuentran 30 referencias a Elías en el Nuevo Testamento sin decirnos nada de su familia. La genealogía de los Reyes y sacerdotes de Israel están registradas debidamente en las sagradas escrituras, ¿Por qué, pues, se ignora la de Elías en la Biblia? ¿Acaso será para mostrarnos la importancia de un perseverante testimonio fiel y agradable a Dios sin ocupar ningún puesto oficial? Segundo contraste: ELCARÁCTER DE SUS CONDUCTAS Enoc no fue distinguido por ninguna hazaña que llamara la atención del público. Era un padre de familia que procuraba, sin duda, criar a sus hijos en el temor de Dios. Génesis 5: 21-24. Su distinción principal como hombre de temple tranquilo fue su caminar con Dios, Hebreos 11:5. ¡Que testimonio precioso! Lo que ningún ángel puede sobrepasar, era lo que Enoc poseía: Espíritu agradable y pacífico, lo cual es de gran estima delante de Dios. 1 Pedro 3:4. Elías, por el contrario, era un hombre dinámico, de espíritu ferviente y carácter esforzado. No podía callarse frente a la descarada idolatría de su época. Aún se atrevió a acusar al rey Acab de abandonar los mandamientos de Jehová para seguir el culto abominable del ídolo Baal. Tercer contraste: EL CARÁCTERDE SUS OBRAS
Las obras de Enoc a favor del verdadero culto a Dios son muy distintas a las de Elías. Este no hizo ninguna obra importante según el parecer del mundo, no parece haber milagros, severas reprensiones contra el pecado, fuertes inspiraciones proféticas, etc. Andar con Dios y agradarle no merecería el elogio de las gentes en la época de Enoc, como no lo hace en el siglo presente. Su vida y obra ocupan siete versículos de las Sagradas Escrituras, inclusive la única profecía suya que ha sido conservada para nosotros. Génesis 5:21-24; Hebreos 11: 5; Judas 14-15. Es notable que ninguna profecía se publicara (que sepamos) hasta unos 3.000 años después que el profeta fue trasladado al cielo. Elías repentinamente aparece, vive y es sacado como un torbellino. En un tiempo de absoluta y radical confusión, aparece para dar prueba palpable de que Jehová es un Dios vivo y verdadero, el Dios que contesta las oraciones de quienes confían en él y rinden adoración sincera, por eso Elías desafía a los sacerdotes de Baal exigiendo una señal visible del Señor: Fuego de lo alto para consumir el sacrificio. La prueba resultó en un aplastante triunfo del Dios eterno que los falsos dioses tenían que retirarse mudos e impotentes ante su presencia. Elías no escribió ninguna de sus profecías, por lo menos, no hay muestra de ellas preservada en la Biblia. Su carrera está relatada en cinco capítulos del Antiguo Testamento, además de treinta referencias en el Nuevo. Examinando estos contrastes, podemos reconocer varios atributos del Dios que los recogió dándoles tan elevado privilegio y gozo: * Su absoluta soberanía, manifestada en la elección, conforme a su voluntad, de dos personas muy distintas entre sí. No hay similitud de clase, ministerio, facultades o funciones, pero sin embargo, servían al propósito divino. * Su excelente justicia, revelada en el hecho de reconocer premiando la fidelidad silenciosa de Enoc y la pública de Elías. A nuestro parecer sus testimonios son muy diferentes y pareciera que uno de ellos es menos importante. Pero Dios sabe premiar a los fíeles, no evaluando según criterios de hombres. *Su omnipotencia, desplegada en suspender las leyes físicas y naturales para introducir un elemento plenamente sobrenatural. En los primeros 2.000 años de la Historia, Enoc fue su testimonio; en el siguiente período de igual tiempo, Elías marcó la pauta. En el último ciclo histórico, el mismo suceso se repetirá protagonizándolo todos aquellos que esperan ansiosamente a su Salvador, el Señor Jesucristo. No obedecerá a ninguna ley regida en la naturaleza. Y de la manera que Enoc y Elías fueron llevados al cielo literal y corporalmente, así también los que le pertenecen por la fe serán arrebatados. ¿Qué significa para nosotros este hecho? ¿Acaso es meramente una parte de la doctrina que profesamos? ¿O esperamos con ansias el hecho que se verifique literalmente en nuestros cuerpos? El mensaje de los dos varones de vestidos blancos dice: Varones Galileos, ¿Qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús que ha sido tomado desde vosotros arriba en el cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo. Hechos 1:9-11. Y este mismo Jesús nos dice desde el cielo: He aquí vengo presto ciertamente vengo en breve. Que contestamos: Amén, sea así. Ven, Señor Jesús. Apocalipsis 22:7,12,20.