La Estructura Reiterativa Y Paralelística Del Cantar De Roldán 563618

La estructura reiterativa y paralelística en el Cantar de Roldán

La primera impresión que produce el análisis de la estructura formal del Cantar de Roldán es que unas partes del poema corresponden casi perfectamente con otras. Estas correspondencias son muchas veces fácilmente identificables y en su mínima expresión se limitan a repeticiones de frases y oraciones significativas; en otras ocasiones, se trata de la reiteración ordenada de estructuras descriptivas o narrativas que también pueden seguirse sin dificultad. Del primer tipo de correspondencias, entre muchos casos, se pueden citar la repetición de la frase Carlos duerme, no se ha despertado (LVII-LVI), cuando se describen los dos sueños premonitorios del emperador, y que en el contexto en que aparecen en el poema tienen más que un significado literal: se refieren a la ignorancia que demuestra el rey con respecto al peligro que se acerca. La descripción de la formación de los diez cuerpos del ejército cristiano durante los preparativos de la batalla en que Carlomagno enfrenta a las huestes del rey moro Beligán (CCXVIII – CCXXV) es representativa del segundo tipo. La descripción sigue el mismo esquema al detallar la formación de cada cuerpo: a) se indica su número de orden, b) la nacionalidad o precedencia de los hombres que lo forman, c) se señalan sus condiciones particulares para la guerra, y d) se especifica quien los guiará. Junto a estas correspondencias, existen otros tipos que, por su carácter simbólico o por las distancias discursivas que median entre sus partes, no resultan quizá tan fácilmente reconocibles. Dentro de la estructura paralelística (CXVI-CXVIII) con que se narra cómo Climorín y Valdabrón (quienes son descritos, por separado, como receptores del juramento de Ganelón) matan respectivamente a Angeleros de Gascuña y al duque Sansón, se puede observar que los nombres de los dos guerreros cristianos son de procedencia bíblica y que ambos se refieren a seres sobrenaturales. Otro caso de paralelismo simbólico se puede establecer entre el segundo sueño premonitorio del emperador Carlos (LVII) y la descripción del juicio contra Ganelón (CCLXXI- CCLXXXIX): la bestia cruel que le muerde el brazo derecho corresponde con el dolor que siente Carlos ante el hecho de que sus barones le pidan que absuelva a Ganelón; el leopardo coincide con el guerrero Pinabel, y el lebrel se refiere al valeroso Thierry. Otro caso de correspondencia sobresaliente puede establecerse entre el orden en que son elegidos los doce barones moros que han de combatir con los doce pares de Francia (LXXI- LXXVIII) y el orden en que estos van apareciendo en batalla (XCIVLXXVIII): en ambos casos el orden es idéntico. Estos ejemplos no agotan las ocurrencias de estas estructura paralelísticas y reiterativas en el poema. La descripción de los cuerpos de batalla del rey moro Beligán (CCXXXII- CCXXXIV); las narraciones de la muerte del hechicero Siglorel (CVIII) y el sarraceno Abismo, portador de un escudo mágico (CXIV) a manos del obispo Turpín; y la reiteración descriptiva que se hace de Roldán mientras éste toca el olifante (CXXXIII-CXXXIV) son otros casos, entre muchos otros, que pueden citarse.