CONFLICTO PSICOLÓGICO DE LOS PROTAGONISTAS DE LAS NOVELAS VELADURAS Y LAS VISITAS
Quisiera empezar exponiendo el eje que he tomado para realizar esta comparación. Este eje psicológico que elegí está conectado específicamente con el personaje de Rosa en la nouvelle Veladuras de María Teresa Andruetto, y el personaje de Fernando en Las Visitas de Silvia Schujer. En primer lugar, en el caso de Veladuras, nos encontramos con la lucha interna que vive, y quizás de forma inconsciente, el personaje de Rosa, el conflicto con su propia psiquis no la deja diferenciar lo correcto de lo incorrecto. Podemos tomar como referencia la relación del padre con Gregoria en paralelo con la de su esposa Flora, madre de Rosa. Esta ultima ve con buen ojo la relación prohibida, por así decirlo, de su padre con la joven muchacha. Incluso, Rosa, llega a justificar dicha relación: “Entonces es claro que él tuvo que quererla a ella, más que a nosotras tuvo que quererla, porque ella era del mundo de él, del mismo mundo y del mismo modo era, y estaba sola, porque cuando vino a nuestra casa estaba sin familia”… “Dónde iba a estar Gregoria si no era con mi padre, me pregunto yo, doctora, ella tenía que estar con él, no había otra manera, y así fue que sucedieron las cosas.” El concepto equivocado que tiene con respecto a la familia, o a una relación de pareja, es tan grande que la lleva a pelearse con su madre, incluso a culparla de la muerte de su padre y la relación de ésta con Gregoria. No logra ver en ningún momento que la realidad es otra. Su padre de alguna manera con sus actos logra esa confusión en Rosa, en dejarla pensar y creer que lo que él está haciendo no está mal, que pueden vivir todos juntos sin problemas, jamás se contradice o le hace entender que las cosas no son así como él piensa. Es por esto que Rosa en varias oportunidades menciona sus enfrentamientos con su madre y la culpa por la relación del padre y por llevarlo a tomar la decisión que tomó: “Si lo hubiera cuidado a mi padre, que era de ella y era de nosotras, él no se habría ido con Gregoria ni con nadie, pero mi madre insistió en que tenía que vivir en otra parte, y no fue capaz de hacer que él nos durara.”… “Lo que pasó es que ella le dijo a mi padre que se fuera y él manifestó que no quería, porque las necesitaba a las dos y también porque en la casa estábamos nosotras. Y al fin, como le digo, por culpa de mi madre, obligado por ella, él tuvo que decir que se iba nomás. Lo que pasó es que ella le dijo a mi padre que se fuera y él manifestó que no quería, porque las necesitaba a las dos y también porque en la casa estábamos nosotras. Y al fin, como le digo, por culpa de mi madre, obligado por ella, él tuvo que decir que se iba nomás.” El conflicto que hay en su psiquis y el trauma de haber visto a su padre colgado, a tan corta edad, producen en Rosa una serie de situaciones que la llevan, a manos de su madre, a internarla en la Casa de Descanso, conocer a la hermana Estela que la “guía” hasta su Jujuy querido, y que termina encontrando en las patinas, en las veladuras, una especie de cura para ella misma, “reparando lo que está roto”, y termina por abrirse por primera vez con la Doctora a quien le relata toda su historia. De esta forma vemos como a través de la palabra y con una persona en particular, el personaje logra desenvolverse, a sacarse como una especie de mochila que lleva dentro.
Algo parecido sucede en Las Visitas con el personaje de Fernando. En este caso su madre es la que comienza mintiéndole sobre la verdadera ausencia de su padre y logra implantar en Fernando una especie de realidad ficticia a una muy temprana edad, y que luego al romper esa ilusión, años después, juega con su psiquis de una manera muy equivoca, mezquina y perversa por así decirlo. El niño desde un principio se ve envuelto en una serie de situaciones que apenas logra manejar cuando se entera de la realidad. La mentira de su madre, aloja en él una especie de cruz que carga como puede, arruinándole su primer día de clases, algo que era importante para él. Fernando a su corta edad empieza a mentirle a sus compañeros sobre la ausencia de su padre, llevándole a anotar qué excusa le dice a cada uno para no cometer ningún error. El daño psicológico que va viviendo a lo largo de su corta vida, se ponen en evidencia a lo largo del relato. Las mentiras en el colegio, las obligadas visitas a la cárcel para ver a su padre, luego tener que ocultarle a este el romance de su madre con otro hombre, incluso ocultarle a Jopo la verdad sobre su propio padre. En tan poco tiempo a medida que crece, su carga se vuelve más grande y, conforme crece ésta, también crece su angustia, a tal punto que uno como lector llega comprender y compadecerse del personaje. Como sucede en Veladuras, aquí también aparece la persona quien, sin tener participación activa en la narración, representa lo que sería la libertad, la persona que presta el oído para que el personaje principal pueda descargar toda esa angustia que lo viene aquejando. En ambos casos, vemos como crecen ambos personajes, como logran sobrevivir a través de los conflictos que surgen a lo largo de ambas historias y como cada uno lidia con su problema de la manera que puede. La mentira, en el caso de Las Visitas y la realidad ficticia, en el caso de Veladuras, juegan un papel traumático en la vida de estos jóvenes. Finalmente, cabe destacar cómo Rosa y Fernando toman las riendas de su vida llegado al punto culmine de sus historias y buscan liberarse a través de la palabra, cómo encuentran en alguien ajeno a su círculo íntimo la persona indicada para confesarles sus sentimientos más personales y profundos, volcar en ellos la carga tan pesada, de la cual eran esclavos.