Complejísima Esta obra de teatro comienza situándonos en el único lugar de la obra que es el cuarto de Jocky. Ella es una joven estudiante de 16 años. La misma se encontraba acostada boca abajo con un libro abierto sobre un almohadón (estudiando). Ubicación en tiempo y espacio: Buenos Aires. Una tarde de abril de 1950. Jocky Intentaba memorizar una definición sobre la antitoxina. En un momento, suena en la radio el bolero “Bésame mucho” de Pedro Vargas, a lo que intenta seguir estudiando, aunque se da cuenta que quién puede estudiar cuando canta Pedro Vargas y se pregunta ¿Dónde podría haber un muchacho que le dijera esas cosas? Finalmente concluye diciendo que es inútil, que ella no quería saber qué era una antitoxina, sino que deseaba ser amada. Acto seguido: se encuentra renegando y burlándose de su profesor de Anatomía, cuando sonó el teléfono: “¡Cloty querida! ¿Sos vos? Y… aquí… estudiando. ¿Hiciste los mapas? ¡Sí, ufa! Papá me dijo que si vuelvo a sacar un tres en Geografía me corta el cine de los domingos. Justo ahora que el rubio flaco se avivó que yo siempre saco fila diecinueve. No, él al principio empezó por la fila diez. Ahora se viene arrimando (…) oíme… casi me olvidaba. No me vuelvas a cachar con el rubio delante de mamá. Vos sabes cómo es mamá.” De esta manera, continua hablando con su amiga de otras cosas, hasta que la despide diciendo: “(…) Me voy a bañar. Nos veremos mañana.” Cuelga y de pasada toma un oso de peluche enorme y baila con él. Antes de ir al baño, le dice: “(…) si cae del cielo un príncipe azul decile que me espere, que ahora vuelvo.” “(…) del cielo, del techo, del aire, de la sombra, de alguna parte mágica o inesperada, Edy aparece y aterriza bruscamente sentado en el piso dándose un sonoro golpe. Edy viene en ropas muy modernas de fines de la década del ’70, mezcla de Hippie, beatle con melena: su barba es muy tupida. Trae un receptor electrónico modelo walkie-talkie unido al cinturón. Un poco aturdido, sentado en el piso, mira extrañado a todas partes. Luego toma el micrófono y habla.” EDY: -¡General! ¿Qué diablos pasa? VOZ OFF GENERAL: -¿Edy? ¡Perdoná! Los frenos del mecanismo están un poco flojos. Quédate allí un par de horas. EDY: -¿Pero qué es esto? ¿Dónde me mandaron esta vez? VOZ OFF GENERAL: -A ninguna parte. Es sólo una escala técnica mientras arreglamos los frenos. Dame las coordenadas.
EDY saca una cinta métrica, mide algo en el aire formando ángulo con la sombra de un dedo en el piso: toma coordenadas y las anuncia por el micrófono. VOZ OFF GENERAL: -Estás muy cerquita, Edy. Estás en Buenos Aires, a pocas cuadras de aquí. EDY: -Bueno, entonces voy para allá. VOZ OFF GENERAL: -No, Edy… estás a tres cuadras pero… estás en 1950 a más de un cuarto de siglo de nosotros. EDY: -¿En 1950? Era una época aburrida. ¿Qué quieren que haga? ¿Viajar en tranvía? VOZ OFF GENERAL: -Nada. Mientras reparamos la máquina del tiempo, diviértete. EDY: -¿Divertirme? Con el porrazo que me dieron creí que por lo menos me habían mandado a la Edad Media. Les repito: ¿Qué quieren que haga en 1950? ¿Escuchar radioteatro? (Fin de la transmisión) Edy comienza a caminar: va hacia un rincón, mira las fotografías y se queda en un sitio poco visible. Se oye la voz de Jocky cantando un bolero. La joven sale del baño y queda petrificada al notar la presencia de Edy en la habitación, lo que produce que lance un chillido histérico y cubriéndose como puede, corre al baño donde se encierra. Edy avanza cauteloso hasta la puerta. Muy tímido y suave, golpea: ¡Flaca! ¡Oíme! No te asustes. ¡Abrime que te explico! ¡No tengas miedo! Yo estoy más asustado que vos. A todo esto, Jocky, asustadísima, abre la puerta y dice: ¡Llévese todo lo que quiera! Robe todo, pero a mí no me hable. A lo cual Edy replica: No soy ningún ladrón ni vine a robar nada. Salí que te explico. Y aunque tiene miedo, la curiosidad la vence y sale. EDY: -Fue un accidente. Te va a costar trabajo creerlo. Yo… no vine. Me armé en el aire de este cuarto JOCKY: -¿Me quiere hacer creer que es un fantasma? EDY: -No. Soy real. JOCKY: -No se acerque. Hable desde ahí. ¡Usted es un sucio barbudo y melenudo y quién sabe qué enfermedades tiene! EDY: -Yo soy ingeniero, no vagabundo ni ladrón. O más bien sí… soy un vagabundo del tiempo. ¿En qué año estamos? JOCKY: -¿No sabe en qué año estamos? EDY: -Bueno, me dijeron que en 1950. Eso quiere decir que vos no tenés televisión ni transmisores y que ni siquiera soñás con la cuarta dimensión, ni con los viajes en el tiempo. Oíme bien. En 1950 no se ha inventado
todavía una máquina que treinta años después estará en pleno funcionamiento. Claro que muy en secreto militar… Se llama “La máquina del tiempo”: es grande y cilíndrica, vos te metes adentro y viajas por los siglos. Te envía donde quieras. ¿Entendés? JOCKY: -Sí, más o menos. EDY: -Quiere decir que yo no soy de 1950, sino que vengo de la década de los ’70 y que me depositaron en esta pieza mientras arreglan el desperfecto. ¿Comprendes ahora cómo entre? JOCKY: -Usted está loco si se cree que voy a tragarme esa mentira, EDY: -Mírame bien… estas ropas, este pelo… JOCKY: -¡Qué espanto! EDY: -¿Tan feo soy? En 1979 todos somos así y nadie se queja… dentro de una hora, más o menos… ¡Flop! La máquina me agarra y desaparezco. Y no nos veremos nunca más. Pero esta hora quisiera pasarla contento contigo… ¿Y no podemos ser amigos… cómo dos chicos de la misma edad? JOCKY: -¡Usted me da miedo! ¡Es asqueroso! Entonces Edy se toca la barba y al ver los retratos de los galanes de 1950, lo entiende todo: -¡Vos me queres modelo 1950!... Bah… eso se arregla- dice, mientras saca de su bolso una afeitadora eléctrica y entra al baño para afeitarse. Al rato sale sin barba… ahora se veía fresco y juvenil: Jocky queda totalmente impactada. Luego, invita a bailar a Jocky un bolero que sonaba en la radio. Él intentaba conquistarla con dulces palabras para conquistarla y ella poco a poco sucumbió. Aunque, nuevamente, Jocky termino llamándolo mentiroso. EDY: -Yo podría ser tu ideal. El sueño que después desaparece, se esfuma. Yo podría ser tu hombre materializado por una hora. JOCKY: -Usted sólo quiere burlarse de mí con esa historia absurda de viajar por los siglos. Pero, en ese momento, Edy le muestra a la joven una revista de 1979, donde queda claro que él decía la verdad. De esta manera, Edy logra conquistarla y hacer que, luego de mucho trabajo, ella se entregue a él. Mas, comienzan a oírse unos ruiditos electrónicos de descarga y estática: ¡Habían reparado la máquina!: Eso quería decir que ya era de regresar para Edy. Se despiden:
EDY: -Bueno… Adiós flaca… JOCKY: -Bueno… Adiós… Pero… ¿Por qué me llamás así? No soy tan flaca, ¿no? EDY: -costumbre cariñosa. Además no me has dicho tu nombre. JOCKY: -Mi nombre… mejor no… me da vergüenza… EDY: -Dale, flaca… quiero recordarte en cualquier siglo donde vaya… Dale, amor, decime… JOCKY: -Me llaman Jocky… Mi nombre es… Jocasta Bermúdez Covaro… EDY: -¡¡¡¡¡¡MAMÁ!!!!!!!
FIN