LAS INSTANCIAS DEL APARATO PSÍQUICO
Para describir la estructura de la personalidad, FREUD desarrolló una amplia teoría; ésta sostiene que la personalidad la conforman tres elementos distintos que al igual que los anteriores, éstas se relacionan entre si: el “ello”, el “yo” y el “súper yo”. Representa aspectos de un modelo general de la personalidad, valioso para describir la interacción de los diversos procesos y fuerzas internas de la personalidad del sujeto y que motivan su comportamiento.
EL “ELLO”
Consecuentemente se rige por el principio del placer y es, en suma, el ser primitivo sin frenos, de manera violenta, tosca, impulsiva, sin remordimientos. Por lo anterior se dice que el criminal es un sujeto atrapado en su pasado, por la falta de estos sentimientos y controles; a su vez, el esquizofrénico y los niños actúan igual.
El “ello” se puede definir como: “la parte primitiva y heredada de la personalidad cuyo objetivo es la satisfacción de todas las necesidades instintivas del sujeto para reducir su frustración”.
En relación más estrecha con lo que se refiere a la antisocialidad y el “ello”, se señala que la persona que viola, roba, etc., tendrá en él una mayor fuerza del “ello” que no le deje controlar sus deseos y que provoquen que los lleve a cabo.
EL “YO”
El Dr. SIMÓN BRAINSKY apunta que para FREUD el “yo” podía ser:
1. “La corteza de una superficie; es decir, la parte de la personalidad que constituye el o con el mundo exterior;
2. La frontera entre el mundo interno y externo; y
3. Instancia intermediaria entre las demandas del ‘ello’ y las prohibiciones del ‘súper yo’ [...]”. El “yo” es ejecutivo, en cierta forma de la personalidad; es decir, toma decisiones, controla las acciones y permite el pensamiento y la solución de problemas de orden superior a los del “ello”.
En conclusión, el “yo” es la camisa del “ello”, ya que impedirá que los instintos del “ello” salgan de manera natural, el “yo” modificará esos impulsos y los trasformará en acciones aceptadas por la sociedad, FREUD veía al “ello” como un caldero de excitaciones hirvientes que el “yo” tenía que controlar. Además el “yo”, también funciona como mediador de las exigencias del “súper yo” de querer ser un sujeto perfecto.
EL “SÚPER YO”
La explicación del delincuente como un ser privado de “súper yo”, sería declarado por FREUD, el criminal es un ser que carece de este controlador de instintos y que lo hace actuar bajo el poder del “ello” en su mayor parte; de hecho, el delincuente nato de LOMBROSO, vendría siendo el que carece de “súper yo”, a nivel natural del hombre primitivo; así mismo, relaciona el comportamiento de los niños con el de los delincuentes, pues dice que el niño es un pequeño cruel.
RELACIÓN DEL “ELLO”, EL “YO” Y EL “SÚPER YO”
A pesar de que en apariencia el “súper yo” parece ser contrario al “ello”, ambos componentes de la personalidad comparten una característica importante, ya que ambos son poco realistas en el sentido de que no toman en cuenta la lógica impuesta por la sociedad; es decir, el “súper yo” casi obliga a la persona hacia una mayor honestidad y, si no se le vigilara de cerca, generaría seres perfeccionistas incapaces de asumir los problemas que implica la vida. De modo similar, un “ello” sin restricciones generaría un individuo primitivo y desconsiderado que sólo tendiera al placer tratando de satisfacer, sin demora alguna, todos sus deseos. Por lo tanto, el “yo” tiene que equilibrar, mediante autorizaciones las exigencias del “súper yo” y del “ello”, permitiéndole a una persona la obtención de parte de la gratificación que persigue el “ello”, al tiempo que impide que el moralista “súper yo” se oponga al logro de dicha gratificación. El “yo” es el regulador de éstos.
PRINCIPIOS DE PLACER Y DE REALIDAD
El principio de realidad es una función en gran parte aprendida; por lo tanto, está estrechamente relacionada con la maduración de las funciones del “yo”, y puede estar alterado en varios trastornos mentales que resultan de dificultades en el desarrollo del “yo”.
Por desgracia para el “ello”, pero por fortuna para las personas y la sociedad, la realidad evita que se satisfagan en la mayoría de los casos las exigencias del principio del placer; de lo contrario, habría sujetos que no podrían controlar sus necesidades sexuales, violando, habría quienes no controlen su odio hacía alguien más, privando de la vida o lesionando, habría quienes no controlen sus ganas de tener algo al momento, robando, entre otros. Ya lo explicaba FRANZ JOSEF GALL, que los sujetos con un instinto de agresividad o sexual más desarrollados, se dejan llevar por dicho impulso actuando sobre sus exigencias primitivas.
INSTINTOS
Instinto básico es la agresión, que es la tendencia a defenderse, pero a la vez conduce a la destrucción. El antisocial tiene sobre desarrollada su agresividad, es agresivo consigo mismo y con los demás. Se destruye así mismo y a la vez destruye a la sociedad.
INSTINTO DE VIDA
El instinto de vida, se refiere a la tendencia de las células a juntarse, de unirse para formar componentes mayores, como en la reproducción sexual.
INSTINTO DE MUERTE
FREUD definió el instinto de muerte como la tendencia de los organismos a convertirse en nada, se refiere a que las personas vuelven a experiencias traumáticas. Antes de nacer somos nada y al morir volvemos a ser nada, es una tendencia a desaparecer.
MECANISMOS DE DEFENSA
1. “Los mecanismos de defensa son estrategias inconscientes utilizadas para reducir la ansiedad al ocultar ante uno mismo y ante los demás el origen de ésta”; y
2. “Procedimientos que el ‘yo’ pone en marcha para evitar la realización de impulsos internos o protegerse de estímulos externos que siente como amenaza”.
Así, los mecanismos de defensa vienen a surgir como protectores ante ciertas situaciones; ya sea para mantenernos en la realidad o para salirnos de ella, más adelante se podrá entender esto al analizar los diversos mecanismos que se presentan.
BÁRBARA ENGLER “los mecanismos de defensa no son perjudiciales. Nadie está libre de defensa, los necesitamos para sobrevivir, aunque las defensas en exceso pueden bloquear la maduración personal y social si se vuelven predominantes. Nos protegen de la ansiedad y con frecuencia representan situaciones creativas para nuestros problemas”.