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Insanity

Alegría y Destrucción

Insanity Alegría y Destrucción Carlos F. Sarabia

Esta obra ha sido publicada por su autor a través del servicio de autopublicación de EDITORIAL PLANETA, S.A.U. para su distribución y puesta a disposición del público bajo la marca editorial Universo de Letras por lo que el autor asume toda la responsabilidad por los contenidos incluidos en la misma.

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© Carlos F. Sarabia, 2019

Diseño de la cubierta: Equipo de diseño de Universo de Letras Imagen de cubierta: ©Shutterstock.com

www.universodeletras.com

Primera edición: 2019

ISBN: 9788418036804 ISBN eBook: 9788418035227

Palabras del autor

«El Rock´N´Roll y el Metal no son solo géneros musicales y estilos de vestimenta en cada uno de sus subgéneros, son un modo de vivir e incluso una razón de ser. Bien empleados te brindan parte de tu identidad, agregándole de tus propios pensamientos e ideas. El Rock’N’Roll es lo más maravilloso que se ha creado en este mundo, y viéndolo del modo artístico lo más bello y apasionante, aunque no lo parezca para muchas personas.»

Capítulo 1 La Alegría y la Destrucción

Un joven universitario mexicano, originario de Chihuahua, Chihuahua de nombre Carlos Sarabia se fue de intercambio a Japón, especialmente a Tokio, cabe destacar que ya solo le queda un año para graduarse de la universidad. El padece una enfermedad mental: Bipolaridad, la cual está controlada, pues toma las pastillas adecuadas, pero le sigue ocasionando problemas pocas veces. Él tiene el pelo negro, algo largo peinado para atrás, ojos café oscuro, piel blanca un poco bronceada, estatura media, mide 1.72 m aproximadamente, complexión media aunque está panzón. Le encanta el Rock y el Metal, usa un chaleco de mezclilla con parches y tiene estoperoles, muchos, arriba de los bolsillos frontales de este. Usa casi siempre playeras negras de manga corta, tenis negros de bota y pantalones azules skinnies de mezclilla. —Al fin llegué, a la tierra del Sol naciente. (Dice Carlos al bajar del avión). Y ahora, mmm… (Él toma una hoja de su bolsillo) ¿Dónde estará ese departamento? Logra llegar al metro y preguntándole a la gente en japonés y algunas cosas en inglés (porque es la primera vez que habla el japonés que aprendió en México con varias personas de Japón) logra dar con las rutas. Después de tomar el último tren, Carlos se dirige al departamento. En el camino cree que alguien le está aventando piedritas, voltea hacia atrás y no hay nadie. En ese momento recuerda que no ha dormido bien los últimos días, lo cual le hace mucho daño. Lo de las piedritas fue una alucinación. —Debo apurarme a llegar al departamento, para dormirme «luego luego». Carlos siguió caminando más rápido, las calles estaban solas. De repente se detuvo; sintió algo extraño, cerró los ojos y se hincó. —Aghhh, ¡¿Qué es esto?! (Exclamó).

En ese momento, salió una especie de humo rojo de su cabeza, el cual formó un ser extraño gigante fornido, de color rojo también, totalmente sin pelo, con algo así como colmillos en forma de palos rojo oscuro y con huecos negros dónde deberían de ir los ojos pues su cabeza era un cráneo también de color rojo, pero con piel roja delgada, del tono de la del resto de su cuerpo. Este ser gruñía muy fuerte, parecía en un estado salvaje. —¡Esto debe ser una alucinación! Ya me han ocurrido antes, pero, ¡Se ve tan real! (Asustado). ¿Por qué no me ataca? (Él se encontraba asustado y nervioso) Carlos y ese ser se miraron fijamente por un momento. —Ahora entiendo. (Enseguida Carlos sonrió). Él alzó un poco su puño derecho y luego golpeó el piso. El extraño ser movió su puño contra el pavimento al mismo tiempo que él, solo que hizo un hoyo enorme en la calle. —¡Qué bonita primera impresión de mí le dejé a Tokio! Bueno, ni hablar. El gobierno se encargará de eso. (Carlos) Carlos alzó la mano hasta lo más alto que pudo y el ser rojo también al mismo tiempo. —¡Qué chingón! Puedo controlar a este gigante. Se ve que eres muy poderoso, te llamaré Bestia. Bestia gruñó muy fuerte hacia el cielo, como expresando un logro. —Derrotaré personas que me provoquen o quieran pelear conmigo, nadie me vencerá. Aunque, si ven a Bestia me puedo meter en problemas… Pero bueno, ¡En el caso que sea necesario habrá justicia! Una chica que estaba cerca de donde pasó lo del hoyo y todo esto, pero ella en otra calle, escuchó el impacto contra el pavimento y unos gruñidos extraños.

Ella es una esper, de hecho cuando escuchó lo de la otra calle ella acababa de hacer trizas a un esper, no al grado de matarlo pero al cual dejó tirado. Ella inmediatamente se dirigió hacia el lugar de los gruñidos extraños. —¿Quién eres tú? (Chica esper) —¿Eh? Lo mismo digo… (Carlos) —Soy Sania Tsukino, la esper más poderosa de Tokio. Eres un esper ¿Verdad? (Sania) —No, o tal vez sí. ¿Por qué la pregunta? (Carlos) —Por los sonidos que acabo de escuchar, pero de igual modo… lo voy a comprobar ahora mismo. (Sania) Sania empezó a crear energía oscura con sus manos hacia enfrente. Ella tiene el pelo negro, lacio y largo, con fleco. Se viste de negro, con una blusa de manga larga negra, pantalón negro y botas negras, parecidas a las de equitación. Tiene un cinto dorado con una hebilla circular, de hecho el cinto y la hebilla son de oro puro. Es de estatura mediana de mujer (1.63m) y una verdadera megalómana. No tolera que nadie llegue a ser superior a ella. Sania le lanzó una bola de energía negra a Carlos. Por un segundo Carlos pensó: —(¡Es mi oportunidad de probar a Bestia!) Y actuó lo más rápido que pudo. —¡Bestia! (Carlos) Bestia detuvo la bola negra, controlando a este con sus manos, como si fuera una marioneta. —Así que eso era lo de hace rato… (Sania)

—Me llamo Carlos Sarabia, yo no te dije mi nombre. (Carlos) —Con que Carlos ¿Eh? Es un placer… conocerte. (Sania) Sania le seguía lanzando bolas de energía negra a Bestia, pero este las detenía gracias a Carlos. —¡Es mi turno! (Carlos) Carlos trató de atacar a Sania controlando a Bestia dando puñetazos pero Sania logró esquivar todos esos ataques, corriendo. En un descuido de Carlos, Sania lanzó muchas bolas de energía negra; Bestia y Carlos las recibieron directamente. —¡Auuuh! Me dolió (Carlos) Sania e incluso Carlos se dan cuenta de que el punto débil de Bestia es el mismo Carlos. Pero… —¡Mira un esper! (Carlos) —¡¡¿¿Dónde??!! (Sania) En ese momento Carlos, controlando a Bestia, le dio un puñetazo a Sania y la mandó volando hacia un edificio. —¡A huevo! (Carlos) (Hace un movimiento de «yes» con su brazo derecho). Sania sale de los escombros. —¡¡¡Rrrrgghhh!!! (Sania) Sania estaba enfurecida. En eso se escuchaba a lo lejos la policía, por lo que la pelea se vio interrumpida. —¡Esto no ha terminado! (Sania) Cada quién escapó por su lado. Carlos llega a su departamento directo a dormir.

Cabe destacar que Sania es millonaria, tiene una mansión enorme de 3 pisos con un gran jardín, alberca y cancha de tennis. Sus papás son dueños de empresas internacionales que están asociadas con varias que son japonesas y viven en Osaka. Ella regresa a la mansión totalmente furiosa. Empieza a agarrar un odio a muerte hacia Carlos. —¡Carlos, te voy a matar! (Sania) Al decir eso, rompe una bola de cristal que al parecer era una cara reliquia de sus padres con su mano derecha.

Al día siguiente Carlos se alista y desayuna para ir a la escuela, a la cual fue asignado. —No quiero llegar tarde. ¡Es el primer día! (Carlos) Él llegó apenitas, a las meras 7 am. Buscó su salón y entró a clases. Le tocó sentarse cerca de un chico mod, y en el receso empezó a platicar con él. Tenía lentes de sol claros, color índigo, playera polo verde y pantanlón recto de mezclilla. Mide 1.60 m aproximadamente. —Oye, ¡Qué bien! Eres mod ¿Verdad? (Carlos) —¡Sí! Prácticamente nadie lo ha notado en el salón. (Mod) —¿Qué bandas te gustan? Supongo que The Who, The Kinks, The Small Faces, The Creation, The Jam y Secret Affair primero que nada ¿No? (Carlos) —Así es. Oye sí sabes, me imagino que conoces el movimiento. (Mod) —Sí, «Vida limpia bajo circunstancias difíciles». (Carlos) —¡Yeah! (Mod) Carlos sonrió.

—La verdad en algún momento fui mod y aún me considero. Amo el Rock’N’Roll, claro que soy Rockero, pero me fascina el Thrash Metal, el movimiento mod, el Hard-Rock, el Heavy Metal, o el Heavy Rock y casi toda la N.W.O.B.H.M. (New Wave Of British Heavy Metal), el Stoner Rock, el Doom Metal, el Stoner Metal, un poco del Death Metal, el Punk, el Grunge, el Indie Rock, bastante Rock Alternativo e incluso el Sleazy Rock. (Es el subgénero de bandas como GUNS N’ ROSES, Skid Row, L.A. Guns y Spread Eagle o también Jungle Bones) Digamos que soy un Rockero entero, o Heavy Rocker, que lo conforman varios subgéneros. (Carlos) —¡Wow! Interesante. (Mod) —No me gusta tanto, ni sé mucho de él, pero el Northern Soul también es bueno. Lo mismo el viejo Rhythm and Blues. (Carlos) —Te fuiste hasta las raíces y a los géneros relacionados, ¡Te faltó mencionar el Ska! (Mod) —¡Sí! Y el Ska y el Reggae, pero el de los inmigrantes jamaquinos en Inglaterra y los nativos jamaiquinos es el bueno, la verdad, sin ofender, me desagrada «el rastafario», por llamarlo de alguna manera. Y bueno, el 2Tone también me gusta. (Carlos) —¡Tú lo has dicho!, ¡Incluso el Britpop me encanta! ¡Al fin! Alguien con quien platicar de eso. No tengo amigos mods a pesar de que Tokio es muy grande, y pues a la mayoría de mis amigos les gusta el Indie-Rock y el Rock Alternativo. La gente se va con el J-Rock o el Rock extranjero. Y un dato curioso es que alguna vez fui metalero, jajaja, o algo así. Debe haber muchos más mods en Tokio. (Mod) —Sí pues, como en todos lados, a la gente le gusta la música comercial y hay mucho conformismo en ese aspecto. ¡Qué chido que eras Metalero antes! Pero sí, Tokio es muy grande. Al rato buscamos mods, jaja. (Carlos) —Jaja, sí. (Mod) Ellos dos tomaron las últimas clases del día. Al salir de clases ellos se iban a despedir.

—¡Mucho gusto man! (Carlos) —Igualmente, nos vemos mañana. (Mod) —Por cierto, ¿Cómo te llamas? (Carlos) —Shin Yamada ¿Y tú? (Shin) —Carlos Sarabia (Carlos) —Bueno, ahora sí a descansar. Jaja (Shin) —¡Sí! ¿Por dónde vives? (Carlos) —A tres calles de la escuela. (Shin) —¡No manches! ¡Vivimos bien cerca! (Carlos) —¿En serio? ¿Tú también vives por aquí? (Shin) —¡Sí! Somos vecinos, creo que hasta vivimos en la misma calle. (Carlos) —¡Cool! (Shin) —¡Entonces vámonos! (Carlos) Van de camino a sus respectivos departamentos cuando de pronto un esper de nivel 4, líder de una pandilla, los asalta. —¡Hasta aquí llegaron universitarios! Me darán todo su dinero y sus objetos de valor. (Esper) Inmediatamente, los pandilleros comenzaron a golpear a Carlos y a Shin. Carlos no quería que Shin viera su poder, pero no tuvo alternativa. Él no es bueno para pelear, así que tuvo que usar su poder. —¡Bestia! (Carlos) Carlos con Bestia derrotó fácilmente a 3 pandilleros, usando a Bestia dándoles puñetazos. Shin venció a otros tres con sus golpes y estaba soprendido al ver a Bestia.

Los pandilleros no tenían ningún poder, eran personas normales. Carlos ahora se enfrentó al esper, pero estaba algo debilitado, posiblemente por gastar energía con los pandilleros, siendo que de por sí ya tenía menos energía por haber peleado contra Sania. —¿Qué pasa extranjero? ¿Eso es todo lo que tienes? (Esper) —¡Vas a ver! ¡Bestia! (Carlos) Trató de golpear al esper pero Bestia se movía lento, por lo que el esper pudo esquivar su ataque. —¡Hasta aquí llegaste extranjero! (Esper) El esper le lanzó gas con mucha potencia (El esper crea gas tóxico con sus manos) y cuando estuvo a punto de alcanzar a Carlos, sorpresivamente el gas fue desviado y desvanecido por un poderoso viento. —¡A cabrón! ¡¡¡¿¿¿Shin???!!! (Carlos) Carlos confirma que ese viento proviene nada más y nada menos que de Shin. —Oye malote. (Shin) Le dice al esper y le lanza un remolino. Logra derrotarlo. —Wow Shin, esto está de no creerse. ¡Nunca me imaginé que fueras un esper! Te lo tenías guardado ¿Eh? (Carlos) —Sí, ¡Y tú también! Jaja. Como lo notaste soy un esper, de nivel 4. Manipulo y creo viento, de hecho tengo un ataque especial y lo llamo Tornado. (Shin) —¡Órale! Oye pero yo no soy un esper. Bueno tal vez sí. Bestia, el que viste, es producto de una alucinación de mi mente, obviamente, por mi bipolaridad aunque estoy medicado y logré controlarlo. De hecho logré controlarlo hasta hace muy poco, que fue cuando surgió de mi cabeza. Pero no sé si ser bipolar, Bestia y controlarlo sea de un esper. (Carlos)

—Tienes razón, quién sabe. Sería interesante investigarlo, ¡Pero yo también estoy sorprendido con lo tuyo! (Shin) —Me imagino ¡Y qué bueno que ambos tenemos ese poder cada uno sea como sea! ¡¿Sabes qué?! ¡Deberíamos usarlos para proteger a las personas normales de los espers malignos como este o peores que claro que hay! (Carlos) —¡Sí! ¡Unidos contra los malvados que abusan por su poder! (Shin) Ambos se dieron la mano, con una sonrisa. —Bueno mi buen, ya me voy porque acuérdate que mañana hay que ir a la escuela. (Carlos) —Sí, es cierto. ¡Luego no me despierto! Jaja, ¡Adiós! (Shin) —Jaja, sí. ¡A mí también me ha pasado! Allá en Chihuahua, hace no tanto. ¡Nos vemos! (Carlos) —¡Ah! Es cierto, eres extranjero. Ya ni te pregunté, ¡Mañana me cuentas! (Shin) —¡Claro! ¡Bye! (Carlos)

Al día siguiente van a la escuela, parece que será un día normal. Refiriéndose a Shin, ya que no se comentó con detalle, él usa camisetas polo Fred Perry y le encantan de color verde, trae pantalones con el corte clásico del modelo 501 de Levi’s, también sus Desert Boots de Clarks color café y sus lentes de sol redondos y grandes color índigo claro sin armazón. A veces le gusta vestir de traje negro, azul, o verde con su respectiva corbata, ajustado por cierto. En invierno usa su parka verde y trae un peinado mod muy usual: Arriba de la cabeza levantado como gallos y el fleco para abajo. Todo el pelo teñido de café y algo corto. Es un mod hecho y derecho y claro que en esta escuela llevar uniforme no es requisito. —¡Carlos! (Shin) —Qué onda Shin. Oye, después de todo sí vives al otro lado de la misma calle

¿Verdad? (Carlos) —¡Sí! Qué bueno, estamos cerca. Hasta por si algo se ofrece. (Shin) —Exacto. (Carlos) —¿Nos quedará mucho camino por recorrer? Es que creo que ya casi es la hora y en la escuela los maestros son puntuales. (Shin) —A ver. Pues faltan 5 ¿Cómo la ves? (Carlos) —Mejor hay que apurarse. (Shin) —Ok. (Carlos) Llegan a la escuela y entran a la clases justo después de que entra el «último» compañero al salón. Durante el receso, los dos van a comprar el almuerzo y regresan al salón, por lo que solo están ellos dos, solos. —Está muy bueno el arroz. (Carlos) —Es que el cocinero es un experto. Bueno ahora sí cuéntame, ¿De dónde eres exactamente? (Shin) —Soy de México, de una ciudad que se llama Chihuahua. (Carlos) —¡¿Vienes de tan lejos?! ¿Y eso? (Shin) —Es que surgió la oportunidad de venirme a estudiar para acá. Desde hace 3 años o un poco más empecé a hacer el trámite y me puse a tomar clases de japonés. Este último año que me queda de nuestra carrera de Licenciado en Ciencias de la Comunicación me servirá bastante por el nivel académico de esta escuela y porque lo voy a cursar en japonés. (Carlos) —¡Qué loco! Eres el primer mexicano que conozco. Qué bueno que te veniste para acá con esa oportunidad. (Shin) —Jaja, sí. (Carlos) —¡Hay que ir a un bar! Yo conozco varios ¡Y sé de uno que te encantará! (Shin)

—Oye sí, ¡Fuga! (Carlos) —¿Fuga? (Shin) —Sí, o sea, vamos. (Carlos) —Hoy después de clases nos vamos para allá. (Shin) —¡Me parece excelente! (Carlos) Se acabaron las clases y se dirigieron al bar que propuso Shin. —Ponen música de lo mejor de cada década desde los años 60, ¡Una vez me tocó que pusieron Mod Revival! ¡Una o varias de The Jam! (Shin) —¡Oooh! ¡Qué chingón! (Carlos) —Y como a ti te encanta el Rock de todas esas décadas pues… ¡Ya te imagináras! (Shin) —¡Ya sé! Y luego con una cerveza Victo… Ay, no puede ser… (Carlos) —¿Qué cosa? (Shin) —Es Sania, la chica de allá. No te había contado de ella ¿Verdad? (Carlos) —No, ¿Qué tiene? (Shin) —En el rato que descubrí mi poder apareció ella y me retó. Es la esper más poderosa de Tokio, bueno según ella. (Carlos) —¿Es la que los derrota y los deja tirados? Había oído un poco de ella, pero no sabía su nombre ni quién era. (Shin). —Esa mera. Ella y yo peleamos, lo bueno fue que llegó la policía y escapamos cada quién. Si no hubiera llegado la policía yo creo que sí me hubiera puesto una chinga, como decimos en México, o sea, me hubiera ganado por mucho. (Carlos) —Mmm… Pues creo que nos debimos de haber escondi… (Shin) —¡Ohh! Carlos… ¡Qué bien que estás aquí! Me ahorraste estarte buscando. ¡Y

traes un amiguito para pulverizar! Espero que sea un esper. (Sania) —Sania ¿Por qué eres así? ¿Por qué no eres buena? Estás bien bonita ¿Y tan malvada? No manches (En español «el no manches»). (Carlos) —¿Bonita? Bien, contempla esta belleza antes de morir. Ahora di tus últimas palabras. (Sania). —No te será tan fácil Sania, no estoy solo. Está muy aprovechado el asunto porque somos dos contra una y somos hombres y tú una mujer, pero no hay de otra. (Carlos) —¿Y tú? Di tu nombre y tus últimas palabras. (Sania) —Soy Shin Yamada y no me parece justo lo que le hiciste a los espers de la ciudad, bueno, a algunos. ¡Ya verás! (Shin) —Entonces sí debes ser esper, es un poco curioso que nunca nos habíamos visto… ¿Ya verás?... Ya verán ustedes, mi poder los aplastará. (Sania) Sania creó dos bolas de energía negra y las lanzó directamente hacia ellos. Las lanzó tan rápido que no pudieron esquivarlas. —¡Auuu! (Carlos) —Mierda, en verdad es fuerte. (Shin) —¡Sufran débiles! Aunque… me gustaría que me dieran una sorpresa... ¡Jajajajaja! (Risa malvada) (Sania) Shin le lanzó una tolvanera a Sania, eso les dio un poco de tiempo. —¡Carlos! Hay que planear algo rápido. (Shin) —¡Sí! Mira, creo que ahorita no importa que la ataquemos por la espalda. Hay mucho que perder. ¡Ya sé! La sujetaré con Bestia y tú la atacarás. (Carlos) —¿Por la espalda? Carlos, no seas cobarde… Pero sí, sújetala y la ataco. (Shin) —Una tolvanera no los ayudará mucho y como eso no hace ni un rasguño, estoy como si nada. Ahora probarán la miseria. (Sania)

Sania empezó a crear otras dos bolas de energía negra con sus manos nuevamente. —¡¡¡Ahora!!! ¡¡¡Bestia!!! (Carlos) Carlos hizo que Bestia sujetara a Sania con su mano con mucha fuerza. —¿Quéeeeeee? (Sania) —Les enseñaré a ambos mi ataque especial. (Shin) Shin empezó a juntar viento con sus manos. —¡¡¡Tornado!!! (Shin) Shin lo lanzó contra Sania, pero sus mismas esferas de energía la protegieron, pues a pesar de estar apretada por Bestia, estas seguían flotando. ¿Eso es todo Shin? Son patéticos… (Sania) Sania volvió a crear otra bola de energía negra, era enorme, ella tenía mucha energía esta vez, a pesar de estar sujeta y claro que se liberó fácilmente de aquella gigante mano roja. —Así es como se hace. (Sania) Ella se la lanzó a Shin. —¡¡¡¡¡¡Aaaaaaaaaaaaarrrrgggghhhh!!!!!! (Shin) Él quedó gravemente herido, tirado. —Y por último, mi objetivo principal… (Sania) (Sonrió) —¡¡¡Shin!!! ¡Lo lamentarás Sania! ¡¡¡Lamentarás haberle hecho eso a Shin!!! ¡¡¡Bestia!!! Carlos controló a Bestia para darle su mejor golpe a Sania. —¡Muy tarde! ¡¡¡Te aniquilaré con mi ataque!!! ¡¡¡Insania!!! (Sania)

Sania lanzó energía negra con sus manos y con mucha potencia, por lo que de inmediato derrotó a Carlos y también lo dejó en el suelo totalmente herido. Carlos y Shin estaban al borde de la muerte. Ella se fue con una sonrisa malvada a su mansión, Ya en su mansión se sube a la azotea y suelta una carcajada malvada. —Jajajajaja, ¡¡¡Jajajajajajajajaja!!! Tokio está a mis pies. (Sania)

Capítulo 2 La ESPERanza

A la mañana siguiente, Sania decide contratar a una asistente, recuerda y busca a una de las espers que derrotó hace poco tiempo. Sania eligió a la de mayor nivel, a la extranjera Taylor, de nivel 4. Manipula y crea sonido el cual, agudo, puede dañar lo que esté a su paso. Sania la busca en la ciudad y logra encontrarla en un bar de Rock. Taylor es rubia y de ojos azules, de cabello algo largo, se pinta mucho los ojos, usa un vestido corto de color claro, medias un poco oscuras y botines negros con estoperoles o picos. Por lo general usa su chamarra de cuero negra, una Rockera tal cual y mide 1.73 aproximadamente. Ella viene de Estados Unidos. —Hola Taylor. (Sania) —¿Pero qué tenemos aquí? La esper desgraciada que me dejó toda débil en medio de la nada… ¡Ah! Y por cierto, la misma que me hizo mierda con su gran poder. (Taylor) —Vengo a pedirte perdón. (Sania) Taylor prendió un cigarro y le dio un toque. —¿Perdón? ¡¿Tú a mí?! No, no te creo nada. Me hiciste mierda solo por tu puta megalomanía y me dejaste sola sin poderme mover. No tienes idea de lo que batallé para llegar a un lugar donde me atendieran, gateando como animal atropellado, luchando por sobrevivir. (Taylor) —Lo digo en serio, reconozco que me excedí. Además vengo a hacerte una propuesta. (Sania) —¿Y ahora qué? (Taylor)

—Logré mi objetivo, soy la esper más poderosa de Tokio y quiero asegurar mi reinado. Necesito un asistente fuerte. (Sania) —¡Aaaah…! Así que de eso se trataba… ¿Algo más su majestad? (Taylor) —Vivirás en mi mansión, tendrás toda la comida y ropa que necesites, además de ciertos lujos. A eso súmale que te pagaré como a una asistente ejecutiva. ¿Qué dices? (Sania) Al estar escuchando eso, el rostro de Taylor cambiaba constantemente de emoción, se iba sorprendiendo con cada cosa que Sania iba mencionando. —Será un honor trabajar con usted, Señorita Sania. Pero si vuelves a amenazarme o a pelear conmigo juro que te mato… y te destrono. (Taylor) —(Sania sonrió) No te arrepentirás. (Sania) —Vamos por mis cosas a mi departamento, no está muy lejos de aquí. (Taylor) —Sí, te ayudaré. (Sania) Taylor tiró lo que quedó de su cigarro, la colilla, a un bote con cenicero y salieron del bar para dirigirse al departamento. En el camino iban platicando. —Oye ¿Entonces ya acabaste con todos? Jajaja, what a bitch. (Taylor) —¿Sabes? Derrotar se siente tan bien y ser una reina y mandar… (Sania) —Sí, sí, sí. Megalómana, no tienes llenadera. Pero bueno, eso de la buena vida siempre me ha gustado. Esto se pondrá bueno. No me imaginé que fueras rica, ¿Vives con tus papás? (Taylor) —No, vivo sola. (Sania) —¿Y no te aburres? (Taylor) —Ya me acostumbré, torturar espers me llena de satisfacción, ¡Jajajajaja! (Sania) (La risa de Sania fue totalmente malvada). —Mmmm… Ok… ¿Y sales con algún amigo o amigos? Ah no, espera, creo que

ya los aniquilaste, jaja. (Taylor) —Hace mucho que no veo a mi mejor amiga, se llama Ginebra. Y bueno, a las pocas otras amigas que tenía sí, efectivamente las hice trizas, pero siguen vivas. Ellas son espers. (Sania) —¡Holly Shit! Hasta con tus amigas fuiste una cabrona, ¿En ningún momento has sentido remordimiento por haber hecho eso? (Taylor) —Para nada, conforme me doy cuenta que soy más poderosa me pone más feliz. No necesito nada más. (Sania) —En fin… Ya llegamos. (Taylor) —Es pequeño, no duraremos mucho. (Sania) —¿Cómo nos llevaremos las cosas? (Taylor) Taylor abre la puerta y ven las cosas que están adentro del «depa». —Bueno, sí son muchas cosas, pero lo tengo bajo control. (Sania) Sania saca su celular y hace una llamada. —¿Maki? Qué tal, necesito que mandes una van. ¿Puedes rastrear mi llamada? Es a esa dirección. Gracias. (Sania) Maki es un jefe de transportación y es uno de los os de Sania por sus papás. Sania finalizó la llamada y se guardó el celular en una de sus bolsas. —Él es un jefe de transportación y trabaja para las empresas de mis papás. (Sania) —Eso fue rápido, chica millonaria. (Taylor)

Por otro lado, una chica encuentra a Carlos y a Shin muy graves en el mismo lugar en el que ocurrió la pelea.

Ella llama a una ambulancia y se los lleva; les asegura al doctor y a las enfermeras que ellos sufrieron un accidente, ya estando en el hospital. —Me pregunto qué les habrá ocurrido… Dice ella en su mente. Sentada, mirando algunas heridas y recordando cómo estaban cuando los encontró empieza a suponer que fue obra de Sania, ya que Sania ha derrotado cierta cantidad de espers y se ha convertido en una muy pequeña leyenda urbana entre los pocos lastimados que hay y los otros varios que aún siguen rondando en la ciudad, sin descartar a los otros pocos jóvenes normales que saben de ella, 1 o 2. De pronto, Shin y Carlos despiertan sorprendidos y confundidos. —¿Quién eres? ¿Dónde estamos? (Carlos) —Soy Ayami Hashimoto, los encontré muy graves y los traje al hospital, en una ambulancia. ¿Ustedes son espers? (Ayami) —Sí. (Shin) —¿Sania les hizo esto? (Ayami) —¡Sí! ¡¿La conoces?! (Carlos) —Sé de ella por un rumor que escuché, pero no la conozco en persona ni la he visto, solo una persona me comentó de ella. Vaya, así que en verdad fue ella. Es despiadada, de eso estoy segura. (Ayami) —Desde que llegué a Japón ella ha sido una amenaza para mí y ahora también para Shin. Con esto nos demostró que es muy poderosa. Muchas gracias por traernos al hospital en la ambulancia, creo que nadie más lo habría hecho; me llamo Carlos, por cierto. (Carlos) —Sí, gracias. Tal vez no habríamos salido de esta, no podíamos ni movernos. Ya

te lo pagaremos con unas cervezas bien frías. (Shin) —Jajajajaja. (Todos ríen) —Yo también soy una esper. (Ayami) —¡¿Neta?! (Carlos) (Español) —¿¡En verdad!? (Shin) Ella hace una pequeña corriente de agua con sus manos y luego la convierte en una brisa suave y se las lanza. Carlos y Shin se quedan asombrados. —Y eso fue solo una probadita, les mostraría más pero habría mmm… algunos daños en este hospital. Puedo crear y manipular el agua en sus 3 estados. (Ayami) —¡Increíble! (Carlos y Shin) Ellos se voltean a ver sonriendo. —Ayami, ¿Quieres unirte a nosotros? Queremos proteger a las personas normales y también a los espers indefensos de los espers malvados. (Carlos) —¡Claro! Tenía pensado hacer lo mismo algún día. Creo que ese día llegó. (Ayami) De ese modo comenzó una nueva amistad y se fortaleció el equipo. Pasaron 2 días desde que los internaron en el hospital. Ayami los visitó esos días después de la escuela y platicaba con ellos. De hecho, cabe destacar su descripción: Es una chica de cabello largo teñido de rojo con fleco de picos, delgada, ojos color café; acostumbra traer una blusa rosa sin hombros ni cuello, o sea corta hasta el pecho con unas pequeñas mangas que le cubren solo una pequeña parte de los brazos debajo de los hombros y tiene acabados «hippies» o tribales color blanco en toda la prenda. Usa un cinto café de cuero con hebilla ovalada dorada, botas café también de cuero con tacones y un azul pantalón acampanado de mezclilla. Ella se ve de una estatura de 1.63 m.

Al tercer día los dieron de alta y en la tarde, afuera del hospital, se empezaron a despedir y los chicos le agradecieron a Ayami por todo. —Bueno, gracias por todo Ayami y gracias por unírtenos. (Carlos) —¡Sí! Muchas gracias, te debemos una. (Shin) —No fue nada chicos, además estoy muy contenta de haber encontrado personas con la intención de hacer justicia de una buena vez. (Ayami) Por otro lado, Taylor ya se encuentra instalada en la mansión de Sania, lleva varios días ahí conviviendo con ella. Ahora Sania planeó un ataque para manipular a todos los espers de la ciudad. —Lo primero que harás será buscarlos uno por uno y traerlos a la fuerza hacia mí. No les quedará otra que obedecerme. (Sania) —Genial, ya necesitaba un poco de diversión. (Taylor) Taylor salió de la mansión y empezó a buscar espers. No fue fácil encontrarlos, porque de por sí existen demasiado pocos espers en Tokio y algunos ya habían sido derrotados por Sania, por lo que evitan salir. —Ahí hay uno, de seguro lo es. (Taylor) El esper, al darse cuenta de que Taylor lo seguía, empezó a correr. —¿Cuál es la prisa cariño? (Taylor) Inmediatamente de haber visto a Taylor, aunque no la conocía, supuso que era una esper probablemente por la hora que era o porque estaba en una calle cerca de un callejón totalmente desolado y para lo cual ella era sospechosa, a la vez de poder ser criminal. —¡Déjame en paz! ¡¿Quién eres?! (Esper) —He venido por ti pequeñín, no tienes opción. (Taylor) El esper le lanzó un destello a Taylor y la dejó ciega por un momento.

—Bueno, si no vendrás conmigo por las buenas vendrás por las malas. (Taylor) El esper siguió corriendo, se topó con una barda la cual tiene un alambre de púas arriba y justo cuando la estaba trepando, Taylor le lanzó una onda de sonido que le lastimó los oídos y se cayó. Taylor lo agarró de la parte de arriba de su chamarra en el frente, lo sostuvo y le dio un puñetazo en la cara. —¡Arghhh! (Esper) —Nos vamos. (Taylor) Taylor lo subió a su espalda y lo llevó a la mansión de Sania. Al llegar, Taylor lo tiró al piso y Sania estaba sentada en un sillón alto. —Eso fue rápido Taylor. ¿Qué poderes tienes? (Sania) El esper se mantuvo callado por unos segundos. —¡Habla! (Le dijo Taylor mientras lo pateó) —Emito destellos… con mucha intensidad. Podría cegar personas en un área de dos kilómetros cuadrados. (Esper) —Interesante, buen trabajo Taylor. (Sania) —Fue un placer, mi reina. (Taylor) Hizo una reverencia al decirlo. —A partir de ahora estás bajo mi mandato, harás todo lo que yo te ordene. Si te opones prepárate para recibir una tortura sin piedad. (Sania) Al esper no le quedó de otra más que acceder, tenía mucho miedo. Él porta una vestimenta normal: chamarra gris claro, con capucha, pantalón de mezclilla un poco holgado y tenis blancos. Tiene el cabello negro un poco largo y es de estatura media. El esper dijo que sí con su cabeza.

—Bueno Taylor, ya tenemos uno, necesitamos al menos varios más para poder controlar al resto de los espers de toda la ciudad. (Sania) —Y cuando controles a todos los espers ¿Qué sigue? (Taylor) —Dominar toda la ciudad, obviamente incluyendo todas las personas normales y todo el gobierno. (Sania) —¡Ja! Esto me está gustando. Aun así, hay un inconveniente, ¿Crees que el resto del país se va a quedar con los brazos cruzados? (Taylor) —Para cuando eso vaya a ocurrir seré invencible. (Sania)

Volviendo con Ayami, Carlos y Shin, ellos se reunieron después de la escuela, de hecho ya es viernes, y fue gracias a que se pasaron los números de celulares cuando seguían en el hospital pero ya los iban a dar de alta. Están en el departamento de Shin, comiendo pizza y platicando acerca de idear un plan en contra de Sania. Shin pone un disco en su estéreo y se empieza a escuchar, Carlos ve la portada. —¿Es el Setting Sons de The Jam? ¡Yo también lo tengo! Me lo regaló mi hermano en un cumpleaños no hace mucho. (Carlos) —Está genial ¿Verdad? (Shin) —Bueno chicos, primero que nada, si queremos vencer a Sania creo que tenemos que pensar como Sania. (Ayami) —Mmmmm… pues entonces lo ideal sería pensar en volvernos los más poderosos de la ciudad y entrenar hasta alcanzar su nivel. (Carlos) —Tal vez sea buena idea pensar en volvernos los más poderosos de la ciudad pero no tenemos tiempo para alcanzar su nivel. (Shin) —Me voy a sacar una idea brillante de la manga, más brillante que los estoperoles de tu chaleco Carlos, jeje. (Ayami)

El chaleco de mezclilla de Carlos tiene muchos estoperoles tupidos en la parte de enfrente, arriba de los bolsillos que están en la zona del pecho. Son estoperoles redondos, él se los puso. Por cierto, también tiene dos líneas de puros estoperoles redondos en la parte de arriba en la espalda de su chaleco y lo tiene casi totalmente lleno de parches de bandas: Toxic Holocaust, Mercyful Fate, Barón Rojo, Speedwolf, motörhead, Black Sabbath, Speedböozer, Dozer, Judas Priest y Midnight. Arriba en la bolsita izquierda tiene 2 estoperoles de calavera juntos. —Pues sí pero hay que apurarse porque yo creo que Sania no tarda en hacer estragos la ciudad. ¿Ya pensaste en algo? (Carlos) —Pues se me acaba de venir a la mente que la podemos atacar por sorpresa. Tal vez es algo cobarde pero con ella no hay de otra. (Ayami) —Es buena idea, apoyo a Ayami. (Shin) —Sí, es buena idea y yo creo que es la única alternativa para derrotarla. Hay que hacer un muy buen plan porque cualquier error, del tamaño que sea, esta vez nos puede costar la vida. (Carlos) —Sí, porque ustedes ya estuvieron a punto de morir. Tienes razón Carlos, esta vez ella no tendrá límite en usar su poder, aunque… Tal vez ella cree que los mató ¿No? (Ayami) —Tal vez… Pero ponte a pensar que a sus víctimas siempre las deja como nos dejó a nosotros. A lo mejor tuvo una pizca de piedad, a lo mejor no. (Carlos) —La única manera de saberlo es enfrentándola, aunque lo más importante es derrotarla; no sabemos qué planes trae ahora en mente, también de eso hay que estar preparados y de hecho hay que estar preparados para lo que sea. (Shin) Los 3 se quedaron pensando un momento, ellos se enfrentarán a Sania y vencerla no es cosa fácil. Carlos tomó su rebanada de pizza, se paró y la levantó de frente con la punta hacia arriba. —Entonces, por lo que dijo Ayami, creo que nosotros 3 estamos de acuerdo en que a Sania le espera una emboscada. ¡Qué bueno que estamos los 3 en esto! (Carlos)

—¡Sí! (Shin y Ayami) Shin y Ayami también se pararon con sus rebanadas de pizza y también las levantaron con la punta hacia arriba (volteadas) viéndose de frente como Carlos y los 3 las juntaron como sacadas de la caja sin despegarse, y ellos 3 juntos también: Ayami, Shin y Carlos en ese orden. —¡¡¡Derrotaremos a Sania!!! (Ayami, Shin y Carlos) Minutos después se dirigieron a buscar a Sania, primero fueron a las calles cercanas. No encontraron nada, de hecho no tenían ni una pista de dónde podría estar hasta que Shin vio una mansión preciosa y grande a lo lejos. Shin y Carlos recordaron que ella tiene un cinto de oro por lo que muy probablemente tiene mucho dinero, entonces decidieron ir a esa mansión. Estando allí vieron que la entrada tenía barrotes de hierro, por lo que Ayami llenó 4 de ellos de agua con su poder hasta oxidarlos a tal grado que los pudieron mover fácilmente y lograron pasar. También ella llenó de agua la pantallita que estaba en la entrada, la cual a su vez tiene una cámara de seguridad. Sania no pudo notar que ellos entraron por lo mismo, y ya estando en la puerta principal de la mansión, Shin voló las dos puertas con un viento extremo. Sania, Taylor y el esper se sorprendieron por ese hecho, se encontraban comiendo sushi en el comedor, el cual estaba cerca de la «puerta principal» y por eso pudieron ver todo lo que ocurrió. —¡Baia baia! ¿Pero qué tenemos aquí? ¿Vinieron a vengarse niños? (Sania) —¡Casi nos matas Sania! ¡Te vamos a detener ya! (Carlos) —¡Sí! ¡Tu reinado va a caer! (Shin) —Yo no diré nada, yo voy directo a atacar. (Ayami) Ayami le lanzó hielo a Sania y la congeló hasta el cuello con todo y silla, dejando solo su cabeza sin congelar. —¡¡¡¿¿¿Qqqquién es esssta maldita???!!! (Sania) Sania estaba titiritando del frío, en seguida Taylor le lanzó una onda sónica con

su mano a Ayami y le lastimó los oídos. —¡¡Mis oídos!! (Ayami) Dijo Ayami con los ojos cerrados, tapándose las orejas. —Aquí no vamos a pelear, iremos a otra parte. (Taylor) Taylor buscó una cuerda y la ató al cuerpo de Sania congelado, pues su poder sónico no fue suficiente para destruir el hielo. Todos salieron de la mansión y ella iba jalando de la cuerda, arrastrando, a Sania. Sania, por cierto, iba viendo que varios de los barrotes de hierro de la entrada estaban doblados al usar Taylor el control remoto para salir y al estar yendo hacia allá. Taylor recordó un callejón cercano y todos se dirigieron a ahí. Meee las vaasss a paaagar maldiiita. (Sania) —Mucho gusto Sania, mi nombre es Ayami Hashimoto. Es un placer derrotarte. (Ayami) —Ja, Jaaa, Jaa. Qué graciooossaaa, voy a aaacabarr cooon tuu alegríiia. Taylorr, acaaabba con eeelloss. (Sania) —¡Será un placer! (Taylor) —(¿Taylor? ¡No puede ser! ¿Será quien creo que es?) (Carlos) Taylor lanzó un sonido ensordecedor por su boca y dejó sordos a los 3 chicos, lo cual los distrajo y ella estaba a punto de usar su ataque especial, cuando de pronto Carlos llamó a Bestia y tomó con sus enormes manos a ella y a Sania, quien seguía congelada del cuello para abajo. (Al llamar a Bestia Carlos seguía sordo) —No escaparán, las vamos a derrotar y esta vez no te saldrás con la tuya Sania. (Carlos) Ya sin lo sordo, Ayami se dirigió a Taylor y Shin a Sania.

—¡Hidrofobia! (Ayami) Ayami encerró a Taylor en una especie de dado grande de agua en el que no podía respirar por estar sumergida. —¡Tornado! (Shin) Shin le lanzó ese Tornado a Sania y salió disparada a cierta distancia, ella cayó al piso lo que provocó que se quebrara el hielo, dejándola libre. —¡Maldición! (Shin) —¡Jajaja! ¡Me liberaste! ¡Insania! (Sania) Sania le lanzó a Shin energía oscura con sus manos y lo dejó muy débil. Taylor se estaba empezando a ahogar con la Hidrofobia de Ayami, ella de igual modo ya iba a liberarla, cuando de pronto… —¡Y tú vas a sufrir! ¡Insania! (Sania) Sania le lanzó a Ayami su ataque especial como con Shin, liberando a Taylor. —¡Sufre más! ¡Insania! (Sania) Sania lo lanzó nuevamente, Ayami estaba muy herida y llena de sangre. Shin también aunque menos herido, también estaba sangrando. —¡Nooooo! ¡¡Ayami, Shin!! (Carlos) —Se acabó Carlos, eres el siguiente. (Sania) —¡¡¡Bestia!!! ¡Aplastaremos a Sania! (Carlos) Carlos controlando a Bestia aplastó con su enorme palma derecha a Sania contra el piso como dando un pisotón, dejándola herida y sangrando. —¡¡¡Mmmaldito!!! ¡¡¡Insania!!! (Sania) Sania, con la energía que le quedaba, logró usar Insania por última vez lo que

debilitó a Carlos y a él también le sacó sangre. —¡¡¡Gin!!! ¡¡Usa tu destello!! (Sania) El esper usó su destello con todas sus fuerzas de un modo que no le afectara a Sania y a Taylor. Ayami, Shin y Carlos quedaron ciegos por un buen rato. —¡¡Aaaa!! ¡Mis ojos! (Carlos) —¡No puedo ver nada! (Shin) —No… puedo… (Ayami) Taylor pudo cargar a Sania, haciendo que ella la abrazara por un lado y empezaron a irse, el esper también se fue con ellas, ellos se dirigieron a la mansión. Sania estaba muy débil, Taylor apenas podía con ella y el esper no tuvo elección más que seguirlas, pues aún Taylor podía hacerle daño. Shin, Ayami y Carlos seguían en el suelo.

Capítulo 3 La ira del Punk-Rocker

Ayami, Shin y Carlos seguían tirados, sin embargo Shin pudo sacar su celular y hablar a emergencias, además de pedir una ambulancia. La ambulancia llegó y los transportó al hospital, no había tanta gente por lo que los atendieron rápido. A los 3 los pusieron en el mismo cuarto, como la vez en que Shin y Carlos estaban muy heridos. —¡Qué sorpresa! Yo los atendí la otra vez. (Enfermera) —A mí no, jeje. (Ayami) —A no, tú los acompañaste. (Enfermera) —Sí, ahora entiendo lo que es estar del otro lado. (Ayami) —¿Qué es lo que los lastima tanto? (Enfermera) Los 3 chicos se miraron porque no sabían si decirle la verdad a la enfermera. —La ciudad corre peligro, cosas malas se avecinan. Eso es todo lo que le podemos decir. (Shin) —Está bien, seré discreta. Gracias por decírmelo. (Enfermera) Los chicos no se podían mover, solo hablar. —Estoy para lo que necesiten, vuelvo en un rato. (Enfermera) La enfermera se fue. —Por poquito nos descubre Shin, lo manejaste muy bien. (Carlos) —Fue lo mejor… me debes una cerveza ¿Eh? Jaja. (Shin)

Todos rieron un poco. —Me duele el cuerpo y tengo hambre… y ustedes también, se les ve en la cara. (Ayami) —No te lo voy a negar, se me antoja una hamburguesa. (Carlos) —A mí el sushi que estaban comiendo Sania y ellos. (Shin) La enfermera regresó con la comida: era arroz, ensalada de pollo, calabaza y una gelatina. —No está mal. (Carlos) —¡Por fin! ¡Tenía mucha hambre! (Shin) —¡Mmmmm! ¡Con esta hambre pues a comer! (Ayami) Los 3 comieron. —¿Cuándo nos darán de alta? (Carlos) —En 3 días. (Enfermera) —Sí es algo de tiempo. (Shin) —Ni hablar, hay que reponernos. (Ayami)

Por otro lado, Taylor y Sania regresaron a la mansión junto con el esper. Taylor le dijo al esper que buscara un botiquín de primeros auxilios, el cual resultó estar en el cuarto de Sania, e incluía alcohol, algodón, curitas y vendas. Taylor recargó a Sania en un sillón de la sala, trató sus heridas con el algodón y el alcohol y la vendó, y al final Taylor fue vendada y atendida de sus heridas también pero por el esper, todo bajo órdenes de ella. Cuando ellas se quedaron dormidas el esper escapó de la mansión, saliendo por el hueco donde estaba la puerta principal y el barandal eléctrico con los barrotes inservibles oxidados. A la mañana siguiente ellas 2 se despertaron.

—¿Dónde está el esclavo? (Taylor) Taylor lo buscó en varias partes de la mansión y luego volvió con Sania. —Maldito Gin, escapó. (Sania) —¿Gin? No sabía que así se llama. (Taylor) —Me lo dijo cuando estábamos comiendo sushi, creí que tú también lo habías oído. (Sania) —¡¡¡Auuuu!!! (Taylor) —No te muevas mucho, te moviste demasiado buscando a Gin. (Sania) —Pues sí pero me sacó de onda. (Taylor) Sania sacó su celular y conectada a internet en el mismo buscó doctores clandestinos para que alguno las cure rápido. —¿Qué haces? (Taylor) —Estoy buscando algún doctor clandestino… ya encontré uno. (Sania) —¿Tan rápido? (Taylor) —Sí… (Sania) Sania llamó a uno de los números telefónicos y alguien contestó. —¿Doctor Fujimori? Hola, qué tal, quiero que nos atienda a mí y a otra paciente. Sí, bueno, estamos algo graves. Le mandaré mi dirección en un mensaje de texto, hasta luego. (Sania) Sania hizo otra llamada inmediatamente, mandó reparar la puerta principal. El doctor llegó media hora después y las atendió enseguida, venía cargado de analgésicos nuevos y otros medicamentos que le vendió a Sania. —No es tan grave, sigan reposando chicas, se tomarán las 2 pastillas después de

cada comida y se pondrán esta pomada en la mañana y en la noche. El resto de las heridas sanarán vendadas. (Doctor) —Sí doctor. (Sania)

Shin, Ayami y Carlos se encontraban muy bien durante esos tres días, de hecho para el tercer día ellos estaban en excelentes condiciones. —Muy bien chicos, es todo. Ya se pueden retirar. (Enfermera) Los chicos se fueron del hospital y en el camino iban platicando. —Oigan, no había visto esa tienda. ¿Qué venden ahí? (Carlos) —Venden parches de bandas de Rock y Metal, como varios de los que tienes en tu chaleco. (Ayami) —¿¡Neta!? ¡Hay que ir! (Carlos) Los chicos entraron a la tienda y vieron lo que venden, para los 3 habían parches interesantes y playeras. —Mira, Orange Goblin y Electric Wizard, ¡Nada mal! (Ayami) —¡Oh! ¡Uno de Tank! El Filth Hounds of Hades y ¡Sabbat! Me los llevo. Mmmm… por el de Executioner’s Song de Razor estoy indeciso. (Carlos) El de Tank y el de Razor eran parches de portadas de esos álbumes. —¡Mira Carlos! Un parche de escarapela. (Shin) —¡Oh, qué bien! (Carlos) Todos se llevaron los parches que mencionaron, incluso el de Razor. —Oigan, ¿Mañana hay escuela? Ya ni sé. (Shin) —Yo tampoco. ¿Pero Sania qué onda? (Carlos)

—Eso es cierto, deberíamos ir a su mansión a revisar, ¿Qué opinan? (Ayami) —Sí, vamos. (Carlos) —Hay que ir. (Shin) Los chicos se dirigieron a la mansión de Sania, les tomó un rato. Todo parecía estar en orden. —¿Ya vieron? Los barrotes de hierro de la entrada siguen como los dejé. (Ayami) —Jaja, ¿Qué estarán haciendo? (Carlos) —Deberíamos de asomarnos por una ventana. (Shin) —¡Jaja, sí! (Ayami) Los chicos se metieron y por fuera de la mansión en parte del jardín, Ayami hizo unas escaleras de hielo, por lo que subió y se asomó. Las escaleras de hielo estaban exactamente en la puerta principal arreglada. Los 3 notaron las puertas reparadas, pues eran dos juntas y tal como las anteriores tienen una ventana en la parte de arriba. —¡Jajaja! ¡Están dormiditas en el sillón! (Ayami) —Ayami, ¿Qué onda con tus escaleras de hielo? Jaja, ¿Como bebés? (Carlos) —Hay otras ventanas bajas, no tenías que ver en la de arriba de la puerta, Ayami. (Shin) —A ver, quiero ver. (Carlos) Carlos se subió a las escaleras de hielo, eran solo 3 escalones. —¡Jajaja! ¡Shin, ven! Mira. (Carlos) Ayami se bajó de las escaleras de hielo y Shin subió. —¡Jajajaja! Les tomaré una foto con mi celular. (Shin)

Shin les tomó la foto. Luego de eso, Ayami derritió las escaleras de hielo con sus manos y luego secó el agua evaporándola para no dejar rastro. Después ellos se fueron cada quién a su departamento, por lo que se despidieron. Al día siguiente Sania y Taylor se despertaron. —¿Qué horas son? (Sania) Taylor checó su celular. —Las 12 del día. (Taylor) —Hemos dormido demasiado, creo que ya estamos bien, por lo que deberíamos de empezar a controlar la ciudad. (Sania) —Muy bien, divirtámonos un rato. (Taylor) Las chicas desayunaron y se alistaron, luego de eso salieron a la calle. —Necesitamos otro ayudante. (Sania) Ellas seguían caminando y todo estaba en orden, parecía un día normal hasta que de la nada vieron a un punk de cresta azul, playera blanca sin mangas, pantalón negro skinny de mezclilla, converse negros con blanco y un arete del lado derecho en la nariz que estaba peleando con otro esper, en un lugar sin gente, más que ellos. —¿Viste eso? (Taylor) —Claro que lo ví. (Sania) La pelea estaba un poco reñida, el punk generaba explosiones, por lo que al final derrotó al otro esper. Ellas se le acercaron al punk, quien había dejado tirado al otro esper en el suelo y debilitado. —Oye, vi lo que hiciste, estuviste muy bien. (Sania)

—Gracias. ¿Quién eres? (Punk) —Me llamo Sania y estoy buscando un esper poderoso que me ayude a controlar toda la ciudad. (Sania) —Mmmm… suena interesante. (Punk) —En este caso te pagaría bien. (Sania) —Trato hecho. (Punk) —Magnífico. ¿Cómo te llamas? (Sania) —Koji. (Koji) —Es hora de continuar mi reinado. (Sania) Sania, Koji y Taylor se dirigieron a una parte de la ciudad en la que habían varios edificios. Había gente alrededor pero siguieron su camino. Lograron llegar a un callejón sin gente para ir ideando un plan. —¡Jaja! ¡No lo puedo creer! ¡Vean este trono abandonado! ¡Es el destino! (Sania) Sania se sentó en aquél trono y sonrió como lo megalómana que es. —¡Destruyan todo lo que está alrededor! (Sania) Koji hizo explotar el callejón y los edificios que estaban alrededor también los dañó, mientras que Taylor hizo estallar las ventanas de esos edificios con un poderoso y agudo ruido. De pronto, una ola apagó las explosiones de Koji. —¡Basta Sania! (Carlos) Sania sonrió y luego se bajó del trono. —Ya me harté de ustedes. (Sania) La batalla comenzó.

—¡Bestia! (Carlos) Carlos llamó a Bestia y este último agarró a Sania con una mano y la estrelló contra el pavimento mientras que Ayami creó un largo camino de hielo con puntas filosas al final para Taylor, quien lo destruyó con un fuerte sonido y Shin desvaneció con su viento las explosiones de Koji. Sania se levantó y le lanzó una bola de energía oscura directamente a Carlos, estando ella furiosa y obviamente habiendo estado antes libre de Bestia. Bestia desapareció y Carlos estaba algo debilitado, por lo que se quedó mirando hacia el piso como si estuviera gateando pero inmóvil, cuando de pronto… —¡Llegó tu fin Sania! ¡¡¡Bestia, aniquílala!!! (Carlos) Bestia volvió a aparecer tras el llamado de Carlos, unió sus 2 puños y tomó vuelo de arriba hacia abajo golpeando a Sania. Ella quedó inconsciente. —¡Hidrofobia! (Ayami) Ayami encerró a Taylor en aquella especie de dado de agua algo grande hasta casi ahogarla, para luego de eso dejarla en el suelo. —¡Auch! A mí sí me da miedo eso Ayami. (Carlos) —Jeje, ya sé tu punto débil. (Ayami) Koji se encontraba creando una enorme explosión, por lo que Shin contraatacó. —¡Buen viaje! ¡Tornado! (Shin) Shin desvaneció la explosión y mandó a volar a Koji a un edificio cercano, quedando muy herido. —¡Lo logramos! ¡Hasta que se nos hizo! (Carlos) —¡Vámonos por las cervezas ya! (Shin) —¡Por fin chicos! ¡Estoy tan felíz! (Ayami) Los chicos se fueron a una tienda a comprar cervezas, olvidándose totalmente de

sus enemigos. Taylor, Sania y Koji no podían moverse, por lo que fue una terrible derrota para ellos y un enorme daño al orgullo de Sania. —¡Mira Carlos, una cerveza mexicana! ¿La conoces? (Shin) —¡Aaaaa! ¡Cómo no! La Indio, mi favorita por cierto y ya ni tan mexicana, fue comprada por una empresa extranjera. (Carlos) —¿Pero está rica? (Shin) —¡Sí, a huevo! Llévate el six. (Carlos) Ayami se quedó pensando. —¿Tú de cuál quieres Ayami? (Carlos) —¡A sí! La mexicana está bien. (Ayami) —¿Qué pasó Ayami? ¿Estás bien? (Carlos) —Es que no me la creo que les ganamos tan fácil a Sania y a ellos. (Ayami) —Hemos mejorado pelea tras pelea, esa es la realidad. (Carlos) —Sí Ayami, lo que no mata fortalece. (Shin) —No te preocupes. (Carlos) —Tienen razón ¡A celebrar! (Ayami) Los chicos hicieron sus compras agregando unas botanas y se dirigieron al departamento de Shin.

Volviendo con Taylor, Sania y Koji, ellos seguían en el suelo, entre los escombros. Sania estaba muy indignada, apenas podía hablar y estaba sobrecargada de furia.

—¿Derrota-da por u-nos espers insignifican-teesss? ¡¡¡¿¿¿Derrota-da por u-nos espers insigni-fican-tes???!!! ¡¡¡Y lo que cara-jos sea Carlos!!! (Sania) —Ss, ¡Sania! ¿Ttienes aún las fuerzas ppara gritar eso…? ¡Ya cál…mate! ¡Ssolo te vas a debilitar más! (Taylor) —¡¡¡Calmar-me nada!!! ¡¡¡Cccuan-do los…vuelva a ver los ha-ré trizas!!! ¡¡¡Mmmalditos!!! (Sania) Koji se levantó y buscó su celular, quitándose el polvo de los escombros y tosiendo. —¿Está en mi bolsillo? Baia, ¿Cómo es que durante toda una batalla no le pasó nada? (Koji) Koji se acercó a las chicas. —Sania, dime rápido el número de alguien que nos pueda ayudar… o tú Taylor, dime alguno. (Koji) Sania, con mucho trabajo, sacó su celular y le dijo a Koji el número del doctor clandestino que había atendido antes a ella y a Taylor; luego Koji lo llamó y le explicó la situación. El doctor llegó lo más rápido que pudo. —Dddoc… tor Fu-jimo…ri. (Sania) —No hables jovencita, te estás esforzando mucho. (Doctor) El Doctor Fujimori los subió al automóvil y manejando los trasladó a su consultorio clandestino. Koji se encontraba un poco mejor en cuanto a su estado que ellas, de hecho él iba adelante, en el asiento del copiloto.

Regresando con Shin, Ayami y Carlos, ellos se encontraban en el departamento de Shin tomando cerveza y comiendo de diversas frituras y Pringles. También

Carlos había puesto mediante Youtube un álbum de AC/DC con Bon Scott, el Highway to Hell. De hecho comenzó poniendo Shot Down in Flames, en lugar del orden normal de las pistas del álbum. —¿Quieren jugar Uno? (Ayami) —¡Sí! (Carlos) —¿Qué es eso? (Shin) Ayami le explicó a Shin que es un juego de mesa, además de decirle todas las reglas y cómo se juega. Luego de eso los chicos jugaron un buen rato. —Voy a poner un disco de The Who, ¿Les parece? (Shin) —¡A sí! Ponlo (Carlos) —Sí Shin, ponlo. (Ayami) Shin puso el disco de My Generation y la canción del mismo nombre empezó a sonar. —¡People try to put us down! (Carlos) —¡Talking ‘bout my Generation! (Todos) Ellos siguieron cantando y cuando la canción terminó Shin puso la de I Can´t Explain y siguieron platicando, era el de lujo de The Who.

En cuanto a Koji, Sania y Taylor ellos se quedaron en el consultorio para dormir en 2 camas y un sillón y que sus heridas sanaran, durmiendo ellas en las camas y Koji en el sillón. Al día siguiente ellos desayunaron también en el consultorio unos alimentos que el mismo Doctor Fujimori les proporcionó. —Espero que les gusten estos Onigiris. (Doctor) Ellos se siguieron hospedando en el consultorio, pasaron 2 días y Sania le pagó

por todo al Doctor Fujimori, y justo después se regresaron a la mansión, en el carro del Doctor y trasladados por él, ya que aún no podían caminar por las heridas. Durante su estancia Koji se comportaba de una manera muy apartada de ellas, era muy independiente y le gustaba estar solo todo el tiempo pero esos tres días pasaron y ellos salieron con una enorme sed de venganza a buscar a Ayami, a Shin y a Carlos. —No regresaremos a la mansión hasta haberlos matado. (Sania) A Koji y a Taylor les quedó muy claro lo que Sania dijo.

Durante todos esos días Ayami, Shin y Carlos acudieron con normalidad a la escuela, pero un día ya después de la salida, justo antes de que se fueran a sus departamentos algo ocurrió… —Por fin los encontré. ¿Así que los 3 estudian aquí? Excelente, así me ahorraron el trabajo de buscarlos a cada uno. (Sania) —No lo puedo creer, pensé que ya te habías cansado Sania. (Carlos) —¿Cansado? Los vamos a matar y para nada me voy a cansar. Sania miró detenidamente a Carlos a los ojos. —¡¡¡Estoy harta de ti!!! (Sania) Ella le lanzó directamente una bola de energía, por suerte ya era tarde y nuevamente la calle y la escuela estaban vacías. —¡¡Aaaahh!! ¡Me dolió! Esto se acabó Sania, hasta aquí llegaste. (Carlos) Shin, Ayami y Carlos se prepararon para atacar, pero ellos se les adelantaron en dar el primer golpe. —¡¡¡Insania!!! (Sania) Sania lanzó mucha energía negra contra Carlos, su mejor golpe.

—¡¡¡Bestia!!! (Carlos) Carlos controló a Bestia de tal manera que lo cubrió haciéndose bolita. —No te escaparás de esto. (Carlos) Carlos logró tomar a Sania usando la mano de bestia, sujetándola muy fuerte, por lo que ella gritaba con dolor y desesperación. Pasando con las otras 2 chicas, Taylor afectó mucho a Ayami con su ataque, lanzándole un grito ensordecedor al extremo. —¡No puedo oír nada! ¡Maldita sea! (Ayami) Como pudo, Ayami retomó la pelea contraatacando. —¡¡¡Hidrofobia!!! (Ayami) Taylor desvaneció el “dado” de agua con una bomba sónica muy poderosa, y procedió a volver a atacar estando Ayami vulnerable. —Es una lástima que no me escuches, pero aun así lo disfruto mucho. ¡¡¡Abysmal Scream!!! (Taylor) Siendo este el ataque especial de Taylor, ella sacó energía sónica muy poderosa, debilitando mucho a Ayami y dejándola casi en el suelo. A su vez Koji, harto de los tornados de Shin, intenta hacer explotar a Shin hasta desintegrarlo, pero Shin logra con una fuerte ráfaga de viento mandar a volar a Koji contra la pared de un edificio, luego se levanta de los escombros. —¡Has logrado que te odie! ¡¡¡Y también a los demás!!! (Koji) Koji enloqueció y empezó a hacer explotar todo lo que había a su alrededor. —¡¡¡Jajajajajajajajajaja!!! (Koji) —¿Qqqué haa… hs? ¡¡¡Noo ssseass es…túpidoo!!! (Sania) Gritó Sania siguiendo en la mano de Bestia de Carlos, apretada.

—¡¡¡I am an Antichrista!!! ¡¡¡I am an Anarchista!!! ¡¡¡Don´t know what I want but I know how to get it!!! ¡¡¡¡¡I wanna destroy the er by ‘cause I wanna be Anarchy!!!!! (Koji) Mientras Koji iba cantando, a la vez, destruyó todo lo que veía: edificios, un carro y un árbol. —¡¡¡Deténte Koji!!! ¡¡¡Abysmal Scream!!! (Taylor) Taylor trató de detenerlo pero no sirvió de nada, su Abysmal Scream no le afectó a Koji. Koji dirigió la mirada hacia todos los chicos. —No necesito que me estés dando órdenes Sania, no necesito de ti para obtener lo que quiero. ¡¡Y tu estúpida monarquía y tú se pueden ir a la mierda!! (Koji) Koji dirigió su dedo índice hacia Sania con el objetivo de hacerla arder con su explosión hasta convertirla en cenizas, comenzando así una fuerte detonación, pero algo inesperado ocurrió. Sania de pronto estaba liberada de Bestia y una energía roja nunca antes vista detenía la explosión, se trataba de Carlos. —¡¡¡Carlos!!! (Sania) Sania no lo podía creer, pero al poco tiempo de gritar su nombre ella se desmayó por estar algo débil por la fuerza de la mano de Bestia y el susto por casi haber muerto por la explosión máxima de Koji. Carlos le había salvado la vida a Sania. —¡Ya sé! ¡¡¡Rayo rojo!!! (Carlos) Carlos expulsó de sus manos un rayo de energía roja dirigido directamente a Koji, y en ese momento, como pudieron, Ayami y Shin también atacaron a Koji. —¡¡¡Tornado horizontal!!! (Shin) —¡¡¡Congélate!!! (Ayami)

Taylor estaba casi intacta y no podía creer lo que veía, y Koji muy herido y congelado no pudo más. A los chicos se les ocurrió llamar a la policía asegurando que trató de asesinarlos, y con pruebas él fue a la cárcel.

Capítulo 4 Un nuevo comienzo

Carlos recargó en su hombro a Sania y ella, por unos segundos, se dio cuenta despertándose, para pronto volver a quedar inconsciente. La policía hizo su trabajo, obviamente sin saber que Koji había estado congelado unos momentos antes, por lo que se lo llevaron en la patrulla. Aún sin pruebas de armas la policía les creyó la historia, debido a que todos estaban algo heridos, caso muy extraño para la ley… —Me llevaré a Sania. (Taylor) —Ok. (Carlos) Taylor con Sania emprendieron su camino de regreso a la mansión. —Ya vámonos. (Carlos) —Sí, vámonos. (Ayami) —Qué loco día... Nos vemos en la escuela. (Shin) Cada quién se devolvió a su departamento. En la mañana siguiente los chicos fueron a la escuela, cabe destacar que Ayami estudia en la misma universidad que Carlos y Shin pero no la misma carrera. Ella estudia Ciencias de la Información, la cual sin embargo es parecida a Ciencias de la Comunicación, carrera estudiada por Carlos y Shin. En los recesos de entre materia y materia se vieron y platicaron. —¿Qué pasará ahora? (Carlos) —Lo de siempre, Sania se recuperará y comenzará a querer controlar todo.

(Shin) —Sí pero ¿Y el punk? (Carlos) —Espero que no dé lata, hay que estar alertas. La cárcel no creo que sea indestructible. (Ayami) De esa manera transcurrió el día hasta que llegó la hora de la salida, por lo que Shin, Ayami y Carlos se reunieron para que luego cada quién se regresara a su casa y platicaban y caminaban afuera de la universidad. —Ayami, ¿Cómo se te hace el Grunge? (Carlos) —Me agrada, no es mi favorito pero me agrada. (Ayami) —Hola. (Sania) —¿Sania? (Carlos) —Oh, no otra vez… (Shin) Los chicos ya sabían lo que pasaría a continuación, otra pelea, venía con Taylor. —Vengo a darte las gracias por salvarme la vida Carlos y a pedirles perdón a los 3 por todo el daño que les he hecho. (Sania) —Me encantaría creerte pero ya sé lo que sigue después… (Carlos) —¡Prepárense chicos! (Shin) —En verdad lo siento. (Sania) Sania se le acercó a Carlos y le dio un abrazo. —Yo también les pido perdón chicos. (Taylor) Shin, Ayami y Carlos estaban totalmente sorprendidos. —Al salvarme la vida me quitaste ese odio y esa megalomanía enormes que tenía y por lo mismo Taylor y yo queremos unirnos a ustedes.

Al decir eso Sania, y sin más dudas, Shin, Ayami y Carlos sonrieron. —¡¡¡Bienvenidas!!! (Shin, Ayami y Carlos) Los aliados por la justicia pasaron por un nuevo cambio, ahora son 5 y Ayami estaba muy feliz por la inclusión de 2 chicas. —¡Ya no estoy sola! (Ayami) A la vez de decir eso, Ayami abrazó a Taylor y a Sania por en medio y ellas sonrieron. —Gracias por salvarme la vida Carlos, y perdón a los 3 por todo. (Sania) —No hay de qué Sania, te perdono. (Carlos) —¡¡Perdonada!! (Shin y Ayami) —¿Les gustaría vivir en mi mansión? (Sania) —¡Sí, claro! (Shin, Ayami y Carlos) —No les cobraré alquiler, solo me tienen qué ayudar a limpiar, mi mayordomo está con su esposa en otro país porque está enferma y sus hijas limpiaban mi casa, pero también están con ella. (Sania) Los chicos con gusto aceptaron. Cabe destacar que Sania se encontraba feliz y sonriente siendo que, en un buen tiempo y también recientemente, ella no sonreía con felicidad sino más bien de una forma totalmente malvada. —¿Cómo le haremos para llevarnos las cosas? (Carlos) —¡Cierto! (Ayami) —Ya ni me acordaba de eso. (Shin) —No se preocupen. (Sania) Sania tomó su celular.

—¿Maki? Hola, ¿Puedes mandarme 3 vans? Ahí te mando la dirección. (Sania) Ellos estaban sorprendidos, pero Taylor ya sabía lo que seguía. —Recordar es vivir, Sania. (Taylor) —Así es. (Sania) —Aaaaa, ¿Así fue con ella también? (Carlos) —¡Claro! (Taylor) —¿Cómo conoces a ese tal Maki? (Ayami) —Maki es un jefe de transportación y lo conozco por mis papás. Ellos son dueños de varias empresas internacionales. (Sania) —¡Con razón tu mansión! Jeje. (Ayami) —Sí. ¿Ayami verdad? Recuerdo cuando te presentaste, jaja. (Sania) —¡Sí! ¡Me querías matar! Jeje. (Ayami) —Ajá, pero esos días acabaron. Por cierto, cuando lleguemos a la mansión ¿Qué quieren comer? ¿Un postre, comida en forma o botanas? (Sania) —¡¡¡Todo!!! (Shin y Ayami) Todos se rieron. Maki llegó con las 3 vans y se fueron de departamento en departamento. Luego de un buen rato llegaron a la mansión, todos los chicos, incluyendo a Maki y los otros 2 conductores iban 3 en una van, 3 en otra y 2 en la última repartidos respectivamente. —Esta vez era bastante Sania, como siempre es un placer ayudarte, ¡Salúdame a tus papás! (Maki) —Gracias Maki, por ahora no les digas nada, no sé qué opinen de tener nuevos inquilinos… (Sania)

—¡De acuerdo! (Maki) Maki y los transportistas dejaron 3 grupos de las cosas de cada uno en el primer piso de la mansión, en la sala, para luego proceder a retirarse, ya pagados. Shin, Ayami y Carlos empezaron a poner poco a poco sus cosas en sus respectivas habitaciones. Quedaron de la siguiente manera: Shin y Taylor cada uno en un cuarto en el primer piso, (Taylor tenía su cuarto ahí desde que empezó a vivir con Sania.) y Ayami y Carlos se instalaron en cuartos libres cada uno del segundo piso, por supuesto Sania estaba en su cuarto de siempre también en el segundo piso. Conforme los 3 chicos iban moviendo sus cosas, Taylor notó algo extraño… —Oigan… (Taylor) —¿Qué pasa Taylor? (Sania) —¿Notaron que los 3 entre sus cosas tienen un instrumento musical? (Taylor) —¡Es cierto! (Carlos) —Yo toco la guitarra eléctrica. Miren, es una SG de la marca Gibson, rosa como me gusta. Y mi amplificador un Orange, adecuado para el Doom Metal y el Stoner Rock, mis subgéneros favoritos además del Hard-Rock. ¡Aaa! Y además de algunos pedales, entre ellos un Fuzz. (Ayami) —¡Ooooh! ¡Traes buen arsenal Ayami! Yo no más traigo un micrófono Shure que compré hace poco, el cable y un amplificador chico de 10 watts, el cual es de mi primera y única guitarra eléctrica que dejé en Chihuahua, una Erg 121 marca Yamaha, negra, llena de calcomanías, de esas de paquete. (Carlos) —Yo tengo un bajo Crafter negro y un amplificador Behringer de 300 watts. (Shin) —Oye Ayami, eres una stoner-head de verdad, y Shin con un amplificador fuerte, mientras que yo con una lonchera, jaja. (Carlos) —Jaja. (Sania)

—Oigan, esto es muy extraño… Yo tengo una guitarra eléctrica en mi cuarto y además canto. Algunas veces escribo canciones. (Taylor) —Yo toco un poco el piano, por lo que un poco de teclado también sé y canto. (Sania) —¡Qué loco! Podríamos formar una banda, ya solo nos faltaría baterista. Yo también escribo canciones. Letras de canciones. (Carlos) —¡Sí! A mí me encanta tocar. (Ayami) —¡Qué extraño pero qué bien está esto! (Shin) —Bueno, pues los invito a comer un cono de fresa en el comedor, están bien ricos. Si quieren hagan una pausa, al cabo ya van a terminar de llevar sus cosas. (Sania) —¡Ok! (Carlos) —Sí Sania. (Shin) —Bueno… Nunca te podré negar comida que tenga mi color favorito. (Ayami) —Los chicos pasaron al comedor y Sania trajo un bote jumbo de nieve de fresa y una caja con conos a la mesa. Ella se los empezó a servir. —Delicioso. (Taylor) —Sania, una pregunta. (Carlos) —Dime. (Sania) —¿Tú qué nivel eres de esper? (Carlos) —5. (Sania) Todos se sorprendieron por la pregunta que hizo Carlos, pero se sorprendieron aún más con la respuesta de Sania. —¡¡¡5!!! ¡No manches Sania! ¡Con razón nadie te podía ganar! Jajaja (Carlos)

—Eres la más poderosa. (Ayami) —Por ahora ya no tendrás rivales, por lo visto. (Shin) —Pues yo no me confiaría, además tengo una amig… (Sania) —¡Mi cono! ¡¡¡Noooo!!! (Taylor) A Taylor se le cayó su cono al piso cargado de fresa y ya no había más en la caja. Todos se rieron y Taylor mejor se sirvió la nieve en vaso. —Mierda… (Taylor) —Sania, ¿Qué géneros de música te gustan? (Shin) —Me gustan mucho los Beatles, Iron Maiden, aunque igual me gustan otras bandas de Rock y algo de Metal. (Sania) —¡Oooooh! ¡Qué fregón! (Carlos) —Taylor se ve como una Rockera de las que les gusta Guns N’ Roses y lo clásico, jeje. (Ayami) —Exactamente. (Taylor) Taylor sonrió para luego prender un cigarro, Sania se lo tiene permitido desde el día en que la contrató. Obviamente Taylor ya no recibe pago. —Esto es increíble Sania, nunca creímos que algún día serías buena y mucho menos tan rápido. Con Taylor es lo mismo. (Carlos) —¡Síiii!, jurábamos que nos atacarías como las otras veces. (Ayami) —¡Jaja! Eso yo lo anticipé. (Shin) —No cabe duda que la vida te da lecciones, a mí me resulta más increíble este cambio que a ustedes, no me la creo; pero estoy feliz, muy feliz. (Sania) —Yo me siento muy bien también, siento que soy la de antes. (Taylor) Los chicos continuaron llevando sus cosas a sus respectivos cuartos, para

después terminar y dormirse. Al día siguiente cada uno empezó a despertarse para luego irse a desayunar. Sania fue la primera, siempre se levanta temprano y empezó a hacer el desayuno. Shin se sentó en la mesa del comedor, enseguida llegó Carlos. —¡Mmmm…! ¿Estás haciendo huevo con algo Sania? (Carlos) —Sí, huevo con jamón. (Sania) —Qué rico. (Carlos) —Ya va a estar, en un momento más se sirven. (Sania) —Ok / Muy bien. (Carlos / Shin) Ahora Taylor también se sentó, solo faltaba Ayami. —¡Qué bueno que hoy es sábado! (Carlos) —¡¡¡Sí!!! Ya me había asustado, parecía que era algo tarde. ¡Por cierto! ¿Qué habrá de noticias hoy? (Shin) Cerca del comedor hay una tele, Shin buscó el control, lo encontró y la encendió. Enseguida buscó un canal de noticias. —Ese es de deportes. (Taylor) Shin siguió cambiando de canal. —¡Ahí! (Carlos) —… el sistema de drenaje ha mejorado aún más. En otras noticias se han confirmado muchos asesinatos en la ciudad de Tokio, con este suman 22 y gracias a los indicios se apunta a que se han realizado en la noche. Las víctimas van desde jóvenes hasta personas de edad madura, hombres y mujeres. Misteriosamente no se sabe el paradero de la o el asesino, incluso no se sabe el motivo de la muerte de cada una de las 22 personas, pues parecen paros cardíacos pero con moretones en la piel y torceduras en los músculos en cada uno de ellos. Esperemos que se logre la captura de este terrible asesino.

(Reportera) —Pobre gente… (Shin) —No sabía nada de esto. (Carlos) —Me pregunto si las víctimas fueron a causa de un esper. (Sania) —¿Qué están viendo? (Ayami) Ayami llegó al comedor medio dormida y en pijama, rosa por cierto, de pantalón y mangas largas. —Alguien asesinó a 22 personas durante las noches de varios días y tal vez fue un esper porque tenían heridas de torceduras y moretones, además sus muertes parecían paros cardíacos. (Sania) —¡Ay! ¡Qué feo! ¡¡¡Hay qué hacer algo!!! (Ayami) —Exacto. (Carlos) —¡Oigan, miren! (Sania) —¡Black Sabbath en Tokio, en su gira del adiós! ¡Asiste para ver a la banda más influyente en la historia del Metal! ¡Hoy en la arena de Tokio! ¡No te la pierdas! (Anunciante) —¡¡¡Black Sabbath!!! ¿Y si mejor buscamos al asesino después? (Ayami) —¡¡¡Ayami!!! (Shin) —¡Yo nunca he visto a Black Sabbath en vivo! ¡¡¡Es uno de mis sueños!!! (Ayami) —Yo los vi hace poco, el año pasado en la Ciudad de México, les abrió Megadeth. Estuvo fregón, ese solo de Tony Iommi en N.I.B… (Carlos) —¡¡¡Hay que ir!!! (Ayami) —¡Vamos! (Sania)

—Carlos, tú deberías quedarte si ya los viste. (Shin) —Shin, verlo con ustedes no tiene precio. (Carlos) —Taylor, y tú también Shin, quédense en la mansión, si pasa algo nos avisan por el celular, de cualquier modo estaremos alerta. (Sania) —Shin tiene razón Sania, al menos Carlos debería quedarse, la gente corre peligro. (Taylor) —¡Ya sé! ¿Y si terminándose el concierto investigamos la ciudad? (Carlos) —Mmmmm… vayan pues… (Shin) —Te llamamos saliendo. (Carlos) —¿Sí tienen dinero para su boleto? (Sania) —¡¡¡Sí!!! (Ayami y Carlos) Los chicos se bañaron y se alistaron, obviamente ya antes se habían terminado su desayuno; ya casi completamente listos Carlos y Ayami, se dirigió Sania a calentar su camioneta. Luego de eso Ayami y Carlos también fueron al garaje. —Una Escalade de Cadillac negra para ti sola, qué chido es ser rico, jaja. (Carlos) —Es solo una camioneta Carlos, no exageres. (Me encantaría pasear contigo en mi Escalade… ) (Sania) Sania sonrió en sus adentros. Ayami y Carlos se subieron: Ayami atrás y Carlos adelante. Carlos se quedó pensando… —Es cierto, ¿No te quieres ir adelante Ayami? (Carlos) —Aquí estoy bien, está agusto. (Ayami) —Ok. (Carlos)

Sania arrancó. —¡No lo puedo creer! ¡¡¡Black Sabbath!!! (Ayami) —Y créeme, siguen siendo formidables en vivo, aún sin Bill Ward. (Carlos) —¿No va Bill Ward? ¡Ouuu! Era demasiado bueno para ser cierto… (Ayami) —Vale la pena Ayami, créeme. No te desanimes, traen a un buen sustituto y Ozzy Osbourne sigue como si nada, no se diga de Tony Iommi y Geezer Butler. (Carlos) —¡Bueno! (Ayami) Ayami sonrió como cuando a una niña le dan una paleta de dulce. —Entonces sí te gusta Black Sabbath también, Sania. (Carlos) —Sí, no soy muy fan, pero me gusta como suena esa banda, y que sean ingleses; son más pesados que Led Zeppelin. (Sania) —¡Oye! ¡No te metas con Zep! (Ayami) —Te comprendo Sania, tiene más potencia que Led Zeppelin, y vaya que Led Zeppelin tiene canciones chidas. Ayami, recuerda lo que una vez el mismo Robert Plant dijo: «No podemos considerar nuestra banda como Hard-Rock o Heavy Metal, siendo que un tercio de nuestro repertorio es acústico». (Carlos) —… Touché. (Ayami) Los chicos llegaron a la arena, el estacionamiento estaba lleno pero Sania encontró un lugar disponible. —Llegamos. (Sania) Ellos se bajaron de la camioneta y se dirigieron hacia la taquilla. Sania observaba constantemente a Carlos. —(Carlos, si supieras que me gustas no sé qué pasaría… ) (Sania)

Llegaron a la fila. —¿Me esperan un poco? Compraré una playera. (Ayami) —Ok. (Carlos) —Sí, está bien. (Sania) Ayami se apresuró en encontrar una playera de Black Sabbath o varias. Carlos se quedó pensando. —(Sania está bonita, debería de invitarla a salir… ) (Carlos) —Me agrada esto, nos la vamos a pasar muy bien. (Sania) —¡Claro! Así será. (Carlos) La fila avanzaba poco a poco, ellos iban con tiempo. —Oye Sania, por cierto, ¿Qué Taylor no es la vocalista de la banda The Dirty Necklace? (Carlos) —Mmm, pues no sé si antes en Estados Unidos estaba en una banda. ¿Es una banda famosa? (Sania) —Uuuu sí, y fregona. Estoy casi seguro que es ella pero es un caso muy extraño. (Carlos) —Pues nadie le ha llamado desde que vive conmigo. (Sania) —Qué raro… ¿Cómo se apellida? (Carlos) —Me dijo que Mothersen. (Sania) —¡¿Neta?! Jajaja, qué poco la despistó… (Carlos) —¿Se apellida igual? (Sania) —¡Sí! Debe ser ella (Carlos)

—Pues ella es algo misteriosa, siempre que puede sale en las noches. (Sania) —A caray, qué raro. (Carlos) —¡Ya volví! ¡Miren! ¿Tú ya no vas a querer, Carlos? (Ayami) —Qué chida. No Ayami, ya tengo tres y dos son del Vol. 4. (Carlos) —Yo sí iré a ver qué encuentro, vuelvo rápido. (Sania) —Ok. (Carlos) —¿Tienes igualitas esas dos playeras? (Ayami) —Una tiene un acabado bien padre, como despintada y la otra es tal cual la portada. (Carlos) —¡Qué bien! (Ayami) —La tuya está como decimos en mi tierra, fregona, o sea muy sugoi, jaja. (Carlos) —Jeje. (Ayami) Ayami sacó algo más de la bolsa de sus playeras. —Mira, también me compré este parche. (Ayami) —¡Excelente! (Carlos) Ellos ya se estaban acercando a la taquilla. —Listo. (Sania) —Me gustó tu blusa, ¡Nada mal! (Ayami) —¡Sí! (Carlos) —Gracias. (Sania) Sania sonrió.

—(¡Qué bonita!) (Carlos) De pronto, un poderoso crujido se empezó a escuchar alrededor. Los chicos voltearon hacia donde provenía el sonido, sorprendidos. Se iba a caer un pedazo de la estructura de la parte de arriba de la arena hacia el público. —¡¡¡Va a caer sobre la gente, hay que hacer algo!!! (Ayami) Se empezó a escuchar Nitebreaker, canción de la banda Cauldron y un misterioso joven apareció ante Ayami, Sania y Carlos, deteniendo con la mente ese pedazo de estructura, que por cierto contenía mucho metal, y aventándolo a un costado de la arena en donde no había gente. Mientras seguía la canción, los chicos lo miraban de abajo hacia arriba sorprendidos: Tenía tenis blancos de choclo típicos en bandas N.W.O.B.H.M., pantalón de cuero negro algo ajustado, cinto de estoperoles grandes y gruesos, una playera sin mangas del sol naciente blanca con rojo y pelo pintado de güero con tres grandes picos hacia abajo a la izquierda y tres a la derecha y fleco también de picos hacia abajo pero descubierto, mide 1.82 m aproximadamente, era un heavy. Y en eso, reventó la introducción de la canción para comenzar con el solo que sigue en esa parte.

Capítulo 5 Los 6

Los chicos miraron fijamente al chico heavy por algunos segundos, estaban realmente sorprendidos. La gente seguía aterrada por lo que pasó y el personal de seguridad no tardó en desalojarlos a todos, por lo que el concierto fue cancelado. Sania recibió una llamada en su celular. —¿Bueno? ¡Ah! Taylor. (Sania) —Acabamos de ver lo que pasó en la arena en las noticias, ¿Están bien? (Taylor) —Sí, no te preocupes, ya nos vamos. (Sania) —¡No, no se vayan! Nosotros vamos para allá, lo que pasó no es normal. (Taylor) —¿Pero en qué se van a venir? (Sania) —Pues en taxi… (Taylor) —A pues sí. (Sania) —Ahí espérenos, bye. (Taylor) —Ok, adiós. (Sania) A lo lejos, y sin que nadie la viera, una persona a la que no se le veía el rostro que estaba en la parte de arriba de la arena, muy cerca de donde se desprendió el pedazo de la estructura, se fue rápidamente del lugar. —Shin y Taylor vienen para acá. (Sania)

—Qué bien. (Carlos) —Ok. (Ayami) Ayami se quedó pensativa por un momento. —¿Por qué no mejor vamos a un lugar de por aquí en el que ellos nos encuentren fácilmente? (Ayami) —Bueno. (Carlos) —Buena idea. (Sania) —¡Esperen! (Chico Heavy) Ayami, Sania y Carlos voltearon. —¿Por qué actúan tan diferente del resto de la gente? ¿Son espers? (Chico Heavy) —Sí, somos espers y de hecho hacemos lo mismo que tú: proteger. (Carlos) —Y combatimos a los espers malvados para que no les haga daño a la gente inocente. (Ayami) —Por lo que vemos tú también eres como nosotros. (Sania) El chico Heavy hizo una expresión de sorpresa y luego de agrado. —Vaya… este día ha sido de varias sorpresas. Tal vez suene obvio pero, ¿Podría unirme a ustedes? Manipulo y creo metal, Heavy Metal. (Chico Heavy) Los chicos se sorprendieron aún más que él, y se miraron entre sí. —Es muy pronto para mí decidir, pero estoy de acuerdo. No sé ustedes. Y digo pronto porque acabo de unirme. (Sania) —Por mí está bien. (Carlos) —Bienvenido, ¿Cómo te llamas? (Ayami)

—Akira. (Akira) —¡Ya estás dentro! (Carlos) —¡Gracias! ¿Ustedes cómo se llaman? (Akira) —Sania Tsukino. (Sania) —Yo Ayami. (Ayami) —Carlos. (Carlos) —Mucho gusto. (Akira) Era muy pronto para aceptarlo con ellos, pues no lo conocían en lo absoluto, pero algo les daba buena vibra. Todos sonrieron por unos instantes cuando de pronto… —Hola de nuevo, había algo de tráfico… (Taylor) —¿Quién es él? (Shin) El grupo de espers que hará justicia de una buena vez está completo, será difícil derrotarlos… —Somos 6. (Carlos) —Él es Akira, fue quien, sin que nadie lo notara más que nosotros, salvó a mucha gente del pedazo de estructura de la arena que se les veía encima. (Sania) —¿6? (Shin) —Tal vez nada sea por casualidad… (Taylor) —Después de mi duda en este mismo momento siento que entiendo todo, exista el destino o no veo claro un camino, y todos lo vemos. (Shin) —3 hombres y 3 mujeres, nadie más, nadie menos, nadie es mejor que nadie ni nadie peor que nadie, me encanta. (Ayami)

—¡¡¡Somos LOS 6!!! (Todos) Algo grande había surgido, algo inmenso. La luz de la esperanza estaba completa y en su máximo esplendor. La gente terminó de ser desalojada y los 6 se separaron para buscar indicios o pistas de quién pudo haber sido el autor del arrojamiento del pedazo de estructura de la arena. Ellos cuidaron que los guardias no los vieran en ningún momento y luego de un rato se volvieron a reunir para ver qué encontraron. —Oigan, es muy extraño, ¿Vieron algo? (Taylor) —No. (Shin) —Ni yo. (Ayami) —No vi nada. (Carlos) —Yo creí que vi algo, pero era un pedazo de la misma estructura. (Sania) —Esa persona es muy lista, no dejó evidencia. (Akira) —Yo digo que regresemos, parece que habrá tranquilidad por un tiempo. (Shin) —Ajá. (Carlos) —Cierto. (Sania) Los 6 se dirigieron a la camioneta de Sania, al estacionamiento y emprendieron su regreso a la mansión. En el camino ellos platicaban. —Está de no creerse esto. (Carlos) —Es muy raro y al parecer sin motivos, por cierto me llamo Shin, mucho gusto. (Shin) Shin se había dirigido a Akira. —Mucho gusto. (Akira)

—Yo soy Taylor. (Taylor) —Mucho gusto, supongo que no eres de aquí, de hecho varios de ustedes no parecen de aquí. (Akira) —Exactamente, soy de Estados Unidos. (Taylor) —Yo soy de Chihuahua, México. Larga historia. (Carlos) Akira estaba muy sorprendido, todo había sido muy rápido, parecía un sueño. Por otro lado, Sania venía pensando si sería bueno que Akira viviera de ahora en adelante en la mansión, pues era muy pronto. —Oye Akira, ¿Tú por dónde vives? Con la distracción de la plática se me olvidó decirte que te llevo a tu casa, no hay problema. (Sania) El resto de los chicos se quedó pensando. —Yo le ofrecí subir a la camioneta, perdón Sania. (Taylor) Taylor iba de copiloto. —Ese no es problema, Taylor. (Sania) —Vivo al sur de la ciudad, en mi propia casa. ¡Maldición! Olvidé mi moto en el estacionamiento, ¡No recordé que venía en ella! Eeeeh… ¿Es mucha molestia volver por ella? (Akira) Shin y Taylor rieron un poco y los otros respondieron: —¿Tienes moto? ¿Cómo es? (Ayami) —Es una estilo chopper color negro de la marca Yamaha, a cómo estoy estúpido. (Akira) —A qué chida, bueno, genial. (Carlos) —No te preocupes, vamos para allá. (Sania) Los chicos regresaron y afortunadamente la moto estaba intacta.

—Gracias por todo, espero verlos pronto. (Akira) Gracias a ese hecho, Sania vio en él honestidad y eso le dio confianza, pues la mansión era su responsabilidad. —No Akira, quédate con nosotros, ¿Te gustaría vivir en mi mansión reunidos los 6? Me diste buena impresión. (Sania) —¿Es en serio? (Akira) —¡Claro! (Sania) —Sí, está bien. (Akira) —Si quieres mañana vas por tus cosas, puedo enviar un transporte especial por ellas. (Sania) Akira seguía sorprendiéndose, esta vez por lo millonaria que es Sania. —¿Es en serio? ¡Gracias! (Akira) El resto de los chicos estaban felices, pues creían que a parte de todo sería muy entretenido. —Llegando te tomarás un tarro de cerveza conmigo. (Shin) —Gracias, pero no tomo. (Akira) —¿Eres heavy y no tomas? Eso es extraño. (Shin) —No me gusta. (Akira) —Ni hablar, él se lo pierde, jeje. (Ayami) —Ya vámonos ¿No? ¿Fuga? Como decimos en mi tierra. (Carlos) —Sí, vámonos. (Sania) Los chicos seguían dentro de la camioneta estacionada para luego dirigirse a la mansión de Sania. En el camino iban platicando.

—¡¡¡Mi oportunidad de ver a Black Sabbath se arruinó!!! (Ayami) Ayami estaba algo triste. —A lo mejor posponen el concierto. (Carlos) —Ojalá. (Sania) Akira iba siguiendo la camioneta en su moto, traía puesto su casco negro con visor plateado. —Ojalá, es que es Black Sabbath y no creo que les quede mucho. (Ayami) —Sí es cierto. (Carlos) —Ya hasta me diste ganas de verlos. (Taylor) —Jajajaja. (Todos rieron) Llegaron a la mansión un rato después. —Aclararé algo que no les había dicho: En mi mansión no se tienen que quitar los zapatos al entrar, en mi familia no existe esa costumbre. (Sania) —Ok/De acuerdo. (El resto menos Taylor) Carlos se quedó pensando sobre eso pero se distrajo. Todos traían mucha hambre, así que fueron a la cocina y se hicieron sándwiches, costumbre muy extraña para varios de ellos… —Mmmm… Son deliciosos. (Ayami) —Y fáciles de hacer, jaja. (Shin) —¿Tienes lechuga y tomate, Sania? (Carlos) —¡Claro! (Sania) Ahora todos los probaron con lechuga y tomate además de jamón, queso y mayonesa.

—Están bien buenos. (Akira) Luego de eso, Akira se instaló y durmió en un cuarto del primer piso, como Shin y Taylor. Obviamente aún sin sus cosas. A la mañana siguiente todos desayunaron, era domingo y Sania y Carlos acompañaron a Akira por sus cosas con Maki. El transporte llegó puntual como siempre y se fueron rápido al hogar de Akira. Al llegar, Sania y Carlos se quedaron afuera esperando, Maki y Akira se dieron prisa, de hecho Akira empacó algunas cosas y otras las metió sueltas al transporte. Regresaron a la mansión después. —Listo, me tendrás que pagar el doble Sania, ¡Es domingo! (Maki) —No hay problema. (Sania) Sania sacó su cartera y le pagó el doble. —Aquí tienes. (Sania) —¡Muy bien! (Maki) —¿Todo lo que gastas es dinero de tus papás? (Carlos) —Eso era mío, yo también trabajo, ya les contaré luego. (Sania) Akira hizo otra expresión de sorpresa y de la sala movió sus cosas a su cuarto. —Hasta luego Maki. (Sania) —Hasta luego. (Maki) Luego de despedirse, Sania y Carlos entraron a la mansión y fueron a la sala donde estaban los demás, Akira ya estaba dentro moviendo sus cosas. —Sania, ¿Crees que luego pueda tocar la batería en tu mansión? Tengo una, jaja. (Akira) Todos voltearon a ver a Akira sorprendidos.

—Es broma, ¿Verdad? (Ayami) —Es verdad, ¿Tiene algo de malo? (Akira) —¡No mames! ¡La banda está completa! (Carlos) —¡Sí! ¡Qué genial! (Shin) —En qué extraño mundo vivo… jaja. No lo puedo creer. (Taylor) —¿Ustedes tocan? (Akira) —Todos tocamos un instrumento diferente. Bueno, dos se repiten. (Carlos) —¡A la mierda! (Akira) (Es la expresión de sorpresa típica de Akira) —Cuando ellos se mudaron a aquí ya se me había hecho extraño ver que todos tuvieran un instrumento musical, siendo que yo también tengo. (Taylor) En ese momento algo fuerte sonó cerca de la calle. —¿Oyeron eso? (Shin) —¡Es cierto! (Ayami) —Suenan como golpes en el pavimento. (Sania) —¡Fuga! (Carlos) Los 6 fueron a la calle a ver qué pasaba, se podía apreciar «Dissident Aggressor», el cover por Slayer, tal cual mientras caminaban en el siguiente orden de izquierda a derecha viéndolos de frente: Shin, Ayami, Carlos, Sania, Taylor y Akira en hilera y al llegar notaron que los ruidos los hacía alguien que estrellaba grandes objetos al piso y era… —¡¡¡Ginebra!!! (Sania) En ese momento Taylor recordó que ella es la mejor amiga de Sania y se soprendió. —¡¿¡Qué estás haciendo!?! (Sania)

—¡Sania! Mi amiga del alma, me estoy divirtiendo y ahora también con ustedes. (Ginebra) Ginebra es una esper muy poderosa. —Espero que una esper nivel 10 como yo no les incomode. (Ginebra) Dijo Ginebra mientras sonreía. Ella tiene el pelo largo y blanco, con un fleco de picos, de en medio descubierto y ojos azules, se viste de traje, de hecho es de color blanco, tiene la camisa blanca y el cinto blanco, además de los zapatos blancos y obviamente su saco y pantalón blancos. Mide 1.53 m aproximadamente. —¿¡Nivel 10!? No mames. (Carlos) —Es demasiado poderosa. (Shin) Ella juntó con su mente 6 cilindros de aluminio para basura, los sostuvo en el aire y se los aventó a los 6 agregándoles peso. —¡Es telequinesis! (Carlos) —¡¡¡Aaargh!!! (Sania, Taylor, Ayami, Shin y Carlos) —Manipulo la gravedad y la telequinesis. (Ginebra) Todos se encontraban en el suelo con los cilindros cada uno encima de sus cuerpos, no se podían mover. —A mí esto no me hace efecto. (Akira) Akira retiró el cilindro y con su mente se lo lanzó a Ginebra, pero ella con su mente, también, lo desvió. (El cilindro y los demás eran de metal). —¡¡¡Heavy Metal!!! (Akira) Akira le lanzó su ataque especial a Ginebra, Heavy Metal, el cual era una especie de bola gigante de metal creada con sus manos a distancia pero Ginebra lo desvió y cayó en la calle, haciendo un cráter algo notable, y por lo que la «bola» se hundió ahí mismo.

Cabe destacar que la gente no salía de las casas ni edificios porque todos creían que había un terremoto, por ese temor ni siquiera se asomaron por la ventana. Ginebra movió con su mente una llanta que había en la calle, le agregó mucho peso, por la gravedad, y se la lanzó a Akira, de tal manera que tampoco se pudiera mover, presionando su cuerpo como a los demás. En todo el tiempo en que ella ha usado la telequinesis y la gravedad no movió ni un solo dedo. Ella caminó hacia donde se encontraban los 6. —He venido a divertirme con ustedes, por un laaargo tiempo… (Ginebra) Ninguno de los 6 podía hablar, solo emitían sonidos de dolor y frustración. Ginebra se fue pero todos seguían igual; media hora después, la llanta y los cilindros recuperaron su peso original, por lo que se cayeron después de estar encima de los 6 y rodaron un poco en el suelo. Los 6 estaban muy cansados, por lo que siguieron un rato más tirados, luego de eso se levantaron y regresaron a la mansión. —¿Qué mierda pasa con tu amiga, Sania? (Taylor) —¡No me explico! ¡Ella no es la Ginebra de siempre! (Sania) —¿Qué trae contra nosotros? (Carlos) —No sé, es muy extraño. (Sania) Los 6 seguían adoloridos, pero pudieron caminar. —Ella siempre ha sido amable y sonriente, tenía mucho de no verla. En vez de darme gusto verla me dio un poco de tristeza, confusión y… dolor. (Sania) —Tal vez ella cambió en todo este tiempo, ¿No crees? (Shin) —Sí, pero ¿Por qué? (Sania) —De entrada hay que investigar qué quiere hacer con nosotros. (Ayami)

—Ni siquiera mi ataque especial le hizo daño, ¡Ni siquiera le rozó! (Akira) Los 6 llegaron a la mansión, y ya dentro se relajaron en la sala. —Oigan, ¿No será ella la persona que arrancó el pedazo de estructura de la arena? (Shin) —Puede ser… (Ayami) —¡Sí! (Akira) —Espero que no… (Sania) —Ahora que lo pienso pude haber usado mi Rayo Rojo, pero fue muy rápido, ¿Verdad? (Carlos) —¡Sí! Ninguno de los 6 pudimos hacer nada. (Sania) —¡Eso es! (Ayami) —¿Qué Ayami? (Taylor) —¡Si la detenemos con nuestros poderes como cuando derrotamos al punk que les ayudaba, pero muy rápido, ¡No podrá salvarse! (Ayami) —¿De qué me perdí? (Akira) —Larga historia Akira, luego te cuento. (Shin) —Ok. (Akira) —¡Sí! ¡Es buena idea! ¡Y ahora Taylor, Sania y Akira le pueden dar el último golpe! o 5 la detenemos y uno le da el último golpe. (Carlos) —Sí, es lo de menos Carlos, el punto es derrotarla. ¿Qué les parece? (Ayami) —¡Muy bien! (Shin) —¡De acuerdo! (Akira) —Nada mal. (Taylor)

—No hay de otra, ¡Estoy de acuerdo! (Sania) —Bueno, estando todos de acuerdo ya hay qué dormir. (Ayami) —Sí, vámonos. (Taylor) —Buenas noches. (Carlos) —Buenas noches. (Taylor, Sania, Akira y Shin) —¡Adiós! (Ayami) Los 6 se fueron a dormir y ya ni siquiera cenaron, el día siguiente era muy importante para ellos, pero… El despertador del celular de Carlos sonó a las 6 am. —Mmmm… ayyy, no me acordaba que tengo que ir a la escuela. (Carlos) Carlos se alistó y también Shin. Ayami se tardó pero finalmente también se alistó. Akira también estaba allí. —¿A qué escuela vas Akira? (Carlos) —Yo no voy a la escuela, tengo un taller de herrería, ahí trabajo. (Akira) —¡Ah! Qué chido. A pues sí herrería, jaja, con tu habilidad. (Carlos) —¿Chido? (Akira) —Significa genial, jaja. (Carlos) —A ok, jaja. (Akira) —Qué genial tener tu propio negocio, y claro que trabajar el metal es tu especialidad, jeje. (Ayami) —¡Sí! Me encanta. (Akira)

—Entonces no estudiaste carrera. (Shin) —No, oye, a ver cuándo me cuentas lo del punk, jaja. (Akira) —¿Qué? ¡Ah sí! Jaja, luego te lo cuento. (Shin) Los chicos se fueron a la escuela caminando y Akira se fue en su moto al taller. A las 8 am Sania se despertó, se alistó y se puso en la computadora a ver que todo lo relacionado a las empresas de sus papás estuviera en orden en cuanto a lo negociado en Tokio. Taylor se despertó y se fue a desayunar, Sania obviamente ya no le paga, pero Taylor le ayuda en lo que se le ofrece de la mansión. Toda la semana transcurre con tranquilidad, pero esa tranquilidad se esfumará de repente, cuando menos se lo imaginan.

Capítulo 6 Suiza ilesa

Pasó una semana de escuela y nada ocurrió, eran días normales, así que se llegó el sábado. Los 6 estaban en la mansión, eran las 3:10 de la tarde. —Neta, qué chido Akira, que te guste la Nueva Ola de Heavy Metal Británico y el buen Heavy de finales de los 70 y principios de los 80, bueno, todos los 80. A mí también me encanta, se nota a leguas que eres un verdadero Heavy. (Carlos) —Gracias, ¿Se me nota mucho verdad? Jaja. (Akira) —Jaja, sí. (Carlos) —Voy a traer mi guitarra eléctrica y mi amplificador. (Ayami) —¡Claro! (Sania) —Mmmmm… interesante. (Taylor) Ayami fue por su guitarra eléctrica, su cable y su amplificador; ella se la puso con su talí y conectó todo ahí en la sala. Tomó su púa que tenía guardada en su bolsillo, era color rosa. Ella empezó a tocar un solo, era de Stoner Rock y luego pasó con uno de Doom Metal con una facilidad que impresionaba. Luego tocó un muy difícil solo de Hard-Rock, los 3 solos los tocó con los ojos cerrados, ella los compuso, todos estaban impactados. Mientras tocaba head-bangueaba, los ejecutó con una pasión increíble. —No mames Ayami, eres la mejor guitarrista que he escuchado en mi vida.

(Carlos) —Gracias Carlos, pero no es para tanto, jeje. (Ayami) —¡Sí es para tanto! ¡Eres increíble! (Sania) —Gracias, jeje. (Ayami) —Jamás había visto tocar a alguien tanto tiempo con los ojos cerrados. (Taylor) —¡Ayami, tocas como nadie! (Shin) —Gracias. (Ayami) Akira no podía creer lo que vio. —Toca el solo de Crazy Train. (Akira) Ayami se detuvo un momento para recordarlo y luego lo tocó, también con los ojos cerrados. —¡¡¡A la mierda!!! Tocas magnífico. (Akira) —Gracias. (Ayami) —¿Te gusta Brats? (Carlos) —¡Claro que me gusta Brats! (Ayami) —¡Oh! ¡Brats! Buena banda. (Akira) —¿De casualidad te sabes el solo de la de Tame Me? (Carlos) Ayami lo tocó enseguida y efectivamente también con los ojos cerrados, esta vez alzando su guitarra eléctrica, colocándola en su nuca y su lomo en la parte final del solo. —Ayami, you are the shit. (Taylor) Taylor prendió un cigarro.

—¿Soy la mierda? (Ayami) —Eres lo máximo, ¡The fucking shit! (Taylor) —De eso no hay duda. (Akira) —Gracias a todos. (Ayami) —¿Cómo aprendiste a tocar así? (Akira) —Tomando clases, yo sola, Guitar Pro, covereando, de todo. (Ayami) —¿Y los primeros 3 solos que tocaste eran de unas canciones que ya existen o tú los compusiste? (Carlos) —Yo los compuse. (Ayami) —Wow. (Carlos) —Oigan, como que ya nos confiamos mucho con lo de Ginebra, ¿No? (Shin) —Es cierto, pero pues ya no ha aparecido. (Carlos) —Ajá. (Sania) —Deberíamos buscarla… (Akira) —¿Y no hay manera de saber qué nivel somos? (Carlos) —No lo sé… (Ayami) —Así podríamos saber si somos más poderosos que antes, o si nos falta mucho para alcanzarla. (Carlos) —Tal vez el Dr. Fujimori sepa… (Sania) —¿Es un psiquiatra? Jaja. ¿Qué doctor necesitaría un esper? (Carlos) —Es el doctor que nos curaba a Taylor y a mí cuando peleábamos con ustedes, es clandestino. (Sania)

—Aaaa... (Shin, Ayami y Carlos) Sania le llamó. —Hola Dr. Fujimori, ¿Puede hablar? Mire, queremos saber qué nivel somos de espers… ¿Qué? ¿No lo sabe? ¡¡¡¿¿No sabe qué es esper??!!! ¡Pero si usted nos curó! (Sania) Los chicos miraban a Sania sorprendidos. —Mmmm… ni hablar, no le quito más tiempo, nos vemos. (Sania) Sania «colgó» el celular un poco enfadada. —No sabe nada, ¿Qué hacemos? (Sania) —Es un poco raro a estas alturas que no sepa nada. (Shin) —Ahora que lo pienso no tanto, la verdad es que somos pocos los espers en la ciudad. Te mentí Taylor, las pocas amigas que he tenido no eran espers, solo Ginebra. Antes que ustedes vencí pocos espers, mi megalomanía me hacía creer que eran demasiados. (Sania) —Eso me importa una mierda Sania, yo quiero saber qué nivel soy ahora. (Taylor) —Entonces sin contar a nosotros los extranjeros, ¿Cuántos espers japoneses hay? (Carlos) —Como 9, más o menos, incluyendo ya a Ayami, a Shin, a Akira, al punk y al del destello. (Sania) —¿Ya se fijaron? ¡Casi no tenemos enemigos! (Carlos) —Yo no me confiaría tanto, nuestros nuevos enemigos pueden ser científicos u otros normales, además... ¿No creen que puedan surgir más espers? (Ayami) —Pues sí, eso sí. Oigan, sé que esto sonará extraño pero ¿Ginebra no sabrá? (Carlos) —No creo, ella es muy independiente, por lo que no creo que haya aprendido esa

habilidad. (Sania) —En lo que hay que enfocarnos es en entrenar para ser más fuertes, puede ser en grupos de 2 personas, si pues somos 6… (Akira) ¡¡¡Clashhh!!! En eso se oyó un fuerte sonido en la calle de la mansión de Sania. Los chicos se asomaron por la ventana, estaban en el primer piso, para ver qué pasaba. —No se ve nada, yo creo que alguien chocó. (Carlos) —Sonó muy fuerte. (Sania) —Tan ingenuos y tan patéticos. (Ginebra) —¡¡¡Ginebra!!! ¡¿Cómo entraste?! (Sania) —¿Acaso importa explicárselo a alguien tan miserable? (Ginebra) —¡Yo no soy miserable! (Sania) —Ahora lo serás. (Ginebra) Ginebra ahorcó y elevó a Sania con su poder mental. —¡Suéltala! (Taylor) —¡Chicos! ¡Lo que les dije! (Ayami) Los chicos le lanzaron directamente a Ginebra sus mejores ataques, tanto rayos como algo parecido a proyectiles de acuerdo a sus habilidades y poderes. —¡Aaargh! (Ginebra) Ginebra soltó a Sania, ya que no esperaba esos ataques y le dolieron. Sania se sobó el cuello. —¡¡¡¿Por qué, Ginebra?!!! ¡No eres tú! (Sania)

—¿Me lo dice la megalómana maldita? (Ginebra) —¿Lo dices por nuestro chat de hace 1 año? Ya no soy esa persona, pero tú siempre has sido buena. (Sania) —Lo de buena se acabó. (Ginebra) —¡¡¡¿Por qué, Ginebra?!!! (Sania) —Muy simple, si no los mato alguien me va a matar. (Ginebra) —¡¡¿Quién?!! (Sania) —No puedo decírtelo, ni tampoco a ustedes. (Ginebra) Todos estaban soprendidos. —¿Y crees que vamos a dejar que nos mates? (Carlos) —¿Y crees que me importa? (Ginebra) Ginebra con su telequinesis le lanzó una silla al brazo de Carlos. —¡¡Auuuuuu!! (Carlos) Ahora Ginebra hizo que los 6 pesaran mucho, no se podían levantar por la fuerza de gravedad y además los ahorcó con su mente, no había solución ni escapatoria. —¡¡Llegó su fin!! (Ginebra) En ese momento, cada uno de los 6 se pudo liberar usando su mente con cada uno de sus poderes y al instante de estarse liberando sonaban como una burbuja que explotaba con un poco de fuerza. No se explicaron cómo. —¿¡Qué pasa!? ¡¿Cómo es posible?! (Ginebra) Akira «congeló» a Ginebra con su metal, dejándole solo la cara descubierta pero totalmente inmóvil. —No me lo esperaba chico, pero me las vas a pagar... (Ginebra)

—Jaja. (Akira) —Jaja, eso estuvo formidable Akira, como lo hizo Ayami hace poco. (Carlos) —Así es. Ahora más te vale que nos digas quién te va a matar si no nos matas. (Sania) —Eso no se los diré aunque me maten. (Ginebra) —¿Nosotros o ellos son los que te van a matar? (Shin) —Ay… ya me confundí. (Ayami) Taylor hizo «facepalm» y luego aprovechó la misma confusión para buscar en su bolsillo su cajetilla y prendió un cigarro. —Ellos. (Ginebra) —Aaaaaa. (Ayami) Inmediatamente Ginebra tomó con su mente el encendedor de Taylor, lo encendió y lo hizo estallar en el metal en el que estaba paralizada, para así fundirlo y poder librarse de él. —¡¿Qué mierda?! (Carlos) —¡Oh no! (Ayami) —¡No dejen que escape! (Akira) —No pueden contra mí. (Ginebra) Inmediatamente ella le puso a cada uno mucho peso, por lo que de nuevo no se podían mover. —¡Maldita! (Taylor) —¡Aaaargh! (Shin) —Nos vamos de aquí. (Ginebra)

Con su telequinesis abrió la puerta principal y los movió a todos con su mente, flotando en el aire. Los sacó de la mansión, incluso del barandal principal que Ayami había oxidado hacía poco tiempo. Empezó a llover. —¡A pelear! (Ginebra) Se escucha de fondo The Shock of the Lightning de Oasis. Los 6 se le acercan a Ginebra para pelear con ella. —¡Rayo Rojo! (Carlos) Ginebra le agrega mucho peso al Rayo Rojo de Carlos y perfora el suelo atraído por la gravedad. —¡Chingado! (Carlos) (Español) —¡Abysmal Scream! (Taylor) Este grito le afectó un poco a Ginebra. —Au. (Ginebra) Cerró el ojo derecho por el dolor, pero les agregó mucho peso a los 6, por lo que no se podían mover. —¡¡¡Oh!!! (Ginebra) Ginebra exclamó sorprendida porque miró a lo lejos a una persona misteriosa a lo alto en el cielo. Inmediatamente tomó rocas medianas con su mente y las estrelló en las nucas de cada uno de los 6, dejándolos inconscientes. La persona misteriosa descendió del cielo, acercándose a Ginebra. Está cubierto por una capucha, parecida a la de la muerte, solo que café oscura. —Ya los maté. (Ginebra) La persona los miró a lo lejos a cada uno.

—Excelente, eres libre. (Encapuchado oscuro) Su voz no se distinguía por su misma capucha, aunque sí era entendible lo que decía. Su sonido era terrorífico. —Yo misma desapareceré los cuerpos, tengo los medios. (Ginebra) —Como desees… (Encapuchado oscuro) El encapuchado oscuro desapareció, elevándose hasta el cielo y perdiéndose entre lo nublado. Ginebra se fue. Después de un rato, cada uno de los 6 empezó a despertar y ya conscientes se dirigieron de nuevo a la mansión. Luego de un rato corto llegaron y entraron. —¿Dónde estará Ginebra ahora? (Akira) —No pues quién sabe. (Carlos) —Por cierto… (Akira) Akira salió y con su poder arregló y reacomodó el barandal y los barrotes de hierro de Sania. —¡Oh! ¡Muchas gracias! (Sania) —No es nada. (Akira) —Qué útil, jaja. (Carlos) —Ya no tuve qué pagar nada, jeje. (Ayami) —¿Fuiste tú? (Akira) —Sí, jaja. De cuando éramos enemigas. Larga historia. (Ayami) —Jajajaja. (Taylor) —Cómo olvidarlo. (Shin)

Los 6 siguieron su vida normal, yendo al trabajo y la escuela. Ginebra no aparecía y no había ningún peligro de ese tipo. Se llegó diciembre. Carlos y Sania empezaron a salir y una de sus citas fue en una tocada en un bar de Rock. La banda tocaba muy bien los covers. En una parte, Carlos fue al baño y cuando regresó vio a Sania y la canción de Fell in Love with a Girl de The White Stripes sonaba en su cabeza, además de que la imaginaba en un fondo rojo con figuras blancas, estaba enamorado de ella. Sania también estaba enamorado de él, totalmente. Después de la tocada regresaron a la mansión. —Ya volvimos. (Sania) —Ok, ¿Qué tal estuvo? (Shin) —Muy bueno, te hubiera gustado. (Carlos) —Sí pero, ya sabes, ¿Para qué el mal tercio? (Shin) —Jaja, pues sí pero bueno… (Carlos) —¿Y Taylor? (Sania) —Salió hace rato. (Akira) —¿Y Ayami? (Sania) —Dijo que iba a ir a la azotea a ver las estrellas. (Shin) —Mmmm… (Sania) —Vamos a cenar, ¿No? (Carlos) —Sí. (Sania)

Ellos 4 cenaron y se alistaron para dormir, el día terminó. Al día siguiente, a los que les correspondía se fueron a la escuela y los demás a trabajar o a hacer quehaceres en la mansión, el cual era el caso de Taylor. Sania trabaja en la oficina de la mansión con asuntos de las empresas de sus papás, ya se había graduado antes. Shin, Ayami y Carlos regresaron más tarde de la escuela. —Sania, ¿Vamos al cine más tarde? (Carlos) —¡Sí! Vamos. (Sania) Pasó un rato y ellos se fueron al cine. Al terminar la película ellos se fueron a otro lugar a platicar, era el 16 de diciembre. —Sania, lo he pensado mucho y creo que es el momento. Quiero que seas mi novia. (Carlos) —¡Sí! (Sania) Ellos se besaron. Sania se lo dijo muy feliz, y justo después regresaron a la mansión. Entraron tomados de la mano y Ayami los vio. —¡¿Son novios?! ¿Ahora tienes novia Carlos? (Ayami) —Sí. (Carlos) —¡Holly fuck! (Taylor) —¡Qué bien! (Ayami) —Jaja. (Shin) —A méndigo Carlos, y Sania también, quién los viera. (Akira) Pasó un rato y Taylor se volvió a ir y Ayami se volvió a ir a la azotea, tenían esa costumbre.

Al día siguiente, todos estaban en sus asuntos de la escuela y trabajo, era otro día normal. Comieron los 6 en la mansión y platicaban, y ya en la noche Ayami se volvió a ir a la azotea y Taylor volvió a salir. De Taylor no era raro que saliera por las noches, pero Sania se decidió quedar despierta esta vez porque se le hacía muy extraña la coincidencia de ambas chicas. En cuanto Taylor salió caminando de la mansión, Fucked Up Globe de The Dirty Necklace sonaba y ella misma la iba cantando. Llegó a un bar rockero y se puso a aspirar líneas de cocaína, de la cual un tipo se la proporcionaba y el cual besaba y acariciaba, pero eso lo hacía porque ella quería, porque toda se la compraba con el dinero que ella ganó cuando trabajó para Sania. Pasaron varias horas y Taylor regresó a la mansión. En cuanto Taylor entró y sonó la puerta principal, Sania salió de la oficina en silencio y sin que nadie la viera, y se dispuso a seguir a Taylor. Taylor fue a la azotea. —Ten Ayami, tu dosis de hoy. (Taylor) Taylor le aventó una bolsa transparente de marihuana a Ayami, y la atrapó. —¡Gracias compañera! Jeje. (Ayami) —¡¡¡No puedo creer lo que estoy viendo!!! (Sania) Taylor y Ayami voltearon a ver a Sania totalmente asustadas. —¡Pppensé que estabas do-dormida Sania! (Ayami) —¡Yo también!... (Taylor) Shin, Akira y Carlos salieron de sus respectivos cuartos. —¿Qué pasó? (Shin)

—¡Ohhh… no mames! (Carlos) —¡A la mierda! (Akira) —¡¡Vengan acá!! (Sania) Les dijo Sania a ellas 2, y ya con las luces prendidas e inevitablemente todos viendo, Sania se le acercó a Taylor y le dio una fuerte bofetada. Taylor se quedó muda. —No pasa nada Sania, no es tan malo. (Ayami) Sania se le acercó a Ayami. —Es de uso recreativo… (Ayami) Sania le dio una fuerte bofetada a Ayami. Todos estaban sorprendidos. —¡¿Cómo se atreven a hacer eso?! ¡¡¡Les tuve la confianza de aceptarlas en mi mansión!!! ¡¡¡Mi hogar!!! ¡¡¡Taylor, te dejo fumar adentro de la casa!!! ¡¡¡Nunca te he quitado ese gusto por el cigarro!!! ¡¡¿Cómo te atreves?!! (Sania) —¡¡¡Come on, Sania!!! ¡Es mi vida! ¡No eres mi mamá! (Taylor) —¡Eres una estúpida! ¿Qué te metiste en la calle? ¿Coca, cristal? No puedo creerlo… (Sania) —¿Qué te importa? Es hora de que sepan la verdad, antes de venir a Japón era una estrella de Rock. Tenía otra vida, era la vocalista de The Dirty Necklace. (Taylor) —Lo sabía… (Carlos) —Y tenía una vida de excesos, no era una vida tranquila como la de ahora. Y sigo teniendo mi adicción, ¡¿Y qué?! ¡¡¡No puedo ser perfecta!!! (Taylor) —¡¡Pero no hay la necesidad de drogarte así!! (Sania) —Yo ya fumaba marihuana desde antes. (Ayami)

—¡¡¡Cállate!!! (Sania) —Sí señora… (Ayami) Ayami agachó la cabeza. —¡¡¡Si no te gusta mi vida muy bien!!! ¡¡¡Me largo de aquí!!! ¡¡¡Me largo!!! (Taylor) —¡¡¡Excelente!!! ¡¡¡Nos haces un favor a todos!!! (Sania) —¡Tranquilas chicas! (Akira) —¡¡¡Mañana vengo por mis cosas!!! (Taylor) —¡¡¡Como quieras!!! (Sania) Taylor se marchó. —¡¡¿Y tú qué esperas?!! (Sania) —Yo no me quiero ir… (Ayami) —¡¡¡Largo!!! (Sania) —Oiii… bueno, yo también vengo mañana por mis cosas. (Ayami) Ayami se fue corriendo y alcanzó a Taylor. —Vámonos a un motel, ¿Guardaste la marihuana? (Taylor) —Sí, jeje. (Ayami) Taylor y Ayami estaban llegando al centro, caminando. —Oye mira, ese motel está bien y se ve barato. (Taylor) —Yo creo que sí nos alcanza. (Ayami) —Baia, baia… (Ginebra)

Ayami y Taylor se sorprendieron —¿Gi… nebra? (Taylor) —¡Dos por uno! (Ginebra) Ginebra se preparó para atacar.

Capítulo 7 Nochebuena

—Amor, ¿Me excedí mucho con ellas? (Sania) —Pues sí amor, más o menos. Pero también ellas tuvieron culpa, abusaron de tu confianza. (Carlos) —Me siento mal. ¿Crees que estén bien? (Sania) —Ya no te preocupes amor, ya están grandes. (Carlos) —Ok. (Sania) —Mejor durmámonos. (Shin) —Pues sí. (Carlos) Cada quién se fue a su cuarto. Por otro lado, Ginebra controló la gravedad de Taylor y Ayami, dejándolas inmóviles. Ginebra tomó el celular de Taylor y le llamó a Sania. —¡Taylor! Qué bueno que me llamas, quiero hablar contigo, creo que se me pasó la mano. (Sania) —¿Ustedes no van a venir a la reunión? (Ginebra) —¡¡¿Qué?!! ¡¡¡Ginebra!!! (Sania) —¡Exacto! Y esta vez los voy a exterminar. (Ginebra) Ginebra colgó. —¡¡¡Ginebra está peleando con Ayami y Taylor!!! (Sania)

—¡Vámonos! (Carlos) —¡Rápido! (Shin) Akira, Shin, Carlos y Sania se subieron a la Escalade de ella. Era más de la medianoche, muy tarde pero seguía oscuro. Buscaron por las calles cercanas, pero no las encontraban, luego llegaron al centro de Tokio y las hallaron. —¡Ahí están! (Akira) Ellos se bajaron de la camioneta. The Shock of the Lightning de Oasis comenzó a volver a sonar. —Hasta aquí llegaron. (Ginebra) Akira, Shin, Sania y Carlos se le acercaron corriendo a Ginebra, tenían mucha energía por el coraje de volverla a enfrentar, además de que «tenía en su poder» a Ayami y a Taylor. Ellos desviaron todas las cosas que Ginebra les arrojaba con sus poderes. —¿Por qué nos dejaste inconscientes la última vez y te fuiste, Ginebra? (Carlos) —No se preocupen, lo sabrán cuando estén muertos. (Ginebra) Taylor y Ayami, con toda su fuerza, lograron moverse y ponerse de pie. Ginebra destruyó un edificio vacío y se los lanzó a los 6. —¡¡¡Bestia!!! (Carlos) Carlos usó a Bestia para cubrirlo a él y al resto de los 6 y protegerlos de ser aplastados. —¡¡¡Ya fue suficiente!!! (Carlos) Don´t Look Back in Anger de Oasis sonó. Carlos controló a Bestia para volver a poner el edificio donde estaba.

Los 6 se acercaron a Ginebra, estaban enfurecidos porque estuvo a punto de matarlos. Ella trató de agregarles mucho peso, como siempre, pero esta vez no funcionó, tenían mucho poder. —Tú no eres mi mejor amiga, eres otra. (Sania) —Llegó tu fin. (Akira) Todos les lanzaron sus poderes directamente a Ginebra, menos Akira. —¡¡¡¡¡Arrrghhh!!!!! (Ginebra) —¡¡¡Tokyo Blade!!! (Akira) Akira creó una espada plateada y brillante de samurái con sus manos juntas y la tomó. —¡¡¡Akira!!! ¡¡¡¡No!!!! (Sania) Gritó Sania. Akira le encajó la espada a Ginebra en su tronco. (La parte del tronco de su cuerpo) —¡¡¡¡¡Aaaaaa!!!!! (Ginebra) Exclamó Ginebra de dolor. Le salía sangre del tronco y de la boca. —Ga… naron. (Ginebra) Ginebra sonrió por un segundo después de decirlo y quedó totalmente inconsciente. Todo indicaba que había muerto. La canción Don’t Look Back in Anger de Oasis terminó. —Ginebra… (Sania) —La derrotamos. (Taylor) —Hay que llevarla con el Doctor Fujimori. (Sania) —¡¡¡¿¿¿Quéeee???!!! (Los 5)

—¡¿Después de que intentó matarnos?! (Ayami) —Algo anda mal, ella nunca hubiera hecho eso. (Sania) —Amor, es riesgoso tenerla con nosotros, luego volverá a tratar de matarnos. (Carlos) —No amor, estoy segura que no. (Sania) —Creo que no hay que confiarse. (Akira) —¡¡No debiste haberle encajado la espada!! (Sania) —Ella es un peligro. ¡Nos iba a matar! (Akira) —¡Aa! Akira, por cierto, ¡Qué formidable habilidad nueva! Tokyo Blade, como la banda de la Nueva Ola de Heavy Metal Británico. (Carlos) —Gracias, gracias. Lo planeé en mi mente todo el camino por si era necesario. (Akira) —He escuchado muy poco esa banda, pero es buena. (Carlos) —Sania, perdón por gritarte en la mansión, me porté muy malagradecida contigo. (Taylor) —Está bien Taylor y perdóname tú a mí. Me excedí con ustedes. (Sania) —Perdón Sania. (Ayami) Las 3 se miraron y sonrieron. —¿Me ayudan con Ginebra? Hay que subirla a la camioneta. (Sania) Taylor y Ayami le ayudaron a levantarla y los 6 la llevaron a la camioneta a la parte de atrás. En el camino a la mansión los 6 iban platicando. —¿Quién lo diría? Tenemos a una estrella de Rock viviendo con nosotros, asombroso. (Shin)

—No es para tanto. (Taylor) Taylor sonrió. —¿Qué se siente ser famosa? (Shin) —Es genial al principio, pero luego te puedes cansar, como a mí. Por eso decidí aprender japonés y hacer una nueva vida. (Taylor) —¡Yo ya sabía que eras tú! Y la verdad es que tengo el segundo disco de tu banda. Mucho mejor que el primero. El primero lo regalé. (Carlos) —Es cierto Taylor, Carlos ya sospechaba. (Sania) —Pues sí, para el Señor Wikipedia del Rock… espera, ¿Por qué mejor que el primero? (Taylor) —Porque descubrí, no hace mucho, que tu productor les ayudó a escribir sus canciones. Coescribió, por eso regalé tu primer disco. (Carlos) —Ay eso qué, no seas ridículo. (Taylor) —Ay es la verdad, pero la verdad se superaron en los siguientes dos discos. (Carlos) —No más Señor Wiki Rock se fija en eso. (Taylor) —¿Qué? (Carlos) Los 4 (Sin Taylor ni Carlos) se rieron, aunque Taylor sonrió. Los 6 y Ginebra llegaron a la mansión. La bajaron y la acomodaron en un sillón de la sala. Sania le preparó un vendaje. —Sania, ¿No vas a subir a dormir? (Ayami) —No Ayami, me quedaré a cuidar a Ginebra. (Sania) Todos se fueron a dormir, Sania durmió en otro sillón muy cercano.

A la mañana siguiente era viernes y todos, con excepción de Sania, se prepararon para sus labores. —Sa… nia… (Ginebra) —¡Ginebra despertó! (Sania) Todos se sorprendieron. —No te preocupes, ya le voy a llamar al doctor, no te esfuerces. (Sania) —Corren… peligro, Sania. (Ginebra) —Creo que está delirando. (Ayami) —No creo, ya le voy a llamar al Doctor Fujimori. (Sania) Sania tomó su celular y le llamó al Doctor Fujimori. Ginebra se durmió. —¿Doctor? Hola, habla Sania, es una emergencia, una amiga está muy… Sí, estamos en mi mansión. Ok, gracias. Ya viene para acá. (Sania) —Yo ya me voy. (Carlos) —Sí, está bien amor, nos vemos. (Sania) —Ok amor, vengo al rato, bueno, en unas horas. (Carlos) —Sí amor. (Sania) —Adiós. (Shin, Akira y Ayami) —Adiós. (Sania) —¿Qué necesitas? (Taylor) —Por lo pronto nada, más bien que llegue el doctor. (Sania) En un rato más llegó el Doctor Fujimori.

—Hola Sania. (Doctor) —Hola doctor. (Sania) El Doctor Fujimori observó a Ginebra y comenzó a atenderla. —¿La puede salvar, doctor? (Sania) —Perdió bastante sangre pero en el estuche de su celular viene una tarjeta con su tipo y de ese tengo envases llenos… y cosiéndole la herida no hay nada que yo no pueda resolver. (Doctor) —¡¡¡Gracias!!! (Sania) —¡Amazing! (Taylor) Luego de un rato, Ginebra fue instalada y «recargada» de sangre, además el doctor cosió su herida, todo eso en varias horas. Es un doctor inigualable. Terminando, el doctor le cobró a Sania una muy buena cantidad de dinero. —Aquí tiene doctor, muchísimas gracias. (Sania) —Gracias a ti, cuando despierte dile que no se mueva mucho. Tiene que estar en cama por tres días fija y a partir del cuarto día ya podrá ir al baño pero estando todavía en cama por otros tres días más. (Doctor) —Muy bien doctor, así le diré. (Sania) —Me retiro chicas. (Doctor) —Hasta luego doctor. (Taylor y Sania) El doctor se dirigió hacia la puerta principal de hierro, se abrió y se retiró. En unos momentos después Shin, Ayami y Carlos regresaron de la escuela y Akira también para comer. —¡¡¡Por fin vacaciones!!! (Carlos) —¡¡¡Síiiiiiii!!! (Shin y Ayami)

Luego ellos voltearon y vieron a Ginebra con todo el equipo médico. —¡Miren! ¡¡¡Ella se va a reponer!!! (Sania) —Pues sí pero a ver si no nos mata. (Shin) —Jaja. (Carlos) —Jeje. (Ayami) —¡Shin! (Sania) —Era broma, qué bueno que ya está mejor. (Shin) Luego, Ginebra comenzó a despertar. —…Sigo viva. (Ginebra) —Así es y estás a salvo, amiga. (Sania) —Gracias Sania, los ataqué porque como ya les había dicho: Si no los mataba alguien más me iba a matar. No eran «ellos», eso lo dije para asustarlos a ustedes, era alguien. Ese alguien es un encapuchado con atuendo oscuro, es muy misterioso. Es un maestro de poderes malignos, ni siquiera yo sé su nombre. Solo le importa que haya muerte y destrucción, no soporta las buenas intenciones, por lo que ustedes también corren peligro. —¿Pero por qué nos lanzaste el edificio? (Carlos) —Todos los ataques hacia ustedes desde el principio los planeé, no los iba a matar, lo hice para protegerlos y obviamente a ti también, Sania. (Ginebra) —Ahora entiendo todo. ¡Sabía que tú nunca nos habrías matado! (Sania) —¿Entonces el encapuchado vendrá por nosotros en cualquier momento? (Akira) —En vista de que no logré el cometido de matarlos, sí, no tarda en venir. Tienen que tener mucho cuidado. (Ginebra)

—Pero si tú misma le temes a ese encapuchado y de por sí eres más poderosa que nosotros, ¿Qué vamos a hacer? (Shin) —Hay alguien más poderoso que yo. (Ginebra) —¡¡¡¿¿¿Quéeeeeee???!!! (Los 6) —Es nivel 10 también pero aún así me supera, manipula y crea energía solar, se llama Tonatiukonétl y vive en la Ciudad de México. (Ginebra) —¡¡Ooooo!! ¡¡Yo soy de México!! Hasta paisano salió. (Carlos) —¿Pero entonces él nos va ayudar? (Ayami) —Más bien el encapuchado se debe estar dirigiendo a la Ciudad de México, para amenazarlo como a mí o controlarlo. (Ginebra) —¿Y por qué no simplemente el encapuchado viene y nos mata? (Carlos) —Porque lo que esa persona quiere es crear caos, si solo los matara sería algo muy simple. (Ginebra) —¡Maldito! (Carlos) —Y por cierto, poco antes de esta última batalla entre ustedes y yo, fue a buscarme para volverme a amenazar, me preguntó enfurecido que por qué no los había matado, que lo había engañado. Entonces le prometí que esta vez sí los iba a matar, y le tuve que rogar por mi vida, pues le había hecho creer incluso antes que ya los había matado, por eso los dejé inconscientes a ustedes aquella vez. (Ginebra) —Definitivamente nos va a matar. (Ayami) —Hay que calmarnos y planear algo. (Taylor) —Podemos derrotarlo, es cuestión de prepararnos. Digo, vencimos a Ginebra, no es imposible. (Carlos) —Sí y parecía que no podíamos. ¡Vamos a México! (Sania)

—¡Sí! ¡Estaría formidable! ¿Pero con qué dinero? (Carlos) —¡Momento! Primero pasemos Nochebuena y Navidad juntos, ya está muy cerca la fecha, ¿Qué les parece? (Ginebra) —¡¡¡Síiii!!! (Los 6) —Y luego nos vamos a México, aunque no sepamos español, jaja. (Shin) —Jeje, tendrás que ser nuestro guía Carlos. (Ayami) —Yo también soy de México amor. (Habló en español) (Sania) —¡¡¡No mames!!! ¡¿Neta amor?! (Español) (Carlos) —Sí amor. (Español) (Sania) —¿Qué dijiste Sania? (Ayami) —Chicos, yo también soy de México. (Sania) —¡¡¿Quéeeeeeeeee?!! (Akira, Shin, Ayami y Taylor) —¡Nunca me lo habías dicho! (Taylor) —Nunca me lo habías preguntado, jaja. (Sania) —Bueno por tu cara obviamente uno piensa que no eres de aquí, no tienes rasgos japoneses. Pero uno puede pensar que unos señores japoneses te adoptaron y por eso te apellidas Tsukino y toda la vida te criaste en Japón. ¿Así fue no? (Carlos) —No, viví casi toda mi vida en México y en Japón llevo como 2 años, (Los contó con sus dedos) sí 2 años. Mis papás también son mexicanos. (Sania) —¿Y por qué tu apellido es Tsukino? (Carlos) —Aah, ahí te va. Nos pusimos otro apellido cuando llegamos a Japón por seguridad y por proteger las empresas. Yo lo elegí, por el de Sailor Moon, ooobvio. Y mis papás aceptaron ese apellido. (Sania)

—Aaah ok, jaja, pues sí el de Sailor Moon, Serena Tsukino. ¿Y cuál es tu verdadero apellido? (Carlos) —Ah, no te voy a decir, es sorpresa, jaja. (Sania) —¡Ándale! (Carlos) —No, todavía no. (Sania) —¡Dinos, Sania! (Ayami) —Noooo. (Sania) —Bueno, no nos digas. (Carlos) —Luego les digo, no se preocupen. (Sania) —Jaja, mejor hay que ir viendo lo de la Nochebuena. (Ginebra) —¡Síiii! (Shin) —¿Sí sirve el horno de la estufa amor, para poder hornear el pavo? (Carlos) —¡Claro amor! ¿Pero no van a querer comprar la comida hecha? (Sania) —Naaaa… (Shin y Ayami) —El chiste es cocinar. (Akira) —Eso sí. (Carlos) —Sí Sania, es lo genial de la Nochebuena. (Ginebra) —Ah no, como quieran. Entonces hay que empezar a comprar todo. (Sania) —Oye, ¿Y de qué parte de México eres? ¿De qué ciudad? (Carlos) (Español) —Eso también es sorpresa amor. (Sania) (Español) —¡¡¡Amooor!!! (Español) (Carlos)

—Jajaja. (Español) (Sania) En los días siguientes, Carlos se mandó a hacer sus últimos parches y además compró uno de WASP y uno de Iron Maiden. Se mandó a hacer otro de Dozer con el logo como en los discos Call It Conspiracy y Through the Eyes of Heathens, además de mandarse a hacer otros. Sania vio que Carlos consiguió esos parches una tarde en que regresó a la mansión. —Oye amor, ¿Sabes coser? Sí sé coser, pero no soy bueno. (Carlos) —Sí. ¿Quieres que te los cosa, amor? (Sania) —¡Síiii, por favor! (Carlos) Todo eso lo dijeron en español, de hecho desde que Carlos supo que Sania es mexicana los dos, entre ellos, solo hablan en español. Sania le cosió sus parches y Carlos quiso quitar algunos. Tanto de los nuevos como de los anteriores fue totalmente idea de Carlos el lugar en dónde acomodarlos en su chaleco. Al final el chaleco quedó así, ubicados los parches solo en la espalda de las siguientes bandas: Inepsy, King Diamond, AC/DC mero arriba y debajo de estos, dos líneas horizontales de estoperoles redondos como los de la parte de enfrente del chaleco. Abajo uno de la portada del disco Filth Hounds of Hades de Tank con el fondo negro, uno de Speedwolf, uno sublimado de la portada del disco Fire Down Under de Riot, uno de Saxon, uno de motörhead, uno de Sasquatch, el de Dozer nuevo antes mencionado, el de Iron Maiden, el de WASP, uno de la portada del Sad Wings of Destiny de Judas Priest, uno de Black Sabbath, uno de Speedböozer, uno de la portada del disco Farewell to Hell de Midnight con el fondo negro y mero abajo uno de Guns N’Roses. Se los cosió en varios días. —Muchas gracias amor, coses muy bien. (Carlos) (Español) —De nada mi amor. (Sania) (Español)

Claro que además, en esos días todos compraron todo para la cena. —Miren, me lo mandaron mis papás para la cena. (Sania) Ella les mostró al resto de los 6 y a Ginebra una pierna de puerco. —¡Qué bien! (Shin) —¡Qué rico! (Ayami) —Ahora el problema será cocinarlo. (Akira) —Yo sé cocinar. (Sania) —¡Ooooh! (Shin y Ayami) —¡Qué bien amor! ¿Te enseñó tu mamá? (Carlos) —Así es. (Sania) El 24 de diciembre llegó, Sania cocinó pero todos ayudaron en algo, hasta limpiando y decorando la sala, el comedor e incluso poniendo el árbol de Navidad y los adornos. También limpiaron la mansión: Los pisos y cuartos. Eran días de paz y sorpresivamente el encapuchado nunca apareció. Ya se acercaba la hora de la cena. Ginebra se sentó en el piano del papá de Sania, y Sania andaba por ahí. —Oye Sania, ¿Recuerdas? (Ginebra) —Sí, cuando tocabas el piano en tu casa de Tokio y cantabas. (Sania) Sania se sentó junto con ella. Las dos sonrieron y Ginebra empezó a tocar, y luego a cantar a la vez. —Slip inside the eye of your mind, don’t you know you might find a better place to play. You said that you’d never been but all the things that you’ve seen are gonna fade away.

So I start a revolution from my bed… (Ginebra) Ginebra siguió cantando y llegó al coro. —¡¡¡So Sally can wait!!! she knows its too late as were walking on by, her soul slides away, ¡¡¡But don’t look back in anger!!! ¡I hear you say! (Ginebra) —La sigues tocando igual que siempre. (Sania) Ginebra sonrió y se rió. Ayami estaba leyendo un cuentito de Frozen en el sillón de la sala. Los 6 y Ginebra empezaron a cenar luego de un rato. —Ya ven a cenar. (Taylor) —Sí, ya voy. (Ayami) Luego de eso todos empezaron a cenar por fin. Había pavo y pierna de puerco. —Nunca había hecho esto. (Sania) —¿Qué? (Ayami) —Cenar con unos amigos en Nochebuena. (Sania) —Ni yo. (Ayami) —Yo tampoco, yo creo que casi ninguno de nosotros, ¿No? (Carlos) —Pues no es algo muy común. (Shin) —Ya mañana nos vamos. (Akira) —Sí, un 25 de diciembre. (Carlos) —¡Síii! ¡México! ¡Será emocionante! Ya de por sí esta Nochebuena estilo occidente me encantó. (Ayami)

—¡Sí! Con nuestros 2 guías. A mí también me encantó esto. (Shin) —Y aunque no sepa nada de español, bueno ustedes tampoco. (Ayami) —Jaja. (Akira) —Pues terminando de cenar ya hay que alistar todo. (Carlos) —Sí, hay que empacar. (Sania) —Yo iré con ustedes, aquí estaría aburrida sola además de todavía débil y desprotegida. (Ginebra) —Pues claro amiga, no te vamos a dejar sola. (Sania)

Capítulo 8 ¡México!

Los 6 y Ginebra terminaron de alistarse en navidad, se dirigieron al aeropuerto en 2 taxis, y por suerte consiguieron boletos para la Ciudad de México, Sania pagó los de los 6. Ginebra pagó el suyo además de pagarle a Sania por su curación. Luego de eso partieron. Ellos disfrutaban cada momento del viaje, iban a ser 15 horas de vuelo. Shin se sentó con 2 extraños, Taylor con Ayami, Akira con Ginebra y Carlos con Sania. Al lado de los que iban de 2 en 2 también había un extraño o extraña. Ayami sacó otra vez su cuentito de Frozen y se puso a leerlo. Cabe destacar que el librito está en japonés. —¿Qué onda con ese cuentito de Frozen? (Taylor) —¿Qué tiene? ¡Me gusta! Me identifico mucho con Elsa. (Ayami) —¿Por qué? ¿Porque también tú haces hielo? Jajaja. (Taylor) —Pues claro, y porque es solitaria. (Ayami) —De haber sabido que tú, estando del lado de la ventana, ibas a estar leyendo el cuentito me hubiera sentado en tu lugar desde el principio. (Taylor) —Ay, pues te cambio el lugar y ya. (Ayami) —Pues sí. (Taylor) Ellas se cambiaron el lugar, quedando Taylor del lado de la ventana y se puso a observar el cielo a través de ella. Después de 15 horas, los 6 y Ginebra llegaron a México. Todos bajaron del

avión. —¡Ahhh! ¡Mi tierra querida! ¡Mi patria! (Carlos) —Así es amor. (Sania) En ese momento Sania y Carlos se miraron y sonrieron. —¡Llegamos! (Ayami) El estómago de Ayami sonó. —Ouuuh… tengo hambre, y con esta hambre pues a comer... (Ayami) —Mejor comemos en el hotel, ¿No te puedes esperar tantito? (Carlos) —No, ya no aguanto. No me completé con la comida del avión. (Ayami) —A mira, allá hay un Seven Eleven. Vamos, hay algo que te va a quitar el hambre que venden ahí y está delicioso. (Carlos) —A ver. (Ayami) Ayami, Sania y Carlos entraron a aquél Seven Eleven del aeropuerto. Los demás se quedaron afuera. Carlos traía su chaleco de estoperoles y parches encima de su chamarra negra de cuero y el pelo sin mousse y sin estar muy peinado para atrás, ya lo traía más largo, le llega ahora a los hombros, y su fleco lo trae a un lado, en parte en medio, pero sus patillas siguen largas, en forma de L cada una, igual que siempre, gruesas. —Mira, estos son, se llaman Choco Roles. (Carlos) Sania los pagó por ahora porque ella contaba con dólares y nadie traía pesos mexicanos. Ayami dijo que se los pagará cuando cambie los yenes. —¡Mmm! Están muy ricos. (Ayami) —Te lo dije. (Carlos) Ayami traía puesta una chamarra café, con barbitas debajo de ambas mangas y en el pecho, además de en la espalda.

Shin traía una parka verde un poco ajustada. Sania traía un abrigo negro con forma, un poco, de saco en la parte de arriba. Akira traía una chamarra negra de cuero. Taylor también traía su chamarra negra de cuero. Ginebra traía un abrigo blanco, también un poco con forma de saco en la parte de arriba. —Antes de buscar un hotel hay que encontrar una casa de cambio que acepte yenes, para que cada quién tenga su dinero. (Sania) —Sí está bien, ¿Pero dónde habrá? (Carlos) —Es cierto, hay que cambiar nuestro dinero. (Ayami) Carlos se acercó a un módulo de información. —Oiga disculpe, ¿Sabe de alguna casa de cambio que acepte yenes japoneses aquí en la Ciudad de México? ¿O dónde pueda haber? (Carlos) (Español) —Claro, lo verificaré… (Mujer del módulo) (Español) La mujer del módulo le proporcionó la dirección de una y los 6 y Ginebra tomaron 2 taxis para ir para allá. Llegaron y cambiaron su dinero, pero se empezó a hacer tarde. —Deberíamos comer. (Taylor) —¿Qué quieren comer? (Ayami) —¡Ya sé! Quesadillas sin queso. (Carlos) —Jaja. (Sania) —¿Qué es eso? (Ayami) —En cualquier puesto en la calle hay, miren. (Carlos)

Carlos se acercó a un puesto cerca, afuera de la casa de cambio. —Son estas, y también hay tacos. (Carlos) —¡¡¡Tacos!!! ¡Quiero probarlos! (Ayami) —Aaah, yo también. (Akira) Todos comieron en el puesto, también compraron soda. —Están muy ricos. (Ginebra) Después de comer, los 6 y Ginebra decidieron buscar un hotel. Cerca de ahí encontraron uno. Para su suerte quedaban 9 cuartos individuales disponibles, así que cada quién se instaló en un cuarto y dejó su equipaje. Se dieron ese lujo porque el hotel era barato. Luego de eso salieron al pasillo. —Oigan, ¿Y si vamos con el Tona ese que dice Ginebra? ¿O ya es muy noche? (Carlos) —Sí, ¡Vamos! (Shin) —No es tan tarde, tal vez lo encontremos. (Taylor) —¡Síiii! (Ayami) —¿Ya te sientes bien para caminar buen rato, amiga? (Sania) —Sí, no te preocupes. Vamos. (Ginebra) Esta vez usaron el transporte del hotel, se dirigieron con los choferes de algo parecido a taxis pero obviamente de ese mismo lugar. —Vamos a las ruinas de Tenochtitlán por favor. (Ginebra) —Vamos a las ruinas de Tenochtitlán por favor. (Sania) (Español)

—¿Tan tarde? (Chofer 1) —Sí, no importa. (Sania) (Español) Los 6 y Ginebra veían la ciudad en el camino. Al fin llegaron a las ruinas de Tenochtitlán, y le pagaron a los choferes. Como era el transporte del hotel salía más barato que el taxi. —¡Wooow! (Ayami) —Sí, están muy chidas. Yo solo había ido a Palenque y sus ruinas, pero están en otra ciudad. ¿Habías venido aquí amor? (Carlos) —No, nunca. (Sania) —Miren, el está cerrado pero si doblo la puerta con mi poder podemos entrar y ya de regreso la arreglo, ¿Entramos? (Akira) —Sí, al cabo es de hierro, tú la arreglas. Jaja. (Carlos) —Sí, vamos. (Ayami) La noche, la luz de la luna y la iluminación que tenía el lugar mostraba un formidable paisaje. Al mismo tiempo que los 6 y Ginebra caminaban y veían ese paisaje comenzaba a sonar la canción Volver a Comenzar de Café Tacuba. Venía de la pirámide más visible y se acercaron a ella. Entraron. —Ahí está. (Ginebra) Los 6 y Ginebra vieron al fondo un trono azteca, y en él estaba sentado un hombre aproximadamente de la edad de ellos, de 1.60 m de estatura, de playera negra lisa de manga corta, con una especie de collar-hombreras dorado, (muy parecido al que usa el power ranger negro de los Power Rangers Zeo, pero no más parte de los hombros y el pecho, o sea que sin lo de las costillas, además de que abarcaba un poco el cuello y más delgado y comprimido, por lo que es mucho menos voluminoso) es moreno y de pelo muy largo, negro y lacio. Tenía pantalón azul de mezclilla y tenis blancos. 2 hombres y 2 mujeres le hacían «airecito» de cada lado con el típico artefacto

que en épocas antiguas usaban los sirvientes para hacerle ese «airecito» a los emperadores o faraones. Era Tonatiukonétl. —¿Qué? A ver, a ver. ¿Quién los dejó entrar? No son horas, órale, como van. (Tonatiukonétl) (Español) —¡Hola Tonatiukonétl! (Español) Ehhh… es lo único que sé decir en español… (Japonés) Hemos venido desde Japón a verte, porque eres más poderoso que yo. (Ginebra) (Inglés) —Ginebra… te recuerdo. Ya pasó algún tiempo de cuando fui a Europa y éramos más poderosos que los espers que habían ahí. (Tona) (Inglés) —¡Claro! (Ginebra) (Inglés) —¿Y ellos que vienen contigo también son espers? (Tona) (Inglés) —Sí. (Ginebra) (Inglés) —A ver, acérquense. Veré qué tan poderosos son. (Tona) (Inglés) —Quiere que nos acerquemos. (Carlos) —Vamos. (Sania) Los 6 se acercaron y con su poder solar Tona hizo que cada uno emitiera luz alrededor de sus cuerpos. —Ustedes son nivel 5, totalmente parejos. No me superan chavos. (Tona) (Inglés) —¿Oyeron? ¡Somos nivel 5 y parejos! (Carlos) —Ya están a mi nivel, pero no he subido. (Sania) —¡Qué bien! (Ayami) —Muy bien. (Akira)

Taylor y Shin sonrieron. —Ya se cumplió la igualdad perfecta entre nosotros 6. (Ayami) —Sí, cierto. (Carlos) —Ahora que recuerdo… un encapuchado vino y me habló de ustedes hace poco. (Tona) (Inglés) —¡¡¿¿Qué te dijo??!! (Carlos) (Inglés) —Que 6 vendrían a visitarme y posiblemente una persona más. (Tona) (Inglés) —¡¿Solo te dijo eso?! (Sania) (Inglés) —También que dos de ustedes me resultarían, en cierto modo familiares. (Tona) (Inglés) —A sí, es porque ella y yo también somos mexicanos. (Carlos) (Español) —Eso lo explica… y también me dijo que esos 6 y la otra persona aparentarían ser muy amables pero en realidad vendrían a matarme, colándose y entrando a la pirámide sin permiso. (Tona) (Español) —No, no es cierto. Venimos de paseo. (Sania) (Español) —El encapuchado te metió ideas de nosotros, también venimos a decirte que no confíes en esa persona. (Carlos) (Español) —¿Y cómo sé que ustedes no me están mintiendo? (Tona) (Español) De pronto, sin que nadie se diera cuenta, el encapuchado apareció silenciosamente y a distancia le lanzó un poder al estómago de Tona. Los sirvientes se asustaron y él, haciendo una expresión de dolor se agachó, cerrando los ojos. —¡¡¿Qquién fue?!! (Tona) (Español) Los 6 y Ginebra se voltearon a ver sorprendidos por lo que pasó.

—Nosotros no fuimos. (Sania) (Español) —¡Es neta! ¡Nosotros no fuimos! (Carlos) (Español) —¡Imbéciles forasteros! ¡Ya les tuve mucha paciencia! ¡Me están viendo la cara! (Tona) (Español) Tona se levantó diciendo lo anterior y creó energía solar con su mano derecha. Les lanzó esa energía solar y los debilitó totalmente, incluyendo a Ginebra, dejándolos inconscientes. —¡Malditos! (Tona) (Español) De pronto, 2 encapuchados de blanco aparecieron. —¿Qué mier…? (Tona) (Español) Los encapuchados de blanco desmayaron con sus poderes mentales a Tona y a los sirvientes. Luego, transportaron a los 6 y a Ginebra al hotel donde estaban hospedados y a sus respectivos cuartos, volando hacia allá cargándolos de 2 en 2 sin que nadie más los mirara. Terminando lo anterior ellos se habían ido. Al día siguiente, todo apuntaba a que era un día normal, pero claro que no fue así… —¿Qué? (Shin) Shin fue el primero en despertar y sabía que algo andaba mal. Estaba perfectamente consciente de lo sucedido la noche anterior. Luego de un rato pequeño todos despertaron y, curiosamente, salieron al pasillo. —Oigan, ¿Qué pasó con Tonatiu… eso? (Akira) —Nos amenazó, ¿No? (Carlos) —Sí, porque creyó que lo atacamos o alguien lo atacó pero no fue así. (Ayami) —¿Pero cómo fregados regresamos a aquí? (Sania) —Es inexplicable… (Taylor)

—Algo debió de haber pasado… (Shin) —El punto es que nos hizo mierda. (Ginebra) —Hay que volver con él. (Akira) —Sí, él tiene razón. Hay que volver por respuestas… (Shin) —A mí me da miedo… Es demasiado poderoso (Sania) —Amor, tal vez es la única manera. (Carlos) —¿Sania la maldad personificada diciendo eso? ¡¡¡Come on!!! (Taylor) —No es de maldad o no. Ya no soy malvada ¡¿Y si nos mata?! (Sania) —Nunca lo sabremos si no vamos. (Ginebra) —Pero también él nos puede buscar. ¿Para qué ir? (Sania) —Hay que atrevernos Sania, no venimos desde Japón en vano. (Ayami) —Exacto. (Taylor) —Bueno ya, vamos. (Sania) Los 6 y Ginebra fueron a desayunar ahí mismo en el hotel, además de alistarse en sus respectivos cuartos. Luego de eso tomaron 2 taxis para volver a ir a las ruinas, ya que el transporte del hotel estaba ocupado e iba a tardar. Era de día, así que obviamente había turistas, y bastantes. Al final a ellos no les importó eso y fueron a volver a enfrentar a Tona. Él y sus sirvientes seguían en la misma pirámide donde se encontraban la primera vez que se «enfrentaron», pero esta vez Tona estaba guiando a unos turistas de Estados Unidos y hablando con ellos obviamente en inglés. Al ver Tona a los 6 y a Ginebra, estos últimos se pusieron ligeramente nerviosos, innegablemente.

Los 6 y Ginebra esperaron a que Tona se desocupara. Al haberse desocupado, Tona se dirigió a ellos. —¿No tuvieron suficiente con atacar mi estómago cabrones? (Tona) (Español) Sin entender lo que dijo, Taylor se dirigió a él. —Buscamos respuestas, lo de ayer estuvo muy confuso. (Taylor) (Inglés) —Está más claro que el agua. (Tona) (Inglés) Tona empezó a juntar energía solar con su mano derecha. —¿Quieren sufrir más? (Tona) (Español) Los sirvientes estaban atónitos como el día anterior, nunca habían visto a Tona así. —No fuimos nosotros, ¿¡Qué no entiendes!? (Carlos) (Español) —Algo anda mal y tienes qué entenderlo. (Ginebra) (Inglés) Tona volteó a ver a sus sirvientes. —¡¡Digan algo!! (Tona) (Español) Un sirviente se atrevió a hablar, pero a duras penas. —Vv… ví a un encapuchado oscuro, co… como el de la vez pasada que se, se disponía a atacarlo su alteza. (Uno de los sirvientes) (Español) —¡¡¡¿Y luego?!!! (Tona) (Español) —Solo eso re, mmm, cuerdo. (Uno de los sirvientes) (Español) Tona dirigió la mirada a los 6 y a Ginebra, pero le seguía hablando al sirviente. —No te creo nada y además, si es que estás diciendo la verdad, me pudiste haber avisado, imbécil. (Tona) (Español)

Tona les volvió a lanzar su energía solar a los 6 y a Ginebra, pero esta vez Ayami creó una enorme pared de hielo para protegerse y protegerlos. —¡Muy bien Ayami! (Sania) En ese momento, todos juntaron energía para protegerse y también para atacar. La pared de hielo de Ayami no resistió mucho y se derrumbó, pues el poder de Tona es demasiado. Taylor lanzó un Abysmal Scream. —¡Abysmal Scream! (Taylor) Dejando sordo a Tona y a los sirvientes, y con dolor en los oídos. —¡Tengo una idea! (Shin) Shin volteó a ver a Ayami. —¡Juntemos nuestros ataques! (Shin) —¿¡¡Qué!!? (Ayami) —¡Sí! Usa tu agua, confía en mí. (Shin) Ayami miró a Shin muy confiado. —Ok. (Ayami) Shin volteó a ver a Tona y dijo: —¡¡¡Tifón!!! (Shin) Creando un tornado y Ayami, al haber entendido la idea, formó todo un mar y de esa manera crearon un tifón real. En ese momento Ayami y Shin gritaron: —¡¡¡¡¡Tifón!!!!! (Shin y Ayami)

Y se lo lanzaron a Tona, estando él distraído por lo que acontecía. —¡¡¡Aaaaarrrrggghhh!!! (Tona) —¡Ya lo debilitamos! (Shin) —¡Rayo Rojo! (Carlos) Carlos aprovechó para lanzarle un Rayo Rojo, golpeándolo. Pero… no le hizo mucho daño a Tona. Él dirigió ahora la mirada a ellos. —¡Ja! Nun, nunca me podrán derrotar. (Tona) (Inglés) Tona se volvió a levantar mientras decía eso. —¡¡¡Insania!!! (Sania) El ataque de Sania apenas rosó a Tona. Akira decidió aplicar su arma maestra, Ginebra estaba inmóvil por no saber qué hacer. Akira creó su espada. —¡¡¡Tokyo Blade!!! (Akira) Tona gritó: —¿Tienen qué gritar el nombre de todos sus ataques? A parte de molestos son imbéciles… (Tona) (Inglés) Tona con un simple movimiento de su mano derecha y su energía solar derritió la espada de Akira. Akira estaba sorpendido y asustado como nunca. —Es su fin, forasteros. (Tona) (Español) Tona estaba a punto de matarlos o al menos de derrotarlos de un golpe, pero de pronto, un turista se les acercó. El turista lanzó una especie de rayo de energía verde a la mano derecha de Tona.

Él era un chico de pelo largo y café. Es un chico down, tiene una playera negra de Carcass, él es muy blanco, posee un pantalón verde aguado con 2 bolsillos extra al lado izquierdo y derecho respectivamente a la altura de las rodillas (los bolsillos), tenis negros y mide 1.50 m aproximadamente. —¡¡¡Aaaaauuuu!!! ¿Otro imbécil? (Tona) (Español) —Si no es necesario, No… Hay… Qué… Pelear… (Turista) (Español) Todos, absolutamente todos, estaban sorprendidos. —Tú a lo tuyo. (Tona) (Español) —En eso estoy. (Turista) (Español) El turista lanzó energía verde a la cara de Tona, debilitándolo. —¡Aaaarrrrgggghhhh! ¡¡¡Maldito!!! (Tona) (Español) El turista poseía una seguridad de hierro, se notaba que es una persona justa, bondadosa y disciplinada. El turista hizo la excepción de atacar porque lo creyó necesario. Tona estaba furioso por aquél ataque del turista y absolutamente todos estaban sorprendidos por este último. —¿Qué mierda está pasando aquí? (Taylor) —Pues chanza vino a ayudarnos. (Carlos) —¡¿Tú qué quieres?! (Tona) (Español) —Ahorita no tienes qué pelear. (Turista) (Español) —¿Y cómo sabes que no, si no viste la situación antes? Acabas de llegar, ya lárgate metiche. (Tona) (Español) Tona juntó energía solar con su mano derecha.

—¡¿Qué no entiendes?! ¡¡¡Largo!!! (Tona) (Español) Tona lanzó energía solar. El turista lanzó energía verde nuevamente en forma de rayo, desviando la energía solar de Tona. Luego el turista le lanzó otro rayo a Tona, esta vez directamente hacia él, el turista usó su mano. —¡Aaaarrrghh! (Tona) —¿Viste amor? Esos rayos verdes son como tu Rayo Rojo. (Sania) (Español) —Sí amor, de hecho. A mí también me llamaron la atención. (Carlos) (Español) Tona se quedó callado un momento, luego empezó a hablar. —Baia… en verdad eres poderoso. Mereces todo mi respeto. (Tona) (Español) Todos se volvieron a sorprender, pero esta vez por la actitud de Tona. Hubo otro pequeño silencio y luego empezaron a entrar turistas a la pirámide, obviamente como si nada, sin que ellos se dieran cuenta de lo que acababa de pasar, pues la pirámide absorbe mucho el ruido dentro.

Capítulo 9 Sol verde bandera

—Los veo más tarde, tenemos qué hablar. (Español) (Tona) —Sí, está bien. (Español) (Carlos) —¿Qué dijo? (Ayami) —Que nos verá más tarde, y que tenemos qué hablar. Le dije que sí, que está bien. (Carlos) —Ooh… ok. (Ayami) —Tal vez ya no quiera pelear. (Akira) —El encapuchado lo atacó ayer, porque ¿Quién más pudo haber sido? (Taylor) —Así es. A menos de que lo haya atacado un habitante del D.F. o un invasor extranjero pero no creo, solo el encapuchado. (Sania) —¿Qué es D.F.? (Shin) —Ciudad de México. (Sania) —Aaaa, ok. (Shin) El turista se había quedado cerca de donde estaban los 6 y Ginebra. —Ah, oye y tú, por cierto, gracias por haber detenido a Tonatiukonétl, nos hubiera dejado inconscientes, jaja. (Carlos) (Español) —De nada, jaja. (Turista) (Español) —¿Cómo te llamas? (Carlos) (Español)

—Juanito. (Juanito) (Español) —Mucho gusto Juanito, yo soy Carlos y ellos son Akira, Ayami, mi novia Sania, Taylor, Shin y Ginebra. (Carlos) (Español) —Hola. (Dijeron los que conocían esa palabra) —Mucho gusto, jaja. Pensé que sería bueno detener esto. La violencia no es buena, no. (Juanito) (Español) —Hiciste bien. (Sania) (Español) —Bueno, vámonos de aquí. Yo digo que vayamos a comer a un lugar aquí cerca para esperar a Tonatiu… konétl. (Carlos) —Sí amor, creo que hace rato vi unos tacos cerca. (Sania) —¡Sí! ¡Vamos a ahí! ¡Con esta hambre pues a comer! (Ayami) Los demás accedieron. —¿Vienes con nosotros? (Sania) (Español) —Sí Juanito, ¡Ven! (Carlos) (Español) —No me puedo separar de mis compañeros de la asociación, lo haré pero al menos les voy a avisar. (Juanito) (Español) —¡Ah, muy bien! (Carlos) (Español) Juanito regresó con su grupo que venía desde otra parte de México, para avisarles. Obviamente la señora a cargo se negó y sus demás compañeros se reían de la situación. Juanito escapó y regresó corriendo con los 6 y Ginebra. —¡Vámonos! (Juanito) (Español) Todos vieron la situación de Juanito a lo lejos. —¿Por qué se enojó la señora? (Shin) —Porque Juanito está escapando y él viene en ese grupo de su viaje. (Carlos)

Como estaban al aire libre, a Shin se le ocurrió crear un remolino recabando toda la tierra posible, y de ese modo la señora y los compañeros de Juanito no pudieron ver nada. El resto de los turistas se sorprendieron por aquél remolino. Los 6, Ginebra y Juanito se fueron tranquilamente. —Jaja, ¡Gracias! (Juanito) (Español) Shin no le entendió pero sonrió y levantó el pulgar. Los chicos encontraron un puesto de tacos cerca de las ruinas, comieron y platicaron Carlos y Sania con Juanito. —¿De dónde eres Juanito? Por tu acento yo digo que eres de Nuevo León, o de Saltillo, Coahuila. (Carlos) (Español) —Soy de Monterrey. (Juanito) (Español) —¿Y de mero Monterrey o de Guadalupe, Santa Catarina, San Nicolás, Apodaca, San Pedro…? (Carlos) (Español) —Del mero Monterrey. (Juanito) (Español) —A mira, yo viví en Nuevo León diez años: 1 año en Guadalupe, 2 años en Monterrey y luego 7 años en Guadalupe otra vez. (Carlos) (Español) —Oh, ¡Qué bien! (Juanito) (Español) Siguieron platicando en las mesas después de comer, pasó el tiempo y de repente apareció Tonatiukonétl. Al mirarlo todos hubo un momento de seriedad. —No creemos que haya sido alguien de nosotros. De seguro fue el encapuchado. (Sania) (Español) —¿Por qué sería el encapuchado si él me advirtió de ustedes? (Tona) (Español) —¿Y apoco no lo ves sospechoso? Todo apunta a que es un complot contra nosotros. (Carlos) (Español) —Ellos no son malos, se portaron bien conmigo ahorita. (Juanito) (Español)

—Mmmm… Tal vez tengan razón. Lo buscaré para saber la verdad. (Tona) (Español) —Pues vamos todos. (Carlos) (Español) —Sí, vamos todos. (Juanito) (Español) —Órale pues, por cierto, me voy a presentar: Mi nombre es, como Ginebra ya les había dicho, Tonatiukonétl. Me dicen Tona. Soy descendiente del último emperador azteca, o como lo llamamos nosotros, del último tlatoani mexica Cuauhtémoc. (Tona) (Español) —¡¡¡¡¿¿¿¿Quéeeeee????!!!! (Carlos y Sania) (Español) —Así es chavos y mi familia ha sucedido el trono en secreto desde entonces, con muy poca autoridad y descartando los sucesores de Cuauhtémoc que dizque seguían siendo tlatoanis pero solo servían en realidad a Hernán Cortés y al imperio español. Por una luz que había alrededor de mi cuerpo cuando nací, mis papás me nombraron Tonatiukonétl, que significa «Hijo del Sol». Esa luz es el inicio de mi poder solar, lo tengo desde entonces. (Tona) (Español) —Eres sorprendente Tona. (Carlos) (Español) —Gracias. (Tona) (Español) —¿Y dónde están tus papás ahorita? (Sania) (Español) —Ellos están en otra parte de las ruinas y hacen lo mismo que yo. Son guías bilingües para turistas, no hay de otra. Chingada madre… Por cierto, no quiero sonar muy sangrón pero mis papás y yo somos, además de mi papá y yo ser los últimos descendientes de Cuauhtémoc, los últimos mexicas de raza pura. Mi mamá también es descendiente de la «nobleza», por llamarlo de alguna manera, y es de otra familia que tampoco se relacionó con los españoles ni con los mestizos en todos estos años. (Tona) (Español)

—Creo que en la selva Lacandona hay indígenas de raza pura. (Carlos) (Español) —Es muy posible. (Tona) (Español) —Ya vámonos. (Sania) (Español) —Me voy a escapar. (Juanito) (Español) —¿Qué traes Juanito? (Carlos) (Español) —Me voy a escapar del tour. (Juanito) (Español) —No Juanito, mejor regresa y pide permiso. De perdido avisa. (Sania) (Español) —No me van a dejar. (Juanito) (Español) —Pues avísales que te vas a ir y te vas corriendo, así ya de perdido saben. (Tona) (Español) —Sí, eso voy a hacer. (Juanito) (Español) —¿A dónde se habrá ido el encapuchado? (Carlos) (Español) —Hay que buscarlo. (Sania) (Español) De pronto, 2 turistas mexicanas se sentaron en una mesa cerca de ellos y una de ellas estaba con el celular. —¡Mira lo que pasó en Chihuahua! ¡Se desplomaron 2 edificios abandonados y por poco matan a varias personas en el centro de la ciudad! (Turista 1) (Español) —¿Pero en qué ciudad fue eso? ¿En Ciudad Juárez o en Chihuahua, Chihuahua? (Turista 2) (Español) —¡En Chihuahua, Chihuahua! ¡En la capital! (Turista 1) (Español) —¡¡¡No mames!!! (Carlos) (Español) —¿Ya escucharon? ¡¡¡Vámonos a Chihuahua!!! (Sania) (Español)

—¿No será coincidencia? (Tona) (Español) —No creo, yo soy de allá, a lo mejor el encapuchado quiere hacerme daño atacando mi ciudad. (Carlos) (Español) —A parte yo también tengo parientes allá. (Sania) (Español) —¿Neta amor? (Carlos) (Español) —Sí. (Sania) (Español) —Mmmm… ta madre… norteños tenían que ser… (Tona) (Español) —Cállese pinche chilango, jaja. (Carlos) (Español) —Jaja, ay no… (Sania) (Español) —Yo soy de Monterrey. (Juanito) (Español) —Uh que la chingada… (Tona) (Español) —Vamos al hotel rápido por nuestras cosas, ¿Nos vemos en el aeropuerto Tona? (Carlos) (Español) —Sí, ¿Sí vas a venir? (Sania) (Español) —No, por norteños culeros. No se crean, sí quiero ir. Le avisaré a mis papás y les diré que iré hasta allá en relación a algo de mi poder. Con eso me darán permiso de volada. (Tona) (Español) —Oigan, ¿Qué está pasando? (Ayami) Carlos y Sania les explicaron a todos de manera rápida todo lo que ocurrió, también les contaron que Tona es descendiente de Cuauhtémoc, agregando que este último fue el último emperador azteca. Todos sorprendidos accedieron a ir al hotel por las cosas. —Nos vemos en el aeropuerto en 2 horas. (Tona) (Español) —Ok, ahí nos vemos. (Carlos) (Español)

—Bye. (Sania) Los 6 y Ginebra se fueron a tomar 2 taxis para ir al hotel. —Me voy a arriesgar. (Juanito) (Español) Juanito sonrió. —Me caíste bien Juanito, te voy a adoptar. (Tona) (Español) Tona a la vez de decir eso le dio una palmada en el hombro izquierdo a Juanito, estando los dos de espaldas y se terminó la escena, cerrándose en un círculo con el fondo negro, como cuando se terminan las películas de Star Wars. Pasó poco más de hora y media, los 6 y Ginebra ya estaban en el aeropuerto esperando sentados a Juanito y a Tona. —Oye amor, voy a sacar mi celular de Chihuahua y le pondré saldo. (Carlos) (Español) —Sí amor, de hecho vamos, yo también voy a poner saldo. (Sania) (Español) —Ah Bueno. (Carlos) (Español) Ellos 2 fueron al Seven Eleven del aeropuerto y le pusieron saldo a los celulares. Se sentaron después de eso ahora cerca de donde hubiera tomacorrientes para recargar las baterías de sus celulares. Pasó un ratito. Carlos decidió llamarle a su mamá. —Mamá, oye, ¿Qué onda con eso de los edificios? (Carlos) (Español) —Pues todos están aterrados mijo, como cuando la troca esa grandota del Aeroshow ¿Te acuerdas? Y luego Sergio anda en el centro y no contesta, andamos bien asustados. (Mamá) (Español) La vez del Aeroshow fue una tragedia, murió gente arrollada por una troca monster en la ciudad de Chihuahua. —Yo ya voy para Chihuahua, ya voy a comprar el boleto. (Carlos) (Español)

—A ok, te vienes con mucho cuidado. Tu papá va a ir a buscar a Sergio. (Mamá) (Español) —Bueno, en un rato llego, bye. (Carlos) (Español) —Ok mijo, adiós. (Mamá) (Español) Carlos colgó. —¿Qué te dijo mi suegra? (Sania) (Español) —Que mi hermano está en el centro y no ha regresado a la casa y que la ciudad está aterrada como en una tragedia con una troca monster que pasó hace años. (Carlos) (Español) —Sí supe de eso, pero bueno. (Sania) (Español) —Ah mira, ya llegaron Tona y Juanito. (Carlos) (Español) —Rápido, hay que comprar los boletos. (Tona) (Español) —Sí. (Carlos) (Español) Los 6, Ginebra, Juanito y Tona compraron los boletos. Tona se lo compró a Juanito porque este último tenía poco dinero y no lo completaba. Por suerte encontraron un vuelo que salía pronto y tenía poca gente. Pasó un rato pequeño y ellos abordaron el avión. Llegaron a Chihuahua y tomaron 3 taxis para ir al centro de la ciudad. Al principio no notaron nada, luego vieron humo a lo lejos y de pronto empezaron a llegar patrullas, siendo que se asomaron aún más y ya habían algunas estacionadas. La gente se alejaba del lugar y solo quedaban policías, sin descartar a algunos bomberos porque también habían. Los chicos se acercaron al lugar directamente y sin importar lo anterior y tampoco sin importar que habían tiras amarillas de «no pasar». Los policías notaron a los chicos e inmediatamente los trataron de desalojar.

—¡Hey! ¡Hey! Está prohibido el paso, retírense. (Policía) (Español) —Tengo una idea. ¡¡¡Aaaaahhh!!! (Taylor) Taylor hizo un grito muy agudo pero solamente dirigido a ellos y los desmayó. —Muy bien Taylor. (Carlos) Taylor sonrió. —Qué bueno, así nadie nos notará. (Sania) Los chicos llegaron a donde estaba destruido uno de los edificios y de entre el humo iba saliendo alguien, como enfurecido, no lucía como víctima. —Ay no es cierto… (Carlos) (Español) —¡¿Qué?! (Ayami) —¡¡¡¡¡Es mi hermano!!!!! (Carlos) —¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿Quéeeeeeeeeeee?????!!!!! (Todos menos Tona, Juanito y Carlos) Sergio, el hermano de Carlos, tiene el pelo corto oscuro, prácticamente negro, con el fleco levantado y es de piel blanca. Es un Rock-Popero, por lo que usa por lo regular playeras de Def Leppard o Sum 41, además de una o 2 de Oasis, usa algunas cadenas en el cuello, muñeca y una especie de cadena en la cartera algunas veces, trae pantalón skinny y tenis. Mide 1.77 m —¡Sergio! ¡Tú hiciste esto! ¿Verdad? (Carlos) (Español) —Hola Carlos, sí y qué. ¿Quieres pelear? (Sergio) (Español) —¿Qué traes? ¡¿Desde cuando eres esper, tienes súper fuerza o lo que sea que hayas obtenido?! (Carlos) (Español) —Desde hace poco, y qué bueno que vienes porque me voy a desquitar de todas las que me has hecho. (Sergio) (Español) —¡¡¡Cálmate Sergio!!! (Carlos) (Español)

—No, ¡Cálmate tú! (Sergio) (Español) Sergio le lanzó un rayo color índigo a Carlos que lo empujó y además hizo que se debilitara. —¡¡¡Arrgghh!!!... ¡Sergio! (Carlos) (Español) El resto se acercaron a Sergio, dispuestos a pelear. —Hola Sergio, soy tu cuñada. Tranquilo, no tienes qué hacer esto, todos cometemos erro… (Sania) (Español) Interrumpiendo a Sania, Sergio lanzó un poderoso rayo índigo directamente a sus pies. —¡¡¡Auuugghh!!! ¡¡¡Maldito!!! ¡¡¡Solo trataba de ayudarte!!! (Sania) (Español) —Dios me ha llamado para tomar su lugar. ¡¡¡Soy el nuevo Mesías!!! ¡Destruiré todo para construir una nueva nación! (Sergio) (Español) —Oooooy… Ya sé qué pasó… (Carlos) (Español) —¿Qué pasó? Auuuu… (Sania) (Español) —A él le dan subidas y bajadas por los medicamentos que toma. Pero desgraciadamente creo que ahora él es bipolar como yo… Yo también pasé por esa fase de «Mesías», en medio de mi locura. (Carlos) (Español) —Qué mala onda amor. ¡Pero dile que se calme, me estaba presentando en buen plan y me atacó! (Sania) (Español) —No está consciente amor. (Carlos) (Español) —A ok, pues no. (Sania) (Español) —A lo que vamos… (Ayami) Ayami le lanzó un, digamos, rayo de hielo directamente a su cara, pero Sergio con su mente lo detuvo y se lo devolvió a ella, hiriéndola bastante. —¡Aaaargh! (Ayami)

Ayami perdió el equilibrio y se cayó. —¡¡¡Heavy Metal!!! (Akira) Akira le lanzó su ataque y Sergio con su mente lo desvaneció. —¡Está tremendo este escuincle! (Tona) (Español) Tona discretamente alumbró con su poder el contorno de Sergio. —¡¡¡Puta madre wey!!! ¡¡¡Mi poder me marca que es nivel 24!!! (Tona) (Español) —¡¡¡¿¿¿Quéeeeee???!!! (Sania y Carlos) (Español) —¿Qué pasa Carlos? (Shin) —A Tona su poder le marca que Sergio, mi hermano, ¡¡¡Es nivel 24!!! (Carlos) —¡¡¡Quéeeeeee!!! ¡¿¿¿24???! (Akira, Shin, Ayami y Taylor) Ginebra también se sorprendió mucho. —¿¿Es mucho más poderoso que tú?? (Ayami) —Eso qué Ayami. Hay que pararlo. (Carlos) —Jeje, ¿Te da corajito? (Ayami) —Ayami, ¡Órale! Hay que hacer algo. (Carlos) (Órale en español) De pronto, el encapuchado apareció a lo lejos y Tona lo notó. —¡¡Miren, el encapuchado!! (Tona) (Español) Tona corrió hacia él, pero apareció otro encapuchado. —¡¿¿Qué??! ¡¡¡¿¿¿Son 2???!!! (Tona) (Español) —¡2! ¡¡Vamos!! (Juanito) (Español)

Juanito fue con Tona y Ginebra también fue con ellos. Tona les lanzó a cada uno energía solar, Juanito energía verde y Ginebra intentó agregarles peso para que no se pudieran mover. Nada sirvió, no les hicieron ni un rasguño. Luego, en cambio, los encapuchados, cada uno, les lanzaron a los tres un rayo tricolor: negro, blanco y rojo (en ese orden arriba hacia abajo). Esos dos rayos eran extremadamente poderosos, al grado de que los tres quedaron absolutamente inconscientes, y totalmente debilitados. Shin se percató de eso al ver a Ginebra inconsciente, luego se fijó en que Juanito y Tona estaban igual. —¡¡Ginebra!! ¡¡¡Malditos!!! (Shin) En ese momento Sergio cerró los ojos y agachó la cabeza, empezándole a salir un poder esférico circular color azul índigo, pero más claro. Todos estaban sorprendidos. —¿Qué es eso? (Akira) La esfera crecía y se expandía, pero tanto, al grado de crear una súper explosión. Todos, con excepción de Sergio y los encapuchados, quedaron muy débiles. Pasaron como 3 minutos y Sergio se iba acercando a los 6. Sania y Carlos se levantaron, como pudieron, sosteniendo sus respectivos brazos izquierdos con sus brazos derechos ya estando de pie. —¡¡¡Ser-gio!!! Ya, ya deténte. No estás en tus cabales, ¡Tú estás alucinando! ¡Lo que haces no es normal! Recuerda que me pasó la alucinación cuando se desató mi bi, bi-po, laridad. (Carlos) (Español) —¡¡¡Déjame en paz Carlos!!! ¡¡¡Me siento muy bien!!! (Sergio) (Español) Sergio alzó su mano derecha apuntando hacia Carlos y le lanzó un muy poderoso rayo índigo. —¡¡¡¡¡Amoorr!!!!! ¡¡¡Maldito!!! (Sania) (Español) Sania empezó a preparar energía negra como pudo, con su mano izquierda, lo

malo es que ella es diestra. —(Espero que con mi mano izquierda no falle…) (Sania) (Español) Justo en ese momento, Sergio le lanzó un potente rayo índigo a Sania directo a su estómago, haciéndola caer y gritar de dolor. Shin, Taylor, Akira y Ayami no soportaban ver lo que acontecía. Shin decidió unírseles para pelear con Sergio y dejar a Ginebra, ahí inconsciente, pues pensó que los encapuchados eran aún más fuertes que Sergio, por lo que no tenía caso enfrentarlos. —¡Creo que no tengo alternativa! ¡Chicos! ¡¡¡Detengamos al hermano de Carlos!!! (Shin) —¡¡¡Síiii!!! (Akira, Taylor y Ayami) —¡¡¡Tornado!!! (Shin) Shin le lanzó un enorme remolino, dejándolo atrapado. —¡¡¡Megahidrofobia!!! (Ayami) Ayami creó una enorme figura cúbica, su clásico «dado», de agua del tamaño del Tornado de Shin. Shin y Ayami por unos segundos se voltearon a ver, pensaron lo mismo, y dijeron que sí con sus cabezas. —¡¡¡Megatifón!!! (Ayami y Shin) Sergio se empezó a debilitar un poco. —¡¡¡Abysmal Scream!!! (Taylor) Taylor lo gritó con todas sus fuerzas. —¡Arrgh! ¡¡Mis oídos!! ¡Aaay! (Sergio) (Español) Por último, Akira decidió crear una bola gigante de metal con sus manos para lanzársela, pues si le encajaba la «Tokyo Blade» podía morir; en cambio con el

nivel de Sergio, la bola gigante de metal solo lo debilitaría. La bola la hizo mucho más grande que de costumbre, y como a Shin y a Ayami se les ocurrió algo, a Akira también. —¡¡¡Heavy/THRASH Metal!!! (Akira) Akira la azotó, literalmente, contra Sergio. —¡¡Aaaaaarrgh…!! (Sergio) Sergio perdió el equilibrio y cayó directamente al suelo. Todos estaban jadeando por el cansancio que les provocó usar toda esa energía, pero estaban felices. —¡¡¡Por fin!!! (Ayami) Ayami chocó la palma con Shin. —¡¡¡Hell Yeah, Fuckers!!! (Taylor) (Inglés) De pronto, Akira les hizo la señal con el dedo para que se callaran. —¡Miren! ¡Se está levantando! (Akira) Akira lo dijo en voz baja. Sergio se terminó de levantar. —¡¡¡Van a ver pendejos!!! (Español) (Sergio) Los 4 estaban aterrados. —¿Qué vamos a hacer? (Shin) —Luchar Shin, hasta dar nuestro último aliento. (Akira)

Capítulo 10 Alegría y Destrucción, el final

Sergio lanzó casi su máximo poder índigo a Shin, Akira, Taylor y Ayami. —¡¡¡¡¡¡Aaaaaarghhhh!!!!!! (Shin, Akira, Taylor y Ayami) Los cuatro quedaron muy debilitados. —¿Es todo lo que tienen? ¡Qué mecos! (Sergio) (Español) Sergio había enloquecido. —¡Nadie me detendrá! ¡¡Mi poder es infinito!! (Sergio) (Español) Todo parecía indicar que era el fin de los 6 y de Ginebra, Juanito y Tona. Los encapuchados parecían estar felices. —Esto, no… ha… terminado. (Carlos) (Español) Lo dijo levantándose como pudo. —Neeecio como siempre, Carlos. (Sergio) (Español) Luego de eso, Sania y el resto de los 6 se levantaron como pudieron. Cada quien trató de juntar la cantidad máxima de energía posible como podía obviamente para lanzársela a Sergio, pero estaban débiles. Tona, Juanito y Ginebra seguían inconscientes. Al ya haber juntado la poca energía que pudieron, se la lanzaron a Sergio pero no le hizo ningún maldito rasguño.

Sergió rió totalmente maníaco. —¡¡¡Jajajajajajajaja!!! ¡¿Es todo lo que tienen?! (Sergio) (Español) En ese momento, Sergio les lanzó su máximo poder índigo y cantó Self-esteem de The Offspring, y esa canción empezó a sonar. —¡¡¡Lala, Lalala, Lala, Lalala!!! (Sergio) Y ese máximo poder se los lanzó a los 6 al mismo tiempo al grado de empujarlos hasta un hospital, o algo así, que obviamente estaba en el centro de la ciudad. El poder fue de tal magnitud que derribaron la pared… ¡Y habían niñitos y demás gente adentro! Los niños, eran unos pequeños con cáncer, por lo que estaban calvos. Ninguno de los 6 se podía mover, estaban a punto de estar inconscientes. De repente, uno de los niños, sin miedo alguno se les acercó. —¿Ustedes están peleando? (Niño) (Español) El resto de los niños y niñas con cáncer y los doctores y enfermeras estaban aterrados. —Sí, estamos pe-leando. (Sania) (Español) —¿Por el bien de la ciudad y de todos nosotros? (Niño) (Español) —Claro, ni-ño, pero, parece que vamos, a… mo-rir. Ja-jaja. (Carlos) (Español) El niño alzó sus manos en el aire, de frente, apuntando a los 6 y les empezó a dar energía. El resto de los niños, al ver que los 6 tenían una buena intención, empezaron a hacer lo mismo en silencio. Los doctores y las enfermeras no lo podían creer. Los 6 empezaron a sentirse revitalizados y confundidos porque no entendían lo que pasaba. Al recuperar el conocimiento, se dieron cuenta de que los niños los estaban terminando de curar. —¡¡¡Mira amor!!! ¡¡Estos niños también son espers!! (Carlos) (Español)

—¡Sí, ya vi! (Sania) (Español) Los 6, ya curados, se levantaron y se prepararon para seguir luchando. —¡¡¡Gracias niños!!! (Carlos y Sania) (Español) —¡¡¡De nada!!! ¡¡Salven al mundo!! (Niños) (Español) —¡Claro! Ustedes ya nos salvaron la vida. Ahora nos toca a nosotros hacer lo mismo por ustedes. (Carlos) (Español) —¡¡¡Arígato gosaimás!!! (Ayami) (Japonés) Los niños se quedaron con cara de «¿Qué?». —Ella dice que gracias. (Sania) (Español) —¡¡¡De nada!!! ¡¡¡Adiós!!! (Niños) (Español) Los 6 sonrieron. —¡¡¡Adiós!!! (Carlos y Sania) (Español) Taylor, Akira, Shin y Ayami se despidieron agitando su mano. Se fueron. Regresaron a donde Sergio estaba haciendo estragos con los edificios, estando ellos recargados de mucha energía. —Sergio, ya bájale. (Carlos) (Español) —Tú no me vas a decir qué hacer. (Sergio) (Español) Sergio estaba preparando energía índigo con su mente, la mayoría del tiempo ha sido así de hecho, sin mover un solo dedo al lanzarles su poder. —¡¡¡Bestia!!! (Carlos) (Español) De la mente de Carlos, como un genio de su lámpara, emergió Bestia.

—¡¿Quéee?! ¡¡¡¿¿¿Qué es eso???!!! (Sergio) (Español) —Tu peor pesadilla… (Carlos) (Español) Sergio estaba un poco en shock. —¡¡¡Sujétalo Bestia!!! ¡¡¡Con tu puño derecho!!! (Carlos) (Español) Como Sergio estaba confundido y sacado de onda, por lo que estaba pasando, esta vez no opuso resistencia. Bestia lo sujetó muy bien con su puño. —Haz que Bestia baje a Sergio con el puño cerrado, por favor amor. (Sania) (Español) —A ok. (Carlos) (Español) —Sergio, yo soy la que emerge de las sombras, no lo olvides… (Sania) (Español) En ese momento, Sania se preparó para atacar. —¡¡¡Insania!!! (Sania) (Español) —¡¡¡Arrrghh!!! ¡Maldita! (Sergio) (Español) El resto atacó con su respectivo ataque especial: Shin con su Tornado, Ayami con un misil o bala gigante de agua, mojándolo y asfixiándolo por unos segundos como con su Hidrofobia, Taylor gritó con todas sus fuerzas al grado de afectar un poco a los 6. —¡¡¡Ten más cuidado Taylor!!! (Ayami) —Me importa una mierda, tenemos qué derrotar a este chico. (Taylor) —Mmmm… Ok pero ya no lo vuelvas a hacer. (Ayami) Y Akira se le acercó corriendo y decidió mejor usar su ahora Heavy/THRASH Metal, pues la Tokyo Blade tal vez mataría a Sergio y él no quería eso, por Carlos principalmente. —¡¡¡Heavy/THRASH Metal!!! (Akira)

Ese ataque de la bola gigante de Metal fue directo a la cabeza de Sergio y lo debilitó. —¡¡¡Aaaaaaaah!!! (Sergio) Pasaron 2 minutos, los 6 se reanimaron como pudieron y estaban dispuestos a atacar a Sergio pero en eso se despertó y recuperó el conocimiento. —¡NUNCA PODRÁN DETENER AL NUEVO MESÍAS! (Sergio) (Español) —Ay no… Le pasó lo mismo que a mí, chingada madre… (Carlos) (Español) —Amor no pasa nada, todos hemos tenido problemas. A mí me hicieron bullying por mucho tiempo y tuve algunas depresiones. (Sania) (Español) —¿Neta amor? (Carlos) (Español) —Sí. (Sania) (Español) Sergio se levantó sin batallar mucho y se preparó para destruir literalmente a los 6, quienes le estorbaban en sus planes de obtener un dominio no solo mundial, sino universal. En verdad había enloquecido y juntó demasiada energía índigo. —¡¡¡Los voy a matar!!! ¡¡¡¡¡Y a ti también Carlos!!!!! (Sergio) (Español) —¡¡¡Sergio, deténte!!! ¡¡¡No sabes lo que haces!!! ¡¡¡No estás consciente ni siquiera!!! (Carlos) (Español) —¡ESTOY MÁS CONSCIENTE QUE NUNCA! ¡NO ME ESTORBES MÁS! (Sergio) (Español) Sergio lanzó su enorme poder índigo a los 6. Los derrotó. Los encapuchados estaban serios, pero miraban el cielo como si estuvieran felices. Los 6 estaban totalmente ensangrentados. —LISTO, NADIE ME VA A DETENER NUNCA MÁS. NO ME DEJARÉ PISOTEAR POR NADIE. (Sergio) (Español) Sergio empezó a caminar para irse yendo a su casa.

—(IRÉ A MI CASA A COMER ALGO) (Sergio) (Español) Desde el momento en que Sergio juntó toda esa energía índigo y derrotó a los 6, estaba aún más poderoso que cuando enloqueció, alcanzando el nivel 27 aproximadamente. Sergio seguía su camino, cuando de pronto… —Es-to es una LOCURA, todo este tiem-po he-mos pasa-do por ALEGRÍA Y DESTRUCCIÓN, pe-ro… Te, te va-mos a detener... Sergio, esto no se a-caba has-ta que se a-caba. (Carlos) (Español) —¡¿¿QUÉEEE??! ¡¿SIGUES CONSCIENTE?! (Sergio) (Español) —Y él no – es – el – ú-nico, Ser-gio. (Sania) (Español) La voluntad de hierro de los 6 logró hacer que estuvieran de pie nuevamente, justo para derrotar a Sergio de una vez por todas. —This is the – end, beau-tiful friend. This is the end, my only friend the end. (Taylor) (Inglés) Taylor cantó ese inicio de la legendaria canción de The Doors y después de terminar ese verso, esa canción sonó. Los 6 ahora recargaron energía como nunca. —SUS CULEROS ATAQUES NO ME HARÁN NADA ¡¡NI PARA QUÉ SE ESFUERZAN!! (Sergio) (Español) Ayami, Akira, Sania, Taylor, Shin y Carlos hicieron lo mismo que la última vez pero ahora con más fuerza, y ahora Ayami usó más bien su hidrofobia. —¡¡¡Tornado!!! (Shin) (Sujetó a Sergio, encerrándolo en ese Tornado) —¡¡¡Hidrofobia!!! (Ayami) (Lo encerró en un «dado» de agua por unos segundos) —¡¡¡Abysmal Scream!!! (Taylor) (Lo ensordeció a más no poder)

—¡¡¡HEAVY THRASH METAL!!! (Akira) (Lo azotó en la cabeza con una gran bola de metal) —¡¡¡Insania!!! (Sania) (Le lanzó su poder en forma de rayo negro) —¡¡¡RAYO ROJO!!! (Carlos) (Siempre lo nombra en español) (Con ese poderoso rayo y los demás ataques, los 6 consiguieron debilitar a Sergio al grado de hacerlo desmayar) —¡Por fin! ¡¡¡Lo logramos!!! (Carlos) —Síiii (Akira) Luego de eso, al instante de haber atacado a Sergio, los 6 también se desmayaron y quedaron inconscientes. Tal como Taylor lo anticipó con su cover de voz de The End de The Doors, todo había terminado. Los encapuchados estaban furiosos y se fueron de ahí levitando y luego volando. Del cielo, desde muy en lo alto, bajó un encapuchado blanco, (ojo, no del Ku Kux Klan) seguido de otro un poco más alto. Los mismos que trasladaron a los 6 al hotel de la Ciudad de México la vez del primer encuentro con Tona. Ellos se encargaron de curar a los 6, a Sergio, a Ginebra, a Juanito y a Tona, sin hacer ningún ruido. Eran como ángeles, una especie de ángeles del futuro o algo así. En cuanto todos ellos empezaron a abrir los ojos, los encapuchados blancos se elevaron rápidamente y en silencio desaparecieron. —¡¡¡Guys!!! ¡¿Cuánto llevamos aquí?! (Taylor) —¡¡¡A cabrón!!! No sé ¿Pero ganamos no? (Carlos) —Claro que ganamos amor. (Sania) Sania se le acercó y le dio un beso en la boca. Luego se abrazaron. —¡¡¡Ganamos!!! (Ayami) —Hicieron un gran trabajo cabrones, nosotros nada porque Ginebra, Juanito y

yo estuvimos inconscientes la mayoría del tiempo, están cabrones esos pinches encapuchados, no me los pude agarrar a chingadazos, chale… (Tona) (Español) —No te preocupes Tona, como ellos son definitivamente nuestros enemigos los buscaremos hasta encontrarlos y volverlos a enfrentar. Es más, chanza y ellos solos vienen a nosotros… ¡¡¡A cabrón!!! ¡¿Y Sergio?! ¿¡¡¡Mi hermano!!!? (Carlos) (Español) —No te preocupes, está durmiendo bien a gusto, mira. (Juanito) (Español) —¡¡Ayyyy!! ¡¡¡Qué bueno!!! Dije ya lo matamos, no mames… (Carlos) (Español) —Me gustó Chihuahua Carlos, a pesar de que en este momento estamos en lo destruido. (Akira) —Gracias Akira, como decimos los mexicanos «a la orden», jaja. (Carlos) —¡Vámonos ya antes de que los policías recuperen el conocimiento! (Ayami) —¡Ya sé verdad! Vámonos amor, vámonos todos. (Sania) —Quiero ir a la playa, Cancún está precioso. (Ginebra) —Ay amiga, pues ve tú. De tanto picharles a estos ya ando bien gastada. Podría usar la tarjeta de crédito pero prefiero estar tranquila en la ciudad por ahora. (Sania) —Jaja, ¿Quién dijo que quería compañía? Me voy a ir sola. Buscaré aquí mi maleta, tomaré un taxi y de ahí al aeropuerto. (Ginebra) —Mkay, te voy a extrañar (Sania) —Yo también te voy a extrañar, y ustedes cuídense. (Ginebra) —Adiós / Bye (Todos menos Ginebra) Ella buscó su maleta y la encontró rápido, porque levantó todos los escombros a su alrededor con la mente con su telequinesis. Los 6, Tona y Juanito ya estaban ahí también para buscar cada quién su maleta.

Shin se acercó a Ginebra de repente. —¡¡Espera Ginebra!! (Shin) —¿Qué pasó? (Ginebra) —Tengo algo qué decirte. (Shin) —Dime (Ginebra) —Yo sé que quieres estar sola en Cancún, pero… cuando regreses a Japón… ¿Te gustaría salir conmigo? (Shin) Ginebra se quedó seria mucho tiempo. Todo pintaba para mal. En eso pasó un taxi y Ginebra alzó la mano para tomarlo. —Claro mod. Si estás bien guapo, ¿Apoco crees que no me gustas? (Ginebra) Inmediatamente al decir eso, Ginebra se subió al taxi y se fue. Los 6 estaban atónitos y obviamente Tona y Juanito no entendían ni una palabra en japonés. —¡¡¡UUuuuuuuuu!!! (Los 5 haciendo el sonido clásico de cuando 2 personas se gustan) —¿Quién te viera Shin? ¡¡¡Jajaja!!! (Akira) Obviamente Shin estaba bien rojo de la cara, de hecho desde que le pidió a Ginebra que saliera con él en Japón. —Cállense, tontos. (Shin) —Oigan, ya vámonos. (Sania) —Sí. (Taylor) Los 6, Juanito y Tona buscaron el equipaje de entre los escombros. Por suerte cada quien encontró lo suyo, pero un poco dañado. De hecho varias maletas estaban rotas.

—Sergio, despierta. (Carlos) (Español) Sergio no despertaba, pero lo bueno es que estaba roncando. —¡Sergio! (Carlos) (Español) —¿Eh? ¿Qué? (Sergio) (Español) —¿Estás bien? (Carlos) (Español) —Sí pero ¿No me ves? Tengo poderes y me voy a vengar de ti. (Sergio) (Español) —Sergio, estás demasiado débil para eso y sigues en estado de manía. (Carlos) (Español) Carlos le llamó a su papá al celular. —¿Papá? No se preocupen, Sergio está bien no más adormilado, los va a esperar en las Fuentes Danzarinas, para que lo recojan. (Carlos) (Español) —¿Lo pudiste encontrar? Mijo, ¿Pero no lo puedes traer tú en un taxi? (Papá) (Español) —No papá, ya me tengo qué regresar a la Ciudad de México, de hecho ya voy para el aeropuerto. (Carlos) (Español) —Ay sí, ¿Cómo le vas a hacer? ¿Tienes dinero? (Papá) (Español) —Mmmm… larga historia, luego te cuento. (Carlos) (Español) —Ok, dile que ya voy ahorita por él, que no se vaya a mover. (Papá) (Español) —Ok, adiós papá. Nos vemos a ver… sí en las siguientes vacaciones. (Carlos) (Español) —Sí mijo. (Papá) (Español) —Dile que les mando saludos. (Sania) (Español) —Aaaah, dice Sania que les manda saludos. (Carlos) (Español)

—Ah, dile que nosotros también. Bueno mijo, cuídate mucho y buen viaje ¿Eh? (Papá) (Español) —Sí papá, ahí me despides de mamá, dile que no puedo hablar con ella porque tengo mucha prisa. (Carlos) (Español) —Ok mijo, bye. (Papá) (Español) —Adiós papá. (Carlos) (Español) —¡Vámonos! (Carlos) —¿Tu papá ya sabe de lo de ella y tú? (Tona) (Español) —Sí, ¿Qué tiene? Desde que empezamos a ser novios les dije. (Español) (Carlos) —A no, no más. No te esponjes Bob, chaaaa… (Tona) (Español) Los taxis llegaron, pero cada taxi se tardó, por lo que decidieron, conforme fueran llegando, esperarse en la entrada del aeropuerto. Sania, Carlos y Tona iban en el mismo taxi, también Juanito. Iban platicando. —Oigan, sigo sin explicarme cómo nos curamos, no creo que hayan sido semillas del ermitaño, jajaja. (Carlos) (Español) —No wey, ni de pedo. ¡Y deja tú! Los encapuchados esos ni dejaron rastro. A Ginebra, a Juanito y a mí nos dejaron inconscientes en el suelo. (Tona) (Español) —Síii, bien feo. (Juanito) (Español) —Ahora que vencimos a Sergio quién sabe a dónde se dirigen. (Sania) (Español) —Exacto amor. (Carlos) (Español) Los 6, Tona y Juanito llegaron al aeropuerto pero, como faltaban 2 horas para el vuelo, decidieron comerse una deliciosa hamburguesa de las de Johnny Rockets ahí mismo. Como Sania es adicta a las hamburguesas estaba fascinada.

—¡No manches amor! ¡No sabía que ya había Johnny Rockets en Chihuahua! ¡Qué fregón! (Sania) (Español) —Lo acaban de poner amor, yo ya las había probado ante… ¡Espera! Lo dijiste con el acento como si tú hubieras vivido aquí antes… (Carlos) (Español) —Este… ¿Qué pasó? (Sania) (Español) —¡¡¡Amooooooorrrr!!! (Carlos) (Español) —¡¿Qué?! (Sania) (Español) —¡¡¡Explícame eso!!! (Carlos) (Español) Sania suspiró con la hamburguesa en sus manos. —Amor, en Chihuahua he vivido casi toda mi vida. No nací aquí, nací en otra ciudad de este país, pero eso no te lo voy a decir. (Sania) (Español) —Amor, ¿Qué onda con esa falta de confianza? ¡¡Yo sí te cuento todo de mí!! (Carlos) (Español) —¡Amor! ¡Era sorpresa! ¿Qué no ves? ¿Apoco no te alegra? Además me apellido Mendoza Ortega, mi segundo nombre es Haidé. (Sania) (Español) —Pues sí amor, claro que me alegra, pero o sea. ¿Y luego tu segundo nombre es Haidé? Qué loco. Está bien, ya me diste más información. (Carlos) (Español) Ellos se acercaron entre sí y se dieron un beso de pico. Terminaron todos de comer, se estuvieron en la sala de espera. Luego de eso llegó el avión y lo abordaron. Pasaron casi 2 horas y llegaron otra vez al aeropuerto Benito Juárez de la Ciudad de México. —Hogar, dulce hogar… (Tona) (Español) —Ay no mames Tona, casi ni nos estuvimos en mi tierra. (Carlos) (Español)

—Gracias a «Dios»… ¿O cómo lo llaman ustedes? (Tona) (Español) —Mmmmm… (Carlos) —No te creas carnal, puro coto. «¡Arriba el Norte!» «¡Wuuuu!» (Tona) (Español) —Cómo mamas… (Carlos) (Español) Los 6, Tona y Juanito se dirigieron en taxis al hotel. Tona decidió acompañarlos a pesar de que él vive en la pirámide de Tenochtitlán, y pues Juanito fue convencido por Tona de ir. —Ándale Juanito, anímate. Va a estar chido el rollo. (Tona) (Español) —Pero me tengo qué reportar con mis papás y los de mi tour y todo eso… (Juanito) (Español) —No pasa nada carnal, tú tranquilo yo nervioso. A parte es un rato, ni que fuera toda la noche o hasta amanecerla. (Tona) (Español) —Bueno, no más porque me caes bien chido, y ustedes también. (Juanito) (Español) —¡Eaeaea! ¡Eso es todo Juanito! ¿Ves? ¿Qué te costaba? (Tona) (Español) —Qué bueno que te quedaste Juanito, eres bien chido. (Carlos) (Español) —Sí Juanito, qué bueno. (Sania) (Español) Se subieron a los taxis y al poco tiempo llegaron al hotel. —Vamos a mi cuarto para pasarla a gusto, ¿Qué dicen? (Taylor) El resto aceptó sin ningún problema. Sania y Carlos se lo dijeron a Juanito y a Tona. Ya estando allá estaban platicando. —¿Entonces por eso decías lo de tus parientes de Chihuahua amor? (Carlos) (Español)

—Sí, ooobvio. (Sania) (Español) —No mamen, pinches norteños, cómo no me trajeron un queso de Chihuahua de tributo a mí, súbditos… jajajaja. (Tona) (Español) —¿Qué pedo? Ay, no. (Sania) (Español) —Cállese chilango. (Carlos) (Español) Shin, Ayami, Akira y Taylor estaban viendo la tele. —¡¡¡Mira Carlos!!! ¡¡¡La banda King Diamond!!! ¡¡¡Se presentará mañana en la Ciudad de México!!! (Akira) —¡¡No mames!! ¡Tengo qué ir! ¿Quién me acompaña? (Carlos) Nadie tenía dinero, ni siquiera Akira. —Bueno, yo iré solo a la chingada… No me importa ¡¡¡Es King Diamond!!! (Carlos) —Voy a fumar un cigarro. (Taylor) Ella sale al balcón del cuarto y cierra la ventana y la cortina para que no entre humo. Prende su cigarro y se relaja. De la nada, los 2 encapuchados aparecen. El encapuchado, uno de ellos, el más alto de hecho, señala a Taylor con su dedo índice izquierdo enunciando las siguientes palabras: —Don’t Break the Oath. (Español: No rompas el juramento) (Encapuchado alto) «A Dangerous Meeting» de Mercyful Fate empezó a sonar… Taylor tira la colilla de su cigarro todavía con un poco de tabaco para fumar y prendido, la pisa para apagarlo y le dice: —I never will, my Master. (Español: Nunca lo haré, mi Amo) (Taylor) A LA VEZ DE QUE LO ESTÁ DICIENDO SE ARRODILLA ANTE AQUÉL ENCAPUCHADO.

F I N

Índice

Palabras del autor 9

Capítulo 1 La Alegría y la Destrucción 11

Capítulo 2 La ESPERanza 27

Capítulo 3 La ira del Punk-Rocker 41

Capítulo 4 Un nuevo comienzo 57

Capítulo 5 Los 6 71

Capítulo 6 Suiza ilesa 85

Capítulo 7 Nochebuena 99

Capítulo 8 ¡México! 113

Capítulo 9 Sol verde bandera 127

Capítulo 10 Alegría y Destrucción, el final 141