a t r e b o g i R a l e u b A a L
• Fernando y Susana eran dos hermanitos que vivían muy felices con su papas y la abuelita Rigoberta. ¡Ah!... y qué lindo era vivir con la abuelita. No todos los chicos tenían esa suerte, pero Fernando y Susana sí y la disfrutaban mucho, narraba viejas historias y cuentos interesantes; sabía las mejores canciones y los juegos más divertidos; cosía los vestidos de muñecas más lindos y cocinaba las tortas y los dulces más ricos. Pero un día, la abuela Rigoberta amaneció seria y preocupada.
• Toda la familia se asustó: ¿Qué le pasaba a la abuela? ¿Estaría enferma? A la mañana siguiente, cuando se reunieron para desayunar, se encontraron con que la abuela ya lo había hecho muy tempranito y estaba sentada en su sillón favorito leyendo el diario. Y eso no fue todo. Cuando le preguntaron qué leía y si había alguna noticia importante, la abuela contestó que sólo estaba buscando trabajo. Sí, tra-
• ¿Y cuál es el trabajo que estás buscando, abuelita? -preguntó Fernando. -Justamente, de eso quiero trabajar, de "abuelita" -contestó Rigoberta y siguió explicando que había muchos nenes que no tenían abuela y que eso era muy triste. Entonces había pensado trabajar para esos chicos en su tiempo libre; es decir, cuando Fernando y Susana estaban en la escuela.
• A la familia le pareció una "idea genial", como todas las que se le ocurrían a Rigoberta. Al día siguiente, el extraño aviso ofreciendo trabajo de abuelita, salió en el periódico y mucha gente llamó por teléfono. Fueron tantos los pedidos, que era imposible cumplir con todos. Y esto, por supuesto, preocupó a Rigoberta, que se encerró en su dormitorio a pensar. Y pensó… y pensó.
• Entonces anunció muy contenta, que ya tenía la solución del problema: estaba decidida a fundar la primera "Compañía de Abuelos Voluntarios". Era, en verdad, una excelente solución porque también había muchos abuelos sin nietos y eso era tan triste como nietos sin abuelos. Pero gracias a la abuelita Rigoberta, la "Compañía de Abuelos Voluntarios" fue un éxito y todos podían conseguir abuelos y nietos
• ¿Quiénes vivían con la abuela? A. Dos perros. B. Dos tías. C. Con sus nietos. •. ¿Qué cosas hacía la abuelita Rigoberta para entretener a sus nietos? A. Sabía las mejores canciones y los juegos más divertidos. B. cosía los vestidos de muñecas más lindos y cocinaba las tortas y los dulces más ricos. C. Todas las anteriores.
• Pero un día... ¿qué le ocurrió a la abuela? A. Salió de viaje. B. Despertó muy sería. C. Fue de compras •. ¿Dónde publicó su aviso la abuelita? A. Por el periódico. B. Por internet. C. Por el radio.
• ¿Qué pasó con el aviso? A. Nadie respondió. B. Recibió muchas llamadas. •. ¿Qué decidió fundar Rigoberta? A. Un hogar para mascotas. B. Una compañía de abuelos voluntarios. C. Un grupo de baile con los abuelitos.
LE C
HU CIT CO A LE VA GI O AL
• Es una tranquila noche de otoño. En el tronco del árbol más grande del bosque vive una familia de lechuzas. Pero, es una noche especial. La pequeña Lechucita no tiene ganas de ir al colegio. Cuando ha terminado el día: • Mamá Lechuza le dice: ¡Vamos hijita, levántate, que ya es de noche! Te lavas el piquito, las patitas y te peinas las plumas de las alas. - ¡Venga! ¡Volando, que llegamos tarde! Pero esta noche, la pequeña Lechucita no tiene ganas de ir al colegio.
• Cuando están de camino, mamá Lechuza tiene una idea: • Vamos a hacer un pequeño ramo de hojas para tu maestra. Pararemos en ese árbol que tiene unas hermosas hojas marrones. Pero esta noche, la pequeña Lechucita no tiene ganas de ir al colegio. • Mamá Lechuza comienza a impacientarse:
• ¡Vuela más rápido! ¡No vamos a llegar a la hora!. Pero Lechucita mueve las alas lentamente porque, ¿sabes una cosa? La pequeña Lechucita esta noche no tiene ganas de ir al colegio. De pronto, algo sucede. En la oscuridad de la noche, Lechucita ve a su amigo Buhíto. • - ¡BIEN! - ¡Rápido, mamá, mueve las alas! Quiero entrar en clase con mi amigo Buhíto. Así, la pequeña Lechucita llega puntual al colegio y le entrega el ramo de hojas a su maestra.
• .Después, Lechucita y Buhíto se colocan en una fuerte rama junto a sus compañeros. Comienzan la clase cantando una canción: “Las lechuzas y los búhos somos como las estrellas, nos gusta salir de noche a mirar la Luna bella. Venimos felices al colegio y a cazar ratones aprendemos” • Mamá Lechuza regresa a casa tranquila. Ha dejado a Lechucita con sus amigos en el colegio. Todos están felices.
A T R A C A N U N U A R PA O R E T R CA
• Esta es la historia de Tomás el cartero: Tomás era cartero, igual que lo había sido su papá, su abuelo y su bisabuelo. Todos los días repartía un montón de cartas, Las personas lo esperaban impacientes? Y cuando recibían buenas noticias, hasta le regalaban caramelos.
• Pero a Tomás le gustaba llevarle las cartas a doña Eulalia era una anciana afectuosa que le pedía que se las leyera porque no veía bien. Y a Tomás le encantaba hacerlo porque se las enviaba un nieto, que era capitán de un barco y siempre estaba ando la vuelta al mundo. Era tan lindo leerlas...
• Tomás se imaginaba que era él quien vivía todas esas aventuras. Pero lo que Tomás realmente deseaba recibir una carta; ¡nunca, en toda su vida, había recibido una! Pero, ¿cómo hacer, si todos sus amigos y parientes vivían cerca? Cada día se lo veía más abatido y preocupado y la gente comenzó a asustarse
• Y como a nadie le gustaba recibir a un cartero con cara triste y, además, querían mucho a Tomás, preguntaron y preguntaran hasta enterarse de qué era lo que lo afligía? Nunca recibió una sola carta... ¡pobre Tomás! con razón estaba tan triste. Y por fin alguien dijo: -¿Y por qué no le escribimos nosotros? Era una gran idea y a todos les gustó. Entonces escribieron a Tomás las cosas que nunca le habían dicho antes; y le daban las gracias por todo eso.
• Al día siguiente, cuando Tomás fue al correo a buscar la correspondencia para repartir, encontró que su cartera estaba más llena y pesada que de costumbre y; ¡¡¡gran sorpresa!!! su nombre y dirección estaba en casi todos los sobres. Sí, eran para él; por fin su sueño se había hecho realidad.
• Estaba tan contento y emocionado, que se puso a leerlas todas. Una por una. Y a contestarlas todas y... leyéndolas y contestándolas, se le hizo tan tarde que cuando terminó de hacer el reparto ya era de noche. Pero nadie se enojó y otra vez volvió a ser un cartero alegre y feliz.
n u g e r P s a t
• - ¿Qué trabajo hacía Tomás? - ¿Por qué le gustaba llevarle cartas a Doña Eulalia? - ¿Qué era lo que más deseaba Tomás? - ¿Por qué estaba triste? - ¿Cómo lo ayudó la gente del pueblo?