Mapamundi 4o1e5z

Instituto Superior de Lenguas Vivas Profesorado de Inglés- Práctica Docente I Alumnos: Facundo Burgos, Jimena Ferrario Comisión 1A

Trabajo reflexivo del texto Mapamundi de Eduardo Galeano y de las nociones de práctica social y de habitus “La geografía tradicional roba el espacio, como la economía roba la riqueza, la historia oficial roba la memoria y la cultura formal roba la palabra.” Eduardo Galeano

Las prácticas sociales median entre el individuo y la realidad. Es imposible para el ser humano concebir aquello que lo circunda, y más aún, operar transformadoramente sobre él, sin la mediación de estos esquemas de pensamiento que lo estructuran con carácter fundacional y ordenador. Estas inevitables estructuras de pensamiento son las que hacen visible el mundo en cuanto cosmos. Entonces, mundo y realidad social, se presentan como un todo ordenado cuyas normas de funcionamiento y de juicio, de origen remoto, se imponen con la fuerza de una lógica que hace posible la vida colectiva. Esta lógica se manifiesta como perpetua, y como capaz de reducir a la insignificancia la voluntad de quienes intenten interferir con esa fuerza misteriosa que la sostiene a través del tiempo. El individuo que desafíe este orden absoluto, debe enfrentarse a todo el peso de la historia y del saber experiencial que las sociedades de hoy han heredado de las sociedades del pasado a lo largo de miles y miles de años. Ahora bien, esta herencia no es sólo algo dado, un fenómeno que simplemente se manifiesta. Circunstancias históricas precisas hacen de estos sistemas cognitivos, verdaderos andamiajes ideológicos que, no sólo distorsionan el carácter de las relaciones históricas, sino también naturalizan esta distorsión en el plano de las conciencias y en plano de la praxis. Es decir, pueden consagrar un orden profundamente injusto como orden natural, y justificarlo como inevitable. El saber científico tradicional, por ejemplo, se presenta como carente de dimensión histórica. Es perfecto e inmodificable. Observa datos, mediciones, evalúa y concluye. Pero la perfección y la claridad de su método analítico lejos están del discurso científico que interpreta la realidad, que define qué es verdadero y qué es falso. El discurso científico tiene el poder ideológico para constituir como real todo aquello que señala como cierto, como próximo a lo verdadero. Las prácticas sociales modifican su dinámica en la medida que el discurso científico les indica qué es lo que debe hacerse de acuerdo con la verdad que aquél a establecido. Pareciera ser que a nivel de las mentalidades, las ciencias siguen estando revestidas por las virtudes decimonónicas que el positivismo les confirió.

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Una interesante reflexión sobre la dimensión histórica del discurso científico y sobre su potencialidad para oscurecer la observación que la inteligencia hace de la realidad, es el texto “Mapamundi” del escritor y pensador uruguayo Eduardo Galeano. En este texto queda evidenciado lo engañoso del saber geográfico tradicional. El planisferio, o mapa del mundo que la Geografía ha diseñado como representación a escala de las dimensiones que los bloques continentales ocupan en el planeta, no es una construcción fidedigna de la realidad. Los espacios continentales del hemisferio sur ocupan en realidad un espacio significativamente mayor que al representado en el mapamundi, y su superficie geográfica es mucho más extensa que la de los del hemisferio norte. Entonces, si el discurso de disciplinas científicas como la Cartografía y la Geografía, cuyo método consiste en observar, medir y simplemente trasladar esas mediciones a un papel, han elaborado un producto tan mentiroso, una interpretación tendenciosa de la realidad, y no una representación transparente de la misma; qué es lo que podemos esperar de ciencias sociales sumamente problemáticas como la Política, la Economía y el Derecho. En estas últimas disciplinas, la dimensión ideológica del poder es mucho más profunda y clara. Un orden hegemónico pretende establecerse como natural a los fines de justificar la inequidad y las desigualdades que genera en la sociedad. En consecuencia, los saberes y resultados del discurso científico que este poder propicia, están en consonancia con los intereses de esta fuerza subyugante, oculta siempre tras los velos de la cientificidad y lo objetivo. Ahora bien, si se considera la noción sociológica de habitus, se sabe que éste tiende a la homogeneización objetiva de las condiciones de existencia en un grupo social, pero al mismo tiempo genera espacios de reflexión y de decisión reflexiva en las llamadas zonas conscientes las prácticas sociales. Es decir que el análisis consciente de estas prácticas que permiten la vida en sociedad, es posible y además, obligatoria. Debe realizarse de modo permanente e incansable a los fines de que engaños como el señalado por Galeano en Mapamundi no se naturalicen en la conciencia y mucho menos en la realidad práctica en la que se define el reparto de bienes materiales y culturales.