BOLETÍN DE LOS CREYENTES DE LA BIBLIA
Believers Chapel * 6420 Churchill Way * Dallas, Texas 75230
El Evangelio de Juan Lección 1 Noviembre 15, 1981 Juan 20:30-31
El Propósito del Evangelio de Juan S. Lewis Johnson, Jr. Introducción La importancia del Evangelio de Juan yace en su gran tema: la relación de Dios y los hombres. El tema se desenvuelve en dos temas subordinados: la Palabra de Dios y la vida eterna. Los eruditos bíblicos hablan “del problema del segundo Evangelio”, y hay un número de asuntos interesantes que son de gran preocupación para el estudiante del libro. La tradición detrás del Evangelio, su fecha, las fuentes de su pensamiento, el destino del Evangelio, la identidad de su autor, su relación con los evangelios sinópticos, su lenguaje y estilo inusuales y su impactante teología son algunos de los asuntos de los cuales los eruditos escriben y hablan. No minimizamos estos asuntos, porque son importantes, pero nunca se debe olvidar, por lo menos los eruditos, que la mayor utilidad y gloria de este Evangelio es la capacidad de hablar a las necesidades del creyente más sencillo, y su capacidad de traer al hombre a la fe en el Hijo de Dios. Sir Edwyn Hoskins está en lo cierto al indicar que el evangelio no tiene que ver solo con el dominio de aquellos que han dominado los puntos más refinados del pensamiento filosófico. Ese no es el mundo del cuarto Evangelio. “No es un libro de texto de metafísica”, escribe Hoskins. “Primariamente es el libro de texto del sacerdote de la parroquia y de la
1
inspiración del laico honesto. Este es el testimonio de toda la iglesia, dondequiera que se haya predicado seriamente el evangelio”.1 J. G. Lockhart en su “Vida de Sir Walter Scout” describe las últimas horas del gran hombre de la siguiente manera: “Él expresó el deseo que yo le leyera: y cuando le pregunté de qué libro me dijo, ‘¿Necesitas preguntar? Solo hay uno’. Así que seleccioné el cuarto capítulo de San Juan. Después de haber escuchado dijo: ‘Bueno, eso es un gran consuelo’”. Y sin embargo, aunque Juan es un libro que el más simple entendería, también contiene mucho que es recóndito y profunda teología. William Temple, el finado Arzobispo de Canterbury, lo llamó “el más profundo de los escritos”.2 En gran medida A. T. Robertson, el gran erudito bautista escribió: “La lucidez y la profundidad nos reta y nos fascina al pasar tiempo en él”.3 En la primera epístola de Juan el Apóstol habla de “niños” y “padres” en la fe (ver Juan 2:13, 14) pensando en los principiantes y adultos de la familia de Dios. Esta exposición se dirigirá a ambos grupos. Como alguien ha dicho, Juan “es un libro en el que un niño puede vadear y un elefante puede nadar”. Tendremos que hacer lo posible para que ambos grupos de edades puedan beneficiarse de la obra. Una introducción parece un buen lugar para comenzar nuestro estudio del libro. I. EL LUGAR DE JUAN ENTRE LOS EVANGELIOS
En su presentación de Cristo. Es útil mirar a Juan a la luz de la presentación de Cristo encontrada en los sinópticos. En Mateo, se le presenta como el Rey, que cumple la profecía de Zacarías: ‘Regocíjate sobremanera, hija de Sion. Da voces de júbilo, hija de Jerusalén He aquí, tu rey viene a ti, justo y dotado de salvación humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de asna” (9:9). La obra de Mateo comienza con las palabras: “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham” (1:1). La conexión con David se menciona primero, permitiendo que el lector sepa desde el comienzo que la genealogía es legal y real, subrayando el derecho de nuestro Señor al antiguo trono de David. La inscripción sobre su cruz, de acuerdo con Mateo, dice: “ESTE ES JESUS, EL REY 2
DE LOS JUDIOS”. (27:37), y eso también simboliza su realeza. En las representaciones antiguas de los evangelios por medio de figuras simbólicas, Mateo usó el león, el rey de las bestias. El Evangelio de Marcos representa a nuestro Señor como el siervo, el Siervo de Jehová, y su uso del adverbio euthus, traducido por palabras como “inmediatamente”, “de inmediato”, “al instante” , etc., acentúa esto, ya que la tarea de un siervo es la de obedecer, y de inmediato. (ver Isa. 42:1) Un tanto sorprendentemente, los antiguos a menudo representaban el Evangelio de Marcos con la figura de un hombre, una figura que los modernistas vinculan con el Evangelio de Lucas. Marcos no tiene genealogía, ya que la genealogía de un siervo no es importante. El Evangelio de Lucas representa a nuestro Señor como el hombre, identificado con nosotros, y se nos recuerda pasajes como Zacarías 6:12, Lucas 15:2 y 11. El buey fue usado por los antiguos para Lucas, porque era el animal para el servicio y el sacrificio. Lucas sí tiene genealogía, pero es racial, al trazar los descendientes de nuestro Señor desde Adán. (ver 1 Co. 15:47). En el Evangelio de Juan el Señor está de pie frente a nosotros como el Hijo de Dios, poseído de deidad. No es sorprendente de manera alguna que los antiguos usaban el águila para representar el Evangelio de Juan. El águila vuela más alto que las otras aves y, por tanto, es capaz de lograr la mirada más penetrante de en los misterios de las cosas divinas (ver Isa. 40:9). De una manera suficientemente apropiada, el libro comienza con estas palabras: “En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios” (1:1). Es además perfectamente correcto para tal libro el no tener una narración de su genealogía, ya que Dios no puede tener genealogía, siendo eterno en su ser y naturaleza (ver Miq. 5:2). Y como Él es Dios, no solamente se le debe irar, sino además adorar y, si ese no es el resultado de nuestro estudio de este maravilloso libro, entonces no lo habremos estudiado bien.
En su posición en el canon. Sabemos que los libros de la Biblia originalmente circularon en forma separada, y no debemos darle mucha importancia al presente orden en nuestras traducciones. En cuanto a los libros del Nuevo Testamento se refiere, circularon en forma separada y los mismos Evangelios circularon en 3
las colecciones más tempranas en diferentes órdenes. Sin embargo, nuestro orden actual de los libros de la Biblia en español es muy adecuado. El hecho de que los sinópticos sean los primeros, y luego se espere que el de Juan venga después, es porque ellos enfatizan la historia de los Evangelios mientras que Juan enfatiza el asunto de los acontecimientos, o sea, la necesidad de aceptar o de rechazar el testimonio de Cristo y de su obra. Puesto de otra manera, los sinópticos enfatizan los acontecimientos, Juan acentúa la interpretación de los acontecimientos. Eso, por supuesto, no significa que los sinópticos no sean también interpretaciones de su vida y obra. Toda historia es interpretativa; no hay “hechos tales cuales son”. Temple escribe en apoyo a esto: “La historia siempre se involucra en la ambigüedad en este punto, porque el hecho y la interpretación no se pueden desenredar. Si yo digo que ‘Carlos Estuardo fue ejecutado’, eso es cierto, pero no la verdad completa. Añado algo si digo: ‘El rey Eduardo Estuardo fue martirizado’. El nuevo término es interpretativo; pero si la interpretación es cierta, la declaración es históricamente verdadera. Sin embargo requiere más que categorías históricas para justificarla”.
4
II. EL PROPÓSITO EN LA ESCRITURA
Didáctico: Un suplemento para los sinópticos. La teoría antigua más conocida del propósito del Evangelio es esta. Clemente de Alejandría escribió: “Por último Juan, al percibir que los hechos externos (ta somatika) habían sido explícitos en los Evangelios, al ser apremiado por sus amigos e inspirado por el Espíritu, compuso un Evangelio espiritual (pneumatikon)”. Las palabras de Clemente han sido tema de mucho estudio, y yo no presumo de tener la respuesta de su significado. Sin embargo, él probablemente no quiso dar a entender estas cosas: (1) Primero, que el cuarto Evangelio es inspirado y los otros no lo son. (2) Segundo, que Juan es alegórico en naturaleza y que los sinópticos son literales en carácter (ver Apoc. 11:8, pneumatikos; NEB, “en alegoría”). 5 [Nota aclaratoria: NEB corresponde a la versión New English Bible (Nueva Biblia en Inglés)]. 4
Probablemente Clemente simplemente quiso decir que Juan trató de hacer
explícito lo que estaba implícito en las narraciones más antiguas. Como lo dice Tasker: “La diferencia real es que el Evangelio más antiguo contenía los hechos y las palabras que la experiencia interpretó después, mientras que el último Evangelio reevalúa los hechos a la luz de su interpretación”. Juan nos informa del hecho que la Historia es una historia celestial”.
7
8
Ciertamente Juan sí complementó los sinópticos, pero este no era su único propósito, o su principal propósito.
Polémico; un tratado en contra de Cerinto y el Docetismo. Es posible que Juan haya escrito para contraatacar las demandas de dos formas de herejía presentes en su tiempo. (1) Primero, la enseñanza de Cerinto, cuyas perspectivas eran similares a las de los ebonitas. Cerinto enseñaba que el Hijo de Dios no había tenido existencia antes de su nacimiento de María. Para los ebonitas, Él era solo un hombre en el que el Espíritu de Dios había descendido por una temporada., En una historia antigua, se dice que Juan había visto a Cerinto en un baño público donde él se encontraba. Gritó: “Huyamos para que el baño no colapse, mientras que Cerinto, ese enemigo de la verdad, se encuentre en él”.9 (2) Segundo, las enseñanzas de los docetistas, una forma gnóstica de enseñanza que sostenía, entre otras cosas, que la materia era mala. De aquí que nuestro Señor realmente no se convirtió en hombre con una naturaleza humana; solo parecía que era hombre. No puede haber cuestionamiento que tal herejía estaba presente en el tiempo de Juan. Ignacio, por ejemplo, escribe: “Estén sordos, por tanto cuando alguien les hable apartándose de Jesucristo, que era de la familia de David, y de María, que realmente (alethos) nació, comió y bebió, fue realmente crucificado y murió a la vista de los que estaban en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra; que fue realmente levantado de los muertos…”.10
5
Que Juan tenía en mente tales perspectivas aparece en su énfasis en la humanidad real de nuestro Señor (ver 1:14, “carne” [no cuerpo]; 6:52-56; 4:6-8, 31; 9:6; 11:35; 12:27; 13:21; 19:28, 34; 8:40, “un hombre”). Pero una vez más, eso no dice la historia completa.
Evangelístico: traer a los hombres a la fe y a la vida eterna (ver Juan 20:30, 31). Difícilmente se puede dudar de que Juan revele su objetivo primario explícitamente en el capítulo veinte, versículos treinta y treinta y uno. En el clímax de su Evangelio escribe sus palaras, las que siguen a la gran confesión de Tomás del señorío y de la deidad de Jesús: “Y muchas otras señales hizo también Jesús en presencia de sus discípulos, que no están escritas en este libro; pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que al creer, tengáis vida en su nombre” (20:30, 31). Es como si estuviera diciendo: “¡con la experiencia de Tomás concluyo mi libro, con este propósito: Mostrar que Jesús puede hacer contigo lo que ha hecho con Tomás!”. De esta manera, su propósito no era simplemente histórico, ni simplemente doctrinal, ni filosófico, sino espiritual. En una palabra, él escribió un evangelio que son buenas nuevas para pecadores y para santos también. Alexander Maclaren tiene un capítulo sobre Juan 20:30, 31 llamado “El silencio de la Escritura”. Él señala cómo Juan tuvo un propósito distintivo al escribir, y no era biográfico. Él dice: “Junte los cuatro Evangelios al lado de los dos gruesos volúmenes en octavas, lo cual es la regulación para escribir hoy, como la biografía de cualquier hombre que en modo alguno tiene un nombre, y sentirá su imperfección como biografías. Solo son dibujos del sol con tinta y en papel”. 11 (1) Las señales. Uno nota las dos declaraciones importantes en esta descripción de propósito, una es la concerniente a las señales que Jesús hizo y la otra es la selección que hizo Juan de ellas. Entonces, está claro que: “No fue el propósito de Juan escribir una “vida” del Señor. Su obra era un evangelio y no una biografía”.12 La palabra clave en el versículo treinta 6
es la palabra “señales”, una palabra que se refiere a los poderosos milagros de nuestro Señor. Enfatiza no el poder, no la peculiaridad ni la maravilla de los milagros, sino el significado espiritual. Semeion, la palabra griega que se usa para “señales”, generalmente implica que el acto es secundario en importancia a algún poder o significado detrás de ella”.13 Son obras que Juan describe para que ciertos aspectos de la gloria de Jesús sean vistos por los lectores (ver 2:11). (2) La selección. Juan escribe en el versículo treinta y uno, de entre su selección de muchas señales, acerca de aquellas que encajan con su propósito. En otras palabras, ¡hay señales elegidas y señales no elegidas! Las de él son escogidas, dice él, para un doble propósito. Primero, él desea que el lector venga a un compromiso, a saber, que Jesucristo es el mesías que el Antiguo Testamento promete (ver 1:41, 45, 49; 6:69; 11:27; 12:1219; 18:33-35; 19:3, 12-15; 19:19-22). Este es el único Evangelio que preserva el título Mesías. Este aspecto de su objetivo les concierne, entonces, a los judíos. Pero, además, él desea que se vea a Jesús como el Hijo de Dios que está en el lugar de todos los hombres, independientemente del origen nacional o étnico (ver 4:42, "el Salvador del mundo"). Como Mesías, Él une a la cristiandad con el judaísmo, y como Hijo de Dios trasciende el judaísmo. El cristianismo y la divinidad resumen el propósito inmediato. Segundo, Juan no está satisfecho con la confianza solamente. Creer es el medio para un fin mayor. Se requiere más que una mera aceptación al dogma, por muy importante que sea. La vida, la vida eterna, el conocimiento y la posesión de Él que es “la vida” es la meta del apóstol. Él prefiere que sus lectores lo tengan a Él, y algo menos no lo satisfacerá completamente. El evangelio completo, por tanto, se centra alrededor de tres palabras: señales, creencia y vida; ellas integran la atracción del libro. 14
¿Cuál es el propósito de Juan? Sencillamente un deseo del corazón del discípulo a quien Jesús amó para que propagandizara a los hombres el 7
corazón del Mesías, el Hijo de Dios. “Sí”, Juan pudo haber dicho “¡Pablo estaba en lo cierto! Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente (Mat. 16:16). Reuniré estas señales, las arreglaré y las proclamaré a otros para que puedan tener vida también”.15 Haríamos bien en imitarlo. III. EL PLAN DE LA ESCRITURA Las siete señales seleccionadas por Juan son las siguientes:
El agua convertida en vino (2:1-11). La señal apunta al hecho de que una nueva era ha amanecido con el ministerio de Cristo. (ver Sal. 104:15).
La cura del hijo del noble (4:46-54) Esta señal acentúa la condición de la bendición -la fe personal-.
La cura del hombre discapacitado (5:1-9) El Salvador, dice esto, provee un poder nuevo para la vida.
La alimentación de los 5,000 (6:1-14) El Salvador provee un nuevo sustento para la vida.
El caminar sobre el agua (6:16-21) El Salvador es una nueva guía para la vida.
La cura del ciego (9:1-41) El Salvador da una nueva iluminación sobre la vida.
La restauración de Lázaro (11:1-46) El Salvador es la resurrección y provee una nueva vida —la resurrección y la vida—. Algunos estudiantes, al trabajar el hecho de que el nombre de lázaro aparece solo en Lucas 16:1931, además de Juan 11, han sugerido que Juan 11 es la alegorización del evangelista de una prueba de la declaración de Lucas 16:31 “Mas Abraham le contestó: “Si no escuchan a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán si alguno se levanta de entre los muertos.”16 Más bien, me 8
parece a mí, que es la señal culminante, al mostrar que es el autor de la vida que Juan quisiera que los lectores poseyeran. El nuevo nacimiento trae esta vida. ¿Por qué?, señor Whitefield”, —inquirió un amigo— “¿por qué predica usted tan frecuentemente sobre usted tiene que nacer de nuevo? “Porque”, replicó solemnemente, ¡porque usted tiene que nacer de nuevo! Juan diría algo muy similar. “Oh, Señor”, musitó Alexander Pope un día, “¡hazme un mejor hombre!” “¡Sería más fácil!,” replicó su page espiritualmente ilustrado, “que lo haga un nuevo hombre”.
Conclusión La vida, de acuerdo con el evangelista, viene de Cristo y solo de Cristo. Hay una vieja historia que Moffat Gantrey solía contar. “No hace muchos meses, en una villa de Oxfordshire, una santa anciana yacía moribunda. Por más de ochenta años ella había estado en peregrinación a Sión, hasta que su cara se puso radiante con la proximidad de la gloria del cielo. Un sacerdote anglo-católico, bajo el completo malentendido de que ninguno de sus parroquianos podía encontrar a la ciudad a menos que él abriera la puerta, la llamó para visitarla. “Madam”, dijo, “vengo para otorgarle la absolución”. “Y ella en su sencillez, al no saber lo que quería decir la palabra, inquirió: ¿Qué es eso? “ ‘He venido a perdonar sus pecados,’ fue la respuesta. " ‘ ¿Puedo ver su mano? Ella respondió. Contemplando por un momento la mano del sacerdote, se dio vuelta y lo miró directamente a su cara y le dijo: ‘¡Señor! Usted es un impostor’. “ ‘!Impostor!’ Protestó el escandalizado clérigo. “ ‘Sí, señor, un impostor! El hombre que me perdona los pecados tiene una marca de clavos en su palma’ ”. 9
Y la vida viene por creer, acierta Juan. La palabra aparece noventa y ocho veces en el libro y es la gran palabra de Juan para los términos sobre los cuales los beneficios de la obra salvífica de Cristo se convierten en nuestros. ¿Y qué es la fe? El obispo O’Brian lo dice de esta manera: “Los que saben lo que quiere decir fe en una promesa, saben lo que es fe en el evangelio; los que saben lo que es fe en un remedio, saben lo que significa fe en la sangre del Redentor; los que saben lo que quiere decir fe en un médico, fe en un abogado, fe en un amigo, también saben lo que significa fe en el Señor Jesucristo”. Creer es apoyarse en Cristo y en sus promesas como el remedio para nuestro pecado y culpa. ¡Que Dios nos dé la gracia para hacer justamente eso, si aún no lo hemos hecho!
Notas 1 Edwyn Clement Hoskins, The Fourth Gospel, [El cuarto Evangelio] ed. by Francis Noel Davey (London: Faber and Faber Limited, 1967), p. 20. 2 William Temple, Readings in St. John's Gospel (First-and Second Series) [Lecturas en el Evangelio de San Juan] (London: Macmillan & Company Ltd, 1959), p. ix. 3 Archibald Thomas Robertson,Word Pictures in the New Testament [Imágenes de las palabras en el Nuevo Testamento] (New York: Harper & Brothers Publishers, 1932), V, ix. 4 Temple, p. xxiii. 5 R. V. G. Tasker, The Gospel According to St. John: An Introduction and Commentary [El Evangelio según San Juan. Introducción y comentario] (Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Publishing Company, I960), p. 27. 7 Ibid. 8 A. M. Hunder, Introducing New Testament Theology [Presentación de una teología del Nuevo Testamento] (Philadelphia: The Westminster Press, 1957), p. 129. 9 Eusebius, iv. 14. 10 Ignatius, Epistle to the Trallians, [Epístola a los Trallans] ix. 1-2. 11 Alexander Maclaren, Expositions of the Gospel of John, II, 329. [Exposiciones del Evangelio de acuerdo con San Juan, II 329] 12 B. F. Westcott, The Gospel According to St. John [El Evangelio según San Juan] (Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Publishing Company, 1950 Reprint of 1881 edJJ) p. 297 [Reimpresión de 1881 edJJ] 13 Merrill C. Tenney, John: the Gospel of Belief [Juan: El Evangelio de la convicción] (Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Publishing Company, 1948)., p. 29. 14 Ibid., pp. 33-34. 15 Cf. G. Campbell Morgan, The Gospel According to John, p. 16. [El Evangelio según San Juan. P. 16] 16 Wilbert Francis Howard, The Fourth Gospel in Recent Criticism and Interpretation [El cuarto Evangelio en la interpretación y crítica recientes] (London: The Epworth Press, 1955; rev. by С. К. Barrett), p. 193.
10