Índice
Portada
Sinopsis
Portadilla
Dedicatoria
Introducción ¿Comer sano está de moda? Es el momento de despertar… Alimentación, hábitos y salud Si no cambias nada, nada cambiará
Capítulo primero. LA HERENCIA DE MI ABUELO Homenaje a mi abuelo
Capítulo segundo. EN BUSCA DEL BIENESTAR Quince años más tarde… conocí la práctica del yoga Mi descubrimiento del yoga
Capítulo tercero. COMIDA VEGETARIANA, PROTEÍNA VEGETAL Y FALSOS MITOS Descubriendo nuevos sabores Veganismo y vegetarianismo La clave está en el equilibrio Entrantes y picoteo Variedad de ensaladas Cremas y sopas para cada estación
Capítulo cuarto. COMIDA ECOLÓGICA, ETIQUETAS Y LA IMPORTANCIA DE LA CERCANÍA Usemos el sentido común Hacer la compra La salud es lo primero Productos de cercanía y de temporada ¡Cuidado con los alimentos precocinados! Huevos ecológicos El huevo cocido perfecto
Capítulo quinto. SUPERALIMENTOS O ALIMENTOS DE TODA LA VIDA. ¿EN QUÉ QUEDAMOS? Alimentos naturales Superalimentos y alimentos tradicionales
Capítulo sexto. LO QUE EL CUERPO NECESITA La microbiota ¿Cómo cuidamos la microbiota para que tenga un buen funcionamiento? Dime qué comes y te diré lo que necesitas Ejemplo de ayuno de 16 horas Un día normal… Antojos saludables
Capítulo séptimo. LA TIROIDES El yoga y sus beneficios para el hipotiroidismo
Capítulo octavo. LA MATERNIDAD Instinto maternal Una carrera y un objetivo Embarazo, hipotiroidismo y pérdida
Una nueva oportunidad Plan de parto El parto
Capítulo noveno. LA LACTANCIA Y LA RECUPERACIÓN Beneficios de la lactancia ¿Cómo nos preparamos? ¿Qué debemos saber? Dieta y cuidados Experiencia personal Crea tu propio banco de leche y comprarás tu independencia Vida activa y saludable Hidratarnos por dentro 10 hábitos de belleza
Capítulo décimo. LA ALIMENTACIÓN DEL BEBÉ El método Baby Led Weaning (BLW) o cómo introducir la alimentación complementaria. ¡Empieza la fiesta! Enseñar con el ejemplo Respondiendo a vuestras preguntas @lavidamadre Juegos y actividades «hechos a mano»
ANEXO 1. ALIMENTOS DE TEMPORADA
ANEXO 2. MENÚS SEMANALES
AGRADECIMIENTOS
BIOGRAFÍA
Créditos
Gracias por adquirir este eBook
Visita Planetadelibros.com y descubre una nueva forma de disfrutar de la lectura
¡Regístrate y accede a contenidos exclusivos! Primeros capítulos Fragmentos de próximas publicaciones Clubs de lectura con los autores Concursos, sorteos y promociones Participa en presentaciones de libros
Comparte tu opinión en la ficha del libro y en nuestras redes sociales:
Explora Descubre Comparte
SINOPSIS
«En este libro no pretendo hablarte de superalimentos, ni de dietas, ni de recetas milagrosas, sino de una vida saludable, fácil, divertida y muy pero que muy sabrosa». La supermodelo canaria Ariadne Artiles comparte con sus lectores una serie de consejos sobre alimentación, salud física y mental, bienestar, maternidad, lactancia, etc., fruto de su propia experiencia. En este libro tan personal, Ariadne nos cuenta las razones que la llevaron a plantearse la necesidad de comer bien, preocuparse por su salud física y concienciarse con el medio ambiente.
Quiero dedicar estas páginas muy especialmente a mi fiel compañera de batallas, a mi hija Ariadne. Gracias por ser la mejor pinche, la más divertida, y ser una gran amante de la cocina. Has sido una compañera excepcional. Tu curiosidad es siempre mi motor; sin ti nada tendría el mismo sentido. Este libro se empezó a gestar en mis últimos meses de embarazo y verá la luz cuando tengas dos añitos. Sin tu compañía y ayuda este libro no hubiera sido posible. Ha sido un viaje lleno de anécdotas y este será siempre un gran recuerdo para nosotras.
Gracias, hija, por ser la mejor fuente de inspiración.
Introducción
Siempre he sido una persona curiosa en lo que al aprendizaje sobre el ser humano se refiere. Como nos pasa a todos, mil preguntas rondan continuamente mi cabeza y, aunque en esta sociedad en la que hemos nacido se nos ha educado como a borregos, seguir la corriente nunca ha sido lo mío. Siempre he preferido usar el sentido común para tomar cualquier decisión. Lo que tengo claro, a pesar de todas las teorías que existen —y esto no es ningún secreto—, es que quiero estar aquí el máximo tiempo posible y de la mejor manera. Me consta que es algo que buscamos todos, o, al menos, deseamos.
Con este libro me gustaría que descubrieras lo fácil que es cocinar de manera sabrosa a la vez que nos nutrimos. Quiero ayudarte a comenzar una vida sin dietas ni restricciones, sino un estilo de vida que te haga feliz y dure para siempre.
La salud física y mental es lo más valioso que tenemos, y por ello debemos cuidarla. Ojalá nos enseñaran en la escuela cómo. ¿Os imagináis que en los colegios impartieran clases de cocina y nutrición para saber cómo debemos alimentarnos desde pequeños? ¿O que nos hubieran dado clases de psicología y nos hubieran enseñado a gestionar las emociones? A algunos nos habría ayudado mucho y nos habríamos ahorrado muchas terapias y algunos males mayores. ¿Por qué no una asignatura de nutrición? ¿No se estudia en la universidad? ¿No es vital para nuestro desarrollo? Entonces, ¿por qué no? Incluso los niños podrían hacerse su propio pan de sándwich como parte de la asignatura de manualidades… ¿No sería esta una buena manera de motivarlos y educarlos en todos los sentidos? Quizá penséis que estoy dejando volar en exceso mi imaginación, pero ¿acaso la cocina no es un arte que nos nutre en todos los sentidos y que, además, puede resultar relajante? Aunque os parezca una propuesta poco realista, hoy día algunos colegios ya empiezan a pensar en ello.
¿COMER SANO ESTÁ DE MODA?
El mundo evoluciona lentamente, pero poco a poco vamos aprendiendo —mejor dicho, desaprendiendo— y alejándonos de lo que la sociedad nos ha venido marcando desde hace años. El monstruo de la industria alimenticia es gigante y tiene poderes inimaginables. Pero, si os fijáis bien, siempre volvemos atrás. Por ejemplo, en el campo de la moda, lo vintage es casi siempre preferible a lo moderno y, de la misma manera, una gran parte de lo que nuestros abuelos vivieron nos parece hoy mejor que la forma de vida actual. Un mundo sin móviles y redes sociales en el que la comunicación era más valiente. Éramos conscientes del momento y lo que hoy llamamos mindfulness consistía en vivir una vida plena conectados con personas, no con unas máquinas que se han convertido en una prolongación de nuestras manos (que conste que me incluyo).
¿Os acordáis de cuando nos asombrábamos al ver a todos esos turistas japoneses que venían a España y se pasaban el día con la cámara en la mano haciendo fotos a cualquier cosa? ¿Y ahora qué? Nos hemos vuelto peores. Si nos miráramos con los ojos de hace unos cuantos años, pensaríamos que nos hemos transformado en unos locos que van de aquí para allá sacándose fotos a sí mismos o al plato que acaban de servirles en cualquier restaurante, en lugar de hablar con la persona que tienen al lado. Si nos hubieran contado esto hace veinte años, no lo habríamos creído.
Sin embargo, también hay una parte positiva. Muchos s de Instagram han subido en algún momento un plato de comida sana. La moda en este momento nos favorece: la cantidad de imágenes que vemos de comida saludable compite directamente con la publicidad engañosa que hay por todas partes. Pero lo más positivo es que hemos empezado a manejar muchísima más información, gracias a la cual podemos descubrir diferentes tipos de alimentación, conocer un sinfín de posibilidades para cocinar de manera sencilla y ver lo que comen los demás
(deportistas, actores, cocineros de primer nivel, etc., que se han convertido en modelos a los que imitamos). De esta manera será sencillo adoptar los hábitos alimenticios que más nos convenzan.
Quiero ayudarte a comenzar una vida sin dietas ni restricciones, sino un estilo de vida que te haga feliz y dure para siempre.
Por otro lado, desde hace muchos años la industria alimentaria, utilizando mayoritariamente la televisión, ha invadido nuestras cabezas —y nuestros cuerpos— diciéndonos lo que debemos comer, sin tener en cuenta ni nuestra salud ni la de nuestros hijos. Y, en la mayoría de los casos, con publicidad engañosa, a la que nadie ha puesto aún fin porque lo que importa es, una vez más, la economía y no la salud. La industria alimentaria se ha aprovechado de nuestra ignorancia en este terreno para sus propios beneficios. Por eso quizás no interese impartir esta asignatura en el colegio. Esta es una reflexión personal, pero está claro que si despertáramos la conciencia de las personas desde pequeños, la mayoría de las empresas de comida basura se iría a la ruina. La alimentación se ha prostituido tanto que incluso los envases de los productos han cambiado, y lo han hecho cuando se han dado cuenta de que la gente está despertando y ya no quiere comer basura. Comienza a existir una preocupación real en la sociedad y esto, sin ninguna duda, está generando incertidumbre e inestabilidad en la industria alimentaria. Tanto es así que incluso ha empezado a aparecer el concepto «sin gluten» en las etiquetas de los tetrabriks de leche. ¡Como si la leche tuviese gluten! En realidad, es una estafa en toda regla. Nos hemos convertido en discípulos de la publicidad y en adictos a todos esos productos que nos venden con mentiras supuestamente piadosas.
ES EL MOMENTO DE DESPERTAR…
Llevamos años recogiendo alimentos que nos llegan plastificados varias veces —lo que significa que están llenos de químicos— para que nos duren más. Lo malo es que nunca nos paramos a pensar por qué lo hacen así. En la época de nuestros abuelos esto no existía ya que la comida se compraba a granel, pero la evolución de la industria es así de egoísta y para sacar más partido a los alimentos, generamos más basura y nos alimentamos peor. Después de ver varios documentales, miré en mi cocina y fui consciente de que el plástico me iba a comer. Y pensé: ¿de qué nos sirven todas esas bolsas? ¡Y, encima, pagamos por ellas! ¿Qué estamos haciendo? ¿Por qué no hacemos nada al respecto? Vivimos dormidos porque lo más fácil es mirar para otro lado.
Hace ya mucho tiempo que en casa dejamos de comprar en grandes supermercados. Si alguna vez lo hago, pido que me envíen los productos en cajas, no en bolsas de plástico. Poco a poco incluso los grandes almacenes se han ido acostumbrando. Por lo general intento hacer la compra en la tienda del barrio. Siempre llevo conmigo mi bolsa de tela por si de pronto descubro que me hace falta algo. Y así he empezado a consumir menos plástico. Solo se trata de cambiar las costumbres, nada más.
Yo no sé a vosotros, pero a mí me aterra el mundo que les estamos dejando a nuestros hijos... Ahí lo dejo, para que hagamos una pequeña reflexión.
ALIMENTACIÓN, HÁBITOS Y SALUD
Vengo de una familia de panaderos. De mi abuelo Lorenzo heredé su pasión por el pan, y de mi abuela Rosa el amor por la buena cocina. Nunca estudié nutrición, ni he hecho ningún curso antes, pero mi curiosidad por descubrir lo que era mejor para mi cuerpo me ha hecho investigar y aprender de los mejores nutricionistas y médicos alternativos, leyendo sus libros o asistiendo a sus retiros, y, sobre todo, experimentando cada uno de los nuevos hábitos en mí misma. Gracias a estas personas que me han inspirado en el camino he aprendido lo que hoy considero fundamental: hay que conocerse para poder tratarnos de la mejor manera posible. Y por eso estoy aquí, para compartir con vosotros toda la información que he descubierto a lo largo de los años y que tanto me ha ayudado. Siempre me ha preocupado mucho la salud, tanto la mía como la de la gente que más quiero, y por ello no solo me interesaba aprender para mejorar mis dolencias sino también para poder ayudar a mi familia. La información es la herramienta más poderosa que tenemos y debemos compartirla. En mi caso, siempre lo haré desde un punto de vista científico y contrastado con los mejores especialistas. En este libro sobre la búsqueda del bienestar integral pretendo, sobre todo, invitaros a pensar y a cuestionar algunos hábitos que nos vienen casi casi metidos en el ADN. Siendo conscientes de ello, estoy segura de que acabaremos tomando grandes decisiones que cambiarán nuestra vida para siempre.
SI NO CAMBIAS NADA, NADA CAMBIARÁ
Hace diez años la conciencia llamó a mi puerta. Me estaba autodestruyendo. Mucha crema para protegerme y mucha agua que me preocupaba por tomar al día para estar sana y luego me intoxicaba con la nicotina. Había hecho del fumar un hábito tan común como el agua que bebía. Vivía dormida, todos lo hacemos, hasta que un buen día caemos en la cuenta de lo estúpidos que hemos sido y nos preguntamos cómo puede hacerse alguien tanto daño a sí mismo. Si nos obligaran a consumir nicotina como tratamiento para el cáncer diríamos que nos están matando con porquerías, pero como la industria del tabaco se ha encargado durante años de vendernos este hecho como un momento de placer inigualable, hemos caído como borregos en su trampa. Incluso hemos llegado a fumar en la consulta del médico, en los aviones o en las escuelas. Aún recuerdo a mi profesor de matemáticas fumando en clase. Por suerte, hoy ponen en los paquetes la frase: FUMAR MATA y la imagen de cómo destruye nuestro cuerpo. Ahora viene la trampa: esas preciosas cajetillas que se han inventado para que los consumidores no sufran más de la cuenta al tener su paquete en la mano y eviten pensar demasiado. Ver esas frases y esas fotografías tan realistas nos hace dudar de si debemos dejar de fumar, algo que, indudablemente, no les interesa. Así que con estas cajetillas tan monas seguirá durmiendo la conciencia de unos cuantos y llenándose el bolsillo de algunos, mientras nosotros seguiremos matándonos por dentro. Así es, no hay más películas, esta es la cruda realidad, a nadie le importa tu salud. Hoy todo nos parece una locura porque, aunque sea un poco, la conciencia ha despertado. Esto nos hace entender la gran repercusión que tiene la publicidad en nuestras vidas.
Cuando me paro a pensar, sinceramente me pregunto por qué me he metido en este lío. Con una niña de un año y medio en casa y mi trabajo habitual, apenas tengo tiempo para escribir, pero siento que estoy en una posición privilegiada, y ayudar a otros a descubrir lo fácil que ha sido para mí llevar una vida saludable lo he sentido como un deber que además me hace sentir bien. Los que me conocen saben que puedo ser muy intensa y capaz de convencer a cualquiera de que cambie un hábito que no le hace ningún bien. Y no solo me refiero a un
familiar. En cualquier cena o comida, con amigos o con quien sea, me gusta compartir lo que he descubierto. Intercambiar la información es fundamental. La necesidad de ayudar a los demás me viene desde muy joven y se ha acentuado con los años porque creo que si para algo estamos aquí es para ayudarnos los unos a los otros.
Todos hemos padecido dolencias o enfermedades en algún momento de nuestras vidas. Algunas las achacamos a la edad o a la mala suerte, pero casi nunca nos preguntamos cómo se originan. Atiborrarnos de pastillas que en un futuro nos harán más daño solo corta los síntomas, pero no arregla el problema, y, si os digo la verdad, con el cuerpo no nos la podemos jugar poniendo parches. Debemos conocer el por qué de todo lo que nos pasa para encontrar la mejor solución y atajar el problema de raíz. No debemos conformarnos nunca.
En este libro también hablaré de mis dolencias y de cómo he lidiado con ellas: el hipotiroidismo, la escoliosis, la osteoporosis después del parto o incluso el embarazo. En definitiva, mi camino hacia la salud integral. El fin es poder daros mi punto de vista y ayudar —si está en mi mano— a quienes también las padezcan. Además de mis experiencias personales compartiré la cocina de Ari, ese pequeño gran espacio que me hace tan feliz.
No hablaré de dietas (palabra que prefiero evitar porque conozco a muchas personas que lo han pasado realmente mal con y por ellas), ni de recetas milagrosas, sino de cómo llevar una vida saludable alimentándonos bien y de una manera fácil, divertida y muy pero que muy sabrosa.
@ariadneartiles www.ariadneartiles.es
Cocinar es un placer para los sentidos, sobre todo si lo hago para la familia o para mi hija Ari, que ha salido igual de disfrutona que su madre y se ha convertido en una gran pinche.
Soy de esas personas que se enfadan mucho cuando llegan a un restaurante que no está a la altura. Y esto no quiere decir que me guste comer en sitios caros, sino todo lo contrario. Me gusta la buena cocina, la que se hace despacio, con amor y con buena materia prima. Por eso los mejores restaurantes que conozco son los familiares, los de toda la vida, aquellos en los que las recetas han pasado de generación en generación. Desperdiciar un almuerzo o una cena me pone de muy mal humor. Son momentos únicos que me gusta disfrutar tranquila, ya sea en casa, cocinando para amigos, o en un restaurante en el que me den bien de comer.
Nunca he sido muy fan de la comida moderna. Las pequeñas porciones no son suficientes para saborear bien un plato y por ello acabo quedándome con hambre. Me gusta la comida de siempre, donde te sirven grandes porciones, como hacía mi abuela —casi todas las abuelas sirven buenas cantidades—, y así he crecido yo, con la buena costumbre de comer saludable y abundante, siempre con lo mejor de la temporada y elaborado con mucha paciencia y amor. Para mí, sin duda, mi abuela siempre ha sido la mejor cocinera, pero si tuviera que elegir un producto con el que alimentarme toda la vida, sería el pan.
Esta es la herencia que nos dejó mi abuelo Lorenzo, un panadero de pura cepa de quien heredamos un paladar fino con el que apreciar lo bueno, que siempre es lo que está hecho con mucho amor y dedicación. El pan es irresistible, pero si, además, lo haces al horno, en casa, a fuego lento, y lo saboreas despacio… es un tesoro.
El olor a pan recién salido del horno despierta los sentidos y nos cambia hasta el humor. Supongo que esto también viene de familia. El olor a pan de leña o a masa recién hecha era algo cotidiano en mi casa. Aún recuerdo la cara de orgullo de mi abuelo cada vez que sacaba una pizza del horno para la familia. Le ponía tanto amor a todo... El mismo que daba a sus hijos y nietos. Es lo que tiene amar lo que uno hace.
He pasado muchas noches haciendo panes, pizzas y croissants con mi abuelo Lorenzo. Eran noches en familia, noches bonitas compartiendo lo que más nos gustaba, la buena comida. Recordarlas me produce mucho sentimiento. Mi hermana Aída y yo comíamos en casa de mis abuelos maternos la mayoría de los días, salvo aquellos en los que estábamos con mi padre, y eso nos encantaba. No solo por la comida de mi abuela Rosa, que era un espectáculo, sino porque llegábamos muertas de hambre del colegio y esperábamos ansiosas a mi abuelo, que venía de la panadería con la bolsa llena de barras de pan calentitas recién sacadas del horno. Caía una barra para cada una, siempre tan crujiente, una auténtica maravilla. Lo recuerdo como si fuese ayer.
Hace muchos años que empecé a seguir sus recetas, con algunas modificaciones, pero siempre manteniendo su esencia. Voy a empezar este libro compartiendo con vosotros algunas de mis pizzas o galletas preferidas, esa comida que es «basura» cuando la compramos en la calle, pero que cuando la preparamos en casa ¡es una maravilla!
En mi cocina trato de jugar siempre con todos los ingredientes, no me suelo ceñir a las recetas. Se trata de pasarlo bien, investigar y encontrar tu punto. Si te diviertes y dejas volar la imaginación serás capaz de todo. Podrás conseguir lo que quieras, incluso que una pizza con base de coliflor sea lo más sabroso del mundo. Todo consiste en echarle imaginación y ganas.
Empezaremos por lo más sencillo...
RECETA BÁSICA PARA PAN
No tienes más que elegir una harina de calidad, agua, levadura, aceite y sal. Yo hago dos panes a la semana, los lunes y los jueves. Siguiendo esta receta, te durará alrededor de 4 días. Te recomiendo dejarlo en la nevera.
Ingredientes
600 gr de harina integral de espelta
250 ml de agua
12 gr de levadura sin gluten
2 o 3 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra
Sal al gusto
Elaboración
Cogemos 600 gr de harina por cada 250 ml de agua, más o menos, añadimos la levadura y mezclamos todo. La mezcla debería quedar lo suficientemente gustosa para amasar y que no se nos queden los dedos pegados. Para conseguirlo, puedes echarle la harina que necesites hasta encontrar esa textura. Una vez bien mezclada la masa, hacemos una bola y la guardamos en un recipiente, que taparemos con un paño húmedo.
Dejamos reposar la masa aproximadamente una hora como mínimo, hasta 2 horas. Una vez fermentada la masa, echamos el aceite a nuestro gusto (dos o tres cucharadas es suficiente) y una pizca de sal (a mí me gusta usar de hierbas). Volvemos a amasar y le damos la forma que queramos. Una vez listo, le hacemos unas rayitas con un cuchillo en la parte alta para que la corteza quede con ese dibujo típico del pan. Además, así nos aseguramos de que la corteza nos quede más crujiente. A continuación, metemos el pan en el horno durante unos
30-40 minutos a 190 grados. Hay que estar atentos porque, dependiendo del grosor del pan, este tardará más o menos tiempo en hacerse.
A partir de esta receta básica podéis empezar a jugar y a hacer diferentes tipos de pan añadiendo los ingredientes que más os gusten. Uno de mis preferidos es el romero, que se puede combinar con aceitunas o con cualquier semilla que tengáis en casa. Las que más me gustan son las de calabaza y girasol, pero si queréis, incluso se le pueden poner trocitos de nueces.
Esta es una buena receta para cocinar con nuestros hijos porque es muy divertida para ellos y les ayuda a despertar su creatividad. La masa hace la función de plastilina, por lo que les encanta jugar con ella. No pararán de toquetearla, pero de eso se trata, y les ilusionará saber que están preparando algo rico para su familia.
A Ari le vuelve loca llenarse las manos de harina y hacer figuritas. Hacemos palitos y letras y, mediante el juego, aprende las vocales, los números o lo que se nos vaya ocurriendo. Eso sí, después va directa a la ducha, ¡pero que nos quiten lo «bailao»! Su disfrute es siempre la mejor recompensa.
CRACKERS
Con la misma base con la que hemos hecho la masa para elaborar el pan podemos también preparar crackers. Solo necesitamos elegir algunas semillas y añadirlas a la receta.
Elaboración
Una vez tengamos la masa hecha, precalentamos el horno a 200 grados y estiramos la masa con un rodillo sobre un papel de horno previamente untado de aceite hasta conseguir una forma rectangular. Esto también lo podemos conseguir con la ayuda de un cuchillo. Le damos la forma que queremos. Repartimos las semillas elegidas y volvemos a pasar el rodillo, pero suavemente para evitar que la masa se rompa. Se trata de que las semillas se incrusten en la masa. También puedes hacerlo con los dedos. Yo suelo pedirle ayuda a Ari, que se entretiene muchísimo.
Una vez ya están las semillas, hacemos pequeños rectángulos con un cuchillo para formar los crackers y los metemos al horno durante 15 minutos aproximadamente. Todo depende del grosor, así que no los perdamos de vista.
Los panes también los podemos hacer con harina y levadura sin gluten para los que tienen intolerancias o son celíacos. En ese caso, la harina puede ser de quinoa, de trigo sarraceno o de cualquier otro cereal que no contenga gluten.
PIZZAS
Las pizzas son nuestro plato estrella del fin de semana. Son perfectas para cocinar con la familia y los amigos.
Un día antes compro todos los ingredientes. Una muy buena opción para decidir qué pizza elijo es jugar con las verduras de temporada. Cada fin de semana variamos la masa, unos días de trigo sarraceno, otros de espelta o incluso sin harina, solo con coliflor o brócoli. En casa nos gustan todas las modalidades de pizzas. ¡Para cocinarlas basta con un poco de música y echarle imaginación!
Lo único que no cambiamos son dos ingredientes base: el queso de cabra y un buen orégano.
PIZZA DE VERDURAS
Ingredientes
Para la masa:
300 gr de harina de espelta o, para hacerla sin gluten, de trigo sarraceno
Medio sobre de levadura sin gluten
100 ml de agua
Aceite de oliva virgen extra
Sal de hierbas
Para cubrir la masa:
Salsa de tomate natural
Queso de cabra en lonchas o semicurado en trocitos para darle un toque más fuerte
Orégano
Y ahora puedes usar tus verduras favoritas: champiñones en láminas, calabacín, cebolla, pimientos, brócoli, aceitunas… Lo que más te guste.
Elaboración
Mezclamos la harina, la levadura, el agua, el aceite y la sal y amasamos hasta lograr una masa fina y elástica. Le damos forma de pelota y dejamos reposar durante al menos una hora con un trapo húmedo por encima. Después estiramos (mejor con rodillo) y le damos la forma que queramos. Precalentamos el horno a 200 grados mientras vamos preparando la pizza.
Ponemos un chorrito de aceite de oliva virgen extra y extendemos por toda la base. Encima ponemos la salsa de tomate natural que hemos elaborado previamente. Después colocamos el queso de cabra en lonchas y por encima los ingredientes que hemos elegido. Cogemos todas las verduras, que hemos lavado y cortado antes, y las colocamos a nuestro gusto. Añadimos el queso de cabra o semicurado en trocitos, el orégano y listo. La metemos en el horno a 180 grados durante 20 minutos aproximadamente.
PIZZA DE CALABAZA ASADA CON BASE DE COLIFLOR
Nunca fui muy fan de la coliflor. De pequeña me peleaba con mi madre porque no me gustaba nada y, sin embargo, hoy día esta base de pizza es una de mis preferidas. No dejéis de hacer esta receta porque os aseguro que os sorprenderá.
Ingredientes
Para la masa:
170 gr de coliflor
1 huevo pequeño
150 gr de almendras molidas o harina de almendras
Tomillo fresco
Sal del Himalaya
Pimienta
Para cubrir la masa:
Salsa de tomate natural
Hojas de rúcula
Mozzarella al gusto
Calabaza laminada
Tomates cherry
Dos o tres champiñones cortados en láminas
Medio pimiento rojo, verde o amarillo
Elaboración
Precalentamos el horno a 200 grados. Cortamos la coliflor en ramilletes y la trituramos con una picadora hasta conseguir una textura granulada y fina. La ponemos en un bol y añadimos el huevo, las almendras molidas o harina de almendras y unas hojitas de tomillo. Salpimentamos ligeramente. Si la masa ha quedado demasiado húmeda, añadimos poco a poco más almendras molidas hasta conseguir que espese. Estiramos la masa con un rodillo y le damos forma circular. La colocamos sobre papel de horno y horneamos durante 5 minutos.
A continuación, cortamos los champiñones y la calabaza en láminas finas y el pimiento en trozos pequeños. Extendemos la salsa de tomate sobre la base de la pizza. Distribuimos por encima la mozzarella rallada, la verdura cortada y los tomates cherry en rodajas. Horneamos de nuevo, esta vez unos 10 minutos, a máxima potencia. Decoramos con las hojas de rúcula y servimos inmediatamente.
Los ingredientes son al gusto, siempre puedes poner queso de cabra por encima y quedará gratinado. Otra opción estupenda es colocar rodajas de tomate natural con champiñones y orégano: está para chuparse los dedos.
MASA PARA BASES DE PIZZA DE BONIATO SIN GLUTEN
Ingredientes
300 gr de boniato asado al horno y pelado
2 huevos
Dos cucharadas de harina de tapioca
Cuatro cucharadas de almendra molida
Media cucharadita de sal
Una pizca de pimienta molida
Media cucharada de ajo en polvo
Elaboración
Batimos los huevos y añadimos el boniato asado. En un recipiente aparte mezclamos la harina, la almendra, la pimienta, la sal y el ajo. Juntamos las dos elaboraciones y hacemos una masa homogénea. Distribuimos sobre papel de horno y metemos a 200 grados durante 10 minutos.
Ya tenemos lista nuestra base de pizza de boniato para poner por encima todos nuestros ingredientes favoritos.
AREPAS
Ingredientes
300 gr de harina integral de maíz
600 ml de agua templada
Una cucharadita de sal
Una cucharadita de aceite de oliva virgen extra
Elaboración
Mezclamos en un bol el agua y la sal. Añadimos, poco a poco, la harina, sin parar de remover. Cuando nos empiece a costar, es momento de amasar con las manos. Ya sabéis, si la masa queda demasiado espesa, añadimos más agua; si, por el contrario, queda muy líquida, echamos más harina.
Dejamos reposar alrededor de 15 minutos. Una vez transcurrido ese tiempo, dividimos la masa en pelotitas medianas y, con las manos, aplastamos cada una dándole forma de arepa.
Ahora llega el momento de cocinarlas. Ponemos una sartén a calentar con unas gotitas de aceite de oliva y cocinamos unos 5 minutos por cada lado a fuego medio.
Podemos comerlas tal cual acompañadas de pollo desmenuzado o, si lo preferís, cuando estén templaditas, podéis abrirlas por la mitad y rellenarlas al gusto de cada uno. ¡Con aguacate están buenísimas!
AREPAS DE COLORES
Para conseguir unas arepas de colores respetamos la receta tradicional anterior y, cogiendo una taza de agua (dentro de las cantidades establecidas), batimos junto al ingrediente que le va a dar color a nuestra arepa:
Morado: ½ taza de remolacha.
Verde: una taza de espinacas frescas.
Naranja: ½ taza de zanahoria.
El truco está en batir esas cantidades junto con una taza de agua y añadir a la hora de hacer la masa con la harina y el resto de agua.
Tus arepas adquirirán un color súper apetecible y vistoso, además de ser cien por cien saludables.
Otro de mis vicios confesables son las galletas en todas
sus formas.
Aprendí a hacerlas de manera saludable por mi bien y el de mi familia, porque cuando preparo un par de bandejas, no dejan ni una. Es una batalla perdida.
RECETA BÁSICA PARA GALLETAS
Igual que con el pan, a partir de esta receta base podemos elaborarlas de muchas maneras variando los ingredientes. Algunas de mis favoritas son añadiendo manzana y semillas, cambiando los copos de avena por harina de almendra o copos de quinoa. No llevan azúcar porque no lo necesitan, ya obtenemos suficiente de los plátanos o los dátiles.
Ingredientes
4 plátanos maduros
75 gr de copos de avena integrales
4 dátiles
Canela al gusto
1 manzana
1 cucharada sopera de aceite de coco
Otras combinaciones posibles:
4 plátanos maduros
4 dátiles
75 gr de copos de quinoa
10 nueces
Chocolate negro en trocitos al gusto
Canela en polvo
Lascas de coco
Elaboración
En un procesador de alimentos o batidora metemos todos los ingredientes. Primero, los plátanos, después la avena, los dátiles, la canela, las nueces y la cucharada de aceite de coco. Batimos hasta que quede una pasta consistente. Si vemos que ha quedado demasiado líquida, siempre podemos añadir más avena, harina de almendra o copos de avena.
Precalentamos el horno durante 30 minutos, más o menos.
Con ayuda de dos cucharas vamos dando forma a cada galletita y las colocamos sobre una bandeja de horno previamente untada con aceite de oliva o de coco para que no se peguen.
Una vez están en la bandeja podemos decorarlas con rodajas de manzana.
Un truco es aplastar la manzana en la masa para que se quede más finita, lo que te ayuda a darle forma y que no aumente de tamaño, así que no olvides dejar espacio entre las galletas cuando las coloques en la bandeja (si vas a poner las rodajas como decoración). También podemos incrustarle nibs de chocolate negro o arándanos, rodajas de plátano, fresas… Lo que más nos apetezca.
También las podemos hacer a mano y darles la forma que queramos. Esta es otra buena manera de pasar la tarde con nuestros hijos. Ari siempre acaba haciendo bolitas y comiéndose la masa a cucharadas antes de cocinarlas. Ella decide si están buenas o no antes de meterlas en el horno.
El día de su cumpleaños, con la misma masa de las galletas, le hice su tarta preferida, que consiste en hacer una masa individual más grande utilizando los mismos ingredientes.
Nota
Después de algunos cursos y muchos libros, he entendido que el azúcar no es buen compañero. Por eso, como veis, solo uso la fruta para endulzar. Cualquier otro edulcorante que no provenga de un fruto es un enemigo para nuestro sistema inmunológico. Aquí no encontraréis ninguno. Endulzaremos siempre con frutos como el dátil, el plátano o el xilitol, también conocido como azúcar de abedul, que se utiliza como sustituto de la sacarosa en personas con diabetes, pues no requiere de insulina para metabolizarlo.
Lo importante es evitar cualquier azúcar que no contenga fibra, es decir, todos los que se han separado de su estado natural. Esos son los que generan el pico glucémico y solo aportan calorías. Por ejemplo, es mejor comer una naranja entera que hacer un zumo. Sin olvidar, claro está, que el zumo de naranja es infinitamente mejor opción que un donut industrial, pero en la medida de lo posible hay que evitar los picos glucémicos.
Los buenos azúcares son los que están presentes en las frutas u hortalizas en su estado natural, como la remolacha, el plátano, la naranja entera, etc.
La stevia es un edulcorante que podríamos incluir en nuestra dieta, respetando siempre su estado natural, es decir, en hojas verdes. Además, tiene asombrosos beneficios en el tratamiento de algunas enfermedades comunes como la diabetes, la obesidad o la tensión arterial.
También es buena para los dientes si masticamos la hoja, ya que evita la
aparición de caries.
COOKIES VEGANAS DE CHOCOLATE
Ingredientes
200 gr de harina de almendra
1 plátano maduro
3 dátiles
Una cucharada de aceite de coco
Dos cucharadas de ghee (mantequilla clarificada)
Tres cucharadas de bebida vegetal de almendra o coco
Una cucharadita de bicarbonato
Canela en polvo
Una cucharada de cacao puro en polvo
Chocolate negro con un 85 % de cacao (mínimo)
Elaboración
Precalentamos el horno a 180 grados mientras batimos el aceite de coco y mezclamos con los dátiles y el plátano hasta que se forme una pasta. Añadimos la bebida vegetal, el cacao en polvo, el ghee y una pizca de canela y removemos hasta que todos los ingredientes queden bien integrados. Incorporamos el bicarbonato y luego echamos la harina de almendra. Seguimos mezclando. Damos forma a las galletas y por encima colocamos el chocolate negro troceado. Horneamos a 180 grados.
GALLETAS DE GOFIO
Ingredientes
150 gr de gofio de millo
1 huevo
50 gr de bebida de avena
40 gr de dátiles deshuesados
Una cucharada de aceite de coco
2 gr de levadura
¼ cucharadita de vainilla
¼ cucharadita de agua de azahar
Canela molida al gusto
Una pizca de sal
Elaboración
Ponemos la bebida de avena en un cazo al fuego y cuando rompa a hervir añadimos los dátiles. Dejamos unos 5 minutos y trituramos con ayuda de una batidora.
En un bol mezclamos el gofio con la levadura y la canela y en otro recipiente aparte batimos el huevo con el aceite de coco, la vainilla, el agua de azahar y la sal.
Mezclamos todas las elaboraciones en una, amasamos y extendemos sobre un papel de horno. Ponemos otra lámina por encima y pasamos el rodillo para dejarlo lo más fino posible.
Cortamos la masa con moldes o a cuchillo, lo que tengas a mano, y metemos al horno a 170 grados durante 15 minutos, o hasta que estén hechas. Es recomendable echar un ojo de vez en cuando para evitar que se quemen.
QUEQUE DE LA ABUELA
Esta es la receta base del queque de mi madre de toda la vida y es infalible.
Ingredientes
½ taza de azúcar moreno (esta es la que utilizaba mi madre, pero yo prefiero el xilitol)
¾ de taza de aceite
3 huevos
1/3 taza de harina
1/3 cucharada de canela
1/3 cucharada de bicarbonato
1/3 cucharada de vainilla
1/3 cucharada de sal
1/3 cucharada de levadura
2 tazas de zanahorias ralladas
½ taza de nueces picadas
½ taza de pasas
Elaboración
Mezclar el xilitol, el aceite y los huevos, añadir el resto de los ingredientes y meter en el horno precalentado a 150 grados durante 1 hora y 10 minutos.
BARRITAS DE QUINOA Y CHOCOLATE
Estas barritas de chocolate serán tu perdición. En casa me obligan a hacerlas todas las semanas.
Ingredientes
½ taza de agua
¼ de taza de quinoa
Dos cucharadas de crema de leche de coco
Una cucharada y media de cacao puro en polvo
Media cucharada de aceite de coco
Media cucharada de xilitol (azúcar de abedul)
Elaboración
Cocemos la quinoa en agua hirviendo durante unos 15 minutos.
Mientras tanto, en un bol mezclamos el cacao, una cucharada de crema de coco, el aceite de coco y el xilitol.
Añade la quinoa cocina y mezcla bien hasta integrar todos los ingredientes. Luego vierte el contenido en un recipiente de cristal previamente forrado con papel de horno y mételo en el frigorífico hasta que se endurezca.
Llegado el momento corta en forma de barritas y listo.
HOMENAJE A MI ABUELO
Me gustaría terminar este capítulo compartiendo un trocito de mi abuelo, porque él ha sido mi primera inspiración en la cocina y le debo muchas cosas. No solo el amor por la buena cocina, sino su forma amable de compartirla. Si hoy tuviera que definirle con una sola palabra, bastaría con decir que era un buen hombre, un hombre de verdad, y un gran ser humano. Lo menos que podía hacer era dedicarle este pequeño homenaje. Mi abuelo Lorenzo, gigante como el sol, era una persona tremendamente entrañable. Todos se enamoraban de él, tenía un carisma innato en su mirada. Un panadero de pura cepa con un corazón de gigante. Ha sido y siempre será una persona irremplazable. Me enseñó lo principal de la vida, me dio todo su amor y su gran sonrisa hasta sus últimos días. Era un hombre de familia, muy apegado a su mujer, a sus hijos, a sus nietos y estoy segura de que habría sido el mejor bisabuelo del mundo. Nadie como él sabía transmitir tanto amor con solo una mirada. Su sonrisa lo llenaba todo de tal manera que, aunque perdió el habla bastante pronto, no hacía falta que dijera una palabra.
Hoy le tengo presente más que nunca porque Ari ha sacado su intensa mirada azul, y eso hace que le sintamos más cerca que nunca. Me da mucha pena que no la haya conocido y disfrutado porque sé que le hubiera enseñado muchas cosas como a mí, pero estoy segura de que estará orgulloso de que una parte de lo que nos enseñó pueda ser compartido con vosotros.
Te echamos de menos abuelo, TQM.
Desde muy pequeña padezco escoliosis. Tengo dos curvas en la espalda que se compensan, pero he pasado épocas de mucho dolor. Decían los médicos que me desarrollé muy rápido y que mi columna aún era muy débil, así que a los doce años me pusieron un corsé de los que llegan hasta el cuello. Fueron unos años difíciles. Era una preadolescente que aún vivía en Canarias, donde hace calor prácticamente todo el año. El colegio estaba frente al mar y, desde mi pupitre, situado junto a la ventana, podía ver la maravillosa playa de las Canteras y oír las olas del mar. O puede ser que tuviera alucinaciones... ¿Quién sabe? Me resultaba muy difícil no salir de clase corriendo para ir a la playa, pero aún era más difícil ir con un jersey de cuello alto —para tapar aquel aparato— con aquellos 28 grados. La escoliosis no fue a más, pero mis músculos se fueron debilitando. Lo más importante debía ser fortalecer la musculatura para sostener la columna, pero aquel aparato impedía que pudiera realizar cualquier movimiento. Me aconsejaron la natación, aunque en aquella época nadar no era lo que más me atraía. En casa hacía ejercicios de rehabilitación y durante un tiempo acudí a un centro especializado donde me ayudaban, pero no era suficiente. Cuando pude quitarme el corsé, empecé a ir a un gimnasio y a realizar ejercicios para la espalda que me vinieron muy bien, pero los dolores seguían.
QUINCE AÑOS MÁS TARDE… CONOCÍ LA PRÁCTICA DEL YOGA
Me fui a vivir a Nueva York en 2008. Mi primer apartamento estaba en el sur de Manhattan, frente a las Torres Gemelas, cuando todavía estaban en proceso de reconstrucción. Habían pasado siete años desde el mayor atentado de la historia de Estados Unidos y el estado de shock aún se palpaba en el ambiente. Apenas había vida en la calle y la gente se limitaba a ir y volver de su casa al trabajo. El agujero de las obras de reconstrucción de las Torres me producía escalofríos, por lo que al poco tiempo decidí mudarme al barrio del Soho. Fue como llegar a otra ciudad. La gente, la música en la calle, los restaurantes, las tiendas...
Era el lugar perfecto. Vivía en Mercer Street y compartía piso con mi buen amigo Álex, que me dijo que la ciudad era muy dura, pero que los valientes se quedaban. Dependía de mí decidir si lo era o no. ¡Fue la gran frase que me invitó a aceptar el reto! Vivíamos en un ático maravilloso de 300 metros, él viajaba mucho y yo pasaba muchas horas en casa con amigos, la mayoría de ellos españoles. Ellos eran mi familia y mi casa, la alegría de la huerta. Muy cerca vivía mi amiga Marta, que trabajaba como actriz desde hacía varios años. Un gran día —«gran» porque aquello cambió mi vida— me invitó a asistir a una clase en su centro de yoga Jivamukti.
Encontré una solución a los dolores, a mi debilidad y a la angustia que esta me producía.
MI DESCUBRIMIENTO DEL YOGA
Siempre he sido una persona muy inquieta y rara vez aguantaba sentada más de media hora en una silla. Incluso, años atrás, dejé el ballet porque no soportaba aquellos movimientos tan armoniosos, lentos y silenciosos. Por ello estaba convencida de que el yoga no era lo mío. Pero me equivoqué.
Recuerdo aquella primera clase. Cuando terminó pensé que jamás conseguiría hacer correctamente una sola postura. Marta me dijo que a ella le pasó lo mismo la primera vez, pero que poco a poco ibas entrando en la postura, casi sin darte cuenta. Y así fue. Gracias a mi cabezonería y a las ganas de mejorar, conseguí engancharme. No sé si fue la energía de todos buscando el equilibrio, los cantos, las charlas o las agujetas del día siguiente, pero lo cierto es que el yoga terminó gustándome tanto que empecé a ir a diario, incluso dos veces al día. Aquello se convirtió en mi medicina y en mi principal fuente de energía y fortaleza. El yoga, sin duda, produjo en mí un cambio hacia una vida mucho mejor. En un principio, físicamente; con el tiempo, en todos los sentidos.
Encontré una solución a los dolores, a mi debilidad y a la angustia que esta me producía. Me sentía más fuerte que nunca. El yoga me aportó disciplina, fortaleza y tranquilidad, algo fundamental para alguien que siempre iba corriendo de un lado a otro y que no era capaz de estar quieta ni cinco minutos. Me invitó a detenerme y a mirar hacia dentro. Es un trabajo difícil, pero el estado de serenidad, de fortaleza y de tranquilidad que se alcanza seguramente es lo más parecido a la felicidad absoluta, si esta existiera... Por eso, desde hace diez años el yoga se ha convertido en una práctica habitual en mi día a día. Se lo recomiendo a todo el mundo.
Ahora que soy madre, y tras haber padecido en mi infancia tantos dolores musculares, me parece fundamental inculcarles a los niños la práctica del yoga.
Cuanto antes empiecen, mejor. Ellos imitan lo que ven, y esta práctica es un regalazo que le daremos a sus pequeños cuerpos. Fortalecerlos a una edad temprana es como construir una casa empezando por los cimientos: su crecimiento y desarrollo serán de una forma más saludable. El yoga nos ayuda a escucharnos a nosotros mismos, a sentirnos y a gestionar nuestras emociones, por ello nos aporta no solo fuerza física sino interior. Algo tan importante para todos, pero sobre todo para estas pequeñas personas tan vulnerables. ¡Ojalá fuera esta otra asignatura obligatoria en el colegio! Aprender a gestionar y a conocer nuestras emociones, como ya sabemos, es la base de nuestra conducta para el resto de nuestra vida, pero desafortunadamente aún no se le da la importancia suficiente, aunque pienso que vamos por el buen camino.
El objetivo real del yoga es comenzar a despertar la conciencia de nuestros hijos para que se conviertan en adultos conscientes y más felices. Sin duda, los niños viven el momento presente mucho más que nosotros y son muchísimo más espirituales de lo que creemos. Todos nacemos sin prejuicios y por eso hay que aprovechar cuando aún son puros y libres.
Y entre todas las herramientas, el yoga tiene una que es vital tanto para nosotros como para los más pequeños: la respiración, que es el principio de todo.
Y entre todas las herramientas, el yoga tiene una que es vital tanto para nosotros como para los más pequeños: la respiración, que es el principio de todo.
Una forma sencilla de invitarles a practicarlo contigo es dejar que te vean a ti cada día cómo te tomas esos minutos. Un día se sentarán a nuestro lado. Si no lo hacen en un primer momento, no te preocupes, solo tardarán un poco más, pero lo harán. Su curiosidad es tan grande que querrán probar de qué va «eso» que hacen sus padres. Ser un buen ejemplo para ellos ayuda mucho, así que si aún no lo has probado, te animo a hacerlo. Verás cómo ellos solos irán detrás. Además de la respiración, hay posturas muy fáciles que podemos hacer con ellos mediante el juego.
Durante el tiempo que viví en Nueva York, además de la práctica del yoga, descubrí la comida vegetariana. La segunda parte de mi época en aquella ciudad estuvo llena, entre otras cosas, de grandes placeres gastronómicos.
Mi compañero de piso, Álex, regresó a España y el apartamento de Mercer Street era demasiado grande para mí. Así que me mudé a la calle Mott, en el barrio Nolita, que antes había formado parte de Little Italy (de ahí su nombre: North of LIttle ITAly). Está a dos pasos del Soho, del Lower East Side, de Little Italy y de Chinatown, pero, en mi opinión, tiene más encanto que todos ellos. Se trata de un barrio moderno donde los fines de semana decenas de vendedores callejeros se apostan en Prince Street para ofrecer sus mejores obras de arte. Es el lugar ideal para conocer las últimas tendencias, tanto de diseño como gastronómicas. De hecho, allí descubrí algunos de los mejores restaurantes vegetarianos que he conocido jamás.
En Nolita probé las mejores hamburguesas, pizzas, lasañas, ensaladas, croquetas, crepes… Todo lo que nunca había probado en un restaurante lo encontré allí y, de ese modo, inicié un camino hacia la cocina que enriqueció mi vida como nunca habría imaginado. Cada mañana desayunaba la famosa tostada de aguacate del Cafe Gitane, y almorzaba en el restaurante vegetariano más cercano, Ellarys, que lamentablemente hoy no existe, pero me quedé con sus mejores recetas.
Soy una persona de costumbres y, aunque me gusta probar y descubrir nuevos restaurantes, cuando encuentro uno donde te dan bien de comer y donde la materia prima es de calidad, vuelvo siempre que puedo y, por supuesto, pruebo toda la carta. En Nueva York disponía de muy poco tiempo para comer, pero la comida rápida de aquel restaurante vegetariano era impresionante.
DECUBRIENDO NUEVOS SABORES
Mi momento preferido del día siempre ha sido la hora de la comida. A quienes les gusta comer bien saben de qué hablo. Es un placer para el paladar y el despertar de los sentidos, algo que no se puede desperdiciar. Investigar y descubrir nuevos sabores es fascinante. Yo nunca había sido muy fan de la comida vegetariana, sencillamente porque nunca me había fijado bien, y solo escuchar «tofu» me quitaba el hambre. Mi idea de la comida vegetariana era absolutamente equivocada. En esta ciudad descubrí la gran cantidad de sabores y texturas riquísimos que tienen la cocina vegana y vegetariana.
Cuando volví a España, los restaurantes veganos apenas empezaban a abrir, solo había un par de ellos contados con los dedos de la mano, por lo que decidí ser yo misma quien preparara todos esos platos que había disfrutado en Nueva York. La comida vegana me descubrió un mundo lleno de color y sabor pero, sobre todo, abrió una enorme ventana a la creatividad. Al fin y al cabo, la cocina solo trata de eso, de jugar, echarle imaginación, muchas ganas y sabor al asunto. Y para ello, la calidad de la materia prima es fundamental.
VEGANISMO Y VEGETARIANISMO
Dicen que el veganismo se ha puesto de moda, pero yo no estoy de acuerdo. Sencillamente, hay una mayor conciencia sobre la alimentación y estamos más preparados para asimilar lo que durante muchos años hemos evitado ver. Por lo general, la gente elige este tipo de alimentación por cuestiones religiosas, morales (por el trato a los animales), por mera convicción, por el cuidado del medio ambiente o por curiosidad. Sea como fuere, lo cierto es que el veganismo está empezando a ser conocido y seguido por miles de personas.
En primer lugar, quiero explicar cuál es la diferencia entre la cocina vegana y la vegetariana. A diferencia del vegetariano, el vegano no consume ningún tipo de producto de procedencia animal, ni leche, ni quesos, ni tampoco miel. Sin embargo, el vegetariano no come animales, pero sí productos de procedencia animal, como leche o huevos.
Yo, si lo comparamos con la media, consumo muy pocos productos provenientes de animales —por conciencia y salud—, y cuando lo hago, siempre son de producción ecológica. Me preocupa muchísimo la sobreexplotación que hay en la industria animal. Los números son realmente aterradores: según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), «de los 263 millones de toneladas de carne de vacuno producidas mundialmente, alrededor de un 20 % se pierde o se desperdicia», lo que «equivale a 75 millones de vacas», ¡75 millones de vidas a la basura! ¡Es espantoso!
LA CLAVE ESTÁ EN EL EQUILIBRIO
Cuando me preguntan qué tipo de alimentación llevo, me resulta difícil contestar. No me gustan las etiquetas, y mucho menos clasificarme yo misma, creo que no es necesario. En realidad, lo que intento es mantener un equilibrio. El 80 % de mi alimentación se compone de verduras, frutas, legumbres y cereales, y el 20 % restante de proteína animal algunos días a la semana. Os voy a demostrar que es mucho más sencillo comer sin proteínas de lo que imaginábamos.
Está demostrado que los vegetales y las frutas son más saludables que las proteínas animales. Incluso para nuestra salud mental: las depresiones, el mal humor, los dolores de cabeza y las migrañas tienen que ver con los alimentos que ingerimos. Pese a esto, apenas nos preocupamos de nuestra alimentación.
Nadie le pone diésel al coche cuando lo que necesita es gasolina, y viceversa. Y, sin embargo, apenas nos importa ingerir alimentos procesados y llenos de azúcares cuando sabemos que son fatales para nuestro organismo. ¿Por qué sucede esto? En mi opinión, porque hemos recibido muy poca educación sobre la alimentación, mientras que la ambición de la industria alimentaria es inmensa.
Ingerir productos de procedencia animal a diario no es bueno ni para el medio ambiente ni para nuestra salud, por no hablar de las atrocidades que se cometen contra los propios animales. Aun así, cambiar nuestro modo de alimentarnos es muy complicado, sobre todo cuando la mayoría hemos crecido con la falsa creencia de que comiendo carne nos pondremos fuertes como toros, cuando los toros, en realidad, son herbívoros. No me digáis que esto no os da que pensar. Es solo un ejemplo de que la mayoría de las creencias han sido adoptadas por nuestra sociedad sin pararnos a reflexionar. En este libro lo único que pretendo es invitaros a pensar continuamente. No dejemos que nadie decida lo que es
mejor para nosotros. A continuación, os ofrezco algunas opciones fáciles para consumir más proteínas vegetales y comenzar así a recorrer el camino hacia la salud y el respeto al medio ambiente.
¡Manos a la obra!
HUMMUS
Ingredientes
500 gr de garbanzos cocidos
Un chorrito de zumo de limón
Una cucharada de tahini
2 dientes de ajo
Una pizca de sal o tamari
Media cucharadita de comino
Un chorrito de aceite de oliva virgen extra
Pimentón
Elaboración
Trituramos todos los ingredientes, y ¡listo! Podemos decorar con un chorrito de aceite de oliva y pimentón espolvoreado.
HUMMUS DE PEPINO
Ingredientes
Un vaso de garbanzos cocidos
Una cucharada de tahini
1 pepino pequeño
Media cebolla
Zumo de medio limón
Un chorrito de aceite de oliva virgen extra
Sal o tamari
Cilantro
Comino
Elaboración
Trituramos todos los ingredientes, y ¡listo!
HUMMUS DE REMOLACHA
Ingredientes
500 gr de garbanzos cocidos
Un chorrito de zumo de limón
Una cucharada de tahini
2 dientes de ajo
Una pizca de sal o tamari
Media cucharadita de comino
180 gr de remolacha cocida
Un chorrito de aceite de oliva virgen extra
Semillas de sésamo
Elaboración
Trituramos todos los ingredientes, y ¡listo! Podemos decorar colocando las semillas de sésamo por encima.
ROLLITOS DE VERDURA
Ingredientes
10 obleas de pasta de arroz
1 zanahoria
Media cebolla morada
1 aguacate
1⁄4 de col
Cilantro
Para la salsa:
1⁄4 de taza de tahini
Dos cucharadas y media de zumo de lima
Jengibre rallado
Un diente de ajo rallado
Comino
Pimienta
Sal del Himalaya
Elaboración
Preparamos la salsa en un cuenco mezclando todos los ingredientes y removiendo para emulsionar. Añadimos agua para lograr la consistencia deseada.
Cortamos la verdura en bastones, sumergimos una oblea de arroz en un plato con agua tibia durante unos segundos y, cuando esté hidratada, la colocamos sobre un paño limpio para que suelte el exceso de agua.
Rellenamos cada oblea con las verduritas y cerramos apretando para que no se deshagan, doblando en forma de rollito cerrado. Servimos junto a la salsa.
CROQUETAS
Ingredientes
100 gr de garbanzos cocidos
50 gr de zanahorias
300 gr de coliflor
100 gr de calabacín
100 gr de brócoli
100 gr de harina de almendras
1 huevo
Un chorrito de aceite de oliva virgen extra o aceite de coco
El zumo de 1 limón
Sal al gusto
Elaboración
Primero trituramos los garbanzos con un chorrito de aceite y el zumo de medio limón.
Una vez tenemos la masa, incluimos la zanahoria rallada y la coliflor separada en tronquitos, junto al brócoli, calabacín en trozos, la harina de almendra, el huevo batido y una pizca de sal. Batimos hasta conseguir una masa homogénea.
Una vez lista la masa, hacemos bolitas y las colocamos sobre un papel de horno previamente untado con aceite de coco o de oliva, lo que prefieras. Horneamos a 200 grados durante 40 minutos, todo dependerá del grosor de las croquetas. A veces tarda hasta una hora.
Este plato es perfecto tanto para los enanos como para los adultos. Particularmente me gusta servirlo con salsa de yogur.
SALSA DE YOGUR
Ingredientes
1 pepino pequeño
2 yogures de cabra
Un diente de ajo
Dos cucharadas de aceite de oliva virgen extra
El zumo de medio limón
Hierbabuena al gusto
Sal
Pimienta
Elaboración
Lavamos muy bien el pepino y rallamos muy finito. Reservamos en un colador para que suelte el exceso de agua.
Mientras, mezclamos en un bol los yogures con el aceite, el ajo muy picadito, el zumo de limón, la hierbabuena picada y una pizca de sal y pimienta.
Añadimos el pepino y removemos bien. Reservamos en la nevera durante un par de horas para que coja cuerpo y poder servir bien fresquito.
Truco: con yogur griego de cabra queda más cremoso.
QUINOA CON VERDURAS
La quinoa tiene una proteína vegetal completa porque contiene ocho aminoácidos esenciales.
Ingredientes
Una taza de quinoa orgánica
Dos tazas de agua
1 calabacín
1 pimiento rojo
Medio brócoli
2 zanahorias
Sal al gusto
Aceite de coco o de oliva
Elaboración
La quinoa hay que enjuagarla en agua previamente para quitarle las saponinas
(toxinas) que contiene. Calentamos el agua y cuando rompa a hervir añadimos la quinoa. Esperamos unos 20 minutos, aproximadamente. Cortamos todas las verduras en trocitos y rehogamos en una sartén con aceite de coco o las cocinamos al vapor. Las dos opciones son igual de sabrosas.
Podemos añadirle unos anacardos previamente tostados. Cuando las dos elaboraciones estén listas, ¡las mezclamos bien y listo!
ARROZ CON VERDURAS
Ingredientes
Arroz integral
Zanahoria
Guisantes
Pimiento rojo
Cebolla
2 huevos
Elaboración
Ponemos a cocer el arroz en un cazo (aproximadamente medio vaso por persona y el doble de agua que de arroz). Cortamos las verduras en cuadraditos y pochamos en una sartén. Cuando el arroz esté en su punto, añadimos al sofrito y mezclamos bien. Por último, ponemos los huevos y revolvemos. También podemos hacerlos aparte, como una tortilla sa, y después incorporar al resto.
BERENJENAS Y CALABACINES AL HORNO
Ingredientes
2 berenjenas
100 gr de quinoa
500 ml de agua
2 calabacines
½ calabaza
1 cebolla
Medio pimiento rojo (opcional)
1 zanahoria
Una cucharada de aceite de coco
Sal
Elaboración
Cortamos las berenjenas por la mitad y posteriormente hacemos unos cortes por encima para que se hagan más rápido. Metemos en el horno durante 30 minutos. Mientras tanto, dejamos la quinoa en remojo durante 10 minutos y la cocemos, una taza por dos de agua, durante un cuarto de hora aproximadamente. En este momento salteamos las verduras en una sartén con una cucharada de aceite de coco y sazonamos. Mezclamos la quinoa con las verduras en un bol y añadimos la carne de la berenjena y del calabacín, previamente salteados.
Rellenamos las berenjenas, les damos un golpito de horno y ¡listas para comer!
LASAÑA DE VERDURAS
Ingredientes
Láminas de pasta de quinoa
Calabacín
Zanahoria
Champiñones
Espinacas
Cebolla morada
Salsa de tomate natural
Para la bechamel:
Harina de trigo sarraceno
Nuez moscada
Bebida de almendra (o cualquier bebida vegetal de vuestro gusto)
Aceite de coco o de oliva
Sal de hierbas
Elaboración
El truco de esta receta está en organizarse bien. Mientras hacemos la salsa de tomate precalentamos el horno a 220 grados y ponemos las láminas de pasta a cocer, siguiendo las indicaciones del envase.
A continuación, lavamos, pelamos y cortamos las verduras y las salteamos en una sartén con un poquito de aceite de coco o de oliva y sal de hierbas. Por último, preparamos la bechamel.
Echamos una cucharadita de aceite de coco en un cazo y añadimos la harina a ojo, dependiendo de la cantidad que queramos hacer. Salteamos con cuidado para que no se queme y vamos echando la leche de almendras poco a poco, sin parar de remover para que no se formen grumos. Añadimos un poco de sal y espolvoreamos con nuez moscada. Seguimos removiendo hasta conseguir la consistencia adecuada.
La parte más fácil y divertida es montar la lasaña que estará llena de color y sabor. Con todos los ingredientes preparados formamos capas al gusto de cada uno. Pasta, salsa de tomate, verduras, bechamel... Y así repetimos hasta que acabemos con todos los ingredientes. Es importante terminar cubriendo con láminas de pasta y echar bechamel por encima. Horneamos a 180 grados durante 20 minutos aproximadamente ¡y voilá!
Truco: en la cobertura, después de la bechamel, podemos espolvorear queso de cabra o directamente echarle unas lonchas de queso muy finas hasta que queden gratinadas.
La leche de almendras podemos hacerla nosotros mismos. Podéis ver la receta en el Capítulo sexto, apartado «Un día normal ...». Es muy sencilla de hacer.
ESPAGUETIS DE CALABACÍN CON SALSA DE TOMATE
Ingredientes
2 calabacine
Salsa de tomate natural
Elaboración
Cortamos los calabacines en tiras, como si fueran espaguetis, y cocemos durante 3-4 minutos. Servimos con la salsa de tomate natural por encima.
GUISANTES CON HUEVO
A esta receta le tengo especial cariño porque es muy familiar. De mi abuela pasó a mi madre, y de mi madre, a nosotras. Estoy segura de que será una de las primeras que Ari aprenderá a hacer porque, además de riquísima, es muy fácil de hacer. Los responsables de aportar sabor son la cebolla y el tomate. Los guisantes son la base, y el huevo escalfado la parte proteica del plato.
Ingredientes
1 kilo de guisantes
4 huevos de corral (1 por persona)
1 cebolla morada
1 tomate maduro
Una cucharadita de pimentón dulce
Aceite de coco
1,5 litros de agua
Elaboración
Sofreímos la cebolla bien picadita en una cacerola con aceite de coco. Cuando esté prácticamente transparente, echamos la cucharadita de pimentón dulce y removemos para que no se queme. Añadimos el tomate triturado y dejamos que se cocine.
Cuando tengamos el sofrito listo, añadimos los guisantes y mezclamos bien. Vertemos el agua y dejamos que cueza. Cuando los guisantes estén tiernos, podemos escalfar los huevos en la misma cacerola, si vemos que nos ha sobrado bastante caldo, o en un cazo aparte.
JUDÍAS AZUKI CON ARROZ
Ingredientes
300 gr de judías pintas
90 gr de arroz
3 zanahorias
2 papas
1 cebolla pequeña
1 tomate maduro
Media cucharadita de pimentón dulce
Una hoja de laurel
Sal
Aceite de coco
Agua
Elaboración
Es imprescindible poner la noche antes las judías a remojo. A la hora de cocinar, cortamos en trocitos pequeños la cebolla y en una olla rápida ponemos una cucharadita de aceite de coco y la pochamos. Cuando esté blanda, añadimos el tomate, que previamente habremos rallado, y el pimentón dulce. Dejamos que cueza unos 5-10 minutos más.
Cubrimos con agua y trituramos con una batidora de mano hasta obtener una crema ligera. Añadimos las judías más las papas y las zanahorias peladas y cortadas en trozos grandes. Ponemos más agua, hasta cubrir bien las judías, y metemos la hojita de laurel y sal al gusto. Cerramos la olla rápida, ponemos a cocer a fuego fuerte y, cuando adquiera presión, bajamos el fuego y dejamos otros 5 minutos. Mientras las judías se cocinan cocemos el arroz en otra cacerola. A mí me gusta servirlo aparte para que luego cada comensal pueda mezclarlo todo o comerlo por separado.
ENTRANTES Y PICOTEO
PAPAS ARRUGADAS CON MOJO PICÓN
Ingredientes
1 kilo de papas especiales para arrugar
Medio limón
Sal gorda
Para el mojo picón:
4 dientes de ajo
Una pizca de sal al gusto
Una cucharadita de comino
Unos trocitos de pimienta picada
Una cucharadita de pimentón dulce
1 tomate maduro y grande pelado y sin pepitas
1 pimiento rojo mediano cortado en trozos
Tres cucharadas de vinagre de manzana
Medio vaso de aceite de oliva virgen extra
Elaboración
Ponemos las papas a cocer con unas rodajas de limón y un puñado de sal gorda, y colocamos un paño por encima. Así lo hacía mi bisabuela y así es como se debe hacer. Los trucos de los abuelos son el toque que marca la diferencia.
Subimos el fuego al máximo. El agua no debe sobrepasar las papas. Tapamos. Estaremos pendientes de que se consuma el agua, que es cuando comienzan a arrugarse y a absorber el exceso de sal.
Para hacer el mojo picón, machacamos el ajo, después el comino, los trocitos de pimienta y, por último, el pimentón dulce. Todo con mucho amor y cariño. Después metemos en la batidora el tomate, el pimiento y el aceite. Batimos y añadimos la mezcla que hemos hecho previamente.
Si queremos espesarlo, podemos añadir un poquito de pan rallado integral (una cucharada es suficiente). Por último, incorporamos el vinagre de manzana.
El truco del mojo picón está en machacar muy bien la mezcla de ingredientes. Si lo queremos más picante y con más sabor, añadimos un trocito más grande de pimienta.
CHIPS DE BONIATO AL HORNO
Ingredientes
1 boniato grande
Aceite de oliva virgen extra
Pimentón
Sal del Himalaya
Pimienta negra molida
Elaboración
Precalentamos el horno a 210 grados. Si queremos el boniato con piel, deberemos limpiarlo bien con agua y un cepillo para quitar los restos de tierra.
Otra opción es pelarlo.
Cortamos en láminas muy finas y colocamos sobre el papel de horno, previamente untado con aceite de oliva virgen extra, en una bandeja. Espolvoreamos el pimentón, la sal y la pimienta, y horneamos durante 10 minutos por cada cara, vigilando siempre que no se quemen. Subimos el horno a 250 grados y dejamos 5 minutos más para que se doren y queden crujientes.
GUACAMOLE
Ingredientes
3 aguacates
El zumo de medio limón
Media taza de cebolla cortada fina
Aceite de oliva virgen extra
Tomate cortado muy pequeño (opcional)
Sal del Himalaya
Cilantro
Elaboración
Trituramos todos los ingredientes, y ¡listo!
Truco: deja la semilla del aguacate para que no se oxide y guárdalo en la nevera.
VARIEDAD DE ENSALADAS
ENSALADA DE LENTEJAS
Ingredientes
Lentejas cocidas
Aguacate
Cebolla morada
Tomate
1 huevo cocido
Perejil
Elaboración
Mezclamos todos los ingredientes, y ¡listo!
ENSALADA CAMPERA
Ingredientes
5 papas cocidas
Zanahoria cocida al dente
Espárragos verdes
Tomate
Cebolla morada
Aceite de oliva virgen extra
Vinagre de manzana
Elaboración
Mezclamos todo junto y ¡listo para disfrutar!
CREMAS Y SOPAS PARA CADA ESTACIÓN
GAZPACHO TRADICIONAL
Ingredientes
1 kilo de tomates en rama
1 cebolla
Medio pimiento verde
Medio pepino
Aceite de olive virgen extra
Vinagre de manzana
Una pizca de sal
Elaboración
Cortamos las verduras, lo trituramos todo junto, excepto el aceite, y ¡listo! El aceite lo incorporamos una vez hecha la crema para que no pierda su sabor.
GAZPACHO DE REMOLACHA
Ingredientes
Medio kilo de tomate
Media remolacha cocida
Un trozo de pepino
Un trozo de pimiento verde
Un chorrito de vinagre
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Elaboración
Cortamos las verduras, lo trituramos todo junto, excepto el aceite, y ¡listo! Igual que en la receta tradicional, incorporamos el aceite al final.
GAZPACHO VERDE
Ingredientes
2 calabacines grandes
1⁄4 de una coliflor mediana
1 pimiento italiano
Medio aguacate grande
Un diente de ajo
1 cebolleta pequeña
Dos vasos de agua mineral
Sal
Vinagre
Pepino cortado en brunoise con albahaca
Almendras picadas
Aceite de oliva virgen extra
Hielo
Elaboración
Lavamos y secamos todas las verduras y batimos hasta conseguir una pasta. Añadimos los dos vasos de agua, la sal y el vinagre (generoso), y batimos hasta conseguir una textura muy fina. Rectificamos de sal si hace falta.
Una vez fuera de la batidora, añadimos el aceite e incorporamos a la mezcla con movimientos envolventes. Echamos seis cubitos de hielo y metemos en la nevera. Presentamos muy frío y decoramos con el pepino y las almendras picadas por encima.
PURÉ DE CALABAZA
Ingredientes
Media calabaza
1 puerro mediano
1 zanahoria
Trocito de jengibre al gusto
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Semillas de calabaza
Elaboración
Lavamos las verduras, las cortamos y las hervimos al vapor para que mantengan todos sus nutrientes. Cuando estén blanditas las pasamos a la batidora con el líquido que han soltado y las trituramos, añadiendo un chorrito de aceite de oliva virgen extra, el jengibre y la sal al gusto.
A la hora de servir, puedes decorar con semillas de calabaza previamente tostadas.
CALDO DE PAPAS DE MI ABUELA ROSA
Ingredientes
5 papas
1 cebolla
1 tomate
3 huevos
1 litro de agua
1 hoja de laurel
Aceite de oliva virgen extra
Sal al gusto
Pimentón al gusto
1 ramillete de cilantro fresco
4 ajos
Una cucharadita de comino molido
Elaboración
Ponemos el agua a hervir junto con las papas, la cebolla, el tomate, el laurel, un chorrito de aceite y pimentón.
Cuando las papas estén hechas, esparcimos un huevo batido por el caldo. Añadimos 2 huevos con el cucharón para que no se rompan y echamos el cilantro.
Cogemos los ajos, el comino y una pizca de sal y machacamos todo en un mortero. Cuando el caldo rompa a hervir, añadimos el majado y dejamos que se guise a fuego medio durante 30 minutos.
Se habla mucho sobre la comida ecológica, los pesticidas y lo caro que resulta comer saludable. Sin embargo, parece que apenas nos importa lo que nos gastamos en comida industrial (refrescos, golosinas, pasteles industriales...) y en otros tipos de productos claramente dañinos, como el tabaco. Son cientos los productos vacíos en nutrientes y llenos de tóxicos para el cuerpo y, pese a ello, los consumimos a diario y nos gastamos un dineral.
Está demostrado que la ingesta de alimentos ultraprocesados aumenta el riesgo de mortalidad. Lo contrario sucede si consumimos vegetales, frutas y hortalizas, aunque tengan pesticidas. Siempre será una mejor opción limpiarlos bien que comer comida procesada.
Las verduras y las frutas, si no son ecológicas, debemos comprarlas en tiendas de cercanía y limpiarlas con abundante agua, una cucharada de bicarbonato y un chorrito de vinagre.
Con los productos de origen animal no podemos darnos tregua, deben ser siempre ecológicos, por el bien de nuestra salud. De lo contrario, nos estaremos empachando de hormonas y aditivos nada recomendables.
Cuando el animal es alimentado con piensos cargados de hidratos de carbono, grasas saturadas, sales o azúcares con el fin de engordarlos (muy lejos de los nutrientes que tendría su alimentación natural como el pasto, las algas o el plancton, en el caso de los pescados), la calidad de la carne que vamos a ingerir es mala y, consiguientemente, no nos nutre como sería deseable.
Es importante entender que la alimentación del animal repercute directamente en la calidad de sus nutrientes. De la misma manera que lo que comemos lo hace en nuestra salud.
En el caso del pescado, si no es salvaje y es de piscifactoría, debes saber que está alimentado a base de piensos de mala calidad. Si a eso le sumamos la poca actividad que pueden realizar por estar en espacios reducidos, esa alimentación los hará engordar, almacenando grasas saturadas en su carne, la cual luego ingerimos nosotros. Por tanto, el motivo por el que comemos pescados —por ser ricos en grasas insaturadas— se va al garete.
Un ejemplo: si nos metieran en un salón comiendo alimentos procesados altos en hidratos de carbono y grasas saturadas y además no tuviéramos espacio para movernos, hacer ejercicio, etc., ¿qué sucedería? Que engordaríamos y nuestra salud se resentiría. Sin embargo, si estuviéramos al aire libre, nuestra alimentación fuera natural (vegetales, legumbres, frutas, carnes de calidad…) y tuviéramos espacio para movernos y ejercitarnos, no engordaríamos, y nuestra salud se beneficiaría.
USEMOS EL SENTIDO COMÚN
Tomar conciencia y empezar a leer la letra pequeña de las etiquetas de los alimentos es fundamental para iniciar el proceso de cambio. La letra pequeña lo dice todo, y deberíamos fijarnos de la misma manera que lo hacemos cuando firmamos un contrato con el banco. Así de minuciosos debemos ser cuando vamos a la compra para que no nos engañen.
En letras grandes y bien claritas aparece lo que nos quieren vender, lo que quieren que creamos, mientras que en pequeño están los ingredientes, que es lo que no quieren que veamos. Incluso en ocasiones aparecen con palabras que no conocemos para esconder el hecho de que, por lo general, no son ingredientes saludables. Lo mejor es que la lista de ingredientes sea pequeña, pues será señal de que se trata de un producto sano y sin trampas. Dos ejemplos claros serían:
Almendras tostadas: almendras.
Almendras fritas: almendras, aceite vegetal, sal y azúcar.
Otro detalle importante es el orden en el que aparecen los ingredientes en el etiquetado de los envases. El primer ingrediente que aparece en la lista es el que mayor cantidad contiene. Por ejemplo:
Chocolate negro: pasta de cacao 72 %, azúcar, manteca de cacao, cacao desgrasado en polvo.
Chocolate con leche: azúcar, cacao 40 %, manteca de cacao, leche 15,5 %, suero de leche, aroma natural de vainilla en polvo, emulgente (lecitina de girasol).
Como veis, hay una gran diferencia entre uno y otro.
Fijaos también cómo esconden la cantidad de azúcar que añaden a muchos alimentos utilizando diferentes formas de llamarlo (melaza, maltodextrina, jarabe de malta, maltitol, fructosa, jarabe de maíz, etc.). El fin es desviar nuestra atención.
Para llevar una buena alimentación, debemos elegir a conciencia los productos que vamos a ingerir, y esto empieza por la lista de la compra. Es bueno prever y planificar semanalmente los menús, ya que de este modo nos aseguraremos de que nos estamos alimentando correctamente. Al final del libro, en el Anexo 2, te dejo algunos ejemplos para tu lista de la compra semanal. He incluido el menú para cada día de la semana con el fin de hacerte la vida más fácil.
HACER LA COMPRA
¿Cómo debemos hacer la compra? ¿Qué debemos tener en cuenta para realizarla con sentido común y llenar la nevera o la despensa de productos que nos nutran adecuadamente? ¿Qué hacer para no caer en la tentación?
La regla número uno es no ir a comprar antes de comer, porque sería como poner a un león delante de su presa cuando más hambre tiene. Cuando estás hambriento, resulta dificilísimo contenerse y no adquirir comida basura. Ni yo misma soy capaz... Si en lugar de pensar en nosotros nos centramos en que tenemos el deber de alimentar y nutrir bien a nuestra familia, como una loba cuando va a cazar para alimentar a sus cachorros, resultará más sencillo hacer la compra con sentido común. En primer lugar, busca los productos más adecuados para los tuyos y evita los que solo saciarán su gula.
Si haces la compra solo para ti, mi consejo es que te regales una vida mejor y que te alejes de aquellos productos que sabes que pueden crearte malestar en el futuro e incluso alguna enfermedad. ¡Y olvídate de los kilos! Piensa en la mejor forma de nutrirte para sentirte cada día más fuerte y más feliz, que es de lo que se trata. De esta manera te convertirás en la mejor versión de ti mismo.
LA SALUD ES LO PRIMERO
Recuerda que la vida es corta, pero, si no nos cuidamos y enfermamos, se puede volver muy larga y dolorosa. Una vejez mal llevada es muy cruel y suele venir acompañada de diversas dolencias. En nuestra mano está alcanzar, en las mejores condiciones posibles, esa etapa de la vejez con una buena calidad de vida.
Una de las enfermedades que más aterrorizan a los que se aproximan a esa etapa de la vida es el Alzheimer. Te recomiendo que leas Cerebro de pan, de David Perlmutter, que aporta una curiosa percepción del origen de esta enfermedad y ofrece una aparente forma fácil de evitar este tipo de trastornos neurológicos.
Son muchas las enfermedades, como el cáncer, que se pueden tratar —incluso evitar despertarlas en un alto porcentaje— con una buena alimentación y un estilo de vida saludables. No estoy diciendo que nos salve de todo, pero sí que ayudará a que algunas enfermedades no se exterioricen o bien que su aparición se ralentice en el tiempo.
Recuerda que solo vivimos una vez.
La regla número uno es no ir a comprar antes de comer, porque sería como poner a un león delante de su presa cuando más hambre tiene.
PRODUCTOS DE CERCANÍA Y DE TEMPORADA
Tan importante como la proximidad y saber de dónde vienen los alimentos que adquirimos es comprar productos de temporada. De esta forma nos aseguramos de que son frescos y de que conservan todos sus nutrientes. Además, favorecemos el comercio local y ayudamos a proteger el medio ambiente, pues de ese modo evitamos que los productos tengan que viajar de un país a otro en cámaras frigoríficas.
No es cierto que los productos ecológicos sean más caros que los procesados si hacemos una compra con sentido común. Por experiencia sé que si llevamos un control exhaustivo de lo que compramos, la compra puede salirnos incluso más barata. Organiza las comidas y no compres a lo loco. Aléjate de los productos ultraprocesados y céntrate en las legumbres, en las frutas, en los huevos, en el pescado y en las semillas. Si lo haces bien, la compra te puede salir más económica de lo que crees.
Todos sabemos que la legumbre es el alimento más «pobre» del mundo. En la guerra se comían muchísimas lentejas con arroz. Yo vi morir a mi bisabuela con noventa y cinco años, quien, por supuesto, vivió una de ellas. Ella no pensaba en dietas y en su época no existían los productos procesados... Seguramente, por eso tuvo una salud de hierro.
¡CUIDADO CON LOS ALIMENTOS PRECOCINADOS!
Muchos creen que cocinar una receta desde cero cuesta mucho más que adquirir comida preparada o precocinada, que, por desgracia, se consigue por un par de euros. Este es el mayor enemigo para la gente que siempre va con prisas y que apenas le presta atención a su alimentación.
A nivel mundial, la tasa de obesidad se ha triplicado desde 1975. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 1 900 millones de adultos tienen sobrepeso, de los cuales 650 millones son obesos. Sin embargo, es la generación más joven la que se ve afectada por los alimentos ricos en calorías y bajos en nutrientes. Hay que tener en cuenta que los hábitos formados en la infancia son los que se mantienen para toda la vida.
Estos problemas son evitables. No debemos fijarnos en el precio, ese no es el problema. La clave está en tener conocimiento y en tomar conciencia de lo que hacemos. Bien sabemos que istramos el dinero como queremos y, seguramente, podamos ahorrarnos, si hace falta, algún antojo a cambio de una compra mucho más nutritiva.
Quiero que esta idea se os quede grabada: evitemos comprar alimentos procesados. Podemos hacer platos similares fácilmente y por mucho menos dinero. Un ejemplo entre otros muchos: una salsa de tomate básica para acompañar cualquier plato de pasta puede costar alrededor de 50 céntimos, y tendremos para unas cuatro raciones, mientras que un bote en el supermercado cuesta más del doble y los ingredientes que contiene no son tan saludables como los que usamos en casa.
HUEVOS ECOLÓGICOS
Desde hace muchos años no compro huevos —tampoco pollo o carne roja— que no sean de procedencia ecológica, y te voy a explicar por qué. El huevo es uno de mis productos estrella. Se puede cocinar de mil formas, casi todas saludables, y es de los alimentos más sabrosos que existen. Pero hay que tener especial cuidado a la hora de elegir el cartón en el que están. No importa lo que diga en la caja —huevos de granja, gallinas felices, etc.—, lo que debemos hacer siempre es abrir el paquete, coger un huevo y mirar su procedencia.
¿Os habéis fijado alguna vez en el numerito que viene impreso en cada huevo? Es una cifra que empieza por 0, 1, 2 o 3, la que siguen unas letras que corresponden al país de procedencia (en nuestro caso, ES), y después más dígitos que indican el código de identificación del productor. Lo que realmente nos importa es el primer número.
Si los huevos que vas a comprar empiezan por 0, estás de enhorabuena, porque son los de las gallinas camperas, criadas al aire libre y alimentadas con piensos ecológicos, es decir, «gallinas felices». Si es un 1, significa que los huevos proceden de gallinas criadas en gallineros con al exterior. Cualquiera de estas dos opciones es óptima.
Por el contrario, los huevos cuya cifra empieza con un 2 proceden de gallinas criadas en naves cerradas, con poco espacio y sin posibilidad de salir. Por último, los que empiezan con un 3 provienen de gallinas enjauladas, que apenas tienen espacio para moverse, es decir, «gallinas estresadas». Por desgracia, estos son los que más se venden en los supermercados. Aunque algunos paquetes estén camuflados con frases como «gallinas de campo» y una foto preciosa delante, abre la caja y mira los números. ¡No caigáis en la trampa!
Si todos compráramos huevos ecológicos del tipo 0 o 1, ayudaríamos a que la demanda fuera mayor y acabarían bajando los precios. Si nadie comprara los huevos del número 3, dejarían de producirlos y nosotros ganaríamos en calidad de vida, porque evitaríamos contraer ciertas enfermedades que son consecuencia directa del consumo de estos alimentos de poca calidad.
Además, y no menos importante, dejaríamos de contribuir a mantener las pésimas condiciones en las que crían a los pollos y gallinas. Podría decirse que los envenenan con antibióticos para que crezcan por encima de su tamaño natural y no paren de poner huevos, como si fueran máquinas en vez de animales. Si queremos alimentar a nuestros hijos con amor, debemos cuidar a las gallinas con el mismo amor y enseñarles la importancia que esto tiene. El respeto hacia los seres vivos que nos alimentan es vital. Deben saber que para crecer sanos y fuertes hay que cuidar a las gallinas como se merecen. Debemos enseñarles a ser agradecidos y a valorar lo que nos dan.
Únete a la revolución alimentaria y empieza marcando la diferencia.
El huevo, siempre que sea ecológico o del tipo 1, es un alimento básico, de los más completos y saludables que existen nutricionalmente hablando. 100 gramos (aproximadamente, 1 huevo) tiene unos 11 gramos de grasas totales, 1,1 gramos de hidratos de carbono y 13 gramos de proteínas. También aporta muchas vitaminas (especialmente B12 y D) y minerales.
Según el Instituto de Estudios del Huevo, «todas las grasas del huevo están en la yema, pero este es uno de los alimentos de origen animal con menos grasas saturadas y mejor relación entre los ácidos grasos insaturados y los saturados en términos de nutrición». Una de sus funciones más importantes es la construcción y mantenimiento de los tejidos, sobre todo de los músculos, por lo que es potencialmente efectivo si lo ingerimos después de entrenar o hacer ejercicio.
Un gran mito afirma que quitarle la yema es más saludable, pero eso es un error. La yema representa el 45 % de su valor proteico. En el caso de necesitar una dieta baja en colesterol puedes hacerte una tortilla con dos claras y una yema. El huevo, para que lo entendáis, es la proteína por excelencia, ya que contiene todos los aminoácidos esenciales que el cuerpo necesita y no puede producir por sí mismo.
La forma de preparación es fundamental. Por eso quiero daros algunos trucos y recetas fáciles.
EL HUEVO COCIDO PERFECTO
Teniendo en cuenta que la clara solidifica a 62 grados y la yema a 68 grados, el huevo debería cocer unos 12 minutos a 69 grados para que quede en su punto. A partir de aquí puedes variar el tiempo si lo quieres pasado por agua, para que la yema quede líquida, o muy cocido, para que esté dura. Cuando el agua rompe a hervir, estará a unos 100 grados. Echamos el huevo y calculamos alrededor de 10 minutos.
HUEVO AL AGUA
Esta es la versión saludable del huevo frito. Mi abuela me enseñó esta receta y desde entonces no he dejado de compartirla con mi gente más cercana porque me parece un gran descubrimiento. La yema queda en su punto y no pierde nada de su sabor. Resultado: el huevo parece frito, pero lo hemos hecho al agua. ¿Quién nos lo iba a decir?
Ingredientes
1 huevo
Agua
Elaboración
Se hace como un huevo frito, pero con agua en lugar de aceite. Solo tienes que poner un poco de agua, muy poca, en la sartén y esperar a que hierva. Cuando lo haga, ponemos el huevo como si fuéramos a freírlo. Automáticamente se hace y la yema queda en su punto. ¡Están para chuparse los dedos!
HUEVOS CON PAPAS DE LA MANERA MÁS SALUDABLE
Este plato nunca falla. Yo diría que es uno de los platos estrella de nuestra gastronomía. ¿A quién no le apetecen de vez en cuando unos buenos huevos fritos con papas fritas? Aunque no pasa nada por comerlos así de vez en cuando, quiero ofrecer la posibilidad de seguir disfrutando de esta maravilla de una forma mucho más saludable.
Ingredientes
2 huevos
Agua
Patatas
Aceite de oliva virgen extra
Sal y pimienta
Elaboración
Por un lado, hacemos los huevos al agua (ver receta anterior) y, por otro, cortamos las papas como si fuéramos a freírlas, pero en vez de echarlas en la sartén con litros y litros de aceite, las ponemos sobre un papel de horno previamente untado de aceite, espolvoreamos sal y pimienta, y metemos al horno a 180 grados. Cuando veamos que están blanditas por dentro, las dejamos 5 minutos más en el grill para que queden tostaditas por fuera.
¡Ahora ya puedes disfrutar del huevo con papas sin remordimientos!
HUEVOS RELLENOS
Es otro de mis platos preferidos. Ideal para tomar acompañado de ensalada o de un gazpacho.
Ingredientes
2 huevos
1 tomate
Una lata de atún
Una zanahoria
Elaboración
Cocemos 2 huevos por persona, y cuando estén hechos, partimos por la mitad y
retiramos la yema.
Para el relleno, trituramos las yemas, el tomate, el atún y con la zanahoria bien rallada vamos rellenando cada mitad de huevo. Puedes añadirle un poco de perejil para adornar y si quieres, en vez de aceite, puedes hacer una mayonesa casera. ¡Irresistible!
ARROZ A LA CUBANA
La versión más saludable de uno de mis platos favoritos.
Ingredientes
Arroz integral
Salsa de tomate natural
2 huevos (por persona)
1 plátano
Elaboración
Cocemos el arroz integral en un cazo (una taza de arroz por dos de agua), ponemos el fuego al máximo y cuando se haya consumido el agua lo dejamos a
fuego lento unos minutos más. Aproximadamente tarda 40 minutos. Una vez listo, lo servimos y añadimos la salsa de tomate natural. Aparte, hacemos un par de huevos al agua por persona y acompañamos con el plátano, que, en vez de frito, lo haremos al horno partiéndolo por la mitad y controlando el tiempo. Esto es a ojo porque depende del grosor y del punto de madurez en el que se encuentre el plátano.
Me gusta llamar a las cosas por su nombre. Nunca he sido partidaria de magnificar nada y mucho menos aquello que se pone de moda. Para los que conocemos el terreno, sabemos que a los superalimentos se los llama así porque tienen un mayor número de nutrientes, es decir, en su forma natural pueden aportar a nuestro cuerpo todo lo necesario para un funcionamiento óptimo y así ayudar a prevenir el desarrollo de ciertas enfermedades o condiciones debilitantes.
Llamar al aguacate superalimento me parece bien, porque lo es. Pero lo ha sido siempre. La diferencia está en que ahora se ha puesto de moda. Para mi abuela eso de los superalimentos sería una tontería. El aguacate ha sido parte de nuestra dieta mediterránea, que, sin duda, es lo mejor que tenemos, toda la vida. Es un alimento rico en propiedades y nutrientes. Lo único malo de que ahora esté tan de moda es que a veces cuesta encontrarlos. Sin embargo, creo que si eso hace que lo consumamos más, pues ¡viva la moda! Todo lo que aporta es bueno, aunque haya quien diga que no lo toma porque engorda. Este es un pensamiento pobre. Como diría mi padre, «el aguacate no engorda, los que engordamos somos nosotros».
El concepto del alimento como medicina no es nuevo. Ya lo decía Hipócrates: «Que la comida sea tu medicina y la medicina sea tu alimento». Hay que dejarse de tonterías y empezar a pensar en nutrirnos y olvidarnos de los kilos. El verdadero propósito de comer debe ser para fortalecer nuestro cuerpo, y no solo físicamente. Hoy está más que demostrado que nuestra alimentación influye por igual en nuestro estado físico y psíquico, por lo que también repercute en nuestro estado de ánimo.
ALIMENTOS NATURALES
¿Qué dieta debemos seguir? ¿Cuáles son los superalimentos que debemos consumir? Esta es la gran pregunta que solemos hacernos cuando queremos cambiar de hábitos. En primer lugar, quiero destacar que en nuestra casa ningún alimento está prohibido. Solo cuando comemos basura (lo que vienen a ser productos ultraprocesados) tendremos que ponernos límites.
Creo deberíamos tener la libertad de poder comer lo que nos dé la gana siempre y cuando lo hagamos con sentido común, ya sea en el desayuno, en el almuerzo o en la cena. Lo único importante que hay que tener en cuenta es que cada alimento que ingiramos nos nutra y nos dé vitalidad, es decir, que sea un alimento de calidad.
Todo sería mucho más sencillo si la industria alimentaria dejara de crear productos adictivos y nocivos para nuestra salud. Debemos estar alerta y no caer en las grandes trampas de la industria, a la que le importa un rábano la salud de la gente.
En mi búsqueda del bienestar personal he descubierto a numerosos médicos, naturópatas y especialistas, y de todos he cogido lo que me ha parecido más interesante. Toda esa información voy a compartirla con vosotros con el fin de que nos beneficiemos todos.
No he descubierto la pólvora si os digo que no hay nada mejor que los alimentos naturales, esto ya lo sabíamos. La utilización de productos químicos
desnaturaliza los alimentos y los vuelve tóxicos, causando a la larga graves enfermedades. Así pues, siempre que podamos, deberíamos consumir productos que no se cultiven con agroquímicos.
SUPERALIMENTOS Y ALIMENTOS TRADICIONALES
Hace un tiempo conocí a Anthony William, más conocido profesionalmente como Medical Medium, también en las redes sociales, y, aunque estuve un año siguiéndole, no fue hasta hace unos meses que empecé a llevar a cabo algunas de sus recomendaciones. Paso a hablaros de los superalimentos o alimentos tradicionales con más poderes curativos que he descubierto gracias a él.
Empezaremos por el apio.
Apio
Después de sus recomendaciones, hay épocas del año en las que tomo un zumo de apio todas las mañanas. Anthony me descubrió hace mucho tiempo sus múltiples beneficios. Después de varios meses tomando zumo de apio siento la piel más limpia y oxigenada que nunca y mucho más luminosa.
El apio tiene múltiples beneficios, entre ellos, mejora cualquier tipo de eczema, la psoriasis, la rosácea, el acné, combate infecciones, protege el hígado, reduce la inflamación y un sinfín de beneficios que podéis encontrar en la página web de Anthony: https://www.medicalmedium.com/.
También desintoxica el hígado, es bueno para la digestión, los dientes y, como comentaba antes, para los problemas de la piel. También purifica los metales del organismo, mejora el sistema inmunológico y reduce la inflamación. Y es un potente antioxidante.
ZUMO DE APIO
Lo mejor es tomarlo en ayunas y beberlo inmediatamente después de haberlo preparado.
Ingredientes
Un buen manojo de apio, lo necesario para obtener medio litro de zumo
Elaboración
Opción 1. Cortamos y desechamos el final de los tallos de apio. Limpiamos muy bien con agua para eliminar los restos de tierra y las impurezas que pueda tener y lo introducimos en una licuadora para sacar el jugo. Si evitamos la hoja tendrá un sabor menos amargo.
Opción 2. Troceamos y metemos en una batidora hasta que quede un puré. Envolvemos en un trapo finito o ponemos en un colador y apretamos hasta sacar todo el jugo.
No se debe mezclar con ningún otro alimento. Si queremos acostumbrarnos poco a poco a su sabor podemos mezclarlo con pepino, limón y media manzana.
Sin duda, el apio hoy es mi gran aliado.
Jengibre
Es un alimento con un gran poder antiinflamatorio que ayuda a mejorar la digestión, a asimilar los alimentos y a disminuir los gases. Lo uso como antibiótico infalible cuando tengo la garganta inflamada o roja como un tomate. Lo mastico y trago solo el líquido. Duele un poco, pero no conozco nada más efectivo. De hecho, algunos cantantes suelen masticar una rodaja de jengibre cuando tienen afonía.
También podemos tomarlo en forma de té con limón. Otra idea muy buena es hacer hielos de agua con limón y jengibre, ya que les aporta un toque de frescor y picante muy apetecible. Dependiendo de tu gusto por el picante, deberás poner más o menos cantidad de jengibre.
BATIDO DE JENGIBRE Y LIMÓN
Elaboración
Limpiamos bien la piel del jengibre. Si no es ecológico, debes hacerlo a conciencia, con bicarbonato y vinagre, ya que vamos a usar la piel. Cortamos el limón en rodajas y, junto al jengibre que hemos rallado previamente, lo ponemos en una olla con agua hasta que hierva unos minutos y lo dejamos reposar al menos otros 10 con el fuego apagado. Antes de servirlo no olvidemos utilizar un colador.
Podemos tomarlo en forma de té caliente o frío. Lo metemos en la nevera una vez esté el agua templada. Esta bebida es perfecta para sustituir el agua en verano.
Aguacate
Me gustan todas las frutas, pero el aguacate forma parte de mi vida diaria desde que tengo uso de razón. Me encanta en todas sus formas y combinaciones (en ensalada, como guacamole, o simplemente con aceite, pimienta y sal). Por las mañanas unto el aguacate en el pan como si fuera mantequilla. De hecho, es el sustituto perfecto.
El principal problema del aguacate es su conservación. Si está demasiado duro y queremos acelerar el proceso de maduración, podemos meterlo en una bolsa de papel o envolverlo en papel de periódico, y dejarlo a temperatura ambiente. Para mayor rapidez, añade una manzana.
¿Cómo podemos saber si un aguacate está maduro? Fijándonos en el agujerito del tallo: si es de color marrón significa que está demasiado maduro; si es amarillo se encuentra en su punto óptimo y si es verde es que aún es demasiado pronto y, probablemente, estará muy duro para su consumo.
Aceite de oliva virgen extra, nuestro oro líquido
Sin duda, es una de las mejores grasas con las que puede nutrirse nuestro cuerpo.
Arándanos y granada
Son dos poderosos antioxidantes que podemos tomar solos, como pica pica o en ensaladas. La granada, en especial, le da a las ensaladas un toque muy fresco y crujiente.
Vinagre de manzana
Se recomienda tomarlo en ayunas: dos cucharadas de vinagre disueltas en un buen vaso de agua. Si quieres resolver los problemas digestivos, lo más aconsejable es tomar una cucharada de vinagre de manzana media hora antes de cada comida.
Es una bebida alcalinizante, ideal para promover y mejorar la alcalinidad de nuestro organismo. Ayuda a combatir el estreñimiento gracias a su labor de renovación de la flora intestinal.
No se aconseja su consumo en caso de tener niveles bajos de potasio, si se padece gastritis o úlceras de estómago y en pacientes con diabetes, puesto que puede alterar los niveles de glucosa en sangre. Como no a todos nos sienta bien lo mismo, debemos consultar con nuestro médico de confianza.
Ghee (y la alimentación ayurvédica)
Es mi mantequilla favorita. Desde que la descubrí estoy completamente enganchada a su sabor, y no es más que una mantequilla clarificada. Se trata de un alimento famoso en la India por sus cualidades terapéuticas, tanto interiores, cuando lo ingerimos, como exteriores, cuando lo aplicamos sobre la piel.
El proceso de clarificación de la mantequilla para convertirla en ghee consiste en eliminar los sólidos de la leche: la caseína, la lactosa y el agua.
El ghee mejora las digestiones, es muy nutritiva y apta para personas intolerantes a la lactosa. Favorece la estabilidad de la mente y la meditación, pero lo mejor es que cuando la pruebes se convertirá en uno de esos vicios confesables.
Te recomiendo probarla con una tostada de pan recién hecho, te quitará el sentido. También se puede usar para cocinar u hornear, preparar galletas, queques…
Açai
Este vegetal de origen sudamericano contiene hasta treinta veces más antioxidantes que la uva, así como grandes dosis de vitamina A y C, que son ideales para fortalecer el sistema inmunitario, mejorar la piel y formar glóbulos rojos, y vitamina B, que aporta energía.
Me encanta prepararlo de diferentes maneras cada vez que lo tomo (diversas frutas, coco, semillas…). Puedes echarle imaginación y hacerlo a tu gusto.
Bayas de goji
Son uno de los mejores alimentos para combatir el envejecimiento. Además, mejoran la vista, regulan tanto el sueño como el apetito y son buenas para el funcionamiento de los riñones y el hígado. También nos hacen sentirnos mejor en general y tener más energía.
Sésamo
Contiene una proteína de alta calidad y su contenido en hidratos de carbono es más bajo que el de los cereales, las legumbres y otros granos, y eso es debido a que su principal nutriente son las grasas. Podemos tomarlo en ensaladas, batidos o en el desayuno con una tostada de aguacate.
¿Sabías que un cuarto de kilo de semillas de sésamo nos aporta más calcio que un litro de leche de vaca? Las semillas de sésamo se activan poniéndolas en remojo durante, al menos, cuatro horas. De esta forma estaremos multiplicando sus propiedades.
Es mejor ingerirlas tostadas y molidas para una mejor asimilación de sus nutrientes. Además, con las semillas de sésamo también se puede preparar gomasio, un condimento de la cocina japonesa y macrobiótica hecho con estas semillas y sal marina. Es perfecto para sustituirlo por la sal de mesa corriente.
GOMASIO
Ingredientes
Semillas de sésamo
Sal marina
Elaboración
Pon siete cucharadas de semillas de sésamo tostadas por cada cucharada de sal marina. Muele la mezcla con ayuda de un mortero y guarda en un tarro de vidrio bien cerrado. Aguanta una semana.
Cúrcuma
La cúrcuma es otro de los grandes antibióticos naturales. En casa la tomamos en polvo con este nutritivo batido. Además, nos aporta mucha energía.
BATIDO DE CÚRCUMA
Ingredientes
Piña
Mango
Cúrcuma
Jengibre
Agua de coco
Elaboración
Introducimos todos los ingredientes en la batidora y listo. Si ponemos algunos trozos de mango congelado nos quedará mucho más fresquito y con más textura.
Además, añadimos a la cúrcuma pimienta negra, lo que haremos es multiplicar las propiedades y ayudaremos al cuerpo a mejorar su absorción. Una buena forma de combinar estos dos alimentos es calentando en un cazo bebida vegetal de tu gusto y añadiendo dos cucharadas de cúrcuma en polvo por media de pimienta negra molida. Si mezclas el resultado con tu café o té de la mañana no querrás volver a tomarlo de otra forma nunca más.
Sandía
Consumir sandía durante tres, cuatro o cinco días consecutivos funciona como un diurético cien por cien natural. Ayuda a limpiar el organismo porque equilibra las altas cantidades de sodio y metales pesados de nuestro cuerpo y además es una gran fuente de energía y nutrientes para el cuerpo. Su alto contenido en fibra ayuda a mantener, por otro lado, limpios el colon y los riñones.
Según la medicina china y la macrobiótica, la sandía calma el calor y la ansiedad gracias a su alto contenido en agua, lo que también provoca una hidratación extra. Y es que esta fruta es la que más agua contiene de todas las frutas, con aproximadamente un 93 %.
También es un poderoso antioxidante natural que favorece la ralentización del envejecimiento y previene problemas de memoria y concentración.
La parte blanca de esta fruta es la que más efecto diurético y minerales tiene.
Agua de mar
Es muy probable que, hasta ahora, solo conocieras los beneficios del agua de mar sobre nuestro exterior: pelo, piel, etc., pero ¿qué pensarías si te digo que consumirla es increíblemente beneficioso para nuestro interior? Sí, como lo oyes, beber agua de mar tiene unos beneficios buenísimos para nuestra salud. Y es que casi el 70 % de agua de la que se compone el cuerpo humano, según han
demostrado algunos científicos, es bastante parecida al agua de nuestros océanos.
Entre sus beneficios cabe destacar:
Equilibrio del organismo.
Regeneración celular.
Restablecimiento de la homeostasis, autorregulación de las composiciones y propiedades del organismo.
Aportación de sales minerales.
Regulación de la digestión.
Mejora de la salud integral.
Mantiene en su estado óptimo los niveles de ácido e hidratación.
Refuerza el sistema inmunológico.
Favorece la producción hormonal.
Puedes consumir el agua de mar en monodosis. Una forma perfecta de camuflar su sabor, que puede resultar algo salado, es tomándola con un zumo. Un ejemplo: kale, apio, pepino, manzana, limón, jengibre y agua de mar.
Papaya
Restaura el sistema nervioso central y fortalece y reconstruye el ácido clorhídrico del estómago. La papaya alivia también los nervios del intestino y ayuda a curar el acné, el eczema y la psoriasis.
Es una de las frutas más nutritivas y curativas del planeta. Es extremadamente alta en betacarotenos, vitaminas C y A y minerales como el calcio, fósforo, potasio y hierro.
Tiene un efecto calmante y purificador en el tracto digestivo, y elimina suavemente los desechos tóxicos mientras disminuye la inflamación. Su alto valor nutritivo también proporciona al cuerpo todas las vitaminas esenciales, minerales, antioxidantes, proteínas y ácidos grasos esenciales que necesita para reconstruir músculos, tejidos, huesos y órganos.
Las semillas negras que hay en el interior de esta fruta tropical son completamente comestibles y pueden actuar como una ayuda digestiva. Contienen más enzimas que un bote entero de cápsulas de enzimas digestivas.
Hay dos grandes variedades de papaya en el mercado: el papayón, que es más grande, y la papaya, más pequeñita. La primera es la que más propiedades nutritivas y curativas contiene.
Plátanos de Canarias
El plátano de Canarias es, sin duda, nuestro superalimento por excelencia y por eso lo he dejado para el final. En mi caso, me he criado con ellos desde muy pequeña y hay numerosos platos que podemos elaborar con ellos y que comparto más adelante. El plátano es muy bueno para el cerebro y proporciona combustible de curación rápida al hígado. Su sabor dulce los hace ser el perfecto snack, y a los niños les encantan. Es una fruta rica en carbohidratos y azúcares, que, además de energía, aportan potasio y magnesio, y alivian la acidez de estómago de forma rápida y natural.
El plátano es una de las frutas más nutritivas y curativas que podemos encontrar. Contiene un 76 % de agua y están repletos de vitaminas C y B6 y minerales como el potasio, cobre y manganeso. Es excelente para fortalecer la memoria y el sistema nervioso, y ayuda a crear músculos fuertes. Es particularmente bueno para reducir la presión arterial, el síndrome del intestino irritable, los trastornos neurológicos, la diarrea, la aterosclerosis, la osteoporosis, la enfermedad de la arteria coronaria, la enfermedad de Crohn, el derrame cerebral y los cánceres de riñón, colon y pulmón.
Los plátanos también son un excelente alimento para los atletas, puesto que ayudan a reponer la energía al instante. Por último, son ricos en triptófano aminoácido, que ayuda a promover y a regular el ciclo del sueño.
¿Cómo diferenciamos la banana del plátano de Canarias?
Por su sabor dulce intenso.
Por su intenso aroma.
Por sus inconfundibles motitas.
Y, sobre todo, por su alto valor nutricional, que tiene que ver con su situación geográfica única.
Características del plátano de Canarias
El clima subtropical y suave de las islas permite que el grado de madurez se alcance poco a poco con una permanencia en la planta que es mayor en el plátano de Canarias (seis meses) que en la banana (tres meses).
El plátano de Canarias está sujeto a la legislación europea, mucho más exigente que la de sus principales competidores: Ecuador, Colombia, República Dominicana, Costa de Marfil y Camerún.
«Debido al origen volcánico y a la accidentada topografía de las islas, los cultivos exigen un abancalamiento del suelo para poder realizar el riego. La altitud de cultivo en las islas es inferior a 300 metros, condiciones que solo se dan en las plantaciones de las islas. La temperatura para el cultivo de la platanera se encuentra situada en torno a los 25 grados. Es un cultivo que requiere suelos con buena porosidad y drenaje, de textura arenosa pero con arcilla y limo en unas proporciones determinadas, gran contenido en materiales orgánicos y con un pH ácido», según informa el Gobierno de Canarias.
En cuanto a sus nutrientes, no les falta de nada:
Vitaminas y minerales esenciales para los más peques de la casa.
Son cardiosaludables, es decir, fuente natural de potasio, que contribuye a mantener la presión arterial en niveles normales.
Contribuyen a la formación de glóbulos rojos.
Son una buena fuente natural de fibra.
El 20 % de su peso son hidratos de carbono.
Aportan vitamina C, que favorece al desarrollo de los huesos y la piel, y vitamina B6, que contribuye al correcto funcionamiento del sistema inmunitario.
Tienen propiedades antioxidantes por su contenido en manganeso.
Protegen el corazón.
¡Mejoran el estado de ánimo!
Los plátanos son poderosos por sus propiedades antiinflamatorias y antivirales. Y, por si fuera poco, tienen más beneficios:
Es un cultivo que cuida el medio ambiente mediante las prácticas de producción eficientes, gestionando adecuadamente los residuos que se generan y reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero, certificado esto último por el sello AENOR (Asociación Española de Normalización y Certificación).
Los productores agradecen la confianza de sus consumidores contribuyendo con entidades benéficas reconocidas por su labor hacia los más desfavorecidos, como bancos de alimentos o la Empresa con Poderes Mágicos.
Su consumo promueve la vida saludable en todos los sentidos.
Se trata de un cultivo que difunde los valores socioeconómicos propios de los productos provenientes de las regiones ultraperiféricas de Europa.
El plátano es fantástico para nutrir nuestra piel.
No hay duda entonces de por qué debemos comer plátano de Canarias, ¿verdad? Pues ahora vamos con lo mejor. Existen muchísimas recetas sabrosas que podemos hacer, pero voy a realizar una selección de algunas de mis preferidas por sus grandes beneficios.
Consejo
A la hora de preparar batidos o ingerir este alimento como tal, es mejor hacerlo cuando esté más verde. La razón no es otra que cuanto más maduro, más azúcares posee, y cuanto más verde, más fibra, vitaminas y minerales como potasio, magnesio, fósforo o zinc.
Además, los plátanos verdes contienen almidón resistente (ver « Cualquier carbohidrato que provenga de los cereales o las frutas...» en Capitulo Sexto. Lo que el cuerpo necesita).
El plátano de Canarias es, sin duda, nuestro superalimento por excelencia
CHIPS DE PLÁTANO
Ingredientes
1 plátano verde
Sal
Pimienta
Aceite de oliva virgen extra
Elaboración
Precalentamos el horno a 200 grados y, mientras, pelamos el plátano y lo cortamos en rodajas finitas. Cuánto más finas, más crujientes quedarán al final. Colocamos sobre papel de horno, previamente untado con aceite para evitar que se peguen, y horneamos durante unos 20 minutos. A mitad de tiempo, damos la vuelta para que se hagan también por el otro lado. Sacamos, dejamos enfriar y antes de servir echamos sal y pimienta al gusto.
SMOOTHIE DE PLÁTANO Y MANGO
Este batido con plátano y mango es una recomendación de Anthony William (Medical Medium) como alimento curativo de la tiroides.
Ingredientes
1 mango grande troceado y congelado
2 plátanos de Canarias troceados y congelados
Elaboración
Batimos el mango con los plátanos y obtenemos una textura de helado. Antes, reservamos unos trocitos de mango y plátano, que echaremos por encima. También puedes agregarle zumo de naranja, así te quedará aún más dulce. Échale imaginación y ponle tus toppings preferidos.
POLOS DE PLÁTANO
Ingredientes
3 plátanos
120 gr de chocolate negro
Toppings: hay infinitas variedades, tantas como gustos, pero mis preferidas son las avellanas molidas, las nueces, las almendras o el coco rallado.
Elaboración
Lo primero que debes hacer es cortar tres plátanos por la mitad e introducirles un palo en medio. De esta manera ya los puedes meter en el congelador en un táper llano de cristal que antes habrás cubierto con papel de horno. Deben estar al menos 2 horas. Una vez congelados solo se trata de sumergir los plátanos en el chocolate negro derretido y esparcir tus toppings favoritos por encima.
Previamente debes derretir el chocolate al baño maría. Prepara una bandeja con
papel de hornear junto al chocolate y reboza cada plátano en el chocolate derretido. Cubre todo el plátano de chocolate y después échale los toppings elegidos. Puedes volver a meterlo en el congelador o comértelo directamente. ¡Disfrútalo!
PORRIDGE DE AVENA Y PLÁTANO
Ingredientes
160 gr de avena
600 ml de bebida vegetal de arroz
2 plátanos maduros
30 gr de almendras
Canela molida al gusto
Semillas de amapola
Elaboración
Pon la avena y la bebida vegetal de arroz (puedes elegir otro tipo, si prefieres vegetal, o leche de cabra) en una cacerola a fuego lento durante 5 minutos. Remueve hasta crear una papilla (puedes añadirle más o menos leche, según el gusto de cada uno).
Podemos tostar las almendras un poco en la sartén y echarlas en el porridge de avena junto con las rodajas de plátano, la canela y las semillas de amapola.
Truco: para decorar por encima, puedes reservar plátano en rodajas, almendras y semillas de amapola.
MOUSSE DE PLÁTANO
Ingredientes
2 plátanos
1 aguacate
Dos cucharadas de cacao en polvo
Dos cucharadas de maca en polvo
Dos chorritos de bebida vegetal de almendra o avena
Un puñadito de nibs de cacao
Elaboración
Cortamos los plátanos y el aguacate en trozos y los metemos en la batidora. Batimos y después añadimos el resto de los ingredientes. Mezclamos todo muy bien y cuando tengamos una mezcla cremosa vertemos sobre unas copas y servimos con los nibs de cacao por encima.
BIZCOCHO DE PLÁTANO Y CHOCOLATE
Ingredientes
3 plátanos
90 ml de aceite de oliva virgen extra
9 dátiles
Un yogur de soja
Un sobre de levadura sin gluten
180 gr de harina integral (la que más te guste)
50 gr de cacao puro en polvo
Elaboración
Ponemos los dátiles a remojo para que se hidraten y, después, en una batidora, los trituramos con el yogur y el aceite.
En un bol aparte, machacamos 2 plátanos con ayuda de un tenedor. Reservamos el tercero para decorar el bizcocho. Agregamos la mezcla anterior y removemos todo para que se integren bien todos los ingredientes. Ahora es el momento de añadir, primero, la harina integral, luego la levadura y, por último, el cacao en polvo. Tamizamos todos con un colador.
Vertemos el resultado en un molde previamente untado con aceite de oliva para que no se pegue y cortamos el plátano que habíamos reservado por la mitad longitudinalmente y lo ponemos por encima del bizcocho. Metemos en el horno a 170 grados durante unos 45 minutos. Para asegurarnos de que está hecho, el truco del palito es infalible: pinchamos el bizcocho y, si sale limpio, es que está en su punto.
«Cuando la alimentación es mala, la medicina no funciona. Cuando la alimentación es buena, la medicina no es necesaria».
PROVERBIO AYURVEDA
La alimentación ha pasado de ser una necesidad básica a un problema complejo, pero, por suerte, empezamos a entender y a ser conscientes de que influye en todo nuestro sistema, tanto en el interior como en el exterior. Lo que ingerimos es directamente proporcional a cómo nos sentimos, cada alimento que comemos nos produce una emoción diferente para lo bueno y para lo malo. Si lo que comemos lo hemos digerido bien, estaremos más contentos y con más energía; sin embargo, si hemos dado cuenta de una comida copiosa difícil de digerir, nos sentiremos con menos energía, apáticos y desganados. Es así de sencillo. En cambio, la mayoría de las veces achacamos este malestar a otras circunstancias sin reparar en la importancia que la alimentación tiene en nuestras emociones. Debemos tener presente que un gran porcentaje de la serotonina se fabrica en el intestino.
Después de estudiar diferentes tipos de alimentación y escuchar a tanta gente hablando de lo bueno o malo de algunos alimentos, uno se confunde y se hace muchas preguntas.
Está claro que la poca información nos hace ignorantes, pero demasiada nos vuelve locos. ¿A quién le hacemos caso? ¿Al médico tradicional, al alternativo, a la medicina china? Mi conclusión es sencilla: en todo esto prefiero guiarme por la evidencia científica y los últimos estudios.
Así que, después de haberme documentado muchísimo y haberme sentado delante de muchos especialistas para encontrar una respuesta concreta, hallé algo que ha sido clave en la mejora de mi salud, y, además, responde a muchas de mis preguntas: la microbiota.
LA MICROBIOTA
¿Os suena la palabra? Supongo que, al menos, la habréis escuchado. Es el epicentro de la salud digestiva, que quiere decir el epicentro de nuestra salud en general. La conocí de la mano de Xevi Verdaguer, y fue la gran respuesta a algunos desajustes y dolencias que padecía. Se basa en los últimos estudios científicos y conociéndola bien entenderemos mucho mejor el funcionamiento del cuerpo. De esta manera podemos tomar las riendas para darle a nuestro organismo lo que de verdad necesita. La microbiota se ocupa de regular nuestro organismo desde dentro. Las bacterias que habitan en el intestino se encargan tanto de ayudarnos a digerir los alimentos como de estimular el sistema inmune. Además, desempeñan un papel muy importante en el proceso de envejecimiento.
Hoy día, toda la comunidad científica está de acuerdo en la importancia que tienen las bacterias intestinales en el desarrollo de nuestro sistema inmune, en nuestro estado de ánimo y en nuestra conducta. La salud intestinal es fundamental para entender nuestro cuerpo. No se trata solo de tener una buena digestión. Mantener un microbioma intestinal equilibrado y una barrera intestinal en buen estado son indispensables para el bienestar y la buena salud en general.
La microbiota cambia con la edad. Desde el mismo momento del nacimiento comenzamos a reunir nuestros propios microbios. La composición de nuestra microbiota va a depender de muchos factores: en qué circunstancias hayamos nacido, la dieta que tuvimos de bebés, la ingesta de antibióticos cuando éramos pequeños, el ambiente en el que crecimos e incluso el de los que vivían con nosotros o de si tuvimos o no mascotas. El primer o con los microbios lo heredamos de nuestra propia madre. Durante más de un siglo hemos aceptado como un dogma que los bebés nacen estériles y adquieren sus microbios de forma vertical (directamente de la madre conforme pasan por el canal del parto) y horizontalmente (de otros humanos y del ambiente después de nacer).
Se ha comprobado que la microbiota intestinal de bebés que nacen por cesárea es más parecida a los microbios de la piel de la madre. Por el contrario, la microbiota de los niños que nacen de forma natural, por vía vaginal, es más parecida a los microbios de la vagina de la madre, en la que domina la bacteria Lactobacillus. Un parto por vía vaginal nos aportará bacterias procedentes de la flora vaginal y fecal de la madre por proximidad pélvica. Y un parto por cesárea nos aportará las bacterias procedentes de la piel de la madre y de los utensilios utilizados en el quirófano.
También influye el tipo de alimentación del bebé. Los alimentados con leche materna tienen una microbiota enriquecida en bifidobacterias y lactobacilos, mientras que los que toman biberón tienen una comunidad bacteriana más diversa. Se ha comprobado además que las bacterias que se aíslan de la leche de la madre y de las heces del bebé son semejantes. Cerca del 30 % de las bacterias intestinales del bebé vienen de la leche materna y otro 10 % de la piel de la madre.
Está demostrado que la microbiota desempeña un papel importante en el desarrollo neuronal y en las enfermedades neurodegenerativas. Se dice que el intestino es nuestro segundo cerebro y están absolutamente comunicados entre sí.
¿CÓMO CUIDAMOS LA MICROBIOTA PARA QUE TENGA UN BUEN FUNCIONAMIENTO?
Alimentándola con probióticos y prebióticos. Los primeros son microorganismos vivos que encontramos en alimentos tan cotidianos como el yogur, el kéfir, los yogures de soja, los quesos, etc., y otros menos cotidianos, como el chucrut o los kimchis coreanos, entre otros muchos. Los prebióticos, por su lado, estimulan el crecimiento y la actividad de las bacterias beneficiosas para el intestino, como la fibra. Son sustancias no digeribles.
Hay dos tipos de fibra: soluble e insoluble. La soluble se convierte en una especie de gelatina que tapa las paredes del estómago, por eso el azúcar pasa a la sangre más lentamente. La fibra es la llave de todo.
Los alimentos procesados no suponen, nutricionalmente hablando, nada para la microbiota, por eso no nos interesan. La microbiota intestinal también actúa como un órgano más. Un claro ejemplo son los experimentos con animales criados en un ambiente estéril (sin gérmenes). Estos animales tienen un peso corporal, así como sus órganos vitales (corazón, hígado y pulmones), mucho menor que los animales criados en un ambiente normal. Los animales criados en un ambiente estéril ingieren una mayor cantidad de comida y crecen mucho menos. Esto indica a las claras que las bacterias son muy importantes para la nutrición y el desarrollo corporal.
Los alimentos procesados no suponen, nutricionalmente hablando, nada para la microbiota, por eso no nos interesan.
Otros datos de estos estudios son que los animales criados en ambiente estéril tienen los ganglios linfáticos atróficos y una menor cantidad de células del sistema inmunitario (útiles para la defensa contra los gérmenes patógenos). De modo que las bacterias de la microbiota intestinal son necesarias para el desarrollo del sistema inmunitario del individuo.
Los desequilibrios de la microbiota aumentan el riesgo de enfermedades inmunitarias como alergias, asma y enfermedades intestinales inflamatorias.
Hay que escuchar al cuerpo. Solemos cometer el error de decir: «Es que me estoy muriendo de hambre», pero ¿y si es solo que tenemos ansiedad y estamos utilizando la comida como calmante? Identificar esto es vital para no autoengañarnos y luego sentirnos culpables.
Si nos ha quedado claro que una mala alimentación puede empeorar nuestro sistema inmune entenderemos por qué muchas veces somos nosotros los que le abrimos la puerta a algunas enfermedades. Esto es algo que tengo claro. Muchas veces, por ejemplo, despertamos esas células cancerígenas que estaban dormidas, proporcionándoles un fuego tan explosivo como el azúcar.
Debemos intentar mantener dormidas estas células, que genéticamente están ahí, con una buena alimentación.
Un ejemplo para prevenir algunas enfermedades es no consumir gluten. No tenemos que padecer celiaquía o intolerancia para evitarlo, es simplemente que el gluten inflama, y esa es la razón por la que no es favorable para nuestro organismo. Si lo evitamos, la inflamación baja. Otro ejemplo: aquellas personas que padecen migraña suelen mejorar a largo plazo.
¿CUÁLES SON LOS ALIMENTOS QUE NOS NUTREN DE FORMA ADECUADA?
Me gustaría empezar desmontando un gran mito.
Después de mucho investigar y consultar a muchos especialistas, he descubierto que las grasas no engordan. Sí, me habéis escuchado bien, las grasas son muy saludables y NO engordan. Un ejemplo de ello son las aceitunas, los huevos, el aguacate, la mantequilla —preferiblemente la mantequilla ayurveda ghee—, los quesos, los yogures… Lo que engorda son los picos de índice glucémico.
POR LO QUE RESPECTA A LAS ACEITUNAS, HAY DIEZ RAZONES PARA CONSUMIRLAS:
Favorecen la pérdida de peso.
Reducen los dolores.
Mejoran la salud de la piel y el cabello.
Previenen el cáncer.
Tienen beneficios cardiovasculares.
Benefician el tracto intestinal.
Son una fuente de hierro.
Mejoran la salud ocular.
Reducen las alergias.
Aumentan los niveles de glutatión, el principal antioxidante de las células.
Cualquier carbohidrato que provenga de los cereales o las frutas, si le quitamos la fibra, se convierte directamente en glucosa en la sangre y enseguida tenemos un pico de índice glucémico altísimo nada recomendable, entre otras cosas, porque nos oxida, nos inflama y nos debilita. Por ello, en casa comemos solo cereales integrales, que son de lenta absorción.
Un truco muy bueno que aprendí con Xevi Verdaguer es cómo convertir el almidón en prebiótico. Los alimentos ricos en almidón, como lo cereales y las papas, una vez cocinados hay que dejarlos unas horas en la nevera. ¿Por qué? Porque el almidón, debido al cambio de temperatura, y las moléculas que lo forman, sufre una modificación y crea un hidrato de carbono que no podremos digerir, llamado almidón resistente, básicamente porque se resiste a la digestión.
Al almidón resistente le pasa como a la fibra, que al no ser digerida llega al intestino grueso y se expulsa en las heces.
El principal beneficio es que favorece el mantenimiento de una macrobiota saludable. Este proceso tiene un efecto prebiótico, ya que sirve de alimento a las bacterias del intestino grueso. Entre muchos de sus beneficios, nos previene de enfermedades intestinales como el cáncer de colon. Por lo tanto, cuidar y alimentar bien las bacterias con las que convivimos debería ser para todos una prioridad.
Unas galletas o unos cereales enriquecidos con fibra no son un alimento bueno
para nuestras bacterias, que no nos engañen. La fibra tiene que estar originalmente en el cereal completo, no añadido, lo que llamaríamos la cáscara del cereal o la fibra.
La base es empezar desterrando los alimentos precocinados, los fritos, las conservas, los cereales refinados, como el pan o el arroz blanco...
Esto no significa que tengamos que comer la tortilla de papas fría, por ejemplo. Si nos gusta caliente, solo debemos volver a calentarla.
Un truco para conservar la textura y evitar la oxidación de las papas es cocerlas y guardarlas enteras, con su piel. Las cocemos enteras con piel y las dejamos en la nevera a 4-5 grados durante toda una noche. Al día siguiente se pueden volver a calentar sin sobrepasar los 130 grados.
Además de eso, los alimentos ricos en almidón resistente son más saciantes y, al ser menos digeribles, hacen que la subida de la glucemia en sangre sea menor y más lenta.
Lo principal es desterrar las grasas trans, el trigo, el abuso de los fármacos y el tabaco. El sueño también es muy importante.
El mejor alimento para nuestras bacterias lo sacaremos de los productos sin
procesar, como las frutas, las legumbres, las verduras o las semillas. Sin duda, cualquier producto que venga del suelo y que se mantenga en su estado natural será el más adecuado. Cuánto más vivo y fresco, mejor.
Hay alimentos que tienen más propiedades que otros, como vimos en el capítulo anterior, pero en la variedad está lo mejor. Hay que comer de todo e intentar que nuestras comidas tengan mucho color.
La base es empezar desterrando los alimentos precocinados, los fritos, las conservas, los cereales refinados, como el pan o el arroz blanco..., y, por supuesto, el azúcar, los edulcorantes artificiales y cualquier alimento que los contenga. En definitiva, cualquier producto que haya sido manipulado deberíamos descartarlo de nuestra alimentación.
Se recomienda que el 50 % de las verduras que tomemos sean crudas o al dente, ya que al cocinarlas pierden muchos nutrientes biológicamente activos, como vitaminas y minerales. Debemos procurar que sean vegetales de cultivo ecológico o de cercanía, sobre todo los que no se pueden pelar. Si no son ecológicos, hay que lavarlos muy bien, con abundante agua, bicarbonato y un chorrito de vinagre, idealmente. Se ha descubierto que las altas temperaturas destruyen los nutrientes y, por eso, aconsejo que empecéis por tirar el microondas a la basura. Puede parecerte drástico pero tu cuerpo lo agradecerá. La mejor forma de cocinar las verduras es al vapor, de esa manera se mantendrán al dente y no perderán sus propiedades. No olvidemos que los mayores antioxidantes nos los proporcionan las verduras y las frutas crudas.
PLATOS EQUILIBRADOS
¿Cómo podemos conseguir un plato cien por cien equilibrado?
La mitad del plato deberían ser de vegetales y hortalizas.
Un cuarto del plato lo reservamos para las proteínas (vegetales o animales). Si son de procedencia animal, deben ser ecológicas.
El cuarto restante sería para los carbohidratos.
DIME QUÉ COMES Y TE DIRÉ LO QUE NECESITAS
Por naturaleza propia, a pesar de que me encanta comer y siempre he sido una disfrutona, nunca me ha gustado desayunar temprano. He recibido muchas críticas de mi familia por ello, empezando por mi madre, constantemente preocupada porque su niña se alimentara bien. Resulta que esto tiene un nombre: ayuno intermitente.
El ayuno intermitente no consiste en comer menos, sino en ahorrar energía para poder reparar los órganos del cuerpo. Es así de sencillo y tiene toda la lógica. Nuestro sistema inmunitario funciona cuando estamos descansando y si no lo dejamos reposar las horas que necesita, lo debilitamos. Es obvio que cuanto más cuidemos nuestros órganos, más longevos seremos. Siempre digo que me encantaría llegar al menos a los cien años, pero con calidad de vida, si no, mejor que me lleven antes. La vejez estando enferma puede ser muy dolorosa.
En un ayuno normal las células han estado regenerándose durante toda la noche y deberíamos pasar al menos doce horas hasta ingerir un alimento para no interrumpir el proceso. Por suerte, mi cuerpo nunca necesitó un buen desayuno al despertar. La frase «el desayuno es la comida más importante del día» nunca ha ido conmigo, a pesar de que la he escuchado mil veces, pero yo prestaba atención a mi cuerpo.
Así he hecho durante toda mi vida, sin saber que estaba haciendo lo correcto, pero me sentía bien y con muchísima energía. Muchos días solía bajar a Madrid a hacer recados y cuando me daba cuenta eran las 12 de la mañana y no había ingerido nada, pero tenía muchísima energía. Lo intentaba explicar, pero me miraban como si estuviera loca. Ahora nos reímos, incluso mi madre, y es que en este momento de mi vida, en el que conozco los beneficios del ayuno, todo tiene sentido. Creemos que debemos ingerir mucha más comida de la que en verdad
necesitamos.
Nutrirse bien no significa estar todo el día comiendo. Lo ideal es cenar pronto y de vez en cuando intentar hacer dieciséis horas de ayuno. La gran diferencia es que si conseguimos pasar ese tiempo sin ingerir nada, se produce la autofagia, que es el proceso por el cual las células comienzan a alimentarse de sus propias sustancias de deshecho, lo que origina la limpieza del espacio celular. Hablando en plata, «comerse a uno mismo», convirtiendo la basura del organismo en energía para limpiarnos por dentro. Entre otros beneficios, se come la grasa visceral que está pegada a nuestros órganos.
EJEMPLO DE AYUNO DE 16 HORAS
08.30 Café solo o infusión
11.00 Infusión o agua con limón y jengibre
13.30 Primera comida del día (proteína, hidratos y grasas saludables)
17.00 Si necesitas un pequeño snack, toma una fruta y frutos secos
21.00 Última comida del día (proteína y vegetales)
Los hábitos alimenticios los impone la sociedad en la que vivimos. En algunos países, por ejemplo, se cena a las seis y media de la tarde y desayunan a las ocho de la mañana, con lo que se hacen casi catorce horas de ayuno.
Debemos tener en cuenta que es tan bueno nutrirse como dejar de hacerlo el tiempo adecuado.
El ayuno no se hace para adelgazar. Nunca os hablaré ni de dietas ni de kilos. Me
preocupa mucho que la gente esté más interesada en contar calorías que en contar los nutrientes. Pero sí sirve para limpiar el sistema digestivo y aportar más energía al cuerpo.
Transcurrido el tiempo de ayuno, es importante elegir bien los alimentos que vamos a ingerir. Podemos tomar zumos vegetales a primera hora de la mañana. Todo lo que sea líquido no va al sistema digestivo —solo los batidos, porque se digieren—, pero los zumos son buenos para alargar el ayuno si tenemos mucha hambre. Este fue un gran consejo que recibí de mi amiga Mónica Mercadal, del canal «Monwellness».
Por último, hay que tener en cuenta que el ayuno no es recomendable para mujeres embarazadas o lactantes, personas que sufren anemia o aquellas que tengan problemas de salud importantes o que estén bajo tratamiento médico.
Ahora os dejo unos pocos ejemplos de platos con un gran valor nutricional con los que podemos sacar partido tanto a las proteínas vegetales como a los hidratos.
Me preocupa mucho que la gente este más interesada en contar calorias que en contar nutrientes. Nunca hablaré de dietas, son un fracaso.
GARBANZOS CON QUINOA
Ingredientes
Media calabaza
1 cebolla morada
400 gr de garbanzos cocidos
Cuatro tazas de quinoa cocida
Una cucharadita de cúrcuma
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Pimienta al gusto
Elaboración
Sofreímos la cebolla picadita en una sartén con aceite. Troceamos la calabaza y la añadimos. Cuando esté lista, echamos la cúrcuma y salpimentamos. Removemos bien e incorporamos la quinoa y los garbanzos, ambos previamente cocidos. Integramos bien todos los ingredientes, y ¡listo!
ENSALADA
Ingredientes
Lechuga
Pepino
Tomates cherry
Cebolla morada
Zanahoria rallada
Aguacate
Elaboración
Mezclamos bien todos los ingredientes y sazonamos al gusto.
UN DÍA NORMAL…
Os voy a contar cómo empiezo y termino un día normal. Lo primero que hago por la mañana es tomarme un vaso de agua con jengibre y limón.
El zumo de limón activa el agua, facilitando la expulsión de toxinas de nuestro cuerpo. Además, alcaliniza la sangre, las células, los órganos y los tejidos, y destruye las bacterias putrefactas aliviando la inflamación, los gases y el estreñimiento. Contiene bioflavonoides, que fortalecen nuestro sistema inmune, y disuelve cálculos biliares y del riñón.
Este es uno de los métodos más efectivos que conozco para limpiar el hígado, que trabaja toda la noche mientras duermes, acumulando todas las toxinas y deshaciéndose de ellas. Después de tomar el agua con limón es recomendable esperar unos 15 o 30 minutos para desayunar. Si a esta bebida además le añadimos jengibre, estaremos aportando todos los beneficios que tiene esta raíz (ver «Jengibre» en Capítulo quinto. Superalimentos o alimentos de toda la vida. ¿En qué quedamos?).
Después de esos 15 o 30 minutos, me gusta tomarme la fruta entera: papaya, kiwi, frutos rojos... Hay épocas en las que solo tomo zumo de apio (ver receta en Capítulo quinto. Superalimentos o alimentos de toda la vida. ¿En qué quedamos?), que, entre otras cosas, es un gran antioxidante.
Tomando zumos vegetales a presión en frío nos aseguramos de ingerir las vitaminas y las verduras que necesitamos. Solo pongo una fruta, que suele ser la manzana o la granada cuando es temporada.
Tomando zumos vegetales a presión en frío nos aseguramos de ingerir las vitaminas y las verduras que necesitamos.
En verano, uno de mis desayunos preferidos es el zumo de açai, cuyas propiedades ya detallé en el Capítulo quinto, apartado «Superalimentos y alimentos tradicionales». Está lleno de antioxidantes y podemos incorporar las frutas y semillas que queramos. Estos son dos de mis zumos preferidos, que a veces también comparto con Ari.
Después suelo tomar tostadas con pan de trigo sarraceno, pero también podemos hacer tostadas de espelta, mejor si es integral. Otro de mis vicios confesables, ya lo sabéis, es el ghee (más información en el Capítulo quinto. Superalimentos o alimentos de toda la vida), que es ideal para usarlo como sustituto de la mantequilla.
¿Quién se resiste a un pan con mantequilla calentito? Es un placer del que no tenemos por qué privarnos. En ocasiones, lo tomo solo y otras veces con mermelada de frambuesa o frambuesas machacadas, que es lo mismo. No hace falta ponerle ningún aditivo a la fruta, ya que esta es lo suficientemente dulce y se deshace a la perfección para untarla en el pan.
Otra de las mermeladas que más me gustan es la de fresas. Aparte de los innumerables beneficios que aportan, como la vitamina C, manganeso, ácido fólico (vitamina B9) y potasio, las fresas también ayudan a reducir el colesterol, la presión arterial, la inflamación y el estrés oxidativo.
Además, gracias a la chía, uno de los alimentos más nutritivos de nuestro planeta, aportamos fibra, proteínas, ácidos grasos omega-3 y varios micronutrientes.
Por supuesto, también me encantan las tostadas con aguacate y aceite.
O el pan tumaca de toda la vida... El desayuno mediterráneo por excelencia. Las tostadas con aguacate y huevo son otra de mis perdiciones.
Para que el huevo pochado esté en su punto no debemos dejarlo más de 5 o 6 minutos y luego tenemos que pasarlo por agua rápidamente para que no se siga cocinando con el calor residual. Si cocinamos el huevo en exceso, no solo perderá parte de sus nutrientes (proteínas, aminoácidos, antioxidantes, minerales y vitaminas), sino que también se resentirá su sabor.
TORTITAS DE PLÁTANO, HUEVO Y CANELA
También me gusta mucho comer tortitas por las mañanas. Mi preferida es la de plátano, huevo y canela.
Ingredientes
1 huevo
1 plátano
Canela en polvo
Aceite de coco
Elaboración
Mezclamos bien el plátano, el huevo y la canela en la batidora o con un tenedor, como si de una tortilla se tratara, y lo ponemos en una sartén, en la que habremos echado un poco de aceite de coco.
También puedes usar una manzana asada o plátano y manzana asada. En lugar de aceite de coco, podemos poner aceite de oliva, aunque el coco da un sabor a la tortita que me encanta. Las tortitas también las puedes hacer de trigo sarraceno, que son igual de fáciles de preparar.
¿Sabías que las leches vegetales que hacemos en casa multiplican por diez los nutrientes respecto a cualquiera que compremos en el supermercado? Hay muchas, como, por ejemplo, de almendras, avena, anacardos, trigo sarraceno… Os dejo la receta de la leche de almendras, pero, en cualquier caso, si vuestra preferencia es otra, solo habrá que sustituir el ingrediente principal por el que más os guste. El proceso es siempre el mismo.
LECHE DE ALMENDRAS
Me gusta hacerla en casa y es muy fácil de preparar.
Ingredientes
250 gr de almendras
1 litro de agua
Elaboración
Ponemos las almendras, o los anacardos, que es otra posibilidad, en remojo durante toda la noche. A la mañana siguiente retiramos el agua y mezclamos en una batidora las almendras con un litro de agua. Después colamos con un paño o colador.
Los restos de almendras o anacardos los podemos reutilizar para cualquier receta que lleve este fruto seco, por ejemplo, para hacer galletas o una tarta, y así no desperdiciamos nada.
ANTOJOS SALUDABLES
Los llamo así porque, cuando me quedé embarazada, todo el mundo me avisaba de que me daría por el dulce. Por suerte, no tuve ningún antojo de mejillones en escabeche, como había escuchado, aunque es cierto que mi apetito aumentó. Eso de que durante el embarazo son dos los que comen es cierto. Pero no en las cantidades...
Era consciente de que Ari se alimentaba de lo que yo comía, así que decidí crear mis propios antojos saludables, y la verdad es que me fue bastante bien.
Cocinaba postres en casa, que hacían que todo oliera a pan recién hecho o a galletas horneadas. No hay mejor aroma que ese.
TARTA DE MANZANA ARI
Ingredientes
Masa de hojaldre
3 manzanas golden
Para la crema pastelera:
500 ml de bebida de avena (o la que más te guste)
120gr de azúcar de caña integral o xilitol (azúcar de abedul)
25 gr de maicena
1⁄4 de piel de limón
Canela al gusto
Elaboración
Precalentamos el horno a 200 grados. Lavamos las manzanas, les quitamos el corazón y las cortamos en láminas. Engrasamos un molde y lo forramos con la masa de hojaldre. Cortamos el sobrante.
Para la crema pastelera, calentamos la bebida de avena en un cazo, incorporamos el azúcar de caña integral o el xilitol, la maicena y la ralladura de piel de limón
sin dejar de remover. Llenamos el fondo de la tarta con crema pastelera y colocamos encima la manzana laminada. Horneamos durante 20 minutos o hasta que el hojaldre esté dorado.
Cuando saquemos la tarta del horno le añadimos canela al gusto y la dejamos enfriar.
Nota: me permito el azúcar de caña integral porque aporta algunos nutrientes, como la vitamina A, vitaminas del grupo B, minerales y fibras solubles, que hacen que nuestra digestión sea más ligera. Es muy importante que no la confundamos con el azúcar moreno.
De todas formas, debemos tener en cuenta que cualquier edulcorante podemos sustituirlo por el azúcar de abedul o xilitol, del que ya hemos hablado. Este proviene de la corteza del abedul y, aparte de ser cien por cien natural, tiene un índice glucémico bajo.
TARTA DE CHOCOLATE VEGANA
Ingredientes
280 gr de almendras y avellanas
40 gr de cacao puro en polvo
Media cucharada de sal
50 gr de aceite de coco
200 gr de dátiles (12, más o menos)
6 onzas de chocolate negro
Dos tazas de bebida vegetal de arroz
Elaboración
Preparamos la base picando y mezclando las almendras y las avellanas con el cacao y la sal. Añadimos el aceite de coco y mezclamos bien hasta conseguir una masa que pueda usarse como base. Reservamos una parte para poner después por encima.
Para el relleno, batimos la bebida vegetal de arroz y los dátiles hasta que quede una masa suave y bien mezclada. Después añadimos el chocolate derretido y batimos otra vez. Echamos por encima el resto de la mezcla base y metemos en la nevera unas 8 horas, mínimo, para conseguir una buena consistencia.
HIGOS AL HORNO
Elaboración
Precalentamos el horno a 180 grados mientras lavamos muy bien los higos. Horneamos durante unos 30 minutos para que suelten todo su almíbar. Dejamos enfriar y servimos templaditos. ¡Son una delicia para el paladar!
HELADO DE FRESA Y PLÁTANO
Ingredientes
10 fresas congeladas
1 plátano de Canarias en trozos, congelado
2 yogures de cabra congelados o bebida vegetal de coco al gusto (cuanta más pongamos, más cremoso quedará)
Pepitas de cacao con un 85 % de cacao para decorar
Elaboración
Metemos todos los ingredientes en una batidora, y ¡listo! A la hora de servir, recuerda echar las pepitas de cacao por encima. Le darán un aporte de sabor extra.
Me diagnosticaron hipotiroidismo en un análisis rutinario, sin que tuviera ningún síntoma. Era el momento en el que buscaba quedarme embarazada y me estaba haciendo todo tipo de pruebas. Aquel día acababa de salir de una clase de yoga y la verdad es que esos días me sentía con más energía que nunca. Para los que no conozcáis la causa de esta enfermedad, el hipotiroidismo ocurre cuando la glándula tiroides no produce suficiente hormona tiroidea para satisfacer las necesidades del cuerpo. En mi caso, ahora sé que lo padezco desde hace cinco años y si os digo la verdad, hoy, gracias a la ayuda de algunos profesionales, es un trastorno que llevo con bastante naturalidad. El hecho de normalizar una enfermedad nos humaniza, porque nadie es perfecto, y pensé que si compartir mi experiencia puede ayudar a alguien, ¿por qué no hacerlo?
Ese día el médico, cuando vio la analítica, me preguntó: «¿Te sientes cansada?». Le dije que tenía la sensación de que podría correr una maratón. En aquel primer análisis tenía la tiroides descontrolada, tanto que volví a repetir los análisis varias veces hasta que, de repente, escuché: «Tienes una hipo de caballo...». Y tuvimos que darnos por vencidos.
Hoy puedo decir que está regulado y bajo control, pero hasta hace poco desconocía por completo que una tiroides descontrolada podía afectar a tantas cosas. En ocasiones, me siento más cansada de lo normal y ya sé que hay alimentos, como la soja, que no son recomendables. El frío es otro síntoma común. Mi hermana Aída, que también lo padece, solía meterse en el mar sin pensárselo dos veces, pero ahora siente el frío del agua mucho más que antes. En mi caso, el frío no es lo que más percibo, pero de vez en cuando me siento más sensible y cansada.
EL YOGA Y SUS BENEFICIOS PARA EL HIPOTIROIDISMO
En la práctica completa de yoga hay posturas que ayudan a mantener el control de la tiroides. Son las conocidas como posturas invertidas. Para controlar el hipotiroidismo y el hipertiroidismo son buenas las posturas del camello, el arco y la cobra. Hay cinco posturas que aportan beneficios al hipotiroidismo:
Sarvangasana (postura de la vela): con esta postura se estimula la glándula tiroides, ayudando a segregar de manera natural más hormona.
Halasana (postura del arado): variante de la anterior e igualmente beneficiosa para la tiroides.
Sirsasana (postura sobre la cabeza o Pino con tres apoyos): esta postura es, además, beneficiosa para la inteligencia y los conocimientos, ya que el asentamiento sobre el cráneo hace llegar más cantidad de sangre bien oxigenada a todas las células del cerebro. Es decir, los pensamientos se vuelven más claros, la mente se disciplina y se mejora la memoria.
Dhanurasana (postura del arco): también está indicada para hipertiroidismo. Aporta mucha flexibilidad a la columna vertebral, y toda la zona abdominal se ve beneficiada: intestinos, estómago y riñones.
Ushtrasana (postura del camello): funciona también para casos de hipertiroidismo. El sistema digestivo, excretorio y de reproducción se ven beneficiados por esta postura. Cuanta más presión se ejerza de la cabeza contra el cuello y más estiremos los brazos hacia abajo de manera suave y sin movimientos bruscos, más presión estaremos ejerciendo sobre la glándula tiroides.
Por último, me gustaría destacar algunos consejos que me descubrió el doctor Juan Mesa. En primer lugar, recalcar la importancia que tienen las horas de sueño. Acostarse pronto y levantarse temprano es un requisito indispensable para controlar la tiroides.
No menos importante es la gestión de las emociones y los pensamientos. Por eso un buen descanso, la práctica de la meditación, las técnicas de relajación y las diferentes actividades que nos hagan sentir bien serán unos buenos aliados para combatir, o, al menos, mantener a raya, el hipotiroidismo.
Me resulta muy complicado hablar de la maternidad en tan solo unas cuantas páginas... Este capítulo es, sin duda, el más difícil, por ser el más personal y porque me hará revivir muchos momentos no solo de felicidad sino también de tristeza. Por ello os hablaré desde los sentimientos más sinceros y honestos, aunque a veces la verdad duela.
Cuando me propusieron escribir este libro, me pidieron que tratara a fondo el asunto de mi maternidad. En ese momento yo era una madre con un bebé de seis meses y me parecía que carecía de experiencia para poder hacerlo. He esperado a los últimos capítulos para recopilar bien todo lo aprendido, aunque tengo que reconocer que la maternidad es una carrera de fondo y nunca se deja de aprender. Podría escribir un par de libros solo con lo que he vivido en estos dos años, que han estado llenos de cambios tan duros como maravillosos.
Lo primero que quiero dejar claro es que para mí no hay reglas para ser madre. Los niños no vienen con un libro de instrucciones, por tanto, nada puede ser juzgado, nada está bien ni mal. Si una madre está convencida de que algo es bueno para su hijo, nadie debe hacerle creer lo contrario. Otra cosa es que haya ciertas prácticas que beneficien más al bebé, que ya esté estudiado científicamente, pero mi consejo es que cada madre se guíe por su instinto y haga lo que le diga el corazón.
INSTINTO MATERNAL
El instinto maternal es una fuerza interior que experimentan la mayoría de las mujeres en algún momento de su vida. A algunas les llega en un momento concreto, y a otras no les llega nunca. Y no pasa nada... En mi caso, desde que tenía cinco o seis años comencé a experimentar ese sentimiento, sentía especial debilidad por cuidar de los más pequeños. En el colegio siempre me ofrecía a ocuparme de ellos en clase, o eso creía yo, porque en realidad todos teníamos la misma edad, aunque al haber nacido en enero había una pequeña diferencia.
Cuando aún iba a la guardería, me sentaba en la fila de atrás para salir deprisa cada vez que algún niño iba al baño. Me gustaba acompañarle y ayudarle a limpiarse el culo, literalmente. A la mayoría de las niñas les daba asco, pero a mí me gustaba echarles una mano y ellos se dejaban como si nada. Ahora, mirando atrás, supongo que eso me agradaba porque me hacía sentir útil y muy mayor. Es verdad que era la mayor de la clase y quizá por eso sentía que era más capaz que el resto de ayudar a los niños que más lo necesitaban. Estaba claro que aquello era vocación.
El instinto maternal es una fuerza interior que experimentan la mayoría de las mujeres en algún momento de su vida.
Mis padres se separaron cuando tenía nueve años. Fue un golpe muy duro que
marcó una adolescencia difícil. Este hecho fue fundamental en mi vida a la hora de visualizar mi futuro. Deseaba tener mi propia familia porque desde siempre he añorado los viajes, las comidas y las celebraciones familiares con mi hermana Aída y mis padres juntos. Aún hoy, con treinta y ocho años, siento pena por no haberlo podido disfrutar. Por ello iro muchísimo a los padres que se separan y siguen teniendo una vida familiar. Esa unidad, aunque pueda transformarse, no debería romperse nunca por el bien de los niños, siempre que las circunstancias lo permitan. Por tanto, después de mi experiencia personal, lejos de no creer en el amor y en la familia, tener un hijo y formar mi propia familia han sido la mayor ambición de mi vida.
Agradezco todo lo que he vivido porque cada experiencia del pasado me ha convertido en la persona que soy hoy.
UNA CARRERA Y UN OBJETIVO
Me fui de casa a estudiar a Madrid cuando tenía diecisiete años. Y lo hice en contra de mi voluntad, porque me sentía muy arraigada a mi tierra. Aun así, el cambio era necesario y mi madre decidió enviarme fuera una temporada. Siempre fui una niña bastante rebelde, a la que le gustaba estar en la calle, y mis amigos solían ser mayores que yo. Pero también era una de las alumnas más queridas por los profesores. Era una rebelde sin causa, pero con muy buen corazón, decían de mí. También destacaban que solía comportarme como la «mami» de la clase, como ya os he contado. Esto duró toda mi adolescencia. Siempre intentaba solucionar los problemas de mis compañeros. Creía tener en mi mano la solución para todo... La complicada separación de mis padres me volvió aún más rebelde, y en alguna ocasión me fui de casa sin permiso e hice otras gamberradas por el estilo, por eso intentaba ayudar a otros niños con padres separados, o al que marginaban por llevar gafas o ser más tímido. Al tener amigos mayores en otros cursos todos me respetaban y eso me permitía poner orden en clase de alguna manera.
Todas esas experiencias hicieron de mí una mujer fuerte y echada para adelante. Agradezco todo lo que he vivido porque cada experiencia del pasado me ha convertido en la persona que soy hoy.
Después de estudiar COU en Madrid, decidí viajar por el mundo. El fotógrafo Bruce Weber me escogió para una gran campaña de moda (Abercrombie & Fitch) y empecé una carrera que nunca imaginé, porque nunca fue mi sueño, ni siquiera había comprado una revista de moda en mi vida; en el futuro solo pensaba en estudiar psicología, pero, sin embargo, sin buscarlo, se convirtió en mi forma de vida.
Pasé quince años trabajando muchísimo y recorriendo el mundo. Poco a poco
logré ahorrar, porque mi objetivo seguía siendo esa gran familia que en algún momento quería formar. Y deseaba una casa con jardín, eso también lo tenía claro. Era mi sueño. Durante años, acepté todas las ofertas de trabajo que me hacían, enlazaba un desfile con el siguiente sin apenas descanso, en mi vida no había días de fiesta... El trabajo salía cuando salía y las campañas no entendían de bodas ni bautizos. Me perdí muchas cosas importantes, pero era el precio que tenía que pagar si quería seguir en esta profesión y labrarme un futuro que me permitiera no depender de nadie. Esa fue otra de las lecciones que aprendí de la separación de mis padres. Ser independiente económicamente era una fijación que no me quitaba de la cabeza, y como todo lo que me he empeñado en mi vida, lo logré con mucho trabajo antes de lo que había imaginado.
Después de unos cuantos años, pude comprar mi casa, con jardín y cinco habitaciones, sala de cine y un huerto precioso... En aquel momento ni siquiera tenía novio, pero aquella casa la había comprado para vivir con mi futura familia. Había materializado mi sueño y tenía todo listo para cuando llegara el momento.
Eso fue hace quince años...
Hoy vivo en el centro de la ciudad. La vida tiene siempre una divertida manera de mostrarnos que, por mucho que planeemos y soñemos, ella nos lleva por donde quiere. Aun así, disfruté mucho de aquella casa. Viví con mi hermana Aída durante unos años y luego con el padre de mi hija. Fue una época muy bonita.
Cuando cumplí treinta y tres años, sentí que había llegado el momento del cambio. El deseo de ese amor que había guardado durante tanto tiempo estaba a punto de explotar. Sentí en las tripas que estaba preparada para ser madre. El corazón me lo pedía a gritos. Parecía que estaba todo listo: Pepe y yo llevábamos juntos ocho años, teníamos la casa, no tenía problemas de dinero, pero las cosas no suceden cuando uno quiere, sino cuando tienen que suceder. Y la vida me dio
un par de lecciones...
EMBARAZO, HIPOTIROIDISMO Y PÉRDIDA
Nos costó tanto decidir cuándo era el momento perfecto que la vida sin duda se convirtió en nuestra gran maestra. A los treinta años, cuando estaba en plena vorágine de mi carrera y recogía los frutos de mi intenso trabajo, no creía que fuera el momento de parar. Por si fuera poco, recibía más ofertas de trabajo que cuando tenía veinte años, y siempre me rondaba en la cabeza la idea de que la carrera de modelo acaba muy pronto y que, por tanto, hay que aprovechar el momento. Ahora creo que eso de aprovechar el momento es una tontería porque el tiempo no vuelve.
Un día me di cuenta de que la vida se me estaba pasando sin lograr lo que más deseaba. Fue entonces cuando Pepe y yo decidimos que había llegado el momento. Sabíamos que los proyectos profesionales no pararían y era consciente de que solo yo podía parar la espiral.
Me sentía bien, con más energía que nunca. Había trabajado sin parar durante quince años y mi futuro estaba asegurado. Era una mujer muy feliz y sabía que era el momento de quedarme embarazada. Sin embargo, este deseo se hizo esperar.
El primer año no lo conseguí, pero no me extrañó demasiado. Entraba dentro de la normal. Sabía que aquello llevaba su tiempo, pero después de un año comencé a preocuparme y decidí hacerme unos análisis. Fue entonces, como os he contado en el anterior capítulo, cuando descubrí que tenía hipotiroidismo, y supe que había aparecido seis meses antes, aunque no le había dado importancia.
Los médicos me dijeron que debía regular la tiroides antes de quedarme embarazada. Si no lo hacía así, existía el riesgo de tener un embarazo complicado e incluso peligroso.
Durante este proceso, el hipotiroidismo se convertía en hipertiroidismo cuando me pasaba con la medicación, y otras veces me quedaba corta... Así pasó un año, hasta que al final conseguimos compensar y equilibrar los niveles de TSH, que es la hormona estimulante de la tiroides.
Finalmente me dieron luz verde y me quedé embarazada más o menos un año después. Sin embargo, a los dos meses y medio tuve un aborto. Fue muy doloroso. Era Navidad y recuerdo que tuvimos que cancelar el viaje a Canarias porque debían hacerme un legrado el mismo día 23 de diciembre, cuando se suponía que debía estar en Canarias celebrando una fecha tan especial. Tenía tantas ganas y tantos planes que no fue nada fácil asumir aquella pérdida.
Comencé a superarlo cuando entendí que aquella pérdida era parte del camino. Quiero destacar la ayuda que recibí de muchas mujeres que me contaron sus experiencias, parecidas a la mía. Gracias a todos esos testimonios, la pena se hizo más llevadera y recuperé la esperanza. Pude manejar la situación con normalidad. A fin de cuentas, ¡me había quedado embarazada! Eso era algo que nadie me podía quitar, y estaba convencida de que me volvería a pasar.
Comencé a superarlo cuando entendí que aquella pérdida era parte del camino.
Nunca sabré con certeza cuál fue la causa de aquel aborto, pero otro médico al que acudía, Juan Mesa, me dio una pista: el perejil. No había pensado en la gran cantidad que ingería semanalmente de esta especia. Después de mucho investigar con Juan, parece ser que algo tuvo que ver. Los sábados solía prepararme un riquísimo hummus con vegetales y ensalada tabulé. Dos platos de lo más saludables. La ensalada tabulé es un plato libanés que consiste, entre otros ingredientes, en perejil bien picado, tomate, cebolla y zumo de limón. Está buenísima y es muy nutritiva, pero ignoraba la cantidad de historias que afirman que está contraindicada durante el embarazo.
Cuando comencé a leer sobre el tema, descubrí que el consumo abundante de perejil era un método que utilizaban las indígenas para abortar de forma natural y evitar así tener hijos que, como ellas, serían esclavos. Algunas lo hacían ingiriendo mucha cantidad de perejil, pero otras se introducían directamente el tallo en el útero, lo que en muchos casos ha supuesto la muerte de la madre.
Así que si alguna de mis lectoras está embarazada, por favor, ¡mucho cuidado con el perejil!
UNA NUEVA OPORTUNIDAD
Durante los días después del legrado, mis hormonas se volvieron locas y a menudo me sentía extremadamente triste y decaída. El consuelo que recibía de otras mujeres que ahora eran madres felices me ayudaba a continuar y estaba convencida de que mi momento llegaría. Se trataba de tener paciencia. Por suerte, me quedé embarazada tres meses después de que me dieran luz verde, una vez pasada la cuarentena.
El primer embarazo es muy especial, sobre todo si es tan deseado. En mi caso, el embarazo ha sido el mejor estado en el que me he sentido en mi vida. Llevar una vida dentro de mí se convirtió en algo mágico. Me gustaba todo lo que me estaba pasando: me sentía con muchísima energía y comencé a relativizar todos los problemas. Era feliz incluso en los momentos más duros.
Es cierto que apenas tuve malestar, ni vómitos, ni antojos, ni dolores. Engordé catorce kilos, e incluso me caí un par de veces hacia delante por el peso y por mi enorme barriga. Pero, en general, tuve un embarazo bueno.
En mi caso, el embarazo ha sido el mejor estado en el que me he sentido en mi vida.
Al final, pasé una etapa difícil. Ingresaron a mi padre, aunque, por suerte, salió adelante. Poco después enfermó mi abuela y a la preocupación se añadió el inconveniente de que no podía ir a visitarla al hospital por si me contagiaba
algún virus. Todos sabemos que en los hospitales se expanden con mucha facilidad y, por si fuera poco, mi abuela estaba ingresada en la planta de neumología, la más crítica para una embarazada. ¡Qué días tan duros! Lo recuerdo y aún se me pone la piel de gallina. La vida y la muerte se miraban cara a cara con las dos personas más importantes de mi vida: mi hija estaba a punto de nacer y mi abuela, que era como una madre para mí, luchaba por seguir viviendo y conocer a Ari, esa era su mayor preocupación. Mis sentimientos eran contradictorios, pero, aun así, me sentía fuerte. Algo en mí me conectaba con un poder superior. Seguramente, sin Ari dentro de mí no habría tenido esa fortaleza.
MI ABUELA
encarnaba todo lo que entendemos como familia, con todas sus letras. Era madre, abuela, consejera y un apoyo fundamental. Deseaba con todas mis fuerzas estar con ella, darle la mano y acompañarla en su enfermedad, pero la responsabilidad hacia Ari era aún más fuerte que ese deseo. Ari era lo más importante. Quería dar a luz pronto y que mi abuela cumpliera su deseo de conocerla y darle la mano.
PLAN DE PARTO
Cuando se acercaba el momento del parto me surgieron muchas dudas. Por un momento pensé en dar a luz en casa. Había visto numerosos partos de ese tipo y me parecía que, si lo hacía así, mi hija nacería de una manera más sencilla, íntima y natural. Pero temía que surgiera alguna complicación. No quería correr riesgos y, aunque el parto no fuera tan idílico, preferí la seguridad de una clínica. Estaba en juego no solo mi vida, sino la de mi hija.
La matrona que venía a casa me dijo que también podía dar a luz en la clínica y hacer un plan de parto para estar más tranquila. Yo no sabía que eso existía, pero la matrona me habló de ello y me lo explicó. Así que fui adelante con el plan de parto. Poder decidir cómo me gustaría que fuera el parto me ayudó a empoderarme y me dio mucha paz. Desconocía que teníamos tanto poder sobre nuestro parto y que podemos decidir el modo en que queremos que sea ese momento tan especial. Aunque, claro está, si las cosas se tuercen, te pones en manos de los médicos y punto, pero si todo va bien, poder decidir algunas cosas me parecía muy importante. Era consciente de las complicaciones que pueden surgir, pero me visualizaba empujando y cogiendo en mis brazos a Ariadne. En mi plan de parto, las pautas eran claras y quería que mi forma de entender ese momento tan íntimo se respetara.
Me preocupaba mucho que la niña no pudiera coger el pecho nada más nacer. Ya es bastante shock que te saquen de ese lugar tan calentito en el interior de tu mamá. Quería que, al menos, el cambio fuera lo menos traumático posible para ella. Por eso pedí que en cuanto cortasen el cordón me la pusieran encima y que no la tocaran más —no quería que la bañaran ni la limpiaran— hasta que hubiera pasado dos horas conmigo tomando el pecho. Y si era posible, queríamos ser su padre o yo misma quienes la sacáramos. Aquí descubrí que pesar al recién nacido nada más nacer es indispensable, pero todo lo demás que se suele hacerse por costumbre no es estrictamente necesario realizarlo al instante. Se puede esperar. Además, las madres podemos pedir que, cuando se lleven al bebé, lo
acompañe el padre o el familiar que haya estado contigo en el parto. Si las cosas van bien, todo esto se puede hacer como la madre desee.
EL PARTO
El 23 de diciembre salía de cuentas, pero me puse de parto el día 29 a las tres de la madrugada. Ese día habían venido mis primos a casa y recuerdo que estaba deseando que se fueran porque me moría por comerme un trozo de la pizza que había preparado para cenar.
En cuanto di el primer mordisco, ¡empezó la revolución dentro de mí! Comencé a sentir que la barriga se me ponía dura durante unos segundos y que después se relajaba. Así que tenía tiempo de dar otro bocado... Me puse un poco nerviosa, pero no estaba segura de si realmente lo que estaba sintiendo eran las primeras contracciones. De repente, aquello empezó a acelerarse y entonces supe que sí, que todo se ponía en marcha. ¡Había llegado la hora!
Me habían aconsejado que aguantara en casa todo lo posible para no pasar tanto tiempo en el hospital. Sin duda, un buen consejo, pero en ese momento se me vino a la cabeza la imagen de la mujer embarazada gritando a punto de dar a luz en el coche... ¡Cuánto daño nos ha hecho el cine para según qué cosas! Pero claro, eso lo pienso ahora. En ese instante decidimos ir al hospital antes de que los dolores empezaran a ser insoportables.
Cuando me sentaron en la camilla y tocaron el cuello del útero, tenía solo un centímetro de dilatación. ¡No me lo podía creer! Pensaba que ya estaría preparada para dar a luz, pero me equivocaba. Entonces vino la enfermera y, con mucha tranquilidad, me hizo la pregunta del millón: «¿Quieres que te demos una habitación o prefieres irte a casa?», mientras a mí me temblaban las piernas.
¿Qué debemos hacer en ese momento?
A pesar de que me habían aconsejado que si me encontraba en esta situación volviera a casa, pensé: «¡Cómo me voy a ir a casa con estos dolores! ¡Se han vuelto locos! ¡Esta gente está demasiado tranquila!». Ahora sé que están acostumbrados a ver mujeres que se pasan días dilatando, y como no se sabe cuánto tiempo tardaremos cada una, mejor estar en casa... Sin embargo, el hospital me daba seguridad, y no olvidemos que era madre primeriza. Pasé tres días —¡sesenta horas!— con contracciones, sin dormir, tomando duchas de agua caliente y haciendo ejercicios con la pelota de pilates en la habitación. Recuerdo que llegué a desplazarme a rastras por el pasillo de la planta por el dolor inaguantable que sentía.
La madrugada del 30 de diciembre se me pasó por la cabeza la posibilidad de que me sacaran al bebé de una vez, aunque fuera con cesárea porque los dolores eran insoportables. La enfermera que estaba de guardia esa noche me recordó, en tono de burla, que yo había hecho un plan de parto en el que constaba que quería dar a luz de forma natural. Para más inri esa noche la enfermera no se encontraba bien y estornudaba sin parar, lo que me hizo sentir un poco incómoda y, para colmo, estaba de muy mal humor, lo que no me ayudó en absoluto. Las palabras que empleó para recordarme lo que yo había pedido en mi plan de parto y, sobre todo, su tono, me resultaron hirientes, como si me estuviera diciendo que estaba teniendo lo que me había buscado. Me dieron ganas de matarla... Todas las personas que me habían atendido habían sido encantadoras, pero estaba claro que aquella enfermera no tenía su día. Pepe miraba para otro lado, supongo que para no estrangularla, y yo me sentía absolutamente débil. Estaba destrozada. No tenía ganas de pelear, así que tan solo le dije que había hecho ese plan de parto antes de pasar tres días con contracciones, que podía cambiar de opinión porque estaba en mi derecho y que, por favor, llamara a mi médico.
El doctor le dijo que me diera una medicación para que aguantara unas horas más hasta que él llegara a las siete de la mañana. El 31 de diciembre por la mañana, cuando el médico se presentó en mi habitación y me vio la cara desencajada, me dijo: «Hoy vas a dar a luz, dilates o no». Después de tres días con contracciones, ¡solo había dilatado tres centímetros!
Poder estar piel con piel durante un par de horas — antes de que la pesaran— fue fundamental para que Ariadne agarrara bien el pecho.
No quería una cesárea por nada del mundo, pero también sabía que no podría soportar otra noche más con aquellos dolores. De modo que me relajé y, como por arte de magia —o gracias a los mil ejercicios que había hecho con la pelota de pilates, de un lado a otro, arriba, abajo, solo me faltó tirarla por la ventana... —, empecé a dilatar a las siete de la tarde. Finalmente, a las nueve de la noche me puse de parto. ¡No me lo podía creer!
Debido a mi escoliosis, la epidural me daba miedo. Pero todo fue perfecto. Por un momento pensé que la anestesia era lo mejor que me había ocurrido en la vida. El dolor bestial desapareció y volví a ser persona. Todo me parecía maravilloso, hasta que entró el doctor y entonces mi cuerpo se puso a temblar. La fiebre me subió a 39 grados. Todos los miedos que no había tenido durante diez meses salieron de golpe, como una bofetada. Le dije: «No puedo dejar de moverme; mi cuerpo se mueve solo». Y como buen canarión me contestó, textualmente: «¡Oh!, mi niña, es que parir duele».
Miguel Ángel Barber es mi ginecólogo, y lo adoro, porque me cuidó y guio como necesitaba. Con ese carácter tan particular y sincero que tiene, se colocó delante de mí para ver cómo estaba el cuello y le dijo a Pepe: «Pero, mira, si ya está aquí la niña. Puedes tocarle la cabeza». Y, dirigiéndose a mí, añadió: «Vamos, mi niña. Esto ya está hecho. A la de tres, ¡empuja!».
En ese momento, sin más, empecé a empujar y tanto los temblores como los nervios desaparecieron como por arte de magia. ¡Pim, pam, pum! En tres empujones Ari ya estaba con nosotros. Pepe la sacó y me la puso encima. Ari se agarró al pecho directamente. Aquello era el milagro de la vida.
Quiero agradecer al doctor Barber su ayuda durante este viaje tan duro pero lleno de magia, así como a nuestros matrones, Manolo y Gemma, que nos acompañaron aquellos días. Su ayuda fue fundamental para llegar hasta aquí. Ellos hicieron que la espera fuera un camino más fácil, siempre desde el amor y la comprensión.
Poder estar piel con piel durante un par de horas —antes de que la pesaran— fue fundamental para que Ariadne agarrara bien el pecho. Se aferró a él como un animal y me miraba con ojos tranquilos. Yo no paraba de decirle: «Ya estás en casa, mi amor. Finalmente, estás aquí con nosotros». Estaba segura de que nada podría consolarla más que estar en mis brazos y al lado de su padre.
Me habían dicho que los bebés, cuando la madre se pone la epidural, están medio dormidos. Sin embargo, Ari salió en busca de alimento como una bestia. Después estuvo otro rato largo con su padre en el pecho, y así pasamos más de dos horas, antes de ir a la habitación, donde nos esperaban mi madre y mi hermana. Quedaban solo unas horas para las campanadas de año nuevo, y allí tomamos las uvas. Mientras Ari seguía mamando, nosotros celebramos cada campanada como nunca lo habíamos hecho.
Me siento afortunada por haber podido planificar bien mi parto y por conocer nuestros derechos. Las primeras horas de vida de Ari con su padre y conmigo fueron muy emocionantes y necesarias para los tres. Queríamos un parto íntimo y unos días de tranquilidad, y por eso no avisamos a nadie. Buscábamos estar juntos y disfrutar de cada momento. Empezábamos una nueva etapa. Pepe y yo entramos en la clínica siendo un par de novios emocionados y cuando salimos ya éramos una familia. La emoción estaba a flor de piel cada segundo.
Cuando salí de la clínica, lo primero que hice fue ir a ver a mi abuela al hospital. Me moría de ganas de abrazarla, de contarle cómo había ido todo, cómo era Ari y lo emocionada que me sentía. Por suerte, ella ya no estaba en estado crítico. Parecía que las dos habían cobrado vida. Ella quería darle un beso a Ari, pero, lógicamente, yo no podía llevarla al hospital. Pedimos permiso para trasladar a mi abuela en camilla hasta el garaje del hospital y acercar a Ari hasta allí con el coche, pero rápidamente nos dimos cuenta de que era una locura. Ariadne tenía solo unos días y mi abuela seguía con líquido en los pulmones. Demasiado riesgo para las dos.
Cada noche le pedía a la vida poder disfrutar, aunque solo fuera un día, de mi abuela y de mi hija juntas. Deseaba que mi abuela conociera a su bisnieta, pues de ese modo, cuando se fuera, se iría en paz. La vida fue muy generosa y nos la dejó un año y medio más. Mi abuela llegó a ver a Ari corriendo por el pasillo y escuchó sus primeras palabras.
Tras dar a luz, nuestro cuerpo necesita un tiempo para volver a su anterior estado, por eso lo primero que debemos hacer es concienciarnos de que este es un proceso lento y debemos tener paciencia. No te desesperes. El útero y los músculos abdominales deben regresar a su sitio, las hormonas reajustarse, el pecho, la piel… todo sufre. Mi consejo es que cada vez que estés triste, te centres en la carita de tu hijo y te sientas orgullosa por lo que has creado. Dale las gracias a tu cuerpo y trátalo con cariño porque el enano que ahora está corriendo por casa es un milagro de la naturaleza, no lo olvides. Intenta dormir cuando tu hijo duerma. El cansancio a veces hace que veamos todo más oscuro. Y, sobre todo, déjate ayudar por la gente que tienes alrededor, no has de demostrar a nadie que puedes con todo, aunque puedas. No pienses tanto y disfruta del momento, todas las etapas tienen su parte buena y su parte peor. Para lo bueno y para lo malo, todo pasa muy rápido. Confía en que todo llegará de forma natural.
La recuperación después de dar a luz es algo que nos ha preocupado siempre, antes, durante y después del embarazo. Es una incógnita para todas y el comentario más habitual entre nosotras es, ¿cómo lo han hecho otras mujeres para encontrarse tan bien en tan poco tiempo? Pero nos olvidamos de que lo que vemos siempre no es la realidad. No deberíamos comparar nunca nuestro cuerpo ni nuestra vida con la de nadie, ese es un gran error que cometemos con frecuencia.
La diferencia que existe entre la recuperación de unas mujeres y otras depende de muchas cosas, como, por ejemplo, del tipo de parto que hayamos tenido (cesárea o parto natural), la alimentación, el ejercicio y los cuidados que se hayan hecho antes y después del embarazo. Todo influye y, por supuesto, la genética también, pero no hay truco alguno, todas sufrimos grandes cambios físicos y psíquicos en mayor o menor medida.
Para lo bueno y para lo malo —sobre todo, para lo bueno—, somos seres únicos y hay que empezar por conocerse a uno mismo, respetarse y amarse siempre. Este es un principio fundamental para avanzar como individuos, debemos ser siempre nuestra mejor versión. Además, hay que ser honestos: tiene mucho más mérito traer un hijo al mundo que recuperar la figura en un par de meses. Deja de lamentarte por lo que no tienes y alégrate de lo que tienes. Olvida las prisas y disfruta del momento.
La naturaleza es sabia y para mí una muestra de ello ha sido la recuperación a través de la lactancia. Sin duda, darle el pecho a Ari durante un año y medio creo que fue clave.
BENEFICIOS DE LA LACTANCIA
Cuando decidí darle el pecho a Ari no sabía muy bien a qué me enfrentaba. Solo sabía que la idea de amamantar a mi hija me parecía apasionante. Yo misma le daría el alimento que necesitaba, es decir, me convertía en una especie de «oro líquido» para ella. Pero pronto descubrí que no todo era tan bonito e idílico como imaginaba... Aun así, tengo clarísimo que fue lo mejor para las dos. Superados los obstáculos, el vínculo que creamos y los beneficios que le ha aportado a su salud han compensado todo el sacrificio.
Como ya os he contado, Ari salió de las manos de su padre y, en cuanto me la puso encima, se enganchó al pecho como un monito. Gracias a su olfato, Ari llegó al pezón y empezó a succionar. Los primeros días, de las mamas solo sale el calostro, esa leche amarillenta y espesa que es fundamental para sus defensas. El agarre del pecho debe ser comprobado por un profesional para garantizar un inicio adecuado de la lactancia. Aunque te hayan dicho que no hay problemas con el agarre, es recomendable asegurarse de que nuestro hijo succiona bien. En mi caso, Ari comenzó a coger el pecho más o menos bien, pero, sin duda, la ayuda de la especialista en lactancia fue fundamental.
En ocasiones me han preguntado por qué elegí darle el pecho a Ari sabiendo que se me estropearía y que me haría perder independencia. En cierto modo eso me preocupaba, pero en mi opinión la lactancia es mucho más que alimentar. Es una relación física y afectiva. Es o frente a la soledad, consuelo frente a la tristeza, seguridad para descubrir el mundo, anestesia para el dolor... Y también es un complejo sistema de protección inmunitaria. Como dice el doctor Carlos González, la lactancia, además, alimenta. En ningún momento tuve dudas sobre este asunto.
Quizá la lactancia no es la mejor opción para todas las madres, pero sí lo es para todos los bebés. Hace poco leí un artículo del nutricionista Julio Basulto titulado «Lactancia materna: deliciosa conexión entre la inmunidad de la madre y la del bebé». En él hay datos muy interesantes, como que está demostrado que «existen numerosas patologías que podrían prevenirse gracias a la combinación de los múltiples factores bioactivos presentes en la lactancia materna». Es decir, la lactancia materna podría considerarse «un sistema de comunicación entre la inmunidad de la madre y la del bebé».
Según datos de la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP), «en los cuarenta y dos países en desarrollo, en los que se producen el 90 % de las muertes de niños a nivel mundial, la lactancia materna exclusiva durante seis meses y la combinación de la lactancia con alimentos complementarios después del año de vida del bebé son las intervenciones más eficaces, y tienen el potencial de prevenir más de un millón de muertes infantiles por año, lo que equivale a la prevención del 13 % de la mortalidad infantil en el mundo».
Quizá la lactancia no es la mejor opción para todas las madres, pero sí lo es para todos los bebés.
La lactancia materna proporciona una protección notablemente superior a la artificial frente a las enfermedades diarreicas y las infecciones respiratorias del niño, principales causas de mortalidad en las poblaciones con escasos recursos económicos. En 1993, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que cada año podrían evitarse 1,5 millones de muertes de niños mediante una lactancia materna eficaz. Por otra parte, en algunos países de altos ingresos muchas madres dejan la lactancia antes de lo que desean. Aunque alrededor del 80 % de las madres deciden amamantar a sus hijos, solo el 36 % continúa a los seis meses del parto. Los culpables son la cantidad de falsos mitos que existen, como que la leche materna después de los seis meses no alimenta lo suficiente a
su recién nacido. Eso hace que las madres pierdan confianza en sí mismas.
En definitiva, en mi opinión, la leche materna no tiene comparación con la de fórmula. Y, por si fuera poco, dar el pecho influye en una pronta recuperación tras dar a luz.
Beneficios físicos, psicológicos y ¡económicos!
En mi caso, lo más importante, además de por supuesto la salud, fue el vínculo que se creó con Ari.
Está estudiado que la lactancia aporta una recuperación mucho más rápida. El útero vuelve antes a su tamaño y ayuda a reducir el sangrado del posparto.
La lactancia ayuda a perder el peso ganado durante el embarazo porque se queman calorías para fabricar la leche y, además, nuestro cuerpo extrae la grasa de la leche materna de los depósitos acumulados durante la gestación. De hecho, se calcula que una mujer lactante consume unas 550 calorías al día para producir la leche que necesita su bebé. Además, moviliza las grasas de reserva acumuladas durante el embarazo, especialmente alrededor de los muslos y de las nalgas. Según numerosos estudios, las madres que dan de mamar pierden el doble de peso que las que no lo hacen. Aunque, por supuesto, la alimentación también influye.
Tanto por el cansancio como por comer a deshoras se puede caer en la tentación de ingerir alimentos hipercalóricos, lo que impedirá la pérdida de peso. También
existe la posibilidad de que se haya producido un cambio hormonal, y en ese caso debería consultarse con el médico. Entre un 3 y un 16 % de las mujeres padecen tiroiditis posparto, que consiste en que se entra en una fase de pérdida de peso por un hipertiroidismo transitorio, y después en otra de hipotiroidismo, entre cuyos síntomas están el cansancio, el aumento de peso y la depresión (en muchas ocasiones es motivo de la llamada «depresión posparto»). Este trastorno se regula de forma natural a los doce meses del parto.
La liberación de las hormonas oxitocina y prolactina que se produce con la lactancia actúa como antidepresivo. Aporta calma y reduce el estrés y la presión sanguínea. Por eso hay un menor riesgo de sufrir depresión posparto. Yo me sentía muy cansada, pero más plena que nunca.
La lactancia, además, es muy cómoda, porque llevas el alimento siempre contigo, y te permite atender la demanda del bebé con mayor rapidez.
Está demostrado que las posibilidades de sufrir cáncer de pecho y ovarios disminuyen con la lactancia.
Y, por si fuera poco, no te gastas un duro, lo que te permitirá ahorrar para el futuro.
Hay mujeres que no lo han conseguido por diferentes circunstancias y no hay que castigarlas por ello. El amor y cariño de una madre son igual de importantes que su alimento. Nuestros hijos necesitan madres felices, y si la lactancia se convierte en un sufrimiento, no te compensa ni a ti ni a tu hijo, pero vale la pena intentarlo con un profesional porque si todo va bien es un regalo lleno de salud para los dos.
Hay situaciones dignas de iración, como el conocido caso de Tita, que saltó a los medios. Tras superar dos cánceres de mama y una mastectomía radical en su pecho izquierdo, consiguió amamantar a sus tres hijos con su otro pecho. Las mujeres como Tita son auténticas guerreras.
¿CÓMO NOS PREPARAMOS? ¿QUÉ DEBEMOS SABER?
Lo primero es contar con un buen especialista. O con más de uno si hace falta. Hay médicos que aconsejan dejar de dar el pecho en cuanto surge el menor problema, pero la mayoría de las veces esto se puede solucionar fácilmente si se sigue el consejo de un especialista en lactancia. Quiero compartir con vosotras algunas de las direcciones donde podéis acudir para recibir ayuda inmediata y solucionar cualquier problema relacionado con la lactancia:
LIGA DE LA LECHE MATERNA http://www.laligadelaleche.es/
AEPED (ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE PEDIATRÍA) https://www.aeped.es/
VÍA LÁCTEA www.vialactea.org Atención telefónica: 616 56 45 72 (Carmen) y 610 63 93 25 (Silvia).
FEDALMA http://www.fedalma.org/
DIETA Y CUIDADOS
Durante la lactancia es importante llevar una dieta equilibrada, eso es obvio. Hay que consumir mucha fruta, verdura, proteínas de calidad y evitar el alcohol y los productos procesados. No hay que olvidar nunca que todo lo que la madre coma lo comerá el bebé.
Hay varias cosas que debemos saber:
¡Cuidado con los pescados grandes! Tienen un alto contenido de mercurio.
Los alimentos que ingiere la madre modifican el sabor de la leche. Así, si tomas una gran variedad de alimentos, las sensaciones gustativas del bebé se estimularán y serán «niños acostumbrados a diferentes sabores mucho antes de ingerirlos directamente». Esto nos ayudará a que la alimentación complementaria sea más fácil.
No se recomienda lavar el pecho en cada toma, porque el jabón y el alcohol destruyen la protección natural que aportan las pequeñas glándulas que rodean la aureola y puede aumentar el dolor en el pezón. Es suficiente con la ducha diaria. Tampoco se recomienda usar colonias o cremas con olor, porque el olfato del bebé es la única forma que tienen de reconocerte.
Es importante empezar la lactancia dentro de la primera hora tras el nacimiento para aprovechar el tiempo de alerta máxima del recién nacido y su mayor
instinto de succión. Si se tienen dudas sobre el agarre al pecho del bebé y/o aparecen grietas, es conveniente que, antes de salir del hospital, se pida a la matrona, al pediatra o al personal especializado que observe una toma para que corrija un posible mal agarre.
Para las grietas lo mejor es usar la propia leche, que nos sirve para cicatrizar. Si el dolor al amamantar es muy intenso, se puede realizar la extracción de leche hasta que la grieta cicatrice.
Como extractor de leche, recomiendo, sin duda, el doble. Es un poco más caro, pero requiere la mitad de tiempo. No olvides comprar el sujetador para la extracción doble pues así no necesitarás las manos para aguantar el biberón. Ahorrarás tiempo y podrás leer, llamar por teléfono e incluso trabajar.
EXPERIENCIA PERSONAL
Los primeros días en la clínica, con la ayuda de las especialistas en lactancia, fueron perfectos. Desde que Ari se agarró al pecho hasta que salimos de la clínica todo iba bien. Recuerda que los tres o cuatro días después del parto, los bebés solo toman el calostro. El momento clave llegó cuando me subió la leche. Sin darme cuenta, mis pechos se convirtieron en dos bolas gigantes a punto de explotar, como si me hubieran implantado silicona para una talla 100 en cada pecho. No tenía ni idea de qué hacer y, además, me resultaba muy desagradable e incómodo. Llamé a mis amigas (Ana, Bea, Anita...) que habían dado a luz antes que yo porque aquello no me parecía normal. Me aconsejaron que me pusiera coles congeladas en cada pecho para bajar la hinchazón, que me diera baños de agua caliente y que usase el sacador de leche.
El frío ayuda mucho a disminuir la congestión y las hojas de col congeladas fueron fundamentales. A continuación, te cuento cómo lo hice. Primero seleccionamos una hoja de gran tamaño, lavamos y secamos. Con la ayuda de un rodillo rompemos los nervios para que se adapte mejor al pecho. Si tienes grietas o mucha sensibilidad en el pezón, puedes realizar un corte en el centro de la hoja para dejar libre esa zona. Debido al calor del pecho, la hoja quedará cocida en 20-30 minutos y se puede cambiar por otra.
Después vinieron las grietas en el pecho, muy dolorosas, por cierto, y después de probar algunas cremas, lo mejor fue dejar el pecho al aire libre y echar mi propia leche en esas grietas para su rápida cicatrización.
Las primeras semanas son duras. La verdad es que dar el pecho duele, te encuentras muy cansada y las hormonas están a flor de piel. Pero después de unos días, todo se coloca en su sitio, el pecho vuelve a su tamaño, los dolores desaparecen y eres capaz de controlar la cantidad de leche que das a tu bebé.
CIERTO ES QUE CUANTO MÁS TE SACAS MÁS PRODUCES.
Por eso te aconsejo hacer tu propio «banco de leche». Esto viene muy bien para conseguir un poco más de independencia.
CREA TU PROPIO BANCO DE LECHE Y COMPRARÁS TU INDEPENDENCIA
Gracias a mi particular banco de leche pude ir a trabajar y hacer mi primera campaña después de que Ari naciera. Te doy algunos consejos que a mí me sirvieron de gran ayuda:
Lo mejor es conservar la leche materna en la nevera durante un máximo de tres días, aunque en el congelador puede durar hasta seis meses si la temperatura se mantiene a -21 grados. Si no, como mucho se puede conservar tres meses. Una vez descongelada, se mantiene en buen estado durante veinticuatro horas en la nevera.
Si se calienta la leche una vez, no se puede volver a hacerlo en una segunda ocasión. A temperatura ambiente aguanta una hora. La leche calentada que ha estado en o con la saliva del bebé no puede reutilizarse. No se debe congelar la leche sobrante que ha estado un día o dos en la nevera.
Es muy importante poner la fecha de extracción en los recipientes de leche que te saques para que no haya margen de error.
Mis primeros días de trabajo fueron divertidos a pesar de que me daba penita. Tenía una campaña de baño que había firmado hacía un año y que no podía cancelar, así que solo dos meses después de dar a luz me lie la manta a la cabeza y me fui a Marruecos con mi sacaleches doble.
Entre toma y toma me extraía la leche que podía, pero entre algunas tomas pasaba de tener una talla 90 a una 150. Aquello podía resultar algo ridículo, pero al menos pude trabajar, saqué adelante la campaña y regresé a casa sin ningún problema. Continué con la lactancia hasta el año y cuatro meses, que fue cuando Ari comenzó a dejar el pecho de forma natural. Fue un proceso progresivo y no hubo ningún tipo de trauma. Las dos nos adaptamos muy bien. Cada día Ari quería más alimento sólido. Primero dejó la toma de la mañana y de la noche, poco después empezamos con el biberón…
VIDA ACTIVA Y SALUDABLE
Además de la lactancia, hay otros factores que influyen en la recuperación. El principal: llevar una vida activa y saludable antes, durante y después del embarazo. Yo he seguido fiel a mi rutina de pilates y yoga, y cuando acabé con la lactancia empecé a trabajar con un entrenador personal. Lo importante es la constancia, pero todo lo que hagamos suma por poco que sea. Un ejemplo, subir a casa por las escaleras en vez de por el ascensor debería ser ya un hábito. Intentar coger menos el coche y caminar más por la ciudad es una buena forma de empezar.
Cuanto más ruido hay fuera, más difícil nos resulta estar solos con nosotros mismos. Para esto existe el mindfulness, que nos ayuda a abstraernos del mundanal ruido.
Una vez a la semana suelo prepararme un pequeño spa en casa. Esta también es una forma de desconectar y de mimarme. Encontrar un momento de silencio y calma es vital para nuestra salud y bienestar y, especialmente, para equilibrar cuerpo y mente. Conseguirlo no es tan complicado: un baño o una ducha pueden ser el momento perfecto.
A continuación, os dejo algunos consejos para que vuestro propio spa casero resulte una experiencia maravillosa:
El primer paso es exfoliar bien. ¿De qué nos sirve echarnos un montón de crema, por muy buena que sea, si tenemos la piel muerta? Lo ideal es exfoliarla un par de veces a la semana o utilizar un producto suave que podamos aplicar a diario. De esta forma, las cremas penetrarán mejor y su efecto será mayor.
EXFOLIANTE DE MIEL Y AZÚCAR MORENO
El azúcar moreno es más suave para nuestra piel que otros tipos de ingredientes, como la sal marina o los posos del café.
Ingredientes
½ taza de azúcar moreno
Dos cucharadas de miel
Aceite de coco
Elaboración
Mezcla todos los ingredientes. Si ves que se queda muy pegajoso y no es fácil de extender sobre la piel, añade más aceite de coco.
Importante: este exfoliante casero es solo para el cuerpo, no para la cara, pues la piel del rostro es mucho más sensible.
Una buena hidratación diaria nos ayudará a evitar estrías y esas arruguitas que salen con el tiempo. Si somos constantes, notaremos muy pronto que nuestra piel se vuelve tan suave como la de un bebé.
Cuando salgo de la ducha, me gusta aplicarme un aceite hidratante cien por cien natural. Mis favoritos son:
Golden Radiance Body Oil, de Freshly Cosmetics.
Aceite de coco.
Aceite de almendra.
Aceite de rosa de mosqueta, para prevenir las estrías.
También podemos fabricar nuestro propio tónico. Por ejemplo, el de caléndula es muy fácil de conseguir: compramos flores secas de caléndula en cualquier herbolario, las hervimos como para una infusión, dejamos enfriar y guardamos en la nevera. Aplicamos sobre el rostro limpio con ayuda de un algodón o directamente pulverizamos en la cara.
Algunas noches sustituyo el sérum y la crema hidratante por aceite de rosa de mosqueta. Es uno de los regeneradores más potentes que existen. Mi abuela Rosa, a sus ochenta y cinco años, tenía una piel impresionante. Siempre tenía un botecito de aceite de rosa mosqueta en su mesita de noche. Este aceite es muy bueno para regenerar las marcas de acné y suavizar las estrías.
Mi abuela me enseñó que nunca me olvidara del cuello. Ella era muy coqueta y se fijaba en todo. Cuando salíamos a pasear siempre me decía: «Mira qué fea esa señora, tiene el cuello todo arrugado y la cara lisa. Eso es porque no se pone crema en el cuello». ¡Ya lo sabes!
HIDRATARNOS POR DENTRO
La hidratación exterior no vale de nada si no nos hidratamos por dentro. De nada sirve comprarse la crema más cara del mercado si nos olvidamos de la hidratación interna. Si nos mimamos por dentro, se notará por fuera.
Empiezo mi rutina diaria, como ya os comenté, con una «ducha interior» consistente en agua con limón.
Durante el día intento llevar siempre conmigo una botella de agua. Debemos beber, como mínimo, dos litros diarios y, a ser posible, antes de las ocho de la tarde. De ese modo eliminaremos líquidos durante el día y no tendremos que levantarnos por la noche para ir al baño.
Me he acostumbrado tanto a empezar el día con un vaso de agua con limón que no soy capaz de ingerir ningún alimento antes.
A los que les cueste mucho beber agua les diré que hay varias opciones: empieza por tomar, en ayunas, un vaso de agua templada con el zumo de medio limón, así te aseguras de haber ingerido una buena parte de la cantidad recomendada nada más despertar. Y durante el día hay un sinfín de bebidas caseras sin aditivos, azúcares ni conservantes, pasando por las infusiones y tés de todos los sabores, o los zumos naturales o cócteles naturales que también aportan mucha agua, además de los beneficios que ya obtienes con el agua que contiene la fruta. Por otro lado, los zumos vegetales son muy ricos en vitaminas y antioxidantes extra para la piel.
Me he acostumbrado tanto a empezar el día con un vaso de agua con limón que no soy capaz de ingerir ningún alimento antes. Es, como os decía, la ducha que necesito al despertar. Después, en mi caso, tomo un zumo verde. Un ejemplo sería de pepino, manzana, limón, kale, jengibre y agua de mar y aconsejo esperar entre 15 y 30 minutos para tomar el desayuno. Con esto favorecemos la eliminación de toxinas acumuladas durante la noche, alcalinizamos nuestro organismo y conseguimos hacer el famoso ayuno (ver «Dime qué comes y te diré lo que necesitas» en Capítulo sexto. Lo que el cuerpo necesita).
Es importante beber continuamente y no esperar a tener la sensación de sed, pues eso significaría que el cuerpo nos está enviando una señal de necesidad. Hay que adelantarse y mantenerse bien hidratado todo el día.
10 HÁBITOS DE BELLEZA
Limpieza de la lengua. Yo lo hago nada más despertar, ya que por la noche nuestro cuerpo elimina muchas toxinas que se van depositando en la lengua. Si no las eliminamos, se mantendrán ahí y nos las volveremos a tragar. Con un limpiador de lengua realiza entre 5 y 10 repeticiones. Se barre partiendo de la parte más profunda y yendo hacia adelante. Finalmente, enjuágate la boca con agua tibia.
Realiza una limpieza interna del cuerpo con una ducha de agua con limón y jengibre. Esto nos ayuda a limpiar nuestro intestino, mantener el cuerpo alcalino y hacer que despierten nuestros órganos.
Haz baños de agua fría para mejorar la circulación.
Ayuno de mínimo doce horas.
Bebe suficiente agua, mínimo 2 litros diarios. Una buena hidratación es fundamental.
Meditación diaria de al menos 15 minutos. ¡Inténtalo!
Activa tu cuerpo y practica algún deporte, como yoga, pilates o lo que más te guste.
Toma el sol 15 minutos al día.
Activa tu mente: canta o dibuja y no olvides la lectura.
Planifica el menú semanal. Disfruta de la organización y encuentra nuevas recetas saludables.
Qué les damos de comer a nuestros hijos, cómo y cuándo son las preguntas más comunes que nos hacemos cuando nuestros hijos cumplen seis meses. Ya sabemos que con la leche es suficiente hasta ese momento, ya sea materna o de fórmula. Pero a partir de aquí hay un montón de teorías, bulos y mitos que todos arrastramos. Las costumbres han cambiado tanto que hasta lo más natural hoy nos parece de otro planeta.
Nuestros hijos no vienen con un libro de instrucciones, pero, curiosamente, todos estamos más que preparados para ser padres. Desde que nos quedamos embarazadas, las madres nos adaptamos naturalmente para hacer frente a cualquier tipo de acontecimiento que se nos plantee. Podríamos decir que en esta época de nuestra vida somos verdaderas heroínas. No lo digo por mí, sino por las mil y una historias que conozco de madres que han vivido situaciones realmente duras y que han salido airosas.
EL MÉTODO BABY LED WEANING (BLW) O CÓMO INTRODUCIR LA ALIMENTACIÓN COMPLEMENTARIA. ¡EMPIEZA LA FIESTA!
A partir de los seis meses empieza la fiesta. Ha llegado el momento de introducir alimentos en la dieta de los pequeños y nos surgen un sinfín de dudas. Lo que más suele preocuparnos como padres es saber si nuestro bebé está preparado para dar el paso de la leche a los alimentos sólidos.
Cuando Ari cumplió medio año de vida, empecé a experimentar con la alimentación complementaria. Al principio era como un juego, no me importaba tanto que comiera o no. El método BLW consiste en introducir, de manera progresiva, alimentos sólidos en la dieta del bebé. Se trata de preparar los alimentos enteros —zanahorias, calabaza, papas, brócoli, siempre todo cocido— y que sea el pequeño quien, mediante el tacto y el gusto, vaya familiarizándose con ellos y, poco a poco, se los lleve a la boca.
Al principio se sufre un poco, sobre todo cuando tienes a tu madre o a algún familiar cerca que no para de decirte: «Estas nuevas modas... ¡Qué necesidad!». No te queda más remedio que hacer de tripas corazón, porque confías en que estás haciendo lo correcto. Escucharás de todo, porque hay opiniones para todos los gustos, pero se trata de hacer caso al instinto. Eso sí, siempre después de habernos informado.
Suele decirse que con el método BLW no se come lo suficiente. Yo puedo afirmar que Ari come lo que necesita. Además, lo hace con gusto, aprendiendo y divirtiéndose. Ella ha tomado conciencia de lo que come desde los seis meses y eso hace que su relación con la comida sea sana y nunca frustrante. Come de todo, lo que le apetece, y lo hace sola desde que tenía poco más de un año,
disfrutando de la comida como nadie. Nunca la he obligado a ingerir nada que no quisiera. Los niños, como los adultos, comen lo que necesitan y les apetece. Si no pierden peso de manera alarmante, no hay por qué preocuparse.
La sociedad en la que vivimos ha creado unas necesidades sobre la alimentación que no son reales. Comemos mucho más de lo que necesitamos, y esto explica que la obesidad infantil sea uno de los principales problemas de nuestra sociedad.
Debemos tener mucho cuidado con lo que hacemos porque ellos serán nuestro espejo.
ENSEÑAR CON EL EJEMPLO
Hay muchas formas de ayudar a nuestros hijos a comer bien. La primera es con el ejemplo. En casa procuramos comer todos lo mismo, a la misma hora y sentados juntos a la mesa. Los niños funcionan por imitación y Ari, de vez en cuando, quiere probar lo que estamos comiendo Pepe y yo. Hay días que solo quiere comer con la cuchara y otros que lo coge todo con las manos. Es parte del aprendizaje y del proceso de adaptación. Solo debes tener paciencia, mucha paciencia…
Me llama la atención cuando veo a algunos padres decirles a sus hijos que no coman esto o aquello mientras ellos hacen precisamente lo contrario. Así no hay forma. Acabarán deseando lo que ven.
Me viene a la cabeza una de mis frases preferidas: «Hijo, ten cuidado y mira por dónde caminas. Papá, ten cuidado tú, recuerda que sigo tus pasos». Debemos tener mucho cuidado con lo que hacemos porque ellos serán nuestro espejo.
Cuando digo predicar con el ejemplo me refiero a que si en casa se come fruta es porque puedes encontrarla en la cocina. Si nos ven comerla cada día, ellos harán lo mismo. No se trata de que coman fruta sino de que en casa se coma fruta. En mi hogar, en el de mi abuela y en el de mi padre siempre se ha comido mucha fruta, por eso nos encanta.
RESPONDIENDO A VUESTRAS PREGUNTAS
A fin de resolver muchas de vuestras dudas, desde mi experiencia personal y teniendo presente cómo me organizo con la alimentación de Ari, quiero aprovechar para contestar a algunas de las preguntas que me habéis hecho por las redes sociales y que he ido apuntando. Por supuesto, es mi opinión, una opinión basada en mis propias experiencias e investigaciones. Tened en cuenta que yo no soy médico. Soy una mamá a la que le preocupa mucho, como a todas las madres, el bienestar de su hija.
Si queréis darme algún consejo o compartir conmigo vuestras experiencias sobre este asunto me encantaría que lo compartierais conmigo a través de mi Instagram: @ariadneartiles.
¿Por dónde empezamos si queremos darles sólidos?
Hoy día los médicos coinciden en que no hay ningún orden adecuado para ello. Es importante que el primer alimento sea uno habitual en nuestra dieta. Debe ser un alimento que nos inspire confianza y que aporte energía y nutrientes. En el caso de Ari, fueron el plátano y el aguacate. Después vino el brócoli, la zanahoria cocida, la fresa, el huevo... Poco a poco fui introduciendo todos los alimentos, salvo los que tienen riesgo de atragantamiento.
Alimentos con riesgo de asfixia
Frutos secos
Champiñones
Salchichas
Cerezas
Uvas
Mandarinas
Palomitas de maíz
Tomates cherry
Manzana
Lacasitos
Aceitunas
Zanahorias crudas
¿Qué hacemos si no comen lo que creemos que deben comer?
Saber la cantidad que debe tener una ración es otro de los problemas a los que los padres siempre nos enfrentamos. No podemos pretender que coman como un adulto. La cantidad perfecta para ellos, según el pediatra Carlos González, es lo que les cabe en su mano. De toda la vida nuestras madres y abuelas se han encargado de sobrealimentarnos y debemos tener cuidado con esto.
¿Qué le doy para merendar en el cole?
Las mejores opciones son la fruta, los cereales, los lácteos naturales y los frutos secos.
No es tan difícil dar un giro y sustituir las meriendas basadas en alimentos ultraprocesados, que no aportan ningún nutriente, por productos frescos y saludables. La merienda habitual de los escolares se basa en: 38 %, bollería; 70 %, zumo envasado y 76 %, batido/natillas/flan. En resumen, un auténtico desastre.
Hay tantas opciones para sustituir estos productos procesados como queramos.
Por ejemplo:
Mezcla de fruta fresca y yogur de cabra o bebida vegetal.
Cereales con yogur.
Compota de manzana.
Arándanos, frambuesas y moras a modo de snack.
Palitos de zanahoria con hummus de pepino, que es más suave (ver la receta en el Capítulo tercero).
Repostería casera. Si es posible, hecha por ellos mismos, como magdalenas o galletas (ver la receta en el Capítulo primero).
Tortitas de plátano, huevo y canela (ver la receta en el Capítulo sexto).
Helado de fruta natural (ver la receta más adelante, en este mismo capítulo). No es más que un batido de fruta y yogur frío o solo fruta. Hay de tantos sabores como frutas existen.
Tostada integral con aguacate o mantequilla ghee.
Sándwich de pan de trigo sarraceno —hecho por ellos— con queso de cabra y mermelada casera de frambuesa.
¿Puedo darle a mi bebé la misma cantidad de sal y azúcar que comemos los adultos?
Todo dependerá de qué cantidad de azúcar y sal pongan los padres en su comida. Mi recomendación es que pongas solo la cantidad de sal yodada que pueda comer tu bebé.
Quiero recordaros que los niños menores de 1 año no pueden consumir la miel de ninguna forma, ya sea cruda o procesada, porque puede ser mortal.
¿Qué productos de cuidado corporal son buenos para los más peques?
Con Ari he utilizado desde el primer día —y sigo haciéndolo— aceite o
productos cien por cien naturales aptos para pieles sensibles o atópicas. Una de las marcas más conocidas, y que a mí más me gusta, es Freshly Kids, por ser totalmente orgánica y respetar el medio ambiente. Hacen productos pensados para niños, como el champú de kiwi, el gel de aloe vera o la crema para pañal de aguacate.
¿Qué platos puedo preparar para un bebé de seis meses cuando no tengo tiempo y, por tanto, no puedo seguir demasiado el método BLW?
Entiendo perfectamente que el BLW implica tiempo y paciencia. Un truco para adentrarnos en este método de manera sencilla es hervir la verdura que vayamos a preparar y dejar una parte menos cocida. En lugar de triturarla en máquina, la aplastaremos con el tenedor, de forma que queden trocitos de verdura que permitirán que el bebé vaya familiarizándose con el alimento. Otra parte de la verdura se puede pasar un poco más de cocción y dejarla muy blandita, pero en trozos enteros con los que el pequeño pueda jugar y experimentar. Si dejas la verdura tan blandita como para que ellos jueguen con las manos, verás que es mucho más fácil.
A continuación, os doy algunas ideas sencillas para que los niños ingieran los alimentos completamente enteros.
PORRIDGE DE AVENA Y PLÁTANO O MANZANA ASADA
Esta receta suele triunfar mucho entre los enanos porque lleva, entre otras cosas, sus frutas preferidas. Es fácil, rápida y muy completa. Perfecta para un desayuno rápido.
Elaboración
Calentamos los copos de avena en un cazo con leche de vaca o cabra, bebida vegetal o incluso agua. Dejamos a fuego medio hasta que rompa a hervir y esperamos a que espese. Retiramos y añadimos trocitos de plátano (o plátano machacado). Espolvoreamos con canela. Podemos sustituir el plátano por compota de manzana.
NATILLAS DE ARROZ
Ingredientes
50 gr de harina de arroz
250 ml de agua
500 ml de leche de vaca, de cabra u otra bebida vegetal
6 dátiles
Canela en polvo
Elaboración
Mezclamos la harina de arroz, el agua, la leche y los dátiles previamente hidratados. Para ello, primero los limpiamos y les quitamos el hueso, ponemos en un recipiente y cubrimos con agua tibia. Dejamos que se hidraten durante 30 minutos o hasta que ya no estén secos. Vertemos toda la mezcla en una olla y espolvoreamos un poquito de canela en polvo. Dejamos calentar hasta que rompa a hervir y luego 15 minutos a fuego lento.
COMPOTA DE MANZANA
Elaboración
Pela y corta las manzanas en trozos. Calentamos en una olla o cacerola con un chorrito de limón para que no se oxiden, espolvoreamos un poquito de canela y un chorrito de agua, pero muy poca, durante unos 10 minutos, dependiendo de la cantidad (para 4 manzanas, unos 15 minutos). También dependerá de si te gusta más blandita o no.
AGUACATE TRITURADO
Ingredientes
1 aguacate maduro
Aceite de oliva virgen extra
Elaboración
Trituramos el aguacate con un tenedor y le añadimos un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Podemos ponerlo sobre una tostadita de un pan blandito o untar en él las verduras cocidas que queramos.
HELADO DE FRUTA NATURAL
¡Sin azúcar ni edulcorantes!
Elaboración
Elegimos la fruta que más nos guste, la cortamos en trocitos y la metemos en la batidora junto con un yogur natural sin azúcar o un chorrito de leche de vaca o de cabra o bebida vegetal. Trituramos todo, metemos en los moldes de helado para hacer polos, y al congelador. Podemos hacerlos de un solo sabor o combinando frutas. Los preferidos de Ari son los de kiwi y los de plátano y fresa. También podemos darle un toque dulce añadiendo cacao en polvo o trocitos de chocolate negro con un 85 % de cacao.
«Lo iguales que somos y lo diferente que nos comportamos».
En mi forma de entender la maternidad, una madre es una madre siempre, no importa el color, la raza o la especie, por ello, desde que tuve a Ari, presto especial atención a los bebés. Su conducta nos revela y enseña un montón de cosas. Incluso los bebés animales son iguales que nuestros bebés, necesitan amor y alimento. Son seres puros creados por la naturaleza y debemos prestarles atención.
@LAVIDAMADRE
Después de mi experiencia, y ante la falta de información con la que me encontré cuando me quedé embarazada, una vez tuve a Ari decidí, junto a mi prima Beby, crear un espacio donde las madres pudiéramos compartir información real sobre nuestras experiencias y donde poder aportar artículos de valor informativo. Se trata de una plataforma donde todas contamos nuestras experiencias sobre el parto, la lactancia, las cesáreas, etc., y tantas otras cosas que tenemos en común. Podemos reírnos de nosotras mismas. Esta es una terapia que siempre funciona.
Existen pocos sitios en la red que nos hablen de todo sin tapujos y donde nos podamos sentir identificadas. @lavidamadre es un espacio divertido y entrañable con el que queremos ayudar aportando buena información alejada de la industria. Hablamos de alimentación, de recetas, de alimentos prohibidos, de juegos y actividades para hacer con nuestros hijos... Os invito a que deis el paso, entréis en la web y me deis vuestra opinión: https://lavidamadre.com/.
Una de las actividades más divertidas, que al mismo tiempo permite que nuestros hijos se adentren en el mundo de la alimentación (y es la mejor manera de incentivar sus sentidos), es ayudarles a cocinar o hacerles partícipes de la cocina. En @lavidamadre he creado algunos platos para hacer con nuestros pequeños. Son fáciles, divertidos y muy didácticos.
Aquí tenéis algunas de nuestras recetas estrella. Los enanos se lo pasarán pipa y, además, es una buena manera de tenerlos entretenidos. ¿Quién sabe? Quizá en el futuro tu hijo o tu hija sea un magnífico chef…
HAMBURGUESAS DE JUDÍAS NEGRAS
Ingredientes
600 gr de judías negras cocidas
1⁄4 de pimiento amarillo
Media cebolla amarilla
Sal del Himalaya al gusto
Especias al gusto (ajo en polvo, pimentón, pimienta negra, etc.)
Harina de avena
Pan rallado
Elaboración
Ponemos todos los ingredientes, menos la harina y el pan rallado, en el procesador. Una vez mezclado todo, echamos en un bol y añadimos el pan rallado y la harina. Hacemos una masa y la moldeamos en forma de hamburguesas. Las cocinamos a la plancha. Podemos comerlas con o sin pan, y con los condimentos que más nos gusten.
NUGGETS DE CALABACÍN
Ingredientes
2 calabacines
Pan rallado de espelta
Aceite de oliva virgen extra
Elaboración
Precalentamos el horno a 180 grados, cortamos los calabacines en rodajas y después a la mitad y preparamos el empanado. Podemos añadir las especias y condimentos que quieras. Yo suelo usar tomillo, orégano y sal del Himalaya. Rociamos con aceite de oliva y empanamos con la mezcla. Metemos en el horno durante 30 minutos o hasta que los calabacines se doren.
CARAMELOS NATURALES VEGANOS
Ingredientes
16 dátiles
Una cucharadita de sal
Una cucharadita de extracto de vainilla
Media taza de leche de almendras
Elaboración
Ponemos todos los ingredientes en la batidora o en el procesador de alimentos. Mezclamos hasta que esté cremoso y suave. Podemos añadir más leche de almendras o dátiles según la textura que queramos. También podemos sustituir la leche de almendras por leche de coco en caso de alergias.
Podemos acompañar esta receta con porridge de avena sobre tortitas, con helado o con trocitos de manzana. ¡De cualquier manera están riquísimos!
CORTEZA DE CHOCOLATE
Esta receta es perfecta para hacerla con niños y como postre en Navidad.
Ingredientes
Tres tabletas de chocolate al 85 % de cacao
Una cucharadita de aceite de coco
Frutos secos, fruta deshidratada y otros condimentos a elegir
Elaboración
Derretimos las tabletas de chocolate a fuego medio en un cacito. Creamos una capa de chocolate sobre papel de horno en una bandeja usando una espátula. Ponemos los ingredientes que queramos para decorar y combinar los sabores. Yo los hice de tres maneras:
Frutos rojos con coco rallado y pistachos.
Almendras y sal marina.
Naranja deshidratada y sal marina.
Cuando esté todo hecho, metemos en el congelador durante una hora. Podemos añadir aceite de coco para darle un toque de sabor al chocolate.
POLOS DE KIWI Y CHOCOLATE NEGRO
Ingredientes
Kiwis
Chocolate negro con, al menos, un 70 % de cacao
Aceite de coco
Elaboración
Pelamos y cortamos los kiwis y hacemos un corte donde vayamos a meter los palitos de madera para que no se rompan. Colocamos los palitos en cada uno de los trozos de kiwi y los dejamos en una bandeja. Luego los metemos en el congelador durante 2 horas.
Partimos el chocolate negro en trozos y añadimos el aceite de coco en el mismo cazo. Calentamos a fuego lento la mezcla hasta que se derrita. Mojamos los polos en el chocolate, y como el kiwi está congelado, el chocolate se endurecerá
al momento. Volvemos a colocarlos en la bandeja y los metemos en el congelador una hora más.
MAGDALENAS DE CALABAZA
Ingredientes
1 calabaza de aproximadamente 1 kilo
2 plátanos muy maduros
4 huevos
Dos cucharaditas de canela en polvo
Dos cucharaditas de nuez moscada
Sal
Bicarbonato de sodio
Extracto de vainilla
Azúcar natural de caña
Media taza de aceite de coco
Dos tazas de harina integral
Elaboración
Cocemos la calabaza hasta que esté muy blandita y la pasamos por la batidora. Añadimos los plátanos y lo mezclamos todo. Ponemos la mezcla en un bol y añadimos los huevos, el extracto de vainilla y el aceite de coco. En otro bol ponemos la harina y el resto de ingredientes secos y mezclamos. Pasamos la mezcla seca a la húmeda hasta que esté viscosa.
Precalentamos el horno a 180 grados. Preparamos la bandeja de horno con papel para magdalenas y dividimos la mezcla en una o dos bandejas. A mí me salieron 12 magdalenas. Horneamos entre 16 y 22 minutos, o pinchamos con un palito para ver si están hechas (recordad: si el palito sale limpio, es que están en su punto).
Para decorarlas, podemos usar nueces, almendras o azúcar en polvo si tenemos el día goloso.
Si batimos la clara de los huevos aparte hasta crear burbujas o a punto de nieve, las magdalenas quedarán más esponjosas.
CHIPS DE CALABACÍN
Es una receta perfecta para sustituir las patatas fritas.
Ingredientes
3 calabacines
100 gr de queso parmesano
Un chorrito de aceite de oliva virgen extra
Elaboración
Precalentamos el horno a 100 grados y cortamos los calabacines en rodajas muy finitas. Rociamos con un chorrito de aceite y ponemos trocitos de queso parmesano por encima cuando hayamos colocado el calabacín en la bandeja sobre papel de horno. Metemos en el horno 2 horas o un poco más, dependiendo del grosor. Dejamos que se enfríen antes de comer para que estén crujientes.
CREMA DE CACAO Y AVELLANAS
Ingredientes
Tres cucharadas de cacao puro en polvo
15 dátiles hidratados en agua
Un chorrito de bebida vegetal de coco
Una cucharadita de sal
150 gr de avellanas
Elaboración
Mezclamos todos los ingredientes en una batidora y removemos hasta que quede una pasta untuosa. Esta receta es perfecta para sustituir las cremas de cacao que
tanto gustan a los peques (y a nosotras). Puedes hacer en cantidad con ellos como actividad y usarlo durante la semana, sobre pan, mezclarlo con avena para el desayuno o sobre tortitas.
JUEGOS Y ACTIVIDADES «HECHOS A MANO»
Para terminar, me gustaría compartir con vosotros algunas ideas de juegos y actividades manuales para entretener a los más peques. Los juegos «hechos a mano» ya casi no existen y debemos incentivarles para que creen ellos sus propios juguetes.
ORNAMENTOS RECICLADOS (a partir de los 3 años)
Beneficios
Concienciamos y enseñamos a los niños a reciclar deshechos.
Favorece la concentración y les enseña a tener paciencia.
Recortar y pintar áreas limitadas trabaja la precisión y la psicomotricidad.
Es bueno para las habilidades comunicativas y la relación familiar.
Instrucciones
Seleccionamos con los peques los materiales que queremos reutilizar. Puede ser cartón, platos de papel, vasos de plástico... Ari y yo elegimos el cartón que nos sobraba de un envío que habíamos recibido. Es importante usar varios materiales e instrumentos para decorar. Podemos usar los dedos, para que también sea un trabajo sensorial, o con pinceles y así practican la psicomotricidad.
La purpurina biodegradable, los pompones, la lana o el papel de cebolla son buenas opciones para experimentar. ¡No hay nada mejor para su autoestima que disfrutar de sus propias creaciones!
GELATINA SENSORIAL (para cualquier edad)
Beneficios
Descubren nuevas texturas.
Refuerzan la motricidad fina.
Es una herramienta de relajación y canalización de emociones.
Estimula la creatividad.
Potencia la concentración.
Utensilios necesarios
Juguetes.
Gelatina en polvo.
Agua.
Media de minutos de concentración
Menores de 4 años: 10-20 minutos.
Mayores de 4 años: 20-45 minutos.
Instrucciones
Lo mejor es tener juguetes de diferentes tamaños y texturas. La gelatina es comestible, por lo que los más pequeños pueden experimentar también con la boca. Para tener juguetes con diferente profundidad, añadimos juguetes y gelatina capa por capa cuando la anterior esté sólida. No olvides que los pequeños tienen poca capacidad de atención.
Para evitar sustos, es bueno usar juguetes que no quepan por el tubo de un rollo de papel higiénico.
PUZZLES CON PALITOS (a partir de los 2 años)
La complejidad de los dibujos se puede adaptar a la edad: desde un cuadrado con dos palitos para los más pequeños hasta dibujos hechos por ellos mismos. La complicación del dibujo irá acompañada de la cantidad de palitos que usemos.
Beneficios
Desarrolla la memoria visual.
Trabaja la frustración y la perseverancia.
Desarrolla el autocontrol y la reflexión.
Refuerza el pensamiento lógico.
Mejora el desarrollo de la motricidad fina.
Estimula la habilidad espacial.
Fomenta la creatividad y la autoestima.
Desarrolla la concentración.
Instrucciones
Cogemos la cantidad de palitos que queramos y los sujetamos con cinta adhesiva. Dibujamos y pintamos en la cara opuesta teniendo en cuenta la edad del peque. Quitamos la cinta adhesiva y mezclamos los palitos. Aprenderán diferentes conceptos dependiendo del tema del puzzle. Y si se hace en familia o con amigos, les ayudará a reforzar sus habilidades sociales.
MASA VISCOSA (para cualquier edad)
Beneficios
Descubren nuevas texturas.
Refuerza la motricidad fina.
Es una herramienta de relajación y canalización de emociones.
Estimula la creatividad.
Potencia la concentración.
Trabaja la agilidad, la fuerza y la destreza de las manos.
Ingredientes
Maicena
Gelatina en polvo
Agua
Media de minutos de concentración
Menores de 4 años: 10-20 minutos,
Mayores de 4 años: 20-45 minutos.
Instrucciones
Ponemos entre 15-16 cucharadas de maicena en un bol. Añadimos 3-4 cucharadas de gelatina en polvo y mezclamos. Después añadimos 1/3 de agua caliente. Mezclamos bien con una cuchara y añadimos más gelatina o maicena para espesar si hace falta. La viscosidad y la dureza de la masa cambiarán con la presión y la manipulación. Debemos dejar que los niños experimenten con la
masa mientras juegan. Es una masa comestible, por lo que es segura incluso para los más pequeños.
MASA SENSORIAL DE SEMILLAS DE CHÍA
Ingredientes
Agua
Maicena
Dos cucharadas de semillas de chía
Colorantes alimentarios o mermelada (opcional)
Instrucciones
Antes de empezar, hidrata las semillas durante 20 minutos en un recipiente con aproximadamente dos dedos de agua.
En un bol, pon dos tazas de maicena y las semillas una vez hidratadas
(gelatinosas). Añade agua o maicena a la masa según la consistencia que quieras obtener. La viscosidad y dureza de la masa cambiarán con la presión y la manipulación.
Es comestible, por lo que es perfecta para los más pequeños.
ANEXO 1 Alimentos de temporada
CALENDARIO DE FRUTAS
PRIMAVERA
(abril, mayo y junio)
Aguacate, albaricoque, cereza, ciruela, frambuesa, fresa, kiwi, limón, melocotón, nectarina, níspero y pera de verano
VERANO
(julio, agosto y septiembre)
Albaricoque, arándanos, higo, mango, melocotón, melón, nectarina, pera, plátano y sandía
OTOÑO
(octubre, noviembre y diciembre)
Arándanos, caqui, manzana, membrillo y uva
INVIERNO
(enero, febrero y marzo)
Kiwi, limón, mandarina, naranja, pera y pomelo
CALENDARIO DE VERDURAS
PRIMAVERA
(abril, mayo y junio)
Acelga, ajo tierno, apio, brócoli, cebolla, cebolla tierna, col, coliflor, espárrago, espinacas, guisantes, habas, judía verde, lechuga, nabo, papas, puerro, rábano, remolacha y zanahoria
VERANO
(julio, agosto y septiembre)
Calabacín, cebolla, espinacas, lechuga, nabo, pepino, rábano, remolacha, tomate y zanahoria
OTOÑO
(octubre, noviembre y diciembre)
Acelga, batata, calabaza, espinaca, hinojo, nabo, puerro, rábano, remolacha y zanahoria
INVIERNO
(enero, febrero y marzo)
Acelga, ajos, alcachofa, apio, brócoli, coles, espinacas, guisantes, habas, hinojo, judía verde, puerro, rábano y remolacha
ANEXO 2 Menús semanales
SEMANA 01
Lista de la compra: Açai, aceite de coco, aguacate, ajo, apio, arroz integral, atún, avena, berenjenas, calabaza, cebolla, coco en láminas, champiñones, edamame, espárragos verdes, espinacas, fajitas integrales, fresas, frutos rojos, frutos secos, granada, guisantes, huevos ecológicos, jengibre, lechuga, lenguado, lentejas, limón, mermelada casera, pan integral de trigo sarraceno, patacones, perejil, pimiento rojo y verde, plátano, pollo de corral, quinoa, salmón, tomate natural, tomates cherry, yogur de cabra y zanahoria.
DESAYUNOS
Lunes
Zumo de apio, espinacas, limón y jengibre
Martes
Yogur de cabra con frutos rojos y frutos secos
Miércoles
Bowl con frutas de temporada
Jueves
Tostadas con aguacate y huevo
Viernes
Tostada de pan integral de trigo sarraceno con mermelada casera, huevos revueltos y aguacate
Sábado
Bowl de açai con frutos rojos, coco en láminas y avena
ALMUERZOS
Lunes
Ensalada de lentejas (ver receta)
Martes
Berenjenas y calabacines al horno (ver receta)
Miércoles
Arroz con verduras (ver receta)
Jueves
Fajitas de pollo de corral con guacamole
Viernes
Arroz integral, huevo al agua y patacones
Sábado
Pizza casera con champiñones, tomates cherry y cebolla
CENAS
Lunes
Salmón al horno con arroz y espárragos
Martes
Ensalada con edamame, huevo, aguacate, tomate y atún
Miércoles
Pisto de verduras con huevo al agua
Jueves
Lenguado al horno con ensalada
Viernes
Ensalada de lechuga, aguacate y granada
Sábado
Tartar de salmón con guacamole
SEMANA 02
Lista de la compra: Açai, aguacate, anacardos, arándanos, arepas, arroz integral, atún natural, avena, bayas de goji, brócoli, calabacín, coco en láminas, coliflor, champiñones, frutos rojos, frutos secos, huevos ecológicos, lentejas, limón, lubina, nueces, pan de trigo sarraceno, pasta sin gluten, pimiento rojo y verde, plátano, pollo de corral, queso de cabra fresco, rábano, salmón, sardinas, semillas de chía, tomates cherry, yogur de soja y zanahoria.
DESAYUNOS
Lunes
Pan integral casero de trigo sarraceno
Martes
Bowl de açai con coco en láminas, avena, arándanos y bayas de goji
Miércoles
Bowl con frutos secos, semillas de chía y coco en láminas
Jueves
Tostada con guacamole, huevo duro, rábano y nueces
Viernes
Huevos revueltos, frutos rojos y pan con aguacate
Sábado
Bowl de yogur de soja con frutos rojos, frutos secos, avena y semillas de chía trituradas
ALMUERZOS
Lunes
Ensalada de pasta
Martes
Arepas de pollo de corral con guacamole
Miércoles
Brócoli con pollo de corral y anacardos
Jueves
Tosta de tartar de salmón con guacamole
Viernes
Arroz a la cubana (ver receta)
Sábado
Potaje de lentejas
CENAS
Lunes
Lubina al horno con ensalada
Martes
Brócoli y coliflor al horno
Miércoles
Tataki de atún
Jueves
Wok de verduras
Viernes
Atún natural, huevo duro y queso de cabra fresco
Sábado
Sardinas y papas sancochadas/hervidas
SEMANA 03
Lista de la compra: Açai, aceite de coco, aguacate, ajo, atún natural, avena, bayas de goji, berenjenas, boniato, brócoli, calabacín, calabaza, cebolla, coco, col, coliflor, comino, espaguetis de quinoa, frutas de temporada, frutos rojos, garbanzos, granola, harina de almendras, huevos ecológicos, jamón serrano, jengibre, leche de coco, lechuga, limas, limón, mantequilla casera, obleas de pasta de arroz, pan de trigo sarraceno, papas, pescado para hacer al horno, pimienta, pimiento rojo, plátano, queso de cabra, quinoa, salmón crudo, tahini, tomates cherry, tomates grandes, yogur de cabra y zanahoria.
DESAYUNOS
Lunes
Tostadas de pan de trigo sarraceno casero y mantequilla casera
Martes
Bowl de açai con avena, frutos rojos, bayas de goji y plátano
Miércoles
Tostada de guacamole y huevo al agua
Jueves
Batido de plátano y leche de coco
Viernes
Granola con yogur de cabra y frutas
Sábado
Bowl de frutos rojos, coco y avena
ALMUERZOS
Lunes
Caldo de papas
Martes
Pescado al horno relleno de brócoli y jengibre con papas
Miércoles
Espaguetis de quinoa, revuelto de calabacín y huevo duro
Jueves
Croquetas (ver receta)
Viernes
Berenjenas rellenas con papas de boniato
Sábado
Pizza casera con jamón
CENAS
Lunes
Rollitos de verdura (ver receta)
Martes
Coliflor con jamón serrano
Miércoles
Ensalada variada
Jueves
Tartar de atún
Viernes
Espaguetis de calabacín con salsa de tomate natural (ver receta)
Sábado
Tartar de salmón
SEMANA 04
Lista de la compra: Açai, aceite de oliva virgen extra, aguacate, ajo, apio, avena, batata, bayas de goji, brócoli, calabaza, canónigos, cebolla, coco, espinacas, frambuesas, frutos rojos, granola, huevos ecológicos, lechuga, lentejas, manzana, mazorcas de maíz, muslos de pollo de corral, pan integral de trigo sarraceno, papas, pepino, pescado para hacer al horno, plátano, quinoa, salmón para hacer al horno, sandía, tomates cherry, yogur de cabra y zanahoria.
DESAYUNOS
Lunes
Zumo de verduras y frutas
Martes
Porridge de avena y plátano (ver receta)
Miércoles
Granola con frambuesas y bowl de yogur de cabra con plátano
Jueves
Bowl de açai con frutos rojos, avena y bayas de goji
Viernes
Tostada con aguacate y aceite de oliva virgen extra
Sábado
Zumo de apio (ver receta)
ALMUERZOS
Lunes
Lasaña de verduras (ver receta)
Martes
Papas arrugadas con mojo y pescado al horno
Miércoles
Muslos de pollo de corral al horno
Jueves
Gazpacho de sandía
Viernes
Ensalada de lentejas (ver receta)
Sábado
Quinoa con verduras (ver receta)
CENAS
Lunes
Salmón al horno con ensalada
Martes
Crema de verduras
Miércoles
Ensalada variada con aguacate y tomate
Jueves
Mazorcas de maíz con coco gratinado
Viernes
Crema de verduras
Sábado
Pescado al horno y papas arrugadas con mojo picón
SEMANA 01 menú infantil
Lista de la compra: Aceite de coco, arroz, azukis, brócoli, calabacín, calabaza, cebolla blanca y morada, coliflor, espárragos verdes, garbanzos, guisantes, huevos ecológicos, judías verdes, papas, pescado, pimentón dulce, pimiento rojo y verde, pollo de corral, tomate y zanahoria.
COMIDAS
Lunes
Azukis + arroz con verduras
Martes
Garbanzos + verduras cocidas (papas, calabacín, zanahoria y judías verdes)
Miércoles
Sopa de pollo + verduras cocidas (zanahoria, calabacín, judías verdes y calabaza)
Jueves
Pastel de carne + verduras cocidas (zanahoria, calabaza, guisantes y judías verdes)
Viernes
Arroz con verduras + judías verdes, brócoli, guisantes, papas y zanahoria cocidos
Sábado
Guisantes con huevo + huevo cocido, zanahoria y judías verdes cocidas
CENAS
Lunes
Verduras cocidas (brócoli, coliflor, judías verdes y guisantes)
Martes
Verduras cocidas (espárragos verdes, judías verdes, zanahoria y papas) + pescado hervido
Miércoles
Judías verdes y zanahorias cocidas + tortilla
Jueves
Verduras cocidas (calabaza, judías verdes y papas) + pescado hervido
Viernes
Verduras al vapor (brócoli, zanahoria, papas, guisantes, judías verdes y espárragos verdes)
Sábado
Verduras cocidas (papas, zanahoria, calabaza, guisantes y judías verdes) + pescado
Agradecimientos
Quiero dar las gracias especialmente a mi familia por su apoyo incondicional en cada uno de mis proyectos. A mi equipo (Benedetta, Carolina, Gerardo Valido, Inma Jiménez, Javier, Judith, Lola, María, Sandra, Sonia, Valero Rioja, Vicky, Víctor, Zeni y Xavi Gordo, por el gran recuerdo de las maravillosas fotos que me hizo para Elle un mes antes de dar a luz), al restaurante Llévame al Huerto, de Las Palmas de Gran Canaria, y a la finca Vereda del Cortijo. Cada granito de arena de estas personas ha sido fundamental en estas páginas. Sin ellos esto no hubiera sido lo mismo.
¡GRACIAS DE CORAZÓN!
Ariadne Artiles nació el 18 de enero de 1982 en Las Palmas de Gran Canaria. Vivió allí hasta los diecisiete años, cuando decidió irse a Madrid para estudiar Psicología. Paralelamente comenzó hacer algunos casting con el fin de pagarse los estudios. El destino quiso que fuera elegida por el prestigioso fotógrafo Bruce Weber para protagonizar la campaña de Abercrombie & Fitch. Siguiendo sus consejos, probó en el mercado norteamericano, donde trabajó para numerosas publicaciones de moda así como hizo numerosas campañas que la posicionaron en primera línea. Tras más de quince años trabajando por todo el mundo con los mejores fotógrafos y haciendo casi todo en el mundo de la moda, Ariadne ha sabido plasmar todo su aprendizaje en dos colecciones de ropa que llevan su propio nombre y han sido un rotundo éxito en ventas en Europa.
El 31 de diciembre de 2017 dio a luz a su primera hija, a la que decidieron llamar igual que a ella. Ese mismo año lanzó @lavidamadre, su primer proyecto enfocado en la maternidad. En menos de un año consiguió crear un gran nicho de madres y padres que alaban esta nueva forma natural y divertida de afrontar la maternidad.
Ariadne es embajadora de la Fundación Aladina, cuyo objetivo es ayudar a los niños y adolescentes enfermos de cáncer y a sus familias. También forma parte de la Fundación CRIS Contra el Cáncer, que le ha hecho entrega del Premio CRIS 2020 en Categoría Amiga en reconocimiento a su apoyo incondicional.
En la actualidad, continúa buscando nuevos retos, luchando por superarse día a día y siendo siempre fiel a su forma de ver la vida.
Pura vida Ariadne Artiles
No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal)
Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita reproducir algún fragmento de esta obra. Puede ar con CEDRO a través de la web www.conlicencia.com o por teléfono en el 900 / 977
Diseño de interior: María Pitironte Imágenes de interior: Gerardo Valido; Xavi Gordo; Valero Rioja; Shutterstock; Plátano de Canarias y archivo personal de la autora
© Ariadne Artiles, 2020
© Editorial Planeta, S. A., 2020 Ediciones Martínez Roca es un sello editorial de Editorial Planeta, S. A. Avda/ Diagonal, 662-664, 08034 Barcelona idoc-pub.sitiosdesbloqueados.org
Primera edición en libro electrónico (epub): octubre de 2020
ISBN: 978-84-270-4802-7 (epub)
Conversión a libro electrónico: Pablo Barrio
¡Encuentra aquí tu próxima lectura! ¡Síguenos en redes sociales!