Umberto Eco - Proemio 54145w

Texto: SIGNO – Umberto Eco PROEMIO En el libro “El signo” Umberto Eco nos muestra su significado, su clasificación su estructura y todo lo que actúa sobre el signo. Este libro consta de un proemio en donde Eco narra la historia de un hombre llamado Sigma a modo de introducción; y cinco capítulos que cuentan con un análisis abarcativo a base de ejemplos, relaciones, gráficos y redes conceptuales para entender con claridad este tema. En esta introducción, el autor habla de Sigma, un señor que empieza a sentir molestias en el vientre y decide dar un significado para esas molestias, buscando un nombre que defina lo que siente. Hace ese intento en base a sus experiencias ya vividas o en sus conocimientos. Con esta palabra que descubrió, puede expresarse y explicarle al médico que le pasa, ya que el médico es el receptor que está en condiciones de entender, también por sus conocimientos mucho más avanzados en el asunto, aunque nunca haya sentido la molestia que sentía Sigma. Umberto Eco explica entonces que la palabra que Sigma encuentra para expresar su molestia, es un SIGNO, pero no para por ahí. El señor Sigma busca en la lista telefónica atravez de señales gráficas el teléfono de un médico. Sale de casa, entra a un bar y va percibiendo distintas reglas para encontrar lo que busca en ese determinado lugar. Es decir, el ambiente se presenta como un sistema de signos orientadores que le indican dónde podrá hablar por teléfono. Eco narra todo el proceso donde el Señor Sigma va decodificando señales y sistemas de reglas para encontrar lo que desea y moverse en determinado lugar, desde como debe poner la ficha para telefonar ( que no es de la misma manera en todos los lugares), hasta como debe tocar los números para llamar. El médico le da hora y una dirección. La dirección es un signo que se refiere a una po-

sición precisa de la ciudad, a un piso preciso de un edificio, a una puerta precisa de este piso; la cita se regula por la posibilidad, por parte de ambos, de hacer referencia a un sistema de signos de uso universal, que es el reloj. Vienen después diversas operaciones que Sigma ha de realizar para reconocer un taxi como tal, los signos que ha de comunicar al taxista; cuenta también la manera como el taxista interpreta las señales de tráfico, direcciones prohibidas, semáforos, giros a la derecha o a la izquierda, la comparación que ha de efectuar entre la dirección recibida verbalmente y la dirección escrita en una placa...etc. Se concluye que Sigma ha de conocer muchas reglas para cumplir determinada función para poder al fin acercarse al médico. Ya en el médico, Sigma no da una explicación precisa sobre lo que siente, así se produce un intercambio verbal entre él y el médico para llegar a una comunicación más eficiente. Si sus códigos de semiótica médica son adecuados, los dos órdenes de sensaciones han de corresponder. Pero las sensaciones de Sigma llegan al médico a través de los sonidos de la lengua sa; el médico ha de comprobar si las palabras que se manifiestan por medio de sonidos son coherentes, de acuerdo con los usos verbales corrientes, con las sensaciones de Sigma; pero teme que éste utilice palabras imprecisas, no porque sean imprecisas sus sensaciones, sino porque traduzca mal del italiano al francés. El médico llega a la conclusión que Sigma bebe mucho alcohol, a partir del diagnóstico, Sigma va a decidir qué hacer, si cuidarse o si gozar la vida al máximo. Por lo tanto, Sigma tendría su propio sistema de ideas (al igual que lo tiene en política o en estética), que se manifiesta como una organización especial de valores o contenidos. En la medida en que tales contenidos se le manifiestan bajo la forma de conceptos o de categorías mentales, también ellos valen por alguna otra cosa, por las decisiones que implican, por las experiencias que señalan. Según algunos, también ellos se manifiestan en la vida personal e interpersonal de Sigma como signos. Lo que Eco quiere mostrar es que un individuo normal, ante un problema tan espontáneo y natural como un vulgar «dolor de vientre», se ve obligado a entrar inmediatamente en un retículo de sistemas de signos.; algunos de ellos, vinculados a la posibilidad de realizar operaciones prácticas; otros, implicados más directamente en actitudes que podríamos definir como «ideológicas». Pero, en cualquier caso, todos ellos son fundamentales para los fines de

la interacción social, hasta el punto de que podemos preguntarnos si son los signos los que permiten a Sigma vivir en sociedad, o si la sociedad en la que Sigma vive y se constituye como ser humano no es otra cosa que un complejo sistema de sistemas de signos. La conclusión es que esta invasión de signos es resultado de una civilización industrial donde es cercada por una infinitud de señales. Pero aunque Sigma viviera aislado en un campo también tendría sus señales, reglas y signos característicos de su entorno. Se empieza a comprender de qué un libro sobre el concepto de signo debe tratarse de TODO.