VALORES ESPIRITUALES La espiritualidad constituye una dimensión universal, que representa en los individuos el desarrollo de todas aquellas capacidades genuinamente humanas, requeridas para englobar una vivencia más profunda, que permita la trascendencia de lo intelectual, lo emocional y lo físico, para que las personas puedan llegar a sentir que forman parte de un sistema vital más amplio y con un propósito de vida claramente definido, orientado hacia la búsqueda de un crecimiento personal, donde no tienen cabida las actuaciones que denotan sentimientos como la injusticia, la intolerancia, la falta de sensibilidad humana y la emisión de comportamientos no éticos, que perturben la paz interior, la felicidad, el respeto hacia sí mismo y con los demás. El valor espiritual es aquello que nos da la relación dios-hombre, lo que le da misticismo a la existencia del ser humano, los valores espirituales perfeccionan al hombre en un valor superior que el que pueden ofrecer los valores cívicos o éticos. El porqué de estos valores es simple, alimentar la necesidad de creencia del ser humano con su fuente creadora y en sí mismo; la fe, la caridad, la gracia y la esperanza, son ejemplos de los valores espirituales que puede desarrollar el hombre como ser pensante y que razona, lo que nos separan del instinto animal irracional convirtiéndonos en seres capaces de entender tanto su existencia como su momento de perecer. Los valores espirituales van más allá de tener la capacidad de diferenciar entre el bien y el mal, su objetivo es el de unir a la humanidad, diciéndonos que debemos trabajar en conjunto, ayudándonos unos a otros para llegar a una meta común que es el bienestar del mundo y de toda la humanidad. Los valores espirituales, son primordiales para nuestro diario vivir, ya que estos les dan un verdadero significado a nuestras vidas, llevan a la persona a valorarse a sí misma y a los demás, crecer con dignidad y tener una cultura de amor, reverencia y respeto por Dios. Estos valores perfeccionan al hombre en un nivel superior, en un plano que está más allá de los moldes naturales de lo humano. Aquí se deja la puerta abierta a lo sobrenatural, a todo lo que provenga de Dios, el estudio de estos valores corresponde a la Teología. Entre algunos de los valores espirituales tenemos la fe (el más importante), la caridad, la esperanza, la santidad, la paz, la gracia, el amor, el respeto, la solidaridad, la bondad, entre otros más. La Fe En la terminología religiosa la fe es el asentimiento firme de la voluntad de una verdad basada sola y únicamente en la revelación divina. La fe es un valor que el hombre por sí mismo no puede alcanzar, es un don de Dios, por esto decimos que los valores espirituales se mueven en un ámbito que va más allá de lo meramente humano, trasciende el orden natural y se eleva al orden de lo sobrenatural. Por medio del don de la fe la persona puede adentrarse en un conocimiento y en una experiencia personal con Dios. El hombre por sí mismo, cuando mucho podría afirmar que Dios existe y dar algunas características sobre Él, pero al recibir la fe, ésta transforma su existencia dando otro sentido a su vida, se ve la vida misma, los momentos cotidianos de la vida de otra
manera, se le da un sentido trascendental a la existencia misma. Es decir ya no se busca satisfacer la voluntad de uno mismo sino la voluntad de Dios. La esperanza Es el valor que corresponde al anhelo de felicidad que se encuentra en el interior de cada hombre. La esperanza cristiana, tiene su origen y fundamento en la esperanza de Abraham e Isaac, quienes esperaban el cumplimiento de las promesas de Dios. De acuerdo a la tradición judeocristiana, Él siempre se mantuvo fiel, aunque el pueblo se dejara llevar por la desconfianza y llegara a adorar a otros dioses, pero Dios seguía conservando su fidelidad y su amor hacia ese pueblo elegido, según lo cuenta el Antiguo Testamento. Este es el fundamento de la esperanza; Dios siempre se mantiene fiel en su amor hacia cada hombre. Sin esta esperanza el hombre se siente abatido, encerrado y desesperado sin ser capaz de resolver los enigmas de la vida y la muerte, del sufrimiento, del dolor, de la injusticia. Sin ella, el hombre cree que está solo ante las dificultades, que no cuenta con la ayuda de Dios. La santidad La santidad desde el punto de vista de la teología católica, se refiere al estado del alma en la cual ésta se encuentra en amistad y en profunda intimidad y comunicación con Dios. A la persona que alcanza este estado del alma se le llama santo, que es aquella persona que ha sido canonizada por haber dado muestras de la vivencia de las virtudes cristianas, a saber, la fe, la esperanza, la caridad, la justicia, la prudencia y la fortaleza, de una manera heroica y que además ha realizado milagros. La devoción a los santos es una parte complementaria dentro de la fe católica, es decir, el católico puede o no ser devoto a los santos y sin embargo sigue siendo tan católico como otro que sí tenga devoción hacia los santos. La gracia La palabra "gracia" tiene muchos significados. En la ciencia teológica por gracia se entiende un favor o iniciativa gratuita que Dios hace al hombre para invitarlo a participar en su intimidad. La libre iniciativa de Dios requiere de la respuesta libre del hombre, para recibir y acoger la gracia. Requiere pues, de la voluntad humana para recibirla. El poder hablar, ver las cualidades que poseemos, como saber cantar o dibujar, son dones que hemos recibido gratuitamente. Estos son dones naturales, pues tienen que ver con nuestra naturaleza humana. Desde el punto de vista de la teología las gracias son aquellos dones que recibe gratuitamente el hombre, pero que son dones que van más allá de la naturaleza humana.
Es preciso compartir una reflexión de Asociación Espiritual Mundial Brahma Kumaris sobre los valores espirituales: Los valores espirituales están relacionados entre sí como si de una gran familia se tratase. De la paz y la felicidad surge la alegría interior. Este estado de plenitud despierta el amor y con él, el deseo de dar y compartir. Dos de sus parientes son la tolerancia y el respeto. Todos los valores tienen un componente genético de herencia que les une, y éste es la paz espiritual. Cuando pierdes la paz, lo pierdes todo. Cuando estás en paz puedes escuchar con atención y estar completamente presente. Esto es un acto de amor que los demás agradecerán. De la paz nace el amor y se manifiesta en la forma de respeto y aceptación. El amor no es sólo un sentimiento, si no que se demuestra en las palabras y en las acciones. El amor es la fuerza que te da vida. Cuando recibes amor pierdes el miedo y eres capaz de dar lo mejor de ti mismo. La forma práctica del amor es el respeto. Respeto significa aceptar que cada individuo es único y distinto, pero que, a la vez, tiene algo importante y valioso que aportar. Muchos creen que la felicidad se consigue a través de la riqueza material. Pero no es más rico el que más tiene sino el que menos desea. Ser feliz es el fruto de la apreciación de todo lo que la vida te ofrece cada día, a cada momento. Amar las cosas sencillas es humildad. Significa respetar todo aquello que la vida te presenta. Significa apreciar y valorar cada cosa en su medida. Significa permanecer enfocado en la paz interior y no perder el bienestar personal.
http://bkwsu.org/media/spain/reflexiones/Los%20valores%20espirituales.pdf http://tareasya.com.mx/index.php/padres/tu-familia/valores/5377-Valores-espirituales.html http://cmbflorestacali.org/cmb/pdf/VALORES_%20MORALES_%20Y_%20ESPIRITUALES.pdf