El aprendizaje significativo es aprendizaje globalizado, se produce relacionando lo nuevo que se aprende y “la estructura cognoscitiva del alumno” (Zabalza, 2001). Este proceso supone un cambio de visión de la enseñanza, por parte del/la docente, ya que introduce esta perspectiva diferente en cuanto a la “técnica didáctica”, como plantea Zabalza, tiene que ver con la actitud con que se aborda la educación, sus fines y con “la capacidad para situar cualquier contenido de aprendizaje como parte integrante de estos fines”. La globalización en cuanto elemento didáctico, trata que los(as) estudiantes adquieran conocimientos y habilidades conectadas entre sí y con la realidad con una visión de integralidad, tal cual es la realidad y por ende debe ser el aprendizaje que se construye a partir de ella. De ahí que consiste en organizar el conocimiento atendiendo las potencialidades e intereses de los educandos, formándolos para enfrentar situaciones futuras en la vida. Además, un enfoque globalizador en el currículo permite atender la diversidad, en cuanto a las características diferentes de tipo personal, social, cultural, geográfico, que se dan en las escuelas y en las comunidades.
La educación es uno de los factores que más influye en el avance y progreso de personas y sociedades. Además de proveer conocimientos, la educación enriquece la cultura, el espíritu, los valores y todo aquello que nos caracteriza como seres humanos. La Educación debe tener como esencia fundamental, la formación de una conciencia identificada con los principales problemas de la Sociedad, comprometida con el destino del ser humano, atendiendo a sus aspiraciones y deseos de felicidad. Ya que una acción educadora que pretenda ser protagonista de su historia, no puede ser concebida sino como un instrumento para eliminar las desigualdades e
injusticias Sociales., los traumas producidos por las viejas prácticas de explotación del hombre La educación es necesaria en todos los sentidos. Para alcanzar mejores niveles de bienestar social y de crecimiento económico; para nivelar las desigualdades económicas y sociales; para propiciar la movilidad social de las personas; para acceder a mejores niveles de empleo; para elevar las condiciones culturales de la población; para ampliar las oportunidades de los jóvenes; para vigorizar los valores cívicos y laicos que fortalecen las relaciones de las sociedades; para el avance democrático y el fortalecimiento del Estado de derecho; para el impulso de la ciencia, la tecnología y la innovación.
La evaluación debe ser vista no solo como una acción orientada a valorar el Grado de cumplimiento de los propósitos de aprendizaje sino, fundamentalmente, Como una acción de intervención que permita al sujeto la reconstrucción de los Contenidos a aprender. El interés del docente-evaluador debe enfocarse a establecer el grado en que los estudiantes han logrado construir o elaborar conocimiento, gracias a la ayuda Pedagógica y al uso de sus propios recursos y a determinar si los estudiantes Son capaces de otorgar significado funcional a los contenidos para utilizarlos en el futuro. Los recursos de evaluación son muy diversos y, en muchos casos, coinciden con métodos y técnicas centradas en el aprendizaje. Esto permite corroborar el supuesto de que la enseñanza, el aprendizaje y la evaluación constituyen un circuito recurrente e inseparable. Un factor esencial en el cambio hacia nuevas formas de evaluación se encuentra en la resignificación de la evaluación para los profesores, estudiantes y las autoridades institucionales. Si se mantiene la concepción tradicional de la evaluación, asociada exclusivamente a la acreditación-certificación, difícilmente se logrará un impacto favorable en la transformación de estas prácticas para
hacerlas congruentes con los enfoques centrados en el aprendizaje.