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>, dándoles el acento que les corresponde sin dicha sílaba terminal. 5º - Los sustantivos compuestos de dos sustantivos llevan el acento donde corresponde al primer sustantivo, pero con más frecuencia se traslada á la sílaba terminal del primer sustantivo; v. gr.: fodùchallwa, la espina de pescado; kallékalle, cierta planta con flor blanca. Reglas especiales sobre la acentuación del verbo. 1º - Los verbos simples llevan en la primera persona singular de cualquier tiempo y modo el acento sobre aquella sílaba la que corresponde según la regla principal, luego se dice: <
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2.1.2 Las Lecturas Araucanas En 1910 Augusta publica una extensa colección de textos mapuches auténticos con el nombre de Lecturas Araucanas cuya segunda edición ampliada y revisada apareció en 1934. En la recolección de los textos (narraciones, costumbres, cuentos, canciones) colaboró el P.Sigifredo de Fraunhaeusl. Estos textos constituyen un material de gran importancia etnográfica y fueron recopilados en su mayoría en Huapi (costa de la provincia de Cautin) y Panguipulli ( precordillera de la provincia de Valdivia).La época en que fueron recolectados es entre 1896 y 1909. La transcripción es del tipo fonemizado , consistente y realista. La traducción es semilibre, permite una lectura cómoda y todavía refleja mucho de la estructura de la lengua mapuche (Salas 1980) 2.1.3 El Diccionario Araucano. En 1916 fueron publicados por Augusta los dos volúmenes de su Diccionario AraucanoEspañol, Español-Araucano, de muy depurada técnica lexicográfica para la época y con una impresionante cantidad de material. En el Tomo I Araucano-Español, cada página contiene entre veinte y treinta entradas, cada entrada corresponde a un morfema de base (raices o palabras) o a afijos. Los morfemas de base vienen con una indicación de su inflexión y (o) derivación. Se incluyen derivados y compuestos; entradas y sub-entradas están ordenadas alfabéticamente. Las definiciones son descriptivas cuando se trata de objetos culturales específicamente mapuches, y también traduccionales si trae el equivalente castellano. Las palabras que se refieren a elementos de la flora y fauna autóctonas suelen traer el nombre vulgar castellano y el nombre taxonómico científico. Muchas veces se da explicación gramatical o se hace referencia a la Gramática Araucana o a Lecturas Araucanas. En la introducción hay adiciones o enmiendas a aspectos tratados en la Gramática Araucana. A juicio de Salas es el mejor diccionario del mapuche que se ha hecho hasta ahora. El Alfabeto El alfabeto utilizado en el Diccionario difiere un poco con el que propuso en la Gramática pues sustituye <> y <sh> por signos del alfabeto fonético internacional . Mantiene el orden alfabético, pero hace una modificación sustancial en lo referente al inventario fonemático del mapuche al dejar de considerar como sonidos independientes los dentales de los alveolares. Así en su nuevo alfabeto la letra diacritizada que representa a la articulación interdental está entre paréntesis al lado de la letra que reperesenta la alveolar como se podrá apreciar más adelante, introduce un signo para otro sonido intedental a indicación de Domingo 2º Huenuñamco ( t·) y desecha definitivamente la letra
ch ñ y
d o
e p
e
q
f r
ŋ s
i ∫
k t(t·)
l(l·) tr
ll u
m w
Las tres obras de Augusta proporcionan un compendio de la más exaustiva descripción de la lengua mapuche contemporánea Otras contribuciones de Augusta son el inicio del estudio de la antroponimia mapuche elaborado en 1907 denominado ¿ Cómo se llaman los araucanos?. Reunió materiales para el
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estudio de la música mapuche y como misionero escribió en mapuche una larga serie de textos de contenido cristiano. y tradujo textos selectos del Nuevo Testamento al mapuche. 2.2
P. Ernesto Wilhelm de Moesbach
2.2.1 Las Memorias de Pacual Coña En 1930 fue publicado el texto bilingüe en que el P. Ernesto Wilhelm de Moesbach. relata las memorias del lonko mapuche Pascual Coña con el título de Vida y costumbres de los indígenas araucanos en la segunda mitad del siglo XX, reeditado más recientemente con el nombre de Memorias de un Cacique Araucano. El texto fue dictado en mapuche por Coña el que fue transcrito por el P Ernesto quien además lo ordenó cronológica y temáticamente con la ayuda del propio Coña. El texto constituye un valioso documento etnográfico y antropológico aparte de su innegable utilidad para efectos de estudios lingüísticos del mapuche contemporáneo. Ello porque las memorias de Coña están referidas a una época en que se mantenían con mucha vitalidad la cultura y la lengua y al mismo tiempo comenzaba a ser permeada la sociedad mapuche por la cultura chilena El alfabeto En este texto Moesbach utiliza las siguientes grafías a ch d e ë f (v) i k n· ñ ŋ o p r ü w y
l s
l· sh
ll t
m tr
n u
2.2.2 El Idioma Mapuche Ante la demanda de los misioneros y otros interesados el Vicario Apostólico de la Araucanía Guillermo C. Hartl resolvió encargar una reedición de la Gramática de Augusta al P Ernesto de Moesbach que según lo expresa el Vicario "Habiendo cambiado los tiempos, la nueva edición de la gramática mapuche sufrirá también modificaciones. No será un retoque del libro del R. P. Félix Kathan de Augusta, sino más bien dicho, una refundición o, como bromeando me dice el R. Padre Ernesto en su carta, un "Epitafio", tal cual se suele poner en la tumba de los difuntos, puesto que el idioma araucano en unos años más ya no se hablará como ha sucedido con tantas otras lenguas". En 1962 el trabajo de refundición de la Gramática de Augusta que hiciera Moesbach es publicado con el nombre de Idioma Mapuche " El idioma de la raza araucana es de tipo aglutinante polisintético. Su nota característica es el verbo, de prodominio sobre los demás integrantes. Mediante la inclusión de multiples partículas y raices de toda clase de palabras, aumenta su poder expresivo en medida poco menos que ilimitada; adquere una adaptabilidad que le habilita a describir con entera exactitud hasta los más insignificantes detalles de cualquier objeto, como también las modificaciones más sutiles del pensamiento. Comprobará el lector en la presente obra la efectividad de esa aserción." Esta es la última gramática completa de la lengua mapuche que se ha escrito, es una obra epigonal , escrita en una época en la que el desarrollo de la lingüística descriptiva ya había dejado irrevocablemente obsoletas a las gramáticas latino-escolásticas.Sin la genialidad del P Félix, el P Ernesto se atuvo al enfoque latinizante. Sus explicaciones son engorrosas, sus ejemplos precarios y poco originales. Esto y la actitud purista y tradicionalista que lo llevó a
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considerar "corrupciones" a los usos modernos y a las variaciones dialectales (especialmente a las del huilliche, V. sección 3 y 4.3), hacen que esta gramática aporte muy poco conocimiento de la lengua mapuche contemporánea. (Salas 1980) Pese a este lapidario comentario de Salas a la obra de Moesbach, el conjunto de las obras de los capuchinos bávaros entrega un testimonio descriptivo de la lengua y cultura mapuches infinitamente más rico y confiable que el de sus predecesores los jesuitas de los siglos XVII XVIII. En lo que respecta a su contribución a consolidar una forma escrituraria de la lengua es necesario destacar que son los primeros en publicar textos mapuches auténticos y se esforzaron por utilizar grafías que dan cuenta de los aspectos fonológicos de la forma dialectal en la que construyeron sus escritos. Aunque las grafías utilizadas resultan poco prácticas en la actualidad. El alfabeto En este texto Moesbach disminuye a 25 letras el alfabeto, siete para representar sonidos vocálicos y 18 para consonánticos desechando representar en la escritura los sonidos interdentales /n·/ y /l·/ que distingue en su texto anterior. No da explicación del por qué de este cambio. Además introduce el uso de signos fonéticos en reemplazo de letras comunes del alfabeto latino que utilizaba anteriormente lo que hace que este grafemario resulte imposible de utilizar mediante la tecnología de uso masivo como las máquinas de escribir y los computadores. A a, Ch ch, D d (δ), E e, (e*) F f (v ) I i, K k, L 1, Ll 11, M m, N n, Ñ ñ, ŋ 0 o, P p, q*, Rr S s( ∫ ), T t, Tr tr (t ∫ r), U u, Ü ü, W w, Y y. “Con frecuencia se ,substituyen mutuamente::δ con ∫ , f con p, i con ü y e, o con u, q con k, tr con ch, ∫ con r. Faltan, pues, en comparación con el alfabeto español, la b, c, d pura, g, h, j, s pura, x, z; en cambio, la k y la w ocupan el sitio que les pertenece en mapuche y las demás lenguas indígenas sudamericanas. La media vocal e y la consonante q, no necesitan de mayúscula, por no iniciar dicción alguna, para los signos fonéticos (δ, ∫, ŋ ) no existen mayúsculas.” Una de las contribuciones más notables de este trabajo del P. Ernesto es que se inicia con un una introducción que aporta antecedentes sobre fonética articulatoria que a continuación se reproducen resumidas. Nociones de fonética articulatoria “Elemento fundamental de cualquier lengua es el sonido, es decir, la voz humana articulada. 1.-GENERACION DE LA VOZ.-El aire, expulsado de los pulmones en la expiración, pasa por entre la laringe y las cavidades bucal y nasal sin producir sonido; sólo origina un leve soplo. Pero con la intención de hablar ya entra en acción el alma. Bajo su impulso las cuerdas se acercan mutuamente, obstaculizando o cerrando el paso a la corriente del aire pulmonar. Este presiona sobre las cuerdas y con repetidas sacudidas las pone en vibración. Salidas al exterior y llegadas al alcance del oído las ondas vibratorias producen la sensación de la voz.
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. ,, 2.-ARTICULACION DE LA VOZ.-Las diferentes posiciones de las cuerda¿; vocales y de los órganos articuladores actúan sobre la voz de Tnuy distintas maneras, la detallan y convierten en los diversos sonidos o fonemas: las vocales y las consonantes. 3.-Las vocales.-Son aquellos fonemas que se producen exclusivamenfte en el órgano de la voz, las cuerdas vocales de la laringe en vibración. La voz, ahí generada, pasa libremente por los órganos articuladores a la cavidad bucal, éstos solamente le hacen el oficio de resonadores. Sin embargo, la mayor o menor-amplitud o estrechez que la posición de la lengua deja abierta a la pasada del aire sonoro en los puntos de articulación, modifica y diversifica su sonido, generando de esta manera la pluralidad de los fonemas vocales y asignando a cada uno de ellos el volumen y la particularidad fonéticas que-. lo caracteriza. El idioma araucano añade al número común a, e, i, o, u, dos vocales propias: ü, ë 4.-las consonantes, en cambio, se producen de un modo muy distinto. La corriente del aire respiratorio que ha pasado libremente por las cuerdas vocales y la glotis abierta llega áfona a la cavidad de la boca. Allí, en cierto punto, se encuentra con el órgano articulador que le dificulta, u obstruye del todo, la salida. El vencimiento de este obstáculo produce el ruido propio y el contenido peeuliar fonético que, sonando en combinación con una vocal, constituye el fonema de la consonante; es, pues, siempre sonido doble. mientras que la vocal es fonema simple. 5.-Clasificación de las consonantes.-la propiedad fonética y el nombre de cada una de las consonantes dependen de diferentes circunstancias: a) Del lugar y órgano de articulación. Bajo este respecto las consonantes del idioma mapuche pueden ser: bilabial: m, p, (v). labiodental: f. dental: d (δ ), t. alveolar: 1, n, ñ, r, s ( ∫ ) velar : k, q , tr, w b) De la manera de articulación. Si el órgano articulador cierra el paso del aire para abrirlo en seguida, bruscamente, con una pequeña explosión, la consonante es oclusiva o explosiva: ch, f, k, p, q, t, (tr). Se llama fricativa si el órgano estrecha solamente el paso, de modo que el aire pasa frotando y rozando al órgano articulador. Son fricativas todas las consonantes que no son oclusivas. c) De la intervención o no intervención de las cuerdas vocales. Si estas acompañan los órganos articuladores en sus vibraciones, las consonantes resultan: sonoras, como las fricativas; sordas o áfonas si no se produce tal vibración, como en las oclusivas arriba enurneradas. Su ruido explosivo sólo se hace audible vinculado con la pronunciación de la vocal precedente o. subsiguiente. d) Finalmente, influyen en el matiz y el colorido fonético de las consonantes la posición de los labios y del velo palatal. En la formación de la m los labios se cierran, impidiendo la salida del aire; en la articulación de n, ñ, ŋ, el velo atranca la entrada de la cavidad bucal. En airnbos casos el aire sonoro ha de pasar por la nariz, donde impregna con el típico sonido a las consonantes llamadas nasales: m, n, ñ, ŋ. Todas las demás son bucales u orales.
La Fonética Araucana
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Según Moesbach la fonética determina el preciso valor vocal y acústico de los sonidos, elige los signos o letras adecuadas para su fijación escrita, procura la exacta reproducción de los signos empleados mediante su correcta pronunciación. La fonética del idioma mapuche que consigna en este texto la tomó de (el eminente filólogo Dr. R. Lenz, de acuerdo con el "Alfabeto Fonético" de la "Asociation Phonetique Internacionale"). Fonética de las vocales. -LOS SONIDOS VOCALES COMUNES, DEL CASTELLANO Y ARAUCANO, a, e, i, o, u son unísonos también en sus caracteres de articulación y fonética. Se pronuncian la a por el levantamiento de la lengua hacia la parte media del paladar y con la boca abierta; la e y la i con igual actitud hacia la parte anterior y la o y- u hacia la parte posterior del paladar. En la pronunciación de la e y la o la boca queda menos abierta que en la articulación de la a, pero más que en la formación de la i y la u. Resulta una percibilidad acústica en graduación decreciente de a, o, e, i, u; a, o,. e, .son vocales abiertas, i, u, cerradas, lo que tiene importancia para la combinación de los diptongos. -LAS VOCALES PECULIARES DEL MAPUCHE. Son dos: la media vocal e y la mixta ü, escrita la primera por una e invertida (e) y la segunda por una u con crema (ü). La e es vocal sorda casi áfona, de un matiz fonético muy vago y cambiable, semejante a la e muda sa. Tenemos la prueba de esta ambigüedad en la toponirnia chilena en cuanto a la palabra reŋi colihue Existen en este vocablo: Renginahue, tigre del colihual, Riñihue lago de los colihues; Ronguipulli loma de los colihuales, y Rungui coilhue. También se acerca a veces al sonido de la ü (küme bueno, rüme junquillo), diferente de la verdadera ü ( en küla tres, üñü. murtilla). Por no complicar todavía más la escritura hemos desestimado esta diferencia vocal. El gramático B. Havestadt no marca la e invertida y trae vocablos como mtrmn llamar, flmn acercar. El P. Félix de Augusta, cuya grarnática estamos reformando,la deja sin escribir en las raíces verbales de terminación consonante, v. gr.: küpaln., konn. Pero esa media vocal se percibe en la pronunciación, reaparece en la conjugación (véase p.. ej. Nº 163 eln) y forma con la n terminal sílaba aparte (eln y konn son palabra. bísílabas). Más correcto sería, pues, apuntar tales verbos; con apóstrofo (kon'n). La ü es vocal cerrada, mezcla de la u con la i, la más gutural de todas; suena como la u sa y algo mas -suave que la ü alemana. En su articulación se eleva la lengua hacia el velo del paladar, quedando los labios abiertos; como en la pronunciación de la i, v. gr. ül, la canción. Cuando inicia una dicción y la sigue una i se percibe delante de la ü el susurro de una suave r. -Los diptongos o sea la fusión de dos vocales en un solo sonido tiene lugar entre vocales abiertas (a, o, e) y cerradas (i, u, ü) y viceversa, o también de cerradas entre sí. En mapuche ocurren los siguientes diptongos: mai, chachay 'si,papá', ai küδau 'trabajo' au fei felei ' así es' ei apeu 'cuento' eu piuke 'corazón'. iu troi ' ailiculación' oi rou 'rama' ou
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kuifi ' hace tiempo' lüikün ' gotear'
ui üi
.-Fonética de las consonantes. De los 18 fonemas consonantes 8 concuerdan en su valor fonético con las respectivas consonantes españolas las otras 10 ofrecen diferencias. Los primeros son éstos: 1 Las consonantes oclusivo-áfonas ch, p, q, t; 2 las fricativo-sonoras "m, n, r, v." Consonantres más o menos diferentes de su fonética castellana son las siguientes:: 1º La d, en español, consonante dental, oclusiva y áfona, es vuelve alveolar-fricativa en boca mapuche (signo fonético d = δ) ; suena aproximadamente como el artículo the inglés. Entraña valor emotivo y se pronuncia tanto más suave cuanto más intensamente quiere expresar sentimientos complacentes y amorosos, acercándose a la s, cuyo sonido puro no existe en mapuche (signo de sh o j = ∫ v.. gr. duam, shuam 'la intención' 2º La s, fuera- de lo dicho bajo d suplanta en el dialecto huilliche con frecuencia la r (signo s = ∫ ) ; v. gr. ∫uka, por ruka 'la casa'; ∫ umel, por rumel 'siempre'.. 3º La f, consonante labiodental-fricativa, substituye en varias regiones la bilabialexplosiva v; v. gr. foki se pronuncia voki 'la enredadera'. 4º La k, consonante genuina del idioma mapuche y demás lenguas sudamericanas, de articulación velar-explosiva y sorda, la conservamos en su sonido y letra propias, ya que su transcripción por c o q no se justificaría en una Gramática Araucana. Ponemos, pues, ka, ke, ke, ki, ko, ku, kü, y no ca, qui, etc.; v. gr. kalku 'bruja', kekün 'maíz molido', kirke lagarto, y no calcu o quirque, etc.5º La 1 y la n consonante alveolar-fricativa-sonora, en mapuche seguida muchas veces de un sonido rio en valor de una suave d, producida por el retiro brusco de la lengua al pronunciar la 1; v. gr. al(d)ün 'mucho', pel(d)e 'barro', kiil(d)a la gramínea 'quila'; palabra que el mapuche distingue perfectamente de cüla 'tres'. El mismo fenómeno tiene lugar en numerosas n mapuches; v. gr. n(d)amun(d) 'el pie', en(d) 'dueño'.. El P. Félix de Augusta escribe pel'e, al'ün; n'amun', al'ün; en'; nosotros, en atención de que esa particularidad no guarda uniformidad en la Araucanía, la hemos desestimado en este libro.(el subrayado es nuestro) 6º y 7º La ñ y ll, ambas consonantes palatal-fricativa-sonoras, la ñ además nasal, colocadas al final de una sílaba o palabra, se pronuncian tocando la parte media de la lengua, el paladar alto; de modo que se percibe delante de la ñ y la 11 el sonido de una corta i; v. gr. Iñ 'nuestro', püñma 'suegro', fill 'todos', üllkun 'enojarse'. 8º La ŋ signo fonético de una consonante compuesta de n-g (signo = ŋ), de articulación velar-oclusiva-sonora-nasal; suena como la -n en ganga (o en Gesang) ; v. gr. Ŋulŋu el árbol autóctono, por desconocimiento de la fonética araucana llamado ulmo, liŋe el lingue.
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9º La tr, consonante compleja, con precisión adquirible por la experfencia solamente. Consta de tres fonemas parciales: t, s, r, que en la pronunciación tienen que combinarse y exhalarse en un solo soplo de voz. La fijación con letras castellanas, que más se aproxima a su verdadero valor fonético, sería ch-r o tshr, dando a la sh el tono domimate entre una t y r bien suaves al pronunciarlas en fusión; v. gr.: trufür polvo (chrufür o tshrufür), wentru hombre (wentshru o wenchru). En los libros que tratan del idioma mapuche se halla escrito en la forma de t, th, ch, tr; este libro conserva la forma tr a pesar de que carezca del elemento más esencial (la ∫ ). Lo hacemos con el fin de no estorbar el uso de los diccionarios existentes.
10º La w, en mapuche más vocal que consonante, vocal consonantizada, como la llama el Dr. Lenz. No es la w alemán sino el "double" w inglesa, suena como la u corta seguida del subsonido de una w más breve todavía; v. gr. wa, uwa el maíz, wewan el vaho, wiwün la sed. (pron. u(w)a, u(w)eru(w)an, u(w)iu(w)ün). Para la conservación de la letra w, también en el área del habla española, abogan las mismas razones aducidas arriba para la k. Aunque su transcripción por hu reproduzca bastante bien su contenido tonal, sin embargo, introduciría al idioma mapuche un elemento extraño e injustificado. Otro substituto propuesto y ensayado, la gu, es menos aceptable todavía, porque fuera de los inconvenientes de hu torna imposibles numerosas etimologías; v. gr. escribiendo guala por wala, la conocida ave, el apellido Lefíu, apócope de lefiwala (u(w)ala) huyó la huala, ya no tendría explicación. Lo mismo ¿quién puede suponer que el nombre femenino Gualda deriva de wala la legendaria ave lacustre huala, en el folklore araucano transformación de una niña mapuche? (Véase nuestro libro
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Sílabas y Palabras Los sonidos que se emiten por un solo golpe de voz consntituyen la sílaba pronunciada; estampados estos mismos fonemas en letras se tiene la sílaba escrita. -Según el número de sonidos o letras, la sílaba se llama: 1 monolítera, v. gr. i, 2 bilítera, v. gr. aδ, ka: 3 polilítera con más de dos letras, v. gr. poi, ñom, pran, troi. -De las sílabas, únicas o varias, se forman las palabras, partes de la oración gramatical que ya entrañan una idea. El número de sílabas subdivide las palabras en: 1 monosílabas, v. gr. i él comió, aδ aspecto, ka otro, poi divieso, ñom manso, pran subir, troi articulación. 2 disílabas o bisílabas, v. gr. kura piedra, konn (= konen, kon'n) entrar, machi la cura-ndera, koila mentira, allfen herida, mailai no quiso, trintri crespo. 3 polisílabas, las palabras que exceden dos sílabas, v. gr.,nen-tu-fe asaltador, we-∫a-ke-lu cosas, 1a-wen-tu-che-fe el médico, rul-pa-nü-tram- pe-1u el intéprete, ka-trü-δe-ŋun-te-ku-eneu, me interrumpió. Debido a la índole aglutinante-polisintética el idioma mapuche trae palabras largamente compuestas, especialmente en descripciones detalladas y precisas. Mi recordado maestro Pascual Coña, relatando en su clásico mapuche la elaboración de la mu∫ca o chicha de manzanas, dice entre otras cosas: apowechoδkenukelechi kapachu meu lüikünaqmekefui pülku del saco lleno de agujeros brotaba sin, interrupción la chicha. La misma (en castellano) inimitable fuerza explicativa manifiesta el mando: trapeItekukenumetuafimi kawellu üŋko meu irás a dejar otra vez el caballo amarrado al poste.. En análisis: los verbos parciales trapeln amarrar, tekun adentro, kenun dejar-; las partículas me de dirección ir alla, tu iterativa, a de tiempo futuro y fi de transición, finalmente la desinencia mi. ¿Qué traducción podría igualar este conjunto?
Separación de sílabas El silabeo, o sea la correcta separación de las sílabas en palabras bi y polisílabas. Sus normas son las siguientes: 1 Una consonante entre dos vocales se articula con la segunda vocal, sea simple como p, k, y, etc., o compuesta, como ch.,ll, o grupo fonético (licuante con líquida) como tr, pr; v. gr. e-pu-lei es doble, ku-ñi-fal huérfano, ma-chi la curandera, lla-lla 1a suegra; kü-tral el fuego, we-nu-pran subir" (estos dos ejemplos del grupo fonético inseparable). 2 Dos consonantes (en el sentido de 1) entre dos vocales se unen, cada una, con su vocal colindante; v. gr. tur-pu siempre, kon-men menguar, mall-kon volear, kul-trun el
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tambor de la machi, we-nuñ-pran elevar. Tres o más consonantes separables, como en castellano obs-tan-te, obs-tru-ir- no parecen ocurrir en la lengua araucana. 3 El silabeo de las palabras compuestas de múltiples integrantes y especialmente de la acumulación de vocales en las formas gramaticales del verbo, donde cada componente queda con sus propias letras, sólo se comprenderá después de estudios más avanzados de la lengua. Anticiparemos, sin embargo, que los mapuches suelen suavizar el roce de ciertas vocales, entreponiendo una i entre dos a (siempre), una q entre la a y la e (las más de las veces) y una y entre dos e (que es menos general). Dicen nü-tram-el-lai-a-quei-mn meu ñi pe-yel, en vez de nütramel-laaeimn meu ñi peel no os contará lo que ha visto. Acentuación e Interpunción., El acento prosódico de una palabra es la mayor elevación de la voz en la pronunciación de una de sus sílabas. Tiene lugar en las palabras di y polisílabas, sujeto a las normas siguientes: 1 Las palabras que terminan en consonante o diptongo son agudas, llevan, por eso, el tono sobre la última sílaba; v. gr. namun pie, chawai la neblina. 2 Graves y acentuadas en la penúltima sílaba son las palabras terminadas en vocal; v. gr. antü el sol, mawida la montaña, ruka la casa. Si la acentuación de una palabra no está acorde con las anunciadas reglas, la sílaba tónica debe llevar el signo gráfico del acento prosódico, o sea, la virgulilla llamada acento ortográfico (') ; v. gr. pellü(ú) el alma (para diferenciarla de pellí la mosca), wetré frío, mámell palo, La media vocal e, puesta en la última sílaba, generalmente carece de acento, por eso fótem el hijo. Ciertas preposiciones pospuestas a su término atraen el acento de éste hacia su última sílaba, siguiendo a modo de partículas enclíticas; v. gr. ruká meu en la casa, kuráwe pedregal, willi pelle hacia el sur, como también wariáche gente de la ciudad. De la misma forma se agrega la partícula de dualidad y pluralidad wen, pero sin cambiar el acento de su término; v. gr. fótemwen junto con el hijo, peñiwen hemanos entre sí. 3.-Consecuentes a la regla principal los verbos llevan el acento en todos sus tiempos sobre la sílaba terminal de 1ª persona y lo mantienen ahí en las flexiones de la conjugación; v. gr. akúñ, akuláñ. akuafúñ, akúiñ, akuláiñ llegué, tw llegawwir, etc. Excepción hace únicamente el -modo condicional en la le' persona deno llegamos, etc.Excepción hace únicamente el modo condicional en la 1ª persona de plural que en todos 1os tiempos es aguda; v. gr. akulíñ si llegamos, akufuliíñ si hubiésemos llegado. 4 Palabras esdrújulas y sobreesdrújulas posee el idioma mapuche únicamente en sus substantivos y verbos compuestos, y allí en gran abundancia. Su acentuación no está del todo fija. Tienen, por lo regular, dos acentos: el primario sobre el primer elemento de la cgmposición, si bien repuesto a su última sílaba; el secundario, donde corresponde al postrer integrante; v. gr. foδüchalwa espinas del pescado, kallekalle la planta trique o calle-calle (muy abundante cerca del río homónimo), tranátranátripán. salir a golpes; pero también se oye indistintamente fiδáfiδa y fiδafíδa paladar duro, y se dice constantemente wílikawéllu pezuña de caballo. 5.-El acento diacrítico, que distingue el significado de las palabras homónimas, tiene poca aplicación en mapuche; v. gr. ká otro y ka 1a conjunción y; füchá. grande v fiicha el anciano. La puntuación
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El mapuche es idioma vulgar y coloquial , no lengua culta ni literaria. Los que se ocupan de él, hacen uso de los signos de puntuación sin atenerse a normas fijas, como mejor les parece. Nuestro Idioma Mapuche emplea la interpunción española, si bien limitándose, en las frases araucanas de interrogación y iración, al signo final; v. gr. Küme tripapeai chey tefachi lifro? -Ñall, feleafuí! ¿Saldrá aprovechable esta gramática? ¡Ojalá! que fuera así. 3
El Diccionario Comentado Mapuche-Español de Esteban Erize
Este autor Argentino realizó con el Diccionario de Augusta un trabajo muy similar al que hizo el Padre Moesbach con la Gramática, en el sentido de tomarlo como bases e introducir modificaciones, alguanas de las cuales fueron el cambio en las grafías y en el ordenamiento alfabético, la inclusión de comentario o citas textuales de autores coloniales a algunas de las palabras.,e incluye numerosos términos de la regionalidad mapuche asentada en el territorio argentino bajo la denominación de "pampas". A continuación se reproducen resumidos los principales aspectos de esta obra publicada en Buenos Aires, argentina en 1960. En la Argentina, por la naturaleza semiárida del terreno, existían tribus nómades, poco densas y no siempre en o directo. Se extendían desde las estribaciones orientales de la Cordillera hasta las márgenes del Atlántico y abarcaban parte de las actuales provincias de Mendoza, San Luis, Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires, Chubut, y en su totalidad las de Neuquén, La Pampa y Rio Negro. No existen datos seguros para estimar la población de esas zonas. En general se ha apreciado que a mediados del siglo XIX, época del apogeo del mapuche argentino, las tribus rancülches, diseminadas en las tolderías dé La Pampa, San Luis, Córdoba y Santa Fe, que limitaban al Noroeste con las zonas huarpes y al Nordeste con los comechingones, contarían con quince o veinte mil individuos. En cuanto a las tribus chadiches, mamülches,y lenvüches., que ocupaban los territorios bonaerenses, pampeanos y orientales del Rio Negro, formaban en conjunto una aglomeración de veinticinco a treinta mil individuos. El grupo más numeroso, quizás de treinta o cuarenta mil almas, era el que tenía sus reales en las faldas cordilleranas del Neuquén y oeste del Rio Negro: al Norte los picunches, vecinos de los huarpes; en el centro los pehuenches, escalonados en ricos valles; y en su parte austral lás tribus huilliches, cuyas puntas de lanza, muy diseminadas, salpicaban con sus toldos el territorio cheuùlche del Chubut patagónico. Sumando estas aglomeraciones podernos decir que la población mapuche argentina, en su conjunto, oscilaba entre setenta y noventa mil individuos.
La presente obra reúne los términos conservados de su idioma Un diccionario como el presente es el resultado de comprender que el conocimiento del idioma de un pueblo poco menos que ignorado exige situar su lengua en el ámbito donde se la habló, para poder juzgar en el medio humano su génesis y su eficacia. Por ello nuestra obra consigna, a demás de las equivalencias de significación entre mapuche y español, las referencias más autorizadas acerca de cada palabra, y agrega toda relación seria y probada de costumbres, organización familiar, social, militar y jurídica, vivienda, alimentación. industria, arte, medicina, juegos, tradiciones, creencias, ritos, leyendas, supersticiones, magia, fauna y flora. No podemos pretender llegar al conocimiento de una lengua extraña si las equivalencias mentales o la carga de significación de cada vocablo no poseen cierto grado de analogía con las de nuestra lengua. Una palabra mapuche sugiere al extrañoo un mundo diverso del suyo propio; en consecuencia, no podemos prescindir de algunas referencias a los hombres que hablaban esa lengua, para poder pesar, aquilatar y comprender su idioma sin prejuicios. Cuando Iniciarnos nuestra tarea lo hicimos inspirados por las palabras de Fray Félix José de Augusta en el Prólogo de su Diccionario Araucano-Español: "muy interesante seria el trabajo que propone el Dr. Rodolfo Lenz de hacer un diccionario colectivo de las palabras contendas tanto en los vocabularios antiguos como en éste, transcribiendo aquéllas a la fonética moderna". Hemos extraído y clasificado los vocablos contenidos en las obras reconocidas como básicas de Valdivia, Havestadt Febrés, Falkner, Lenz, Augusta y Moesbach, todos ellos europeos y, excepto Lenz, de congregaciones religiosas, misioneros entre los mapuches. Es natural, en esas condiciones, que las mencionadas obras revelen influencias inherentes a la religión y a la nacionalidad
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de cada autor. Esa. documentación se ilustra con términos o expresiones de escritores chilenos y argentinos cón garantías de seriedad. Esto nos permite presentar una obra de información general en sus diversas modalidades, constituida por una recopilación de voces y de costumbres de las dos grandes ramas mapuches, la de los ngulluches (Chile> y la de los puelches (Argentina), cada una de ellas con sus múltiples parcialidades: picunche, pehuenche, huilliche, rancülche, chadiche, mamülche, etc. El lector encontrará voces y usos propios de las tribus marítimas, de las tribus de la Cordillera y de las tribus pampeanas, sedentarias unas, semisédentarias o nómades las otras, y, asimismo, expresiones agregadas desde la Ilegada de los españoles en el siglo XVI hasta la denominada Conquista del Desierto en el último cuarto del pasado siglo, es decir, hasta la des aparición del mapuche como ipueblo independiente.
No hemos creído útil la inclusión de vocablos netamente modernos, producto de la transformación del Idioma en o con nuestra civilización. Sin embargo, no aplicamos este criterio a denominaciones de objetos o animales desconocidos en época precolombina, que fueron utilizados luego comúnmente por los indígenas, adaptándolas a su peculiar pronunciaclón (cahu ellu, caballo ; huaca, vaca; chilla, silla; manchana, manzana, étc.). Y si mencionamos algunas otras voces posteriores a la Conquista del Desierto, es por que esas voces ó expresiones se hallan ampliamente difundidas, en general, como designaciones geográficas. El idióma mapuche puede considerarse como prácticamente extinguido en la Argentina; sólo subsiste en pequeños grupos que hacen uso de una lengua cada día más alejada de su etimología original.
Por otra parte, restituimos la auténtica denominación lingüística de mapuche; el vocablo araucano, que la había sustituido, era creación híbrida hispano-indígena que conquistadores y escritores impusieron. Hemos desechado anteriores grafías en todos los casos en que las hemos comprobado inadecuadas, y procurarnos poner en práctica una transcripción acomodada al espánol, cómo es usual en los estudios de lenguas mdígenas hispanoamericanas. En cuanto a los sonidos extraños al español hemos tratado de explicarlos por equivalentes de otras lenguas Y referencias fonéticas. Recibimos del eminente maestro de la filología mapuche, . P. Ernesto Wilhem de Moesbach, residente en Chile, el más decidido apoyo en este aspecto de transcripción. El mapuche, como todo Idioma sin escritura conocida, ofrece las lógicas dificultades en la representación de los fonemas ideológicos respecto a su captación y transcripción. Captar en toda su pureza los sonidos emitidos no siempre resulta fácil porque, por ejemplo, un picunche no da al vocablo un calibre sonoro y una tonalidad idéntica a la de un huilliche o la de un chadiche. Por otro lado, existen numerosos sonidos sustituibles de los que más adelante nos ocuparemos. Su transcripción ha variado por la adaptación fonética a la del idioma propio del estudioso. Debimos, además., vencer dificultades inherentes a una defectuosa pronunciación, con arraigo a veces de siglos, y no hay duda de que para el profano acostumbrado a pronunciar de cierta manera los vocablos sobre todo toponímicos (por ej. Catriló que debe pronunciarse Cachri1o o Cachriló; Trenque Lauquen que debe pronunciarse Chrenque Lauquen o Chrenqué Lauquén), la innovación resultará algo extrana. Hemos acumulado en cada vocablo acepciones tomadas de autores de muy variada fuente, modernizando el estilo de expresiones arcaicas. Conservarnos alguna que otra definición en su forma anticuada por no haber podido interpretar bien su sentido, transcribiéndola literalmente para proporcionar a futuros investigadores la posibilidad de hacerlo (ver, por ej., las~voces atùyema y chrapai). En algunas voces existen acepciones divergentes, en otras contradictorias. No es extraño tampoco el caso en que un importante filólogo se contradice. Así Augusta en pùnonchoique y Febrés en hueluhuichrau. La mayoria de los casos los hemos resuelto recurriendo a la etimología (por ej. en mollvünhuilleñ). En una sola ocasión hemos cambiado deliberadamente la definición impuesta unánimemente por los autores durante más de tres siglos. Se trata de la voz iloche a la que, por razones expuestas en
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el vocablo, hemos negado categóricamente la acepción de antropófago. Hemos dado a los vocablos de ambos idiomas gran amplitud sinonímica. Por otra parte, hemos usado numerosos argentinismos, algunos de éllos quizá poco académicos, por considerarlos, a veces, más significativos. 3.1
La propuesta alfabética
El alfabeto
Las grafías y el ordenamiento alfabético de Erize: a, c, ch, chr, d, e, g, h, i, l, ll, m, n, ng, ñ, o,p, q, r, s, t, u, ü, (ù), v, y. La pronunciación A: Se pronuncia como en español. C:
Se pronuncia como en español, pero siempre oclusiva velar sorda (ca,co, cu, cü, cù etc.) No existe el sonido fricativo interdental sordo (ce, ci) Ante las vocales e, i utilizamos qu. El autor germano Augusta, de gran influencia en la filología mapuche del corriente siglo, empleó en todos los casos k (ka, ke, ki, ko, ku, kü, kù). Además de extrañar esta sustitución dentro de la adaptación fonética
española, resultaría chocante especialmente en la toponimia actual, como escribir Neukén, Karwé, Kopawe, por Neuquén, Carhué, Copahue.
CH: Se pronuncia como en español. En ciertos vocablos se emite suavemente hacia un sonido fricativo sordo a la manera sa (chez, chambre, chose>, por ej. chumel, calzado. Refiriéndose a personas este sonido expresa matiz cariñoso; cheche, abuelo; chuchu, abuela; vochùm, hijo. Hemos señalado en el contexto del diccionario con CH esta manerá de pronunciación. CHR: Este sonido es el más difícil de transcribir. Extraño al español, era denominado T particular por algunos autores y T especial por otros. En la bibliografía se han utilizado cuatro formas de grafías para representarlo: 1º t, con sus variantes ‾t y t'; 2º th, con sus variantes thr, th (r) y th (rr) ; 3º tr con sus variantes trr, t(r) y t(rr) ; 4º ch, aunque esta grafía en contados casos. La primera forma, de t, fue la de los iniciadores de la filología mapuche que encabezó Valdivia a principios del siglo XVII. Esta modalidad tuvo sus úflimas expresiones clásicas en Havestadt y Falkner en el siglo XVIII. La segunda forma, la de th, se inició con Febrés; fue usada por los autores del siglo XVIII que aplicaron la pronunciación inglesa. La tercera forma, la de tr, representa la reacción de los autores del actual y pasado siglo. Tal era el criterio de Augusta. Algunos autores intentaron una transacción entre las anteriores pronunciaciones, y así nació la importante variante thr. Después de un severo análisis crítico de cada una de estas formas expresivas, tuvimos la convicción de que, si bien el problema se iba esclareciendo, no se había encontrado aún la solución exacta. Recordamos entonces el sonido especial oído en nuestra infancia en boca de viejos paisanos que habían convivido con los últimos indígenas de la zona, sonido que siempre transformaba nuestra tr en una nítida chr, pronunciando chres por tres, chradición por tradición, cuachro por cuatro, chrenza por trenza y así sucesivamente. En varias oportunidades tuvimos ocasión de comprobar la muy aproximada concordancia de este sonido con algunos fonemas usados por indígenas argentinos y chilenos. Antes de proceder a su aplicación, lo que nos obligaba a abandonar grafías con arraigo de siglos, y a fin de eliminar toda vacilación ante tan radical actitud, decidimos llevar, en última instancia, el problema y la soluclón al examen y fallo de nuestro habitual mentor, el Padre Moesbach. Este nos dio, en carta del 26 de junio de 1951, su más amplia adhesión: "En su lugar, nos decía en la mencionada carta, cortaría de una vez el nudo gordiano y escribiría chr". Fortalecida definitivamente nuestra convicción de haber resuelto el más engorroso de los problemas fonéticos, y apoyados por tan importante autoridad en la materia, nos decidimos a aplicar en esta obra la grafía chr, descartando todas las anteriores por inadecuadas. En la segunda edición de su Voz de Aranco, publicada en 1953, Moesbncb da por con-sagrada la transcripción del fonema al escribir: "El sonido áfono y explosivo, propio del mapuche, transcripto en tr, th, t, ch, no tiene equivalente en castellano, suena aproximadarnente como la ch chilena seguida de una suave r". Para pronunciar la chr se toca el paladar con la punta de la lengua.
D: Tiene una pronunciación fluctuante. En la casi totalidad de los casos, se pronuncia como 20
en español. En algunos pocos y determinados vocablos tiene sonido especial, sonido que la mayoría de los autores señala como igual a la th inglesa y que otros mencionan como similar a la z española. De ahí que vemos figurar en bibliografía zomo por domo, mujer; quizu por quidu, soltero; etc. Los pampas empleaban con frecuencia ese sonido y Falkner, a mediados del siglo XVIIIi, escribía az por ad, cara; lo que tampoco constituía una primicia ya que el fundador de la filología mapuche, Valdivia, escribía en 1606 izum por idum, ave, pájaro. En la Argentina algunos autores han traducido esa voz con ss (choss, amarillo, por.chod) otros la han simplificado escribiéndola sencillamente con s (chos). Vemos así vocablos con variadas escrituras, por ej. chadi, chasi, chassi, chazi: sal. E:
Se pronuncia como en español.
G: Letra que suena como el español gue (con e cerrada), velar oclusiva sonora, por no existir los sonidos ge, gi velares fricativos sordos. Los autores la han traducido por medio de dos fonemas que han dado origen a dos grafías: el fonema gue que traducen gráficamente por gh y denominan g ordinaria y el fonema ng que traducen gráficamente por G a la que denominan g especial o g particular. Siguiendo nuestros principios de escritura fonética separamos estos dos fonemas, colocándolos en el lugar alfabético que les corresponde. Al separar g de la ng el empleo de esta letra disminuye notablemente. Cuando encabeza un vocablo va seguida exclusivamente por la sexta vocal ü. La g se pronuncia entonces suavemente, tan suavemente que la mayoría de los autores modernos tienen tendencia a suprimirla escribiendo ülmen por gülmen, cacique; üllcha por güllcha, doncella, etc. H: Aunque carente de valor fónico la conservamos por su muy frecuente uso en la toponimia, en expresiones como hua, hue, hui (wa, we, wi, en la transcripción de los autores germánicos) en vez de colocarla en el orden alfabético correspondiente a wa, we, wi. I:
Se pronuncia como en español. Los rancü1ches usaban con cierta frecuencia esta letra posponiéndola como letra verbalizadora en reemplazo de la clásica n. Ver detalles en Frich (Bibliografía crítica). Ver también en la letra ü el mal empleo de esta vocal.
L: Se pronuncia como en español. En ciertas tribus se aproxima a la vibrante suave r (malal, malar). LL: Se pronuncia como en español. M:
Se pronuncia como en español.
N: Se pronuncia como en español. Pospuesta a nombres los verbaliza (por ej. cüdau, trabajo, y cüdaun, trabajar; liv, limpio, y livn, limpiar. Los pampas y los rancülches sustituían la i por la n para verbalizar; los rancülches, a veces, la reemplazaban por la u. Ver detalles en Frich (Bibliografía crítica). Cuando el vocablo termina en n y es verbalizado mediante otra n, permanecen ambos sonidos sin unificarse. El indio pronuncia siempre ambas consonantes, por ej. nn bisílaba, separándolas por una pausa casi imperceptible que señalamos gráficamente con un apóstrofe: n'n. Lo mismo sucede con la terminación ñn. Ya Falkner en 1775 escribía con'n: entrar, única palabra con doble n existente en su vocabulario. NG: Fonema correspondiente a la llamada, de manera imprecisa, g particular o g especial (G). letra que los mismos autores señalan que debe prqnunciarse ngué. Así, lo transcribimos por el grupo fónico ng y lo situamos alfabéticamente después de la n y no después de la g, por ser n y no g el sonido guía del fonema. Ng suena como ngu¿ (con e cerrada) por no existir los sonidos nge y ngi o ge, gi. Aunque ya se encontraba en los vocabularios de Herckmans de 1642 y de Falkner de 1775, Augusta generalizó el fonema ng, pero al representarlo con el signo fonético ŋ dificultó su lectura y comprensión. La ng se pronuncia en la parte más interna del a boca, teniendo ésta semíabierta y colocando la punta de la lengua contra las encías de los dientes inferiores. Ñ: Se pronuncia como en español. Ver en n la terminación ñn. O: Se pronuncia como en español. P: Se pronuncia como en español. Q: Se pronuncia como en español, aunque generalmente con matiz más suave. Los grupos actuales de población mapuche se van acercando a una sonorización de la qu que se suaviza aproximándose a gu en un sonido débil fricativo dorso-pospalatal o velar. Esta letra, igual que la c, fue suprimida y reemplazada por la k por Augusta y sus imitadores.. Ver más detalles en c. R: Se pronuncia comó en español, pero en sonido intermedio entre fuerte y suave (fricativo ápico-prepalatal sonoro). El mapuche argentino del siglo XIX, y quizá sus predecesores, la articulaban siempre fuertemente, transformándola. en rr: decían curru por curu, negro; 'pirru por
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piru, gusano; marra por mara, liebre, etc.
S: No existía como sonido del habla mapuche precolombina. Poco a poco fue introduciéndose en o con los europeos. Estimamos que esa introducción afectó tres aspectos del habla, por la sustitución de letras corrientes, sobre todo de la r y de la d, cambio frecuente en ambos lados de la Cordillera, pero más aún en la Argentina; por la mapuchización de vocablos castellanos, y por la creación de vocablos modernos. La s figura sólo ocasionalmente en los diccionarios; Augusta la utilizó a principios del presente siglo como sonido inicial de palabra y como fonema usual. Esta letra va acompañada de una sonorización fuertemente nasal y gangosa. T: Se pronuncia como en español. Sobre las antiguas t especiales o particulares ver detalles en la grafía compuesta chr.
U: Se pronuncia como en español. Los rancülches usaban con frecuencia la u pospuesta como letra verbalizadora, en reemplazo de la clásica n. Ver detalles en Frich (Bibliografía critica). Ü: Sexta vocal mapucbe, que tiene el sonido de la ü alemana (über, bücher) o u sa (dur, mur, pur). Se pronuncia redondeando los labios ligeramente abiertos. Por no existir este sonido en español, muchos escritores lo han traducido gráficamente por i, como sonido vocálico más aproximado. Por esta causa se han divulgado en la toponimia de nuestro país las malas escrituras y malas pronunciaciones de vocablos corrientes como ranquil por rancül (carrizo), quila por cüla (tres), quichral por cüchral (fuego), cari por carü (verde), quiyen por cüyen (luna), quina por cüna (cortadera) y muchas otras más. Los pampas reemplazaban la ü por ig; decían antig por antü, sol; aligcon por alücon, muy adentro, etc.
Ù: Sonido auxiliar que Augusta califica de "media vocal" y que Moesbach define como "vocal corta y vaga o, mejor dicho, de ausencia dé vocal entre dos consonantes"; sonido al que, por nuestra parte, daremos la denominación de vocal ultrabreve intermedia, ya que siempre la encontramos intercalada en el cuerpo del vocablo sin que nunca llegue a ser inicial o final. Este sonido toma diversos matices, Propiamente suena como la sexta vocal ü emitida gutural y brevísimamente. Algunas tribus reemplazaban la ù por la ü y recíprocamente; decían mamùll por mamüll, árbol, madera; püllpüll por pùllpùll, cierta especie de enredadera. Algunas veces, según Augusta que la transcribe ë, toma el sonido de una o corta por ej. en wën, boca, y otras veces de una ö muy corta, como en rëf, këf, lëfn (en nuestra escritura uùn, rùv, cùv, lùvn)). También puede tener el valor fonético de una u corta, por ej. en dënun, hablar; apëmn, acabar con algo (en nuestra escritura dùngun, apùmn). Muchos autores prescinden de su transcripción juzgándola innecesaria. Havestadt escribe llmllmn por l1ùmllùmn, brillar, resplandecer. Sin embargo no nos ha parecido adecuada su total supresión ya que nuestra grafía cùla, cùlen, pùra, pùru, resulta más significativa para caracterizar ese fonema que la de algunos autores que escriben cla, clen, para, pru.
V: La v, en bocas indígenas, tiene un sonido aproximado al de la f española (en Chile, en la región de Valdivia, se pronunciaba un tanto fuerte hacia f, pero más al Norte algo más suave como V). La v ha sido empleada por los autores hasta el siglo XVIII; en el siglo XIX se emplea indiferentemente una u otra letra; en el siglo XX, influida la escritura por las obras del germano Augusta, se da notable preferencia a la f. Si en la presente obra empleamos exclusivamente la v de los tratadistas españoles, lo hacemos con la expresa advertencia de que ésta puede ser sustituidá por la f
Y:
Se pronuncia como en español, y está siempre en función, de consonante.
La sustitución de sonidos La sustitución de sonidos es muy frecuente. Citaremos los más usuales: d se sustituye por s, por ej. salle por dalle, nido; chasi por chadi, sal; d por z, por ej. zomo por domo, mujer (hablas pampa y huilliche); g por u, por ej. nau por nag, abajo, debajo; l por ll por ej. call por cal , lana, vello; n por ñ, por ej. añün por anün, sentarse; n por i por ej. numui por numun, oler (hablas pampa y rancülche); n por u, por ej. raquiu por raquin, contar (habla rancülche) ; o por u, por ej. voru por voro, hueso; r por d, por ej. duca por ruca, casa; r por s, por ej. seche por reche, indio puro; u por o, por ej. apon por apun llenarse; ü por ig , por ej. antig por antü, sol (habla pampa); ü por ù, por ej. püllpüll por pùllpùll, cierta especie de enredadera; ù por ü, por ej. mamüll por mamùll, árbol, madera. No hemos itido ninguna sustitución cuando con ella se altera la acepción del vocablo, por ej. loica (pájaro pecho colorado) y lloica (manta de pieles) ; huilli (sur) y
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huili (uña) ; chala (chala) y challa (olla), y así en muchos otros. Existen voces que presentan sustitución en la totalidad de sus sonidos vocálicos; suele decirse, por ejemplo, indistintamente collala, collela, collila, collola, collula, collüla, collùla, para designar a la hormiga. Si bien hemos mencionado como equivalentes algunos de estos sonidos, no los hemos citado en su totalidad por estimar que hubiera sido alargar inútilmente una obra ya extensa sin agregar un real aporte lingüístico. Nuestro trábajo queda en una compilación léxical con numerosas referencias a la primitiva civilización mapuche. No llegamos aquí a determinar los valores etimológicos en la composición de los términos que, en su mayoría, se deducen por la traducción y que hubiéramos deseado transcribir con separación de componentes. Tampoco discriminamos siempre las palabras o expresiones no propias del mapuche tomadas especialmente, como préstamo, desde la llegada de los españoles y luego hasta casi su actual extinción. Reconocemos éstas y otras deficiencias que a nuestro entender iremos señalando, A otros corresponderá el ampliar nuestra obra y rectificar posibles errores, especialmente dentro del estudio lingüístico al que creemos ofrecer la mayor posible extensión de material filológico. Ver vocablo .," mapudùngun".
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Aspectos morfosintácticos de la lengua mapuche
Los que captaron el signo sonoro mapuche y lo trasladaron gráficamente, para fijar sus equivalencias en castellano antiguo y moderno o latín, lo hicieron para hallar significaciones que les permitiesen entablar el diálogo que intentaban. Pero no partieron de la lengua mapuche sino desde sus propios idiomas hacia aquélla, a la que sistematizaron de acuerdo con los esquemas y reglas de sus propias lenguas. Así, obtuvieron una gramática para aprender el mapuche y hablar con los indios. Es necesario no olvidarlo; ser cautos en las valoraciones y, sobre todo, tratar de partir de los grandes núcleos de significación del mapuche y seguir su enriquecimiento por derivación, composición, extensión, abstracción o metáfora para poder unir al signo sonoro la imagen más aproximada de la realidad. Estas reflexiones pueden ser ejemplificadas con la siguiente cuestión. El mapuche no tenía formas de infinitivo. Los gramáticos tomaron la primera persona de cada tiempo de indicativo como infinitivo. Y como cada modo tiene una partícula propia para negar, se nos ocurre pensar que se encontraron ante la dificultad de disponer de una negación para el infinitivo. Y usaron no.. La necesidad de un infinitivo nos hace pensar que,. no pudiendo expresarse sin ciertas abstracciones, el europeo hubiera obligado al idioma mapuche a asemejarse al suyo. Esta sugerencia puede ser avalada por varios detalles siempre relativos al empleo del no, por ej. que esta negación se use también en un modo. como el subjuntivo, eluli (dé), elunoli (no dé); en el pronombre indefinido nada, chemnorume; y en el adverbio nunca, chumulnorume. Y demostraría lo que decíamos acerca de la gramática concebida por mentalidades desarrolladas en úna modalidad muy diferente a la de estos primitivos. El género
El nombre sustantivo es invariable. El género masculino se indica anteponiendo huenchru
(hombre, varón, macho) a los sustantivos que designan seres vivientes, excepto aves y pájaros que llevan antepuesto alca, Por ej. huenchruñaiqui: gato; alca achahuall gallo. El femenino con la anteposición domo (mujer, hembra, sexo femenino). por ej. domoluan:: guanaca; damoachahuall: gallina. El número Los casos del nonbre sustantivo pueden tener número singular, dual y plural de acuerdo con las reglas siguientes. El número plural se logra con la partícula pu (antepuesta); por ej. puleuvü: ríos. El dual con la partícula epu (antepuesta) ; por ej. epuleuvü: dos ríos. También la partícula que entre el adjetivo y el sustantivo hace plurales; por ej, vutaqueleuvü: grandes ríos. La declinación Febrés en su Arte de la Lengua Chilena, Lima, 1765, considera que el nombre se declina mediante partículas añadidas al nominativo. . El genitivo agrega ñi al nominativo; el dativo y el acusativo son iguales al nominativo, pero en algunos casos pueden llevar meu, al ablativo acompaña mo (en, desde, por) y egu (con); finalmente el vocativo que invoca se forma con yen y el que llama con a antes del
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nominativo. Por ej.. nominativo: ruca (casa); genitivo: rucañi (de la casa) ; dativo y acusativo: ruca y rucameu (la casa, para la casa); ablativo: rucamo (en casa, desde casa, por casa) y rucaegu (con casa); vocativo: rucayen (¡oh!, casa) y aruca (¡casa!). En el vocativo para llamar, en los números dual y plural, epu o pu van entre las partículas del vocativo y del nombre; por ej. aepuruca. (¡dos casas!) y apuruca (¡casas!). La formación de abstracciones mediante la composición
Por la riqueza en giros de su idiomática que le procura infinita variedad de composiciones expresaba todo lo accesible a sus sentidos y a sus sentimientos, llegando al concepto abstracto sin poseer palabra determinada para expresarlo. De la composición de üdechen [üde (n), odiar; che (n), gente] obtenían odio; de calcudùngu (calcu, brujo, bruja; dungu, cosa, asunto, negocio) magia, hechicería, sortiligio. Entre esas composiciones, algunas son de tal sencillez que no pueden escapar a la comprensión del lector; son las que hacen traducir, por ej., la voz cümenguen (cüme, bueno; ngnen, ser) por bondad; adnguen (ad, bonito, armónico; ngnen, ser) por belleza, arnonía; huifluv (huiv, justo; lu, lo que es) por justicia; quimlu (quim, saber; lu, lo que es) por ciencia; maputu, patria (de mapu, tierra, país, zona, y tu, cosa -propia u originaria). No es corriente designar mediante nociones concretas una noción abstracta, pero en el presente trabajo lo hacemos con cierta frecuencia. Por ej. ayün: amar, querer, amado, amante, amor; duam: asunto por tratar, memoria, entendimiento, voluntad. Esta equiparación de los dos idiomas, mapuche y castellano, en la interpretación de conceptos abstractos, ha sido comentada por Benigar cuando éscribe; "Su proceder es diferente del nuestro, nosotros preferimos las abstracciones matemáticas, ellos se expresan plásticamente". La duplicación Los vocablos duplicados son corrientes en el habla mapuche. La duplicación del vocablo indica abundancia, profusión o intensidad; por ejemplo aldü, mucho; aldüaldü, muchísimo; caleu, gaviota; caleucaleu, muchas gaviotas; chadi sal, chadihue, salina; chadichadihue, salina grande. El adjetivo
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El adjetivo es invariable y precede al sustantivo que acompaña. Por ej. curuleuvü: río negro. Los adjetivos vuta (grande) y pichi (pequeño) delante del sustantivo hacen el oficio de aumentativo y diminutivo respectivamente. Por ej. vutalil, grande peña, peñón; pichimahuida, pequeño cerro, cerrito. El diminutivo se forma también suavizando la pronunciación de la sílaba acentuada. Por ej. votùm, hijo; vochùm hijito. El grado comparativo de superioridad del adjetivo es dado por la partícula yod, rara vez por doi. Por ej. cüme, bueno: yodcüme, mas bueno, mejor. El grado superlativo del adjetivo se forma duplicando el adjetivo; por ej. alüalülev, lit, mucho mucho veloz, velocísimo; cadcadhueda, lit. mucho mucho malo, malisimo, pésimo. Existen adjetivos numerales, cardinales, ordinales, distributivos, partitivos y colectivos. Cardinales: quiñe, uno; epu, dos; cùla (cüla, quila), tres; meli, cuatro; quechu, cinco; cayu, seis; rlgue (regle o selgue), siete; pura, ocho; ailla, nueve; rnari, diez, y los que siguen se forman con la decena, a la cual corresponden, seguida de la unidad; por ej. mariquiñe, once, etc., epumari, veinte, y así sucesivamente cada decena se nombra con la unidad correspondiente y mari
Existe un solo artículo determinante para singular, plural, masculino, femenino y neutro: chi. Por ej. chileuvu, el rio; chiruca, la casa; chipuleuvü, los ríos.
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Pronombres personales
Los pronombres penonates son: inche, yo; eimi, tu; teye, aquél (él). Se declinan como el sustantivo, excepto inche y eimi en el nominativo y el genitivo del dual y del plural: Nominativo dual de inche: inchiu (nosotros dos) Genitivo dual de incite: inchiuyu (de nosotros dos)
Nominativo plural de inche: inchiñ (nosotros) Genitivo plural de Inche: inchiñin (de nosotros) Nominativo dual de eimi: eimu (vosotros dos) Genitivo dual de eimi: eimumu, (de vosotros dos) Nominativd plural de eimi: eimn (vosotros) Genitivo plural de eimi: eimnmu (de vosotros) Pronombres posesivos Los pronombres posesivos son los genitivos de los pronombres personales en sus correspondientes números. Por ej. incheñiruca, mi casa; incheñinruca, nuestra casa. Se usan también en forma abreviada.; ñi o tañi, mio; mi o tami, tuyo; taiñ, nuestro; tamn y gann. vuestro; ñi, suyo, de ellos Por ej. miruca, tu casa; taiñruca, nuéstra casa. Pronombres y adjetivos demostrativos Los prononbres y adjetivos demostrativos son: tùva, este, esta; tùvei (o vei), ese, esa. Se declinan como teye, es decir, regularmente. Como adjetivos demostrativos, Si van antes del sustantivo, llevan la partícula chi; si van después del sustantivo no la llevan. Por ej. tùvachiruca, esta casa; rucatuvei, esa casa. Pronombres relativos Los pronombres relativos son: tuchi, cual; chem, que. Pronombres interrogativos Los pronombres interrogativos son: inei, ¿quién?; chem, ¿qué?; tuchu, ¿cuál? Pronombres indefinidos Los pronombres indefinidos son: chemrume, cualquier cosa; chemnorume; nada. Morfemas vervales El mapuche se sirve de numerosas partículas con las cuales cada raíz verbal puede rnodificarse en diversos sentidos, ya sea para indicar una acción que se repite, una acción que se acostumbra a hacer, una acción inmediata, una acción en vano, una acción insegura, la actualidad de la acción, una acción en favor o en daño de alguien, etc. o para hacer, de los verbos intransitivos, transitivos, recíprocos, reflexivos o impersonales; o para formar la voz pasiva o el modo potencial, etc. Las partículas la (indicativo), que (imperativo), no (subjuntivo e infinitivo) hacen negativa la acción de los verbos afirmativos. Por ej. ayülan, yo no amo (pres. md. activo) y ayüquelan, yo no soy amado (pres. md. pasivo). El verbo El verbo en su voz activa acaba en n en la primera persona del presente del indicativo, que es considerada como infinitivo. Por ej. ayün, yo amo, amar. La voz pasiva se forma sustituyendo la n final de la voz activa por nguen (ser). Luego se conjuga cómo la voz activa. Por tanto, la raíz verbal es lo que resta al quitar n o nguen. Por ej. ayü.
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Existen los modos indicativo, imperativo, subjuntivo y las formas verbales de participio y gerundio. Gatti considera cuatro tiempos: presente, ayün, amo (he amado) ; pasado, con la característica vu, ayüun, amaba (había amado) ; futuro, con la característica a, ayüan, amaré (habré amado) ; futuro pasado mixto, con la característica avu, ayüavun, estaba por amar (había estado por amar).
Febrés considera primarios los cuatro tiempos citados y luego encuentra cuatro tiempos secundarios o perfectos que sólo se usan cuando "hace mucho tiempo que la acción paso, y por lo común se suplen con los cuatro primarios". Estos tiempos secundarios se forman mediante la intercalación de la partícula uye entre la radical y la desinencia verbal. Por ej. pte.: ayün; pret. perfecto: ayüuyen; pret imperfecto: ayüvun; pret pluscuamperfecto: ayüuyevun; futuro imperfecto: ayüan; futuro perfecto: ayüuyean; futuro mixto primero: ayüavun.; futuro mixto segundo: ayüuyeavun. La conjugación posee número singular, dual y plural. Las desinencias de las tres personas de la conjugación varían en los tres modos principales, de acuerdo al siguiente paradigma: INDICATIVO: SUBJUNTIVO: IMPERATIVO: IMPERATIVO NEGATIVO:
Singular: n, imi, i. Dual: iu, imu, igu. Plural: iñ, imn, ign. Singular: li, lmi, le. Dual: liu, lmu, lgu (le egu). Plural: liñ, lmn, lgn (leg egn). Singular: chi, ngue, pe. Dual: iu., mu, gu (pe egu). Plural: iñ, mn, gu (pe egu) Singular: quili, quilmi, quile. Dual: quiliu, quiImu, quilgu [quile (quilpe o quilepe) egu ]. Plural: quilíñ, quilmn, quilgn [quile (quilpe o quilepe) egn ].
El infinitivo Las primeras persona de los tiempos del indicativo constituyen las formas de infinitivo. El infinitivo negativo se hace con no. El gerundio El gerundio simple se forma con um y vuum en lugar de la n del infinitivo; por ejemplo de ayün, amar, sale ayüun, amando; el gerundio compuesto se forma con el gerundio simple más mo o meu; por ej. de ayün, amar, ayüunmo y ayünmo, habiendo amado. Febrés agrega un "gerundio de acusativo" (para, para que) en el que la n del infinitivo de futuro se reemplaza por um o el. Pero generalmente se forma sólo con mol. Por ej. infinitivo futuro de ayün: ayüan, "gerundio de acusativo":ayüam, para amar. El participio Para formar los participios se reemplaza la n final de los infinitivos de presente pasado y futuro por la partícula lu en los participios activos y por el en los participios pasivos. Por ej. participios activos: ayülu, el que ama, amante; ayüvulu, el que amaba; ayualu, el que amará; ayüalu, el que estaba por amar. Participios pasivos: ayuel (part. de presente) ; auyüvuel (part. de pasado) ; ayüael (part. de futuro) ; ayüavuel (part de futuro mixto). La construcción impersonal La construcción impersonal se obtiene sustituyendo la n final de los tiempos de indicativo y la i de los de subjuntivo por am. Sea por ej. el verbo pin (decir) ; pte.: piam (se dice); pasado: pivuam (se decía) ;futuro: piayan (se dirá); futuro mixto: piavuarn (se estnba por decir) -
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Las transiciones La acción que pasa de una persona del verbo a otra, es decir, cuyo objeto es un pro~ nombre personal se construye mediante sufijos especiales dando origen a diversos tipos de. transiciones. Transicones son todas las relaciones posibles entre la primera, segunda y tercera persona desde la perspectiva de cada una de ellas, o de dos de ellas hacia la restante. La primera, reflexiva o recíproca, de cada persona a si misma o de muchas entre si, tiene por característica u a ntepuesta a la n del infinitivo. Por ej. ayüum, yo me amo. La segunda es la transición de primera, gegunda y tercera persona a tercera, y su característica es vi; por ej. Yo, tú, él lo amamos: ayüvin. La tercera transición es de primera persona a segunda; por ej. ayüeimi, yo te amo, que se forma con la raíz de amar y el pronombre personal tú.. La cuarta transición es de segunda persona a primera: ayüen tú me amas, cuya característica es e o mo en los plurales. La quinta transición es de tercera persona a primera: por ej, ayüemo, él me ama, con caracteristica e antepuesta y mo final. La sexta transición es de tercera persona a segunda. Por ej. ayüeimo, él te ama, con la característica anterior. Cada una de estas transiciones se conjugadas en todos los modos, tiempos y números, y en las formas afirmativas y negativas. El verbo ser suele estar tácito cuando es copulativo. Si va acompañado de un atributo, súpleselo por el sufijo y, por ej. los niños son buenos, chipu votùm cümey El adverbio Los adverbios calificativos se forman con la partícula pospuesta quechi; así de cüme, bueno, cümequechi, buenamente. En los numerales, con chi (vez) : quiñechi, una vez; marichi, diez veces. Los adverbios de tiempo son: vachiantü, hoy; uya, ayer; epuhuemu, antes de ayer; uüle, mañana; epuhue, pasado mañana; muchai, luego; veula, ahora; vachiantüula, de ahora en adelante; petu, todavía; ula, todavía, después; chumulnorume, nunca; deuma, ya, después; mollquechi, siempre; chumul, ¿ cuándo? Los adverbios de lugar son: mamo, nancu, va, vameu, vamo, que significan aquí, acá; teyen, allá; cheu, donde, de donde; cheuchi, no sé dónde; ina, cerca; aldüpu, muy lejos; minu, dentro, adentro o abajo. Los adverbios de modo y cantidad son: tunten, cuanto; vantén, tanto; pichi, poco; aldü, mucho; mùten, solamente (sólo) ; chunquechi, ¿cómo? Los adverbios de afirmación son: mai. si; mütu, en todo caso, sin duda; mupiñquechi, ciertamente. Los adverbios de negación son: mü, müca, no veimo, ¿no es así? Los de duda, nguepei, chei, chemai que significan tal vez; chitute, tal vez, posiblemente. Las preposiciones Preposiciones propiamente dichas pueden ser consideradas: huenu, arriba; vuri, detrás; nopa, de este lado de; nome, del otro lado de; huema, al principio de; ranguioanca, en medio de; ngueno, sin; mütu, sin falta. Son preposiciones por su colocación: ñi, de (prep. de genitivo); mo, en, de, por, desde, a, con, etc. (de ablativo); pùle, hasta; cütu, desde; ñieu, en mi presencia, en su presencia, etc. Las conjunciones
Hay conjunciones copulativas: cai, mai, y, aunque; disyuntivas: chi, o; adversativas: huelu, pero; aseverativas: nal, por cierto; concesivas: rume, aún, aunque; consecutivas: ula, que; temporales: muña, después que, luego. Las interjecciones Interjección de alegría es .... a... a; de iración, hue; de compasión o sorpresa, chem; de enojo, huí; de dolor, alülün, de frío, achuchui; de dolor por quemadura atutui; de dolor muy fuerte, ai ... ai ... ai; para animar, a, ai; para jurar, vula. Morfemas Con el nombre de partículas intercalares el autor identifica al extenso y rico conjunto de morfemas que antepuestos, intercalados y pospuestos indican una acción, un estado, una dirección, una circunstancia afectiva, una posición, un matiz, de relación entre las personas, etc. Partículas pospuestas:
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cam: ¿ por ventura?, también significa pues (por ej. ¿pilayucam?, ¿no te lo dije, pues? y repetida suple a la disyuntiva o. camañ: Indica oficio, ocupación, empleo; por ej. ovichacamañ: pastor de otrejas. chei o chi: quizá; repetida es disyuntiva; por ej. amuichi, amulaichi o amuichei, amulaichei: quizá se fué o quizá no. chi: con numerales significa vez; por ej. mariepuchi: doce veces; también se emplean las voces mel o mita; por ej. epumel o epumita, dos veces. Chum: es la aseveración y juramento; por ej. ñuquechum: lo juro por mi madre. cün: final de verbos intransitivos; por ej. chachacün, cacarear. Em: interjección de lástima o afecto, iración o énfasis; se escribe yem cuando se pospone a vocales; por ej. ñuqueyem, oh, mádrecita. hue: con nombres de cosas indica el lugar donde hay dichas cosas; por ej. cura; piedra, curahue, pedregal; con verbos significa instrumento con qué hacer efectiva la acción indicada; por ej. lepün, barrer, lepühue, escoba; con números expresa los días en que se realizará algo; por ej. melihue, en cuatro días. Lle: afirma enfáticamente; pór ej. inchelle, yo (y no otro) ; también suple al verbo nguen; por ej. teyelle, aquél es. Mai: si (contestando); también significa pues; por ej. amunguemai, marcha pues. Muten: solamente; por ej. veimùten: eso solamente, eso no más. No: negación; por ej. incheno, yo no; antepuesta es aumentativa; indica excelencia, exceso; por ej. nohuenchru, gran hombre, aventajado. Ñivla: por, por causa de, por respeto; por ej. veiñivla, por esto, por esta causa, por esta razón; también significa en lugar de; por ej. ñivlamùlen, estar en lugar de otro. Pu:pospuesta a los términos vente, tunte, alü, pichi y vuta es voz significativa de distancia; por ej. alüpu, lejos; pichipu, cerca. Pùle: hacia, hasta, aún; por ej. huelepùle, hacia la izquierda; vuripùle, hacia atrás. Rume: siquiera, a lo menos, cualquiera, aunque; por ej. eluen ilo rume, dame. siquiera, a lo menos, carne; cüdaulmirume, aunque trabajes. Ula:hasta que; por ej. laleula, hasta que muera; también significa aún, todavía; por ej. ilaiula, aún, o todavía no ha comido. Ve o voe, o fe o foe:equivale a la muy variada gama de sufijos del castellano que designan al agente que habitualmente realiza una actividad (or, ista, ero, era, etc); por ej. de cüdaun trabajar, cudauve, trabajador; de elun, dar, eluve, dador. Val: equivale al sufijo ble del castellano; así, ayün, amar, ayüval, amable.
Partículas antepuestas:
Calli: solo, no más; por ej. callidùnguguei, sólo habla, no hace más que hablar; equivale a veces a más que, déjalo que; por ej. callimulepe, déjalo estar. Cùpa o Cüpa: expresa deseo de hacer la acción indicada; por ej. Cüpaelun, quiero dar, cùpaelulan, no quiero dar. Deu, duma (de deun: acabarse y deuman: acabar) : ya; por ej. deumaini, ya comiste. Entu (de entun, sacar) equivale al des castellano; por ej. entuchrarin, desatar; pospuesta significa lugar donde hay por ej. rume, junquillo, rumentu, junquillar; a veces se sincopa la vocal e escribiendo ntu.
Pepi: poder; por ej. pepican, preparar, arreglar; pepilan, no poder. Petu: aún, todavía; por ej. petumulei, todavía hay, aún hay; con el significado de mientras, entretanto: petuilmí, mientras tú comes. Pu: indica pluralidad y equivale a nuestros artículos determinados los, las; por ej. calquin, águila, pucalquin, las águilas; cuando se antepone a nombres de ciertas cosas significa el interior de ellas o en el interior de ellas ; por ej. pulemu, dentro del monte. Quim. (de quimn, saber) : el que sabe, por ej. quimhuenchru, hombre que sabe. Re: cosa pura, neta; por ej. reco, agua pura; reche, indio puro, sin mezclar. Tute, tume, tumechei: tal vez, quizá (dubitativas); por ej. tute, turne o tumechipengueai, quizá aparecerá, tal vez aparecerá. uño o uùño: equivale al re castellano, e indica reiteración de la acción; por ej. uñoamutun o uùñoamutun, volver a irse. Vem: así, como, así como; por ej. inchiñ cahuellu vem!aquelaiñ, nosotros no morimos como los caballos (es decir, de la misma manera). Partículas inteipuestas: ca: hace transitivos los verbos intransitivos; por ej. neculn, neculcan, correr; como partícula de adorno se usa especialmente después de le; por ej. anülecanguen, estar sentado; antepuesta significa otro, otra; por ej. cache, otra gente, forastero. Cùle: estar actualmente; por ej. cuchrancùlen, estar enfermo; illcùlen, estar enojado. Cùlo: ayudar a, hacer junto con otro alguna cosa; por ej. meñcucùlovn, ayudar a cargar. 28
Cúno o Cùnu: poner o dejar (de la manera que diga el nombre o el verbo); por ej. lùpùnacùmcùnun, poner boca abajo. Hue: más; por ej. nguehuen, haber más. Iau o yau: andar haciendo; por ej. Levquiaun, andar corriendo. Lle: pues; por ej. veipellevin, pues así le dije; unida a que o pe significa actualidad; por ej. pipelleyu, eso te digo. Mo, mu, nmo, nmu: necesitar, ser menester, ser preciso, merecer; por ej. pichimon o pichinmon, necesitar poco; mañumun o mañunmun, merecer recompensa. Pe: dubitativa (parece qué, quizá) ; por ej. lapei deuma, parece que murió, quizá murió, con subjuntivo significa mientras; por ej. ipeli, mientras yo como. Pu: pasar, yendo de aquí para allá; por ej. pipuavn, pasar a decir. Pùra: inútilmente, sin motivo, en vano; por ej. dùngupuraquilmi, no hables en vano. Que: denota actualidad y también costumbre; por ej. üllcuquen, me enojo, me suelo enojar; colocado entre un adjetivo y un sustantivo indica pluralidad por ej. vutaruca, casa grande, vutaqueruca, casas grandes; pospuesta a numerales los hace distributivos; por ej. melique, cada cuatro.
Rque: parece que, parecer que; por ej. checüparquei, parece que viene gente; también indica que en ese momento se toma en cuenta algo; por ej. huincarqueimi, ya pareces, aparentas ser hinca Rume: hacer de repente y también pasarse y volverse algo; por ej. larumei, murió de repente; huincarumei, se volvió huinca. Tu: equivale al re español no en el sentido de reiteración sino en el de reintegración al estado anterior; por ej. huechetun rejuvenecer; así mismo puede dar significado contrario al que marca la acción verbal; por ej. achrun, cansarse, achrutun, descansar; su uso es frecuente en formas interrogativas con valor enfático; por ej. ngümatuavun inche?, ¿yo había de llorar?; si tu se pospone significa cosa propia u originaria de; por ej. de mapu, tierra, maputu, patria; de ruca, casa, rucatu, lo o los de la casa; además transforma en transitivos los verbos intransitivos; por ej. ladcün estar triste, tadcütun, entristecer; agregada a nombres de comestibles u objetos de consumo y verbalizada (n), significa comerlos o consumirlos; por ej. ilotun, comer carne; tratándose de animal indica también cazarlo; por ej. panguitun, cazar pumas.
Val: merecer, poder, ser factible; por ej. pevalvili; si lo puedo, si merezco, si me es posible verlo; también tiene el significado de enviar, mandar; por ej. tuvalvinque, enviarlo o mandarlo tomar. Valu o cau: fingir, simular, aparentar; por ej. cuchranvaluun o cuohrancauuun, fingirse enfermo. Ye (de yen, llevar> : por ej. huichrayen, llevar tirando; significa también tener por; por ej. votùmye nguen, tener por hijo.
Partículas interpuestas en verbos: las partículas interpuestas en verbos modifican el significado de los mismos de muy diversas maneras. Así la forma negativa de los verbos: lai, murió, lalai, no murió; nehuecümei, es muy bueno, nehuecümelai, no es muy bueno; vemcünoquivilmi, no lo pongas así; lavaln, mortal, lavalnolu, inmortal;. la partícula duam agrega al verbo la idea de querer algo; por ej. eluduam, quiero dar. Para lograr las transiciones se utilizan las siguientes partículas: u, vi, e,mo; por ej. ayüun, yo me amo; ayüvin, yo, tú, él, lo amamos; ayüen, tú me amas; ayuemo, él me ama. La pronunciación El mapiche es de pronunciación típicamente gangosa más o menos acentuada según la modalidad propia de cada tribu. Esa característica fue señalada por la mayoría de los filólogos. En los albores del siglo XVII por Valdivia, luego por Febrés a mediados del siglo XVIII. Ciento cincuenta años después, en nuestra tierra, Frich, refiriéndose a la rama argentina mapuche-rancülche, escribía: "Para poder hablar correctamente dicho idioma es necesario estar resfriado". Los dialectos Este idioma hablado en grandes extensiones territoriales por tribus, en muchos casos sin o y no siempre del mismo origen étnico, ha producido diferencias de pronunciación y vocablos especiales debido a esas influencias. Estas divergencias que no llegan a constituir idiomas por no ser en general de monto mayor y proceder, salvo alguna que otra excepción, de raíces etimológicas comunes, sólo alcanzan a ser modalidades dialectales de la misma lengua.
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Por ello, al calificar a nuestro diccionario de mapuche, voz representativa del idioma básico común, hemos tenido la preocupación de agregar, como subtitulo, la denominación de las grandes parcialidades que lo componen, y siempre que hemos podido hacerlo especificamos en el vocablo la designación de la modalidad a la que pertenece, escribiendo expresión pampa, expresión rancülche, expresión huilliche, etc., o bien los pampas, los rancülches o los pehuenches decían... Mucho se habla én la Argentina de la magnitud y riqueza de los idiomas quechua y guaraní; del mapuche poco o nada se ha dicho. La razón es sencilla: quechuas y guaraníes fueron totalmente sometidos en los primeros ataques de los conquistadores; para doblegar al mapuche fueron necesarios tres siglos de lucha. Hubo, pues, desde el principio, o permanente entre los dos primeros y la civilización, lo que naturalmente implicaba una más estrecha convivencia y un mayor conocimiento de sus idiomas. En cuanto a los mapuches, una despiadada lucha culminó en nuestro país con la exterminación casi total del indígena. 3.3
Dos reglas de ortografía
Los verbos compuestos que indican un solo concepto no deben dividirse en dos o más partes. Escribir en mapuche malang pùra len (inclinar la cabeza hacia atrás) equivaldría a escribir en espaflol vana gloriar o adherir se; en cambio, los sustantivos pueden escribirse unidos o separados. Salvo e» la voz nguen, estar, ser, para la cual hemos adoptado el consejo separatista de Augusta, aplicamos en la generalidad de los casos la unificación de los vocablos, sean éstos verbos o sustantivos. Cuando en una palabra compuesta la letra final del primer componente es igual a la inicial del segundo seguimos el criterio de separarlos; por ej. alca achchuall, gallo; queuùen narqui, cierta especie de planta; inal lavquen, playa. En las gramáticas figuran reglas generales de acentuación. Febrés nos dice: " Si la palabra de muchas sílabas acaba en vocal, tiene el acento en la penúltima; si acaba en consonante, o en los diptongos au, eu, ai, ei, lo tiene en la última" En realidad el idioma mapuche en su conjunto lingüístico no tiene regla fija de acentuación general. Así, muchos vocablos que en Chile o en Neuquén (Argentina) tienen pronunciación grave, en la Pampa la tienen aguda. Un chadiche, un huilliche o un rancùlche pronunciarán rucahué, curá, mahuidá, y malarhué, mientras que un picunchen o un pehuenche dirán rucahue, cura, mahuida, malarhue, En consecuencia hemos prescindido de toda acentuación; el estudioso aplicará la que corresponda al modo regional lingüístico que desea investigar . Actitud de los argentinos frente a la lengua mapuche Es un hecho fácil de comprobar que los argentinos nunca conocieron ni sospecharon, como no conocen ni sospechan aún, la magnitud del idioma hablado por los históricamente famosos pampas. Por el contrario, siempre fue de habitual buen tono manifestar hacia aquéllos el mayor desprecio. Absurdo seria, por otra parte, establecer primacías entre los Idiomas indigenas de nuestra tierra.
3.4
Reseña biográfica de los autores en cuyas obras se basa Erize para elaborar su Diccionario
Como homenaje a los más importantes Indigenistas de la filología mapuche que recogieron personalmente, a lo largo de tres siglos, el habla de boca de los indígenas, y de cuyas obras hemos extraído la base fundamental de nuestro trabajo, damos a continuación una breve reseña de sus biografias. Luis de Valdivia nació en Granada (España) en 1560. Ingresó en la Compañía de Jesús y fue ordenado sacerdote en 1589. Llegó al Perú a fines de 1589 y fue designado rector del noviciado que la Orden tenía establecida en Lima. En 1598 es destinado a Chile, donde acompaña a los conquistadores en sus diversas campañas en calidad de misionero. Él Padre Ovalle, que conoció a Valdivia, escribe "Era hombre de tan gran talento que a los trece días que comenzó a aprender la lengua de los Indios empezó a confesarlos y a los veintiocho a predicar. No contento con esto comenzó a hacer la gramática y el vocabulario que de ella imprimió con que dentro de muy poco tiempo pudieron instruirse los indios en su propia lengua". Siempre gran amigo del indígena, fue en su defensa a España ante la Corte en 1618. A su regreso a Chile, donde trató de poner en práctica su sistema de "guerra pacífica", fue objeto de las persecuciones de los conquistadores cuyos desmanes había censurado, retirándose definitivamente a su país natal en 1622. Siguió su vocación educacional en el Convento de San Ambrosio de Valladolid, donde falleció en 1642 a los 82 arios de edad; Bernardo Havestadt nació en Colonia (Renania) en 1708 según Lenz, en 1712 según Barros Arana, en 1713 según Udaondo, en 1715 según Medina. Se incorpora a la Compañía de Jesús en 1782. Gran filólogo, conocedor de once idiomas; en 1746 se embarca en Amsterdam, vía Lisboa - Río de Janeiro, donde permanece durante tres meses. Pasa por Buenos Aires y Mendoza y llega a Santiago a fines del mismo año, destinado a las misiones araucanas de Concepción. Durante diez años recorre 30
constantemente el interior y llega a través de la Cordillera a "las tierras de los Puelches", en la zona norte del territorio de Neuquén, viaje del que nos ha dejado un detallado relato. Enfermo, achacoso, en 1756 se retira a los colegios de enseñanza de la Compañía donde ordena sus numerosos apuntes linguisticos araucanos, obra grandiosa que aunque no impresa (manuscrita en cuadernos ordenados) fue vastamente conocida entre los misioneros. Es luego expulsado con los demás jesuitas en 1767 y en Santiago y en Lima le secuestran la mayor parte de sus archivos.. Se embarca para Europa y naufraga en los alrededores de Barbacoa, donde salva a duras penas, aunque incompleto, el manuscrito original de su obra. Después de variadas peripecias llega a Génova en 1770, permaneciendo allí cierto tiempo y llegando en 1772 al monasterio de Westfalia, término de su viaje, donde reside hasta su muerte en fecha que ignoramos. Chilidugu no pudo ser publicado en su redacción inicial castellana por falta de recursos. Con autorización especial del arzobispo de Colonia fue traducido al latín por su autor a pedido de las autoridades ecle siásticas y recién en 1777 pudo ser publicado gracias a la ayuda pecuniaria de un condiscípulo.
La biografía de Febrés es poco conocida y las informaciones que hemos podido recoger no son siempre concordantes. Nació en Manresa, Cataluña, en 1732 según unos, en 1784 según otros. No conocemos la fecha de su llegada a Chile, pero por carta de Havestadt sabemos que en setiembre de 1757 se encuentra en el seminario de San Miguel cuando aún le faltaban dos años para terminar sus estudios eclesiásticos. En 1759 es destinado a la misión de Angol donde permanece dos años para pasar a la de Imperial por tres años. Se cree que durante eses tiempo estuvo en Lima consultando la edición original de la gramática de Valdivia. A fines de 1764 lo encontrarnos en Santiago, en el Colegio de San Pablo, donde da término a su famoso Arte. El decreto de expulsión de los jesuitas lo sorprende en la misión de Mariquina, en Valdivia. Embarcado en el Callao, en el navío Rosario, es llevado a Italia con otros de la Compañía. Allí se establece en la Isla de Cerdeña. Atacado de parálisis se refugia en Génova, en la casa de San Miguel, donde muere en 1790.
Tomás Falkner nació en Mánchester, Inglaterra, el 6 de octubre de 1702, de padres protestantes. Se graduó de doctor en medicina en Londres, donde fue alumno de Isaac Newton. Llegó a Buenos Aires a finenes de 1731 en calidad de médico de un barco negrero. Gravemente enfermo se internó en un hospital de nuestra metrópoli y allí un jesuita lo convirtió a la religión católica. Ingresó luego a la famosa Compañía en 1732. Durante treinta años trabajó en Santa Fe y Córdoba, en las misiones del Vulcán. (sierras de Tandil y Balcarce) y participó en numerosas expediciones que llegaron hasta las tribus indígenas australes. El decreto de expulsión de Carlos III lo obligó a abandonar el país. En su tegreso a Europa pasó por España e Italia y pudo por último llegar a Inglaterra en 1767. Es cribió varias obras en inglés, una de ellas, Description of Patagonia, de gran repercusión política; ésta fue muy criticada, llegándose a decir que "Falkner se hizo misionero para explorar en favor de su país natal', calificación que estimamos sin fundamentos. La afirmación de que sería muy fácil ap oderarse de la Patagonia tuvo gran eco en Madrid y provocó la orden de fundación de puntos de defensa en la costa patagónica: Carmen de Patagones, San Julián, Puerto Deseado y San José, que aún subsisten. Falleció en Plowden Hall el 30 de enero de 1784. Rodolfo Lenz nació en Halle, Sajonia, el 10 de septiembre de 1863. Llegó a Chile en 1891, donde residió hasta su muerte, el 7 de septiembre de 1938. Filólogo de notable preparación (hablaba trece Idiomas), además de dedicarse al ejercicio de la enseñanza universitaria, estudió la lengua y el folklore araucanos, que fundamentó científicamente. Titular de la cátedra araucanista de la Universidad de Santiago de Chile, es hoy considerado como el mayor conocedor del idioma indígena del siglo pasado. Félix José de Augusta nació en Baviera en 1860. Se graduó de doctor en medicina e Idiomas en la Universidad de Munich en 1887; recibió el hábito de capuchino y fue enviado como misionero a la Araucanía. Estuvo entre los indios de la zoná de Bajo Imperial y luego se trasladó a Huapí donde vivió solo en una "ruca" de paja. Aprendió el idioma entre los Indígenas y tuvo corno intérprete a Pascual Painemilla, sobrino del cacique lugareño; así pudo estudiar con la paciente minuciosidad que lo caracterizaba los sonidos del araucano moderno, reconstruir sus estructuras y fijar las reglas que lo rigen. Publicó en 1903 su conocida gramática, para cuya edición el gobierno chileno pagó la suma de cinco mil pesos. Convivió con los indigenas y dividió su tiempo entre el estudio del idioma y la evangelización; publicó además de obras de carácter rdigioso como Dios ñi dùngu, las famosas Lecturas Araucanas y el gran Diccionario Araucano-Español, su obra maestra. Es también autor de una traducción de la historia sagrada al mapuche, editada en Alemania por Herder con variadas ilustraciones, de un interesante folleto ¿Cómo se llaman los Araucanos? y de nurmerosas melodías mapaches con sus textos originales, trabajo que lo consagró como representante del folklore indigena chileno. Fue prefecto y superior de la 0rden en Chile. Falleció el 16 de noviembre de1935. Ernesto Wilhem de Moesbach nació en Baden, Alemania, el 9 de septiembre de 1882. En 1904, al terminar sus estudios secundarios, tomó el hábito capuchino y fue ordenado sacerdote en 1910. Al estallar la primera guerra mundial actuó en calidad de capellán en el frente de guerra, 31
mereciendo distinciones, entre ellas la Cruz de Hierro de primera clase. En 1920 pudo cumplir su antiguo y constante anhelo de dedicarse a las misiones extranjeras y llegó a Chile como misionero entre los mapuches. En la misión de Lago Budi, que dirigió durante trece años rodeado de una densa población Indígena, le cayó en suerte encontrar en el anciano cacique Pascual Coña un profundo conocedor de las costumbres y el idioma natal, verdadera encarnación de la raza. Allí escribió Ñidolque mupin dùngu, principales verdades religiosas, y más tarde su grandiosa obra Vida y costumbre de los indígenas araucanos en la segunda mitad del si glo XIX. Trasladado en 1934 a Gorbea, escribió su Voz de Arauco, trabajo etimológico sobre los topónimos indígenas chilenos. Radicado desde 1944 en San Francisco de Limache, al mismo tiempo que escribe su Botánica indígena, colabora en numerosos obras como autor o como asesor idiomático.
4.
Los textos Huilliches
Aunque la producción de textos en el dialecto huilliche no es muy nunmerosa hay un intento de escritura realizado por escritores vinculados a la Junta General de caciques del Butahuillimapu que conviene analizar porque aporta antecedentes valiosos para mostrar algunas inconsistencias de las propuestas escriturarias anteriores como se verá más adelante. En el huilliche están presentes la mayoría de las articulaciones que los misioneros han descrito para el dialecto nguluche, pero hay algunas que son propias y bastante productivas y son las que analizaremos a continuación. Un sonido propio del dialecto williche es /ŧ/ fricativo plano palatal sordo que los escritores huilliches escriben < ts>. En la cartilla Aprendamos Tse su’ngun aparece: tsesu’ngun ‘idioma’, tse ‘persona’; en el Boletín Mari mari aprarece: mitsikun ‘arrancarse’, müpiltultse ‘creyente’; y nuestros recuerdos de del decir cotidiano de padre y madre : kutsi ‘chancho’, katsu ‘pasto’. Del mismo modo en el dialecto huilliche ocurre /x/ fricativo velar sordo que los huilliches escriben con <j>. Por ejemplo: monkungekejuy chaino ‘antiguamente estában más unidos (los mapuches)’, podelajuyen ‘no podemos’; en la cartilla Aprendamos Tse su’ngun aparece sin traducción al castellano el siguiente diálogo entre dos estudiantes: AUCAN: Feille mai, mi pichi máslen jol ñi namun ti. MILLARAY: Namun no jol ti, feita nga kiñe lüku. Otra articulación bastante productiva es /sr/ fricativo cóncavo alveolar sordo que los escritores huilliches escriben <sr>: sruka 'casa', srelgue 'siete', pusra 'ocho, masri 'diez', kusra 'sexo de la mujer' frente a kura 'piedra'.
5
Inventario de articulaciones que han sido escritas en la tradición literaria mapuche Articulación Descripción Letra a/ /č/ /d/ /e/ /f/ / /i/
alto central no redondeado africado palatal sordo oclusivo alveolar sonoro. medio anterior no redondeado fricativo plano bilabial sordo africado velar sonoro alto anterior no redondeado
a ch d e f g i 32
/x/ /k/ /l/ /ļ/ /m/ /n/ /ņ/ /ñ/ ŋ/ /o/ /p/ /r/ /sr/ /s/ /t/ /ţ/ / tr/ /ts/ /u/ / ï/
//
fricativo velar sordo oclusivo velar sonoro palatal lateral sonoro dental lateral sonoro velar lateral sonoro bilabial nasal sonoro alveolar nasal sonoro dental nasal sonoro palatal nasal sonoro velar nasal sonoro bajo posterior redondeado bilabial oclusivo sordo fricativo retroflejo palatal sonoro fricativo cóncavo alveolar sordo fricativo cóncavo alveolar sordo oclusivo alveolar sordo oclusivo dental sordo africado alveolar sordo fricativo plano palatal sordo alto posterior redondeado alto anterior no redondeado medio anterior no redondeado oclusivo bilabial sonoro fricativo redondeado posterior fricativo no redondeado anterior fricativo plano interdental sordo z
6
Cuadro comparativo de los alfabetos de la tradición literaria en mapuche
/e /
/v/ /w/ /y/
j k l l· ll m n n· ñ ng o p r sr s t t· tr ts u ü e ê
v w y
Valdivia: a, b, c, ch, d, e, ğ, h, y, ´l, l, ll, m, n, ´n, ñ, o, p, q, r, t, ´t, v, (u), (ú) Havestadt. a, b, c, ç, ch, d, e, f, g, g, h, i, j, k, l, ll, ll, m, n, n*, o, p, q, r, s, t, t, u, v, ù, x, y z Augusta: a, ch, d, e, e, f, ņ, i, k, l, l·, ll, m, n, n·, ñ, o, p, q, r, s, sh, t, tr, u, w, ü(v),y Moesbach 1: a, ch, d, e, ë, f (v), i, k, l, l·, ll, m, n, n·, ñ, ŋ, o, p, r, s, sh, t, tr, u, ü, w, y
II
LA PLANIFICACIÓN LINGÜÍSTICA
En las últimas décadas se han realizado diversos esfuersos planificados para dotar a la legua mapuche de una forma escrituraria que permita en primer lugar su uso en la educación formal, y en segundo lugar el desarrollo de una literatura vernácula. En lo que sigue se analizarán las propuestas de los académicos, del lingüista autodidacta mapuche Anselmo Raguileo, el seminario para la Unificación de un alfabeto mapuche de la CEPI y la propuesta surgida del proyecto de la CONADI.
33
1
La planificación lingüística y el desarrollo de la escritura en lenguas vernáculas de Chile.
Según Andrés Gallardo el desarrollo de la escritura en lenguas vernáculas en Chile en la década pasada era una preocupación de la lingüística chilena -y en general latinoamericana contemporánea- en que se ha visto un repunte notable del interés por las lenguas y culturas autóctonas de los diversos países. Por lo que a Chile respecta, todas las lenguas y grupos vernáculos del país han sido y son estudiados con interés y con rigor, de modo que en la mayoría de los casos podemos decir que nuestro conocimiento es razonablemente sólido.En consonancia con una corriente ya asentada en las ciencias sociales de hoy, los lingüistas, antropólogos y sociólogos interesados en cuestiones de indigenística asumen cada vez más el compromiso humano, manifestado en una preocupación explícita por las condiciones de vida presentes y por el futuro de las diversas comunidades de lengua vernácula del país. En el caso de los lingüistas, este interés ha asumido la forma de acciones concretas relacionadas con la planificación lingüística, tanto en el terreno de los planteamientos teóricos como de las acciones prácticas. Así, por citar un caso, se ha cuestionado la validez misma de la noción de 'lengua vernácula' propuesta por UNESCO (1970)'para tratar el caso de lenguas de minorías de cultura tradicional y se ha propuesto en cambio la noción de 'idioma oprimido' que da cuenta de una situación de o lingüístico y cultural desequilibrado que ha llevado a una reinterpretación de todas las peculiaridades autóctonas en función del estado de sumisión en que tales grupos minoritarios se encuentran (Albó, 1973). Para, Gallardo en Chile la situación es más compleja de lo que a primera vista parece, pues las diversas comunidades autóctonas y las condiciones del o, si bien similares en su desequilibrio, han sido y son muy diferentes entre sí. De las lenguas aborígenes existentes en el territorio chileno que menciona Valencia (1984), aymara, quechua, cunza, mapuche, pascuense, kawesqar (alacalufe), yámana (yagán) y selk'nam (ona), hay que descontar, para los efectos de cualquier empresa de planificación lingüística, las siguientes: (a) 1 a comunidad quechua, de la cual existiría apenas algún enclave marginal en el área de Putre, . (b) la lengua cunza, hoy desaparecida como lengua de comunicación, y (c) las lenguas fueginas. La situación de los pocos hablantantes de estas lenguas es hoy de tal deterioro, que ya ni siquiera constituyen comunidades hablantes o aun grupos étnicos dotados de una mínima autonomía. Son, más bien, individuos sobrevivientes, y a medias, en lo cultural y en lo personal, de modo que han de ser mejor objeto de asistencia social y humana que de planificación cultural. (Gallardo 1988) Los dos grupos étnicos que se han sido objeto explícito y sistemático de planificación lingüística en los últimos años son los rapanui y los mapuches. En lo que sigue, examinaremos sólo un aspecto de esta planificación referida al pueblo mapuche: el desarrollo de la escritura y subsecuente alfabetismo en la lengua mapuche.. Una visión de conjunto de las condiciones en que se ha venido realizando la planificación lingüística con respecto a la situación de las lenguas vernáculas de Chile, así como de los tipos de problemas que cada comunidad presenta, se halla en Gallardo (1986). En ese trabajo se señalan las tres áreas donde la necesidad de planificación es particularmente importante para que cualquiera actividad de planificación sea sólida y, dentro de lo que se puede predecir, fructífera. A saber: (a) la realidad sociolingüística de cada comunidad, incluyendo la descripción de las lenguas y sus variedades dialectales (la descripción propiamente lingüística es lo que mejor se ha trabajado), b) los tipos y grados de bilingüísmo existentes en las diversas comunidades así como el tipo de castellano que manejan los hablantes de las lenguas
34
vernáculas, y (c) los sistemas de actitudes hacia las culturas y lenguas vernáculas existentes en la comunidad hispanohablante dominante, tanto en la sociedad general como en aquellos segmentos que están en o directo con comunidades de lengua vernáculo. En el enfoque de políticas de planificación lingüística que afecta a comunidades en situación de o, el problema que se ha planteado tradicionalmente con más insistencia desde la sociedad dominante tiene que ver con la selección de la lengua en la cual se han de desarrollar las actividades culturales más formalizadas, sobre todo la educación escolar. Con relación al caso mapuche (y el caso pascuense no difiere en lo sustancial), Salas (1983) ha señalado (y analizado con objetividad) las tres soluciones que se han propuesto en diversos momentos y con muy diversas motivaciones para organizar el sistema escolar en lo que a la lengua se refiere: (a) la solución mapuchizante, o sea, la adaptación del sistema escolar al niño mapuche, con la consiguiente utilización del mapuche como lengua vehículo de enseñanza, (b) la solución castellanizante, o sea, la utilización del castellano como lengua vehículo de enseñanza a niños previamente preparados para ello, y (c) la solución intermedia, consistente en alfabetización inicial en mapuche con castellano como segunda lengua, aunque con el objetivo final de incorporar al niño mapuche al castellano como lengua de la escolaridad. La polémica no a terminado. Por una parte, lingüistas y profesores producen silabarios y textos escolares básicos en lengua vernácula o bilingües y preparan personal adhoc con el aval de las autoridades istrativas, pero por otra parte la fuerza del idioma estandarizado parece ser casi incontrarrestable, pues orienta al sistema de actitudes, tanto de los de la sociedad mayoritaria como de la comunidad minoritaria, a considerar la modalidad tradicional, o esa, enseñanza en castellano, como la más conveniente. Esto último es particularmente cierto en el caso mapuche. Gallardo menciona como ejemplo, para el caso mapuche, el trabajo de Sepúlveda (1 982), elaborado dentro de un convenio entro la Universidad Austral de Chile y el Ministerio de Educación. Este texto de enseñanza, si bien orientado a la enseñanza de castellano, presupone un que , al mismo tiempo que incorporando formalmente la lecto-escritura en lengua castellana, está también incorporando una forma elemental de alfabetización en su propia lengua. Otro ejemplo es la labor que realizó el Instituto Lingúlstico de Verano con relación a la alfabetización elemental en mapuche. Un texto notable es Aprendamos a leer y escribir en mapudungun (Adúmaiñ papeltun ka wiringen mapudungun meu), de Tirnothy Sandvig y Arturo Llanquín, 1983, en edición bilingüe, y que por cierto presupone cierta familiaridad básica con la lecto escritura en castellano. Una cuarta edición de1987, corregida y aumentada, hace pensar en el éxito de la primera. Tan interesante como este librosilabario son los libritos de lectura propiamente mapuches Chillkatuaiñ Mapudungun Mew (Lelfún Kúdaw) de Segundo Llamín y Lelfún Mongen, de Ignacio Matamala), con excelentes ilustraciones. Citemos también la serie de lecturas Federico Ñi Nütram, también estrictamente monolingües, de Segundo Llamín Canulaf. Esta política de planificación ya ha tenido como consecuencias importante que hacho evidente la situación de bilingüismo en que los hablantes de lengua vernácula viven, es decir, es un dato objetivo y primario en cualquier acercamiento a la dinámica de desarrollo cultural de estas comunidades, lo que a su vez hace necesario conocer las formas que este bilingüismo ha asumido. Así, se han estudiado los tipos y grados de bilingüismo en diversos grupos de hablantes, y la forma en que el bilingüismo ha afectado su competencia tanto en la lengua materna como en la lengua nacional estandarizada. Algunos de los datos dignos de mencionarse que han arrojado estos estudios:
35
1) la noción, ya clásica, del monolingüismo cíclico de grupos de mujeres mapuches, según edad y actividad. Stuchlik (1974) observa que las mujeres mapuches jóvenes hablan castellano y tienden a comportarse como muchachas chilenas rurales, mientras las mujeres mayores hablan mapuche y llevan una vida que en sus aspectos básicos corresponde a pautas culturales netamente mapuches. Veinte años antes M. Titiev había hecho la misma observación y había concluido que estaba frente a un proceso de transición cultural correspondiente a la etapa final de la lengua y formas de vida mapuche tradicionales. El hallazgo que surge de las observaciones de Stuchlik es que no se está frente al último estertor de la lengua y la cultura mapuche sino a un fenómeno único que consiste en que al llegar a cierta edad las mujeres mapuches habían reformulado sus pautas de comportamiento social, encauzándolas hacia un reencuentro con lo vernáculo. Esto quedó de manifiesto porque las mujeres viejas mapuche hablantes y de costumbres típicamente mapuches observadas por él eran en realidad las mismas muchachas hispanohablantes achilenadas de veintitantos años antes. 2 Está también el hecho importante de que, pese a la situación de o desequilibrado, la lealtad a la lengua vernácula es una realidad demostrada, siendo las actitudes prejuiciadas más bien cosa de hablantes del idioma estandarizado dominantes. Muchas veces, oyendo las opiniones de algunos, hablantes bilingües de vernáculo el observador se siente llevado a pensar que existe una actitud de minusvaloración de lo propio. No se entiende que una cosa son las opiniones, o sea, enunciados producto de un análisis, errado o correcto, consciente de una situación, y otra cosa son las actitudes, o sea, la perspectiva interesada frente a un hecho con el trasfondo de una creencia y que predispone a ciertos modos de actuar. Las actitudes pertenecen a estratos más hondos, y normalmente poco conscientes, del comportamiento cultural. Una actitud nunca se verbaliza directamente como tal, sino en función o a propósito de alguna otra circunstancia. En nuestro caso, es fundamental diferenciar bien las actitudes de las opiniones. Así por ejemplo, Wolck (1973), aun cuando constata que los hablantes de quechua ayacuchano se refieren al bajo prestigio de su lengua y afirman la poca utilidad que ésta tiene como instrumento de 'progreso' en el entorno nacional peruano, detecta una actitud de honda lealtad hacia el quechua; una situación básicamente similar es descrita por Croese (1983) para el caso mapuche: reconocimiento objetivo de un prestigio bajo y lealtad a toda prueba. Y aun cuando las condiciones de¡ o son diferentes, G6mez Macker (1982) describe la misma situación en la Isla de Pascua: los isleños reconocen -y lamentan- la situación desventajosa de la lengua rapa nui, pero aun así tienen una actitud de apego hacia ella. Notemos, de paso, que al considerar sólo las opiniones de estos hablantes de vernáculo, podría pensarse que sus lenguas van a desaparecer en el futuro cercano (de hecho mucho de esto hay en los investigadores, como se vio en la nota anterior). Sin embargo, cuando se empiezan a conocer las actitudes de lealtad lingüística, hay motivos para pensar que el mapuche y el pascuense tienen todavía sano aliento como lenguas identificadoras de¡ grupo. 3 Citemos, por último, el desarrollo de un tipo de habla criolla en ciertos sectores de la zona mapuche, lo cual da un nivel de complejidad no sospechado a cualquier actividad de planificación, como por ejemplo la confección de textos de estudio, ya sean en castellano, ya en mapudungu, ya bilingües.a Una consideración más: la planificación lingüística no puede actuar sobre la base de suposiciones sino sobre la base de hechos. Y en el terreno de la dinámica del o cultural, los hechos son de complejidad enorme. Un hecho que importa a nuestro caso y que no debe desestimarse es que las comunidades amerindias (por ejemplo, aymara y mapuche)
36
han estado en o con la apabullante cultura europea (y europeizante) durante más de cuatrocientos años y han podido conservar su lengua. 2
La unificación de tres propuestas de alfabeto
En el Encuentro para la Unificación del Alfabeto Mapuche las ideas básicas que fueron expuestas por los académicos decían relación con la cuestión fundamental de preparar un sistema práctico de escritura para la lengua mapuche. Desde el punto de vista estrictamente lingüístico, el sistema de escritura más eficiente para el mapuche será uno en el cual: a) cada unidad mínima del plano fonémico ("fonema") esté representado por una unidad mínima del plano gráfico ("letra"), siempre la misma; y b) cada unidad mínima del plano gráfico ("letra") represente a una unidad mínima del plano fonémico ("fonema"), siempre la misma. (Salas 1988). Esta correspondencia uno a uno entre fonemas y letras constituye lo que se ha dado en llamar "principio fonémico” para la elaboración de sistemas de escritura (en un sentido restringido); en términos más amplios, principio fonémico solamente significa que hay representación gráfica para las unidades del plano fonémico, sean mínimas (fonemas) o fusionadas (por ejemplo, la sílabas), de tal modo que la escritura refleja al sistema fonémico de la lengua. Naturalmente, una escritura en la que se representen los fonemas de la lengua es más cómoda que una escritura, fonémica también, en la que se representen las sílabas de la lengua porque los fonema son siempre menos que las sílabas. En la práctica, entonces, por escritura fonémica se entiende normalmente una escritura en la cual las letras representan fonemas. (Ibid. ) Otro aspecto del debate lo constituye la idea de que cuando de escrituras prácticas se trata, hay otras cuestiones que considerar, aparte de la fidelidad fonémica. Entre ellas la incidencia crucial de factores extralingüísticos de variada índole, hacen aconsejable a veces, y en ocasiones forzoso, apartarse del ideal de principio fonémico. Desde el punto de vista de la practicabilidad de la escritura los alfabetos fonémicos profesionales no resultan adecuados por razones obvias y en ello necesariamente entran a tallar aspectos ajenos a la fonología y cuyo peso puede resultar incluso mayor que las consideraciones lingüísticas como lo es la viabilidad práctica que implica al menos dos aspectos fundamentales como son la consideración de la sensibilidad o intuición que el hablante nativo tiene de su lengua, por un lado, y por otro la realidad sociolíngüística del idioma mapuche que da cuenta del o lingüístico en un contexto de sometimiento y minusvaloración de que ha sido objeto el pueblo que lo creó y que lo habla. “Así las cosas, la tarea de preparar un sistema de escritura para la lengua mapuche, será en gran medida cuestión de conciliar la fidelidad en la representación fonémica con la viabilidad práctica, la deseabilidad sociocultural y la intuición lingüística de los hablantes nativos. Se trata, entonces, de mantener la fidelidad fonémica como un ideal (el "principio fonémico') y dejar lugar para las concesiones y compromisos aconsejables a la vista de factores incidentes de orden pragmático o sociocultural.”(Salas 1988). Otro aspecto fundamental que debe considerarse aquí es que la discusión tendiente a la unificación del un alfabeto para la lengua mapuche tiene como base el sistema fonológico del dialecto hablado en el valle central de la provincia de Cautín como lo establece expresamente Salas. Ello porque “las observaciones de los araucanistas coinciden en que hay pocas -- y poco significativas -diferencias fonológicas entre los tres dialectos principales tradicionalmente reconocidos: picunche o dialecto nortino (de la provincia de Malleco), pehuenche o dialecto de la precordillera de los Andes (entre las provincias de BíoBío y Valdivia) y mapuche central (llamado a veces ngoluche o moluche)”Esta división
37
dialectal clásica procede de Lenz 1875-7, I: 360-3; III 195-7; V: 508-17, Apéndice a los Estudios Araucanos VI, VI, y VIII: 625; y XX: 740. Las observaciones de Croese 1980 parecen confirmar la división de Lenz: sus tres grupos principales: --septentrional, central y meridional-- coinciden en lo fundamental con el picunche, el moluche - pehuenche y el huilliche de Lenz. En lo que respecta a 1 subdivisiones establecidas por Croese dentro de cada uno de sus tres ramas, está por verse hasta que punto sus indicadores no corresponden más a bien a fluctuaciones sistemáticas de la lengua, y por lo tanto presentes, cual más en menos, en todos los dialectos (V. Key 1976). (Salas 1988). En estas condiciones , la descripción fonológica sobre la que se basan las propuestas tanto de los académicos como de los especialistas de las ONGs serían aplicables en líneas generakles y con ligeros detalles divergentes a la mayor parte de la pobvlación mapuche hablante del país con excepción del dialecto huilliche, que según Salas está en ese momento en “vías de extinción, cuyo sistema fonológico está en franco proceso de desmantelamiento” lo que habría sido establecido por Pilar Alvarez –Santullano 1986.
2.1
El alfabeto mapuche unificado
a
ch
d
e
f
g
i
k
1
l
11
m
n
n
ñ
ng
o
p
r
s
t
t.
tr
u
ü
w
y
Estas letras tienen los siguientes valores: Vocales Fonema /a/ /e/ /i/ /o/ /u/ /ü/
Alófonos [a] [e] [i] [o] [u] [ï] [e]
Letra a e i o u ü
Transcripción Transcripción fonémica fonética /apon/ [ apón ] / epu / [ epú ] / ilo / [ iló ] / kofke/ [ kofké ] / kuram / [ kurám ] / küla / [ kïlá ] / ŋürü / [ ŋïre ]
Escritura alfabética apon epu ilo kofke kuram küla ngürü
Glosa 'lleno' 'dos' 'carne' 'pan' 'huevo' 'tres' 'zorro'
Consonantes Fonema
/ tš / / θ/ /f/
Alófonos
Letra
Transcripción Fonémica
[ tš ]
ch
/ t še /
[θ] [ đ] [f] [v] [p]
d
/ θomo /
f
/ foro /
Transcripción fonética [ tšé
] [ θomó ] [ đomó ] [ foró ] [ voró ] [ poro ]
Escritura alfabética
che domo foro
Glosa
'gente' 'mujer' 'hueso, diente'
38
/γ/ /k/
[γ] [k] [ ķ] [l] [ļ] [l]
/l/ /l/ /λ/ /m/ tostada' /n/ /n/ /ñ/ /ŋ/ /p/ /r / /s/ /t/ /t/ / tr / /w/
/y/
g k l l
paterno' [ λ ] ll [m] m
[n] n [ņ] [n] n [ñ] ñ [ ŋ ] ng 'conversación' [p] p [r] r
/ raγ / / kura / / toķi / / luku / / kïtraļ / / laku /
[ rá γ ] [ kurá ] [ toķí ] [ lukú ] [ kïtráļ ] [ lakú ]
rag 'greda' kura 'piedra' toki 'piedra' luku 'rodilla' kütral 'fuego' laku 'abuelo paterno, tocayo, nieto
/ λüfken / / mürke /
[ λïfkén ] [ mïrké ]
llüfken mürke
/ nor / / katrün / / namun / / ñam / / ŋütram /
[ nóR ] [ katrïņ] [ namún ] [ ñám ] [ ŋïtrám ]
nor 'derecho, recto' katrün 'cortar, cortado' namun 'pie' ñam 'perdido' ngütram
/ pilun / / rüpü / / mür / / siλo / / tofken / / tol / / tregül /
'relámpago' 'harina
[ pilún ] [ rïpï ] [R] [ mïR ] [s] s [ siλó ] [t] t [ tofkén ] [t] t [ tól ] [ tr ] tr [ treγïl ] [ţ] [ ţeγïl ] [w] w / weñefe / [ weñéfe ] [μ ] semivocal en diptongos decrecientes [ aμ ] / küdaw / [ kïθaμ ] [ eμ ] / kürew / [ kïréμ ] [ oμ ] / row / [ roμ ]
pilun rüpü mür sillo tofken tol tregül
[y] [į ] [aį ] [eį ]
yafü
'trabajo' 'tordo' 'gancho de árbol con hojas' 'duro, firme'
lay feley
'murió' 'así es, eso
pünoy amuy üy
'lo pisó' 'fue' 'nombre'
y / yafü / [ yafï ] semivocal en diptongos decrecientes / lay / [ laį ] / feley / [ feléį ]
weñefe küdaw kürew row
'oreja' 'camino' 'par' 'perdiz' 'escupo' 'la frente' 'treile, queltehue' 'ladrón'
es' [oį ] [uį ] [ ïį ]
2.2
/ pünoy / / amuy / / üy /
[ pïnóį ] [ amúį ] [ ïį ]
Normas de ortografía literal y puntual
Las siguientes normas generales sirven de complemento a las proposiciones del alfabeto.
1.
El acento.
39
Debido a que en mapudungun el acento no tiene status fonológico, éste no se marcará en la escritura. 2. Separación silábica. Esta se realizará de la siguiente manera: a) Cualquier consonante formará sílaba con la vocal siguiente. piru
pi-ru
‘gusano’
folil
fo-lil
‘raíz’
b) Dos vocales que ocurran contiguas pertenecerán a sílabas diferentes.
eluen
e-lu-en
'dame'
tripaan tri-pa-an 'saldré' c) Dos consonantes que ocurran contiguas pertenecerán a sílabas diferentes. (Debe recordarse que las grafías compuestas < ch >, < 11 >, < ng > y < tr > corresponden a una consonante). Antü
an-tü
'sol, día'
Eymi
ey-mi
‘tú’
moll-füñ
‘sangre’
mollfüñ
3. Separación de palabras. Este subcapítulo es uno de los que presenta la mayor cantidad de casos a analizar. Por ahora, se dan cinco normas básicas, que sirven para los problemas más comunes. a) En las formaciones verbales se escribirá ligada la raíz o tema con sus afijos. (fele la + fu + i) felelafuy (wentru + nge + imi) wentrungeymi
‘no fue así, pero...' 'tú eres hombre'
b) Las palabras compuestas (verbo + verbo, verbo + sustantivo, y otras) se escribirán unidas.
40
verbo + verbo + verbo rapi + rapi + nge vomitar + vomitar + estar rapirapingey verbo + sustantivo ina +mara
+ inflexión +- y ‘está vomita que vomita'
+ inflexión +-n
perseguir +liebre inamaran
‘perseguí la liebre'
adjetivo + sustantivo pichi + wentru pequeño + hombre pichiwentru
[pitsiwéntru]
'niño'
en cambio: [ pitsi wéntru ]
pichi wentru ti
'hombre pequeño'
c) Los artículos y demostrativos (adjetivos o pronombres) se escribirán aislados. wentru el hombre'
chi
wentru
el hombre'
tüfachi
wentru
'este hombre'
feytachi
wentru
‘este hombre'
tañi
ruka
‘mi casa'
tayu
ruka
‘nuestra (dual) casa'
taiñ
ruka
‘nuestra (plural) casa'
tami
ruka
'tu casa'
tamu
ruka
vuestra (dual) casa'
tamün
ruka
vuestra (plural) casa'
tañi
ruke
‘su (tercera persona) casa'
d) Las preposiciones y postposiciones se escribirán separadas de su término.
41
miñche wingkul ruka
mapu püle mew
'debajo de la tierra' 'alrededor del cerro’ ‘a la casa, en la casa, de la casa', y otros.
42
e) Los pronombres interrogativos se escribirán aparte. ¿ chew amuymi ?
¿dónde fuiste ?
¿ chumül wiñoaymi ?
¿cuándo volverás ?
¿ tunten fali?
¿cuánto vale ?
¿ chem am tüfa ?
¿qué es esto ?
4. Ortografía puntual. Se recurrirá a los signos de puntuación y cuenta la lengua castellana, con idénticos usos y valores.
auxiliares con que
Sólo se prescindirá
del punto y coma ( ; ).
Normas para problemas especiales 1 . Como norma general, cada escritor deberá representar con las grafías disponibles su pronunciación real, en tempo lento, con ligero silabeo, sobre todo en aquellos casos de presencia o ausencia de sonidos por diferencias dialectales, cuidando que en un mismo texto no ocurran inconsistencias gratuitas. 1.1. Presencia o ausencia de [ y ] ante [ i ] inicial de palabra. [ iwín ] ~ [yiwíñ ]
iwiñ
o yiwiñ
‘grasa’
[ ifín ] ~
ifíñ
o yifíñ
'lo comí'
[ yifín ]
1.2. Desarrollo de una [ y ] opcional, sin valor fonológico entre [ a - a ] o entre [ e – e ]. [ kïpalaán ] ~ [ kïpalayán ] küpalaan o kïpalayan
‘no vendré'
2. Ante [k ] ocurre sólo [ n ] en el interior del morfema lo que se representa así < ngk >; pero puede ocurrir [ n ] al final de morfema ante [k], lo que representa así < nk >.
43
[wankú ]
wangku
'banco, asiento'
[ loŋkó ]
longko
'cabeza, pelo, jefe'
[ kutr aŋkïlén ]
kutrankülen
'estoy enfermo'
3. Respecto a la alternancia [ o ] ~ [ u ] que ocurre en algunos dialectos al final de palabra, se representará siempre con < u > o con su variante < w > cuando haya un diptongo decreciente. [ wentro ] ~ [ wentrú ]
wentru
'hombre'
[ tšáo ]
chaw
‘padre'
~ [ tšaų ]
4. Cuando la concurrencia de morfemas en el interior de una palabra produzca la aparición de dos o tres < l > seguidas, éstas se separarán con guiones según la lectura que se necesite < 1 - 1 > , o < l - ll > ( [ l + l ] o [ l + ] [kïpallán ] [kïpaleán ]
respectivamente).
küpal - lan küpal - llean
‘no traje (eso)' ‘voy a traer (eso)' (desafiante)
5. Para señalar la pronunciación afectiva [ š ] que dan algunos hablantes en algunas emisiones a los fonemas / s / y / /, se usará la letra < sh >. Al utilizar esta letra extranumeraria, el texto resultará más apegado a la realidad y por lo tanto más vital. Normal
Afectivo
[ wewé ]
wedwed
’loco'
weshwesh
'loquito, travieso'
[ sáñwe ]
sañwe
'cerdo'
shañwe
'cerdito'
6.
Los préstamos de palabras comunes ingresados al mapundungun se
escribirán con las adecuaciones fonológicas y gramaticales que hubieren tenido. [ sarkéntu ]
sarkentu
sargento'
[ kafón ]
kafón
'jabón'
[ kawé
kewell
‘caballo’
44
Asimismo, los nombres propios de personas, ciudades, etc., que aparezcan en un discurso directo también se escribirán de acuerdo a su pronunciación y con el alfabeto mapuche; sin embargo, estos mismos nombres propios se escribirán de acuerdo a su lengua de origen cuando aparezca en textos oficiales. Discurso Directo Mapuche
2.3
Textos Oficiales
Santiaw
Santiago
Kuan
Juan
Kose
José
Ejemplificación de la propuesta en textos mapuches
2.3.1 Muday
¿ Chumngechi dewmengekey muday ? Wune wedkümtukungekey ta kachilla, fey afülu utrunakümngekey chüni mew. Fey-mew kudi mew atemngekey. Aremelngekeg ko kifíe fütra challa mew, llakolewelu, feg tukungekey ti miiltrkin, Dew tukuel ti milltrun, kiichodiingekeg, feg utrutukungekeg ,rnefíkuwe Tnew, kiime tekukünungekey. Kochüalmu pichi tukulelngekey ülam. Fey tüfachi ülam famngechi dewmangekey: changafüngekey pichin mültrün, fey küme regülmakünungekey kiñe pichi rali mew, fey tukulelngekey t a ülam tañi kochüam. Epu antü mew putungekey kochülu ula.
María Angélica Relmuán 2.3.2
Ngürü trapial engu
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Kiñe fütra -ngüirü adkünuy ñi chumngechi tañi lengümafiel kiñe fütra trapial. Feymew kiñe pun alengelu, amurkey ina lewfü. Lelintukupuy, pefi tichi küyen pu llufü rnew. Fücha kesukechiley. Feymew tichi ngürü peypi tüfa mew: “ Küpalan tañi kompayre trapial". Feytichi wesa ngürü, dew adkünuy ñi rakiduam, amuy kintuafilu tüfeychi fütra trapial mawida mew. Fey pepufi ina lolo mew mülelu, ramtupufi.
"¿ Eymi ngüñuleymi, kompayre trapial ?" pifi.
Feymew tichi fütra trapial feypiegew: "Müna ngüñülen. Küpa ilotufun ka chem iyael rumefel". "Kompeyre trapial", pifi, "üyew ina lewfü adkintumepen llufü mew.
Müley kiñe fütra kesu.
Amufuliyu, nentumeafuymi tichi kesu. Rüngkükonafuymi pu llufü". "Fey may. Mauyu, iñche entuafiñ", pirkey nga chi trapial. Puwlu engu, chi ngürü feypifi chi trapial; "Kompayre, lelintukunge pu llufü. Tüfey ñi mülen ti fütra kesu". "Feyngerkey tati", pirkey nga trapial. Fey chi ngürü feypifi tañi kompayre trapial: "Eymi kompayre, rüngkükonaymi tüfachi llufü mew, welu wüne trarintukukünuaymi kiñe fütra kura mani topel mew. Feymew llangkonaymi tichi pu llefü". "Fey, feman may", pirkey chi fütra trapial. Feymew tichi ngürü lefkiyawi ñi kintun kiñe fütra kura. Fey nga pelu, küpalelfi tichi trapial ka trarintukunulfi topel mew. Fey nga: "Rüngkükonnge newentu, kompayre", pirkey chi ngürü. Feytichi trapial fütra rüngküy pu llufü, femngchi llangkoni, doy weftripawepatulay. Urfi pu llufü tüfeychi fütra trapial. Femlu, dew lalu chi trapial, feytichi ngürü rume ayeletuy. Feypilen amutuy: “ Ka, ka, ka. Lay nga ñi kompayre trapial. Ka, ka, ka. Lay nga ñi kompayre trapial, Rume müntukakefenew chem pichike kulliñ ñi ilotuafel rume", feypilen amutuy ñi lolo mew. Victorio Pranao Huenchuñir
2.4
Los argumentos de Adalberto Salas
2.4.1
Los fundamentos de la propuesta
xxxxxxxxx Palabras largas --de cuatro y más sílabas-- llevan acento secundario en la segunda sílaba si ésta termina en consonante como /dikumtukufi/ [ di.kúm.tu.ku.fí ] 'él le suplicó a él'; o en la primera o segunda sílaba si ésta termina en vocal, como en tranakunuge 1 [ trá.na.ku.nú.nge ] o [tra ná .ku.nú.nge ‘tiéndete’. 46
La sílaba con acento primario lleva tono alto ( [2] ). La sílaba con acento secundario lleva tono medio ( [ 1 ] ) y la sílaba átona lleva tono bajo. Hay un tono extra-alto o enfático ( [3] ) que va sobre la sílaba que tiene acento primario en la palabra que lleva la información focal del enunciado. Hay tres inflexiones: ascendente (//) descendente (//) y tensosostenida ( / -> / ). La entonación ascendente es típica de los enunciados interrogativos que no contienen morfemas interrogativos. Son descendentes los enunciados aseverativos, imperativos e interrogativos que contienen morfema de interrogación. La inflexión tenso-sostenida indica que hay información pendiente que está por anunciarse. En esta función alterna con la inflexión ascendente. Las inflexiones ocurren en los puntos de pausa. Hay dos tipos pausa: breve ( [ / ] ) y larga ([ // ] ). Normalmente la pausa breve se produce en el interior de la oración. Se produce pausa larga entre las oraciones que componen un párrafo y entre los párrafos que componen un discurso. (. Descripciones fonológicas mapuches en Contreras y Echeverría 1965, Echeverría 1964, Lagos 1981. Salas 1978, Suárez 1959 y 1964. V. también Alvarez-Santullano 1986.) xxxxxxxx El alfabeto mapuche de los académicos parte de la descripción fonológica expuesta anteriormente y una vez decidido que la escritura será fonemática y no silábica que podría haber sido la otra opción, vale decir, que habrá letras que representen fonemas, quedaba por decidir qué sistema de letras se usaría. Podría ser cualquier alfabeto ya existente, por ejemplo, el latino, el griego, el gótico, el cirílico, etc., o uno completamente nuevo, diseñado ad hoc. Desde el punto de vista del principio fonémico cualquier alfabeto ya existente es igualmente aceptable, si tiene veintisiete letras diferentes, o igualmente problemático, si no alcanza a esa cifra. El ideal, desde este punto de vista, es uno completamente nuevo, con veintisiete letras diferentes entre sí y diferentes a las usadas en los alfabetos existentes. Sin embargo, las condiciones socioculturales actuales de la etnia mapuche, aconsejan el uso del alfabeto latino --o abecedario-- y en la práctica excluyen la consideración seria de algún otro alfabeto, existente o nuevo. El abecedario tiene veintisiete letras disponibles: < a , b , c , d , e , f , g , h , i , j , k , 1 , m , n ,ñ , o , p , q , r , s , t , u , v , w , x , y , z >. La tarea siguiente es establecer las relaciones de representación entre los fonemas mapuches y estas letras. En estricta sujeción al principio fonémico, cada letra deberá representar a un sólo fonema y cada fonema deberá estar representado por una sola letra. Cualquier desviación será un defecto, por ejemplo, si un fonema está representado por más de una letra, la escritura estará sobrediferenciada; si una letra representa a más de un fonema, la escritura estará subdiferenciada. La sobrediferenciación y la subdiferenciación son condiciones negativas desde el punto de vista del principio fonémico, que afectan la eficiencia del sistema de escritura en el siguiente sentido: una escritura que tenga todas las diferencias necesarias y sólo éstas, permitirá que --en ausencia de cualquier otro tipo de información-- una secuencia fonemática tenga siempre la misma representación gráfica y que una secuencia gráfica tenga siempre la misma lectura fonemática. Difícilmente la situación va a ser así en un sistema sobrediferenciado o subdiferenciado.(Ibid)
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En principio, la relación entre fonema y letra es arbitraria, de modo que un fonema dado puede quedar representado por cualquier letra del abecedario, siempre que ésta sea siempre la misma y que no represente a ningún otro fonema de la lengua. Este es el principal y único argumento que sustente la propuesta del lingüísta autodidacta mapuche Anselmo Raguileo. Los académicos por su parte opinan que dado que desde el punto de vista del principio fonémico la elección de las letras resulta indiferente dado que cada una de ellas puede presentar a cualquier fonema, entonces la mejor asignación dependerá de factores extra-fonémicos. Entre ellos el arraigo que la tradición escrituraria en mapuche ha establecido. Como ya se ha visto en páginas anteriores los jesuitas y los capuchinos bávaros utilizaron el criterio de escribir con la misma letra del castellano a los sonidos comunes a ambas lenguas. Un aspecto que tuvieron en consideración fue que las relaciones que se establezcan entre los fonemas mapuches y las letras del abecedario, no entren en conflicto con las relaciones ya establecidas entre esas mismas letras y los fonemas del castellano. Por ejemplo, para representar al fonema mapuche bilabial oclusivo sordo / p / es mejor la letra < p > que la letra < b >, entre otras cosas, porque la elección de esta última representación complicaría gratuitamente el paso entre el alfabetismo en castellano y el alfabetismo en mapuche. Según ellos el sistema de escritura que se proponga para el mapuche tendrá tantas más posibilidades de prender y arraigar cuanto más apoyado esté por la práctica ortográfica castellana. Para. mal o para bien, los s serán siempre personas ya alfabetizadas en castellano o que están siendo, o van a ser, alfabetizadas en castellano. La existencia misma del sistema depende de la facilidad o dificultad con que sus s puedan transferir al mapuche los hábitos de lecto-escritura ya aprendidos del castellano, ya que dado un conflicto, no será afectado el alfabetismo en castellano, sino el incipiente alfabetismo en mapuche. Además, atenerse a las prácticas del castellano tiene la ventaja adicional de facilitar el aprendizaje de la lengua mapuche por parte de extranjeros, los que mayormente serán hispanohablantes nativos, o al menos, personas ya familiarizadas con el castellano. Hacer accesible el estudio del mapuche a los de la sociedad mayoritaria, es un valor tan deseable que resulta insensato dificultarle proponiendo un alfabeto completamente divergente a las prácticas ortográficas castellanas.(Ibid) Con esas consideraciones en mente debían distribucir en parejas fonema-letra, los veintisiete fonemas del mapuche(que como se recordará corresponden al dialecto moluche) y las veintisiete letras disponibles en la forma moderna del alfabeto latino, respetando el principio fonémico y las convenciones tradicionales de la ortografía castellana en la medida de lo posible dado que, en cierta medida, son incompatibles entre sí debido a las diferencias entre el sistema fonológico castellano y el sistema fonológico mapuche y a las inconsistencias de la ortografía castellana. Incompatibilidad que se manifiesta en que para algunos fonemas mapuches hay disponibles varias letras o combinaciones de letras, en tanto que para otros fonemas no hay disponibilidad expedita. Por ejemplo, para / k / en sus realizaciones oclusivo sordo postpalatal o velar, hay alternativas: (a) siempre < k > ; (b) < c > para el alófono velar y (c) < qu > para el alófono prepalatal, o sea una solución estrictamente fonémica o una solución --que todavía es 48
fonémica- que representa separadamente a los alófonos, al modo hispánico. En cambio, para / t / oclusivo sordo interdental no hay solución evidente, que se sugiera a sí misma. Desde el otro punto de vista, no toda letra del abecedario puede aplicarse con la misma facilidad a cualquier fonema mapuche. Por ejemplo, como no hay un fonema bilabial sonoro oclusivo o fricativo, queda excedente la letra < b >, pero no sería conveniente adscribirla, por ejemplo, al fonema oclusivo sordo interdental / t / o a cualquier otro fonema exclusivo del mapuche. Por otra parte esta tradición ortográfica tiene disponibles tres letras dobles (digramas) < ch , ll , rr > , y dos letras diacritizadas < ñ , ü > que sirven a los propósitos de representar sonidos que son comunes al castellano y al mapuche. Otro punto que tuvieron en cuenta cuando establecen las relaciones de representación entre las letras del alfabeto y los fonemas de la lengua, es la existencia de -una tradición --no necesariamente nativa- de escritura en mapuche. Dependiendo de factores tales como antigüedad, volumen, arraigo y calidad técnica, la escritura ya existente puede obligar a apartarse del principio fonémico estricto o forzar en un sentido o en otro la elección entre dos o más alternativas posibles.(Ibid). Los misioneros capuchinos de la Araucanía, principalmente Félix José de Augusta y Ernesto Wilhelm de Moesbach, desarrollaron un sistema de escritura para el mapuche, práctico y eficiente, basado en una fonemización intuitiva de la lengua, que hace uso del alfabeto latino, complementado con diacríticos y uno o dos símbolos especiales compatibilizado, todo lo posible, con las convenciones ortográficas del castellano. Aun mirado con el espíritu más crítico es un buen sistema de escritura, con defectos menores, tanto de análisis - fonémico como de variabilidad práctica. En este alfabeto están escritas las únicas obras mayores existentes sobre el mapuche contemporáneo: la Gramática Araucana, las Lecturas Araucanas y el Diccionario Araucano de Augusta; y Vida y costumbres de los araucanos en la segunda mitad del siglo XIX e Idioma Mapuche de Moesbach. La necesidad de recurrir a estas obras hace aconsejable para los académicos que el nuevo sistema de escritura no se aparte mucho del alfabeto de los capuchinos, ya que lo contrario significaría descontinuar los nuevos textos de las grandes obras gramaticales, lexicográficas y etnográficas clásicas. Por su calidad técnica y su valor documental, estas obras conservan hoy plena vigencia, de modo que su consulta es obligada en toda actividad vinculada a la lengua y cultura mapuches. Perturbar o perder la referencia a estas obras es pagar un precio demasiado alto por la graciosa originalidad de tener un alfabeto completamente nuevo.(Ibid). Sobre la base conceptual delineada en las páginas anteriores, la Sociedad Chilena de Lingüística ha propuesto un alfabeto práctico para el mapuche, que unifica a tres de los alfabetos que venían siendo usados paralelamente desde 1980en talleres de alfabetización y cursos prácticos de lengua mapuche: el del Instituto Lingüístico de Verano (I.L.V.) en el cual aparecieron escritos Aprendamos a leer y escribir en mapudungu , 1983 y Felei taiñ Mapudunguael , 1983 ; el alfabeto de María Catrileo, utilizado en sus cursos de lengua mapuche en la Universidad Austral de Chile, Valdivia, y expuesto en detalle en "Consideraciones lingüísticas en torno a un grafemario uniforme para el mapudungu” (en Actas, Jornadas de Lengua Literatura Mapuche 29-31 de agosto 1984, Temuco, Universidad de La Frontera e Instituto Lingüístico de Verano); y el alfabeto de Adalberto Salas, en el cual apareció escrito el libro; ¡Papeituaiñ Mapudundu Meo! 49
Lecturas Mapuches (Temuco, Universidad Católica de Chile, 1981). El alfabeto propuesto ahora es 'unificado" en el sentido de que supera las ligeras diferencias existentes entre los tres alfabetos que le sirvieron de antecedente inmediato, elaborados bajo los mismos principios lingüísticos y socioculturales. 2.4.2
La representación de las vocales.
Los fonemas vocálicos / i, e, a , o,u / quedan bien representados por las letras < i , e , a, o, u > respectivamente. Para el sexto fonema vocálico mapuche se opta de acuerdo al principio fonémico estricto por el uso de una letra única, la que necesariamente deberá ser una de las cinco letras tradicionalmente asociadas con vocales, acompañada de algún diacrítico. La mejor disponibilidad apunta hacia la < ü >, ya que aparece tal cual en los equipos tipográficos de norma y en dactilografía queda- netamente impresa. El uso de < ü > se aviene también con el criterio de la tradición escrituraria de los capuchinos que la utilizan para representar una de las realizaciones de este fonema vocálico. Estos representaron así al fonema / ï /: por < ü > al alófono [ï] ; y por < e > al alófono [e] ; pero no le dan representación cuando éste está entre consonantes en algunos morfemas gramaticales muy frecuentes, por ejemplo, / m ï n / [ m e n ] < mn > desinencia verbal de II persona plural, en los cuales la realización de /ï / suele ser muy breve Pese a considerar la ortografía de los capuchinos técnicamente deficiente, Salas le reconoce algunas ventajas prácticas, por ejemplo, al representar separadamente los dos alófonos más prominentes de / ï / ( [ï ] por < ü > ¬ [e] por < e > )facilita a los no nativos la lectura en voz alta; pero también la práctica de no representar al alófono en algunos contextos, puede ser origen de vacilaciones y dudas para los nativos, especialmente al escribir, no tanto al leer. Para dar “dar consistencia a la ortografía de los capuchinos” , la Sociedad Chilena de Lingüística recomienda “que el alófono [e] sea ortografiado en todos los contextos, pero por razones prácticas es preferible la solución estrictamente fonómica: < ü > para todas las manifestaciones del fonema / ï /, en todos los morfemas en que éste aparezca” Advierte, eso si, que “es posible que algunos nativos tiendan a dejar de escribir la vocal < ü > en los contextos en que ésta corresponde al alófono [e ], como en / kutrankïlen/ 'yo estoy enfermo'; pero esta tendencia puede neutralizarse durante la etapa de aprendizaje, insistiendo en que para los efectos de la escritura debe partirse --al menos en las prácticas iniciales-de una pronunciación lenta y muy deliberada. (Ibid) Problemas especiales en la representación de las vocales. Se han detectado en mapuche numerosos casos de fluctuación entre fonemas aspecto tempranamente consignado por los capuchinos. Muchos de estos casos corresponden a fonemas vocálicos, mayormente situados en fin de palabra en que se sustituyen o por u (lako-laku) , e por ü (trintretrintrü) , i por ü (poñi-poñü).. No siempre estas alternancias están vinculadas al factor geográfico. De hecho, ocurren en la misma área y a veces en la lengua del mismo individuo, según circunstancias ocasionales, tales como velocidad y deliberación del discurso. Frente a estas alternancias, la proposición de la Sociedad Chilena de Lingüística contiene una instrucción general que recomienda a cada persona escribir su propio uso en velocidad 50
lenta, cuidando que en el mismo texto no se produzcan inconsistencias. “Ciertamente no es una instrucción fácil de seguir, pero no se visualiza una mejor. La alternativa de resolver la fluctuación recomendando la representación de uno solo de los fonemas comprometidos, solo puede estar basada en una resolución arbitraria, de dudosa aceptabilidad, dada la ausencia de una norma mapuche clara y unánimemente aceptada como la mejor. Es de esperar que se produzcan inconsistencias inevitables en los textos, al menos en las etapas iniciales de la alfabetización” (Ibid). Pero la propia SOCHIL invalida su propia recomendación al sugerir resolver la fluctuación / u / - / o / en favor de / u /., vale decir, escribir siempre < wentru > y no < wentro >.
2.4.3
La representación de los fonemas consonánticos.
Para los fonemas consonánticos : /p, tr, ts, m, ñ, propone las letras < p ,tr , ch, m, ñ, ll> A pesar de los tres diagramas o "letras dobles", < tr , ch , 11 > y de la letra diacritizada <ñ>, son buenas soluciones desde todo punto de vista para la SOCHIL, porque se pueden escribir a mano, dactilografiar o imprimir con toda facilidad, están dentro de la tradición de los capuchinos, no son conflictivas con el alfabetismo en castellano. “Con excepción de < 11 >, no hay posibilidad de que los componentes de los digramas concurran en algún caso con valores individuales: < tr > no puede ocurrir como < t > + < r > ya que (a) en la lengua no hay grupos consonánticos del tipo “muta cum liquida”, y (b) como oclusivo / t / no puede ocurrir en la coda silábica. Por su parte, el digrama < ch > está protegido porque ni < c > ni < h > están incluidos individualmente en la proposición. El digrama < ll > es algo más problemático, ya que el fonema / 1 / puede ocurrir en posición prevocálica o postvocálica, y si se lo representa por < 1 >, se puede tener un grupo ortográfico < 11 > que corresponde a < 1 > + < 1 >, una de la coda de una sílaba y la otra del frontis de la sílaba siguiente, y no al fonema / Considérese el siguiente ejemplo: / rï.ŋal.lu / [ r e.ŋál.lu ] < rüngallu > la ortografía sugiere una lectura inapropiada, / rïŋau/ , en vez de la apropiada /rïŋallu/. La alternativa más seria considerada fue el digrama< lh >, que aparte de obviar el problema en discusión, está apoyado por el uso de < ch > para el fonema patatal africado /č/, además, técnicamente hasta es posible utilizar sistemáticamente la letra < h > como marca de palatalidad y también usarla en combinación con
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planteado por ll aun siendo real no fue considerado significativo dado que la concurrencia de
Oclusiva Nasal Lateral
Interdental
alveolar
/t/ /n/ /l/
/t/ /n/ /l/
Sin embargo, el mismo autor reconoce que no hay estudios estadísticos que muestren para un solo dialecto la extensión del rendimiento funcional de estas oposiciones, ni estudios dialectológicos masivos que describan la situación real de estas oposiciones en los dialectos mapuches actuales y se atiene a “informaciones fragmentarias y a opiniones personales más bien impresionistas” para aceptarlas. (Salas 1988) Una posible solución era una representación gráfica que no diferencie entre interdentales y alveolares lo que implicara que la escritura quedara subdiferenciada, porque un alfabeto práctico puede tolerar algún grado de subdiferenciación, siempre que éste sea bajo y que las oposiciones subdiferenciadas no sean precisamente las del más alto rendimiento funcional en la lengua. En el caso concreto en discusión, el mismo autor reconoce que se han detectado pocos pares mínimos entre los fonemas interdentales y sus contrapartidas alveolares (aunque no aporta ejemplos de esos pares mínimos) de modo que, según su percepción, una solución subdiferenciadora no tendría por qué producir molestias a los s, por lo menos en lo que respecta a la función estrictamente distintiva. Si la subdiferenciación no molesta a los nativos en el sentido de que no ofende su percepción de la lengua y no les resulta engorroso operar con ella, este autor opina que es la mejor solución para todos los efectos prácticos. Sin embargo,se inclina por una solución diferenciadora, atenida al “principio fonémico estricto en atención a que la diferenciación ortográfica se impone a sí misma si se quiere que el alfabeto no obstaculice el aprendizaje de la lengua por parte de extranjeros y la información general aconseja diferenciar en la ortografía pues el contraste entre interdentales y alveolares parece generalizado, al menos para la población adulta del llano central de Malleco y Cautín. También ha sido observado entre los pehuenches de Cautín y Valdivia. Todo parece indicar que la población que no presenta el contraste es más bien marginal: los pehuenches del Alto Bío Bío (según información personal de Gilberto Sánchez) y los huilliches de la provincia de Osorno (según información personal de Pilar Alvarez-Santullano), y en el llano central se encuentran ocasionalmente individuos en los cuales faltan todas o algunas de las interdentales” (Salas 1988) Otro argumento esgrimido por este autor y asumido por la SOCHIL es que las personas que presentan el contraste entre alveolares e interdentales presentan oposición a una solución subdiferenciadora pues sienten que el contraste constituye parte importante de la individualidad de su lengua en oposición al castellano. 52
Otro argumento esgrimido por Salas es que “desde el punto de vista estrictamente lingüístico, es aconsejable que un alfabeto experimental como el propuesto, responda a la máxima diferenciación fonológica existente en la lengua”. Sin embargo, pareciera por la información que el mismo aporta , que esta diferenciación no es fonológica, sino más bien fonética , del mismo tipo que la diferenciación entre / ï/ y /e / y por lo tanto la solución desde el punto de vista estrictamente lingüístico no debió ser otra que la subdiferenciación tal como lo propone para este último caso. Los propios capuchinos establecieron en sus propuestas escriturarias una diferenciación gráfica para dar cuenta de los fonos que podían discriminar como diferentes en su articulación aunque no constituyeran fonemas en el sentido de que su presencia o ausencia constituyera cambio de significado en la palabra. Recuérdese que en todos sus escritos consignan como característico del mapuche la sustitución o alternancia de fonos. Finalmente concluye la propuesta de la SOCHIL coincidiendo en la práctica con la tradición de los capuchinos pues propone una escritura diferenciadora dando representación separada a los alveolares y a los dentales. Sin embargo, la solución en la elección de las letras resulta mucho menos práctica que la de los capuchinos como se verá más adelante. En efecto, los capuchinos utilizaron las letras del castellano para representar a /t/,/n/,/l/ pues estos fonemas alveolares son comunes al mapuche y al castellano, y para representar los interdentales exclusivos del mapuche, mantuvieron las mismas letras solo que adosaron a cada una de ellas un punto alzado como diacrítico :
/t/ /n/ /l/
Las dificultades inherentes a esta solución consignadas por el propio Salas son: los impresores interpretan los subrayados de los manuscritos como una instrucción para componer en cursiva lo que podría devenir en que palabras mapuches aparecerán impresas con algunas < t, n, l > en cursiva, en medio de una palabra en la 53
redonda normal; ya no se podrá seguir usando al modo tradicional el subrayado o la cursiva para indicar énfasis, ya que si éste recae en una palabra que contenga / t, n , 1/ la distinción interdental vs alveolar desaparecerá; en textos de lingüística se usa normalmente el subrayado o la cursiva para indicar metalenguaje (la preposición a; en latín focus, etc.), práctica que tampoco podrá seguir, si precisamente el subrayado es un diacrítico fonémicamente funcional; al dactilografiar habrá que ser muy cuidadoso para evitar la práctica usual de indicar con un subrayado el corte de final de línea cuando no queda espacio para usar el guión a este efecto. Otra dificultad práctica observada por nosotros al digitar las letras diacritizadas con el subrayado es que para escribir una letra en el computador fue necesario pulsar cinco teclas. La secuencia es la siguiente: para activar subrayado: Control + s + letra ( t, n, l ) para desactivar subrayado : Control + s En cambio con el punto alzado de los capuchinos sólo es necesario pulsar: letra+ Mayúscula + tecla en que están 3 y el punto, vale decir, exactamente la misma dificultad que existe para escribir la letra diacritizada ü. Otra posibilidad considerada y desechada fue la de recurrir a formar tres diagramas para las interdentales, utilizando como primer elemento de cada diagrama a la letra básica adscrita al fonema alveolar correspondiente, por ejemplo, < th , nh , lh >,” pero en la práctica no se la considera en vista de que es deseable reservar los diagramas como último recurso, para aquellos casos en que no haya alternativa realista posible, para no producir agrupaciones gratuitas de consonantes ortográficas, indeseables desde el punto de vista de un alfabeto que quiere reflejar todo lo posible la estructura fonológica de la lengua mapuche, que no tiene agrupaciones consonánticas. En este sentido, los diacríticos son más inofensivos”. (Ibid) Para el fonema /k/ Salas y la SOCHIL han optado por el uso de < k > en todos los contextos, “principalmente porque es más simple, responde mejor al principio fonémico, y está apoyada por la tradición de los capuchinos. Además, apoya el sentimiento de algunas personas mapuches que desean ver objetivada en la ortografía la distintividad de su lengua en relación al castellano: un texto escrito en mapuche con letras
efectivamente se usa, pero será /v/ en los otros contextos. Considerar por lo tanto a /f/ como el “fonema” y a /v/ como su alófono es un caso típico de utilizar la “alternativa de resolver la fluctuación recomendando la representación de uno solo de los fonemas comprometidos” la que a juicio del propio autor “solo puede estar basada en una resolución arbitraria, de dudosa aceptabilidad, dada la ausencia de una norma mapuche clara y unánimemente aceptada como la mejor”. Pero lo más sorprendente son los argumentos siguientes contenidos en la proposición : No es cuestión de utilizar en estos casos la letra < v >, en parte porque se entraría en conflictos con los valores de < v > en castellano y en parte, porque es desde todo punto de vista deseable que el alfabeto mapuche sea uno para toda la lengua. Es previsible que la imposición de < f > --y de la distinción ortográfica entre interdentales y alveolares discutida más arriba-- pueda producir un hecho sociolíngüístico nuevo: el surgimiento de un dialecto mapuche prestigiado, cuyo efecto sobre el vivir mapuche no se puede predecir por ahora. El alfabeto propuesto sugiere el uso de < f > para todos los dialectos, sobre la base de que la realización sonora, [ v ], del fonema /f /, parece restringida a los dialectos periféricos del área norte del territorio mapuche, en la provincia de Malleco. Además, el uso de < f > está apoyado por la tradición de los capuchinos y no es conflictivo con la tradición ortográfica castellana. Obviamente la tradición de los capuchinos consigna el uso preferencial de
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su representación, una actitud bastante curiosa para un mapuche, porque no es extraño encontrar en los lingüistas chilenos la actitud excluyente porque es parte de la cultura chilena este rasgo autoritario, pero es sumamente extraño en un mapuche pues el rasgo fundamental de la cultura es la inclusión. Sobre la base del arraigo en la tradición de los capuchinos y la percepción nativa reflejada en la escritura espontánea, la proposición utiliza
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sonidos que en mapuche cumplen la función suprasegmental de indicar variaciones de sentido afectivo (peyorativo-meiorativo) con lo cual se constituye en un recurso estilístico único y que puede dar originalidad a una literatura de entretención en mapuche que es desde todo punto de vista deseable y necesaria para incrementar y consolidar una forma escrituraria. 2.4.4
La separación de sílabas y palabras.
En general las normas de separación de sílabas y palabras sugeridas en la proposición son realistas, fonéticamente bien fundamentadas, y parentemente respaldadas por la percepción nativa. Faltó una decisión acerca de los casos de enclisis que se dan en la III persona dual y plural en la flexión verbal. La III persona verbal no está inflexionada por número (como sí lo están la I y la II personas), así /tripaj / significa 'salió, salieron'; pero el significado dual o plural puede marcarse mediante dos morfemas independientes, /eŋu / 'ellos dos' y /eŋïn / 'ellos (plural)'. Estos morfemas típicamente --no siempre-- van contiguos al verbo, situación en la que se pronuncian apocopados, [ ŋu ] y [ ŋïn ] respectivamente, enclíticos a la forma verbal, como en: / amuj ni ruka mew eŋu / / amuiŋu ni ruka mew 1 'ellos (dual) fueron a su casa' /amuj ñi ruka mew eŋïn / /amuiŋïn ñi ruka mew / 'ellos (plural) fueron a su casa' podría sugerirse que las formas enclíticas se escriban unidas a la forma verbal, formando con ésta una sola palabra ortográfica: < amuingu , amuingün >, lo que tiene respaldo fonético, pero produce un cambio en la representación de la forma verbal: < amuy > , con < y > semiconsonántica, la que al recibir los clíticos, < ngu / ngün> se transforma en < i > vocálica: < amu-i-ngu , amu-i-ngün >. Problemas especiales. Según Salas la creación de un alfabeto práctico es algo más que establecer una lista de correspondencias entre fonemas y letras, de modo que somete a discución dos problemas que en el Encuentro no fueron debatidos.Estos son la ordenación alfabética y el nombre de las letras. Con respectoa al orden de las letras del abecedario opina que no es en absoluto un problema trivial, ya que de la solución que se le dé depende la facilidad o dificultad con que los s puedan manejar la ordenación alfabética de ítemes léxicos. El caso más patente está, desde luego, en la preparación y uso de glosarios y diccionarios bilingües mapuche-castellano.
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Desde el punto de vista práctico, lo más sensato es atenerse en lo posible al orden tradicional de las letras en el abecedario latino, particularmente en su formato castellano. De ser así, las letras diacritizadas podrían ir inmediatamente después de la letra básica ( v. gr. < 1 > después de < 1 > ) y, por supuesto, los digramas irían después de la letra inicial ( v. gr. < tr > después de < t > ). En un diccionario, entonces, las palabras iniciadas por < 1 > irán agrupadas después del total de las palabras iniciadas por < 1 >. Por su parte, las palabras iniciadas por < tr > irán agrupadas después del total de las palabras iniciadas por < t >, no incluidas entre éstas. Razones prácticas aconsejan ordenar las letras diacritizadas antes de los digramas, v. gr. < i > antes de < 11 > o < t > antes de < tr >. Con esto el orden quedaría así: < 1 , 1 , 11 > , < t , t , tr >. En las nasales, el orden podría ser < m , n , ñ > en atención al orden castellano, y luego < n , -ng >. Una ordenación así es consistente, pero podría resultar problemática porque no coincide del todo con el orden en que están dispuestas las palabras en el Diccionario Araucano del P. Félix de Augusta, de manera que la referencia a éste podría verse dificultada. El segundo problema se refiere al nombre de las letras del alfabeto propuesto. Por razones obvias, el castellano será por mucho tiempo la lengua para la discusión intelectualizada sobre la lengua mapuche. Esto significa que los nombres de las letras serán nombres hispánicos. Parece evidente que en talleres de alfabetización en mapuche será necesario disponer mínimamente de nombres que permitan la manipulación cómoda de cada unidad fonema/letra. Quizás lo más práctico sea atenerse en lo posible a los nombres corrientes de las letras en castellano. Para las grafías específicas del mapuche podrían acuñarse nombres basados en los mismos principios castellanos, por ejemplo, los digramas se deletrean: ceache « ch », enege « ng », teere « tr ». En particular para < t , n , 1 > podrían acuñarse nombres en base articulatoria, como te interdental « t », ene interdental « n » y ele interdental « l ». Entre las vocales ya se ha hecho usual el nombre de sexta vocal para < ü >. 2.4.5
Signos de puntuación y signos auxiliares.
En vinculación con este aspecto la proposición contiene la sugerencia de proceder siguiendo el inventario de signos de puntuación y signos auxiliares y las correspondientes normas de uso de la ortografía castellana, prescindiendo del uso del punto y coma (;). En términos generales, esto significa que el alfabeto contiene los siguientes signos de puntuación y signos auxiliares: - punto ( . ) que indica pausa larga al final de enunciado aseverativo. - coma ( , )que indica pausa breve en el interior de un enunciado; - dos puntos ( : )que indican anuncio de cita textual ('discurso directo'); - puntos suspensivos (...) que indican enunciado incompleto; - signos de interrogación (¿?) que encierran enunciados interrogativos; - signos de exclamación ( ¡! ) que encierran enunciados exclamativos,
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-
- comillas ( "") que encierran enunciados presentados como cita textual ("discurso directo"); paréntesis ( ) , que encierran enunciados intercalados en otro mayor, tendientes a entregar información adicional complementaria. Es aconsejable indicar los cambios de orientación temática dentro del mismo texto, haciendo párrafo aparte ("punto aparte"). Es buena práctica iniciar cada nuevo párrafo con una sangría de cinco espacios. Uso de las mayúsculas. La proposición indica solamente la sugerencia de seguir las normas del castellano. Parece aconsea e ser algo más explícito con respecto a este punto, formulando al menos las normas mínimas, más asentadas y frecuentes:
-
-
*.Se sugiere escribir con mayúscula inicial: - la primera letra de un texto; - la primera letra después de punto; - todo nombre propio. Quizás sea práctico enunciar algunas instrucciones negativas, por ejemplo, la de evitar escribir palabras enteras en mayúscula, o la de evitar el uso de las mayúsculas para indicar énfasis. Igualmente es sensato aconsejar que se haga un uso moderado de las mayúsculas mayestáticas. En vinculación con este aspecto hay que recordar que no se puede usar el subrayado para indicar énfasis -como se hace en castellano-.ni para indicar uso metalingüístico --como se suele hacer en textos de lingüística-- ya que se podría interferir con la representación de las interdentales < t , -n , 1 >. Conclusión. El alfabeto propuesto está bien respaldado por el estado actual del conocimiento de la fonología mapuche. Aprovecha la experiencia adquirida en cursos y talleres experimentales de alfabetización de adultos en mapuche. Sus proponentes consideraron todos los factores de deseabilidad sociocultural y de viabilidad práctica, que pudieron prever como incidentes en la creación de un sistema de escritura práctica para el mapuche. Todo parece indicar que es técnicamente un buen alfabeto. Sin embargo, para nosotros su futuro es, por supuesto, imprevisible, ya que su eventual arraigo depende de su funcionamiento dentro del contexto de un proceso de estandarización del mapuche. 4 4. En dos artículos claves, Andrés Gallardo ha enfocado las condiciones socioculturales mapuches --y en general, de las minorías indoamericanas chilenas-relevantes para un programa de alfabetización vernacular (Gallardo 1984, 1986). El gran aporte de Gallardo es el de recordarnos convincentemente que la alfabetización en una lengua vernácula es sólo parcialmente un problema técnico, solucionable desde las disciplinas lingüísticas. No puedo dejar de suscribir su opinión de que el alfabeto y la escritura son sólo la manifestación de un proceso global de planificación lingüística, que implica, compromete y afecta toda la dinámica social de la nación entera, no sólo del grupo mapuche. Reducir la alfabetización en mapuche a la sola cuestión técnica de la 59
representación en papel de enunciados orales, es por decir lo menos, improductivo. Tampoco es sólo cuestión de incluir en la discusión elementos socioculturales de superficie(v. gr. la deseabilidad del bialfabetismo), sino más bien de referir la alfabetización a un proceso de creación deliberada de una lengua estándar. 3 El grafemario mapuche de Anselmo Raguileo El grafemario mapuche de Anselmo Raguileo está basado en el sistema fonológico del dialecto nguluche al igual que el alfabeto unificado aunque difiere en los criterios. Para fundamentar la propuesta Raguileo elabora lo que el denomina postulados y que son los siguientes: Postulado Nº 1 : Todo pueblo que conserva su lengua materna debe considerarla siempre como primera lengua. Postulado Nº 2: Todo pueblo que conserva su lengua materna tiene derecho de adoptar el sistema alfabético que considere más apropiado para su escritura. Postulado Nº3 : Con todo lengua, la relación que existe entre un grafema (signo gráfico) y el fonema (clase.de sonido) que representa, es totalmente convencional. Postulado Nº 4 : El grafemario, debe contener todas los fonemas que posea la lengua, considerando en su conjunto todas las regiones en donde ella se habla. Postulado Nº 5 : En el catálogo del alfabeto no deben incluir los grafemas que representen pronunciaciones afectivas: meiorativas o peyorativas. En cuanto a los criterios establece los siguientes: - Uso de los signos gráficos del idioma español. Esto obedece a razones técnicas y económicas, pero no lingüísticas. - Cada fonema está representado por uin grafema y viceversa. - Uso de grafemas simples, es decir, una sola letra y no dos o tres para representar un fonema. - Respetar los sonidos de la lengua mapuche. - Desde un punto de vista científico, no hay lenguas mejores ni peores, porque todas cumplen las tres funciones que desempeña cualquier otra lengua: ser instrumento de comunicación, de expresión de sentimientos y para mover voluntades. - No se usarán diacríticos, pues en la lengua mapuche no influye el acento. El rasgo más importante de esta propuesta es el afán de diferenciación con el castellano que se expresa en la elección de las grafías, en el ordenamiento alfabético y en la nominación de las letras. En relación a las grafías utiliza tres criterios implícitos : algunos de los sonidos que son comunes al mapuche y al castellano se escriben con las mismas letras del castellano; los sonidos comunes al mapuche y al castellano que se escriben en castellano utilizando diagramas o grafías dobles, se escriben con grafías simples a las que se les da un valor distinto; y los sonidos propios del mapuche se escriben con letras simples del alfabeto castellano las cuales adquieren un valor diferente.
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Iguales en sonido y escritura. CASTELLANO A E F I K L M N Ñ O P S T U w Z
MAPUCHE A E F I K L M N Ñ O P S T U W Z
/a/ /e/ /f/ /i/ /k/ /l/ /m/ /n/ /ñ/ /o/ /p/ /s/ /t/ /u/ /w/ /ø/
Iguales en sonido pero diferente escritura. castellano Ch Ll G
Fonemas / / / / /../
Mapuche C J Q
Diferentes en Sonido y escritura. Fonemas de la lengua mapuche /ï/ /l / /n/ / / /tr/ /r/
Grafemas V B H G X R
Orden alfabético y nominación de las letras
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Grafema A C Z E F Q I K L B J M N H Ñ G O P R S T X U V W Y 4.
Nombre a cv zv e fv qv i kv lv bv jv mv nv hv ñv gv o pv rv sv tv xv u v wv yv
Ejemplo Alka, amun Collin, coyke Zomo, zugu Epu, eymi Foye, furi Raq, naq Ilo, inan Kiñe, koyam Lof, luku Baku, bewfv Jukanten, jazka Mapu, mogen Nahuel, nien Hamuh, hape Ñuke, ñawe Ge, gvrv Ofvlvn, poyen Piwke, papay Ruka, rali Simijko, Tob, topeb Xekan, xewa Ufisa, upen Vkvja, vy Waria, wenxu .Yu, yiwiñ
El seminario Un Alfabeto para la Lengua Mapuche de la CEPI
(INFORMACION QUE NO HA SIDO FACIL DE CONSEGUIR PORQUE LA PROMOTORA DEL EVENTO NO PUBLICO ACTAS Y SE ESTA RECOPILANDO MEDIANTE DOCUMENTACION PROPIA DEL AUTOR Y DE ENTREVISTAS A ALGUNOS DE LOS PARTICIPANTES) 5
El proyecto Estudio para la definición de un grafemario para la Lengua Mapuche de la CONADI
(INFORMACION QUE APENAS SE HA PODIDO RECOPILAR EN LOS ULTIMOS DIAZ DEBIDO A QUE LA CONADI NO ESTABA DISPUESTA A FACILITAR EL INFORME DE LOS EJECUTORES DE ESTE ESTUDIO Y QUE DEBIO CONSEGUIRSE FOTOCOPIA A TRAVES DE OTRA PERSONA)
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Inventario de articulaciones que han sido escritas por las propuestas de planificación más recientes
a/ a /cs/ ch /d/ d /e/ e /f/ f / g /i/ i /x/ j /k/ k /l/ l /l/ l ll /m/ m /n/ n /n/ n /ñ/ ñ / ng /o/ o /p/ p /r/ r /sr/ sr /s/ s /sh/ sh /t/ t /t/ t / tr/ tr /ts/ ts /u/ u / ï/ ü
alto central no redondeado africado palatal sordo oclusivo alveolar sonoro. medio anterior no redondeado fricativo plano bilabial sordo africado velar sonoro alto anterior no redondeado fricativo velar sordo oclusivo velar sonoro palatal lateral sonoro dental lateral sonoro velar lateral sonoro bilabial nasal sonoro alveolar nasal sonoro dental nasal sonoro palatal nasal sonoro velar nasal sonoro bajo posterior redondeado bilabial oclusivo sordo fricativo retroflejo palatal sonoro fricativo cóncavo alveolar sordo fricativo cóncavo alveolar sordo fricativo cóncavo alveopalatal sordo oclusivo alveolar sordo oclusivo dental sordo africado alveolar sordo fricativo plano palatal sordo alto posterior redondeado alto anterior no redondeado /e / e medio anterior no redondeado /v/ v oclusivo bilabial sonoro /w/ w redondeado posterior /y/ y no redondeado anterior //z fricativo plano interdental sordo
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La promoción de una literatura mapuche
. A través de la Imprenta y Editorial Küme Dungu, el Instituto Lingüístico de Verano, institución confesional cristiana norteamericana, promovió la elaboración de una literatura escrita en idioma mapuche . Entre agosto y septiembre de 1983 reunió a cinco escritores mapuches en un taller para Autores Mapuche-Hablantes los que luego produjeron textos en versión mapuche-español . Estos fueron publicados en 1987 en dos tomos con el tìtulo de Feley taiñ mapudunguael kiñe troy , y Feley taiñ mapudunguael epu troy utilizando el alfabeto Mapuche Unificado. Algunos de estos textos están referidos a aspectos de la vida cotidiana de los campesinos mapuches y dada la adscripción cristiana de los impulsores también hay textos que se refieren a relatos del Antiguo Testamento (la historia de Jacob). Todos estos textos habrían sido producidos en mapuche y luego traducidos al castellano por los mismo autores según se informa en la presentación del material. También el ILV tradujo al mapuche el Nuevo Testamento con el título de Ngenechen tañi küme dungun, utilizando para ello el Alfabeto Unificado y también diseñó una "cartilla de transición" para ayudar a los mapuche hablantes alfabetizados en castellano a transferir las competencias lectoras y escriturarias al mapuche En esta cartilla incluye un apéndice en que se consigna el alfabeto utilizado con alguna información contrastada con el castellano . El alfabeto y las reglas de ortografía empleados están de acuerdo con los resultados del Encuentro para la Unificación del Alfabeto Mapuche, patrocinado por la Sociedad Chilena de Lingüística (SOCHIL) y realizado en la Pontificia Universidad Católica de Chile, sede Temuco, los días 22 y 23 de mayo de 1986. A continuación se encuentra una sección introductoria sobre el alfabeto y la sílaba, dos temas relacionados con la escritura en mapudungun. En relación al alfabeto el material de ILV explica lo que sigue: "Pára escribir el mapudungun, se emplea un alfabeto similar al del castellano. Véase a continuación los alfabetos de ambos, poniendo atención en las letras que comparten y las que no comparten. Castellano a b c ch d e f g h i j k l
Mapudungun a ch d e f g i k l
Castellano Ñ O P Q R Rr S T U -
Mapudungun Ñ Ng O P R S T T Tr U Ü
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ll m n -
l ll m n n
V W X Y Z
W Y -
Se puede apreciar en esta comparación que los dos alfabetos comparten muchas de las mismas letras, con algunas excepciones. El alfabeto del castellano tiene 30 letras, incluyendo cinco vocales, y el mapudungun tiene 27 letras, de las cuales seis son vocales. Se ve entonces que algunas letras del castellano no se emplean en mapudungun y viceversa. Por ejemplo en palabras escritas en mapudungun, no se ven las letras: b, c, h j q rr, v x, z ni las combinaciones de letras hu, gu ni qu.-Y en las palabras escritas en castellano no aparecen las letras: l , n , t ,ng , tr , ü y raras veces las letras k y w. (En la palabra tengo, la n y la g aparecen como los letras distintas y no como una sola, como es el caso en la palabra engn del mapudungun -véase Algunos hablantes del mapudungun dan una pronunciación afectiva a los sonidos representados por las letras s y d. Para señalar esta pronunciación afectiva, se utiliza la letra extranumeraria sh (que no aparece en el alfabeto, y por ende no se usa en esta Cartilla). Vea las siguientes palabras: Norma! Afectivo chedkuy
suegro
cheshkuy
sañlwe
cerdo
shañwe
El propósito fundamental de esta Cartilla es enseñar el uso de las letras del mapudungun, es decir, cómo leer en mapudungun y cómo escribir en mapudungun. A continuación Ud. verá que la abundancia de letras compartidas por las dos lenguas facilita la lectura en mapudungun. Lea estas palabras. mapu
tierra
filu
culebra
lof che
lugar gente, persona hermano
tami petu
tu todavía
peñi
pichilu
pequeño
Ahora lea estas oraciones cortas. 1. Afi ilo ufisa. Se terminó la carne del cordero. 2. Tañil peñi yemey epu mansun. Mi hermano fue a buscar dos bueyes.
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8. Tañi peñi pey meli filu. Mi hermano vio cuatro culebras" En relación a la sílaba el material del ILV explica lo siguiente: "Cualquier palabra que Ud. pronuncie tiene una o más sílabas. Una sílaba es el sonido o grupo de sonidos que uno pronuncia con una sola emisión de aire, o con un solo golpe de voz. Una palabra puede tener una, dos o hasta más de diez. sílabas. Una sílaba puede tener una, dos o cero consonantes, pero obligadamente tiene que tener una vocal. En castellano hay palabras de: una la dos -. casa (ca-sa) seis -~ inmediatamente (in -me -dia- ta -men -te) En mapudungun hay palabras de: una - pu dos -- ruka (ru~ka) diez küdawkülewetukelafuymi (kü-daw-kü-le-we-tu- ke-la- fuy mi) 1 Si un lector sabe reconocer la división de sílabas en una palabra, es probable que pueda leer y escribir con más facilidad." En otro material elaborado por el Instituto Lingüístico de Verano se desarrollan algunos aspectos relacionados con la ortografía los que también responden a los lineamientos generales emanados del En cuentro para la Unificación del Alfabeto Mapuche.
El alfabeto del mapudungun consta de 27 letras de las cuales seis son vocales: a, e, i, o, u, ü y 21 son consonantes:
ch, d, f, g, k, 1, l , ll, m, n, n , ñ, ng, p, r, s t, t , tr, w, y Catorce letras representan sonidos iguales, o casi iguales, que los del Castellano. Las demás letras representan sonidos diferentes a los del castellano (o un sonido igual con
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una representación única al mapudungun)
Estas son:
la vocal ü las consonantes
d, g, k, l , 11, n , ñ, ng, r, t , tr, w
La ü de karü 'verde' y lewfü 'río', se pronuncia como 1a vocal u con los labios no redondeados. La ü también se emplea para escribir las palabras tüfa 'ésta' y kutrankülen 'estoy enfermo', aunque en estos casos se pronuncia mucho más . rápido que la ü de karü. La d de domo 'mujer', y chod 'amarillo' se pronuncia en algunos- dialectos del mapudungun como la z de 'zapato' en el castellano de España. En otros dialectos se pronuncia como la d de 'medir'. La g de tregül 'treile' y nageltu 'por abajo' se pronuncia como la g del castellano (que habitualmente se llana 'gue'), aunque en forma más suave, como en 'agarrar' , 'siguiente' y 'agudo'. La k de kura 'piedra' y kofke 'pan' se pronuncia como la k de 'kilo' las letras c ,y qu del castellano de las palabras 'casa' y 'queso'
Reemplaza
La l (llamado 1 dental cuando va subrayado) de lan 'morir' y tol 'frente' tiene una pronunciación muy similar a una 1 común (de 'lengua' o 'lado'), pero un poco más tensa y con la punta de la lengua casi pasando por medio de los dientes. La 11 de challa 'olla.' y kachilla 'trigo' se pronuncia como la 'doble ele' que, se enseñaba en la escuela y no como una ye' Cuando una sílaba termina con la 11, como en achawall 'gallina' o mamüll 'arbol' o 'leña' no se puede encontrar un sonido parecido en castellano. Es como pronunciar una 1 con la parte media de la lengua abierta y más atrás en la boca (en el paladar). La n (llamado n dental cuando va subrayado) de narnun tpie' y müna 'primo' tiene una pronunciacón muy similar a la de n común (de 'nada' o 'venir'), pero un poco más tensa y con la punta de la lengua casi pasando por medio de los dientes, como en el caso de la l .. La ñ de peñí 'hermano' y ñadu 'cuñada de la mujer' se pronuncia igual que la ñ. de 'piña' o ñeque'. La ñ que ocurre al final de sílaba, en las palabras peweñ 'araucaria' y mañke 'condor' es un sonido que sólo se escucha en mapudungun. La ng de nganün 'sembré', lipang 'brazo' y rüngo 'harina', tiene una pronunciación similar a la n de 'banco. Como la ng es un solo sonido en mapudungun (y no dos como se 67
piensa equivocadamente a veces), las dos letras que lo representan deben entenderse como una sola, y por lo tanto, no se pronuncia como los dos sonidos n más g (como en la palabra 'án-gulo' del castellano, donde no representan un solo sonido, sino dos). La r de ruka 'casa', kuram 'huevo' y pakarqa 'sapo' no hace vibrar la lengua, como se hace en castellano, sino es más suave, como la r del inglés norteamericano, pero pronunciada un poco más atrás en la boca. La sh es una letra que no aparece en el alfabeto del mapudungun, pero existe como una opción para el escritor que desea marcar un tratamiento cariñosos o de respeto hacia los ancianos, y puede reemplazar a las letras d y s. se nota el cambio de ñadu 'nuera del hombre' a ñashu , de wedwed 'loco' a weshesh 'loquito o travieso' La t (llamado t dental cuando va subrayado) de füta 'marido' y müten 'solamente, no más' tiene una pronunciación muy similar a la t común (de tasa o tener) pero un poco más tensa y con la punta de la lengua casi pasando por medio de los dientes ( como en la l yn) La tr de trewa 'perro' y katrün 'cortar' es un solo sonido y se pronuncia como la tr de 'trabajo', 'otro' y 'nosotros' en la pronunciación habitual chilena. La w (al inicio de sílaba) de wenu 'cielo' y ñawe 'hija del hombre' se pronuncia igual que la combinación de las letras hu de 'hueso' y 'huerta'. Existen dos letras que se emplean para representar el sonido u y dos pera representar el sonido i. Cuando el sonido u es el núcleo (vocal) de una .sílaba, se representa con la letra u, corno en las palabras: pun 'noche' y hutran 'dolor'. cuando el sonido u ocurre al .final de un diptongo decreciente, funciona como consonante y la letra w se usa para .representarlo, como en: küdaw 'trabajo', mew. 'POSPOSICION' y row 'gancho de árbol' En publicaciones anteriores de. Editorial Kürne Dungu, estas palabras se escribían: meu, küdau rou. Cuando el sonido i es el núcleo (vocal) de una sílaba, se representa con la letra i , como en las palabras: fill 'varios' . y elufiñ 'le di'. Cuando el sonido i ocurre al final de un diptongo decreciente, funciona como consonante y se usa para representarla a la letra y , como en may 'si, AFIRMATIVO', amurkey 'dicen que se fue' y doy 'más' ( En publicaciones anteriores de Editorial Küme Dungu estas palabras se escribían mai , amurkei y doi). Algo similar sucede con el sonido ü. Cuando es el núcleo (vocal) de una sílaba, se representa con la letra ü, como en las palabras rüpü 'camino' y mür 'el par'. Existe además un sonido muy similar a la vocal ü que ocurre al final de un diptongo decreciente y la letra g se usa para representarlo., como en nag 'abajo', y lig 'blanco'. En publicaciones anteriores de la misma editorial estas palabras se escribían naü y liü. (PEDIR A ARTURO EL LISTADO DE TEXTOS PUBLICADOS POR LA CATOLICA) xxxxxxxx
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xxxxxxxxxxxxx
8 Hernández y Ramos (1978, 1979) llamaron la atención sobre la lengua de niños mapuches en las escuelas de la Frontera: se trata de una lengua cuyo léxico es primordialmente castellano, aunque manifestado en una fonología primordialmente mapuche y organizado en una gramática su¡-generis que recuerda, sin serio propiamente, estructuras mapuches con elementos castellanos. Recientemente, González y de la Peña (por aparecer) también han señalado la existencia de un habla criolla entre escolares mapuches. Lamentablemente, ninguna de estas personas ha descrito con algún detalle la estructura de esta forma lingúística, especificando quiénes son sus hablantes, ni, por cierto, en qué circunstancias la hablan. Se trata de un descubrimiento de mucha trascendencia como para dejarlo pasar así no más. Con relación a la situación en la Isla de Pascua, de la lectura de algunos trabajos (por ejemplo, G6mez Macker y Peronard, 1983) parece deducirse que la situación de o ha generado una forma lingüística de 'mezcla' de lenguas que de algún modo reproduciría una de las etapas de¡ desarrollo de una lengua criolla. En todo caso, los datos no permiten asegurar nada sino, insisto, sólo sospecharlo. Además, dadas las condiciones culturales muy especiales de Rapa Nui, las acciones de planificac6n socio-política (específicamente, educacional y lingüística) parecen afectar de modo importante la dinámica de¡ bilingüismo, sobre todo entre los niños pequeños. Si endo nuestra sociedad una sociedad letrada, en la cual todas las transacciones culturales que se consideran importantes se quisieran cifrar en un texto escrito, no es de extrañar que el desarrollo de¡ alfabetismo haya sido la preocupación central en el tratamiento de los problemas lingüísticos que afectan a nuestras comunidades de lengua vernáculo.
Para decirlo burdamente: parece haberse considerado que cualquier
incorporación válida de un pascuense o de un mapuche a la cultura nacional chilena pasa por aprender a leer y escribir en castellano.
Ahora bien, como consecuencia de la
comprensión de la situación de bilingüismo en que viven estas personas, y en consonancia con las corrientes contemporáneas que postulan que ciertas habilidades centrales se han de adquirir en la lengua materna, de¡ énfasis en alfabetismo en el idioma nacional estandarizado se ha evolucionado a un énfasis en alfabetismo en lengua vernáculo. Esto significa, ni más ni menos, transformar las lenguas vernáculas en lenguas escritas.
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3. El desarrollo de la escritura es un complejo proceso que compromete de modo importante la estructura interna de la lengua y la dinámica de¡ desarrollo cultura¡ de la comunidad hablante, o sea, todo el proceso de estandarización lingüística. Cuando en una comunidad tradicional se incorpora la escritura, la percepción misma de la lengua por los hablantes cambia al intelectualizarse las formas de ejemplaridad generadores de conciencia de la norma, y cambia también la actitud básica hacia el proceso de comunicación. En la cultura oral, la única forma de comunicación lingüística es el o real entre emisor y receptor, de modo que los mensajes se dan en todo momento comprometidos con la situación en que ocurren; el mensaje es indisociable de su emisor y enormemente sensible a las reacciones inmediatas del receptor. Aun los textos más planificados y formales de las sociedades orales (por ejemplo, relatos, cantos, oraciones, fórmulas rituales, etc.) sólo existen como ejecución de un emisor ante un receptor (real o virtual) en determinadas condiciones y llevan la marca formal de ello (entre otras cosas, porque su vehículo de conservación es la memoria, que precisa de claves y apoyos).9,/@ El texto escrito, en cambio, se convierte en objeto autónomo, disociado del emisor, del receptor y, en gran medida, de las circunstancias, por lo cual tiende a contener las claves necesarias para su comprensión. Estos textos autónomos típicos de las sociedades letradas desarrollan necesariamente un alto grado de intelectualización. Por eso, las sociedades letradas llegan a ser, aunque parezca contradictorio, menos tradicionalistas y menos integradas que las sociedades tradicionales.10 Resulta, entonces, evidente que el proceso de planificación lingüística que introduce la escritura en una sociedad oral tradicional 9 Véase, como ejemplo, el interesante estudio de Zumthor (1982) sobre la poesía oral. Zumthor explica en parte la tendencia al formalismo de la poesía oral por su orientación a la ejecución y por su carácter explícitamente integrado a la tradición en que ocurre, lo que lleva a los textos orales más caracterizados a adquirir un carácter de 'monumentarización'. 10 En Gallardo (1985 - 1986) estudio un momento privilegiado en la historia de la lengua castellana, como es el momento en que empiezan a desarrollarse intentos sistemáticos de escribir romance no ya en función del latín sino en función del romance mismo. El Libro de Buen Amor del Arcipreste de Hita lleva la marca de esta situación. Lo interesante del caso es que se trata de un proceso que refleja invertido el proceso de nuestras sociedades amerindias: el Arcipreste es letrado en un entorno de oralidad generalizada, mientras los hablantes, digamos de mapuche, son orales en un entorno cultura¡ dominado por el
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alfabetismo (aunque sea en otra lengua). Todo desarrollo de escritura en estas lenguas vernáculas estará marcado por este hecho. enfrenta
consecuencias
serias
y
muchas
veces
impredecibles.
No es éste el momento de discutir las consecuencias de¡ alfabetismo.11 Mi interés es más modesto: se conforma con mostrar algunos rasgos que ya se advierten al examinar el desarrollo de la escritura en pascuénse y en mapudungu y que es importante tener en cuenta, porque ponen de manifiesto el bajo grado de estandarización de estas lenguas y, una vez más, la naturaleza desequilibrada de¡ o cultura¡ en que sus hablantes viven. Veamos un ejemplo concreto.
Cuando la escritura surge de modo
interno y no planificado en lenguas en proceso de estandarización, lo normal es que haya primero un grupo numeroso y culturalmente influyente de individuos alfabetizados y luego se plantee el problema -como consecuencia- de la necesidad de una ortografía normalizada. Así sucedió, por ejemplo, con el desarrollo de la escritura en romance castellano, donde una minoría letrada en un entorno cultura¡ de oralidad generalizada creó las bases, en un proceso que duró siglos, para la elaboración de un sistema de escritura que ha demostrado su funcionalidad. En el caso de¡ pascuense y de¡ mapuche, o sea, situación de desarrollo planificado y externo de la escritura, esta secuencia normal se ha alterado de modo radical. Primero se ha planteado la necesidad de diseñar alfabetos adecuados y luego el problema de su uso en una comunidad. La sistemática insistencia en ciertas 11 El problema de las consecuencias de¡ desarrollo de¡ alfabetismo en sociedades tradicionalmente orales se aborda en el trabajo fundamental, ya clásico, de Goody y Watt (1975). En Gallardo (1984) planteo las consecuencias concretas que podría traer el desarrollo, planificado desde fuera, de la escritura y subsecuente alfabetismo en mapuche. cuestiones teóricas (por ejemplo, el principio, de dudosa justificación, de §una letra para cada fonema, un fonema para cada letra') o cuestiones técnicas (por ejemplo, la
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representación grafemática de fonemas inexistentes en el sistema castellano o en su representación grafemática) ponen de manifiesto el precario arraigo de la escritura -y su frágil funcionalidad- en estas situaciones.12 Si bien es cierto que las elites alfabetizadas en mapuche y en pascuense son, como en el caso de¡ antiguo romance, letradas en un entorno 13 cultura¡ de oralidad@ y además bilingües, hay una diferencia muy 12 Así ha sucedido con el desarrollo planificado de alfabetos tanto para el pascuense como para el mapucho. El trabajo, por lo demás notable, de Weber (1985) plantea el asunto como cuestión de principio: Si los isleños alguna vez han de aprender e/ hábito de usar diariamente su lengua en forma escrita y desarrollar una buena cantidad de literatura escrita por ellos mismos, es necesario establecer primero un alfabeto y convenciones de escritura que sean aceptables para la gente misma. (p. 17). Esta condición de aceptabilidad (que procede de los principios de Smalley, 1963) es, con todo, problemática. Por un lado, está el problema de que la lengua misma puede presentar dificultades de representación gráfica. (Por ejemplo, en pascuense la representación de la consonante glotalizada; en mapucho, la representación de [Ln, U interdentales, articulaciones todas extrañas a la fonología y, por ende, a los alfabetos tradicionales europeos). Pero por otro lado está el problema más de fondo de la falta de arraigo de¡ alfabstismo que se quiere desarrollar desde fuera. La búsqueda de simetrías y de eficiencia técnica puede llevar a proposiciones de¡ todo carentes de realismo. (Por ejemplo, el alfabeto mapuche propuesto por Raguileo, que, fiel al principio de 'una letra para cada fonema, un fonema para cada letra', propone llenar los vacíos grafemáticos que generan los fonemas de¡ mapudungu inexistentes en las tradiciones de¡ alfabeto latino con letras correspondientes a articulaciones indoeuropeas inexistentes en mapudungu: por ejemplo, la letra
para la articulación nasal interdental, etc. Simplemente, esto significa que la función del alfabeto se concibe en primera instancia como simbólica (prestigio y separación, sobre todo) y no como instrumento que vaya a usarse realmente en un entorno cultural de alfabstismo en desarrollo. Para detalle, ver Hernández, comp. 1986). 13 Esto no es contradictorio con lo señalado en la nota 10: el intelectual medieval era letrado en romance (además, por supuesto, de latín) en un entorno generalizado de oralidad en romance. El intelectual mapuche es, por una parte, letrado en mapuche (y sin duda en castellano) en un entorno generalizado de alfabstismo en castellano y, por otra parte, letrado en mapuche con un entorno generalizado de oralidad en mapucho. Esto puede ser fuente de conflicto cultural.
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importante: la escritura se desarrolló en las lenguas vernáculas europeas cuando el latín era lengua definitivamente muerta, mientras el idioma estandarizado en o con mapuche y pascuense tiene plena vigencia. (Baste recordar que la inmensa mayoría de los hablantes de vernáculo son bilingües vernáculo-castellano, pero no al revés). Las pocas cosas escritas en vernáculo tienden a escribirse en función de la lengua y cultura dominantes. Desde luego, ello ocurre con los textos orales 'congelados' en transcripción fonética o en grabaciones, lo que ya es un modo de suprimir la tensión de la ejecución.14 Pero lo realmente decidor, sobre todo en la perspectiva de la planificación lingüística, es que aun los textos producidos en mapudungu directamente para la escritura llevan la marca de¡ bilingüismo desequilibrado y de¡ bajo arraigo de la escritura como institución tradicional mapuche. ( Y otro tanto se puede decir, mutatis mutandis, del 14 Así lo reconoce salas (1984) en su ejemplar recopilación de textos orales mapuchos. La literatura tradicional, orientada a la ejecución, es extraordinariamente sensible a la situación en que se ejecuta, de modo que su fijación por escrito ( o aun en grabaciones) es ya una manera de deformación: de boca del mismo narrador se escuchan en ocasiones diferentes, versiones diferentes en la elección de vocabulario, construcciones morfosintácticas, cantidad y cualidad de la información de trasfondo, etc. (p. 18). Hernández (1984), por su parte, reconoce el carácter dependiente de lo escrito en mapuche, que suele darse en una perspectiva no mapuche, entre otras cosas por la inexistencia de una ejemplaridad autónoma mapuche, como se señala más adelante. El libro Pascua¡ Coñ le un cacique mapuche (tomadas al dictado por Fray Ernesto Wilhelm de Moesbach) escrito en mapuche en una perspectiva mapuche, no es en realidad una excepción, como se insinúa: se trata, de hecho, de recuerdos expresados oralmente por Coña y transcritos (sin duda con acomodaciones), en cuanto texto oral, que si se fijó en la escritura fue en vistas a un interés respetuoso por la cultura mapuche de parte de estudiosos no mapuches, lo cual, por cierto, no les resta un ápice de valor a tales memorias. Tampoco impide, como ya he insinuado, que las Memorias de Pascual Coña lleguen a ser el primer gran clásico del mapudungu. caso pascuense.) Estos textos concebidos como textos escritos desde un comienzo, son productos realmente nuevos en la cultura vernáculo, pues comienzan a desarrollarse recién en las últimas dos décadas. Son interesantes desde todo punto de vista: como testimonio de un renovado sistema de actitudes, como muestra concreta de¡ tipo de esfuerzo realizado por intelectuales con plena conciencia de su condición pionera. Algunos de estos textos se han publicado y han llegado a tener una resonancia insospechada. Examinemos de cerca tres colecciones, que de algún modo inician este proceso de renovación y cuya calidad se corresponde con su carácter paradigmático unánimemente reconocido. Ellas son: 73
¡Papeituaiñ mapudungu meg.! (Universidad Católica, Sede Temuco, 1981), Feleitaeñ mapudunguael (Temuco, Instituto Lingüístico de Verano y Universidad de la Frontera¡, 1983) 15 para el mapuche, y Relatos de la Isla de Pascua, 'A'Amu o Rapa Nui (Santiago, Editorial Andrés Bello, 1986), para el pascuense. A pesar de las enormes y conocidas diferencias entre la situación pascuense y la situación mapuche, estas colecciones de textos escritos en vernáculo presentan caracteres sorprendentemente similares. Resultan, por ello, documentos de extraordinaria importancia para comprender los problemas que plantea el desarrollo de la escritura en lenguas tradicionalmente no escritas. Los autores de estos textos, todos individuos bilingües y 15 El Instituto Lingüístico de Verano ha publicado ya numerosos textos, sobre todo pedagógicos, en mapudungu, de los cuales no doy cuenta aquí, pues no es ése el propósito de mi trabajo. Digamos sólo que estos textos pueden servir de trasfondo y marco de referencia en el desarrollo generalizado de alfabetismo en mapuche. Fele'taiñ mai2udunguael inicia la serie y es, por su espíritu, característico. alfabetizados previamente en castellano, muestran de partida una notable militancia cultura¡, manifestada en un entusiasmo contagioso y algo proselitista con relación al hecho de escribir en vernáculo, o sea, muestran una decidida y comprensible actitud inaugural. Con el deseo y afán de servir y mantener nuestra cultura he querido escribir este libro para todos ustedes. Amigos, lean, escuchen, hablen y escriban nuestro idioma; no lo olviden (Relatos de la Isla de Pascua, p. 180), nos dice María Paté Tuki en pascuense. Ahora se ve que se ha perdido un poco la idea de servir. Por eso escribimos este libro; en esa forma lo podrán saber, hermanas, hermanos y jóvenes. Lo hacemos en nuestro propio idioma. Vamos a conversar. Así conoceremos mejor nuestra propia manera de expresamos (Feleitaiñ mapudunguael, p. l), nos dice Florentino Coroso Huenchugñir en mapudungu, y agrega al componente pedagógico el elemento arengador:
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Jamás debemos avergonzamos de nuestro idioma; somos una gran raza y sangre fuerte. A veces perdemos el deseo de hablar en nuestra lengua. Esto no es nada positivo. Debemos usar nuestro lenguaje, ya que es algo muy nuestro. (¡bid., p. 4).
El carácter experimenta¡ domina estos textos.
Al no haber una
ejemplaridad lingüística vernáculo asentada anterior al texto escrito, el autor sabe que él mismo va generando una forma de ejemplaridad al escribir, lo que genera una forma de responsabilidad ya no sólo ética sino también idiomática. (En este sentido, hay que señalar que los textos orales recogidos y transcritos con paciencia y con saber por los antiguos misioneros y iingüistas, pueden tener la función nueva e insospechada de erigirse en clásicos' para el establecimiento de formas arraigadas de ejemplaridad vernáculo. Un caso notable son las ya mencionadas memorias de Pascual Coña.) En todo caso, es un hecho que estamos hoy frente a reales muestras de textos escritos, o sea, objetivados, disociados de¡ autor y de¡ entorno inmediato como cosa diferente y sobre la cual el autor ha perdido control, pues ya van a depender de las condiciones que el lector real quiera -o pueda- imponer a su lectura. En la oralidad, donde todo texto es ejecución, el ejecutante tiene un control enorme sobre las condiciones de la ejecución y, por cierto, de la recepción. Es, eso sí, cierto que en el texto escrito, además de su contenido como tal, hay una proyección explícita muy importante de¡ autor: la responsabilidad de¡ autor con relación a su obra, que si bien es un objeto disociado de sí mismo, es su propiedad intelectual. Así, todos los textos de las colecciones que comentamos llevan un autor conocido, lo que genera una forma inédita de individualismo cultura¡ y, por ende, la obligación de responder por lo que se ha producido. En varios casos se ha llegado ya a la 75
situación extrema, esto es, que un autor asuma la responsabilidad total por un libro. Así viene sucediendo con los trabajos de Pedro Aguilera Milla y Segundo Llamín Canulaf, por citar los autores más connotados de la serie de publicaciones de¡ Instituto Lingüístico de Verano en mapudungu.16 El carácter formal y planificado de esta forma de actividad cultura¡ se manifiesta también en el hecho de que muchos autores especifican la procedencia de sus relatos como una manera de centrar un marco de referencia y de distanciar, o sea objetivar, una forma de verosimilitud. (¿Cómo no recordar los Milagros de Nuestra Señora, de¡ maestro Gonzalo de Berceo?) Varios autores explicitan una forma de finalidad social de sus textos al incluir dedicatorias, lo que a su vez contribuye a la objetivación de¡ texto como tal. La estructura misma de los textos incorpora rasgos que la enmarcan: cada texto lleva un título (recurso innecesario en la transmisión oral, donde la misma actitud de¡ ejecutante ya anuncia y enmarca la ejecución). La organización en párrafos y la cuidadosa puntuación apuntan a lo mismo. (Con relación a la estructura lingüística y etnográfica interna de los textos, por ejemplo la organización de la oración y las remisiones a 16 Ya por los títulos se echa de ver que estas publicaciones son textos escritos en un entorno de oralidad. Ello es notorio sobre todo en la insistencia de los autores en el hecho mismo de que los textos van producidos en lengua vernáculo, así como en la actitud algo ansiosa de proselitismo idiomático. Ya en el primer poema de su libro, Llamín nos conmina: Hermanos, os saludo. Buenos días. Este es nuestro lenguaje que habíamos, con que cantaron nuestros antepasados, con que expresaban sus buenos relatos históricos. Ahora sea escrito en papel Así todos sabrán que vivimos, que somos gente de un ~lo grande. Tú debes también escribir tu pensamiento. Así por siempre perdurará. (p. 2). instituciones específicas, nada diremos por ahora. Tal empresa rebasa la intención del presente trabajo y rebasa, lo que ya es más lamentable, las posibilidades del autor, pues representa un conocimiento más que aceptable de las lenguas y culturas implicadas). La remisión a las condiciones inmediatas en que el texto se produce está, naturalmente, eliminada, y en su lugar abundan ciertas referencias intelectualizadas a 76
hechos de la cultura como vista desde fuera. Por ejemplo, en Papeitu '~ - dunau mas se describe la pifilca (p. 43), la trutruca (p. 45), el juego de la chueca, palin (p. 39) y el de las habas (p. 36), el matrimonio tradicional mapuche (p. 54), recetas de guisos tradicionales (apol, p. 56, porotos, p. 57, chicha, p. 58, crema de arvejas, p. 59).
En Fele*taiñ
mapudunguael se explica cómo se construye una casa tradicional, la ruca, y en 'A' Amu o Rapa Nui se describe el matrimonio tradicional (p. 99 y 265 en traducción) y la semana Rapa Nui (p. 104 y 269 en traducción).
Lo interesante es que estas descripciones
desmotivadas de estímulos inmediatos (por ejemplo una pregunta de un interlocutor real), aspiran a cierta validez supracultural, lo que obliga a intelectualizar las formas de referencia: ya no valen a alusiones a 'esto', 'ahí', 'como usted sabe', etc., tan propias de la oralidad, y el discurso tiene que generar las condiciones para su comprensión mediante recursos propiamente literarios.17
17 Una confrontación de estas referencias con lo que ocurre en los relatos y descripciones propta-erw z)rales, típicamente etnocéntricos, sería sin duda provechosa. Pero los textos que comentamos llevan también la marca de su condición pionera y poco asentada y aquí es donde se pone de manifiesto la frágil base sobre la que se asienta el alfabetismo en lengua vernáculo y las enormes dificultades que se han de vencer si este proceso ha de asentarse y de extenderse. En primer lugar, aunque escritos en lengua vernáculo, estos textos tienen continuamente en cuenta a los lectores de¡ idioma estandarizado dominante (las alusiones en tal sentido abundan), al extremo de que tanto los Relatos de la Isla de PascUa y Feleitaiñ mapudunguael son bilingües, -y la segunda edición de Papeitua'~ - dunguael se anuncia bilingüe. Es evidente que el lector previsto en cada caso es un lector bilingüe
(y aun monolingüe castellano, pero enterado de que lee algo
concebido
y ejecutado primero en lengua vernácula). 77
Este carácter esencialmente bilingüe de estas colecciones de textos se refleja también en la manifestación preponderante de la función separadora de las lenguas vernáculas en proceso de transformarse en lenguas escritas. Así, se insiste en exaltar la especificidad de la lengua vernáculo en contraste con la lengua dominante más que la unidad interna de la comunidad hablante de vernáculo. Hasta las discusiones sobre la estructura de la ortografía (tema que aparece como dominante) reflejan la ansiedad separadora de los hablantes de lengua vernáculo, situación propia de lenguas de estandarización baja. Así, muchas veces los autores propenden a una ortografía que quiere más mostrar cuán diferentes son las fonologías vernáculas de la fonología castellana que evocar de modo llano una estructura fonológico lo menos comprometida Posible con un dialecto determinado.18 Y de aquí surge otro rasgo sintomático de baja estandarización y poco arraigo de la escritura: la insistencia (aun de teóricos no vernáculos) en que la grafía de los textos refleje la pronunciación de los autores de los mismos. Ello se debe, como ya se ha señalado, a la inexistencia de una función de marco de referencia lingüístico que centre una clara conciencia de la norma. Pero significa también, y esto es más importante para nuestra discusión, que todavía se piensa en la ejecución hablada como el destino natural de todo texto escrito. El sistema gráfico aun no ha adquirido el tipo de autonomía funcional y cultura¡ característico de las lenguas estandarizadas.19 En conclusión, podemos decir que tanto el idioma pascuense como el idioma mapuche han dado un paso importantísimo en su desarrollo
18 Un caso extremo es el comentado arriba en la nota 12. 19 Las ortografías de lenguas estandarizadas aparecen como 'imperfectas' a primera vista porque en ciertos casos subdiferencian y en otros casos sobrediferencian con relación al sistema fonológico. Ello se debe a q@a escritura no es necesariamente reflejo ni pauta con relación a la ejecución oral, sino a lo más una evocación autónoma, con lo cual adquiere una funcional validez pandialectal. El alfabeto unificado propuesto para el mapudungu (Hernández, comp., 1986) pretende básicamente reflejar un dialecto de la lengua, sin duda el más tradicional y, fonoi6gicamente, el más complejo. Entre otras cosas, como se ha señalado, este dialecto presenta las tres consonantes interdentales [ 1, n, 1 ] correspondientes a las alveolares [ t, n, 1 ]. Ahora bien, las interdentales no se dan en todos
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los dialectos; más aun, en el mapudungu dominante hoy se miran de algún modo como arcaicas. En todo caso, lo importante es que la presencialausencia de estas consonantes en ningún momento impide la normal y fluida comprensión entre los hablantes de mapudungu. Sin embargo, los hablantes que si mantienen las interdentales hacen gran cuestión de ello e insisten en que el sistema de escritura debe reflejarlas. Se trata, por un lado, de una presión de la ejecución oral, aunque sea marginal, sobre la autonomía de¡ texto escrito y, por otro, de favorecer la función separadora de la lengua mediante la grafía: es evidente que en castellano no exister [ 1, 2, 1 ] interdentalizadas, de modo que un texto escrito en mapudungu se verá más mapudungu si ex,- De tales consonantes, aun cuando su representación gráfica sea a todas luces incómoda o se presta ca-a soluciones de irrealismo estridente, como la ya comentada de Raguileo. como lenguas escritas. Los intelectuales que escriben su lengua vernáculo lo hacen, intracomunitariamente, en un entorno de oralidad y baja estandarización, y extracomunitariamente, en una situación poco favorable de o desequilibrado entre una lengua estandarizado y una lengua vernáculo. Los textos así producidos llevan la marca de este hecho.20 Desde luego, el impulso mismo para desarrollar la escritura, así como la planificación concomitante, han procedido de influencias no vernáculas, aunque orientadas, bien intencionadamente, a lo vernáculo. Cuál será el resultado final, no lo podemos decir. A los lingüistas nos corresponde tratar de comprender este proceso y, si se nos solicita, colaborar en su desarrollo aportando nuestra experiencia teórica y técnica, pero no nos compete forzar los hechos. Sobre 20 Mención especial merece una reciente empresa cultural planificada, diseñada y ejecutada por intelectuales mapuches y como empresa mapuche. Se trata de la revista Amuldungun, publicada a partir de setiembre de 1986 por la Organización para la Literatura Mapuche y dirigida por el infatigable Rosendo Huisca Melinao. La Organización para la Literatura Mapuche tiene como objetivos '(a) promover el desarrollo de la literatura mapuche escrita en su propio idioma y (b) procurar que se incorpore a la vida activa de la nación' 1, p. 2). Amuldungun es una fiel ejecución de estas intenciones. Escrita principalmente en mapudungu, con resúmenes y ciertos textos claves en castellano, lo que la inserta objetivamente en una situación de lenguas en o, donde los hablantes cultos y letrados lo han sido primero en castellano. El editor entiende que el mapudungu es una lengua de baja estandarización, sin escritura asentada y cuyos hablantes no han intelectualizado de modo explícito su competencia comunicativo. Así, promuevo el alfabeto unificado y las formas propias de la lengua escrita, pero respetando siempre el bilingüismo y la oralidad vernáculo inicial de los hablantes, que generan el marco de referencia para la corrección idiomática. Así se solicitan las colaboraciones: Todo trabajo debe ser escrito en mapudungun, pero si Ud. piensa que no lo escribe correctamente, envíelo escrito a su manera y un Comité Revísor de la Ortografía Mapuche se encargará de hacer las correcciones necesarias. (Nº 1, p. 8). 79
Es evidente más allá de toda duda de que todo mapuche, por el hecho de serlo, sabe manejar bien su lengua mapuche; lo que puede no saber bien es usar el alfabeto para fijar lo que es capaz de ejecutar oralmente. Y eso tiene remedio. todo, es una obligación ética de¡ lingüista, aunque resulte impopular, señalar las consecuencias negativas que puede tener el desarrollo de la escritura en una lengua vernáculo en clara situación de o desequilibrado.
En todo caso, la torna de
decisiones ha de corresponder, por derecho propio, sólo a los hablantes de las lenguas vernáculas.
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