[RESEÑA/ EVELIN COLLAZOS] 1 Del indigenismo de la revolución a la antropología crítica. En: la quiebra política de la antropología social en México. Universidad Nacional Autónoma de México. México. 1983. Guillermo Bonfil Batalla1. Bonfil inicia el texto refiriéndose a las ciencias sociales y al proceso de autorevisión, análisis critico, de su situación actual y la perspectivas; que han generado una inquietud intelectual entre la praxis social y la objetividad científica, que se convirtieron en el reto a cumplir y en el que influyen factores internos y externos, entre los internos cuenta la crisis actual de América Latina y en los externos la realidad internacional compleja y cambiante. En particular el autor se centra en la antropología social en México, la cual también atravesó este proceso de una actitud crítica frente a la disciplina y una voluntad de análisis a la realidad del momento. Ya que la antropología social en México podía ser equivalente del indigenismo, y apenas surgían los intentos por llevar la investigación antropológica y su aplicación a otros ámbitos de la sociedad nacional que no fueron los grupos indígenas (Bonfil 1983:142). Bonfil menciona que el indigenismo contemporáneo inició a partir de la revolución de 1910 y se fue fortaleciendo con el tiempo con la institucionalización del mismo, ya que en 1936 se crea el Departamento Autónomo de Asuntos Indígenas, así como la enseñanza indígena en 1938 con el Departamento de Antropología de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas y en 1940 en Pátzcuaro, el Congreso Indigenista Interamericano. Todo esto sucedía a la par de la formación de un nuevo país, pero en ese desarrollo que inició con la revolución, plantea Bonfil que los indigenistas de ese momento, abandonaron el ejercicio de la crítica y sin preocupación por el puerto de destino final de ese proceso (Bonfil 1983: 144). Ya con el proceso consolidado se hicieron visibles los resultados, estableciendo distancias entre lo que se buscaba y lo que se consiguió, entre los cuales es innegable para el autor hablar de resultados históricamente negativos. Pero aun así se mantuvieron las ideas del indigenismo, en donde la meta principal para el autor era lograr la desaparición del indio (preservando los valores indígenas). Se buscaba integrar al indio, es decir, la asimilación total del indígena, una perdida de su identidad étnica, una incorporación absoluta a los sistemas sociales y culturales del sector mestizo mexicano (Bonfil 1983:145). El autor, entonces dice que el indigenismo se basa en un etnocentrismo, en el que hay que educar al indio para que abandone sus malos hábitos, en el que la política indigenista es el intento de suprimir la personalidad étnica del indio (Bonfil 1983:145). Pero dicho etnocentrismo le fue útil a los intereses de la sociedad nacional, pero no para los intereses de la población india. Bonfil hace una diferencia entre 1 Guillermo Bonfil Batalla (1935-1991), etnólogo y antropólogo Mexicano. Estudioso destacado del indigenismo en México.
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los intereses objetivos y subjetivos; en los primeros se ubica la problemática económica, estructura política y mecanismos de poder (los cuales buscan con el indigenismo, un recurso para perpetuar y reforzar el sistema de poder establecido), y en los intereses subjetivos que procede de la mala conciencia del sector mestizo nacional frente al sector indígena, evidente en el paternalismo del indigenismo y en lavar las acciones de explotación de la sociedad nacional al indio (Bonfil 1983:146). Bonfil señala la situación del indio en el contexto de México, en el que inicia mencionando el debate entre la cultura indígena y la cultura nacional, que busca integrar al indígena dentro de un esquema mayor de identidad, el de mexicano, por lo que destruiría su identidad étnica, para dicha destrucción sería necesario transformar su cultura y suplantarla por la nacional o mexicana. El autor expone lo que es una cultura nacional mexicana, para lo cual explica se hace necesario hablar de la noción de conflicto, de cultura de clase y conciencia de clase. Para esto el autor intenta responder si las culturas indígenas de México podrían entenderse como culturas de clase, su respuesta es negativa pero condicionada ante las situaciones concretas. Las culturas indígenas presentan características diferentes de la culturas de clase dentro del sistema del sector dominante no indígena de la sociedad global, lo que las diferencia es que las culturas indígenas establecen su perspectiva histórica y legitimidad dejando de lado el sistema de clases predominante en la sociedad global (Bonfil 1983:150). Entonces los grupos indígenas tienen una relación asimétrica con la sociedad nacional, que perjudica a estos grupo minoritarios y dominados, lo que hace que su cultura sea oprimida, defensiva y aislante, pero diferente de la de los explotados dentro del sistema dominante, ya que estas culturas indígenas no fundamentan su legitimidad en términos de la cultura nacional, sino en un pasado propio y distinto y en una historia de explotación así sea vicarial2 en tanto indígena y es esto lo que ha contribuido a la pervivencia de su cultura propia y diferente (Bonfil 1983: 153). La relación entre las culturas nacional e indígena es que su estado es enajenante para las dos, a pesar de ser distintas. Ya que las culturas nacionales al enajenar las culturas indígenas, buscan crear en el indio una falsa conciencia de si mismo, definiéndose siempre en relación con la cultura nacional, y despojándolos de su pasado, lo que lo convierte a la cultura nacional en inauténtica, donde la única salida es la liberación 2 Son formas de explotación que son viables solo en virtud de las diferencias culturales y de la posición oprimida de las culturas indígenas, y también se denominan vicariales porque los sectores de la sociedad nacional que hacen uso de ellas y se benefician en primera instancia no son representativos del sistema económico predominante. (Bonfil 1983: 152).
[RESEÑA/ EVELIN COLLAZOS] 3 de las culturas indígenas, así las dos lograrían alcanzar una autenticidad, aunque sea contradictorio dentro de un sistema nacional. El autor plantea que al hablar de integración del indio a la cultura nacional, se habla de la negación al derecho históricamente establecido de decidir su propio destino de la la población indígena. Entonces el autor plantea que para ir por otro camino, primero se debería romper con las relaciones asimétricas, la ruptura del sistema de explotación de los grupos indígenas por parte de la sociedad nacional, para después, señalar los criterios fundamentales de las etnias, para tener claro cuáles etnias tienen condiciones de autodeterminación, cuáles requieren elementos de la sociedad nacional para lograr la autodeterminación, y cuáles han desaparecido o han sido asimiladas por la sociedad nacional, lo que sería para el autor, llegar a un estado pluricultural para México (Bonfil 1983:156). Lo que si sería posible para Bonfil ya que argumenta que la diversidad cultural no es incompatible con la idea de nación. Entonces fundar una nacionalidad común, solo será viable cuando el problema de la explotación y la dominación de entidades sociales con cultura diferente sea resuelto (Bonfil 1983:158). Bonfil ubica al antropólogo social como un especialista clave para dichos procesos, ya que según el autor son quienes comprenden las culturas indigenas y pueden indicar las acciones aceptables tanto para la comunidad, como para los objetivos de la sociedad dominante, disminuyendo al máximo el conflicto y la tensión (en otras palabras manipulación), pero esto es en teoría, ya que en la practica según el autor la acción indigenista ha hecho del antropólogo un , para lo cual no está capacitado. Entonces el enfoque del antropólogo mexicano se centra en el estudio de la comunidad e intenta dar una visión regional, haciendo énfasis en la relación recíproca entre todos los aspectos de la cultura, entonces su problema es la comunidad indígena, no la sociedad global (Bonfil 1983:159). Pero según el autor es necesario conocer la gama completa de la experiencia humana. Pero frente a la relación entre las comunidades indígenas y la sociedad global, el antropólogo se enfrenta a la opción de enjuiciar su propia sociedad y cultura, razón para que la antropología no evite el análisis crítico de la sociedad dominante y de la sociedad dominada (Bonfil 1983:161). Por último, el autor plantea los compromisos de la antropología, primero hacer una revisión de la disciplina, tal revisión guiada en comprender también los nexos que unen a las culturas dominadas con las dominantes, pero no solo en termino de relaciones bilaterales, sino dentro de una estructura global, para que así las investigaciones tengan un carácter mas amplio, coherente y explicativo, y de esa manera abordar los problemas a una escala social mucho mayor (Bonfil 1983: 163), así dice el autor se tendría una antropología mas racional y más estructurada, para generar unos análisis más profundos de los
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fenómenos socioculturales en este caso de México. Pero para lo cual dice Bonfil es necesaria una visión crítica, que sería el resultado de un compromiso social, el de estar al servicio de la liberación del ser humano, para liberar al indio, liberando la propia sociedad y desenajenando la cultura dominante y la dominada, por lo que para el autor es indispensable el análisis crítico de la antropología. Este texto, me permite profundizar lo visto en el anterior semestre en el seminario, acerca de la antropología y sus orígenes, pero en este caso el desarrollo de esta disciplina, en un lugar en particular, México. Pero no solo el desarrollo, sino también la revisión de ese recorrido y el análisis crítico del mismo, ante el evidente funcionalismo para las culturas y sociedades dominantes y sus objetivos, así como la investigación profunda no solo de las culturas y sociedades dominadas sino, el estudio minucioso de las sociedades y culturas dominantes.