INSTITUTO NACIONAL Depto. de Lenguaje Coordinación Nivel 3º Medio 2011
VISION PANORÁMICA DE LA LITERATURA ESPAÑOLA E HISPANOAMERICANA Para comprender la importancia de un movimiento artístico - cultural, es necesario conocer el cómo y el porqué surgió, inserto dentro de la línea del tiempo, desde la Edad Media hasta la Época Contemporánea. A continuación presentamos en líneas generales los movimientos literarios a través del tiempo. EDAD MEDIA La Edad Media, desde el punto de vista literario, comprende desde el siglo XII hasta el siglo XV. La primera manifestación es el Poema de Mío Cid Campeador de autor anónimo español. Esta obra narrativa aunque escrita en verso, nos narra las hazañas guerreras que realizó su protagonista en las luchas contra los moros y motivado por el alto valor de la honra. Como obra medieval, refleja la concepción de un mundo teocéntrico jerarquizado y dividido entre los buenos (los cristianos) y los malos (los herejes). El hombre es considerado como un peregrino que transita por este mundo terreno para hacer méritos y obtener así tras su muerte, el premio del cielo o, por el contrario, su eterna condenación. Se desprende entonces, que la literatura se concibe como ejemplificadora (pues nos presenta ejemplos de vida para imitar) cuya función básicamente es adoctrinar. Sin embargo, a medida que avanzan los siglos, se va produciendo un entibiamiento del fervor religioso y se atisban rasgos que introducen un cambio en la visión de mundo. Es la época de los siglos XIV y XV, llamados de TRANSICIÓN. Con el siglo XV se Inicia la Época Moderna. Por influencia del Humanismo (Italia) habrá una entusiasta valoración del mundo y del hombre, todo lo concerniente al hombre, presidida por el conocimiento y iración de la antigüedad clásica. Autores como Jorge Manrique presentan aún la visión medieval centrada en Dios, pero también introducen la visión pre-renacentista, valorando al hombre y su vida. Surge un concepto netamente moderno para la época; la fama. Dado que ahora interesa dejar constancia de quién es el ser del cual se habla, la literatura, aunque nos recuerda su verdadera finalidad, es también dadora de fama. Se cultivan en este periodo medieval, además de la poesía épica, la narrativa doctrinal y el teatro religioso y profano, EDAD MODERNA Todos los rasgos humanistas que paulatinamente se habían manifestado en el siglo XV, se dan esplendorosamente en el siglo XVI. Es el período del Renacimiento, denominado así por el renacer de la cultura y arte clásicos. La visión de mundo es ahora antropocéntrica, es decir, el hombre es el eje del mundo, dueño de su destino y sujeto sólo a una naturaleza divinizada. Se valora todo lo concerniente a la condición humana. Por ello es que la literatura valora al hombre, sus sentimientos, y la naturaleza que lo rodea, viendo en ella el modelo ideal de cualquier actividad humana y, por la armonía y naturalidad que en ella reina. La jubilosa valoración de la vida terrena y sus ansias de gozar de ella, se refleja en el tópico literario del "Carpe Diem". Éste consiste en una breve reflexión sobre la fugacidad de la vida y en una invitación a gozar los placeres que la vida nos ofrece. El Renacimiento en España se caracterizó por asimilar los rasgos del renacimiento italiano, manteniendo a su vez los rasgos propios de la idiosincrasia española (el realismo, individualismo y Religiosidad). Por lo tanto, el Renacimiento español fue a la vez pagano y religioso, idealista y realista; culto y popular; afán estético a la par que afán ético; preocupación por el estilo a la vez que libertad de expresión; sentido de independencia estética y iración por los clásicos. Garcilaso de !a Vega (poeta) fue el fiel exponente de las influencias italianas en España, y Fray Luis; de León (poeta, fundamentalmente), el mejor representante del renacimiento español. Amplía la información sobre el Renacimiento en el Anexo de esta guía.
Llegados al siglo XVII, el Barroco desplaza al movimiento anterior, Para algunos especialistas, el Barroco es un movimiento que surge en oposición al Renacimiento, y para otros, no es más que una evolución del anterior. Fundamentalmente, este movimiento se caracteriza por la ruptura de la armonía dada entre fondo y forma, lo que trae como consecuencia un arte exagerado, recargado. Por otra parte, los conflictos de índole religiosa, motivados por las ideas reformistas de Lutero, Calvino y Enrique IV de Inglaterra, hacen que España se alce como la defensora del catolicismo, a cuya cabeza estarán, primero, Carlos V (Concilio de Trento) y, posteriormente, Felipe II. Es un periodo eminentemente religioso, lo que se advertirá en las temáticas artísticas barrocas. Se desprende que la
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literatura barroca cumple una función numinosa, pues nos presenta lo esencial y trascendente para nuestra vida; esto es, hacer ver al hombre que todo lo terreno es falsas apariencias y que lo verdaderamente importante y trascendente es que vamos a morir y tendremos que rendir cuentas de cómo ha sido nuestra existencia terrena. Por lo mismo, la visión desengañada y pesimista de la vida-en oposición a la alegre postura de la renacentista- es otra de las principales características del periodo barroco. Los temas "el gran teatro del mundo", "la vida como sueño", "las falsas apariencias" y el tiempo inexorable", son preferentemente tratados ya en la poesía como en la novela y el drama. El "Carpe Diem", tópico renacentista, que invita a gozar alegremente del momento, presenta en el Barroco una motivación distinta. Hay que gozar el momento porque el tiempo corre veloz "despeñándonos a su tumba" como dice Francisco de Quevedo. Es en este período que el idioma español alcanza su más grande vuelo poético con la figura del lírico don Luis de Góngora y Argote, quien escribió Sonetos y la Fábula de Polifemo, entre otras. Amplía la información sobre el Barroco en el Anexo de esta guía.
En el siglo XVÍII, las monarquías absolutistas reinan en Europa. Es el período del Enciclopedismo, del Absolutismo, de la Ilustración y del Neoclasicismo. En España, es Fernando VII el que gobierna, imponiendo sus gustos. Surge la Real Academia Española de la Lengua, entidad que creará el primer Diccionario y la Gramática de nuestra Lengua. Cansados de la exageración y extravagancias de los barrocos, los artistas vuelcan su mirada al periodo clásico y volverán a imperar los principios de la armonía, el equilibrio, la naturalidad, El afán de causar sorpresa y iración que tenían los escritores barrocos junto a la libertad para escribir mezclando diferentes estilos, serán reemplazados por los principios que regulan el arte de escribir. Surgen las Preceptivas con sus reglas que valoran en primer lugar la razón, la lógica y lo natural. Sí bien las preceptivas ordenaron el quehacer artístico, le restaron calidez y humanidad. Fue un arte perfecto, pero frío. La literatura como "expresión de la sociedad" cumplirá en este periodo una función utilitaria, una función docente. A través de ella se querrá educar moralmente al pueblo y los géneros literarios cultivados son precisamente aquellos que permitirán la enseñanza, por ejemplo, las fábulas y el teatro. Dos grandes fabulistas españoles son Félix María de Samaniego y Tomás de Iriarte. En el teatro destaca Leandro Fernández de Moratín con su obra El sí de las niñas. Durante la primera mitad del siglo XIX, surgen en Europa las revoluciones (la más importante de todas ellas es la Revolución sa) para terminar con las monarquías absolutistas. El ansia de libertad que mueve al pueblo alcanza a todos los ámbitos y, por supuesto, al arte. Es el periodo conocido como Romanticismo. La literatura se concibe, por lo tanto, como expresión de la sociedad que reclama libertad, justicia e igualdad social. Estas ansias de libertad alcanzaron todos los ámbitos. Así también, el arte quedó entregado a la subjetividad y criterio del artista y no sujeto a normas establecidas. Los temas de la libertad, del amor, del heroísmo, el destino fatal; los ambientes de misterio, las noches de luna, las ruinas de cementerio, castillos medievales derruidos son elementos caracterizadores de la literatura romántica. Los géneros cultivados son la poesía lírica, la novela de amor, la novela histórica y el teatro. El romántico es un idealista. Busca el amor, mas la mujer que ama no le corresponde. Se entrega por la causa de la libertad, pero la Patria lo destierra por perturbar el orden. Se siente víctima de su destino fatal. Todo esto hace que el romántico pase por estados de optimismo y grandes depresiones y desengaños. En este afán de llamar la atención, el escritor romántico va incorporando temáticas que lindan en lo horroroso y terrorífico (por ejemplo: Edgar Alan Poe), José de Zorrilla, Gustavo Adolfo Bécquer (españoles) Wolfgang Goethe, Federico Schiller,Novalis (alemanes); Alfonso de Lamartine, Paul Verlaine, Víctor Hugo (ses); Sir Walter Scott, Lord Byron (ingleses); Alberto Blest Gana (novelista chileno) son algunos de los nombres que se inscriben en este movimiento artístico. Pero el exceso de idealismo y subjetividad de los románticos fue desvirtuando el concepto que se tenía de la función de la literatura como constructora de un mundo rnás justo y más libre, Ahora se desea dar a la realidad objetiva su verdadera importancia. Estamos ya en la segunda mitad del siglo XIX, conocida como Realismo. La mirada de los escritores de este periodo abarca la realidad que rodea al hombre: su entorno, su lenguaje, sus costumbres, sus oficios. No es de extrañar, entonces, que surjan las temáticas regionalistas en España, y las criollistas o costumbristas en Hispanoamérica. Por ejemplo, Benito Pérez Galdos muestra en su novela "Misericordia" la realidad de Madrid a través del mundo de los mendigos. Mariano Latorre, en Chile, nos presenta la realidad y costumbres del campesino de la zona centro - sur, de la región del Maule.
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El lenguaje se hace esencialmente descriptivo, y se respetan las formas de lenguaje de acuerdo a la realidad de los personajes. En la segunda mitad del siglo XIX, el realismo se profundiza e intensifica dando paso al Naturalismo, cuyo máximo exponente es el francés Emile Zola. Zola plantea en el Prólogo de su novela Teresa Raquin una nueva concepción de la literatura y de la misión del escritor. Este ha de tomar nota de sus observaciones de la realidad, formular una hipótesis, poner en o los distintos elementos, comprobar o refutar las hipótesis, y finalmente formular la ley. Este método científico aplicado a la novela da origen a la novela experimental de carácter pseudocientífico. La influencia del positivismo de Augusto Comte en este periodo se manifiesta en que el hombre queda reducido sólo a materia, Los sentimientos se explican como reacciones del sistema nervioso y hormonal, y no corno expresiones del espíritu. Así entendido, el hombre es concebido como una "bestia humana" cuya conducta está determinada por el medio social en que se desenvuelve, por la época histórica en que le toca vivir y por el temperamento. Los escritores, de acuerdo con la tesis que planteen, dan importancia a un factor más que a otro (aunque estén presentes los tres). Esta profundización de la realidad hasta en sus aspectos más degradantes es lo que caracteriza al naturalismo, que centra su interés en el nivel social bajo: en el llamado cuarto estado. Las obras tienen como personajes a mendigos, prostitutas, mineros, campesinos; gauchos, llaneros, indígenas, es decir, a los que son marginados sociales. Ejemplo de lo dicho son las novelas chilenas: El Roto de Joaquín Edwards Bello, La vida simplemente de Óscar Castro y los cuentos de Subterra y Subsole de Baldomero Lillo (chileno); Los de debajo de Mariano Azuela (mexicano), Doña Bárbara de Rómulo Gallegos (venezolano), Don Segundo Sombra de Ricardo Güiraldes (argentino) y La vorágine de José Eustasio Rivera (colombiano).La literatura naturalista también se concibe como expresión de sociedad (al igual que en el Neoclasicismo y Romanticismo), que busca conocer la realidad tal cual es y denunciar las injusticias sociales. En tanto, en Hispanoamérica, al final del siglo XIX, surge un movimiento literario renovador de las letras hispanas conocido como Modernismo. Su creador y máximo exponente es el nicaragüense Rubén Darío, quien publica en Chile Azul (poesía lírica y cuentos), considerada la obra más importante de este movimiento. La lírica de Darío y sus seguidores fue en un comienzo una lírica que habla a los sentidos, sensual, alegre y optimista, en oposición a la visión desengañada, opaca y triste del naturalismo. Un mundo exótico de princesas, castillos, cisnes, una visión idealizada de la realidad, un lenguaje colorido, músical, sínestésico, innovador en las formas estróficas y en los metros, un mundo mitológico, da paso posteriormente a una vuelta a la realidad, y por tanto, a la valoración de este mundo nuevo que es América, con su gente, con sus indígenas. Sin embargo, podemos advertir que hay una tercera fase que se aleja de la primera en su cosmovisión y actitud vital. Es la fase del desengaño vital, la presencia de la muerte. De la etapa exótica, llamada por algunos la “torre de marfil", destacamos el poema Sonatina; de la etapa mundonovista (americana), el poema Caupolicán y de la tercera, Lo fatal. Lo que distingue fundamentalmente al Modernismo es su gran preocupación por la forma. Recibe influencias del romanticismo en lo temático y de los poetas simbolistas ses en lo formal. Modernistas son también el mejicano Amado Nervo, el peruano José Santos Chocano, el argentino Leopoldo Lugones, el colombiano José Asunción Silva, los chilenos Carlos Pezoa Véliz, Manuel Magallanes Moure y Gabriela Mistral, entre otros. En España los escritores Ramón del Valle- Inclán, Manuel Machado y, en una primera etapa, el gran poeta Antonio Machado. ÉPOCA CONTEMPORÁNEA Las circunstancias históricas que vive la humanidad, en el siglo XX: la Primera Guerra Mundial, el descrédito de la razón (ya no se cree que ésta pueda explicar todas las conductas del ser humano), la teoría del psicoanálisis de Sigmund Freud, la teoría de la relatividad de Albert Einstein, las técnicas cinematográficas, entre otras, inciden en una nueva concepción y forma de la literatura. En este contexto hemos de distinguir en ESPAÑA tres generaciones: La generación del „98 La generación del „27 La generación de 1936 La Generación del ‘98 agrupa a todos los escritores y artistas que reaccionaron ante el desastre histórico que vivió España en su guerra contra los Estados Unidos (1898) por las últimas colonias de ultramar (Filipinas, Cuba y Puerto Rico). Ante la situación nacional, los noventayochistas expresaron su descontento e hicieron fuertes críticas a la realidad española, y todas sus instituciones; mas fueron capaces de superar su primera posición de crítica negativa, para buscar en el alma misma de España la salida y construir otra España. A ellos les "duele" España y por lo mismo ansían su recuperación e inician varias reformas; una de ellas es el nuevo sistema de enseñanza, que se cristalizó en la Institución Libre de Enseñanza, de tipo laico.
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Noventayochistas son: Miguel de Unamuno (novelista, ensayista, poeta), Pío Baroja, novelista (el más acendrado crítico de la realidad y el que no cambió jamás su postura negativa), Antonio Machado (poeta) y José Martínez Ruiz, Azorín (novelista y ensayista) entre otros. Influyen en su posición existencial los filósofos Nietzsche, Schopenhauer, Kíerkegaard y Bergson. Los de esta generación reconocen a Castilla como su madre, aunque hayan nacido en otras regiones. Castilla representa el alma de España, en ella hay que buscar la recuperación mirando su pasado medieval, sus héroes, como el Cid, mirando su gente, su entorno geográfico, y sus hechos cotidianos, al decir de Azorín, la “intrahistoria". Y así lo hacen, sacan de su abulia a los españoles, iniciando el periodo de recuperación. La Generación del ‘27 concita a quienes se agruparon en torno a la excelsa figura del lírico barroco don Luis de Góngora (siglo XVII). Al igual que Góngora, la metáfora es el elemento primordial para estos líricos, y así lo manifiesta Federico García Lorca en su discurso acerca de la metáfora. Esta generación no se contrapone con la generación anterior, más bien se complementan. La Generación del 27 se caracteriza por ser universalista, esencialmente lírica, de profundo sentido trascendental, de equilibrio y serenidad, e incluso optimista. Cantan y profundizan las realidades más profundas de la vida y del hombre mismo y poseen un alto sentido estético. Sus representantes, además del mencionado García Lorca, son Rafael Alberti, Jorge Guillén, Luis Cernuda, Pedro Salinas, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre y Dámaso Alonso. Cabe destacar que nuestro poeta Pablo Neruda fue gran amigo de los poetas de esta generación. El escritor que aglutina a los demás -según reconocen ellos mismos, es Federico García Lorca, poeta y dramaturgo (muere ajusticiado en los primeros momentos de la Guerra Civil que asola a España). La Generación del 36 se relaciona precisamente con la cruenta guerra civil española que dura hasta 1939. Los problemas que habían tratado los escritores noventayochistas relacionados con España reaparecen en las obras de estos escritores que han tomado partido en la tragedia española. Esta generación está conformada por novelistas, dramaturgos, poetas líricos y ensayistas. Destacan Camilo José Cela, Alfonso Sastre, Antonio Buero Vallejo, Luis Rosales y Pedro Laín Entralgo. En HISPANOAMÉRICA, a su vez, se dan las siguientes generaciones literarias referidas a la Narrativa Generación de 1927 Generación de 1942 Generación de 1957 Generación de 1972. GENERACIÓN DEL ’27: SUPERREALISTA (Autores nacidos entre 1890 y 1904) Fundamentalmente estos escritores rompen con la literatura naturalista, cambiando la perspectiva exterior por la perspectiva interior. La realidad está centrada en la conciencia del hombre. El espacio de la novela es el espacio interior. Rompen con la tradición y se abren a las innovaciones; tienen sentido universalista y crean nuevas imágenes de la realidad. Los motivos de la soledad, la incomunicación, la angustia existencial, la culpa, la expiación cobran vital importancia. Para desarrollar estos motivos los escritores utilizan técnicas narrativas directas tales como el monólogo interior, la corriente de la conciencia y descripción onírica. Manuel Rojas, Benjamín Subercaseaux, Luis Durand (chilenos); Eduardo Mallea, Leopoldo Marechal, Jorge Luis Borges (argentinos)- aunque Borges cultiva también la literatura fantástica-; Miguel Ángel Asturias (guatemalteco); Alejo Carpentier (cubano), son algunos de los autores representativos de esta primera generación, la superrealista. GENERACIÓN DEL ’42: NEORREALISTA (Autores nacidos entre 1905 y 1919) Los escritores de esta generación se diferencian de los de la generación precedente por cuanto consideran que la obra literaria debe estar al servicio de la denuncia de los problemas e injusticias sociales. Es decir, la obra no puede ser autónoma sino comprometida, específicamente con una clase social: la marginada, el proletariado. No es de extrañar entonces, que sus autores estén comprometidos con lo sistemas políticos de izquierda, llegando algunas veces a transformar sus obras en meros panfletos. Los motivos recurrentes de la literatura social están referidos a la realidad social: la lucha de clases, la explotación, la revolución, la lucha por la tierra, la alienación del hombre producto del conflicto social. Paralela a esta literatura de carácter social, surge una literatura fantástica que pone en un mismo plano la realidad y la irrealidad, integrándolas en una sola realidad. Esta literatura que acentúa la ambigüedad de lo real origina el realismo mágico o como lo ha denominado Alejo Carpentier lo real maravilloso americano. Los temas tanto sociales como fantásticos se desarrollan a través de técnicas tales como el montaje y la superposición de planos. Los personajes no se toman como individualidades, sino que como representaciones colectivas del estamento a que pertenecen (trabajadores, obreros, mineros, campesinos, patrones).
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Autores representativos de la generación neorrealista son: Carlos Droguett, Francisco Coloane, Nicomedes Guzmán, María Luisa Bombal, Óscar Castro, Reinaldo Lomboy, Fernando Alegría ( chilenos); Ernesto Sábato, Julio Cortázar, Silbina Bulrich, Manuel Mujica Laínez, Adolfo Bioy Casares (argentinos); Ciro Alegría, José María Arguedas ( peruanos); Juan Carlos Onetti (uruguayo); Juan Bosch ( dominicano); Juan Rulfo, Juan José Arreola ( mejicanos); Augusto Roa Bastos ( paraguayo); Jorge Icaza (ecuatoriano); Arturo Uslar Pietri (venezolano), entre otros. Los autores señalados pertenecen a la segunda generación superrealista hispanoamericana y cultivan ya la vertiente social, ya la vertiente realista mágica. GENERACIÓN DEL ’57: IRREALISTA (Autores nacidos entre 1920 y 1934) Los autores de esta generación entran en polémica con los de la generación anterior en cuanto a su concepción de la literatura y de la obra literaria. Los escritores irrealistas conciben la literatura como algo autónomo, autosuficiente, con sus propias leyes y en la que tiene amplia cabida lo fantástico. Tiene plena conciencia de la especificidad de la literatura. Por esto mismo, el mundo que presenta es también autónomo y autosuficiente. Este mundo es representado metafóricamente como un laberinto, ya en el espacio interior de la conciencia, ya en el espacio del mundo exterior. En él predomina la ambigüedad porque lo real, lo irreal, lo demoníaco, lo mítico, lo mágico se confunden en una sola realidad. La distribución de los motivos narrativos de acuerdo a la efectividad de la expresión, la despersonalización del narrador básico, la multiplicidad de narradores y el uso de la lengua hablada en sus distintos niveles y en el que tienen cabida elementos de la lengua literaria, son importantes características de la generación irrealista. Autores representativos de esta generación superrealista son : José Donoso, Jorge Edwards, José Miguel Varas, Guillermo Blanco, Alfonso Alcalde (chilenos); Carlos Fuentes, Vicente Leñero, Salvador Elizondo (mejicanos);Manuel Puig, Marco Denevi (argentinos); Gabriel García Márquez (colombiano); Mario Benedetti (uruguayo); Julio Ramón Ribeyro, Manuel Scorza (peruanos); Salvador Garmendia (venezolano); Guillermo Cabrera Infante, Lisandro Otero (cubanos); Joaquín Beleño, Tristán Solarte (panameños), entre otros. GENERACIÓN DEL ’72 (Autores nacidos entre 1935 y 1949) Fundamentalmente narradores, son creadores de una nueva imagen de la realidad. Ésta se representa como un mundo larvario, inconcluso y precario. El mundo representado es, específicamente, el de la infancia y adolescencia, mundo ambiguo e inestable. Los personajes, desde su perspectiva juvenil, advierten el mundo real en constante creación y, por lo mismo, como algo precario, y en el que predomina lo lúdico y lo imaginativo. La indeterminación es lo que prevalece en este mundo narrativo, tanto en sus personajes como en las situaciones, espacios y tiempos. Con respecto al lenguaje, Cedomil Goic señala: “ El lenguaje conquista su imagen de mundo apoyándose en formas de ordinaria práctica o de novedad relativa: conversaciones telefónicas, transcripciones de cintas grabadas electromagnéticamente, aniquilación de la escritura como exteriorización gráfica de la destrucción material de un escrito, diálogos de transcripción unilateral- oímos una sola de las voces- o de doble condición- leemos la voz viva de los dialogantes y la de su voz secreta: la de su otro yo-; esquemas de ordenación gráfica; y un generalizado carácter coloquial constituyen la novedad original de muchos narradores de esta generación”. Se advierte también en estos narradores el uso de la indeterminación temporal que se manifiesta en la yuxtaposición de los modos de decir, los anacolutos, expresiones recurrentes, pero al mismo tiempo un intento de ordenar el mundo a través de especificaciones de aspectos o momentos de la realidad por medio de números, letras u otros signos. Autores representativos de esta generación son: Poli Délano, Mauricio Wacquez, Marta Blanco, Patricio Manns, Antonio Skármeta (chilenos); Eduardo Gudiño Kieffer (argentino); Mario Vargas Llosa, Alfredo Bryce Echenique (peruanos); Fanny Buitrago (colombiana); Reinaldo Arenas, Severo Sarduy (cubanos); Gustavo Sáinz, José Agustín (mejicanos). Posteriores a la Generación del ’72 son: Isabel Allende, Luis Sepúlveda, Ana María del Río, Gonzalo Contreras, Alberto Fuguet, Darío Oses, Martín Cerda, Diamela Eltit (chilenos); Ángeles Mastretta, Laura Esquivel (mejicanas), entre otros.
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ANEXO El Barroco. Circunstancia histórica. En la primera mitad del siglo XVII comenzó a manifestarse en toda Europa un fenómeno que significó, en cierto modo, el retorno a lo medieval, pero al mismo tiempo, una reacción contra el espíritu renacentista que caracterizó al siglo XVI. Este suceso es el Barroco, movimiento artístico predominante en esa época, a la cual confiere sus rasgos, en las demás ramas del arte. El Barroco como expresión estética se originó con la Reforma y la Contrarreforma. La primera fue iniciada por Martín Lutero, en Alemania; y culminó en Inglaterra con el cisma entre Enrique VIII y el Vaticano. A este desmoronamiento, la Iglesia opuso la Contrarreforma mediante la cual, al mismo tiempo que repudió a los herejes separatistas instituyó: Programa de avenencia con los nuevos monarcas. Control inquisitorial muy severo. Acercamiento con el pueblo a fin de propiciar la difusión de la cultura y de la fe. El enriquecimiento de las formas artísticas se debió al intento de fortalecer las creencias e impulsar la participación de la gente en los asuntos litúrgicos para que, al experimentar gran vehemencia religiosa, se conmoviera más escuchando música enaltecedora, viendo arquitecturas ornamentales fastuosas, contemplando esculturas patéticas de santos y mártires o leyendo expresiones literarias pletóricas de símbolos y adornos. En España, Italia, Francia, parte de Alemania y el centro de Europa se defendió denodadamente el catolicismo; y, al igual que en estos reinos, sus colonias en Asia, África y América siguieron los pasos europeos. Concepto general. El origen de la palabra barroco es un tanto confuso. Según algunos proviene del portugués y significa: "perla preciosa pero irregular"; según otros, con idéntico contenido, es un término de orfebrería procedente de barrueco, a su vez, nacido del latín verruca o verruga. En italiano, barroco quiere decir "acumulación". En otra teoría más popular se vincula el nombre con la figura silogística baroco, vocablo utilizado en la lógica medieval para designar un razonamiento absurdo; de ahí que este movimiento artístico durante muchos años, fuera menospreciado. Tal antipatía no sólo condujo al empleo despectivo del término, haciéndolo sinónimo de confuso, sino que también se utilizó para designar la decadencia de ciertos estilos y, sobre todo, la profusión, a veces extravagante, de adornos, con que suele acompañarse el ocaso de las culturas. El Barroco fue rescatado en España por la Generación del ’27. Juan Ramón Jiménez reconoció y subrayó la capacidad poética de Góngora. Esto llevó a una revisión y valoración fundamental del movimiento, considerado actualmente como denominación objetiva de un estilo determinado. En el terreno de las artes plásticas esta tendencia les otorgó unidad y organización cuando los artistas de las diversas ramas comenzaron a manejar la ilusión tridimensional apoyada en efectos ópticos. Renacimiento y Barroco Se define, generalmente, al Renacimiento como el «restablecimiento del arte y de las letras bajo la influencia de los modelos clásicos». En las artes visuales el término «Renacimiento» se empleó para destacar la influencia de los modelos clásicos que otorgaron al hombre y a sus obras una nueva dignidad. En este periodo se logró una armonía pura, clásica y equilibrada, cuando los artistas de primera fila tuvieron un control absoluto de su técnica y pudieron plasmar, en un lienzo o una piedra todo lo que quisieron, con la máxima fidelidad eliminando el detalle superfluo. A grandes rasgos, se puede decir que el Renacimiento duró de 1500 hasta 1600 y comprende las obras de Miguel Ángel, de Rafael y de Leonardo entre otros. En el siglo XVII, por el contrario, el estilo que predomina en la producción artística es el Barroco.
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Contrastes Al hacer un análisis de los principales monumentos renacentistas y barrocos se advierten ciertos «contrastes». Por un lado, el artista del Renacimiento trata de imitar los modelos grecolatinos y se ajusta a sus normas estéticas, tal como se puede apreciar en la construcción de la basílica de San Pedro, en Roma, cuyas columnas, tipo clásico, así como las bóvedas y las cúpulas son similares a las que se utilizaban en la arquitectura de la antigüedad. El artista barroco se vale de los mismos elementos que el renacentista, mas adopta otra posición estética guiado por su individualidad; un ejemplo de lo anterior se aprecia en la fachada del antiguo Hospicio de San Fernando, en Madrid. Movimiento E1 arte renacentista tiene como rasgo importante su carácter «estático», el cual se aprecia en algunas esculturas de Miguel Ángel. El Barroco, en cambio, es «movimiento», como se ve en la estatua de Bernini que representa a Santa Teresa cuando, en pleno éxtasis, es subida al cielo. El Barroco en la literatura. Aspectos característicos. En el terreno literario, el barroco fue el estilo que predominó durante el siglo XVII. Como sucedió en las artes visuales, dicho estilo se originó en Italia y desde ahí se extendió a otras regiones recibiendo diferentes nombres como eufuismo en Inglaterra, preciosismo en Francia y culteranismo en España. En este último lugar fue donde alcanzó pleno desarrollo. En la literatura, igual que en otras expresiones artísticas, se modificaron las formas tradicionales dando lugar a novedosas concepciones estéticas de carácter sensorial, técnico y expresivo. La complejidad de estas novedades estéticas llegó a tal grado que con frecuencia dificultó el reconocimiento de la idea central del texto literario. El deseo de contrastación ya manifestado en otras áreas artísticas, aparece también en la literatura, enfrentando al enfoque realista de la vida el deseo de alcanzar la cima de la expresión hermosa. El máximo representante del culteranismo fue el español Luis de Góngora y Argote. Precisamente, gracias a él la corriente es conocida también como gongorismo. Este erudito y destacado poeta no fue el único cultivador de la novedosa expresión literaria, otros autores muchos para decir verdad- siguieron los pasos del maestro, aunque pocos destacaron en este difícil arte. Citamos aquí a los principales. En México, el barroco alcanzó su más elevada expresión poética con Ruiz de Alarcón y Sor Juana Inés de la Cruz. Cada escritor tuvo un estilo muy personal que lo distinguió de todos los demás; pero algunas fases permanecieron constantes. Esos aspectos, que pueden considerarse como característicos, son los siguientes: -Cultivo de formas poéticas clásicas: los poetas culteranos escribieron sirviéndose de las estructuras estróficas tradicionales, como el terceto, el cuarteto, la redondilla, el romance, la lira, la octava, el soneto, etcétera. -Uso exagerado del hipérbaton y de la elipsis: como los escritores culteranos recurrieron con exageración al hipérbaton, provocaron cierto desorden en la organización lógica de la oración y del párrafo. Tal desorden se acentuó cuando suprimieron artículos, conjunciones, preposiciones o expresiones oracionales completas o cuando se valieron de largas oraciones incidentales y explicativas. - Empleo de neologismos y arcaísmos: introdujeron muchas palabras consideradas en esa época como neologismos o arcaísmos, las cuales tomaron del griego, del latín, del italiano, etcétera. -Amplia libertad semántica: en frecuentes ocasiones a las palabras de uso común les otorgaron un sentido totalmente personal. -Citas mitológicas: multiplicaron las alusiones históricas y geográficas valiéndose de exuberantes citas mitológicas griegas y romanas. - Figuras retóricas: se sirvieron de copiosas figuras de retórica, como metáforas, metonimias, sinécdoques, comparaciones, paralelismos, gradaciones, aliteraciones, etcétera. - Manejo especial de la construcción gramatical: dispusieron de manera muy singular la construcción gramatical, con el propósito de provocar en el lector la sensación de efectos plásticos, como luz, brillo, sonoridad. - Temática: los temas que trataron tuvieron, entre otras, las finalidades de exaltar la belleza natural y considerar la existencia humana como un constante y paulatino morir.
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El Barroco: características generales de las letras y las artes espaciales y temporales. En las letras y en las artes espaciales y temporales, se pueden señalar de un modo general, no exhaustivo, los siguientes caracteres del estilo barroco: - el uso intensivo del contraste: luz-sombra, vida-muerte, día-noche, quietud-movimiento; - la acumulación de elementos estructurales y/u ornamentales, lo cual da la impresión de estilo recargado; - la rebeldía a la norma, o bien la libertad total del creador, que lo hacen aparecer como un arte o estilo caprichoso; - esta rebeldía señala no solamente el no ceñirse a normas, sino entregarse al impulso individual del artista; el Barroco "va de lo formado a lo informe": la recta se ondula, se curva, se convierte en voluta y torbellino; - el Barroco es un arte preocupado, angustiado por problemas religiosos, espirituales, que se manifiestan sobre todo en la pintura y; escultura del siglo XVII: el Greco, Ribera, Ribaita, Alonso Cano, Zurbarán, Berruguete, Velázquez, Valdés Leal, Bernini, Caravaggio, Reni, Tiépolo, etc.; - la actitud antirrenacentista. Los escritores ascéticos se muestran enemigos de la sensiblería y delicadeza profana y paganizante de la influencia italiana; - el estilo barroco realista se opone al idealismo neoplatónico del estilo renacentista. La mujer deja de ser el ente ideal, lejano, inalcanzable, "vale por sí misma, por la suma de primores que contiene, pero no trae mensaje ideal" (Guillermo Díaz- Plaja, Hacia un concepto de la literatura española) - es un arte dinámico e impetuoso, producto del impulso espontáneo, y por ello, desequilibrado; - el Barroco siente la nostalgia de la Edad Media ruda y heroica, época que "más atendía en dar que escribir que en escribir; antes a merecer alabanzas que a componerlas...”, como dirá Quevedo. Época, en verdad, sobria y austera: Carnero y vaca fue principio y cabo, y con rojos pimientos y ajos duros, tan bien comió el señor como el esclavo. (Francisco de Quevedo: Epístola Censoria); - estilo pictórico, de superficies recargadas de elementos ornamentales, en la arquitectura, la pintura e igualmente en poesía; - separa las armas de las letras. Y citamos de nuevo a don Francisco de Quevedo: "Quien llamó hermanas las armas y las letras, poco sabía de sus abalorios; que no hay más diferentes linajes que hacer y decir”. En nadie como en este gran autor podemos encontrar mejores ejemplos para demostrar otro carácter propio del Barroco: - desengaño de la vanagloria, pesimismo: “Yace aquella virtud desaliñada que fue, si menos rica, más temida, en vanidad y en ocio sepultada. Joya fue la virtud pura y ardiente; gala el merecimiento y alabanza; sólo se codiciaba lo decente. (Francisco de Quevedo: Epístola Censoria.) Frente a la indiferencia de los que gozan el poder o del buen vivir. Ejemplo de contrastes: el fasto de la corte y la alegría popular, en su pobreza encallecida, que se refleja en la picaresca y en el teatro de Lope de Vega. (Éste vivía su inmensa y pasajera gloria, mientras Quevedo padecía cárceles por sus rebeliones). Por un lado, ascetismo, preocupación por problemas tan fundamentales como la libertad, la moral, la predestinación, versus el libre albedrío, la conciencia dolorosa de lo transitorio del tiempo y la fama. Por el otro, afán de lucros, importación de mármoles de Carrara, sensualidad y menosprecio de los valores que movieron a la España del siglo XVI. Arriba, las luces de la corte; abajo, la canalla, el desbande de los instintos, el hambre. Ambas formas de experiencia se entremezclan, conviven en el teatro, en la novela picaresca. En la vida, como siempre. A veces, en un solo autor: elevaciones y caídas en Cervantes, Lope, Quevedo. En este último, por caso, obras ascéticas como Vida de San Pablo Apóstol; filosóficas: Providencia de Dios, de una parte, y de otra, satíricas como Los sueños, Vida del Buscón y Gran Tacaño u otras francamente groseras.
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En el contexto de la transición del Renacimiento al Barroco, es pertinente abordar un estilo que manifiesta rasgos que serán definidores del Barroco. Este estilo es el Manierismo: se desarrolló en Italia desde 1520 hasta finales del siglo XVI. Se empleaba por tanto la expresión “manierista” con la significación equivalente a modo o manera, y como tal los artistas que así eran designados se englobaban dentro del Renacimiento. Esta idea surgió a partir del siglo XVII, en que Bellori y otros opinaron que el manierismo era un movimiento de ínfima calidad, que se producía después del Renacimiento clásico. El término, entonces, ha tenido cierto sentido peyorativo y surge de la definición que críticos del siglo XVII dan de los pintores que buscan la perfección a la “maniera” de los grandes maestros del Renacimiento. El término se ha empleado fundamentalmente con dos significados distintos, debido a que en su origen se encuentra unido al término italiano “maniera”, que se aplicaba para designar a los artistas que eran meros imitadores de los grandes maestros, esencialmente, Miguel Ángel, Rafael y Leonardo, tanto para los que eran considerados como imitadores de una forma fría e impersonal como aquellos que incluían algún matiz creador u original. Es el momento en que se pierde lo más propio del clasicismo y la belleza clásica: proporciones, armonía, serenidad, equilibrio. Se representan temas religiosos con lirismo y fervor, temas mitológicos, que permiten expresar mejor ciertos sentimientos propios de la época, y temas alegóricos que ejemplifican los hechos históricos. El arte manierista es cortesano, intelectual y teatral. El manierismo es subjetivo, inestable. Los artistas se dejan llevar por sus gustos, alejándose de lo verosímil, tendiendo a la irrealidad y a la abstracción. Se prefiere, en escultura sobre todo, la línea o figura serpentinata, en que las figuras se disponen en sentido helicoidal ascendente. Se caracteriza, en su estado más puro, por composiciones en las que se rompe el equilibrio, líneas diagonales quebradas, espacios inestables, estilizamiento de los cuerpos, con cabezas pequeñas y extremidades desproporcionadas, que ocupan todo el cuadro y que contrastan con otras pequeñas figuras en la lejanía, audaces escorzos. Gusta la línea enroscada, los colores de tintas discordantes y efectos extraños de luz. Los paisajes son irreales.
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ACTIVIDADES PARA LA LECTURA DE ESTA GUÍA
Lee comprensivamente el contenido de ella. (Busca en un diccionario lexical los significados de palabras, desconocidos). Sintetiza su información a través de fichas de resumen o fichas de cita textual, en forma manuscrita o utilizando computador. Recuerda que el fichaje es una técnica empleada para resumir la amplia información que puede encontrarse en una extensa bibliografía, la cual puede considerar diversas fuentes. ¿Sus formatos? Son los que te señalamos a continuación: La ficha de cita textual: en ella se copian textualmente y entre comillas, los datos o pasajes que son considerados importantes para comprender la información. Ejemplo: El teatro de García Lorca Destino trágico de los personajes investigador
Tema de la investigación Título de la cita (Lo pone el investigador. Expresa la comprensión del texto citado).
“Lorca ve los conflictos, los tipos con mirada infantil e inocente. Pasan éstos como ráfagas apasionadas que el poeta no juzga ni puede someter. Aquellos personajes son fatales y trágicos. Y los protagonistas, en el momento culminante de la obra, suelen proclamar hasta qué punto son inocentes; es éste un rasgo común a todos los dramas lorquianos: la afirmación explícita del factum.” Pág. 340
Cita textual entre comillas
Página de la que se tomó la cita
Lázaro Carreter, F. (1973). Teatro de F. García Lorca. Apuntes y análisis. Madrid: Taurus. Información bibliográfica completa
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La ficha de resumen: cuando la información es demasiado amplia, se puede sintetizar; en este caso, el resumen reemplaza a la cita textual y no se pone entre comillas, porque no corresponde a las palabras del autor. La página se indica con la abreviatura Cfr., que significa confrontar, es decir, cotejar, comparar. Hay quienes usan, para este efecto, la expresión “véase”, que se señala en la información bibliográfica como “v” Ejemplo:
Los anfibios
Orígenes
Tema de la investigación
Título del resumen. Lo pone el investigador. Expresa la comprensión del texto resumido.
Durante millones de años, los vertebrados sólo vivían en el agua. Desde hace 325 millones de años, aproximadamente, empezaron a vivir en la tierra a causa de las grandes sequías. Sólo sobrevivían los peces que se adaptaron al nuevo medio. Algunos lograron adaptarse a ambos medios.
Resumen
Página de la que Cfr. p. 372 Página de la que se tomó el resumen Resumen resumen Otto,J y Towle, A.(1995). Biología Moderna. México: Mc Graw Hill,1995.
se tomó el resumen
Información bibliográfica completa
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PROFESOR/PROFESORA Myriam Aceitón Rosa Flores Bárbara Méndez Ramón Moraga Rosa Picarte Fernando Ramírez Cecilia Rousseau Nelson Trejos
CURSOS H J/K A/I F C/Ñ B/D/E L/M/N G/O/P
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