Res Cogitans -res Extensa 2y1c6x

Universidad de Ciencias Empersariales y Sociales Facultad de Psicologia y Ciencias sociales Licenciatura en Filosofía

Historia de la Filosofía Moderna “Res cogitas – Res extensa”

Profesor: S.M.

Alumna: E.V.

C.A.B.A., Abril de 2016

1. Introducción

No fue tarea sencilla recortar un tema para desarrollar en este trabajo, cuando Descartes deja abierto un amplio abanico de posibilidades para pensamiento moderno y cuando aun tengo muchos textos y pensadores por descubrir. Intentaré de abordar el planteo de Descartes acerca de la unión mente y alma. Siendo el cuerpo radicalmente distinto al alma, ¿Cómo es posible que el alma pensante actúe en el cuerpo o que las percepciones influyan en el alma? Antes de intentar acercarme a las posibles respuestas, desarrollaré el concepto del cogito cartesiano.

El cogito, conocimiento verdadero. Se puede dudar de todo, menos de que se está dudando y puesto que dudar es un claro ejercicio del pensar, no hay manera poner en duda el hecho de al dudar, estoy pensando. El cogito es el primer hallazgo de verdad, del cual Descartes no pudo dudar aunque quisiera. La evidencia de ésta verdad consiste en la absoluta claridad y distinción. Si pudiéramos establecer que el cuerpo se diferencia de la mente con completa evidencia, clara y distintamente, y que el cuerpo tiene como particularidad el hecho de ser extenso, o sea, que ocupa un lugar en el espacio, entonces se podría sostener la existencia del mundo exterior del que nuestro cuerpo forma parte. Puesto que dios no nos puede engañar en nuestras más firmes creencias, dada su bondad, si tenemos una percepción clara y distinta. Allí donde estoy yo, necesariamente hay pensamiento, y si dejo de pensar, dejo de existir. Por lo tanto, no soy cuerpo, sino una cosa que piensa, soy pensamiento o, como dirá Descartes en latín, soy una res cogitans. A partir de este descubrimiento, podemos extraer las siguientes conclusiones: Dado que puedo imaginarme sin cuerpo pero no puedo imaginarme sin pensamiento, debemos concluir que el cuerpo y el pensamiento son cosas distintas. Esta es una tesis importante porque muchos filósofos sostienen exactamente lo contrario: que el cuerpo y el alma son lo mismo. Si fueran lo mismo, diría Descartes, no podría imaginarme pensando sin cuerpo.

Relacionando esto con la distinción alma/cuerpo, Descartes se pregunta si son realmente dos sustancias separadas. Afirma que el alma es lo que nos define, somos un cogito, un ser que piensa y también una unidad en sí misma. Un cuerpo físico puede despedazarse en porciones más pequeñas pero no se puede concebir lo mismo con el alma. El alma es una sustancia que piensa. ¿Es posible la relación entre dos entidades tan distintas como el alma y el cuerpo? “Me enseña también la naturaleza, mediante esas sensaciones de dolor, hambre, sed, etcétera, que yo no sólo estoy en mi cuerpo como un piloto en su navío, sino que estoy tan íntimamente unido y como mezclado con él, que es como si formásemos una sola cosa. [...] Pues, en efecto, tales sentimientos de hambre, sed, dolor, etcétera, no son sino ciertos modos confusos de pensar, nacidos de esa unión y especie de mezcla del espíritu con el cuerpo, y dependientes de ella.”1

¿Cómo explicar esa conexión entre res cogitans y res extensa? Descartes apenas menciona en Meditaciones Metafísicas y luego desarrolla un poco más en Las pasiones del alma, al expediente glandular pineal, situado en el cerebro, como enlace entre ambos mundos: espacio y pensamiento. Esto le permite explicar a Descartes dónde ocurre la conexión pero queda sin explicar cómo. De éste modo pretende explicar cómo dos entidades tan distintas pueden estar tan íntimamente unidas. Hoy los estudios fisiológicos confirman que la glándula pineal es un órgano neuroendócrino, que libera sustancias activas ejerciendo su acción hormonal sobre órganos y tejidos. Se trata de una glándula de secreción interna y un importante componente de sistemas fotoneuroendocrinos, que libera especialmente melatonina, potente neutotransmisor que actúa en el sistema nervioso central. Esto está relacionado estrechamente con la hipótesis de Descartes, que tres siglos antes presentó al órgano epifisario como un transductor de señales, como centro de integración sensorial y relación con el mundo exterior.

Oposición al dualismo cartesiano Spinoza suponía lo mental y lo físico serían propiedades de una única substancia. En oposición a Descartes, sostenía que materia y mente procedían de una misma esencia. “… todo cuanto puede ser percibido por el entendimiento infinito como constitutivo de la esencia de una substancia pertenece sólo a una única substancia, y , consiguientemente,

R.Descartes, Meditaciones metafísicas con objeciones y respuestas, Cap. VI, trad. Vidal Peña, Madrid, Alfaguara, 1977. 1

que la substancia pensante y la substancia extensa son una sola y misma substancia…” Para Spinoza, la mente es la idea que tenemos del cuerpo.

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Por otro lado, Gallardo Vega en su artículo “La crítica de Wittgenstein al modelo cartesiano de la

mente”, propone

La doctrina cartesiana nos propone pensar que cada sujeto, o cada ser humano, vive dos historias que transcurren paralelamente: una vida física -la del cuerpo- que transcurre en el espacio y en el tiempo; y otra mental -los objetos y contenidos de la mente- cuya característica es que ocurre exclusivamente en el tiempo. La nota característica y cualitativamente distintiva de la existencia mental es que transcurre también de forma consciente.

http://v2.reflexionesmarginales.com/index.php/num14-articulos-blog/310-la-criticade-wittgenstein-al-modelo-cartesiano-de-la-mente

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B.Spinosa, Etica, trad. Vidal Peña, Buenos Aires, Agebe, 2012, p61.

1. Bibliografía B.Spinosa, Etica, trad. Vidal Peña, Buenos Aires, Agebe, 2012. O.Gallardo

Vega, La crítica de Wittgenstein al modelo cartesiano de la mente, Reflexiones Marginales, Nro.16

R.Descartes, Meditaciones metafísicas con objeciones y respuestas, trad. Vidal Peña, Madrid, Alfaguara, 1977. R.Descartes, Las pasiones del alma, trad. Francisco F.Buey, Madrid, Biblioteca Nueva, 2005. , , , El devenir histórico de la glándula pineal: II. De sede del alma a órgano neuroendocrino, REV NEUROL 2010;50:117-125. F. López-Muñoz F. Marín C. Álamo