VIDA Y OBRA DE ESOPO No está probada su existencia como persona real. Diversos autores posteriores sitúan en diferentes lugares su nacimiento y la descripción de su vida es contradictoria. Hasta la época en que vivió también varía según los autores aunque todos ellos coinciden en que vivió alrededor del 600 a. C.1 Heráclides Póntico, lo menciona como una persona natural de Tracia, nacido esclavo de Jantos y posteriormente liberto de Idmon.2 Fedro en sus fábulas esópicas, recopilación de fábulas de Esopo, le sitúa en la ciudad de Frigia. Suidas también dejó escrito que procedía de la misma ciudad.2 En un escrito atribuido a Planudes, atribuye el lugar de nacimiento de Esopo en Amorium de Frigia.2 En la época clásica su figura se vio rodeada de elementos legendarios e incluso se ha puesto en duda su existencia por algunos historiadores. Sus fábulas se utilizaban como libros de texto en las escuelas y Platón dice que Sócrates se sabía de memoria los apólogos de Esopo. 2 FABULAS DE ESOPO
El eunuco y el sacerdote Un eunuco fue en busca de un sacerdote y le pidió que hiciera un sacrificio en su favor a fin de que pudiera ser padre. Y el sacrificador le dijo: Observando el sacrificio, pido que tú seas padre; pero viendo tu persona, ni siquiera me pareces un hombre.
No debemos pretender lo que bien sabemos que no estamos en condiciones de obtener. La gallina de los huevos de oro Un granjero y su esposa tenían una gallina que ponía un huevo de oro cada día. Supusieron que la gallina debería contener un gran terrón del oro en su interior, y para tratar de conseguirlo de una sola vez, la mataron.
Haciéndolo así pues, encontraron para su sorpresa que la gallina se diferenciaba en nada de sus otras gallinas. El par de ingenuos, esperando llegar a ser ricos de una sola vez, se privaron en adelante del ingreso del cual se habían asegurado día por día.
Nunca destruyas, por ninguna razón, lo que buenamente haz adquirido y te está proveyendo de bienestar VIDA Y OBRA DE FEDRO (Cayo Julio Fedro; Macedonia, hacia 20-15 a.C. - hacia 50 d.C.) Fabulista latino de la época imperial, autor de cinco libros de fábulas en verso. Los pocos datos que se conocen de su biografía nos han llegado a través de su propia obra. Nació durante el principado de Augusto (entre los años 20 y 15 a.C.), en la provincia romana de Macedonia, posiblemente en Pieria, según se lee en el prólogo al libro III, vv. 17-20, donde el poeta se muestra orgulloso de haber nacido en la tierra patria de las Musas (en el monte Pierio). Aunque era esclavo, recibió una esmerada educación desde joven (sobre todo en latín, puesto que su lengua natal era el griego). Esto hace suponer a los críticos que fue llevado a Roma siendo todavía niño y que allí entró a formar parte del grupo de esclavos de Augusto, del que luego fue liberto. Este dato se encuentra en el título del principal manuscrito de Fedro (Codex Pithoeanus, del siglo IX), que lo presenta como "liberto de Augusto". Bajo el gobierno de Tiberio se ganó la enemistad del poderoso ministro Sejano, quien le acusó de haber hecho maliciosas alusiones personales tras la máscara anónima de los animales de sus dos primeros libros de fábulas. Fue condenado por ese supuesto delito y cayó en desgracia. Su estado de absoluta precariedad económica lo llevó a pedir el apoyo de libertos ricos e influyentes como Eutico y Particulón, a quienes dedicó dos de sus libros. Escribió sus tres últimas obras ya mayor y vivió hasta la época del emperador Claudio (4154 a.C.) o, en todo caso, del emperador Nerón (54- 58 a. C), si bien se ignora el año exacto.
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El lobo y el cordero FEDRO
A un mismo riachuelo un lobo y un cordero habían llegado, por la sed impulsados. En la parte de arriba estaba el lobo, y bastante más abajo el cordero. Entonces, excitado por su voracidad, el cazador un motivo de pelea introdujo; “¿Por qué", dijo, "me enturbiaste el agua a mí, que estoy bebiendo?” A su vez, el cordero, teniendo miedo: “¿Cómo puedo, te pregunto, hacer eso de lo que te quejas, lobo? El agua discurre de ti hacia mis sorbos".
Aquel, rechazado por la fuerza de la verdad, "Seis meses antes" dijo "hablaste mal de mí". Responde el cordero: "Ciertamente no había nacido". " Tu propio padre,¡Por Hércules!" dijo aquél, "habló mal de mí"; y, agarrado de tal manera, lo descuartizó en una muerte injusta.
Un piloto y un marinero FEDRO
Estaba una nave a merced de los varios y encontrados, vientos de alterado mar, y la tripulación con las lágrimas, temor y congojas de cercana muerte; serenóse de súbito el furioso temporal; continuaron bogando con próspero viento, y al punto se vio a los pasajeros., henchidos de gozo, solazarse con inusitada alegría. Mas el piloto, aleccionado con la experiencia del pasado peligro, dijo así. «Puesto que en la tierra andan siempre asidos de la mano el placer y la pena, mostrémonos tan prudentes antes de llegar al deseado puerto, que tanto las expansiones como las quejas sean siempre moderadas.» En la prosperidad teme; en la adversidad espera. VIDA Y OBRA DE MIGUEL LAFONTAINE Jean de la Fontaine (Francia, 1621-1695) Escritor francés que produjo las fábulas más famosas de los tiempos modernos. La Fontaine nació probablemente el 8 de julio de 1621, en Château-Thierry, y estudió en la Universidad de Reims. Durante muchos años siguió los pasos de su padre como inspector forestal del ducado de Château-Thierry. A partir de 1659 recibió la ayuda de diversos nobles e influyentes mecenas literarios. Su principal obra publicada fue una adaptación (1654) de Eunuco, del dramaturgo romano Terencio, pero su fama literaria reside en sus Cuentos y relatos en verso (1644). Fue miembro de un destacado grupo literario francés en el que figuraban los dramaturgos Molière y Racine, y el crítico y poeta Nicolas Boileau-Despréaux. Sus obras posteriores, entre las que cabe destacar nuevos volúmenes de Cuentos y relatos en verso (1667-1674) y tres colecciones de sus Fábulas (1668-1694), lo convirtieron en uno de los hombres de letras ses más eminentes de la época. En 1683 fue elegido miembro de la Académie Française, pese a la oposición de Luis XIV. La obra de La Fontaine influyó en buen número de escritores posteriores. Sus fábulas se distinguen por su agilidad e ingenio narrativo, así como por el amplio y sutil conocimiento que el autor tenía de la vida. Sus Cuentos y relatos están inspirados en el Decamerón de Giovanni Boccaccio, el Heptamerón de Margarita de Navarra, y Los cien nuevos cuentos supuestamente escritos por Antoine de La Salle, pero La Fontaine introdujo numerosas variaciones en estas historias, con una prosa y un ingenio únicos. También escribió poemas, libretos de ópera y obras de teatro. Entre éstas destacan el relato romántico en verso y prosa Los amores de Psique y Cupido (1669). La Fontaine murió el 13 de abril de 1695 en París. 2 FABULAS
Fábula de La Fontaine El león enfermo y los zorros
Un día el rey león cayo enfermo y su médico, que era una búho, le recomendó hacer reposo durante un tiempo. El león decidió entonces que como iba a permanecer mucho tiempo inactivo, solo y aburrido, que vinieran a visitarlo un animal de cada especie. Se aclaró que se otorgaba total inmunidad contra las garras del león, y que ningún invitado sería atacado. Así que todos los animales, eligieron un embajador y lo enviaron. Los zorros estaban eligiendo a ver quien sería el elegido, cuando uno de ellos interrumpió la charla y dijo: -¡Vengo de recorrer las inmediaciones de la cueva del león, y he podido ver que las huellas de quienes fueron a visitarlo, están todas en dirección a la entrada!, pero ninguna en dirección opuesta. Creo que este dato por si solo, debe inspirarnos recelo, ya que a pesar de las promesas de inmunidad, es fácil ver como se entra en la casa del león, pero imposible saber como se sale. Moraleja: En promesas no creas de ávidos malvados, su condición no cambia, ni enfermos ni postrados. Fábula de La Fontaine El ratón del campo y el de la ciudad Cierto día un ratón de la ciudad, invitó a comer a su amigo, un ratón del campo. Cuando el del campo llegó estaba el banquete servido, de forma muy elegante y con mucha categoría. La comida resultó excelente, un real festín. Pero la reunión no terminó bien. Escucharon ruidos en la puerta y el ratón de ciudad salió corriendo rápidamente del lugar; por lo cual el ratón de campo hizo lo mismo y salió tras el anterior disparando. Cuando el ruido terminó, volvieron los dos ratones: “Terminemos con estas exquisiteces, dijo el ratón de ciudad. -¡Yo me retiro! dijo el ratón de campo. ¡Buen provecho te hagan tus regios banquetes! no los envidio. Mi pobre alimento, como con tranquilidad, sin que nadie me inquiete. ¡Adiós! Placeres con inquietud poco valen.” VIDA Y OBRA DE AUGUSTO MONTERROSO
Biografía Augusto Monterroso nació el 21 de diciembre de 1921 en Tegucigalpa, capital de Honduras. Sin embargo, a los 15 años su familia se estableció en Guatemala y desde 1944 fijó su residencia en México, al que se trasladó por motivos políticos. Narrador y ensayista, empezó a publicar sus textos a partir de 1959, año en que se publica la primera edición de Obras completas (y otros cuentos), conjunto de incisivas narraciones donde comienzan a notarse los rasgos fundamentales de su narrativa: una prosa concisa, breve, aparentemente sencilla que sin embargo está llena de referencias cultas, así como un magistral manejo de la parodia, la caricatura y el humor negro.
Tito, como lo llamaban sus allegados, el gran hacedor de cuentos y fábulas breves, falleció el 7 de febrero de 2003.
Obra y crítica Es considerado como uno de los maestros de la mini-ficción y, de forma breve, aborda temáticas complejas y fascinantes, con una provocadora visión del mundo en el universo y una narrativa que deleita a los lectores más exigentes, haciendo habitual la sustitución del nombre por el apócope.[cita requerida] Entre sus libros destacan además: La oveja negra y demás fábulas (1969), Movimiento perpetuo (1972), la novela Lo demás es silencio (1978); Viaje al centro de la fábula (conversaciones, 1981); La palabra mágica (1983) y La letra e: fragmentos de un diario (1987). En 1998 publicó su colección de ensayos La vaca. Su composición Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí, está considerada como el correveidile más breve de la literatura universal. En 1970 ganó el premio Magda Donato, en 1975 el Premio Xavier Villaurrutia por Antología personal,1 y en 421 le fue entregada la condecoración del Águila Azteca, por su aporte a la cultura de México. En 1997 el Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala le otorgó el Premio Nacional de Literatura "Miguel Ángel Asturias". En 2000 le fue concedido el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en reconocimiento a toda su carrera.2 Augusto Monterroso Bonilla nació el 21 de diciembre de 1921 en Tegucigalpa, Honduras. La década de los noventa le traerá varios premios y distinciones honoríficas, entre los que sobresalen la Orden Miguel Ángel Asturias y el Quetzal de Jade Maya, de la Asociación de Periodistas de Guatemala; y en México, el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo. En el año 2000 se le concede el Premio Príncipe de Asturias de las Letras por su brillante carrera literaria. Hasta su muerte, acaecida en Ciudad de México en la noche del 8 de febrero de 2003, estuvo trabajando en la segunda parte de sus memorias, que comprenden desde los 16 hasta los 22 años de edad. A continuación ofrecemos algunas de las fábulas escritas por Augusto Monterroso.
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La Mosca que soñaba que era un Águila Había una vez una Mosca que todas las noches soñaba que era un Águila y que se encontraba volando por los Alpes y por los Andes. En los primeros momentos esto la volvía loca de felicidad; pero pasado un tiempo le causaba una sensación de angustia, pues hallaba las alas demasiado grandes, el cuerpo demasiado pesado, el pico demasiado duro y las garras demasiado fuertes; bueno, que todo ese gran aparato le impedía posarse a gusto sobre los ricos pasteles o sobre las inmundicias humanas, así como sufrir a conciencia dándose topes contra los vidrios de su cuarto. En realidad no quería andar en las grandes alturas, o en los espacios libres, ni mucho menos. Pero cuando volvía en sí lamentaba con toda el alma no ser un Águila para remontar montañas, y se sentía tristísima de ser una Mosca, y por eso volaba tanto, y estaba tan inquieta, y daba tantas vueltas, hasta que lentamente, por la noche, volvía a poner las sienes en la almohada.
El perro que deseaba ser un ser humano En la casa de un rico mercader de la Ciudad de México, rodeado de comodidades y de toda clase de máquinas, vivía no hace mucho tiempo un perro al que se le había metido en la cabeza convertirse en un ser humano, y trabajaba con ahínco en esto. Al cabo de varios años, y después de persistentes esfuerzos sobre sí mismo, caminaba con facilidad en dos patas y a veces sentía que estaba ya a punto de ser un hombre, excepto por el hecho de que no mordía, movía la cola cuando encontraba a algún conocido, daba tres vueltas antes de acostarse, salivaba cuando oía las campanas de la iglesia, y por las noches se subía a una barda a gemir viendo largamente a la luna.
2 LEYENDAS DE CÓMO UN ZAGAL SE CONVIRTIÓ EN ARZOBISPO ( leyenda ) Origen: Molacillos Si quieres oír la historia de un hombre que nacido del pueblo ascendió hasta codearse con los más altos cargos de la sociedad de su momento presta atención lector que voy a empezar mi relato. Esta historia que ahora se viene a mi memoria la oí yo cuando aun era rapaz en una de esas frías noches de finales de septiembre, cuando los trabajos en el campo ya eran más ligeros y nos juntábamos la mocedad en la cocina de alguna casa para echar un parlao o algunos bailes, para oír las historias de nuestros mayores y para ver a las mozicas que acudían a tal relevante acto. Pues bien, un día la tía Antonia, mientras remendaba las medias mil veces zurcidas nos contó esta historia, real a su entender sobre un zagal que llegó a obispo y que sufragó una nueva iglesia para tan miserable pueblo. “Lo que vos voy a contar ahora tenedlo por cierto aunque no lo aparente, y es que hubo un tiempo en el que la tortilla se dio la vuelta y un hombre que salió de entre nosotros subió a lo más alto y conoció al mismísimo rey de España, este buen hombre fue don Andrés y nació aquí n´este mismo pueblo. Todo comenzó un frío día otoñal, el último de noviembre, día de San Andrés, en una miserable casa de barro de esas de antes, con una cocina que hacía las veces de comedor, en torno a la cual estaban las alcobas y detrás el comedero donde dormía el burro y las pitas, si es que las había. En una de estas alcobas, mal adecentada, en la que entraba el frío de la noche por las buracadas tablas del sobrao carcomidas por el coronjo y mientras las bratas corrían por el suelo de barro pisado, en esta probe morada nació un criajo al que llamaron Andrés, como el santo del día, algo a lo que acostumbraban antaño. Su padre era criao, y pasaba tol día con las mecas por los praos y eran muchas las noches que quedaba a dormir con ellas, su madre le lavaba la ropa a los amos por lo que le daban algunos cuartos de vez en cuando y algún trozo de oveja las fiestas
mayores. Entre tanta miseria, sus hijos empezaban a trabajar desde mu jóvenes pa poder comer, aprendiendo el oficio de pastor, asin que ya con 7 años, Andrés empezó de zagal con su padre y ya a los once o doce años quedaba muchas veces solo con las ovejas en los praos que estaban aquí, a la vera el pueblo. Uno de estos días que Andrés estaba con las ovejas, sentado sobre una piedra en los Salgaos mientras con una cacha dibujaba garabatos en el suelo, se le acercó un hombre montado sobre su caballo que al ver al zagal le preguntó: -¿Qué escribes en el suelo? El rapaz le respondió que el no sabía escribir, como tampoco sabían los sus padres, sin embargo sobre la tierra había escrito sin apercibirse: “YO OBISPO O PAPA EN ROMA”. Pues resultó que aquel caballero era, ni más ni menos, que el Marqués de Villagodio, que sobre su caballo estaba recorriendo las sus tierras. El marqués entonces, al oír las palabras de Andrés quedó maravillado ante lo que el pensó que era un milagro divino, asín que marchó an ca´l zagal y le pidió a sus padres que le dieran a su hijo pa poderlo educar, sus padres con mucho gusto despidieron al muchacho, que iba tener una vida mucho mejor en el palacio del marqués. Fue así como este buen rapaz marchó a estudiar a los mejores colegios de la capital y con el paso de los años se hizo cura y llegó hasta Arzobispo de una gran ciudad, antaño mora, que llaman Valencia. Sin embargo nunca se olvidó Andrés de su pueblo y de su familia y cuando estos le hablaban de lo necesitados que estaban pronto se prestaba a ayudarlos. Así cuando le llegaron noticias al arzobispo de la situación del puente que daba al pueblo muy desmejorado por las fuertes riadas del Araduey, el mismo costeo la reparación del puente e hizo colocar en él su escudo para que sus paisanos vieran que no estaban desamparados y que contábamos con su protección. Conocía también don Andrés como la iglesia, que antaño estaba donde hoy está la casa consistorial y que estaba hecha de adobe como las casas, estaba al punto de arroñarse, fue entonces cuando se propuso construir un nuevo templo en su pueblo natal y así surgió esta iglesia tan grande que tenemos en el pueblo y que no la hay igual en los alrededores. En agradecimiento a sus padres adoptivos construyó bajo la iglesia un panteón para ellos, donde hoy reposan sus huesos. Más no vos puedo contar de don Andrés Mayoral, na más puedo decir, que deseando ver esta nueva iglesia, se puso en camino hacia su pueblo trayendo consigo un hermoso reloj que debía completar la obra, sin embargo la muerte puso fin a su viaje y no pudo cumplir su deseo, así como tampoco pudo entregar este su último regalo a sus paisanos ya que el reloj se perdió nel camino. Cada domingo que voy a misa sigo mirando a este nuestro buen patrón arrodillado en su oración eterna y le pido a Dios que un milagro como este vuelva a suceder y que alguno de vosotros que ahora me escucháis podáis llegar a lo más alto en esta vida.” Poco tiene de real esta bonita historia que hacía soñar a los más humildes en una época en la que era tan difícil ascender en la escala social, esta historia que aun cuentan orgullosos los naturales de Molacillos, no es más que un hermoso cuento.
La verdad es que nació este ilustre personaje en una familia acomodada, su padre Pedro Mayoral, provenía de una familia que gozaba de estabilidad económica y poseía diversas posesiones y rentas, y su familia disfrutaba del patronazgo de la capellanía perpetua de Nuestra Señora de la Concepción y de las Benditas Ánimas del Purgatorio, de la que sería capellán don Andrés Mayoral y desde donde empezó su carrera. Su madre, Catalina Alonso de Mella, por su parte pertenecía a una familia acomodada de la Tierra del Vino que poseía también importantes rentas y bienes, así como una Capellanía en Moraleja del Vino. Por otro lado, uno de sus hermanos y primogénito de esta madre, don Ambrosio Mayoral emparentado con la familia San Pedro de Coreses, con importantes posesiones, que fue regidor de Zamora, amasó importantes bienes y fue uno de sus hijos, don Andrés Javier José Mayoral, el primer marqués de Villagodio, pero eso ya es otra historia. Acabo este relato dándoles las gracias a todas aquellas personas que comparten su tiempo conmigo y me transmiten sus vivencias e historias, en especial a don Gerardo Martín Prieto, que en la sacristía de la iglesia del pueblo tantas historias nos contó cuando éramos niños. Autor: Manuel EL BURRO RABÓN DE TORO ( leyenda ) Origen: Toro Hace unos días un amigo mío me invitó a visitar la monumental e histórica ciudad de Toro. Es un vecino de mi ciudad que trabaja en una fábrica de automóviles. Una de sus aficiones, aparte de la gastronomía y el vino, es ver y rever; estudiar y reestudiar los pormenores e historias del pueblo de su mujer, Toro. Es un enamorado de la ciudad y la conoce palmo a palmo. Lo primero que me enseñó, llegando desde la tierra llana del lado de Tordesillas, fue el toro de piedra que está a la entrada de la ciudad. A unos metros más allá encontramos el Arco de Santa Catalina por donde dicen que entró Pedro El Cruel (D. Pedro I de Castilla), el 6 de Enero de 1316. Me guía mi amigo Ramiro por la calle Antonio de Migueles y Rejadorada hasta el Paseo del espolón, en cuyas cercanías se encuentra la famosa Colegiata de Toro. Después de dar un rodeo a esta iglesia monumental con verdadero aspecto de catedral, nos detenemos en la Puerta de Occidente o del Juicio, aunque más bien conocida como "El Pórtico de la Gloria" y también conocida como "de la Majestad". En este pórtico hay un sinfín de imágenes que representan diversos aspectos de los pecados capitales y otras figuras. Entre ellas me llamó la atención una , en la primera columna de la izquierda, que representa una caballería cargada de leña y que está caída y dos personas tratan de levantarla. Le pregunté a Ramiro qué representaba esta figura y me dijo que se trataba de la leyenda del Burro Rabón de Toro y que es, más o menos, como sigue: "Se trata de un leñador cuyo borrico venía cargado y a la entrada de la ciudad el pobre animal se le atolló. Por muchos intentos que hacía el pobre leñador no la
podía sacar del atolladero. Acertó a pasar por allí uno de los canteros (estamos hablando de los siglos XII-XIII) que estaban ocupados en la construcción de la Colegiata, y se prestó a ayudarle. Se pusieron de acuerdo en que el dueño del animal tiraría de la cabezada y el cantero ayudaría a levantarse la bestia tirándole de la cola. Fue tanto el esfuerzo que ambos hicieron, especialmente el cantero, que el pobre animal se quedó sin rabo. El dueño, viendo desfigurado al animal estimó que el cantero había obrado de mala fe y reclamó daños y perjuicios ante la autoridad competente. La autoridad, oídos los alegatos de ambas partes falló que el cantero entregase al leñador el monto del coste de la caballería y, por el contrario, éste se quedase en posesión de aquella hasta que le creciese el rabo". Parece ser que uno de los escultores presenció el juicio y quiso plasmar con su cincel la escena del leñador, el burro y el cantero, lo cual, usted, viajero curioso, podrá contemplar como yo la referida escena si se acerca hasta La Colegiata de esta bella ciudad castellana.
Autor: Estulano 2 NARACIONES EPOPEYICAS